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His bed {audiciones abiertas}
En Mad Town, todos los años el 31 de octubre se celebra Halloween con una feria en las afueras del pueblo. Los habitantes mayores de catorce años y menores de treinta pueden asistir a esta con la condición de ir disfrazados, con dinero, y con ganas de tener miedo.
Doce adolescentes con doce historias diferentes, por distintas razones, llegan a la feria con un propósito: olvidar. Algunos se fueron de casa, otros decidieron emborracharse, algunos fueron allí a la fuerza, mientras que otros se dirigieron allí para pasar un buen Halloween entre chicas guapas.
Seis parejas encuentran la forma de juntarse en una atracción, y tener sexo allí o al menos...comerse a besos.
¿Una noche de sexo podrá herirles? ¿O unirlos? ¿Serán capaces de afrontar las consecuencia de unas hormonas adolescentes? ¿O el odio acabara matándoles por dentro?
Ruls.
+ Respeto entre escritoras.
+ Los capítulos serán con el tamaño normal del foro, en Verdana, color blanco.
+ Tendrás cinco días para subir.
+ No hay faltas, pero si veo que no subes demasiado seguido te sacaré.
+ La novela tratará de las parejas, de como se conocieron y las razones por las que se odian.
+ Si leíste esto pon este gif.
+ ¡Disfrutad! O te corto lo que no tienes.
Personajes.
- +:
- Niall Horan + La prostituta | Harry Styles + La chica que sufre de bullying (mía) | Liam Payne + La alcohólica | Zayn Malik + Laoria millonaria | Louis Tomlinson + La hica que sufre de cancer | Chico libre + La madre solteraHarry Styles - La víctima de bullying - Mía.
Effy es una chica que desde hace nueve meses sufre de acoso escolar, o como se suele llamar: "bullying". Todos la hacen el conocido vacío, y los profesores la toman como loca al faltar a clases y gritar en los pasillos que su vida es una puta mierda. Todos conocen los cortes de sus muñecas, y el secreto que esconde detrás de su rímel corrido: vive sola en casa, con un hermano que la violó a los trece años. Se intento suicidar dos veces, librándose de sus compañeros...por a penas seis meses. El día de la feria, ella va a comprar alcohol y emborracharse por quinta vez ese mes. Aunque ese día, sus acosadores y acosadoras se dirigen a ella, y la acorralan en un callejón de dos puestos de peluches. Allí es violada, pero de milagro, un chico de rizos castaños la abraza con consuelo.Zayn Malik - La millonaria - Drea.
No siempre se puede pretender siempre la perfección, y menos tratándose de Julie, quién está completamente harta de inseguridades, complejos y sobre todo del dinero. La familia Gilbert, la cuál colocada en una clase social muy alta, cree haber elegido el destino de su única hija, la heredera de toda su fortuna. No esperaban que la antes nombrada los contradiciera, y menos que se escapase de casa. Principalmente, Julie es impulsiva y egocéntrica, en algunas ocasiones algo mandona. Zayn comenzará siendo su enemigo, ambos tienen personalidades algo díficiles, pero con el tiempo lograrán comprenderse entre ellos, cabe destacar que tienen el mismo problema. Cuando tienen sexo en la mansión del terror no se esperan que era algo que sus progenitores llevaban planeando desde antes incluso de que nacieran, quieren casarlos antes de la primavera y que los dos se ocupen de la empresa (uniendo Gilbert Univision y Malik SL), Ahora filtrada.LiamPayne - La alcohólica.
Anna, una chica de largo cabello pelirrojo y una linda sonrisa, sufrió un trágico accidente de tráfico a los 15 años, perdiendo a su única madre. Algunos decían que planeaba suicidarse, y otros que empezaba a crecer un demonio dentro de su alma. pero Anna escondía un gran secreto: su padre la pegaba. Su vida iba de mal en peor; su hermano se fue a la universidad dejándola sola con el monstruo de su padrastro, claro que, su verdadero padre, la abandono. Todos los días lloraba por las noches, hasta que un día, su mejor amigo la ofreció las bebidas alcohólicas, y con ánimo comenzó a emborracharse y a ir con alcohol a clase. Se lo vendía a sus compañeros, y ganaba alrededor de 200€ semanales. El día de la feria, planeaba llevar alcohol y hacer botellón, pero un chico castaño la cogió del brazo y la metió a la noria, donde se comieron a besos sin conocerse. La noche de sexo les unió, ¿pero el odio que se tienen lo superaran?Niall Horan - La prostituta.
Jade es una chica que a los quince años fue secuestrada por la mafia, y obligada tuvo que ejercer de prostituta. Perdió su virginidad dos días después del secuestro. Los meses eran insoportables: habló una vez al año con su familia, y les explico que se había fugado de casa con 500€ para comer. A sus dieciséis años, comenzó a acostarse con el jefe de la mafia, y así consiguió ir de nuevo al instituto. Allí se filtró la noticia de que era puta, y todos la acosaban con miles de insultos referidos con el sexo. El día de Halloween, salió con un porro en la mano, sin saber lo que le esperaba.Louis Tomlinson - La que tiene cáncer.
Marie tiene diecisiete años, y comenzó a sufrir cáncer de colón a los doce. Su familia la apoya como nadie, pero ella aun así se siente sola. Su única amiga la convenció para salir con un chico, pero este la engañó, produciendo algunos de sus cortes en las muñecas. Algunos de sus compañeros de clase la suelen decir que se esta quedando calva por el tratamiento, u otras cosas para librarse de ella y de tenerla de amiga. Allí nadie quiere una amiga calva, o que tiene cáncer. El día de Halloween solo quería olvidar...aunque solo olvidara aquello cuando muera.Chico libre - La madre soltera.
A ojos del resto de la sociedad, puede parecer una animadora más. Una chica popular vestida de uniforme, aquel que administra respeto y elogio por parte de los demás alumnos. Llamada la Kitty de Glee, destaca su cierto parecido a el ficticio personaje de la serie, lo que no saben es que tiene similitud con otro personaje, Quinn Fabray. Nadie sabe que se quedó embarazada el verano de hace dos años y esconde una hija de nombre Rachel. Todos la toman como una amenaza, una arpía, una barbie sin sentimientos, que utiliza a las personas y luego las desecha, tal y como a sus novios. Nadie en el instituto conoce la existencia de este pequeño bebé de a penas un año, por el que la rubia sería capáz de dar su vida. ¿El padre? Ni ella lo sabe, un chico que en un momento en el que estaba borracha, se aprovechó de ella y desapareció sin dejar rastro. Después de clases, ella trabaja en una cafetería alejada de la ciudad, intentando conseguir dinero con el que alimentar y vestir a su pequeña.
Aclaración.
+ Para audicionar solo deja un escrito tuyo.
+ Tambien deja tu representante, el rol y el chico por el que audicionar y el nombre del personaje
+ Y sí, los personajes ya tienen nombres.
+ Un beso, y espero que os guste.
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
- leí las reglas:
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Waao, que buena propuesta! Todas las chicas tienen una historia interesante y me ha costado decidirme pero iré por Louis a ver que pasa.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Leighton Meester|Marie|La que tiene cáncer|Louis Tomlinson
- cap de nove:
Desde que tengo memoria, he visto incontable cantidad de amaneceres en Colonia, pero siempre me pregunté si en todos los lados serían iguales.
Mamá me dice que sí, ella sí ha ido a la ciudad, ha viajado a Argentina, pero yo siempre he estado acá. Amo donde vivo, pero amaría un día verme obligada a volver. Siempre soñé con conocer el mundo, siempre quise ser independiente y ver más allá de las simples cosas, y es día a día lo que intento. No hay muchos jóvenes en el pueblo, solo turistas y en verano. El invierno es un poco triste, tengo que pedalear kilómetros para llegar al liceo
y eso es de las cosas que más me gustan. Más de una vez he visto mochileros en las rutas y siempre soñé con serlo. Por eso, el deseo que pedí cuando soplé mis diecinueve velas fué salir de mi pueblo en busca de amaneceres.
El despertador sonó a las seis treinta a.m era sábado y no tenía porque estar puesto, pero lo estaba, si hay algo que me gusta es sentirlo y saber que puedo volver a dormir.
-Apagá esa porquería nena-
-Shh, seguí durmiendo Nikki-
Apagué el despertador y me levanté al baño, sentí un almohadón pegar en mi espalda pero lo ignoré, Nicole era así.
Estaba por volver a la cama cuando empezó a entrar luz por mi ventana. No lo dudé, me abrigué, calcé y salí de la casa en total silencio a ver el amanecer. La luz era cada vez más fuerte, mi película favorita desde chica es ‘’El rey león’’ comienza con un amanecer, para mí, una inteligente metáfora que indica el comienzo de algo nuevo. En un amanecer todo cambia, algo empieza y siempre hay oportunidades. El sol ya había salido, encandilaban sus fuertes rayos que hacían ver el pasto del jardín con un brillo único. Ya era suficiente, volví a la cama llena de paz y armonía.
-Señorita peace and love ¿Podrías dejar de despertarme a las seis de la mañana? Dormí pésimo por tu culpa-
Se sentó a la mesa junto a nosotros para desayunar.
-Sí claro, por eso roncabas cuando volví-
Reí probando mi café con leche.
-No te banco hoy, no me hables-
Cuando Nicole se levantaba así era insoportable, ignorarla sería lo mejor.
-Mar, hoy con tu papá vamos a salir ¿Venís?-
-Me encantaría, pero tengo mucho que estudiar y tengo ganas de caminar un rato sola-
-Está bien-
Se levantaron ambos de la mesa. Papá me dio un beso en la frente y mamá solo alborotó mi pelo.
-Dejen limpia la cocina-
-Sí má-
Respondimos al unísono y miré a Nikki.
-¿Qué?-
Preguntó de mala gana.
-Que no te soporto cuando te levantás así, pero no me vas a arruinar el día-
Respiré profundo y me levanté a lavar mi taza.
-Tendrías que haber nacido en los sesenta, me estresás-
Se levantó y se fue, dejando todas sus migas y su taza sobre la mesa, que fastidio me daba cuando hacía eso, como si fuese su esclava.
-No soy tu sirvienta nena-
No ganaba nada con quejarme, no iba a darme bolilla, opté por lavar y limpiar antes de buscar mi mochila y salir de la casa.
El frío me abrazó, pero el sol estaba radiante, a lo lejos divisé un carro tirado por caballos que venía muy rápido hacia mí.
-Buen día-
Saludé a Pepe, el veterano de la zona, abuelo, le decimos. Es un señor que sabe y conoce mucho acerca de todo, puede responderte una pregunta de la primera guerra mundial tanto como el último cd de Rihanna. Es querido por todos por acá, por supuesto incluyéndome.
-Buen día señorita ¿A dónde va tan temprano?-
-A caminar don Pepe, voy a buscar algún lugar donde haya solcito para leer y tal vez, si la inspiración llega, escribir algo-
-Me parece bien ¿Te arrimo a algún lado?-
-No no es necesario muchas gracias-
-Entonces adiós señorita, que tenga un buen día-
-Gracias igualmente-
Sonreí y lo ví irse con su carro y sus hermosos caballos. Yo soy la primera en defender a los animales, y me encanta don Pepe porque tiene a sus caballos en perfecto estado.
