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Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
¡Hola chicas! Espero que se encuentren bien me disculpo x la tardanza :/
Enserio no eh tenido tiempo u.u pero mi mama en la semana q viene deja de trabajar (x las fiestas)
asi q voy a tener unas dos semanas para escribir y espero poder hacerlo seguido ya q tengo una hermana muggle
que siempre quiere usar la pc cuando la estoy usando yo! :evil:
Pero en fin, en recompenza x mi larga tardanza les dejo este capi largo! Lamento q sea triste (estoy llorando! :()
Pero es un capi q no podia dejar pasar! Si puedo enseguida les subo otro mas! ;)
Gracias a todas x comentar ¡Ojala les guste! :hi:
¡ARGH! –Un puñado de tubérculos había caído sobre la Capa en la cabeza de Ron.
-Las húmedas raíces verdes quedaron improbablemente suspendidas en medio del aire mientras Ron intentaba sacudirlas para quitárselas de encima.-
¡Allí hay alguien invisible! –gritó un mortifago encapuchado, señalándolos.
Dean aprovechó al máximo la momentánea distracción del mortifago, dejándole fuera de combate con un hechizo Aturdidor; Dolohov intentó desquitarse y, Parvati le disparó una Maldición de Cuerpo Atado.
¡VAMOS! –aulló Harry, y él, Ron y Hermione aferraron firmemente la Capa, envolviéndose en ella y se apresuraron, con las cabezas bajas, a pasar en medio de los luchadores, resbalando un poco en charcos de jugo de Snargaluff, dirigiéndose hacia lo alto de la escalera de mármol que conducía al hall de entrada.
Había más duelistas sobre las escaleras y por todo el hall. Había mortifagos allá donde Harry mirara. Yaxley, cerca de las puertas de entrada, combatiendo con Flitwick; justo al lado de ellos, un mortifago encapuchado peleaba con Kingsley. Los estudiantes corrían en todas direcciones; algunos llevando o arrastrando a amigos heridos.
Harry, Ema, Ron y Hermione se apresuraron a alcanzar la escalera de mármol. A su izquierda un cristal se hizo añicos y el reloj de arena de Slytherin que llevaba la cuenta de los puntos de la Casa derramó sus esmeraldas por todas partes, por lo que la gente se resbalaba y se tambaleaba mientras corría. En el momento en que llegaban a los terrenos vieron caer dos cuerpos desde la galería de arriba y un contorno gris que Harry tomó por un animal corrió a toda prisa a cuatro patas a través del hall para hundir los dientes en uno de los caídos.
¡AH! –grito la chica intentando huir del animal.
¡No! –Grito Ema, y con una ensordecedora ráfaga de su varita, Fenrir Greyback fue derribado hacia atrás lejos del débil y desplomado cuerpo de Lavender Brown.
Greyback golpeó la barandilla de mármol y luchó por volver a levantarse. Entonces, con un blanco y brillante destello y un crujido, una bola de cristal cayó en lo alto de su cabeza, y se desplomó en el suelo para ya no volver a moverse.
¡Tengo más! –Gritó la Profesora Trelawney por encima de la barandilla.- ¡Más para quien las quiera! Aquí...
Y con un movimiento como en un servicio de tenis, levantó otra enorme esfera de cristal del bolso, agitó su varita a través del aire, e hizo que la bola corriera a través del hall y se estrellara contra una ventana.
Gritos de terror rasgaron el aire y los combatientes se dispersaron. Mortifagos y Hogwartianos por igual, y rojos y verdes chorros de luz volaron entre los monstruos que se aproximaban, que vibraron y se alzaron, más aterradores que nunca.
¿Cómo salimos? –gritó Ron por encima de los aullidos, pero antes de que Harry o Hermione pudieran responder fueron lanzados a un lado. Hagrid venía bajando las escaleras, bramando y blandiendo su florido paraguas rosa.
¡No las lastimen, no las lastimen! –gritó.
¡HAGRID, NO!
Harry olvidó todo lo demás, salió corriendo velozmente quitándose la Capa, corriendo inclinado para evitar las maldiciones que iluminaban todo el hall.
¡HAGRID, VUELVE AQUÍ!
Pero ni siquiera estaba a medio camino del lugar donde se hallaba Hagrid cuando vio lo que ocurría. Hagrid desapareció en medio de las arañas, y con gran apresuramiento y un repugnante movimiento hormigueante, estas retrocedieron bajo el furioso ataque de las maldiciones, con Hagrid enterrado en medio de ellas.
¡HAGRID!
Harry oyó a alguien gritando su nombre, si era amigo o enemigo no le importaba, bajaba corriendo las escaleras principales hacia los oscuros jardines, y las arañas se iban amontonando como hormigas en su presa, y no podía ver nada de Hagrid en absoluto.
¡HAGRID!
Creyó haber distinguido un enorme brazo agitándose en el medio del hormiguero de arañas. Pero cuando intentaba correr tras ellas, su camino fue obstaculizado por un pie colosal, que salió de la oscuridad e hizo estremecerse la tierra en la que se encontraba.
Levantó la vista. Un gigante estaba de pie ante él.
¡Oh, mi...! –gritó Hermione, cuando ella, Ema y Ron alcanzaron a Harry y miraron hacia arriba al gigante que ahora intentaba coger gente a través de la ventana superior.
¡NO LO HAGAS! –gritó Ron, cogiendo la mano de Hermione cuando levantaba su varita.- Atúrdelo y aplastará la mitad el castillo...
¿HAGGER?
Grawp llegó tambaleándose doblando una de las esquinas del castillo. Solo ahora se daba cuenta Harry de que Grawp era, en realidad, un gigante demasiado pequeño.
El gigantesco monstruo que intentaba aplastar a la gente en los pisos superiores giró en redondo y soltó un rugido. Los escalones de piedra temblaron cuando los pisoteó para ir tras de su pariente más pequeño, y la boca torcida de Grawp se abrió, mostrando dientes amarillos del tamaño de medio ladrillo. Entonces se lanzaron uno contra otro con la ferocidad de leones salvajes.
¡CORRAN! –rugió Harry, la noche estaba llena de espantosos chillidos y golpes mientras los gigantes luchaban a brazo partido.
Buscó la mano de Hermione y bajó los escalones hacia los jardines, con Ron y Ema cerrando la marcha. Harry no había perdido la esperanza de encontrar y salvar a Hagrid; corría tan rápido que estaban a mitad de camino hacia el bosque antes de que se vieran obligados a detenerse en seco otra vez. El aire a su alrededor se había congelado. Harry contuvo el aliento que se le solidificó en el pecho. Había siluetas moviéndose en la oscuridad, figuras de negrura concentrada que se arremolinaban, moviéndose en una gran ola hacia el castillo, sus caras estaban encapuchadas y sus respiraciones eran ruidosas... Ron, Ema y Hermione lo rodearon mientras los sonidos de peleas tras ellos enmudecían repentinamente, refrenados, porque un silencio que solo los Dementores podían traer estaba cayendo densamente sobre la noche, y Fred se había ido, y seguramente Hagrid estaba muriendo o ya muerto...
¡Vamos, Harry! –dijo la voz de Ema desde una larga distancia.- ¡Patronus, Harry, vamos!
Levantó la varita, pero una pesada desesperanza estaba extendiéndose a través de él. ¿Cuántos más habrían muerto, y él aún no lo sabía? Sentía como si ya su alma hubiera abandonado su cuerpo a medias...
¡HARRY, VAMOS! –gritó Hermione.
Un centenar de Dementores estaban avanzando, deslizándose hacia ellos, absorbiendo al avanzar, vio como el terrier plateado de Ron irrumpía violentamente en el aire, destellaba tenuemente, y expiraba; vio girar la nutria de Hermione en mitad del aire para desvanecerse, mientras que la terrier hembra de Ema felizmente envestía a cuantos Dementores podía; Harry sintió su varita temblar en su mano, y casi le daba la bienvenida al olvido que se aproximaba, la promesa de la nada, de no sentir...
Y entonces una liebre plateada, un cerdo y un zorro se elevaron por encima de las cabezas de Harry, Ron, Ema y Hermione. Los Dementores retrocedieron ante la aproximación de las criaturas. Tres personas más habían salido de la oscuridad colocándose junto a ellos, con sus varitas extendidas para seguir proyectando el Patronus: Luna, Ernie y Seamus.
Está bien –dijo Luna en tono alentador, como si estuvieran nuevamente en la Sala de Menesteres y esto fuera simplemente un ejercicio de práctica de hechizos para el ED.- Está bien, Harry... vamos piensa en algo feliz...
¿Algo feliz? –dijo él, la voz enronquecida.
Todos estamos aquí aún –susurró ella.- todavía estamos luchando. Vamos, hazlo...
Se produjo una chispa plateada, después una luz vacilante, y luego, con el mayor esfuerzo que nunca le hubiera costado, el ciervo prorrumpió desde la punta de la varita de Harry. Fue a medio galope hacia delante, y entonces los Dementores se dispersaron en serio, e inmediatamente la noche se volvió templada de nuevo, aunque el sonido de la batalla circundante sonaba alto en sus oídos.
No podemos agradecéroslo lo suficiente –dijo Ron con voz temblorosa, volviéndose hacia Luna, Ernie y Seamus.- nos acaban de salvar...
Con un rugido y un temblor como el de un terremoto, otro gigante emergió tambaleándose de la oscuridad proveniente de los bosques, blandiendo una porra más alta que cualquiera de ellos.
¡CORRAN! –gritó Harry de nuevo, pero los otros no necesitaban que se lo dijera.
Todos se dispersaron, y ni un segundo demasiado pronto, ya que al momento siguiente el enorme pie de la criatura había caído exactamente donde ellos habían estado. Harry echó una mirada alrededor, Ron, Ema y Hermione le seguían, pero los otros tres habían desaparecido en el fragor de la batalla.
