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Hola, eh leido tu historia y dejame decirte que esta muy interesante me gusta mucho y mas por que pones que ahora la chica no sera la rechazada si no al reves ella sera la que lo rechace akshbdjas me encanta por que en las historias comunmente ponen a la chica como la indefensa y deprimida por que el chico no la acepta y me gusta que las escritoras cambien aunque sea una vez este tipo de situaciones, asi que espero que continues con la historia estare atenta a tu actualizacion, Suerte!

Tuve que pellizcarme un par de veces cuando Lisa se paró frente a unas gigantescas rejas que resguardaban una mansión. 
Bueno, tal vez no una mansión pero sí era enorme la casa. 
En el porche habían dos carros estacionado: un Lexus azul marino y un Porsche amarillo.  Cercano al porche se encontraba una pequeña cancha de basquetball, donde también se encontraban dos porterias de football y tirado por el césped había un freesbee, pelotas de varios otros deportes y un ¿mapeador? Huh... raros son los amigos de mi madre. 
-¿Te gusta la casa Julieta?
-Es preciosa. -tragué saliva. ¿Casa? ¡Cada vez estoy más segura de que es una mansión!
Lisa se detuvo con un mal estacionado. Santo cielo ¿Tan enorme es su porche? ¡Es una mansión! No me engañaban mis ojos. 
-Oh ¡Un día emocionante! -Lisa habló al ver los carros. Le resté importancia y esperé pacientemente para bajar mis cosas. 
Lisa presionó un botón desde su juego de llaves y la cajuela se abrió. Tomé lo mío. Cuatro maletas negras, dos maletas de mano rosadas, mi bolso/mochila y mi madre tenía mi guitarra. Todo bien. 
Lisa me ayudó con dos maletas negras y subí las rosadas en las otras dos restantes. Las pertenencias de mi madre consistian en su necesér y una maleta de mano azul, lo demás había llegado hace un par de días para no viajar más pesado.
-¡Já! -Lisa me asustó al llegar a la puerta principal- Dos horas antes del desayuno. -sacó una llava de su bolsa. Abrió la puerta empujandola dándonos entrada a mi madre y a mi.

Cuando digo que casi me da un infarto es porque casi me da un infarto.  ¿Se imaginan como sería una casa con todo lo que tiene el canal de ventas para promocionar? Así se veía la casa de Lisa y más. No juego. 
Al entrar tenías a tu derecha unas escaleras enormes color beige...bueno, toda la casa es color beige. Los sillones estaban un poco más retirados pero aún así ¡Su sala de estar es preciosa! Tenía una televisión de pantalla plasma, tres consolas de videojuegos, DVD, BlueRay y un mueble lleno de películas y juegos.
-Santo cielo...-murmuré y recibí un codazo por parte de Joanne. 
-¿Te gusta? Espera a que veas tu habitación que yo la decoré. Esto es obra de Logan. Si quieres le pido que quite esto, si te hace sentir mejor.
-Hmm. Julieta ama esas cosas, se ha de sentir en el paraíso. 
-Oh, entonces hice bien en no quitarlas. Joanne, descansa en los sillones, iré a enseñarle a Julieta su nueva habitación. -No le tuvieron que decir dos veces y se acostó en el sillón. Cuando quise decir algo mi madre ya estaba insconsiente. 
Bufé y me agaché para tomar las maletas. Lisa nuevamente tomó dos y yo subí las cuatro restantes. 
Las escaleras beige no me daban confianza, tenía que ver mis pies cada paso que intentaba dar para no irme de bruces al suelo. Finalmente Lisa me tendió una mano y la acepté impulsandome para arriba y dejas las maletas en el segundo piso. 
-No creí que fueran tan pesadas -tomé una bocanada de aire y continué con el trayecto.
Lisa comenzó a darme un pequeño tour. Al fondo a la derecha estaba el baño, enfrente este estaba su habitación, la cual a lado de esta estaba la de su hijo, después estaban dos habitaciones de huéspedes. Me dirigí a la más cercana y tomé el pomo pero Lisa fingió toser. 
-Julieta, esa es de huéspedes. Ven. -sonrió y la seguí. 
Dos puertas después del baño Lisa se detuvo. Abrió la segunda que, estaba frente a la de su hijo y un cielo purpura apareció. 
El ventanal era enorme y perfecto. Podía ver el patio, el jardín y un poco más allá de los terrenos de esta casa. Miré dentro de la habitación nuevamente. Una cama me esperaba en la esquina, con sábanas blancas y lirios como estampa. Encima de la cama había al menos cinco peluches. Muebles blancos decoraban la habitación: Un tocador, una mesita de noche, a un lado de mi cama, un librero con unos cuantos peluches más y después una puerta blanca. Lisa se acercó y la abrió dejándome ver un armario mucho más grande que el que tenía en casa.
-Cielo santo...-dejé que las maletas se delizaran de mi mano y no lloré de emoción porque me veo ridícula llorando.
-¿Acerté a la decoración? -asentí. Lisa estaba más emocionada que yo y no me sorprendería si se diera unas palmadas en su espalda. 


