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"La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Hola..chicas bueno hoy hay maraton digame cuantos cap. quieren ya voy a poder subir mas seguido volvio mi internet a mi casa =)
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
siiiguelaaa me encantaa
sigurlaaa
siguelaa :)
sigurlaaa
siguelaa :)
lizandra
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
4!!!! o 5!!!!!
si va a haber maraton
baile de 5 segundos
si va a haber maraton
baile de 5 segundos
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
PD:espero Qe te sientas mejor ;) y recuerda
Qe es importante comer :)
Qe es importante comer :)
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Woooow si maratón pfff yo te diría 100 jajajaja nos abandonaste mucho pero con 4 5 o 6 esta bn jejejejejejeje
Qu genail que ya estas de regreso!!!
Esperando Maratón :D
Qu genail que ya estas de regreso!!!
Esperando Maratón :D
Karli Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Los que puedes subir! :D
siguela! :D
siguela! :D
Feer :)x.
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 28
Joe se sentó, meditando en silencio, sus pies apoyados en la repisa de la ventana de la habitación de hospital. Después de que el abogado de distrito terminó y salió del cuarto, ____ se quedó dormida, claramente exhausta por el encuentro.
El hospital entró en un frenesí de actividad, dirigida por los dos agentes. Aún ahora, un policía estaba vigiando la puerta, y solo el personal del hospital y los hermanos Jonas tenían permiso para entrar.
Joe podía sentir el reloj marcando, y no le gustaba nada. Miró el pálido rostro de ____. Estaba demasiado delgada, no estaba suficientemente recuperada para enfrentar su bastardo esposo. Necesitó descansar, recuperarse.
— ¿Qué crees qué está pasando? —Kevin murmuró, sentándose a su lado.
—No hablen en voz baja, pensando que no los voy a oír —dijo Nick resentido—. Si discuten algo, quiero escuchar.
—Intentamos no despertar a ____ —dijo Joe deliberadamente. Se giró hacia Kevin—. Quiero saber que está pasando en su cabeza. Se culpa de lo que le pasó a Nick, y actúa movida por ésa culpa.
Nick juró algo que habría hecho a su madre que le lavara su boca con jabón.
— ¿Entonces qué hacemos? —preguntó Kevin.
Joe agitó su cabeza. Se sentía tan impotente.
—No lo sé. Tiene que ser su decisión. No podemos decidir por ella.
—No quiero perderla —dijo Nick en voz tensa.
— ¿Cree qué nosotros sí? —preguntó Kevin. Ira y frustración hervían en sus ojos.
Joe se flotó la cara. Estaba hecho un manojo de nervios. Cansado. Frustrado. Y muerto de miedo de perder a la mujer que significaba todo para ellos.
— ¿Cómo podríamos dejarla marchar? —exigió Nick—. ¿Quien va a asegurarse que el bastardo de su marido no volverá a hacerle daño?
Joe giró la cabeza hacia la cama cuando oyó a ____ moverse y suspirar suavemente. Sus ojos temblaron y se abrieron, y él se le acercó.
— ¿Cómo te sientes, cariño?
—Cansada —susurró ella.
Él se sintió culpable de lo que iba a hacer, pero no la dejaría marcharse sin luchar. No necesitaba ser presionada, pero era eso lo qué él iba a hacer.
— ¿Qué está pasando, cariño? ¿Por qué llamaste a D.A.? No me gusta lo que implica esto.
Lo miró fijamente con sus hermosos ojos. Ojos que estaban cargados de tristeza. Y miedo. Como si tuviese miedo de como reaccionaría cuando contestara a sus preguntas.
Su tripa se apretó incontrolablemente.
—Se tenía que hacer —dijo ella.
—No, no se tenía que hacer —refutó Nick.
Lágrimas llenaron sus ojos.
—Casi moriste, Nick. Por mi causa. ¿Tienes alguna idea de lo qué me hizo? ¿Cómo me hirió? No puedo aceptar el pensamiento de perder a alguno de vosotros. Os amo demasiado.
Joe miró a Nick. Su hermano estaba cerca de perder el control. La ira y el pesar lo consumían.
—Yo soy el que te falló —dijo Nick casi en grito—. ¿No lo entiendes? He dejado que aquel bastardo entre en nuestra casa. Lo dejé llevarte. Lo dejé casi matarte. Te fallé igual como fallé a aquellos prisioneros en Irak.
Las lágrimas bajaban por el rostro de ____.
—Nick…
—No te dejaré hacer esto, ____. No te dejaré sacrificarte para nosotros —dijo Nick ferozmente.
Luchó para sentarse, y Joe se inclinó para envolver su hombro con el brazo.
—Hice un acuerdo con el abogado de distrito —dijo ella—. Un acuerdo al que no voy a romper. Es algo que tengo que hacer. Por todos nosotros.
La nausea invadió el estómago de Joe, y él y Kevin cambiaron miradas aterrados.
— ¿Qué tipo de acuerdo? —preguntó Kevin débilmente.
—Voy a testificar contra Mason.
Joe agitó la cabeza.
—No. No, no, ¡no! Es demasiado peligroso. Irá a por ti con todo lo que tiene.
—Me voy —añadió ____ suavemente—. Hasta el juicio. Estaré bajo protección.
Joe se levantó. Apretó los dedos en puños. Dios, quería pegar algo.
— ¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto? —exigió él. Ya no le importaba si sonaba enfadado. No podía obligarse a tratarla con suavidad cuando ella lo estaba despedazando por adentro.
—Lo estoy haciendo por ti.
La declaración era firme. Acentuada por la barbilla levantada. Fuego relucía en ojos, que estaban tan cansados hace unos momentos.
Joe cerró los ojos, intentando controlar la ira. Quería gritar. En vez de esto, se dio la vuelta y salió. No podía confiar en sí mismo para hablar cuando todo lo que quería hacer era gritar.
____ lo vio salir y sintió que su mundo se fragmentaba y se partía en pequeños pedazos. Estaba más enfadado que nunca. Enfadado con ella.
Miró la traición que surgía en los ojos de Kevin y Nick. ¿La odian todos?
—Vayan con él —los pidió suavemente—. Os necesita.
—Te necesita a ti —señaló Kevin.
—No lo dejen hacer alguna cosa estúpida —continuó ella.
—Necesito aire —dijo Nick en una voz derrotada, de que ella se avergonzaba.
Kevin agitó la cabeza, mientras seguía a Nick salir del cuarto.
____ llevó la mano al rostro cuando los sollozos que intentó tan fuerte contenerlos, salieron burbujeantes. Intentaba respirar, pero fuertes, rasposos, discordantes continuaban a salir de su garganta.
La enfermera entró por la puerta, con una expresión preocupada en el rostro. David Masterson la seguía de cerca.
— ¿Necesita de algo para el dolor? —preguntó la enfermera.
¿Para el dolor? Si solo una simple droga se llevaría la agonía de su corazón.
____ agitó su cabeza. Quería estar alerta. Necesitará todo su ingenio y agudeza en los próximos días.
—Sra. Bardwell… ____, hablé con su médico, preparamos todo para trasladarla a una clínica privada en otro estado. Si está de acuerdo, saldremos dentro de una hora.
____ se quedó en boca abierta.
— ¿Así rápido?
—Es imperativo moverla a un lugar seguro cuanto antes. Su esposo ya demostró que es capaz de cualquier cosa. No tuvo problemas en encontrarla. Es solo cuestión de tiempo que la encuentre aquí.
Los hermanos. Mason también descubriría a Joe, Kevin y Nick. Donde estaba ella, estaban ellos. ¿Si él pudiera encontrarla tan fácilmente, lo qué haría con los Jonas?
—Estoy lista —dijo en una voz firme.
Joe supo que algo estaba mal, desde el minuto en el que salió del ascensor. La enfermera quien debería cuidar a ____ en este turno no le miraba en los ojos. De hecho, iba corriendo en dirección contraria tan rápido como le permitían sus piernas.
Murmuró algo. Le llevó como dos horas para calmarse suficiente para pensar racionalmente. Kevin y Nick no lo ayudaron. Estaban igual de enfadados.
Los tres se dirigían hacia al cuarto de ____. Joe notó la ausencia del policía que había estado antes. Cuando abrió la puerta, encontró una cama recientemente hecha. Una cama vacía. Entró rápidamente por la puerta, empujándola contra la pared.
El cuarto estaba vacío. Completamente vacío. No había ningún rastro de que ____ estuvo allí.
Volvió al pasillo, sus hermanos estaban junto con él. Caminó hasta la sala de las enfermeras y golpeo el mostrador.
— ¿Dónde está? —exigió él.
Una señora mayor, quizá la enfermera jefa, se levantó y extendió la mano para aplacarlo.
—Fue trasladada a otra clínica. Una que tiene mejor seguridad que nosotros.
— ¿Dónde? —preguntó mordaz Joe.
—No te lo puede decir.
Joe se giró y vio a David Masterson a pocos metros. Tuvo que dominarse para no romper la nariz al agente de D.A.’S.
—Dejó esto para usted —dijo David, extendiéndole una nota doblada—. No se preocupada, Sr. Jonas. Cuidaremos bien de ella.
Joe observó, aturdido, como David se giraba y caminaba por el pasillo, en dirección al ascensor. Se quedó mirando fijamente el papel de su mano, con el estómago revuelto. Con las manos temblando, abrió la nota. Tres palabras. Tan simple.
Os amo.
Rompió la nota y la tiró hacia la pared. Sus hermanos tenían las mismas expresiones de incredulidad. Nick dio un puñetazo a la pared, haciendo un agujero en el yeso.
— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó despacio Kevin.
—Volvemos a la cabaña. Y esperamos que vuelva —dijo Joe.
Joe se sentó, meditando en silencio, sus pies apoyados en la repisa de la ventana de la habitación de hospital. Después de que el abogado de distrito terminó y salió del cuarto, ____ se quedó dormida, claramente exhausta por el encuentro.
El hospital entró en un frenesí de actividad, dirigida por los dos agentes. Aún ahora, un policía estaba vigiando la puerta, y solo el personal del hospital y los hermanos Jonas tenían permiso para entrar.
Joe podía sentir el reloj marcando, y no le gustaba nada. Miró el pálido rostro de ____. Estaba demasiado delgada, no estaba suficientemente recuperada para enfrentar su bastardo esposo. Necesitó descansar, recuperarse.
— ¿Qué crees qué está pasando? —Kevin murmuró, sentándose a su lado.
—No hablen en voz baja, pensando que no los voy a oír —dijo Nick resentido—. Si discuten algo, quiero escuchar.
—Intentamos no despertar a ____ —dijo Joe deliberadamente. Se giró hacia Kevin—. Quiero saber que está pasando en su cabeza. Se culpa de lo que le pasó a Nick, y actúa movida por ésa culpa.
Nick juró algo que habría hecho a su madre que le lavara su boca con jabón.
— ¿Entonces qué hacemos? —preguntó Kevin.
Joe agitó su cabeza. Se sentía tan impotente.
—No lo sé. Tiene que ser su decisión. No podemos decidir por ella.
—No quiero perderla —dijo Nick en voz tensa.
— ¿Cree qué nosotros sí? —preguntó Kevin. Ira y frustración hervían en sus ojos.
Joe se flotó la cara. Estaba hecho un manojo de nervios. Cansado. Frustrado. Y muerto de miedo de perder a la mujer que significaba todo para ellos.
