EVERYTHING HAS CHANGED (Niall Horan & Halley Griffin)

por **MaryDarling** Dom 08 Sep 2013, 1:53 pm

Nombre: Everything has changed.
Autor: Mary Darling.
Adaptación: nope, todo viene de mi cabeza.
Género: drama, romance...ya sabes, esas cosas.
Advertencias: jajajaja.
Otras páginas: no...

Everything has changed.

La gente siempre va a esperar algo grande de ti sin importarle qué tan alta tengas tu autoestima, querrán exprimir lo mejor de uno y hacer suyos tus propios méritos. Especialmente si ese tipo de personas a las que yo llamo "Chupa Vidas" son las mismas personas capaces de robarte el aliento y eclipsarte los cinco sentidos en menos de un segundo. Mi desgracia con piernas depiladas a láser y zapatos de Allen Edmonds tiene nombre y apellido, y éste es conocido incluso en los más recónditos y aislados lugares de este interesante y muy pero que muy vulgar planeta tierra: Niall James Horan.

Mi sueño convertido en pesadilla.

___________________________

¡HOLA CHICAS! Me dicen Marifer, tengo 15 años y soy de México. Esta es una novela muy importante para mí, la estoy reescribiendo y antes la subía en otra página. Es la primera que he escrito, así que espero mucho que les guste. Y...¡no sé! Quiero amigas, así que no sean tímidas y por favor hablen conmigo que no muerdo lol

por **Teddy** Dom 08 Sep 2013, 3:40 pm

Ok bitch sabes a qué vengo, a pedirte que subas el primer puto capítulo :D
Vas a tenerme jodiento aquí, lo sabes ;)
Bien dónde está mi primer cap, quiero mi primer cap.
ily .xx

por **MaryDarling** Dom 08 Sep 2013, 3:45 pm

Jajajajajajajajajajaa hija de la 1384 (creo que sabes a lo que me refiero) Invítame una pizza y quizás... :P naa, ahorita lo subo lalalalala Pd: me cagué de risa con tu firma LOL ;)

por **Teddy** Dom 08 Sep 2013, 4:01 pm

Mi firma es hermosa se supone que debe causarte dsmgsdjdh y ternura no risa .l.

por **MaryDarling** Dom 08 Sep 2013, 4:22 pm

1

15 de Febrero de 2011 (Hoja de mi diario)

Querido Diario:

Éste día me siento muy agradecida. Creo que por fin he comenzado a experimentar el amor. Ahora sí creo en el amor a primera vista. Siempre creí que el amor era para los tontos. No me gustaría pensar en que a mi yo del pasado estaría decepcionada de lo que soy ahora mismo. Sólo tengo trece años. Bueno, aún no. Mis trece años los cumplo hasta agosto. El veintisiete de agosto. Lloré con la canción ‘’Asleep’’ de los créditos de la película. Sí, mi amor está en una película. No quería que la cámara captara a otro actor que no fuese él.
Niall Horan. Mi actor amado. ¡Es tan perfecto que me dan ganas de llorar! No puedo dejar de pensar en que cuando mira a la cámara me está viendo a mí. Estoy tan embobada con él, que escribí esto:

Querido amor:
Dondequiera que estés en estos momentos, espero que alguien más no te esté esperando. Espero que no te enamores de otra persona que no vaya a ser yo. Espero que me ames como yo a ti algún día. Espero poder tocar tu rostro y besarlo. Adorarlo. No quiero creer que eres una mala persona con tus fanáticas, así que estoy dispuesta a ir por ti sin ser una de tus fanáticas. Quiero ser tu esposa, y haré lo posible por que esto suceda.
Te he jurado por medio de un poster con tu hermoso rostro angelical impreso, que jamás dejaré de amarte. Te amaré por siempre y me enfrentaré a cualquier adversidad con tal de tenerte en mis brazos. Y quizás en mi cama…
¡Por favor, sé que no estás consciente de mi existencia, pero no te cases antes de que yo llegue a Londres! ¡Espérame!

Por siempre tuya, Halley.