Empecé a caminar por la Avenida Artigas para llegar directo a la rambla costanera, por donde paso cada mañana para ir a trabajar. Se lo hermoso que es el paisaje pero nunca me cansaría de verlo.
De repente, sin saber el porqué, me puse a pensar que pasaría si yo me fuese de casa. Nose porque me lo cuestioné, pero viendo las hermosas costas de mi querida Colonia se me ocurrió que tal vez sería una buena idea conocer más de mi hermoso país.
Caminando, despacio me enamoré de la idea de poder salir de mi casa a conocer nuevos lugares ¿Porqué no? Soy grande, tengo trabajo, ahorros y ganas, muchas ganas de sentirme libre.
Ví una moto pasar con quien supuse era un hombre que llevaba un gran mochila y sobre de dormir. Indudablemente iba al camping por eso pensé
¿Porqué no empezar por algo cerca? Si podía sobrevivir sola en un camping, que se que lo haría ¿Porqué no? Podría ser el comienzo de un largo viaje por quien sabe donde.
-¿¡Qué!? Decime ¿En que estabas pensando Martina?-
-Mamá no es para tanto, soy mayor de edad, quiero ser independiente y vivir en un camping-
-Hija, eso es anormal, a los camping se va de paseo, te vas a agarrar una pulmonía ahora en invierno-
-Mamá te estoy avisando acerca de la desición que tomé, no es una pregunta-
Jamás le había gritado ni faltado el respeto a mamá por lo que no iba a empezar a hacerlo ahora, por eso me contuve de cualquier loco impulso y me encerré en mi cuarto-
-¿Qué hacés nena?-
Preguntó Nikki tirada desde la cama.
-Te voy a hacer feliz, me voy de casa-
Abrí mi sector del ropero para seleccionar la mejor ropa, lo más útil, necesario y abrigado.
-No sos graciosa, sabelo-
Rió irónica por lo que preferí ignorarla y seguir con lo mío. Eso hasta que mamá abrió la puerta sin previo aviso volviendo a querer frenarme.
-Martina no te podés ir de tu casa a un camping ¿Estás loca? Mirame cuando te hablo-
Pidió al ver que la ignoraba.
-¿Entonces es enserio?-
Preguntó Nikki quedando sentada en la cama con cara de preocupación. Al parecer hasta me tiene cariño.
-Claro que es enserio, solo que mamá no quiere creerlo-
Crucé frente a ella hacia el baño en busca de mi cepillo de dientes y peine.
-Es una locura Martu-
Acotó mi hermana.
-Lo sé-
Dije con tranquilidad y terminé de guardar cosas por lo que cerré la valija y miré a Nicole.
-Pero como nunca salí a hacer locuras con mi familia voy a empezar a hacerlas sola-
Nicole se quedó callada al ver la cara de enojo de mamá.
-¿Es un reclamo?-
Preguntó mi madre.
-No, para nada, estoy diciendo lo que siento y pienso-
Salí del cuarto con la valija.
-Martina vos cruzás esa puerta y no volves a entrar ¿Escuchaste?-
-Que conste que vos lo dijiste-
Me encogí de hombros y salí al frente para subir a mi bicicleta.
-Martina no estoy jugando-
El tono de voz de mamá iba en aumento.
-Yo tampoco má, cuando llegue te hago saber-
Empecé a pedalear dejando mi casa atrás y a mi familia anonadada.
Pensaba una despedida diferente, pero no me dejó opción de que fuera así.
Por eso, dejé caer una lágrima por mi mejilla, pero ya no iba a dar marcha atrás solo pedalearía hacia adelante, en busca de mi vida.
La gente dentro del camping era contada con los dedos de una mano. Tal como dijo mamá, es anormal venir a un camping en invierno, no para mí.
Entré a la recepción siendo atendida por un señor mayor.
-¿En que puedo ayudarla señorita?-
-¿Tiene cabañas disponibles?-
-Sí ¿Con cuantas camas?-
-Solo una-
¿Es para usted?-
-Si-
-Que jovencita-
Exclamó mientras bajo el mostrador buscaba la llave.
-No hay mucha gente ¿No?-
-Alojado no hay nadie, vienen en carpas a pasar el día ¿Que la trae sola por acá? Si se puede saber, claro-
Me entregó la llave, la cabaña número siete, mi favorito.
-Vengo en busca de mi independencia-
Sonreí.
Todavía me sentía un poco mal por como me fuí de casa, mis ojos vidriosos lo dejaban en evidencia.
-¿Puedo hacer algo por usted?-
-Con cobrarme es suficiente-
Pedí sin perder mi amabilidad.
-Por supuesto ¿Cuántos días?-
-Anóteme una semana por ahora-
Me dijo el costo entregué el dinero y me despedí.
-Muchas gracias, hasta luego-
-Adiós señorita, estamos a sus ordenes-
-Gracias-
Dije ya desde afuera y con mi llave en mano subí a la bicicleta en busca de la cabaña siete.
Para mi suerte se encontraba cerca del río, era un lugar alejado y tranquilo solo para mí.
Por fuera parecía una casita de muñecas. Era un quincho con paredes blancas, la puerta y marco de las ventanas en madera oscura. También tenía un pequeño sendero de piedra rodeado por pasto descuidado y quemado por el frío.
Por dentro era más pequeña todavía, al entrar a los lados había dos puertas.
Un el mini baño, con solo inodoro y pileta más las canillas del duchero sin cortina, ni mampara ni nada.
En frente, una cocina y heladera pequeña con un mueble colgante como lacena. Luego, era todo habitación, cama de una plaza contra la pared una mesa con dos sillas y un mantel lleno de polvo al igual que el ropero que era bastante espacioso. Una lámpara en la mesita de luz y a los pies de la cama una televisión radio de esas antiquísimas. Lo primero que hice fue abrir las ventanas. No había pensado en la tierra que podría haber, por lo que no llevé nada para limpiar, no había opción más que pedirle al conserje algo para higienizar mi nuevo hogar.
La valija quedó sobre la cama y decidí esta vez caminar para conocer bien el camino.
Abrí la puerta y sonaron las campanitas que advertían la presencia de alguien.
-Señorita ¿En que la puedo ayudar?-
Era el mismo señor que hace un rato, amable como la primera vez.
-Quería pedirle si no podría prestarme algún producto de limpieza y un trapo. Yo mañana trabajo y voy a comprar todo lo necesario. Pero hoy vine sin nada-
-Pero por supuesto, discúlpeme que no le ofrecí-
-No hay problema-
Sonreí y el señor se perdió tras la cortina de tela. Sentí las campanas nuevamente y voltee a ver.
-Buenas tardes-
-Buenas-
Respondió el muchacho, llevaba una chaqueta de cuero, pantalones con flecos a los lados y un casco en mano. Ojos verdes, pelo castaño y una sonrisa blanca y perfecta.
-¿Sos de por acá?-
Preguntó.
-Si ¿Puedo ayudarte en algo?-
-Tengo que llegar a la iglesia y no tengo idea como-
-Es re fácil, seguís todo por la rambla hasta la avenida General Flores y enseguida te vas a dar cuenta-
-Muchas gracias ¿Hace mucho que vivís acá? Me parece que sabés mucho-
Reí.
-Nací acá y sí, te puedo guiar a cualquier parte de la ciudad. Mi bicicleta y yo la conocemos de memoria-
-Woow, podrías ser mi guía turística-
-Imposible, acabo de llegar al camping y tengo todo desordenado, pero si querés mañana después de las seis podemos vernos-
-Me encantaría-
Justo cuando estábamos cruzando miradas en el mejor momento de la charla aparece el señor con un balde, trapo y productos de limpieza.
-Le agradezco mucho señor-
Agarré las cosas.
-Podés llamarme Cacho, todos por acá me dicen así-
-Soy Martina-
Estiré mi mano con una sonrisa para estrecharla con la de él.
-Y me voy, nos vemos-
Saludé a ambos y salí con el balde hacia mi cabaña nuevamente.
-¡Martina!-
Sentí mi nombre y voltee a ver.
-Rambla costanera, General Flores, es fácil-
Sonreí ya que pensé que se había olvidado.
-No, no es eso-
-¿Entonces?-
-Quería preguntarte si aceptas ir conmigo mañana a la iglesia. Es el casamiento de un amigo, hoy es el último ensayo-
Lo pensé, era raro que un chico me invitase a salir y ni siquiera sabía su nombre.
-Podría aceptar si primero me decís tu nombre-
-Enzo, soy de capital y ando paseando un poco por el país-
-¿Enserio? Yo me fuí de casa porque quiero hacer lo mismo-
-Te llevo a donde quieras-
-No te ofendas pero preferiría conocerte mejor-
-Entiendo ¿Nos vemos mañana? Es a las siete-
-No te prometo nada, si voy te busco-
-Está bien. Ojalá nos veamos denuevo-
Sonrió.
-Sí-
Mordí mi labio inferior demostrando cierta vergüenza que me provocaba estar frente a un chico tan directo como Enzo.
-Adiós-
Saludé y seguí mi rumbo, por supuesto con la cabeza puesta en el hombre que acababa de conocer.
Estaba dejando todo impecable, empecé por lo alto y terminé por el piso que quedó brillante al igual que cada mueble. Cerré las ventanas luego de que todo el polvo salió y admiré mi nuevo hogar.
-Soy independiente-
Sonreí hasta con un poco de emoción. Sentía que al fin comenzaba a vivir mi vida. Pese a eso iba a ser raro no dormir en casa.
Prendí la vieja televisión para sentirme un poco acompañada y decidí llamar a mamá.
-Martina al fin ¿Dónde estás?-
-Hola mamá, estoy bien, quería avisarte eso y que no voy a dormir a casa de hoy en más-
-Hija tu padre también te pide que vuelvas-
-Por favor, no dramaticen estoy bien, alquilé un lugarcito y estoy calentita bajo techo-
-Hasta tu hermana está preocupada, volvé-
-Mamá solo quería avisarte que estoy genial, los quiero mucho, adiós-
No quería ser así de grosera con mi mamá, pero apagué el celular y me metí a la ducha, pese al frío gracias a la limpieza había entrado en calor.
Bajo la ducha pensaba en mi futuro pero solo veía una nube blanca, nose que quiero para mi vida. Creo que viajar y vivir el presente me hará darme cuenta para que soy buena.
Solo demoré unos cinco minutos, me sequé mi largo pelo envolviéndolo en una toalla al igual que mi cuerpo. Comencé a vestirme sin apuro y pensé en que no había comido nada. No tenía secador, por lo que escurrí mi pelo lo más que pude y lo dejé suelto para que se secase.
Salí, cerré con llave y subí a mi bici solo con plata en el bolsillo en busca de algún lugar donde comer.
