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Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Mañana la sigo katie:) gracias por leer!Katie Hernandez escribió:Siguelaaaaaaaa! Oh mai goooot la rayis se enojo con el pobre zayn:(
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Hola! Bienvenida! Muchas muchas gracias por pasarte tambien por esta novela:3 tu nombre sale en la novela jajajaa eres la primita de rayis;) Y bueno.. Sobre la otra novela probablemente la seguire cuando termine Quien entiende a los hombres, que le faltab aproximadamente diez capitulos:( Pero bueno, gracias por leer mis noves:)Isabela85 escribió:Hola!!!
reportandome en la nueva novela!!!!
me ha encantado!!!!
creo que ne vez de encontrar el amor en un italianito lo encontrara en un motocicleta britanico...
continua pliiiiissss!!!!
PD: de verdad me gustaba la otra nove y espero que pronto subas mas capis...
:bye: :bye: :bye:
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Capitulo 07 - Referencias de Amor
Quizás, me sobrepasaba. Quizás, el se sobrepasaba. Lo único de lo que estaba completamente segura, es que no sentíamos necesariamente 'agrado' el uno al otro. Zayn era irritante, burlon y egocéntrico. Yo para él, era una americana chiflada que se sentía la reina del mundo, y quería que todos estuvieran a su merced cuando lo necesitara, cosa que no era verdad. Todo el día peleábamos, todo el tiempo, a todas horas, aunque claro, a escondidas de mis abuelos, ya que a ellos no les gustaban las riñas, no les importaba si yo era su nieta, para ellos ambos teníamos el mismo derecho de estar en su casa... Bah, italianos.
La gota que derramó el vaso fue, definitivamente, la mañana del día siguiente a la confesión de Pauly con Isabella.
Ese día, mi abuela me pidió de favor que llevara a Zayn a conocer Nove… Mala idea desde un principio. En el café donde desayunamos, derramó todo mi Smoothie de Banana sobre mi, y después, cuando el coraje y las ganas de golpearlo se habían calmado un poco, durante nuestra caminata por la bahía, hizo que callera del muelle… ¡Caí del muelle! ¡Llevandome conmigo toda una sesta llena de pescados del viejo Señor Tribiall!. Zayn se estaba burlando de mi todo el tiempo, y no paraba de reírse mientras le entregaba uno de sus pescados a aquel viejo pescador. Terminé oliendo a platano con pescado de Atún.
Sin embargo, el karma no tardó en aparecer. Zayn calló enfermo de catarro por un día, destruyendo así el malévolo plan de Pauly, la cual había llegado con más lápiz labial de lo acostumbrado a casa de mis abuelos, para invitarnos a la feria. Una vez que vio que Zayn estaba tendido en cama casi dormido, y de que yo no estaba de humor ya que no había podido empezar mi trabajo - aunque dudaba que mi situación le fuera a importar -, se fue ella sola con sus amigas a la feria.
Zayn seguía teniendo esa herida en la cabeza, la que se había hecho al chocar con la cerca de la casa de mis abuelos. Yo seguía con muchas preguntas, tales como ¿Quién es él? ¿De dónde viene? ¿No tiene familia acaso que lo cuide? O ¿Por qué vino a molestarnos a nosotros?
La noche del sábado en la madrugada, el sonido de una charola de plata estrellarse contra el suelo me despertó. Asustada, salí de entre las colchas, y me aventuré al pasillo. Allí, al fondo, se encontraba mi abuela levantando la charola.
- ¿Abuelita? - pregunté junto con un bostezo. - ¿Qué haces despierta? - pregunté curiosa mientras que ella sonreía de oreja a oreja. Aun a las 3 de la mañana, estaba feliz. Se veía un poco cansada, y era bastante claro que tenía mucho sueño.
- Zayn tiene fiebre. - dijo ella caminando a mi lado, para ir a la habitación de huéspedes, donde Zayn se estaba quedando. - Estoy viendo si puedo bajarle la temperatura.
- Abuela, necesitas descansar. - dije con reproche, mientras que ella comenzaba a subir las escaleras.
La casa constaba de dos pisos. En el primero, estaba la habitación de mis abuelos, ya que no les gustaba mucho subir y bajar escaleras. Así mismo, se encontraba la habitación en donde yo me estaba quedando. Ya en la segunda planta, se encontraban otras tres habitaciones, un baño, y una gran terraza con vista al hermoso mar. Zayn se encontraba en el segundo piso.
- Yo iré. - dije provocando que ella se diera la media vuelta lentamente. - Necesitas reposo, anda, yo lo cuido. - sabía que quizás me iba a arrepentir de hacer eso, pero quería que mi abuela Nina descansara, ya que la llegada de los pequeños retoños a la casa debían de haberla dejado sin nada de energías. Con una gran sonrisa, mi abuela me besó la mejilla, y dejó la charola en mis manos, para después darme unas palmaditas en el hombro.
- Sei un angelo - susurró mi abuela bajando la escalera. Ella había dicho 'Eres un Ángel'. Yo sonreí, y la vi desaparecer por el pasillo.
Tomé un fuerte suspiro antes de subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta de cristal de la terraza, levantando con mis dedos un poco la cortina para poder ver la luna cuarto menguante sobre el mar, y su reflejo en el, tan pacifico y calmado. Después de admirar un poco la belleza de Nove, caminé por el corredor, hacia la habitación de mi 'nada buen amigo'. Estaba un cuarto de puerta abierta, dejando entrever la luz de la vela que mi abuela había encendido dentro. Según ella, la flama absorbía la energía negativa y se curaba mas rápido.
Me asomé antes de entrar; el descansaba solo en unos pants grises, con las sabanas sobre medio de su cuerpo. Su pecho estaba descubierto, y no tenía ningún tipo de camisa o algo por el estilo, solo así, sin nada enzima. Entré sigilosamente, mientras que me senté en la silla mecedora que estaba junto a la cama de Zayn, la cual mi abuela había estado usando las últimas horas para ponerle aquel trapo helado en la cabeza, a ver si se le calmaba. El descansaba, quieto, y sumiso. "Si no hablaras en todo el día justo como ahora lo haces, realmente me agradarías" pensé con cierto humor.
Empapé el trapo en el agua con hielos, para después colocarlo lentamente sobre la frente del chico. El se estremeció, y abrió lentamente los ojos.
- Sh, sh... - susurré, colocando el trapo sobre sus parpados, obligando a no mirar. - tienes que descansar.
- ¿____? - preguntó perplejo, y con la voz quebrada gracias a las flemas. Yo sonreí, mientras retiraba el trapo para darle otra pasada de agua. - ¿Eres tú?
- Me encontré con mi abuela en el pasillo. Me ofrecí a venir en su lugar porque la vi muy cansada... Quería que descansara.
- Yo igual. - admitió entre risas. Cerró los ojos acostándose boca arriba, mientras que volvía a pasarle el trapo. - Tenía ya varias horas insistiéndole en que se fuera a descansar, y en que yo estaría más que bien, aunque es un poco terca. - yo sonreí, mientras sentía el contraste de piel caliente y agua helada. El echaba de vez en cuando escalofríos cortos al contacto con el liquido frio, pero lo aguantaba.
- Tengo frio. - admitió con un chasquido de dientes.
- Estamos a 28 grados... No hay posibilidad de que tengas frio. Definitivamente estás enfermo.
- Vaya, no quiero ser más molestia de la que ya te soy. - hice una mueca, la cual el no vio gracias a que tenía el trapo frente a sus ojos. - ____... ¿Me odias?
- ¿Odiarte? - bufé. - Ni que fueras tan importante. - el rió soltando una carcajada, y yo reí un poco más leve. – Digo, el haberme tirado de la bahía y provocar que quedara totalmente empapada no fue un buen comienzo…
- No te olvides de los pescados. – agregó y soltó una fuerte carcajada. Yo reí bajo.
- Y la banana… - suspiré, provocando en el otra risita. Era demasiado burlón. - No te odio... Simplemente no me gusta que invadan mi espacio personal. Soy rara.
- ¿En qué sentido? - preguntó el curioso, mientras que tomaba la colcha y se envolvía en ella.
- Zayn sácate eso de allí. - dije quitándole la colcha. - eso solo hará que te de mas fiebre.
- Pero tengo frio. - insistió.
- ¿Quien es la enfermera aquí? - pregunté con chusquedad.
- Pensé que eras escritora. - bromeó siguiéndome el juego. - la señorita ____ tiene más de un talento.
- Naturalmente. - agregue mientras el soltaba otra carcajada mas. Después de eso, ambos callamos unos minutos.
Le quité la colcha a Zayn tirándola al piso, y después de eso bajé a la cocina para prepararle un Té de manzanilla. A duras penas se lo tomó todo, gracias a que según el también tenía ganas de vomitar, aunque yo no lo veía más que como una excusa para no tomarse el Té. Mientras tanto, yo seguí con el proceso de mojar el trapo, y empapar a Zayn de su humedad helada por varios minutos, que después de un rato se volvieron más incesantes, aunque parecía que había valido la pena, ya que cada vez se sentía mas fría su piel, y el sentía más calor, lo cual era bueno.
- Zayn... ¿Puedo preguntarte algo? - escupí de repente. El me miró extrañado.
- Claro ____.
- ¿Alguna vez te has enamorado? - el sonrió complacido, mientras que yo dejaba el trapo en el traste. El chasqueó la lengua, y miró al techo.
- Si... Si me enamoré una vez hacía varios años. - dijo él con añoranza. - pero supongo que, a veces la vida no siempre te muestra la cara bonita. - admitió entre sonrojo. Yo sonreí.
- Se que quizás suene raro, pero ¿Me ayudarías? - frunció el ceño. - necesito... Referencias. - dije buscando la palabra adecuada.
- ¿Referencias de amor?
- Exacto. - asentí muy segura. - Estoy haciendo una investigación, y... necesito saber como actúa el amor en personas diferentes. - el asintió pensativo.