Una voz se hace presente. Es como un arrullo, después me doy cuenta que son palabras que no me dan ningún significado. La voz va aumentando y lo que escucho es mi nombre. Julieta. Julieta. Julieta.
Intenté abrir mis ojos pero mis parpados se sentían pesados y me costó trabajo abrir un ojo. 
-Despieeeerta... dulce amor de mi vii-ida
¿Qué? 
Me senté en un solo movimiento. Fue mala idea. La habitación comenzó a dar vueltas y tuve que volver a cerrar los ojos. 
-Julieta, vamos. El desayuno está listo -mi madre habló y sentí una sonrisa de su parte.
-¿Estabas cantando? 
-No, te han traído serenata. 
Ignoré lo que dijo y me levanté. Seguramente tenía el cabello desarreglado y no me importó. Mi mamá salió primero dandole una mirada a la habitación frente a la mía. La puerta estaba entreabierta pero ignoro la razón. 
Bajé las escaleras con cuidado y pegada a la pared, como si pudiera agarrarme de ella si caía. 
-Lisa, mi hija por fin despertó. -anunció mi madre al poner un pie en el último escalón. Escuché la risa de Lisa. -Los chicos estaban despiertos.
¿Chicos?
-Vale, ahorita yo les llamo. 
Cuando yo bajaba Lisa subía casi corriendo. Suspiré y seguí mi camino a donde quiera que estuviese el comedor. 
-Cariño, en la cocina 
Claro, como sé donde está la cocina. Lo único que hice después de que me mostraran mi habitación fue probar que tan cómoda era la cama. 
En uno de los sillones mi guitarra descansaba y recordé que tenía que ir a subirla. Me detuve unos instantes decidiendo si lo hacía ahorita o después. 
-Juls... 
Después. 
Seguí el aroma a Hotcakes recién hechos y llegué a la cocina. Dentro de esta estaba una mesa con seis sillas. Había cinco platos, con cinco juegos de cubiertos y cinco vasos con jugo de naranja. 
Mi madre estaba frente a la estufa dandole una última vuelta a un panqueque y después lo puso sobre una montaña de Hotcakes. 
-¿Estuvo bien tu siesta?
-Bastante...creí que era otro día. -Me estiré. -¿Puedeo lavarme las manos en el fregadero? 
Joanne asintió y me acerqué a él. Abrí la llave y empezaron las pisadas cercanas. Escuché risas en tonos graves y una reprimienda que solo podía ser la voz de Lisa. Arrastraron sillas y se dejaron caer. Cerré la llave y tomé un trapo para secarme las manos.
Entonces alguien pone su mano en mi hombro y me hala hacia sí. Entendí que había sido mi madre, y no entendí porqué. Estaba a su costado y después levantó la cabeza. Suspiré y miré enfrente. 
Oh. Entendí. 
Un rubio de ojos castaños y un pelinegro de ojos azules nos miraban a mi madre y a mi con una sonrisa complice, como si acabaran de jugar una broma. Me giré para ver a mi madre quien tenía la misma sonrisa. Alcé la cejas.
-¿A quienes presento primero? -El rubio le respondió a Lisa señalandonos. - Bien, chicos... Ella es Joanne y su hija Julieta. Ellos son mi hijo Logan -el pelinegro amplió un poco su sonrisa- y su amigo Dean -el rubio levantó la mano como saludo. -¿Ya quieren desayunar? 

