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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
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Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Lo logre
Christina Grey volvió a pasar :llama:
Christina Grey volvió a pasar :llama:
Invitado
Invitado
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
No puedo esperar mas.... -Estoy loquilla-
Hop.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Envíen sus fichas chicas faltantes :meh:
Invitado
Invitado
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Ya la subo
Solo esperenme bc estoy limpiando mi casa
Solo esperenme bc estoy limpiando mi casa
happy drug.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Hay pero que niña tan buena, esta limpiando su casa (?.
Yo también tengo que ir a limpiar, pero la cocina
Invitado
Invitado
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Lo siento, ahora cuando termine de cenar la subo que estuve todo el día fuera de casa
.wonderwall.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Chico y rol: Niall Horan {el frío}
Nombre de la representate Helen Hope Jones
- Enemies or not {N.C}:
- Hell GallagherCapitulo 006Noté como había ruido en la cocina de aquel colegio y decidí disparar para avisar de que ya había llegado. No me sonaba aquella voz femenina y me daba igual si terminaba con ella. Abrí la puerta bruscamente buscando a aquella chica que probablemente se habría escondido. Tan sólo había salido unos minutos y ya había intrusos. Era hora de terminar con todo eso para siempre. De repente vi como una sombra se movía lentamente para mostrarse. No dejé de mantener mi arma en alto. Vi como mi primo Niall sonreía. Yo seguía mirándolo enfadada y hacía una señal porque sabía que alguien más estaba con él. La chica sale de su escondite. Era un poco más baja que yo y eso me da más seguridad. Veo como mi primo empieza a hablar:No me gusta esta situación. Estoy curando la herida de un desconocido que fue causada por mí. No quiero confiar en nadie, sólo en Niall y en nadie más. Aunque sea su amigo, puede haber cambiado y haber venido a traicionarle. Si no, ¿por qué ha aparecido después de todo este tiempo sin estar a su lado?
-Mira, esta chica es Kaitlin aunque yo la llamo Ángel.- sonríe y se acerca a mí aunque yo sigo apuntando a la chica con mi pistola.- Baja el arma Helen.- yo niego con la cabeza.- No debes de estar asustada ni a la defensiva, ella no nos hará nada.- Niall intenta quitarme el arma pero yo le pego un codazo y lo evito. Me acerco a la chica y veo como ella se va echando hacia atrás.- No la asustes, Hell.- hago caso omiso a sus palabras mientras sigo con el arma en alto.
-Fuera.- chillo. Ella permanece inmóvil. Mientras sigo mirando a la chica a los ojos le hablo a mi primo.- Te he dicho mil veces que no confíes en nadie. Me da igual que ella sea guapa o te excite o lo que sea. Me da igual, sabes que lo que más importa es tu jodida vida y me voy 30 minutos y ya está un enemigo aquí. Recuerda que todos son enemigos menos yo y porque te lo he demostrado, pero hay veces que ya no sé qué pensar.- me acerco a ella y la cojo por detrás bloqueándola y ahogándola levemente.
-Por favor…- suelta ella.- Por favor, déjame ir. Sólo quería unas latas.
-Sí, y de paso aprovecharte de tus encantos y de la inocencia de mi primo ¿no?- ella niega.- ¿Ah no? Si hubieras querido las latas ya no estarías aquí, hubieras huido por la ventana.
-No.- suspira.- Él me pilló intentando coger las latas y me asusté. Ahora tengo miedo, sólo déjame ir.
-Si él te da miedo, no sabes lo que es el verdadero miedo. No has visto de lo que soy capaz.- digo mientras apunto con la pistola en su cabeza. Ella forcejea y yo la aprieto más fuerte. Mi primo mira con los ojos como platos.- Cuanto más forcejees, más probabilidades de que te vuele los sesos. No quieres eso, ¿verdad que no bonita?- ella niega asustada. Yo aflojo un poco.- Bueno, te dejaré marchar con una condición. Tú no te acercas más por aquí y te dejaré marchar. No quiero volverme a cruzar contigo en mi vida, ¿lo entiendes? Y con él tampoco te volverás a cruzar.- ella asiente.- Intenta sobrevivir por tu cuenta, tengas compañía o no, no me interesa.- aflojo un poco más sin dejar de soltarla. Ella suspira aliviada.- Ahora, dame todo lo que lleves encima.
-Toma.- saca de su bolsillo una brújula, un reloj y un cuchillo.- La pistola ya me la quitó él.- yo asiento.
-Vete por la ventana, será más difícil que te atrapen.- cuando se está marchando le lanzo una de las latas.- Toma, aprovéchala bien, te hace falta.- ella asiente y se va.
-¿Tú estás loca?- me dice Niall mientras viene corriendo hacia mí y me abraza. Yo le sonrío.- En mi vida había visto tanta valentía en ti, definitivamente has crecido mi pequeña.- él también sonríe.- Haces honor a tu apodo, Hell. De verdad, amenazando a esa chica me has parecido un verdadero infierno.- yo me río. Sólo él me hace sacar mis mejores sonrisas. Si no fuera por él, habría muerto hace mucho tiempo.
-Ni se te ocurra volver a meter a otra intrusa aquí, ¿está claro?- le digo amenazante. Él asiente.- Porque si lo haces, al que le volaré los sesos será a ti. No quieres eso, ¿verdad bonita?- sonrío mientras repito esa frase que anteriormente le había dicho a esa chica. Los dos reímos.
-Esa frase te ha quedado genial. De verdad me has asustado hasta a mí.- sonrío.- Pero lo de lanzar una bala no lo vuelvas a hacer, ¿vale? Casi me das en la cabeza y sabiendo cómo eres, te sentirías culpable el resto de tu vida y no podrías hacer nada para evitarlo.
-Cállate imbécil.- noto como una lágrima sale de mi ojo.- No vas a morir, nunca morirás y menos por mi culpa.- suspiro.- Además, sabes que tengo buena intuición y puntería. Jamás te daría si no quisiera.
Intento reír pero no lo consigo y me caigo al suelo. Odio que hable de su muerte. Es la única persona que me queda en la vida y no puedo perderlo por nada del mundo. Una persona corriente tomaría el camino fácil pero yo no soy así, nunca voy a lo fácil. Ese camino sería cometer un homicidio, un homicidio en el que el único herido sería uno mismo. Hablo de suicidarse, pero hasta que no consiguiera la venganza no podría hacerlo. Sigo buscando la venganza de mis padres y de mi mejor amiga Kate. Niall me hace la vida más fácil, pero no puedo pensar en cómo conseguiría encontrar la venganza para cuatro personas si él se muriera, pero sé que no lo va a hacer. Hace rato que él está a mi lado acariciándome la cabeza para que me calme. Veo que también llora, pero no sé por qué. Levanto la cabeza y lo miro a los ojos. Cuando hago esto es como si estuviera mirándome a mí misma. A veces, parecemos la misma persona en dos cuerpos diferentes.
-¿A ti que te pasa?- digo susurrando mientras intento levantarme. Digo intento porque él hace presión contra su pecho y evita que me levante.- Niall, ¿qué te pasa?
-Pues que no quiero morir pero sobre todo, no puedo dejar que mueras. Tienes que vivir, tienes que vengarte y siempre tienes razón, tus consejos nunca son erróneos. Te quiero demasiado y si sigo vivo es por ti.- sigue llorando y yo le seco las lágrimas.- No debería haber dejado a esa chica tanto tiempo aquí, tuvimos suerte que fuera débil comparada con nosotros pero podría haber sido alguien demasiado fuerte y hubiéramos muerto los dos. Al próximo que intente entrar aquí o interponerse en nuestro camino, lo dejo inhabilitado. Lo juro.- sonrío y me levanto. Lo abrazo y poco a poco ambos dejamos de llorar.
-Debemos irnos de aquí, ya no es un lugar seguro. Tengo la impresión de que esa chica va a volver, y volverá con gente más fuerte. No quiero que haya un enfrentamiento entre nosotros, así que vámonos Niall, será lo mejor.- él asiente.
Empezamos a recoger todo lo que tenemos. La verdad es que no tenemos gran cosa, pero guardo en mi mochila unas cuantas latas de comida, el cuchillo, la brújula y el reloj de la chica, una daga, un pequeño botiquín de primeros auxilios y algo de agua. Niall hace lo mismo, la única diferencia es que yo llevo mi arco con mis flechas a la espalda y él un fusil. Noto como besa mi hombro descubierto, justo en el tatuaje.