¡Salgamos fuera de su alcance! –aulló Ron mientras el gigante movía su porra de nuevo y sus rugidos resonaban a través de la noche, cruzando los jardines, donde explosiones de luz roja y verde continuaban iluminando la oscuridad.
¡Al Sauce boxeador! –Dijo Harry.- ¡vamos!
De alguna manera lo encerró todo en la mente, lo embutió en un pequeño espacio en el que no miraría ahora: pensamientos sobre Fred y Hagrid, y el terror que sentía por todas las personas a las que amaba, dispersados dentro y fuera del castillo; todos debían esperar, porque tenían que correr, tenían que llegar a la serpiente y a Voldemort, porque esa era, como había dicho Ema, la única forma de terminar con todo...
Resollando y jadeando, Harry redujo la marcha, esquivando las ramas del sauce boxeador, escudriñando a través de la oscuridad hacia el marcado tronco, intentando ver el único nudo en la corteza del viejo árbol que podía paralizarlo. Ron, Ema y Hermione lo alcanzaron, Hermione estaba tan falta de aliento que no podía hablar.
¿Cómo... cómo vamos a colarnos? –jadeó Ema.
Puedo...ver el lugar... si tuviéramos... otra vez a Crookshank... –Dijo Ron.
¿Crookshanks? –Resolló Hermione, doblada por la mitad, aferrándose el pecho.- ¿Eres un mago o qué?
Oh... cierto...si...
Ron echó un vistazo alrededor, luego dirigió su varita hacia una ramita en el suelo y dijo:
—¡Winguardium Leviosa!— la ramita se elevó desde el suelo, giró a través del aire como cogida por una ráfaga de viento, después se acercó rápida y directa al tronco pasando a través de las amenazadoras ramas oscilantes del Sauce. Golpeó un lugar cerca de las raíces, e inmediatamente el serpenteante árbol se quedó quieto.
¡Perfecto! —resolló Ema.
Espera.
Por un incierto segundo, mientras los estallidos y truenos de la batalla llenaban el aire, Harry vaciló. Voldemort quería que hiciera esto, quería que fuera...
¿Estaba guiando a Ron y Hermione a una trampa? Pero la realidad parecía cerrarse a su alrededor, cruel y evidente. La única forma de progresar era matar a la serpiente, y la serpiente estaba donde estaba Voldemort y Voldemort estaba al final de ese túnel...
¡Harry, vamos a ir contigo, entra ahí! —dijo Ron, empujándole hacia delante.
El túnel era de techo bajo: habían tenido que doblarse sobre sí mismos para moverse a través de él casi cuatro años atrás; ¡ahora no había otra forma de hacerlo más que arrastrándose! Harry iba primero, con la varita iluminada, esperando encontrar barreras en cualquier momento, pero no había ninguna. Se movían en silencio, la mirada de Harry estaba fija en el oscilante haz de la varita que aferraba en el puño. Al fin, el túnel empezó a elevarse y Harry vio una tira de luz al frente.
Hermione tiró de su tobillo.
¡La Capa! —Susurró— ¡Ponte la Capa!
Tanteó hacia atrás y ella embutió el bulto de escurridiza tela en su mano libre. Con dificultad la pasó sobre sí mismo, murmuró, — Nox —, extinguiendo la luz de la varita, y continuó sobre manos y rodillas, y entonces oyó voces provenientes de la habitación que había directamente frente a ellos, Harry se acercó de lado hasta llegar a la abertura y miró a través de un minúsculo resquicio que había quedado entre el cajón y la pared al poco momento Ema estaba a su lado poniéndose bajo la capa de invisibilidad. La habitación al otro lado estaba tenuemente iluminada, pero pudo ver a Nagini, podía ver el borde de una mesa, y una blanca mano de largos dedos jugueteando con una varita. Entonces Snape habló, y el corazón de Harry dio una sacudida. Snape estaba a poca distancia de donde él se agazapaba oculto.
...mi Señor, la resistencia se está desmoronando...
... y lo está haciendo sin tu ayuda –dijo Voldemort con su altiva y clara voz.- Aunque tú seas un hábil mago, Severus, no creo que supongas mucha diferencia ahora. Casi estamos... casi.
Permítame encontrar al chico. Déjeme traerle a Potter. Sé que puedo encontrarle, mi Señor. Por favor.
Snape pasó a zancadas por delante de la hendidura, y Harry se retiró un poco, manteniendo los ojos fijos en Nagini, preguntándose si habría algún hechizo que pudiera penetrar la protección que la rodeaba, pero no podía recordar ninguno. Un intento fallido, y revelaría su posición.
Voldemort se levantó. Harry podía verle ahora, ver sus ojos rojos, el achatado rostro de serpiente, su palidez reluciendo levemente en la penumbra.
Tengo un problema Severus –dijo Voldemort suavemente.
¿Mi Señor? –Hablo Snape.
Voldemort levantó la Varita de Saúco, cogiéndola tan delicada y meticulosamente como la batuta de un director.
¿Por qué no me funciona, Severus?
En el silencio Harry imaginó que podía escuchar el leve siseo de la serpiente mientras se enroscaba y desenroscaba... ¿o era el suspiro sibilante de Voldemort persistiendo en el aire?
¿Mi... Mi Señor? –Dijo Snape sin comprender.- No lo entiendo. Usted... usted ha ejecutado magia extraordinaria con esa varita.
No –dijo Voldemort.- He ejercido mi magia habitual. Soy extraordinario, pero esta varita...no. No ha revelado las maravillas que me habían prometido. No percibo diferencias entre esta varita y la que obtuve de Ollivander tantos años atrás.
El tono de Voldemort era pensativo, tranquilo pero la cicatriz de Harry había comenzado a palpitar y latir. El dolor estaba aumentando en su frente, y podía sentir aquel controlado sentimiento de furia creciendo dentro de Voldemort. Ema comenzaba a impacientarse ante la mirada de Harry pero aun así, intentaba mantener los sentidos despiertos.
Ninguna diferencia –dijo de nuevo Voldemort.
Snape no habló. Harry no podía verle la cara. Se preguntó si Snape presentía el peligro, y estaba intentando encontrar las palabras adecuadas para tranquilizar a su maestro. Voldemort empezó a moverse alrededor de la habitación. Harry lo perdió de vista unos segundos mientras la rondaba, hablando con la misma voz mesurada, mientras el dolor y la furia aumentaban en Harry. Ema le sostenía de los hombros para que este intentara salir de la mente de Voldemort.
He pensado largo y tendido, Severus... ¿sabes por qué te he hecho volver de la batalla?
Y por un momento Harry vio el perfil de Snape. Sus ojos estaban fijos en la enroscada serpiente en su caja encantada.
No, mi Señor, pero le ruego que me permita volver. Déjeme encontrar a Potter.
Suenas como Lucius. Ninguno de vosotros entiende a Potter como lo hago yo. No necesita ser encontrado. Potter vendrá a mí. Yo conozco sus debilidades, sabes, su único gran defecto. Odiaría ver como son fulminados los demás a su alrededor, sabiendo que lo que ocurre es a causa de él. Querrá detenerlo a cualquier precio. Vendrá.
Pero mi Señor, podría resultar muerto accidentalmente por cualquier otro antes de que usted...
Mis instrucciones a los mortifagos han sido perfectamente claras. Capturar a Potter. Matar a sus amigos...cuantos más, mejor... pero no matarle a él. Pero es de ti de quien deseo hablar, Severus, no de Harry Potter. Has sido muy valioso para mí. Muy valioso.
Mi Señor sabe que solo ambiciono servirle. Pero... déjeme ir a por el chico, mi Señor. Déjeme traérselo. Sé que puedo...
¡Te he dicho que no! –dijo Voldemort, y Harry captó el brillo rojo en sus ojos cuando se giraba de nuevo, y el susurrar de su manto fue como el deslizar de una serpiente, y sintió la impaciencia de Voldemort en su ardiente cicatriz.
Mi preocupación por el momento, Severus, es que ocurrirá cuando finalmente encuentre al chico.
Mi Señor, no puede haber dudas, ¿seguramente...?
... pero hay una duda, Severus. La hay.
-Voldemort se detuvo, y nuevamente Harry y Ema pudieron verlo perfectamente mientras deslizaba la Varita de Saúco entre sus blancos dedos, mirando fijamente a Snape.-
¿Por qué las dos varitas que he usado fracasaron cuando las dirigí hacia Harry Potter?
Yo... Yo no puedo responder eso mi Señor.
¿No puedes?
Harry sintió la puñalada de ira como si le hubieran atravesado la cabeza con un clavo. Se metió el puño dentro de la boca para evitar lanzar un grito de dolor mientras Ema le abrazaba y movía los labios en tono a << Contrólate Harry, por favor, ignóralo. >> Pero cuando Harry cerró los ojos de repente él era Voldemort, estudiando la pálida cara de Snape.
Mi varita de tejo hizo todo lo que le pedí, Severus, excepto matar a Harry Potter. Falló dos veces. Cuando torturé a Ollivander este me habló de los núcleos gemelos, me dijo que usara la varita de otra persona. Así lo hice, pero la varita de Lucius se hizo pedazos tras enfrentarse a la de Potter.
No... No tengo explicación, mi Señor.
Snape no estaba mirando ahora a Voldemort. Sus oscuros ojos estaban todavía fijos en la enroscada serpiente en la esfera protectora.
Busqué una tercera varita, Severus, la Varita de Sauco, la Varita del Destino, la Vara de la Muerte. La tome de su dueño anterior. La cogí de la sepultura de Albus Dumbledore.
Y ahora Snape miró a Voldemort, y el rostro de Snape parecía como una máscara de muerte. Era blanco como el mármol y tan quieto que cuando habló, fue una conmoción ver que alguien vivía tras de esos ojos vacíos.
Mi Señor...déjeme ir por el chico...
