Eighteen & Married {Harry S.

Me desperté esperando que todo lo que está ocurriendo en mi vida sea una pesadilla, pero no, es real. Me paré dispuesta a tomar una ducha, eso siempre me relaja.
Después, me vestí con unos jeans y una blusa fosforescente.
Hoy invitaría a Lucy, mi mejor amiga, a mi casa, tenía que contarle todo lo ocurrido, además, desde que fui a América no la vi más. Seguramente me matara por no haberla invitado a mi compromiso o siquiera decirle que me casaría, pero mi cabeza ha estado en todas partes menos en su sitio estos días. Es más, ni siquiera sabe que estoy en Inglaterra.



Tenía media hora de retraso, pero finalmente escuché el sonido de la campana de la entrada del café y ahí entro ella, con su larga cabellera rubia con puntas azules y su estilo rocker de botas negras un debajo de las rodillas, mallas negras y un vestido fucsia con negro, típico de ella. Se diría que somos bastante diferentes y es raro que seamos amigas. A pesar de su capa de chica mala, es una persona muy sensible.

― ¡Annie! –chilló la chica para luego acercarse.

― ¡Lucy! –me levanté para darle un abrazo–, ¡necesitaba verte!

― Ya me enteré Ann, tu madre me lo dijo–nos sentamos–, ¿por qué no me llamaste?, sabes que yo te hubiese ayudado.

― De verdad lo lamento, es que desde que me enteré de la noticia he estado en shock, ya hace cuatro días desde que me comprometí y aún no lo puedo creer.

― No importa–musitó–, lamento mucho que esto te esté pasando amiga.

― Gracias. –dije sinceramente.

― Sabes…, creo que tendré que hablar con tu padre.

― No, tengo que hacer esto–dije mirando al suelo.

― Pero Ann, es tu decisión. Te conozco, desde niña siempre decías que antes de casarte querías viajar, conocer gente, experimentar… querías hacer muchas cosas. Tú no quieres hacer esto, y no es su decisión, es la tuya–dijo, con todo la razón del mundo.

― Pero…–balbucee.

― Piénsalo, tú sabes que no quieres estar con alguien como él el resto de tu vida.

― Con suerte morirá antes que yo. Al menos seré libre después que muera, sí lo hace, claro. –bromee.

― Tú lo has dicho, con algo de suerte–soltó una carcajada, seguido hice lo mismo–. Y bueno, si al final si te casas; yo te haré la despedida de soltera–dijo entre risas.

El resto de la tarde la pasamos sin mencionar el tema. Bromeamos, reímos, fuimos al cine y ahí lloramos. Fue una de las mejores tardes que he pasado, y así me case no dejaré de hacer esto con mi mejor amiga.


Me encontraba en una cena con la familia de Styles y la mía, al parecer tenían algo importante que decirme. Yo solo tenía la mirada perdida, no me interesaba en lo más mínimo lo que decían. Sólo esperaba que dijeran algo sobre que el idiota se echó para atrás o que se cancela, o algo parecido. Es más el soquete ni siquiera estaba presente.

― Bueno Annie, queremos decirte que ya tenemos una fecha para la boda–dijo mi padre, a lo que enseguida reaccioné–, es en dos meses.

― ¿Qué?–me paré de mi asiento–, ¿en dos meses? ¡eso es muy pronto! –exclamé–. ¡A penas sí conozco a ese tipo!–me quejé.

― Sí, es en dos meses, y así se quedará–habló mi madre.

― Además, cómo lo acabas de decir, a penas se conocen, por ello hemos decidido que sería ideal para que se conociesen un poco más; un viaje–dijo Anne.

― ¿A dónde? ¿a la esquina?–ironicé.

― No–me ignoro mi papá–, a México.

― ¿Qué?, papá, por favor ya es suficiente con obligarme a casarme–salí corriendo.

Mientras lo hacía el idiota se dignó a aparecer haciendo que ambos cayéramos a la piso, me levanté rápidamente dispuesta a salir corriendo y no volver nunca más, pero el grito de mi papá «¡no te vayas!» hizo que el inglés se levantara y me atrapara, me tomó de la cintura apegándome a su cuerpo, lo que fue incómodo y me solté rápidamente, luego fui a mi auto pero fue imposible el chico me agarró por la cintura nuevamente.

― ¿Qué quieres Styles?–grité–, ¡suéltame!–me zafé nuevamente, pero esta vez quien me detuvo fue mi padre.

― Annie, por favor, no te vayas–dijo.


Y ahí estaba yo empacando, la misma Annie de siempre, la estúpida que hace lo que los demás le dicen. Mi maleta estaba casi vacía, llevaba un traje de baño azul turquesa, unas sandalias y dos camisas, ah, y por supuesto mis jeans. Serían según mi padre dos semanas en México, mientras Styles se lo pase correteando a las chicas yo me pondré a leer un buen libro, y como son dos semanas serán seis libros, quizás compre más antes de viajar, o quizás llegue a zafarme de todo esto y termine yendo en el vuelo equivocado que por suerte este va a la otra parte del mundo, eso sería genial.