-Lo haremos por ellos, pero ahora ponte esta chaqueta, fuera hace demasiado frío.- la cojo y me la pongo.
Andamos con sigilo por todo el colegio para salir sanos y salvos de allí. Todo está oscuro y apenas puedo ver pero mi mano nunca se separa de la de mi primo, no nos podemos separar. Una vez lo hicimos y casi me asesinan, pero él apareció en el momento oportuno. Entonces era débil y pequeña, pero no dejaré que vuelva a ocurrir. Veo una sombra cruzarse delante de nosotros y en menos de 5 segundos ya he disparado al objetivo con mi arco. Es el único momento en el que he soltado la mano de mi primo y ahora se la vuelvo a coger. Nos acercamos al chico que está tirado en el suelo. Le he dado en la pierna y se retuerce de dolor pero sin emitir ningún sonido. Niall pone los ojos como platos cuando le ve la cara. Yo lo miro extrañada y entonces veo como el chico rubio tirado en el suelo abre sus inmensos ojos azules y empieza a hablar difícilmente:
-¿Niall?
-Sí, soy yo. Luke, tranquilo, todo irá bien.- miro a mi primo enfadada.- Tranquila, Helen, en él si podemos confiar. Era mi amigo incluso antes de que comenzara todo, sólo tenemos que curarle las heridas.- el chico me sonríe y yo me pierdo en esa sonrisa y en sus ojos que brillan incluso en la oscuridad. Inconscientemente, también le sonrío.- ¿Ves? Os llevaréis bien.
- Amantes e infieles {audición}:
- Tarde. Siempre tarde. Oigo la lluvia repiqueteando sobre las ventanas. Cojo un paraguas y salgo corriendo de mi piso. Las gotas caen cada vez más fuertemente y mojan mi pelo y mi piel a pesar de que llevo el paraguas. Encima de tarde, llego impresentable a esa conferencia, probablemente una de las más importantes. Cruzo con el semáforo en rojo y oigo como un coche pita, frenando bruscamente para no atropellarme. Me sobresalto y se me cae la carpeta, mojando gran parte de mis notas. Tarde y torpe. Suerte que vivo sólo a 5 minutos del conservatorio. Cuando llego ya no hay nadie fuera, así que llamo a la puerta interrumpiendo así al chico que estaba hablando. Era un chico no mucho más mayor que yo, de penetrantes ojos azules y pelo rubio.-¿Aún se puede entrar?- digo avergonzada.-Claro.- me sonríe ampliamente.- Mejor tarde que nunca, ¿no crees?- asiento y busco un sitio para sentarme.Examino la sala pero no encuentro ningún sitio. El joven rubio no deja de mirarme y yo me pongo cada vez más nerviosa, haciendo que todos mis papeles mojados caigan al suelo y causando que todas las miradas se posen en mí. Muerta de vergüenza, encuentro el sitio rápidamente, el centro de la primera fila. Justo, para llamar más la atención. Voy corriendo hacia allí cuando el chico se me acerca sonriendo y me susurra que me tranquilice. Voy dejando un charco de agua a mí alrededor por culpa de la lluvia y empiezo a tomar notas en mis papeles mojados. Pasan 45 minutos y termina la conferencia. Perfecto, de una conferencia de dos horas tan importante, sólo he estado 45 minutos. Estoy a punto de irme pero noto como me miran, me giro y veo que es el mismo joven. Decido acercarme a preguntarle todo acerca de la conferencia, parece amable así que no pierdo nada por ir hasta allí. Camino torpemente hacia él y sonríe.-Hola.- le digo.-Hola. Soy Niall Horan. Supongo que has venido porque no te has enterado de mucho al llegar tarde, pero no pasa nada.- sonríe.- ¿Cómo te llamas?-Me llamo Helen Jane Hopson. Y… lo siento, no pretendía llegar tarde pero…- suspiro y él me interrumpe.-Encantado Helen.- me da dos besos.- No hace falta que me des explicación. Está todo bien.- vuelve a sonreír. Tiene una sonrisa que me deja atontada y me hace más torpe incluso de lo que soy. Pero no, no puedo pensar en eso, yo tengo novio.- Si quieres te explico con detalle toda la conferencia pero, mejor deberías ir a cambiarte y dejar tus cosas en casa. Estás mojada y podrías coger un resfriado.- dice mientras toca mi pelo. Yo me sonrojo y asiento.- ¿Quieres que te lleve?-No hace falta, vivo tan sólo a 5 minutos de aquí andando. Me las puedo apañar.- él me mira y se ríe.- ¿Qué pasa?-Espero que te las apañes mejor que antes, porque fuera sigue diluviando tu casa sigue estando a la misma distancia.- lo miro un poco molesta.- No te preocupes, no es molesta llevarte. Debes dejar tu violín en casa, sino él también se puede humedecer.- asiento.- ¿Entonces te llevo?-Vale.Caminamos juntos hasta su coche, un Porsche 911 negro. Abro la boca cuando veo ese coche. Él se ríe y me cierra la boca con su mano. Yo miro para todos lados avergonzada y me doy cuenta de que no puedo subirme a ese coche tal y como estoy, se lo estropearía.-Mira, tu coche es demasiado bueno para que yo lo estropee con el barro y el agua que llevo encima.-No te preocupes, no importa. Igual que tengo dinero para pagarlo, tengo dinero para limpiarlo. Así que sube anda.- sonrío y subo.- ¿A dónde quieres que vayamos? ¿Alguna cafetería?- asiento.En seguida llegamos a mi piso y subo corriendo a cambiarme. Cuando llego, me encuentro con mi novio Evan tirado en el sofá. Suspiro y voy a cambiarme y a arreglarme algo el dichoso pelo. En 15 minutos estoy como nueva. Me da pena tener a ese pobre chico esperando en el coche. Estoy a punto de irme cuando mi novio coge mi brazo.-¿A dónde vas pequeña?- me besa y yo me aparto en seguida.- ¿Qué te pasa?-Por tu culpa he llegado a la conferencia y sabías que era importante para mí.- intenta acariciarme la cara pero yo le aparto la mano.- No, Evan, no vas a arreglarlo así esta vez. Me tengo que ir, ya hablaremos.- me da un beso en la mejilla y me voy.Bajo casi corriendo las escaleras y abro el paraguas para llegar hasta el coche. Toco en la ventana y me abre la puerta. Cuando entro está sonando “el invierno” de Vivaldi, una de mis piezas favoritas sin duda. Sonrío y él hace lo mismo.-Vaya cambio. Estás preciosa.- me sonrojo. Lo nota y cambia de tema rápidamente.- ¿Te gusta lo que he puesto? Si no te gusta esta pieza puedo poner algo diferente.- lleva su mano hacia el lector de discos y yo se la paro para que no lo haga. Me dedica una amplia sonrisa- Está bien, entonces lo dejo.-Es una de mis obras favoritas, así que no la cambies por favor. De verdad, nadie de mi círculo de amigos me comprende nunca. También escucho otra clase de música pero no entienden que amo extremadamente la música clásica y bueno, me siento comprendida por ti ahora mismo.- sonrío.Durante todo el camino hablamos de su conferencia y cuando llegamos a la cafetería pedimos dos capuccinos. Parece que este chico me comprende a la perfección y me siento en las nubes cuando estoy con él. Pero no, no y no. Tengo un novio y lo quiero demasiado como para dejarme llevar por la situación.-Entonces, ¿qué opinas de mi conferencia? No he dado muchas de momento, esta es una de las primeras y espero que te haya servido bastante.- me mira nervioso esperando mi respuesta.-¿La verdad?- asiente.- Me ha encantado. Deberías dar conferencias más a menudo. Esta ha sido de todas a las que he ido la que más me ha aportado. Siempre hablan sobre la técnica y su importancia, pero nunca le dan relevancia a la interpretación y si no sientes lo que tocas o lo que haces ¿de qué te sirve toda esa técnica?Después de decirle esto sonrío y él se va acercando lentamente a mí. Noto que mi respiración está agitada y mi corazón se acelera. Ni siquiera encuentro el valor para apartarlo cuando noto que sus labios se posan sobre los míos y noto como la adrenalina sube por todo mi cuerpo. Acaricia mi pelo levemente mientras me besa y yo sólo me dejo llevar, porque la interpretación es lo que importa y no la técnica. Por lo menos es lo que yo pienso y en ese momento no importa si tengo novio o no, sólo que estoy interpretando mis sentimientos de la manera que me hacen sentir y lo único que me llevan a hacer en este momento es besar a este chico, Niall, y quererlo todo lo que pueda. Lo único que importa es la interpretación y no la técnica.