— ¿Cómo podríamos dejarla marchar? —exigió Nick—. ¿Quien va a asegurarse que el bastardo de su marido no volverá a hacerle daño?
Joe giró la cabeza hacia la cama cuando oyó a ____ moverse y suspirar suavemente. Sus ojos temblaron y se abrieron, y él se le acercó.
— ¿Cómo te sientes, cariño?
—Cansada —susurró ella.
Él se sintió culpable de lo que iba a hacer, pero no la dejaría marcharse sin luchar. No necesitaba ser presionada, pero era eso lo qué él iba a hacer.
— ¿Qué está pasando, cariño? ¿Por qué llamaste a D.A.? No me gusta lo que implica esto.
Lo miró fijamente con sus hermosos ojos. Ojos que estaban cargados de tristeza. Y miedo. Como si tuviese miedo de como reaccionaría cuando contestara a sus preguntas.
Su tripa se apretó incontrolablemente.
—Se tenía que hacer —dijo ella.
—No, no se tenía que hacer —refutó Nick.
Lágrimas llenaron sus ojos.
—Casi moriste, Nick. Por mi causa. ¿Tienes alguna idea de lo qué me hizo? ¿Cómo me hirió? No puedo aceptar el pensamiento de perder a alguno de vosotros. Os amo demasiado.
Joe miró a Nick. Su hermano estaba cerca de perder el control. La ira y el pesar lo consumían.
—Yo soy el que te falló —dijo Nick casi en grito—. ¿No lo entiendes? He dejado que aquel bastardo entre en nuestra casa. Lo dejé llevarte. Lo dejé casi matarte. Te fallé igual como fallé a aquellos prisioneros en Irak.
Las lágrimas bajaban por el rostro de ____.
—Nick…
—No te dejaré hacer esto, ____. No te dejaré sacrificarte para nosotros —dijo Nick ferozmente.
Luchó para sentarse, y Joe se inclinó para envolver su hombro con el brazo.
—Hice un acuerdo con el abogado de distrito —dijo ella—. Un acuerdo al que no voy a romper. Es algo que tengo que hacer. Por todos nosotros.
La nausea invadió el estómago de Joe, y él y Kevin cambiaron miradas aterrados.
— ¿Qué tipo de acuerdo? —preguntó Kevin débilmente.
—Voy a testificar contra Mason.
Joe agitó la cabeza.
—No. No, no, ¡no! Es demasiado peligroso. Irá a por ti con todo lo que tiene.
—Me voy —añadió ____ suavemente—. Hasta el juicio. Estaré bajo protección.
Joe se levantó. Apretó los dedos en puños. Dios, quería pegar algo.
— ¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto? —exigió él. Ya no le importaba si sonaba enfadado. No podía obligarse a tratarla con suavidad cuando ella lo estaba despedazando por adentro.
—Lo estoy haciendo por ti.
La declaración era firme. Acentuada por la barbilla levantada. Fuego relucía en ojos, que estaban tan cansados hace unos momentos.
Joe cerró los ojos, intentando controlar la ira. Quería gritar. En vez de esto, se dio la vuelta y salió. No podía confiar en sí mismo para hablar cuando todo lo que quería hacer era gritar.
____ lo vio salir y sintió que su mundo se fragmentaba y se partía en pequeños pedazos. Estaba más enfadado que nunca. Enfadado con ella.
Miró la traición que surgía en los ojos de Kevin y Nick. ¿La odian todos?
—Vayan con él —los pidió suavemente—. Os necesita.
—Te necesita a ti —señaló Kevin.
—No lo dejen hacer alguna cosa estúpida —continuó ella.
—Necesito aire —dijo Nick en una voz derrotada, de que ella se avergonzaba.
Kevin agitó la cabeza, mientras seguía a Nick salir del cuarto.
____ llevó la mano al rostro cuando los sollozos que intentó tan fuerte contenerlos, salieron burbujeantes. Intentaba respirar, pero fuertes, rasposos, discordantes continuaban a salir de su garganta.
La enfermera entró por la puerta, con una expresión preocupada en el rostro. David Masterson la seguía de cerca.
— ¿Necesita de algo para el dolor? —preguntó la enfermera.
¿Para el dolor? Si solo una simple droga se llevaría la agonía de su corazón.
____ agitó su cabeza. Quería estar alerta. Necesitará todo su ingenio y agudeza en los próximos días.
—Sra. Bardwell… ____, hablé con su médico, preparamos todo para trasladarla a una clínica privada en otro estado. Si está de acuerdo, saldremos dentro de una hora.
____ se quedó en boca abierta.
— ¿Así rápido?
—Es imperativo moverla a un lugar seguro cuanto antes. Su esposo ya demostró que es capaz de cualquier cosa. No tuvo problemas en encontrarla. Es solo cuestión de tiempo que la encuentre aquí.
Los hermanos. Mason también descubriría a Joe, Kevin y Nick. Donde estaba ella, estaban ellos. ¿Si él pudiera encontrarla tan fácilmente, lo qué haría con los Jonas?
—Estoy lista —dijo en una voz firme.
Joe supo que algo estaba mal, desde el minuto en el que salió del ascensor. La enfermera quien debería cuidar a ____ en este turno no le miraba en los ojos. De hecho, iba corriendo en dirección contraria tan rápido como le permitían sus piernas.
Murmuró algo. Le llevó como dos horas para calmarse suficiente para pensar racionalmente. Kevin y Nick no lo ayudaron. Estaban igual de enfadados.
Los tres se dirigían hacia al cuarto de ____. Joe notó la ausencia del policía que había estado antes. Cuando abrió la puerta, encontró una cama recientemente hecha. Una cama vacía. Entró rápidamente por la puerta, empujándola contra la pared.
El cuarto estaba vacío. Completamente vacío. No había ningún rastro de que ____ estuvo allí.
Volvió al pasillo, sus hermanos estaban junto con él. Caminó hasta la sala de las enfermeras y golpeo el mostrador.
— ¿Dónde está? —exigió él.
Una señora mayor, quizá la enfermera jefa, se levantó y extendió la mano para aplacarlo.
—Fue trasladada a otra clínica. Una que tiene mejor seguridad que nosotros.
— ¿Dónde? —preguntó mordaz Joe.
—No te lo puede decir.
Joe se giró y vio a David Masterson a pocos metros. Tuvo que dominarse para no romper la nariz al agente de D.A.’S.
—Dejó esto para usted —dijo David, extendiéndole una nota doblada—. No se preocupada, Sr. Jonas. Cuidaremos bien de ella.
Joe observó, aturdido, como David se giraba y caminaba por el pasillo, en dirección al ascensor. Se quedó mirando fijamente el papel de su mano, con el estómago revuelto. Con las manos temblando, abrió la nota. Tres palabras. Tan simple.
Os amo.
Rompió la nota y la tiró hacia la pared. Sus hermanos tenían las mismas expresiones de incredulidad. Nick dio un puñetazo a la pared, haciendo un agujero en el yeso.
— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó despacio Kevin.
—Volvemos a la cabaña. Y esperamos que vuelva —dijo Joe.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 29
____ llegó al final de la acera sinuosa, mirando fijamente la cabaña. El verano llegó a las montañas. En todos los sitios que miraba, la tierra estaba llena de verde. Solo había visto este paisaje cuando estaba cubierto de blanco y pensó que no podía ser más bonito. Estaba equivocada. Posiblemente, no podía ser más maravillosa que ahora, cuando volvía a casa.
Aparcó abajo, en el camino, exactamente en donde lo hizo antes. De alguna manera quería reproducir el día que tuvo hace muchos meses.
Sonrió cuando la brisa movió su largo pelo y lo sopló suavemente alrededor de sus hombros. Deslizó la mano sobre la protuberancia de su abdomen, acariciándola con gentileza.
Con un suspiro, empezó a ascender por la colina hasta llegar a la puerta.
Tenía mariposas bailando en su estómago. En respuesta, el bebé pateaba y se movía. Ella se paró y puso de nuevo una mano sobre el estómago hasta que la sensación se paró.
Sonrió y continuó adelante. Cuando alcanzó el porche, hesitó. La puerta estaba a pocos centímetros, y aún así, no llamó. ¿Debía entrar simplemente? No. Ha pasado mucho tiempo.
¿La aceptarían de vuelta? ¿Aún la amarían? La incertidumbre le destruía su confianza. Joe estuvo tan cabreado la última vez lo vio. Cerró los ojos para borrar la mirada de traición que había visto en su expresión.
Lágrimas llenaron sus ojos. Les echaba terriblemente de menos. Pasó tantas noches despierta, anhelando su toque. Miró hacía abajo y se quitó las lágrimas. Ya pasó todo. Estaba finalmente libre para vivir la vida que anhelaba. Era su elección si la iba a rechazar o aceptar.
Lentamente, levantó la mano y llamó a la puerta. Esperó un momento reuniendo su coraje y llamó más fuerte.
El corazón osciló cuando oyó firmes pasos del otro lado. La puerta se abrió y Nick permaneció en la entrada, con una expresión aturdida en el rostro.
—¿____?
Lo miró fijamente, rezando que no le diera espalda y cerrar la puerta.
Antes de poder decir cualquier cosa, se halló envuelto en sus brazos. La empezó a girar, enterrando su rostro en el tórax.
El bebé se movió y pateó entre ellos y él se congeló. Lentamente la puso de pie y se alejó. Alcanzó la hinchada barriga con una mano trémula.
— ¿Esto es…? ¿Esto es…? —se paró bruscamente, con voz ronca llena de emoción.
Cubrió su mano con la suya, sujetándola contra su estómago.
—Sí —susurró ella.
Él la miró fijamente, en un silencio confuso. Entonces la abrazó de nuevo. Enterró el rostro en su pelo y la levantó. Después, llevó la mano entre ellos para volver a tocar su abdomen como si no lo pudiese creer, a pesar de la evidencia.
—Nuestro bebé —susurró él.
La arrastró hacia el sofá y se sentó. Agarró sus manos y la pujó hasta que estuvo sentada en su regazo. Entonces, puso las ambas manos en su estómago, con los ojos llenos de alegría.
La volvió a mirar, las manos le acarició el brazo que tuvo roto, y la herida de cuchillo que tuvo en el tórax.
— ¿Estás bien?
—Estoy bien. Ahora que estoy aquí —agregó.
Él se movió y enmarcó su rostro con sus grandes manos y la acercó hasta besarla.
—Te he echado tanto de menos —dijo emocionado.
Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Yo también te he echado de menos.
Un ruido del otro lado de la habitación, la hizo volver la cabeza en aquella dirección.
Se puso tensa cuando vio a Joe y Kevin de pie en la entrada.
El rostro del Kevin estaba sonriente, pero Joe la miraba fijamente en atónito silencio. Su corazón se disparó y su estómago protestó. Él no la había perdonado por irse.
Ella se puso lentamente de pie, con los dedos apretados.
Joe se acercó a ella.
—Prométeme —sus ojos la miraban fijamente, penetrando cada trocito de su piel—. Prométeme que nunca volverás a hacer una cosa tan estúpida. Júreme que nunca nos volverás a dejar.
Voló hacia él, lanzándose en sus brazos. Él la agarró con firmeza contra su cuerpo. La mantuvo contra su pecho, besándole el pelo durante mucho tiempo.
Cuando se alejó, fue arrastrada para los brazos de Kevin.
—Bienvenida la casa, cariño.
La besó ligeramente y la volvió a abrazar.
