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Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
jajajaja enseguida la sigo linda! besoss:(L):*Magali* escribió: Jajajajaa pobre Zayn, mojo su mantalon. Okno :) Siguela por favorrr :P :P ;)
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Capitulo 13
Narra
________
Solo disponemos de media hora en el gimnasio. Mientras me pongo la ropa de deporte, pienso en lo que ha ocurrido en el despacho de Aguirre. La señora Peterson nos ha culpado de lo sucedido tanto a Zayn como a mí. Zayn Fuentes está echando a perder mi último curso nada más empezar.
Mientras me subo los shorts de gimnasia, el sonido de unos tacones me advierte de que no estoy sola en los vestuarios. Me cubro el pecho con la camiseta y veo aparecer a Carmen Sánchez. ¡Ay, madre!
- Debe de ser mi día de suerte -dice, mirándome fijamente como un puma dispuesto a atacar. Aunque los pumas no tienen el pelo moreno, liso y largo... sí que tienen garras. Y las garras de Carmen están pintadas de color rojo.
Se acerca a mí.
Siento el impulso de dar un paso atrás. En realidad, lo que me gustaría es echar a correr. Pero no lo hago, básicamente porque creo que me seguiría de todos modos.
- ¿Sabes? -añade, con una sonrisa malvada-. Siempre me he preguntado de qué color sería el sujetador de _______ Miori. Rosa. Te va que ni pintado. Apuesto a que te ha costado tanta pasta como lo que te cobraron por teñirte el pelo.
- No has venido aquí para hablar de sujetadores y tintes, Carmen -respondo mientras me meto la camiseta por la cabeza. Trago saliva con fuerza antes de añadir-: Sino para pegarme.
- Cuando una lagartona se insinúa a mi hombre, me sale mi lado territorial.
- No estoy interesada en tu hombre, Carmen. Ya tengo uno.
- Venga ya. Las chicas como tú quieren que todos los tíos pierdan la cabeza por ellas, así pueden disponer de ellos cuando os apetezca -añade, cada vez más furiosa. Estoy metida en un buen lío-. He oído que vas criticándome por ahí. Crees que lo eres todo, señorita Engreída. Veamos qué cara se te queda cuando te deje el labio partido y el ojo morado. ¿Vendrás al instituto con una bolsa de basura sobre la cabeza? ¿O te quedarás encerrada en tu enorme casa y no saldrás nunca?
No aparto la vista de ella mientras sigue acercándose. La miro fijamente. Carmen tiene claro que para mí la imagen que doy lo es todo, y a ella le da igual que la expulsen... o que la echen definitivamente.
- ¡Contéstame! -grita, y me da un empujón en el hombro, que acaba impactando contra la taquilla que está situada a mi espalda.
Creo que no la estaba escuchando porque no tengo ni idea de qué he de responder. Si regreso a casa amoratada o con señales de haber estado en una pelea, las consecuencias serán desastrosas. Mi madre se pondrá hecha una furia y me echará las culpas por no haber evitado que ocurriera. Espero que eso no le haga empezar otra vez con lo de ingresar a Shelley en algún centro. Cuando hay algo de tensión en casa, mis padres siempre hablan de mandar a Shelley a algún sitio. Como si, por arte de magia, todos los problemas de los Miori fueran a desvanecerse en cuanto Shelley desapareciera.
- ¿No crees que el entrenador Bautista vendrá a buscarme? ¿Quieres que te expulsen? -pregunto pese a saber que son razones de poco peso. Sin embargo, intento ganar algo de tiempo.
- Me importa una mierda que me expulsen -dice entre risitas.
No parece haber funcionado, aunque merecía la pena intentarlo.
En lugar de encogerme de miedo junto a la taquilla, me enderezo. Carmen intenta empujarme otra vez por el hombro, pero esta vez me las apaño para apartarle el brazo de un manotazo.
Estoy a punto de enzarzarme en mi primera pelea. Una pelea en la que seguramente saldré perdiendo. El corazón me late con fuerza, como si fuera a salirme del pecho. Me he pasado toda la vida intentando evitar situaciones como esta, pero esta vez no tengo elección. Me pregunto si puedo disparar la alarma de incendios para librarme de ella, como he visto alguna vez en el cine. Pero, por supuesto, no veo ninguna de esas cajitas rojas cerca. - Carmen, déjala en paz.
Ambas nos volvemos hacia el sonido de una voz de chica. Es Isabel. Una «no amiga». Pero una no amiga que acaba de evitar que me partan la cara.
- Isa, no te metas en mis asuntos -gruñe Carmen. Isabel se acerca a nosotras. Lleva el pelo recogido en una alta cola de caballo que se balancea a medida que camina. - No le pongas la mano encima, Carmen. - ¿Por qué no? -pregunta ella-. ¿Acaso crees que serás su amiga del alma ahora que están juntas en esa estupidez de las animadoras?
Isa apoya firmemente las manos en las caderas.
- Estás colada por Zayn, Carmen. Esa es la razón por la que te comportas como una pirada.
Al escuchar el nombre de Zayn, Carmen se pone rígida.
- Cállate, Isa. No tienes ni idea.
Ella dirige toda su rabia contra Isabel y se pone a chillarle como una loca. Isabel no se siente intimidada, se ha plantado delante de ella y también le está gritando. Isabel es bajita y puede que pese menos que yo, por eso me sorprende que se enfrente a Carmen. Sin embargo, parece que sabe defenderse. Es obvio que sus palabras hacen retroceder a su contrincante.
El entrenador Bautista aparece detrás de Carmen.
- ¿ Están dando una fiesta y no han invitado al resto de la clase?
- Estamos charlando un poco -dice Carmen, sin sobresaltarse en absoluto y actuando como si fuéramos tres amigas pasando el rato.
- Bueno, pues os sugiero que charlen después de clase. Señoritas Miori y Ávila, uníos al resto de sus compañeros en el gimnasio. Señorita Sánchez, vaya donde se suponga que debería estar a esta hora.
Carmen me señala con su uña pintada de rojo.
- Nos veremos después -me advierte, y sale de los vestuarios después de que Isabel se haga a un lado.
- Gracias -le digo en voz baja a Isabel.
Ella me responde con un asentimiento de cabeza.
Narra
________
Solo disponemos de media hora en el gimnasio. Mientras me pongo la ropa de deporte, pienso en lo que ha ocurrido en el despacho de Aguirre. La señora Peterson nos ha culpado de lo sucedido tanto a Zayn como a mí. Zayn Fuentes está echando a perder mi último curso nada más empezar.
Mientras me subo los shorts de gimnasia, el sonido de unos tacones me advierte de que no estoy sola en los vestuarios. Me cubro el pecho con la camiseta y veo aparecer a Carmen Sánchez. ¡Ay, madre!
- Debe de ser mi día de suerte -dice, mirándome fijamente como un puma dispuesto a atacar. Aunque los pumas no tienen el pelo moreno, liso y largo... sí que tienen garras. Y las garras de Carmen están pintadas de color rojo.
Se acerca a mí.
Siento el impulso de dar un paso atrás. En realidad, lo que me gustaría es echar a correr. Pero no lo hago, básicamente porque creo que me seguiría de todos modos.
- ¿Sabes? -añade, con una sonrisa malvada-. Siempre me he preguntado de qué color sería el sujetador de _______ Miori. Rosa. Te va que ni pintado. Apuesto a que te ha costado tanta pasta como lo que te cobraron por teñirte el pelo.
- No has venido aquí para hablar de sujetadores y tintes, Carmen -respondo mientras me meto la camiseta por la cabeza. Trago saliva con fuerza antes de añadir-: Sino para pegarme.
- Cuando una lagartona se insinúa a mi hombre, me sale mi lado territorial.
- No estoy interesada en tu hombre, Carmen. Ya tengo uno.
- Venga ya. Las chicas como tú quieren que todos los tíos pierdan la cabeza por ellas, así pueden disponer de ellos cuando os apetezca -añade, cada vez más furiosa. Estoy metida en un buen lío-. He oído que vas criticándome por ahí. Crees que lo eres todo, señorita Engreída. Veamos qué cara se te queda cuando te deje el labio partido y el ojo morado. ¿Vendrás al instituto con una bolsa de basura sobre la cabeza? ¿O te quedarás encerrada en tu enorme casa y no saldrás nunca?