Pedalee hasta el Hipódromo donde hay un restaurante y que yo supiera era el lugar más cercano. Igual esto sería una excepción, no todos los días viviría a comida de restaurante, fideos, arroz y sopas sería lo más variado de mi menú.
Me puse a pensar en que mi imagen no era la mejor para ir a un lugar así, ví entrar a señoras de vestido y hombres de traje, mientras yo parecía una pordiosera con jeans y championes.
-¿La puedo ayudar en algo señorita?-
-Sí, quería comer algo-
-Ya le traigo-
Dijo dándose la vuelta pero lo frené.
-Espere señor, no vengo a pedir comida, vengo a pagar por cenar-
-Discúlpeme si la ofendí
Se sintió culpable, su voz y mirada lo dejaron en evidencia.
-No se preocupe, no debe ver gente como yo todos los días-
Sonreí para dejarle en claro que todo estaba bien.
-Lo siento pero no la puedo dejar pasar con ese atuendo-
Se lamentó.
-Pero yo estoy por relevar, podemos pasar por la cocina-
-¿Enserio?-
-Si claro. Augusto, mucho gusto-
Estiró su mano.
-Martina-
Sonreí respondiendo al saludo.
Rato después nos encontrábamos en la cocina del enorme Hipódromo.
Hasta la cocina era de lujo. Los pisos y azulejos brillaban, al igual que todas las hoyas y cubiertos.
-La verdad esta cocina no tiene nada que envidiarle el restaurante del hipódromo-
Dije mientras comía una pata de pollo, estaba tentada a agarrarla con la mano pero no quería que Augusto pensase que soy una salvaje. Eso hasta que él lo hizo.
-Si es verdad y podés comer como quieras sin que nadie te mirare raro-
-Exacto-
Sonreí y ahora sin miedo agarré la pata con la mano para terminar de comerla.
-¿Donde vivís?-
Le pregunté.
-Soy de acá, vivo cerca de la iglesia de San Benito ¿Vos?-
-En este momento estoy viviendo en el camping de acá-
-Woow que valiente ¿Y eso porqué? Si se puede saber-
-Por nada en especial, simplemente tenía hambre de independencia y me fuí de casa-
Estaba cenando con un extraño, era el segundo que cruzaba el día de hoy, pero me sentía tan bien que parecía que los conociera de toda la vida.
Terminamos de comer y ya se hacía tarde.
-Llevate esto-
Me dió más comida en una bandeja la cual acepté.
-Gracias te debo una-
-No hay de que-
Sonrió.
-¿Te llevo?-
-No gracias, vine en bici-
-Cierto, bueno te acompaño-
-Dale-
Salimos por la puerta de atrás hasta que nos frenó un señor con mala cara.
-¿Este quien es?-
Le pregunté por lo bajo.
-¿Usted quien es?-
Preguntó el hombre de traje y peinado con gomina hacia atrás.
-Soy...-
-Vino a buscar a trabajo-
Acotó enseguida a Augusto.
-Está bien, venga mañana después de la una-
No me dejó ni responder que ya se había ido.
-Es el jefe-
-Si lo noté ¿Pero porqué le dijiste eso?-
-Porque sino me echaba por entrar con alguien a la cocina-
-¿Pusiste en riesgo tu trabajo por una desconocida?-
Pregunté sorprendida.
-Una desconocida que me cayó muy bien-
-Vos también-
Lo saludé con un beso en la mejilla y monté mi bicicleta.
-Gracias por todo-
-¿Nos vemos mañana?-
Preguntó.
-Sí, después de la una-
Sonreí y comencé a pedalear rumbo al camping.
Por las noches se volvía más frío y el viento soplaba fuerte por la rambla.
Siempre a lo lejos se veía alguna luz de barcos o boyas que hacían reflejo en el agua volviéndolo un paisaje mágico.
Llegué a “casa” lavé mis manos, dientes y me acosté sobre el colchón.
Tapé mi cuerpo con ropa porque no había llevado sábanas. Entre pensamientos y reflexiones nose a que hora pero me quedé dormida.
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Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
Niall Horan + La prostituta | taissa farmiga |Jade Morris.
- +:
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- Capitulo | en la mañana | original.:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El cigarro era parte de ella, no le preocupaba nada ya. Las razones por la cuales vivir se fueron cuando la única familiar que la quería se había ido de su lado, Marta, su abuela materna. Sus padres siempre dijeron que María era muy despreocupada pero, ella siempre lo tomaba igual, no iba influir en su vida los comentarios de sus padres. Pero si, influyo, ahora ella esclava de su trabajo (el cual no le gusta para nada) seria profesora pero, por suerte no de alumnos de primaria aún peor de secundaria. Donde ahí estudia su sobrina Katerine de 17 años, fumadora. Aveces pensó que el fumar es hereditario, como su abuelo también lo fue, y que hablar de su hermano (fallecido por eso), nunca se preocupo por eso, hasta hoy.—¿Quien es? —Dijo María a su madre, ya en la cocina.
—¿Para quien es? —pregunto el joven de unos 25 años aproximadamente.
—Para mi —dijo y succiono una vez más el cigarrillo, le sonrió de tal manera que al chico le causo escalofrió, el sonrió un poco.
—No es muy pronto —dijo el chico y ella lo miro, su mirada da mucho miedo esos ojos color celeste, casi grises.
—Dentro de un mes me veras acá —dijo sin más.
—Si usted se va suicidar, se puede ir yendo de acá —dijo el chico, ella rodó los ojos y salió de ahí, miro para ambos lados. Que podría hacer, este era el ultimo velatorio y ya nadie le aceptaba. Como se iba suicidar, seria estúpido. Fue llendo por las calles de buenos aires, mucha gente pasaba de un lado a otro, uno que otro "cumbiero" que la miraba, y las madres con sus hijos pasaban por su lado, ella antes con solo ver una familia, rompía en llanto, ahora no. Su cuarto cigarro del día habia sido interrumpido por la canción de Radiohead, contesto sin ver quien era.
—Hola —dijo y succiono nuevamente el cigarro.
—Hija...—suspiro ella.— Hoy es el cumpleaños de Rosa
—Mamá se que lo es —mintió, era su hermana menor y no sabia su cumpleaños, hasta ahora.—Justo ahora le estoy comprando un regalo.
Paro delante de una vidriería y vio, era perfecto para su hermana.
—Bueno hija, la reunión sera a las ocho te esperamos —dijo y abrió la puerta de aquella tienda.
—Nos vemos mamá —dijo y colgó.[...]Era casi las ocho y aún no venia el colectivo. Para vivir en capital, y que tu familia viva en provincia, es feo. Pero todo sea por Rosa. Y otra vez sonó el teléfono "Mamá" no contesto, sabía que me regañaría. Otra vez.—Mamá ya estoy por llegar —dijo sin más.—Hola Mari —dijo su dulce y joven voz.
—Perdón rosa, pensé que era mamá —dijo y levante mi mano para que el colectivo parara. Subí.—1,50 —le dije al del colectivo, pase la tarjeta y me adentre al colectivo, ningún asiento libre.—Son más de las ocho, Mari —dijo rosa.—El colectivo no llegaba, te va gustar mi regalo —dijo, se maldijo a si misma por lo que acaba de decir.—Mari... gracias, yo también te tengo una sorpresa —dijo y colgó.Toco el botón que indicaba que tenia que bajar, paso su esquina y enojada bajo, tenia que caminar una cuadra más, eso tacos le estaban haciendo daño, a lo lejos veía su casa, pintada de celeste, sonrió.
Oscuro, mientra auto tras auto pasábamos y ya faltaba poco para que llegara a su antigua casa. Se arreglo el vestido que se había puesto, regalo de su hermana más menor, de Lucia.
Fue corriendo como antes lo hacia, luego se tranquilizo, sus pies no daban más. Toco el timbre de su casa, no espero poco, ya que su hermana menor, fue rápido a recibirle. Vio que en la puerta había un chico de casi la misma edad que Rosa.
—Por fin llegas —dijo como madre hacia su hija.
—Perdón —dijo y luego la abrazo.—Feliz cumple rosita, ten.
—Mari, no me digas rosita —dijo como nena, bueno en si es una nena todavía, 23 años.
Cuando abrió su regalo, empezó a chillar, mientras María entraba a la casa, el joven estaba con sus padres de ellas. De las hermanas Lepori. Si, si sus abuelos son o eran italianos. Al poco tiempo de estar acá, ya tuvieron las costumbres argentinas.
—Es el novio, nos quieren dar una noticia —dijo la madre agarrando la comida.
—Espero que no este embarazada —susurro.
Podría ser egoísta, muy egoísta. Tomo agua y salió a la sala, la pareja estaba muy cariñosa, lo que odiaba María. Pero bueno, sonrió y se sentó a lado de su padre, Sergio.
—Pequeña —dijo y beso su mejilla.
—Papá —lo regaño, mientras le sonrió.
—Mari, el es Alberto, mi novio —sonrió, enamorada, «Que bien» pensó maría. El estrecho su mano y ella también.
—Bueno ya que Mari está acá, lo que queríamos decirles —Rosa miro a Alberto, emocionada. María pensaba «Que no este embarazada porque si no me voy»
—Alberto me pidió matrimonio —dijo feliz, su madre fue a abrazarla y su padre a alberto. María se quedo viendo esa escena sin ninguna emoción pero, estaba feliz, aunque no lo demostraba.
—María no le vas a decir algo a Rosa y Alberto —dijo su madre.
—Felicidades —dijo levantando su bebida y sonrió.
Su hermana se casaría primero. Lucia la miro, ella era la ultimo y casi siempre era "la invisible" pero, no para María.
—Mamá —dijo y su madre la miro.
—¿Si? —dijo y sonrió.
—Puede lucia ir a mi casa —dijo y lucia sonrió.
—Claro pero, tráela el domingo —dijo y lucia sonrió.
Seria un poco loco pero, su hermana menor, la entendía. Para tener 16 y 28 años, se llevan bien.
Invitado
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Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
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Amé la idea así que aquí voy:
Logan Lerman – La madre soltera / Jennifer Houffereg // Hilary Duff.
Este personaje no tenía nombre u_u Así que le puse ese u_u
Amé la idea así que aquí voy:
Logan Lerman – La madre soltera / Jennifer Houffereg // Hilary Duff.
Este personaje no tenía nombre u_u Así que le puse ese u_u
- Capítulo:
Al parecer mi mayor miedo está comenzando a volverse real, cómo si me hubiera metido a la película del exorcista en el momento en que la chica da vuelta la cabeza y se vuelve loca. Cada vez que veía al muchacho frente a mí me imaginaba a Niall, su sonrisa, sus voz, su...todo de él. Era tan injusto.
— ¿Sucede algo? —Susurró sensualmente en mi oído el chico, ¿cómo era que se llamaba?
— Nada —Fingí una sonrisa y seguí bailando muy apegada a él, con movimientos sexys, subiendo y bajando mis caderas. Si Horan podía divertirse con putitas, pues yo también lo haría, obviamente con chicos. Malpensados.