De pequeña, siempre quise ser un pájaro. Sé que te preguntarás por qué. Y la respuesta a esto es, que siempre quise irme de casa. Mis papás se divorciaron a mis ocho años de edad. Y desde entonces mi vida ha sido un infierno. Me volví madura a mis ocho años, y mi infancia prácticamente terminó en un abrir y cerrar de ojos.
No me gusta demasiado tener que relatar la historia de mi aburrida vida. Sin embargo creo que deberías saber un poco sobre mí antes que nada.
No sé por dónde empezar. ¿Por dónde debería? Al diablo, será mejor que tú mismo vayas dándote una idea de quién y cómo soy. De quién soy, no creo poder decírtelo con exactitud. Porque ni yo sé. Tengo diecisiete y no sé lo que quiero. Sé que debería saberlo. Pero no, no lo sé.
Me deshice de Niall más rápido de lo que pude imaginar. No sé si el concepto de madurar es dejar de lado a los amores platónicos. Detesto llamarlos así, pero es la cruda realidad y no creo que haya otra manera de llamarles.
One Republic (una banda) comenzó a llenar mi cuarto de posters, reemplazando a los del rostro hermoso que una vez quise. Al que una vez le juré amor eterno. Desgraciadamente creo que maduré de la manera menos esperada. Y no sé si eso sea bueno o malo. Sin embargo, me entristece y me hace sentir feliz. Me entristece porque me hubiese gustado haber podido cumplir lo que una vez me juré a mí misma: Conocerlo. Y me hace feliz haber podido dejarlo porque sabía que tarde o temprano, su rostro dentro de mi mente desde que abría los ojos en las mañanas se iba a volver un dolor de cabeza. Una preocupación total.
Y aquí estoy. En Londres. Con mi mejor amiga Helen. Disfrutando de nuestras vacaciones de verano que pronto van a convertirse en días de clases, y después en un completo congelador al aire libre.
Llevamos una semana en Londres gracias a los contactos del padre de Helen y también a nuestra inteligencia sobreexplotada. Pues, estuvimos mucho tiempo empeñadas en conseguirnos una beca a Cambridge u Oxford. Afortunadamente ya enviamos las solicitudes a ambas universidades. Espero que pronto nos den los resultados. Si no entro en ninguna, que espero que no sea así, entonces tendré que entrar a la universidad de Westminster, en donde mi padre tiene contactos para poder ingresar. Así que no tengo por qué preocuparme demasiado si no llego a quedar. Aun así, Helen y yo nos la pasamos los días enteros, cruzando los dedos, esperando ser aceptadas.
—¿Halley—añade Helen, sentada en una pequeña barda. Hoy estamos afuera de la casa de una amiga de la señora Benson. Pues, aceptamos acompañarla. Aunque las pláticas entre señoras mayores son demasiado aburridas. Además su casa está llena de gatos, y soy alérgica a ellos. —, cómo sería tu chico perfecto? —me enfoco en el día nublado, y el viento no es nada caluroso comparado con Pensilvania. Llevo una chaqueta de piel color café mostaza y unos jeans. Sin embargo esto no hace que me caliente.
—¿Te refieres al físico? —inquiero y ella niega con la cabeza. Sé enseguida a lo que se está refiriendo. Suspiro.
Tengo muy altas expectativas en los hombres que podrían llegar a enamorarme completamente. No pido un físico perfecto, pero sí una personalidad extremadamente hermosa. Como por ejemplo, que cuando me diga a mí misma alguna cosa fea, él se moleste y me diga todo lo contrario en tono dulce. Que cuando me enoje con él, me preste más atención y me insista en que lo disculpe. En que me proteja de cualquier cosa y que esté dispuesto a recibir una bala por mí. Que me abrace cuando esté en mis días de regla, me lleve helado y flores y veamos una película que haya rentado. Que crea que soy la chica más hermosa del mundo y que esté seguro de lo que siente por mí. Que cada defecto que piense que es asqueroso de mí, él me haga sentir que soy hermosa, y que todas las cosas feas que digo de mí son mentiras.
Pero por otro lado creo que estoy pidiendo demasiado. Porque esos chicos sólo existen en los libros. Y yo no quiero a un muchacho que sólo reúna algunas de esas características. Quiero a un muchacho que valga la pena y las posea todas sin tener que decírselas.
Y si no existe el chico perfecto. Si no existe el chico de mis sueños en ésta Tierra, prefiero estar enamorada del personaje de un libro. No me importaría si él no supiera de mi existencia, porque sería absolutamente perfecto.
No obstante, para ahorrarme todo éste discurso dramático con el que sé que no obtendré nada más que sentirme mal por no tener a alguien así, le respondo:
—Sólo quiero amar a alguien y ser correspondida del mismo modo.
De los chicos con los que he experimentado cosas extraordinarias (sólo al principio), terminaron haciéndome más mierda de la que me creía. Sé que no debería pensar eso de mí. Pero así es. El primer chico del que me enamoré perdidamente, jugó conmigo más de cuatro veces haciéndome creer que yo le gustaba. Me hizo puré. Y mi primer novio…Ni hablar. No quiero hablar de esto. El punto es que ambos me hicieron prácticamente cenizas.
