Capitulo 1.

por Invitado Vie 28 Mar 2014, 3:38 am

El hombre estaba de espaldas cuando Harry entró en la cámara. Aun así, lo reconoció. El reconocimiento le oprimió los testículos, apretándolos con fuerza.

El gladiador estaba de pie encuadrado por la amplia ventana.

La luz del sol, hizo que su musculatura, esculpida con esfuerzo, resaltase. El bárbaro pelo era de la melena castaña de cómo un león, pero no con tanto volumen. La túnica, toscamente bordada, dejaba a sus musculosos brazos desnudos. Su piel, oscurecida por el sol, tenía blancas manchas de cicatrices producidas por los combates.

Este era, Louis, el gladiador. El poderoso Louis.

Harry temía que su conmoción y su lujuria fueran evidentes para todos los asistentes. No se atrevía a encontrarse con la mirada de nadie.

Había estado enamorado de Louis desde el momento en que el gladiador pisó por primera vez la arena y mató a los dos hombres que estaban destinados a ser sus verdugos.

Louis era el hombre más hermoso que Harry hubiera visto en su vida, no es que la vida de él fuera un tiempo excesivamente largo.

Harry, el soberano1 de la provincia de Shiliya, sólo había visto veintiocho veranos.

No estaba seguro de lo que había esperado encontrarse, aquí en su cámara de recepción, pero no era a Louis.

El gladiador no se volvió para mirarlo. Tal vez el gran número de asistentes y la grandeza de la sala le dijo que, alguien de gran importancia se encontraba tras él, y no era el tipo de persona que deslizaría cobardemente por la espalda, un cuchillo entre las costillas de nadie.

Si no por defensa, el bárbaro, al menos sí debería haberse vuelto por respeto a su superior.

Eligió no hacerlo.

Louis parecía estar viendo a Harry sin mirarlo.

Debido a que el bárbaro todavía no se había girado hacia Harry, no podía ser acusado de falta de respeto. Pero sabía que estaba ahí. El soberano notaba que el gladiador, sabía exactamente a quién tenía detrás.

Era una falta de respeto.

Y Harry no podía llamar al bárbaro sin perder autoridad. El mandatario únicamente podía ordenar. —Gladiador, de frente ante tu soberano.

Louis se volvió. Sus músculos fluyeron bajo su piel como meciéndose. Harry sintió una sacudida interior. De cerca, el gladiador era, aún más magnífico. El soberano nunca había visto su recio semblante tan de cerca. La irregular curva de sus cejas, sus ojos de un increíble color del cielo del desierto. Las cicatrices de los cortes de espada, en una ceja, en un lado de la nariz y en la zona del mentón.

Harry olvidó por un momento por qué estaba allí.

Ese hombre era el centro de todos sus sueños húmedos.

¿Cuántas veces había llevado su mano hacía sí mismo y susurrado el nombre del gladiador en la noche? De repente Louis estaba ahí, gloriosamente, en carne y hueso. Harry se sentía como si hubiera sido sorprendido en el acto mismo. No estaba preparado para este encuentro.

El gladiador era de la raza del desierto. Así de cerca, el salvaje olor llegó a Harry, exótico, diferente, intensamente masculino. El soberano sintió el calor de Louis, atravesar el estrecho espacio entre ellos.

Harry se tragó un juramento. Estaba tratando de mantener su dignidad imperial, mientras que su imperial polla estaba a punto de levantar, de sus rodillas, el borde de su túnica carmesí.

Paseó un poco, con pasos enérgicos y agitados, hacia la izquierda y de regreso, su erección se situó más arriba, donde podía ser camuflada bajo uno de los muchos, y verticales pliegues de la rica tela, en lugar de empujar hacia fuera y apuntando como una lanza a un condenado.

El delgado y fuerte regente del soberano, Marcus, echándose hacia atrás contra la puerta, habló en tono divertido —Pareces sorprendido, ma dahn.

—Bueno, podría ser —dijo Harry firmemente.

Tres años antes, cuando la reigna suprema, añadió las tierras salvajes a su provincia, Louis, el bárbaro, fue llevado hasta allí, la capital provincial, encadenado para ser juzgado. Harry juzgó y condenó a Louis a morir en la arena como un ejemplo para toda su rebelde clase.