- Con gusto. - dijo el entre bostezo. - pero hoy no. Bueno... Más al rato. - miró hacia el reloj con los números rojos: 4:35 de la mañana.
Después de eso, no me di cuenta ni cómo ni en qué momento, pero caí en un profundo sueño.
Quizás, me sobrepasaba. Quizás, el se sobrepasaba. Lo único de lo que estaba completamente segura, es que no sentíamos necesariamente 'agrado' el uno al otro. Zayn era irritante, burlon y egocéntrico. Yo para él, era una americana chiflada que se sentía la reina del mundo, y quería que todos estuvieran a su merced cuando lo necesitara, cosa que no era verdad. Todo el día peleábamos, todo el tiempo, a todas horas, aunque claro, a escondidas de mis abuelos, ya que a ellos no les gustaban las riñas, no les importaba si yo era su nieta, para ellos ambos teníamos el mismo derecho de estar en su casa... Bah, italianos.
La gota que derramó el vaso fue, definitivamente, la mañana del día siguiente a la confesión de Pauly con Isabella.
Ese día, mi abuela me pidió de favor que llevara a Zayn a conocer Nove… Mala idea desde un principio. En el café donde desayunamos, derramó todo mi Smoothie de Banana sobre mi, y después, cuando el coraje y las ganas de golpearlo se habían calmado un poco, durante nuestra caminata por la bahía, hizo que callera del muelle… ¡Caí del muelle! ¡Llevandome conmigo toda una sesta llena de pescados del viejo Señor Tribiall!. Zayn se estaba burlando de mi todo el tiempo, y no paraba de reírse mientras le entregaba uno de sus pescados a aquel viejo pescador. Terminé oliendo a platano con pescado de Atún.
Sin embargo, el karma no tardó en aparecer. Zayn calló enfermo de catarro por un día, destruyendo así el malévolo plan de Pauly, la cual había llegado con más lápiz labial de lo acostumbrado a casa de mis abuelos, para invitarnos a la feria. Una vez que vio que Zayn estaba tendido en cama casi dormido, y de que yo no estaba de humor ya que no había podido empezar mi trabajo - aunque dudaba que mi situación le fuera a importar -, se fue ella sola con sus amigas a la feria.
Zayn seguía teniendo esa herida en la cabeza, la que se había hecho al chocar con la cerca de la casa de mis abuelos. Yo seguía con muchas preguntas, tales como ¿Quién es él? ¿De dónde viene? ¿No tiene familia acaso que lo cuide? O ¿Por qué vino a molestarnos a nosotros?
La noche del sábado en la madrugada, el sonido de una charola de plata estrellarse contra el suelo me despertó. Asustada, salí de entre las colchas, y me aventuré al pasillo. Allí, al fondo, se encontraba mi abuela levantando la charola.
- ¿Abuelita? - pregunté junto con un bostezo. - ¿Qué haces despierta? - pregunté curiosa mientras que ella sonreía de oreja a oreja. Aun a las 3 de la mañana, estaba feliz. Se veía un poco cansada, y era bastante claro que tenía mucho sueño.
- Zayn tiene fiebre. - dijo ella caminando a mi lado, para ir a la habitación de huéspedes, donde Zayn se estaba quedando. - Estoy viendo si puedo bajarle la temperatura.
- Abuela, necesitas descansar. - dije con reproche, mientras que ella comenzaba a subir las escaleras.
La casa constaba de dos pisos. En el primero, estaba la habitación de mis abuelos, ya que no les gustaba mucho subir y bajar escaleras. Así mismo, se encontraba la habitación en donde yo me estaba quedando. Ya en la segunda planta, se encontraban otras tres habitaciones, un baño, y una gran terraza con vista al hermoso mar. Zayn se encontraba en el segundo piso.
- Yo iré. - dije provocando que ella se diera la media vuelta lentamente. - Necesitas reposo, anda, yo lo cuido. - sabía que quizás me iba a arrepentir de hacer eso, pero quería que mi abuela Nina descansara, ya que la llegada de los pequeños retoños a la casa debían de haberla dejado sin nada de energías. Con una gran sonrisa, mi abuela me besó la mejilla, y dejó la charola en mis manos, para después darme unas palmaditas en el hombro.
- Sei un angelo - susurró mi abuela bajando la escalera. Ella había dicho 'Eres un Ángel'. Yo sonreí, y la vi desaparecer por el pasillo.
Tomé un fuerte suspiro antes de subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta de cristal de la terraza, levantando con mis dedos un poco la cortina para poder ver la luna cuarto menguante sobre el mar, y su reflejo en el, tan pacifico y calmado. Después de admirar un poco la belleza de Nove, caminé por el corredor, hacia la habitación de mi 'nada buen amigo'. Estaba un cuarto de puerta abierta, dejando entrever la luz de la vela que mi abuela había encendido dentro. Según ella, la flama absorbía la energía negativa y se curaba mas rápido.
Me asomé antes de entrar; el descansaba solo en unos pants grises, con las sabanas sobre medio de su cuerpo. Su pecho estaba descubierto, y no tenía ningún tipo de camisa o algo por el estilo, solo así, sin nada enzima. Entré sigilosamente, mientras que me senté en la silla mecedora que estaba junto a la cama de Zayn, la cual mi abuela había estado usando las últimas horas para ponerle aquel trapo helado en la cabeza, a ver si se le calmaba. El descansaba, quieto, y sumiso. "Si no hablaras en todo el día justo como ahora lo haces, realmente me agradarías" pensé con cierto humor.
Empapé el trapo en el agua con hielos, para después colocarlo lentamente sobre la frente del chico. El se estremeció, y abrió lentamente los ojos.
- Sh, sh... - susurré, colocando el trapo sobre sus parpados, obligando a no mirar. - tienes que descansar.
- ¿____? - preguntó perplejo, y con la voz quebrada gracias a las flemas. Yo sonreí, mientras retiraba el trapo para darle otra pasada de agua. - ¿Eres tú?
- Me encontré con mi abuela en el pasillo. Me ofrecí a venir en su lugar porque la vi muy cansada... Quería que descansara.
- Yo igual. - admitió entre risas. Cerró los ojos acostándose boca arriba, mientras que volvía a pasarle el trapo. - Tenía ya varias horas insistiéndole en que se fuera a descansar, y en que yo estaría más que bien, aunque es un poco terca. - yo sonreí, mientras sentía el contraste de piel caliente y agua helada. El echaba de vez en cuando escalofríos cortos al contacto con el liquido frio, pero lo aguantaba.
- Tengo frio. - admitió con un chasquido de dientes.
- Estamos a 28 grados... No hay posibilidad de que tengas frio. Definitivamente estás enfermo.
- Vaya, no quiero ser más molestia de la que ya te soy. - hice una mueca, la cual el no vio gracias a que tenía el trapo frente a sus ojos. - ____... ¿Me odias?
- ¿Odiarte? - bufé. - Ni que fueras tan importante. - el rió soltando una carcajada, y yo reí un poco más leve. – Digo, el haberme tirado de la bahía y provocar que quedara totalmente empapada no fue un buen comienzo…
- No te olvides de los pescados. – agregó y soltó una fuerte carcajada. Yo reí bajo.
- Y la banana… - suspiré, provocando en el otra risita. Era demasiado burlón. - No te odio... Simplemente no me gusta que invadan mi espacio personal. Soy rara.
- ¿En qué sentido? - preguntó el curioso, mientras que tomaba la colcha y se envolvía en ella.
- Zayn sácate eso de allí. - dije quitándole la colcha. - eso solo hará que te de mas fiebre.
- Pero tengo frio. - insistió.
- ¿Quien es la enfermera aquí? - pregunté con chusquedad.
- Pensé que eras escritora. - bromeó siguiéndome el juego. - la señorita ____ tiene más de un talento.
- Naturalmente. - agregue mientras el soltaba otra carcajada mas. Después de eso, ambos callamos unos minutos.
Le quité la colcha a Zayn tirándola al piso, y después de eso bajé a la cocina para prepararle un Té de manzanilla. A duras penas se lo tomó todo, gracias a que según el también tenía ganas de vomitar, aunque yo no lo veía más que como una excusa para no tomarse el Té. Mientras tanto, yo seguí con el proceso de mojar el trapo, y empapar a Zayn de su humedad helada por varios minutos, que después de un rato se volvieron más incesantes, aunque parecía que había valido la pena, ya que cada vez se sentía mas fría su piel, y el sentía más calor, lo cual era bueno.
- Zayn... ¿Puedo preguntarte algo? - escupí de repente. El me miró extrañado.
- Claro ____.
- ¿Alguna vez te has enamorado? - el sonrió complacido, mientras que yo dejaba el trapo en el traste. El chasqueó la lengua, y miró al techo.
- Si... Si me enamoré una vez hacía varios años. - dijo él con añoranza. - pero supongo que, a veces la vida no siempre te muestra la cara bonita. - admitió entre sonrojo. Yo sonreí.
- Se que quizás suene raro, pero ¿Me ayudarías? - frunció el ceño. - necesito... Referencias. - dije buscando la palabra adecuada.
- ¿Referencias de amor?
- Exacto. - asentí muy segura. - Estoy haciendo una investigación, y... necesito saber como actúa el amor en personas diferentes. - el asintió pensativo.
- Con gusto. - dijo el entre bostezo. - pero hoy no. Bueno... Más al rato. - miró hacia el reloj con los números rojos: 4:35 de la mañana.
Después de eso, no me di cuenta ni cómo ni en qué momento, pero caí en un profundo sueño.
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Capitulo 08 - Su Primer Amor
Me desperté lentamente, abriendo los ojos con total gentileza. Inmediatamente al abrirlos, vi a Zayn entrando a la habitación. Me oculté bajo la almohada, con la esperanza de que mi abuela no haya hecho el desayuno temprano. El llegó, y retiró unas cosas de la mesa de noche.
