No fui una directioner más en su vida (Zayn Malik y Lucía Gómez)

Nombre: No fui una directioner más en su vida
Autor: Bel. (yopi)
Adaptación: No, todo salió de mi cabeza
Género: Drama, romance
Advertencias: Ninguna, a menos que avise en el capítulo :)
Otras páginas: Por ahora no


Sinopsis
Él no fue solo un chico para mí, y apuesto que yo no fui solo una chica para él. Nuestras vidas dieron un giro de 180° en cuanto nos conocimos. Estar juntos no fue tarea fácil. No, por supuesto que no lo fue. Pero lo logramos. ¿Por qué no lo haríamos? La vida tiene su manera de hacer que lo que está destinado a pasar, pase. Esta es nuestra historia, de cómo pasé de ser solo una fan, a algo mucho más importante.



Bueno, esta es mi nove. La había empezado a subir antes como StayStrong, pero, además de cambiarme el nombre, la eliminé para adelantar más capítulos y así volver a subirla :) Ahora que tengo bastantes, la subo nuevamente. Espero que les guste y comenten, que me da ánimos para subir :D Ah, una cosa más, probablemente suba dos o tres veces por semana.


 

me ha encantado la sinopsis .
la tienes que seguir .
necesitas chicas ?
un beso muy fuerte de tu fiel lectora Paloma o Palo o Pal como quieras .
----------------
pasate por mi novela ( se que tienes tiempo ... jaja )

paloma one direction escribió:me ha encantado la sinopsis .
la tienes que seguir .
necesitas chicas ?
un beso muy fuerte de tu fiel lectora Paloma o Palo o Pal como quieras .
----------------
pasate por mi novela ( se que tienes tiempo ... jaja )

 No necesito chicas, porque ya las tengo de antes :P De todas maneras, gracias por preguntar :) Ya subo el primer capítulo!

