Fuera de mi cabeza. (Louis Tomlinson y Tú)

Al mirar por la ventana del autobús, ____ veía la lluvia caer mientras todos conversaban por sus teléfonos. Con sus dieciocho años no malgastaba su vida estudiantil en interactuar con la tecnología, mucho menos con gente a la que no le interesaba el medio ambiente.
____ bajó del vehículo con su bolso en mano y atravesó la entrada del instituto, sin preocuparse de la mirada de los estudiantes inferiores, ya que ese día comenzaba el último año de la preparatoria y no volvería a ser vista como juguete nuevo otra vez. Quería cambiar su rutinaria vida.

Estar en un mundo rodeado de cámaras y lujos era una vida inimaginable e increíble, pero todo lo que un famoso desea es volver a tener su día normal con gente normal. Louis Tomlinson es uno de esos famosos, y mientras se encuentra de gira con su compañeros de banda decidirá que no todo es belleza en la polémica de una estrella, y que el destino es incierto para todos.

Un deseo en común, un cambio, y una médium de por medio es lo único que se necesita para que dos caminos se unan y aquella visión de la vida que tenían, desaparezca.

— ¿Acaso hay examen de filosofía? ¿Por qué nadie me advirtió antes? ¡Sacaré un cero!
Lynn, la chica asiática, y única amiga de ____ Simmons había llegado tarde, otra vez, y no tenía conciencia alguna de que era la semana de pruebas finales.
____ la miró desde el banco junto al suyo demasiado extrañada mientras sostenía su cabeza sobre la mesa, sus reclamos se podían escuchar por todo el salón y el miedo a ser regañada por los padres la llenaba pensando en las consecuencias luego de reprobar la materia.
Le conoció el primer día de clases, hace dos meses que chocó con ella en el pasillo del segundo piso y Lynn nunca más la dejó escapar, literalmente.
De no ser así, nunca le hubiese hablado, ya que eran tan completamente diferentes que no entendía muy bien su amistad.
— ¡Me enterrarán viva y los cuervos devorarán mis entrañas en pedacitos! —Gritaba.
Pero sí, ella la hacía reír como nadie y era mejor que nada.
Dos horas –y el examen- después, ambas ya estaban en las galerías del patio con una gran manzana en sus manos. Lynn a veces solía ser muy estricta con su peso y de vez en cuando ____ la acompañaba en sus dietas. Parecía ser que el sufrimiento sobre no pasar filosofía no fue tan necesario, ya que al parecer la suerte le acompañaba y respondió más de lo pedido para la nota mínima.
Eso significaba, que su mayor problema saldría al aire tarde o temprano desde la boca de su amiga. Un terrible inconveniente que le hacía perder la cabeza cada vez que recordaba sus comentarios.
Primero fueron N’sync, Backstreet Boys e incluso aún continúa con algo del canadiense Justin Bieber, pero lo peor estaba por venir.
— ¿Sabías que hoy acaban de llegar todos a Australia?
Ahí estaba.
— ¿Quiénes? —Respondió ____. Aunque ya conocía la respuesta.
— ¡One Direction! —Sí—. Eso significa que son diez horas más de diferencia que acá.
Reino Unido tenía la fama de ser las raíces de la banda del momento, cinco chicos que entraron a un programa de talentos musicales y conquistaron el mundo, todo en menos de tres años.
Y Lynn estaba obsesionada con ellos.

Para las siete de la tarde, ____ llegaba a casa como todo lunes. Su madre preparó la mesa y cenarían luego de que terminase de bañar. Le tomó exactamente cuarenta minutos entre desvestirse, ducharse y lavarse el cabello.
Esa noche habría ensalada con camarones, una cena vegetariana.
Habían veces que deseaba no ser tan bien alimentada, quería romper son las reglas de la casa e ir a un restaurant de comida rápida para pedir una hamburguesa con patatas fritas. Pero en toda su vida no fue lo suficientemente fuerte para hacerlo y ahora mucho menos.
¿Cómo podía ser más valiente? ¿Cómo podía perder el miedo a sociabilizar con los demás?
Ambas preguntas quedaban todas las tardes rondando en su mente, intentando soñar con una realidad alternativa u opuesta a la que llevaba hoy. Donde sí comería lo que quisiera, recorriendo el mundo sin que le dijesen qué hacer todo el tiempo.
Con aquel deseo, ____ acababa el día mientras se acostaba en su cama a dormir, y rezaba con todas sus fuerzas, cambiar algo que la hacía estancarse ahí.




Al otro lado del mundo no todo era parecido a la realidad, sobre todo cuando miles de chicas están persiguiéndote intentando llamar la atención de su ídolo. Ahí no faltaba sociabilizar para ganar la amistad de alguien.
— Te advertí que era una mala idea entrar a esa tienda.
— Tú tuviste la de ponernos bigotes falsos, oh señor Louis Tomlinson. No pensaste en que el adhesivo no serviría.
— Ya calla, oh Zayn Malik. Será mejor seguir corriendo o tal vez lleguemos sin ropa al hotel.
Justo en la entrada de su meta final, entraron sin dificultad alguna y pudieron respirar con tranquilidad otra vez.
Pero la tranquilidad no duró demasiado.
— ¿¡Qué creen que estaban haciendo!?
Paul Higgins, guardaespaldas de la banda, los estaba esperando con los brazos cruzados. No contaban con que los descubrieran tan pronto.
Zayn soltó un suspiro y se dejó caer al suelo mientras recuperaba su respiración. Louis apoyó una de sus manos en sus rodillas dobladas, al mismo tiempo en que se secaba el sudor de la frente con la otra.
— No fue para tanto, Paul. Ya estamos aquí, ¿o no? —Le respondió.
El hombre miró sus ojos azules con extremo enojo y apuntó en dirección hacia el ascensor, aquello era lo de siempre.
— Castigados, ambos. —Exclamó.
Su amigo le miró desde el suelo con plena acusación en el rostro y se levantó, gruñendo al pensar en tener que encerrarse otra vez en sus habitaciones. Luego fue el primero en caminar por el pasillo principal.
Louis miró al hombre a su lado.
Este relajó sus brazos y dijo—: Sabes que no es seguro salir con todas esas chicas fuera, Tommo. Ya nada es como antes.
Louis esperó un par de segundos para suspirar y le asintió sin ganas, comenzando a seguir a su compañero por el camino anterior.
Tres años atrás todo era más fácil.
Todo era perfecto para él.
— Ahora todo es una pesadilla. —Murmuró.