- ¿Que estás haciendo aquí? - pregunté con la voz ronca. El sonrió.
- Vine a cambiarme.
- ¿Para qué vienes a mi habitación para eso? - pregunté confundida.
- No ____, tu estas en mi habitación. - me levanté recargándome totalmente en mis brazos, mirando hacia la ventana, sin encontrarme las enredaderas con rosas que usualmente veían. "Trágame Tierra..." pensé con vergüenza.
- ¿Por qué estoy aquí? - salí lentamente de las colchas, y me senté al borde de la cama. El movió la mecedora hacia una esquina de la habitación, y tomó la charola con el trapo empapado de agua ahora casi derretida dentro.
- Anoche te quedaste dormida en la silla. Me desperté temprano y te vi... Me levanté y te moví a la cama, para que descansaras. - el suspiró y limpió con un trapo seco la mesa quitándole el agua derramada.
Solté un bostezo, mientras miraba a la hora; eran las 8:15 de la mañana, y el sol estaba más que puesto en el amanecer, despertando conmigo.
- ¿Mi abuela?
- Abajo, preparando el desayuno. - contestó mientras desaparecía por la puerta, para después dejarme sola.
Los recuerdos de aquella noche eran borrosos y casi nulos. Era plena madrugada, y tenía todos los sentidos apagados, por lo que quizás había dicho una que otra estupidez, como por ejemplo, haberle pedido ayuda a Zayn no hubiera estado jamás en mi plan, a menos de que hubiéramos estado en las circunstancias en las que anoche nos encontrábamos: Los dos adormilados, y diciendo tonterías.
Salí de la habitación a paso lento, y bajé las escaleras del mismo modo. Mi abuela preparaba animadamente el desayuno, mientras Zayn reía por alguna clase de chiste que mi abuelo había dicho antes de que yo llegara al umbral de la puerta. Me recargué con el hombro en el margen de madera, y miré la escena de mi abuelo y Zayn atacados de la risa. Sonreí complicadamente.
- ¡Oh! ¡Buenos días unicornia! - dijo mi abuelo, recordándome aquella etapa de mi niñez, en la que lo único que veía, pensaba, y respiraba, era unicornios. Eché unas carcajadas antes de dar cualquier paso. Mi abuela río del mismo modo, mientras que Zayn leía detenidamente algo en el periódico inglés, el cual le llegaba a mi abuelo por correspondencia cada semana, con los detalles exactos de los acontecimientos sobresalientes del Reino Unido.
- ¡Ulises! Pobrecita ¡La abochornaras! - dijo entre risas mi abuela.
- Nina, ese es mi trabajo como abuelo. - dijo regalándome una enorme y tierna sonrisa. Me acerqué a él, y me abrazó por la cintura sin haberse parado de la silla. Me agaché y me dio un dulce beso en la frente. Zayn sonrió.
- ¡Qué bueno que despiertas! - prosiguió mi abuela. -¿Acompañarías a Zayn a la florería por unas cosas que dejé olvidadas? Aun no sabe cómo llegar, pero necesito de su fuerza para cargarlas desde allá. - yo bufé. "Creo que hasta yo podría tener más fuerza que Zayn... No me subestimen".
- Claro. - contesté con una falsa sonrisa. "Si yo lo único que quería era desayunar..."
Zayn se levantó de la mesa, y yo salí del comedor. El me siguió por detrás, y ambos salimos de la casa, escuchando las toscas risas de mi abuela.
El sol emanaba una tenue luz desde el horizonte, que aparentemente no dañaría ni a una mosca. Caminamos por en silencio neutral por ambos minutos, caminando hacia el centro de la ciudad, mientras que veíamos a la playa alejarse de nosotros. Había dos costas; la costa que estaba frente a nuestra casa, era para hogares como el de mis abuelos. Por otro lado, la segunda costa era la comercial, donde los negociantes colocaban sus tiendas de todo tipo de cosas. Era un pueblo de menos de cinco mil personas, donde todos se conocían entre ellos, incluyéndome a mí. Conforme caminábamos hacia el centro de la ciudad, donde se localizaba la florería, varias personas me saludaban agitando manos, o gritando mi nombre. De algún modo, la familia Bartolinni era conocida, tanto, que hasta conocían a la nieta americana de la Sra. Nina. Y no, yo no llevaba ese apellido, ya que en Estados Unidos, el apellido materno no está en el nombre de los hijos, tan solo lo está el paterno.
- Entonces... ¿Unicornia? - preguntó chistoso Zayn, para iniciar la conversación. Yo reí, y le di un pequeño empujón.
- Tenía 6 años, estaba traumatizada con los unicornios con cola de colores... My Little Ponny tiene la culpa, hasta caricatura sacaron. - el rió atolondrado, mientras que yo solo sonreía satisfecha. "Si Zayn fuera así de agradable todo el tiempo, y no se la pasara retándome, me agradaría, y mucho".
- ¿El unicornio y el ponny son lo mismo?
- No... No sé. - contesté con vergüenza. - Para mí, lo eran. O al menos eso creo. - el seguía riendo entre dientes, mientras que yo empezaba a recordar cosas tan sencillas de mi niñez, todo era despreocupado, fácil, y divertido. La vida no era más que un juego...
Continuamos en silencio unos cuantos minutos, mientras que yo colocaba mis manos dentro de mi short, que aun era de la pijama. Me importó poco.
- Oye, respecto a lo de anoche... - comencé a decir, para ver si me podía disculpar por lo entrometida que fui en su vida privada, más que nada amorosa.
- Gracias. - contestó el con una sonrisa de oreja a oreja. - en verdad, te lo agradezco. Amanecí tan fresco como una lechuga. - bromeo, y yo reí entre dientes. - ¿Cuando quieres que te comience a ayudar con eso del romanticismo?
- Em, yo...
- No te preocupes, para mi será adorable ayudarte. - "Ja...para los ingleses todo es adorable".
- Bueno... Tenemos varios minutos antes de llegar a la florería. - admití entre dientes. - Si quieres puedes empezar ahora, yo soy un poco... Lenta para captar las cosas. - dije haciendo una pausa para buscar las palabras adecuadas para comenzar con el pequeño interrogatorio. - ¿Como fue tu historia de amor? - el miró con una sonrisa al rabillo del labio hacia la grava del suelo. Un brillo especial se detonó en su mirada, Algo nuevo en el.
- Su nombre era Alice. - tragó gordo... Algo me decía que no le era fácil hablar sobre eso. - tenía unos 15 años cuando la vi por primera vez. Pelo rubio, tan sedoso como el de una muñeca. Unos grandes y lindos labios rosados, ojos de un verde pino único, tanto que cada vez que los veía, mi corazón se detenía al unisonó de una melodía imaginaria que tarareaba en mi cabeza cada vez que estaba cerca de ella. - continuamos caminando, pero esta vez, más lento y ameno. Escuchaba con atención el modo en que Zayn describía a esa chica, y por sus palabras, solamente podía imaginarme a una clase de Diosa Griega caída del cielo. - La conocí el día en que acompañe a mis padres a una cena en casa de unos amigos suyos... Wau. - su sonrisa se enchansó. - Ahora que lo pienso, creo que fue amor a primera vista. - respiró profundamente. - Era odiosa, y chiflada, pero había algo en ella que hacía que me volviera loco, no tenía ni la menor idea de lo que era, como si una sustancia en mi cuerpo se despertara cada vez que escuchaba su nombre o la veía. Esa noche, ella ni siquiera me volteó a ver. No fue hasta un mes después que ella notó mi existencia, en un baile que organizaba su colegio. Yo, y mi mejor amigo Niall, fuimos gracias a la invitación de la novia de su hermano, y allí la encontré otra vez. Llevaba un dulce vestido violeta, que hacía juego inmaculado con sus ojos. Bailamos dos piezas, pero ella se retiró del lugar antes de la media noche. De allí, meses después, me enteré que se había ido a un internado especializado para bailarinas de Ballet. No la vi en años. Salí con otras chicas, varias chicas, - admitió casi con vergüenza. - pero apenas me mencionaban a Alice, mi mundo se volvía de cabeza. Ella siempre fue mi amor platónico. Ya después de varios años, cuando tenía 17, a unas dos semanas de los 18, nos volvimos a encontrar en casa de otros amigos de mis papás, los cuales formaban parte de círculo social al que pertenecía mi familia y su familia. Estaba cambiada, ya era una mujer, y yo, como buen hombre, me vi aun más interesado en ella. Poco tiempo después, comenzamos a salir. - sonrió, pero inmediatamente su sonrisa se esfumó. Cruzamos la esquina. - Duramos casi dos años, antes de que cumpliera 20, ella me dejó. - mis ojos se salieron de sus orbitas, pero él no lo notó. Estaba tan abstraído en su historia, que dudaba mucho que recordara que iba conmigo... - no entendía ni motivo ni razón, hasta que después de unos meses, en los cuales había vivido en depresión, me enteré de que estaba embarazada, y sus papás la habían corrido de su casa.
- ¡¿El bebe es tuyo?! - pregunté perpleja, con ganas de darle una bofetada. El no dijo palabra alguna, tan solo negó con la cabeza. Yo respiré mas aliviada. - No, el bebé es de otro chico. - y entonces comprendí: Alice había engañado a Zayn con otro hombre. - Era de su escuela, pero no se mucho sobre eso. Solo sé que el canalla no se hizo cargo de su hijo, como yo hubiera querido haberlo hecho.
- ¿Insinúas que hubieras tomado al hijo de Alice como si fuera de tu sangre? - la tristeza se inundaba en sus pupilas, mientras que me sentí mierda por un momento. El estarle preguntando sobre su vida personal, y sus historias de amor, quizás solo había revivido una vieja herida... Pero ¿Cómo iba a saber yo que había pasado por todo eso?
