Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]

Hola,bueno creo que ya me conocen y si no bueno me presento me llamo Tania,tengo 19 años y soy de Mexico esta es mi segunda adaptacion la primera fue Una casa para dos corazones Bueno,esta es una de mis novelas favoritas esta genial,espero que les guste tanto como a mi :)

Nombre:"Pasiones Encadenas"Adaptacion [Nick y tu]
Autor: HeyitsNicktanii
Adaptación: Si,es de la escritora Vicki Lewis Thompson
Género: Bueno creo que seria,romance y hot
Advertencias:Bueno esta nove tiene escenas un poquito mas hots que la novela anterio,por que bueno la protagonista es un poco liberal(?,haha creo que eso serian todas las advertencias

_____ Baxter había salido de su pequeño pueblo dispuesta a comerse Nueva York. Iba en busca de emociones, aventuras... y sexo. Su primer objetivo fue el atractivo Nick Jonas, un tiburón de Wall Street. El problema fue que, una vez que lo tuvo en la cama, no quería dejarlo marchar.
Nick Jonasr jamás había conocido a una mujer tan sexy y desinhibida como _____, pero sabía que para ella no era más que el primero en su lista de futuras conquistas. Lo único que podía hacer era convencerla de que él era todo lo que ella deseaba... y de que no necesitaba a nadie más.

"Prologo"

Se había quedado en la estacada.
____ Baxter agarró otra copa de champán y se propuso sacarle el mayor partido posible a la situa­ción. Ya no podría compartir un piso de soltera en Nueva York con su mejor amiga, Taylor. Tendría que ex­perimentar ella sola el tipo de vida que tanto tiempo llevaba deseando.
Durante seis meses había albergado la secreta espe­ranza de que Taylor cancelara su boda. Pero aquella ma­ñana todo el pueblo de Virtue, en Kansas, se había con­gregado en la iglesia baptista para asistir al enlace deTaylor y Joe Miller.
En el Grange Hall, donde se celebró el banquete, ____ se dio cuenta de lo acertada que había sido la elección de su amiga. Nadie mejor que Joe para apla­car los ánimos de esa rubia temperamental y man­dona.
Taylor le había prometido a ____ que seguiría estando en Nueva York para ella, pero _____ sabía que no sería como lo planearon en el instituto. No era culpa de Tay. Había dejado su pueblo natal tres años y medio atrás, decidida a probar suerte en la gran ciudad y, con los hombres, mientras que ____ era mucho más precavida, y además estaba atada por las obligaciones familiares, que no se atrevía a ignorar. Mientras se es­forzaba por estudiar a distancia en la universidad, su amiga conoció a Joe durante un viaje navideño a Saks. A pesar de su esmoquin y su apartamento en Manhattan, Joe resultó ser un tipo afable y divertido, al que le gustaba la cerveza y el baile. ____ estaba convencida de que había enamorado a Joe por su sencillez más que por ser un agente de Bolsa.
Pero no por ello dejaba de ser un agente de Bolsa, y _____ se preguntaba qué pensaría de aquel banquete en el Grange Hall, con manteles desechables y serpen­tinas de colores.
Taylor había querido que los invitados estuvieran có­modos, y por eso habían servido ensalada de gelatina y champán rosado en vez de caviar y Dom Perignon. Ha­bían usado una cinta de música en vez de una banda de Kansas, y para los regalos bolsas de tul de M & M en lugar de bolsas doradas de Godiva. Tom parecía estar de acuerdo con todo, pero a ____ la curiosidad la car­comía por dentro.
Los padres de Joe eran de un pequeño pueblo de Indiana, por lo que seguramente se sentirían como en casa, Y por suerte, Nick Jonasr, el padrino de Joe, no había asistido por culpa de la varicela, según había in­formado Joe, la familia de Nick estaba forrada.
-¡Eh, ____, es la hora de la giga irlandesa! -la llamo Joe desde la pista de baile-. ¿Te animas?
Su hermano Kenny se echó a reír.
-¿Quién ha dicho que sea capaz de bailar la danza irlandesa?
-Yo lo he dicho -respondió ella dándole un golpe en el brazo.
Apenas se acordaba de los pasos de baile que dio en el Pizza Palace con un par de cervezas de más, pero podía hacerlo. Había visto el vídeo de Ríverdance al menos cien veces, y mientras trabajaba en el granero solía zapatear con fuerza para desahogarse de la frus­tración sexual.
-Oye, hermanita, ver un vídeo no es lo mismo que...
-Aguántame esto -le tendió la copa a Kenny-. Y prepárate para quedarte pasmado -había tomado el champán suficiente para cobrar seguridad y lo bas­tante poco para que no afectara a su equilibrio.
Kenny se mostraba tan arrogante porque en el úl­timo minuto había tenido que desempeñar el papel de padrino. Gracias a unos cuantos imperdibles había po­dido lucir el esmoquin confeccionado para Nick. Ver a un joven de diecisiete años con su primer traje podía ser realmente ridículo.
Su hermana menor, Sue Ellen, de apenas tres años, batió las palmas.
-¡Vamos, ____!
-¡Lo haré! -dijo _____, y miró con orgullo a su hermanita. Adoraba a la pequeña, aunque fuese ella la causa que la había mantenido en Virtue esos tres años de más. Su madre no podría haberse ocupado sola de otra hija, sobre todo con cinco niños más que no llega­ban a los catorce años y con un marido que apenas ga­naba lo suficiente para mantenerlos.
-¡Apuesto diez dólares a que no puede hacerlo! -gritó Clem Hogarth-. ¿Alguien acepta?
-Vas a perder, Clem -____ pensó que lo hacía por rencor, ya que había roto con él seis meses atrás.
Le había dicho que tenía una sorpresa, y cuando ella se imaginó que por fin recorrerían doscientos kilóme­tros hasta un motel, se encontró con los asientos trase­ros de su coche tapizados.
Aquella noche le juró que jamás se acostaría, con él ni con nadie, en el asiento trasero de un coche. Para las chicas solteras de Virtue eso era lo mismo que adoptar el celibato, pero Nueva York era otra cosa. Era una vida completamente nueva, y ___ se moría de impaciencia por vivirla.
-Yo acepto, Clem -dijo Joe-. Si ____dice que puede, entonces es que puede.
-Apuesto otros diez a que sí puede -dijo Taylor, y le hizo a ____ un gesto de ánimo con el pulgar.
_____ les sonrió mientras la música de violines em­pezaba a sonar. Desde que estaban en el instituto el lema de Taylor y el suyo había sido: «Finge hasta que lo consigas» Todavía no le había fallado, así que se le­vantó la falda y, dio todo lo que tenía.