— ¿Tienes algo qué decirnos? —preguntó Joe, mirándole el abdomen.
Ella le sonrió.
—Van a ser padres.
Kevin dio un grito y la giró por el cuarto.
—Ponla en el suelo —dijo Nick asustado—. No necesita que la muevas como un saco de grano.
Kevin la puso en el suelo y llevó la mano a su barriga.
— ¿Tienes hambre? ¿Quieres qué te prepare algo?
—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y Joe sentó a ____ en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
— ¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue más rápido que pensamos. Mason no mostró ninguna señal de cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y firmó un acuerdo.
— ¿Ya no es una amenaza? —preguntó Nick.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo Joe—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Os eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
Joe la abrazó.
—Nunca volverá a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar, pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía si os lo contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para protegeros tanto a vosotros como al bebé.
Kevin trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
— ¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
Joe llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti. Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida casa, muñeca —declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en su barriga—. Bienvenido casa, bebé Jonas.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Kevin cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de ____.
— ¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros —dijo Joe.
____ los miró fijamente durante un largo momento y sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún a querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente vuestra —dijo temerosa.
Nick bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
— ¿Te casarás con nosotros? — Preguntó Joe, acariciándole el pelo—. ¿Te quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a Joe tan fuertemente como podía.
—Os amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con vosotros.
Kevin dio un grito y Nick volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
Joe le dio un besó largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía problemas en creer que era realidad.
— ¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer, ____ se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un lugar.
Joe agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Kevin y a Nick, ambos relajadas, tranquilos—. Os amo a todos.
Kevin sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.
____ llegó al final de la acera sinuosa, mirando fijamente la cabaña. El verano llegó a las montañas. En todos los sitios que miraba, la tierra estaba llena de verde. Solo había visto este paisaje cuando estaba cubierto de blanco y pensó que no podía ser más bonito. Estaba equivocada. Posiblemente, no podía ser más maravillosa que ahora, cuando volvía a casa.
Aparcó abajo, en el camino, exactamente en donde lo hizo antes. De alguna manera quería reproducir el día que tuvo hace muchos meses.
Sonrió cuando la brisa movió su largo pelo y lo sopló suavemente alrededor de sus hombros. Deslizó la mano sobre la protuberancia de su abdomen, acariciándola con gentileza.
Con un suspiro, empezó a ascender por la colina hasta llegar a la puerta.
Tenía mariposas bailando en su estómago. En respuesta, el bebé pateaba y se movía. Ella se paró y puso de nuevo una mano sobre el estómago hasta que la sensación se paró.
Sonrió y continuó adelante. Cuando alcanzó el porche, hesitó. La puerta estaba a pocos centímetros, y aún así, no llamó. ¿Debía entrar simplemente? No. Ha pasado mucho tiempo.
¿La aceptarían de vuelta? ¿Aún la amarían? La incertidumbre le destruía su confianza. Joe estuvo tan cabreado la última vez lo vio. Cerró los ojos para borrar la mirada de traición que había visto en su expresión.
Lágrimas llenaron sus ojos. Les echaba terriblemente de menos. Pasó tantas noches despierta, anhelando su toque. Miró hacía abajo y se quitó las lágrimas. Ya pasó todo. Estaba finalmente libre para vivir la vida que anhelaba. Era su elección si la iba a rechazar o aceptar.
Lentamente, levantó la mano y llamó a la puerta. Esperó un momento reuniendo su coraje y llamó más fuerte.
El corazón osciló cuando oyó firmes pasos del otro lado. La puerta se abrió y Nick permaneció en la entrada, con una expresión aturdida en el rostro.
—¿____?
Lo miró fijamente, rezando que no le diera espalda y cerrar la puerta.
Antes de poder decir cualquier cosa, se halló envuelto en sus brazos. La empezó a girar, enterrando su rostro en el tórax.
El bebé se movió y pateó entre ellos y él se congeló. Lentamente la puso de pie y se alejó. Alcanzó la hinchada barriga con una mano trémula.
— ¿Esto es…? ¿Esto es…? —se paró bruscamente, con voz ronca llena de emoción.
Cubrió su mano con la suya, sujetándola contra su estómago.
—Sí —susurró ella.
Él la miró fijamente, en un silencio confuso. Entonces la abrazó de nuevo. Enterró el rostro en su pelo y la levantó. Después, llevó la mano entre ellos para volver a tocar su abdomen como si no lo pudiese creer, a pesar de la evidencia.
—Nuestro bebé —susurró él.
La arrastró hacia el sofá y se sentó. Agarró sus manos y la pujó hasta que estuvo sentada en su regazo. Entonces, puso las ambas manos en su estómago, con los ojos llenos de alegría.
La volvió a mirar, las manos le acarició el brazo que tuvo roto, y la herida de cuchillo que tuvo en el tórax.
— ¿Estás bien?
—Estoy bien. Ahora que estoy aquí —agregó.
Él se movió y enmarcó su rostro con sus grandes manos y la acercó hasta besarla.
—Te he echado tanto de menos —dijo emocionado.
Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Yo también te he echado de menos.
Un ruido del otro lado de la habitación, la hizo volver la cabeza en aquella dirección.
Se puso tensa cuando vio a Joe y Kevin de pie en la entrada.
El rostro del Kevin estaba sonriente, pero Joe la miraba fijamente en atónito silencio. Su corazón se disparó y su estómago protestó. Él no la había perdonado por irse.
Ella se puso lentamente de pie, con los dedos apretados.
Joe se acercó a ella.
—Prométeme —sus ojos la miraban fijamente, penetrando cada trocito de su piel—. Prométeme que nunca volverás a hacer una cosa tan estúpida. Júreme que nunca nos volverás a dejar.
Voló hacia él, lanzándose en sus brazos. Él la agarró con firmeza contra su cuerpo. La mantuvo contra su pecho, besándole el pelo durante mucho tiempo.
Cuando se alejó, fue arrastrada para los brazos de Kevin.
—Bienvenida la casa, cariño.
La besó ligeramente y la volvió a abrazar.
— ¿Tienes algo qué decirnos? —preguntó Joe, mirándole el abdomen.
Ella le sonrió.
—Van a ser padres.
Kevin dio un grito y la giró por el cuarto.
—Ponla en el suelo —dijo Nick asustado—. No necesita que la muevas como un saco de grano.
Kevin la puso en el suelo y llevó la mano a su barriga.
— ¿Tienes hambre? ¿Quieres qué te prepare algo?
—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y Joe sentó a ____ en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
— ¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue más rápido que pensamos. Mason no mostró ninguna señal de cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y firmó un acuerdo.
— ¿Ya no es una amenaza? —preguntó Nick.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo Joe—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Os eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
Joe la abrazó.
—Nunca volverá a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar, pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía si os lo contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para protegeros tanto a vosotros como al bebé.
Kevin trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
— ¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
Joe llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti. Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida casa, muñeca —declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en su barriga—. Bienvenido casa, bebé Jonas.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Kevin cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de ____.
— ¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros —dijo Joe.
____ los miró fijamente durante un largo momento y sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún a querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente vuestra —dijo temerosa.
Nick bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
— ¿Te casarás con nosotros? — Preguntó Joe, acariciándole el pelo—. ¿Te quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a Joe tan fuertemente como podía.
—Os amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con vosotros.
Kevin dio un grito y Nick volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
Joe le dio un besó largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía problemas en creer que era realidad.
— ¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer, ____ se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un lugar.
Joe agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Kevin y a Nick, ambos relajadas, tranquilos—. Os amo a todos.
Kevin sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 30
Unas semanas más tarde
Joe Jonas tocó un mechón del ligero pelo marrón de ____ mientras esta dormía. La espalda estaba anidada contra su pecho, el trasero contra su ingle.
Dejó que su mano se deslizara desde el pelo hasta el hombro, luego por su costado hasta el hinchado vientre. Bajo sus dedos, el bebé se movió, y su pecho se tensó con la violenta satisfacción que lo inundó.
Ella se removió inquieta y apartó la mano, no queriendo perturbar su sueño. Se cansaba fácilmente estos días, con el bebé saliendo de cuantas en dos cortas semanas desde ahora.
Con desgana, presionó un beso en su cabeza y salió cuidadosamente de la cama. Se vistió y fue en busca de sus hermanos.
Encontró a Kevin y Nick en la cocina desayunando. Alzaron la mirada cuando Joe entró, sus miradas interrogantes.
— ¿____ todavía duerme? —preguntó Kevin.
Joe cabeceó.
—Ni siquiera se ha movido cuando salí de la cama.
—Últimamente ha estado terriblemente cansada —Nick habló más alto, la preocupación teñía su voz.
—Quería hablar con vosotros mientras duerme —dijo Joe mientras tomaba asiento en la barra junto a sus hermanos.
La frente de Kevin se arrugó.
— ¿Es algo malo?
—No. Solo me preguntaba si no deberíamos llevar a ____ a Denver antes de que salga de cuentas. Estaba pensando en por lo menos dos semanas. No me gusta la idea de que se ponga de parto antes y nos quedemos atascados en la montaña.
—Creo que es una buena idea —dijo Nick—. La idea de que se ponga de parto me asusta a muerte.
Kevin cabeceó su acuerdo.
—Si quieres puedo llamar y reservar un piso.
—Hazlo —dijo Joe—. Haré los arreglos con Riley, para que cuide de los caballos mientras estemos fuera.
Un ligero sonido de arrastrar los pies, hizo que Joe y los otros se dieran la vuelta. ____ estaba de pie en la puerta, el pelo desaliñado y con oscuros círculos bajo los ojos.
—Buenos días —murmuró, mientras entraba.
Se deslizó entre los brazos de Joe y alzó la cara por un beso. El cubrió la boca, gozando del sabor de sus dulces labios. Después de un momento, se liberó de sus brazos y se giró hacia Nick. Este la apretó entre sus brazos y la abrazó fuerte, su mano bajando tiernamente para acunar su vientre.
—Buenos días —murmuró él mientras le daba un beso suave.
Descansó un momento en los brazos de Nick, antes de ir hacia Kevin.
— ¿Cómo te sientes, muñeca? —preguntó Kevin, mientras deslizaba los brazos a su alrededor.
—Cansada —admitió—. El pequeño tiene los días y las noches un poco mezcladas y tengo miedo.
—Mantén el ritmo —dijo Kevin dijo compasivo—. Siéntate y te haré algo de comer.
Ella sacudió la cabeza.
—No tengo hambre. Aunque tomaría algo de zumo y me sentaría en el porche delantero durante un rato.
Joe cambió miradas preocupadas con sus hermanos, mientras ella se dirigía a la nevera para servirse un vaso de zumo. Salió de la cocina andando como un pato y pocos segundos más tarde, oyeron que la puerta principal se abría y se cerraba.
—Reserva ese piso —dijo Joe sombrío—. Nos iremos después de su siguiente reconocimiento con la comadrona.
____ dio un paso fuera de la puerta principal y cerró los ojos, mientras la brisa fresca de septiembre soplaba sobre su cara. Dejó caer la mano libre sobre el vientre y se lo masajeó distraídamente, mientras avanzaba a la gran silla cómoda, que los chicos le habían conseguido.
Se hundió en el cojín rellenito y suspiró de alivio, mientras subía los pies en el sofá. Solo había estado de pie unos pocos minutos y ya chillaban, protestando.
Quienquiera que dijo que el embarazo era todo melocotones y sol, claramente, nunca lo había experimentado.