- Si... Quizás suene tonto, pero ella fue el motor de mi vida por mucho, mucho tiempo. Justo cuando parecía que no tenía sentido vivir, ella aparecía, y me mostraba que estaba equivocado. Mi sentido de vida era ella, y nadie más que ella. Hubiera amado a su hijo tanto como si fuera de mi propia sangre, por el simple hecho de portar sangre de su hermosa madre.
Mi corazón latía lento. Solamente quería abrazar a Zayn, como si fuera un peluche tierno con carita triste. ¿Existía cosa más tierna? ¿Podría existirlo? Yo no lo creía, pero Zayn realmente no era nada de lo que lo había etiquetado. Ahora tenía una mejor percepción de él, que de mí.
Me desperté lentamente, abriendo los ojos con total gentileza. Inmediatamente al abrirlos, vi a Zayn entrando a la habitación. Me oculté bajo la almohada, con la esperanza de que mi abuela no haya hecho el desayuno temprano. El llegó, y retiró unas cosas de la mesa de noche.
- ¿Que estás haciendo aquí? - pregunté con la voz ronca. El sonrió.
- Vine a cambiarme.
- ¿Para qué vienes a mi habitación para eso? - pregunté confundida.
- No ____, tu estas en mi habitación. - me levanté recargándome totalmente en mis brazos, mirando hacia la ventana, sin encontrarme las enredaderas con rosas que usualmente veían. "Trágame Tierra..." pensé con vergüenza.
- ¿Por qué estoy aquí? - salí lentamente de las colchas, y me senté al borde de la cama. El movió la mecedora hacia una esquina de la habitación, y tomó la charola con el trapo empapado de agua ahora casi derretida dentro.
- Anoche te quedaste dormida en la silla. Me desperté temprano y te vi... Me levanté y te moví a la cama, para que descansaras. - el suspiró y limpió con un trapo seco la mesa quitándole el agua derramada.
Solté un bostezo, mientras miraba a la hora; eran las 8:15 de la mañana, y el sol estaba más que puesto en el amanecer, despertando conmigo.
- ¿Mi abuela?
- Abajo, preparando el desayuno. - contestó mientras desaparecía por la puerta, para después dejarme sola.
Los recuerdos de aquella noche eran borrosos y casi nulos. Era plena madrugada, y tenía todos los sentidos apagados, por lo que quizás había dicho una que otra estupidez, como por ejemplo, haberle pedido ayuda a Zayn no hubiera estado jamás en mi plan, a menos de que hubiéramos estado en las circunstancias en las que anoche nos encontrábamos: Los dos adormilados, y diciendo tonterías.
Salí de la habitación a paso lento, y bajé las escaleras del mismo modo. Mi abuela preparaba animadamente el desayuno, mientras Zayn reía por alguna clase de chiste que mi abuelo había dicho antes de que yo llegara al umbral de la puerta. Me recargué con el hombro en el margen de madera, y miré la escena de mi abuelo y Zayn atacados de la risa. Sonreí complicadamente.
- ¡Oh! ¡Buenos días unicornia! - dijo mi abuelo, recordándome aquella etapa de mi niñez, en la que lo único que veía, pensaba, y respiraba, era unicornios. Eché unas carcajadas antes de dar cualquier paso. Mi abuela río del mismo modo, mientras que Zayn leía detenidamente algo en el periódico inglés, el cual le llegaba a mi abuelo por correspondencia cada semana, con los detalles exactos de los acontecimientos sobresalientes del Reino Unido.
- ¡Ulises! Pobrecita ¡La abochornaras! - dijo entre risas mi abuela.
- Nina, ese es mi trabajo como abuelo. - dijo regalándome una enorme y tierna sonrisa. Me acerqué a él, y me abrazó por la cintura sin haberse parado de la silla. Me agaché y me dio un dulce beso en la frente. Zayn sonrió.
- ¡Qué bueno que despiertas! - prosiguió mi abuela. -¿Acompañarías a Zayn a la florería por unas cosas que dejé olvidadas? Aun no sabe cómo llegar, pero necesito de su fuerza para cargarlas desde allá. - yo bufé. "Creo que hasta yo podría tener más fuerza que Zayn... No me subestimen".
- Claro. - contesté con una falsa sonrisa. "Si yo lo único que quería era desayunar..."
Zayn se levantó de la mesa, y yo salí del comedor. El me siguió por detrás, y ambos salimos de la casa, escuchando las toscas risas de mi abuela.
El sol emanaba una tenue luz desde el horizonte, que aparentemente no dañaría ni a una mosca. Caminamos por en silencio neutral por ambos minutos, caminando hacia el centro de la ciudad, mientras que veíamos a la playa alejarse de nosotros. Había dos costas; la costa que estaba frente a nuestra casa, era para hogares como el de mis abuelos. Por otro lado, la segunda costa era la comercial, donde los negociantes colocaban sus tiendas de todo tipo de cosas. Era un pueblo de menos de cinco mil personas, donde todos se conocían entre ellos, incluyéndome a mí. Conforme caminábamos hacia el centro de la ciudad, donde se localizaba la florería, varias personas me saludaban agitando manos, o gritando mi nombre. De algún modo, la familia Bartolinni era conocida, tanto, que hasta conocían a la nieta americana de la Sra. Nina. Y no, yo no llevaba ese apellido, ya que en Estados Unidos, el apellido materno no está en el nombre de los hijos, tan solo lo está el paterno.
- Entonces... ¿Unicornia? - preguntó chistoso Zayn, para iniciar la conversación. Yo reí, y le di un pequeño empujón.
- Tenía 6 años, estaba traumatizada con los unicornios con cola de colores... My Little Ponny tiene la culpa, hasta caricatura sacaron. - el rió atolondrado, mientras que yo solo sonreía satisfecha. "Si Zayn fuera así de agradable todo el tiempo, y no se la pasara retándome, me agradaría, y mucho".
- ¿El unicornio y el ponny son lo mismo?
- No... No sé. - contesté con vergüenza. - Para mí, lo eran. O al menos eso creo. - el seguía riendo entre dientes, mientras que yo empezaba a recordar cosas tan sencillas de mi niñez, todo era despreocupado, fácil, y divertido. La vida no era más que un juego...
Continuamos en silencio unos cuantos minutos, mientras que yo colocaba mis manos dentro de mi short, que aun era de la pijama. Me importó poco.
- Oye, respecto a lo de anoche... - comencé a decir, para ver si me podía disculpar por lo entrometida que fui en su vida privada, más que nada amorosa.
- Gracias. - contestó el con una sonrisa de oreja a oreja. - en verdad, te lo agradezco. Amanecí tan fresco como una lechuga. - bromeo, y yo reí entre dientes. - ¿Cuando quieres que te comience a ayudar con eso del romanticismo?
- Em, yo...
- No te preocupes, para mi será adorable ayudarte. - "Ja...para los ingleses todo es adorable".
- Bueno... Tenemos varios minutos antes de llegar a la florería. - admití entre dientes. - Si quieres puedes empezar ahora, yo soy un poco... Lenta para captar las cosas. - dije haciendo una pausa para buscar las palabras adecuadas para comenzar con el pequeño interrogatorio. - ¿Como fue tu historia de amor? - el miró con una sonrisa al rabillo del labio hacia la grava del suelo. Un brillo especial se detonó en su mirada, Algo nuevo en el.
- Su nombre era Alice. - tragó gordo... Algo me decía que no le era fácil hablar sobre eso. - tenía unos 15 años cuando la vi por primera vez. Pelo rubio, tan sedoso como el de una muñeca. Unos grandes y lindos labios rosados, ojos de un verde pino único, tanto que cada vez que los veía, mi corazón se detenía al unisonó de una melodía imaginaria que tarareaba en mi cabeza cada vez que estaba cerca de ella. - continuamos caminando, pero esta vez, más lento y ameno. Escuchaba con atención el modo en que Zayn describía a esa chica, y por sus palabras, solamente podía imaginarme a una clase de Diosa Griega caída del cielo. - La conocí el día en que acompañe a mis padres a una cena en casa de unos amigos suyos... Wau. - su sonrisa se enchansó. - Ahora que lo pienso, creo que fue amor a primera vista. - respiró profundamente. - Era odiosa, y chiflada, pero había algo en ella que hacía que me volviera loco, no tenía ni la menor idea de lo que era, como si una sustancia en mi cuerpo se despertara cada vez que escuchaba su nombre o la veía. Esa noche, ella ni siquiera me volteó a ver. No fue hasta un mes después que ella notó mi existencia, en un baile que organizaba su colegio. Yo, y mi mejor amigo Niall, fuimos gracias a la invitación de la novia de su hermano, y allí la encontré otra vez. Llevaba un dulce vestido violeta, que hacía juego inmaculado con sus ojos. Bailamos dos piezas, pero ella se retiró del lugar antes de la media noche. De allí, meses después, me enteré que se había ido a un internado especializado para bailarinas de Ballet. No la vi en años. Salí con otras chicas, varias chicas, - admitió casi con vergüenza. - pero apenas me mencionaban a Alice, mi mundo se volvía de cabeza. Ella siempre fue mi amor platónico. Ya después de varios años, cuando tenía 17, a unas dos semanas de los 18, nos volvimos a encontrar en casa de otros amigos de mis papás, los cuales formaban parte de círculo social al que pertenecía mi familia y su familia. Estaba cambiada, ya era una mujer, y yo, como buen hombre, me vi aun más interesado en ella. Poco tiempo después, comenzamos a salir. - sonrió, pero inmediatamente su sonrisa se esfumó. Cruzamos la esquina. - Duramos casi dos años, antes de que cumpliera 20, ella me dejó. - mis ojos se salieron de sus orbitas, pero él no lo notó. Estaba tan abstraído en su historia, que dudaba mucho que recordara que iba conmigo... - no entendía ni motivo ni razón, hasta que después de unos meses, en los cuales había vivido en depresión, me enteré de que estaba embarazada, y sus papás la habían corrido de su casa.