Bueno espero que les guste,si veo varios comentarios mañana subo el primer capitulo byee :bounce:

HOLA
PRIMERA LECTORA (OTRA VEZ)
SE VE GENIAL
SIGUELAA!!!

Ooo me encanto!:) lo siento, nueva lectora! Acabo de leer tu otra adaptación y debo confesarte que la A M E! bueno, en realidad ame a Sigmund! Es tan tierno!*-* Jaja bien... Por favor siguela pronto! Esta realmente genial el Prologo!:) xoxxo

me encanto es muy chistosa y emocionante

tienes que seguirla pronto ah y soy nuena lectora

Hola nueva lectora
Siguela XD

Hola!!como estan?espero que bien,bueno aqui les traigo el primer capitulo,espero que les guste y muchas gracias por sus comentarios,y bienvenidas,bueno como tal vez me cambie de casa,quiero subir capitulos diario para avanzarle,pero eso depende de cuantos comentarios vea,para saber si les esta gustando,bien si mas les dejo el capitulo disfrutenlo :lol:


Capitulo 1

Seis meses después...

-Oh, Joe tienes la barbilla manchada de salsa -Tay se inclinó hacia su marido y lo limpió suave­mente con una servilleta.
Joe...Nicholas tomó un bocado de su estofado de carne y dio gracias a Dios por ser un hombre soltero. Los diminutivos solo eran la punta del iceberg del ma­trimonio. Joshep se había vuelto loco cuando conoció a Yat un año atrás.
Se habían acabado los partidos de tenis, las noches de baloncesto, los partidos de fútbol, la cerveza... Des­pués de llevar seis meses casados,
Joseph empezaba a comportarse como un ser normal, aunque Nicholas du­daba de que llegase a ser normal del todo.
Aunque de vez en cuando retomaban algunas de las antiguas actividades, no podía compararse a los vie­jos tiempos. Tay se había convertido en el centro de su mundo y lo había vuelto débil y vulnerable. El ma­trimonio era una aventura muy arriesgada. Joe podía parecer feliz, pero era porque estaba tan arrullado por el dulce sonido de las tranquilas aguas conyugales que no podía oír el estruendo de las cataratas hacia las que se dirigía.
-Tal vez me la haya manchado a propósito para ver si eras capaz de relamerla tú -le dijo Joe a su mu­jer.
Nick dejó el tenedor sobre la mesa.
-¿Estáis seguros de que no preferís quedaros so­los? -cuando aceptó la invitación a cenar no se había dado cuenta que estaban celebrando sus primeros seis meses de casados. A Nick nunca se le hubiera ocu­rrido que la gente celebrase los semestres, pero enton­ces descubrió que ellos dos lo celebraban cada mes.
Todo aquello era extraño para él. No recordaba que sus padres hubieran celebrado nunca un aniversario. Cómo iban a hacerlo, con su madre viviendo en París y su padre en la mansión al norte del estado. Mucho tiempo atrás Nick había oído la frase matrimonio de conveniencia, y había comprobado que casi todas las parejas ricas lo llevaban a cabo.
Se preguntaba cuántas de esas parejas habrían em­pezado como Taylor y Joe. No eran precisamente ricos, pero el divorcio llegaba a todas las capas de la socie­dad, Nick deseó que no acabaran igual que sus padres pero no se atrevía a asegurarlo.
-Ya nos quedaremos luego a solas -Tay le hizo un guiño a Joe-. Además, esta noche te hemos invi­tado porque tenemos una sorpresa especial para ti.
-¿Ah, sí? -no podía imaginarse de qué se trataba. Ya sabía lo del bebé. teniendo en cuenta que Taylor iba por el sexto mes de embarazo-. ¿Gemelos?
Joe se echó a reír.
-No, a menos que uno esté escondido.