Capítulo 1 parte 1
Había esperado un año y medio. 18 meses deseando que el mejor viaje de mi vida se concretara. Y ya estaba viviéndolo. Estaba en Londres por mis 15 años. ¡Finalmente allí estaba! Solo un sueño faltaba: ver a One Direction. Harían un show al que, desafortunadamente, no podré ir. ¿Por qué? Hice la fila durante 3 horas y, al llegar a la ventanilla, me dijeron:
—Las entradas están agotadas.
Así que lo único que podía esperar era encontrarlos por las calles, lo cual era bastante improbable.
El día siguiente al concierto, salí a caminar con mi familia. De repente, vimos un grupo no muy grande de chicas sacándose fotos. Los reconocí de inmediato. Esos cinco chicos eran totalmente reconocibles a kilómetros. Saqué rápidamente mi cámara de la cartera, avisé a mis papás y corrí hacia ellos.
A su lado estaba una chica rubia, alta y obviamente malcriada, gritando:
— ¡No puedo creerlo! ¡Al fin los conozco, los tengo enfrente! —los chicos sonreían, pero se notaba que no les gustaba que una chica les gritara tan cerca y fuerte. Aunque, claro, la Barbie no se percató de esto— ¿Puedo sacarme una foto con cada uno de ustedes? —ellos asintieron.
Debo admitir que me hacía la distraída, mirando mi cámara, el piso, mis Converse sucias, lo que fuera con tal de no sentirme incómoda con una mirada que, sentía, estaba sobre mí. Mientras tanto, la Barbie seguía gritando desaforadamente. Su voz aguda era insoportable, por lo que le grité:
— ¡¿Podes dejar de gritar como loca?! Por más que sean famosos, también son personas, y no creo que les guste que una Bar…chica, les grite así. Todos somos personas comunes, y como vos, también tengo manos. Así que, confía en mí, no tengo miedo de usarlas. Y ni creas que de una buena manera—cerré el puño, para demostrarle que hablaba en serio.
A pesar de mi metro cincuenta y cinco me hice la alta y lo más seria que pude. Ella se alejó, no muy contenta con lo que le dije.
Los chicos me miraron sorprendidos. El primero en hablar fue Zayn:
—Gracias, de enserio. Amamos a nuestras fans, pero me duele la cabeza y todo lo que quiero hacer es ir al hotel y descansar. Pero hay algo que no entiendo. ¿Cómo sabías que se iba a alejar? Podría haberte enfrentado.
—Bueno, en Argentina hay muchas de esas chicas. Así que, es costumbre. Además, vivo en una parte donde si no sabes defenderte, terminas muerta.
Al ver la expresión de horror de los cinco, aclaré:
—No literalmente
Todos se aliviaron.
—Además, no iba a pegarle. Solo la asusté.
—Entonces…—dijo tímidamente Liam— ¿sos fan?
—Algo así. O sea, sí, me gustan sus canciones. Creo que son geniales y llenas de significado, y sé sus nombres también, pero no soy una “directioner”. Solo soy una chica que ama sus canciones. —sí, claro. Me sé sus vidas de arriba abajo, todo lo que hicieron, todo lo que ganaron y los sigo desde siempre. Pero creo que será más divertido que piensen que soy solo una fan.
— ¿Y cuál es tu canción favorita? —preguntó Harry.
—They don’t know about us. Amo la parte que dice “Cause this love is only getting stronger, so I don’t wanna wait any longer”. —no la canté, ya que es algo que no hago frente a…personas.
— ¿Por qué no la cantas? —esta vez preguntó Louis.
—No canto
—Estoy seguro de que tenés una voz preciosa—dijo Zayn
—Sí, decís eso porque no me escuchaste cantar
— ¿Puedo preguntarte algo? —me dijo Niall
—Claro, decime
—A primera vista, ¿quién te parece es el más gracioso?
— ¿Por qué preguntas algo así? —estaba algo desconcertada. En serio.
—Siempre tuvimos esa duda. Pero siempre que le queremos preguntar a alguna fan grita como loca o sale corriendo ¿Vos no sos así, no?
—No—dije riendo un poco—y contestando a tu pregunta, creo que Louis es el más gracioso.
— ¡Te lo dije! —exclamó Louis. Yo solo reí.
De repente, unos brazos me rodearon tan rápido que no alcancé ni a reaccionar.
— ¡ES MÍA! —gritó Louis, mientras su abrazo me dejaba sin aire.
Sonreí, al tiempo que intentaba soltarme, algo que no logré. Él no me soltaba y yo comenzaba a quedarme sin aire suficiente.
—Louis, Lou…no tengo aire—le decía mientras le movía los brazos, pero él seguía sin dejarme ir. Dentro de lo poco que los brazos del precioso Boo Bear me dejaban ver, pude notar que estaban hablando y haciéndose señas entre ellos, pero no distinguía qué era lo que decían.
Finalmente, luego de unos cinco minutos en los que respiraba con mucha dificultad, me soltó. Tomé aire, todo el que necesitaba para volver a respirar normalmente. Para mi sorpresa, Zayn me preguntó:
— ¿Te gustaría venir conmigo al hotel?