- imagina:
- No creía lo que estaba pasando. Justo el día en el que conocía a mis ídolos, uno de ellos abandonaba el grupo. La verdad es que siempre lo pensé. Sólo podía ver como Harry y Liam discutían y acto seguido veía como el primero salía corriendo de allí. Todos se quedaban en shock y yo reaccioné corriendo detrás de Harry. No sé como lo conseguí, pero logré alcanzarlo y lo pude parar.-¿Qué quieres?- me preguntó él molesto. Lo único que hice fue ir corriendo a abrazarlo, no sabía que contestarle.-Por favor, no dejes el grupo. No puedes hacerme esto. Ni a mí ni a todas esas directioners que aman el grupo. Eso significa cada uno de vosotros, y si uno de vosotros abandona, nuestro mundo se desmorona. Esto no puede terminar así, no puede ser.- en un intento desesperado agarré mi pelo y tiré levemente mientras lloraba sin parar.- Se supone que sois un grupo, ¿no? Os llamáis One Direction por algo, todos vais en la misma dirección, no en direcciones separadas. Y eso es lo que tú estás haciendo ahora mismo separándote de tus amigos.- después de decir esto, sólo pude ver como Harry empezaba a llorar.- ¿Harry, estás… llorando?- dije tímidamente. Mis ojos se empañaron más en lágrimas y él se acercó para abrazarme fuertemente.-Lo siento, no volverá a ocurrir.- dijo él entre sollozos.- No puedo separarme de estos chicos, han cambiado mi vida y no sé que sería sin ellos.Después de decirme esto me cogió en brazos y salió corriendo en dirección al resto de chicos. Sólo quería reencontrarse con sus amigos, aquellos que conoció simplemente por casualidad. O tal vez estuvieran predestinados a triunfar juntos. Cuando llegamos allí nos encontramos con Liam y Niall llorando, mientras que Zayn y Louis intentaban sacar todo hacia delante. Harry y yo simplemente nos quedamos observándolos y yo le dije:-¿No lo ves? No son lo mismo sin ti, te necesitan.- su respuesta fue la que menos me esperé del mundo, ya que me soltó tres besos: uno en la mejilla, otro en la frente y otro en los labios.-Gracias.- me dijo. A continuación pasó conmigo todavía en brazos.Todos lo miraron estupefactos y yo aún seguía en shock por lo ocurrido. El primero en ir a recibirlo de nuevo fue Niall. Corrió para abrazarlo quedando yo en medio de los dos. Sólo podía sentir como dos de mis ídolos estaban rodeando cuando llegaron el resto de ellos y empezaron a rodearme. Lo único que supe hacer fue empezar a llorar, otra vez.-¿Por qué lloras?- me preguntó Louis.Bajé la cabeza avergonzada de que me vieran en ese momento y seguí llorando. Todos rieron y yo aún lloré más. Para hacerme sonreír, Louis comenzó a hacer bromas para animarme con lo cual empecé a sonreír poco a poco.-¿Seguro que estás bien?- preguntó alarmado Liam. A la vez sentía como Zayn me apartaba el pelo de la cara para poderme ver mejor la cara. Había empezado a sonreír pero no podía parar de llorar.-Pero… ¿por qué lloras?- insistió Harry.-¡Porque me asusté!- grité yo repentinamente.-¿Te asustaste de nosotros?- preguntó Niall preocupado.-¡Por vosotros!- exclamé.- Tuve miedo de que os separaráis.- se me cortó la respiración porque sentí como Harry me estrujaba cada vez más fuerza. A la misma vez pude sentir como Niall se acercaba por detrás y también me estrujaba. No me había sentido mejor en mi vida.-¡Eres nuestra salvadora!- me dijo Louis sonriendo como nunca. Yo le devolví la sonrisa.-Te vas a venir a todos los conciertos con nosotros.- me ordenó Liam. Simplemente me limité a sonreír. No me podía creer lo que estaba pasando, simplemente era todo increíble. *En ese momento noté como Harry me dejaba ir levemente para dejarme en otros brazos. Estos brazos eran los de Niall que sonreía más que nunca. Sentía su cara cada vez más cerca de la mía y como el resto desaparecían a nuestro alrededor. Noté como el calor subía hasta mis mejillas y de repente un carraspeo y una pregunta:-¿Por qué estás roja?- no hubo respuesta de mi parte, sólo abrí los ojos mucho impresionada. En mi lugar contestó Louis.-Tío, tú eres tonto.- contestó éste entre risas.-¿Por qué lo dices?- preguntó Niall extrañado. Después de esta pregunta, la risa de Zayn inundó toda la sala.Miré hacia abajo, cada vez me sentía más incómoda, pero sentía como Niall no apartaba la vista, estaba concentrado observándome. Por una parte me encantaba que mi ídolo, aquel que hace apenas unos días ni siquiera sabía que existía, sintiera tanto interés por mí. Por otra parte era incómodo porque sentía su mirada penetrante.-Mejor nos vamos y os dejamos solos.- dijo Harry para después darme un beso en la mejilla y susurrarme al oído.- Gracias.- acto seguido cerraron la puerta y nos quedamos Niall y yo tal y como estábamos antes, pero ahora completamente sólos.Noté como él empezaba a jugar con mi pelo y como lentamente iba moviéndose hacia el sofá sin despegarse ni un momento de mí. Una vez allí se sentó y me sentó encima de él de la manera en que nuestras caras quedaran lo más juntas posibles.-Nunca me hubiera imaginado esto.- me dijo él.-¿El qué?- pregunté yo susurrando.-No seas tímida, puedes hablar más fuerte que no me voy a asustar.- dejé asomar una sonrisa y le hice una señal para que respondiera a mi pregunta.- Ah, sí. Que me interesaría tanto por una fan. Fue desde el momento en que te vi aparecer por la puerta. Y encima que después fueras corriendo detrás de Harry para que no nos separáramos… Mi mundo se derrumbó cuando vi que salía por esa puerta para no volver y pensaba que no te vería jamás cuando tú saliste corriendo detrás de él. Pero cuando os vi aparecer por la puerta, simplemente fue increíble.- hizo una breve pausa.- No te vayas nunca más, te necesito aquí conmigo.- se arrimó para besarme pero yo aparté mis labios, convirtiendo aquel beso en un inocente beso en la mejilla.- ¿Qué pasa? ¿Por qué no dejas que te bese? Se supone que es lo que deseas. Se supone que me quieres al igual que yo a ti.-Tienes razón en que yo te quiero, pero tú todavía no lo puedes saber.- suspiré.- Tal vez sea un simple encaprichamiento tuyo y en cuanto consigas un par de besos me mandarás irme y yo no puedo soportar eso. Prefiero no llevarme ningún beso a llevarme unos cuantos y sentir esa adicción constante por el resto de mis días.- él miró hacia el suelo tristemente.- Por eso no dejo que me beses. Si es sencillo, será fácil de olvidar y eso es lo último que quiero; que me olvides.- Niall me cogió y me sentó a su lado pasándome el brazo por los hombres y jugando nuevamente con mi pelo.-¿Una directioner rechazándome? Quien lo diría… Pero, ¿sabes qué? Eso me encanta. No eres como el resto. Tú quieres algo más duradero y no un simple beso que acabará siendo olvidado.- yo asentí.- Entonces estamos de acuerdo, yo no quiero que seas una más. Necesito besarte para sentirte más cerca de mí, pero si no quieres que sea ahora, podré esperar.- él suspiró mirando cabizbajo al suelo.- Yo quiero que seas la última y definitiva. La única.Después de esto, levanté su cabeza para darle ese beso que él antes había intentado darme a mí. El mejor beso de mi vida. El último primer beso. Jamás me arrepentí de aquella decisión. De hecho, creo que fue la mejor que tomé en mi vida, ya que ahora, 20 años después vivimos felizmente casados y con 3 hijos maravillosos. Definitivamente, él decía la verdad.