-No, no son gemelos -dijo Taylor-. ¡Ya tenemos el álbum de la boda!
-¿En serio? -Nick intentó parecer entusiasmado.
Las fotos de boda lo ponían nervioso, con tantas caras sonrientes y optimistas.
-Como no pudiste asistir, hemos pensado que te gustaría ver las fotos -sugirió Taylor.
-Son fotos muy, bonitas -dijo Joe-. El hermano de _____, parece medio decente con tu esmoquin.
-Sí, bueno, siento lo de la varicela -se disculpó Nick-.
¿Quién se lo habría esperado? La había con­traído a los treinta y un años porque de niño había es­tado tan protegido que había sido imposible que algo le pasara. Aunque todavía se preguntaba si había sido una gracia del destino para ahorrarle una ceremonia matrimonial.
-_____ aparece en muchas de las fotos -dijo Taylor-.Y ya que se muda a la ciudad el mes que viene, he pensado que podrías sentir curiosidad.
-¿Eh? -Nick se puso en alerta.
No tenía la mínima curiosidad, pero sospechaba que Taylor le iba a dar una razón para tenerla.
-Tengo que hacerte una confesión -Taylor apartó el plato y apoyó los brazos sobre la mesa.
-¿Una confesión? -las sirenas sonaron en su ca­beza. Odiaba las confesiones.
-Tenía la esperanza de que cuidarás de _____ los primeros días de su estancia.
Nick estaba pensando en una manera cortés de mandarla al infierno, cuando Joe intervino:
-¿De qué estás hablando, Tay? No me habías con­tado nada de eso.
-No te conté nada porque temía que le dieras de­masiada importancia.
-Es lo que estoy haciendo ahora.
-Eso -dijo Nick-.Joe y yo prometimos hace muchos años que jamás nos tenderíamos una trampa el uno al otro.
-Tranquilo, amigo -dijo Joe-. Le dije que nada de trampas. ¿Verdad que sí, Taylor?
-Sí, me lo dijiste.
-¿Lo ves? -Joe seguía preocupado-. Se lo dije.
-Esto no es ninguna trampa -replicó Taylor-. Ne­cesito que alguien cuide de ella, al menos durante un tiempo. Te estaría eternamente agradecida, Nick.
-Eso suena como una trampa -le dijo su marido.
-Pues no lo es, porque _____ odia los compromi­sos tanto como Nick, después de haber criado a todos sus hermanos.
-Oh, bueno, eso tiene sentido -Joe pareció más aliviado-. ¿Cuántos hermanos y hermanas tiene? Son tantos que nunca los puedo contar a todos.
-Seis -respondió Taylor-._____ es la séptima, y siempre le han endosado la labor de cuidarlos. Está hasta el gorro de labores domésticas.
-Siete niños -para Nick era algo inconcebible-. ¿Es por su religión o qué?
-Es porque en Virtue no hay, mucho más que ha­cer -le dijo su amigo.
-Sí, pero se puede hacer y no sufrir las consecuen­cias.
-En Virtue no -Joe señaló la barriga redonda de Meg.
-Oh, por amor de Dios -exclamó Taylor-. En Vir­tue también conocemos los métodos anticonceptivos. A los padres de ____ les encantan los niños y no pu­dieron resistirse a la tentación de tener unos cuantos. Además, no les gusta nada que ____ se venga a Nueva York. Seguramente tenían la esperanza de que su hija se casara con algún granjero local y se quedase en el pueblo.
-Parece que sus oraciones no fueron oídas -dijo Nick.
-Claro que no, ya que se muda la semana que viene. Menos mal que hay una vacante en Babcok y Trimball, o también tendría que preocuparme de su si­tuación laboral.
-En mi opinión ya has hecho bastante al procu­rarle ese puesto de Relaciones Públicas -dijo Joe-. No veo por qué tienes que pedirle a Nick que...