Sorbió el zumo y frotó la mano sobre la hinchada montaña de su estómago. En respuesta, el bebé pateó y giró, trayendo una sonrisa a la cara de ____.
No había sido totalmente sincera con los chicos. El bebé la mantenía despierta de vez en cuando, pero últimamente su sueño había estado plagado de pesadillas. Desde que volvió con los hombres a los que amaba más que nada, había tenido miedo de que algo sucediera y los separara otra vez.
Había noches cuando despertaba, bañada en sudor que se estiraba para asegurarse de que todavía estaban allí. Especialmente Nick. Ya no se levantaba para volver a su cuarto. Él parecía tan ansioso como ella de asegurarse de que nada se interpusiera entre ellos otra vez.
Ella le tocaba a menudo, asegurándose, combatiendo las imágenes de él recibiendo un disparo. Tan pronto como parecía que Joe y Kevin se estiraban a por ella, el miedo a perderla era frecuente.
Todos luchaban contra sus demonios de maneras diferentes, y francamente, ____ estaba preparada para ir más allá del temor paralizador. Preparada para asentarse con los hombres que amaba y vivir la vida juntos.
La puerta se abrió y miró de reojo para ver a Kevin mirándola con preocupación. Se acercó y se sentó en la ancha silla a su lado, pasando un brazo alrededor de hombros.
Se inclinó para besar su sien y ella cerró sus ojos con placer.
— ¿Cómo vas, muñeca? —preguntó con voz tierna.
Colocó la mano libre sobre el vientre y lo acarició de arriba y abajo, con un movimiento consolador.
Ella suspiró y se inclinó más adentro en su abrazo. Él le besó la cima de la cabeza, mientras la atraía a descansar contra su pecho. Empezó a frotarle la espalda, masajeando y amasando los músculos.
Un bajo gemido del placer se formó en la garganta de ____.
— ¿Se siente bien? —preguntó.
—Aja. —La lengua se sentía demasiado gruesa como para formar palabras. Los ojos se cerraron con cansancio contra su pecho, mientras continuaba frotando. Las noches en blanco se absorbían, mientras Kevin hacía magia con sus manos. Las pestañas revolotearon y luchó por intentar permanecer despierta.
Kevin miró hacia abajo, mientras los ojos de ____ se cerraban en su batalla por mantenerse despierta. Continuó acariciándole la espalda, disfrutando de la sensación de ella en sus brazos. El silencio la instaba a someterse al deseo de dormir. Dios sabía que lo necesitaba.
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Miró hacia abajo otra vez, para ver su cara enterrada en el pecho. Esperó, queriendo asegurarse de que no la despertaría, cuando la llevara adentro.
Giró la cabeza, cuando oyó que se abría la puerta principal. Levantó el dedo hasta los labios, cuando Nick se deslizó fuera. Los ojos de Nick barrieron ávidamente sobre ____, la preocupación oscureciéndole sus ojos azules.
—Voy a llevarla dentro —dijo Kevin calladamente—. Abre la puerta si no te importa.
Con gran cuidado, Kevin liberó el brazo de alrededor de ____ y se puso de pie. Entonces se inclinó y curvó sus brazos debajo de ella, levantándola contra su peche. Se movió lentamente hacia la puerta, parando cuando ella le acarició el cuello con la mejilla.
Cuándo se recostó, avanzó por la puerta que Nick tenía abierto para él. Anduvo hasta el dormitorio y la acostaba con cuidado en la cama. Hizo un sonido de protesta, cuando se alejó de ella. Tomando sólo un segundo en desatarse los zapatos, se arrastró a la cama con ella y la abrazó.
Ella deja salir un suspiro dulce de contento, mientras se acurrucaba en sus brazos. Empezó a frotarle la espalda otra vez, como había hecho en el porche, hasta que se relajara completamente en su abrazo. Pronto, su respiración se filtró por la habitación, y Kevin cerró los ojos, contento de yacer allí con la mujer que amaba llenando sus brazos.
Cuándo ____ se despertó, registró primero que Kevin ya no estaba delante de ella. Pero estaba sujeta contra una espalda dura y una mano descansaba de manera posesiva en su abdomen redondeado. Sonrió. Nick.
Ella parpadeaba la nube del sueño de sus ojos y se maravilló de cuán mejor se sentía. Parte de ello era por las horas extras de sueño que había necesitado, pero la otra parte, era la tranquilidad que sentía con Nick, curvado alrededor de su cuerpo.
Queriendo enfrentarlo, luchó por girarse, una proeza que no tan sencilla estos días. Manos suaves la ayudaron y labios calientes se encontraron con los suyos, tan pronto como se acomodó.
Ella suspiró contenta, mientras Nick profundizaba su beso, su lengua acariciando la suya. Deslizó una mano sobre su pecho desnudo y luego hasta sus hombros, donde descansaba la cicatriz fruncida del disparo.
Lágrimas inesperadas empañaron su visión, mientras revivía una vez más el horror de aquella noche. Malditas hormonas del embarazo. Era un ambulante caso perdido, estos días.
—No vas a perderme —murmuró Nick mientras se apartaba de su boca.
Una lágrima se deslizó por la mejilla. Dios, ella necesitaba esa tranquilidad. Últimamente, el corazón se le detenía cada vez que lo miraba.
—Te amo —dijo ella, su voz susurrante por la emoción.
—Yo también te amo —dijo él bruscamente.
El bebé pateó y giró entre ellos y la cara de Nick se relajó con una amplia sonrisa.
— ¿Hoy está activo, verdad?
Él movió la mano hasta la cintura de los pantalones de chándal y los bajó, hasta que desnudó el vientre. Sus dedos acariciaron reverentemente la piel tensa. Entonces, se agachó para presionar los labios en el pequeño bulto bajo las costillas.
— ¿Eso es el pie? —preguntó.
____ rió entre dientes.
—Podría ser. No puedo mantener el ritmo, se mueve tan rápido.
El deslizó la mano arriba, apartando su camisa hasta que acunó un pecho lleno. Luego se inclinó otra vez y besó el pezón hinchado.
—Te he echado de menos —dijo simplemente, y ella supo que quería decir sus relaciones sexuales.
Ella gimió suavemente, mientras él arremolinaba la punta de un dedo alrededor de la punta fruncida, dejando la humedad de su lengua.
—Yo también te he echado de menos —murmuró ella.
En realidad, estaba a punto de chillar de frustración. No habían hecho el amor en semanas. Sabía que estaban siendo considerados con su molestia, pero era una innecesaria restricción por su parte.
No habían sido nada, sino terriblemente gentiles desde que había vuelto a ellos, nunca tomándola como antes. Le hicieron el amor reverentemente, casi como si tuvieran miedo de que le hagan daño involuntariamente.
Seguramente, no pasaba ni un día, una hora, sin que la tocaran, acariciaran, ducharan con ternura, pero no era lo mismo que hacer el amor.
—No me romperé —dijo ella deliberadamente.
Un suspiro desigual de frustración, salió del pecho de Nick.
—No quiero herirte a ti o al bebé. Joe, Kevin y yo hemos discutido esto. Pensamos que sería mejor esperar hasta después del nacimiento del bebé.
____ frunció el ceño. Se levantó sobre un codo y miró a Nick.
—Déjame poner esto en claro. ¿Tú y tus hermanos decidisteis, por vuestra cuenta, sin consultarme, que os abstendríais hasta después de que nazca el bebé?
La miró cuidadosamente.
—Uh, si.
Ella apretó los labios en una línea apretada.
—Ya veo. ¿Y nunca se os ocurrió que quizá yo no tenía deseo de abstenerme? ¿Desde cuándo tomáis mis decisiones por mí?
El la miró en completa confusión, la mirada de un hombre que sabía que estaba arrinconado y no tenía ni idea de que decir para salir de ello.
Ella casi sonrió, pero arruinaría completamente la severa mirada que intentaba echarle. En vez de eso, se inclinó y presionó los labios contra su pecho. Lamió las líneas de entre los duros músculos, bajando para explorar sus rígidos muslos abdominales.
El aliento le escapó en un largo silbido.
—____, no creo… no creo que esto sea una buena idea.
Ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Ese es tu problema. Piensas demasiado.
Se deslizó fuera de la cama solo el tiempo suficiente para quitarse sus ropas, antes de arrastrarse de vuelta encima de él.
Los dedos bajaron hasta el botón de sus vaqueros.
—La manera en que lo veo, tienes dos elecciones —empezó—. Una, puedes quitarte los vaqueros como un buen chico, o dos, puedes sufrir la ira de las hormonas locas de una mujer embarazada.
—Bien, cuando lo pones así.
Las manos se movieron, para bajarse torpemente los vaqueros. Los sacudió, mientras los empujaba por las caderas. Unos pocos segundos más tarde, estaba desnudo, su polla tensa hacia arriba.
Una oleada de deseo se disparó por su sistema, dejándola jadeante. Sin darle tiempo para cambiar de idea, puso las manos en su pecho, para sujetarse y pasó una pierna sobre las caderas. Las manos de él la sostuvieron por los hombros, mientras se estiraba para posicionar la polla en la entrada de su coño. Luego, se hundió, enfundándolo en un movimiento.
Nick arqueó su cabeza, los ojos eran cerrados, mientras apretaba los dientes. Ella sonrió. Quizás le faltaba un poco de práctica, pero no era su culpa, dado que ellos no habían sido participantes exactamente dispuestos. Pero iba a remediar eso. Empezando por ahora.
Las manos de Nick se deslizaron por su cuerpo, sobre las curvas e hinchados pezones, hasta que se asentaron en las caderas. Ella empezó una cabalgada lenta y sensual, decidida a castigarlo por haberse reprimido con ella. Él estaría pidiendo clemencia, antes de acabar con él. Se inclinó hacia delante, permitiendo que su pelo cayera sobre el pecho, mientras continuaba girando las caderas. Un placer exquisito, dolorido, se construía en su pelvis, curvándose como fuego en el abdomen. Dios, lo había echado de menos.
Los dedos se curvaron en el pecho. Jadeó, mientras sentía el lento alzamiento del orgasmo. No, no acabaría tan rápidamente. Se hundió otra vez y se detuvo, disfrutando de la sensación de él, clavado tan profundamente dentro de ella.
—Jesús, ____, no puedes pararte ahora.
El bajo y desesperado sonido de su voz, mandó un estremecimiento por su pecho. Le miró fijamente a los ojos y sonrió traviesa. Levantó las caderas una diminuta pulgada antes de deslizarse hacia abajo.
—Te aprovechas de hecho que no puedo devolverte esto —se quejó Nick.
Las manos viajaron alrededor de las caderas, para acunar su trasero. Se arqueó dentro de ella, empujando más profundamente.
Ella sabía que no iba a durar mucho. Y entonces, el movió una mano entre sus piernas. Los dedos encontraron su clítoris y empezaron a acariciar la carne temblorosa. De dio por vencida de hacerle sufrir y reanudó el ritmo.
Las rodillas se clavaron en los costados, mientras que su cuerpo se tensaba. Cada músculo se tensó, estirándose, rogando por liberación. El aliento se escapó de sus pulmones, como fuego.
Nick se levantó y dejó salir un grito, mientras su cálida semilla la inundaba. Unos pocos segundos más tarde, el orgasmo ardió sobre ella, liberando mil burbujas diminutas, explotando en una punzada de placer.