- Only the strong survive {N.C}:
- Diciembre de 1937. Una chica está en el suelo al borde de la muerte, mientras aquellos que le han hecho eso siguen aporreándola. Está a punto de quedarse inconsciente y entonces recuerda por qué está en ese horrible lugar.Todo empezó cuando Hitler subió al poder en 1933. Ella y su familia huyeron por toda Alemania pero ya sabían que al final iban a acabar encerrados en un campo de concentración. Su padre podría haberse salvado, abandonar a su familia y unirse a las fuerzas militares nazis, pero nunca haría eso. Por mucho que él fuera alemán, no podría abandonar nunca a su mujer judía y a sus dos hijos, pero antes que hacer eso prefería la muerte. Estuvieron un año entero encerrados en una guarida y de repente, una fría noche de invierno notaron como empezaban a aporrearlo todo y los sacaron de allí. El padre suplicaba que lo mataran a él y dejaran al resto en libertad. La madre lloraba desconsoladamente. El hijo estaba asustado en una esquina. Y ella… bueno, ella afrontó las cosas a su manera:-¿Qué diferencia hay entre nuestra raza y la vuestra? Simplemente queremos vivir tranquilos, en paz. Nunca le hemos hecho nada a nadie y vosotros… Bueno, vosotros os pasáis la vida matando al resto y torturándolos por algo que ni siquiera han elegido. ¿Qué importancia tendrá ser judío o no serlo?Sus padres y su hermano la miraron asombrados. Los soldados se detuvieron por un instante y automáticamente echan a reír. El que parecía ser el líder da un paso al frente y coge a la chica por el mentón.-Pero mira que tenemos aquí. Una señorita muy guapa y encima rebelde. Podrías servirnos de algo más que de comida para animales.-en ese momento recorrió el dedo por su cuerpo y la chica se enfadaba más y más. El resto mientras tanto le reía las gracias. No tendrían más de 21 años.- ¿Sabes a lo qué me refiero no? Tendrás unos 15 o 16 años, buena edad para… bueno, ya sabes.-Tengo 15 años y no quiero nada con ninguno de vosotros, sea la edad o no la sea.-¿Sabes que te podrías ahorrar todo esto verdad? Simplemente vienes conmigo, me haces feliz durante un ratito y bueno… así con el resto del pelotón.- la chica empezó a reflexionar.- Anda, si se lo está pensando. Aún nos va a salir bien el negocio.-HELENA NO.- grita su madre-Así que te llamas Helena. No es nombre muy judío que digamos, y esos ojos azules tampoco es que sean muy característicos de tu raza. A ver si nos vas a estar engañando y en realidad eres alemana.-Soy mestiza. Me llamo Helena Eliana Penz. Y, si acepto… ¿dejarías huir a mi familia?-¿Qué si dejaríamos huir a tu familia? –todos se rieron estrepitosamente y eso la puso furiosa. El líder lo notó y le responde.- Obviamente no, la única que te librarías serías tú y bueno, seguro que lo pasas bien con nosotros también.-No lo pasaré bien con vosotros en la vida. Gracias por la oferta pero me parece más importante las vidas de los míos que la mía propia. Este es un regalo para ti.- justo después de haber dicho eso, Helena escupió en la cara del soldado y este automáticamente se la llevó con el resto de su familia a algún lugar para embarcarlos de inmediato a un campo de concentración.Ella se sigue arrepintiendo por aquello que hizo, tal vez si hubiera sido más educada, sus padres aún estarían en el mismo campo que ella, en Dachau y no los habrían trasladado a otro campo donde posteriormente los trasladarían a Auschwitz, una vez se terminara su construcción. Tal vez si ella no hubiera hecho aquello, su hermano tendría fuerzas para luchar. Y tal vez no estaría al borde de la muerte como está en esos precisos momentos. Quizá sea lo mejor, terminar con todo ya. No sabe si será peor la muerte en vida que está pasando o la verdadera muerte. Le pegan palizas constantes, a todas horas. Para lo poco que le queda de vida siempre contesta a los soldados y ellos, llenos de furia la destrozan. Por suerte, cree que esta será la última.Está a punto de cerrar los ojos cuando aparece un soldado caminando. Todos se apartan al verlo, debe ser autoritario. Lo poco que puede vislumbrar de él es que es rubio y tiene los ojos azules. Tan azules que penetran en los suyos. Pero bueno, es un chico nazi, es habitual que sea rubio de ojos azules.-Apartaros, yo me ocuparé de ella dándole el final que se merece.-¿Qué va a hacer jefe? Nos lo estamos pasando bien torturándola. Mira como se retuerce.- se ríe. El otro le lanza una mirada de odio que le corta la risa de inmediato.-Yo sé lo que tengo que hacer, dejarla y apartaros. -el chico la coge en brazos y se la lleva a un pequeño cuartel. Mientras tanto todos miran como se alejan y en ese momento, cae el primer copo de nieve.
- OPEN:
- Lo siento, pero es que no sabía por quien decidirme y bueno... Puse muchas cositas :lloro:
.wonderwall.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Ya está mi malísima ficha subida
.wonderwall.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
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Chico y rol:Louis Tomlinson | El que la fama lo destruyo.Nombre de la representate: Eleanor Caroline Calder Jones.
- Púchame :
- Capítulo 002 | Como atrapar a un millonario:
- Capítulo 002Mini McGuiness
Los pitidos de mi alarma se hicieron presentes en la habitación, estaba en alguna esquina de está esperando que el reloj marcara las 5:30 am para así levantarme de la silla donde me encontraba sentada, tomar un largo y templado baño con el objetivo de relajarme un poco antes de irme a trabajar.
Desde hace días que sufría de insomnio y no tenía ninguna explicación más que culpar a mi jefe, Louis Tomlinson. Él era el que arruinaba mis días con tan solo verlo…
Una vez que la tina de baño se medió lleno comencé a meter mi cuerpo desnudo lentamente así hasta que termine recostada en ella. Todas las mañanas desde que comencé a trabajar en la empresa Tomlinson hacia lo mismo, necesitaba relajarme para comenzar bien mi día y no terminar gritándole algo ofensivo a mi jefe, necesito el trabajo por más que lo odie…‘’Wisdom's a gift, but you'd trade it for youth
Age is an honor, it's still not the truth
We saw the stars when they hid from the world…’’
Recitaba un pedazo de mi canción favorita con los ojos cerrados y disfrutando del eco que se producía mi voz por la carencia de ruido. Aunque mi tranquilidad fue interrumpida por el sonido proveniente de mi celular. Levante mi cuerpo despegando mi espalda de la bañera y alcanzando mi celular el cual se encontraba en una esquina del mueble de baño. Trate de limpiar un poco el agua que estaba en mi mano para así no mojar mi celular pero fue algo estúpido pues en cuanto lo toque ya se encontraba lo suficiente mojado.
‘’Gilipollas’’, aparecieron grandes y brillantes letras en la pantalla de mi iPhone. Gilipollas, ese era el nombre que le otorgue al número de mi jefe además de que me causaba risa leerlo cada vez que me llamaba, esa era la única palabra que tenía para describirlo. Louis es un completo gilipollas.
Segundos después de observar la pantalla de mí celular tome la decisión de no contestar, quizá al ver que no contestaba creería que seguía dormida y se daba por vencido… No puedo creer que desde la madrugada este fastidiando, este es el momento donde puedo tomar un descanso y ahora Louis lo ha arruinado.
Una vez que Louis se dio por vencido decidió colgar y así mi celular dejo de sonar, volví a dejarlo en la esquina del mueble donde se encontraba y me acomode una vez más en la bañera…
Pero conociendo a Louis sabía que no sería la última llamada y seguiría insistiendo hasta que le contestara. Así fue, una vez más mi celular volvió a sonar haciendo que yo me levantara molesta a contestar esta vez sin interesarme si el celular se mojaba.
—Sabes que las personas normalmente a esta hora están durmiendo, ¿cierto? —Dije una vez conteste la llamada—.
—Sí, pero tú eres mi secretaria —contesto—.
— ¿Y eso qué? —Bufe—.
—Significa que debes de estar disponible para mí las 24 horas del día.
—Por supuesto que no, eres mi jefe desde las 8:00 am hasta las 3:00 pm. Así que si me disculpa volveré a dormir…
—Necesito que vengas a la oficina ahora —refunfuño—.
