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○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
vez ya beri paso d paguina asik keromos capis :D :lol!:
Invitado
Invitado
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
yo pienso lo mismo emo-nanyy-15 k t cuesta si si? uno y ya :D :evil:
berijb
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
:pale: muy tarde ya estoy sufriendo :crybaby: y derramando lagrimas que me llegan a las rodillas
berijb
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
hahah pos ya somos dos :¬¬: :risa: :yonofui: :sad: venga ade sigela canixes :enfadado: y beri llamame nanyy sip :happy: :hi: sigelaa!!!!berijb escribió: :pale: muy tarde ya estoy sufriendo :crybaby: y derramando lagrimas que me llegan a las rodillas
Invitado
Invitado
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
ok nany y voy a kulpar a la escrtora d tner los ojos como sapo d tanto lloraremo-nanyy-15 escribió:hahah pos ya somos dos :¬¬: :risa: :yonofui: :sad: venga ade sigela canixes :enfadado: y beri llamame nanyy sip :happy: :hi: sigelaa!!!!berijb escribió: :pale: muy tarde ya estoy sufriendo :crybaby: y derramando lagrimas que me llegan a las rodillas
berijb
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
hahah pos ya somos dos jumm pero yo no d llorar sino d enraviar :caliente: hahah tengo la revia :¬w¬: :yonofui: :risa: :risa: hahah :twisted: :risa: :risa: :risa:berijb escribió:ok nany y voy a kulpar a la escrtora d tner los ojos como sapo d tanto lloraremo-nanyy-15 escribió:hahah pos ya somos dos :¬¬: :risa: :yonofui: :sad: venga ade sigela canixes :enfadado: y beri llamame nanyy sip :happy: :hi: sigelaa!!!!berijb escribió: :pale: muy tarde ya estoy sufriendo :crybaby: y derramando lagrimas que me llegan a las rodillas
Invitado
Invitado
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
Ay mis niñas! Sorry por hacerlas llorar y espero que me perdonen xD
Es que me fui a duchar, después cené, luego me planché el pelo y luego volví aqui xD
Ahora les edito el capi y lo subo si ? ;)
Graciiias! Las quiero
PD: Quedan 3 capítulos completos para el final de la novela.
Es que me fui a duchar, después cené, luego me planché el pelo y luego volví aqui xD
Ahora les edito el capi y lo subo si ? ;)
Graciiias! Las quiero
PD: Quedan 3 capítulos completos para el final de la novela.
ForJoeJonas
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
—Gracias por tomarte un helado conmigo. Te acompañaré a la puerta.
Su repentina brusquedad la sorprendió y le dolió. Habían parecido unidos, casi amigos, pero en un momento, la intimidad se había roto.
—No hace falta que me acompañes —dijo ________ abriendo la puerta del coche—. Aún es de día. Puedo encontrar el camino sola.
—________, espera —Joseph la sujetó del brazo—. Gracias por lo que has dicho. Tienes razón. Pero tengo que pensar en ella antes de poder… ya sabes…
—Sí, claro. Lo entiendo.
Mientras __________ lo veía marcharse, se dio cuenta de que lo entendía mucho mejor de lo que quería. Su corazón había sufrido un golpe del que posiblemente nunca se recuperaría. Igual le había ocurrido a ella. Joseph tenía miedo de volver a amar profundamente. Y ella también.
Y a juzgar por la mirada aterrorizada en sus ojos cuando se despidió de ella, estaba asustado de que el contacto continuado con ella hiciera que su corazón volviera a abrirse, pudiera hacerlo vulnerable de amar y quizás perder.
Oh, sí, _________ lo entendía muy bien. Ella también estaba asustada.
__________ entró en su casa, que le pareció más vacía y silenciosa que antes.
A pesar de todas las cosas maravillosas en la vida, sabía que había un vacío en su corazón. Lo había habido desde la muerte de Tim.