Seguí bailando un rato más, hasta que le dije al chico -aún no sabía cómo se llamaba, o quizás me dijo su nombre pero no lo recordaba- que estaba cansada e iría a tomar algo al bar.
— ¿Todo bien? —Me preguntó Alex cuando llegué con un rostro cansado.
— ¿En verdad quieres saber? —Le dije dándole un gran sorbo a algo que Alex me había servido.
— Suéltalo, nena.
Reí, adoraba cuando parecía una chica queriendo saber lo que le pasaba a su amiga.
— No te vayas a desmayar ni a empezar a gritar, por favor —Le dije cómo ruego— Cada vez que estoy con un chico, cualquiera, me imagino al rubio ese —Solté alfo rápido.
Alex tan solo me miró con una sonrisa, ¿acaso no iba a molestarme ni nada por el estilo?
— ¿No me dirás nada? —Pregunté algo sorprendida, se suponía que el sorprendido debía ser él.
— ¿Qué te debería decir?
— No lo sé —Dije bajito.
— Ya lo sabía, Megan. Supongo que la única que no se daba cuenta eras tú —Dijo Alex limpiando una gran copa.
— Claro que me daba cuenta, pero, no quiero. Desde el fondo de mi corazón, no quiero enamorarme de nadie, menos de Horan —Dije algo dolida.
— Megan, escucha, no elegimos de quién enamorarnos, simplemente sucede.
— ¿Me quieres dar un Sea Breeze? —Dije tratando de evitar lo que me había dicho.
— No olvides lo que te dije —Dijo, para luego darse la vuelta y empezar a preparar el trago.
Suspiré frustrada, ¿cómo lo miraría luego de lo ridícula que fui? Solo a mí se me ocurría besar a mi asistente para darle celos al rubio, lo peor de todo es que hace 10 minutos atrás Cameron me llamó para salir mañana, no quería hacerle ilusiones al pobre, él no tenía porque pagar por mis pendejadas.
— ¡Hey! —Me gritó alguien atrás.
Voltee y vi a un chico de pelo castaño y ojos grises, se me hacía muy familiar, pero no podía recordar en dónde lo había visto.
— Hola —Saludé con una sonrisa.
— Megan, ¿me recuerdas? —Preguntó el chico sentándose a mi lado.
Lo miré y negué, él solo sonrió triste.
— Nos presentaron hace mucho tiempo atrás, en la empresa de tu padre.
— ¿Eres algún empleado de él? —Pregunté aún sin saber quién era el chico, muy guapo para agregar.
— No —Dijo— Veo que tienes mala memoria —Dijo con una sonrisa algo burlona.
— Soy cómo Dory —Dije, para luego reírnos ambos.
— Desde que tienes 15 años tienes una promesa con tu padre ¿recuerdas? He venido a cumplir esa promesa —Dijo serio.
¿Promesa? ¿De qué promesa me hablaba?
—Quiero estudiar fotografía —Dije entrando a la oficina de mi padre.
— Claro que no, mi hija no estudiará una carrera para vagabundos, que no le traiga dinero ni prestigio —Dijo escribiendo en su computadora.
— No joderás mi vida solo porque la tuya sea una mierda —Dije cansada de que siempre tratara de controlar mi vida.
— ¡Ten más respeto! Tú trabajarás conmigo aquí—Gritó furioso.
Ambos empezamos una batalla de miradas, en donde él me rebatía y yo le contestaba.
— Haremos esto —Dijo algo más calmado, mientras veía unos papeles— Estudiarás fotografía, si prometes casarte con el hijo de un socio, ¿de acuerdo?
— Claro —Dije tan solo escuchando la parte de "estudiarás fotografía", lo demás fue bla bla bla.
{...}
— Hija, él es Nathanael Princeston, hijo de mi mayor socio —Dijo mi padre, poniéndome en frente a un muchacho un poco más alto que yo, con el cabello castaño y ojos grises— Nathanael, ella es mi hija, Megan Hennessey.
— Mucho gusto —Dijo el chico con una sonrisa sincera, mientras que delicadamente tomó mi mano y la besó.
— Igualmente —Dije cortésmente, sabía que si decía alguna tontería mi padre me mataría.
Mi padre hablaba con el padre de Nathan, se estrecharon la mano y padre e hijo salieron del salón con una sonrisa.
— Ya lo recuerdo —Dije algo mareada por el alcohol— ¿Vienes para casarte conmigo?
— Así es —Dijo algo avergonzado, pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
¿Quién pensaría que yo, Megan Hennessey estaría casada? Las chicas nunca me creerán cuando les cuente, hablando de ellas, ¿dónde mierda estaban?
— Tu padre me dijo que fueras mañana a las nueve a su oficina, para ver el asunto de la boda —Dijo ahora más seguro.
Al menos tenía una excusa para zafarme de Cameron.
— Está bien —Dije.
— Escucha, Megan —Dijo tomando mis manos, haciendo que lo mirara a los ojos— No quiero que te sientas mal, ni encerrada, pero quiero que seamos amigos, pasaremos toda una vida juntos —Dijo para hacer gracia, lo cual logró.
— Creo que si me casaré debo conocer a mi esposo, ¿no? —Dije, a lo que ambos reímos.
— ¿Te casarás? —Preguntó una voz atrás de mí.
Mierda. Mierda. Mierda. Niall estaba detrás de nosotros con rostro confundido y sorprendido.
— ¿Quién es él? —Preguntaron Niall y Nathan al mismo tiempo, mirándose desafiantes.
{...}
Me encontraba en la entrada de la gran empresa "Génesis&Asociados", la empresa de mi padre. Nunca me gustó mucho el ambiente frío y casi desolado de aquel lugar, pero admitía que el edificio era más que bonito, hecho completamente de cristal.
— Buenas días, señorita Hennessey —Dijo Caroline, la recepcionista— Su padre la espera en su oficina, acaba de salir de una junta con los empresarios suecos.
Le agradecí y subí al último piso, en el camino me encontré con algunos empleados, los cuales me hacían una pequeña reverencia. Odio que el las personas hagan eso, yo no era una diosa o algo por el estilo, tan solo era la hija de su jefe.
— ¡Hola! —Saludé a mi padre feliz en cuanto entré a su oficina, había ignorado a la secretaria que me había dicho que estaba ocupado.
— Luego te llamo —Dijo para cortar el teléfono— Hija, hace mucho que no te veía —Dijo ahora abrazándome.
Sentí cómo alguien tocó la puerta, ambos nos separamos para recibir al padre de Nathan y al recién nombrado.
— Hola, Fredd —Dijo mi futuro suegro. Reí internamente— Hola Megan, espero que no hayas olvidado a tu futuro suegro, Stan.
— Claro que no, señor Princeston —Dije educadamente estrechando su mano.
— Tan solo dime Stan —Dijo para luego tomar asiento en uno de los sofás que habían en la oficina.
Vi cómo mi padre se sentaba junto a Stan luego de saludar a Nathan, este se acercó a mí con una sonrisa y me saludó.
— ¿Tu amiga está mejor? —Me preguntó.
Recordé que ayer, cuando Niall preguntó quién era Nathan y viceversa, llegó Sian, diciéndome que Zoey se sentía cansada. Recordé que tenía un bebé, por lo que le dije a los chicos que ella estaba embaraza y me dirigí a donde estaban las chicas junto a Sian, no sin antes despedirme de ambos.
Hablando de mis amigas, ayer las abandoné rápido, ya que había recordado ir a buscar unas cosas, no sin antes de que Sian me mirara pidiendo una explicación. Tendría que contarles mucho.
— Mucho mejor, gracias —Dije devolviéndole la sonrisa.
— Bien, empecemos con los preparativos —Dijo mi padre.
Este será un largo día.
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He Llegado
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Adore la idea, asi que participare, no se por quien
me gusto la idea de la madre soltera, y se parece levemente a lo de la animadora que había pensado en tu otra enecé, solo que sin la hija
Ahi va:
Grant Gustin. – La madre soltera / Skyler Rickson / Dianna Agron(?.
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Adore la idea, asi que participare, no se por quien
me gusto la idea de la madre soltera, y se parece levemente a lo de la animadora que había pensado en tu otra enecé, solo que sin la hija
Ahi va:
Grant Gustin. – La madre soltera / Skyler Rickson / Dianna Agron(?.
- Escrito:
- Shooting Star
Las estrellas, aquellas hermosas luces brillantes que permanecen en el cielo cuando éste está oscuro. Aquellas que pueden llegar a significar demasiado para una persona, esas que cuando pequeños nos asombran de sobremanera.
Estaban a punto de dar las dos de la mañana en Nueva York y cierto chico de cabellos rizados se encontraba caminando por el enorme Central Park. Su respiración se notaba agitaba, él estaba cansado.
—¿Dónde rayos estas?—se preguntó a si mismo mientras su vista se dirigía de un lado a otro tratando de encontrar a alguien.
Así se encontraba desde hacía ya casi tres horas, buscando en varios lugares a cierta chica de cabellos color café oscuro, casi negros, más no había tenido éxito alguno.
Cierta parte de él le decía que ya había sido suficiente, que dejara las cosas como estaban, que no la siguiera buscando y que fuera a descansar cómodamente a su departamento, pero otra parte de él, que era aún más fuerte, le decía que debía seguir buscando.
Sus pasos se dirigieron a uno de los árboles que estaban cerca y se recargo en él para después dar un largo suspiro mirando el pasto que yacía debajo de sus pies.
Giró en torno al enorme árbol, se le hacía conocida esa parte de Central Park.
Alzó su vista y una enorme sonrisa se formó en su rostro. Ahí estaba ella, sentada cómodamente en el pasto, tranquila, su mirada estaba en el cielo y la luz de la luna hacia que sus cabellos se vieran un poco más claros, fijamente observando las estrellas, pareciera que ni siquiera había notado la presencia del chico de ojos verdes.
El castaño se fue acercando lentamente a ella, tratando de no hacer ruido alguno, llegó a estar casi a un metro y medio de ella, sonrió aún más.
—Tardaste en encontrarme. Tonto.—susurró en tono divertido la chica.
—Lo siento. Jamás me imaginé que estarías… aquí.—suspiró y se sentó a lado de ella— Ellie, yo…
—No tienes que decir nada Harry, está bien.—sonrió la chica aún sin mirarlo.
Harry Styles y Elizabeth Parks, se habían conocido hace ya algún tiempo, justamente en ese mismo lugar, y en ese mismo lugar, hace dos meses Harry le había pedido a la de cabellos negros que le diera una oportunidad.
¿Quién diría que el pequeño Boris, el perro de uno de sus mejores amigos haría que ellos se conocieran? De hecho, Harry no se llevaba muy bien con él antes de ello, y ahora amaba a los perros. Pequeños accidentes que se vuelven en grandes memorias.
La razón del porque estaba la chica ahí era simple, hace algunas horas habían tenido una “pequeña” discusión por problemas de los celos de él. Nada nuevo y nada en especial, por así decirlo era algo “normal”.