— ¿Usted está loco? Apenas van a ser las seis de la mañana y mi hora de entrada es a las ocho —dije—, así que mi respuesta es no señor Tomlinson. Que pase buenas noches.
—Venga ahora o la despido señorita McGuiness —farfullo, Louis—.
—No se atrevería —musite—.
— ¿Quiere ver que si señorita McGuiness? —Reto—. La espero aquí a las seis, ni un minuto más ni un minuto menos.
Dicho esto colgó la llamada dejándome con la palabra en la boca, este era el momento donde quería gritarle de cosas y no necesariamente cosas lindas. Me levante de golpe de la tina y envolví mi cuerpo en una toalla blanca, ni siquiera me había dado un buen baño, apenas me había mojado un poco…
Tome un vestido tupido color blanco con unos tacones de Christian Louboutin. Puse un poco de maquijalle esparcido por mi rostro pero debido a mi falta de tiempo para llegar a la oficina deje un tono natural…
Rápidamente llame a un taxi que en menos de cinco minutos se encontraba afuera de mi departamento. Salí de este con mi bolso en la mano con algunos papeles que necesitaba para mi trabajo y di como dirección al chofer a donde llegar.
Entre rápidamente al gran edificio de empresas Tomlinson y tome el ascensor al último piso donde está ubicada la oficina del director general, Louis Tomlinson, mi jefe. Comencé apresurar el paso una vez que el ascensor paro en su destino, deje mi bolso con los papeles en el asiento de mi cubículo y me dirige al salón de juntas donde sabría que ahí se encontraría Louis.
—Llegaste tarde —Dijo una vez que entre al salón de juntas, me encontraba parada justo enfrente de el—.
—En realidad no —farfulle—, mi hora de entrada es a las ocho. Esto cuenta como horas extras y usted tendrá que pagarme más.
— ¿En serio? —Contesto burlesco—, si usted quiere que le pague horas extras tendrá que hacer este trabajo para hoy.
Alzo sus brazos y de su saco de seda color grisáceo mostro una gran pila de papeles y los aventó a la larga mesa enfrente de él.
Los tome y comencé a leer la portada ‘Editorial Humnaer, S.A. de C.V. ’’.
— ¿Qué es esto? —Indague—.
—El trabajo que tendrá que terminar hoy…
—Pero… —musite—, este es trabajo de Lucy.
Lucy era mi amiga, sí. Pero ella se encargaba del papeleo entre tratados de otras empresas compañeras de esta. Yo solo era una secretaria, la encargada de tomar citas, mantener ordenada la agenda de mi jefe y hacer sus mandados.
—Me da igual de quien sea trabajo, te estoy diciendo a ti que lo hagas —respondió—.
El calor en mis mejillas se hizo presente, tenía la manía de cada vez que me molestaba mis mejillas se entornaban en color rojo potente, arrugaba mi nariz y fruncía el ceño levemente.
—Sí, señor Tomlinson —jadee—.
Tome los papeles y los acomode a un costado de mi justo debajo de mi brazo izquierdo y salí hecha furia de ahí.
***
Mis codos estaban recargados en el pequeño cuadro de madera el cual tenía como escritorio mientras con mis manos sostenía mi barbilla, debido a que moría de cansancio mis ojos se cerraban cada cinco segundos y mi cabeza se iba hacia a un lado haciéndome levantar de repente.
Mire el reloj de mi muñeca, marcaba las 9:20 pm. Dure más de 12 horas trabajando, maldito Louis. Lo único que me animaba en estos momentos es saber que me pagara más del doble por obligarme a trabajar horas extras… Apague el computador enfrente de mí, una vez que ya había terminado con el papeleo lo ordene y fui directo a dejar el informe encima del escritorio de Louis, justo como él lo había ordenado.
Mire a mí alrededor, no se encontraba absolutamente nadie. Todos ya se habían marchado a sus respectivos hogares a descansar mientras yo seguía aquí, incluso Louis ya se había marchado desde hace horas, «maldito imbécil» pensé. El gran espacio del último piso donde se encontraba el cubilo de mi pequeña oficina tornaba a una iluminación oscura a excepción de mi lámpara que aún estaba prendida encima de mi escritorio. Si fuera mi primera vez que me quedaba trabajando horas extras no dudaría en tener miedo, pero esto ha pasado cientos de veces que ya comencé acostumbrarme.
Una vez fuera del edificio tome un taxi, pedí que me llevara algún bar cercano de ahí. Necesitaba algún tipo de relajación y si no lo conseguía dando un largo y caliente baño al menos tomar algunas copas de alcohol me haría olvidar las penas. El taxi paro en algún restaurante-bar justo como le había dicho, pague lo que dicto y salí del auto no sin antes agradecerle.
Abrí las grandes puertas de aquel restaurante-bar que el chofer me había recomendado y comencé a caminar dirigiéndome justo a la barra de bebidas. Era un lugar bastante acogedor justo como a mi gusta, es como si el chofer hubiese leído mis pensamientos.
—Dame un fuego ardiente, por favor —exclame una vez que me senté justo enfrente de la barra—.
Tome mi bolso y lo deje en mis piernas esperando mi bebida…
—Por supuesto —contesto la chica que tomaba un vaso en sus manos y con un trapo lo limpiaba por dentro, la camarera—.
—Un whisky de las montañas para mí —escuche al otro extremo—.
—Claro —rio la muchacha que estaba al otro lado de la barra, la misma que me estaba atendiendo a mí—.
—Al parecer hoy es el día de tragos fuertes para las señoritas —bromeo el chico que estaba un asiento después de mí, para mi gusto fue una broma desagradable y no pude evitar fulminarlo con la mirada—.
No es que fuera alguien poco social pero venia de un largo día de trabajos soportando a mi estúpido jefe y a sus estúpidas bromas para que un desconocido venga y también fastidie.
—Más hombres idiotas —musito la castaña que estaba al otro extremo, justo a un lado del chico que había bromeado—.
No pude evitar reír por lo bajo por su comentario, era evidente que a ella le había molestado aquel comentario al igual que a mí.
—Haber adivino… —resoplo la chica al otro lado de la barra, ahora que la miraba bien tenía unos ojos grandes de color verdes y su pelo era de un lindo color castaño—; ¿jefes sumamente detestables? —Dicho esto paso mi bebida deslizando el pequeño vaso por la barra, al igual que la chica castaña del otro extremo—.
— ¿Cómo lo sabes? —Indague, tome unos cuantos tragos a mi bebida—.
—Aquí tenemos una sociedad de personas que tienen jefes detestables —la castaña señalo a los chicos justo a un lado mío—.
Justo a un lado mío se encontraba una chica con un lindo y algo chino pelo rojizo, me encantaba el color de su pelo. Justo como el color de los panqueques, adorable. A un lado de ella estaba el chico rubio que hace unos segundos había bromeado, después de todo me di cuenta por qué bromeo e incluso me agrado. Y al extremo la castaña que también le había molestado un poco el comentario del rubio.
Alce mi mano y la puse justo en frente de la pelirroja —Mini McGuiness —me presente. Mientras seguía estrechando mi mano con el rubio, la castaña y al final la ojiverde—.
—Alice Milner —contesto la castaña del otro extremo una vez que me había presentado con ella—.
Comenzamos a presentarnos entre todo y cada uno empezó hablar de su situación en su trabajo, incluso yo. Algunos realmente soportaban demasiado de sus jefes, tanto que hacían que por un momento pensara que mi trabajo no es tan malo.
—La fotografía me apasiona… —comento Alice con cierto brillo en sus ojos, cada vez que hablaba de la fotografía era lo mismo, es como si estuviera enamorada de ello— pero cada vez que él hace uno de sus comentarios estúpidos, me dan ganas de renunciar.
—Lo mismo me pasa —respondimos al unísono—.
—He intentado enseñarle alguno de mis escritos, pero cada vez que lo hago simplemente me ignora —refunfuño Bonnie mientras Raise deslizaba la nueva bebida que Bonnie había pedido—.
—Yo tengo que soportar que se pase conmigo algunas veces —exclame, era cierto. El maldito gilipollas que tengo como jefe algunas veces se pasaba de listo—, solo por ser su secretaria —dije mientras hacía comas con mis dedos, acto que a ellos les pareció gracioso y rieron por lo bajo—.
—Todos odian a mi jefa —alego Max—. Es una bruja controladora, obsesionada con la perfección.