En el corredor del noveno piso, al igual que en todos los hoteles, mantenían unos momentos de juego con todo el grupo y los productores, maquillistas o estilistas. A su derecha, Niall Horan se encontraba fantaseando con su móvil mientras que los demás disfrutaban de alguna otra entretención. El rubio irlandés siempre era tan infantil que nadie lo podría odiar.
Siempre era lo mismo, despertar, desayunar, dar entrevistas, almorzar, conciertos, cenar y dormir. Nada cambiaba.
— ¿Estás bien?
Levantó su cabeza ante aquella pregunta, viendo los rizos de su amigo aparecer ante la nada.
— Sí, Harry. No te preocupes —Le respondió.
Harry Styles se identificaba por preocuparse de igual manera, así que se sentó a su izquierda y empujó su hombro contra el suyo con no tanta fuerza. Louis giró su rostro y la sonrisa brillante del chico le iluminó un segundo.
No podía negar que era su mejor amigo, nadie se hacía cargo de un viejo tanto como él.
Sonrió.
— Zayn me contó lo de esta mañana. —Le comentó un rato después.
Bien. Ahora todo el mundo sabía que salió del hotel con bigotes falsos.
— No pueden repetirme siempre lo mismo. —Exclamó Louis—. Deberían de darnos un tiempo libre, no estar encarcelados aquí como si fuese una cárcel de lujo.
— Ya no tenemos la vida que teníamos antes, Lou. No podemos regresar.
Harry cruzó sus brazos por sobre sus rodillas y rascó sus –demasiado ajustados- pantalones, luego se aclaró la garganta y terminó su frase con un—: Nos rendimos ante nuestros sueños.
Sí, lo sabía muy bien.
— Entonces, señor gurú. —Quiso bromear Louis—. ¿Qué crees que debo hacer?
Harry rió y negó con la cabeza, pero después de un par de segundos sus ojos se abrieron con sorpresa y se volteó para hacerle saber su idea.
— ¡Ve a ver a un gurú! —Dijo.
¿Acaso se había vuelto loco? Nadie creía en ellos desde que todo tenía respuesta alguna y cosas obvias como que son una banda de cinco se conocían con solo verles el rostro.
— Los gurús son unos mentirosos, idiota. —Le recriminó.
Su compañero sonrió aún más.
— Josh conoce a una médium que puede ayudarte, acaba de terminar sus estudios y estará más que dispuesta a hacerlo.
— ¡Atrapa el balón, Hazza!
El grito de su amigo Liam Payne alertó a todos los presentes, llamando la atención del chico a su lado para comenzar una batalla por el fútbol americano dentro del edificio.
Con eso, se acababa la conversación seria entre el menor y mayor de la banda, siendo este último el único que se quedó en la misma posición sentado en el piso. Ya que aquella era su vida ahora, famosa pero aburrida.
Una médium. ¿Sería acaso una opción que tomar?
Imposible. Nadie ya les creía una gota de sus historias y no lo haría mucho menos ahora.
Louis sonrió y se levantó para jugar unos minutos con la banda de estúpidos que eran sus amigos.
Porque ellos no habían cambiado nada, y él sí.

—     Bien, ¿Realmente estás seguro de que es aquí?

Al siguiente día, Louis escapó por la puerta trasera junto a Harry y Zayn para ir en busca de la médium que le nombraron. Solo que no sabían realmente si aquella era la dirección o si estaría tal vez en casa.

Tampoco entendía cómo es que aceptó llegar hasta ahí siendo que no creía nada sobre ellos.

—     Eso es lo que nos dijo Josh —Comentó Harry—. Departamento 4.

Apuntó hacia uno de los botones de timbre y Louis lo presionó.

No deberían de haber ido, tuvieron suerte de que nadie les haya visto en el camino y temía que al regresar no serían tan suertudos en ello. Pero ya estaban ahí, y saldría de la duda luego antes de que Paul o los mánagers se enterasen.

Pasaron dos minutos y nadie atendía, así que dio media vuelta y les indicó a sus amigos de que volviesen al hotel. Fue una pérdida de tiempo.

Justo cuando bajó un escalón de la entrada, la voz de una chica lo detuvo.

—     ¿Quiénes son?

El rostro del ojiazul se volteó y desde las ranuras del intercomunicador se escuchaba una respiración.

—     ¿Eres Joline Browns? —Preguntó.

—     Sí, soy yo. —Respondió la chica—. ¿Para qué me quieren?

Louis observó a sus amigos que intentaban darle ánimos para que siguiese intentándolo, pero en su mente sabía que era una mala idea.

—     Emm… Soy Louis Tomlinson, amigo de Josh Devine y-

—     ¿¡Josh!? ¿Josh te ha mandado a verme? —Le interrumpió con fuerza—. Oh, por Dios. Qué descortés, adelante, suban al cuarto piso.

Y colgó.

La puerta hizo un click automático y dejó libre el espacio para que el trío entrara. Por otro lado, Louis solo pensaba en lo extraño que aquello le hizo sentir, como un raro presentimiento de que de todas maneras no debía de estar ahí.

Esperó a que Zayn y Harry se le adelantaran y luego entró él.

El departamento de la chica era tan normal como cualquier otro, al igual que sus hermanas mantenía sus cosméticos en un mueble a la vista de visitas, pero lo que más le llamó la atención fue un gran espejo justo al lado de la entrada que dejaba expuesto todo su reflejo.

—     ¿Tú eres Louis?

Joline tampoco era tan diferente a decir verdad, le recordaba a su madre de joven, sobre todo con las mejillas rosadas que le enrojecían con su atención.

Le asintió y el rostro de ella se iluminó por completo. Debía de ser una fan, pensó.

—     ¡Es perfecto! No sabía que Josh tenía amigos tan guapos, ¿saben? —Comenzó a hablar mientras los guiaba hacia la sala de estar.

Harry giró su cabeza con un aire de orgullo hacia él y le sonrió modestamente. Zayn rió y negó con dos movimientos en su mandíbula lo que ella intentaba al alagarles.

—     Y por cierto, sé muy bien que no son cualquier trío de chicos en busca de la amiga de su baterista.

Louis se detuvo de inmediato. ¿Acaso Josh le había contado a qué venían? O… acaso…

—     Son muy famosos en Australia, Louis. Por si estabas preguntándote por qué les conozco. —Les indicó el par de sofás, uno grande y uno pequeño, para que se sentasen—. Además que la mejor amiga de mi hermana me ha mostrado un par de veces sus videos.

Ah, entonces sí los reconoce.

Joline quedó de pie frente a los tres y cruzó sus brazos al mismo tiempo que les sonreía con naturalidad, luego de un incómodo silencio donde nadie sabía que decir, se sorprendió cuando dio un pequeño salto.

—     ¡Oh, pero qué despistada soy! ¿Quieren algo de jugo, agua, gaseosa?

Zayn abrió la boca por fin y dijo—: Me encantaría una Pepsi, por favor.

Sí, claro.

—     Muy bien, cuando vuelva me dirán la razón de su visita, ¿de acuerdo? Debe de ser demasiado importante como para estar frente a mí.

Y así sin más les dio la espalda, caminó hacia una puerta corrediza y desapareció.

Eso estaba mal. Lo despistada que la chica era no se lo quitaba nadie. Mucho menos saber qué estaría haciendo en su cocina, tal vez llamando a la prensa o a fans para oscurecer su día.

Pronto, escuchó como peleaba con las cosas y segundos después aparecía con una bandeja tambaleante con tres vasos diferentes. Dejándolo sobre la mesa de centro sin tantos problemas.

—     Entonces. —Dijo, sentándose en una silla—. ¿Qué quieren de mí?

A decir verdad, ni él mismo sabía por qué quería hablar con ella. Así que todo quedó en silencio justo antes de que Harry hablara.