No aparto la vista de ella mientras sigue acercándose. La miro fijamente. Carmen tiene claro que para mí la imagen que doy lo es todo, y a ella le da igual que la expulsen... o que la echen definitivamente.
- ¡Contéstame! -grita, y me da un empujón en el hombro, que acaba impactando contra la taquilla que está situada a mi espalda.
Creo que no la estaba escuchando porque no tengo ni idea de qué he de responder. Si regreso a casa amoratada o con señales de haber estado en una pelea, las consecuencias serán desastrosas. Mi madre se pondrá hecha una furia y me echará las culpas por no haber evitado que ocurriera. Espero que eso no le haga empezar otra vez con lo de ingresar a Shelley en algún centro. Cuando hay algo de tensión en casa, mis padres siempre hablan de mandar a Shelley a algún sitio. Como si, por arte de magia, todos los problemas de los Miori fueran a desvanecerse en cuanto Shelley desapareciera.
- ¿No crees que el entrenador Bautista vendrá a buscarme? ¿Quieres que te expulsen? -pregunto pese a saber que son razones de poco peso. Sin embargo, intento ganar algo de tiempo.
- Me importa una mierda que me expulsen -dice entre risitas.
No parece haber funcionado, aunque merecía la pena intentarlo.
En lugar de encogerme de miedo junto a la taquilla, me enderezo. Carmen intenta empujarme otra vez por el hombro, pero esta vez me las apaño para apartarle el brazo de un manotazo.
Estoy a punto de enzarzarme en mi primera pelea. Una pelea en la que seguramente saldré perdiendo. El corazón me late con fuerza, como si fuera a salirme del pecho. Me he pasado toda la vida intentando evitar situaciones como esta, pero esta vez no tengo elección. Me pregunto si puedo disparar la alarma de incendios para librarme de ella, como he visto alguna vez en el cine. Pero, por supuesto, no veo ninguna de esas cajitas rojas cerca. - Carmen, déjala en paz.
Ambas nos volvemos hacia el sonido de una voz de chica. Es Isabel. Una «no amiga». Pero una no amiga que acaba de evitar que me partan la cara.
- Isa, no te metas en mis asuntos -gruñe Carmen. Isabel se acerca a nosotras. Lleva el pelo recogido en una alta cola de caballo que se balancea a medida que camina. - No le pongas la mano encima, Carmen. - ¿Por qué no? -pregunta ella-. ¿Acaso crees que serás su amiga del alma ahora que están juntas en esa estupidez de las animadoras?
Isa apoya firmemente las manos en las caderas.
- Estás colada por Zayn, Carmen. Esa es la razón por la que te comportas como una pirada.
Al escuchar el nombre de Zayn, Carmen se pone rígida.
- Cállate, Isa. No tienes ni idea.
Ella dirige toda su rabia contra Isabel y se pone a chillarle como una loca. Isabel no se siente intimidada, se ha plantado delante de ella y también le está gritando. Isabel es bajita y puede que pese menos que yo, por eso me sorprende que se enfrente a Carmen. Sin embargo, parece que sabe defenderse. Es obvio que sus palabras hacen retroceder a su contrincante.
El entrenador Bautista aparece detrás de Carmen.
- ¿ Están dando una fiesta y no han invitado al resto de la clase?
- Estamos charlando un poco -dice Carmen, sin sobresaltarse en absoluto y actuando como si fuéramos tres amigas pasando el rato.
- Bueno, pues os sugiero que charlen después de clase. Señoritas Miori y Ávila, uníos al resto de sus compañeros en el gimnasio. Señorita Sánchez, vaya donde se suponga que debería estar a esta hora.
Carmen me señala con su uña pintada de rojo.
- Nos veremos después -me advierte, y sale de los vestuarios después de que Isabel se haga a un lado.
- Gracias -le digo en voz baja a Isabel.
Ella me responde con un asentimiento de cabeza.
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Bueno hermosas ahí les dejo el capitulo espero que les guste.... besosss :(L):
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Oh santos cielos! Carmen! Pobre rayis u.u Le iban a pegar pero apareció la gran Isabel a salvar la carita de la rayis! Yei! Me fascinó!!! Sigue yaaaa! *-*
Elizabeth de Tomlinson
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Nueva lectora me encanta la nove!
seguila!
Pasate por mi nueva nove.
Necesito chicas!
https://onlywn.activoforo.com/t65031-sin-pensarlo-por-error-zayn-malik-y-___-williams-necesito-chicas
Necesito chicas
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Directioner&brat
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
jajaja!! enseguida la sigo!!Elizabeth de Tomlinson escribió:Oh santos cielos! Carmen! Pobre rayis u.u Le iban a pegar pero apareció la gran Isabel a salvar la carita de la rayis! Yei! Me fascinó!!! Sigue yaaaa! *-*
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
capitulo 14
Narra Zayn
- ¿Te queda mucho con el Honda? Es hora de cerrar -dice mi primo Enrique.
Trabajo en su taller todos los días después de clase... para ayudar a mi familia a poner los garbanzos sobre la mesa, para olvidarme unas horas de los Latino Blood y, sobre todo, porque soy un hacha arreglando coches.
Cubierto de grasa y aceite después de haber reparado un Civic, me asomo por debajo del vehículo.
- Está casi terminado.
- Bien. Hace tres días que el tío me acosa para recuperarlo.
Ajusto el último perno y me acerco a Enrique mientras este se limpia las sucias manos en un trapo.
- ¿Puedo pedirte algo?
- Dispara.
- ¿Puedo tomarme un día libre la semana que viene? Tengo que hacer un proyecto de química para el instituto -explico, pensando en el tema que nos han asignado hoy-. Y tenemos que encontrar...
- La clase de Peterson. Sí, la recuerdo. Es un hueso duro de roer -dice mi primo con un escalofrío.
- ¿Te dio clase? -pregunto, interesado. Me gustaría saber si sus padres son del ejército o algo así. Está claro que esa mujer lleva la disciplina en la sangre.
- ¿Cómo iba a olvidarla? «No triunfarás en la vida hasta que descubráis la cura a una enfermedad o salves el planeta» -cita Enrique, haciendo una imitación bastante buena de la señora P.-. Nunca terminas de olvidar una pesadilla viviente como la Peterson. Pero estoy seguro de que tener a _______ Miori como compañera... - ¿Cómo lo sabes?
- Marcus vino y me habló de ella, dice que está en vuestra clase. Está celoso porque te ha tocado una compañera con piernas largas y grandes... -dice Enrique llevándose las manos al pecho y zarandeándolas un poco-. Bueno, ya sabes.
Sí, ya sé.
Cambio el peso del cuerpo de un pie a otro.
- ¿Qué te parece el jueves?
- No hay problema -responde mi primo, y carraspeando, añade-: Héctor vino a buscarte ayer.
Héctor. Héctor Martínez, el cabecilla de los Latino Blood, el que actúa entre bambalinas.
- A veces no soporto... ya sabes.
- Estás atrapado en los Latino Blood -dice Enrique-. Como todos nosotros. Nunca permitas que Héctor te oiga cuestionar nuestro compromiso con la banda. Si sospecha que no eres leal, te ganarás a tantos enemigos que empezará a darte vueltas la cabeza. Eres un chico listo, Zayn. Ándate con ojo.
Enrique fue uno de los primeros miembros de los Latino Blood. Hace mucho tiempo que demostró su valía ante la banda. Pagó sus cuotas, de modo que ahora puede sentarse tranquilo mientras los miembros más jóvenes se colocan en la línea de fuego. Según él, yo acabo de empezar y pasará mucho tiempo antes de que mis amigos y yo lleguemos al estatus de GO.
- ¿Un chico listo? Me aposté la moto a que conseguiría acostarme con _______ Miori -confieso.
- Pues retiro lo dicho -contesta mi primo, señalándome con una sonrisa burlona-. Eres un imbécil, y pronto serás un imbécil sin moto. Las chicas como ella no se fijan en tipos como nosotros.
Empiezo a pensar que mi primo tiene razón. ¿Cómo narices llegué siquiera a pensar que un tío como yo, pobre, chicano y con una vida muy oscura, conseguiría ligarse a una chica como ella, la guapa, rica y blanca _______ Miori?