- ¡¿El bebe es tuyo?! - pregunté perpleja, con ganas de darle una bofetada. El no dijo palabra alguna, tan solo negó con la cabeza. Yo respiré mas aliviada. - No, el bebé es de otro chico. - y entonces comprendí: Alice había engañado a Zayn con otro hombre. - Era de su escuela, pero no se mucho sobre eso. Solo sé que el canalla no se hizo cargo de su hijo, como yo hubiera querido haberlo hecho.
- ¿Insinúas que hubieras tomado al hijo de Alice como si fuera de tu sangre? - la tristeza se inundaba en sus pupilas, mientras que me sentí mierda por un momento. El estarle preguntando sobre su vida personal, y sus historias de amor, quizás solo había revivido una vieja herida... Pero ¿Cómo iba a saber yo que había pasado por todo eso?
- Si... Quizás suene tonto, pero ella fue el motor de mi vida por mucho, mucho tiempo. Justo cuando parecía que no tenía sentido vivir, ella aparecía, y me mostraba que estaba equivocado. Mi sentido de vida era ella, y nadie más que ella. Hubiera amado a su hijo tanto como si fuera de mi propia sangre, por el simple hecho de portar sangre de su hermosa madre.
Mi corazón latía lento. Solamente quería abrazar a Zayn, como si fuera un peluche tierno con carita triste. ¿Existía cosa más tierna? ¿Podría existirlo? Yo no lo creía, pero Zayn realmente no era nada de lo que lo había etiquetado. Ahora tenía una mejor percepción de él, que de mí.
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Awwwwww que hermoso Zayn *.*
¡¡Bicha de Alice!!
Hablando de el ¡¡HOY ES SU CUMPLE AÑOS!! :)
Lloro, ya tiene 21 *snof* *snof*
Hermosos los capítulos :D
Siguelaaaa
Besos xx
¡¡Bicha de Alice!!
Hablando de el ¡¡HOY ES SU CUMPLE AÑOS!! :)
Lloro, ya tiene 21 *snof* *snof*
Hermosos los capítulos :D
Siguelaaaa
Besos xx
ValenPocito
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Loseee! mi Zayn tan grandote:') jajajajaValenPocito escribió:Awwwwww que hermoso Zayn *.*
¡¡Bicha de Alice!!
Hablando de el ¡¡HOY ES SU CUMPLE AÑOS!! :)
Lloro, ya tiene 21 *snof* *snof*
Hermosos los capítulos :D
Siguelaaaa
Besos xx
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
ahora ella en vez de escritora se convirtio en la enfermera de Zayn!!!!
maldita Alice que engaña a Zayn, pero él tan lindo que la hubiera perdonado y quisiera al bebe como suyo... seguro que la esta buscando...
continua pliiiiiiiiiiiiisss!!!!!!
:bye: :bye: :bye:
maldita Alice que engaña a Zayn, pero él tan lindo que la hubiera perdonado y quisiera al bebe como suyo... seguro que la esta buscando...
continua pliiiiiiiiiiiiisss!!!!!!
:bye: :bye: :bye:
Isabela85
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Jajajaja rayita hace todo;) En un ratito subo capitulo!Isabela85 escribió:ahora ella en vez de escritora se convirtio en la enfermera de Zayn!!!!
maldita Alice que engaña a Zayn, pero él tan lindo que la hubiera perdonado y quisiera al bebe como suyo... seguro que la esta buscando...
continua pliiiiiiiiiiiiisss!!!!!!
:bye: :bye: :bye:
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Capitulo 09 – Noche de Carnaval
“Sigo sin saber la fecha, lo siento.
Querido... ¿Diario? No, olvídalo.
Sigo sorprendida, con la mente en blanco ante la idea de todo lo que Zayn puso de repente en mi cabeza. Por el modo y la profundidad que describía a Alice, se notaba inmediatamente que todavía sentía cosas por esa chica, y que jamás la olvidaría... Eso era más que un hecho. El pobrecito se abrió ante mí, dejándome la combinación de aquel candado viejo y oxidado que él representaba metafóricamente; estaba segura, esa era de las pocas veces que había hablado abiertamente del tema, sin prejuicios. Si, tal vez fui... molesta, pero todo lo que Zayn me contó, solo provocó que una nueva posibilidad se abriera ente mis ojos, una nueva clase de amor. El estaba tan enamorado, que no le importaba el engaño, ni el hijo de otro hombre, ni que no fuera su sangre, lo sacrificaría todo para formar aquella familia que siempre había deseado con ella. Ese amor, vamos a llamarlo, amor sin regaña dientes... Respectivamente".
Desperté tarde aquel sábado. Me había pasado la noche escribiendo hasta que recordé que el tiempo seguía corriendo, aunque mientras tenía la pluma en mano, no lo veía así. Eran las 3:24 de la mañana cuando un bostezo me recordó el reloj, y dormí.
El sonido de voces entrando a la casa despertó mi interés. Salí de entre las sabanas, y aun en pijama me aventuré al pasillo, con mi cabello sostenido en un chongo enmarañado a lo alto de la cabeza, y mi cara con la marca de la almohada aun.
- Buenos días principessa. - dijo mi abuelo con una sonrisa. Detrás de él, los gemelos Pauly y Omar, y Dianne, sentados en el comedor.
- ¡Oh! ¡____! - sonrió Pauly. - ¡Hoy es día de carnaval! - sonrió ella. Yo asentí aparentando sorpresa grata, aunque la verdad era que no me importaba en lo mas mínimo. - tienes que ir.
- Lo siento, quiero enfocarme en escribir por ahora. - contesté apenada. - Pero, invita a Zayn, estoy segura de que aceptara con mucho gusto. - le guiñe el ojo, y ella sonrió de oreja a oreja.
- Vamos ____. - insistió Omar - tienes mucho tiempo como para poder escribir, diviértete un poco.
- El problema es que hoy me siento inspirada, y esa inspiración quizás no la tenga mañana. - suspiré, y salí de la cocina, para irme a vestir.
...
El viento jugueteo con mi cabello, otra vez. Tomé el lápiz en mi mano, y comencé a escribir de nuevo, mientras que mirando al mar mediterráneo, tan cristalino y puro, las palabras salían de la punta de grafito como si tuviera alguna clase de diccionario al lado. A veces, la perfección está en los ojos del espectador... Por eso es que yo amaba tanto aquel hermoso lugar de rocas a desniveles.
- ¡____! - una voz masculina se escuchó desde la playa. Zayn se acercaba hacia las rocas, escalando la primera. - ¿Qué haces?
- Escribo. - contesté un tanto irritada, ¿Que no es obvio? - ¿Y tú? ¿Qué estás haciendo aquí? - cerré el cuaderno sobre mis piernas, con la pluma entre las hojas. El llego a la tercera roca, y se sentó junto a mí.
- Estoy aburrido.- admitió a duras penas.
- Y.... ¿Tengo cara de payaso para que te diviertas o qué? - el soltó una carcajada ruidosa, mientras que yo solo sonreí y reí un poco.
- Tu prima me ha invitado al carnaval... ¿Quieres venir?
- Prefiero quedarme en casa a escribir, gracias. - miré hacia las olas del agua chocar ferozmente con las rocas.
- ¡Anda! ¡No me dejes solo en esto! - giré rápidamente la cabeza para mirarlo, confundida. ¿De cuándo a acá Zayn y yo éramos amigos? - Paulette me da miedo. - admitió avergonzado. Yo solté una enorme risotada. - Es un poco acosadora...
- Si bueno, a Pauly le gustas, según ella es parte de sus movimientos para sacarte un beso. - el calló, mirando hacia la poca espuma del mar que había caído sobre nosotros. Las olas estaban muy locas ese día.
- Si bueno... Dale, acompáñame. - sonrió de oreja a oreja.
- No lo sé Zayn... ¿Por qué crees que casi no me gusta salir al pueblo? Porque toda la ciudad me conoce, y no puedo aguantar las preguntas acosadoras ni las miradas de desapruebo. - suspiré. - este pueblo puede ser tu mejor amigo, pero si cometes un paso en falso, se puede convertir en tu peor enemigo.
- ¿Que paso en falso cometiste tu?
- Yo no, mi madre. - Trague gordo, sin poder ver a Zayn a los ojos. - Hace ya dos años que mi papá falleció, ella consiguió pareja a los seis meses, y se casaron después de cuatro meses más. No habían pasado ni el año, y mi mamá ya tenía una nueva familia.
- Eso se llama dejar el pasado. No le veo nada de malo.
- Ni yo. - lo miré - pero en Italia, el casarte en menos de 12 meses después de alguna tragedia familiar como quedar viuda, es como alguna clase de pecado... - me quedé pensativa, pensando en aquella pelea que había tenido con mi madre, y el porqué dejé la casa y me fui con Ronny a su pequeño departamento en Boston; ese día, Brian, el nuevo marido de mi madre había llegado gritando, y borracho, asustándome tanto a mí como a su hija menor, una pequeña de 4 años llamada Zanny, mi hermanastra. Mi mamá y Brian comenzaron a discutir fuertemente, y después el se fue enojado hacia alguna cantina. Entonces, yo me puse histérica, al igual que ella, y comenzamos a discutir, tanto, que hasta me fui de la casa. Desde ese día, no había visto a mi mamá...
- Como sea, - continuó el. - Realmente me encantaría que me acompañaras. - sonrió de oreja a oreja. - te veo haya, claro, si es que al final decides ir... - sonrió, y descendió en cortos brincos las rocas. Mientras que yo lo miraba alejándose por la arena... ¿Por qué no?
Luces fosforescentes, gente caminando en las calles, y toda la alegría que el pueblo emitía, era detonante principal aquella noche de cielo estrellado.
Zayn, Pauly, Isabella, Omar, Leo y yo habíamos decidido dejar por unos momentos la cena familiar, y nos dirigimos a la feria, donde los juegos temáticos eran cosa novedosa. A lo lejos, se escuchaba el agudo grito de alguna chica en algún juego que le causaba terror.