Me senté frente al pelinegro, a un lado de mi mamá. Lisa se sentó en la cabeza de la mesa y había un silencio sepulcral. 
-Erm... Julieta -comenzó Lisa- ¿Estás en la escuela? -Asentí mientras me metía un trozo de comida. -¿Que piensas estudiar en la Universidad?
-No tengo idea -tomé un trago de leche - pero mientras tenga que ver con arte, estoy bien. 
-¡Maravilloso! Igual que Jonathan ¿No es así? -voltea a ver a mi madre. 
Lo olvidé. Jonathan, Joanne y Julieta. Vaya, la idea de las iniciales viene de amigos. 
Alcé las cejas mientras me metía un pedazo de panqueque a la boca y sentí los ojos de mi madre taladrandome. 
-Julieta es muy parecida a su padre -mencionó mamá. Dejó salir un suspiro.
Me incomodé. Jamás he visto una foto de él. No me interesa mucho. 
Continué comiendo aún con la sensación de incomodidad. Podía ver por el rabillo del ojo las miradas que me dedicaban no solo Lisa y mi madre, el look a like de Harry Potter y Ron Weasley rubio también. 
Dejé poco menos de la mitad de lo que me habían servido y empujé un poco el plato.
-Estoy llena -le sonreí a mi madre. 
-No debiste comer los dulces, Juls.
-Tenía hambre -fruncí el ceño. 
Me levanté de la mesa e hice una sonrisa con los labios apretados. Comencé a caminar y recordé mi guitarra abandonada cuando me volvieron a llamar:
-Juelieta, aquí ahora.
Rodé los ojos y con pisotones di media vuelta. 
-Mmm.
-¿Cómo se dice? -Santo cielo, lo está disfrutando. Lo está haciendo a propósito. ¡Traidora!
-Mande 
-El plato. 
-¿Qué se supone que haga con la comida? 
-Puedes tirarla, cariño -me dice Lisa con una sonrisa tímida. Torcí la boca y volví a mirar el plato. Bueno, no es mucho después de todo.
Me senté de nuevo, tomé el tenedor y poco a poco terminé lo que había dejado en él dejando mi estómago a un pedazo de reventar. Lisa, Harry y Ron rubio me miraron sin entender y mi madre sonreía satisfecha. Lavé el plato y lo dejé en el fregadero.
-Con su permiso. -murmuré antes de que vomitara ahí mismo. 
* * *
Qué importa.
Desconecté el teléfono del cargador y lo encendí. Ya tenía media batería cargada y me era suficiente para hablarle a Tasha. Mordí mi labio inferior mientras esperaba y pocos segundos después el molesto ruido del telefono retumbó por toda la habitación.
Sería poco más de medio día y la luz entraba perfectamente por el ventanal. Lisa se ha pasado con esta habitación. Sonreí para mis adentros y me encontré a mi misma admirando lo que por dos meses sería mi santuario. 
El teléfono ya estaba en la pantalla de inicio y busqué rápidamente el nombre de mi mejor amiga. Toqué su nombre y después el teléfono verde para que iniciara la llamada. 
Comencé a caminar de un lado a otro y tomé un conejo blanco que estaba en el tocador. Lo tenía de las orejas y lo balanceaba de un lado a otro. 
Tasha contestó al cuarto pitido.
-Desgraciada. 
-También te extraño.
-Ojala te quemes con el sol
-Un niño me molestó en el camión. 
-Espero que no conozcas chicos guapos. -la imaginé frunciendo el ceño.
-Bueno, tenía pensado presentarte al hijo de la amiga de mi mamá pero como veo que me tienes tanto amor...
-¡Te amo Juls! No sabes cuanto te extraño
-Convenenciera.
-Resentida.
-Te extraño.
-Yo más.

Natasha es mi mejor amiga de todo el tiempo. Cuando me dijo que se metería en mi maleta no fue tan literal...simplemente me llenó una parte con sus fotos y en una, supongo que es recienete, tenía un cartel que llevaba escrito "Ojala no regreses". Cuando abrí la maleta no pude hacer más que reír y sonreír como idiota. 
-¿Podrías concederme un último deseo?
-Eres una reina del drama.
-¿Podrías tocar para mi? Mi canción favorita, por favor.
Dejé salir un largo suspiro y fruncí los labios. No creo que moleste a alguien.
-Espera un segundo... Listo, tengo la guitarra... ¿La deprimente o la alegre?
-Oscura como mi alma...
-Imbécil, ya enserio. 
-¡Soooom..!
-Vale.
-Pero cantala -imaginé que a Tasha le salia cola y cuernos mientras se frotaba sus nuevas manos rojas.
Rodé los ojos. Dejé el telefono de lado y escuché del otro lado un grito pero no entendí que dijo.
-Me tienes que amar después de esto. -dije lo suficientemente alto para que me lograra escuchar.