—     Louis quiere una novia.

Joline comenzó a toser inesperadamente después de aquella respuesta. ¿Acaso Harry se había vuelto loco? ¿Por qué dijo que él necesitaba una pareja? Estaba completamente demente.

Zayn le ayudó a la chica a tranquilizarse y le indicó que se sentase en el espacio donde antes se encontraba su amigo, para después volver a respirar con normalidad.

Ahí se enfrentó al rizado.

—     ¿Qué te hace pensar que quiero una novia? Lo único que vine a hacer es a que me dieran una indicación de cómo superar el estrés. Eres un estúpido, Hazza. —Lo regañó.

Harry sonrió disculpándose y su atención fue ahora hacia Joline, quién aún mantenía la mano sobre su pecho por la inoportuna sorpresa.

—     ¿Te encuentras bien? —Le preguntó.

Ella asintió y dijo—: Creo que no sería una opción para ti, ¿sabes? No eres mi tipo de chico, lo lamento.

Oh, vaya. Rechazado aun cuando no fue requerido.

Zayn rió y sacó de encima a su compañero, dejándolos a ambos con más espacio para conversar. Louis quiso bromear un poco, ya que aquella era su habilidad especial luego de un incómodo momento, y por alguna razón soltó lo que le inquietaba.

—     ¿Josh sería tu tipo entonces?

Joline quedó con los ojos muy abiertos, y de un segundo a otro pudo ver como las mejillas en su rostro se enrojecían por completo. Sacándolo de lo habitual y reconociendo haber metido la pata.

—     Oh, no. Lo siento, solo bromeaba con eso de Josh. —No sabía que decir—. Quería alivianar el ambiente y…

Ahora su nerviosismo pasó a ser cien por ciento mayor. Joline gustaba de Josh y aquella pregunta fue tan estúpida que se odiaba por ser tan inmaduro.

—     Lo siento, Joline, de verdad. —Murmuró.

Los ojos de la chica lo observaron detenidamente y un fuerte estremecimiento recorrió su nuca. Lo estaba inspeccionando. Como si fuese la primera vez que lo hubiera visto.

Luego suspiró y sostuvo sus manos entre las suyas.

—     Tienes un fuerte sentimiento de cambiar, Louis.

Aquello no fue una pregunta. Lo estaba confirmando.

Un escalofrío apareció en su espalda.

—     Puede que no sea profesional pero veo los deseos de las personas, —Tocó su frente con una mano y continuó— y aquí dentro quieres volver a ser el de antes.

Harry tenía razón. Las médiums como Joline si acertaban en algunas cosas.

—     Dime, Louis Tomlinson. ¿Quieres recuperar tu vida anterior?

El silencio en la habitación lo hizo pensar solo en aquella pregunta. ¿De verdad podía volver a ser normal? Pero, ¿qué ocurriría con su carrera? ¿Sus amigos? No los habría conocido si no fuese por esta nueva vida.

Buscó con sus ojos al par de idiotas en la puerta de la cocina esperando su respuesta con cierto miedo en sus miradas, y cuando quiso responder que no, Joline se separó de su tacto y lo sorprendió con una nueva confirmación.

—     No quieres dejar a tus amigos —Dijo.

Él negó.

La chica cerró sus ojos y apoyó una de sus manos en su mentón, pensando en alguna solución al pedido de Louis.

Después volvió a la normalidad y sonriente propuso—: Te daré un tiempo limitado en el cuerpo de otra persona para que revivas tu vida anterior, así será un día de prueba para ver si quieres regresar o quedarte entre la fama que tanto te agobia, ¿de acuerdo?

¿Un día en el cuerpo de otra persona? ¿Podía hacer realmente eso?

Louis quedó pasmado observándola, al igual como si hubiese aparecido un fantasma frente a él. Podía creer que adivinase sus emociones pero, ¿cambiar de cuerpo con otra persona desconocida? Eso era falso.

De todas maneras, aceptó. Solo para ver qué ocurriría.

Joline saltó de emoción al ver que Louis asentía y fue en busca de unos papeles en otra habitación, luego regresó y se ubicó frente a él otra vez.

Leyó un par de frases y algunas palabras no pudo pronunciarlas bien, pero de todas maneras siguió adelante con su plan.

Tomó su cabeza con ambas manos y cerró sus ojos. Harry y Zayn volvieron a su lado para presenciar qué sucedería.

—     Puedes hacer lo que quieras en ese cuerpo, todo dependerá de ellos dos en poner a salvo el tuyo mientras no estás acá. —Ordenó— Esto durará… veinticuatro horas, creo.

Alto. ¿Acaso dijo la palabra “creo”?

Los dedos de Joline presionaron en su cabello y luego, acabó.

Abrió los ojos y arrugó un poco su ceño.

¿Vieron? Nada ocurrió. Aún seguía ahí.

—     ¿Sientes algo diferente? —Le preguntó.

Louis negó con la cabeza y suspiró con decepción. No debió de ir nunca a ese lugar.

—     Bueno, esto tardará ocho horas en hacer efecto, así que puede que cambies de lugar por ahí a las siete y media de la tarde.

Sí, claro.

Se despidió cortésmente unos minutos después, agradeciéndole en aceptarlos en su casa aun cuando nada efectivo pasó. Harry recibió un golpe en su hombro por haberle convencido en ir y malgastar su tiempo, y Zayn fue en busca de un taxi antes de que las fans los reconocieran.

De vuelta a su cárcel.

 

***

 

____ se despertó algo diferente. Sentía un fuerte peso en su nuca y ganas de vomitar todo lo comido en la cena. ¿Acaso estaba enferma?

Bajó el segundo piso hacia la cocina donde su madre ya acababa el desayuno y pidió solo un jugo de naranja, el gran dolor de cabeza no le sentaba muy bien para comer.

Aun así debía de asistir al instituto. No faltaría por una migraña mañanera a las clases del señor Donnovan, su maestro de teatro. Aquello le fascinaba, el poder ser otra persona dentro de una obra y expresarse abiertamente era toda su vida. No iba a rendirse nunca.

Luego de vestirse, Lynn la esperaba como siempre en la esquina de la cuadra. Justo en el paradero del autobús.

—     Hoy no llegaré tarde, Santana estará intentando ganar el puesto principal de nuestra próxima actuación y no dejaré que suceda. —Fue lo primero que dijo.

____ le saludó con un beso en la mejilla y luego le indicó—: Ser Robin Hood para una chica no es importante, Lynn. No creo que se entusiasme tanto con ese personaje.

Su amiga rió, luego negó con la cabeza para poner sus brazos en forma de jarra y soltó un reclamo.

—     Ella querrá hacerlo, ____. Dará lo mismo el sexo de quién sea, ella lo hará y yo estaré ahí para impedírselo.

Sí. Ambas eran muy competitivas.

—     Por cierto, —Cambió de tema— ¿Supiste que Zayn, Harry y Louis fueron atrapados en un taxi cuando regresaban a su hotel?

Otra vez. Pero qué importaba, de igual manera le causaba gracia escuchar las tonterías que hacía ese grupo.

