» traces.

Sacaba buenas calificaciones, era una excelente hermana mayor y no me metía en problemas. Mi vida no era perfecta, pero nunca tuve motivos para quejarme de ella. Mamá siempre estuvo orgullosa de mí y Reagan no dudaba en contarme todos sus secretos. Yo era, por así decirlo, una chica buena. Era feliz. Con mamá y mi hermana... eso me bastaba, sólo nosotras. Nada podría ser mejor.

 
Entonces apareció el novio de mi madre y me arruinó la existencia. Para rematar, no estaba solo, tenía un hijo, de mi edad...
 
Su nombre era Harry Styles.
 
Y lo odiaba.
 
Vivían en Inglaterra, mamá había conocido al tipo en uno de sus tantos viajes de trabajo. Charlaron, salieron y se enamoraron. Luego se casaron y nos mudamos de Carolina del Norte. Tuvimos que irnos a vivir a Holmes Chapel en Cheshire, Inglaterra. Tuvimos que irnos a vivir a su casa, compartir el mismo techo.
 
Mierda.
 
Pero con el tiempo, me di cuenta de que Des Styles era un buen hombre y sobre todo, nos respetaba. El problema era su hijo, Harry. Ese grandísimo patán que tenía la secundaria entera bajo sus pies, mientras que a mí apenas me tomaban en cuenta. El chico era un cretino y un pervertido, un niño mimado. El hijo de papi. No lo soportaba, y se terminó de ganar todo mi odio y desprecio cuando lo encontré desnudo sobre mi cama.
 
Estaba más que convencida de que ese muchacho tenía problemas.
 
Reagan me decía que él era muy simpático y agradable, y que si le daba una oportunidad empezaría a gustarme. Mamá pensaba lo mismo y lo adoraba como si fuese un dios u otro ser sobrenatural. Yo me exasperaba y pensaba que definitivamente Harry les había hecho alguna magia negra para que dijeran ese tipo de cosas. No me tragaba tan fácil ese cuento de que Harry era un chico bueno y responsable.
 
No, no y no. Me resignaba a verlo como una persona agradable que no mataba ni a una mosca y me oponía rotundamente a ceder a sus encantos. Mis instintos decían que él era una pandora de problemas y yo confiaba en ellos.
 
Hasta que un día en que menos lo esperaba, Harry Styles descubrió mi punto débil, me lo restregó en la cara y lo utilizó a su favor.
Entonces yo caí.

Jo cree que en verdad Alice está viva y que puede estar más cerca de lo que pensaba. Harry se cierra ante las preguntas que genera Jo sobre Alice y su relación con el mundo de las carreras.

Jodie intenta ayudar, pero Harry no coopera, así que decide buscar respuestas por sí misma y no meter de por medio a las personas que ama. Y por primera vez desde que había llegado a Inglaterra, sintió que hizo la decisión correcta al no contarle a Harry sobre su plan de investigación. 

Jayden Halminton, junto con su hermano Charlie, luchaban día a día para sobrevivir. El mundo como lo conocían ya no era el mismo. Ahora estaba devastado por una epidemia de zombie provocada por accidentalmente al ser derramado el virus regenerativo. 

Ellos, junto con un grupo reducido de personas, viajan por toda Inglaterra, huyendo de las hordas de muertos vivientes, en busca de un lugar seguro en donde rehacer sus vidas, y construir una nueva civilización.

Coraline Steven no es una joven completamente normal. A su corta edad, ella sufre de trastornos mentales inducidos por situaciones traumáticas que le toco atravesar cuando ella solo era una niña. 

Soñaba con encontrar a su príncipe de brillante armadura que la rescatara de sus propios problemas. Contaba los días, uno por uno, en el viejo almanaque que su padre le había dejado antes de marcharse para siempre de este mundo, mientras asistía, por obligación, a las terapias.  Ella estaba segura que vendría. No la iba a abandonar. 

Niall Horan apareció en su vida, capturando el corazón el Coraline, atrayéndola de la realidad paralela en la que vivía diariamente.  

Ella creyó ser amaba, creyó haber encontrado su príncipe, pero Niall estaba comprometido, no tenía otro sentimiento más que amistad hacia la castaña. ¿Qué podía hacer Coraline ante eso? ¿Cuántas pastillas debía tomar para poder olvidarlo? 

A su lado todo era real, él le hacía bien. No podía permitiría que la apartaran de su amor. Él iba a ser suyo.

Un año, periodo relativo para muchos, pero no para ella. 365 fueron los días que Keith estuvo alejada de sus mejores amigos y confidentes, los únicos que comprendían lo que significaba ser ella y portar un apellido que arrastraba consigo gran parte de sus demonios y tormentos. Sin embargo, Kenny estuvo determinada a seguir adelante, a trabajar duro para conseguir lo que quería y a no dejar que nadie se interpusiese en su camino para poder dejar atrás las marcas de su pasado, las que podrían interferir en su presente.

Su regreso a casa traerá consigo más de una consecuencia, obligándola enfrentarse a lo que más teme, pero ¿qué pasará cuando se encuentre con él?;  el chico que seguirá las líneas directo a su corazón, volteando su mundo al revés y, a la vez, llevándola por el camino que con tantas fuerzas trató de evitar.

La vida puede reírse de ti de maneras crueles. Cuando pensaste que una amistad duraría para siempre, y luego la viste arruinada, la vida posiblemente estaba rodando en el piso riendo a carcajadas. Y te confundes, comienzas a preguntarte qué fue lo que hiciste mal. Y luego te mareas, porque esta vida da vueltas, y vuelves a preguntarte qué fue lo que hiciste para merecer tanto castigo. Pero, nunca te has preguntado qué fue lo que hiciste bien, porque ya está dicho… esta vida da vueltas… que consiguen, que después de todo, tú comiences a reírte de ella. Pero hasta el momento… yo aún no he podido reírme de esto a lo que llamamos vida, porque prefiero disfrutar en silencio la manera en que tú ríes… te ríes de mí. 
 

Lyla es un desastre; es su primer año en Cambridge y lo odia. Louis está terminando satisfactoriamente la carrera de medicina. Y quiere una nueva sumisa. Y hará lo que sea para conseguirla, o, mejor dicho para hacer de Lyla, una sumisa. 

¿Qué pasaría si un «anónimo» llegara a mover tu mundo? Si… ¿un «anónimo» te expresase cosas que nunca esperaste recibir?

- ¡Tú eres la única culpable de que yo haga esto! – espetó con voz contenida, agitando el maltratado papel que tenía entre sus manos desenfrenadamente.
- ¿Yo? ¿Por qué? – pregunte incrédula, viendo como sus manos se crispaban más y más. Estaba asustada, tenía que admitirlo ¿Cómo un estúpido juego puede volverse algo tan espantoso?
- Porque te amo – susurró antes de darse media vuelta y tirar el papel hecho una bolita al suelo.

Una estatua parecía estática en mi lugar, viendo cómo se alejaba.
Lo había arruinado todo, pero...