Hay un chico del instituto, Diego Vázquez, que nació en la zona norte de Fairfield. Por supuesto, mis amigos le consideran un blanquito, aunque su piel sea más oscura que la mía. También creen que Mike Burns, un chico blanco que vive en la zona sur, es chicano pese a que no tenga ni una gota de sangre mexicana, ni de Latino Blood, en las venas. Aun así, se le considera uno de los nuestros. En Fairfield, el lugar donde naces determina tu destino.
Suena una bocina frente al garaje.
Enrique presiona el botón para levantar la enorme puerta.
El coche de Javier Moreno se cuela dentro con un chirrido de ruedas.
- Cierra la puerta, Enrique -ordena Javier sin aliento-. La policía nos está buscando.
Mi primo presiona el botón de un puñetazo y apaga las luces del taller.
- ¿Qué coño han hecho, chicos?
Carmen está en el asiento trasero. Tiene los ojos inyectados en sangre, por las drogas o por el alcohol, no lo sé exactamente. Y ha estado tonteando con quien sea que está detrás con ella, porque conozco muy bien el aspecto de Carmen cuando ha estado divirtiéndose con alguien.
- Raúl intentó pegarle un tiro a un Satín Hood -masculla Carmen, sacando la cabeza por la ventanilla del coche-. Pero tiene la puntería en el culo.
Raúl se vuelve hacia ella y le grita desde el asiento del copiloto:
- Desgraciada, intenta apuntar a un blanco móvil mientras Javier conduce.
Hago una mueca cuando Javier sale del coche.
- ¿Te ríes de mi manera de conducir, Raúl? -le pregunta-. Porque si es así, tengo un puño aquí que va a acabar estrellándose en tu cara.
Raúl sale del coche.
- ¿Vas a pegarme, cabrón? -le amenaza.
Me pongo delante de Raúl y le hago retroceder.
- Mierda, tíos. La policía está ahí fuera. -Esas son las primeras palabras de Sam, el tipo que debe de haber pasado la noche con Carmen.
Todos nos agachamos cuando la policía se asoma con las linternas a las ventanas del garaje. Me agazapo detrás de una enorme caja de herramientas, conteniendo la respiración. Lo último que necesito en mi historial es que me acusen de intento de asesinato. Milagrosamente, he conseguido librarme hasta ahora de que me detengan, pero algún día se me va a acabar la suerte. No es muy habitual que un pandillero logre sortear siempre a la policía. O el calabozo.
A Enrique se le refleja todo en el rostro. Le ha costado mucho ahorrar lo suficiente como para abrir su propio taller, y su sueño depende de que cuatro gamberros de instituto consigan mantener la boca cerrada. La poli se llevará a mi primo, con sus viejos tatuajes de Latino Blood en la nuca, junto a todos nosotros. Y en una semana se habrá quedado sin negocio.
Alguien zarandea la puerta del taller. Hago una mueca y rezo para que esté bien cerrada. Los polis se alejan de la puerta y vuelven a enfocar con sus linternas el garaje a través de las ventanas. Me pregunto quién los habrá llamado, no hay ningún soplón en este vecindario. Un código secreto de silencio y afiliación mantiene a salvo a las familias.
Después de lo que me parece una eternidad, los polis se largan.
- Mierda, qué poco ha faltado -dice Javier.
- Demasiado poco -coincide Enrique-. Esperad diez minutos y después largaos de aquí.
Carmen sale del coche y, efectivamente, está drogada.
- Eh, Zayn. Anoche te eché de menos.
Me doy la vuelta para mirar a Sam.
- Sí, ya veo cuánto me echaste de menos.
- ¿Sam? Él no me gusta -susurra, acercándose más a mí. El olor a marihuana es casi insoportable-. Aún sigo esperándote.
- Eso no va a pasar.
- ¿Es por la estúpida de tu compañera de laboratorio? -me pregunta, agarrándome de la barbilla y obligándome a mirarla.
Sus largas uñas se me clavan en la piel. La cojo por las muñecas y la aparto con brusquedad. Me pregunto en qué momento mi ex novia Carmen, la dura de pelar, ha llegado a convertirse en Carmen, la lagartona.
- _______ no tiene nada que ver ni contigo ni conmigo. Me han dicho que has estado amenazándola.
- ¿Te lo ha contado Isa? -pregunta, entrecerrando los ojos.
- Tú mantente lejos de ella -digo ignorando su pregunta-. O tendrás que enfrentarte a algo más serio que un ex novio resentido.
- ¿Estás resentido, Zayn? Porque no actúas como tal. Actúas como si te importara una mierda.
Tiene razón. Después de encontrarla en la cama con otro tío, tardé mucho tiempo en olvidarlo, en olvidarme de ella. No dejaba de preguntarme qué era lo que yo no podía darle y otros tíos sí.
- Antes me importaba una mierda -le digo-. Ahora ni eso.
Carmen me da una bofetada. -Vete a la mierda, >ayn.
- ¿Pelea de enamorados? -interviene Javier desde el capó del coche.
- Cállate -le espetamos al unísono. Carmen se da la vuelta, se vuelve a meter en el coche y se sienta en el asiento trasero. La observo mientras arrastra la cabeza de Sam hacia ella. El sonido de los intensos besos y los gemidos llenan el taller.
- Enrique, abre la puerta. Nos largamos de aquí -grita Javier.
Raúl, que se había ido a echar una meada al cuarto de baño, me dice:
- Vente, Zayn. Te necesitamos, tío. Paco y ese Satín Hood van a pelear esta noche en el Gilson Park. Y ya sabes que los Satín Hood nunca juegan limpio.
Paco no me ha contado lo de la pelea, probablemente porque sabe que intentaré convencerlo para que la evite. A veces, mi mejor amigo se mete en situaciones de las que no puede salir solo. Y a veces, me expone a situaciones de las que yo mismo no puedo escapar.
- Vamos -accedo, antes de subirme de un salto en el asiento del copiloto, invitando así a Raúl a buscarse un hueco detrás, con los dos tortolitos.
Reducimos la velocidad una manzana antes de llegar al parque. Fuera, la tensión es tan densa que se puede cortar con un cuchillo, y también puedo sentirla dentro. ¿Dónde está Paco? ¿Le estarán dando una paliza en la parte de atrás de algún callejón?
Está muy oscuro. Hay sombras que se mueven, poniéndome los pelos de punta. Todo me parece amenazante, incluso los árboles que se agitan a merced del viento. Durante el día, Gilson Park no se diferencia mucho del resto de parques de los barrios residenciales... excepto por el graffiti de los Latino Blood que cubre los muros de los edificios que lo rodean. Este es nuestro territorio. Y está marcado como tal.
Aquí, en los suburbios de Chicago, somos nosotros quienes mandamos en el vecindario y en las calles. No obstante, esta es una guerra callejera, y las otras bandas del suburbio nos disputan el territorio. A tres manzanas de aquí están las mansiones y las casas que valen millones de dólares. En este lugar, en el mundo real, estalla la guerra. Y los millonarios ni siquiera son conscientes de que está a punto de librarse una batalla a menos de un kilómetro de sus jardines.
- Ahí está -digo, señalando dos siluetas que se levantan a pocos metros de los columpios. Las farolas que iluminan el parque están apagadas, pero puedo distinguir a Paco de inmediato por su corta estatura y su característica pose de boxeador recién subido al cuadrilátero.
Una de las siluetas empuja a la otra. Salto del vehículo en marcha porque veo a cinco Satín Hood más aproximándose desde el otro lado de la calle. Me preparo para luchar al lado de mi mejor amigo, olvidando por un instante que un enfrentamiento como aquel puede hacer que los dos acabemos en la morgue. Si me lanzo a la batalla con determinación y ensañamiento, sin pensar en las consecuencias, siempre salgo ganando. Si le doy demasiadas vueltas, cavaré mi propia tumba.
Corro hacia Paco y su adversario antes de que lleguen el resto de sus compinches. Paco está haciéndolo muy bien, pero el otro tipo es como un gusano, se retuerce y se libra del agarrón de mi amigo. Cojo al Satín Hood por la camiseta, con fuerza, lo levanto del suelo y mis puños hacen el resto. Antes de que pueda levantar la cabeza hacia mí, miro a Paco.
