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La Medium | Harry Styles |
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 2. • 1, 2
Re: La Medium | Harry Styles |
magic directioner forever escribió:SIGUEEEEEEEEEEEEE
ya sigo :)x
alexa styparholikson
Re: La Medium | Harry Styles |
mari2900 escribió:ola nueva lectora me a gustado el capitulo el prologo todo aunk no sea tuya esta muy bien gracias por pasarla aki
si puedes pasate por mis novelas estan en mi firma
siguela pronto
besossssssssssssssss mari
jump Hola Mari el problema es que no me di cuenta y no ahi final o.o asi que tendre que subir e ESCRIBIR YO :/ tratare de mejorar mi escritura para ello aun asi faltan muchos capis asi que ya subo
alexa styparholikson
Re: La Medium | Harry Styles |
ValeeS escribió:*.* es un libro y yo lo amooo siiguelaaa Nueva lectora<33
Me llamo Valee
Besos<33
okeys ya sigo(:
alexa styparholikson
Re: La Medium | Harry Styles |
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Capitulo 1 (parte 2)
Cuando Harry entró en Lily's Place, un lugar que no solían frecuentar los policías, y vio a Miguel y Conner con sonrisas expectantes en sus rostros, sabía que estaba en problemas.
—Mierda, Joe, ¡me has tendido una trampa!
Louisrio.
—Eres detective, ¿de acuerdo?, es imposible tomarte el pelo —Movió las cejas hacia arriba y hacia abajo—. Odio tener que decirte esto, Harry, pero desde que mandaste a paseo a tu última novia, has estado insoportable. Que yo sepa, no se trata de falta de oportunidades, pensé que lo que necesitabas era ver caras nuevas. Así que, cuando menos te lo esperas, va y se te presenta esta oportunidad de conocer algunas mujeres. Hice lo que sólo un amigo haría, me encargué de hacer el último sacrificio y aceptar en tu nombre.
Harry rio y, junto a Joe, se unió al resto de detectives.
—Aún no han llegado —dijo Miguel Torres, el nuevo miembro del departamento.
Louissonrió.
—Vendrán. Intenta no asustarlas mostrándote como un cachorro desesperado cuando veas a la tentadora oficial Storm O'Malley.
Conner intervino.
—Venga hombre, no intentará ponerle la mano en la pierna, ¿verdad? Odio ver a un poli haciendo eso. No es bueno para el resto.
Miguel levantó su botella de Dos Equis.
—Recorrería cada palmo de su cuerpo. Sólo para recordarle que es mía.
Louispuso los ojos en blanco.
—A lo mejor en tus sueños. Por lo que tengo entendido, la última vez la oficial O'Malley te dio con la puerta en las narices. —Se giró hacia Harry—. Pero esta noche estás de suerte. De hecho, todos estamos de suerte. Caballeros, esta noche vamos a poder observar a un profesional en el trabajo. Vamos a aprender cómo se lo monta el tío que tiene que tener apuntados los nombres de las tías al lado de la caja de condones para así saber a quién se está follando.
Harry movió la cabeza. Mierda. ¿Qué dirían estos tíos si supieran la verdad? Que la razón por la que se tiraba a tantas tías era porque su polla nunca quedaba satisfecha. Sí, siempre se corría, y las tías también. De eso estaba seguro. Pero es como cuando te rascas y nunca se te va el picor. De hecho, había incluso intentado vivir con una chica pensando que así se tranquilizaría. Error.
Se removió en la silla, sintiendo cómo la necesidad reprimida empezaba a aumentar. El tiempo que pasó con aquella chica, intentaba no coincidir con ella en casa, y además le había dedicado al trabajo mucho tiempo extra para así darle un motivo para que le dejara. Había pasado ya algún tiempo desde la última vez que estuvo con una mujer.
¡Maldita sea! A lo mejor Louisno estaba equivocado. A lo mejor se había vuelto insoportable sin haberse dado cuenta. Quizá esto era justo lo que necesitaba. Un polvo intenso y rápido. Sin compromisos. Sin ataduras. Sin recriminaciones.
El pene de Harry se puso en guardia cuando, unos minutos más tarde, vio entrar a una rubia pequeñita junto con otras tres mujeres.
—Mirad eso —murmuró Conner—, premio gordo. Me llevaré a cualquiera de esas tres y dejaré a la pechugona de Storm O'Malley para Miguel.
La policía en cuestión miró a los hombres y dijo algo a las otras chicas. Las tres se giraron para mirar, y Harry sintió como si un lazo ardiente fuera de la rubia directo a su polla. ¿Quién era ella?
Louisrio.
—Vamos chicos, ¡el Profesional tiene el blanco en el punto de mira! ¿Cuál queréis?