Toda esta larga noche mientras estoy al borde de la victoria, he estado aquí sentado –dijo Voldemort, su voz apenas más alta que un suspiro.- preguntándome, preguntándome por qué la Varita de Saúco se niega a ser lo que debería ser, se niega a actuar como la leyenda dice que debe actuar para su verdadero dueño...y creo que tengo la respuesta.
-Snape no habló-
¿Quizás tú ya la sabes? Después de todo, eres un hombre inteligente, Severus. Has sido un buen y leal sirviente, y lamento lo que debe ocurrir.
Mi Señor...
La Varita de Saúco no puede servirme adecuadamente, Severus, porque yo no soy su verdadero dueño. La Varita de Saúco pertenece al mago que asesinó a su último dueño. Tú mataste a Albus Dumbledore. Mientras vivas, Severus, la Varita de Saúco no puede ser realmente mía.
¡Mi Señor! –protestó Snape, levantando su varita.
No hay otro camino –dijo Voldemort.- Debo dominar la varita, Severus. Dominar la varita, y dominar a Potter al fin.
Y Voldemort golpeó el aire con la Varita de Saúco. No pareció hacerle nada a Snape, que por una fracción de segundo pareció pensar que había sido indultado, pero entonces la intención de Voldemort quedó clara. La jaula de la serpiente se había girado en el aire, y antes de que Snape pudiera hacer algo más que gritar, le había cubierto parcialmente, la cabeza y los hombros y Voldemort habló en Parsel.
Mata.
Hubo un terrible grito. Harry vio la cara de Snape perder el poco color que le quedaba, empalideció mientras sus negros ojos se ensanchaban, mientras los colmillos de la serpiente atravesaban su cuello, y él fracasaba en su intento de librarse a sí mismo de la jaula encantada.Sus rodillas cedieron y cayó al suelo.
Lo lamento –dijo fríamente Voldemort.
Se apartó. No había tristeza en él, ni remordimiento.
La apuntó hacia la resplandeciente jaula, que contenía a la serpiente, y esta flotó hacia arriba, liberando a Snape, que cayó de lado sobre el suelo, con sangre chorreando de las heridas del cuello. Voldemort salió de la habitación sin una mirada atrás y la gran serpiente flotó tras él dentro de su enorme esfera protectora.
De regreso al túnel y a su propia mente, Harry abrió los ojos. Se había hecho sangre al morderse los nudillos en un esfuerzo por no gritar. Ahora estaba viendo a través de la grieta en la pared puesto que el cajón había sido movido, Harry pudo ver un pie enfundado en una bota negra que temblaba en el suelo y a alguien arrodillado a su lado.
¡Harry! –dijo Hermione en voz baja tras él.
¿Y Ema? –pregunto viendo que ella ya no estaba a su lado.
Entro ahí… -susurro Ron con preocupación apuntando a la habitación.- Pero…
Harry no escucho más, tan sigilosamente como pudo, se metió en la habitación.
No sabía porque lo estaba haciendo, pero se estaba aproximando al hombre moribundo. No sabía que sentía al ver la blanca cara de Snape, tratando de restañar con los dedos la sangrienta herida del cuello. Ema estaba a un lado de él temblando y con lágrimas en los ojos, como miembro de la casa de Slytherin era más que claro que Snape nunca se había llevado mal con ella; de hecho aunque ella fuera amiga de Harry, Ron y Hermione, Snape seguía manteniendo contacto con ella y su familia. Harry se sacó la Capa de invisibilidad y bajó la mirada hacia el hombre que odiaba, cuyos agrandados ojos negros encontraron a Harry mientras trataba de hablar. Harry se inclinó sobre él, y Snape le agarró la parte delantera de sus ropas y lo acercó. Un terrible y borboteante ruido salió de la garganta de Snape.
Toma...las... toma... las
Algo más que sangre estaba escurriéndose de Snape. Azul plateado, ni gas ni líquido, emanaba de su boca, oídos y ojos, y Harry sabía lo que era, pero no sabía qué hacer...
Una redoma, conjurada del el fino aire, fue dejada en su temblorosa mano por Ema. Harry recogió la plateada sustancia con su varita metiéndola dentro.
Cuando la redoma estuvo llena hasta el borde, y Snape daba la sensación de que ya no le quedara nada de sangre dentro, su agarre en la ropa de Harry se aflojó.
Mira...a...me...-susurró Snape.
Los ojos verdes encontraron los negros, pero después de un segundo, algo en las profundidades de los oscuros pareció desaparecer, dejándolos fijos, en blanco y vacíos. La mano que agarrada a Harry hizo un ruido sordo al golpear el suelo, y Snape no se movió más. Harry sintió su mano mojada, eran las lágrimas de Ema, quien se había aferrado a su brazo y lloraba desconsoladamente.
Continuara... :study:
PD: ¿Se dieron cuenta que el Patronus de Ema (ustedes) es el mismo que el de Ron pero hembra? :D
Jaja eso lo puse porque en los Test que he hecho para saber cual forma tiene mi Patronus siempre me toca
Un Perro Terrier como el de el :arre:
Enserio no eh tenido tiempo u.u pero mi mama en la semana q viene deja de trabajar (x las fiestas)
asi q voy a tener unas dos semanas para escribir y espero poder hacerlo seguido ya q tengo una hermana muggle
que siempre quiere usar la pc cuando la estoy usando yo! :evil:
Pero en fin, en recompenza x mi larga tardanza les dejo este capi largo! Lamento q sea triste (estoy llorando! :()
Pero es un capi q no podia dejar pasar! Si puedo enseguida les subo otro mas! ;)
Gracias a todas x comentar ¡Ojala les guste! :hi:
Capítulo 43: Los recuerdos de Snape. Parte 1
¡ARGH! –Un puñado de tubérculos había caído sobre la Capa en la cabeza de Ron.
-Las húmedas raíces verdes quedaron improbablemente suspendidas en medio del aire mientras Ron intentaba sacudirlas para quitárselas de encima.-
¡Allí hay alguien invisible! –gritó un mortifago encapuchado, señalándolos.
Dean aprovechó al máximo la momentánea distracción del mortifago, dejándole fuera de combate con un hechizo Aturdidor; Dolohov intentó desquitarse y, Parvati le disparó una Maldición de Cuerpo Atado.
¡VAMOS! –aulló Harry, y él, Ron y Hermione aferraron firmemente la Capa, envolviéndose en ella y se apresuraron, con las cabezas bajas, a pasar en medio de los luchadores, resbalando un poco en charcos de jugo de Snargaluff, dirigiéndose hacia lo alto de la escalera de mármol que conducía al hall de entrada.
Había más duelistas sobre las escaleras y por todo el hall. Había mortifagos allá donde Harry mirara. Yaxley, cerca de las puertas de entrada, combatiendo con Flitwick; justo al lado de ellos, un mortifago encapuchado peleaba con Kingsley. Los estudiantes corrían en todas direcciones; algunos llevando o arrastrando a amigos heridos.
Harry, Ema, Ron y Hermione se apresuraron a alcanzar la escalera de mármol. A su izquierda un cristal se hizo añicos y el reloj de arena de Slytherin que llevaba la cuenta de los puntos de la Casa derramó sus esmeraldas por todas partes, por lo que la gente se resbalaba y se tambaleaba mientras corría. En el momento en que llegaban a los terrenos vieron caer dos cuerpos desde la galería de arriba y un contorno gris que Harry tomó por un animal corrió a toda prisa a cuatro patas a través del hall para hundir los dientes en uno de los caídos.
¡AH! –grito la chica intentando huir del animal.
¡No! –Grito Ema, y con una ensordecedora ráfaga de su varita, Fenrir Greyback fue derribado hacia atrás lejos del débil y desplomado cuerpo de Lavender Brown.
Greyback golpeó la barandilla de mármol y luchó por volver a levantarse. Entonces, con un blanco y brillante destello y un crujido, una bola de cristal cayó en lo alto de su cabeza, y se desplomó en el suelo para ya no volver a moverse.
¡Tengo más! –Gritó la Profesora Trelawney por encima de la barandilla.- ¡Más para quien las quiera! Aquí...
Y con un movimiento como en un servicio de tenis, levantó otra enorme esfera de cristal del bolso, agitó su varita a través del aire, e hizo que la bola corriera a través del hall y se estrellara contra una ventana.
Gritos de terror rasgaron el aire y los combatientes se dispersaron. Mortifagos y Hogwartianos por igual, y rojos y verdes chorros de luz volaron entre los monstruos que se aproximaban, que vibraron y se alzaron, más aterradores que nunca.
¿Cómo salimos? –gritó Ron por encima de los aullidos, pero antes de que Harry o Hermione pudieran responder fueron lanzados a un lado. Hagrid venía bajando las escaleras, bramando y blandiendo su florido paraguas rosa.
¡No las lastimen, no las lastimen! –gritó.
¡HAGRID, NO!
Harry olvidó todo lo demás, salió corriendo velozmente quitándose la Capa, corriendo inclinado para evitar las maldiciones que iluminaban todo el hall.
¡HAGRID, VUELVE AQUÍ!
Pero ni siquiera estaba a medio camino del lugar donde se hallaba Hagrid cuando vio lo que ocurría. Hagrid desapareció en medio de las arañas, y con gran apresuramiento y un repugnante movimiento hormigueante, estas retrocedieron bajo el furioso ataque de las maldiciones, con Hagrid enterrado en medio de ellas.
¡HAGRID!
Harry oyó a alguien gritando su nombre, si era amigo o enemigo no le importaba, bajaba corriendo las escaleras principales hacia los oscuros jardines, y las arañas se iban amontonando como hormigas en su presa, y no podía ver nada de Hagrid en absoluto.
¡HAGRID!
Creyó haber distinguido un enorme brazo agitándose en el medio del hormiguero de arañas. Pero cuando intentaba correr tras ellas, su camino fue obstaculizado por un pie colosal, que salió de la oscuridad e hizo estremecerse la tierra en la que se encontraba.
Levantó la vista. Un gigante estaba de pie ante él.