El silencio… el silencio pesado y agobiante siempre estaba ahí para recordarle lo que había perdido.
Capítulo 5
—¿Cómo fue? ¿Qué pasó, papá? ¿Dónde habéis ido?
Katie estaba dando saltitos en el porche, incapaz de esperar a que su padre entrara en la casa.
—Por el amor de Dios, hija, déjame entrar antes de que me interrogues.
Katie se puso las manos en la cintura y le bloqueó el camino.
—¿Os habéis peleado otra vez? ¡Es cierto! ¿Te volviste a portar mal con ella?
Joseph la levantó del suelo y apartó de su camino.
—No, no nos hemos peleado.
—¿Te portaste mal con ella? ¿Volviste a gritarle? —preguntó siguiéndole y cerrando la puerta tras ella.
Joseph llegó al salón y se sentó en su sillón favorito, de repente agotado. Se dio unos golpes en la rodilla, invitando a su hija a sentarse encima. Pero ella negó con la cabeza.
—Prefiero estar de pie, gracias —dijo con frialdad.
—Katie, no grité a tu querida doctora _________. No me porté mal con ella. Te gustará oír que incluso me controlé y no me mordí las uñas, ni me rasqué las axilas ni me metí un dedo en la nariz delante de la doctora.
—¿No eructaste? —preguntó muy seria, con las manos en las caderas.
—Ningún eructo. Ninguna expulsión corporal de ningún tipo.
Ella continuó mirándolo inexpresiva.
—Estoy orgullosa de ti —dijo simplemente.
—Gracias.
Y dejando su actitud indignada, se subió felizmente a su regazo y le dio un abrazo y un beso en la mejilla.
—Bueno, cuéntamelo. Quiero saberlo todo. ¿La besaste?
Él la miró, perplejo.
—¡Katherine Jonas! ¿Cómo puedes decir algo así? ¡Soy un caballero!
—Bah —dijo ella dándole un pellizco en la mejilla—. Sólo porque no eructaras o te tocaras la nariz, no eres tan caballero. ¿La besaste o no?
—¡No! La llevé a tomar un helado y no la besé, no le di una serenata, no bailé con ella bajo la luna, no…
—Vale, vale. Entonces dime algo más, pero ha de ser la verdad. No puedes decir más mentirijillas, ¿lo prometes?
—Está bien. Lo prometo.
—No la besaste, ¿eh?
—¡Katie!
Ella se inclinó hacia delante hasta que la punta de su nariz tocó la de su padre.
—¿Pero quisiste hacerlo?
¿Quiso?
Diablos, sí que quiso. Fue en todo lo que Joseph pudo pensar mientras estuvo sentado frente a su mesa al día siguiente, fingiendo trabajar.
—Joseph, me voy a casa. Joseph…
La voz suave entró en sus pensamientos, devolviéndole al presente. La señora Abernathy estaba de pie en la puerta de su despacho, con el bolso y las llaves en la mano.
—Oh, sí, buenas noches. Hasta mañana.
Ella sonrió.
—No lo creo.
—¿Por qué? ¿Te vas a tomar el día libre? ¿Tienes que ir al dentista?
—No, Joseph. No tengo que ir al dentista porque él también se tomará el día libre. Todo el país se tomará el día libre. Es el Día de Acción de Gracias, burro.
Brevemente; Joseph se preguntó cómo había contratado a una empleada que se atrevía a llamarle burro a la cara. Entonces se dio cuenta de que ella tenía razón. ¿Cómo se había olvidado de Acción de Gracias?
—Oh, claro. Ya lo sabía.
Ella se rió.
—Imagino que eso significa que Katie y tú no tenéis planes para cenar.
—Ah… pues no.
—Lo siento, Joseph. Me encantaría invitaros a mi casa. Pero este año no organizo yo la cena. Voy a visitar a mi hija.
—No pasa nada. Estaremos bien. Hasta el lunes.