El la agarró, mientras se desplomaba hacia delante. Suavemente, la colocó con cuidado a su lado, curvando sus brazos a su alrededor, mientras la sostenía cerca. Los dos intentaban recuperar el aliento, mientras que sus corazones latían erráticamente por las secuelas.
Le besó el pelo, acariciándole la espalda con una mano, mientras ella se estremecía con réplicas.
— ¿Te he hecho daño? —le preguntó contra la oreja.
Ella sacudió la cabeza y le acarició con la nariz.
—Joe y Kevin patearán mi culo por esto —dijo él irónico.
Ella sonrió y se empujó para mirarlo.
—No, no lo harán. No tengo intención de darles la oportunidad.
—Uh, oh.
—No te preocupes por tus hermanos —dijo ella—. Tengo planes para ellos.
Unas semanas más tarde
Joe Jonas tocó un mechón del ligero pelo marrón de ____ mientras esta dormía. La espalda estaba anidada contra su pecho, el trasero contra su ingle.
Dejó que su mano se deslizara desde el pelo hasta el hombro, luego por su costado hasta el hinchado vientre. Bajo sus dedos, el bebé se movió, y su pecho se tensó con la violenta satisfacción que lo inundó.
Ella se removió inquieta y apartó la mano, no queriendo perturbar su sueño. Se cansaba fácilmente estos días, con el bebé saliendo de cuantas en dos cortas semanas desde ahora.
Con desgana, presionó un beso en su cabeza y salió cuidadosamente de la cama. Se vistió y fue en busca de sus hermanos.
Encontró a Kevin y Nick en la cocina desayunando. Alzaron la mirada cuando Joe entró, sus miradas interrogantes.
— ¿____ todavía duerme? —preguntó Kevin.
Joe cabeceó.
—Ni siquiera se ha movido cuando salí de la cama.
—Últimamente ha estado terriblemente cansada —Nick habló más alto, la preocupación teñía su voz.
—Quería hablar con vosotros mientras duerme —dijo Joe mientras tomaba asiento en la barra junto a sus hermanos.
La frente de Kevin se arrugó.
— ¿Es algo malo?
—No. Solo me preguntaba si no deberíamos llevar a ____ a Denver antes de que salga de cuentas. Estaba pensando en por lo menos dos semanas. No me gusta la idea de que se ponga de parto antes y nos quedemos atascados en la montaña.
—Creo que es una buena idea —dijo Nick—. La idea de que se ponga de parto me asusta a muerte.
Kevin cabeceó su acuerdo.
—Si quieres puedo llamar y reservar un piso.
—Hazlo —dijo Joe—. Haré los arreglos con Riley, para que cuide de los caballos mientras estemos fuera.
Un ligero sonido de arrastrar los pies, hizo que Joe y los otros se dieran la vuelta. ____ estaba de pie en la puerta, el pelo desaliñado y con oscuros círculos bajo los ojos.
—Buenos días —murmuró, mientras entraba.
Se deslizó entre los brazos de Joe y alzó la cara por un beso. El cubrió la boca, gozando del sabor de sus dulces labios. Después de un momento, se liberó de sus brazos y se giró hacia Nick. Este la apretó entre sus brazos y la abrazó fuerte, su mano bajando tiernamente para acunar su vientre.
—Buenos días —murmuró él mientras le daba un beso suave.
Descansó un momento en los brazos de Nick, antes de ir hacia Kevin.
— ¿Cómo te sientes, muñeca? —preguntó Kevin, mientras deslizaba los brazos a su alrededor.
—Cansada —admitió—. El pequeño tiene los días y las noches un poco mezcladas y tengo miedo.
—Mantén el ritmo —dijo Kevin dijo compasivo—. Siéntate y te haré algo de comer.
Ella sacudió la cabeza.
—No tengo hambre. Aunque tomaría algo de zumo y me sentaría en el porche delantero durante un rato.
Joe cambió miradas preocupadas con sus hermanos, mientras ella se dirigía a la nevera para servirse un vaso de zumo. Salió de la cocina andando como un pato y pocos segundos más tarde, oyeron que la puerta principal se abría y se cerraba.
—Reserva ese piso —dijo Joe sombrío—. Nos iremos después de su siguiente reconocimiento con la comadrona.
____ dio un paso fuera de la puerta principal y cerró los ojos, mientras la brisa fresca de septiembre soplaba sobre su cara. Dejó caer la mano libre sobre el vientre y se lo masajeó distraídamente, mientras avanzaba a la gran silla cómoda, que los chicos le habían conseguido.
Se hundió en el cojín rellenito y suspiró de alivio, mientras subía los pies en el sofá. Solo había estado de pie unos pocos minutos y ya chillaban, protestando.
Quienquiera que dijo que el embarazo era todo melocotones y sol, claramente, nunca lo había experimentado.
Sorbió el zumo y frotó la mano sobre la hinchada montaña de su estómago. En respuesta, el bebé pateó y giró, trayendo una sonrisa a la cara de ____.
No había sido totalmente sincera con los chicos. El bebé la mantenía despierta de vez en cuando, pero últimamente su sueño había estado plagado de pesadillas. Desde que volvió con los hombres a los que amaba más que nada, había tenido miedo de que algo sucediera y los separara otra vez.
Había noches cuando despertaba, bañada en sudor que se estiraba para asegurarse de que todavía estaban allí. Especialmente Nick. Ya no se levantaba para volver a su cuarto. Él parecía tan ansioso como ella de asegurarse de que nada se interpusiera entre ellos otra vez.
Ella le tocaba a menudo, asegurándose, combatiendo las imágenes de él recibiendo un disparo. Tan pronto como parecía que Joe y Kevin se estiraban a por ella, el miedo a perderla era frecuente.
Todos luchaban contra sus demonios de maneras diferentes, y francamente, ____ estaba preparada para ir más allá del temor paralizador. Preparada para asentarse con los hombres que amaba y vivir la vida juntos.
La puerta se abrió y miró de reojo para ver a Kevin mirándola con preocupación. Se acercó y se sentó en la ancha silla a su lado, pasando un brazo alrededor de hombros.
Se inclinó para besar su sien y ella cerró sus ojos con placer.
— ¿Cómo vas, muñeca? —preguntó con voz tierna.
Colocó la mano libre sobre el vientre y lo acarició de arriba y abajo, con un movimiento consolador.
Ella suspiró y se inclinó más adentro en su abrazo. Él le besó la cima de la cabeza, mientras la atraía a descansar contra su pecho. Empezó a frotarle la espalda, masajeando y amasando los músculos.
Un bajo gemido del placer se formó en la garganta de ____.
— ¿Se siente bien? —preguntó.
—Aja. —La lengua se sentía demasiado gruesa como para formar palabras. Los ojos se cerraron con cansancio contra su pecho, mientras continuaba frotando. Las noches en blanco se absorbían, mientras Kevin hacía magia con sus manos. Las pestañas revolotearon y luchó por intentar permanecer despierta.
Kevin miró hacia abajo, mientras los ojos de ____ se cerraban en su batalla por mantenerse despierta. Continuó acariciándole la espalda, disfrutando de la sensación de ella en sus brazos. El silencio la instaba a someterse al deseo de dormir. Dios sabía que lo necesitaba.
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Miró hacia abajo otra vez, para ver su cara enterrada en el pecho. Esperó, queriendo asegurarse de que no la despertaría, cuando la llevara adentro.
Giró la cabeza, cuando oyó que se abría la puerta principal. Levantó el dedo hasta los labios, cuando Nick se deslizó fuera. Los ojos de Nick barrieron ávidamente sobre ____, la preocupación oscureciéndole sus ojos azules.
—Voy a llevarla dentro —dijo Kevin calladamente—. Abre la puerta si no te importa.
Con gran cuidado, Kevin liberó el brazo de alrededor de ____ y se puso de pie. Entonces se inclinó y curvó sus brazos debajo de ella, levantándola contra su peche. Se movió lentamente hacia la puerta, parando cuando ella le acarició el cuello con la mejilla.
Cuándo se recostó, avanzó por la puerta que Nick tenía abierto para él. Anduvo hasta el dormitorio y la acostaba con cuidado en la cama. Hizo un sonido de protesta, cuando se alejó de ella. Tomando sólo un segundo en desatarse los zapatos, se arrastró a la cama con ella y la abrazó.
Ella deja salir un suspiro dulce de contento, mientras se acurrucaba en sus brazos. Empezó a frotarle la espalda otra vez, como había hecho en el porche, hasta que se relajara completamente en su abrazo. Pronto, su respiración se filtró por la habitación, y Kevin cerró los ojos, contento de yacer allí con la mujer que amaba llenando sus brazos.
Cuándo ____ se despertó, registró primero que Kevin ya no estaba delante de ella. Pero estaba sujeta contra una espalda dura y una mano descansaba de manera posesiva en su abdomen redondeado. Sonrió. Nick.
Ella parpadeaba la nube del sueño de sus ojos y se maravilló de cuán mejor se sentía. Parte de ello era por las horas extras de sueño que había necesitado, pero la otra parte, era la tranquilidad que sentía con Nick, curvado alrededor de su cuerpo.
Queriendo enfrentarlo, luchó por girarse, una proeza que no tan sencilla estos días. Manos suaves la ayudaron y labios calientes se encontraron con los suyos, tan pronto como se acomodó.
Ella suspiró contenta, mientras Nick profundizaba su beso, su lengua acariciando la suya. Deslizó una mano sobre su pecho desnudo y luego hasta sus hombros, donde descansaba la cicatriz fruncida del disparo.
Lágrimas inesperadas empañaron su visión, mientras revivía una vez más el horror de aquella noche. Malditas hormonas del embarazo. Era un ambulante caso perdido, estos días.
—No vas a perderme —murmuró Nick mientras se apartaba de su boca.
Una lágrima se deslizó por la mejilla. Dios, ella necesitaba esa tranquilidad. Últimamente, el corazón se le detenía cada vez que lo miraba.
—Te amo —dijo ella, su voz susurrante por la emoción.
—Yo también te amo —dijo él bruscamente.
El bebé pateó y giró entre ellos y la cara de Nick se relajó con una amplia sonrisa.
— ¿Hoy está activo, verdad?
Él movió la mano hasta la cintura de los pantalones de chándal y los bajó, hasta que desnudó el vientre. Sus dedos acariciaron reverentemente la piel tensa. Entonces, se agachó para presionar los labios en el pequeño bulto bajo las costillas.
— ¿Eso es el pie? —preguntó.
____ rió entre dientes.
—Podría ser. No puedo mantener el ritmo, se mueve tan rápido.
El deslizó la mano arriba, apartando su camisa hasta que acunó un pecho lleno. Luego se inclinó otra vez y besó el pezón hinchado.
—Te he echado de menos —dijo simplemente, y ella supo que quería decir sus relaciones sexuales.
Ella gimió suavemente, mientras él arremolinaba la punta de un dedo alrededor de la punta fruncida, dejando la humedad de su lengua.
—Yo también te he echado de menos —murmuró ella.
En realidad, estaba a punto de chillar de frustración. No habían hecho el amor en semanas. Sabía que estaban siendo considerados con su molestia, pero era una innecesaria restricción por su parte.
No habían sido nada, sino terriblemente gentiles desde que había vuelto a ellos, nunca tomándola como antes. Le hicieron el amor reverentemente, casi como si tuvieran miedo de que le hagan daño involuntariamente.
Seguramente, no pasaba ni un día, una hora, sin que la tocaran, acariciaran, ducharan con ternura, pero no era lo mismo que hacer el amor.