-No lo entiendes. ____ y yo somos amigas desde tercero. Siempre habíamos soñado con vivir juntas en Nueva York. En principio iba a ser yo quien estuviese con ella, pero no creo que le guste mucho tener como acompañante a una mujer casada y embarazada.
-En eso estoy de acuerdo -dijo Joe-. Pero ¿por qué no puedes pedirle el favor a alguien del trabajo? A alguna mujer...
-No se me ocurre nadie. Es un tema muy deli­cado. _____ nunca ha cruzado el Mississippi y nunca ha salido con alguien que no fuera un granjero. Lleva tanto tiempo esperando venir aquí que temo su im­prudencia.
Nick se relajó un poco.
-¿Nunca ha salido de Kansas?
Taylor negó con la cabeza.
-Lo máximo que _____ ha estado en una gran ciu­dad fue el fin de semana que pasamos en Kansas en nuestro segundo año de carrera. ¿Ves a lo que me re­fiero?
-Supongo que sí -de modo que ____ era una chica rústica... Tal vez no fuera un desafío, después de todo.
Taylor le acercó la fuente.
-Tómate la última porción, Nick. Y aquí tienes más patatas y zanahorias.
-Gracias Nick aceptó la fuente y supo que tam­bién acabaría aceptando la propuesta. Joseph Miller era el mejor amigo que había tenido en su vida, al­guien a quien no parecía importarle la riqueza de Nick. Pero no iba a ponerlo tan fácil-. Debo decir que a mí me sigue pareciendo una trampa.
-¿Cómo puede ser una trampa si ______ no tiene el menor interés en encontrar un novio fijo? -preguntó Taylor-.Tranquilo, no será tan malo como parece. Hasta Joe puede decirte lo encantadora que es, ¿verdad, Joe?
-Sí, pero...
-Vamos a ver esas fotos -dijo Taylor, y salió de la habitación.
-Sé sincero -le dijo Nick a Joe en voz baja-. ¿Es muy fea? Sabes que no me importaría, pero sería bueno saberlo de antemano. Supongo que lo haré, pero...
-No es fea en absoluto, aunque tampoco diría que es tu tipo. A ti te gustan altas y refinadas, y ella es... bueno, más bien bajita y alegre.
-Pero si no es una trampa no importa si es mi tipo o no.
-Eso es.
-¿Tú crees que es una trampa?
-Taylor dice: que no lo es.
Nick sabía que Joe no traicionaría a Taylor, así que no insistió. Podía manejar a una chica campestre de Kansas incluso con una mano atada a la espalda.
-De acuerdo, entonces es una chica alegre. Su­pongo que es un buen rasgo para alguien que se de­dica a las Relaciones Públicas.
-Claro -Joe pareció contento de dejar el tema de la trampa-. Lo hará muy bien. Taylor es una autén­tica apisonadora en conseguir lo que quiere, pero ____ lo consigue haciéndote reír.
«Igual que tú», pensó Nick, y se sintió mejor. Aquella mujer sería la versión femenina de Joe.
-Tiene el pelo castaño y rizado, unos hoyuelos adorables y le encanta hablar. No hay nada que la haga callar.
-Es una espina en el trasero, ¿verdad? -Nick se preocupó otra vez-. Puedes decírmelo.
-No, no es ninguna espina, a menos que te cruces en su objetivo. Bajo esa encantadora sonrisa puede ser extremadamente cabezota. Figúrate, Taylor había encar­gado rosas rojas para los ramos de la boda, y cuando llegaron las flores resultaron ser rosas blancas. Taylor se preocupó mucho y estuvo a punto de montar en có­lera, pero ____ le prometió que conseguiría cambiar­las sin armar un escándalo. No sé cómo lo hizo, pero cuando el órgano empezó a sonar todos los ramos de la boda eran de rosas rojas.
-Aquí está el álbum -Taylor apareció con un libro forrado de piel del tamaño de un diccionario enciclo­pédico.