- Puedo arreglármelas solo, Zayn -dice Paco mientras se seca la sangre del labio.
- Sí, ¿pero qué me dices de ellos? -pregunto, mirando hacia los cinco Satín Hood que aparecen tras él.
Ahora que los veo de cerca, me doy cuenta de que todos son unos chavales. Miembros nuevos, con ganas de marcha y poco más. Puedo ocuparme de los novatos, aunque también es verdad que los más jóvenes siempre van armados y son más peligrosos.
Javier, Carmen, Sam y Raúl llegan a mi lado. Tengo que admitir que somos un grupo intimidatorio, incluso con Carmen. Nuestra pandillera sabe apañárselas muy bien en una pelea, y sus uñas pueden ser mortales.
El chico que estaba enzarzado con Paco se levanta, me señala con un dedo y dice:
- Estás muerto.
- Escúchame, enano -le digo. Los tipos pequeños odian que se rían de su estatura y yo no puedo resistirme a eso-. Vuelve a tu territorio y deja que nosotros nos quedemos en nuestro agujero.
El enano señala a Paco.
- Pero me ha robado el volante del coche, tío.
Miro a Paco, consciente de que es típico de él provocar a un Satín Hood robándole algo tan ridículo como aquello. Cuando me dirijo de nuevo al enano, veo que lleva una navaja automática en la mano. Y que me apunta a mí.
Joder, tío. Cuando acabe con estos Satín Hood, el próximo en la lista es mi mejor amigo.
Narra Zayn
- ¿Te queda mucho con el Honda? Es hora de cerrar -dice mi primo Enrique.
Trabajo en su taller todos los días después de clase... para ayudar a mi familia a poner los garbanzos sobre la mesa, para olvidarme unas horas de los Latino Blood y, sobre todo, porque soy un hacha arreglando coches.
Cubierto de grasa y aceite después de haber reparado un Civic, me asomo por debajo del vehículo.
- Está casi terminado.
- Bien. Hace tres días que el tío me acosa para recuperarlo.
Ajusto el último perno y me acerco a Enrique mientras este se limpia las sucias manos en un trapo.
- ¿Puedo pedirte algo?
- Dispara.
- ¿Puedo tomarme un día libre la semana que viene? Tengo que hacer un proyecto de química para el instituto -explico, pensando en el tema que nos han asignado hoy-. Y tenemos que encontrar...
- La clase de Peterson. Sí, la recuerdo. Es un hueso duro de roer -dice mi primo con un escalofrío.
- ¿Te dio clase? -pregunto, interesado. Me gustaría saber si sus padres son del ejército o algo así. Está claro que esa mujer lleva la disciplina en la sangre.
- ¿Cómo iba a olvidarla? «No triunfarás en la vida hasta que descubráis la cura a una enfermedad o salves el planeta» -cita Enrique, haciendo una imitación bastante buena de la señora P.-. Nunca terminas de olvidar una pesadilla viviente como la Peterson. Pero estoy seguro de que tener a _______ Miori como compañera... - ¿Cómo lo sabes?
- Marcus vino y me habló de ella, dice que está en vuestra clase. Está celoso porque te ha tocado una compañera con piernas largas y grandes... -dice Enrique llevándose las manos al pecho y zarandeándolas un poco-. Bueno, ya sabes.
Sí, ya sé.
Cambio el peso del cuerpo de un pie a otro.
- ¿Qué te parece el jueves?
- No hay problema -responde mi primo, y carraspeando, añade-: Héctor vino a buscarte ayer.
Héctor. Héctor Martínez, el cabecilla de los Latino Blood, el que actúa entre bambalinas.
- A veces no soporto... ya sabes.
- Estás atrapado en los Latino Blood -dice Enrique-. Como todos nosotros. Nunca permitas que Héctor te oiga cuestionar nuestro compromiso con la banda. Si sospecha que no eres leal, te ganarás a tantos enemigos que empezará a darte vueltas la cabeza. Eres un chico listo, Zayn. Ándate con ojo.
Enrique fue uno de los primeros miembros de los Latino Blood. Hace mucho tiempo que demostró su valía ante la banda. Pagó sus cuotas, de modo que ahora puede sentarse tranquilo mientras los miembros más jóvenes se colocan en la línea de fuego. Según él, yo acabo de empezar y pasará mucho tiempo antes de que mis amigos y yo lleguemos al estatus de GO.
- ¿Un chico listo? Me aposté la moto a que conseguiría acostarme con _______ Miori -confieso.
- Pues retiro lo dicho -contesta mi primo, señalándome con una sonrisa burlona-. Eres un imbécil, y pronto serás un imbécil sin moto. Las chicas como ella no se fijan en tipos como nosotros.
Empiezo a pensar que mi primo tiene razón. ¿Cómo narices llegué siquiera a pensar que un tío como yo, pobre, chicano y con una vida muy oscura, conseguiría ligarse a una chica como ella, la guapa, rica y blanca _______ Miori?
Hay un chico del instituto, Diego Vázquez, que nació en la zona norte de Fairfield. Por supuesto, mis amigos le consideran un blanquito, aunque su piel sea más oscura que la mía. También creen que Mike Burns, un chico blanco que vive en la zona sur, es chicano pese a que no tenga ni una gota de sangre mexicana, ni de Latino Blood, en las venas. Aun así, se le considera uno de los nuestros. En Fairfield, el lugar donde naces determina tu destino.
Suena una bocina frente al garaje.
Enrique presiona el botón para levantar la enorme puerta.
El coche de Javier Moreno se cuela dentro con un chirrido de ruedas.
- Cierra la puerta, Enrique -ordena Javier sin aliento-. La policía nos está buscando.
Mi primo presiona el botón de un puñetazo y apaga las luces del taller.
- ¿Qué coño han hecho, chicos?
Carmen está en el asiento trasero. Tiene los ojos inyectados en sangre, por las drogas o por el alcohol, no lo sé exactamente. Y ha estado tonteando con quien sea que está detrás con ella, porque conozco muy bien el aspecto de Carmen cuando ha estado divirtiéndose con alguien.
- Raúl intentó pegarle un tiro a un Satín Hood -masculla Carmen, sacando la cabeza por la ventanilla del coche-. Pero tiene la puntería en el culo.
Raúl se vuelve hacia ella y le grita desde el asiento del copiloto:
- Desgraciada, intenta apuntar a un blanco móvil mientras Javier conduce.
Hago una mueca cuando Javier sale del coche.
- ¿Te ríes de mi manera de conducir, Raúl? -le pregunta-. Porque si es así, tengo un puño aquí que va a acabar estrellándose en tu cara.
Raúl sale del coche.
- ¿Vas a pegarme, cabrón? -le amenaza.
Me pongo delante de Raúl y le hago retroceder.
- Mierda, tíos. La policía está ahí fuera. -Esas son las primeras palabras de Sam, el tipo que debe de haber pasado la noche con Carmen.
Todos nos agachamos cuando la policía se asoma con las linternas a las ventanas del garaje. Me agazapo detrás de una enorme caja de herramientas, conteniendo la respiración. Lo último que necesito en mi historial es que me acusen de intento de asesinato. Milagrosamente, he conseguido librarme hasta ahora de que me detengan, pero algún día se me va a acabar la suerte. No es muy habitual que un pandillero logre sortear siempre a la policía. O el calabozo.
A Enrique se le refleja todo en el rostro. Le ha costado mucho ahorrar lo suficiente como para abrir su propio taller, y su sueño depende de que cuatro gamberros de instituto consigan mantener la boca cerrada. La poli se llevará a mi primo, con sus viejos tatuajes de Latino Blood en la nuca, junto a todos nosotros. Y en una semana se habrá quedado sin negocio.
Alguien zarandea la puerta del taller. Hago una mueca y rezo para que esté bien cerrada. Los polis se alejan de la puerta y vuelven a enfocar con sus linternas el garaje a través de las ventanas. Me pregunto quién los habrá llamado, no hay ningún soplón en este vecindario. Un código secreto de silencio y afiliación mantiene a salvo a las familias.
Después de lo que me parece una eternidad, los polis se largan.