—No está bien.—se regañó Harry a si mismo llamando la atención de Ellie— Te diré esto de una vez por todas Ellie.
—¿Qué cosa?—preguntó nerviosa la chica.
—¡Que te quiero! ¡Demonios!—gritó Styles y los ojos verdes azulados de la chica se abrieron abruptamente, él nunca le había dicho tal cosa, más bien, él nunca decía esas dos palabras, Harry era el típico casanova que sólo estaba contigo por unos días y después se olvidaba completamente de ti — Si, te quiero y soy un idiota porque soy de esa clase de personas que nunca sabe como expresarse, de esas personas que no podemos decir tan facilmente lo que sentimos. Y si, igual sé que muchas veces puedo ser un completo patán, puedo ser muy celoso, soy un molesto de primera. Tengo miles de defectos Ellie, lo sé.—tomó una gran cantidad de aire y un sonrojo pasó por las mejillas de ambos— Pero esto es cierto, te quiero, y quiero que sepas que lo digo en serio, puede que sea lo único que en verdad sepa en estos momentos y es lo único que me importa ahora.
—Harry…—dijo Ellie, no sabía que responderle, no sabía como reaccionar pero una sonrisa tierna se formó en sus labios— Yo igual te quiero, tonto.
Y aquella simple respuesta de parte de Ellie había hecho que Harry sonriera y se abalanzara encima de ella, dándole un largo y tierno beso en los labios, el cual fue correspondido dulcemente, ambos rieron y se separaron un poco, sus frentes aun chocaban.
—¿Sabes qué yo igual soy celosa?—el de cabellos rizados asintió sonriente, le encantaba ver celosa a su chica, porque si, para él, ella era suya— Bueno, pues te lo hago saber de nuevo.
—Bueno, ¿te he dicho que odio a todos los chicos que están detrás de ti? ¿Si? —ella asintió divertida— Bueno, pues te lo repito. Odio a los que te hablan, te mandan mensajes, llegan a comentar en tus fotos o en tus cosas. A todos.— habló seriamente— Pero quiero que sepas algo aún mas importante.
—¿Qué cosa?—inquirió curiosa la chica siendo abrazada por Harry.
—Que me alegra haberte conocido.—sonrió y dio un pequeño beso en la frente de ella.
—Me alegra que Boris te haya hecho caer en el pasto.—rió y Harry igual lo hizo.
—A mi me alegra que tu te hubieras preocupado por un desconocido al que el perro de su amigo hizo correr como un idiota.—sonrió y alzó su mirada, encontrándose con el cielo, lleno de estrellas, esa noche estaba siendo hermosa—Hagamos algo.—volvió a llamar la atención de la chica y sus miradas chocaron— Nosotros estaremos juntos, hasta el día que se acaben las estrellas.—
Ella alzó la mirada y sonrió, se acercó lentamente a él y deposito un corto beso en los labios de él.
—Hasta que se acaben las estrellas, Harry.— ambos sonrieron.
Ahora ahí se encontraban los dos, juntos, observando las estrellas, las cuales ahora, tendrían un gran significado para ambos. Porque pequeños momentos, pequeños detalles, se convierten en grandes recuerdos y son aquellos, los que mas recordamos con los años. Y de algo estaba seguro el chico de ojos verdes, no dejaría ir a Ellie tan facilmente, mas bien, nunca lo haría porque como ya había dicho y prometido, ellos estarían juntos hasta que se acabaran las estrellas.
Sky.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
vicstyles escribió:
- leí las reglas:
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Waao, que buena propuesta! Todas las chicas tienen una historia interesante y me ha costado decidirme pero iré por Louis a ver que pasa.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Leighton Meester|Marie|La que tiene cáncer|Louis Tomlinson
- cap de nove:
Desde que tengo memoria, he visto incontable cantidad de amaneceres en Colonia, pero siempre me pregunté si en todos los lados serían iguales.
Mamá me dice que sí, ella sí ha ido a la ciudad, ha viajado a Argentina, pero yo siempre he estado acá. Amo donde vivo, pero amaría un día verme obligada a volver. Siempre soñé con conocer el mundo, siempre quise ser independiente y ver más allá de las simples cosas, y es día a día lo que intento. No hay muchos jóvenes en el pueblo, solo turistas y en verano. El invierno es un poco triste, tengo que pedalear kilómetros para llegar al liceo
y eso es de las cosas que más me gustan. Más de una vez he visto mochileros en las rutas y siempre soñé con serlo. Por eso, el deseo que pedí cuando soplé mis diecinueve velas fué salir de mi pueblo en busca de amaneceres.
El despertador sonó a las seis treinta a.m era sábado y no tenía porque estar puesto, pero lo estaba, si hay algo que me gusta es sentirlo y saber que puedo volver a dormir.
-Apagá esa porquería nena-
-Shh, seguí durmiendo Nikki-
Apagué el despertador y me levanté al baño, sentí un almohadón pegar en mi espalda pero lo ignoré, Nicole era así.
Estaba por volver a la cama cuando empezó a entrar luz por mi ventana. No lo dudé, me abrigué, calcé y salí de la casa en total silencio a ver el amanecer. La luz era cada vez más fuerte, mi película favorita desde chica es ‘’El rey león’’ comienza con un amanecer, para mí, una inteligente metáfora que indica el comienzo de algo nuevo. En un amanecer todo cambia, algo empieza y siempre hay oportunidades. El sol ya había salido, encandilaban sus fuertes rayos que hacían ver el pasto del jardín con un brillo único. Ya era suficiente, volví a la cama llena de paz y armonía.
-Señorita peace and love ¿Podrías dejar de despertarme a las seis de la mañana? Dormí pésimo por tu culpa-
Se sentó a la mesa junto a nosotros para desayunar.
-Sí claro, por eso roncabas cuando volví-
Reí probando mi café con leche.
-No te banco hoy, no me hables-
Cuando Nicole se levantaba así era insoportable, ignorarla sería lo mejor.
-Mar, hoy con tu papá vamos a salir ¿Venís?-
-Me encantaría, pero tengo mucho que estudiar y tengo ganas de caminar un rato sola-
-Está bien-
Se levantaron ambos de la mesa. Papá me dio un beso en la frente y mamá solo alborotó mi pelo.
-Dejen limpia la cocina-
-Sí má-
Respondimos al unísono y miré a Nikki.
-¿Qué?-
Preguntó de mala gana.
-Que no te soporto cuando te levantás así, pero no me vas a arruinar el día-
Respiré profundo y me levanté a lavar mi taza.
-Tendrías que haber nacido en los sesenta, me estresás-
Se levantó y se fue, dejando todas sus migas y su taza sobre la mesa, que fastidio me daba cuando hacía eso, como si fuese su esclava.
-No soy tu sirvienta nena-
No ganaba nada con quejarme, no iba a darme bolilla, opté por lavar y limpiar antes de buscar mi mochila y salir de la casa.
El frío me abrazó, pero el sol estaba radiante, a lo lejos divisé un carro tirado por caballos que venía muy rápido hacia mí.
-Buen día-
Saludé a Pepe, el veterano de la zona, abuelo, le decimos. Es un señor que sabe y conoce mucho acerca de todo, puede responderte una pregunta de la primera guerra mundial tanto como el último cd de Rihanna. Es querido por todos por acá, por supuesto incluyéndome.
-Buen día señorita ¿A dónde va tan temprano?-
-A caminar don Pepe, voy a buscar algún lugar donde haya solcito para leer y tal vez, si la inspiración llega, escribir algo-
-Me parece bien ¿Te arrimo a algún lado?-
-No no es necesario muchas gracias-
-Entonces adiós señorita, que tenga un buen día-
-Gracias igualmente-
Sonreí y lo ví irse con su carro y sus hermosos caballos. Yo soy la primera en defender a los animales, y me encanta don Pepe porque tiene a sus caballos en perfecto estado.
Empecé a caminar por la Avenida Artigas para llegar directo a la rambla costanera, por donde paso cada mañana para ir a trabajar. Se lo hermoso que es el paisaje pero nunca me cansaría de verlo.
De repente, sin saber el porqué, me puse a pensar que pasaría si yo me fuese de casa. Nose porque me lo cuestioné, pero viendo las hermosas costas de mi querida Colonia se me ocurrió que tal vez sería una buena idea conocer más de mi hermoso país.
Caminando, despacio me enamoré de la idea de poder salir de mi casa a conocer nuevos lugares ¿Porqué no? Soy grande, tengo trabajo, ahorros y ganas, muchas ganas de sentirme libre.
Ví una moto pasar con quien supuse era un hombre que llevaba un gran mochila y sobre de dormir. Indudablemente iba al camping por eso pensé
¿Porqué no empezar por algo cerca? Si podía sobrevivir sola en un camping, que se que lo haría ¿Porqué no? Podría ser el comienzo de un largo viaje por quien sabe donde.
-¿¡Qué!? Decime ¿En que estabas pensando Martina?-
-Mamá no es para tanto, soy mayor de edad, quiero ser independiente y vivir en un camping-
-Hija, eso es anormal, a los camping se va de paseo, te vas a agarrar una pulmonía ahora en invierno-
-Mamá te estoy avisando acerca de la desición que tomé, no es una pregunta-
Jamás le había gritado ni faltado el respeto a mamá por lo que no iba a empezar a hacerlo ahora, por eso me contuve de cualquier loco impulso y me encerré en mi cuarto-
-¿Qué hacés nena?-
Preguntó Nikki tirada desde la cama.
-Te voy a hacer feliz, me voy de casa-
Abrí mi sector del ropero para seleccionar la mejor ropa, lo más útil, necesario y abrigado.
-No sos graciosa, sabelo-
Rió irónica por lo que preferí ignorarla y seguir con lo mío. Eso hasta que mamá abrió la puerta sin previo aviso volviendo a querer frenarme.
-Martina no te podés ir de tu casa a un camping ¿Estás loca? Mirame cuando te hablo-
Pidió al ver que la ignoraba.
-¿Entonces es enserio?-
Preguntó Nikki quedando sentada en la cama con cara de preocupación. Al parecer hasta me tiene cariño.
-Claro que es enserio, solo que mamá no quiere creerlo-
Crucé frente a ella hacia el baño en busca de mi cepillo de dientes y peine.
-Es una locura Martu-
Acotó mi hermana.
-Lo sé-
Dije con tranquilidad y terminé de guardar cosas por lo que cerré la valija y miré a Nicole.
-Pero como nunca salí a hacer locuras con mi familia voy a empezar a hacerlas sola-
Nicole se quedó callada al ver la cara de enojo de mamá.
-¿Es un reclamo?-
Preguntó mi madre.
-No, para nada, estoy diciendo lo que siento y pienso-
Salí del cuarto con la valija.
-Martina vos cruzás esa puerta y no volves a entrar ¿Escuchaste?-
-Que conste que vos lo dijiste-
Me encogí de hombros y salí al frente para subir a mi bicicleta.
-Martina no estoy jugando-
El tono de voz de mamá iba en aumento.
-Yo tampoco má, cuando llegue te hago saber-
Empecé a pedalear dejando mi casa atrás y a mi familia anonadada.
