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TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
FICHA TECNICA:
TITULO : TRAVESURAS NOCTURNAS
ADAPTACIÓN: SI
ADVERTENCIAS: TIENE MUCHAS ESCENAS ERÓTICAS
RECOMENDACIONES: EN CASO DE QUE NO SIGA PUBLICANDO AQUÍ LA NOVELA LO HARÉ POR MEDIO DE FACEBOOK YA QUE MI CORREO SE BLOQUEO Y NUNCA ME APRENDÍ LA CLAVE
https://www.facebook.com/pages/Novelas-Harry-Styles/221309651350727
SINOPSIS
Harry “Dawg” Styles ha deseado a la dulce ________(T.N) durante años. Tantos como los que ella ha estado escapando de él... y de esa peligrosa atracción que se dispara como una chispa a través de todo su cuerpo. Pero ahora para_______ (T.N), escapar ya no es una opción porque Harry tiene un plan. Es en cierto modo infame. Y en cierto modo caliente. Chantaje es una palabra desagradable, pero Harry la usará si con eso consigue llevar a ______(T.N) dónde él quiere. Sus ansias son demasiado fuertes e intensas. No se da cuenta que ______(T.N) también tiene anhelos. Ella sabe lo que Harry puede hacer, de lo que él es capaz. Tiene ese apodo por alguna razón. Y antes de que pase la noche, ________(T.N) lo hará sudar.
HOLA (: SOY THYARE Y COMENZARE A PUBLICAR ESTA NOVELA ES BASTANTE LARGA PERO MUY BUENA :3
TITULO : TRAVESURAS NOCTURNAS
ADAPTACIÓN: SI
ADVERTENCIAS: TIENE MUCHAS ESCENAS ERÓTICAS
RECOMENDACIONES: EN CASO DE QUE NO SIGA PUBLICANDO AQUÍ LA NOVELA LO HARÉ POR MEDIO DE FACEBOOK YA QUE MI CORREO SE BLOQUEO Y NUNCA ME APRENDÍ LA CLAVE
https://www.facebook.com/pages/Novelas-Harry-Styles/221309651350727
SINOPSIS
Harry “Dawg” Styles ha deseado a la dulce ________(T.N) durante años. Tantos como los que ella ha estado escapando de él... y de esa peligrosa atracción que se dispara como una chispa a través de todo su cuerpo. Pero ahora para_______ (T.N), escapar ya no es una opción porque Harry tiene un plan. Es en cierto modo infame. Y en cierto modo caliente. Chantaje es una palabra desagradable, pero Harry la usará si con eso consigue llevar a ______(T.N) dónde él quiere. Sus ansias son demasiado fuertes e intensas. No se da cuenta que ______(T.N) también tiene anhelos. Ella sabe lo que Harry puede hacer, de lo que él es capaz. Tiene ese apodo por alguna razón. Y antes de que pase la noche, ________(T.N) lo hará sudar.
HOLA (: SOY THYARE Y COMENZARE A PUBLICAR ESTA NOVELA ES BASTANTE LARGA PERO MUY BUENA :3
Última edición por thyarescarleth el Sáb 20 Jul 2013, 5:29 pm, editado 4 veces
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
PROLOGO
Somerset, Kentucky Lago Cumberland
Ocho años atrás.
_______(tn) Payne miró fijamente y con horror a la cama y al hombre tumbado desgarbadamente en ella, mientras tropezaba al alejarse, el conocimiento del error que había cometido la noche anterior le retumbaba en la cabeza como el sonido de una pandereta. Una y otra vez. Se cubrió la boca con la mano, los ojos completamente abiertos, el estómago revuelto con la asqueada comprensión de la enormidad del error. La equivocación y el hombre. Ocupaba casi cada pulgada del espacio del colchón, sus poderosas piernas extendidas, los fuertes brazos moviéndose inquietamente como buscando... a ella. Y la buscaría. El hombre era inagotable. Una verdadera máquina de sexo sin botón de apagado una vez había empezado. Y ella debería saberlo ahora... ella y toda mujer que hubiera estado alguna vez en su cama. Podía sentir el recuerdo de la noche anterior en cada centímetro de su cuerpo: los pechos, hinchados y sensibles por sus labios amamantando los tiernos picos, los labios despellejados y sensibles por sus besos y entre los muslos... Ese recuerdo casi la hizo caer de rodillas al deslizar la mirada hacia sus muslos, hacia la carne semi-erecta que se veía amenazadora y excesivamente grande, incluso sin estar completamente erecta. Sin embargo había entrado. Estirándola ampliamente, con un placer a menudo rayando el dolor. Se las había arreglado para meter cada centímetro de esa dura y férrea carne en su interior, eso la había destrozado. Machacando dentro de ella con una fuerza que sacudió la cama y sus sentidos, arrojándola de un orgasmo a otro, dándole tal placer que había sido incapaz de negarse. Incapaz de negarle nada, hasta el final.
Se cubrió la boca con la mano cuando las lágrimas llenaron sus ojos. ¡Dios mío!, no tenía que haberle dejado hacer esas cosas, ¿no? Levantar el trasero para él y rogar por más mientras su lengua acariciaba la carne prohibida, luego gritó de placer y de dolor mientras la cabeza de su polla empezaba a entrar en el pequeño agujero lubricado en exceso. La había marcado. Había tomado su virginidad y había tomado su cordura. Cuando hubo terminado de marcar las húmedas profundidades de su coño, le dio la vuelta sobre el estómago marcándole también el trasero. Con acaloradas cachetadas, con los endemoniados y talentosos dedos, y por último, con los profundos y controlados embates de su polla. La había tomado analmente y se lo había permitido. Y cuando estuvo tumbada bajo él, luchando por respirar, le había dicho de qué modo podría ser mucho mejor. De qué modo tres pollas la tomarían, moviéndose contra ella, complaciéndola. Y con esas palabras había destruido una parte de su alma. Había soñado con palabras dulces y tiernas. Palabras cariñosas. Besos tiernos y quizás por lo menos la promesa de verla otra vez. No había esperado que ya le dijera, tan pronto, que también tendría a sus primos. Ellos compartían a sus mujeres; lo sabía. No era sólo un rumor, no era una insinuación. Liam, su hermano, la había advertido repetidamente que las historias ni se acercaban a la realidad del estilo de vida sexual que Harry y sus primos llevaban y ella no había hecho caso del aviso. Temblando de miedo, rápidamente se puso los pantalones cortos y la camiseta, sin molestarse en buscar las bragas y el sujetador. Sólo Dios sabía dónde estaban. Tenía que salir de allí antes de que él despertara, antes de que se diera cuenta de lo increíblemente estúpida que había sido. Había estado borracho. Quizás no recordaría. Dios, él había estado borracho; sólo llevarlo de regreso a la casa flotante le había tomado cada onza de fuerza que poseía. Pero había entendido su embriaguez. Sus padres acababan de morir en un horrible naufragio; los había enterrado, había permanecido sobre sus sepulturas y sabía que se habían ido para siempre. Se merecía unas pocas horas para liberar el dolor. Si sólo no hubiera sido tan estúpida de buscarlo cuando se enteró de que no estaba con Louis y Zayn. Si sólo no se hubiera preocupado por él, tomando prestado el coche de su hermano, saliendo en su búsqueda. Pero lo fue y lo sabía. Debería haber enviado a Liam tras él. Debería haber enviado a cualquiera tras él excepto ella. Porque sabía cómo acabaría y sabía dónde él querría llevarla.
Somerset, Kentucky Lago Cumberland
Ocho años atrás.