- Mierda, qué poco ha faltado -dice Javier.
- Demasiado poco -coincide Enrique-. Esperad diez minutos y después largaos de aquí.
Carmen sale del coche y, efectivamente, está drogada.
- Eh, Zayn. Anoche te eché de menos.
Me doy la vuelta para mirar a Sam.
- Sí, ya veo cuánto me echaste de menos.
- ¿Sam? Él no me gusta -susurra, acercándose más a mí. El olor a marihuana es casi insoportable-. Aún sigo esperándote.
- Eso no va a pasar.
- ¿Es por la estúpida de tu compañera de laboratorio? -me pregunta, agarrándome de la barbilla y obligándome a mirarla.
Sus largas uñas se me clavan en la piel. La cojo por las muñecas y la aparto con brusquedad. Me pregunto en qué momento mi ex novia Carmen, la dura de pelar, ha llegado a convertirse en Carmen, la lagartona.
- _______ no tiene nada que ver ni contigo ni conmigo. Me han dicho que has estado amenazándola.
- ¿Te lo ha contado Isa? -pregunta, entrecerrando los ojos.
- Tú mantente lejos de ella -digo ignorando su pregunta-. O tendrás que enfrentarte a algo más serio que un ex novio resentido.
- ¿Estás resentido, Zayn? Porque no actúas como tal. Actúas como si te importara una mierda.
Tiene razón. Después de encontrarla en la cama con otro tío, tardé mucho tiempo en olvidarlo, en olvidarme de ella. No dejaba de preguntarme qué era lo que yo no podía darle y otros tíos sí.
- Antes me importaba una mierda -le digo-. Ahora ni eso.
Carmen me da una bofetada. -Vete a la mierda, >ayn.
- ¿Pelea de enamorados? -interviene Javier desde el capó del coche.
- Cállate -le espetamos al unísono. Carmen se da la vuelta, se vuelve a meter en el coche y se sienta en el asiento trasero. La observo mientras arrastra la cabeza de Sam hacia ella. El sonido de los intensos besos y los gemidos llenan el taller.
- Enrique, abre la puerta. Nos largamos de aquí -grita Javier.
Raúl, que se había ido a echar una meada al cuarto de baño, me dice:
- Vente, Zayn. Te necesitamos, tío. Paco y ese Satín Hood van a pelear esta noche en el Gilson Park. Y ya sabes que los Satín Hood nunca juegan limpio.
Paco no me ha contado lo de la pelea, probablemente porque sabe que intentaré convencerlo para que la evite. A veces, mi mejor amigo se mete en situaciones de las que no puede salir solo. Y a veces, me expone a situaciones de las que yo mismo no puedo escapar.
- Vamos -accedo, antes de subirme de un salto en el asiento del copiloto, invitando así a Raúl a buscarse un hueco detrás, con los dos tortolitos.
Reducimos la velocidad una manzana antes de llegar al parque. Fuera, la tensión es tan densa que se puede cortar con un cuchillo, y también puedo sentirla dentro. ¿Dónde está Paco? ¿Le estarán dando una paliza en la parte de atrás de algún callejón?
Está muy oscuro. Hay sombras que se mueven, poniéndome los pelos de punta. Todo me parece amenazante, incluso los árboles que se agitan a merced del viento. Durante el día, Gilson Park no se diferencia mucho del resto de parques de los barrios residenciales... excepto por el graffiti de los Latino Blood que cubre los muros de los edificios que lo rodean. Este es nuestro territorio. Y está marcado como tal.
Aquí, en los suburbios de Chicago, somos nosotros quienes mandamos en el vecindario y en las calles. No obstante, esta es una guerra callejera, y las otras bandas del suburbio nos disputan el territorio. A tres manzanas de aquí están las mansiones y las casas que valen millones de dólares. En este lugar, en el mundo real, estalla la guerra. Y los millonarios ni siquiera son conscientes de que está a punto de librarse una batalla a menos de un kilómetro de sus jardines.
- Ahí está -digo, señalando dos siluetas que se levantan a pocos metros de los columpios. Las farolas que iluminan el parque están apagadas, pero puedo distinguir a Paco de inmediato por su corta estatura y su característica pose de boxeador recién subido al cuadrilátero.
Una de las siluetas empuja a la otra. Salto del vehículo en marcha porque veo a cinco Satín Hood más aproximándose desde el otro lado de la calle. Me preparo para luchar al lado de mi mejor amigo, olvidando por un instante que un enfrentamiento como aquel puede hacer que los dos acabemos en la morgue. Si me lanzo a la batalla con determinación y ensañamiento, sin pensar en las consecuencias, siempre salgo ganando. Si le doy demasiadas vueltas, cavaré mi propia tumba.
Corro hacia Paco y su adversario antes de que lleguen el resto de sus compinches. Paco está haciéndolo muy bien, pero el otro tipo es como un gusano, se retuerce y se libra del agarrón de mi amigo. Cojo al Satín Hood por la camiseta, con fuerza, lo levanto del suelo y mis puños hacen el resto. Antes de que pueda levantar la cabeza hacia mí, miro a Paco.
- Puedo arreglármelas solo, Zayn -dice Paco mientras se seca la sangre del labio.
- Sí, ¿pero qué me dices de ellos? -pregunto, mirando hacia los cinco Satín Hood que aparecen tras él.
Ahora que los veo de cerca, me doy cuenta de que todos son unos chavales. Miembros nuevos, con ganas de marcha y poco más. Puedo ocuparme de los novatos, aunque también es verdad que los más jóvenes siempre van armados y son más peligrosos.
Javier, Carmen, Sam y Raúl llegan a mi lado. Tengo que admitir que somos un grupo intimidatorio, incluso con Carmen. Nuestra pandillera sabe apañárselas muy bien en una pelea, y sus uñas pueden ser mortales.
El chico que estaba enzarzado con Paco se levanta, me señala con un dedo y dice:
- Estás muerto.
- Escúchame, enano -le digo. Los tipos pequeños odian que se rían de su estatura y yo no puedo resistirme a eso-. Vuelve a tu territorio y deja que nosotros nos quedemos en nuestro agujero.
El enano señala a Paco.
- Pero me ha robado el volante del coche, tío.
Miro a Paco, consciente de que es típico de él provocar a un Satín Hood robándole algo tan ridículo como aquello. Cuando me dirijo de nuevo al enano, veo que lleva una navaja automática en la mano. Y que me apunta a mí.
Joder, tío. Cuando acabe con estos Satín Hood, el próximo en la lista es mi mejor amigo.
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
holaaa!! bienvenida!! mi nombre es Camila y enseguida me pasa por tu nove!! besossDirectioner&brat escribió:Nueva lectora me encanta la nove!
seguila!
Pasate por mi nueva nove.
Necesito chicas!
https://onlywn.activoforo.com/t65031-sin-pensarlo-por-error-zayn-malik-y-___-williams-necesito-chicas
Necesito chicas
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Ay Zayn como puedes estar con ellos! :( hgkghsgk mugre Carmen XD toda drogada... La policia oh no +.+ fiuf no los encontro! u.u Yei Zayn el heroe! *-* Cuidado chicas! ¬¬ djgfsjhg me encanta sigue yaaa! :D
Elizabeth de Tomlinson
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
jaja enseguida la sigo hermosa!!Elizabeth de Tomlinson escribió:Ay Zayn como puedes estar con ellos! :( hgkghsgk mugre Carmen XD toda drogada... La policia oh no +.+ fiuf no los encontro! u.u Yei Zayn el heroe! *-* Cuidado chicas! ¬¬ djgfsjhg me encanta sigue yaaa! :D
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Capitulo 15
Narra ________
Mi compañero de laboratorio no ha aparecido por el instituto desde que nos asignaron los proyectos. Finalmente, una semana más tarde, se presenta pavoneándose por la clase. Me saca de quicio, porque aunque mi vida en casa sea un desastre, no por ello dejo de venir al instituto.
- Qué amabilidad por tu parte aparecer -le digo.
- Qué amabilidad por tu parte darte cuenta -responde él mientras se quita la bandana.