Harry se movió intranquilo en la silla e ignoró la pregunta. Lo último que necesitaba era que los chicos le oyeran jadear. No lo olvidarían nunca. Dios, no recordaba ningún otro momento desde que era adolescente en el que su polla hubiera reaccionado así, era como si fuera a explotar con sólo mirar y fantasear. Y justo ahora sus fantasías le estaban poniendo a cien y en todas éstas aparecía haciéndoselo a la rubia en cualquier parte que le apeteciera.
Casi se le escapa un gemido cuando las chicas les dieron la espalda. Genial. Ellas iban a hacer el típico: "Vamos a hacer como que no hemos venido aquí a pillar cacho", gilipolleces que se hacen antes de ponerse a follar.
—Caramba —dijo Miguel—. Esta tía no es fácil.
Louisrio y le dio una palmada en el hombro.
—Sí, puedo ver como la pones cachonda. —Se puso de pie—. Iré y les pediré que se sienten con nosotros.
Conner rio para sus adentros.
—Diez dólares a que no consigues traértelas.
—Acepto la apuesta. ¿Alguien da más?
Miguel sonrió de oreja a oreja.
—Mi dinero con Conner.
Louisse levantó y caminó con aire arrogante hacia la mesa. Harry no apartaba la vista de la rubia. Se le revolvieron las tripas cuando vio que la chica sonrió a su amigo extendiendo su mano pequeña y grácil. No pudo evitar emitir un gruñido en voz baja. La rubia estaba muy equivocada si pensaba que esa noche iba a irse con otro que no fuera él.
Entonces su compañero se dirigió a la pelirroja y Harry se sintió aliviado. La rubia hablaba con otra de las chicas, sin prestar atención a Joe.
—Que me lleve el diablo —murmuró Conner cogiendo la cartera y sacando un billete de diez dólares.
Harry vio como las chicas dejaban su mesa. La expectación le agitó y volvió a empalmarse. Jesús, no recordaba haberse puesto nunca tan cachondo tan rápido.
Hasta ahora, se había considerado a sí mismo el típico tío normal, un chico fogoso al que le gustaba que las chicas tuvieran grandes pechos, un buen culo y largas piernas. Era flexible en cuanto al color de pelo o la capacidad de mantener una conversación inteligente. Y como era un tipo grande, en todos los sentidos, las chicas con las que iba solían ser altas, como la pelirroja a la que Louisparecía que le estaba dando juego.
Harry hizo una mueca. La rubia que hacía que le doliera la polla era totalmente diferente a las mujeres con las que normalmente se iba, y no estaba muy convencido de que pudiera darle todo lo que él necesitaba, mucho menos de lo que a él le gustaría darle en todos los sentidos.
Pero, bueno, sería divertido intentarlo.
Miguel salió prácticamente despedido de la silla cuando las mujeres llegaron a la mesa. Sonreía como un idiota. Conner rio por lo bajo y volvió los ojos hacia Harry. Harry rio silenciosamente y se pusieron en pie, cada uno cogiendo una silla de la mesa de al lado y haciéndoles un hueco en la mesa.
Louisdijo:
—Señoritas, por orden de importancia, mi compañero, Harry Styles, el Detective Conner Stern y el benjamín del departamento, el compañero de Conner, Miguel Torres.
Las mujeres tomaron asiento y Harry se preguntó que había hecho él para merecer esa tortura que estaba sintiendo en todo el cuerpo. La rubia estaba sentada al otro lado de la mesa, demasiado lejos para rozarle accidentalmente, pero sí lo suficientemente cerca para sentir como su aroma le inundaba los pulmones.
Louisseñaló a la pelirroja y la presentó como Sophie. La morena se llamaba Tiffany.
Fue el único momento en el que Harry apartó la vista de la rubia para fijarse en las otras mujeres. El pecho se le estaba poniendo tan duro como las pelotas y, por la cara de su compañero, Louisse estaba percatando y alargó las presentaciones para que se tranquilizara.
—Todos conocéis a la Oficial Storm O'Malley —dijo Joe, esperando a que el resto de detectives la saludaran mientras le lanzaba una sonrisa a Harry.
Harry apretó los dientes. Sí, compañero, la venganza iba a ser terrible.
Louisacentuó la sonrisa al añadir:
—Y por último, ella es _____ Windbourne.
Harry usó la presentación como excusa para mirarla más fijamente. Dios, era exquisita. Parecía como si un escultor hubiera elaborado cada rasgo de manera que encajaba todo perfectamente en su totalidad.
Su "hola" ligeramente ronco sonó como una suave brisa, su voz parecía acariciarle la piel. En todo lo que podía pensar Harry era en cubrirle los labios con los suyos y saborear las palabras cuando salían de su boca.
Maldición, lo estaba llevando mal. Si no tenía cuidado, cada poli en la mesa se iba a dar cuenta. Éste era el mayor inconveniente de salir con otros detectives, todos ellos eran observadores por naturaleza.
Louisdijo:
—Señores, les prometí a estas señoritas que les invitaríamos a una copa si se sentaban con nosotros.
Ninguno de ellos se opuso.