_______(tn) Payne miró fijamente y con horror a la cama y al hombre tumbado desgarbadamente en ella, mientras tropezaba al alejarse, el conocimiento del error que había cometido la noche anterior le retumbaba en la cabeza como el sonido de una pandereta. Una y otra vez. Se cubrió la boca con la mano, los ojos completamente abiertos, el estómago revuelto con la asqueada comprensión de la enormidad del error. La equivocación y el hombre. Ocupaba casi cada pulgada del espacio del colchón, sus poderosas piernas extendidas, los fuertes brazos moviéndose inquietamente como buscando... a ella. Y la buscaría. El hombre era inagotable. Una verdadera máquina de sexo sin botón de apagado una vez había empezado. Y ella debería saberlo ahora... ella y toda mujer que hubiera estado alguna vez en su cama. Podía sentir el recuerdo de la noche anterior en cada centímetro de su cuerpo: los pechos, hinchados y sensibles por sus labios amamantando los tiernos picos, los labios despellejados y sensibles por sus besos y entre los muslos... Ese recuerdo casi la hizo caer de rodillas al deslizar la mirada hacia sus muslos, hacia la carne semi-erecta que se veía amenazadora y excesivamente grande, incluso sin estar completamente erecta. Sin embargo había entrado. Estirándola ampliamente, con un placer a menudo rayando el dolor. Se las había arreglado para meter cada centímetro de esa dura y férrea carne en su interior, eso la había destrozado. Machacando dentro de ella con una fuerza que sacudió la cama y sus sentidos, arrojándola de un orgasmo a otro, dándole tal placer que había sido incapaz de negarse. Incapaz de negarle nada, hasta el final.
Se cubrió la boca con la mano cuando las lágrimas llenaron sus ojos. ¡Dios mío!, no tenía que haberle dejado hacer esas cosas, ¿no? Levantar el trasero para él y rogar por más mientras su lengua acariciaba la carne prohibida, luego gritó de placer y de dolor mientras la cabeza de su polla empezaba a entrar en el pequeño agujero lubricado en exceso. La había marcado. Había tomado su virginidad y había tomado su cordura. Cuando hubo terminado de marcar las húmedas profundidades de su coño, le dio la vuelta sobre el estómago marcándole también el trasero. Con acaloradas cachetadas, con los endemoniados y talentosos dedos, y por último, con los profundos y controlados embates de su polla. La había tomado analmente y se lo había permitido. Y cuando estuvo tumbada bajo él, luchando por respirar, le había dicho de qué modo podría ser mucho mejor. De qué modo tres pollas la tomarían, moviéndose contra ella, complaciéndola. Y con esas palabras había destruido una parte de su alma. Había soñado con palabras dulces y tiernas. Palabras cariñosas. Besos tiernos y quizás por lo menos la promesa de verla otra vez. No había esperado que ya le dijera, tan pronto, que también tendría a sus primos. Ellos compartían a sus mujeres; lo sabía. No era sólo un rumor, no era una insinuación. Liam, su hermano, la había advertido repetidamente que las historias ni se acercaban a la realidad del estilo de vida sexual que Harry y sus primos llevaban y ella no había hecho caso del aviso. Temblando de miedo, rápidamente se puso los pantalones cortos y la camiseta, sin molestarse en buscar las bragas y el sujetador. Sólo Dios sabía dónde estaban. Tenía que salir de allí antes de que él despertara, antes de que se diera cuenta de lo increíblemente estúpida que había sido. Había estado borracho. Quizás no recordaría. Dios, él había estado borracho; sólo llevarlo de regreso a la casa flotante le había tomado cada onza de fuerza que poseía. Pero había entendido su embriaguez. Sus padres acababan de morir en un horrible naufragio; los había enterrado, había permanecido sobre sus sepulturas y sabía que se habían ido para siempre. Se merecía unas pocas horas para liberar el dolor. Si sólo no hubiera sido tan estúpida de buscarlo cuando se enteró de que no estaba con Louis y Zayn. Si sólo no se hubiera preocupado por él, tomando prestado el coche de su hermano, saliendo en su búsqueda. Pero lo fue y lo sabía. Debería haber enviado a Liam tras él. Debería haber enviado a cualquiera tras él excepto ella. Porque sabía cómo acabaría y sabía dónde él querría llevarla.
Última edición por thyarescarleth el Sáb 20 Jul 2013, 5:29 pm, editado 1 vez
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
opd es too much, ojala la sigas. Hora de la oponion, es un prologo muy onteresante e intrigante. Atte: Lucia :D
FagNovelas1D
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
Parte 2 prologo
En vez de aceptarlo, se había engañado a sí misma, pensando que al tomarla, al darse cuenta de su inocencia, de sus sentimientos, mostraría una chispa de posesividad. Simplemente un momento de duda en compartirla con otros hombres, de verla con otros hombres tocándola, tomándola. Estaba llorando cuando cerró con cuidado la puerta acristalada que conducía a la cubierta inferior de la casa flotante. Todavía era temprano. La niebla era espesa en el lago, rodeando las casas flotantes y creando un luminiscente aire de otro mundo que le atravesaba el alma. Tocarlo había sido como tocar el poder mismo. Era enorme, tan alto y ancho, el cuerpo esbeltamente musculado y grácil. El pecho levemente velludo, los encrespados rizos habían restregado sus pezones mientras empujaba dentro de ella. Cuando los labios no los habían estado chupando. Pero era algo más que físico. Ese poder se había filtrado en su interior, llenándola con emociones que había tratado de contener, tratado de protegerse de ellas. Ella lo amaba. Él le oprimía el corazón y le hacía doler el alma. Tenía el poder de ponerla de rodillas o hacerla volar de éxtasis con sólo una mirada de esos extraños ojos verdes suyos. Y cuando la tocó... Cuando la tocó, tuvo el poder de hacerla olvidar todo lo que sabía sobre quién y qué era Harry Styles. Mientras bajaba a los muelles, mantuvo la cabeza baja, mantuvo los ojos sobre la pasarela flotante y rezó por qué nadie la viera. Ahora el alba apenas asomaba sobre las montañas; la mayoría de los habitantes de las casas flotantes no se moverían durante horas. Tendría suerte. Podría escapar y nadie nunca sabría que había pasado la noche con uno de los más notorios dioses del sexo en cinco condados. Uno de los tres. Se limpió las lágrimas. Odiaba llorar. Había aprendido años atrás que no traía nada bueno. Sólo conseguía hacerla sentir peor que nunca. Pero no podía detener las lágrimas así como no podía detener el dolor. Harry la había estado persiguiendo todo el verano. Esos claros y pálidos ojos verdes celedón enmarcados en espesas y oscuras pestañas castañas, tan pálidos que la cautivaban y penetraban en su alma. Su sonrisa siempre fue tranquila y sexy, de complicidad. Como si fuera consciente del dolor que se concentraba entre sus muslos y la atormentaba toda la noche. Como si él supiera lo a menudo que soñaba con sentirlo contra ella, tocándolo, siendo tocada. El sueño se había transformado en más de lo que ella había esperado. Parte pesadilla, parte tentación. Obligarse a salir de esa cama había sido casi imposible. Lo había querido moviéndose sobre ella; deseaba tomar de nuevo la polla en la boca y practicar lo que le había enseñado. Quería oírlo gemir su nombre otra vez, observar como se oscurecían sus ojos. Quería huir, esconderse y estar segura que nunca sería tan vulnerable a él otra vez. Y eso le partió el corazón. Alejarse, dar la espalda al único hombre que había acelerado su joven corazón la estaba matando. Dolía físicamente. Le revolvía el estómago. Le hizo sentir el corazón como una herida abierta y dolorosa. Quería esconderse. Quería esconderse, cuidarse del dolor y del miedo. Estaba aterrorizada. Aterrorizada de las cosas que sabía que Harry podía hacerle sentir y aterrorizada al saber que ella haría cualquier cosa, perpetrando cada acto que él le pidiera, por sólo otra oportunidad de obtener un caliente y aturdidor beso de sus perfectos labios. Se convertiría en nada más que otra en una larga lista de juguetes de los Traviesos y eso la destrozaría. Nunca podría compartirlo con otra mujer y de la misma manera, ella no sobreviviría, emocionalmente, siendo compartida. Mientras se movía con celeridad a lo largo de la pasarela flotante y sobre el puente que se extendía hacia la orilla, el sonido de una motocicleta entrando en el aparcamiento más lejano, aceleró su corazón con pavor. No sólo había desbaratado sus sueños si no quizás también una amistad. Harry y su hermano eran muy amigos. Cuando los primos Styles no estaban ocupados compartiendo sus mujeres, Liam siempre estaba en su compañía hasta que se unió al ejército. E incluso ahora, cuando volvía a casa de permiso, pasaba mucho tiempo con Harry y los otros primos Styles. Esto podría destruir esa amistad y Liam no tenía muchos amigos. Las repercusiones de la noche anterior corrían aceleradamente a través de su alma con un poder que le arrancaban sollozos del pecho. Llegó al coche que había tomado prestado al mismo tiempo que su hermano alcanzaba el vehículo con su motocicleta. Cesó la poderosa vibración del motor, luego se hizo el silencio mientras Liam extendía una larga pierna, poniendo un pie en el pavimento mientras el otro se apoyaba en el estribo del otro lado. Se pasó la mano por la cara lentamente antes de mirar fijamente a las casas flotantes durante un largo y silencioso momento. Era su hermano mayor; casi había tenido que criarla. Sus padres raramente tenían tiempo para nadie excepto la tienda, ellos mismos y cualquier plan que su padre tuviera para hacer más dinero. Dejando a Liam con la responsabilidad de criar a la hija con la que nunca parecieron saber qué hacer.