Nick se armó de paciencia. Había docena de fotos, y verlas todas era como comerse un gran plato de galle­tas saladas sin una buena taza de café. Si al menos tu­viera la certeza de que aquel despliegue de pompa y alegría iba a tener un final feliz... Pero no era así, por lo que todo le parecía una monumental pérdida de tiempo y dinero.
-Aquí está, caminando por el pasillo.
Nick miró obediente la foto que Taylor le indicaba, y vio a una mujer que definitivamente parecía dema­siado dulce para él. Le recordaba a la princesa de un cuento de hadas, y él ya había abandonado las fanta­sías azules mucho tiempo atrás. Llevaba un vestido co­lor lavanda con mangas vaporosas, una corona de flo­res en la cabeza, y, tal y como Joe le había dicho, tenía el cabello castaño y rizado y unos simpáticos hoyue­los.
No tenía el aspecto de ser una mujer que se mu­riera por vivir en la gran ciudad. Tal vez Taylor hubiera sobreestimado su imprudencia.
-¿Ves lo guapa que es? -Taylor la señaló con el dedo-. No te será muy duro acompañarla por unos días, ¿verdad?
-Supongo que no -dijo Nick, y observó la foto con más detenimiento.
La chica era definitivamente alegre, con esa sonrisa que provocaba más sonrisas. Nick se dio cuenta de que él mismo estaba sonriendo y se puso serio.
-Te gustará-dijo Meg-. Es muy fácil tratar con ella. Y le gusta mucho hablar.
-Eso ha dicho Tom -una auténtica parlanchina, pero siempre era mejor eso que un silencio incó­modo.
Además, tenía que admitir que le gustaba el modo en que caminaba, con los hombros hacia atrás y la ca­beza muy alta. Tenía unos pechos voluptuosos y una cintura estrecha, pero no pudo apreciar sus piernas porque el vestido le llegaba hasta los tobillos. No era que su físico le importase, pero el aspecto la ayudaría en su nueva vida social.
-¿Lo harás? -preguntó Taylor.
-¿Cuánto tiempo crees que tendré que cuidarla?
-Oh, no sé. Una semana, tal vez dos...
Nick asintió. Ya estaba convencido de que _____ no presentaba ninguna amenaza a su preciada vida de sol­tero. Si no se había dejado seducir por mujeres que ha­blaban tres idiomas y que vestían ropa de diseño, no tendría el menor problema en tratar con alguien con briznas de heno en el pelo.
-¿Y dices que llega el próximo jueves?
-Eso es. El jueves -Taylor hojeó el álbum-.Joe y yo la ayudaremos durante el fin de semana a buscar piso -miró a Nick-. Si pudieras venir el sábado, sería un modo discreto de presentaros. Luego, podrías en­cargar una pizza por la noche y conoceros un poco más.
-Está bien -Nick se fijó en una foto que debía de haber sido tomada durante el baile del banquete-. ¿Es esta?
Taylor se echó a reír.
-Sí, esa es ____ En aquel momento todos tenía­mos unas cuantas copas de champán en el cuerpo, y Joe la sacó a bailar una giga irlandesa. Hubo quien apostó a que no era capaz.
-Y no lo era -dijo Joe riendo-, pero el chico de la apuesta estaba tan concentrado mirando sus piernas que no se dio cuenta de que lo estaba haciendo fatal, así que Taylor y yo ganamos.
Viendo la foto Nick no pudo decir si ____ sabía bailar o no, pero de lo que no había duda era de que tenía unas piernas muy... tentadoras. No era extraño que un tipo se hubiera quedado perplejo al admirar­las. Nick sintió un estremecimiento que no quería sen­tir.
De repente se sintió inseguro de sí mismo, y com­prendió la preocupación de Taylor por que ______ Bastar estuviera sola en Nueva York.