La señora Peterson entra en clase. Me da la impresión de que se siente aliviada de ver a Zayn. Enderezando los hombros, anuncia:
- Iba a ponerles un examen sorpresa esta mañana, pero al final he decidido que trabajarán en la biblioteca junto a sus compañeros. El plazo para entregar el borrador del proyecto acaba en dos semanas.
Colin y yo nos cogemos de la mano de camino a la biblioteca. Zayn va detrás, por alguna parte, hablando con sus compinches. Colin me aprieta con fuerza la mano y pregunta:
- ¿Quieres que quedemos después del entrenamiento?
- No puedo. Después de entrenar tengo que irme a casa.
Baghda se despidió el pasado sábado y a mi madre le entró el pánico. Hasta que contrate a una nueva cuidadora tengo que ayudarla más. Él frena en seco y me suelta la mano.
- Mierda, ________. ¿Vas a tener algo de tiempo para mí o qué?
- Puedes venir conmigo -sugiero.
- ¿Para mirar mientras cuidas de tu hermana? No, gracias. No quiero parecer un gilipollas, pero tengo ganas de estar contigo... solos tú y yo.
- Lo sé. A mí también me apetece.
- ¿Y el viernes?
Se supone que deberla quedarme con Shelley, sin embargo, mi relación con Colin está tambaleándose y no quiero que crea que no quiero estar con él.
- El viernes me va bien.
Antes de que sellemos nuestro plan con un beso, Zayn carraspea delante de nosotros.
- Nada de demostraciones públicas de afecto. Son las normas del instituto. Además, es mi compañera, imbécil. No la tuya.
- Cállate, Malik -murmura Colin, antes de ir con Darlene.
Me llevo una mano a la cadera y miro fijamente a Zayn.
- ¿Desde cuándo te preocupan tanto las normas del instituto? -pregunto.
- Desde que eres mi compañera de laboratorio. Fuera de clase eres suya. Pero en química eres mía.
- ¿Quieres ir a buscar la maza y arrastrarme por el pelo a la biblioteca?
- No soy un Neandertal. Tú novio es el mono, no yo.
- Entonces, deja de comportarte como tal.
Todas las mesas de la biblioteca están ocupadas, así que nos vemos obligados a sentamos en un rincón de la parte de atrás, en la aislada sección de no ficción. Me siento sobre la moqueta y dejo los libros en el suelo. Me doy cuenta de que Zayn me está mirando, y lo hace con tanta intensidad que temo que sea capaz de ver a la verdadera _______ que escondo tras mi fachada. Pero no lo logrará porque hasta ahora nadie lo ha hecho.
Le devuelvo la mirada. Si quiere, puedo seguirle el juego. Su expresión no muestra nada, pero sí la cicatriz que tiene sobre la ceja izquierda y que refleja la verdad... es humano. El contorno de su camiseta delinea unos músculos que únicamente pueden conseguirse a base de trabajo manual o de ejercicio. Cuando mi mirada llega a sus ojos, el tiempo se detiene. Me está atravesando con los ojos. Tengo la sensación de que puede ver mi verdadero yo, sin conductas fingidas, sin fachadas. Solo a ________.
- ¿Qué tengo que hacer para que salgas conmigo? -me pregunta.
- No hablas en serio.
- ¿Te parece que estoy bromeando? -La señora Peterson se acerca, por lo que me libro de responder a su pregunta.
- Les estoy vigilando de cerca. Zayn, la semana pasada no vino a clase.
- ¿Qué ocurrió?
- Me cayó un cuchillo encima.
La profesora niega con la cabeza, perpleja, y se aleja para hostigar a otros compañeros.
Miro a Zayn con los ojos como platos y le pregunto:
- ¿Un cuchillo? Estás de broma, ¿verdad?
- No. Estaba cortando tomates, y no vas a creértelo, pero se me escurrió el cuchillo y me corté el hombro. El médico me puso unas grapas. ¿Quieres verlas? -pregunta mientras empieza a subirse la manga. Me tapo los ojos con la mano. .
- Zayn, no seas asqueroso. Y no me creo que un cuchillo se te escurriera de las manos. Fue en una pelea callejera.
- No has respondido a mi pregunta -dice sin admitir ni negar mi teoría sobre la causa de la herida-. ¿Qué tengo que hacer para que salgas conmigo?
- Nada. No voy a salir contigo.
- Apuesto a que si nos diéramos el lote cambiarías de opinión.
- Como si eso fuera a ocurrir alguna vez.
- Tú te lo pierdes -dice, antes de estirar sus largas piernas frente a mí, con su libro de química descansando sobre el regazo. Me mira con sus ojos color chocolate con tal intensidad que juraría que puede hipnotizarme con ellos-. ¿Estás preparada? -pregunta.
Por un nanosegundo, me quedo observando aquellos ojos oscuros, preguntándome qué sentiría al besarlo. Mi mirada baja hasta sus labios. Durante otro nanosegundo, casi puedo sentir que se acercan a mí. ¿Cómo serán sus labios, suaves o duros? ¿Besará con dulzura o con avidez y seguridad, como refleja su personalidad?
- ¿Para qué? -susurro a medida que me acerco.
- Para el proyecto -dice-. Calentadores de manos. La clase de Peterson. Química.
Niego con la cabeza, intentando apartar todos esos ridículos pensamientos de mi mente hiperactiva de adolescente. Necesito más horas de sueño.
- Sí, calentadores de manos -digo, abriendo el libro de química.
- ¿_________?
- ¿Qué? -pregunto, mirando sin ver las palabras impresas en la página. No tengo ni idea de lo que estoy leyendo porque estoy demasiado avergonzada como para poder concentrarme.
- Me estabas mirando como si quisieras besarme.
Me obligo a soltar una carcajada.
- Sí, claro -digo con sarcasmo.
- Nadie nos está mirando, así que si quieres hacerlo, adelante. No quiero alardear, pero soy todo un profesional.
Me sonríe lentamente con una sonrisa que probablemente haya inventado para derretir los corazones de todas las chicas del planeta.
- Zayn, no eres mi tipo. -Tengo que decirle algo para que deje de mirarme como si estuviera planeando hacerme cosas de las que solo he oído hablar.
- ¿Solo te gustan los blanquitos?
- Déjalo ya -respondo entre dientes.
- ¿Qué? -insiste, poniéndose muy serio-. Es verdad, ¿no?
La señora Peterson aparece frente a nosotros.
- ¿Cómo va ese borrador? -pregunta.
- Genial -respondo con una sonrisa falsa. Saco el resumen de la búsqueda que hice en casa y se lo paso a la señora Peterson mientras me pongo manos a la obra-. Anoche me documenté un poco sobre los calentadores de manos. Tenemos que disolver sesenta gramos de acetato de sodio y cien milímetros de agua a setenta grados.
- Te equivocas -dice Zayn.
Levanto la cabeza y me doy cuenta de que la señora Peterson se ha ido.
- ¿Cómo dices?
- Que te equivocas -repite Zayn, cruzándose de brazos.
- No lo creo.
- Crees que nunca te equivocas, ¿verdad?
Lo dice como si no fuera más que una rubia estúpida, lo que me saca de mis casillas.
- Claro que no -digo, alzando la voz e imitando a una auténtica niña pija-. Verás, la semana pasada compré un lápiz de labios Bobbi Brown de color rosa palo cuando debería haber elegido un rosa chicle porque va mucho mejor con el tono de mi piel. No hace falta que te diga que la compra fue un desastre total -le explico. Justo lo que él esperaba oír. Me pregunto si se lo ha tragado o si es capaz de captar por el tono de mi voz que estoy siendo sarcástica.
- Te creo -confiesa.
- ¿Y tú nunca te has equivocado? -pregunto.
- Por supuesto -admite-. La semana pasada, cuando atraqué el banco que hay al lado de la tienda Walgreens, le dije al cajero que me diera todos los billetes de cincuenta dólares que tuviera en el cajón. Aunque tendría que haberle pedido los billetes de veinte porque hay muchos más que de cincuenta.
De acuerdo, está claro que ha captado la ironía. Y me la ha devuelto por partida doble, lo que en realidad es perturbador porque, de algún modo, hace que nos parezcamos mucho. Me pongo la mano en el pecho y ahogo un grito, siguiéndole el juego.
- Qué desastre.
- Así que supongo que los dos podemos equivocamos.