A MEDIDA QUE VAYAN COMENTANDO SUBIRE MAS CAPITULOS (:
En vez de aceptarlo, se había engañado a sí misma, pensando que al tomarla, al darse cuenta de su inocencia, de sus sentimientos, mostraría una chispa de posesividad. Simplemente un momento de duda en compartirla con otros hombres, de verla con otros hombres tocándola, tomándola. Estaba llorando cuando cerró con cuidado la puerta acristalada que conducía a la cubierta inferior de la casa flotante. Todavía era temprano. La niebla era espesa en el lago, rodeando las casas flotantes y creando un luminiscente aire de otro mundo que le atravesaba el alma. Tocarlo había sido como tocar el poder mismo. Era enorme, tan alto y ancho, el cuerpo esbeltamente musculado y grácil. El pecho levemente velludo, los encrespados rizos habían restregado sus pezones mientras empujaba dentro de ella. Cuando los labios no los habían estado chupando. Pero era algo más que físico. Ese poder se había filtrado en su interior, llenándola con emociones que había tratado de contener, tratado de protegerse de ellas. Ella lo amaba. Él le oprimía el corazón y le hacía doler el alma. Tenía el poder de ponerla de rodillas o hacerla volar de éxtasis con sólo una mirada de esos extraños ojos verdes suyos. Y cuando la tocó... Cuando la tocó, tuvo el poder de hacerla olvidar todo lo que sabía sobre quién y qué era Harry Styles. Mientras bajaba a los muelles, mantuvo la cabeza baja, mantuvo los ojos sobre la pasarela flotante y rezó por qué nadie la viera. Ahora el alba apenas asomaba sobre las montañas; la mayoría de los habitantes de las casas flotantes no se moverían durante horas. Tendría suerte. Podría escapar y nadie nunca sabría que había pasado la noche con uno de los más notorios dioses del sexo en cinco condados. Uno de los tres. Se limpió las lágrimas. Odiaba llorar. Había aprendido años atrás que no traía nada bueno. Sólo conseguía hacerla sentir peor que nunca. Pero no podía detener las lágrimas así como no podía detener el dolor. Harry la había estado persiguiendo todo el verano. Esos claros y pálidos ojos verdes celedón enmarcados en espesas y oscuras pestañas castañas, tan pálidos que la cautivaban y penetraban en su alma. Su sonrisa siempre fue tranquila y sexy, de complicidad. Como si fuera consciente del dolor que se concentraba entre sus muslos y la atormentaba toda la noche. Como si él supiera lo a menudo que soñaba con sentirlo contra ella, tocándolo, siendo tocada. El sueño se había transformado en más de lo que ella había esperado. Parte pesadilla, parte tentación. Obligarse a salir de esa cama había sido casi imposible. Lo había querido moviéndose sobre ella; deseaba tomar de nuevo la polla en la boca y practicar lo que le había enseñado. Quería oírlo gemir su nombre otra vez, observar como se oscurecían sus ojos. Quería huir, esconderse y estar segura que nunca sería tan vulnerable a él otra vez. Y eso le partió el corazón. Alejarse, dar la espalda al único hombre que había acelerado su joven corazón la estaba matando. Dolía físicamente. Le revolvía el estómago. Le hizo sentir el corazón como una herida abierta y dolorosa. Quería esconderse. Quería esconderse, cuidarse del dolor y del miedo. Estaba aterrorizada. Aterrorizada de las cosas que sabía que Harry podía hacerle sentir y aterrorizada al saber que ella haría cualquier cosa, perpetrando cada acto que él le pidiera, por sólo otra oportunidad de obtener un caliente y aturdidor beso de sus perfectos labios. Se convertiría en nada más que otra en una larga lista de juguetes de los Traviesos y eso la destrozaría. Nunca podría compartirlo con otra mujer y de la misma manera, ella no sobreviviría, emocionalmente, siendo compartida. Mientras se movía con celeridad a lo largo de la pasarela flotante y sobre el puente que se extendía hacia la orilla, el sonido de una motocicleta entrando en el aparcamiento más lejano, aceleró su corazón con pavor. No sólo había desbaratado sus sueños si no quizás también una amistad. Harry y su hermano eran muy amigos. Cuando los primos Styles no estaban ocupados compartiendo sus mujeres, Liam siempre estaba en su compañía hasta que se unió al ejército. E incluso ahora, cuando volvía a casa de permiso, pasaba mucho tiempo con Harry y los otros primos Styles. Esto podría destruir esa amistad y Liam no tenía muchos amigos. Las repercusiones de la noche anterior corrían aceleradamente a través de su alma con un poder que le arrancaban sollozos del pecho. Llegó al coche que había tomado prestado al mismo tiempo que su hermano alcanzaba el vehículo con su motocicleta. Cesó la poderosa vibración del motor, luego se hizo el silencio mientras Liam extendía una larga pierna, poniendo un pie en el pavimento mientras el otro se apoyaba en el estribo del otro lado. Se pasó la mano por la cara lentamente antes de mirar fijamente a las casas flotantes durante un largo y silencioso momento. Era su hermano mayor; casi había tenido que criarla. Sus padres raramente tenían tiempo para nadie excepto la tienda, ellos mismos y cualquier plan que su padre tuviera para hacer más dinero. Dejando a Liam con la responsabilidad de criar a la hija con la que nunca parecieron saber qué hacer.