¡Nueva York! _____ sonrió a Tay y a Joe y los tres subieron al ascensor de su primer apartamento. Las pocas cosas que la acompañaban de Virtue estaban apiladas a sus pies y en la pequeña furgoneta que Joe había alquilado. Sin poder evitarlo, se puso a cantar New York, New York.
-Vamos -le dijo a Tay-. Canta conmigo.
Tay obedeció, mientras Joe ponía una mueca. Es­tuvieron cantando hasta el cuarto piso.
-Pensad en los vecinos -les dijo Joe.
-Oh, lo entenderán -respondió _____-. Una chica se muda a su primer apartamento en Nueva York una sola vez en la vida.
-Tiene razón -corroboró Tay-. Crecimos jun­tas con esta canción. Era nuestro ritual particular cada vez que nos imaginábamos viviendo en la Gran Man­zana.
-Y por eso hay que cantarla ahora –añadió ____-. Para convencerme de que estoy aquí.
-Vale, pero luego no me vengas llorando si alguien te denuncia en tu primer día.
_____ miró hacia las otras puertas de la planta. Tal vez Joe tenía razón. Era la primera vez que vivía en un bloque de pisos, y no sería muy tranquilo si todos los vecinos salieran del ascensor cantando a pleno pul­món.
-¡Lo siento! -gritó-. ¡Es mi primer día! ¡Desde hoy no armaré tanto ruido! -se volvió hacia Joe-. ¿Qué tal?
-Oh, eso ha estado mucho mejor -respondió él con una sonrisa.
-Seguramente no haya nadie en casa a estas horas -dijo Tay-. ¿Dónde tienes la llave?
-Aquí -____ se descolgó su vistosa mochila y sacó la llave de un bolsillo. Le dio un beso sonoro y la introdujo en la cerradura.
-¿Es ese otro ritual? -preguntó Joe.
-No exactamente. Pero hay que comprender el significado. Es la primera llave que tengo que abre un sitio que es mío y solo mío -giró la llave y abrió la puerta-. ¡Tachan!... Brrr!. Hace frío aquí dentro. Va­mos a calentarlo un poco -corrió hacia el termostato y subió la temperatura.
Pero ¿y qué si era frío y triste en aquella mañana gris de enero? En cuanto ascendiera en su nuevo em­pleo lo amueblaría a su gusto. De momento ya se ha­bía hecho con la pieza mas importante del mobiliario, que se la llevarían en un par de horas. El día anterior, además de la nueva mochila, había comprado una cama.
¡Y menuda cama! Una enorme alcoba con dosel y columnas. Al verla había cerrado los ojos y la había car­gado a su cuenta, junto a las sábanas negras de satén al mullido edredón.
«¡Supera esto, Clem Hogarth!»», Pensó con malicia. Se acabaron los asientos traseros de los coches. Su próximo romance sería en una cama de verdad.
-Ya veras qué agradable te resulta cuando estés instalada -le aseguró Taylor.
-Claro que sí -dijo _____ volviendo a la realidad, mientras Joe entraba con las bolsas-. Gracias, Joe -le dedicó una dulce sonrisa. Realmente, Joe era un pedazo de pan, y Taylor había hecho lo correcto casán­dose con él. Miró a su amiga y su abultada barriga­. -Deberías sentarte. No tengo sillas pero puedes usar esa bolsa. Seguro que aguanta tu peso.
-Gracias, muchas gracias -dijo Taylr en tono iró­nico-. Recuérdame que te hable así cuando te llegue el turno.
-¡Oh, Meg, no lo decía en ese sentido! Sabes muy bien que el embarazo te sienta de maravilla. ¿Verdad que está preciosa, Joe?
-Sí. Ella no piensa lo mismo, pero lo está.