¡Oh, mi...! –gritó Hermione, cuando ella, Ema y Ron alcanzaron a Harry y miraron hacia arriba al gigante que ahora intentaba coger gente a través de la ventana superior.
¡NO LO HAGAS! –gritó Ron, cogiendo la mano de Hermione cuando levantaba su varita.- Atúrdelo y aplastará la mitad el castillo...
¿HAGGER?
Grawp llegó tambaleándose doblando una de las esquinas del castillo. Solo ahora se daba cuenta Harry de que Grawp era, en realidad, un gigante demasiado pequeño.
El gigantesco monstruo que intentaba aplastar a la gente en los pisos superiores giró en redondo y soltó un rugido. Los escalones de piedra temblaron cuando los pisoteó para ir tras de su pariente más pequeño, y la boca torcida de Grawp se abrió, mostrando dientes amarillos del tamaño de medio ladrillo. Entonces se lanzaron uno contra otro con la ferocidad de leones salvajes.
¡CORRAN! –rugió Harry, la noche estaba llena de espantosos chillidos y golpes mientras los gigantes luchaban a brazo partido.
Buscó la mano de Hermione y bajó los escalones hacia los jardines, con Ron y Ema cerrando la marcha. Harry no había perdido la esperanza de encontrar y salvar a Hagrid; corría tan rápido que estaban a mitad de camino hacia el bosque antes de que se vieran obligados a detenerse en seco otra vez. El aire a su alrededor se había congelado. Harry contuvo el aliento que se le solidificó en el pecho. Había siluetas moviéndose en la oscuridad, figuras de negrura concentrada que se arremolinaban, moviéndose en una gran ola hacia el castillo, sus caras estaban encapuchadas y sus respiraciones eran ruidosas... Ron, Ema y Hermione lo rodearon mientras los sonidos de peleas tras ellos enmudecían repentinamente, refrenados, porque un silencio que solo los Dementores podían traer estaba cayendo densamente sobre la noche, y Fred se había ido, y seguramente Hagrid estaba muriendo o ya muerto...
¡Vamos, Harry! –dijo la voz de Ema desde una larga distancia.- ¡Patronus, Harry, vamos!
Levantó la varita, pero una pesada desesperanza estaba extendiéndose a través de él. ¿Cuántos más habrían muerto, y él aún no lo sabía? Sentía como si ya su alma hubiera abandonado su cuerpo a medias...
¡HARRY, VAMOS! –gritó Hermione.
Un centenar de Dementores estaban avanzando, deslizándose hacia ellos, absorbiendo al avanzar, vio como el terrier plateado de Ron irrumpía violentamente en el aire, destellaba tenuemente, y expiraba; vio girar la nutria de Hermione en mitad del aire para desvanecerse, mientras que la terrier hembra de Ema felizmente envestía a cuantos Dementores podía; Harry sintió su varita temblar en su mano, y casi le daba la bienvenida al olvido que se aproximaba, la promesa de la nada, de no sentir...
Y entonces una liebre plateada, un cerdo y un zorro se elevaron por encima de las cabezas de Harry, Ron, Ema y Hermione. Los Dementores retrocedieron ante la aproximación de las criaturas. Tres personas más habían salido de la oscuridad colocándose junto a ellos, con sus varitas extendidas para seguir proyectando el Patronus: Luna, Ernie y Seamus.
Está bien –dijo Luna en tono alentador, como si estuvieran nuevamente en la Sala de Menesteres y esto fuera simplemente un ejercicio de práctica de hechizos para el ED.- Está bien, Harry... vamos piensa en algo feliz...
¿Algo feliz? –dijo él, la voz enronquecida.
Todos estamos aquí aún –susurró ella.- todavía estamos luchando. Vamos, hazlo...
Se produjo una chispa plateada, después una luz vacilante, y luego, con el mayor esfuerzo que nunca le hubiera costado, el ciervo prorrumpió desde la punta de la varita de Harry. Fue a medio galope hacia delante, y entonces los Dementores se dispersaron en serio, e inmediatamente la noche se volvió templada de nuevo, aunque el sonido de la batalla circundante sonaba alto en sus oídos.
No podemos agradecéroslo lo suficiente –dijo Ron con voz temblorosa, volviéndose hacia Luna, Ernie y Seamus.- nos acaban de salvar...
Con un rugido y un temblor como el de un terremoto, otro gigante emergió tambaleándose de la oscuridad proveniente de los bosques, blandiendo una porra más alta que cualquiera de ellos.
¡CORRAN! –gritó Harry de nuevo, pero los otros no necesitaban que se lo dijera.
Todos se dispersaron, y ni un segundo demasiado pronto, ya que al momento siguiente el enorme pie de la criatura había caído exactamente donde ellos habían estado. Harry echó una mirada alrededor, Ron, Ema y Hermione le seguían, pero los otros tres habían desaparecido en el fragor de la batalla.
¡Salgamos fuera de su alcance! –aulló Ron mientras el gigante movía su porra de nuevo y sus rugidos resonaban a través de la noche, cruzando los jardines, donde explosiones de luz roja y verde continuaban iluminando la oscuridad.
¡Al Sauce boxeador! –Dijo Harry.- ¡vamos!
De alguna manera lo encerró todo en la mente, lo embutió en un pequeño espacio en el que no miraría ahora: pensamientos sobre Fred y Hagrid, y el terror que sentía por todas las personas a las que amaba, dispersados dentro y fuera del castillo; todos debían esperar, porque tenían que correr, tenían que llegar a la serpiente y a Voldemort, porque esa era, como había dicho Ema, la única forma de terminar con todo...
Resollando y jadeando, Harry redujo la marcha, esquivando las ramas del sauce boxeador, escudriñando a través de la oscuridad hacia el marcado tronco, intentando ver el único nudo en la corteza del viejo árbol que podía paralizarlo. Ron, Ema y Hermione lo alcanzaron, Hermione estaba tan falta de aliento que no podía hablar.
¿Cómo... cómo vamos a colarnos? –jadeó Ema.
Puedo...ver el lugar... si tuviéramos... otra vez a Crookshank... –Dijo Ron.
¿Crookshanks? –Resolló Hermione, doblada por la mitad, aferrándose el pecho.- ¿Eres un mago o qué?
Oh... cierto...si...
Ron echó un vistazo alrededor, luego dirigió su varita hacia una ramita en el suelo y dijo:
—¡Winguardium Leviosa!— la ramita se elevó desde el suelo, giró a través del aire como cogida por una ráfaga de viento, después se acercó rápida y directa al tronco pasando a través de las amenazadoras ramas oscilantes del Sauce. Golpeó un lugar cerca de las raíces, e inmediatamente el serpenteante árbol se quedó quieto.
¡Perfecto! —resolló Ema.
Espera.
Por un incierto segundo, mientras los estallidos y truenos de la batalla llenaban el aire, Harry vaciló. Voldemort quería que hiciera esto, quería que fuera...
¿Estaba guiando a Ron y Hermione a una trampa? Pero la realidad parecía cerrarse a su alrededor, cruel y evidente. La única forma de progresar era matar a la serpiente, y la serpiente estaba donde estaba Voldemort y Voldemort estaba al final de ese túnel...
¡Harry, vamos a ir contigo, entra ahí! —dijo Ron, empujándole hacia delante.
El túnel era de techo bajo: habían tenido que doblarse sobre sí mismos para moverse a través de él casi cuatro años atrás; ¡ahora no había otra forma de hacerlo más que arrastrándose! Harry iba primero, con la varita iluminada, esperando encontrar barreras en cualquier momento, pero no había ninguna. Se movían en silencio, la mirada de Harry estaba fija en el oscilante haz de la varita que aferraba en el puño. Al fin, el túnel empezó a elevarse y Harry vio una tira de luz al frente.
Hermione tiró de su tobillo.
¡La Capa! —Susurró— ¡Ponte la Capa!
Tanteó hacia atrás y ella embutió el bulto de escurridiza tela en su mano libre. Con dificultad la pasó sobre sí mismo, murmuró, — Nox —, extinguiendo la luz de la varita, y continuó sobre manos y rodillas, y entonces oyó voces provenientes de la habitación que había directamente frente a ellos, Harry se acercó de lado hasta llegar a la abertura y miró a través de un minúsculo resquicio que había quedado entre el cajón y la pared al poco momento Ema estaba a su lado poniéndose bajo la capa de invisibilidad. La habitación al otro lado estaba tenuemente iluminada, pero pudo ver a Nagini, podía ver el borde de una mesa, y una blanca mano de largos dedos jugueteando con una varita. Entonces Snape habló, y el corazón de Harry dio una sacudida. Snape estaba a poca distancia de donde él se agazapaba oculto.
...mi Señor, la resistencia se está desmoronando...
... y lo está haciendo sin tu ayuda –dijo Voldemort con su altiva y clara voz.- Aunque tú seas un hábil mago, Severus, no creo que supongas mucha diferencia ahora. Casi estamos... casi.
Permítame encontrar al chico. Déjeme traerle a Potter. Sé que puedo encontrarle, mi Señor. Por favor.
Snape pasó a zancadas por delante de la hendidura, y Harry se retiró un poco, manteniendo los ojos fijos en Nagini, preguntándose si habría algún hechizo que pudiera penetrar la protección que la rodeaba, pero no podía recordar ninguno. Un intento fallido, y revelaría su posición.
Voldemort se levantó. Harry podía verle ahora, ver sus ojos rojos, el achatado rostro de serpiente, su palidez reluciendo levemente en la penumbra.
Tengo un problema Severus –dijo Voldemort suavemente.
¿Mi Señor? –Hablo Snape.
Voldemort levantó la Varita de Saúco, cogiéndola tan delicada y meticulosamente como la batuta de un director.
¿Por qué no me funciona, Severus?
En el silencio Harry imaginó que podía escuchar el leve siseo de la serpiente mientras se enroscaba y desenroscaba... ¿o era el suspiro sibilante de Voldemort persistiendo en el aire?
