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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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A Little Bit Longer
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
Página 1 de 1. • Comparte
A Little Bit Longer
Nombre: A little Bit Longer.
Autor: Desconocido.
Adaptacion: Si.
Advertencia: No.
Otras Paginas : si.
hola chicas! vine a subir otro shot que NO ES MIO sino que lo saque de otro foro y de seguro les va a encantar.
A Little Bit Longer.
Una sala de espera. Mucha gente de todo tipo. Niños, adultos, mujeres, hombres...
Gente murmurando por lo bajo, leyendo el periódico, abanicándose con él, contando baldosas, paseándose arriba y abajo por culpa de su estado de nerviosismo. Entra un hombre.
Lleva el pelo rizado y está serio. Bajo el brazo un montón de papeleo y arrastra un carrito de bebé. Ahí está su niña, la luz de sus ojos y al parecer está enferma. Camina deprisa buscando la sala de consulta correspondiente y entonces se sienta. Suspira. Mira su papeleo pero alza la vista para mirar a su pequeña. Está medio dormida. Él la sonríe. Es la cosa más bonita que ha visto después de su madre.
Hay gente que los mira. Parece un padre soltero. "Oh, qué lástima" piensan algunos de los presentes y luego comentan hipótesis totalmente inciertas. Menudas ganas tienen de comentar sobre el morbo de si está divorciado o es viudo.
Sale de la consulta un doctor. Tiene el pelo canoso y gafas grandes que le aumentan los ojos. Da miedo, parece un camaleón.
-¿Alessia Jonas? -Entonó el doctor.
Él alza la vista sobresaltado. Guarda sus papeles con rapidez y se los coloca bajo el brazo. Luego alza su brazo y sonríe. El doctor también sonríe y le hace pasar a la consulta.
Entra y cierra la puerta detrás de él. El doctor se sienta.
-No sé qué le pasa, lleva días con fiebre -se apresuró a decir él.
-¿Me permite? -Preguntó el doctor haciendo un gesto como si quisiera coger a la niña.
-Sí, por supuesto -asintió con la cabeza.
Él la cogió y la tumbó en la pequeña camilla. La niña no lloraba, pero estaba ardiendo. Era una niña preciosa. Los ojos eran de él, sin embargo, el color era de la madre: verdes claros. Tenía el pelo castaño y rizos y él sabía que eso lo había heredado de él. Sonríe al ver a su niña y deja los papeles sobre la mesa del doctor.
-¿Le ha dado algún jarabe o...?
-No, no. Nada de eso.
-¿Y su mujer?
-¿Mi mujer?
-Sí, me refiero a si ella le ha dado algún jarabe.
-No -negó con la cabeza- ella hace tiempo que se fue.
***
La recuerda con amor. Ella era la alegría personificada. Siempre sonreía y siempre le sacaba una sonrisa. Recuerda el día en el que se conocieron. Él estaba en un pequeño pueblo de Italia buscando un poco de paz y serenidad.
Y ahí, sin querer, en un encuentro fortuito, se miraron por primera vez. Caminaban por unas calles muy pequeñas de un pequeño pueblo en el norte de Italia. Ambos se chocaron y la fruta que había comprado en el mercado se esparció por la calle. Ella le sonrió y entonó un pequeño scusa con voz delicada. Él sacudió la cabeza y volvió a mirarla.
Tenía unos ojos verdes claros preciosos y el pelo corto y ondulado de color dorado. Era tan bonita...
-Lo siento -dijo él- no te había visto.
Ella rió.
-Scusami davvero, non t'avevo visto.
-¿Eh?
Cuando hablaba italiano sus pulsaciones iban a mil por hora.
-Niente -sonrió.
-Yo soy Nick.
Ella pareció entenderlo y abrió la boca mostrando sorpresa.
-Io sono Alessia.
"Alessia..."
Un nombre que rebosaba perfección. Él la miró e intentó decir algo pero no sabía muy bien el qué.
