Speed and Love |HARRY STYLES FANFIC| Parte II

-Debes tener más cuidado la próxima vez Skylar-Repitió mi padre por vez infinita desde que había llegado a casa esa noche y había visto las vendas que cubrían mis manos.

Asentí mientras tomaba un sorbo de mi taza, esperando que de esa forma desapareciera la urgencia de girar los ojos y levantarme de la mesa para encerrarme en mi habitación. Un espectáculo digno de una reina del drama y que sin duda me costaría como mínimo un mes completo de castigo.

-Dejando de lado el incidente con deportes. ¿Cómo te fue hoy en el colegio?
-Bien-Contesté monótonamente.

La verdad era que mi cabeza vagaba de un lado a otro tratando de encontrar las palabras correctas para tocar el tema de la fiesta de Maddie sin mencionar por supuesto, la fiesta de Maddie.

-Papá…-Susurre probando mi voz para luego carraspear suavemente tratando de nivelar el tono.
-¿Si?-Respondió él prestando toda su atención en mí, algo que hubiera preferido que no hiciera.
-Quería…quería preguntarte algo-Dejé el tenedor a un lado y escondí las manos debajo de la mesa cuando me di cuenta que éstas comenzaban a temblar-Uhm no sé si recuerdes pero este fin de semana es el cumpleaños de Maddie y…bueno ella quiere que…
-No-Replicó él firmemente volviendo a bajar la cabeza hacia su plato para continuar con su comida.
-Ni siquiera me dejaste terminar-Murmuré sintiendo como un calor se adueñaba de mi pecho y cómo mi rostro se contrajo en una mueca que de hecho era muy característica de Harry cada vez que se enfadaba.
-No necesito que lo hagas Skylar, la respuesta es no.
-¿Por qué? Ella sólo quiere que duerma en su casa el fin de semana. Pediremos pizza, veremos películas y haremos cosas de chicas. Nada más-Ni un titubeo se escuchó, eso era bueno-Vamos papá, Maddie es mi mejor amiga.
-Lo sé. Pero la respuesta sigue siendo no.
-Bueno, no estoy de acuerdo.

Su cabeza se levantó de golpe y sus ojos se encontraron con los míos de nuevo, sólo que ésta vez estaban duros y enojados.

-¿No estás de acuerdo?-Su tono era desafiante, pero no tan desafiante como podía llegar a ser el de Harry. No tanto como para hacerme temblar. Y definitivamente no tanto como para obligarme a retractarme e irme a mi habitación como sabía que mi padre estaba deseando.

Por una milésima de segundo pensé en la opción de dejar las cosas así. Podría escapar de casa y volver temprano cuando la fiesta terminara. Deseché la idea de inmediato, saldría por la puerta grande…

Aunque fuera con mentiras.

-Mira…-Me moví hacía él mirándolo a los ojos e intentando aparentar seguridad-Sé que no te gusta que salga pero es sólo Maddie. Conoces a Maddie desde siempre. Conoces a sus padres. Solo será un par de días.
-¿No me estás escuchando? He dicho que no Skylar.

Tomé un suspiro calmando mis nervios. Sabía que la única remota posibilidad que tenía, se esfumaría si no mantenía las cosas lo más pacífico posible. Había aprendido eso gracias a Harry.

-Si te estoy escuchando, pero no creo que estés siendo muy racional-Murmuré con los dientes apretados y la forma en la que sus cejas se elevaron y su semblante se irguió, me hizo darme cuenta que quizás, sólo quizás, esas no fueron las mejores palabras que pude haber escogido-Quiero decir…tengo diecisiete años papá…
-¿Y qué? ¿Crees que porque tienes diecisiete años eso te da el derecho para desafiarme?-Replicó casi al instante-No sé qué te está pasando Skylar…
-No me pasa nada, es sólo que es el cumpleaños de mi mejor amiga y quiero estar con ella. ¿Es tan difícil de entender? Deberías estar de acuerdo con cosas como esas, ya no soy una niña.

Su silla chirrió de repente y su cuerpo se levantó de la mesa inclinándose sobre mí mientras me dirigía todo su enojo. Jamás lo había visto de esa forma, su rostro rojo parecía que no podía contener el exceso de rabia. Sus manos apretándose firmemente contra el borde de la mesa antes de levantar una de ellas fuertemente con el único objetivo de llegar hacia mi mejilla.