A MEDIDA QUE VAYAN COMENTANDO SUBIRE MAS CAPITULOS (:
Última edición por thyarescarleth el Sáb 20 Jul 2013, 6:36 pm, editado 1 vez
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
FagNovelas1D escribió:opd es too much, ojala la sigas. Hora de la oponion, es un prologo muy onteresante e intrigante. Atte: Lucia :D
gracias (:
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
Parte 3 Prologo
Y ahora tenía que afrontar el hecho de que su hermana obviamente acababa de acostarse no sólo con su mejor amigo si no con la leyenda sexual del condado. Y Harry todavía no había cumplido los veinticinco. Ella permanecía callada, incapaz de parar de llorar mientras él volvió la mirada hacia ella en silencio. Los grises ojos estaban llenos de tristeza, en su majestuosa y apuesta cara se dibujaba una expresión de cansancio. —¿Le dijiste no? —por fin, le preguntó amablemente. Ella negó con la cabeza. Ni siquiera había pensado en decirle que no. Giró la cabeza, mirando fijamente hacia la casa flotante de Harry con resignación. Ella pudo ver su enfado en la tensa y controlada línea de los labios, en el destello de la siniestra emoción en sus ojos. Apretó la mandíbula mientras los esbeltos músculos de sus hombros y brazos se flexionaban amenazadoramente. —¿Querías decirle que no? Negó con la cabeza otra vez, agitada bajo el conocimiento de sus ojos. No podría haberle dicho a Harry que no aunque su vida dependiera de ello. Cada toque, cada beso había sido una fantasía hecha realidad. Él asintió lentamente. —Entonces vete a casa. Hablaremos de eso allí. No tiene sentido en hacer las cosas peores prolongando el estar aquí lo bastante para que alguien pueda verte. Si quieres mantener esto en secreto, tendrás que fingir que no ha ocurrido. —Entonces su mirada se intensificó—. ¿______ (T.N), quieres mantener esto en secreto? —Sí. —Se mordió los labios temblorosos mientras se limpiaba las lágrimas—. Dios mío, Liam. Sólo quiero salir de aquí. —¿Tienes las llaves? Las sacó del bolsillo de sus pantalones cortos y rápidamente abrió la puerta antes de tirar de ella. —_____(T.N). —Su voz, a pesar de la amabilidad, resonaba con una oscura y oculta furia—. ¿Estaba solo? Aferró el marco de la puerta con la mano cuando se cruzó con la mirada de él. —Sólo estábamos Harry y yo, Liam. Lo juro. —Esta vez. Ella sabía que si ocurría otra vez, si se atrevía a repetirlo, entonces no estaría sólo Harry. Y cuando eso ocurriera, Harry tendría en su hermano un enemigo de por vida.
—Vamos a casa, _______(T.N). —Inspiró bruscamente—. Te seguiré. Mientras salían del camino de entrada, no pudo contener el sollozo que le desgarraba el pecho otra vez ni el miedo que la invadía. La noche anterior había llorado cuando la tocó por primera vez. Porque había soñado con eso durante mucho tiempo. Porque había acariciado más que su cuerpo, besado más que sus labios. Había tocado ese núcleo íntimo de su ser que ella no sabía que podía ser poseído. Cuando los dedos apartaron los pliegues entre sus muslos y su expresión se endureció de lujuria, había humedecido los dedos en sus jugos, entonces se los llevó a los labios, descendiendo las pestañas sensualmente ante el sabor de ella. Un segundo después había bajado los dedos entre sus muslos otra vez y los llevó a los labios de ella. Y no había sido capaz de negarse. No había sido capaz de negarle ni una sola cosa en las horas que pasaron tocándose y saboreándose el uno al otro. Cada cosa que le había pedido, se lo había dado. Que Dios la ayudara si él tenía esa debilidad otra vez. Nunca sería capaz de negarse. Nunca sería capaz de conservar el orgullo ni el alma. Porque si la compartía, le rompería el corazón para siempre. Pero si se lo pedía, ella sabía que nunca sería lo bastante fuerte para decirle que no. —¡Dios! Joder que caliente estás. Tan apretada. Tan apretada, _______(T.N). Tan apretada que cuando Zayn y Louis tengan sus pollas dentro de ti, vas a acabar con nosotros... —No había oído el resto de la frase; su mente se había apagado. Se le había marchitado el alma en el pecho. Tenía que alejarse de Harry, porque si no lo hacía, se apoderaría de su alma. Y eso la aterrorizaba más que el pensar en abandonar el hogar que siempre había tenido. Nunca sería capaz de defenderse por sí sola. Conocía su toque, conocía su beso y sabía sin ninguna sombra de duda que nunca amaría a nadie como amaba a Harry Styles.
Y ahora tenía que afrontar el hecho de que su hermana obviamente acababa de acostarse no sólo con su mejor amigo si no con la leyenda sexual del condado. Y Harry todavía no había cumplido los veinticinco. Ella permanecía callada, incapaz de parar de llorar mientras él volvió la mirada hacia ella en silencio. Los grises ojos estaban llenos de tristeza, en su majestuosa y apuesta cara se dibujaba una expresión de cansancio. —¿Le dijiste no? —por fin, le preguntó amablemente. Ella negó con la cabeza. Ni siquiera había pensado en decirle que no. Giró la cabeza, mirando fijamente hacia la casa flotante de Harry con resignación. Ella pudo ver su enfado en la tensa y controlada línea de los labios, en el destello de la siniestra emoción en sus ojos. Apretó la mandíbula mientras los esbeltos músculos de sus hombros y brazos se flexionaban amenazadoramente. —¿Querías decirle que no? Negó con la cabeza otra vez, agitada bajo el conocimiento de sus ojos. No podría haberle dicho a Harry que no aunque su vida dependiera de ello. Cada toque, cada beso había sido una fantasía hecha realidad. Él asintió lentamente. —Entonces vete a casa. Hablaremos de eso allí. No tiene sentido en hacer las cosas peores prolongando el estar aquí lo bastante para que alguien pueda verte. Si quieres mantener esto en secreto, tendrás que fingir que no ha ocurrido. —Entonces su mirada se intensificó—. ¿______ (T.N), quieres mantener esto en secreto? —Sí. —Se mordió los labios temblorosos mientras se limpiaba las lágrimas—. Dios mío, Liam. Sólo quiero salir de aquí. —¿Tienes las llaves? Las sacó del bolsillo de sus pantalones cortos y rápidamente abrió la puerta antes de tirar de ella. —_____(T.N). —Su voz, a pesar de la amabilidad, resonaba con una oscura y oculta furia—. ¿Estaba solo? Aferró el marco de la puerta con la mano cuando se cruzó con la mirada de él. —Sólo estábamos Harry y yo, Liam. Lo juro. —Esta vez. Ella sabía que si ocurría otra vez, si se atrevía a repetirlo, entonces no estaría sólo Harry. Y cuando eso ocurriera, Harry tendría en su hermano un enemigo de por vida.
—Vamos a casa, _______(T.N). —Inspiró bruscamente—. Te seguiré. Mientras salían del camino de entrada, no pudo contener el sollozo que le desgarraba el pecho otra vez ni el miedo que la invadía. La noche anterior había llorado cuando la tocó por primera vez. Porque había soñado con eso durante mucho tiempo. Porque había acariciado más que su cuerpo, besado más que sus labios. Había tocado ese núcleo íntimo de su ser que ella no sabía que podía ser poseído. Cuando los dedos apartaron los pliegues entre sus muslos y su expresión se endureció de lujuria, había humedecido los dedos en sus jugos, entonces se los llevó a los labios, descendiendo las pestañas sensualmente ante el sabor de ella. Un segundo después había bajado los dedos entre sus muslos otra vez y los llevó a los labios de ella. Y no había sido capaz de negarse. No había sido capaz de negarle ni una sola cosa en las horas que pasaron tocándose y saboreándose el uno al otro. Cada cosa que le había pedido, se lo había dado. Que Dios la ayudara si él tenía esa debilidad otra vez. Nunca sería capaz de negarse. Nunca sería capaz de conservar el orgullo ni el alma. Porque si la compartía, le rompería el corazón para siempre. Pero si se lo pedía, ella sabía que nunca sería lo bastante fuerte para decirle que no. —¡Dios! Joder que caliente estás. Tan apretada. Tan apretada, _______(T.N). Tan apretada que cuando Zayn y Louis tengan sus pollas dentro de ti, vas a acabar con nosotros... —No había oído el resto de la frase; su mente se había apagado. Se le había marchitado el alma en el pecho. Tenía que alejarse de Harry, porque si no lo hacía, se apoderaría de su alma. Y eso la aterrorizaba más que el pensar en abandonar el hogar que siempre había tenido. Nunca sería capaz de defenderse por sí sola. Conocía su toque, conocía su beso y sabía sin ninguna sombra de duda que nunca amaría a nadie como amaba a Harry Styles.