—No tendríamos que soportar esto, ¿saben? —Resoplo Alice—, son nuestros jefes, no nuestros dueños.
—Tienes razón —la siguió Bonnie—. Pero no podemos confrontarlos o nos quedaremos sin trabajo.
—En realidad… —musite— podríamos hacerlo de una manera sutil y con estilo.
— ¿A qué te refieres? —Indago Alice.
— ¿Qué les parece si los atrapamos? —Cuestione mirando fijamente a cada uno, esta idea es un poco retorcida, lo sé. Pero desde hace tiempo que la tengo en mente—.
— ¿Atrapar? —pregunto algo confundida Bonnie, quien al parecer no entendía mucho mi definición de atrapar.
—Creo que ya te comprendí —exclamo Raise con una sonrisa cómplice en su cara—, ella habla de seducirlos.
— ¿Seducir a nuestro jefe? —Indago Alice—.
—Si —conteste obvia—, de esa manera puedo asegurar que jamás nos volverían a molestar, ellos pensarían que estamos a sus pies. Pero en realidad nosotros los estaríamos controlando —finalice—.
Mientras todos se miraban entre si confundidos seguí explicando mi retorcido plan y como lo llevaríamos a cabo. Al parecer a todo les gusto el plan pues sus sonrisas cómplices me lo parecían. Al final de la noche nos pasamos los celulares para llamarnos todos los días y saber cómo iba de acuerdo el plan, es la primera vez que haría algo tan loco pero me parecía demasiado tentador…
- Prólogo | Cuento de hadas:
- -Liam Payne.Mis ojos comenzaron a cerrarse, era imposible mantenerlos abiertos. Haciendo que por el cansancio mi cabeza se fuera hacia delante y de un movimiento brusco volviera abrir mis ojos y volver a mi posición.
Maldigo el momento en el que acepte ayudar a mi hermana con su tesis de la universidad. Ella se aprovechó de mí, dejándome solo haciendo un trabajo universitario teniendo en cuenta que yo apenas voy en la preparatoria.
Siempre es así, mis hermanas se aprovechan con frecuencia de mi por mi dificultad de decir la palabra ‘’no’’. Incluso no solo mis hermanas, todas las personas que conozco. Soy dócil.
Solté un largo y profundo suspiro. Cruce mis brazos y los acomode en la paleta de la butaca y encima de estos repose mi cabeza. Poco a poco cerré mis ojos.
El sueño era raro, estaba en medio de un salón oscuro, no podía visualizar nada. Daba pequeños pasos por el salón e incluso algunas veces me tropezaba. De pronto una sombra se hacía distinguir entre toda la oscuridad… Me estaba hablando, pero no entendía ninguna de sus palabras, solo eran susurros para mí.
Me acercaba cada vez más a aquella sombra, conforme daba más pasos algo debajo de mis pies se movían rápida y sigilosamente provocando que se me erizara la piel.
De pronto una luz iluminaba toda la sala, era brillante y blanca. Molestaba mis ojos los cuales los cerré instantáneamente vi la luz. Talle mis ojos con mis manos y los volví abrir, forzándolos apreciar la habitación.
La habitación oscura en la cual me encontraba unos momentos era ahora un pasillo con paredes blancas que no tenía fin. Podía distinguir muchas figuras plateadas debajo de mis pies, los cuales aumentaban conforme caminaba, estas figuras comenzaban a subir por las paredes y siguieron el acto conmigo, subiendo mis piernas.
Al principio era un poco difícil saber que eran, mi vista aún se encontraba nublada por el repentino cambio de luces. Los volví a tallar, ahora podía ver un poco mejor. Lo mejor para distinguir esos puntos plateados.
Cucharas, eran cucharas. Aquellas figuras plateadas subiendo por mi cuerpo.
Con movimientos brutos y lentos quitaba las cucharas que subían por mi cuerpo a toda velocidad. Era inútil mientras más quitaba más aparecían.
Cucharas, mi mayor fobia. Aunque tenga que admitirlo es algo extraña.
Solté un grito ahogado.
-¡Liam Payne! –Gritaban al otro lado de la habitación-.
Rápidamente salte de mi asiento bruscamente y levante mi mirada. Todas las miradas del salón estabas dirigidas a mí, solo a mí. Algunos con cara de pena y otros rojos de la risa. «Diablos». Me había quedado dormido, era solo una pesadilla.
Suspire con alivio al saber que era una pesadilla y lleve mis manos al pecho, mi corazón estaba acelerado. Volví a levantar mi vista, una vez más, ahí estaba la mayoría de ojos mirándome.
Mis mejillas comenzaron a enrojecerse, yo lo sentía. Esa especie de calor concentrada en tus mejillas cuando sucede algo vergonzoso.
-¿Estaba usted dormido? –Indago el profesor Howe, mi profesor de historia.
Una serie de burlas se escuchaban junto la gran bomba de risas que soltaron mis compañeros de clases.
Mis mejillas se enrojecían más conforme pasaba otro minuto, esto era vergonzoso. Me han escuchado gritar, seguramente sonaba a gato espinado. Vergonzoso.
-No… -Musite. Trataba de hacer tiempo hablando despacio y bajo para buscar alguna excusa-.
-Esta es la tercera vez que sucede lo mismo señor Payne. –Refunfuño, Howe-. A la oficina del director.
-Pero…
-¡Nada de peros! A la oficina.
Bufe y maldecí por mi adentros. Me levante de mi butaca y tome mi mochila y la colgué a mi hombro derecho. Ignore las risas y burlas de mis compañeros, puse mis manos en mis bolsillos y salí del salón.
El pasillo estaba completamente solo, así me gustaba. Nadie te estorbaba ni mucho menos. Podía caminar con toda la libertad del mundo…
Daba paso chicos y lentos, como si estuviera una película y la escena la pasaran en cámara lenta. Mientras más tardaba más se acercaba el timbre de salida y no tenía que ir a la oficina del director.
Uno, dos, tres minutos y aun no dan el toque. Tan solo cinco pasos faltan para entrar a la oficina, esto era inútil…
Ya había llegado a la puerta de su oficina, no podía retractarme así que dio unos ligeros golpes a lo que contestaron;
-¡Pase! –Exclamaron detrás de la puerta.
Gire la perilla pegada a la puerta y entre.
Pude notar al director Flint sentado en su peculiar y algo vieja silla de piel.
Estaba hablando por teléfono, por lo tanto no quería interrumpir y solo me quede parado a un lado de la puerta.
Termino con la llamada y dio vuelta a la silla, debido a que la silla estaba algo vieja cada vez que daba vuelta se podía escuchar un estruendoso ruido molesto. Aunque pensándolo bien, cualquier silla provocaría ese ruido si tuviese que soportar el peso del director.
Pude notar que esbozo una gran sonrisa, como si le diera alegría verme. Mire sus dientes, era algo torcidos y amarillos, podía apostar que su boca olería mal. Pero como no si todo el día está con un puro en la boca…
-Señor Payne… -Dijo el director Flint- ¿A qué se debe tu inesperada visita?
Lo decía como si los alumnos de su escuela fueran a diario solamente a preguntarle cómo iba su día…
Paso sus manos a su gran barriga y las poso encima de esta entrelazando sus dedos. Era regordete, chaparro y calvo. Parecía que en él se inspiraron al hacer el personaje Pericles de los locos Adams, hasta en la forma de ser se parecían.
Deje escapar una pequeña risa…
-Me he quedado dormido en clase. –Susurre-.
Baje mi mirada al piso por unos segundos. Trataba de notar arrepentimiento por tal acto, pero la verdad es que solo estaba fingiendo…
No había respuesta alguna de parte del director, levante mi mirada «¿Se ha quedado sordo?». Tal vez sea posible, su mayoría de edad apenas le permitía caminar…
-No pasa nada… -Comenzó a reír- Creí que había hecho algo malo.
Fruncí levemente el ceño, no entendía porque le causaba tanta gracia.
-En tan solo unos minutos darán el toque, así que puedes salir ya. –Volvió a decir y con una de sus manos apuntando a la puerta, di media vuelta aun con el ceño levemente fruncido- Liam… -Musito. Antes de que yo pudiese salir de la habitación- Que no vuelva a suceder…
Asentí con la cabeza en señal de agradecimientos y salí de su oficina…
[…]
Marcus es mi amigo, mi mejor amigo. Lo conozco desde la secundaria. No es popular, atlético o guapo, es alguien más como yo. Un alumno más de la preparatoria Colet Court.