-¿Hablas mi idioma? -Preguntó.
-Un poco -respondió con un curiso acento italiano que a él le gustó y le provocó una sonrisa.
-¿Eres de aquí?
-Sí -asintió.
-¡Oh!
Pensó en decirle alguna cosa más pero las palabras no le salían. Entreabrió la boca para dejar escapar algún piropo en italiano o quizás preguntarle dónde estaba la calle San Matteo, ya que estaba perdidísimo.
-Sei così bella -le salió recordando un libro de frases en italiano.
Ella se ruborizó.
-Parli l'italiano?
-No -negó con la cabeza- pero sé qué significa.
-M'hai capito!
-Sí -asintió- pero si pudieras hablar mi idioma creo que sería mejor.
-Hmmm... lasciami provare... -se quedó pensativa- ¿cuánto tiempo te quedas?
-Una semana.
-¿Cuántos días llevas aquí?
-Este es el primero.
Exhibió una sonrisa perfecta.
-Allora, lasciami farti una domanda...
-¿Eh?
-Hmmm... una pregunta, ¿se dice así?
-Sí, sí -sonrió.
-Tú me enseñas tu idioma y yo te enseño el mío.
-¿Y eso cuánto cuesta?
Rió armoniosamente, cosa que le hizo sentir un poco estúpido.
-Que me compres más fruta -intentó decir en inglés.
-¡Pero sí sabes hablar en mi idioma!
-Ya te dije que un poquito.
Volvió a mirarla. Relucía el sol y su pelo dorado brillaba con intensidad. Era la cosa más hermosa que había visto en mucho tiempo. Sonreía con dulzura y siempre, siempre estaba riéndose.
Ninguno de ellos lo sabía, pero iban a empezar una historia de amor aparentemente interminable.
Se veían siempre en el mismo sitio dónde se conocían para tomar un café a la italiana en un pequeño bar que hacía esquina. Ella estaba interesada en aprender su idioma y él estaba muy interesado en aprender el suyo. Cada día la veía más hermosa.
***
-Lo siento -se disculpó el doctor- no tenía ni idea de que...
-No se preocupe.
-Sé lo que es pasar algo así. Duele mucho, ¿verdad?
-Quizás demasiado.
***
El tiempo pasaba demasiado deprisa y él se había dado cuenta de que no paraba de dejar de pensar en ella. No comía, no dormía, no reía si ella no estaba cerca. No había ninguna mujer igual que ella. Era amor a primera vista. Y sólo le quedaban dos días para seguir viéndola así que tenía que decírselo.
Una mañana, en el bar de siempre, lo soltó.
-Alessia.
-¿Sí?
-Ti amo.
Alessia abrió los ojos y también la boca. Luego se la tapó. Ella no daba crédito y él tampoco.
-¿Sabes lo que has dicho?
-Claro que lo sé.
-¿Puedo responderte?
-Por favor.
-Anch'io.
Abrió los ojos más sorprendido que ella y entonces la besó. Era una sensación maravillosa la de poder besarla. Era tan tierna, tan dulce, tan feliz...
***
-¿Tenía alguna enfermedad?
-No, no. Murió en el parto.
***
Nick no quería marcharse de ese pequeño pueblo perdido en el norte de Italia y ella no quería que se fuera, así que se dieron sus teléfonos y sus direcciones para verse lo antes posible. Ella dijo que iría a América enseguida que pudiera. Él decidió esperarla y se prometió a sí mismo no amar a una mujer como la había amado a ella.
Pasaron los días, las semanas y los meses y ella no llegaba. Recibía cartas suyas diciendo que le añoraba y él respondía diciéndole lo mismo y contándole como iban las cosas. Quería volver a verla.
En Navidad, casi seis meses después de verla, ella apareció por la puerta. El pelo le había crecido pero seguía igual de bonita, igual de preciosa y con la sonrisa más bonita que había visto en toda su vida.