Aunque, todavía significaba la muerte, una ejecución en la arena era un honorable fin a la vida de un hombre. Los delincuentes comunes no tenían una oportunidad en la arena. Louis nunca había sido común.

Al respetado condenado se le dio una espada corta como una oportunidad de vivir. La oportunidad era muy pequeña, ya que el verdugo entró en la arena mejor armado e igual de dispuesto a mantenerse con vida que el condenado.

Louis había sobrevivido a ese primer combate. Y a todos los siguientes después de ese.

Después que demostrase su valía, fue Harry quien indultó al bárbaro y le dio su libertad.

Una vez libre, Louis se permaneció en la arena, ahora como gladiador. El campeón a ese lado del imperio.

Y ahora se encontraba en la cámara de recepción de Harry, como un hombre libre.

La mirada del mandatario, se desvió hacia abajo antes que supiera que lo estaba haciendo. Los pantalones de piel sin teñir, de Louis, le encajaban perfectamente, mostrando una extraordinaria interacción de tendones en sus muslos y el abultado sexo en su ingle.

Harry se excitó.

Un ancho cinturón de cuero se ajustaba perfectamente alrededor de la firme cintura del gladiador. De él colgaba, una vaina para daga, vacía. Los guardias no habían permitido que Louis llevase el arma en presencia del soberano. Harry se quedó mirando la vacía funda como si fuera eso lo que atrajo hacia abajo su mirada.

El soberano mantuvo de cara al exterior, una máscara de impasibilidad en su rostro. Interiormente vacilaba por el pánico, al haber sido lanzado repentinamente, tan cerca del objeto de sus más calientes fantasías.

«Lo quiero».

Era dolorosamente consciente de todas las personas a su alrededor. Lastimosamente consciente del anillo para el pene, constriñendo su hinchado sexo.

Harry usaba uno de esos anillos, para ayudarle a mantener su interés cuando estaba con una mujer. A veces tenía problemas para mantener la erección. Aquí y ahora, estaba tremendamente interesado y pensaba que la maldita cosa podría matarlo.

Miró hacia arriba. Vio, o imaginó ver, un guiño de complicidad en los pesados párpados de Louis, y el repunte de la comisura de sus seductores labios.

La mirada del hombre rayaba la insolencia.

Idiotamente trastornado por la conmoción de encontrarse, de repente, cara a cara con su fantasía de medianoche, Harry no podía hablar. Su boca se había vuelto arena seca.

Debía hablar primero. Tenía que decir algo. Sus pensamientos se quedaron en blanco.

Entonces Louis inclinó la cabeza y se dejó caer de rodillas, suave y majestuosamente como un león arrodillado. Su aleonado cabello le caía hacia delante enmarcando sus facciones.

Y Harry recordó respirar.

El gobernador encontró su voz. —No te inclines ante mí, gladiador. No soy un príncipe. Soy un soberano.

Louis se levantó como un regio animal, sacudiendo su arenosa melena hacia atrás. Preguntó: —¿Un soberano es menos que un príncipe?

Oh dioses, la voz. Harry se había olvidado de su maldita voz.

En la arena, la voz de Louis era un salvaje rugido. Aquí era suave y baja, un agonizante barítono, poderosamente masculino, casi íntimo. El sonido acarició su sexo.

¿Dónde estaba? Las palabras. Louis había dicho algo.

Necesitaba responderle.

La pregunta era extraña y Harry buscó el sarcasmo en el extraordinario rostro de Louis. No encontró nada.

—No —le respondió con voz ronca. Su voz había bajado a las profundidades, pero al menos sonaba fuerte. Y su respiración llegaba más fácilmente ahora. La inclinación de Louis había roto el pánico que lo estrangulaba.

Harry gobernaba la provincia de Shiliya y este hombre sólo era un bárbaro rebelde, y que era libre por la misericordia y voluntad de él.

El mandatario luchaba por pensar que imagen le estaba transmitiendo a este hombre. Era estúpida y urgentemente importante saberlo. Harry siempre presentaba una regia y sensual imagen. Los raenthe eran personas sensuales, así como señoriales.