Estamos en unos suburbios. Puedo escuchar el ladrido de un perro y de un niño llorar detrás de mí. Me quedo aquí, frente a Helen, afligida por mi respuesta. Afligida por no tener a alguien a quien amar. Por no tener a alguien que me ame y me corresponda. Porque sé que nunca ha sido así. Nadie nunca me ha correspondido tan hermosamente como el primer novio que tuve. El tercero me engañó con una tal Janneke Vines. Y de nuevo quedé destrozada.
Es como si las chicas viniéramos al mundo sólo para sufrir por amor. Sé que hay cosas más importantes. Pero casi siempre estoy pensando en amor. Pensando en quién podría ser la persona que me ame algún día. Creo que jamás voy a casarme. Nunca. Jamás. Jamás de los jamases.
—Helen.
—¿Sí?
—¿Crees casarte alguna vez?
—No.
Y nunca podemos llegar más allá de esa conversación cuando se trata sobre ese tema en específico. A Helen no le gusta hablar sobre el matrimonio. Y mucho menos cuando siente que lo pregunto por curiosidad. Nunca la fuerzo a mantener una conversación que la lastime. Y la verdad es que hablar sobre el matrimonio a mí también me lastima. Porque sé que probablemente jamás vaya a conseguir a un buen novio, y mucho menos un esposo.
Me quedo callada. En los días como éstos no solemos hablar demasiado. En especial cuando ella está intentando disfrutar de la vista de las hermosas calles londinenses. Así que decido sentarme a su lado después de dar un pequeño salto hacia atrás y apoyarme en la pequeña barda. Contemplo las casas y son absolutamente preciosas. Tienen un aire extraño. Demasiado inglés. En realidad uso la palabra ‘’inglés’’, porque no sé cómo describir éste lugar. Sólo puedo decir que me siento extraña. Melancólica.
Cuando Helen de aburre nos ponemos a platicar de las cosas que nos gustaría hacer ahora que estamos en Londres. Ella me dice que sería genial decirle a un taxista ‘’siga a ese auto’’ después de introducirnos al auto. A decir verdad sería genial. Y sé que me cagaría de risa si alguna vez intento hacerlo. Así que eso de lo dejaría a Helen por su excelente actuación cuando la necesitamos. Yo le digo que deberíamos decirle a una señora embarazada ‘’su hijo es el elegido’’, después de apuntarle con el dedo a la barriga. Y acto seguido salir corriendo como desquiciada mientras que al mismo tiempo me ahogo de la risa.
Sería tan divertido hacer eso, si tan sólo yo no fuera tan tímida e insegura de mí misma.
Helen y yo nos atacamos de la risa y nuestras carcajadas hacen que un anciano con bastón nos calle haciendo un sonidito con la boca. A lo que mi amiga responde indignada:
—Bueno, ¿qué acaso estos son los suburbios de los ancianos? —mis ojos se abren como enormes platos y miro automáticamente hacia otro lado, intentando al mismo tiempo ahogar mi risa en mi seriedad fingida.
—Helen, eso fue descortés—le digo entre risitas. Sé que aunque intente disiparlas, no podré. Así que exploto en carcajadas y ella, tan sólo de ver mi expresión y el las lágrimas en mis ojos de tanto reírme, comienza a carcajearse de igual manera hasta que nos duele el estómago y ya no podemos más.
—¡Halley, deja de llorar por favor! —sin embargo no puedo. Cuando me río demasiado mis ojos sueltan lágrimas. No sé a qué se deba esto. Simplemente pasa. Yo me río con más intensidad, y me doblo de risa. Entonces golpeo la pierna de Helen varias veces, y dos segundos después estaba tirada en el suelo. —¿Pero qué coño te pasa, Hall? ¡Arriba, maricona! —para que lo sepas, Helen y yo siempre hemos acostumbrado a decirnos malas palabras. Así que no te asustes, porque no las decimos en serio a menos que estemos enojadas la una con la otra. Cuando lo estemos te haré saberlo.
A unas cuantas cuadras hay una tienda de discos. No es demasiado grande, pero sí lo suficiente para distraerte un rato. Nos vamos camino a ella cuando nos damos cuenta de que la lluvia comienza a cubrirnos cada vez más rápido. Y cuando llegamos a la tienda estamos completamente empapadas.
—Oh, no, no. No pueden pasar—bueno, creo que era de esperarse que la dueña de la tienda no nos dejara pasar. Bueno quizá no sea la dueña, pero es seguro que está empañada en dejar éste lugar limpio cuando termine su jornada de trabajo.
Helen y yo intercambiamos miradas. La señora es gorda y es pelirroja. Lleva unos jeans negros y una blusa estilo vintage que remarca sus…curvas demasiado. Nos mira con rabia. Como si fuéramos perros sarnosos. Entonces mi amiga se pone ambas manos en la cintura. Y sé que es el puto fin del mundo para la señora, porque cuando Helen hace esto, termina haciendo sentir mal a uno en serio.
Cuando está a punto de decir algo, yo le meto un codazo en el estómago y ella hace una mueca. Sé que le falta el aire. Pero agradezco haberle hecho esto porque no quiero que hiera los sentimientos de la señora. Después de todo está haciendo su trabajo. Salimos de la tienda, resignadas. Nos sentamos en el suelo y nos recargamos en los vidrios de la misma, esperando a que la lluvia ceda.