—Ningún problema —dijo Miguel y avisó al camarero. Pasados unos minutos, las cuatro mujeres tenían sus bebidas en la mesa.
Harry se había imaginado a _____ pidiendo una copa de vino. En lugar de eso, ella pidió un café mezclado con Bailey's, Kahlua, una pizca de otra cosa y coronado con nata montada y una cereza. Por el rabillo del ojo vio como Conner centraba su atención en Tiffany, la morena, mientras Miguel parecía un cachorrillo hambriento con ganas de comerse a Storm. Louisse había fijado en la pelirroja, ninguna sorpresa hasta ahora. Harry miró el reloj que había en el bar y se preguntó cuánto tiempo debía esperar hasta que la rubia le lanzara la sonrisa de bienvenida.
Este tipo de juegos normalmente sucedían dentro de unos patrones predecibles ya que las mujeres que iban a conocer a policías, ya estaban a medio camino de entregarse. Había algo irresistible en la placa, en la pistola y en el uniforme, no importaba cómo fuera el hombre que las llevara, o cómo actuara. Cuando Harry salió de la academia, era un cadete escuálido y sin personalidad, pero en cuanto se puso el uniforme ya se había enrollado con una nena. De hecho, había visto pasar esto muchas veces. Por supuesto, ser detective, especialmente de homicidios, era una ventaja extra. No necesitaba llevar el uniforme para ligarse a una mujer.
_____ dio un sorbo al café y luego pasó su pequeña lengua rosada por el labio superior para quitarse los restos de nata montada. Harry casi se dobla en la silla cuando una oleada de deseo le atravesó la polla. Su mano hizo un movimiento involuntario en dirección a la rodilla. Empezó a fantasear imaginando que le envolvía con sus labios y le chupaba.
Al otro lado de la mesa, _____ se quedó quieta y bajó la mirada. Se sonrojó ligeramente, como si hubiera podido leerle la mente.
No hacía falta tener las habilidades de un detective para ver que ella necesitaba que la trataran con suavidad. Harry hizo una mueca de dolor cuando nuevas fantasías pasaron por su mente. Dios, si no se la llevaba de allí pronto, iba a acabar poniéndose en evidencia.
Harry estaba acostumbrado a mujeres que empezaban la conversación, preguntando acerca de los casos, y que se acercaban para dejarle claro que estaban disponibles para él. No recordaba la última vez que tuvo que ser él el que empezara la conversación. Si no pasaba nada, normalmente tenía el problema opuesto, hacerlas callar.
Se aclaró la garganta, mientras se estrujaba las neuronas pensando en algo que decir, que no sonara como un interrogatorio ni la asustara. Pero antes de que pudiera pensar en algo cortés, algo que no les diera pistas a los demás chicos de lo hambriento que estaba por ella, una canción lenta empezó a sonar y la gente se dirigió a la pista. _____ les siguió con la mirada. La tristeza se vislumbró en su rostro por un momento, y el corazón de Harry se ahogó al pensar que quizá acababa de salir de una relación.
Joder. ¿Qué le pasaba esa noche? Ella estaba ahí, lo que significaba que estaba disponible. Y si ella estaba intentando recuperarse de una ruptura sentimental, entonces él era su hombre. Un polvo rápido, salvaje y sin compromiso le haría sentirse mejor.
Storm dijo:
—¿No es ésta una de las canciones de tu padre?
_____ dijo medio sonriendo:
—Sí. Una de las últimas.
Conner dejó de prestar atención por un momento a la encantadora Tiffany.
—¿Jessie Wolfe era tu padre?
El nombre le resultaba familiar, pero Harry no podía situarlo. Le gustaba más la música country. La balada que sonaba le recordaba más a Jethro Tull .
_____ se giró para mirar a Conner, y a Harry se le revolvieron las tripas al ver cómo ella centraba su atención en otro tío.
—No mucha gente lo recuerda —dijo ella.
Conner sonrió.
—Él era increíble. Tengo sus cinco discos. Los pongo al menos una vez al mes cuando necesito inspiración.
Miguel refunfuñó.
—No creo que sea bueno para ti. El talento musical es algo genético y tú naciste sin él.
La ligera sonrisa que _____ dedicó a Conner fue para Harry como una patada en el estómago.
—¿Qué instrumento tocas? —preguntó ella.
El gran policía de hecho se sonrojó, pero dejó boquiabierto a Harry al darle una respuesta convincente.
—Toco un poco la guitarra eléctrica, pero sobre todo la flauta, como tu padre.
—Había un sexto disco, pero nunca se publicó —dijo _____.
—¿Me podrías conseguir una copia? —preguntó Conner, acercándose tanto a ella que Harry hizo todo lo que pudo para no saltar y apartarlos bruscamente.
—Sí.
—Genial. Me pasaré a buscarlo.