Como acto reflejo cerré los ojos y me encogí en mi sitio esperando el impacto. Un impacto que nunca llegó pero que se sentía como si lo hubiera hecho.

Abrí los ojos de nuevo encontrando a mi padre ésta vez unos pasos más atrás y con su expresión reemplazada por la sorpresa y la confusión. Segundos, o quizás minutos después, tomó sus platos de la mesa y caminó rápidamente hacia la salida del comedor pero antes de desaparecer por completo se dio media vuelta hacia mí.

-Sigues siendo una niña, siempre serás mi niña-Dijo sin mirarme a los ojos y luego salió por completo dejándome sola, asustada y con el corazón arrugado.

Permanecí allí casi una hora, sumida en mis pensamientos… en todo lo que había pasado. Papá jamás me había levantado la mano. Jamás.

Me hablaba fuerte en algunas ocasiones. Eso sí. ¿Pero intentar abofetearme? Nunca.

Respiré profundamente para después dejar salir el aire de mis pulmones esperando que éste se llevara consigo todo el desconcierto, las cosas habían dejado de tener sentido últimamente. O tal vez era que habían tomado un sentido totalmente diferente al de antes. Sin embargo, cualquiera de las dos opciones no me daban la respuesta de nada ni tampoco me indicaban que debía hacer.

Respiré profundamente y dejé salir el aire de nuevo, deseando que todo fuera más fácil.

Estaba casi segura que éste tipo de cosas eran mucho más sencillas para otras adolescentes de mi edad.

Respiré y solté el aire, anhelando que mamá estuviera aquí.

La quería para que me acompañara y la necesitaba para que me guiara.

Respiré y exhalé, una vez más.

Me puse de pie y llevé mis platos a la cocina para lavarlos. Después fui hasta las escaleras dando una última mirada, llena de esperanza, hacia el estudio pero la puerta estaba cerrada. Así que subí sin decir ni una palabra más.

No había logrado nada. Pero por el momento lo más prudente era dejar las cosas tal y como habían quedado.

No quería darle muchas vueltas a la razón por la cual en cuanto entré en mi alcoba, lo primero que hice fue tomar mi celular esperando ver en la pantalla exactamente lo que había. Sonreí levemente al encontrar el mensaje de Harry pero en lugar de responder, decidí llamarlo.

Mordí mi labio inferior aumentando la fuerza con cada pitido hasta que finalmente, cuando estaba a punto de desistir, él contestó.

-¿Dos veces en un mismo día? Esto sí que es todo un récord.
-¿De qué hablas?-Pregunté frunciendo el ceño sin comprender.
-Es la segunda vez que me llamas hoy Sky.
-Oh lo siento ¿Te molesta?-Repliqué sintiendo cómo mis mejillas se sonrojaban y agradecía enormemente que él no pudiera verme.
-No he dicho eso-Contestó riendo y mis mejillas se encendieron aún más.

Caminé hasta el baño y rebusqué en el estante hasta que encontré un gel para hacer burbujas. Sin duda alguna todo lo que necesitaba en esos momentos era un baño caliente. Un baño caliente y escuchar la voz de Harry.

-Así que...¿El sueño ayudó a calmar tu mal humor de ésta tarde?-Y aún por teléfono, podía escuchar un leve titubeo de inseguridad en su voz.  

Simplemente murmuré una afirmación en respuesta porque en realidad no quería hablar sobre esa tarde y sobre todas las cosas que él había dicho.

-¿Cómo siguen tus manos?-Preguntó cambiando el tema luego de unos segundos de silencio y de esa forma aligerando un poco el ambiente.

Abrí la llave de la tina y fui hasta el espejo mientras esperaba a que se llenara.

-Creo que bien-Reí quitando cuidadosamente las vendas y botándolas a la basura.

Busqué algo de antiséptico en el estante y lo vacié sobre mis manos, apretando los labios fuertemente para evitar gemir del dolor pero cuando éstas empezaron a arder y luego a picar más de lo soportable, no pude impedir un quejido.

-¿Qué pasa?-Soltó Harry de repente.
-Nada, es sólo que me estoy quitando las vendas.