—No me romperé —dijo ella deliberadamente.
Un suspiro desigual de frustración, salió del pecho de Nick.
—No quiero herirte a ti o al bebé. Joe, Kevin y yo hemos discutido esto. Pensamos que sería mejor esperar hasta después del nacimiento del bebé.
____ frunció el ceño. Se levantó sobre un codo y miró a Nick.
—Déjame poner esto en claro. ¿Tú y tus hermanos decidisteis, por vuestra cuenta, sin consultarme, que os abstendríais hasta después de que nazca el bebé?
La miró cuidadosamente.
—Uh, si.
Ella apretó los labios en una línea apretada.
—Ya veo. ¿Y nunca se os ocurrió que quizá yo no tenía deseo de abstenerme? ¿Desde cuándo tomáis mis decisiones por mí?
El la miró en completa confusión, la mirada de un hombre que sabía que estaba arrinconado y no tenía ni idea de que decir para salir de ello.
Ella casi sonrió, pero arruinaría completamente la severa mirada que intentaba echarle. En vez de eso, se inclinó y presionó los labios contra su pecho. Lamió las líneas de entre los duros músculos, bajando para explorar sus rígidos muslos abdominales.
El aliento le escapó en un largo silbido.
—____, no creo… no creo que esto sea una buena idea.
Ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Ese es tu problema. Piensas demasiado.
Se deslizó fuera de la cama solo el tiempo suficiente para quitarse sus ropas, antes de arrastrarse de vuelta encima de él.
Los dedos bajaron hasta el botón de sus vaqueros.
—La manera en que lo veo, tienes dos elecciones —empezó—. Una, puedes quitarte los vaqueros como un buen chico, o dos, puedes sufrir la ira de las hormonas locas de una mujer embarazada.
—Bien, cuando lo pones así.
Las manos se movieron, para bajarse torpemente los vaqueros. Los sacudió, mientras los empujaba por las caderas. Unos pocos segundos más tarde, estaba desnudo, su polla tensa hacia arriba.
Una oleada de deseo se disparó por su sistema, dejándola jadeante. Sin darle tiempo para cambiar de idea, puso las manos en su pecho, para sujetarse y pasó una pierna sobre las caderas. Las manos de él la sostuvieron por los hombros, mientras se estiraba para posicionar la polla en la entrada de su coño. Luego, se hundió, enfundándolo en un movimiento.
Nick arqueó su cabeza, los ojos eran cerrados, mientras apretaba los dientes. Ella sonrió. Quizás le faltaba un poco de práctica, pero no era su culpa, dado que ellos no habían sido participantes exactamente dispuestos. Pero iba a remediar eso. Empezando por ahora.
Las manos de Nick se deslizaron por su cuerpo, sobre las curvas e hinchados pezones, hasta que se asentaron en las caderas. Ella empezó una cabalgada lenta y sensual, decidida a castigarlo por haberse reprimido con ella. Él estaría pidiendo clemencia, antes de acabar con él. Se inclinó hacia delante, permitiendo que su pelo cayera sobre el pecho, mientras continuaba girando las caderas. Un placer exquisito, dolorido, se construía en su pelvis, curvándose como fuego en el abdomen. Dios, lo había echado de menos.
Los dedos se curvaron en el pecho. Jadeó, mientras sentía el lento alzamiento del orgasmo. No, no acabaría tan rápidamente. Se hundió otra vez y se detuvo, disfrutando de la sensación de él, clavado tan profundamente dentro de ella.
—Jesús, ____, no puedes pararte ahora.
El bajo y desesperado sonido de su voz, mandó un estremecimiento por su pecho. Le miró fijamente a los ojos y sonrió traviesa. Levantó las caderas una diminuta pulgada antes de deslizarse hacia abajo.
—Te aprovechas de hecho que no puedo devolverte esto —se quejó Nick.
Las manos viajaron alrededor de las caderas, para acunar su trasero. Se arqueó dentro de ella, empujando más profundamente.
Ella sabía que no iba a durar mucho. Y entonces, el movió una mano entre sus piernas. Los dedos encontraron su clítoris y empezaron a acariciar la carne temblorosa. De dio por vencida de hacerle sufrir y reanudó el ritmo.
Las rodillas se clavaron en los costados, mientras que su cuerpo se tensaba. Cada músculo se tensó, estirándose, rogando por liberación. El aliento se escapó de sus pulmones, como fuego.
Nick se levantó y dejó salir un grito, mientras su cálida semilla la inundaba. Unos pocos segundos más tarde, el orgasmo ardió sobre ella, liberando mil burbujas diminutas, explotando en una punzada de placer.
El la agarró, mientras se desplomaba hacia delante. Suavemente, la colocó con cuidado a su lado, curvando sus brazos a su alrededor, mientras la sostenía cerca. Los dos intentaban recuperar el aliento, mientras que sus corazones latían erráticamente por las secuelas.
Le besó el pelo, acariciándole la espalda con una mano, mientras ella se estremecía con réplicas.
— ¿Te he hecho daño? —le preguntó contra la oreja.
Ella sacudió la cabeza y le acarició con la nariz.
—Joe y Kevin patearán mi culo por esto —dijo él irónico.
Ella sonrió y se empujó para mirarlo.
—No, no lo harán. No tengo intención de darles la oportunidad.
—Uh, oh.
—No te preocupes por tus hermanos —dijo ella—. Tengo planes para ellos.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 31
____ no notó las fijas y sospechosas miradas de Joe y Kevin, cuando reapareció en la cocina a la hora de comer. Las miradas inquisitivas se volvieron ceños, cuando Nick entró a zancadas detrás de ella, con una sonrisa satisfecha curvándole los labios.
Continuaron frunciéndole el entrecejo durante toda la comida, hasta que finalmente Nick se disculpó, diciendo entre dientes algo acerca de verificar los caballos. ____ sonrió y miró hacia abajo para que los otros no vieran su reacción.
—Voy a tomar una ducha —murmuró Kevin, mientras recogía su plato.
Joe continuó picoteando su comida, mirando fijamente a ____, a cada rato. Ella esperó hasta que Kevin se fue, recogiendo casualmente su propio plato durante unos pocos minutos.
Evitó la mirada fija de Joe y se dirigió hacia el cuarto de baño.
Los espejos no estaban empañados todavía, cuando se deslizó dentro. El sonido de la ducha resonaba en el gran cuarto de baño, y podía sentir el frío de la ducha, a través del cuarto. Suprimió una risita. Una ducha fría no le haría ningún bien una vez que saliera y la encontrara desnuda y esperando.
Se retorció, desnudándose, y tiró los pantalones y la camisa. El agua se detuvo y Kevin salió de la ducha, estirándose por una toalla en el armario. Todavía no la había visto, y ella se aprovechó de la sorpresa.
Silenciosamente, cerró la distancia de entre ellos y estiró la mano para acariciar su trasero. El se tensó, mientras que su brazo serpenteaba alrededor de su cadera, bajando hasta la ingle.
La polla se hinchó en su mano, y sonrió.
El gimió suavemente.
—No juegas limpio, muñeca.
Le dio un beso en el centro de la espalda, mordisqueando un sendero hacia arriba por su espina dorsal.
—Tu tampoco —murmuró.
El se estremeció contra los labios, se dio la vuelta para encararla, sosteniendo la toalla sobre la ingle. Enmarcó su cara con una mano y se inclinó para besarla. Ella sabía lo que era. Un rechazo.
Al infierno con eso.
Tiró lejos de la toalla y acunó su erección con las manos, deslizando valientemente los dedos sobre la longitud.
—Te daré las mismas dos opciones que le ofrecí a Nick —dijo, dirigiéndole una severa mirada—. Puedes rendirte como un buen chico o sufrir la ira de una hormonal y embarazada mujer.
El contuvo el aliento y lo dejó salir con una Maldición.
—Sabía que el gilipollas se rindió.
Ella sonrió malvadamente.
—Como tú también lo harás.
El arqueó una ceja, y su expresión se ablandó.
—Muñeca, no quiero herirte a ti o al bebé. Estás cansada. Hecha polvo. De ninguna manera voy a imponerte mis demandas. Puedo esperar.
Ella se levantó de puntillas y lo besó.
—Pero yo no puedo —susurró.
La miró fijamente, la indecisión arrugándole la frente. Entonces ella fue a por todas.
—Por favor.
El cerró los ojos, y ella supo que había ganado. ¿Manipuladora? Probablemente. Pero no iba a perder el tiempo sintiéndose culpable, cuando los tres tenían temores fuera de lugar, acerca de herirla.
La empujó a sus brazos, besándola profundamente. Ella gimió, mientras se fundía con su cuerpo. Necesitaba esto. Lo quería. Lo anhelaba.
—No voy a follarte otra vez en el mostrador del cuarto de baño —murmuró, mientras la recogía suavemente.
Ella se rió tontamente, mientras él la llevaba al dormitorio.
____ dio un paso fuera de la puerta de la cocina y cerró brevemente los ojos, mientras la brisa soplaba sobre ella. Se sentía revigorizada. La fatiga tan pesada que había sentido sobre ella las últimas semanas, se había disipado y una energía refrescante había tomado su lugar. Se sentía más ligera, más libre y había dormido maravillosamente las pasadas dos noches, después de que asechara a Nick y Kevin.
Joe… bien, él era otra historia. La había evitado durante los últimos dos días. Si no estuviera tan segura del porque, le habría herido los sentimientos, pero sabía porque corría. Pero no podría esconderse para siempre de ella.
Lo encontró en el granero, limpiando uno de los establos. Se paró a mirarlo. Sin camisa, los músculos sobresalían mientras trabajaba.
Después de unos pocos momentos, él se dio la vuelta como si presintiera su presencia. La preocupación le arrugó la frente y caminó hasta donde estaba parada.
— ¿Cariño, está todo bien?
Ella sonrió y asintió.
El frunció el cejo.
—No deberías estar aquí fuera. Deberías estar dentro, descansando.
Había más énfasis en la parte de descansar. Casi era acusatorio en su tono, desde que supo malditamente bien que había hecho el amor con Nick y Kevin.
—Quería algo de aire fresco, y honestamente, Joe, te preocupas demasiado. Estoy bien. Me siento bien.
La atrajo en sus brazos y la sostuvo allí, durante un largo momento. El corazón latía contra la mejilla y su nariz le acarició adentrándose más en su abrazo.
Ella deslizó una mano hacia abajo, para acunar la tela que cubría la protuberancia entre sus piernas. El se retiró de prisa, separándose de ella.
Sus ojos verdes destellaron.
—Simplemente porque has conseguido que esos dos tontos estén envueltos alrededor de tu dedo meñique, no significan que conseguirás algo conmigo.
Ella arqueó una ceja.
— ¿Estás diciendo que no te tengo envuelto alrededor del dedo? —preguntó inocentemente.
Le frunció el ceño.
—Sabes malditamente bien que te daría la luna si la pidieras.
—Entonces hazme el amor —dijo suavemente—. No quiero la luna. Te quiero a ti.
El suspiró y sacudió la cabeza.
—Cariño, no puedo. No me pidas esto. Por favor. No… no puedo refrenarme. Te haré daño y eso me mataría. Me conoces. Soy rudo. Soy dominante. Es mejor si esperamos hasta que el bebé haya nacido.
—A la mierda.
Joe levantó la cabeza, sorprendido.
— ¿Perdona?