Pensaba una despedida diferente, pero no me dejó opción de que fuera así.
Por eso, dejé caer una lágrima por mi mejilla, pero ya no iba a dar marcha atrás solo pedalearía hacia adelante, en busca de mi vida.
La gente dentro del camping era contada con los dedos de una mano. Tal como dijo mamá, es anormal venir a un camping en invierno, no para mí.
Entré a la recepción siendo atendida por un señor mayor.
-¿En que puedo ayudarla señorita?-
-¿Tiene cabañas disponibles?-
-Sí ¿Con cuantas camas?-
-Solo una-
¿Es para usted?-
-Si-
-Que jovencita-
Exclamó mientras bajo el mostrador buscaba la llave.
-No hay mucha gente ¿No?-
-Alojado no hay nadie, vienen en carpas a pasar el día ¿Que la trae sola por acá? Si se puede saber, claro-
Me entregó la llave, la cabaña número siete, mi favorito.
-Vengo en busca de mi independencia-
Sonreí.
Todavía me sentía un poco mal por como me fuí de casa, mis ojos vidriosos lo dejaban en evidencia.
-¿Puedo hacer algo por usted?-
-Con cobrarme es suficiente-
Pedí sin perder mi amabilidad.
-Por supuesto ¿Cuántos días?-
-Anóteme una semana por ahora-
Me dijo el costo entregué el dinero y me despedí.
-Muchas gracias, hasta luego-
-Adiós señorita, estamos a sus ordenes-
-Gracias-
Dije ya desde afuera y con mi llave en mano subí a la bicicleta en busca de la cabaña siete.
Para mi suerte se encontraba cerca del río, era un lugar alejado y tranquilo solo para mí.
Por fuera parecía una casita de muñecas. Era un quincho con paredes blancas, la puerta y marco de las ventanas en madera oscura. También tenía un pequeño sendero de piedra rodeado por pasto descuidado y quemado por el frío.
Por dentro era más pequeña todavía, al entrar a los lados había dos puertas.
Un el mini baño, con solo inodoro y pileta más las canillas del duchero sin cortina, ni mampara ni nada.
En frente, una cocina y heladera pequeña con un mueble colgante como lacena. Luego, era todo habitación, cama de una plaza contra la pared una mesa con dos sillas y un mantel lleno de polvo al igual que el ropero que era bastante espacioso. Una lámpara en la mesita de luz y a los pies de la cama una televisión radio de esas antiquísimas. Lo primero que hice fue abrir las ventanas. No había pensado en la tierra que podría haber, por lo que no llevé nada para limpiar, no había opción más que pedirle al conserje algo para higienizar mi nuevo hogar.
La valija quedó sobre la cama y decidí esta vez caminar para conocer bien el camino.
Abrí la puerta y sonaron las campanitas que advertían la presencia de alguien.
-Señorita ¿En que la puedo ayudar?-
Era el mismo señor que hace un rato, amable como la primera vez.
-Quería pedirle si no podría prestarme algún producto de limpieza y un trapo. Yo mañana trabajo y voy a comprar todo lo necesario. Pero hoy vine sin nada-
-Pero por supuesto, discúlpeme que no le ofrecí-
-No hay problema-
Sonreí y el señor se perdió tras la cortina de tela. Sentí las campanas nuevamente y voltee a ver.
-Buenas tardes-
-Buenas-
Respondió el muchacho, llevaba una chaqueta de cuero, pantalones con flecos a los lados y un casco en mano. Ojos verdes, pelo castaño y una sonrisa blanca y perfecta.
-¿Sos de por acá?-
Preguntó.
-Si ¿Puedo ayudarte en algo?-
-Tengo que llegar a la iglesia y no tengo idea como-
-Es re fácil, seguís todo por la rambla hasta la avenida General Flores y enseguida te vas a dar cuenta-
-Muchas gracias ¿Hace mucho que vivís acá? Me parece que sabés mucho-
Reí.
-Nací acá y sí, te puedo guiar a cualquier parte de la ciudad. Mi bicicleta y yo la conocemos de memoria-
-Woow, podrías ser mi guía turística-
-Imposible, acabo de llegar al camping y tengo todo desordenado, pero si querés mañana después de las seis podemos vernos-
-Me encantaría-
Justo cuando estábamos cruzando miradas en el mejor momento de la charla aparece el señor con un balde, trapo y productos de limpieza.
-Le agradezco mucho señor-
Agarré las cosas.
-Podés llamarme Cacho, todos por acá me dicen así-
-Soy Martina-
Estiré mi mano con una sonrisa para estrecharla con la de él.
-Y me voy, nos vemos-
Saludé a ambos y salí con el balde hacia mi cabaña nuevamente.
-¡Martina!-
Sentí mi nombre y voltee a ver.
-Rambla costanera, General Flores, es fácil-
Sonreí ya que pensé que se había olvidado.
-No, no es eso-
-¿Entonces?-
-Quería preguntarte si aceptas ir conmigo mañana a la iglesia. Es el casamiento de un amigo, hoy es el último ensayo-
Lo pensé, era raro que un chico me invitase a salir y ni siquiera sabía su nombre.
-Podría aceptar si primero me decís tu nombre-
-Enzo, soy de capital y ando paseando un poco por el país-
-¿Enserio? Yo me fuí de casa porque quiero hacer lo mismo-
-Te llevo a donde quieras-
-No te ofendas pero preferiría conocerte mejor-
-Entiendo ¿Nos vemos mañana? Es a las siete-
-No te prometo nada, si voy te busco-
-Está bien. Ojalá nos veamos denuevo-
Sonrió.
-Sí-
Mordí mi labio inferior demostrando cierta vergüenza que me provocaba estar frente a un chico tan directo como Enzo.
-Adiós-
Saludé y seguí mi rumbo, por supuesto con la cabeza puesta en el hombre que acababa de conocer.
Estaba dejando todo impecable, empecé por lo alto y terminé por el piso que quedó brillante al igual que cada mueble. Cerré las ventanas luego de que todo el polvo salió y admiré mi nuevo hogar.
-Soy independiente-
Sonreí hasta con un poco de emoción. Sentía que al fin comenzaba a vivir mi vida. Pese a eso iba a ser raro no dormir en casa.
Prendí la vieja televisión para sentirme un poco acompañada y decidí llamar a mamá.
-Martina al fin ¿Dónde estás?-
-Hola mamá, estoy bien, quería avisarte eso y que no voy a dormir a casa de hoy en más-
-Hija tu padre también te pide que vuelvas-
-Por favor, no dramaticen estoy bien, alquilé un lugarcito y estoy calentita bajo techo-
-Hasta tu hermana está preocupada, volvé-
-Mamá solo quería avisarte que estoy genial, los quiero mucho, adiós-
No quería ser así de grosera con mi mamá, pero apagué el celular y me metí a la ducha, pese al frío gracias a la limpieza había entrado en calor.
Bajo la ducha pensaba en mi futuro pero solo veía una nube blanca, nose que quiero para mi vida. Creo que viajar y vivir el presente me hará darme cuenta para que soy buena.
Solo demoré unos cinco minutos, me sequé mi largo pelo envolviéndolo en una toalla al igual que mi cuerpo. Comencé a vestirme sin apuro y pensé en que no había comido nada. No tenía secador, por lo que escurrí mi pelo lo más que pude y lo dejé suelto para que se secase.
Salí, cerré con llave y subí a mi bici solo con plata en el bolsillo en busca de algún lugar donde comer.
Pedalee hasta el Hipódromo donde hay un restaurante y que yo supiera era el lugar más cercano. Igual esto sería una excepción, no todos los días viviría a comida de restaurante, fideos, arroz y sopas sería lo más variado de mi menú.
Me puse a pensar en que mi imagen no era la mejor para ir a un lugar así, ví entrar a señoras de vestido y hombres de traje, mientras yo parecía una pordiosera con jeans y championes.
-¿La puedo ayudar en algo señorita?-
-Sí, quería comer algo-
-Ya le traigo-
Dijo dándose la vuelta pero lo frené.
-Espere señor, no vengo a pedir comida, vengo a pagar por cenar-
-Discúlpeme si la ofendí
Se sintió culpable, su voz y mirada lo dejaron en evidencia.
-No se preocupe, no debe ver gente como yo todos los días-
Sonreí para dejarle en claro que todo estaba bien.
-Lo siento pero no la puedo dejar pasar con ese atuendo-
Se lamentó.
-Pero yo estoy por relevar, podemos pasar por la cocina-
-¿Enserio?-
-Si claro. Augusto, mucho gusto-
Estiró su mano.
-Martina-
Sonreí respondiendo al saludo.
Rato después nos encontrábamos en la cocina del enorme Hipódromo.
Hasta la cocina era de lujo. Los pisos y azulejos brillaban, al igual que todas las hoyas y cubiertos.
-La verdad esta cocina no tiene nada que envidiarle el restaurante del hipódromo-
Dije mientras comía una pata de pollo, estaba tentada a agarrarla con la mano pero no quería que Augusto pensase que soy una salvaje. Eso hasta que él lo hizo.
-Si es verdad y podés comer como quieras sin que nadie te mirare raro-
-Exacto-
Sonreí y ahora sin miedo agarré la pata con la mano para terminar de comerla.
-¿Donde vivís?-
Le pregunté.
-Soy de acá, vivo cerca de la iglesia de San Benito ¿Vos?-
-En este momento estoy viviendo en el camping de acá-
-Woow que valiente ¿Y eso porqué? Si se puede saber-
-Por nada en especial, simplemente tenía hambre de independencia y me fuí de casa-
Estaba cenando con un extraño, era el segundo que cruzaba el día de hoy, pero me sentía tan bien que parecía que los conociera de toda la vida.
Terminamos de comer y ya se hacía tarde.
-Llevate esto-
Me dió más comida en una bandeja la cual acepté.
-Gracias te debo una-
-No hay de que-
Sonrió.
-¿Te llevo?-
-No gracias, vine en bici-
-Cierto, bueno te acompaño-
-Dale-
Salimos por la puerta de atrás hasta que nos frenó un señor con mala cara.
-¿Este quien es?-
Le pregunté por lo bajo.
-¿Usted quien es?-
Preguntó el hombre de traje y peinado con gomina hacia atrás.
-Soy...-
-Vino a buscar a trabajo-
Acotó enseguida a Augusto.
-Está bien, venga mañana después de la una-
No me dejó ni responder que ya se había ido.
-Es el jefe-
-Si lo noté ¿Pero porqué le dijiste eso?-
-Porque sino me echaba por entrar con alguien a la cocina-
-¿Pusiste en riesgo tu trabajo por una desconocida?-
Pregunté sorprendida.
-Una desconocida que me cayó muy bien-
-Vos también-
Lo saludé con un beso en la mejilla y monté mi bicicleta.
-Gracias por todo-
-¿Nos vemos mañana?-
Preguntó.
-Sí, después de la una-
Sonreí y comencé a pedalear rumbo al camping.