Apoyé la cadera en el mueble del lavamanos viendo como el agua empezaba a subir y escuchando atentamente a Harry. Papá no me permitía utilizar la tina con demasiada frecuencia ya que decía que era un gasto innecesario, y de cierto modo sabía que tenía razón. Pero hoy sin duda alguna, lo necesitaba.

-Irás ¿Cierto? Podrías quedarte en mi apartamento después.
-Lo siento ¿Qué dijiste?-Respondí dándome cuenta de que no estaba escuchándolo tan atentamente como había creído.
-La carrera…el sábado-Respondió y pude percibir un matiz de fastidio en su voz-¿Estás siquiera escuchándome Sky?
-Si…-Susurré avergonzada-Menos esa parte. Lo siento.
-Como sea-Chasqueó ésta vez molesto.
-Perdóname, no te enojes-Supliqué mordiendo mi labio y me encaminé a cambiar el tema de mi momento de distracción-No creo que pueda ir. Todo indica que estaré castigada de nuevo este fin de semana.

Cerré la llave y rocié algo de gel en el agua.

-¿Y ahora que mierda pasó?-Preguntó Harry dejando a un lado su tono enojado y sonreí felicitándome a mí misma por haber desviado su mal humor.
-Bueno…-Dudé un segundo, para Harry de seguro mis problemas con mi padre debían de parecer patéticos, pero quería hablar con él y después de todo él había preguntado-Discutí con mi padre. Está furioso.

Me senté en el borde de la tina removiendo con mi mano derecha el agua mientras contaba los detalles de la discusión. Dejando de lado, obviamente, el hecho de que mi padre estuvo a punto de abofetearme.

-¿Cuándo pensabas decirme que irías a una fiesta el viernes?-Fue lo primero que dijo Harry cuando dejé de hablar.

Rodé los ojos poniéndome de pie y empezando a quitar mi suéter con dificultad para evitar dejar caer el celular.

-Supongo que se me pasó, lo siento.
-¿Quiénes irán?
-¿Ahora también necesito tu permiso?-Resoplé con sarcasmo.
-Responde-Sentenció él sin una pizca de gracia provocando que yo girara los ojos de nuevo.
-No lo sé Harry, gente del colegio, amigos de Maddie…Dylan y Marcus-Dije sin mencionar, conscientemente, a Kristin-Puedo preguntarle a Maddie si puedes ir…si quieres.

Mordí mi labio esperando por su respuesta. Ni siquiera tenía el permiso de mi padre, aunque de algún modo sabía que si Harry iba ya encontraría la forma de ir yo también.

Pero él no contestó.

-Tengo que colgar Sky-Dijo repentinamente-Paso por ti en la mañana.

Y antes de responder. Él ya había colgado.

Miré mi celular por unos segundos tratando de descifrar que había pasado pero por experiencia sabía que tratar de entender a Harry era imposible, así que terminé de quitarme el resto de ropa que me hacía falta y me metí en el agua caliente hasta que mi piel estuvo completamente arrugada. Y luego me fui a dormir.

-No sabía que fumabas-Fue lo primero que salió de mi boca en cuanto Harry cruzó la puerta.

Ya me encontraba vestida para ir al colegio, definitivamente no volvería a dejar que Harry me viera en pijama.

-Hola a ti también Sky-Respondió girando los ojos y me reí de inmediato ante su gesto.
-Lo siento, hola-Me estiré hacia él y a pesar de que el olor a cigarro parecía haberse impregnado en su cuerpo, le di un rápido beso en la mejilla.

Esa mañana había despertado feliz y a pesar de que tenía numerosas razones para no estarlo, no me iba negar a mía misma un poco de buen humor.

Hacía exactamente quince minutos que papá se había ido y lo había hecho sin decirme ni una sola palabra, ni siquiera un buenos días de vuelta cuando yo lo había saludado al bajar las escaleras. Simplemente había tomado sus cosas y se había ido en cuanto me vio. Ignoré la opresión de mi pecho. No creía necesario que él hiciera todo ese drama simplemente por un permiso, era ridículo. Pero había tomado la decisión de seguir insistiendo, así que esperaba que esa noche su humor estuviera renovado.