—Maldita vieja gorda—blasfema Helen. —. Si no me hubieras metido el codazo, le hubiera dado su merecido. Maldita perra que eres. —se cruza de brazos.
—No está bien herir los sentimientos de las personas cuando no hacen lo que tú quieres.
—Sólo iba a darle su merecido.
—Sólo estaba haciendo su trabajo—refuto.
—¡Pero la música es mi vida!
Sin comentarios.
Este es uno de esos días en los que no tenemos absolutamente nada qué hacer. Y los chistes no nos favorecen a ninguna de las dos. De hecho creo que no sabemos nada sobre chistes. Pero si le preguntas a mi amiga sobre sexo…te da los mejores relatos eróticos que jamás hayas escuchado. Su cara de niña inocente no es lo que parece. Ya sabes lo que dicen: las apariencias engañan. Y cuando lo dicen es en serio. Te lo digo por experiencia.
—¡Young belong with me, you belong with me! —la pelirroja se pone a imitar a Taylor Swift. Me dan ganas de callarla porque parecemos pordioseras. Pero a decir verdad, no canta tan mal.
Cuando por fin se cansa, suspira y se pone de pie. Ni siquiera se toma la molestia de mirarme. Simplemente se pone de pie y comienza a caminar debajo del agua hasta llegar a la mitad de la calle. Yo la miro con indiferencia, esperando a que un auto la atropelle. Pero no sucede.
—¡Kiss me in the pouring rain! —sigue cantando mientras alza los brazos y comienza a dar vueltas en sí misma como un africano que no ha tocado el agua en siglos. Luego noto que viene hacia mí y enseguida me toma por las manos y hace que me ponga de pie. Me ha empapado más de lo que ya estoy, cuando yo lo único que quería era secarme. Tira de mí cuando ve que me niego a mojarme, y finalmente me lanza hacia la lluvia. —¡Canta conmigo, Halley! ¡Kiss me in the pouring rain!
—Lo único que va a venir besandote es un rayo. Y no creo que sea gracioso.
Se queda mirándome seriamente ante mi comentario. La bailarina con mentalidad de cinco años ha sido reemplazada por un maniquí con el maquillaje de la cara corrido.
—¡Kiss me in the pouring rain! —vuelve a alzar los brazos y a saltar como una psicópata. Y al ver que me quedo aquí sin hacer nada, toma mis manos y me obliga a moverme al ritmo de la música desafinada que su garganta logra proferir. —¡Vamos, Halley, seamos psicópatas juntas!
—¡Estás loca! —logro decir.
—¡Seamos psicópatas juntas, dije!
Me veo obligada a hacer lo que ella dice. Sé que voy a darme una terrible enfermada después de esto. Pues ya comienza a arderme la garganta y no tardaré en caer rendida en la cama con una gripa mortal. Comienzo a saltar con ella una y otra vez mientras danzamos debajo de la lluvia. Helen deja de saltar y comenzamos a dar vueltas en nosotras mismas, sin soltarnos de las manos. No veo la hora en que nos caigamos y nos golpeemos la cabeza.
—Sonríe, Halley —me dice entre risas. Y no puedo evitar sonreír. Porque ya he olvidado por lo que estaba triste hace unos minutos. Y esto es totalmente divertido. Me siento como una niña de cinco años jugando con mi mejor amiga bajo la lluvia. De repente Helen me pisa el pie, ambas caemos en un charco de agua gigante, y el claxon de un auto a pocos centímetros de nuestros rostros, suena.
—No sean idiotas—es lo que nos dice la chica de cabellos negros, con la cabeza medio salida por la ventanilla, mientras que nosotras nos ponemos de pie y nos hacemos a un lado. —Pude haberlas matado—nos grita desde su volvo negro y se aleja sin más qué decir por el camino gris hacia donde no sabemos.
La sangre se me sube a la cabeza, y definitivamente siento la presión en ella del susto. Por un momento creí que sería el fin. Me revuelvo los cabellos con las manos, y noto que la señora pelirroja de la tienda nos mira de reojo al tiempo que se burla de nosotros y sigue trapeando el lugar.
—Son alrededor de las siete—me limito a decir. —, vámonos.
—Pero acepta que fue divertido.
—Lo fue—admito— hasta que casi nos hacen puré en medio de la calle—le digo mientras camino directamente hacia la casa donde la señora Benson se encuentra.
—Eso también fue divertido—comenta entre risas.
—No, Helen. Fue peligroso. Ya madura por favor—me siento como una madre que intenta educar a su hija de la manera más estricta posible. Lo cierto es que estoy nerviosa, y molesta por lo que acaba de pasar. Es como si me molestara que la diversión se haya ido.
—Ahí va la señorita que cree que lo sabe todo. Por Dios, Halley. Por lo menos intenta vivir la maldita vida e intenta, aunque sea un poco, tener sentido del humor. Tienes diecisiete, ¿qué pasará cuando tengas cuarenta?
—Probablemente llegue a donde tú no.
—La peor manera de madurez es creer que eres madura, restregándole a los demás eso, sólo porque no quieres tener la diversión de un niño de cinco años.
—Por favor, Helen. Viste lo que acaba de pasar. ¿Qué hubiera pasado si nos hubieran pasado el auto por encima a ambas?
—¡Pero no pasó! Ahora quítate ya eso de la mente, ¿quieres?
—No.
—Entonces vive con ello y tortúrate hasta que lo superes.
—De acuerdo—me encojo de hombros y vuelvo a darle la espalda para seguir caminando.

