Care. |Michael Clifford|

Capitulo 1.

Lagrimas cayendo por sus mejillas otra vez, la sangre deslizando por sus muñecas en este momento lo único que quería era que alguien entrara y la salvara de sí misma. Sentía miedo e impotencia rabia también no entendí por la lastimaban por que se empeñaban en hacerle daño, ella lo único que quería era ser feliz tener alguien que la quisiera y la apoyara, alguien a quien contarle sus más íntimos secretos con quien desahogarse. Pero no en cambio lo único que recibía era golpes e insultos como esperan que alguien pueda vivir así.
Con las manos temblorosas limpio lo más que pudo sus heridas cubriéndolas con el fino suéter blanco que llevaba, se paró y respiro por un momento mientras secaba las lágrimas lo único que quería era escapar de este infierno del infierno que era su vida. Respiro hondo y salió del cubículo sabía muy bien que la sangre en el piso pasaría inadvertida en el baño de chicas, por lo que no se tomó ni la molestia en limpiarlo se vio por última vez en el espejo y acomodo lo mejor que pudo su cabello para salir. Los pasillos estaban solos y sintió un escalofrió recorrer su cuerpo tenía miedo otra vez sintió la necesidad de llorar pero se contuvo lo más que pudo, casi corriendo llego al salón de biología donde la recibió su amable profesor.

-Pasa de una buena vez si no quieres que te reporte- Le grito con la cabeza cabizbaja se dirigió a su acostumbrado puesto que estaba solo esperando por ella, sentía la mirada acosadora de todos su compañeras sobre ella como odiaba sentir eso se sentía tan vulnerable y expuesta. Soltó todo y se hundió en el frio asiento tratando pasar los más invisible posible, pero era imposible todavía algunos la seguían viendo raro.

Pasaba la clase con lentitud y Bonnie lo que hacía era todo menos entender lo que les explicaba el viejo amargado que tenía enfrente, quería irse a su casa y consolarse con su almohada pero los minutos se hacen eternos para que se cumpla su sueño. Sentía la mirada de alguien pero cada vez que volteaba era en vano ya que nunca hallaba con la persona que la estaba mirando, hasta que de momento a otro una gran mano pálida toco su mano por un momento tenía miedo pero el suave tacto de aquella mano la tranquilizo.

-¿Me podrías decir la hora?- Escucho con lentitud su vista fue recorriendo la mano hasta llegar a dos hermoso orbes azulados que la hechizaron, se sentí estúpida boba pero no podía dejar de verlos eran hermosos y tan llenos de vida.

-Yo em-em-em- em no se- Tartamudeo de verdad que ahora si sentía una completa tonta, la única persona que se había dignado hablarle de forma amable y ella lo único que hacía era balbucear.

-Bueno ricitos no te enfades pero te pregunte si me la podías decir, no si la sabias-Sintió la cara arder en mil colores el chico de cabello morado con toques negro tenía razón, con el disimulo más grande del mundo saco su celular del bolsillo izquierdo de su pantalón.
-9:45- Fue lo único que pudo decir estaba nerviosa y se sentía humillada por el comentario anterior del chico, lo único que pedía en ese momento era que su mano le dejara de acariciar con suavidad  la hacía sentirse en un estado de bobes al máximo.

-Gracias ricitos- Soltó de forma amable y le dio una encantadora sonrisa para después voltearse, por un momento Bonnie sintió que el aire no le llegaba a los pulmones. Primera vez en todo este tiempo en la escuela que alguien la llamaba tan cariñosamente y la trataba bien.