-¿Quieres té?-Pregunté dándome la vuelta hacia la cocina pero antes de siquiera empezar a caminar, la mano de Harry se cerró contra mi brazo haciéndome girar de nuevo hacia él.
-¿Qué? ¿No piensas besarme?-Susurró a unos mínimos milímetros de distancia de mi rostro-No es más que sólo un poco de cigarro.

Sus manos se afirmaron a cada lado de mi cintura acercándome hacia su cuerpo haciendo que mi pulso enloqueciera de esa forma que sólo Harry podía provocar. Su nariz rozaba levemente la mía y mis manos escalaron hasta sus hombros para después enrollar mis brazos alrededor de su cuello y enredar mis dedos en su cabello.

-No puedo llegar tarde hoy-Tartamudeé deteniéndolo cuando sus labios rozaron los míos.
-Es sólo un beso Sky-Susurró con la voz ronca y sonrió de medio lado mirándome fijamente, provocando que se me olvidara por un instante cómo respirar-A menos que estés pensando en algo más…

Sus manos bajaron hasta mi trasero, afirmándolo con fuerza y logrando pegarme mucho más a su cuerpo. Solté un gemido que sólo hizo que sus manos me apretaran con más fuerza y mi rostro se encendiera por completo, pero por más sorprendente que fue, no aparté la mirada. Gemí de nuevo, y su boca cubrió la mía sin perder más tiempo.

Podía percibir el cigarro en medio del beso, pero no me molestaba. De hecho me gustaba.

La lengua de Harry insistía ferviente obligándome a separar los labios cada vez más. Sus manos se movían sin restricciones a lo largo de mi espalda, llegando a mi trasero, pasando más abajo a mis piernas y repitiendo el recorrido incontables veces. Y justo cuando creí que iba a desfallecer se separó sólo para empezar a dirigir sus besos por el costado de mi rostro, acariciando mi mejilla con su nariz y electrocutando todos mis circuitos nerviosos.

-Vamos a tu habitación-Murmuró cuando llegó a mi oído logrando que una descarga de adrenalina se abriera paso dentro de mí.

Sentí los latidos de mi corazón retumbar sin control al mismo tiempo que todo mi cuerpo empezaba a sentirse pesado y acalorado.

-Dijiste que era sólo un beso-Tartamudeé sin aliento mientras su nariz acariciaba mi rostro y luego rozó con ella mi nariz.
-No, dije que era sólo un beso a menos que estuvieras pensando en algo más…-Sus ojos dilatados y su voz áspera y seductora hizo que yo no tuviera más opción que abrir la boca en busca de algo de aire-Y parece qué estás pensando en algo más.

Ni siquiera me esforcé en contradecirlo, aun cuando sabía que debía alejarme, alejarlo, alejarnos. Eso era lo correcto. Pero no hice nada más que hundir mis manos con mayor fuerza en su cabello y acercarlo mientras dejaba que su boca volviera a aplastar la mía.

Sus palabras de días atrás se abrieron un espacio en mi cabeza de alguna manera, Harry tenía razón. Era exhausto luchar contra mi cabeza cuando al parecer mi corazón y mi cuerpo deseaban otra cosa. Él. Lo deseaban a él.

Ahogué un jadeo en la boca de Harry y al segundo siguiente sentí la dura superficie de la puerta de entrada chocar a mis espaldas. Jadeé de nuevo y ésta vez él también lo hizo.

Cuando volví a sentir que me faltaba la respiración, su boca permitió descansar a la mía y se enfocó ahora en la piel de mi cuello. Inhalé y exhalé con dificultad intentando llenar mis pulmones de aire tanto como fuera posible.

-Éste habría sido un día perfecto para uno de tus vestidos-Gruñó mordiendo la piel expuesta de mi hombro a lo cual respondí con un gemido.

Una de sus manos permanecía firme en mi trasero mientras la otra alzaba mi pierna enrollándola a un costado de su cuerpo dejándole el espacio perfecto y necesario para que se ubicara justo en medio. Harry se empujó contra mí permitiéndome sentir su erección rozando contra mi vientre. Jadeé lo más silenciosamente posible y abracé su cuello afirmándome más a su cuerpo para no caer en el momento en que Harry me levantó del piso obligando a que mis piernas lo rodearan. Ésta vez se apretó justo en el lugar exacto y jadeé no tan silenciosamente en esta ocasión.