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Quiero dedicar éste capítulo a mi mejor amiga Teddy, que a pesar de las peleas, después de tres largos años de peleas que casi nos destruyen, aquí estamos, jodiéndonos la una a la otra. Y quiero decirte perra, que si no nos vemos cuando te largues a Francia, no te preocupes porque tenemos más o menos unos setenta años para eso. ¡Por favor díganme qué les pareció, y Teddy, gracias por estar ahí para mí, en los peores momentos!

por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 2:48 pm

Les presento a Harry Watson. Él se convertirá en una persona muy pero muy importante para Halley, pues la ayudará a superar muchos de sus traumas. No puedo revelarles demasiado, así que en un rato les subiré capítulo chicas. ¡Pero por favor comenten!

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por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 3:02 pm

Ella es la mejor amiga de Halley. Tiene un humor terriblemente inestable. Es una chica...de las que hacen desmadre(ustedes saben a lo que me refiero) Es complicada, pero no tanto como Halley. Es cuidadosa en lo que a enamorarse respecta. Es decir, pueden gustarle chicos, pero siempre por la apariencia. Tiene miedo de enamorarse, ya que en un tiempo le rompieron el corazón. Lo cual ya superó, pero no quiere llegar a querer a alguien más allá de donde ella quisiera. Es insegura, pero de nuevo, no tanto como Halley. Le da igual cómo se vista, y lo que digan los demás respecto a ella.