—A la mierda —repitió. Cruzó los brazos sobre el pecho y dio golpecitos con el pie con irritación.
—Esto es un montón de mierda y lo sabes. Nunca me harías daño. Nunca has hecho nada que no haya suplicado.
La miró con la boca abierta por el choque.
Ella giró bruscamente con un arranque de furia y salió del granero pisando fuerte. Hombre irritante. Uno pensaría que había pedido que le donara un riñón, aunque probablemente hubiera estado de acuerdo con ello. ¿Pero pedirle sexo? Y el mundo se acababa. ¿No se suponía que los hombres vivían, respiraban y soñaban por el sexo veinticuatro horas al día? Claramente, nadie había compartido esa pequeña información con Joe.
Todavía tenía un ataque del genio (y exasperación) treinta minutos después, cuando pisoteaba alrededor de la cocina, insultando a los platos. Todavía no podía cocinar algo que valiera la pena, pero al menos había dominado el aspecto de la limpieza.
Atacaba el fregadero con un estropajo de brillo, cuando unos brazos calientes se envolvieron alrededor de ella y una boca le acarició el cuello.
— ¿Joe no coopera con tu loca esquema de seducción? —murmuró Nick contra la oreja.
Ella suspiró y recostó en sus brazos.
—Es un rígido, un dolor en mi trasero —se quejó—. Y por mí, esta noche puede dormir en el sofá.
Nick rió entre dientes y la giró en sus brazos.
—No seas tan dura con él. Sabes cómo es cuando se le mete una idea en la cabeza.
—Es una idea estúpida.
Nick la tiró contra él y descansó el mentón en la cabeza.
—Él no es fácil. Nunca ha sido fácil. Pero esto es tan duro para él, como para ti. Es como un oso con una espina en la pata.
____ se apartó de un empujón y miró fijamente a Nick.
— ¡Pero no tiene que serlo! Eso es lo que me irrita. Es todo abnegación y ¿para qué? El no es feliz, no soy feliz.
— ¿Un masaje de pies te haría feliz? —preguntó inocentemente.
Ella paró de despotricar.
— ¿Masaje de pies?
El sonrió.
—Si vienes al salón, te daré el mejor masaje de pies que hayas tenido nunca.
Le cogió la mano y tiró de él través de la cocina. La siguió, riéndose.
____ no notó las fijas y sospechosas miradas de Joe y Kevin, cuando reapareció en la cocina a la hora de comer. Las miradas inquisitivas se volvieron ceños, cuando Nick entró a zancadas detrás de ella, con una sonrisa satisfecha curvándole los labios.
Continuaron frunciéndole el entrecejo durante toda la comida, hasta que finalmente Nick se disculpó, diciendo entre dientes algo acerca de verificar los caballos. ____ sonrió y miró hacia abajo para que los otros no vieran su reacción.
—Voy a tomar una ducha —murmuró Kevin, mientras recogía su plato.
Joe continuó picoteando su comida, mirando fijamente a ____, a cada rato. Ella esperó hasta que Kevin se fue, recogiendo casualmente su propio plato durante unos pocos minutos.
Evitó la mirada fija de Joe y se dirigió hacia el cuarto de baño.
Los espejos no estaban empañados todavía, cuando se deslizó dentro. El sonido de la ducha resonaba en el gran cuarto de baño, y podía sentir el frío de la ducha, a través del cuarto. Suprimió una risita. Una ducha fría no le haría ningún bien una vez que saliera y la encontrara desnuda y esperando.
Se retorció, desnudándose, y tiró los pantalones y la camisa. El agua se detuvo y Kevin salió de la ducha, estirándose por una toalla en el armario. Todavía no la había visto, y ella se aprovechó de la sorpresa.
Silenciosamente, cerró la distancia de entre ellos y estiró la mano para acariciar su trasero. El se tensó, mientras que su brazo serpenteaba alrededor de su cadera, bajando hasta la ingle.
La polla se hinchó en su mano, y sonrió.
El gimió suavemente.
—No juegas limpio, muñeca.
Le dio un beso en el centro de la espalda, mordisqueando un sendero hacia arriba por su espina dorsal.
—Tu tampoco —murmuró.
El se estremeció contra los labios, se dio la vuelta para encararla, sosteniendo la toalla sobre la ingle. Enmarcó su cara con una mano y se inclinó para besarla. Ella sabía lo que era. Un rechazo.
Al infierno con eso.
Tiró lejos de la toalla y acunó su erección con las manos, deslizando valientemente los dedos sobre la longitud.
—Te daré las mismas dos opciones que le ofrecí a Nick —dijo, dirigiéndole una severa mirada—. Puedes rendirte como un buen chico o sufrir la ira de una hormonal y embarazada mujer.
El contuvo el aliento y lo dejó salir con una Maldición.
—Sabía que el gilipollas se rindió.
Ella sonrió malvadamente.
—Como tú también lo harás.
El arqueó una ceja, y su expresión se ablandó.
—Muñeca, no quiero herirte a ti o al bebé. Estás cansada. Hecha polvo. De ninguna manera voy a imponerte mis demandas. Puedo esperar.
Ella se levantó de puntillas y lo besó.
—Pero yo no puedo —susurró.
La miró fijamente, la indecisión arrugándole la frente. Entonces ella fue a por todas.
—Por favor.
El cerró los ojos, y ella supo que había ganado. ¿Manipuladora? Probablemente. Pero no iba a perder el tiempo sintiéndose culpable, cuando los tres tenían temores fuera de lugar, acerca de herirla.
La empujó a sus brazos, besándola profundamente. Ella gimió, mientras se fundía con su cuerpo. Necesitaba esto. Lo quería. Lo anhelaba.
—No voy a follarte otra vez en el mostrador del cuarto de baño —murmuró, mientras la recogía suavemente.
Ella se rió tontamente, mientras él la llevaba al dormitorio.
____ dio un paso fuera de la puerta de la cocina y cerró brevemente los ojos, mientras la brisa soplaba sobre ella. Se sentía revigorizada. La fatiga tan pesada que había sentido sobre ella las últimas semanas, se había disipado y una energía refrescante había tomado su lugar. Se sentía más ligera, más libre y había dormido maravillosamente las pasadas dos noches, después de que asechara a Nick y Kevin.
Joe… bien, él era otra historia. La había evitado durante los últimos dos días. Si no estuviera tan segura del porque, le habría herido los sentimientos, pero sabía porque corría. Pero no podría esconderse para siempre de ella.
Lo encontró en el granero, limpiando uno de los establos. Se paró a mirarlo. Sin camisa, los músculos sobresalían mientras trabajaba.
Después de unos pocos momentos, él se dio la vuelta como si presintiera su presencia. La preocupación le arrugó la frente y caminó hasta donde estaba parada.
— ¿Cariño, está todo bien?
Ella sonrió y asintió.
El frunció el cejo.
—No deberías estar aquí fuera. Deberías estar dentro, descansando.
Había más énfasis en la parte de descansar. Casi era acusatorio en su tono, desde que supo malditamente bien que había hecho el amor con Nick y Kevin.
—Quería algo de aire fresco, y honestamente, Joe, te preocupas demasiado. Estoy bien. Me siento bien.
La atrajo en sus brazos y la sostuvo allí, durante un largo momento. El corazón latía contra la mejilla y su nariz le acarició adentrándose más en su abrazo.
Ella deslizó una mano hacia abajo, para acunar la tela que cubría la protuberancia entre sus piernas. El se retiró de prisa, separándose de ella.
Sus ojos verdes destellaron.
—Simplemente porque has conseguido que esos dos tontos estén envueltos alrededor de tu dedo meñique, no significan que conseguirás algo conmigo.
Ella arqueó una ceja.
— ¿Estás diciendo que no te tengo envuelto alrededor del dedo? —preguntó inocentemente.
Le frunció el ceño.
—Sabes malditamente bien que te daría la luna si la pidieras.
—Entonces hazme el amor —dijo suavemente—. No quiero la luna. Te quiero a ti.
El suspiró y sacudió la cabeza.
—Cariño, no puedo. No me pidas esto. Por favor. No… no puedo refrenarme. Te haré daño y eso me mataría. Me conoces. Soy rudo. Soy dominante. Es mejor si esperamos hasta que el bebé haya nacido.
—A la mierda.
Joe levantó la cabeza, sorprendido.
— ¿Perdona?
—A la mierda —repitió. Cruzó los brazos sobre el pecho y dio golpecitos con el pie con irritación.
—Esto es un montón de mierda y lo sabes. Nunca me harías daño. Nunca has hecho nada que no haya suplicado.
La miró con la boca abierta por el choque.
Ella giró bruscamente con un arranque de furia y salió del granero pisando fuerte. Hombre irritante. Uno pensaría que había pedido que le donara un riñón, aunque probablemente hubiera estado de acuerdo con ello. ¿Pero pedirle sexo? Y el mundo se acababa. ¿No se suponía que los hombres vivían, respiraban y soñaban por el sexo veinticuatro horas al día? Claramente, nadie había compartido esa pequeña información con Joe.
Todavía tenía un ataque del genio (y exasperación) treinta minutos después, cuando pisoteaba alrededor de la cocina, insultando a los platos. Todavía no podía cocinar algo que valiera la pena, pero al menos había dominado el aspecto de la limpieza.
Atacaba el fregadero con un estropajo de brillo, cuando unos brazos calientes se envolvieron alrededor de ella y una boca le acarició el cuello.
— ¿Joe no coopera con tu loca esquema de seducción? —murmuró Nick contra la oreja.
Ella suspiró y recostó en sus brazos.
—Es un rígido, un dolor en mi trasero —se quejó—. Y por mí, esta noche puede dormir en el sofá.
Nick rió entre dientes y la giró en sus brazos.
—No seas tan dura con él. Sabes cómo es cuando se le mete una idea en la cabeza.
—Es una idea estúpida.
Nick la tiró contra él y descansó el mentón en la cabeza.
—Él no es fácil. Nunca ha sido fácil. Pero esto es tan duro para él, como para ti. Es como un oso con una espina en la pata.
____ se apartó de un empujón y miró fijamente a Nick.
— ¡Pero no tiene que serlo! Eso es lo que me irrita. Es todo abnegación y ¿para qué? El no es feliz, no soy feliz.
— ¿Un masaje de pies te haría feliz? —preguntó inocentemente.
Ella paró de despotricar.
— ¿Masaje de pies?
El sonrió.
—Si vienes al salón, te daré el mejor masaje de pies que hayas tenido nunca.
Le cogió la mano y tiró de él través de la cocina. La siguió, riéndose.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 32
El estaba siendo la peor clase de asno. Joe se paró en la puerta del salón, mirando fijamente al resto de su familia. Una familia que, en su mayor parte, había evitado durante los últimos tres días.
____ estaba tumbada en el sofá, la cabeza en el regazo de Kevin y las piernas estiradas a través de Nick. Kevin le acariciaba ociosamente el pelo con los dedos, mientras miraba la película. Nick frotaba los pies de ____ y ella estaba profundamente dormida.
Echaba de menos tocarla, sentirla en sus brazos. Siempre que estaba a su alrededor, su necesidad era un dolor palpable. Quería llevarla a la cama y follarla de una docena de formas diferentes. Y ahí yacía el problema.
Kevin alzó la mirada hacia él, levantando una ceja en una silenciosa pregunta. A pesar de su impulso de dar la vuelta y alejarse de la tierna escena de delante, en vez de eso, se sintió obligado a entrar.