Capítulo 1 parte 2
—Zayn, quisiste decir con todos nosotros, ¿no? —Indagó Harry
—Sí, seguro—contestó él.
Parecía hechizado, no dejaba de ver mis ojos. Respondiendo a su pregunta, dije:
—Tengo que preguntarle a mis papás, ya vengo
Me acerqué a mis padres y les conté casi todo lo ocurrido.
—No, Lucía no. Está bien que te gusten mucho y todo lo que quieras, pero no voy a dejar que te vayas sola a un hotel con cinco chicos mucho mayores que vos.
—Primero, tienen entre 19 y 21, tampoco son taaaan mayores. Segundo, ¡por favor! Es la oportunidad de mi vida papá, de enserio. Además ni que me fueran a violar—esto último se me escapó sin pensar. No debí haberlo dicho, pero lo hecho está hecho.
Mi papá lo pensó. Estaba segura de que me diría que no. Es más, ya tenía planeados los argumentos para hacerlo cambiar de opinión en mi mente. Sin embargo, me sorprendió.
—Está bien, podes ir. ¿Tenés el celular no? —asentí—llamame cuando quieras volver y te voy a buscar.
—Ok papi, ¡gracias! —lo abracé rápidamente y corrí hacia los chicos.
Cuando estuve a su lado, les dije:
—Lista
Comenzamos a caminar hacia el hotel. El resto de los chicos se adelantaron notoriamente mientras Zayn y yo seguimos caminando a la misma velocidad. Me pareció escuchar un ruido, como un clic, pero no le di importancia. Lo escuché varias veces más y, por eso, pregunté:
—Zayn, ¿escuchas esos ruiditos?
— ¿Qué ruidos linda?
Me desconcertó un poco el hecho de que me dijera linda, pero seguí actuando normal, mientras por dentro había una fiesta. Escuché unos cuantos más.
—Esos, son como clics
—Ah, son los paparazzi sacando sus fotos para después inventar un estúpido rumor
— ¿Y así de tranquilo estas?
—No hay de qué preocuparse
—Si vos decís
Continuamos caminando unos metros más. Seguía escuchando esos molestos ruidos de las cámaras. Ya comenzaban a hartarme.
— ¿No les molestan los paparazzi? Todo el tiempo con cámaras, sacándole fotos a todo famoso que se mueva. Son insoportables
—La verdad sí, son molestos. Pero después de tanto, te acostumbras
—Ah bue, pará Mr. Yo-soy-famoso-y-no-me-afectan-los-paparazzi—le dije mientras sonreía.
Él sonrió mirando el suelo. Luego me dijo:
— ¿Querés darles de qué hablar?
— ¿Eh?
—Dame la mano—y de repente, sin permiso, tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos.
No lo solté. Era lindo conseguir esa atención que en mi país no conseguía. Siempre fui tímida con los chicos, pero con Zayn…no lo sé, era diferente. Más rápido de lo que esperaba, llegamos al hotel Hilton, donde se alojaban.
Nunca había entrado a un hotel tan lujoso. Mucho menos por una puerta lateral para evitar a los paparazzi, a los que apodé “molestos”. Cuánta originalidad la mía, dirán. Entramos sin que nadie lo notara, por suerte. Subimos a su habitación. La 237 en el piso 8. La verdad no sé que pensé que pretendía, pero no creía que hiciéramos algo más que hablar. Y sí, inocencia nivel estúpida.
El cuarto era gigante, con un balcón hermoso con vista a la ciudad, un televisor pantalla plana en cada una de las sub-habitaciones y muebles visiblemente caros. Entré lentamente, analizando cada pequeña parte de la enorme habitación, esquivando cada tanto una que otra prenda de ropa que yacía en el suelo.
—Wow, es increíble. Estoy segura de que…—me di vuelta y, una milésima de segundo después, mi espalda estaba contra la pared.
Zayn me encerró entre sus musculosos brazos y puso su cara lo más cerca que pudo de la mía. Nuestros labios se rozaban al hablar.
—Desde que nos empezaste a hablar tuve la necesidad de besarte

hola dios sigue la nove la amo demasiado con tan solo eso que has escrito enserio tienes una nueva fiel lectora..!! me esta dando un heart attack enserio siguela..!! :imdead:

Danii1dmalik escribió:hola dios sigue la nove la amo demasiado con tan solo eso que has escrito enserio tienes una nueva fiel lectora..!! me esta dando un heart attack enserio siguela..!! :imdead:

 No, no te me mueras D: gracias por leer, ya la sigo !