Trató de recordar lo que llevaba puesto, como si estuviera en una cita.

Harry recobró su disperso juicio. Recordó haberse puesto la túnica roja con los bordados en bronce y no en oro. Eso estaba bien.

El bronce era duro. El oro era suave.

No podía sentir la corona en la cabeza, pero estaba seguro que estaba allí. La corona era una banda de oro fino, por lo que Harry nunca la sentía. Como los finos anillos que siempre llevaba. Apretó los puños para asegurarse de que sus anillos estaban allí. Su cabello era rizado, casi negro. Sus ojos verdes esmeraldas sus pestañas eran tan espesas que nunca necesitaba resaltarlas con lápiz de ojos.

Tenía una buena constitución y era alto, no de mucha altura comparado con Louis, pero lo era.

Harry se volvió lánguidamente hacia su regente, haciendo caso omiso de Louis, y habló pasando del gladiador como si el hombre fuera un mueble. Se sintió aliviado al oír que su propia voz sonaba estable y bastante fría. —Marcus, ¿Realmente qué significa, colocar a un bárbaro entre mis guardias?

El asesor del mandatario, y en un momento dado regente, el general Marcus, era un veterano de muchas campañas. Había luchado contra los bárbaros al lado del padre de Harry. Una herida de hacha de una antigua campaña, formaba un cráter en un lado de su cara. Harry amaba y confiaba en Marcus como había amado a su padre.

Delgado, muy delgado, el general era todo músculo y hueso. La piel de Marcus parecía estar estirada sobre su esquelética cara.

Su audaz y arrugado rostro, estaba muy marcado. Sus ojos eran verdes como los de Devon, pero los del hombre eran pequeños y astutos, y mejor no hablar de las pestañas. Lo que le quedaba de cabello, era una dispersión de oscuras hebras en la brillante coronilla de su cabeza.

Marcus dijo: —Ma dahn, es el gladiador campeón, Louis.

Delante de los demás, Marcus llamaba en voz alta a su soberano respetuosamente ma dahn, mi señor. En privado, le llamaba Harry. A veces, el general tenía un lapsus y lo llamaba hijo.

A él no le molestaba.

Marcus había perdido a su hijo en la guerra. Harry había perdido a su padre.

—Puedo reconocerle, Marcus —dijo Harry secamente—. ¿Esto es sabio?

—Creo que es brillante —dijo el hombre con una sonrisa, y sus escasas cejas arqueadas.

—¿Tomar a un bárbaro como mi escolta personal en un viaje a la tierra de los bárbaros? —preguntó Harry. Marcus no podía estar hablando en serio.

Por su parte, el bárbaro, no dijo nada en su propia defensa. Louis no parecía prestar atención a Harry, y Marcus lo ignoraba y discutía sus méritos delante de él, como si fuera un esclavo en el pabellón de subastas.

Normalmente sería el general quien lo acompañara en sus viajes a tierras inestables como su primer escolta. Esta vez, Harry necesitaba que el hombre se quedase como su regente. Por desgracia, no había dos Marcus. Así que había encargado al militar la selección de un sustituto adecuado para que le sirviera como primer guardia.

Marcus llevó hasta allí a Harry, para que aprobase su elección.

Había elegido a Louis.

Harry preguntó suavemente —¿Quieres matarme, Marcus?

Alegres líneas arrugaron la tensa piel a los lados de los pequeños y brillantes ojos verdes de Marcus. —Harry, le prometí a tu padre que te mantendría “no-muerto” durante el tiempo que yo mismo me mantenga así. Has visto a este hombre en combate. Esto es lo que quiero a tu lado en las tierras salvajes. Tanto como poder tengo para insistir, insisto en que te lo lleves. Ma dahn.

El soberano cerró el puño amablemente y golpeó suavemente el duro y fuerte hombro de Marcus. —Debería lanzarte a la arena con esa cosa.