Saque mi celular del bolsillo y mire la hora, 11:40 pm. Mi mama me matara, ha de estar preocupada por no haber llegado a la casa después de clases pero siendo sincero prefería estar con Marcus jugando videojuegos a estar en mi casa encerrado en mi habitación.
Las calles no estaban por completo oscuras pues la luz que me brindaban los postes de electricidad me hacían más fácil llegar a mi destino; mi casa.
Solo faltaban dos calles más para llegar sano y salvo a mi casa. Aunque no lo parezca estoy muriendo de nervios, me tiemblan mis manos las cuales las tengo ocultas en mis bolsillos. Nunca me han asaltado y nunca quiero pasar por eso, soy demasiado mierdoso.
Una calle, solo una calle y llegó a mi casa. Comenzaba agradecer por mis adentros pero un ruido me hizo volver a la realidad, y ahora rezar porque no fuera algo malo.
Escuche gritos, algunos golpes y cosas cayendo.
Los gritos femeninos de una chica se hacían cada vez más frecuentes y fuertes. Voltee a mi derecha, un callejón oscuro y estrecho. Dos sombras al final de este. Mi corazón comenzaba a palpitar a mil por hora y mis manos a sudar.
«Haz caso a la razón, no al corazón» me repetí una par de veces la frase de mi madre. Este era un buen momento para emplearla.
Si hago caso a la razón, podría seguir caminando, fingir que no escuche nada y salir sano y salvo. Pero si hago caso al corazón podría salvar tal vez la vida de alguien o tal vez me maten antes de poder hacerlo, al menos sabré que lo intente.
Aunque saber que lo intente no me aliente mucho para entrar al callejón y enfrentarme contra el atacante para defender a la víctima, tenía que hacerlo.
Me arme de valor, suspire un par de veces. Saque mis manos de mis bolsillos y limpie el sudor de ellas en mis pantalones. Tenía que hacerlo. Volví a suspirar, trataba de convencerme de lo que estoy a punto de hacer, sé que al final me arrepentiré.
Me acerque un poco más a aquellas sombras, mientras más me acercaba más me arrepentía. «Todavía hay oportunidad de regresar» «Vamos, da media vuelta. Sigue tu camino» una voz inundaba mi cabeza. Tenía razón debía de dar media vuelta y llegar a mi casa. No tengo porque hacerme el valiente, que ella arregle sus propios problemas.
Pero ya era tarde, estaba a un metro de distancia de ellos.
Seguía sin ver bien, aun así me acercase a ellos la oscuridad inundaba el lugar.
-Suéltala –Musite. Sonaba más como si le estuviera pidiendo un favor, pero no tenía las agallas para exigirle algo-.
Escuche una gran carcajada, y pude visualizar, aunque con dificultad, como soltaba a la chica y la aventaba al suelo.
Baje mi mirada para observar el cuerpo caído de la chica, este es el momento donde quisiera dar media vuelta y olvidarlo todo, la palabra valiente definitivamente no estaba en mi diccionario.
Volví a levantar mi mirada, estaba temblando y aunque intentara ocultarlo no podía. El chico me vio y bufo. Comenzó a reír de nuevo, miro a la chica y levanto su puño.
Su puño estallo contra mi cara, haciendo que mi mandíbula tronara y yo me balanceara un poco, perdiera el control y por fin diera contra el piso.
Mi mejilla estaba caliente y pulsaba, casi podía sentir el rojo haciéndose presente en mi mejilla recién golpeada. «Por lo menos no fue el ojo» trataba de darme ánimos…
La chica volvió a levantarse y comenzó a tomar sus cosas que estaban tiradas en el suelo. Aventó con todas su fuerzas al chico que acababa de golpearme, apenas y lo movió un poco.
-¡Estúpido! –Exclamo la chica-.
El muchacho se limitó a decir algo y dio unos pasos y se subió en su moto. ¿Cómo apareció esa moto ahí? Podía jurar que hace unos segundos no había nada, o quizás no la vi al intentar calmar mis nervios para intentar ser valiente, algo que no me funciono del todo bien.
Pero el golpe, juro no haberlo visto venir, sus movimientos fueron rápidos o tal vez yo muy torpe. Ahora estaba yo tirado a un lado de donde yacía la chica pero a diferencia de ella yo decidí quedarme ahí por un buen rato.
Sentía las miradas de la chica, tal vez me veía con vergüenza, no lo sé.
-¿Te quedaras ahí? –Indago el muchacho quien había ya prendido la moto a punto de dar en marcha. –Vámonos –Volvió a decir, convencido que después de lo que paso la chica subiría detrás de su moto colgada en su espalda-.
-Vete a la mierda –Refunfuño.
-Como quieras –Contesto-.
Comenzó a mover sus manos encima de la moto, no sabía cómo funcionaba aquello, pero al parecer estaba cambiando las velocidades. Entonces después de un tronido que salió de la moto, él se fue dejando a la chica sola, más bien conmigo que es casi lo mismo.
La chica comenzó a descargar su furia contra el suelo, dando leves patadas y gruñendo. Fue ahí cuando por fin me digne a levantarme. Mire mi camisa, la camisa que portaba color blanca ahora era color grisáceo con leves tonos color café. Me agache y comencé a rejuntar mis cosas que se cayeron al mismo tiempo que yo caí.
Cuando al fin termine y levante mi mirar la chica ya estaba saliendo del callejón, como si nada hubiese pasado ni siquiera sin decir gracias.
-¡Oye tú! –Grite- ¡De nada!
-¿Perdón? –Dijo la chica mientras miraba a sus lados tratando de encontrar a alguien más- ¿Me estás diciendo a mí? –Paso su mano derecha a su pecho, levanto su dedo índice y lo levanto aun apuntando hacia ella.
-Si –Dije obvio- Deberías agradecerme, intente defenderte.
-Tú lo has dicho, intentaste defenderme mas no lo hiciste –Contesto- No intentes darte una pinta que no tienes.
Dicho esto dio media vuelta y salió del callejón.
«No intentes darte una pinta que no tienes» Ella se refería a lo que era obvio, a lo que hace minutos estaba convencido. No soy valiente y ahora arrepiento de haberlo intentado.
- Capítulo 002 | Halloween town:
- Capítulo 2.-LIAM PAYNE.
—Los que nos han visitado año tras año sabrán las reglas de principio a fin —Hizo una pausa—. Los que no, por favor pasen al salón B.
Fue lo último que escuche antes de que la gran pantalla se apagara y el gran salón volviera a ser el mismo que hace unos minutos. Mike me tomo del hombro e hizo una mueca, comenzamos a caminar. Era fácil saber cuál era el salón B, entre tantas personas, muy al fondo había una puerta que arriba de ella portaba unas grandes letras blancas y luminosas indicando que ese era el salón B.
Empuje la puerta y entre, justo detrás de mí estaba Mike y sus amigos haciendo bromas entre ellos, posiblemente sobre mí, pero no les tome atención.
Técnicamente donde estaba caminando no era un salón, era más bien un largo y estrecho pasillo, apenas cabían dos personas caminando por lo ancho, por lo largo no tenía ni idea… seguí caminando, cada vez era menos el ruido de la música dubstep, parecía que me acercaba a una habitación a prueba de ruido. Lo he visto en la televisión, en esos programas donde construyen casas para los necesitados. He visto como a un chico le hicieron una habitación a prueba de ruido, puedo jurar que en ese momento creí odiarlo, yo quería una habitación así. Tal vez una habitación como la de aquel chico podría evitarme escuchar las frecuentes peleas de mi familia o tal vez la música de mi vecino, Mike, el imbécil con el que vengo a la fiesta.
Pare por completo al estamparme con lo que parecía una puerta, debido a que no podía ver nada, mi cara término estampada contra la pared. Subí mis manos a mi rostro y comencé a sobarme una vez termine comencé a buscar una perilla a la cual girar y al fin entrar a una habitación, y así lo hice…
Era un pequeño cuarto, con sillas acomodadas al centro, era como la imaginaba, una habitación aprueba de ruido. En cuanto cerraron la puerta la habitación se encontraba en un perfecto estado de silencio, incluso se podía escuchar el eco de cada movimiento o leve ruido que alguien hiciera.