Levanto en alto la barbilla y declaro, obstinada:
- Bueno, en química no me equivoco. A diferencia de ti, yo sí que me tomo en serio esta clase.
- Entonces, hagamos una apuesta. Si tengo razón, me das un beso -sugiere.
- ¿Y si la tengo yo?
- Tú eliges.
Es como quitarle un caramelo a un bebé. El ego del señor MACHOTE está a punto de recibir un buen golpe, y estaré encantada de servo quien se lo dé.
- Si gano, te tomarás en serio este proyecto, y a mí también -le digo-. No te meterás conmigo ni harás comentarios ridículos.
- Trato hecho. Aunque antes he de mencionar que tengo una memoria fotográfica prodigiosa.
- Zayn, he de mencionar que he copiado la información directamente del libro -admito, mirando las notas que he tomado y abriendo después el libro por la página correspondiente-. Sin mirar, ¿qué temperatura necesitamos para la preparación? -le pregunto.
Zayn es un tipo al que se le dan bien los retos. Aunque esta vez, el tipo duro va a perder. Cierra su libro y me mira, con la mandíbula apretada.
- Veinte grados. Y debe disolverse a cien grados, no a setenta -responde con total confianza.
Repaso la página y después mis anotaciones. Luego vuelvo a comprobar la página. No puedo haberme equivocado. ¿Qué página,..?
- Vaya, es cierto. Cien grados -digo, mirándolo asombrada-. Tienes razón.
- ¿Vas a besarme ahora o prefieres hacerlo más tarde?
- Ahora mismo -respondo.
Sé que le he dejado atónito porque tiene las manos inmóviles. En casa, mi vida está dictada por mis padres. Pero en el instituto es distinto. Tengo que hacerlo de ese modo porque si no tengo controlado ningún aspecto de mi vida acabaré convirtiéndome en un maniquí.
- ¿En serio? -me pregunta.
- Sí.
Le cojo una mano. Nunca me atrevería a hacerlo si hubiera alguien delante, y me siento agradecida por la intimidad que nos ofrecen los libros de no ficción que nos rodean. Se queda sin respiración cuando me pongo de rodillas y me inclino hacia él. Intento olvidarme del hecho de que sus dedos son largos y ásperos y de que es la primera vez que le toco. Estoy nerviosa. Aunque no hay necesidad. Esta vez soy yo quien tiene el control. Puedo sentir cómo intenta contenerse. Me está permitiendo dar el primer paso, lo que no está nada mal. No sé de qué sería capaz si se dejara ir.
Le obligo a colocar la mano contra mi mejilla para que pueda cubrirme la cara, y le oigo soltar un gemido. Reprimo una sonrisa porque esa reacción demuestra que soy yo quien tiene el poder. Se queda inmóvil cuando nuestros ojos se encuentran.
Entonces, giro la cabeza hacia su mano y le doy un beso en la palma.
- Ahí lo tienes, ya te he besado -digo, soltándole la mano y dando por zanjado el asunto.
El señor Latino y su gran ego han sido derrotados por una rubia estúpida.
Narra ________
Mi compañero de laboratorio no ha aparecido por el instituto desde que nos asignaron los proyectos. Finalmente, una semana más tarde, se presenta pavoneándose por la clase. Me saca de quicio, porque aunque mi vida en casa sea un desastre, no por ello dejo de venir al instituto.
- Qué amabilidad por tu parte aparecer -le digo.
- Qué amabilidad por tu parte darte cuenta -responde él mientras se quita la bandana.
La señora Peterson entra en clase. Me da la impresión de que se siente aliviada de ver a Zayn. Enderezando los hombros, anuncia:
- Iba a ponerles un examen sorpresa esta mañana, pero al final he decidido que trabajarán en la biblioteca junto a sus compañeros. El plazo para entregar el borrador del proyecto acaba en dos semanas.
Colin y yo nos cogemos de la mano de camino a la biblioteca. Zayn va detrás, por alguna parte, hablando con sus compinches. Colin me aprieta con fuerza la mano y pregunta:
- ¿Quieres que quedemos después del entrenamiento?
- No puedo. Después de entrenar tengo que irme a casa.
Baghda se despidió el pasado sábado y a mi madre le entró el pánico. Hasta que contrate a una nueva cuidadora tengo que ayudarla más. Él frena en seco y me suelta la mano.
- Mierda, ________. ¿Vas a tener algo de tiempo para mí o qué?
- Puedes venir conmigo -sugiero.
- ¿Para mirar mientras cuidas de tu hermana? No, gracias. No quiero parecer un gilipollas, pero tengo ganas de estar contigo... solos tú y yo.
- Lo sé. A mí también me apetece.
- ¿Y el viernes?
Se supone que deberla quedarme con Shelley, sin embargo, mi relación con Colin está tambaleándose y no quiero que crea que no quiero estar con él.
- El viernes me va bien.
Antes de que sellemos nuestro plan con un beso, Zayn carraspea delante de nosotros.
- Nada de demostraciones públicas de afecto. Son las normas del instituto. Además, es mi compañera, imbécil. No la tuya.
- Cállate, Malik -murmura Colin, antes de ir con Darlene.
Me llevo una mano a la cadera y miro fijamente a Zayn.
- ¿Desde cuándo te preocupan tanto las normas del instituto? -pregunto.
- Desde que eres mi compañera de laboratorio. Fuera de clase eres suya. Pero en química eres mía.
- ¿Quieres ir a buscar la maza y arrastrarme por el pelo a la biblioteca?
- No soy un Neandertal. Tú novio es el mono, no yo.
- Entonces, deja de comportarte como tal.
Todas las mesas de la biblioteca están ocupadas, así que nos vemos obligados a sentamos en un rincón de la parte de atrás, en la aislada sección de no ficción. Me siento sobre la moqueta y dejo los libros en el suelo. Me doy cuenta de que Zayn me está mirando, y lo hace con tanta intensidad que temo que sea capaz de ver a la verdadera _______ que escondo tras mi fachada. Pero no lo logrará porque hasta ahora nadie lo ha hecho.
Le devuelvo la mirada. Si quiere, puedo seguirle el juego. Su expresión no muestra nada, pero sí la cicatriz que tiene sobre la ceja izquierda y que refleja la verdad... es humano. El contorno de su camiseta delinea unos músculos que únicamente pueden conseguirse a base de trabajo manual o de ejercicio. Cuando mi mirada llega a sus ojos, el tiempo se detiene. Me está atravesando con los ojos. Tengo la sensación de que puede ver mi verdadero yo, sin conductas fingidas, sin fachadas. Solo a ________.
- ¿Qué tengo que hacer para que salgas conmigo? -me pregunta.
- No hablas en serio.
- ¿Te parece que estoy bromeando? -La señora Peterson se acerca, por lo que me libro de responder a su pregunta.
- Les estoy vigilando de cerca. Zayn, la semana pasada no vino a clase.
- ¿Qué ocurrió?
- Me cayó un cuchillo encima.
La profesora niega con la cabeza, perpleja, y se aleja para hostigar a otros compañeros.
Miro a Zayn con los ojos como platos y le pregunto:
- ¿Un cuchillo? Estás de broma, ¿verdad?
- No. Estaba cortando tomates, y no vas a creértelo, pero se me escurrió el cuchillo y me corté el hombro. El médico me puso unas grapas. ¿Quieres verlas? -pregunta mientras empieza a subirse la manga. Me tapo los ojos con la mano. .
- Zayn, no seas asqueroso. Y no me creo que un cuchillo se te escurriera de las manos. Fue en una pelea callejera.
- No has respondido a mi pregunta -dice sin admitir ni negar mi teoría sobre la causa de la herida-. ¿Qué tengo que hacer para que salgas conmigo?
- Nada. No voy a salir contigo.
- Apuesto a que si nos diéramos el lote cambiarías de opinión.
- Como si eso fuera a ocurrir alguna vez.
- Tú te lo pierdes -dice, antes de estirar sus largas piernas frente a mí, con su libro de química descansando sobre el regazo. Me mira con sus ojos color chocolate con tal intensidad que juraría que puede hipnotizarme con ellos-. ¿Estás preparada? -pregunta.