Por las noches se volvía más frío y el viento soplaba fuerte por la rambla.
Siempre a lo lejos se veía alguna luz de barcos o boyas que hacían reflejo en el agua volviéndolo un paisaje mágico.
Llegué a “casa” lavé mis manos, dientes y me acosté sobre el colchón.
Tapé mi cuerpo con ropa porque no había llevado sábanas. Entre pensamientos y reflexiones nose a que hora pero me quedé dormida.
Hola personita :aah: ¿Cómo vas? Yo aquí, enamorada de tu capítuloo lo que sea que me mandaste...es hermoso *0* estas audicionando.
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
Me he enamoradoBlondie. escribió:Niall Horan + La prostituta | taissa farmiga |Jade Morris.
- +:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]me gusto la idea, besos jo.
- Capitulo | en la mañana | original.:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El cigarro era parte de ella, no le preocupaba nada ya. Las razones por la cuales vivir se fueron cuando la única familiar que la quería se había ido de su lado, Marta, su abuela materna. Sus padres siempre dijeron que María era muy despreocupada pero, ella siempre lo tomaba igual, no iba influir en su vida los comentarios de sus padres. Pero si, influyo, ahora ella esclava de su trabajo (el cual no le gusta para nada) seria profesora pero, por suerte no de alumnos de primaria aún peor de secundaria. Donde ahí estudia su sobrina Katerine de 17 años, fumadora. Aveces pensó que el fumar es hereditario, como su abuelo también lo fue, y que hablar de su hermano (fallecido por eso), nunca se preocupo por eso, hasta hoy.—¿Quien es? —Dijo María a su madre, ya en la cocina.
—¿Para quien es? —pregunto el joven de unos 25 años aproximadamente.
—Para mi —dijo y succiono una vez más el cigarrillo, le sonrió de tal manera que al chico le causo escalofrió, el sonrió un poco.
—No es muy pronto —dijo el chico y ella lo miro, su mirada da mucho miedo esos ojos color celeste, casi grises.
—Dentro de un mes me veras acá —dijo sin más.
—Si usted se va suicidar, se puede ir yendo de acá —dijo el chico, ella rodó los ojos y salió de ahí, miro para ambos lados. Que podría hacer, este era el ultimo velatorio y ya nadie le aceptaba. Como se iba suicidar, seria estúpido. Fue llendo por las calles de buenos aires, mucha gente pasaba de un lado a otro, uno que otro "cumbiero" que la miraba, y las madres con sus hijos pasaban por su lado, ella antes con solo ver una familia, rompía en llanto, ahora no. Su cuarto cigarro del día habia sido interrumpido por la canción de Radiohead, contesto sin ver quien era.
—Hola —dijo y succiono nuevamente el cigarro.
—Hija...—suspiro ella.— Hoy es el cumpleaños de Rosa
—Mamá se que lo es —mintió, era su hermana menor y no sabia su cumpleaños, hasta ahora.—Justo ahora le estoy comprando un regalo.
Paro delante de una vidriería y vio, era perfecto para su hermana.
—Bueno hija, la reunión sera a las ocho te esperamos —dijo y abrió la puerta de aquella tienda.
—Nos vemos mamá —dijo y colgó.[...]Era casi las ocho y aún no venia el colectivo. Para vivir en capital, y que tu familia viva en provincia, es feo. Pero todo sea por Rosa. Y otra vez sonó el teléfono "Mamá" no contesto, sabía que me regañaría. Otra vez.—Mamá ya estoy por llegar —dijo sin más.—Hola Mari —dijo su dulce y joven voz.
—Perdón rosa, pensé que era mamá —dijo y levante mi mano para que el colectivo parara. Subí.—1,50 —le dije al del colectivo, pase la tarjeta y me adentre al colectivo, ningún asiento libre.—Son más de las ocho, Mari —dijo rosa.—El colectivo no llegaba, te va gustar mi regalo —dijo, se maldijo a si misma por lo que acaba de decir.—Mari... gracias, yo también te tengo una sorpresa —dijo y colgó.Toco el botón que indicaba que tenia que bajar, paso su esquina y enojada bajo, tenia que caminar una cuadra más, eso tacos le estaban haciendo daño, a lo lejos veía su casa, pintada de celeste, sonrió.
Oscuro, mientra auto tras auto pasábamos y ya faltaba poco para que llegara a su antigua casa. Se arreglo el vestido que se había puesto, regalo de su hermana más menor, de Lucia.
Fue corriendo como antes lo hacia, luego se tranquilizo, sus pies no daban más. Toco el timbre de su casa, no espero poco, ya que su hermana menor, fue rápido a recibirle. Vio que en la puerta había un chico de casi la misma edad que Rosa.
—Por fin llegas —dijo como madre hacia su hija.
—Perdón —dijo y luego la abrazo.—Feliz cumple rosita, ten.
—Mari, no me digas rosita —dijo como nena, bueno en si es una nena todavía, 23 años.
Cuando abrió su regalo, empezó a chillar, mientras María entraba a la casa, el joven estaba con sus padres de ellas. De las hermanas Lepori. Si, si sus abuelos son o eran italianos. Al poco tiempo de estar acá, ya tuvieron las costumbres argentinas.
—Es el novio, nos quieren dar una noticia —dijo la madre agarrando la comida.
—Espero que no este embarazada —susurro.
Podría ser egoísta, muy egoísta. Tomo agua y salió a la sala, la pareja estaba muy cariñosa, lo que odiaba María. Pero bueno, sonrió y se sentó a lado de su padre, Sergio.
—Pequeña —dijo y beso su mejilla.
—Papá —lo regaño, mientras le sonrió.
—Mari, el es Alberto, mi novio —sonrió, enamorada, «Que bien» pensó maría. El estrecho su mano y ella también.
—Bueno ya que Mari está acá, lo que queríamos decirles —Rosa miro a Alberto, emocionada. María pensaba «Que no este embarazada porque si no me voy»
—Alberto me pidió matrimonio —dijo feliz, su madre fue a abrazarla y su padre a alberto. María se quedo viendo esa escena sin ninguna emoción pero, estaba feliz, aunque no lo demostraba.
—María no le vas a decir algo a Rosa y Alberto —dijo su madre.
—Felicidades —dijo levantando su bebida y sonrió.
Su hermana se casaría primero. Lucia la miro, ella era la ultimo y casi siempre era "la invisible" pero, no para María.
—Mamá —dijo y su madre la miro.
—¿Si? —dijo y sonrió.
—Puede lucia ir a mi casa —dijo y lucia sonrió.
—Claro pero, tráela el domingo —dijo y lucia sonrió.
Seria un poco loco pero, su hermana menor, la entendía. Para tener 16 y 28 años, se llevan bien.
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
Estas audicionando mi amor :shimi: ese capi me ha enamorado, y tu tambien..Danni. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Amé la idea así que aquí voy:
Logan Lerman – La madre soltera / Jennifer Houffereg // Hilary Duff.
Este personaje no tenía nombre u_u Así que le puse ese u_u
- Capítulo:
Al parecer mi mayor miedo está comenzando a volverse real, cómo si me hubiera metido a la película del exorcista en el momento en que la chica da vuelta la cabeza y se vuelve loca. Cada vez que veía al muchacho frente a mí me imaginaba a Niall, su sonrisa, sus voz, su...todo de él. Era tan injusto.
— ¿Sucede algo? —Susurró sensualmente en mi oído el chico, ¿cómo era que se llamaba?
— Nada —Fingí una sonrisa y seguí bailando muy apegada a él, con movimientos sexys, subiendo y bajando mis caderas. Si Horan podía divertirse con putitas, pues yo también lo haría, obviamente con chicos. Malpensados.
Seguí bailando un rato más, hasta que le dije al chico -aún no sabía cómo se llamaba, o quizás me dijo su nombre pero no lo recordaba- que estaba cansada e iría a tomar algo al bar.
— ¿Todo bien? —Me preguntó Alex cuando llegué con un rostro cansado.
— ¿En verdad quieres saber? —Le dije dándole un gran sorbo a algo que Alex me había servido.
— Suéltalo, nena.
Reí, adoraba cuando parecía una chica queriendo saber lo que le pasaba a su amiga.
— No te vayas a desmayar ni a empezar a gritar, por favor —Le dije cómo ruego— Cada vez que estoy con un chico, cualquiera, me imagino al rubio ese —Solté alfo rápido.
Alex tan solo me miró con una sonrisa, ¿acaso no iba a molestarme ni nada por el estilo?
— ¿No me dirás nada? —Pregunté algo sorprendida, se suponía que el sorprendido debía ser él.
— ¿Qué te debería decir?
— No lo sé —Dije bajito.
— Ya lo sabía, Megan. Supongo que la única que no se daba cuenta eras tú —Dijo Alex limpiando una gran copa.
— Claro que me daba cuenta, pero, no quiero. Desde el fondo de mi corazón, no quiero enamorarme de nadie, menos de Horan —Dije algo dolida.
— Megan, escucha, no elegimos de quién enamorarnos, simplemente sucede.
— ¿Me quieres dar un Sea Breeze? —Dije tratando de evitar lo que me había dicho.
— No olvides lo que te dije —Dijo, para luego darse la vuelta y empezar a preparar el trago.
Suspiré frustrada, ¿cómo lo miraría luego de lo ridícula que fui? Solo a mí se me ocurría besar a mi asistente para darle celos al rubio, lo peor de todo es que hace 10 minutos atrás Cameron me llamó para salir mañana, no quería hacerle ilusiones al pobre, él no tenía porque pagar por mis pendejadas.
— ¡Hey! —Me gritó alguien atrás.
Voltee y vi a un chico de pelo castaño y ojos grises, se me hacía muy familiar, pero no podía recordar en dónde lo había visto.
— Hola —Saludé con una sonrisa.
— Megan, ¿me recuerdas? —Preguntó el chico sentándose a mi lado.
Lo miré y negué, él solo sonrió triste.
— Nos presentaron hace mucho tiempo atrás, en la empresa de tu padre.
— ¿Eres algún empleado de él? —Pregunté aún sin saber quién era el chico, muy guapo para agregar.
— No —Dijo— Veo que tienes mala memoria —Dijo con una sonrisa algo burlona.
— Soy cómo Dory —Dije, para luego reírnos ambos.
— Desde que tienes 15 años tienes una promesa con tu padre ¿recuerdas? He venido a cumplir esa promesa —Dijo serio.
¿Promesa? ¿De qué promesa me hablaba?
—Quiero estudiar fotografía —Dije entrando a la oficina de mi padre.
— Claro que no, mi hija no estudiará una carrera para vagabundos, que no le traiga dinero ni prestigio —Dijo escribiendo en su computadora.
— No joderás mi vida solo porque la tuya sea una mierda —Dije cansada de que siempre tratara de controlar mi vida.
— ¡Ten más respeto! Tú trabajarás conmigo aquí—Gritó furioso.
Ambos empezamos una batalla de miradas, en donde él me rebatía y yo le contestaba.