Tras intercambiar unas palabras más, la señora Abernathy se marchó y Joseph decidió hacer lo mismo. Sin ella allí y habiéndose marchado los vendedores y los mecánicos, el lugar estaba demasiado silencioso. Esa noche no estaba de humor para el silencio. Y sabiendo que era la noche anterior a Acción de Gracias, se sintió más solo que nunca.
Todas las vacaciones desde la muerte de su esposa, él había intentado celebrarlo con Katie, pero era difícil. Beverly siempre se había ocupado de la decoración, la cocina y las compras, y él se había acostumbrado. Él parecía carecer de maña para convertir la ocasión en algo especial para Katie o sí mismo.
Una multitud de planes aparecieron en su cabeza mientras recorría la sala de exposiciones, apagando las luces y conectando las alarmas. Bridget y Neil se marcharían la mañana siguiente al amanecer para ir a casa de la madre de Bridget en San Francisco. Semanas antes, le pidieron esos días libres y él se los concedió. Le aseguró que haría sus propios planes para Acción de Gracias y que no necesitaba tener la comida preparada en el frigorífico.
Y eso le dejaba con un dilema. ¿Qué podría hacer para Katie?
Podría llevarla a un restaurante, intentar preparar él la cena, algo imposible, o comprar un pollo en cualquier parte y fingir que era pavo. Quizás pudiera engañarla con alguna de esas cenas de microondas de lujo.
No, Katie era demasiado lista para eso.
Un restaurante sería posiblemente lo mejor. Se preguntó si habría algo abierto. En esa ciudad pequeña y familiar, la mayoría de los negocios cerraban en vacaciones.
Cuando salió por la puerta trasera y la cerró, oyó un sonido extraño. Un débil gemido cerca del garaje.
Sintiendo curiosidad, tomó una linterna y siguió el sonido, intentando encontrar su fuente. No tardó mucho.
Allí, en el callejón, había un pequeño cachorro negro. El perrito temblaba de miedo. Joseph se inclinó y lo tomó en brazos.
—Eh, ¿qué haces ahí? ¿Dónde está tu mamá y tus hermanitos?
Joseph miró alrededor pero no vio ningún otro perro. Silbó, pero el lugar estaba en silencio.
Se metió al perrito en su cazadora. El cachorro le olisqueó. Sus patas y su barriga también estaban helados. Joseph se dio cuenta de que si no hubiera encontrado al perrito a tiempo, el animal habría muerto. Apenas había abierto los ojos y era demasiado joven para ser apartado de su madre.
Joseph metió al perrito en su Jaguar y encendió la calefacción.
—Bueno, vamos a echarte un vistazo.
Sacó al perrito de su cazadora y lo examinó. Era macho y parecía ser un labrador. Era bonito. Considerando el tamaño de sus patas, sería muy grande al crecer.
El perrito chupó con fuerza el dedo de Joseph, esperando encontrar leche.
Tenía que alimentarle, ¿pero cómo?
Joseph no tenía ni idea. Pero sabía quién podía ayudarlo, y él necesitaba una excusa para volver a verla.
La besara o no.
*Disfrútenlo :)
Su repentina brusquedad la sorprendió y le dolió. Habían parecido unidos, casi amigos, pero en un momento, la intimidad se había roto.
—No hace falta que me acompañes —dijo ________ abriendo la puerta del coche—. Aún es de día. Puedo encontrar el camino sola.
—________, espera —Joseph la sujetó del brazo—. Gracias por lo que has dicho. Tienes razón. Pero tengo que pensar en ella antes de poder… ya sabes…
—Sí, claro. Lo entiendo.
Mientras __________ lo veía marcharse, se dio cuenta de que lo entendía mucho mejor de lo que quería. Su corazón había sufrido un golpe del que posiblemente nunca se recuperaría. Igual le había ocurrido a ella. Joseph tenía miedo de volver a amar profundamente. Y ella también.