Por un nanosegundo, me quedo observando aquellos ojos oscuros, preguntándome qué sentiría al besarlo. Mi mirada baja hasta sus labios. Durante otro nanosegundo, casi puedo sentir que se acercan a mí. ¿Cómo serán sus labios, suaves o duros? ¿Besará con dulzura o con avidez y seguridad, como refleja su personalidad?
- ¿Para qué? -susurro a medida que me acerco.
- Para el proyecto -dice-. Calentadores de manos. La clase de Peterson. Química.
Niego con la cabeza, intentando apartar todos esos ridículos pensamientos de mi mente hiperactiva de adolescente. Necesito más horas de sueño.
- Sí, calentadores de manos -digo, abriendo el libro de química.
- ¿_________?
- ¿Qué? -pregunto, mirando sin ver las palabras impresas en la página. No tengo ni idea de lo que estoy leyendo porque estoy demasiado avergonzada como para poder concentrarme.
- Me estabas mirando como si quisieras besarme.
Me obligo a soltar una carcajada.
- Sí, claro -digo con sarcasmo.
- Nadie nos está mirando, así que si quieres hacerlo, adelante. No quiero alardear, pero soy todo un profesional.
Me sonríe lentamente con una sonrisa que probablemente haya inventado para derretir los corazones de todas las chicas del planeta.
- Zayn, no eres mi tipo. -Tengo que decirle algo para que deje de mirarme como si estuviera planeando hacerme cosas de las que solo he oído hablar.
- ¿Solo te gustan los blanquitos?
- Déjalo ya -respondo entre dientes.
- ¿Qué? -insiste, poniéndose muy serio-. Es verdad, ¿no?
La señora Peterson aparece frente a nosotros.
- ¿Cómo va ese borrador? -pregunta.
- Genial -respondo con una sonrisa falsa. Saco el resumen de la búsqueda que hice en casa y se lo paso a la señora Peterson mientras me pongo manos a la obra-. Anoche me documenté un poco sobre los calentadores de manos. Tenemos que disolver sesenta gramos de acetato de sodio y cien milímetros de agua a setenta grados.
- Te equivocas -dice Zayn.
Levanto la cabeza y me doy cuenta de que la señora Peterson se ha ido.
- ¿Cómo dices?
- Que te equivocas -repite Zayn, cruzándose de brazos.
- No lo creo.
- Crees que nunca te equivocas, ¿verdad?
Lo dice como si no fuera más que una rubia estúpida, lo que me saca de mis casillas.
- Claro que no -digo, alzando la voz e imitando a una auténtica niña pija-. Verás, la semana pasada compré un lápiz de labios Bobbi Brown de color rosa palo cuando debería haber elegido un rosa chicle porque va mucho mejor con el tono de mi piel. No hace falta que te diga que la compra fue un desastre total -le explico. Justo lo que él esperaba oír. Me pregunto si se lo ha tragado o si es capaz de captar por el tono de mi voz que estoy siendo sarcástica.
- Te creo -confiesa.
- ¿Y tú nunca te has equivocado? -pregunto.
- Por supuesto -admite-. La semana pasada, cuando atraqué el banco que hay al lado de la tienda Walgreens, le dije al cajero que me diera todos los billetes de cincuenta dólares que tuviera en el cajón. Aunque tendría que haberle pedido los billetes de veinte porque hay muchos más que de cincuenta.
De acuerdo, está claro que ha captado la ironía. Y me la ha devuelto por partida doble, lo que en realidad es perturbador porque, de algún modo, hace que nos parezcamos mucho. Me pongo la mano en el pecho y ahogo un grito, siguiéndole el juego.
- Qué desastre.
- Así que supongo que los dos podemos equivocamos.
Levanto en alto la barbilla y declaro, obstinada:
- Bueno, en química no me equivoco. A diferencia de ti, yo sí que me tomo en serio esta clase.
- Entonces, hagamos una apuesta. Si tengo razón, me das un beso -sugiere.
- ¿Y si la tengo yo?
- Tú eliges.
Es como quitarle un caramelo a un bebé. El ego del señor MACHOTE está a punto de recibir un buen golpe, y estaré encantada de servo quien se lo dé.
- Si gano, te tomarás en serio este proyecto, y a mí también -le digo-. No te meterás conmigo ni harás comentarios ridículos.
- Trato hecho. Aunque antes he de mencionar que tengo una memoria fotográfica prodigiosa.
- Zayn, he de mencionar que he copiado la información directamente del libro -admito, mirando las notas que he tomado y abriendo después el libro por la página correspondiente-. Sin mirar, ¿qué temperatura necesitamos para la preparación? -le pregunto.
Zayn es un tipo al que se le dan bien los retos. Aunque esta vez, el tipo duro va a perder. Cierra su libro y me mira, con la mandíbula apretada.
- Veinte grados. Y debe disolverse a cien grados, no a setenta -responde con total confianza.
Repaso la página y después mis anotaciones. Luego vuelvo a comprobar la página. No puedo haberme equivocado. ¿Qué página,..?
- Vaya, es cierto. Cien grados -digo, mirándolo asombrada-. Tienes razón.
- ¿Vas a besarme ahora o prefieres hacerlo más tarde?
- Ahora mismo -respondo.
Sé que le he dejado atónito porque tiene las manos inmóviles. En casa, mi vida está dictada por mis padres. Pero en el instituto es distinto. Tengo que hacerlo de ese modo porque si no tengo controlado ningún aspecto de mi vida acabaré convirtiéndome en un maniquí.
- ¿En serio? -me pregunta.
- Sí.
Le cojo una mano. Nunca me atrevería a hacerlo si hubiera alguien delante, y me siento agradecida por la intimidad que nos ofrecen los libros de no ficción que nos rodean. Se queda sin respiración cuando me pongo de rodillas y me inclino hacia él. Intento olvidarme del hecho de que sus dedos son largos y ásperos y de que es la primera vez que le toco. Estoy nerviosa. Aunque no hay necesidad. Esta vez soy yo quien tiene el control. Puedo sentir cómo intenta contenerse. Me está permitiendo dar el primer paso, lo que no está nada mal. No sé de qué sería capaz si se dejara ir.
Le obligo a colocar la mano contra mi mejilla para que pueda cubrirme la cara, y le oigo soltar un gemido. Reprimo una sonrisa porque esa reacción demuestra que soy yo quien tiene el poder. Se queda inmóvil cuando nuestros ojos se encuentran.
Entonces, giro la cabeza hacia su mano y le doy un beso en la palma.
- Ahí lo tienes, ya te he besado -digo, soltándole la mano y dando por zanjado el asunto.
El señor Latino y su gran ego han sido derrotados por una rubia estúpida.
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Jajajajajajajajajjajajaja hay no me muero jajajajajajajajjajajajaja pobre Zayn AUCH.
Punto para rayita:
:BAM:
Jajajajajjaja por favor siguela pronto me rei mucho como rayis engaño a Zayn hay dios.. Siguela :)
Punto para rayita:
:BAM:
Jajajajajjaja por favor siguela pronto me rei mucho como rayis engaño a Zayn hay dios.. Siguela :)
zaynmultiverse
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
Mueroooo! La rayis le dio un beso a Zayn! Ahhhh:cosi: que tal estuvo Zayn? e.e lo ame! Tienes que seguir ya! kjshjshjhg a ver que dice! Muero y Colín jajajaj también se morirá cuando sepa XD! Besos guapura! *-*
Elizabeth de Tomlinson
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
jajajajaja enseguida la sigo hermosa!*Magali* escribió:Jajajajajajajajajjajajaja hay no me muero jajajajajajajajjajajajaja pobre Zayn AUCH.
Punto para rayita:
:BAM:
Jajajajajjaja por favor siguela pronto me rei mucho como rayis engaño a Zayn hay dios.. Siguela :)
cami*smile*love*1D
Re: Quimica Perfecta Zayn y Tu (Adaptada)
jajajajaa enseguida la sigo linda... besossElizabeth de Tomlinson escribió:Mueroooo! La rayis le dio un beso a Zayn! Ahhhh:cosi: que tal estuvo Zayn? e.e lo ame! Tienes que seguir ya! kjshjshjhg a ver que dice! Muero y Colín jajajaj también se morirá cuando sepa XD! Besos guapura! *-*
cami*smile*love*1D
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