-Está bien, está bien -dijo Meg-. Estoy pre­ciosa... y hambrienta. Joe, ¿me harías el favor de su­birme un par de sandwiches? Mientras tanto, nosotras buscaremos platos -se quitó el abrigo y lo dejó en el suelo.
-Eso -confirmó _____-. ¡Oh, Dios mío! Mi pri­mera comida en mi primer día en mi primer aparta­mento...
-¿Quieres que traiga champán? -le preguntó Joe.
-No, porque Taylor no puede beber, y así no es di­vertido. Pero podrías traer algunas cervezas. ¿Te im­porta que bebamos cerveza sin ti, Tay?
-Un poco, pero no tanto como si bebierais champán. Me conformaré con un descafeinado con leche.
-Te lo traeré, y cerveza para nosotros -dijo Joe-. Seguramente a Nick también le apetezca.
-¿Nick? -a ______, el nombre le resultaba familiar pero no conseguía acordarse-. ¿Quién es Nick?
-¿Todavía no le has dicho nada? -le preguntó Joe a su mujer.
-Pensaba hacerlo en cuanto salieras por la puerta -respondió Taylor-. Esto es cosa de chicas.
-Pero ¿qué pasa con lo que le dijiste a Nick? Esto no es...
-Los sandwiches, Joe.
Joe se encogió de hombros.
-Vale, solo estaba diciendo que...
-Para mí, de embutido con pan de centeno -dijo Tay-. ¿______?
-Para mí también -_____ estaba impaciente. Los brillantes ojos de su amiga dejaban claro que tenía un plan. Y una vez que Taylor tenía un plan, nadie era capaz de detenerla.
-De acuerdo, ya me voy -dijo Joe.
En cuanto las dos se quedaron solas, _____ se quitó el abrigo y se sentó con las piernas cruzadas frente a Taylor.
-Vale, suéltalo.
-El otro día se me ocurrió una idea genial.
-Y tiene que ver con ese Nick, ¿verdad?
-Exacto. Nick iba a ser el padrino de Joe en la boda. ¿te acuerdas?
-Sí, sí... Nick Jonas. Tuvimos que cambiar su nombre por el de Kenny en el último minuto. Varicela. Es el chico de padres tan ricos, ¿,verdad?
-El mismo -Tay se abrazó las rodillas y se in­clinó hacia delante- ____, es encantador. Tiene la sonrisa de un niño, pero en lo demás es todo un hom­bre. Trabaja con Joe, y es uno de sus mejores amigos.
-Espera -_____ le puso una mano en el brazo-. Esto suena al discurso que me sueltas cada vez que in­tentas emparejarme con alguien. Yo no quiero salir con ese amigo de Joe. ¿Qué pasa si está buscando a una novia formal... o a una futura esposa?
-Nick no. Es...
-Bueno, pero aun así sigue siendo el amigo de Joe. Lo que yo quiero es salir ahí fuera y conocer a un montón de desconocidos -le sacudió el brazo a Tay para enfatizar su intención-. ¿Te das cuenta de que en toda mi vida apenas he conocido a nuevas perso­nas? Así no hay misterio ni nada. He hecho una lista... Quiero saber lo que es una cita con alguien de Wall Street.. .
-Ese es Nick.
-Y con un artista, y con alguien de la construc­ción, y con un bombero, y...
-Sí, pero eso pensábamos hacerlo juntas.
-¡Ajá! Estás celosa porque has acabado con Joe antes de probar todo lo demás.
-En absoluto. Estoy, preocupada de que salgas sola ahí afuera.
_____ se encogió de hombros.
-Estaré bien. Yo soy, cuatro años mayor. Y más sa­bia.
-Yo diría que solo mayor.
-Eh,¿estás diciendo que no puedo desenvolverme por mi cuenta en Nueva York?
-Estoy diciendo que es un gran paso y que no conviene precipitarse, y también estoy diciendo que no pasará nada porque pases la primera semana con Nick. Te enseñará los lugares que debes evitar hasta que sepas orientarte por ti misma.
_____ la miró con recelo.
-No irás a convertirte en mi madre ahora que es­tás casada, ¿verdad?