—     Tú sabes todo lo que les ocurre, ¿verdad? —Rió.

Lynn sonrió con superioridad y confesó—: Es el trabajo de toda Directioner. Siempre les pasa algo diferente durante todos los días. Nunca ocurre nada.

El autobús se acercaba por la cuadra anterior a la de ellas y ____ preparó su bolso para subir.

—     Y, ¿quién es la mente maestra de sus locuras? —Preguntó.

La puerta del vehículo se abrió y ambas subieron los escalones. Y mientras se sentaban en la penúltima fila de asientos, Lynn rió con ganas y adoptó una pose de orgullo mientras decía.

—     Louis Tomlinson, por supuesto. Él siempre es el de las ideas locas.

Día Jueves y ya no quería levantarse.
El día anterior, ____ se divirtió lo más que pudo en la entrega de personajes para la gran obra del salón, pero el fuerte dolor de cabeza no se lo pudo quitar por el resto de la tarde.
Ahora incluso, se había levantado media hora antes de lo regular por la terrible jaqueca que volvía con más fuerza.
Eran las siete y su madre no se levantaría durante unos diez minutos más. Así que decidió ir en busca de algún medicamento en el baño de al lado.
La luz del sol no iluminada aún por las ventanas y toda la casa estaba a oscuras, buscó el interruptor de la luz por las paredes y chocó con el mueble de la ropa sin querer, quejándose en el suelo por –ahora- doble dolor en su cuerpo.
Auch.
____ quedó en blanco durante lo que fueron cinco minutos exactos, buscando alguna señal de la voz que había escuchado en su habitación.
Pero nada se movía. Tal vez fue parte de su imaginación.
Se levantó del suelo con cuidado de volver a golpearse y encendió la luz. Confirmándole que nadie más que ella se encontraba ahí.
Soltó un suspiro de alivio y caminó hacia el baño. También presionó el interruptor de la luz y giró su rostro para encontrarse con su reflejo mañanero en el espejo.
“¿Qué diría un chico si me viese de esta manera?”, pensó.
Se sonrió a ella misma y justo cuando fue a abrir el cajón de los medicamentos, su corazón saltó de improviso.
—     Eres una chica.
El chillido de sorpresa no pudo detenerlo. Alguien le había hablado y no sabía desde dónde ni quién lo hizo. Giró sobre sí misma un par de veces y nadie a parte de ella se encontraba dentro del lugar. Pero entonces, ¿Quién dijo eso? Tal vez el dolor de cabeza le estaba haciendo delirar.
“Me estoy volviendo loca”
—     No estás loca. —Dijo la voz otra vez.
Se tapó su boca con ambas manos, reteniendo el grito que se estaba formando en su garganta y que amenazaba en salir tarde o temprano.
Esa voz provenía de su cabeza.
—     Sé que puede parecer imposible, y por favor no grites.
Era un chico. Pero el miedo la estaba consumiendo.
¿Cómo era que podía escucharlo?
—     Cálmate y te puedo explicar lo que está ocurriendo.
Su pecho saltaba como mil mares durante una tormenta, pero intentó mantener la calma mientras se dejaba caer por la pared de cerámica hasta el piso.
Asintió aun cuando sabía que no podía verle pero intentó disimular.
—     ¿Q-Quién eres? —Preguntó, nerviosa.
—     Mira, yo tampoco sé completamente de lo que trata todo esto pero-
—     Para, para, para. —Dijo ____—. No hables demasiado, ¿sabes? No puedo acostumbrarme de un momento a otro a escucharte dentro de mi cabeza…
Cerró los ojos y respiró hondo, luego exhaló y se concentró en el palpitar de su corazón.
—     Entonces…
—     ¡Oh, por favor! ¡Me asustaste como los diablos! —Chilló.
Unos golpes en la puerta la hicieron reaccionar y se levantó rápido del suelo.
—     ¿Estás bien? —Preguntó la voz de su madre.
No sabía qué hacer. Le podía decir la verdad pero pensaría que estaba demente, sobretodo diciéndole que era la voz de un chico dentro de ella. Con mayor razón la llevaría al psicólogo por una atención de por vida. Debía de quedarse callada.
—     Con nadie, mamá. Solo… intentaba trabajar en mi diálogo. —Respondió.
Su madre aceptó y fue al primer piso a hacer el desayuno sin problemas. ____ volteó al espejo y se apoyó en el borde del lavamanos.
—     De acuerdo, ahora puedes hablar. —Le dijo.
Sintió un suspiro en su mente que la hizo cerrar los ojos estremeciéndola por completo.
—     El día lunes fui a ver a una médium para que me ayudase con un problema, —Comenzó el chico—. Un amigo me la recomendó porque la conocía y acababa de graduarse, incluso creo que lo hizo solo porque le atraía…
____ giró los ojos en su cabeza y dijo—: Ve al grano.
—     Me dijo que intercambiaría de cuerpo con un chico durante un día para revivir lo que era mi vida antes de ese día. —Rió—. Mis amigos y yo no creímos que fuese verdad luego de que ayer siguiese sin haber cambios en mí, pero ahora…
—     ... estás en mi cuerpo. —Acabó ____.
—     Exacto. Y realmente no creo que “intercambiar” signifique estar dentro de la mente de una chica sin poder mover nada a mi voluntad.
Un escalofrío recorrió la espalda de ____ pensando en alguien como él haciendo lo que quisiese con su cuerpo, incluso abrió los ojos para verificar si aún podía hacerlo por ella misma. Sí. Levantó sus brazos y lo atestiguó.
—     ¿Dijiste un día? ¿Desde qué hora exactamente estás dentro de mí- es decir, en mi cabeza?
Se sonrojó al pronunciar aquella frase, su doble sentido la estaba asustando.
—     Hace quince minutos, creo que fue cuando te golpeaste con ese mueble. Sentí lo mismo que tú, incluso sé que tienes dolor de cabeza justo en este momento.
____ frunció el ceño y abrió el grifo de agua fría para lavarse el rostro, siguió sin escucharlo por un par de minutos mientras se peinaba y lavó sus dientes al final. Preparándose para desvestirse y darse una ducha.
—     Alto, alto, alto. ¿Vas a bañarte?
Oh, Dios. Había olvidado completamente lo que estaba por hacer.
—      Quiero decir, tengo veintiún años y he visto chicas antes en mi vida pero, ¿De verdad quieres que te vea desnuda? Puedo ver todo lo que tú ves, ¿sabes?
Mordió su labio inferior con el miedo saliendo por sus poros y escuchó como el chico se quejaba por dentro frente al dolor de su boca.
—     Cerraré los ojos, ¿de acuerdo? Así no verás nada.
—     Pero tú tampoco podrás mirar. Lo último que quiero es sentir como te caes al resbalarte.
Bueno, muchas gracias por cuidar de sí mismo. No tuvo ninguna preocupación por ella por si se lastimaría.
—     Entonces serás lo suficientemente fuerte para soportarlo. —Respondió, molesta.
Cerró sus ojos y bajó las manos hacia la ropa. Primero fue el pantalón del pijama, percibió como el chico aguantaba la respiración dentro de su cabeza cuando rozó con sus manos cada muslo hasta los pies, luego escuchó levemente una maldición cuando acabó con la parte superior y se adentró a la regadera.
Con las manos buscó el grifo del agua caliente y lo abrió sin dificultad, comenzando a bañarse sin tocar necesariamente su cuerpo con exceso. Lo último que necesitaba era tener que darse el placer de ser tocada por un chico que mantenía en su mente.
Luego de salir y secarse, abrió los ojos para buscar su uniforme, y cuando creía que ya no podía ser peor, la voz acudió a ella sin previo aviso.
—     ¿Cuántos años tienes? —Preguntó.
____ mantenía la mirada hacia el techo cada vez que debía de vestirse con otra parte del conjunto, así él no vería su piel expuesta cuando requeriría sostenerse de algo.
—     Tengo dieciocho, voy en último año de la preparatoria. —Le respondió.
—     ¿Vas a alguna escuela especial de noche?
Aquella pregunta la tomó por sorpresa. ¿Por qué suponía que aún estábamos de noche?
—     ¿Qué te hace pensar que voy en ese horario?
Unos segundos de silencio y el chico contestó—: Estamos en Australia, ¿verdad?
Ahí estaba la razón. Él venía desde el otro lado del mundo.
—     Emm… no lo creo. —Murmuró—. Yo soy de Londres, y son las siete y cuarenta de la mañana.
Pudo escuchar con fuerza el grito ahogado de sorpresa de su parte, de verdad, ¿Quién era?
—     ¿Cuál es tu nombre? —Susurró.
¿Por qué debía de decírselo? Tal vez no le era familiar o algo así, pero de todas maneras se lo dijo.
—     ____ Simmons.
Esperó a que dijese algo por su nombre, que lo reconociera al menos, pero todo quedó en completo silencio y decidió que era hora de bajar al desayuno.
Las escaleras se le hicieron eternas con el dolor de cabeza que seguía ahí presente, pero al ver a su madre esforzarse tanto en hacerle un poco de huevo revuelto decidió que ese día sí desayunaría.
No volvió a escuchar al chico durante quince minutos más, lo que le ayudó para ordenarse el cabello y buscar su bolso para el instituto.
Al salir de la casa se olvidó completamente de lo que había ocurrido y fue hacia el paradero del autobús, ahí Lynn ya se encontraba dentro de su mundo en el teléfono de sus manos.
—     Buenos días, Lynn. —Le saludó.
Su amiga sonrió y contestó el saludo como se debía, luego siguió leyendo lo que fuese que era tan importante y ____ buscó con la mirada si es que el autobús se asomaba.
Luego Lynn habló.
—     Zayn es tan obsesionado por los tatuajes.
Su mirada se fue hacia ella como por instinto, y en cámara lenta la chica le mostró una imagen de Zayn Malik con su torso al desnudo y sus brazos llenos de tinta.
Estaba demasiado desinteresada en la imagen que apenas pudo escuchar en su mente cuando la voz del chico maldijo fuerte y claro—: Maldición, eres una Directioner.
Saltó en su posición como por arte de magia y Lynn la observó confundida, ____ le negó con la cabeza y se giró al contrario para hablar despacio.
—     No soy una fan de ese grupo, Lynn lo es. ¿Por qué no habías hablado antes?
El vehículo escolar aún no daba señales de su llegada, eso le ponía más los pelos de punta si es que su amiga la escuchase conversar sola.
—     No creía que fuese necesario. Pero yendo al tema, ¿estás segura de que no me reconoces por la voz?
¿Su voz? ¿Qué tenía de especial?
—     Por supuesto que no, idiota. ¿Acaso crees que soy una psicópata? —Susurraba enojada.
El alivio del chico se expandió por su nuca y eso le produjo extrañez. Así que decidió preguntar lo que no había respondido antes de contarle toda la historia de la médium.
—     ¿Quién eres?
El autobús apareció en la esquina contraria y Lynn la sacó de su trance, pero justo antes de que se detuviese frente a ellas, el chico contestó.
—     Soy Louis Tomlinson. 