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
FagNovelas1D escribió:opd es too much, ojala la sigas. Hora de la oponion, es un prologo muy onteresante e intrigante. Atte: Lucia :D
Como haces esas firmas ??
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
hi soy tu nueva lectora pobre de la rayis le dolio de verdad que hazz le dijera eso siguela besos
tortugitastyles
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
Capitulo 1
Somerset, Kentucky
Ocho años después
Era una pesadilla. No, no era una pesadilla, porque estaba malditamente segura de que estaba despierta. Y en las pesadillas, las balas no eran de verdad. No eran reales y no explotaban alrededor del almacén como luciérnagas infernales destrozando todo lo que albergaba el interior. Las pesadillas se originaban con un cierto conocimiento de que era un sueño, no era real. Esto era absolutamente real y si un milagro no ocurría muy pronto, entonces iba a tener agujeros en el cuerpo que se suponía no tenían que estar allí. Luchó por contener los gritos mientras las balas zumbaban sobre su cabeza otra vez, explosionando en las cajas de madera circundantes, enviando una lluvia de astillas y cristales hechos añicos desde el interior, alrededor de su cabeza. Esto estaba mal. Muy mal. Miró alrededor, con los ojos abiertos de par en par y estupefacta, mientras gateaba entre más cajas, más cajones, buscando tanta protección entre ella y las balas como podía encontrar. ________(T.N) Payne estaba segura que su horóscopo de hoy no había dicho nada sobre balas. Algo sobre oscuros caballeros y viajes imprudentes, pero no había nada sobre balas. Lo recordaría. Habría cambiado sus planes. Y tanto, habría cambiado sus planes. Corriendo rápidamente detrás de lo que esperaba fuera una gruesa caja embalada, se cubrió la cabeza con los brazos mientras los cristales llovían a su alrededor.
Estas no eran balas normales. Estas eran balas rápidas. ¿Una automática? ¿Una Uzi? Algo. Del tipo que escupía fuego mientras disparaba docenas de perdigones a la vez. Y lo sabía porque los destellos rojos de luz, en el por otra parte oscuro almacén, eran una muy buena pista. Un aterrorizado chillido, entre un chirrido y un graznido, salió de sus labios cuando astillas de madera explotaron de los laterales de la caja dónde se encontraba escondida. Iban en serio. Gente matando gente, y ella estaba atrapada en el fuego cruzado y preguntándose cómo demonios iba a salir de esta. Sabía que esto era una mala idea. Lo sabía. Había sentido ese mal presentimiento en sus tripas al instante en que había entrado en el cavernoso almacén y se dio cuenta que las luces no funcionaban. ¿Pero había, la estúpida idiota que era, retrocedido para marcharse? Oh, demonios no, había sacado del bolso su linterna de bolsillo, recorriendo penosa y tranquilamente su camino, buscando esa estúpida caja. Le había dicho a la compañía de reparto que lo entregaran en su casa, no aquí. Así que cuando volvió a casa del trabajo, ¿qué se había encontrado? Un aviso oficial de que su paquete había sido dejado en el almacén de distribución local y mira por dónde, hasta había habido dentro la llave mágica para abrir el maldito casillero. ¿Bien, adivina qué? Allí no había ningún casillero, se dijo a sí misma sarcásticamente. Casillero no, pero sí un montón de balas cantando una melodía macabra a través de la oscuridad. Y ahora, más que recoger sus pertenencias, estaba tratando de permanecer viva. ¿Cuándo decidió el destino patearle el culo a ________(T.N) Payne? ¡Por el amor de Dios!, ¿no había tenido suficiente mala suerte en los últimos ocho años? Todo era culpa de Harry, decidió. Todo. Él vivía y respiraba y por eso el destino la odiaba. El destino era hembra, ¿no? Probablemente estaba celosa. No podía haber otra explicación. Esto estaba muy mal. —¿Dónde ha ido la jodida chica...? —una voz áspera y marcada masculló bruscamente. Muy bien, ella era la única chica que conocía en este estúpido lugar. Sólo había oído órdenes masculinas, instrucciones y gritos desde que el infierno había estallado a su alrededor.
________(T.N) se dio la vuelta, gateando sobre sus manos y las desnudas rodillas —debería haberse puesto tejanos en vez de una de sus pocas faldas buenas—, haciendo todo lo posible para alejarse del caos y de la masacre. Sabía que no debía entrar, se recordó. ¿Recuerdas ese mal presentimiento? ¿Esa sensación de pánico? ¿No había aprendido años atrás que eso significaba algo malo? ¿Salvándola de eludir el infierno de esa clase de cosas? Últimamente lo había estado sintiendo más a menudo. Y sólo era otro acontecimiento de una larga ristra de extraños sucesos. Las ropas que desaparecían y luego volvían al armario, recién lavadas. El presentimiento de ser observada y extraños que pensaban que la conocían. ¿No le había dicho a su hermano, la semana pasada, que algo iba mal? Y hablando de hermanos chiflados, ¿dónde demonios estaba el suyo? ¡Maldita sea!, Liam tenía que desaparecer cuando más lo necesitaba. Maldita misión del ejército. No lo necesitaba en la otra parte del mundo, inalcanzable; lo necesitaba aquí y ahora, sacándole el culo del problema. Y no se había despedido cuando habló con él. Extraño que recordara eso cuando estaba metida en una oscura y mohosa esquina rodeada de cajas y respaldada por una columna de cemento. No se había despedido de Liam cuando habló con él la semana pasada. Simplemente le había colgado porque había dicho algo completamente estúpido. Algo así como: —Llama a Harry. Seguro que sí. Iba a hacer esto.
Debería habérselo pensado mejor antes de hacer esa alocada sugerencia. ¿Dónde demonios se le había ido la cabeza en los últimos ocho años? ¿Había olvidado lo duro que había sido para ella permanecer en Somerset ese verano? Harry la había perseguido con firme determinación durante meses antes de que el resto de su mundo se le cayera encima. Aunque era más que obvio que no recordaba la única noche robada que ella había pasado en su cama, aún así la perseguía con una tenacidad que le recordaba por qué lo llamaban Dawg (su apodo).
Porque él nunca abandonaba, nunca cedía.
(Juego de palabras ya que fonéticamente Dawg se pronuncia como “dog” que en inglés significa “perro”.)
Somerset, Kentucky
Ocho años después
Era una pesadilla. No, no era una pesadilla, porque estaba malditamente segura de que estaba despierta. Y en las pesadillas, las balas no eran de verdad. No eran reales y no explotaban alrededor del almacén como luciérnagas infernales destrozando todo lo que albergaba el interior. Las pesadillas se originaban con un cierto conocimiento de que era un sueño, no era real. Esto era absolutamente real y si un milagro no ocurría muy pronto, entonces iba a tener agujeros en el cuerpo que se suponía no tenían que estar allí. Luchó por contener los gritos mientras las balas zumbaban sobre su cabeza otra vez, explosionando en las cajas de madera circundantes, enviando una lluvia de astillas y cristales hechos añicos desde el interior, alrededor de su cabeza. Esto estaba mal. Muy mal. Miró alrededor, con los ojos abiertos de par en par y estupefacta, mientras gateaba entre más cajas, más cajones, buscando tanta protección entre ella y las balas como podía encontrar. ________(T.N) Payne estaba segura que su horóscopo de hoy no había dicho nada sobre balas. Algo sobre oscuros caballeros y viajes imprudentes, pero no había nada sobre balas. Lo recordaría. Habría cambiado sus planes. Y tanto, habría cambiado sus planes. Corriendo rápidamente detrás de lo que esperaba fuera una gruesa caja embalada, se cubrió la cabeza con los brazos mientras los cristales llovían a su alrededor.