La besó apasionadamente y la atrajo hacia él para que no se fuera nunca. La abrazó y jugó con su pelo alegremente. Cuánto la había echado de menos, cuánto había esperado para poder besarla de nuevo.
Le quitó el abrigo sin dejar de besarla y poco a poco caminaron hasta su habitación. Él la desvestía lentamente mientras que ella no dejaba de tocarle la cara y de tocarle el cabello.
-Te he echado de menos -dijo Nick.
Ella volvió a besarle.
Se amaron como si fuera el último día de su vida, como si el mundo fuera a terminar hoy, como si no existiera un mañana.
***
-Cuánto lo siento -suspiró el doctor.
-Yo también... sin embargo, me dejó a la pequeña Alessia.
***
Un oscuro día de otoño, ella se fue. Tenía que decidir entre su vida o la de su futura hija. Nick lloraba entristecido y dolido. Ella intentaba sonreír.
-He vivido todo lo que tenía que vivir. Me gustaría ver crecer a la pequeña, ver como da sus primeros pasos o aprende a decir su primera palabra. Me gustaría ver como va a clase y como sueña con ser princesa como hemos hecho todas alguna vez -sorbió por la nariz- me duele dejarte, Nick, de verdad me duele. Pero la tendrás a ella. Es el legado que dejo aquí antes de que me vaya.
-No quiero que te vayas, Alessia. Te quiero, no me dejes -la agarró de la mano.
-Nick... -sus ojos estaban llenos de lágrimas- grazie...
Ella entró en parada y no se pudo hacer nada para salvarla. Él chilló y golpeó todo lo que vio. No podía haberse ido. No ella. El gran amor de su vida se había ido a algún otro lugar, mucho mejor que este, dejándole solo con una niña. Sus lágrimas caían a borbotones y no podía pararlas.
Caminó en busca de su niña. La enfermera se lo entregó.
-Lamento la pérdida de su mujer.
-Gracias -sorbió por la nariz y miró a su pequeña- hola, Alessia...
***
-Es preciosa.
-Lo sé.
Autor: Desconocido.
Adaptacion: Si.
Advertencia: No.
Otras Paginas : si.
hola chicas! vine a subir otro shot que NO ES MIO sino que lo saque de otro foro y de seguro les va a encantar.
A Little Bit Longer.
Una sala de espera. Mucha gente de todo tipo. Niños, adultos, mujeres, hombres...
Gente murmurando por lo bajo, leyendo el periódico, abanicándose con él, contando baldosas, paseándose arriba y abajo por culpa de su estado de nerviosismo. Entra un hombre.
Lleva el pelo rizado y está serio. Bajo el brazo un montón de papeleo y arrastra un carrito de bebé. Ahí está su niña, la luz de sus ojos y al parecer está enferma. Camina deprisa buscando la sala de consulta correspondiente y entonces se sienta. Suspira. Mira su papeleo pero alza la vista para mirar a su pequeña. Está medio dormida. Él la sonríe. Es la cosa más bonita que ha visto después de su madre.
Hay gente que los mira. Parece un padre soltero. "Oh, qué lástima" piensan algunos de los presentes y luego comentan hipótesis totalmente inciertas. Menudas ganas tienen de comentar sobre el morbo de si está divorciado o es viudo.
Sale de la consulta un doctor. Tiene el pelo canoso y gafas grandes que le aumentan los ojos. Da miedo, parece un camaleón.
-¿Alessia Jonas? -Entonó el doctor.
Él alza la vista sobresaltado. Guarda sus papeles con rapidez y se los coloca bajo el brazo. Luego alza su brazo y sonríe. El doctor también sonríe y le hace pasar a la consulta.
Entra y cierra la puerta detrás de él. El doctor se sienta.
-No sé qué le pasa, lleva días con fiebre -se apresuró a decir él.
-¿Me permite? -Preguntó el doctor haciendo un gesto como si quisiera coger a la niña.
-Sí, por supuesto -asintió con la cabeza.