Louis no podía creerlo. Había despertado y sintió como su cuerpo se movía por voluntad propia, incluso creyó que estaba soñando, pero al sentir el golpe contra el mueble en la oscuridad supo que era real.
Estaba dentro del cuerpo de una chica. Y no de una chica cualquiera.
Tenía el cabello oscuro largo y claramente ondeado al natural, su piel era blanca como la nieve y unas pequeñas pecas aparecían sobre sus mejillas, lo que hacía resaltar sus ojos marrones como a ninguna.
No podía negar que luego de tranquilizarla, pudo sentir cada fibra de su cuerpo estremecerse cuando suspiró dentro de su mente, e incluso que antes de meterse a la ducha quiso tocar con demasía aquella piel sobreexpuesta.
Pero no podía aceptar eso dentro de ella.
Saber que vivía sola con su madre lo calmó aún más, no quería tener más intrusos en su casa cuando hablasen y la interrumpieran en cada momento.
Excepto su amiga.
Ella era todo un problema.
—     ¿Supiste que Santana hizo trampa para obtener el papel principal? Dicen que fueron quinientas libras que pagó para que el profesor la eligiera.
La chica llamada Lynn era demasiado habladora. No podía estar ningún segundo a solas con ____ para pedirle algunas cosas, porque luego de decirle su identidad, fue abordada por las noticias de su amiga durante todo el camino hacia sus clases.
Intentó varias veces gritarle que la detuviera pero no podía escucharla.
—     Dices eso porque no te eligieron a ti, ¿verdad? —Le dijo ____.
Louis sintió como ella tenía toda la razón, no creía que fuese tan directa al decirlo pero era mejor que no hacérselo saber.
Lynn rió y suspiró rendida. Vaya, primera vez que una chica no peleaba con otra por sus verdades.
—     Sí, de acuerdo, tienes razón. Pero yo sé que existe algo raro en ello.
El sonido del timbre apareció en sus oídos y eso indicaba que era hora de clases. Hace mucho tiempo que no estaba en una.
Aunque castellano no era su fuerte, sobre todo en las pronunciaciones.
—     “Y así, la gaviota voló entre las nubes hacia el acompañante infinito de su vida…”
La voz de ____ era clara y sencilla, lo hizo prestar atención en cada palabra que modulaba y salía a la perfección. ¿De dónde había salido esta chica? No podía ser posible que alguien así fuese tan normal.
Sin embargo, aún no entendía lo que era normal para él.
—     ¿Tomlinson? —Susurró, de repente.
Pudo fijarse en que mantenía escondido su rostro detrás del libro sobre la mesa y supo que era la señal para hablarle al fin.
—     Eres buena pronunciando. —La alagó.
El calor de sus mejillas lo hizo reaccionar y supo que había dicho algo estúpido otra vez. Nota para él mismo, no alagar sin previo aviso.
—     ¿De verdad eres Louis Tomlinson? —Le preguntó.
¿Por qué dudaba que lo fuese? Oh, cierto. Solo lo escuchaba.
—     Yo sé quién soy. Puedes creerme o no, es tu decisión.
Esperaba que le creyese.
____ suspiró y bajó el libro, cerrándolo y volteándose hacia Lynn.
—     Dijiste que Louis Tomlinson era la mente maestra el otro día, ¿verdad? —Le preguntó.
¿La mente maestra? ¿De qué rayos hablaba?
Lynn se giró hacia ella y confundida asintió.
—     ¿A qué dirección se está alojando en Australia?
“También es una pregunta para ti”, pensó.
Lynn tardó un par de segundos en responder, pero no sabía realmente el número ni la calle, por lo que dijo—: Creo que en las afueras de Adelaide, ¿Por qué lo preguntas?
Louis tomó fuerzas y trató de recordar la dirección del hotel donde se quedaban, y con rapidez pudo decirlo bien.
—     Novotel Barossa Valley Resort, a una hora de Adelaide.
____ asintió como respuesta y se quedó inmóvil observando el libro frente a ella.
Louis no podía estar más inquieto en todo esto.
¿A qué se debía esa respuesta?
—     Debemos salir de aquí. —Murmuró.
No muchas veces ____ llamaba a su madre por una real emergencia, y justo ese día decidió que aquello lo era. Marcó el número en su teléfono y esperó a que respondiese.
—     ¿Qué vas a hacer? —Preguntó Louis.
La voz de una mujer apareció en línea y él cayó.
—     Estoy enferma. He tenido dolor de cabeza desde el martes y… sí, de acuerdo. Nos vemos.
Había mentido.
—     ¿Acaso engañaste a tu madre para que te sacara de clases? —bromeó Louis.
Vio como giraba los ojos con obviedad y luego arregló sus cosas sobre la mesa. Estaban en receso de todos modos.
—     No la engañé. El dolor sigue ahí, ¿o no?
Sí, tenía razón. Aún podía sentir la molestia en su nuca y no poder sacarla de encima. Era realmente incómodo.
Luego de una hora, se encontraba sentada sobre el sofá de su casa, bebiendo agua para tragarse una pastilla, al menos eso sí le haría efecto.
—     Entonces, ¿Dijiste que querías vivir una vida normal por el día? —Le pregunta finalmente.
¡Por supuesto! Al fin podía explicarle mejor las cosas.
—     Eso es lo de la médium creo que dijo…  
—     ¿Crees? —Se burló ____—. Cuando alguien dice “creo” significa que no está completamente seguro de lo que hace. ¿En qué mundo vives?
Su forma de expresar todo lo que pensaba no le agradó demasiado, se veía como una sabelotodo y no le gustaban las chicas genios.
Gruñó dentro de su cabeza y ____ cerró los ojos otra vez, para extrañes de él.
—     ¿Puedes dejar de hacer ruidos raros cuando te molestes? —La escuchó decir.
¿Acaso podía ser tan necia? ¡Era solo un gruñido! No tenía otra manera de hacerle saber su molestia que no fuese gritándole. Louis gritaba cuando algo le ponía los humos de punta, pero no iba a hacerlo frente -dentro- de ella.
—     Te estoy diciendo la verdad. No te burles de lo que salga de mi boca.
—     Como si tuvieses una… —Murmuró.
Su enojo fue tan grande, que por un momento quiso demostrarle lo mal que le estaba dejando la primera impresión. Pero justo cuando había decidido hacerlo, sintió un gran apretón en su cabeza y ____ gritó.
Louis quiso ayudarla pero ya no podía sentir su respiración, sus movimientos, su piel. Nada.
Se encontraba solo.
—     ¿Louis?
Una voz masculina lo llamó desde donde fuese que lo estuviera llamando. Después, una sacudida en sus hombros lo hizo volver a la realidad.
Abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Zayn.
¿Acaso estaba soñando?
—     ¿Zayn? —Habló ahora con su propia garganta.
—     Oh, hermano. De verdad, volviste.
¿Volver? Eso era absolutamente extraño.
Se levantó lentamente y se encontró en la cama de su habitación en el hotel. Su amigo había entrado con la llave de emergencias que le entregó el lunes por si algo como eso ocurría. Porque temía con que sí pasaría.
—     ¿Cuánto tiempo llevas intentando despertarme? —Le preguntó.
Zayn bufó y se sentó a su lado, diciendo—: Como un par de horas. Viniste a dormir, ¿recuerdas? Vine a pedirte unos jeans negros para el concierto de hoy pero no respondías, así que te golpeé varias veces y no volvías en ti.
“Hace dos horas exactas estaba en la mente de ____”, pensó.
—     Recibí una llamada de Joline después de eso. Creo que es importante que la llames de vuelta… —Continuó el moreno.
¿Joline se contactó con ellos?
Buscó sobre su velador el teléfono, nueve llamadas perdidas de un número desconocido. Debía de ser ella.
Marcó, espero dos timbres y finalmente contestó.
—     Oh, Louis, perdóname. No c-creí que algo como esto ocurriría y no quise- de verdad lo lamento. —Fue lo primero que dijo.
Entonces ella tenía la culpa.
—     ¿No sabías que eso sucedería? —La regañó—. ¡Estuve dos horas dentro de la cabeza de una chica! ¡Y no de una chica común y corriente! Era lo más irritante que pude conocer en mi vida.
Zayn rió a lo lejos y Louis lo fulminó con la mirada para que callase.
No. Era. Divertido.
Joline suspiró después y dijo—: Entonces no te gustará lo que debo contarte…
Oh, no.
—     … Lo que hice realmente no decía veinticuatro horas… eran veinticuatro días durante doce horas alojando en la cabeza de alguien quién viva una vida parecida a la tuya. Y creo que la chica a la que conociste tiene más cosas en común contigo de lo que crees.
Su pecho comenzó a latir por el enojo. No podía gritarle. No a ella, no tenía la culpa de aprender cosas que fallarían o trabajarían mal después. Él la tenía, por confiar en ella como si fuese su última salvación.
Pero algo estaba mal, si eran doce horas durante el día, ¿Por qué estaba de vuelta?
—     Oh, verdad. Al parecer no estarías aquí para las nueve de la noche entonces intenté acortar algo todo esto y pude darte dos horas para que cantes y hagas lo que debas hacer en el escenario. Fue suerte.
¿Suerte? ¡Por veinticuatro días tendría que ver la vida desde los ojos de una chica! Eso no era posible.
Pero lo hecho, hecho estaba.
Soltó el aire contenido y dijo—: Está bien. Intentaré sobrellevar todo esto con calma. No te preocupes, Joline, haré lo que pueda para acostumbrarme.
Se despidió de ella y se levantó de la cama. Esperando a que Zayn se burlara de él como siempre.
—     Eres pescado frito, Tommo. —Soltó.
Sí, lo era. Y uno muy quemado.