Louis, “esa cosa”, no mostró ninguna reacción. Pero Marcus se irguió lo más derecho que su, desencajada por la lucha, estructura permitiría. Había sobrevivido a heridas que habían matado a hombres con menor valía. Las heridas no habían acabado con el guerrero, pero lo habían dejado torcido. —¿Asumes que saldría perdedor en combate con tu gladiador? —preguntó Marcus, insultado.

Harry concedió —Creo que durarías más tiempo que sus otros oponentes.

—Oh, gracias por esa fe, ma dahn —dijo Marcus con sorna, luego alegremente admitió—: También lo pienso. Tómalo.

«¿Tómalo?».

La palabra había sido pronunciada inocentemente, pero se repetía en la cabeza de Harry completamente incorrecta.

«¿Tómalo? Oh no. Tómame».

La noción misma del gladiador tomándolo lo mareó. Y Harry era medio consciente de que Marcus seguía hablando: —Vas a las tierras salvajes. Y no puedo estar contigo. Estoy tratando de defenderte lo mejor que sé. Es tu decisión si te niegas, pero es el mejor que hay y, ma dahn deberías tenerlo.

«Oh, debería, pero eso nunca no podrá suceder».

El soberano dudaba que un hombre como Louis tuviera ningún uso para otros hombres. Y un hombre en la posición de Harry, no se doblegaba ante otro. Eso era completamente incorrecto.

Debía rechazar la elección. Debía desestimar al gladiador en ese momento. Ni siquiera podía pensar con claridad a su alrededor.

Sin embargo, se encontró con que no podía apartarse de Louis.

Preferiría extirparse su cuarta costilla. El gladiador estaba aquí. Y ahora que lo estaba, Harry temía no poder respirar si se fuese.

El general le dijo: —Maneja la lengua, ma dahn.

Al mandatario le fue difícil no ponerse a farfullar por la elección de palabras de Marcus. Los pensamientos de Harry estaban llevando cada declaración a sus zonas bajas. Cada palabra se distorsionaba hacia el sexo.

Apostaba a que Louis manejaba la lengua.

Marcus continuó: —Sería algo bueno tener a un hablante nativo al entrar en territorio hostil.

—¡Basta! ¡Basta ya! — Harry se dio por vencido—. Voy a llevarlo. Voy a tolerarlo.

Trató de sonar renuente.

por Invitado Vie 28 Mar 2014, 4:45 am

Ay yo me muero JAJAJAJJA
Es muy gracioso que a Harry no se le pare con mujeres pero este a punto de estallar solo por tener a Louis cerca.
Y que todo lo relacione de esa forma JAJAJ.
Seguila pronto por favor! bye ♥

por **Nelshipper** Vie 28 Mar 2014, 5:40 pm

Aii pero si harry se muere por llevarlo :3 ;)

por **BlahBlahBlah** Sáb 29 Mar 2014, 3:36 pm

"Apostaba a que Louis manejaba la lengua." Ay me muero JAJAJAJAJAJA
Eso sí que es estar caliente, por Dios!
Encima, que tenga que usar un anillo para el pene para mantener la erección cuando está con una mujer? JAJAJA fue lo más gracioso!
Cuando Louis le de, se va a sentir en el cielo este hombre!
Me está encantando ya! Seguila pronto! Besos <3

por **Smile♡.** Sáb 29 Mar 2014, 5:48 pm

ASADASDASDASDASDASD, ah. Muero, Harry haciéndose el serio cuando todo lo que se dice lo relaciona con saltar en la cama(?? y y y loUIS AHÍ SIN HACER NADA Y ES UN GLADIADOR, SABÉS LO QUE ES IMAGINARSE A LOUIS DE GLADIADOR? BASTA. Ah.
Esto está muy bueno, debes seguirla. no SÉ TE AMO POR SUBIR TAN GRANDIOSAS ADAPTACIONES, TE APLAUDO.
Cuídate :(L): .