Él la cogió y la tumbó en la pequeña camilla. La niña no lloraba, pero estaba ardiendo. Era una niña preciosa. Los ojos eran de él, sin embargo, el color era de la madre: verdes claros. Tenía el pelo castaño y rizos y él sabía que eso lo había heredado de él. Sonríe al ver a su niña y deja los papeles sobre la mesa del doctor.
-¿Le ha dado algún jarabe o...?
-No, no. Nada de eso.
-¿Y su mujer?
-¿Mi mujer?
-Sí, me refiero a si ella le ha dado algún jarabe.
-No -negó con la cabeza- ella hace tiempo que se fue.
***
La recuerda con amor. Ella era la alegría personificada. Siempre sonreía y siempre le sacaba una sonrisa. Recuerda el día en el que se conocieron. Él estaba en un pequeño pueblo de Italia buscando un poco de paz y serenidad.
Y ahí, sin querer, en un encuentro fortuito, se miraron por primera vez. Caminaban por unas calles muy pequeñas de un pequeño pueblo en el norte de Italia. Ambos se chocaron y la fruta que había comprado en el mercado se esparció por la calle. Ella le sonrió y entonó un pequeño scusa con voz delicada. Él sacudió la cabeza y volvió a mirarla.
Tenía unos ojos verdes claros preciosos y el pelo corto y ondulado de color dorado. Era tan bonita...
-Lo siento -dijo él- no te había visto.
Ella rió.
-Scusami davvero, non t'avevo visto.
-¿Eh?
Cuando hablaba italiano sus pulsaciones iban a mil por hora.
-Niente -sonrió.
-Yo soy Nick.
Ella pareció entenderlo y abrió la boca mostrando sorpresa.
-Io sono Alessia.
"Alessia..."
Un nombre que rebosaba perfección. Él la miró e intentó decir algo pero no sabía muy bien el qué.
-¿Hablas mi idioma? -Preguntó.
-Un poco -respondió con un curiso acento italiano que a él le gustó y le provocó una sonrisa.
-¿Eres de aquí?
-Sí -asintió.
-¡Oh!
Pensó en decirle alguna cosa más pero las palabras no le salían. Entreabrió la boca para dejar escapar algún piropo en italiano o quizás preguntarle dónde estaba la calle San Matteo, ya que estaba perdidísimo.
-Sei così bella -le salió recordando un libro de frases en italiano.
Ella se ruborizó.
-Parli l'italiano?
-No -negó con la cabeza- pero sé qué significa.
-M'hai capito!
-Sí -asintió- pero si pudieras hablar mi idioma creo que sería mejor.
-Hmmm... lasciami provare... -se quedó pensativa- ¿cuánto tiempo te quedas?
-Una semana.
-¿Cuántos días llevas aquí?
-Este es el primero.
Exhibió una sonrisa perfecta.
-Allora, lasciami farti una domanda...
-¿Eh?
-Hmmm... una pregunta, ¿se dice así?
-Sí, sí -sonrió.
-Tú me enseñas tu idioma y yo te enseño el mío.
-¿Y eso cuánto cuesta?
Rió armoniosamente, cosa que le hizo sentir un poco estúpido.
-Que me compres más fruta -intentó decir en inglés.
-¡Pero sí sabes hablar en mi idioma!
-Ya te dije que un poquito.
Volvió a mirarla. Relucía el sol y su pelo dorado brillaba con intensidad. Era la cosa más hermosa que había visto en mucho tiempo. Sonreía con dulzura y siempre, siempre estaba riéndose.
Ninguno de ellos lo sabía, pero iban a empezar una historia de amor aparentemente interminable.
Se veían siempre en el mismo sitio dónde se conocían para tomar un café a la italiana en un pequeño bar que hacía esquina. Ella estaba interesada en aprender su idioma y él estaba muy interesado en aprender el suyo. Cada día la veía más hermosa.
***
-Lo siento -se disculpó el doctor- no tenía ni idea de que...
-No se preocupe.
