Ocean Eyes ❤

Al abrir los ojos, recuerdo mis últimos momentos consciente bajo el agua. Recuerdo golpearme la cabeza bien fuerte contra una roca e instantes después otra roca golpeándome el tobillo. Y ahora al abrir los ojos lo primero con lo que mi mirada se encuentra es con unos ojos de un azul extrañamente vivo. Demasiado como para quedarse observándolos por más de diez segundos. Poco a poco al apartar la mirada, mi vista se comienza a tornar menos borrosa. Y empiezo a recuperar el oído. Oigo el constante murmullo de voces. Y eso me está volviendo loca. Cierro los ojos bien fuerte y al abrirlos veo con claridad a toda una multitud de gente rodeándome, observándome. Empiezo a ver colores y sin previo aviso pierdo la conciencia. Debieron de pasar unos pocos minutos, pero al volver a abrir los ojos lo único que veía era esos ojos azules y otro par de ojos castaños.
Hablan entre ellos y quiero decir algo pero no me siento con fuerzas casi ni para parpadear. Les observo durante unos pocos segundos hablar mientras hacen algo... no se el que, pero me están haciendo algo. Tras eso cierro lentamente los ojos y vuelvo a desmayarme. Al despertar el cielo azul ya no se cierne sobre mi, sino un techo blanco totalmente iluminado. Miro a mi alrededor y al ver que estoy sola en esta especie de almacén trato de reincorporarme lentamente hasta quedar sentada sobre una especie de banco.
-No es una buena idea.

Dirijo mi mirada hacia la puerta del "almacén" por dónde acaba de entrar un chico. Sus ojos son castaños.

-¿Quién eres?-pregunto con la voz temblorosa.

-El socorrista-me dedica una sonrisa deslumbrante-mi compañero te salvo la vida. Una ola enorme te hundió y te arrastró por debajo del agua-se acerca lentamente a mí.

Y no se porque, supongo que por instinto, yo me alejo como puedo aún sentada en el banco.

-No te voy a hacer nada, tranquila.

No le respondo. Me quedo mirándole en estado de alerta. El se queda parado observándome con una mezcla de impresión y algo que no sabría descifrar.

-El caso es que antes de que te rescatara te diste varios golpes, pero realmente lo único más o menos grave es tu tobillo. Será mejor que no andes por un temporada.

Asiento lentamente.

-Bueno, em...-se pasa la mano por su pelo cobrizo-supongo que tendrás que llamar a alguien para que te venga a buscar.

-¿A alguien?

-Si-me dedica una sonrisa tímida-¿tienes móvil? Si quieres te dejo el mío.

-No... yo...-frunzo el ceño-yo no tengo a nadie...

-¿A nadie?-arquea una ceja-como no vas a tener nadie. 

-No...-bajo la mirada.

-¿Tus padres?-le miro-¿hermanos? ¿abuelos? ¿tíos...? Algo.

-No-niego con la cabeza-no recuerdo... a nadie-cierro un segundo los ojos.

-¿Cómo que no recuerdas a nadie?

-No recuerdo nada-susurro sin creérmelo.

El chico me mira frunciendo el ceño casi tan confundido como yo.

-Hey Rayan he encontrado un billete de cincuenta dolares enterrado en la arena.

Miro a ese chico que acaba de entrar por la puerta. Nuestras miradas se encuentran. Sus ojos son azules. Son los ojos que vi al abrir los ojos. Su sonrisa va desapareciendo poco a poco junto con dos pequeños hoyuelos en las mejillas. 

-Vaya...-dice mirándome con la sombra de una sonrisa en sus labios.

Es guapísimo.