por **camilarry** Dom 30 Mar 2014, 10:45 am

sigueeeee
esta buenisimaa =)

por **Jaidon.** Lun 31 Mar 2014, 2:20 am

¡new reader! síguela pronto cielo. xx

por **laloquitaluz@** Miér 02 Abr 2014, 3:19 pm

AYYY DIOSSS MEE MEEOOO,FUE TAN GRACIOSO Y ENCIMA EL PRIMER CAPI!!
bueno me presento,yo la mas linda la reina de llos gays (? Okno
soyy flopiii y tambieen tu nueva y fiel lectoraaaa C:
esta novela me hace acordar a un peli que vi que creo que se llamaba "La legion del aguila " o que se yo,cuando vi a los actores en la peli y como se miraron por primera vez grite en el cine "AMORRR GAYY CARAJOOO,SANTA MIERDAA QUE LINDOSSS" y bueee mi amigas querian desaparecer ah.
¿de donde sos??
¿cuantos años tenes???
¿¿sos virgen?? ah
ok esa no me la conteste si queres e.e
besosss,cuidateeee

por **Rebeca.** Miér 02 Abr 2014, 6:24 pm

La tensión sexual es insufrible ¬¬
No puedo esperar para que se queden solitos baba

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Sube pronto.

Rebe se despide.

por **ValeKuong** Jue 03 Abr 2014, 3:45 pm

´Siguela :D

por **julyALC** Dom 06 Abr 2014, 4:58 pm

No se que decir... llegue tarde pero, estoy de pie. Continua pronto porfavor... ¿sabes que me pasa con esta historia y todas tus adaptaciones? que no puedo elegir de todas cual es mi favorita... :o

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por Invitado Lun 07 Abr 2014, 12:38 am

(Segunda parte)

En la víspera de su partida, Harry caminó a grandes pasos, a lo largo de la columnata del segundo nivel de su palacio.

A su derecha, altísimos arcos presentaban una amplia panorámica de la capital provincial, la ciudad de Calista. La ciudad de Harry era preciosa, como se esforzaban para que fueran todas las cosas en el imperio raenthe, con elegantes edificios públicos de piedra color miel y techos de tejas rojas, agrupados en torno a la ordenadas avenidas, pintorescos puentes que atravesaban el río y espaciosas villas construidas alrededor de jardines con muchos árboles.

A su izquierda, una barandilla de mármol protegía la caída a una fosa de entrenamiento a nivel del suelo, donde los soldados a menudo practicaban mano a mano las habilidades contra los otros.

Harry miró hacia abajo, miró dos veces.

Allí, como si el deseo de Harry viera la luz, estaba Louis, rodeado de la guardia personal del mandatario. El bárbaro se parecía a un tolerante león jugando con una manada de cachorros bulliciosos.

Louis llevaba poco más que los pantalones y el cinturón ancho de cuero para la daga. Un lazo de cuero en crudo retenía su pelo castaño, aunque el amarre ahora estaba un poco flojo. El gladiador tenía un escudo de madera atado a su antebrazo izquierdo y esgrimía una espada también de madera, y sin filo, en la mano derecha.

Los hombres de Harry intentaban ataques contra el gladiador con armas sin filo. Louis los esquivó con facilidad, un maestro entre los estudiantes. Derribó, a los gemelos Milus y Silas. Los dos aterrizaron sobre sus posaderas contra la tierra con un único ¡Ahu! Louis dejó caer su espada y su escudo y levantó a los gemelos por los cuellos de sus túnicas, uno en cada mano, como si no pesaran más que cachorros. Los músculos de los brazos del gladiador lucieron como el acero forjado de Dascan. Las gotas de sudor brillaban en el vello castaño oscuro de su pecho.

Levantó los ojos y se cruzaron con los de Harry. La mirada de Louis se abrió camino directamente a través del intestino del mandatario, hasta su ingle. Su polla se levantó.

Los hombres en el foso, siguieron la mirada del gladiador. Al ver a su soberano en la barandilla, bajaron sus simuladas armas y todos le mostraron su respeto.

Louis levantó lentamente uno de sus poderosos brazos hacia el soberano. Giró su mano con la palma hacia arriba, y le señaló a

Harry, la arena de entrenamiento.

Sonrisas y jadeos se escaparon de los guardias. Milus y Silas se apartaron del bárbaro en caso de que al soberano no le hiciera gracia.

La boca de Harry se secó. Era un desafío.