Y a juzgar por la mirada aterrorizada en sus ojos cuando se despidió de ella, estaba asustado de que el contacto continuado con ella hiciera que su corazón volviera a abrirse, pudiera hacerlo vulnerable de amar y quizás perder.
Oh, sí, _________ lo entendía muy bien. Ella también estaba asustada.
__________ entró en su casa, que le pareció más vacía y silenciosa que antes.
A pesar de todas las cosas maravillosas en la vida, sabía que había un vacío en su corazón. Lo había habido desde la muerte de Tim.
El silencio… el silencio pesado y agobiante siempre estaba ahí para recordarle lo que había perdido.
Capítulo 5
—¿Cómo fue? ¿Qué pasó, papá? ¿Dónde habéis ido?
Katie estaba dando saltitos en el porche, incapaz de esperar a que su padre entrara en la casa.
—Por el amor de Dios, hija, déjame entrar antes de que me interrogues.
Katie se puso las manos en la cintura y le bloqueó el camino.
—¿Os habéis peleado otra vez? ¡Es cierto! ¿Te volviste a portar mal con ella?
Joseph la levantó del suelo y apartó de su camino.
—No, no nos hemos peleado.
—¿Te portaste mal con ella? ¿Volviste a gritarle? —preguntó siguiéndole y cerrando la puerta tras ella.
Joseph llegó al salón y se sentó en su sillón favorito, de repente agotado. Se dio unos golpes en la rodilla, invitando a su hija a sentarse encima. Pero ella negó con la cabeza.
—Prefiero estar de pie, gracias —dijo con frialdad.
—Katie, no grité a tu querida doctora _________. No me porté mal con ella. Te gustará oír que incluso me controlé y no me mordí las uñas, ni me rasqué las axilas ni me metí un dedo en la nariz delante de la doctora.
—¿No eructaste? —preguntó muy seria, con las manos en las caderas.
—Ningún eructo. Ninguna expulsión corporal de ningún tipo.
Ella continuó mirándolo inexpresiva.
—Estoy orgullosa de ti —dijo simplemente.
—Gracias.
Y dejando su actitud indignada, se subió felizmente a su regazo y le dio un abrazo y un beso en la mejilla.
—Bueno, cuéntamelo. Quiero saberlo todo. ¿La besaste?
Él la miró, perplejo.
—¡Katherine Jonas! ¿Cómo puedes decir algo así? ¡Soy un caballero!
—Bah —dijo ella dándole un pellizco en la mejilla—. Sólo porque no eructaras o te tocaras la nariz, no eres tan caballero. ¿La besaste o no?
—¡No! La llevé a tomar un helado y no la besé, no le di una serenata, no bailé con ella bajo la luna, no…
—Vale, vale. Entonces dime algo más, pero ha de ser la verdad. No puedes decir más mentirijillas, ¿lo prometes?
—Está bien. Lo prometo.
—No la besaste, ¿eh?
—¡Katie!
Ella se inclinó hacia delante hasta que la punta de su nariz tocó la de su padre.
—¿Pero quisiste hacerlo?
¿Quiso?
Diablos, sí que quiso. Fue en todo lo que Joseph pudo pensar mientras estuvo sentado frente a su mesa al día siguiente, fingiendo trabajar.
—Joseph, me voy a casa. Joseph…
La voz suave entró en sus pensamientos, devolviéndole al presente. La señora Abernathy estaba de pie en la puerta de su despacho, con el bolso y las llaves en la mano.
—Oh, sí, buenas noches. Hasta mañana.
Ella sonrió.
—No lo creo.
—¿Por qué? ¿Te vas a tomar el día libre? ¿Tienes que ir al dentista?
—No, Joseph. No tengo que ir al dentista porque él también se tomará el día libre. Todo el país se tomará el día libre. Es el Día de Acción de Gracias, burro.