 
—     ¿Louis? — Llamó ____ por quinta vez.
No sentía nada en su cabeza. Ningún reclamo, suspiro o la respiración de otra persona en su mente.
Se había ido. Incluyendo el fuerte dolor que minutos antes la había hecho gritar, su nuca se sentía como una suave almohada para dormir.
Intentó una vez más—: ¿Louis…?
Pero luego de media hora sin escuchar nada, había aceptado que estaba sola.
No sabía qué hacer. ¿Debía de contarle a alguien? Nadie le iba a creer. ¿Acaso fue una alucinación? Sí, tal vez. Pero no podría explicar todas las preguntas y respuestas que escuchó en su mente, aquello sí había pasado realmente.
Entonces la idea llegó como un balde de agua fría, debía de investigar al famoso integrante de aquella banda.
Letra por letra deletreó en el teclado de su laptop el nombre de la banda, “Louis Tomlinson y Zayn Malik capturados luego de visitar la casa de una fan en Adelaide” fue la primera noticia en salir más unas imágenes borrosas de un par de chicos en un taxi en medio de la noche. Su curiosidad fue más allá que solo eso e inconscientemente lo buscó por su nombre en la ventana de “Imágenes”.
Existían muchas y en la primera de todas, sus ojos fueron directamente a los de un par ojiazul de cabello liso y revuelto. Claro que lo había visto antes, Lynn intentaba llamar su atención todos los días para que fuese fanática como ella, solo que no le interesaban demasiado.
Era mucho más bajo que los demás de sus compañeros, usualmente usaba jeans negros o shorts deportivos y sudaderas blancas, oscuras o con diseños. Vio videos donde bromeaba en los conciertos y se divertía en fiestas. Para ella se veía igual a alguien normal. ¿Por qué quería una vida diferente?
Y entonces llegó a un video extraño. En él titulaba “Sonríe Louis” como una manera de demostrarle que sus fans querían que sonriera más.
Inició con dos minutos donde se le podía ver entre los años 2011 y 2012 que saltaba o molestaba a sus amigos en el grupo, era obvio que lo disfrutaba, pero después se le mostraba totalmente serio, cansado, aburrido mientras cantaba –intentaba hacerlo-. Incluso un par de veces se le olvidó la letra de la canción y pidió disculpas.
Aquello la hizo entender.
 