- ¿A cuál primero? - preguntó Omar, sin dirigirnos ni siquiera la mirada. Yo suspiré: no tenía nada de ganas de subirme a ningún juego, mi abuela me había obligado a comer doble ración de casi todo en la mesa, y si tenía muchos aguaitamientos podría terminar revolviéndolo todo y sacándolo, osea, vomitando.
- ¡Las sillas! - grito Isabella emocionada, mientras señalaba con un dedo el juego. Todos volteamos la cabeza para mirarlo. Ese juego, siempre me había gustado, desde que tenía uso de memoria, y lo mejor era que no me mareaba, ya que las vueltas no eran sobre un mismo eje, sino que eran extendidas y grandes.
- ¡Sí! - dije emocionada, dirigiéndome hombro con hombro de Isabella y Leo hacia el juego. Los otros tres nos siguieron muy de cerca.
Llegamos a la atracción, donde toda una ronda de chicos estaba bajando del juego. Pasamos casi inmediatamente, y casi inconscientemente, me senté junto a Leo, en una de las sillas voladoras. Atrás de nosotros, se sentaron Omar e Isabella, y detrás de ellos, Zayn y Pauly... Que incomodo para Zayn.
Ese primer juego, estuvo bien. Sentías el aire frio chocar con tu rostro, y como tu cabello volaba siendo intimo amigo del viento.
Después de ese juego, todo lo que hicimos fue tontear, aunque Zayn parecía estar pegado a mí como una chinche, y se subía a todos y cada uno de los juegos conmigo.
- Vamos, no me dejes solo. - dijo suplicante. - Pauly realmente me aterra...
- ¿Y por qué te tendría que ayudar? - encorvé una ceja, mientras me sentaba en un puesto del Himalaya. - Digo, tú y yo no somos amigos, llevamos la fiesta en paz...
- Si me ayudas, juro que seré como tu conejillo de indias en eso del romanticismo. - fruncí el ceño. - te ayudaré en todo lo que necesitas, hasta le coquetearía a una desconocida para que veas su reacción o que se yo, no sé lo que cruce por tu cabeza.
- ¿Lo juras? - pregunté un tanto desconfiada. El sonrió victorioso, y se sentó a mi lado en el carrito, dejando ni un solo milímetro de espacio entre nuestros cuerpos.
- Por una ardilla mordiendo una cuchara. - yo sonreí, y solté una carcajada.
- ¿Una ardilla mordiendo una cuchara?
- Yo me entiendo. - sonrió, y en eso el juego empezó.
...
- No... Ni loca, vomitaré. - dije reteniéndome de aquel aterrador juego... Aterrador para mí. Era uno de esos en los que lo único que haces es dar vueltas y vueltas, y conociéndome, terminaría con unas tremendas ganas de vomitar.
- ¡Vamos ____! - suplicó mi compañero. - ¡No va a pasar nada! ¡Aquí estoy yo!
- ¡Huy si Zayn! ¡Eso me reconforta! - dije irónica, con sarcasmo. El frunció el ceño como ofendido. Se acercó a mí, y colocó sus labios en mi oído.
- Lo prometiste. - susurró. - Lo juraste. - giré mi rostro, y por un momento me había decepcionado de mi misma, claro, debo de cumplir promesas y no lo estaba haciendo... Suspiré vencida, y al final, terminé subiendo de mala gana al juego.
Mi actitud en ese momento era de negatividad total; ¿Cómo podría estar positiva sabiendo que saldría de ese juego con el estomago boca arriba a punto de ser expulsado por mi esófago?
...
Bajé lentamente las escaleras de madera. Uno de los encargados del juego me ayudo a bajar sosteniendo mi mano. "¿Tan mal me veo que piensan que necesito ayuda?" susurró una pequeña voz proveniente de mi subconsciente. A duras penas, logré estabilizarme en el asfalto, después de aquel juego de vueltas sin fin y mareos interminables.
- ¿____? - Escuché la voz de Omar a lo lejos, mientras que intentaba ver desde donde me hablaba, pero al darme media vuelta, me di cuenta de que estaba justo detrás de mi.
Todo alrededor daba vueltas; las luces parecían esparcidas como en una carretera, como si todo estuviera viajando a mas de 30 kilómetros por hora. Sentí unas manos grandes sostenerme de ambos brazos, y después de mirar dos veces, era Zayn el que me hablaba, cara a cara. Me tarde un poco en estabilizarme después de eso.
- Quiero ir a casa. - dije al final, mientras colocaba una mano justo en mi estomago... No me sentía nada bien.
No escuchaba nada de lo que ninguno de ellos decía, ni tampoco quería hacerlo. Lo único que necesitaba en aquel momento, era una cucharada de bicarbonato de sodio para asentar el estomago, después un baño, y al final ir a dormir plenamente después de aquella pesadilla de juego.
Las voces de mis primos y de Zayn se escuchaban lejanas, como si me gritaran desde un edificio de 72 pisos, estando ellos en el balcón del piso 72 y yo en el lobby.
Caminé a duras penas por toda la feria, hasta llegar a la salida. No tenía conciencia de lo que hacía, estaba como aturdida, solamente me faltaba cerrar los ojos para parecer una sonámbula.
-¡¿Podrías tener la madurez de contestarme?! - de repente, fue como si todo volviera a su sitio. Un grito me sacó de ese estado de autocontrol en el que estaba, provocando que me sobresaltara. Giré inmediatamente, y me topé a Zayn, frente a frente, tan cerca que casi rozaba piel con él.
- ¿Qué? - pregunté esputrefacta.
-¡¿Por qué me ignoras?! ¡Yo solo intentaba ayudarte! - dijo enojado. "¿Sera que me había estado hablando y no me había dado ni cuenta?" - ¡Contesta!
- ¡No me grites! - le grité aun más fuerte. "Si, está enojado... Pero a mí, nadie me grita. - ¡No tienes el mas mínimo derecho de hacerlo!
- ¡Tú no tienes el mas mínimo derecho de ignorarme! - empezó a caminar, continuando por la playa. Estaba obscuro, tanto, que las olas del mar eran difíciles de visualizar.
-¿¡Ah no?! - caminé detrás de él, y lo tomé del brazo obligándolo a que se diera media vuelta. - ¡Gracias a ti mi estomago esta de cabeza y tengo la comida de mi tía Dinn en la boca de la garganta a punto de ser regresada!
- ¡No me culpes de las promesas que tú misma accedes a cumplir! - cruzó los brazos sobre su pecho, al igual que yo. Nos enfrentamos con la mirada. El tenía razón, yo lo había prometido, pero mi orgullo era tan grande que jamás me iba a rebajar a darle la razón. Antes muerta y decapitada.
- Tu pudiste haber evitado el juego también. - dije ya en mi volumen de voz natural, pero aun así con un tono afila-navajas.
- Habías prometido que te subirías conmigo en el juego. No es mi culpa que seas tan 'princesa' que no aguantes unas cuantas vueltas.
La sangre del coraje me empezó a hervir, hasta que estuve a punto de contestarle, pero Zayn me dejó con la palabra en la boca al dar media vuelta y continuar caminando con paso vacilante hacia la casa.
-¡Ey! - grite enojada, es más, furiosa. ¿Podría existir alguien más insoportable que el? - ¡Zayn! - grite aun más fuerte. -¡¿Ahora me dejaras aquí sola después de lo que me hiciste?! - grité aun mas enojada, cruzando (otra vez) los brazos frente a mi pecho. Vi la figura del él detenerse a lo lejos. Sonreí malévolamente. “Eso ___… otra vez ganaste”. De la nada, Zayn dio media vuelta, y caminó con el puño cerrado hacia donde yo me encontraba. Yo tan solo lo miraba victoriosa, cuando en ese instante, llegó frente a mí y me levantó como si fuera una ligera pluma, haciendo una cargada de novia.
- ¡Bájame!
-¡Decídete!
-¡Decido que me bajes!
-¡Me refería a que te decidieras entre si te quieres quedar sola o quieres ir conmigo!
Me tenía contra su pecho, y mi mareo no ayudaba en nada a que lograra bajarme, al contrario, provocaba que me mareara más. En un momento descabellado, abrasé a Zayn por el cuello, y me oculté en su pecho, intentando no mirar hacia el suelo que tanto asco me causaba. “Si vomito sobre ti, no te pongas de princesa Malik…”
- Eres un idiota. – susurré aun oculta entre su hombro y su cuello. Aunque no lo vi, sentí como sonreía victorioso…
- Gracias, tú también eres linda cuando te enojas – soltó una enorme carcajada, mientras que yo golpeé con mi puño su pecho. – Después de que soy amable, me pegas… ni tú misma te entiendes ____.
- ¿Amable? – pregunté estirando mi cuello, alejándome de su pecho, lo cual fue una muy mala idea, ya que el mareo hizo presencia, y más de la que ya estaba. Con todo el orgullo de por medio, volví a cerrar los ojos y ocultarme en su pecho. – Eres un idiota. Y no es un cumplido.
- Vamos, estas amando este paseo. ¡Hasta me abrazas y te acurrucas! Eso no es desprecio…
- ¡No no no no no! ¡No lo malinterpretes! – exclamé sin atreverme a levantar la mirada. – estoy a punto de vomitar, este es el único modo de que me siento mejor.
- Lo sé... ¿Qué tal si admites de una vez que te gusto y terminamos con todo esto? – “¿W H A T?”
- ¿Gustarme? ¿Tu? ¡Jajajaja! – solté una falsa carcajada. – antes salgo con el perro de Isabella a salir contigo.
- Lo que digas… - dijo dándome la luz verde. Yo bufé irritada.
Seguimos caminando en silencio, yo no podía pensar con tal asco y dolor de estomago, y la verdad no me importaba lo que Zayn estuviera pensando en aquel momento; era un verdadero patán. Quizás cuando se trataba de Alice era todo una pera en dulce, pero si no era un tema sobre la rubia, era un completo, y total idiota.