Asintió bruscamente hacia abajo, aceptando el reto. Se apartó de la barandilla y bajo apresuradamente por las escaleras de piedra que rodeaban el foso. Sus hombres vitorearon. Harry le lanzó una mirada a Louis, asegurándose de que el bárbaro percibía ese sonido.

El mandatario se dirigió hacia el centro del foso.

Harry era alto, no el hombre más alto de allí, pero incluso entre las legiones de hombres poderosos, destacaba con el poder, la dignidad, y la belleza de un semental.

Su polla se puso descaradamente rígida bajo su túnica de brillante color añil. Eso, en esta ocasión, era correcto. Los hombres a menudo se excitaban al entrar en combate. Supondrían que era el reto lo que lo excitaba. Una erección mostraba un espíritu agresivo.

Era bueno para ellos ver a su líder listo y dispuesto a asumir el reto contra el gladiador campeón de las tierras salvajes.

Harry levantó la corona de oro de su cabeza, tirando de un mechón de pelo rizado que se aferraba. Se la pasó a uno de sus hombres, entonces revolvió sus cabellos rizados y sacudió la cabeza como si fuera un perro. Se desató las sandalias y se quitó todos los anillos de los dedos de sus manos y pies.

Cuando se puso de pie, listo, y con la espalda recta, Louis lanzó una espada de madera hacia él. Harry aferró el arma sin filo por su empuñadura y le dio un giro. Acortó el espacio entre ellos con un paso casual.

Sin saludo ni advertencia, el gobernante se dejó caer e hizo un barrido con su pierna por el suelo, rápido como una serpiente atacando, hacia los tobillos de Louis.

El gladiador esquivó por lo alto el barrido del pie, con un movimiento pausado por lo que no se le podía llamar salto.

Inmediatamente, la gran espada de madera de Louis apareció apuñalando hacia abajo a Harry.

La punta de la espada golpeó en la tierra, cuando el mandatario se apartó de su camino y se levantó de un salto.

Harry atacó rápido y duro mientras el gladiador estaba enderezándose. Éste desvió el ataque. El impulso del soberano lo llevó más allá de Louis. Harry barrió su espada defensivamente detrás de él, sintiendo la madera contra la madera cuando desvió el contra ataque del bárbaro.

Louis se retiró hasta el borde del foso circular.

Los dos se enfrentaron de nuevo, dando amplias vueltas el uno al otro. Volvían a los bordes con cautela tras acercarse.

El soberano permaneció ligeramente sobre las puntas de los pies. Sintió la suciedad entre los dedos y trató de medir la solidez de la tierra bajo él. Louis podía ser el gladiador campeón, pero Harry tenía la intención de ganar este combate. Sus ojos no se apartaban de su oponente, estudiando todo lo relacionado con el hombre, su equilibrio, su dominio, su postura, el ángulo de su arma.

La voz de Louis salió en un áspero murmullo —¿Quieres hacer un amago a la izquierda y golpear mis rodillas a la derecha?

Harry al instante se enderezó y dio un paso atrás fuera del juego, con la mano, el pulgar y dos dedos extendidos en señal de tiempo de pausa.

El bárbaro dio un paso atrás para permitir la pausa.

El soberano frunció el ceño ante Louis. —Bien, ¿cómo sabías lo que pretendía hacer? ¿Son las personas del desierto capaces de leer la mente?

Harry estaría en serios, serios problemas, si podía leer su mente. Louis le dijo: —Los ojos de los hombres pueden mentir. — Entonces su voz se hizo más tranquila, más íntima—. Los tuyos no lo hacen.

«Oh, mierda».

¿No lo hacen? ¿Qué otras cosas le estarían contando sus traidores ojos al salvaje? ¡Más les valía que estuvieran mintiendo¡ Harry rompió la tregua y cargó dentro de los largos brazos de Louis. Los hombres grandes nunca eran buenos en la lucha de aproximación. Los gigantes siempre contaban con su mayor alcance para ganar la pelea. El truco consistía en penetrar su guardia arriesgando la vida.

Y no funcionó esta vez. La espada de Harry giró en su mano.