—     Entonces, ¿Cómo dijiste que se llamaba la chica? —Preguntó Harry.
Estaban subiendo al bus del tour luego de casi dos horas del primer concierto en Australia, pero durante todo el show lo único en que pensó fue en las pocas horas en que pudo disfrutar sin toda esa atención en él y los gritos de las chicas a su alrededor.
Era interesante verlo desde ese punto de vista.
Bufó divertido y se arrojó al sofá principal soltando un gran suspiro.
—     ____. ____ Simmons. Vive en Londres. —Respondió.
Su compañero se sentó al lado derecho del asiento y silbó.
—     Wow, una gran coincidencia. —Sacó los zapatos desde sus pies y los arrojó por el suelo—. Podrías presentársela a Niall al regresar a casa, aunque a mí tampoco me importaría conocerla. ¿Es linda?
Louis rió y negó con la cabeza hacia Harry, no podría imaginárselos con ____ como pareja de cita, seguramente les arrancaría la cabeza por prestarles atención. Una hora había sido suficiente tortura para él como para no querer seguir con todo eso del “conjuro” que hizo Joline, pero como era irreversible debería acostumbrarse. Incluso le llamó la atención, que al regresar no sintiese ningún cansancio en su cuerpo. Como si hubiese descansado sin su mente.
Harry interrumpió sus pensamientos y preguntó—: ¿Tendríamos opción con ella?
Louis le miró examinándolo, y rápidamente pudo responderle.
—     No lo creo, ella es tan…
 
 
—     …Irritante.
Su cuerpo se petrificó en el asiento frente al computador. ____ observó la hora justo antes de que sintiese un gran suspiro desde sus oídos.
Habían pasado dos horas desde que Louis no había hablado o hecho algo en su mente que de verdad había creído que ya no se encontraba ahí. Pero claro, seguía presente.
El miedo de que todo lo que había buscado por internet y videos de sus conciertos haya sido visto por él se le subió a la columna bajo la misma nuca.
—     ¿Louis? —Susurró, esperando que como las tres o cuatro veces que intentó antes no le respondiera.
Pero no fue así.
—     Mierda. —Maldijo.
Cerró los ojos con fuerza para que no viese la pantalla de su computador. No quería que creyese que estaba buscándolo en la red solo porque le haya llamado la atención. A decir verdad, ni si quiera le impresionó su físico, tal vez solo lo hizo porque quería saber si era tan molesto como se le escuchaba en su cabeza. Sí, eso. Realmente…
“Ocultas tu verdadera imagen tras una falsa…”, pensó.
—     ¿Qué? —Le respondió.
____ saltó e inconscientemente abrió los ojos. Dejándole a Louis la evidencia de su investigación frente a los suyos –los de ambos-.
Intentó con rapidez cerrar todas las ventanas del navegador y apagó la pantalla, pero sabía que no fue suficiente para ocultar su nerviosismo.
—     Dime que no viste todo eso— Pidió.
—     Sabía que eras una de esas fans…
El tono de su voz se hoyó tan grave que podía sentir la molestia que descendía por su cabeza hasta la punta de los pies, tanto así, que apretó sus manos en puños sin querer hacerlo realmente.
—     Solo quería saber quién eras…
El hilo de sus palabras pueden haberla traicionado, porque un enojo subió hasta su pecho y la hizo sentir lo mismo hacia ella, conociendo en el fondo de que era él el que se había molestado.
Frunció el ceño, esta vez juntando su ira contra la de Louis y levantándose tan fuerte que hizo caer su silla al suelo. Buscó con la mirada su almohada sobre la cama y la tomó entre sus manos, aplastándola contra el rostro para gritar lo que más pudo aguantar.
El sentimiento del chico se desvaneció por completo, pero el de ella seguía ahí. Así que decidió tomar el control y pensó.
“Eres un estúpido” “Llevas dos horas sin hablar y pides explicaciones” “Exagerado” “Deberías pensar antes de decir lo primero que sueltas por ahí” “¿Cómo es que todas esas chicas te quieren?” “Ignorante”
—     Alto. Alto. —Intentó calmarla, Louis—. De acuerdo, está bien. Lo lamento, ¿Feliz?
“Y así quieres pasar tus veinticuatro horas de normalidad…”, pensó sarcásticamente.
El silencio en su mente la hizo calmarse luego de esa frase, incluso creyó que el tiempo se había detenido porque tampoco escuchaba nada fuera de su habitación. Hasta que un suspiro volvió a la luz.
—     De eso quería hablarte…
Giró en su cama y observó el techo, realmente podría haberse vuelto loca.
—     ¿Ya te calmaste? —Le preguntó.
—     ¿Yo? —Respondió él.
____ frunció el ceño y aquella fue la señal para que Louis continuase.
—     Bueno, la cosa es que estuve en mi cuerpo durante esas dos horas, ya que la médium pudo regresarme a tiempo justo para el concierto en Adelaide.
Bien, entonces no estuvo presente cuando casi lloró con la historia de su compañero Liam en un documental. Fue un alivio.
—     ¿Acaso esa chica no calculó tus conciertos en la noche? Vaya médium. —Se burló, ____.
Louis bufó y dijo—: Eso no es todo donde no calculó muy bien.
Su intuición se vino como viento en popa a la cabeza, algo iba a salir mal.
—     ¿Qué quieres decir con “no es todo”?
El chico balbuceó algo que no entendió y maldijo un par de veces, pero para ese instante nada lo iba a devolver y mucho menos lastimar.
—     No eran veinticuatro horas, ¿sabes? —Rió nervioso—. En realidad son veinticuatro días con doce horas en tu cuerpo y las otras en el mío. A mi defensa, no tuve la culpa-
—     ¿¡Acaso estabas demente!? ¿¡No fue tu culpa!? —Lo interrumpió con fuerte ira—. ¡Claro que lo fue! ¿Quién va a ver una médium recomendada que apenas salió de su escuela y se ofrece para intercambiar cuerpos? Ah no, y no fueron “intercambiar” cómo dices tampoco. ¡Estarás en mi mente durante doce horas cada día de la semana!
Se levantó de la cama y caminó de un lado a otro en su habitación. Intentando ordenar los hechos que tanta confusión los había esparcidos en las paredes de su cráneo.
Louis Tomlinson iba a ver todo lo que ella veía. Lo que escuchaba. Lo que sentía. Todo.
Si hubiese sido alguien desconocido tal vez no le importaría mucho, pero era famoso, y se encontraba –su cuerpo- en el otro lado del mundo.
“Mierda, mierda, mierda”
—     Wow, una chica maldiciendo, nunca lo creí posible de escuchar.
____ se detuvo y sabía que él se estaba burlando, pero aun así le produjo un enojo que casi hace botar todo lo que encontrase a su paso.
¿Qué iba a hacer ahora? Estaba perdida.
 