- Te propongo algo. – habló de repente después de varios minutos de completo silencio. Solo sentí como comenzábamos a subir la colina. – Tregua. – admitió al final. – tú me ayudas a deshacerme de Pauly, y yo te ayudo en todo lo que necesites con el romanticismo. No nos ofenderemos, ni nos trataremos mal, ni hablaremos con maldiciones como estas acostumbrada tu y todos los americanos mal hablados. – bufé ofendida. El rió. – me iré de Nove en unas semanas, en las que no quiero tener que aguantar a la irritable de tu prima, y tu tendrás tu ensayo sobre el amor al final del verano. Así de fácil, así de sencillo. ¿Hecho?
Callé unos segundos. Aunque me doliera el orgullo y no lo quisiera aceptar, Zayn seria el modo más fácil para tocar aquel lazo romántico que tengo en mí. Si es que lo tengo, ya que nunca lo había sacado a flote.
Era loco, pero también podría demostrarle al Inglés que los Estadunidenses no somos como él se lo imagina… No es amistad, es cuestión de orgullo.
- Hecho. – dije por ultimo. el me bajó de sus brazos, provocando que me desbalanceara un poco.
- Buenas noches. – dijo alejándose de mi… estábamos frente a la casa.
“Sigo sin saber la fecha, lo siento.
Querido... ¿Diario? No, olvídalo.
Sigo sorprendida, con la mente en blanco ante la idea de todo lo que Zayn puso de repente en mi cabeza. Por el modo y la profundidad que describía a Alice, se notaba inmediatamente que todavía sentía cosas por esa chica, y que jamás la olvidaría... Eso era más que un hecho. El pobrecito se abrió ante mí, dejándome la combinación de aquel candado viejo y oxidado que él representaba metafóricamente; estaba segura, esa era de las pocas veces que había hablado abiertamente del tema, sin prejuicios. Si, tal vez fui... molesta, pero todo lo que Zayn me contó, solo provocó que una nueva posibilidad se abriera ente mis ojos, una nueva clase de amor. El estaba tan enamorado, que no le importaba el engaño, ni el hijo de otro hombre, ni que no fuera su sangre, lo sacrificaría todo para formar aquella familia que siempre había deseado con ella. Ese amor, vamos a llamarlo, amor sin regaña dientes... Respectivamente".
Desperté tarde aquel sábado. Me había pasado la noche escribiendo hasta que recordé que el tiempo seguía corriendo, aunque mientras tenía la pluma en mano, no lo veía así. Eran las 3:24 de la mañana cuando un bostezo me recordó el reloj, y dormí.
El sonido de voces entrando a la casa despertó mi interés. Salí de entre las sabanas, y aun en pijama me aventuré al pasillo, con mi cabello sostenido en un chongo enmarañado a lo alto de la cabeza, y mi cara con la marca de la almohada aun.
- Buenos días principessa. - dijo mi abuelo con una sonrisa. Detrás de él, los gemelos Pauly y Omar, y Dianne, sentados en el comedor.
- ¡Oh! ¡____! - sonrió Pauly. - ¡Hoy es día de carnaval! - sonrió ella. Yo asentí aparentando sorpresa grata, aunque la verdad era que no me importaba en lo mas mínimo. - tienes que ir.
- Lo siento, quiero enfocarme en escribir por ahora. - contesté apenada. - Pero, invita a Zayn, estoy segura de que aceptara con mucho gusto. - le guiñe el ojo, y ella sonrió de oreja a oreja.
- Vamos ____. - insistió Omar - tienes mucho tiempo como para poder escribir, diviértete un poco.
- El problema es que hoy me siento inspirada, y esa inspiración quizás no la tenga mañana. - suspiré, y salí de la cocina, para irme a vestir.
...
El viento jugueteo con mi cabello, otra vez. Tomé el lápiz en mi mano, y comencé a escribir de nuevo, mientras que mirando al mar mediterráneo, tan cristalino y puro, las palabras salían de la punta de grafito como si tuviera alguna clase de diccionario al lado. A veces, la perfección está en los ojos del espectador... Por eso es que yo amaba tanto aquel hermoso lugar de rocas a desniveles.
- ¡____! - una voz masculina se escuchó desde la playa. Zayn se acercaba hacia las rocas, escalando la primera. - ¿Qué haces?
- Escribo. - contesté un tanto irritada, ¿Que no es obvio? - ¿Y tú? ¿Qué estás haciendo aquí? - cerré el cuaderno sobre mis piernas, con la pluma entre las hojas. El llego a la tercera roca, y se sentó junto a mí.
- Estoy aburrido.- admitió a duras penas.
- Y.... ¿Tengo cara de payaso para que te diviertas o qué? - el soltó una carcajada ruidosa, mientras que yo solo sonreí y reí un poco.
- Tu prima me ha invitado al carnaval... ¿Quieres venir?
- Prefiero quedarme en casa a escribir, gracias. - miré hacia las olas del agua chocar ferozmente con las rocas.
- ¡Anda! ¡No me dejes solo en esto! - giré rápidamente la cabeza para mirarlo, confundida. ¿De cuándo a acá Zayn y yo éramos amigos? - Paulette me da miedo. - admitió avergonzado. Yo solté una enorme risotada. - Es un poco acosadora...
- Si bueno, a Pauly le gustas, según ella es parte de sus movimientos para sacarte un beso. - el calló, mirando hacia la poca espuma del mar que había caído sobre nosotros. Las olas estaban muy locas ese día.
- Si bueno... Dale, acompáñame. - sonrió de oreja a oreja.
- No lo sé Zayn... ¿Por qué crees que casi no me gusta salir al pueblo? Porque toda la ciudad me conoce, y no puedo aguantar las preguntas acosadoras ni las miradas de desapruebo. - suspiré. - este pueblo puede ser tu mejor amigo, pero si cometes un paso en falso, se puede convertir en tu peor enemigo.
- ¿Que paso en falso cometiste tu?
- Yo no, mi madre. - Trague gordo, sin poder ver a Zayn a los ojos. - Hace ya dos años que mi papá falleció, ella consiguió pareja a los seis meses, y se casaron después de cuatro meses más. No habían pasado ni el año, y mi mamá ya tenía una nueva familia.
- Eso se llama dejar el pasado. No le veo nada de malo.
- Ni yo. - lo miré - pero en Italia, el casarte en menos de 12 meses después de alguna tragedia familiar como quedar viuda, es como alguna clase de pecado... - me quedé pensativa, pensando en aquella pelea que había tenido con mi madre, y el porqué dejé la casa y me fui con Ronny a su pequeño departamento en Boston; ese día, Brian, el nuevo marido de mi madre había llegado gritando, y borracho, asustándome tanto a mí como a su hija menor, una pequeña de 4 años llamada Zanny, mi hermanastra. Mi mamá y Brian comenzaron a discutir fuertemente, y después el se fue enojado hacia alguna cantina. Entonces, yo me puse histérica, al igual que ella, y comenzamos a discutir, tanto, que hasta me fui de la casa. Desde ese día, no había visto a mi mamá...
- Como sea, - continuó el. - Realmente me encantaría que me acompañaras. - sonrió de oreja a oreja. - te veo haya, claro, si es que al final decides ir... - sonrió, y descendió en cortos brincos las rocas. Mientras que yo lo miraba alejándose por la arena... ¿Por qué no?
Luces fosforescentes, gente caminando en las calles, y toda la alegría que el pueblo emitía, era detonante principal aquella noche de cielo estrellado.
Zayn, Pauly, Isabella, Omar, Leo y yo habíamos decidido dejar por unos momentos la cena familiar, y nos dirigimos a la feria, donde los juegos temáticos eran cosa novedosa. A lo lejos, se escuchaba el agudo grito de alguna chica en algún juego que le causaba terror.
- ¿A cuál primero? - preguntó Omar, sin dirigirnos ni siquiera la mirada. Yo suspiré: no tenía nada de ganas de subirme a ningún juego, mi abuela me había obligado a comer doble ración de casi todo en la mesa, y si tenía muchos aguaitamientos podría terminar revolviéndolo todo y sacándolo, osea, vomitando.
- ¡Las sillas! - grito Isabella emocionada, mientras señalaba con un dedo el juego. Todos volteamos la cabeza para mirarlo. Ese juego, siempre me había gustado, desde que tenía uso de memoria, y lo mejor era que no me mareaba, ya que las vueltas no eran sobre un mismo eje, sino que eran extendidas y grandes.
- ¡Sí! - dije emocionada, dirigiéndome hombro con hombro de Isabella y Leo hacia el juego. Los otros tres nos siguieron muy de cerca.
Llegamos a la atracción, donde toda una ronda de chicos estaba bajando del juego. Pasamos casi inmediatamente, y casi inconscientemente, me senté junto a Leo, en una de las sillas voladoras. Atrás de nosotros, se sentaron Omar e Isabella, y detrás de ellos, Zayn y Pauly... Que incomodo para Zayn.
Ese primer juego, estuvo bien. Sentías el aire frio chocar con tu rostro, y como tu cabello volaba siendo intimo amigo del viento.
Después de ese juego, todo lo que hicimos fue tontear, aunque Zayn parecía estar pegado a mí como una chinche, y se subía a todos y cada uno de los juegos conmigo.
- Vamos, no me dejes solo. - dijo suplicante. - Pauly realmente me aterra...
- ¿Y por qué te tendría que ayudar? - encorvé una ceja, mientras me sentaba en un puesto del Himalaya. - Digo, tú y yo no somos amigos, llevamos la fiesta en paz...
- Si me ayudas, juro que seré como tu conejillo de indias en eso del romanticismo. - fruncí el ceño. - te ayudaré en todo lo que necesitas, hasta le coquetearía a una desconocida para que veas su reacción o que se yo, no sé lo que cruce por tu cabeza.