_____ dudó por un momento, pero finalmente asintió y Harry sintió como si algo se le resquebrajara por dentro con sólo pensar en que Conner iba a ir a casa de ella. Entonces se levantó bruscamente y le agarró del brazo, haciendo que se levantara de la silla.
—Vamos a bailar.
Louisse rio hacia sus adentros y Miguel tuvo el valor de reír en alto. Las dos reacciones intimidaron a Harry pero apenas se notó. Ahora que estaba tocando a _____ le costaba pensar. El invisible lazo ardiente que iba desde su polla hasta ella, había aumentado otros cientos de grados más. Tenía los huevos realmente duros y de la polla se le habían escapado algunas gotas. No estaba seguro de lo que iba a hacer durante el baile, teniendo su cuerpo contra el suyo, pero por supuesto iba a usarlo como excusa para frotarse con ella.
Mierda.
Sí. Esto era lo que necesitaba. Quizá un baile era suficiente como primera toma de contacto y después podría arrastrarla hasta el coche y hacérselo allí mismo, o mejor, en la playa. No era su estilo, pero momentos desesperados requieren medios desesperados. Su casa estaba a media hora de camino y le jodería mucho tener que ir en busca de una habitación de hotel. Ella se mostraría recelosa si hacía eso.
La llevó hacia la pista de baile y la cogió entre sus brazos, asegurándose de que cada palmo de sus cuerpos se tocara. Ambos se pusieron tensos cuando la erección presionó el suave abdomen de ella. Harry apretó su erección contra ella e intentó no gemir ante esta sensación tan exquisita. Dios, era increíble. Tenía que irse cuanto antes. Nunca había experimentado esta sensación tan intensa antes.
Harry cerró los ojos y hundió la cara en su pelo. Su olor era tan embriagador como la sensación de tenerla cerca. Cuando le acarició la espalda, ella se relajó y se apretó contra el miembro duro como una piedra.
—Mira cómo me pones —le susurró él al oído.
Ella levantó la vista y él no pudo evitar sentir el orgullo masculino al ver la expresión apasionada en su rostro. Estaba seguro de que acabaría yéndose con él y que le correspondería cuando cabalgara encima de ella. La apretó con más fuerza y descendió los labios dejándolos a escasos milímetros de los suyos.
El corazón de _____ latía con fuerza bajo su pecho. Sentía como si el cuerpo le perteneciera a otra persona esa noche, a él. Le pertenecía desde el momento en el que sintió su mirada.
Él era humano y aún así la sedujo. Para las personas relacionadas con su madre, una reacción así significaba que una pareja estaba destinada a unirse. Su corazón se abrió dejando paso a la ilusión, como si fuera a perder la cabeza con cada caricia.
Sabía que para las personas relacionadas con su padre, las cosas eran de forma diferente y a veces no podía entenderlas. Pero incluso sabiendo esto, _____ supo que no podía negarse a él. Él la había atraído de tal forma que no podía resistirse.
Un gran suspiro salió de la garganta de Harry antes de que acortara la distancia y la rozase con sus labios. Ella gimoteó contra su boca y le apretó con más fuerza. Cuando la lengua de Harry se introdujo en su boca y se enredó con la suya, quería llorar ante la intimidad de aquel beso.
Mientras había vivido con su madre, nadie antes la había abrazado, ni siquiera un amigo. Había permanecido apartada durante muchos años, separada por su sangre impura. Le había hecho volverse vulnerable y precavida. La cautela la había perseguido cuando se fue del universo de los Elfos.
Hasta ahora, no había querido arriesgarse con ninguno de los hombres a los que había conocido. La proximidad de Harry, su cálido abrazo, era como un ariete contra sus frágiles defensas. _____ movió la lengua contra la de él, dejando que éste la guiara mientras su cuerpo se preparaba para él.
La música pasó a ser rápida. Harry la siguió besando durante varios segundos antes de sacarla de la pista de baile y llevarla fuera del edificio.
Ella tiritó a pesar del aire caluroso de la noche. Le retumbaba el corazón en los oídos y sus pasos se hicieron más lentos. Él se giró y cogió su cara entre las manos, luego cubrió sus labios de nuevo con los suyos.
El beso fue más intenso que el anterior. La lengua entraba y salía de la boca en una promesa húmeda de lo que su polla le iba a hacer. _____ gimoteó, Harry bajó las manos hacia sus caderas y la apretó contra su erección. Ella palpitaba, mojada, necesitada, quedando aturdida ante el deseo que fluía por todo su cuerpo.
Se apartó de ella y la cogió del brazo, guiándola hacia el coche, sólo para sacar una manta del maletero antes de bajar las escaleras y llevarla a la playa iluminada por la luz de la luna.
Pasaron por delante de varias parejas, todas tumbadas sobre mantas, con la piel desnuda visible. _____ empezó a ponerse nerviosa. Harry notó su cambio y paró. Mierda, se mostraba temerosa. Su polla iba a explotar. Ya no podía llevarla de nuevo al bar sin antes aliviarse.