-Sé lo que es pasar algo así. Duele mucho, ¿verdad?
-Quizás demasiado.
***
El tiempo pasaba demasiado deprisa y él se había dado cuenta de que no paraba de dejar de pensar en ella. No comía, no dormía, no reía si ella no estaba cerca. No había ninguna mujer igual que ella. Era amor a primera vista. Y sólo le quedaban dos días para seguir viéndola así que tenía que decírselo.
Una mañana, en el bar de siempre, lo soltó.
-Alessia.
-¿Sí?
-Ti amo.
Alessia abrió los ojos y también la boca. Luego se la tapó. Ella no daba crédito y él tampoco.
-¿Sabes lo que has dicho?
-Claro que lo sé.
-¿Puedo responderte?
-Por favor.
-Anch'io.
Abrió los ojos más sorprendido que ella y entonces la besó. Era una sensación maravillosa la de poder besarla. Era tan tierna, tan dulce, tan feliz...
***
-¿Tenía alguna enfermedad?
-No, no. Murió en el parto.
***
Nick no quería marcharse de ese pequeño pueblo perdido en el norte de Italia y ella no quería que se fuera, así que se dieron sus teléfonos y sus direcciones para verse lo antes posible. Ella dijo que iría a América enseguida que pudiera. Él decidió esperarla y se prometió a sí mismo no amar a una mujer como la había amado a ella.
Pasaron los días, las semanas y los meses y ella no llegaba. Recibía cartas suyas diciendo que le añoraba y él respondía diciéndole lo mismo y contándole como iban las cosas. Quería volver a verla.
En Navidad, casi seis meses después de verla, ella apareció por la puerta. El pelo le había crecido pero seguía igual de bonita, igual de preciosa y con la sonrisa más bonita que había visto en toda su vida.
La besó apasionadamente y la atrajo hacia él para que no se fuera nunca. La abrazó y jugó con su pelo alegremente. Cuánto la había echado de menos, cuánto había esperado para poder besarla de nuevo.
Le quitó el abrigo sin dejar de besarla y poco a poco caminaron hasta su habitación. Él la desvestía lentamente mientras que ella no dejaba de tocarle la cara y de tocarle el cabello.
-Te he echado de menos -dijo Nick.
Ella volvió a besarle.
Se amaron como si fuera el último día de su vida, como si el mundo fuera a terminar hoy, como si no existiera un mañana.
***
-Cuánto lo siento -suspiró el doctor.
-Yo también... sin embargo, me dejó a la pequeña Alessia.
***
Un oscuro día de otoño, ella se fue. Tenía que decidir entre su vida o la de su futura hija. Nick lloraba entristecido y dolido. Ella intentaba sonreír.
-He vivido todo lo que tenía que vivir. Me gustaría ver crecer a la pequeña, ver como da sus primeros pasos o aprende a decir su primera palabra. Me gustaría ver como va a clase y como sueña con ser princesa como hemos hecho todas alguna vez -sorbió por la nariz- me duele dejarte, Nick, de verdad me duele. Pero la tendrás a ella. Es el legado que dejo aquí antes de que me vaya.
-No quiero que te vayas, Alessia. Te quiero, no me dejes -la agarró de la mano.
-Nick... -sus ojos estaban llenos de lágrimas- grazie...
Ella entró en parada y no se pudo hacer nada para salvarla. Él chilló y golpeó todo lo que vio. No podía haberse ido. No ella. El gran amor de su vida se había ido a algún otro lugar, mucho mejor que este, dejándole solo con una niña. Sus lágrimas caían a borbotones y no podía pararlas.
Caminó en busca de su niña. La enfermera se lo entregó.
-Lamento la pérdida de su mujer.
-Gracias -sorbió por la nariz y miró a su pequeña- hola, Alessia...
***
-Es preciosa.
-Lo sé.
Patu
Re: A Little Bit Longer
Santo Cielo! que bonito estubo!!! me emocioné!! que tierno!!! me encantó!
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