- ¿Lo juras? - pregunté un tanto desconfiada. El sonrió victorioso, y se sentó a mi lado en el carrito, dejando ni un solo milímetro de espacio entre nuestros cuerpos.
- Por una ardilla mordiendo una cuchara. - yo sonreí, y solté una carcajada.
- ¿Una ardilla mordiendo una cuchara?
- Yo me entiendo. - sonrió, y en eso el juego empezó.
...
- No... Ni loca, vomitaré. - dije reteniéndome de aquel aterrador juego... Aterrador para mí. Era uno de esos en los que lo único que haces es dar vueltas y vueltas, y conociéndome, terminaría con unas tremendas ganas de vomitar.
- ¡Vamos ____! - suplicó mi compañero. - ¡No va a pasar nada! ¡Aquí estoy yo!
- ¡Huy si Zayn! ¡Eso me reconforta! - dije irónica, con sarcasmo. El frunció el ceño como ofendido. Se acercó a mí, y colocó sus labios en mi oído.
- Lo prometiste. - susurró. - Lo juraste. - giré mi rostro, y por un momento me había decepcionado de mi misma, claro, debo de cumplir promesas y no lo estaba haciendo... Suspiré vencida, y al final, terminé subiendo de mala gana al juego.
Mi actitud en ese momento era de negatividad total; ¿Cómo podría estar positiva sabiendo que saldría de ese juego con el estomago boca arriba a punto de ser expulsado por mi esófago?
...
Bajé lentamente las escaleras de madera. Uno de los encargados del juego me ayudo a bajar sosteniendo mi mano. "¿Tan mal me veo que piensan que necesito ayuda?" susurró una pequeña voz proveniente de mi subconsciente. A duras penas, logré estabilizarme en el asfalto, después de aquel juego de vueltas sin fin y mareos interminables.
- ¿____? - Escuché la voz de Omar a lo lejos, mientras que intentaba ver desde donde me hablaba, pero al darme media vuelta, me di cuenta de que estaba justo detrás de mi.
Todo alrededor daba vueltas; las luces parecían esparcidas como en una carretera, como si todo estuviera viajando a mas de 30 kilómetros por hora. Sentí unas manos grandes sostenerme de ambos brazos, y después de mirar dos veces, era Zayn el que me hablaba, cara a cara. Me tarde un poco en estabilizarme después de eso.
- Quiero ir a casa. - dije al final, mientras colocaba una mano justo en mi estomago... No me sentía nada bien.
No escuchaba nada de lo que ninguno de ellos decía, ni tampoco quería hacerlo. Lo único que necesitaba en aquel momento, era una cucharada de bicarbonato de sodio para asentar el estomago, después un baño, y al final ir a dormir plenamente después de aquella pesadilla de juego.
Las voces de mis primos y de Zayn se escuchaban lejanas, como si me gritaran desde un edificio de 72 pisos, estando ellos en el balcón del piso 72 y yo en el lobby.
Caminé a duras penas por toda la feria, hasta llegar a la salida. No tenía conciencia de lo que hacía, estaba como aturdida, solamente me faltaba cerrar los ojos para parecer una sonámbula.
-¡¿Podrías tener la madurez de contestarme?! - de repente, fue como si todo volviera a su sitio. Un grito me sacó de ese estado de autocontrol en el que estaba, provocando que me sobresaltara. Giré inmediatamente, y me topé a Zayn, frente a frente, tan cerca que casi rozaba piel con él.
- ¿Qué? - pregunté esputrefacta.
-¡¿Por qué me ignoras?! ¡Yo solo intentaba ayudarte! - dijo enojado. "¿Sera que me había estado hablando y no me había dado ni cuenta?" - ¡Contesta!
- ¡No me grites! - le grité aun más fuerte. "Si, está enojado... Pero a mí, nadie me grita. - ¡No tienes el mas mínimo derecho de hacerlo!
- ¡Tú no tienes el mas mínimo derecho de ignorarme! - empezó a caminar, continuando por la playa. Estaba obscuro, tanto, que las olas del mar eran difíciles de visualizar.
-¿¡Ah no?! - caminé detrás de él, y lo tomé del brazo obligándolo a que se diera media vuelta. - ¡Gracias a ti mi estomago esta de cabeza y tengo la comida de mi tía Dinn en la boca de la garganta a punto de ser regresada!
- ¡No me culpes de las promesas que tú misma accedes a cumplir! - cruzó los brazos sobre su pecho, al igual que yo. Nos enfrentamos con la mirada. El tenía razón, yo lo había prometido, pero mi orgullo era tan grande que jamás me iba a rebajar a darle la razón. Antes muerta y decapitada.
- Tu pudiste haber evitado el juego también. - dije ya en mi volumen de voz natural, pero aun así con un tono afila-navajas.
- Habías prometido que te subirías conmigo en el juego. No es mi culpa que seas tan 'princesa' que no aguantes unas cuantas vueltas.
La sangre del coraje me empezó a hervir, hasta que estuve a punto de contestarle, pero Zayn me dejó con la palabra en la boca al dar media vuelta y continuar caminando con paso vacilante hacia la casa.
-¡Ey! - grite enojada, es más, furiosa. ¿Podría existir alguien más insoportable que el? - ¡Zayn! - grite aun más fuerte. -¡¿Ahora me dejaras aquí sola después de lo que me hiciste?! - grité aun mas enojada, cruzando (otra vez) los brazos frente a mi pecho. Vi la figura del él detenerse a lo lejos. Sonreí malévolamente. “Eso ___… otra vez ganaste”. De la nada, Zayn dio media vuelta, y caminó con el puño cerrado hacia donde yo me encontraba. Yo tan solo lo miraba victoriosa, cuando en ese instante, llegó frente a mí y me levantó como si fuera una ligera pluma, haciendo una cargada de novia.
- ¡Bájame!
-¡Decídete!
-¡Decido que me bajes!
-¡Me refería a que te decidieras entre si te quieres quedar sola o quieres ir conmigo!
Me tenía contra su pecho, y mi mareo no ayudaba en nada a que lograra bajarme, al contrario, provocaba que me mareara más. En un momento descabellado, abrasé a Zayn por el cuello, y me oculté en su pecho, intentando no mirar hacia el suelo que tanto asco me causaba. “Si vomito sobre ti, no te pongas de princesa Malik…”
- Eres un idiota. – susurré aun oculta entre su hombro y su cuello. Aunque no lo vi, sentí como sonreía victorioso…
- Gracias, tú también eres linda cuando te enojas – soltó una enorme carcajada, mientras que yo golpeé con mi puño su pecho. – Después de que soy amable, me pegas… ni tú misma te entiendes ____.
- ¿Amable? – pregunté estirando mi cuello, alejándome de su pecho, lo cual fue una muy mala idea, ya que el mareo hizo presencia, y más de la que ya estaba. Con todo el orgullo de por medio, volví a cerrar los ojos y ocultarme en su pecho. – Eres un idiota. Y no es un cumplido.
- Vamos, estas amando este paseo. ¡Hasta me abrazas y te acurrucas! Eso no es desprecio…
- ¡No no no no no! ¡No lo malinterpretes! – exclamé sin atreverme a levantar la mirada. – estoy a punto de vomitar, este es el único modo de que me siento mejor.
- Lo sé... ¿Qué tal si admites de una vez que te gusto y terminamos con todo esto? – “¿W H A T?”
- ¿Gustarme? ¿Tu? ¡Jajajaja! – solté una falsa carcajada. – antes salgo con el perro de Isabella a salir contigo.
- Lo que digas… - dijo dándome la luz verde. Yo bufé irritada.
Seguimos caminando en silencio, yo no podía pensar con tal asco y dolor de estomago, y la verdad no me importaba lo que Zayn estuviera pensando en aquel momento; era un verdadero patán. Quizás cuando se trataba de Alice era todo una pera en dulce, pero si no era un tema sobre la rubia, era un completo, y total idiota.
- Te propongo algo. – habló de repente después de varios minutos de completo silencio. Solo sentí como comenzábamos a subir la colina. – Tregua. – admitió al final. – tú me ayudas a deshacerme de Pauly, y yo te ayudo en todo lo que necesites con el romanticismo. No nos ofenderemos, ni nos trataremos mal, ni hablaremos con maldiciones como estas acostumbrada tu y todos los americanos mal hablados. – bufé ofendida. El rió. – me iré de Nove en unas semanas, en las que no quiero tener que aguantar a la irritable de tu prima, y tu tendrás tu ensayo sobre el amor al final del verano. Así de fácil, así de sencillo. ¿Hecho?
Callé unos segundos. Aunque me doliera el orgullo y no lo quisiera aceptar, Zayn seria el modo más fácil para tocar aquel lazo romántico que tengo en mí. Si es que lo tengo, ya que nunca lo había sacado a flote.
Era loco, pero también podría demostrarle al Inglés que los Estadunidenses no somos como él se lo imagina… No es amistad, es cuestión de orgullo.
- Hecho. – dije por ultimo. el me bajó de sus brazos, provocando que me desbalanceara un poco.
- Buenas noches. – dijo alejándose de mi… estábamos frente a la casa.
Abigail Castro
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
SIGUELAA! PLEASE PLEASE PLEASE PLEASEEEEEE<3
Katie Hernandez
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Awwwwwwwwww. *.*¡ Zayn es un amor!
Pobre la rayis, con ganas de vomitar :/
Siguelaaaaaaa
Besos xx
Pobre la rayis, con ganas de vomitar :/
Siguelaaaaaaa
Besos xx
ValenPocito
Re: Una escritora sin amor (Zayn Malik) ¡PRIMERA PARTE!
Jajajaja es un cuero:3 mañana la sigo!ValenPocito escribió:Awwwwwwwwww. *.*¡ Zayn es un amor!
Pobre la rayis, con ganas de vomitar :/
Siguelaaaaaaa
Besos xx
Abigail Castro
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