¿Mi... Mi Señor? –Dijo Snape sin comprender.- No lo entiendo. Usted... usted ha ejecutado magia extraordinaria con esa varita.
No –dijo Voldemort.- He ejercido mi magia habitual. Soy extraordinario, pero esta varita...no. No ha revelado las maravillas que me habían prometido. No percibo diferencias entre esta varita y la que obtuve de Ollivander tantos años atrás.
El tono de Voldemort era pensativo, tranquilo pero la cicatriz de Harry había comenzado a palpitar y latir. El dolor estaba aumentando en su frente, y podía sentir aquel controlado sentimiento de furia creciendo dentro de Voldemort. Ema comenzaba a impacientarse ante la mirada de Harry pero aun así, intentaba mantener los sentidos despiertos.
Ninguna diferencia –dijo de nuevo Voldemort.
Snape no habló. Harry no podía verle la cara. Se preguntó si Snape presentía el peligro, y estaba intentando encontrar las palabras adecuadas para tranquilizar a su maestro. Voldemort empezó a moverse alrededor de la habitación. Harry lo perdió de vista unos segundos mientras la rondaba, hablando con la misma voz mesurada, mientras el dolor y la furia aumentaban en Harry. Ema le sostenía de los hombros para que este intentara salir de la mente de Voldemort.
He pensado largo y tendido, Severus... ¿sabes por qué te he hecho volver de la batalla?
Y por un momento Harry vio el perfil de Snape. Sus ojos estaban fijos en la enroscada serpiente en su caja encantada.
No, mi Señor, pero le ruego que me permita volver. Déjeme encontrar a Potter.
Suenas como Lucius. Ninguno de vosotros entiende a Potter como lo hago yo. No necesita ser encontrado. Potter vendrá a mí. Yo conozco sus debilidades, sabes, su único gran defecto. Odiaría ver como son fulminados los demás a su alrededor, sabiendo que lo que ocurre es a causa de él. Querrá detenerlo a cualquier precio. Vendrá.
Pero mi Señor, podría resultar muerto accidentalmente por cualquier otro antes de que usted...
Mis instrucciones a los mortifagos han sido perfectamente claras. Capturar a Potter. Matar a sus amigos...cuantos más, mejor... pero no matarle a él. Pero es de ti de quien deseo hablar, Severus, no de Harry Potter. Has sido muy valioso para mí. Muy valioso.
Mi Señor sabe que solo ambiciono servirle. Pero... déjeme ir a por el chico, mi Señor. Déjeme traérselo. Sé que puedo...
¡Te he dicho que no! –dijo Voldemort, y Harry captó el brillo rojo en sus ojos cuando se giraba de nuevo, y el susurrar de su manto fue como el deslizar de una serpiente, y sintió la impaciencia de Voldemort en su ardiente cicatriz.
Mi preocupación por el momento, Severus, es que ocurrirá cuando finalmente encuentre al chico.
Mi Señor, no puede haber dudas, ¿seguramente...?
... pero hay una duda, Severus. La hay.
-Voldemort se detuvo, y nuevamente Harry y Ema pudieron verlo perfectamente mientras deslizaba la Varita de Saúco entre sus blancos dedos, mirando fijamente a Snape.-
¿Por qué las dos varitas que he usado fracasaron cuando las dirigí hacia Harry Potter?
Yo... Yo no puedo responder eso mi Señor.
¿No puedes?
Harry sintió la puñalada de ira como si le hubieran atravesado la cabeza con un clavo. Se metió el puño dentro de la boca para evitar lanzar un grito de dolor mientras Ema le abrazaba y movía los labios en tono a << Contrólate Harry, por favor, ignóralo. >> Pero cuando Harry cerró los ojos de repente él era Voldemort, estudiando la pálida cara de Snape.
Mi varita de tejo hizo todo lo que le pedí, Severus, excepto matar a Harry Potter. Falló dos veces. Cuando torturé a Ollivander este me habló de los núcleos gemelos, me dijo que usara la varita de otra persona. Así lo hice, pero la varita de Lucius se hizo pedazos tras enfrentarse a la de Potter.
No... No tengo explicación, mi Señor.
Snape no estaba mirando ahora a Voldemort. Sus oscuros ojos estaban todavía fijos en la enroscada serpiente en la esfera protectora.
Busqué una tercera varita, Severus, la Varita de Sauco, la Varita del Destino, la Vara de la Muerte. La tome de su dueño anterior. La cogí de la sepultura de Albus Dumbledore.
Y ahora Snape miró a Voldemort, y el rostro de Snape parecía como una máscara de muerte. Era blanco como el mármol y tan quieto que cuando habló, fue una conmoción ver que alguien vivía tras de esos ojos vacíos.
Mi Señor...déjeme ir por el chico...
Toda esta larga noche mientras estoy al borde de la victoria, he estado aquí sentado –dijo Voldemort, su voz apenas más alta que un suspiro.- preguntándome, preguntándome por qué la Varita de Saúco se niega a ser lo que debería ser, se niega a actuar como la leyenda dice que debe actuar para su verdadero dueño...y creo que tengo la respuesta.
-Snape no habló-
¿Quizás tú ya la sabes? Después de todo, eres un hombre inteligente, Severus. Has sido un buen y leal sirviente, y lamento lo que debe ocurrir.
Mi Señor...
La Varita de Saúco no puede servirme adecuadamente, Severus, porque yo no soy su verdadero dueño. La Varita de Saúco pertenece al mago que asesinó a su último dueño. Tú mataste a Albus Dumbledore. Mientras vivas, Severus, la Varita de Saúco no puede ser realmente mía.
¡Mi Señor! –protestó Snape, levantando su varita.
No hay otro camino –dijo Voldemort.- Debo dominar la varita, Severus. Dominar la varita, y dominar a Potter al fin.
Y Voldemort golpeó el aire con la Varita de Saúco. No pareció hacerle nada a Snape, que por una fracción de segundo pareció pensar que había sido indultado, pero entonces la intención de Voldemort quedó clara. La jaula de la serpiente se había girado en el aire, y antes de que Snape pudiera hacer algo más que gritar, le había cubierto parcialmente, la cabeza y los hombros y Voldemort habló en Parsel.
Mata.
Hubo un terrible grito. Harry vio la cara de Snape perder el poco color que le quedaba, empalideció mientras sus negros ojos se ensanchaban, mientras los colmillos de la serpiente atravesaban su cuello, y él fracasaba en su intento de librarse a sí mismo de la jaula encantada.Sus rodillas cedieron y cayó al suelo.
Lo lamento –dijo fríamente Voldemort.
Se apartó. No había tristeza en él, ni remordimiento.
La apuntó hacia la resplandeciente jaula, que contenía a la serpiente, y esta flotó hacia arriba, liberando a Snape, que cayó de lado sobre el suelo, con sangre chorreando de las heridas del cuello. Voldemort salió de la habitación sin una mirada atrás y la gran serpiente flotó tras él dentro de su enorme esfera protectora.
De regreso al túnel y a su propia mente, Harry abrió los ojos. Se había hecho sangre al morderse los nudillos en un esfuerzo por no gritar. Ahora estaba viendo a través de la grieta en la pared puesto que el cajón había sido movido, Harry pudo ver un pie enfundado en una bota negra que temblaba en el suelo y a alguien arrodillado a su lado.
¡Harry! –dijo Hermione en voz baja tras él.
¿Y Ema? –pregunto viendo que ella ya no estaba a su lado.
Entro ahí… -susurro Ron con preocupación apuntando a la habitación.- Pero…
Harry no escucho más, tan sigilosamente como pudo, se metió en la habitación.
No sabía porque lo estaba haciendo, pero se estaba aproximando al hombre moribundo. No sabía que sentía al ver la blanca cara de Snape, tratando de restañar con los dedos la sangrienta herida del cuello. Ema estaba a un lado de él temblando y con lágrimas en los ojos, como miembro de la casa de Slytherin era más que claro que Snape nunca se había llevado mal con ella; de hecho aunque ella fuera amiga de Harry, Ron y Hermione, Snape seguía manteniendo contacto con ella y su familia. Harry se sacó la Capa de invisibilidad y bajó la mirada hacia el hombre que odiaba, cuyos agrandados ojos negros encontraron a Harry mientras trataba de hablar. Harry se inclinó sobre él, y Snape le agarró la parte delantera de sus ropas y lo acercó. Un terrible y borboteante ruido salió de la garganta de Snape.
Toma...las... toma... las
Algo más que sangre estaba escurriéndose de Snape. Azul plateado, ni gas ni líquido, emanaba de su boca, oídos y ojos, y Harry sabía lo que era, pero no sabía qué hacer...
Una redoma, conjurada del el fino aire, fue dejada en su temblorosa mano por Ema. Harry recogió la plateada sustancia con su varita metiéndola dentro.
Cuando la redoma estuvo llena hasta el borde, y Snape daba la sensación de que ya no le quedara nada de sangre dentro, su agarre en la ropa de Harry se aflojó.
Mira...a...me...-susurró Snape.
Los ojos verdes encontraron los negros, pero después de un segundo, algo en las profundidades de los oscuros pareció desaparecer, dejándolos fijos, en blanco y vacíos. La mano que agarrada a Harry hizo un ruido sordo al golpear el suelo, y Snape no se movió más. Harry sintió su mano mojada, eran las lágrimas de Ema, quien se había aferrado a su brazo y lloraba desconsoladamente.
Continuara... :study:
PD: ¿Se dieron cuenta que el Patronus de Ema (ustedes) es el mismo que el de Ron pero hembra? :D
Jaja eso lo puse porque en los Test que he hecho para saber cual forma tiene mi Patronus siempre me toca
Un Perro Terrier como el de el :arre:
Última edición por MaayWeasleyRavenclawJonas el Lun 12 Dic 2011, 4:03 pm, editado 1 vez
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Oh dios, pobre Snape... Yo tambn lloro cada vez k veo o leo esta parte. :(
Me encanto el cap, por favor SIGUELA YA!