¡Espero les guste, comenten! :D

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por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 3:31 pm

2

Las canciones que canta Helen en la ducha me hacen rezar para que tararee cuando menos. No digo que yo tenga una mejor voz que ella en lo que a cantar respecta, pero verdaderamente canta horrible. Tanto que me irrita los oídos. Se supone que está en el baño, al final del pasillo, cuatro habitaciones a mi derecha. Tengo la puerta cerrada y sus cantos se escuchan casi como si estuvieran apretándole el cuello a un pollo.
Abro la puerta de mi habitación y saco la cabeza.
—¡Con una mierda, Helen, a lo que vas!
—¡Púdrete elfo pálido!
Acto seguido, azoto la puerta y me encierro en la habitación. Pero no se calla. La hija de perra no se calla y yo no puedo aguantar más. Así que pongo mi grabadora a todo volumen y reproduzco el disco en donde tengo toda mi música favorita. Entonces, se reproduce Guns Out, como primera, y me aseguro de que la puerta esté trancada.
El suelo y los vidrios vibran, y yo no puedo esperar a que la puerta también lo haga. No tanto por la música, sino por los golpes que dará Helen a ésta, esperando que pare la música. Esperando que ruegue.
Pero no lo hace. Lo cual me hace ponerme incómoda. No sé por cuanto tiempo podré soportar la música al volumen límite. Me siento al borde de la cama y espero a una súplica mientras me pongo a ver un zapato en el suelo sobre la alfombra. Pero nada.
¿En dónde se habrá metido ésta perra? Decido darme por vencida y apago la grabadora. Entonces, la voz de Helen atraviesa las paredes,
—¿Hablas en serio, Peter?...¿A qué hora?...¡Fabuloso!...¡Claro! —entonces es cuando abro la puerta de golpe. Es viernes por la noche, entonces Helen me avisa que tendremos una fiesta. Ahora. Ahora mismo. No comprendo en realidad cómo tiene amigos, si ni siquiera conocemos a nadie. Oh, claro…debe ser por…¡coño, tiene un primo londinense! ¿Cómo no me acordé? —¡Hall, de prisa! —me apura la pelirroja desde la planta baja. Mis ojos azules escrutan con detalle mi cuerpo siempre con una figura insuficiente para mí a través del espejo. Observo mi suéter de color rosa bebé que me queda un poco grande, y unos mallones negros que a decir verdad me quedan a la perfección. Me trauma no tener demasiado busto a veces…En fin, me pongo los tenis converse y salgo de la habitación. Ni siquiera me preocupo por llevar bolsa o algo.
—¿Va a ser una fiesta relajada? —inquiero bajando las escaleras con cuidado de no tocar los retratos familiares de la señora Benson. A mí en realidad no me gustan las fiestas. Especialmente si tienes que bailar con alguien. Y yo…no soy buena para eso. Si te soy sincera bailo como un maldito robot. ¡Ay pero qué diablos, estoy segura de que un robot se movería mejor que yo!
—Sí, Hall, va a ser una fiesta relajada. Será entre familia—me dice abriendo la puerta. Una oleada de aire frío me penetra hasta los huesos y me hace estremecerme.
—¿Le dejaste una nota a Clare? —Clare, es la señora Benson, así que lamento no haberte dicho su nombre inicialmente. Helen asiente y salgo disparada por la puerta antes que mi amiga. Un camaro amarillo nos espera estacionado en la calle, y yo no puedo ni imaginarme subiéndome a esa cosa.
—¿Helen, ese es el auto de tu primo? —y ella vuelve a asentir. Aunque me da mala espina, creo que vale la pena poner todo bajo las manos de mi pelirroja favorita. Ella lleva una chaqueta de cuero negra, una blusa de mangas largas de cuello en ‘’V’’ a rayas blancas y negras, y unos jeans ajustados, con unos zapatos negros planos de terciopelo.
Cuando entro a la casa me doy cuenta de que ésta no es una fiesta en familia. O bueno, quizá si…pero definitivamente no es como me lo imaginaba. En fin, ¿qué sí lo es? La canción ‘’Counting Stars’’ comienza a sonar, y Helen da un salto de alegría.
—¡Amo esa canción! —y se lanza a la pista de baile. Y ella se llena de luces que hacen que se pierda entre la demás gente. Por otro lado, por mucho que Helen y yo compartamos ese mismo gusto, no me siento animada para bailar. Es que en realidad no sé cómo hacerlo. Así que me quedo aquí parada, esperando a que algo suceda. Y nada pasa.
Me dirijo a los ponches. La pista de baile es la sala, pero ésta casa es demasiado grande. Comienzo a dudar que el tal Peter sea su primo. Pero me da igual, la verdad. ¿Cuántos novios no ha tenido Helen?