— Haremos esto —Dijo algo más calmado, mientras veía unos papeles— Estudiarás fotografía, si prometes casarte con el hijo de un socio, ¿de acuerdo?
— Claro —Dije tan solo escuchando la parte de "estudiarás fotografía", lo demás fue bla bla bla.
{...}
— Hija, él es Nathanael Princeston, hijo de mi mayor socio —Dijo mi padre, poniéndome en frente a un muchacho un poco más alto que yo, con el cabello castaño y ojos grises— Nathanael, ella es mi hija, Megan Hennessey.
— Mucho gusto —Dijo el chico con una sonrisa sincera, mientras que delicadamente tomó mi mano y la besó.
— Igualmente —Dije cortésmente, sabía que si decía alguna tontería mi padre me mataría.
Mi padre hablaba con el padre de Nathan, se estrecharon la mano y padre e hijo salieron del salón con una sonrisa.
— Ya lo recuerdo —Dije algo mareada por el alcohol— ¿Vienes para casarte conmigo?
— Así es —Dijo algo avergonzado, pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
¿Quién pensaría que yo, Megan Hennessey estaría casada? Las chicas nunca me creerán cuando les cuente, hablando de ellas, ¿dónde mierda estaban?
— Tu padre me dijo que fueras mañana a las nueve a su oficina, para ver el asunto de la boda —Dijo ahora más seguro.
Al menos tenía una excusa para zafarme de Cameron.
— Está bien —Dije.
— Escucha, Megan —Dijo tomando mis manos, haciendo que lo mirara a los ojos— No quiero que te sientas mal, ni encerrada, pero quiero que seamos amigos, pasaremos toda una vida juntos —Dijo para hacer gracia, lo cual logró.
— Creo que si me casaré debo conocer a mi esposo, ¿no? —Dije, a lo que ambos reímos.
— ¿Te casarás? —Preguntó una voz atrás de mí.
Mierda. Mierda. Mierda. Niall estaba detrás de nosotros con rostro confundido y sorprendido.
— ¿Quién es él? —Preguntaron Niall y Nathan al mismo tiempo, mirándose desafiantes.
{...}
Me encontraba en la entrada de la gran empresa "Génesis&Asociados", la empresa de mi padre. Nunca me gustó mucho el ambiente frío y casi desolado de aquel lugar, pero admitía que el edificio era más que bonito, hecho completamente de cristal.
— Buenas días, señorita Hennessey —Dijo Caroline, la recepcionista— Su padre la espera en su oficina, acaba de salir de una junta con los empresarios suecos.
Le agradecí y subí al último piso, en el camino me encontré con algunos empleados, los cuales me hacían una pequeña reverencia. Odio que el las personas hagan eso, yo no era una diosa o algo por el estilo, tan solo era la hija de su jefe.
— ¡Hola! —Saludé a mi padre feliz en cuanto entré a su oficina, había ignorado a la secretaria que me había dicho que estaba ocupado.
— Luego te llamo —Dijo para cortar el teléfono— Hija, hace mucho que no te veía —Dijo ahora abrazándome.
Sentí cómo alguien tocó la puerta, ambos nos separamos para recibir al padre de Nathan y al recién nombrado.
— Hola, Fredd —Dijo mi futuro suegro. Reí internamente— Hola Megan, espero que no hayas olvidado a tu futuro suegro, Stan.
— Claro que no, señor Princeston —Dije educadamente estrechando su mano.
— Tan solo dime Stan —Dijo para luego tomar asiento en uno de los sofás que habían en la oficina.
Vi cómo mi padre se sentaba junto a Stan luego de saludar a Nathan, este se acercó a mí con una sonrisa y me saludó.
— ¿Tu amiga está mejor? —Me preguntó.
Recordé que ayer, cuando Niall preguntó quién era Nathan y viceversa, llegó Sian, diciéndome que Zoey se sentía cansada. Recordé que tenía un bebé, por lo que le dije a los chicos que ella estaba embaraza y me dirigí a donde estaban las chicas junto a Sian, no sin antes despedirme de ambos.
Hablando de mis amigas, ayer las abandoné rápido, ya que había recordado ir a buscar unas cosas, no sin antes de que Sian me mirara pidiendo una explicación. Tendría que contarles mucho.
— Mucho mejor, gracias —Dije devolviéndole la sonrisa.
— Bien, empecemos con los preparativos —Dijo mi padre.
Este será un largo día.
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
Audicionando mami :aah: Ahora dame galletitas.Sky. escribió:He Llegado
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Adore la idea, asi que participare, no se por quien
me gusto la idea de la madre soltera, y se parece levemente a lo de la animadora que había pensado en tu otra enecé, solo que sin la hija
Ahi va:
Grant Gustin. – La madre soltera / Skyler Rickson / Dianna Agron(?.
- Escrito:
Shooting Star
Las estrellas, aquellas hermosas luces brillantes que permanecen en el cielo cuando éste está oscuro. Aquellas que pueden llegar a significar demasiado para una persona, esas que cuando pequeños nos asombran de sobremanera.
Estaban a punto de dar las dos de la mañana en Nueva York y cierto chico de cabellos rizados se encontraba caminando por el enorme Central Park. Su respiración se notaba agitaba, él estaba cansado.
—¿Dónde rayos estas?—se preguntó a si mismo mientras su vista se dirigía de un lado a otro tratando de encontrar a alguien.
Así se encontraba desde hacía ya casi tres horas, buscando en varios lugares a cierta chica de cabellos color café oscuro, casi negros, más no había tenido éxito alguno.
Cierta parte de él le decía que ya había sido suficiente, que dejara las cosas como estaban, que no la siguiera buscando y que fuera a descansar cómodamente a su departamento, pero otra parte de él, que era aún más fuerte, le decía que debía seguir buscando.
Sus pasos se dirigieron a uno de los árboles que estaban cerca y se recargo en él para después dar un largo suspiro mirando el pasto que yacía debajo de sus pies.
Giró en torno al enorme árbol, se le hacía conocida esa parte de Central Park.
Alzó su vista y una enorme sonrisa se formó en su rostro. Ahí estaba ella, sentada cómodamente en el pasto, tranquila, su mirada estaba en el cielo y la luz de la luna hacia que sus cabellos se vieran un poco más claros, fijamente observando las estrellas, pareciera que ni siquiera había notado la presencia del chico de ojos verdes.
El castaño se fue acercando lentamente a ella, tratando de no hacer ruido alguno, llegó a estar casi a un metro y medio de ella, sonrió aún más.
—Tardaste en encontrarme. Tonto.—susurró en tono divertido la chica.
—Lo siento. Jamás me imaginé que estarías… aquí.—suspiró y se sentó a lado de ella— Ellie, yo…
—No tienes que decir nada Harry, está bien.—sonrió la chica aún sin mirarlo.
Harry Styles y Elizabeth Parks, se habían conocido hace ya algún tiempo, justamente en ese mismo lugar, y en ese mismo lugar, hace dos meses Harry le había pedido a la de cabellos negros que le diera una oportunidad.
¿Quién diría que el pequeño Boris, el perro de uno de sus mejores amigos haría que ellos se conocieran? De hecho, Harry no se llevaba muy bien con él antes de ello, y ahora amaba a los perros. Pequeños accidentes que se vuelven en grandes memorias.
La razón del porque estaba la chica ahí era simple, hace algunas horas habían tenido una “pequeña” discusión por problemas de los celos de él. Nada nuevo y nada en especial, por así decirlo era algo “normal”.
—No está bien.—se regañó Harry a si mismo llamando la atención de Ellie— Te diré esto de una vez por todas Ellie.
—¿Qué cosa?—preguntó nerviosa la chica.
—¡Que te quiero! ¡Demonios!—gritó Styles y los ojos verdes azulados de la chica se abrieron abruptamente, él nunca le había dicho tal cosa, más bien, él nunca decía esas dos palabras, Harry era el típico casanova que sólo estaba contigo por unos días y después se olvidaba completamente de ti — Si, te quiero y soy un idiota porque soy de esa clase de personas que nunca sabe como expresarse, de esas personas que no podemos decir tan facilmente lo que sentimos. Y si, igual sé que muchas veces puedo ser un completo patán, puedo ser muy celoso, soy un molesto de primera. Tengo miles de defectos Ellie, lo sé.—tomó una gran cantidad de aire y un sonrojo pasó por las mejillas de ambos— Pero esto es cierto, te quiero, y quiero que sepas que lo digo en serio, puede que sea lo único que en verdad sepa en estos momentos y es lo único que me importa ahora.
—Harry…—dijo Ellie, no sabía que responderle, no sabía como reaccionar pero una sonrisa tierna se formó en sus labios— Yo igual te quiero, tonto.
Y aquella simple respuesta de parte de Ellie había hecho que Harry sonriera y se abalanzara encima de ella, dándole un largo y tierno beso en los labios, el cual fue correspondido dulcemente, ambos rieron y se separaron un poco, sus frentes aun chocaban.
—¿Sabes qué yo igual soy celosa?—el de cabellos rizados asintió sonriente, le encantaba ver celosa a su chica, porque si, para él, ella era suya— Bueno, pues te lo hago saber de nuevo.
—Bueno, ¿te he dicho que odio a todos los chicos que están detrás de ti? ¿Si? —ella asintió divertida— Bueno, pues te lo repito. Odio a los que te hablan, te mandan mensajes, llegan a comentar en tus fotos o en tus cosas. A todos.— habló seriamente— Pero quiero que sepas algo aún mas importante.
—¿Qué cosa?—inquirió curiosa la chica siendo abrazada por Harry.
—Que me alegra haberte conocido.—sonrió y dio un pequeño beso en la frente de ella.
—Me alegra que Boris te haya hecho caer en el pasto.—rió y Harry igual lo hizo.
—A mi me alegra que tu te hubieras preocupado por un desconocido al que el perro de su amigo hizo correr como un idiota.—sonrió y alzó su mirada, encontrándose con el cielo, lleno de estrellas, esa noche estaba siendo hermosa—Hagamos algo.—volvió a llamar la atención de la chica y sus miradas chocaron— Nosotros estaremos juntos, hasta el día que se acaben las estrellas.—
Ella alzó la mirada y sonrió, se acercó lentamente a él y deposito un corto beso en los labios de él.
—Hasta que se acaben las estrellas, Harry.— ambos sonrieron.
Ahora ahí se encontraban los dos, juntos, observando las estrellas, las cuales ahora, tendrían un gran significado para ambos. Porque pequeños momentos, pequeños detalles, se convierten en grandes recuerdos y son aquellos, los que mas recordamos con los años. Y de algo estaba seguro el chico de ojos verdes, no dejaría ir a Ellie tan facilmente, mas bien, nunca lo haría porque como ya había dicho y prometido, ellos estarían juntos hasta que se acabaran las estrellas.
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
No vayan tantas por Niall, perras. Ahí esta Liam, cojan a Liam
Ledger.
Re: His bed {cerradas, resultados puestos}
Ahora te dejo mi ficha
Última edición por carlota malik el Lun 21 Oct 2013, 10:00 am, editado 2 veces
carlota malik
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