—Todo esta bien, cielo —le susurró en los labios antes de sumergir la lengua en su boca. Inmediatamente ella gimió y se rindió ante él. Dios, era muy receptiva, muy sumisa. Le estaba volviendo loco. Hasta ahora, pensaba que le gustaba el sexo salvaje y brusco, con un toque de esclavitud algunas veces, pero esto… esto era como un todo, algo que no había pensado hasta ahora. Si su polla y huevos se ponían más duros, iba a acabar de rodillas suplicando
—Mierda, Joe, ¡me has tendido una trampa!
Louisrio.
—Eres detective, ¿de acuerdo?, es imposible tomarte el pelo —Movió las cejas hacia arriba y hacia abajo—. Odio tener que decirte esto, Harry, pero desde que mandaste a paseo a tu última novia, has estado insoportable. Que yo sepa, no se trata de falta de oportunidades, pensé que lo que necesitabas era ver caras nuevas. Así que, cuando menos te lo esperas, va y se te presenta esta oportunidad de conocer algunas mujeres. Hice lo que sólo un amigo haría, me encargué de hacer el último sacrificio y aceptar en tu nombre.
Harry rio y, junto a Joe, se unió al resto de detectives.
—Aún no han llegado —dijo Miguel Torres, el nuevo miembro del departamento.
Louissonrió.
—Vendrán. Intenta no asustarlas mostrándote como un cachorro desesperado cuando veas a la tentadora oficial Storm O'Malley.
Conner intervino.
—Venga hombre, no intentará ponerle la mano en la pierna, ¿verdad? Odio ver a un poli haciendo eso. No es bueno para el resto.
Miguel levantó su botella de Dos Equis.
—Recorrería cada palmo de su cuerpo. Sólo para recordarle que es mía.
Louispuso los ojos en blanco.
—A lo mejor en tus sueños. Por lo que tengo entendido, la última vez la oficial O'Malley te dio con la puerta en las narices. —Se giró hacia Harry—. Pero esta noche estás de suerte. De hecho, todos estamos de suerte. Caballeros, esta noche vamos a poder observar a un profesional en el trabajo. Vamos a aprender cómo se lo monta el tío que tiene que tener apuntados los nombres de las tías al lado de la caja de condones para así saber a quién se está follando.
Harry movió la cabeza. Mierda. ¿Qué dirían estos tíos si supieran la verdad? Que la razón por la que se tiraba a tantas tías era porque su polla nunca quedaba satisfecha. Sí, siempre se corría, y las tías también. De eso estaba seguro. Pero es como cuando te rascas y nunca se te va el picor. De hecho, había incluso intentado vivir con una chica pensando que así se tranquilizaría. Error.
Se removió en la silla, sintiendo cómo la necesidad reprimida empezaba a aumentar. El tiempo que pasó con aquella chica, intentaba no coincidir con ella en casa, y además le había dedicado al trabajo mucho tiempo extra para así darle un motivo para que le dejara. Había pasado ya algún tiempo desde la última vez que estuvo con una mujer.
¡Maldita sea! A lo mejor Louisno estaba equivocado. A lo mejor se había vuelto insoportable sin haberse dado cuenta. Quizá esto era justo lo que necesitaba. Un polvo intenso y rápido. Sin compromisos. Sin ataduras. Sin recriminaciones.
El pene de Harry se puso en guardia cuando, unos minutos más tarde, vio entrar a una rubia pequeñita junto con otras tres mujeres.
—Mirad eso —murmuró Conner—, premio gordo. Me llevaré a cualquiera de esas tres y dejaré a la pechugona de Storm O'Malley para Miguel.
La policía en cuestión miró a los hombres y dijo algo a las otras chicas. Las tres se giraron para mirar, y Harry sintió como si un lazo ardiente fuera de la rubia directo a su polla. ¿Quién era ella?
Louisrio.
—Vamos chicos, ¡el Profesional tiene el blanco en el punto de mira! ¿Cuál queréis?
Harry se movió intranquilo en la silla e ignoró la pregunta. Lo último que necesitaba era que los chicos le oyeran jadear. No lo olvidarían nunca. Dios, no recordaba ningún otro momento desde que era adolescente en el que su polla hubiera reaccionado así, era como si fuera a explotar con sólo mirar y fantasear. Y justo ahora sus fantasías le estaban poniendo a cien y en todas éstas aparecía haciéndoselo a la rubia en cualquier parte que le apeteciera.
Casi se le escapa un gemido cuando las chicas les dieron la espalda. Genial. Ellas iban a hacer el típico: "Vamos a hacer como que no hemos venido aquí a pillar cacho", gilipolleces que se hacen antes de ponerse a follar.
—Caramba —dijo Miguel—. Esta tía no es fácil.
Louisrio y le dio una palmada en el hombro.
—Sí, puedo ver como la pones cachonda. —Se puso de pie—. Iré y les pediré que se sienten con nosotros.