Yo estaba sentado en la primera fila, en el primer asiento. A un lado mío se encontraba Mike y a un lado de él estaban sus amigos, cada minuto que pasaba cada vez me arrepentía más, ¿Cómo fue que accedí a venir con ellos a Halloween town? O cierto, fue porque no lo hice. Comenzaron a golpearme en mi habitación hasta que accedí después le mintieron a mi mama diciendo que iría hacer un trabajo a la casa de Mike… De repente alguien entro, no por la puerta trasera de la cual todos entramos, al contrario, sólo hizo acto de presencia al aparecerse en una esquina de la pequeña habitación.
El hombre que estaba parado ahí fue el mismo que nos pidió nuestras credenciales para poder entrar, por supuesto credenciales falsas. El hombre no pronuncio ninguna palabra solo permaneció parado justo en frente de nosotros, con las manos hacia atrás. Esbozo una sonrisa y justo detrás de el una puerta se abrió, entrando de ella la misma mujer del video... Dio unos cuantos pasos y ahora ella quedo enfrente de aquel hombre…
Ella era alta y demasiado delgada, portaba un traje de color berenjena que hacia par con sus zapatos puntiagudos del mismo color. Sus huesudas rodillas se podían visualizar debido a la falda una mano arriba de las rodillas, en su cuello colgaba un delgado listón de plástico transparente que llevaba hasta unos lentes, probablemente los utilizaría para leer.
—Hola a todos —exclamo—. Mi nombre es Elizabeth pero pueden llamarme Lizzie.
Se podía escuchar perfectamente el eco que producía la mujer cada vez que hablaba debido al silencio que atacaba la habitación.
—Primero que nada… quisiera saber quién ha venido aquí por obligación.
Gire mi cabeza un poco, quería saber quién sería el valiente en levantar la mano. Era la primera vez que giraba, así que me sorprendí un poco. Había demasiadas personas, incluso algunas de pie pues no alcanzaron asiento.
—Ni se te ocurra levantar la mano —murmuro, Mike—.
Yo solo asentí con la cabeza mientras volvía a mi posición de antes, aun así Mike no me lo hubiera dicho no la hubiese levantado, no creo tener las agallas para levantar mi mano, no sabía que serían capaz de hacerme si lo hiciera…
—Yo… —escuche detrás de mí—.
Gire de nuevo y ahí estaba parada una chica, quizás de mi edad o tal vez un año menor. Era delgada pero no excesivamente, llevaba con ella un suéter de lana rasgado de los hombros y una falda demasiada corta. La chica estaba decidida, no gesticulaba ninguna emoción, solo permanecía bien parada mirando fijamente a los ojos a la mujer justo en frente de nosotros…
Llegue a escuchar algunos chiflidos provenientes de los amigos de Mike, «imbéciles» pensé.
—Al parecer tu eres la única que ha venido por obligación —hablo, Lizzie—, ¿Cuál es tu nombre?
—______ —respondió—.
— ¿Supongo que no vienes sola? —Indago, Lizzie—.
—N-no —tartamudeo—.
—Admiro tu valentía —dijo, Lizzie—, ahora toma asiento —se aclaró la garganta y continuo—. Como saben Halloween town con el paso de los años paso de durar tan solo 6 horas a 5 días. Pero no solo eso, también tuvimos que poner algunas reglas, por supuesto para el bienestar propio. Estas son las reglas —suspiro y continuo hablando—: Uno, nadie entra y nadie sale de Halloween town. Dos, beber con moderación. Tres, nada de problemas que lleguen a causar una pelea. Cuatro, no se puede entrar con armas u objetos filosos así sea para protección propia. Cinco y por último, divertirse…***Ya habíamos salido del salón B. Ahora todos se encontraban esparcidos por todo el lugar de Halloween town. Mientras tanto yo estaba arrinconado en una esquina de aquel inmenso lugar…
— ¿Vas a estar ahí toda la fiesta? —escuche—.
Levante mi mirada, la cual se encontraba escondida entre mis rodillas. Para ser sincero estaba llorando, quizás no profundamente pero si había soltado por par de lágrimas…
Era una chica la que me estaba hablando, tenía tez bronceada y un largo y lacio cabello color negro, o eso era lo que me permitía ver la poca iluminación de aquí.
Su cara no me era conocida, ella no formaba parte de los nuevos integrantes de Halloween town, de seguro ella había venido más de una vez.
—Si —conteste—.
— ¡Vamos! —Exclamo—, no seas aburrido.
— ¿Quién eres? —Indague, por un momento su compañía comenzaba a molestarme—.
—Soy Ivette —respondió— ¿y tú…?
—Liam —musite—.
—Un gusto, Liam —dijo, para después continuar hablando—: No puedes quedarte aquí toda la fiesta…
— ¡He venido por obligación, vale! —La interrumpí—, metete en tus propios asuntos.
Continúe, me levante de un empujón y quede justo en frente de la chica, tal vez puede que parecí todo un cabron pero esta chica realmente me había hecho cabrear.
—Llorón —refunfuño, lo dijo entre dientes, puedo jurar que no la hubiese podido escuchar si no fuera por la cercanía que teníamos—.
Estaba a punto de contestar y no gentilmente como alguien lo supondría, se ha burlado por haberme visto llorar… pero solo me quede ahí parado, justo en frente de ella mirándola acusadoramente a los ojos. Después de todo, puede que me sienta un poco intimidado por la chica, no ha bajado la mirada ni nada por el estilo, permanece ahí mirándome fijamente al igual que yo. Pude visualizarla mejor, así haga falta la buena iluminación… Tenía unos ojos pequeños color miel acompañados con grandes y largas pestañas. Encima de estos estaba un perfecto par de cejas depiladas, continúe bajando, su nariz era pequeña y respingada, debajo de esta estaban sus labios, gruesos y pequeños, con un color natural rosado…
—Disculpen… —la voz femenina justo a un lado mío hizo que terminara con mi inspección del rostro de aquella chica—.
Ivette y yo giramos al mismo tiempo que escuchamos la voz femenina hablándonos, no sin antes dar un pequeño salto hacia atrás al darnos cuenta que nos quedamos totalmente idiotizados mirándonos el uno al otro…
—Oh… lo siento, no tenía ni idea. Ya me voy —volvió hablar la chica, era la misma chica que se había parado cuando Lizzie pregunto quién fue obligado a venir, ¿Cómo era su nombre? ¡Claro! _____—.
— ¿_____, cierto? —Indague—, no interrumpes nada.
—Pero yo creí que… —dijo, _____—.
Antes de que ______ siguiera hablando, Ivette la interrumpió — ¡Que no interrumpes nada! —Jadeo—, este llorón de aquí me ha dicho que se la pasara toda la fiesta arrinconado en esta esquina, solo eso.
—En ese caso… —musito, ____— ¿crees que sería mucha molestia acompañarte?
Su comentario me causo algo de gracia, así que esboce una sonrisa.
— ¿En serio se la pasaran toda la fiesta ahí arrinconados? —Volvió hablar, Ivette—.
— ¿no entiendes? —Exclame—, saldré de aquí lo más pronto posible, mucho antes de lo dictado.
— ¿estás loco? —Hablaron Ivette y ____ al unísono—.
—Prefiero eso a terminar muerto —susurre—.
La palabra muerto me causaba una especie de escalofrió en mi cuerpo, pero era verdad. Todas aquellas historias que hablaban la gente de mi pueblo tenían que ser ciertas, es por eso mi temor de venir aquí. Según asegura la gente que conozco se han cometido demasiados homicidios aquí, cada año en Halloween town…
— ¡¿Qué?! —Grito ____—.
—Estás loco, mira que yo he venido año tras año y nunca he presenciado un homicidio —dijo, Ivette—.
Perdon por no dejar mi audicion con el codigo pero mi computador anda de gay y no me permite usarlo, idk why. Espero que no haya problema con eso pero es que no queria atrasarme mas enviando la audicion bc hay chicas que ya quieren resultados. Si hay algun problema quiza mañana ya me permita usar el computador y la edito
happy drug.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
Puede que le cambie un pocito el nombre a Ele :meh: ah.
happy drug.
Re: comenzó cuando todo había terminado |nc| r e s u l t a d o s.
awwwwwwwwwwwww :3
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Acepto sus fichas mañana, ahora no me da tiempo D:
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