Estas no eran balas normales. Estas eran balas rápidas. ¿Una automática? ¿Una Uzi? Algo. Del tipo que escupía fuego mientras disparaba docenas de perdigones a la vez. Y lo sabía porque los destellos rojos de luz, en el por otra parte oscuro almacén, eran una muy buena pista. Un aterrorizado chillido, entre un chirrido y un graznido, salió de sus labios cuando astillas de madera explotaron de los laterales de la caja dónde se encontraba escondida. Iban en serio. Gente matando gente, y ella estaba atrapada en el fuego cruzado y preguntándose cómo demonios iba a salir de esta. Sabía que esto era una mala idea. Lo sabía. Había sentido ese mal presentimiento en sus tripas al instante en que había entrado en el cavernoso almacén y se dio cuenta que las luces no funcionaban. ¿Pero había, la estúpida idiota que era, retrocedido para marcharse? Oh, demonios no, había sacado del bolso su linterna de bolsillo, recorriendo penosa y tranquilamente su camino, buscando esa estúpida caja. Le había dicho a la compañía de reparto que lo entregaran en su casa, no aquí. Así que cuando volvió a casa del trabajo, ¿qué se había encontrado? Un aviso oficial de que su paquete había sido dejado en el almacén de distribución local y mira por dónde, hasta había habido dentro la llave mágica para abrir el maldito casillero. ¿Bien, adivina qué? Allí no había ningún casillero, se dijo a sí misma sarcásticamente. Casillero no, pero sí un montón de balas cantando una melodía macabra a través de la oscuridad. Y ahora, más que recoger sus pertenencias, estaba tratando de permanecer viva. ¿Cuándo decidió el destino patearle el culo a ________(T.N) Payne? ¡Por el amor de Dios!, ¿no había tenido suficiente mala suerte en los últimos ocho años? Todo era culpa de Harry, decidió. Todo. Él vivía y respiraba y por eso el destino la odiaba. El destino era hembra, ¿no? Probablemente estaba celosa. No podía haber otra explicación. Esto estaba muy mal. —¿Dónde ha ido la jodida chica...? —una voz áspera y marcada masculló bruscamente. Muy bien, ella era la única chica que conocía en este estúpido lugar. Sólo había oído órdenes masculinas, instrucciones y gritos desde que el infierno había estallado a su alrededor.
________(T.N) se dio la vuelta, gateando sobre sus manos y las desnudas rodillas —debería haberse puesto tejanos en vez de una de sus pocas faldas buenas—, haciendo todo lo posible para alejarse del caos y de la masacre. Sabía que no debía entrar, se recordó. ¿Recuerdas ese mal presentimiento? ¿Esa sensación de pánico? ¿No había aprendido años atrás que eso significaba algo malo? ¿Salvándola de eludir el infierno de esa clase de cosas? Últimamente lo había estado sintiendo más a menudo. Y sólo era otro acontecimiento de una larga ristra de extraños sucesos. Las ropas que desaparecían y luego volvían al armario, recién lavadas. El presentimiento de ser observada y extraños que pensaban que la conocían. ¿No le había dicho a su hermano, la semana pasada, que algo iba mal? Y hablando de hermanos chiflados, ¿dónde demonios estaba el suyo? ¡Maldita sea!, Liam tenía que desaparecer cuando más lo necesitaba. Maldita misión del ejército. No lo necesitaba en la otra parte del mundo, inalcanzable; lo necesitaba aquí y ahora, sacándole el culo del problema. Y no se había despedido cuando habló con él. Extraño que recordara eso cuando estaba metida en una oscura y mohosa esquina rodeada de cajas y respaldada por una columna de cemento. No se había despedido de Liam cuando habló con él la semana pasada. Simplemente le había colgado porque había dicho algo completamente estúpido. Algo así como: —Llama a Harry. Seguro que sí. Iba a hacer esto.
Debería habérselo pensado mejor antes de hacer esa alocada sugerencia. ¿Dónde demonios se le había ido la cabeza en los últimos ocho años? ¿Había olvidado lo duro que había sido para ella permanecer en Somerset ese verano? Harry la había perseguido con firme determinación durante meses antes de que el resto de su mundo se le cayera encima. Aunque era más que obvio que no recordaba la única noche robada que ella había pasado en su cama, aún así la perseguía con una tenacidad que le recordaba por qué lo llamaban Dawg (su apodo).
Porque él nunca abandonaba, nunca cedía.
(Juego de palabras ya que fonéticamente Dawg se pronuncia como “dog” que en inglés significa “perro”.)
Última edición por thyarescarleth el Mar 23 Jul 2013, 11:34 pm, editado 1 vez
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
dorispacheco escribió:siiguela!:)
ya la segui (:
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
tortugitastyles escribió:hi soy tu nueva lectora pobre de la rayis le dolio de verdad que hazz le dijera eso siguela besos
ya la segui (:
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
hi quiero otro cap siguela pronto me encanta pobre como fue que empezo esa balazera besos
tortugitastyles
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
CAPITULO 1 PARTE 2
Se sobresaltó cuando un proyectil atravesó el lateral de la caja que había esperado fuera lo suficientemente gruesa para protegerla. Miró fijamente el agujero de salida que hizo a pocos centímetros de sus rodillas levantadas y jadeó. Era casi del tamaño de su puño. —¡Abajo! Oyó la voz masculina gritando desde la distancia mientras otra bala rebotaba contra la viga de cemento, a centímetros sobre su cabeza. Se agachó. Completamente. Y forcejeó para pasar por el pequeño resquicio entre la columna y la pesada caja, preguntándose cómo demonios había podido penetrar la bala cuando ella ni siquiera podía moverla. Agarrando desesperadamente el lateral de la caja, presionó, empujó, encajándose en el reducido espacio y casi... casi se las ingenia para escapar. Gritó, el terror recorriéndola, congelándole la sangre cuando unos fuertes dedos la agarraron por el pelo y la tiraron hacia atrás, sujetándola por los espesos, oscuros mechones y provocándole un dolor atroz en el cuello. Echó las manos hacia atrás, clavando las uñas en la muñeca detrás de ella, forcejeando, luchando mientras era arrastrada del único medio de escape a la vista.
—¡Estúpida puta! ¿Dónde está mi jodido dinero? ¡Ya te enseñaré yo a traicionarme, puta Fue sacudida con fuerza, mirando hacia atrás con horror a los oscuros ojos y la cara llena de marcas de lo que estaba segura tenía que ser un demonio. El grasiento y negro cabello le caía sobre la frente estrecha, los pómulos flácidos estaban colorados de rabia, los oscuros ojos marrones casi rojos de furia. Y tenía una pistola. ________(T.N) observaba en cámara lenta. Había oído esa expresión, los acontecimientos pasaban en cámara lenta y no se lo había creído hasta ahora. Ahora estaba observándolo. Insensible. Sin aliento. Observando a cámara lenta como alzaba el brazo. Una mano la empujó contra la columna de cemento, la otra se elevaba. Se elevaba. Pero el disparo llegó demasiado pronto.