La última pizca de cordura que me quedaba parecía desvanecerse con cada caricia que sus manos dejaban sobre mi cuerpo, con la forma en la que mi camisa se levantaba cada vez más revelando mayor piel a su paso.

Sus labios volvieron a los míos decididos a cortarme la respiración de nuevo, pero una molesta melodía hizo eco en medio del chirriar de dientes, lenguas, jadeos, gemidos y suspiros. Ninguno de los dos prestó mayor atención hasta que el sonido desapareció únicamente para que segundos después volviera a irrumpir en la habitación.

-Maldición!-Gruñó Harry antes de sacar con agilidad su teléfono del bolsillo trasero.

Mientras miraba enojado la pantalla, instintivamente llevé mis labios hasta la piel de su cuello consiguiendo un gemido de su parte. No quería pensar en cómo él había adquirido la habilidad de sostener a una chica contra una puerta sin ninguna dificultad y con una de sus manos ocupada. Definitivamente no necesitaba pensar en eso.

Al parecer Harry guardó otra vez su celular en el bolsillo para así poder apoyar su mano en mi cuello incitándome a que continuara con lo que estaba haciendo. De alguna u otra forma alcanzaba a escuchar la incesable vibración del teléfono y estaba segura de que Harry también la oía, pero aun así no hizo nada al respecto. Afirmó con fuerza mi cuello, alcanzando a cubrir con su enorme mano parte del costado de mi rostro, y dirigió mis labios a los suyos besándome con desenfreno hasta que minutos después Harry se separó abruptamente y volvió a sacar el molesto aparato.

-¿Qué mierda quieres?-Disparó furioso en cuanto contestó finalmente la llamada.

Erguí mi cuerpo posando mi espalda y la parte posterior de mi cabeza contra la madera de la puerta. Respiré profundamente luchando por mantenerme en control y así esconder lo ansiosa que estaba. Ansiosa no era la palabra exacta para esa situación, eso lo sabía. Pero ansiosa tendría que funcionar porque no estaba preparada para admitirme a mí misma cómo me encontraba.

El rostro de Harry se hizo más rígido a medida que escuchaba con atención lo que le decían al otro lado y al segundo siguiente me bajó, permitiendo que mis zapatos volvieran a tocar el piso. Llevé mis manos a mis labios mientras lo estudiaba con detenimiento.

-No puedo ahora-Murmuró fijando su mirada en algún punto a nuestro lado mientras la otra persona continuaba hablando-Joder Arthur! Te dije que no puedo, estoy ocupado.

Llevó su mano libre con desesperación a su cabello y como acto reflejo yo también hice lo mismo. Aparté el exceso de cabello de mi rostro y cepillé con mis dedos las puntas tratando de controlar el tumulto de emociones que me corrían por dentro.

Control era lo que necesitaba en ese preciso instante. Debía recuperar el control que, en cuestión de segundos, había perdido con Harry.

Me resultaba sorprendente y aterradora la forma en la que mi guardia caía de forma tan fácil, dejándome a la intemperie de mis deseos. Deseos que no debería tener en primer lugar.

Mis ojos permanecieron fijos en Harry aprovechando que su atención no estaba en mí. Su cabello estaba más largo que la vez en que lo había conocido, pero me gustaba y me gustaba la manera en que caía sobre su rostro y la forma en la que eso parecía desesperarlo. A diferencia de los días anteriores, en esta ocasión, no llevaba una pañoleta que mantuviera su cabello al margen.

El hueso de su mandíbula estaba bastante pronunciado lo que dejaba en evidencia que no era una llamada muy agradable esa que había recibido.

-De acuerdo-Dijo soltando un suspiro en forma de gruñido y pasando su mano desesperadamente por su rostro-Ya voy para allá.

Aparté el rostro rápidamente cuando su mirada volvió de nuevo a mí. No sabía cómo debía reaccionar, ni que debía hacer o decir en ese momento. Ese incómodo momento. O por lo menos lo era para mí, porque Harry por el contrario tenía una sonrisa torcida en el rostro mientras sus ojos permanecían fijos en mi rostro. Lo miré de reojo una vez más y de nuevo alejé la mirada enfocándome en Dorothy que dormía al final de las escaleras como era de costumbre. Harry rió claramente disfrutando de mi timidez.

