Chemical Love |NC|

Capítulo 1

—¿Podrías responder estos correos por mí? Por favor. 
—Paso, tuve mucho trabajo todo el día, y lo único que quiero hacer ahora es descansar. Habrá otro que querrá hacer tu trabajo, Carl. Adiós. 

Jessie se paró y se estiró un poco, ya que estuvo todo el día sentada en esa incómoda silla, la cual nunca se habían molestado en cambiar. Tomó su celular y las carpetas que se encontraban apiladas en su enorme escritorio. Sacó las llaves de su auto de su bolso y se dirigió escaleras abajo hasta llegar a la entrada y con sólo apretar el botón del control del auto, este se desbloqueó, dando paso para que ella pueda guardar sus cosas cómodamente.

Subió al auto rápidamente y trabó las puertas con seguro. Encendió el auto y emprendió marcha hacia su casa. Al llegar bajó cansada de auto y se acostó en la cama, sacándose antes los zapatos que estaban por romperle los pies. Estaba por quedarse dormida cuando siente el vibrar de su celular debajo de su almohada. 

Rodó los ojos y después de un suspiro cansado, contestó.

—¿Diga?
—Buenas tardes señorita Jessie —Qué tiene de buenas, pensó—. Lamento molestarla, seguro debe estar muy cansada, pero esto es muy importante.
—Suéltelo, quiero decir… ¡ay sólo dígalo!
—Tranquila. Tenemos una misión para ti, eso implicaría estar lejos de la ciudad, muy lejos —suelto un interesante «ajá» para que siga hablando—. ¿Estaría interesada?
—Quiero saber más. Esa información no me ayuda en nada, señor.
—Entonces, nos vemos en Starbuck’s en 30 minutos.
—Hecho. Lo veo ahí.

Jessie bajó las escaleras rápidamente, no sin antes arreglarse un poco. Subió al auto y a mitad del camino comenzó a llover. La gente entraba a sus casas desesperadamente mientras que algunos niños salían a disfrutar de la fuerte lluvia. Jessie se apresuró más y llegó. Bajó del auto con un paraguas en mano y entró apresuradamente al local. Miró por todos lados y encontró a la persona con la que había estado hablando hace unos minutos. Caminó hacia la mesa que tenía el número 14 pegado en ella. 

—Buenos noches —saludó amablemente.
—Buenas noches, señorita. Bueno, iré al grano, tengo una reunión dentro de unos minutos con mis jefes.
—Está bien.
—Básicamente, quisiera hablar primero del lugar al cual irás, con quiénes irás y qué investigarás —Jessie asintió interesada—. Bien, es lugar queda en los bosques que se encuentran en las afueras de Reino Unido, es el bosque más grande de esa zona, ¿lo conoces?
—No.
—Si aceptas, lo harás pronto. Quizá dentro de un día. Lo siguiente, irás acompañada de otras seis chicas, luego tendrás tiempo de conocerlas. Lo último, pero lo más importante, investigarás a seis “chicos”… —dijo haciendo comillas con los dedos.
—¿Por qué lo dice entre comillas, señor?
—Ya lo descubrirás, Jessie. Ellos, debo advertirte, son muy… especiales. No tienen sentimiento alguno en su cuerpo. 
Han matado a miles de personas a lo largo de sus vidas, y no tendrán piedad de nada. Los investigarán desde lejos, deben tratar de que ellos no se den cuenta de su presencia, algo podría salir mal si lo hicieran, y no queremos eso, para nada. Así que, queremos que seas cautelosa, al igual que tus compañeras. ¿Está bien? ¿Aceptarás?
Después de varios minutos de pensarlo seriamente. Pensando si sería una buena idea vigilar a seres que han matado muchas personas —y que, si las descubren ellas tampoco serían la excepción—. 
—Acepto.
—¡Muchísimas gracias, Jessie! No te arrepentirás, te pagaremos mucho por esta investigación. Bueno, si me disculpas, debo irme.
—Claro, señor.

Después de esa charla, Jessie se dirigió a casa más pensativa de lo normal. Estaba realmente nerviosa por ese trabajo que tendría que hacer, se olvidó preguntar cuánto duraría. No pudo pegar un ojo en toda la noche, ya que los pensamientos y fantasías le llenaban la cabeza a tal punto que, podría explotar si algún pensamiento de más entraba en ella. Pero logró quedarse dormida unas horas más tarde.

Al día siguiente despertó temprano, como de costumbre, muy cansada. Tomó un largo baño y desayunó. Su celular comenzó a sonar. Miró la pantalla y pudo ver el nombre de “Tomas Gelbert”, contestó.

—Hola, Tomas.
—Hola, Jessie. Am, Tompson me dijo que te avisara que un taxi pasará por ti en una hora para llevarte al aeropuerto para… tú ya sabes.
—Sí. Lo sé, gracias por avisar, y no te pongas mal. Estaré bien, me volverás a ver muy pronto.
—Eso espero. Adiós, te quiero.
—Adiós. Te quiero.

Cortó la llamada y se quedó mirando fijamente al suelo. Pensativa. Preparó sus maletas y se despidió de sus compañeros de trabajo. El taxi llegó después de una hora, justo. Subió a el y vio su casa, y el vecindario a medida que avanzaba. Se preguntó si volvería. Ya que, Paul le dijo que esos chicos las legaban a encontrar, el resultado no sería nada adorable.

Luego de media hora llegaron al aeropuerto. Algo nerviosa subió al Jet privado que Paul había preparado para ella. Cada chica tenía su Jet privado, y luego se conocerían en la isla. No era nada agradable la sensación de viajar sola en un Jet. Era bastante preocupante. 

Así pasaron cinco horas desde su despegue, sin poder volver atrás. Habiendo tomado una decisión que podría cambiar su vida, de una manera muy distinta. Sabiendo que un futuro muy inseguro le depara, y que no habrá tiempo para repararlo. Sabiendo que algún día, en esa isla podría estar entre la vida y la muerte. Corriendo peligro a toda costa. Sólo estaba segura de una cosa, esta investigación la cambiaría, de la manera que menos espera. Y también cambiará a otras personas. Haciéndoles saber que, los sentimientos, por más ocultos que estén, nunca podrán arrebatarlos.

Haciendo saber que, uno no puede negar lo que siente. Y encontrará en aquellos sin sentimiento alguno, la salida a la felicidad.

Hará amar a aquellos que no pueden hacerlo.

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Es corto porque es como una pequeña introducción.