Un minuto ella estaba observando esa arma negra elevándose hacia ella y al siguiente una lluvia roja explotó a su alrededor mientras se llevaba las manos a la cara y liberaba un grito cuando el cuerpo fue hacia ella, luego cayó. Directamente a sus pies. —¡Maldita seas, ______(T.N)! Reconoció esa voz. Levantó la cabeza de la visión del sangriento desaguisado que era ahora la cara de su agresor, volvió la mirada hacia la oscura figura, POLICIA dibujado en la chaqueta antibalas que se estaba sacando del amplio pecho. —¡Póntelo, maldita sea! —Su voz era áspera, gutural y animal, mientras la agarraba y le abrochaba el chaleco hasta que las cintas de velcro estaban sujetas cómodamente en su pecho y espalda. —¡Vamos! —Unos fuertes dedos enguantados envolvieron su brazo, mientras, con un empellón, la caja con la que se había estado peleando para moverla fue empujada hacia atrás como si no fuera más que una pesada caja—. ¡Muévete! La empujó a través de la abertura antes de agarrar su brazo otra vez y arrastrarla a través de la oscuridad. —¿Qué pasa? —Respiraba con dificultad. Ella no podía gritar, no podía llorar. Todo lo que podía hacer era seguir a Harry. Y ella sabía que era Harry. Esos brillantes ojos verde pálido, esa oscura, masculina y melosa voz. Ningún otro hombre sonaba como Harry. Ningún otro hombre se movía ni olía como él. Y además, era solo su estúpida suerte. Él estaba allí. Ella estaba allí. El infierno había explotado a su alrededor. El destino se estaba riendo de ella y era culpa de Harry. —¡Cállate! —le dijo bruscamente, sin molestarse demasiado en explicarse mientras la empujaba por la oscuridad—. Mantén la boca cerrada, mantén la cabeza baja y si hoy Dios está de buen humor, quizás pueda salvarte el culo. ¿Salvarle el culo? —Pero yo solo estaba aquí...
—Coño, cállate. —La empujó contra algo de cemento, la tenue luz que se derramaba desde la ventana sobre sus cabezas acentuaba las enfurecidas llamas en sus ojos—. Acabo de matar a un hombre por ti, princesa. Un hombre que vale muchísimo más vivo que muerto. Ahora cierra esa maldita boca y haz exactamente lo que te digo.
Exactamente. O te esposaré y te arrastraré dentro tan rápido, que no tendrás tiempo de retorcer ese precioso culo tuyo. Antes de que pudiera procesar el hecho que estaban corriendo desde la parte trasera del almacén, Harry la alzó al asiento de atrás de su negra camioneta cuatro por cuatro de doble cabina. Le sacó el chaleco antibalas y se lo puso de nuevo, los ojos brillantes de cólera mientras le pasaba los dedos por el pelo. La miró fijamente, sin remordimiento, antes de agarrar el dobladillo de su camiseta y frotarla sobre la parte inferior de la cara de ella. Sangre. Se encogió de hombros ante el pensamiento. Ahora estaba manchada con la sangre de otro. Entonces Harry le echó para atrás la cabeza un segundo antes de cubrir sus labios con los suyos. El tiroteo amainó. La realidad se eclipsó. El mundo se redujo a sus labios inclinados sobre los suyos, la lengua presionando entre ellos mientras los suyos se abrían. La electricidad chispeó, explotó y crepitó en su cabeza con un deslumbrante despliegue de colores mientras el placer saqueaba su cuerpo. Ocho años sin él. Sin esto. Sin el hambre por la que se moría y consumía la herida abierta en su alma que abandonarlo ocho años atrás le dejó en su interior. Retorció las manos en el chaleco antibalas, y un gemido que la conmocionó, vibró desde su garganta mientras separaba los labios de los suyos tan rápido como los había tomado. Ella lo miró fijamente, los ojos abiertos de par en par, conmocionada, mientras él la miraba furioso. —¿Dónde has aparcado? —le soltó. Los labios de ella temblaban mientras luchaba por conseguir aire suficiente para contestarle. —En el parking de atrás —susurró mientras él le abría el bolso y antes de que ella pudiera detenerlo, sacó las llaves del interior. —Tienes muchísima suerte de que tu coche no estuviera aquí cuando esto empezó, _____(T.N) —le espetó—. Más suerte de la que te imaginas. Ahora, agáchate. No te muevas. No hables. No te estremezcas. Que Dios me ayude, si te delatas, voy a arrojarte en una celda tan profunda y tan oscura que no distinguirás arriba de abajo. ¿Está claro? Trató de asentir, así como estaba tratando de respirar. Un segundo después la empujó al asiento, presionándole la mejilla en la negra piel de primera calidad con una áspera orden de:
—Quieta —antes de que la puerta se cerrara y él desapareciera. Y se quedó sola. Todavía podía oír el tiroteo, pero estaba distante y tranquilizadoramente lejano. Fue remplazado con órdenes a gritos, vehículos en movimiento y estridentes llamadas. Dentro de la camioneta se estremeció, arrastró las rodillas hasta el pecho, y trató de calmar los temblores de su cuerpo. Conmoción. Sabía que tenía que tener alguna clase de reacción de shock, porque era pleno verano. No debería estar congelada aunque estaba temblando; le costaba respirar. Y que Dios la ayudara si vomitaba en la camioneta de Harry. Probablemente le dispararía. Se obligó a respirar lentamente, con regularidad, aspirar la esencia de Harry que impregnaba la camioneta y llenar sus sentidos con los recuerdos. Recuerdos que había luchado por olvidar durante ocho largos años. La sensación de sus muslos contra los suyos cuando los separaba y descendía hacia ella. Observando como una gran mano agarraba la vara de su polla, golpeándola suavemente contra los rizos húmedos y calientes entre sus muslos. —Depílate el coño —le había gruñido—, así podré ver tu suave carne agarrando mi polla. Se le oprimió la matriz ante el recuerdo, tan claro ahora como había sido la mañana después. Y él ni tan solo lo recordaba. Todavía tenía que reprimir la rabia y el dolor por eso. Bastardo. La había visto dos días después y la había mirado a la cara mientras estaba en el pequeño almacén de sus padres, tenía el corazón en la garganta, segura de que había ido a por ella. Pero no había ido a por ella. Había sonreído y flirteado, y colgada de sus brazos una estúpida e imbécil Barbie rubia que se arrullaba en sus músculos mientras pagaba los helados y los tentempiés. Le había hecho algún comentario alegre a _____(T.N) sobre el pelo y ella lo fulminó con la mirada. Había fruncido el ceño, lo probó de nuevo y ella le dio la espalda y dejó que Liam lo atendiera. Porque no podía mirarlo; no podía soportar el recordar y saber que no mucho más que una luz trémula de esa noche permanecía en su recuerdo. Sabiendo, que si la tenía otra vez, no estarían solos. Y entonces, semanas más tarde, supo que no se había escapado de esa noche sin repercusiones. Llevaba a su hijo.
Se sobresaltó cuando un proyectil atravesó el lateral de la caja que había esperado fuera lo suficientemente gruesa para protegerla. Miró fijamente el agujero de salida que hizo a pocos centímetros de sus rodillas levantadas y jadeó. Era casi del tamaño de su puño. —¡Abajo! Oyó la voz masculina gritando desde la distancia mientras otra bala rebotaba contra la viga de cemento, a centímetros sobre su cabeza. Se agachó. Completamente. Y forcejeó para pasar por el pequeño resquicio entre la columna y la pesada caja, preguntándose cómo demonios había podido penetrar la bala cuando ella ni siquiera podía moverla. Agarrando desesperadamente el lateral de la caja, presionó, empujó, encajándose en el reducido espacio y casi... casi se las ingenia para escapar. Gritó, el terror recorriéndola, congelándole la sangre cuando unos fuertes dedos la agarraron por el pelo y la tiraron hacia atrás, sujetándola por los espesos, oscuros mechones y provocándole un dolor atroz en el cuello. Echó las manos hacia atrás, clavando las uñas en la muñeca detrás de ella, forcejeando, luchando mientras era arrastrada del único medio de escape a la vista.