Capítulo 2
Un escalofrío recorrió mi espalda, por lo que me moví, quedando aún más cerca de él. Mi respiración se aceleró y los nervios me estaban matando.
Todo pasó en segundos. Me besó, primero lentamente, como si sus labios estuvieran reconociendo ese nuevo territorio que era mi boca. Pero después, la pasión se apoderó de los dos, y el beso subió de tono. Di un pequeño salto y enredé mis piernas en su cintura y él me sostuvo,  poniendo sus manos en mi trasero. Continuamos besándonos, y él empezó a caminar. De repente, caí en la cama, y ahí reaccioné.
—Zayn, pará—casi no respiraba, jadeaba como nunca—tengo 15 años
— ¡¿QUÉ?! —estaba extremadamente sorprendido. La edad fue un detalle que olvidé mencionar—no me dijiste eso
Me derretía escucharlo jadear. Pero debía decir algo.
—Ya sé, pero vos tampoco preguntaste, ni siquiera sabes mi nombre—él se levantó de encima de mí y de la cama. Yo lo seguí segundos después—Zayn no es tan grave. Solo tengo que salir de acá y actuar como si nada hubiese pasado.
A esa altura ya habíamos llegado al “living” de la enorme habitación. Estábamos frente a frente, con una mesita entre nosotros.
—Pero pasó, ¿está bien? Pasó. ¿Y sabés qué? No quiero olvidarlo. Te quiero en mi cama, quiero besarte y hacerte el amor. Pero no puedo por las estúpidas leyes.
Miré el suelo, ya arrepentida por lo que iba a decir.
—Debería irme
—No, por favor. Al menos dame tu número o decime tu nombre
—No puedo
— ¿Por qué no?
—Soy argentina. No podría verte y no me gustan las relaciones a larga distancia
Caminé hasta la puerta, la abrí, salí y, antes de cerrar la puerta, lo miré nuevamente y le dije:
—Y soy Lucía. Lucía Gómez—me sonrió, algo dolido.
Me preguntaba por qué le dolía que me fuera. Finalmente cerré la puerta. Fui lentamente hasta al ascensor pensando en que, tal vez, sería como en las novelas, donde el chico va a buscar a su chica. Aunque, claro, no fue así.
Al salir del ascensor, me crucé con Liam. Intenté no mirarlo, fingir que no lo había visto y seguir mi camino hasta la salida. Él estaba distraído con su novia, Elizabeth o, como todos le decían en las revistas, Beth. Medía más o menos lo mismo que yo, cerca del metro sesenta y cinco. Su cabello era largo, rubio y sus ojos verdes azulados eran los que, según Liam, lo habían enamorado, por lo que no me vio o no me reconoció, como sea.
La salida del hotel estaba repleta de paparazzi con sus cámaras esperándome, supuse. Intenté pasar, pero en seguida me detuvieron y comenzaron a sacarme fotos. No sabía qué hacer, buscaba algún camino por donde pasar aunque, claro, era imposible. Sentí que una mano me agarró del brazo y me arrastró nuevamente dentro. La mano pertenecía a un guardia de seguridad, que me llevó a un gran salón, fuera del alcance de los flashes. El salón era gigantesco, con muchísimas mesas. Estoy segura de que allí entraban, por lo menos, 300 personas. Estaba decorado con arañas colgando del techo, manteles rojos con detalles dorados, sillas vestidas de la misma manera y una alfombra gris cubría el suelo. Las paredes blancas derrochaban elegancia. A decir verdad, me sentía algo intimidada por tanto lujo.
En una de las mesas, había varios diarios esparcidos. Sentado, un hombre de traje hablaba por teléfono, algo preocupado. El de seguridad me acercó hasta esa mesa y me hizo señas para que me sentara. Lo hice, y el señor de traje dejó el teléfono a un lado.
—Gracias Robert, puedes retirarte—le dijo al guardia.
Yo estaba algo incómoda y aturdida. ¿Qué estaba haciendo yo, Lucía Gómez, en un lugar como ese, con un hombre como ese? El señor me habló:
—Sos Lucía, ¿cierto?
—Sí, ¿cómo lo sabe?
—Soy el manager de One Direction. Podrías agradecer que te salvé de los paparazzi, ¿no te parece?
—Gracias, supongo. ¿Por qué me buscaban a mí?
—Por esto—me extendió uno de los diarios, el “The Times”, y me señaló el título de primera plana: “CHICA MISTERIOSA, ¿NUEVA NOVIA DE ZAYN?”
Abrí mis ojos como platos y abrí la boca, sorprendida. Era increíble que mentira tan grande se habían inventado. En la foto, estábamos Zayn y yo, en el momento en el que él me tomó de la mano. No se equivocaba, sí que daría qué hablar. Continué leyendo:
“Aparentemente, esta chica misteriosa ha robado el corazón del miembro de One Direction, Zayn Malik. Fueron vistos tomados de las manos, caminando hacia su hotel. Aunque esta chica parecía ser menor de edad. Esperemos que no lo meta en problemas. Continúa en página 5.”
La nota continuaba, más no quería seguir. Mitad verdad, mitad mentira y, en el medio, yo. Levanté la mirada. El manager me dijo:
—Ahora decime la verdad, estoy seguro de que ellos están mintiendo.
Me recosté sobre la silla mirando hacia otro lado, aun sin creer lo que estaba pasando. Volví a mirarlo, él esperaba mi respuesta.