Mientras tanto, Louis sentía la subida de calor en sus mejillas llegando hasta él y era claro de que tenía muchos cambios de personalidad. Quién no los tendría, con todos los problemas que tuvo que lidiar con la chica Joline ahora se le suman los de aquella.
Debía hacer algo para calmar la situación. Algo que deje de hacerla preocupar.
Vio como su mirada se dirigía hacia la ventana con rapidez y escuchaba un portazo desde algún vehículo estacionándose.
Su madre había regresado.
—     Mantente en silencio, Tomlinson. —Le dijo.
Vaya. Hace mucho que nadie le había llamado ya dos veces por su apellido antes. Todos creían que tenían la cercanía suficiente como para decirle Louis. Incluso sus fans.
Los pies de ____ corrieron hacia la entrada de la casa y abrieron el paso a la mujer de la mañana –o noche en Australia-. Traía un par de bolsas consigo.
—     ¿Necesitas ayuda? —Le preguntó ____.
El rostro de su madre negó unas rápidas veces y dejó las bolsas sobre el mesón principal junto a la cocina.
Louis pudo sentir como la emoción crecía dentro de ____ y al parecer iba a ocurrir algo, ya que no muchas veces su madre se despreocupaba de las bolsas.
—     Iremos a almorzar donde Peppo, tiene pastas. —Anunció la mujer.
Oh. Por. Dios.
Las pastas era su plato preferido. E iba a comerlos –no literalmente- ese día.
—     ¿Quién es Peppo? —Le preguntó a la chica.
Si en realidad era emoción lo que ____ estaba sintiendo en ese momento, Peppo tenía que ser un buen cocinero de pastas, así que tomaría las referencias para visitarlo alguna vez cuando regresase a Londres.
“Es el… novio de mamá”, respondió en su mente.
Oh.
 
_____ no se esperaba aquella pregunta. En realidad, Peppo era el alias de Patrick, el verdadero nombre de la pareja de su madre, y por más que lo quisiera aún no era lo suficientemente valiente para llamarle papá. Ya que, él no se merecía ser llamado como tal.
Fueron necesarios unos diez minutos en silencio para que ordenase sus cosas, se pusiese un chaquetón y su madre entrara al auto para manejar hacia Londres central, diez minutos en los que se extrañó no escuchar la voz de Louis dentro de su cabeza. Porque sabía que aún estaba ahí, podía –sentirlo- ahí.
Decidió probar algo.
“¿Puedes escucharme?”, pensó.
—     Creí que nunca intentarías esta forma de hablar. —Se burló el chico.
____ rodó los ojos y se ajustó al asiento disimulando su leve molestia ante ese comentario.
“Entonces no lo volveré a hacer-“
—     No, no. Lo lamento, fui un poco lejos.
Su disculpa la hizo recapitular y suspiró rendida; ella también estaba teniendo una personalidad como mil demonios. Aunque pensándolo bien, ¿Quién no lo tendría luego de que te hablasen todo el día en tu mente? Había que comenzar a ejercitarse y relajarse un poco.
 
Louis había intentado hacer una broma y ella se enojaba. ¿Acaso era tan arrogante siempre? Con razón solo tenía a Lynn de su compañera, así al menos le aceptaban sus críticas.
El auto de su madre se detuvo frente a un edificio de no más de cinco pisos y ____ bajó, arreglándose por encima el chaquetón que esperó a que se lo abrochara para preguntar más sobre aquella visita.
—     ¿Peppo es algún tipo de chef o algo así? —Dijo Louis.
“Solo es el novio de mamá”, repitió ____. “No me preguntes más sobre él”
Había algo extraño.
Anteriormente había sentido que ella se había emocionado por ir a comer donde ese hombre, pero ahora lo único que quería era sacarla de ese lugar. Porque emoción no era exactamente el sentimiento que estaba percibiendo.
La puerta del departamento se abrió y un hombre de unos cuarenta años apareció tras ella, vestía un suéter gris con cuello de tortuga en la parte superior y un pantalón de tela azulada en sus piernas, parecía buen tipo.
—     Creí que no traerías a ____, amor. —Fue lo primero que salió de su boca.
Por supuesto. ____ era la oveja negra desde el punto de vista del hombre.
Sintió como la frente de la chica se arrugó y apretó la mandíbula con fuerza, conteniéndose de no tirársele encima. Estaba enojada.
Siguió a su madre hacia la puerta y la mujer dijo—: Se sentía un poco enferma, Peppo. Te conté que ha tenido fuertes dolores de cabeza estos últimos días.
¿Dolores de cabeza? Louis creía que solo fueron aquel momento cuando apareció en su mente.
La casa de ese tal Peppo era extremadamente ordenada, literalmente tenía todas las paredes llenas de cuadros y cada uno medido a la perfección. Opuesto a él mismo.
Cuando ____ entró a la sala de estar, Louis creyó que moriría de alegría al saborear el olor de las pastas, y no podía negar que la chica también tenía ganas de comer un plato de fideos con salsa.
—     Te gustan las pastas. —Le preguntó.
“No es verdad”, la escuchó en su mente.
Louis rió y percibió el nerviosismo de ____ al hacerlo. No sabía mentir.
—     No sabes mentir. —Repitió—. ¿Es tu plato preferido?
A decir verdad, no entendió la razón de haberle preguntado aquello, no quería conocer sus gustos ni nada ya que era una chica y él… un famoso.
No tenían ni una pizca de vida en común, ni si quiera creía de verdad de que tuviesen el mismo plato preferido. Puede que le gustasen, porque era obvio, pero una persona como ____ no podía ser igual a él-
“Si…”, susurró ella. “Lo es”