Me encanto el cap, por favor SIGUELA YA!
Invitado
Invitado
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Los ojos verdes encontraron los negros, pero después de un segundo, algo en las profundidades de los oscuros pareció desaparecer, dejándolos fijos, en blanco y vacíos. La mano que agarrada a Harry hizo un ruido sordo al golpear el suelo, y Snape no se movió más. Harry sintió su mano mojada, eran las lágrimas de Ema, quien se había aferrado a su brazo y lloraba desconsoladamente.
:crybaby:
Lloroo con esa paartee...
Por quee Seveerus (?
Por queeeeeeee ????? :crybaby: :crybaby: :crybaby:
SIguelaa Maay... Laa partee dee los recuerdoos mee hace lloraar aaun maás...
Sooy maasoquistaa !!
:crybaby:
Lloroo con esa paartee...
Por quee Seveerus (?
Por queeeeeeee ????? :crybaby: :crybaby: :crybaby:
SIguelaa Maay... Laa partee dee los recuerdoos mee hace lloraar aaun maás...
Sooy maasoquistaa !!
SaarahMaalikStyles{#}
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
hola!!!
pobre snape cuando lo vi haci en el cine me dio mucha pena
ya algunas lagrimas caian y pude comprender que nunca fue malo
TT_TT
porfavor siguela pronto!!
besitos!!!
pobre snape cuando lo vi haci en el cine me dio mucha pena
ya algunas lagrimas caian y pude comprender que nunca fue malo
TT_TT
porfavor siguela pronto!!
besitos!!!
~Susie ∞Wallflower∞
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
muy bueno el capituloo! me encanto y fue larguisimoo!
siguela cuando puedas :D
siguela cuando puedas :D
fefi weasley
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Alicia-weasley escribió:MaayWeasleyRavenclawJonas escribió:Alicia-weasley escribió:NUEVA LECTORA!!!!
hola me llamo alicia soy tu nueva y fiel lectora amo tu nove síguela pronto y tengo una preguntita:
¿vas a escribir los recuerdos de snape?
es que esa parte me encanta aunque me da mucha pena siempre me pongo a llorar en esa parte.
bye... besos
Oh my Rowling enserio que felicidad otra lectora!! :'D
Mucho gusto Alicia, podes decirme May :D ¡Bienvenida a la nove!
Te agradesco tanto que la leas y comentes!! :hug:
Lo de los recuerdos de Snape creo que si lo voy a escribir xq amo esa parte
enserio que Snape fue el hombre mas valiente q eh conocido :')
Espero lloremos juntas :D jaja asi que si, aun no llego a esa parte, seguro que si la voy a escribir!! :D
Besss!! :hi:
hola may!!! ¿la de la foto eres tu? Eres igual a una ex-compañera mia eres igual igual de verdad son muy parecidas, pero mi compañera se llama cata y tiene 15 años, pero si no supiera tu nombre juraría que es la cata es que son muy iguales, cuando vi tu foto quede así (bueno ahora que me doy cuenta todo lo que escribí no tiene nada que ver jajajajja)
Tienes toda la razón snape es muy valiente y nunca nadie me había dicho lloremos juntas con una carita feliz jajajaja pero yo igual espero que lloremos juntas jajajajjaja, bueno no se que mas escribir así que solo diré que la sigas :DDDD
bye... besos
Sabia que me olvidaba de responder algo :P jaja odio mi memoria siempre falla u.u
Pero si, la de la foto de Perfil (la anterior y esta nuevo xD) soy yo :D
Una vez un chico que conoci en vacaciones me dijo tambien que era igual a una amiga suyo :O
Wooow seria genial conocer a alguien q se pareciera tanto a vos no?
Jaja lo de la carita feliz era para no entristecernos tanto :P siempre las pongo ya me acostumbre
Te gradesco tanto que comentaras!! :D
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Any.Weasley.Gryffindor.98 escribió:Oh dios, pobre Snape... Yo tambn lloro cada vez k veo o leo esta parte. :(
Me encanto el cap, por favor SIGUELA YA!
Fue fea su muerte :S el que siempre cuido de Harry, aunque el no lo supo hasta despues de que muriera :S
Ufff en fin, grraciias x comentar Any!! :D
Voy a hacer casoa tu peticion y enseguida la sigo! ;) jaja bess!!
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Sarahii[LiamPayne'sWife] escribió:Los ojos verdes encontraron los negros, pero después de un segundo, algo en las profundidades de los oscuros pareció desaparecer, dejándolos fijos, en blanco y vacíos. La mano que agarrada a Harry hizo un ruido sordo al golpear el suelo, y Snape no se movió más. Harry sintió su mano mojada, eran las lágrimas de Ema, quien se había aferrado a su brazo y lloraba desconsoladamente.
:crybaby:
Lloroo con esa paartee...
Por quee Seveerus (?
Por queeeeeeee ????? :crybaby: :crybaby: :crybaby:
SIguelaa Maay... Laa partee dee los recuerdoos mee hace lloraar aaun maás...
Sooy maasoquistaa !!
Ooowww yo tambien lo escribi con lagrimas en los ojos T.T
fue tan triste :( y los recuerdos! :crybaby: ¡Prepara pañuelo Sarah! jeje
Enseguida la sigo y GRACIAS x comentar :'D
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
susie kamiya escribió:hola!!!
pobre snape cuando lo vi haci en el cine me dio mucha pena
ya algunas lagrimas caian y pude comprender que nunca fue malo
TT_TT
porfavor siguela pronto!!
besitos!!!
Yo me tube que leer los siete libros para comprenderlo!
Es que habian muchisimas cosas que no me cerraban :S asi que una vez que empece a leer uno
no pude parar*-* esto de Snape si que nos cerro bien a todos! :D
Nos dimos cuenta de la gran persona q era el realidad :') goshh lo amo!!*-* jaja
Muchisiimas gracias x comentaar!! :D
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
fefi weasley escribió:muy bueno el capituloo! me encanto y fue larguisimoo!
siguela cuando puedas :D
Fefi ame la foto que tenes de firma de Ronmione de peques
Son tan hermosos esos dos*-* tanto como Ginny y Harry como amo esas parejas :'D jaja
Creo que es una foto (? es q no puedo ver los gif, mi internet anda fallando! :x
Bueno ni al caso con la nove xD jaja viste, les dije que iba a ser largo! :D
Y creo que el q voy a subir ahora tambien! En fin, Gracias!! x comentar! :D
TheGirlImpossible
Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [Nueva]
Capítulo 44: Los recuerdos de Snape. Parte 2
Harry permaneció arrodillado junto a Snape, simplemente mirándolo, hasta que de pronto una aguda y fría voz habló tan cerca de ellos que Harry se puso en pie de un salto, sujetando firmemente el frasco entre sus manos y pensando que Voldemort había vuelto a entrar a la habitación Ema se había puesto de pie y se mantenía abrazada a Ron.
La voz de Voldemort resonó desde las paredes y el piso, y Harry se dio cuenta de que estaba hablando para Hogwarts y todo lo que lo rodeaba, que quienes vivían en Hogsmeade y todos aquellos que aún peleaban en el castillo lo escucharían tan claramente como si estuviera parado detrás de ellos, sintiendo su aliento en sus cuellos, como un soplo de muerte.
Han peleado –dijo la voz, fría y aguda– valientemente. Lord Voldemort sabe valorar el coraje. Aun así, han sufrido grandes pérdidas. Si continúan resistiéndose a mí, todos ustedes morirán, uno por uno. No quisiera que esto pasara. Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio. Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente. Tienen una hora. Preparen su muerte con dignidad. Traten a los heridos.
-Pauso-
Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido. Si cuando acabe esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré en la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.
-Tanto Ron como Ema y Hermione sacudieron sus cabezas frenéticamente, mirando a Harry.-
No lo escuches –dijo Ron.
Todo irá bien –recalcó Hermione, con firmeza– Sólo... volvamos al castillo, si ha ido al bosque necesitamos otro plan…
Ema. –le llamo Ron.
Eh… si… -La chica miró el cuerpo de Snape por última vez, y luego se apresuró en ir hacia la entrada del túnel. Ron fue detrás de ella.
Harry recogió la capa de invisibilidad, y luego miró a Snape. No sabía que sentir, excepto una fuerte impresión por como Snape había sido asesinado, y la razón por la que eso había pasado.
Se juntaron en su regreso por el túnel, sin que ninguno de los tres hablara, y Harry se preguntó si Ron, Ema y Hermione aún podían escuchar a Voldemort resonando en sus cabezas, como a él le ocurría.
"Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido… Una hora…"
Pequeños trozos de algo parecían estar esparcidos en el frente del castillo. Faltaba una hora más o menos para el amanecer, y aun así todo estaba en completa oscuridad. Los tres se apresuraron a ir hacia los escalones de piedra. Un perro solitario, del tamaño de un bote pequeño, yacía frente a ellos.
El castillo estaba inusualmente silencioso. No había destellos luminosos, ni explosiones, gritos o exclamaciones. Las gárgolas de la desierta entrada estaban salpicadas de sangre. Aún había esmeraldas esparcidas por el suelo, junto con trozos de mármol y madera astillada. Parte de las barandillas había sido destrozada.
¿Dónde estarán todos? –susurró Hermione.
Ron iba el primero en su camino hacia el Gran Comedor. Harry se detuvo en el umbral.
Las mesas de las Casas ya no estaban, y la habitación estaba repleta. Los sobrevivientes se mantenían abrazados en grupos. Los heridos estaban siendo tratados por Madam Pomfrey y algunos ayudantes en una plataforma. Firenze se encontraba entre los heridos, emanaba sangre de su costado, y se sacudía desde donde estaba tendido, incapaz de ponerse de pie.
Los muertos se encontraban en una fila en el medio del salón. Harry no podía ver el cuerpo de Fred, ya que su familia lo rodeaba. George estaba arrodillado junto a su cabeza, la señora Weasley; tendida sobre el pecho de Fred, temblando incontrolablemente. El señor Weasley le acariciaba el cabello, mientras las lágrimas caían de sus ojos.