-Salvada por la campana-Sus palabras me hicieron sonrojarme, cómo era de esperarse, lo que provocó otra risa en él y rodeó mi cintura al instante-Ven aquí-Dijo tirando de mí hasta dejarme encerrada en medio de sus brazos y bajando su rostro lo suficiente para que su nariz alcanzara a tocar la mía.
-¿Te tienes que ir?-Pregunté rápidamente con la única intención de desviar un posible tema sobre lo que estábamos haciendo justo antes de la llamada.
-Nos tenemos que ir-Enfatizó y me besó cortamente-Vaya jodida manera de matar un buen momento ¿No crees?….Pero ésta tarde podemos terminar lo que empezamos.

Me sonrojé y lo empujé levemente tratando de luchar contra la risa avergonzada que amenazaba con abrirse paso por mi rostro. Tomé su brazo y lo alcé lo necesario para alcanzar a echar un vistazo al reloj en su muñeca.

-Aún es muy temprano para que me lleves al colegio-Señalé liberando su brazo y mi acción provocó una media sonrisa en él.

Volvió a rodearme y me besó prolongadamente haciéndome olvidar de lo que estábamos hablando. Llevé cada una de mis manos a cada lado de su rostro sintiendo el raspar del principio de su barba contra mis palmas. Me gustaba hacer eso y realmente no tenía ni la menor idea de porque no lo hacía con más frecuencia. Harry se alejó unos pocos centímetros para susurrar sobre mi boca levemente entreabierta.

-Tengo que llevar unos papeles a un lugar y tú vendrás conmigo.

Su cuerpo aún se encontraba inclinado hacia mí tratando de nivelarme y mis manos aun afirmaban su rostro.

-Tengo clases Harry-Le recordé frunciendo el ceño.
-Lo sé nena. No tardaré mucho.

Me había dicho a mí misma que tendría que hacer todo lo posible para no llegar tarde a clases de nuevo pero una parte de mi estaba saltando emocionada porque tal vez conocería más sobre él.

-Deja de darle tantas vueltas Sky. Ve por tu abrigo y vámonos. Comeremos algo en el camino.

Lo miré por un par de segundos más, mordiendo la parte interna de mi mejilla, hasta que finalmente me decidí. La curiosidad era simplemente más grande que mi sentido común. Y por otro lado, definitivamente, no estaba en condiciones para rechazar cualquier información que pudiera obtener.

-De acuerdo.

Subí corriendo las escaleras hasta mi habitación. Saqué el primer abrigo que encontré en el armario, tomé mi celular y mi mochila y bajé de nuevo.

-¿Lista?

Asentí emocionada y me despedí de Dorothy antes de cerrar la puerta principal, ignorando a Harry que se burlaba a mi lado.

-¿Acaso esa gata hace algo más que dormir?-Preguntó riendo en cuanto puso en marcha la camioneta y yo me limité a mirarlo manteniendo una ceja elevada.

Su sonrisa burlona hacía que sus hoyuelos se pronunciaran y a pesar de que quería acercarme y dejar un beso en su mejilla, me limité a sólo imitar su sonrisa.

-Hace mucho más-La defendí y me reí con fuerza porque en realidad no se me ocurría otra cosa que hiciera más que dormir y acompañarme.
-¿Cuántos años tiene después de todo?
-Cinco-Respondí cortamente disfrutando de su buen y contagioso humor.
-Tal vez lo que Dorothea necesita es un poco de acción-Dijo subiendo y bajando las cejas sugestivamente provocando otra fuerte risa de mi parte.
-¿Qué está mal contigo?-Pregunté risueña y admirando su perfil divertido-Y su nombre es Dorothy.
-Era sólo una idea.

Una de sus manos mantenía controlado el volante mientras la otra descansaba en mi pierna. Envolví su mano entre las mías y lo miré sonriendo ampliamente esperando que me correspondiera. Sonreí aún más amplio cuando lo hizo y descansé la cabeza en el espaldar de la silla.

Al parecer yo no había sido la única que se levantó con buen humor esa mañana.

La mano de Harry se soltó levemente de mi agarré y empezó a acariciar mi pierna con suavidad subiendo cada vez más.

-Lo digo de nuevo…-Habló llamando mi atención de nuevo a su rostro-Este habría sido un día perfecto para uno de tus vestidos nena