No alcanzo a distinguir los colores de la casa, por las luces. Camino por el suelo de madera y llego hasta una pequeña mesita rectangular que está en el comedor, no muy lejos de la sala. Así que comienzo a servirme del ponche rojo en un vaso de vidrio. Hay demasiada gente aquí, así que prácticamente no puedo ver a Helen bailar. Y preferiría no ver las ridiculeces que hace. Como toda chica antisocial que soy, me siento en una silla que tiene pequeños dibujitos labrados a mano. Es de madera. y detrás de mí, junto a la mesa, hay una vidriera en donde ponen tazas, vasos de vidrios, y cosas por el estilo. A decir verdad, parecen ser cosas preciadas.
Me pongo a observar a la gente bailar a unos cuantos metros de mí. Y sólo puedo pensar en que los envidio por ser tan aventados. Eso es algo que creo que jamás podré hacer.
Cuando termina la canción, sigue ‘’Feel Again’’, entonces me doy cuenta de que Helen en éste momento debe estar muriéndose de un orgasmo. Yo intento no reírme ante la sorpresa. Sé que me estoy ruborizando. Así que, literalmente derramo pequeñas lágrimas de felicidad, por la emoción. Sin embargo me controlo.
Cierro los ojos por un momento y comienzo a ladear la cabeza al ritmo de la música. Pero algo me incomoda. Y cuando abro los ojos, advierto de que hay dos chicos sentados a mi lado, mirándome.
¿Qué coño quieren, cagarme la noche? ¿Más? Por favor, ya bastante tengo estando sola aquí. Parezco una fracasada sin amigos.
Tomo un sorbo de ponche, intentando ocultar mi incómoda sorpresa.
—Oye chica, ¿quieres ser mi novia? —inquiere el chico de la izquierda. Sus rulos me distraen por un instante. Pero luego, hago una mueca y devuelvo el trago de ponche que tenía en la boca.
Me traigo el vaso medio lleno y me pongo de pie, apresurándome a irme de aquí cuanto antes. Pero su voz me sigue el paso y si sigue así, no dudaré en darle un puñetazo.
—¡Lo siento, lo siento, estaba jugando! —apenas y lo puedo escuchar a través de la música. Me toma por el brazo y me vuelvo a él.
—Yo creí que en Londres no había chicos tan groseros como en Reading. —entonces se ríe.—Basta, no es gracioso—le reclamo.
—Bueno, ya ya. Es que mi amigo y yo estábamos experimentando…
—¿Estupideces?
—Queríamos ver cuantas chicas bonitas aceptarían nuestra oferta.
Acto seguido, le vacío el vaso de ponche en la cara.
—¿Linda mi respuesta, no?
—Debo admitir que eso no me lo esperaba—alza el dedo índice de su mano derecha. Entonces vuelve a reírse.
—¿Podrías dejar de reírte por favor?
—¿Perdón, qué dices?
—Adiós—me doy la vuelta. Estoy dispuesta a salir de aquí y perderme la canción, con tal de no tener que tratas con idiotas ingleses. Yo que creí que eran diferentes.
Intento esquivar a la gente lo más que puedo. Pero las luces de color morado y azul se mezclan. Entonces es cuando me estrello contra la espalda de un chico, y el otro chico el cual huía hace segundos, vuelve a tomarme del brazo.
—Oye, basta. ¿Se puede saber quién te crees que eres? —le reclamo.
—Soy Harry Watson, un gusto.
—Pues el gusto será tuyo, nada más.
—¡Pero qué modales! —finjo una sonrisa.
—Mira quién habla…—digo entre dientes, casi para mis adentros.
—Oye, lo siento. No fue mi intención ofenderte. Sólo era un juego. —pongo los ojos en blanco. El muchacho no parece de clase baja. Lleva una camisa a cuadros morada, y unos jeans, con botas negras. Es todo, y aún con esa ropa simple, me atrevo a decir que se ve atractivo.
Acepto sus disculpas sin tener que hacerme la difícil. Es más que suficiente para mí. Luego, el chico me invita a bailar, y yo definitivamente me niego a ello. Pero él me sonríe.
—¡Bah, la excusa común! ¿No sabes bailar, verdad?
—Pero no es excusa, es que realmente no sé bailar.
—Bueno…¿cuál es tu nombre?
—Halley.
—Bien, Halley, ¿quieres bailar conmigo?
—No.
Resopla.
—¡Vamos! ¿Así eres siempre de aburrida?
—¡No soy aburrida!
—Lo que digas.
—Ay, ¿sabes algo? Púdrete…Watson.
Y en éste preciso momento, es cuando amo a Peter, o a quien sea que haya puesto éste playlist, porque definitivamente She Will Be Loved me vuelve loca. E intentar esconderlo es imposible para mí. Comienzo a ladear la cabeza, y al mismo tiempo a cantar la canción en voz muy baja. De improviso siento la mano de Harry tirar ligeramente de la mía, y así me lleva directo a la pista de baile. Él me toma por la cintura y yo, de alguna forma me siento un tanto incómoda. Pero paso por alto eso, y rodeo su cuello con mis brazos. Y apoyo mi cabeza en su hombro. Y no cabe duda que me siento como nunca antes en lo que siempre fue una aburrida vista, hasta ahora.