No había pretendido herirla. Dios sabía que haría todo lo que fuera por no herirla, pero su intención de eludirla había hecho justo eso.
— ¿Puedes levantarla sin despertarla? —susurró Joe a Kevin.
Kevin sonrió.
—En este momento una manada de elefantes podría atravesar esto y no se movería.
—Me gustaría algún tiempo a solas con ella —dijo Joe, dudando.
Los tres no hacían a menudo peticiones de su tiempo. Parte de hacer que la relación funcionara, era no abrigar celos ni hacerla escoger entre ellos. Pero cada cierto tiempo, necesitaban tiempo a solas con ella. Era una necesidad que todos reconocían y respetaban.
—Claro —dijo Kevin suavemente. Salió suavemente del sofá, apartándole la cabeza de su regazo y colocándosela cómodamente en el cojín. Nick hizo lo mismo, y los dos dejaron el cuarto.
Joe miró fijamente hacia abajo durante un largo momento, antes de deslizarse finalmente en el sofá, a su lado. Cuando le levantó la cabeza, ella se movió y se acurrucó más cerca.
Pasó la mano por toda la longitud de su cuerpo, disfrutando de la sensación de su suavidad, sus curvas, su vientre hinchado. No podía esperar a conocer a su hijo. Finalmente, su familia estaría completa.
Ella se movió contra él, y sus ojos revolotearon, abriéndose. Parpadeó y luego sonrió, sus ojos suavizándose con amor. Esa mirada nunca dejaba de cortarle la respiración. Su amor era el regalo más grande que había recibido nunca, y no era uno que tuviera la intención de perder.
—Te he echado de menos —susurró ella.
Se inclinó y la besó en la frente, mientras que los dedos trazaban un camino por su cuello.
—He sido un asno. Lo siento.
Ella levantó la cabeza para que los labios se encontraran con los suyos.
—Te amo. No eres un asno.
— ¿Podríamos ir a la cama? ¿Solo tú y yo esta noche? Quiero sostenerte a ti y a nuestro bebé —dijo.
Sus ojos resplandecieron y asintió.
—Me gustaría.
La ayudó a incorporarse y ella alzó las piernas sobre el sofá, mientras Joe se ponía de pie. El se estiró para empujarla a su lado y luego la acunó en sus brazos, mientras se dirigían al dormitorio.
Las manos de ____ se curvaron confiadamente alrededor de su cuello. El bebé pateó y giró contra su pecho, y su puño se apretó alrededor de ella, mientras que una oleada de emoción barría por él.
Cuidadoso de no darle empujones, la sentó en la cama. Alcanzó las cubiertas y las empujó, colocándolas alrededor de su cuerpo. Cuando acabó, se arrastró a su lado y tiró del edredón sobre ellos.
La empujó más cerca de él, disfrutando de la sensación de su suave piel contra la suya.
—Lo siento si herí tus sentimientos, cariño —murmuró—. No quiero que pienses algo equivocado sobre el porqué no te hago el amor.
Ella hizo una mueca y luego en sus labios apareció en una sonrisa triste.
—Es tu manera de ser sobre protector, pero te amo mucho —dijo—. Y entiendo el porqué. No estoy de acuerdo, pero no voy a tomarlo como algo personal.
—Bien. Porque, cariño, si te quisiera más, ardería espontáneamente. Pero si te hiero… nunca me lo perdonaría.
Ella le acarició la mejilla con la mano y le acunó la mandíbula en su palma.
—Deja de torturarte. Solo sostenme. Te necesito tanto.
El corazón de Joe dio un vuelco, y sintió una ráfaga fuerte de amor en sus palabras.
—Yo también te necesito, cariño. Nunca sabrás cuanto. Haría lo que fuera por ti. Espero que sepas eso.
Ella se levantó para besarlo.
—Si te prometo no volver a intentar violarte, ¿pararías de evitarme?
El se echó a reír. La sostuvo cerca, el pecho sacudiéndolos a los dos, mientras reía entre dientes.
—Haré un trato. Tan pronto como tengas a nuestro bebé y suficiente tiempo para curarte, te dejaré violarme todo lo que quieras.
(Yo quiero ese trato......)
El estaba siendo la peor clase de asno. Joe se paró en la puerta del salón, mirando fijamente al resto de su familia. Una familia que, en su mayor parte, había evitado durante los últimos tres días.
____ estaba tumbada en el sofá, la cabeza en el regazo de Kevin y las piernas estiradas a través de Nick. Kevin le acariciaba ociosamente el pelo con los dedos, mientras miraba la película. Nick frotaba los pies de ____ y ella estaba profundamente dormida.
Echaba de menos tocarla, sentirla en sus brazos. Siempre que estaba a su alrededor, su necesidad era un dolor palpable. Quería llevarla a la cama y follarla de una docena de formas diferentes. Y ahí yacía el problema.
Kevin alzó la mirada hacia él, levantando una ceja en una silenciosa pregunta. A pesar de su impulso de dar la vuelta y alejarse de la tierna escena de delante, en vez de eso, se sintió obligado a entrar.
No había pretendido herirla. Dios sabía que haría todo lo que fuera por no herirla, pero su intención de eludirla había hecho justo eso.
— ¿Puedes levantarla sin despertarla? —susurró Joe a Kevin.
Kevin sonrió.
—En este momento una manada de elefantes podría atravesar esto y no se movería.
—Me gustaría algún tiempo a solas con ella —dijo Joe, dudando.
Los tres no hacían a menudo peticiones de su tiempo. Parte de hacer que la relación funcionara, era no abrigar celos ni hacerla escoger entre ellos. Pero cada cierto tiempo, necesitaban tiempo a solas con ella. Era una necesidad que todos reconocían y respetaban.
—Claro —dijo Kevin suavemente. Salió suavemente del sofá, apartándole la cabeza de su regazo y colocándosela cómodamente en el cojín. Nick hizo lo mismo, y los dos dejaron el cuarto.
Joe miró fijamente hacia abajo durante un largo momento, antes de deslizarse finalmente en el sofá, a su lado. Cuando le levantó la cabeza, ella se movió y se acurrucó más cerca.
Pasó la mano por toda la longitud de su cuerpo, disfrutando de la sensación de su suavidad, sus curvas, su vientre hinchado. No podía esperar a conocer a su hijo. Finalmente, su familia estaría completa.
Ella se movió contra él, y sus ojos revolotearon, abriéndose. Parpadeó y luego sonrió, sus ojos suavizándose con amor. Esa mirada nunca dejaba de cortarle la respiración. Su amor era el regalo más grande que había recibido nunca, y no era uno que tuviera la intención de perder.
—Te he echado de menos —susurró ella.
Se inclinó y la besó en la frente, mientras que los dedos trazaban un camino por su cuello.
—He sido un asno. Lo siento.
Ella levantó la cabeza para que los labios se encontraran con los suyos.
—Te amo. No eres un asno.
— ¿Podríamos ir a la cama? ¿Solo tú y yo esta noche? Quiero sostenerte a ti y a nuestro bebé —dijo.
Sus ojos resplandecieron y asintió.
—Me gustaría.
La ayudó a incorporarse y ella alzó las piernas sobre el sofá, mientras Joe se ponía de pie. El se estiró para empujarla a su lado y luego la acunó en sus brazos, mientras se dirigían al dormitorio.
Las manos de ____ se curvaron confiadamente alrededor de su cuello. El bebé pateó y giró contra su pecho, y su puño se apretó alrededor de ella, mientras que una oleada de emoción barría por él.
Cuidadoso de no darle empujones, la sentó en la cama. Alcanzó las cubiertas y las empujó, colocándolas alrededor de su cuerpo. Cuando acabó, se arrastró a su lado y tiró del edredón sobre ellos.
La empujó más cerca de él, disfrutando de la sensación de su suave piel contra la suya.
—Lo siento si herí tus sentimientos, cariño —murmuró—. No quiero que pienses algo equivocado sobre el porqué no te hago el amor.
Ella hizo una mueca y luego en sus labios apareció en una sonrisa triste.
—Es tu manera de ser sobre protector, pero te amo mucho —dijo—. Y entiendo el porqué. No estoy de acuerdo, pero no voy a tomarlo como algo personal.
—Bien. Porque, cariño, si te quisiera más, ardería espontáneamente. Pero si te hiero… nunca me lo perdonaría.
Ella le acarició la mejilla con la mano y le acunó la mandíbula en su palma.
—Deja de torturarte. Solo sostenme. Te necesito tanto.
El corazón de Joe dio un vuelco, y sintió una ráfaga fuerte de amor en sus palabras.
—Yo también te necesito, cariño. Nunca sabrás cuanto. Haría lo que fuera por ti. Espero que sepas eso.
Ella se levantó para besarlo.
—Si te prometo no volver a intentar violarte, ¿pararías de evitarme?
El se echó a reír. La sostuvo cerca, el pecho sacudiéndolos a los dos, mientras reía entre dientes.
—Haré un trato. Tan pronto como tengas a nuestro bebé y suficiente tiempo para curarte, te dejaré violarme todo lo que quieras.
(Yo quiero ese trato......)
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Hola..Espero les guste y solo faltan 2 cap. Para que se acabe la novela y obvio el epilogo
Espero lo difruten si pasan a la pagina 18 o con 5 comentarios les subo otro cap. =)
Espero lo difruten si pasan a la pagina 18 o con 5 comentarios les subo otro cap. =)
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
oh Qe geniales cap!!!
ya se va a acabar :(
ya se va a acabar :(
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
This is me
Always been the kind of girl that hid my face
So afraid to tell the world of what ive got to say
But I have this dream right inside of
Me I'm gonna let it show It's time
To let You know, To let You now
This is real This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the ligh shine on Me If I found Who i am
There's no way to hold it in No more tidingwho i wanna be
This is me Do you know what its like to feel so in the dark
To dream about a life where you're the shinning Star
Even thought it seems That get so far
Away I've to believe in myself it's the only way
This is real, This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the light There's no way To hold it in no more
Hiding who I wanna be This is me
You're the voice I hear inside my head
The reason that i'm singing I need to find You
I gotta find you
You're the missing piece I need the song inside'on me
I need to Find you I gotta find you
This is real, This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the light shine on me if I found who i am
There's no way to hold it in no more hiding who i wanna be
This is me
You're the voice I hear my head
(yeah)
The reason that i'm singing
And ive found who i am There's no way to hold
It in no more hiding who i wanna be
This is me
Always been the kind of girl that hid my face
So afraid to tell the world of what ive got to say
But I have this dream right inside of
Me I'm gonna let it show It's time
To let You know, To let You now
This is real This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the ligh shine on Me If I found Who i am
There's no way to hold it in No more tidingwho i wanna be
This is me Do you know what its like to feel so in the dark
To dream about a life where you're the shinning Star
Even thought it seems That get so far
Away I've to believe in myself it's the only way
This is real, This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the light There's no way To hold it in no more
Hiding who I wanna be This is me
You're the voice I hear inside my head
The reason that i'm singing I need to find You
I gotta find you
You're the missing piece I need the song inside'on me
I need to Find you I gotta find you
This is real, This is me
I'm Exactly where I'm supposed to be now
Let the light shine on me if I found who i am
There's no way to hold it in no more hiding who i wanna be
This is me
You're the voice I hear my head
(yeah)
The reason that i'm singing
And ive found who i am There's no way to hold
It in no more hiding who i wanna be
This is me
Vanee LovatoD'Jonas
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