—¡Estúpida puta! ¿Dónde está mi jodido dinero? ¡Ya te enseñaré yo a traicionarme, puta Fue sacudida con fuerza, mirando hacia atrás con horror a los oscuros ojos y la cara llena de marcas de lo que estaba segura tenía que ser un demonio. El grasiento y negro cabello le caía sobre la frente estrecha, los pómulos flácidos estaban colorados de rabia, los oscuros ojos marrones casi rojos de furia. Y tenía una pistola. ________(T.N) observaba en cámara lenta. Había oído esa expresión, los acontecimientos pasaban en cámara lenta y no se lo había creído hasta ahora. Ahora estaba observándolo. Insensible. Sin aliento. Observando a cámara lenta como alzaba el brazo. Una mano la empujó contra la columna de cemento, la otra se elevaba. Se elevaba. Pero el disparo llegó demasiado pronto.
Un minuto ella estaba observando esa arma negra elevándose hacia ella y al siguiente una lluvia roja explotó a su alrededor mientras se llevaba las manos a la cara y liberaba un grito cuando el cuerpo fue hacia ella, luego cayó. Directamente a sus pies. —¡Maldita seas, ______(T.N)! Reconoció esa voz. Levantó la cabeza de la visión del sangriento desaguisado que era ahora la cara de su agresor, volvió la mirada hacia la oscura figura, POLICIA dibujado en la chaqueta antibalas que se estaba sacando del amplio pecho. —¡Póntelo, maldita sea! —Su voz era áspera, gutural y animal, mientras la agarraba y le abrochaba el chaleco hasta que las cintas de velcro estaban sujetas cómodamente en su pecho y espalda. —¡Vamos! —Unos fuertes dedos enguantados envolvieron su brazo, mientras, con un empellón, la caja con la que se había estado peleando para moverla fue empujada hacia atrás como si no fuera más que una pesada caja—. ¡Muévete! La empujó a través de la abertura antes de agarrar su brazo otra vez y arrastrarla a través de la oscuridad. —¿Qué pasa? —Respiraba con dificultad. Ella no podía gritar, no podía llorar. Todo lo que podía hacer era seguir a Harry. Y ella sabía que era Harry. Esos brillantes ojos verde pálido, esa oscura, masculina y melosa voz. Ningún otro hombre sonaba como Harry. Ningún otro hombre se movía ni olía como él. Y además, era solo su estúpida suerte. Él estaba allí. Ella estaba allí. El infierno había explotado a su alrededor. El destino se estaba riendo de ella y era culpa de Harry. —¡Cállate! —le dijo bruscamente, sin molestarse demasiado en explicarse mientras la empujaba por la oscuridad—. Mantén la boca cerrada, mantén la cabeza baja y si hoy Dios está de buen humor, quizás pueda salvarte el culo. ¿Salvarle el culo? —Pero yo solo estaba aquí...
—Coño, cállate. —La empujó contra algo de cemento, la tenue luz que se derramaba desde la ventana sobre sus cabezas acentuaba las enfurecidas llamas en sus ojos—. Acabo de matar a un hombre por ti, princesa. Un hombre que vale muchísimo más vivo que muerto. Ahora cierra esa maldita boca y haz exactamente lo que te digo.
Exactamente. O te esposaré y te arrastraré dentro tan rápido, que no tendrás tiempo de retorcer ese precioso culo tuyo. Antes de que pudiera procesar el hecho que estaban corriendo desde la parte trasera del almacén, Harry la alzó al asiento de atrás de su negra camioneta cuatro por cuatro de doble cabina. Le sacó el chaleco antibalas y se lo puso de nuevo, los ojos brillantes de cólera mientras le pasaba los dedos por el pelo. La miró fijamente, sin remordimiento, antes de agarrar el dobladillo de su camiseta y frotarla sobre la parte inferior de la cara de ella. Sangre. Se encogió de hombros ante el pensamiento. Ahora estaba manchada con la sangre de otro. Entonces Harry le echó para atrás la cabeza un segundo antes de cubrir sus labios con los suyos. El tiroteo amainó. La realidad se eclipsó. El mundo se redujo a sus labios inclinados sobre los suyos, la lengua presionando entre ellos mientras los suyos se abrían. La electricidad chispeó, explotó y crepitó en su cabeza con un deslumbrante despliegue de colores mientras el placer saqueaba su cuerpo. Ocho años sin él. Sin esto. Sin el hambre por la que se moría y consumía la herida abierta en su alma que abandonarlo ocho años atrás le dejó en su interior. Retorció las manos en el chaleco antibalas, y un gemido que la conmocionó, vibró desde su garganta mientras separaba los labios de los suyos tan rápido como los había tomado. Ella lo miró fijamente, los ojos abiertos de par en par, conmocionada, mientras él la miraba furioso. —¿Dónde has aparcado? —le soltó. Los labios de ella temblaban mientras luchaba por conseguir aire suficiente para contestarle. —En el parking de atrás —susurró mientras él le abría el bolso y antes de que ella pudiera detenerlo, sacó las llaves del interior. —Tienes muchísima suerte de que tu coche no estuviera aquí cuando esto empezó, _____(T.N) —le espetó—. Más suerte de la que te imaginas. Ahora, agáchate. No te muevas. No hables. No te estremezcas. Que Dios me ayude, si te delatas, voy a arrojarte en una celda tan profunda y tan oscura que no distinguirás arriba de abajo. ¿Está claro? Trató de asentir, así como estaba tratando de respirar. Un segundo después la empujó al asiento, presionándole la mejilla en la negra piel de primera calidad con una áspera orden de:
—Quieta —antes de que la puerta se cerrara y él desapareciera. Y se quedó sola. Todavía podía oír el tiroteo, pero estaba distante y tranquilizadoramente lejano. Fue remplazado con órdenes a gritos, vehículos en movimiento y estridentes llamadas. Dentro de la camioneta se estremeció, arrastró las rodillas hasta el pecho, y trató de calmar los temblores de su cuerpo. Conmoción. Sabía que tenía que tener alguna clase de reacción de shock, porque era pleno verano. No debería estar congelada aunque estaba temblando; le costaba respirar. Y que Dios la ayudara si vomitaba en la camioneta de Harry. Probablemente le dispararía. Se obligó a respirar lentamente, con regularidad, aspirar la esencia de Harry que impregnaba la camioneta y llenar sus sentidos con los recuerdos. Recuerdos que había luchado por olvidar durante ocho largos años. La sensación de sus muslos contra los suyos cuando los separaba y descendía hacia ella. Observando como una gran mano agarraba la vara de su polla, golpeándola suavemente contra los rizos húmedos y calientes entre sus muslos. —Depílate el coño —le había gruñido—, así podré ver tu suave carne agarrando mi polla. Se le oprimió la matriz ante el recuerdo, tan claro ahora como había sido la mañana después. Y él ni tan solo lo recordaba. Todavía tenía que reprimir la rabia y el dolor por eso. Bastardo. La había visto dos días después y la había mirado a la cara mientras estaba en el pequeño almacén de sus padres, tenía el corazón en la garganta, segura de que había ido a por ella. Pero no había ido a por ella. Había sonreído y flirteado, y colgada de sus brazos una estúpida e imbécil Barbie rubia que se arrullaba en sus músculos mientras pagaba los helados y los tentempiés. Le había hecho algún comentario alegre a _____(T.N) sobre el pelo y ella lo fulminó con la mirada. Había fruncido el ceño, lo probó de nuevo y ella le dio la espalda y dejó que Liam lo atendiera. Porque no podía mirarlo; no podía soportar el recordar y saber que no mucho más que una luz trémula de esa noche permanecía en su recuerdo. Sabiendo, que si la tenía otra vez, no estarían solos. Y entonces, semanas más tarde, supo que no se había escapado de esa noche sin repercusiones. Llevaba a su hijo.
thyarescarleth
Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT
tortugitastyles escribió:hi quiero otro cap siguela pronto me encanta pobre como fue que empezo esa balazera besos
ya la segui (:
thyarescarleth
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