Conner rio para sus adentros.
—Diez dólares a que no consigues traértelas.
—Acepto la apuesta. ¿Alguien da más?
Miguel sonrió de oreja a oreja.
—Mi dinero con Conner.
Louisse levantó y caminó con aire arrogante hacia la mesa. Harry no apartaba la vista de la rubia. Se le revolvieron las tripas cuando vio que la chica sonrió a su amigo extendiendo su mano pequeña y grácil. No pudo evitar emitir un gruñido en voz baja. La rubia estaba muy equivocada si pensaba que esa noche iba a irse con otro que no fuera él.
Entonces su compañero se dirigió a la pelirroja y Harry se sintió aliviado. La rubia hablaba con otra de las chicas, sin prestar atención a Joe.
—Que me lleve el diablo —murmuró Conner cogiendo la cartera y sacando un billete de diez dólares.
Harry vio como las chicas dejaban su mesa. La expectación le agitó y volvió a empalmarse. Jesús, no recordaba haberse puesto nunca tan cachondo tan rápido.
Hasta ahora, se había considerado a sí mismo el típico tío normal, un chico fogoso al que le gustaba que las chicas tuvieran grandes pechos, un buen culo y largas piernas. Era flexible en cuanto al color de pelo o la capacidad de mantener una conversación inteligente. Y como era un tipo grande, en todos los sentidos, las chicas con las que iba solían ser altas, como la pelirroja a la que Louisparecía que le estaba dando juego.
Harry hizo una mueca. La rubia que hacía que le doliera la polla era totalmente diferente a las mujeres con las que normalmente se iba, y no estaba muy convencido de que pudiera darle todo lo que él necesitaba, mucho menos de lo que a él le gustaría darle en todos los sentidos.
Pero, bueno, sería divertido intentarlo.
Miguel salió prácticamente despedido de la silla cuando las mujeres llegaron a la mesa. Sonreía como un idiota. Conner rio por lo bajo y volvió los ojos hacia Harry. Harry rio silenciosamente y se pusieron en pie, cada uno cogiendo una silla de la mesa de al lado y haciéndoles un hueco en la mesa.
Louisdijo:
—Señoritas, por orden de importancia, mi compañero, Harry Styles, el Detective Conner Stern y el benjamín del departamento, el compañero de Conner, Miguel Torres.
Las mujeres tomaron asiento y Harry se preguntó que había hecho él para merecer esa tortura que estaba sintiendo en todo el cuerpo. La rubia estaba sentada al otro lado de la mesa, demasiado lejos para rozarle accidentalmente, pero sí lo suficientemente cerca para sentir como su aroma le inundaba los pulmones.
Louisseñaló a la pelirroja y la presentó como Sophie. La morena se llamaba Tiffany.
Fue el único momento en el que Harry apartó la vista de la rubia para fijarse en las otras mujeres. El pecho se le estaba poniendo tan duro como las pelotas y, por la cara de su compañero, Louisse estaba percatando y alargó las presentaciones para que se tranquilizara.
—Todos conocéis a la Oficial Storm O'Malley —dijo Joe, esperando a que el resto de detectives la saludaran mientras le lanzaba una sonrisa a Harry.
Harry apretó los dientes. Sí, compañero, la venganza iba a ser terrible.
Louisacentuó la sonrisa al añadir:
—Y por último, ella es _____ Windbourne.
Harry usó la presentación como excusa para mirarla más fijamente. Dios, era exquisita. Parecía como si un escultor hubiera elaborado cada rasgo de manera que encajaba todo perfectamente en su totalidad.
Su "hola" ligeramente ronco sonó como una suave brisa, su voz parecía acariciarle la piel. En todo lo que podía pensar Harry era en cubrirle los labios con los suyos y saborear las palabras cuando salían de su boca.
Maldición, lo estaba llevando mal. Si no tenía cuidado, cada poli en la mesa se iba a dar cuenta. Éste era el mayor inconveniente de salir con otros detectives, todos ellos eran observadores por naturaleza.
Louisdijo:
—Señores, les prometí a estas señoritas que les invitaríamos a una copa si se sentaban con nosotros.
Ninguno de ellos se opuso.
—Ningún problema —dijo Miguel y avisó al camarero. Pasados unos minutos, las cuatro mujeres tenían sus bebidas en la mesa.
Harry se había imaginado a _____ pidiendo una copa de vino. En lugar de eso, ella pidió un café mezclado con Bailey's, Kahlua, una pizca de otra cosa y coronado con nata montada y una cereza. Por el rabillo del ojo vio como Conner centraba su atención en Tiffany, la morena, mientras Miguel parecía un cachorrillo hambriento con ganas de comerse a Storm. Louisse había fijado en la pelirroja, ninguna sorpresa hasta ahora. Harry miró el reloj que había en el bar y se preguntó cuánto tiempo debía esperar hasta que la rubia le lanzara la sonrisa de bienvenida.