Capítulo 3
—Mi familia y yo estábamos caminando cuando los vi. Les iba a preguntar si me podía sacar una foto, que no tomé por cierto. Zayn me invitó al hotel y acepté. Empezamos a caminar y él me tomó de la mano y yo no lo solté. Llegamos al hotel, entramos por una puerta lateral y me llevó a su habitación. Nos besamos y las cosas casi se nos van de las manos, si sabes a lo que me refiero—él asintió, por lo que continué—No hicimos nada porque yo lo detuve. Cuando le dije que tenía 15 enloqueció. Lo dejé en la habitación y tomé el ascensor. Traté de salir, pero los paparazzi estaban ahí y, bueno, sabes el resto.
Sin siquiera responderme, tomó el teléfono, marcó y lo puso en su oreja.
—Zayn, vení al salón, YA—estaba notablemente enojado
Bajé la mirada, jugaba con mis anillos. Era lo más entretenido que podía hacer en ese momento. Sentí sus pasos y, al minuto, se sentó a mi lado. Buscaba mi mirada, mas yo lo evitaba. Su manager le dijo:
—Zayn, ¿ya viste esto? —le mostró el mismo diario que anteriormente yo había visto.
Él reaccionó un poco menos impresionado. Después de todo, él sabía que pasaría. Clavó su mirada en mí. Me sentía avergonzada, como una tonta por haber dejado que eso pasara. Miré fijo la mesa, evitando a toda costa evitarme con su penetrante mirada. Ninguno hablaba. El manager nos dijo:
—Tenemos que detener esto. No es una buena imagen para ninguno de ustedes.
— ¿Pero cómo? —preguntó Zayn
—No lo sé aún
Miré la hora: 9.00 pm. Era tardísimo, mis padres me matarían. Y la tardanza no sería la única razón.
—Creo que debería irme—dije. Iba a levantarme, pero Zayn me tiró del brazo y me volvió a sentar.
— ¡No podes seguir escapando cada vez que surgen problemas!
—No escapo. ¡Son las nueve de la noche, mis papás deben estar preocupados! Por si te olvidaste, tengo 15, todavía dependo de mis padres y no vine sola. Ya demasiados problemas me causaste—le dije, intentando no subir el tono de voz
— ¡¿Yo soy el que te causó problemas?!
—Lo acepto, yo también tuve algo de culpa, tendría que haberte frenado antes. Pero no hay nada que pueda hacer ahora, solo irme—me levanté y comencé a caminar hacia la salida.
Dejé atrás el salón y, poco después, el hotel. Tuve que salir por la puerta lateral por la que habíamos entrado, ya que los paparazzi aún estaban ahí. Estaba oscuro, casi no sabía por dónde caminaba. Mi pánico a la oscuridad tampoco ayudaba. Estaba muerta de miedo y no lograba recordar el camino de vuelta a mi hotel. Me detuve en la esquina más iluminada que encontré y busqué mi celular en la cartera. No estaba. Tampoco estaba en mis bolsillos. De pronto lo recordé. Cuando enredé mis piernas en Zayn, escuché un ruido. Sabía que mi celular había caído de mi bolsillo, pero ese no era momento como para levantarlo. Y luego, simplemente lo olvidé. Lo di como perdido, era obvio que no lo recuperaría. Zayn no tenía forma de encontrarme. Solo tenía 10 libras, lo cual no ayudaba mucho. No era suficiente para tomar un taxi. Podía volver al Hilton, recuperar mi celular y pedir indicaciones. Solo tenía un problema: no sabía cómo.