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¡Uff! Cielos chicas, espero que lean ésto, y si lo hacen comenten, así podría darles pequeños adelantos de lo que sucederá a lo largo de la historia. Gracias a Teddy por ayudarme :p sistah Te adoro muchi much xD

por **MariferRavelo** Lun 09 Sep 2013, 4:18 pm

DIOS! Mary, ¿dónde estuviste toda mi vida? Es decir, es lo más loco que he leído entre mejores amigas hasta ahora, sigue así, sé que pronto tendrás comentarios, linda! Pero ten paciencia:) tendrás éxito, ya verás! xx

por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 4:34 pm

OW, MUCHAS GRACIAS! Espero seguirla pronto, y claro, no estoy apurada con que tanta gente la lea :) sólo quiero que los demás descubran lo que hay dentro de mi mente, lo que soy capaz de plasmar, muchas gracias por comentar! :D

por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 6:29 pm

Hola a todos, en serio les agradecería, que si leen mis capítulos, por favor comenten, porque me hacen sentir que no les gusta, o que simplemente no leen. Por favor, no me hagan sentirme ignorada :( Gracias a los que leyeron ésto, en serio.

por **Pao Villar** Lun 09 Sep 2013, 6:37 pm

¡Oh por Dios! Sigue sigue...*enserio* la estoy amando *_*

por **MaryDarling** Lun 09 Sep 2013, 6:47 pm

aqghdjkjhgfghsjksjhs! Pao, muchas gracias por comentar, en serio *=*=*=*=*=*!!! No sé qué haría sin ti svghjf :aah: :corre: :canto: :ilusion: :enamorado: :jojojo: :ñomñom: :xd: EVERYTHING HAS CHANGED (Niall Horan & Halley Griffin) 961472736

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por **MaryDarling** Mar 10 Sep 2013, 3:54 pm

¡Hola! ¿Les gustaron los dos capítulos? Chicas, está tronando y en serio agradecería que comentaran para saber qué les pareció. ¿Podrían hacerlo? :D gracias xx

por **Teddy** Mar 10 Sep 2013, 4:48 pm

Ravelousky no he podido leer porque estoy que me cago de tareas pero prometo que este fin de semana me pondré al día :D

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EVERYTHING HAS CHANGED (Niall Horan & Halley Griffin)

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Capítulo 1

Harry Watson (Personaje)

Helen Kilmer

Capítulo 2

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