Este tipo de juegos normalmente sucedían dentro de unos patrones predecibles ya que las mujeres que iban a conocer a policías, ya estaban a medio camino de entregarse. Había algo irresistible en la placa, en la pistola y en el uniforme, no importaba cómo fuera el hombre que las llevara, o cómo actuara. Cuando Harry salió de la academia, era un cadete escuálido y sin personalidad, pero en cuanto se puso el uniforme ya se había enrollado con una nena. De hecho, había visto pasar esto muchas veces. Por supuesto, ser detective, especialmente de homicidios, era una ventaja extra. No necesitaba llevar el uniforme para ligarse a una mujer.
_____ dio un sorbo al café y luego pasó su pequeña lengua rosada por el labio superior para quitarse los restos de nata montada. Harry casi se dobla en la silla cuando una oleada de deseo le atravesó la polla. Su mano hizo un movimiento involuntario en dirección a la rodilla. Empezó a fantasear imaginando que le envolvía con sus labios y le chupaba.
Al otro lado de la mesa, _____ se quedó quieta y bajó la mirada. Se sonrojó ligeramente, como si hubiera podido leerle la mente.
No hacía falta tener las habilidades de un detective para ver que ella necesitaba que la trataran con suavidad. Harry hizo una mueca de dolor cuando nuevas fantasías pasaron por su mente. Dios, si no se la llevaba de allí pronto, iba a acabar poniéndose en evidencia.
Harry estaba acostumbrado a mujeres que empezaban la conversación, preguntando acerca de los casos, y que se acercaban para dejarle claro que estaban disponibles para él. No recordaba la última vez que tuvo que ser él el que empezara la conversación. Si no pasaba nada, normalmente tenía el problema opuesto, hacerlas callar.
Se aclaró la garganta, mientras se estrujaba las neuronas pensando en algo que decir, que no sonara como un interrogatorio ni la asustara. Pero antes de que pudiera pensar en algo cortés, algo que no les diera pistas a los demás chicos de lo hambriento que estaba por ella, una canción lenta empezó a sonar y la gente se dirigió a la pista. _____ les siguió con la mirada. La tristeza se vislumbró en su rostro por un momento, y el corazón de Harry se ahogó al pensar que quizá acababa de salir de una relación.
Joder. ¿Qué le pasaba esa noche? Ella estaba ahí, lo que significaba que estaba disponible. Y si ella estaba intentando recuperarse de una ruptura sentimental, entonces él era su hombre. Un polvo rápido, salvaje y sin compromiso le haría sentirse mejor.
Storm dijo:
—¿No es ésta una de las canciones de tu padre?
_____ dijo medio sonriendo:
—Sí. Una de las últimas.
Conner dejó de prestar atención por un momento a la encantadora Tiffany.
—¿Jessie Wolfe era tu padre?
El nombre le resultaba familiar, pero Harry no podía situarlo. Le gustaba más la música country. La balada que sonaba le recordaba más a Jethro Tull .
_____ se giró para mirar a Conner, y a Harry se le revolvieron las tripas al ver cómo ella centraba su atención en otro tío.
—No mucha gente lo recuerda —dijo ella.
Conner sonrió.
—Él era increíble. Tengo sus cinco discos. Los pongo al menos una vez al mes cuando necesito inspiración.
Miguel refunfuñó.
—No creo que sea bueno para ti. El talento musical es algo genético y tú naciste sin él.
La ligera sonrisa que _____ dedicó a Conner fue para Harry como una patada en el estómago.
—¿Qué instrumento tocas? —preguntó ella.
El gran policía de hecho se sonrojó, pero dejó boquiabierto a Harry al darle una respuesta convincente.
—Toco un poco la guitarra eléctrica, pero sobre todo la flauta, como tu padre.
—Había un sexto disco, pero nunca se publicó —dijo _____.
—¿Me podrías conseguir una copia? —preguntó Conner, acercándose tanto a ella que Harry hizo todo lo que pudo para no saltar y apartarlos bruscamente.
—Sí.
—Genial. Me pasaré a buscarlo.
_____ dudó por un momento, pero finalmente asintió y Harry sintió como si algo se le resquebrajara por dentro con sólo pensar en que Conner iba a ir a casa de ella. Entonces se levantó bruscamente y le agarró del brazo, haciendo que se levantara de la silla.
—Vamos a bailar.
Louisse rio hacia sus adentros y Miguel tuvo el valor de reír en alto. Las dos reacciones intimidaron a Harry pero apenas se notó. Ahora que estaba tocando a _____ le costaba pensar. El invisible lazo ardiente que iba desde su polla hasta ella, había aumentado otros cientos de grados más. Tenía los huevos realmente duros y de la polla se le habían escapado algunas gotas. No estaba seguro de lo que iba a hacer durante el baile, teniendo su cuerpo contra el suyo, pero por supuesto iba a usarlo como excusa para frotarse con ella.