Harry vio a Hermione aproximarse a Ginny, cuya cara estaba hinchada y turbada, y abrazarla. Ron se acercó a Bill, Fleur y Percy, quien puso un brazo alrededor de los hombros de Ron. Mientras Ginny y Hermione se aproximaban más al resto de la familia, Harry observó los cuerpos tendidos junto a Fred. Remus y Tonks, pálidos, quietos y con una mirada de paz, parecían dormir bajo el negro cielo encantado.
E-esa es ¿Tonks? –le pregunto Ema a Harry en un susurro.- Oh mi dios…
Tranquila… -susurro Harry intentando contenerse el también, mientras le daba un abrazo.
Tengo que ir. –dijo separándose de él y limpiándose las lágrimas mientras miraba a la familia Weasley.- Necesitaremos contenernos entre nosotros. -sollozo.
Ve. –asintió.
Pero...
Yo estare bien. -dijo enseñandole el pequeño frasco con los recuerdos de Snape. Ella sintio y se marcho.
Señora Weasley… -escucho decir a Ema mientras corría a abrazar al resto de la familia.
El Gran Comedor parecía alejarse volando, hacerse más pequeño, encogerse, mientras Harry se alejaba rápidamente del umbral. No podía respirar. No podía soportar mirar los demás cadáveres para ver quienes más habían muerto por él. No podía soportar el estar con los Weasley, no podía mirarlos a los ojos sabiendo que de haberse rendido de inmediato, Fred nunca hubiese muerto.
Dio media vuelta y corrió hacia la escalera de mármol. Lupin, Tonks… Anhelaba no sentir… deseaba poder arrancarse el corazón, el estómago, todo lo que gritaba dentro de él. El castillo estaba completamente vacío, incluso los fantasmas parecían haberse unido a la masa de luto en el Gran Comedor. Harry corrió sin detenerse, aferrando el frasco de cristal que contenía los últimos pensamientos de Snape, sin aminorar el paso hasta que llegó a la gárgola de piedra que cuidaba la oficina del director.
-¿Contraseña?
¡Dumbledore! –gritó Harry sin pensarlo, pues era a él a quien quería ver, y para su sorpresa, la gárgola se hizo a un lado, abriéndole el paso a la escalera de espiral a sus espaldas.
Harry miró desesperanzado al marco vacío de Dumbledore, que colgada directamente detrás de la silla del director, y luego le dio la espalda. El Pensadero de piedra se encontraba en la misma cabina de siempre. Harry lo cargó hasta el escritorio e introdujo los recuerdos de Snape en la gran vasija con las marcas de runas en el borde. Escapar a la cabeza de otro sería un gran alivio… nada podía ser peor que sus propios pensamientos, aunque hubiesen pertenecido a Snape.
Los recuerdos se arremolinaron, plateados y extraños, y sin dudarlo, con un sentimiento de imprudente abandono, aun sabiendo que esto aumentaría su pesar, Harry se zambulló.
Sintió la luz del sol, y sus pies tocaron un suelo cálido. Al enderezarse, pudo ver que estaba en un patio de juegos casi totalmente desierto. Una única y gran chimenea era lo que distinguía en el lejano horizonte.
Dos niñas se columpiaban hacia delante y atrás, y un niño delgadísimo las observaba desde detrás de unos arbustos. Su cabello negro era largo, y su ropa era tan desastrosa que parecía a propósito: jeans demasiado cortos, un abrigo lamentable y demasiado largo que podía haber pertenecido a un adulto y una extraña polera que parecía un delantal. Harry se acercó al muchacho. Snape parecía tener unos nueve o diez años, pálido, pequeño y rudo. Había codicia sin disfrazar en su delgado rostro, mientras observaba a la más joven de las dos hermanas columpiarse más y más alto que su hermana.
¡Lily, no hagas eso! –gritó la mayor.
Pero la chica se había soltado del columpio en el punto más alto de este, y voló por los aires (literalmente, voló) y se lanzó hacia el cielo con una gran carcajada, y en vez de estrellarse contra el asfalto de patio, se elevó como un trapecista por el aire, manteniéndose arriba durante bastante tiempo y aterrizando suavemente.
¡Mamá te dijo que no lo hicieras!
-Petunia dejó de columpiarse hundiendo sus sandalias en la tierra, provocando un crujido, y luego se puso de pie, con las manos en la cintura.-
¡Mamá dijo que no tenías permiso para hacerlo, Lily!
Pero estoy bien –dijo Lily, aun riendo– Tuney, mira esto. Mira lo que puedo hacer.
Petunia miró alrededor. El patio estaba vacío, a excepción de ellas mismas y, a pesar de que ellas no lo sabían, Snape. Lily recogió una flor que se había caído del arbusto detrás del cual Snape se escondía. Petunia avanzó, evidentemente dividida entre la curiosidad y la desaprobación. Lily esperó a que Petunia estuviese lo suficientemente cerca como para ver bien, y luego abrió la palma de su mano. La flor se sentó ahí, abriendo y cerrando sus pétalos, como si fuera una ostra extraña y bizarra, con muchos labios.
¡Detenlo! –chilló Petunia.
No te hace daño –replicó Lily, pero cerro su mano y arrojó la flor.
No está bien –dijo Petunia, pero sus ojos habían seguido el vuelo de la flor hacia el suelo, y los mantuvo fijos en ese lugar.- ¿Cómo lo haces? –añadió, con una voz que indicaba cuanto quería saber.
Es obvio, ¿no? –Snape ya no podía contenerse, y saltó de detrás de los arbustos.
Petunia gritó y retrocedió corriendo hacia los columpios, pero Lily, aunque claramente asustada, permaneció donde estaba. Snape pareció lamentar haber aparecido. Una capa de rubor se posó en sus pálidas mejillas mientras miraba a Lily.
¿Qué es obvio? –preguntó Lily.
Snape parecía nervioso y exaltado. Mirando a Petunia, que se asomaba por detrás de los columpios, bajó la voz y dijo:
Yo sé lo que eres.
¿Qué quieres decir?
Eres… eres una bruja –susurró Snape.
-La niña se mostró ofendida.-
¡Eso no es algo muy agradable para decírselo a alguien!
-Se dio vuelta, con la nariz hacia arriba, y se alejó hacia su hermana.-
¡No! –dijo Snape. Ahora estaba completamente colorado, y Harry se preguntó porque no que quitaba su ridículamente largo abrigo, a menos que fuera porque no quería mostrar el delantal que traía debajo.
Aleteó detrás de las chicas, pareciéndose grotescamente a un murciélago, al igual que su yo mayor. Las hermanas lo examinaron con una mirada desaprobatoria, y se colgaron de las poleas de uno de los columpios, como si ese fuera un lugar seguro.
Lo eres –le dijo Snape a Lily.– Eres una bruja, te he estado observando desde hace tiempo. Pero no tiene nada de malo, mi madre también lo es, y yo soy un mago.
-La risa de Petunia era como agua fría.-
¡Un mago! –Exclamó, recuperando el coraje ahora que ya había superado el susto la aparición repentina.- ¡Yo sé quién eres! ¡Eres ese tal Snape! Vives al terminar Spinner End, cerca del río –le dijo a Lily, y era evidente por su tono de voz que consideraba la dirección muy poco recomendable.- ¿Por qué nos has estado espiando?
¡No he estado espiando! –Dijo Snape, acalorado, incómodo y con el cabello sucio bajo la luz del sol– No te espiaría a ti, de todas formas –añadió con desprecio.– eres una muggle.
-Aunque claramente Petunia no entendía la palabra, intuía lo que era por el tono.-
¡Ven, Lily, vámonos! –dijo fríamente. Lily obedeció a su hermana de inmediato, mirando a Snape mientras se iba.
Él no dejó de mirarlas en su camino hacia el portón de la plaza, y Harry, el único que quedaba para observarlo, pudo reconocer en él una amarga decepción, y comprendió que Snape había estado planeando este momento desde hacía mucho, y que le había salido completamente mal…
La escena se disolvió, y antes de que Harry se diera cuenta, se rehízo a su alrededor. Ahora estaba en un pequeño bosque. Podía ver el agua de un río brillando a través de los troncos. Las sombras que daban los árboles dejaban un claro verde y fresco. Dos niños se encontraban sentados en suelo, cara a cara y con las piernas cruzadas. Snape se había quitado el abrigo, y su delantal parecía menos peculiar a media luz.
… y el Ministerio puede castigarte por hacer magia fuera de la escuela, te envían cartas.
¡Pero yo sí he hecho magia fuera de la escuela!
Estamos a salvo. Aún no tenemos nuestras varitas. Te dejan en paz cuando eres un niño y no puedes evitarlo. Pero cuando cumples once –y asintió, dándose importancia.– y te comienzan a entrenar, debes ser más cuidadoso.
Hubo un pequeño silencio. Lily había recogido una ramita caída y la hacía girar en el aire; Harry supo que la niña imaginaba chispas saliendo de ella. Luego dejó caer la ramita y se inclinó hacia el chico.
Es verdad ¿no? ¿No es una broma? Petunia dice que me estás mintiendo. Petunia dice que no existe Hogwarts. Es verdad, ¿no?
Es verdad para nosotros –dijo Snape.- no para ella. Pero recibiremos la carta, tú y yo.
¿En serio? –susurró Lily.
Definitivamente –dijo Snape, e incluso con su mal corte de cabello y su extraña ropa, su figura pareció enaltecerse en frente de ella, lleno de confianza en su destino.
¿Y de verdad me llegará por lechuza? –susurró Lily.
Normalmente –Dijo Snape.– pero eres hija de muggles, así que alguien de la escuela tendrá que venir a explicársele a tus padres.
¿Existen diferencias por ser hija de muggles?