Capítulo 4
Nuevamente me sentía tonta por no haber prestado suficiente atención. Mis opciones no eran muchas y, en ese momento, solo se me ocurría acostarme en algún lado, intentar dormir a pesar del pánico, y en la mañana buscar ayuda. Encontré un banco en un parque cercano, y decidí que allí pasaría la noche. Qué suerte la mía, nótese el sarcasmo.
Usé mi cartera como almohada e intenté acurrucarme lo más que pude para que mi temperatura corporal subiera. No lo lograba, pero intenté descansar de todas maneras. Me hubiera encantado contarles que soñé con mi cama, mi casa, mi Argentina…pero para eso tendría que haber dormido profundamente, y eso fue algo imposible para mí. Aunque estaba extremadamente cansada, el ruido de una persiana metálica subiendo me despabiló como si me hubiesen tirado un balde de agua helada. Miré en la dirección que mis oídos me indicaron. Un señor estaba abriendo su librería en la vereda de enfrente. Reaccioné rápido y corrí hacia él, tal vez podría ayudarme. Crucé y le pregunté:
—Disculpe señor, estoy perdida, ¿podría ayudarme? —él volteó, dejando su tarea
—Claro, ¿dónde necesitas ir?
A decir verdad, me sorprendió que estuviera tan dispuesto a ayudar a una extraña. Desconfié, pero no podía estar más perdida de lo que ya estaba así que, qué más daba.
—Al Hilton, si no es molestia. ¿Es muy lejos?
—Bueno, estás lejos de casa—dijo, removiendo la gorra que inútilmente cubría su cabeza—ven, vamos a mi auto, te llevo.
Su auto estaba a unos metros. Era un Ford falcon del 92 de color dorado bien cuidado para los años que tenía. Subí del lado del acompañante y, segundos después, el señor subió también. Arrancó y comenzamos a recorrer las calles londinenses.
Había tres opciones:
1-Este tipo me hacía dar más vueltas que una calesita
2-Me estaba llevando a cualquier lado
3-Realmente había caminado mucho sin siquiera notarlo
Cuando finalmente llegamos, me incliné más por la tercera. Antes de bajarme, busqué en mi cartera.
—Muchas gracias por traerme—le extendí las 10 libras
—No, no. No hace falta.
—Por favor, acéptelo. Es lo menos que puedo hacer—el hombre se rehusaba, pero después de mi carita de perro aceptó.
Bajé del auto y me puse mis anteojos de sol, que hace meses estaban en mi cartera y nunca había usado. No era común que los usara, pero sabía bien por qué lo hacía.
— ¡Ahí está! —gritó uno de ellos apenas me vio.
Comencé a abrirme camino hacia la entrada. Cuando finalmente llegué, le pregunté al recepcionista si podía llamar a Zayn. Como si yo no existiera, el joven siguió en lo suyo. Me subí los anteojos y los puse en mi cabeza como si fueran vincha. Estaba por subir las escaleras, pero escuché su voz que venía del salón. Me giré y pude verlo. Estaba como siempre. Con su remera de los Beatles, sus jeans y sus Nike que lo hacían tan…Zayn. La razón por la cual caí ante él tan fácil era evidente. Cómo hice para decir que no, eso aún es confuso.
Me interpuse en su camino. Bueno, en el camino de todos: Zayn, Niall, Liam, Louis, Harry y su manager. Miré a Zayn a los ojos, en los que creí ver un brillo bastante peculiar y, antes de que pudiera hablar, su manager me interrumpió:
— ¿Qué hacés acá? —Lo miré
—Vine a buscar algo que me pertenece
—Zayn, volvé a la habitación
—Pero…—él iba a rehusarse
—Zayn, ahora
Liam lo tomó del brazo y lo condujo hasta el ascensor. El resto de los chicos fueron detrás de ellos. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, me dijo:
— ¿Qué es lo que querés? ¿No te parece que ya causaste bastantes problemas? Y no solo a Zayn, sino a todos
—Lo sé, solo vine por mi celular—dije, algo ¿arrepentida? ¿Pero de qué?
— ¿Tu celular?
—Sí, mi celular. Se me cayó la última vez que estuve acá y estoy segura de que lo tiene Zayn
—Espera acá, voy a buscarlo. No te muevas.
“Sí, como si pudiera ir a algún lado sola”, pensé. Me senté en el anteúltimo escalón de la escalera que iba a subir antes. Apoyé mis codos en mis rodillas, y mi cabeza en mis manos. Esperé 5…10…15 minutos, pero no había rastro del manager y, por ende, de mi celular tampoco. Recordando que tenía mi iPod en la cartera, lo saqué. Un poco de música me distraería. Pasé varias canciones hasta llegar a la que buscaba. Payphone de Maroon 5. Escuché el primer minuto y medio en silencio, hasta que, sin darme cuenta, pronuncié la parte en que dice: “All those fairytales are full of shit, one more fucking love song I’ll be sick”. El recepcionista me miró extrañado.
— ¿Se te ofrece algo? —le dije, con tono de pocos amigos.
Para su salvación, el teléfono sonó. Rápidamente atendió y yo seguí escuchando música.
Ya harta, me paré y fui hasta el ascensor. Presioné el botón del piso correcto y cambié la canción a Fighter de Christina Aguilera, que estaba segura que me inspiraría para hacer lo que tenía, debía, quería e iba a hacer. El sonido me indicó que había llegado. Me saqué los auriculares y guardé el iPod. Salí del ascensor, busqué la habitación y, sin vueltas, abrí la puerta.