Mierda.
Sí. Esto era lo que necesitaba. Quizá un baile era suficiente como primera toma de contacto y después podría arrastrarla hasta el coche y hacérselo allí mismo, o mejor, en la playa. No era su estilo, pero momentos desesperados requieren medios desesperados. Su casa estaba a media hora de camino y le jodería mucho tener que ir en busca de una habitación de hotel. Ella se mostraría recelosa si hacía eso.
La llevó hacia la pista de baile y la cogió entre sus brazos, asegurándose de que cada palmo de sus cuerpos se tocara. Ambos se pusieron tensos cuando la erección presionó el suave abdomen de ella. Harry apretó su erección contra ella e intentó no gemir ante esta sensación tan exquisita. Dios, era increíble. Tenía que irse cuanto antes. Nunca había experimentado esta sensación tan intensa antes.
Harry cerró los ojos y hundió la cara en su pelo. Su olor era tan embriagador como la sensación de tenerla cerca. Cuando le acarició la espalda, ella se relajó y se apretó contra el miembro duro como una piedra.
—Mira cómo me pones —le susurró él al oído.
Ella levantó la vista y él no pudo evitar sentir el orgullo masculino al ver la expresión apasionada en su rostro. Estaba seguro de que acabaría yéndose con él y que le correspondería cuando cabalgara encima de ella. La apretó con más fuerza y descendió los labios dejándolos a escasos milímetros de los suyos.
El corazón de _____ latía con fuerza bajo su pecho. Sentía como si el cuerpo le perteneciera a otra persona esa noche, a él. Le pertenecía desde el momento en el que sintió su mirada.
Él era humano y aún así la sedujo. Para las personas relacionadas con su madre, una reacción así significaba que una pareja estaba destinada a unirse. Su corazón se abrió dejando paso a la ilusión, como si fuera a perder la cabeza con cada caricia.
Sabía que para las personas relacionadas con su padre, las cosas eran de forma diferente y a veces no podía entenderlas. Pero incluso sabiendo esto, _____ supo que no podía negarse a él. Él la había atraído de tal forma que no podía resistirse.
Un gran suspiro salió de la garganta de Harry antes de que acortara la distancia y la rozase con sus labios. Ella gimoteó contra su boca y le apretó con más fuerza. Cuando la lengua de Harry se introdujo en su boca y se enredó con la suya, quería llorar ante la intimidad de aquel beso.
Mientras había vivido con su madre, nadie antes la había abrazado, ni siquiera un amigo. Había permanecido apartada durante muchos años, separada por su sangre impura. Le había hecho volverse vulnerable y precavida. La cautela la había perseguido cuando se fue del universo de los Elfos.
Hasta ahora, no había querido arriesgarse con ninguno de los hombres a los que había conocido. La proximidad de Harry, su cálido abrazo, era como un ariete contra sus frágiles defensas. _____ movió la lengua contra la de él, dejando que éste la guiara mientras su cuerpo se preparaba para él.
La música pasó a ser rápida. Harry la siguió besando durante varios segundos antes de sacarla de la pista de baile y llevarla fuera del edificio.
Ella tiritó a pesar del aire caluroso de la noche. Le retumbaba el corazón en los oídos y sus pasos se hicieron más lentos. Él se giró y cogió su cara entre las manos, luego cubrió sus labios de nuevo con los suyos.
El beso fue más intenso que el anterior. La lengua entraba y salía de la boca en una promesa húmeda de lo que su polla le iba a hacer. _____ gimoteó, Harry bajó las manos hacia sus caderas y la apretó contra su erección. Ella palpitaba, mojada, necesitada, quedando aturdida ante el deseo que fluía por todo su cuerpo.
Se apartó de ella y la cogió del brazo, guiándola hacia el coche, sólo para sacar una manta del maletero antes de bajar las escaleras y llevarla a la playa iluminada por la luz de la luna.
Pasaron por delante de varias parejas, todas tumbadas sobre mantas, con la piel desnuda visible. _____ empezó a ponerse nerviosa. Harry notó su cambio y paró. Mierda, se mostraba temerosa. Su polla iba a explotar. Ya no podía llevarla de nuevo al bar sin antes aliviarse.
—Todo esta bien, cielo —le susurró en los labios antes de sumergir la lengua en su boca. Inmediatamente ella gimió y se rindió ante él. Dios, era muy receptiva, muy sumisa. Le estaba volviendo loco. Hasta ahora, pensaba que le gustaba el sexo salvaje y brusco, con un toque de esclavitud algunas veces, pero esto… esto era como un todo, algo que no había pensado hasta ahora. Si su polla y huevos se ponían más duros, iba a acabar de rodillas suplicando
alexa styparholikson
Re: La Medium | Harry Styles |
*77* te mato si no la sigues ahora mismo*77*
Haaa siiguela porfavor:c
Haaa siiguela porfavor:c
ValeeS
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