Apuñaló al vacío, y él colisionó de lleno contra el duro cuerpo de

Louis. Sus fosas nasales, su boca y su cabeza se llenaron del masculino perfume del bárbaro, del calor del desierto y de fuego sexual. La cara, los labios y las pestañas de Harry se apretaban contra el pecho de Louis. El soberano sintió su cabello, saboreó su piel.

Harry enganchó una pierna alrededor del inflexible cuerpo, tratando de empujar su talón en la parte posterior de la rodilla de Louis y llevarlo hacia abajo, pero sólo logró presionar su erección contra el muslo del salvaje.

«Estaba muy jodido».

Allí, refregado cuerpo a cuerpo con el gladiador, Harry sintió que la hoja de la espada de madera de Louis golpeaba casi de manera casual en la parte posterior de su cuello.

«Y ahora estoy muerto».

Harry dejó que sus músculos se relajasen. Sus hombros se hundieron en la derrota.

«Mierda».

Exhaló en el poderoso pecho del hombre y juró como un soldado. Su oponente lo empujó.

Louis y Harry golpearon juntas la parte trasera de sus muñecas derechas en un saludo militar que quería decir “buena pelea”.

Entonces el mandatario se volvió hacia el público formado por sus guardias, y un gran número de otros hombres y mujeres del recinto de palacio, que se habían reunido a lo largo de la barandilla en la parte superior del foso, para ver la contienda. Estaban en un incómodo silencio. Harry notaba que no sabían cómo reaccionar ante la derrota de su Soberano.

Levantó los brazos, con las palmas hacia arriba a su pueblo, con una sonrisa irónica y les dio instrucciones —¡Llorad conmigo! Risas sofocadas rodearon el foso con sonrisas enormemente aliviadas. Todo el mundo pudo respirar. Se echaron a reír. Y el cántico comenzó. No era el familiar cántico de la arena de: ¡Louis!

¡Louis! ¡Louis! Los hombres y mujeres aquí, aclamaban a su soberano

—¡Harry! ¡Harry! ¡Harry!

El gobernante echó a un lado una severa mirada, para Louis.

Los ojos de Harry, los ojos que no podían mentir, le dijeron al gladiador, “anótalo bien, esta es mi gente”.

Louis observó la escena con una expresión muy bien guarecida. Sus ojos, de un pálido y polvoriento azul cielo del desierto, escanearon a los guardias en el foso y al anillo de espectadores en la barandilla. Los ojos del gladiador no le dijeron nada a Harry.

El mandatario encintó a sus pantorrillas de nuevo sus sandalias. Rechazando la ayuda de un asistente con sus anillos.

Estaba demasiado sucio para la joyería. Se enderezó y extendió las manos en un gesto de buscar algo a su alrededor.

Sus hombres sabían lo que buscaban y todos apuntaban hacia arriba.

La corona de Harry se había abierto camino hasta el segundo nivel. Un sirviente estaba apoyado en la barandilla con la corona de oro del Soberano. Ante su asentimiento, la dejó caer.

El soberano la agarró en el aire y la colocó sobre su despeinado y polvoriento pelo rizado.

Cuando empezó a caminar hacia las escaleras de piedra, ordenó a su gladiador —Camina conmigo.

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Hola!!!
Siento mucho no haber actualiza en tanto tiempo, ahora trabajo y me esta costando hacerme tiempo para hacer esto.
Espero que les guste la segunda parte.
Contesto los mensajes mas tarde:)))
Saludos

por Invitado Lun 07 Abr 2014, 8:32 am

Solo a el se le puede ocurrir terminar peleando cuerpo a cuerpo con Louis JAJAJAJ, para colmo que al parecer este puede leerlo muy bien.
Seguila pronto por favor! bye :)

por **ElectricBlue13** Lun 07 Abr 2014, 9:28 am

Realmente no se porque no lo lei ahora leo lo que subistes y me arrepiento pero voy a esparar a que lo adaptes bc es larry y bueno asi.Espero que la sigas,Liz! Saludos :)

por **Sthefy19** Lun 07 Abr 2014, 11:04 am

Síguela pronto porfa
Esta genial te espero bye
:bye: ;) ;) :P

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El gladiador del soberano. (Larry Stylinson) Terminada.

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