Save me ||-Liam Payne & Majo Eudave -||

Tener un ídolo o admirar a alguien es algo sumamente común, hay quienes admiran a sus padres, a sus maestros, a un artista o incluso a sus amigos. En mi caso había cinco chicos a los que admiraba e idolatraba con todo mi corazón, aquella famosa boyband llamada One Direction y que por siempre será recordada por millones de personas.

Antes de seguir con la historia me gustaría presentarme rápidamente, mi nombre es María José Eudave, pero mis amigos y familia suelen llamarme Majo, actualmente tengo 25 años y soy de México, Aguascalientes, pero  hace poco más de dos años me mude a Londres. En cuanto a mi físico, no tengo el cuerpo de una modelo, nada de cintura ceñida, ni piernas largas ¿pero saben algo? A lo largo del tiempo aprendí a aceptarme tal cual soy, con mis caderas anchas, mis cachetes regordetes, mi 1. 62 de estatura, el cabello cobrizo y rizado que se  esponja como la melena de un león, ojos café claro que no son precisamente los más lindos del mundo, pero que sin duda me permiten ver lo hermoso de la vida y aquella tez levemente bronceada que se ruboriza con cualquier cosa; ¡Exacto! Esa soy yo. María José.

En fin creó que es momento de remontarnos un par de años atrás, a la época en la cual los chicos de One Direction estaban en su mayor auge; como ya lo había dicho, yo era su fan, no, no ¿pero qué digo fan? Yo era una Directioner, tenía todo de ellos: discos, posters, cada revista donde salían, libros, e incluso había hecho hasta lo imposible para estar en unos de sus conciertos.  Me sabía sus vidas y estaba al pendiente de cada cosa que hacían, pero sobre todas las cosas, los apoyaba incondicionalmente. En pocas palabras aquellos chicos eran mi vida entera, soñaba con conocerlos e incluso poder entablar una amistad con ellos.

Pero mis padres, quienes al principio me apoyaron en mi admiración por One Direction, después de un tiempo comenzaron a  decir que aquello se estaba convirtiendo en una seria obsesión que a la larga terminaría siendo tan enfermiza que me causaría daño.

-¡Por Dios, María José! ¡Date cuenta! ¡Debes madurar! Estas por cumplir los dieciocho años, es momento de que elijas una carrera, construyas tu futuro y aún sigues con tus niñerías- aún recuerdo con gran dolor las palabras de mi padre, pero quizás él tenía razón y debía aceptar que jamás conocería a One Direction, que ellos ni siquiera sabían que yo existía y que aquel fanatismo era demasiado estúpido y tonto.

Aquella tarde me encerré llorando en mi habitación y llena de coraje comencé a quitar todos y cada uno de los poster que tenía de One Direction, para ser sincera no tuve las agallas de romper nada, simplemente alce todo en un caja que bote al fondo de mi armario y de esa manera “reconstruí” mi vida sin los cinco británicos.

A decir verdad no me aleje por completo de cualquier cosa que tuviera que ver con la boyband, pues conserve tres valiosísimas amistades; Belén, Alysa y Ross, a estas tres fabulosas chicas las conocí por internet debido a que compartíamos los mismos ídolos, pero con el paso del tiempo descubrimos que teníamos muchas más cosas en común y de esa manera dejaron de convertirse en mis amigas para transformarse en mis hermanas.

Duramos varios años teniendo contacto vía internet, charlábamos todos los día, compartíamos cualquier cosa que nos pasaba, felicidades, tristezas, ilusiones y demás, hasta que por fin después de mucho planear logramos conocernos en persona.

Con la primera con quien pude tener contacto fue con Belén, ya que vivía en Guadalajara, relativamente cerca de mi ciudad, así que un día aprovechando un viaje de estudios de la preparatoria nos pusimos de acuerdo y quedamos de vernos en un centro comercial. En un comienzo creí que el verla en persona sería un poco incómodo, pero resulto ser todo lo contrario, era como si todas esas charlas por el Facebook hubiesen sido en persona, después de aquel día volvimos a vernos con más frecuencia. De vez en cuando iba de viaje a Guadalajara y cuando Belu logró que la dejarán viajar, ella era quien iba a visitarme. Tiempo después y ya con mayor organización, me reuní con Ross y con Aly.

Como ya les dije la amistad que establecí con estas tres chicas es única, cuando decidí “olvidarme” de One Direction creí que ellas dejarían de hablarme e incluso me odiarían, pero no fue así. Aunque en un principio Aly me amenazo con darme un par de escobazos, al final de cuentas respetaron mi decisión  y de esa manera no volvimos a nombrar a One Direction en nuestras conversaciones.

Me gusta pensar que aquella decisión marco un parte aguas en mi vida, pues a partir de aquel momento me dedique en cuerpo y alma a mis estudios, mi carrera y mi futuro. Estudie una licenciatura en Ciencias de la Comunicación, allí mismo en Aguascalientes y no es por presumir pero logré graduarme con honores gracias a mis calificaciones; desde los primeros semestres de estudio busque un trabajo relacionado a lo que tanto me gustaba, la organización de eventos culturales (conciertos, festivales, etc) y fue así como logre entrar a una compañía que se dedicaba  a organizar tanto eventos locales , tales como la  Feria Nacional de San Marcos, como fuera del estado e incluso del país.

Comencé siendo asistente del Lic. Iñiguez, quien se encargaba de ponerse en contacto con los artistas que participarían en los eventos organizados, y aunque en un principio solo me dedicaba a organizar la agenda del licenciado, llevarle su café y reservar los lugares donde entrevistaría a los artistas, con el pasar del tiempo y gracias a mis esfuerzos conseguí que el señor Iñiguez me diera un puesto más alto. Rogelio Iñiguez era un hombre muy amable y de muy buenos sentimientos, sin embargo debido a que toda la vida estuvo enfrascado en su trabajo jamás formo una familia.
-Majo ¿Por qué no sales esta noche con tus amigos? Yo puedo terminar de arreglar esto- me comento el hombre un viernes por la noche, mientras afinábamos los últimos detalles para el festival cultural de las calaveras.

-Imposible licenciado, ante todo está el trabajo-

-No siempre, querida. Veme a mí; un hombre de cincuenta y tantos años, solo y todo por dedicar su vida al trabajo. Majo, eres joven debes divertirte y disfrutar de la vida.- Durante aquella conversación no capte el verdadero significado de las palabras de aquel hombre, sino hasta ahora que mi vida comienza a cambiar es cuando comprendo que para ser feliz no es necesario tener dinero sino aprender a disfrutar de todas y cada una de las cosas que se hacen.

Como ya lo dije el señor Rogelio no tenía hijos ni nadie a quien heredarle toda su sabiduría, así que decidió adoptarme, al menos moralmente hablando, fue el quien se enseñó gran parte de lo que ahora se acerca de mi trabajo y también es gracias a él que conseguí mi actual empleo en Londres.

 Gif de tu representante.