-No -Taylor se echó a reír-. Nick es el tipo de hombre que ninguna madre recomendaría a su hija. Es condenadamente guapo, sexy, como nadie y no tiene la menor intención de comprometerse con ninguna mujer.
-¿En serio? -aquello empezaba a resultar intere­sante. Tal vez aquel hombre pudiera ser el tipo de Wall Street, siempre y cuando dejaran claras las reglas desde el principio. Ella quería conocer a la mayor can­tidad posible de hombres, y tenía que asegurarse de que ese Nick lo entendiera-. ¿Seguro que no está bus­cando a una esposa? Has dicho que es el mejor amigo de Joe...
-Sí, y tienen ideas muy parecidas en casi todo, pero no piensan lo mismo del matrimonio.Nick nunca nos lo diría a la cara, pero creo que está esperando a que Joe y yo reconozcamos nuestra equivocación.
-¡Pero si estáis hechos el uno para el otro! ¿Por qué cree esa tontería?
-Supongo que por culpa de sus padres y sus ami­gos de la alta sociedad. Aunque sus padres están casa­dos, no viven juntos.
-Ah... -_____ apoyó la barbilla en las rodillas-. Pero no debería generalizar sobre los matrimonios sólo porque uno haya fallado.
-Tal vez, pero es el que mejor conoce Nick. Y hay que reconocer que hay muchas parejas desgraciadas. En cualquier caso, para Nick el matrimonio es la perdi­ción, y por eso cree que lo mejor es no casarse nunca.
-Eso es muy triste.
-¿Lo es? No todo el mundo necesita casarse. Tú, por ejemplo, tampoco quieres.
-A corto plazo no, pero eso no significa que no acabe haciéndolo -le sonrió a Taylor-. Después de ha­ber experimentado lo suficiente.
-Oye. Sé que quieres investigar por tu cuenta, pero creo que te vendría bien contar con la ayuda de Nick al principio. Es el acompañante perfecto, y, ade­más está buenísimo.
-No sé. Es como ir acompañada de una niñera. Yo... -un zumbido resonó en cl apartamento-. ¡Mi timbre! -se puso en pie de un salto-. Es la primera vez que suena en mi primer día en mi primer aparta­mento. Sé que debe de ser Joe con los sandwiches, pero aun así es muy emocionante -corrió hacia la puerta.
-¡Mira primero por la mirilla! -le recordó Tay.
-Oh, sí, claro. Debería hacerlo aunque crea que es Joe, ¿verdad? Quiero decir, puede tratarse de un la­drón o de un loco.
Sonrió y echó un vistazo por la mirilla. Entonces dio un salto hacia atrás.
-¿Qué pasa, ______?
-No es Joe -no reconocía al visitante, pero era realmente guapo.
-¿Tiene el pelo rizado y ojos marrones?
-Sí.
-Entonces es Nick.
-¿Mi canguro? -volvió a mirar por la mirilla. Iba vestido con unos vaqueros, una sudadera gris, una parka azul marino y unas zapatillas deportivas. Un con­junto muy atractivo.
-¿No vas a abrirle? -preguntó Tsy.
-Si -_____ giró el pomo con expectación. Su pri­mera visita masculina en su primer día en su primer apartamento en Nueva York-. Sí, creo que voy a ha­cerlo.

Bueno espero que les guste,en serio amo esta novela,y espero que a ustedes tambien les guste,ya saben comenten mucho para que pueda subir diario antes de mudarme,bueno gracias por leer y bienvenidad :lol:

Awwws ame el capitulo! Y la actitud de ____! tan extrovertida!:) Jaja esa Tay tan planeadora y embarazada!xp por favor siguela pronto! Acabas de subir el primer capitulo y ya me enamore de la novela!:D siguela pronto por favor!^.^