-Snape dudó un instante. Sus ojos negros, impacientes y repentinamente abatidos, recorrieron la pálida cara y el cabello rojo oscuro.-
No –dijo.– No existe ninguna diferencia.
Qué bien –dijo Lily, relajándose. Estaba claro que eso la había estado preocupando.
Tienes mucha magia –dijo Snape.– pude verlo. Todo el tiempo que te observé…
Su voz fue desapareciendo, ella no estaba escuchando, pero se había estirado en el suelo frondoso y miraba hacia las hojas en las copas de los árboles que había sobre ellos. Él la miró con tanta intensidad como la había mirado en el patio de juegos.
¿Cómo van las cosas en tu casa? –preguntó Lily.
-Snape frunció un poco el entrecejo.-
Bien –dijo.
¿Ya no se pelean?
Oh, sí. Sí se pelean –dijo Snape, recogiendo un montón de hojas y rompiéndolas, aparentemente sin darse cuenta de lo que estaba haciendo.- Pero no falta mucho para que me vaya.
¿A tu padre no le gusta la magia?
Creo que no hay nada que le guste mucho –dijo Snape.
¿Severus?
-Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Snape cuando ella mencionó su nombre.-
¿Sí?
Háblame otra vez sobre los Dementores.
¿Qué quieres saber de ellos?
Si yo uso magia fuera de la escuela…
¡No te enviarán a los Dementores por eso! Los Dementores son para gente que ha hecho cosas realmente malas. Son los guardianes de la prisión mágica, Azkaban. Pero tú no irás a Azkaban, eres demasiado…
Snape se sonrojó nuevamente y destrozó más hojas.
Luego, un ligero crujido detrás de Harry hizo que se diera vuelta: Petunia, escondida detrás de un árbol, había perdido el equilibrio.
¡Tuney! –exclamó Lily, con una voz llena de sorpresa y bienvenida, pero Snape se había puesto de pie de un salto.
¿Quién espía a quién ahora? –gritó.– ¿Qué es lo que quieres?
-Petunia había perdido el aliento, alarmada por haber sido atrapada. Harry podía ver como luchaba por encontrar algo hiriente que decir.-
¿Y tú, qué traes puesto? –Dijo, señalando al pecho de Snape.- ¿Una blusa de tu mami?
-Escucharon un "CRACK": una rama cayó sobre la cabeza de Petunia. Lily gritó, la rama golpeó a Petunia en el hombro, quien retrocedió y se echó a llorar.-
¡Tuney!
-Pero Petunia había salido corriendo. Lily se volteó hacia Snape.-
¿Tú hiciste que pasara eso?
No –el chico parecía desafiante y asustado.
¡Fuiste tú! –La niña se alejaba, sin darle la espalda- ¡Fuiste tú! ¡La lastimaste!
No… ¡no lo hice!
Pero la mentira no convenció a Lily: después de una última mirada fulminante, se fue corriendo del bosquecillo, detrás de su hermana, y Snape se quedó allí, miserable y confundido…
Y el escenario se rearmó. Harry miró a su alrededor, se encontraba en el andén 9 y ¾, y Snape estaba a su lado, ligeramente encorvado, junto a una mujer delgada, pálida y con una mirada amarga, que le recordaba mucho a él. Snape miraba a una familia de cuatro miembros que se encontraba a una escasa distancia. Las dos niñas estaban un tanto alejadas de sus padres. Lily parecía estar discutiendo con su hermana. Harry se acercó más para escuchar.
¡…lo siento mucho, Tuney, lo siento! Escucha –tomó la mano de su hermana, y la sostuvo, a pesar de que Petunia trataba de soltarse– Tal vez cuando llegue (¡Escucha, Tuney!) Tal vez cuando llegue, podré ir a hablar con el profesor Dumbledore y convencerlo para que cambie de opinión.
¡Yo… no… quiero… ir! –Dijo Petunia, forcejeando por quitar su mano de entre las de su hermana.- ¿Crees que quiero ir a un estúpido castillo a aprender a ser una… una…?
Sus ojos claros recorrieron la plataforma, sobre los gatos maullando en los brazos de sus dueños, sobre las lechuzas ululando y aleteándose unas a otras en sus jaulas, sobre los estudiantes, algunos ya vestidos con sus largas túnicas negras, cargando sus baúles al interior del tren escarlata o saludándose felices unos a otros después de un verano sin verse.
¿…crees que quiero ser un… un… fenómeno?
-Los ojos de Lily se llenaron de lágrimas mientras Petunia conseguía recuperar su mano.-
No soy un fenómeno –dijo Lily– Es horrible que digas eso.
Ahí es a dónde vas –dijo Petunia, ardientemente– A una escuela especial para fenómenos. Tú y ese Snape… raros, eso es lo que son. Es bueno que te separen de la gente normal. Es por nuestra propia seguridad.
-Lily miró a sus padres, quienes miraban la plataforma con un aire de dicha total, disfrutando la escena. Luego volvió a mirar a su hermana, y su voz se volvió baja y fría.-
No pensabas que era una escuela para fenómenos cuando le escribiste al director rogándole que te aceptara.
-Petunia se puso escarlata.-
¿Rogándole? ¡Yo no le rogué!
Vi su respuesta. Fue muy amable.
¡No debiste haberlo leído…! –Susurró Petunia– Era algo privado… ¿Cómo pudiste?
-Lily se delató a sí misma al mirar hacia donde se encontraba Snape. Petunia jadeó.-
¡Ese chico la encontró! ¡Tú y ese niño han estado espiando en mi habitación!
No… no espiando –ahora era Lily quien estaba a la defensiva– ¡Severus vio el sobre, y no podía creer que un no mago fuera capaz de contactar con Hogwarts, eso es todo! Dice que debe haber magos trabajando encubiertos en el servicio postal y que ellos se encargan de…
¡Aparentemente los magos meten las narices en todas partes! –dijo Petunia, ahora tan pálida como antes sonrojada.- ¡Fenómeno! –le espetó a su hermana, encaminándose luego hacia sus padres.
La escena se disolvió una vez más. Snape recorría el corredor del Expreso de Hogwarts mientras este atravesaba el país. Ya se había puesto su túnica de la escuela, seguramente había aprovechado la primera oportunidad que había tenido para deshacerse de su extraña ropa muggle. Al fin se detuvo, fuera de un compartimiento en el cual unos chicos muy ruidosos conversaban. Encogida en un asiento de la esquina, junto a la ventana, estaba Lily, con su cara apretada contra el cristal de la ventana.
Snape abrió la puerta del compartimiento y se sentó frente a Lily. Ella lo miró y luego volvió la vista hacia la ventana. Había estado llorando.
Continuara... :study:
¡Que lo disfruten! :D AMO a Lily es tan tierna*-* yo quiero una hija pelirroja! :D jaja
AMO a los pelirrojos*-* ahora si, me voy a dormir!
#Travesura Realizada. :twisted:
TheGirlImpossible
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
hola!!!!!
estuvo jenial el cap
yo me estoy cambiando el color a pelirrojo
es jenial el color
y me agrada tanto lily!
yo tambien quiero una hija pelirroja!
besitos y siguela pronto!
estuvo jenial el cap
yo me estoy cambiando el color a pelirrojo
es jenial el color
y me agrada tanto lily!
yo tambien quiero una hija pelirroja!
besitos y siguela pronto!
~Susie ∞Wallflower∞
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
MaayWeasleyRavenclawJonas escribió:fefi weasley escribió:muy bueno el capituloo! me encanto y fue larguisimoo!
siguela cuando puedas :D
Fefi ame la foto que tenes de firma de Ronmione de peques
Son tan hermosos esos dos*-* tanto como Ginny y Harry como amo esas parejas :'D jaja
Creo que es una foto (? es q no puedo ver los gif, mi internet anda fallando! :x
Bueno ni al caso con la nove xD jaja viste, les dije que iba a ser largo! :D
Y creo que el q voy a subir ahora tambien! En fin, Gracias!! x comentar! :D
jajaaj sii es una foto :P
fefi weasley
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
Yoo taambien quieroo unaa hijaa pelirrojaaa.. xD
Peeroo mi caabello es neegroo .. De dondee lkajsdlk vaa aa saalir un@ hij@ pelirroj@ (?????????? HAhahaa,..
Whaatever !! No !! De verdaad quee leer los recueerdos mee haace lloraar... Oseaa,, y maaás cuaando lo dee "Todo este tiempo Severus?" " Siempre " SantoCielo !! Por quee yaa noo haay maas hombrees aasi (? Taan ... Taaan... SEVERUS SNAPE !!
Siguelaa prontooo (:
Peeroo mi caabello es neegroo .. De dondee lkajsdlk vaa aa saalir un@ hij@ pelirroj@ (?????????? HAhahaa,..
Whaatever !! No !! De verdaad quee leer los recueerdos mee haace lloraar... Oseaa,, y maaás cuaando lo dee "Todo este tiempo Severus?" " Siempre " SantoCielo !! Por quee yaa noo haay maas hombrees aasi (? Taan ... Taaan... SEVERUS SNAPE !!
Siguelaa prontooo (:
SaarahMaalikStyles{#}
Re: Las Reliquias de la Muerte ~Ron&Tu [TERMINADA]
awwww me encantaron los capitulos, estoy llorando siempre que leo los recuerdos de snape lloro, pero me encanta leer cuando severus y lily son niños (amo esa pareja) jajajajaja
awwww!!! bueno síguela pronto amo tu nove
PD: eres igual, igual a mi compañera de verdad algún día te enviare una foto de mi compañera, y si seria genial conocer alguien igual a ti, seria como ver a un gemelo perdido o un clon. que miedo D: , suguela pronto
awwww!!! bueno síguela pronto amo tu nove
PD: eres igual, igual a mi compañera de verdad algún día te enviare una foto de mi compañera, y si seria genial conocer alguien igual a ti, seria como ver a un gemelo perdido o un clon. que miedo D: , suguela pronto
Alicia-weasley
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