Entendía perfectamente porque amaba esa canción. Natasha soñaba con el mundo perfecto y lo añoraba. Deseaba que llegara en ese preciso momento pues su vida no es mejor que la mia. 
Sé que ella llora cuando la escucha, al igual que su canción deprimente favorita. Es una combinación de felicidad y triste. Solo pocos conocemos a las dos Natashas y estoy agradecida de hacerlo. 
No perdió a ningún miembro de su familia. Jamás la tuvo. 
Cuando Natasha nació su madre la entregó a su abuela al instante y decidió borrarla de su vida. Ella creyó que sus padres habían muerto y hasta hace un par de años regresaron con la idea de parecer una familia. Por supuesto que es una gran mentira. La dejan sola todo el tiempo y esa es la razón por la que, practicamente, vive conmigo. Y después de dejarla sola sus padres creen tener el  derecho de ponerle las manos encima. Mi madre estuvo a punto de pedir su custodia.
-¿Feliz? -pregunté al terminar la canción
-Más que eso -escuché como sorbió por la nariz. -Tienes una hermosa voz y un increíble talento musical
-Deja de echarme flores. Solo es practica... La practica hace al maest-
Y mi teléfono se apagó. 
No estaba tan cargado después de todo.
Dejé la guitarra de lado y conecté de nuevo el teléfono. 
Si no volvería a ver a mi familia hasta dentro de dos meses... creo que será mejor que pase el mayor tiempo posible con ella.
Salí de mi paraíso purpura tarareando aún la canción. Sentía la presión de las cuerdas en mis dedos y seguro que debían de estar rojos. 
Salté los escalones y di una vuelta al final. Me giré moviendo mi cabello y vi que tenía público.
-Tienes que pasarnos el vídeo de la canción. -dijo Ron Weasley rubio. -¡Fue asombroso!
OhporDios.
-¿Se escuchó hasta acá? -sentí mis mejillas arder. 
-Fue precioso Julie -me dice mi madre. Volteo a verla y tiene una sonrisa de oreja a oreja. -¿Has hablado con Natasha? -asentí con una sonrisa tímida. Me acerqué a ella y me senté a su lado en el sillón grande. Harry y Ron estaban sentados en unos puff frente a los videojuegos y Lisa estaba caminando de un lado a otro con el teléfono pegado a la oreja. -¿Por eso ha sido la canción? 
-Sí...ya sabes como se pone -me encogí de hombros. - Me pude haber quedado con ella, sabes 
-No empieces -frunció el ceño -y no digas eso aquí, es grosero de tu parte. 
Quise rodar los ojos y hacer un gesto que demostrara mi desinterés pero adiviné que si lo hacía terminaría pasando los dos meses en el hospital. 
-¿Y? 
-¿Y que? -alzó una ceja. 
-¿Cómo se llama la cantante? ¡Podría ser buena para nuestra banda! Aunque también queda el pequeñísimo detalle de donde viva... Da igual, quiero calificarla. 
-Dean -comienza mi madre con una sonrisa enorme y el pecho lleno de orgullo. Me sentí más avergonzada por eso por lo que había dicho Weasley. Casi se pavonea frente a él junto con su gran y magestuosa cola. -Julieta ha sido la voz y la guitarra, no ha sido ningún vídeo. 
-¡Jódeme! -pausó el juego. 
Levanté las cejas en dirección a mi mamá como diciendo "Ves" pero ella me ignoró, seguí en sus cinco segundos de madre orgullosa. Dean se levantó y se puso frente a mi, tomó mi mano y se arrodilló. Harry le dio un golpe en la cabeza y después le regresó el golpe. 
-¡Ha sido asombroso! ¿Desde cuando tocas? ¿Puedo venir todos los días y tocarme? -una pausa- Eso no sonó como esperaba, pero se entiende lo que quise decir. 
-Basta -rie Ojitos azules - La vas a espantar. 
-Tú la tendrás todos los días a todas horas, tendrás conciertos gratis. 
Ojitos azules y Cabello de miel se enfrascaron en una pelea decidiendo a quien le tocaría más canciones, después comenzaron con cambiar el estilo de su música y terminaron peleando por el último porción de helado.

Regresé la vista a mi madre y ella me miraba como si no hubiera nada más. Me entraron ganas de llorar y abrazarme a mi misma, pero en lugar de eso, me acurruqué a su lado dejando que acariciase mi cabello.