Brevemente; Joseph se preguntó cómo había contratado a una empleada que se atrevía a llamarle burro a la cara. Entonces se dio cuenta de que ella tenía razón. ¿Cómo se había olvidado de Acción de Gracias?
—Oh, claro. Ya lo sabía.
Ella se rió.
—Imagino que eso significa que Katie y tú no tenéis planes para cenar.
—Ah… pues no.
—Lo siento, Joseph. Me encantaría invitaros a mi casa. Pero este año no organizo yo la cena. Voy a visitar a mi hija.
—No pasa nada. Estaremos bien. Hasta el lunes.
Tras intercambiar unas palabras más, la señora Abernathy se marchó y Joseph decidió hacer lo mismo. Sin ella allí y habiéndose marchado los vendedores y los mecánicos, el lugar estaba demasiado silencioso. Esa noche no estaba de humor para el silencio. Y sabiendo que era la noche anterior a Acción de Gracias, se sintió más solo que nunca.
Todas las vacaciones desde la muerte de su esposa, él había intentado celebrarlo con Katie, pero era difícil. Beverly siempre se había ocupado de la decoración, la cocina y las compras, y él se había acostumbrado. Él parecía carecer de maña para convertir la ocasión en algo especial para Katie o sí mismo.
Una multitud de planes aparecieron en su cabeza mientras recorría la sala de exposiciones, apagando las luces y conectando las alarmas. Bridget y Neil se marcharían la mañana siguiente al amanecer para ir a casa de la madre de Bridget en San Francisco. Semanas antes, le pidieron esos días libres y él se los concedió. Le aseguró que haría sus propios planes para Acción de Gracias y que no necesitaba tener la comida preparada en el frigorífico.
Y eso le dejaba con un dilema. ¿Qué podría hacer para Katie?
Podría llevarla a un restaurante, intentar preparar él la cena, algo imposible, o comprar un pollo en cualquier parte y fingir que era pavo. Quizás pudiera engañarla con alguna de esas cenas de microondas de lujo.
No, Katie era demasiado lista para eso.
Un restaurante sería posiblemente lo mejor. Se preguntó si habría algo abierto. En esa ciudad pequeña y familiar, la mayoría de los negocios cerraban en vacaciones.
Cuando salió por la puerta trasera y la cerró, oyó un sonido extraño. Un débil gemido cerca del garaje.
Sintiendo curiosidad, tomó una linterna y siguió el sonido, intentando encontrar su fuente. No tardó mucho.
Allí, en el callejón, había un pequeño cachorro negro. El perrito temblaba de miedo. Joseph se inclinó y lo tomó en brazos.
—Eh, ¿qué haces ahí? ¿Dónde está tu mamá y tus hermanitos?
Joseph miró alrededor pero no vio ningún otro perro. Silbó, pero el lugar estaba en silencio.
Se metió al perrito en su cazadora. El cachorro le olisqueó. Sus patas y su barriga también estaban helados. Joseph se dio cuenta de que si no hubiera encontrado al perrito a tiempo, el animal habría muerto. Apenas había abierto los ojos y era demasiado joven para ser apartado de su madre.
Joseph metió al perrito en su Jaguar y encendió la calefacción.
—Bueno, vamos a echarte un vistazo.
Sacó al perrito de su cazadora y lo examinó. Era macho y parecía ser un labrador. Era bonito. Considerando el tamaño de sus patas, sería muy grande al crecer.
El perrito chupó con fuerza el dedo de Joseph, esperando encontrar leche.
Tenía que alimentarle, ¿pero cómo?
Joseph no tenía ni idea. Pero sabía quién podía ayudarlo, y él necesitaba una excusa para volver a verla.
La besara o no.
*Disfrútenlo :)
ForJoeJonas
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
Casi lloro con lo del perro cuando lo sacrifico :crybaby:
aww un perrito ,a ver si le enseña a joe a no ser tan frio con los animales :¬¬: jajajaja
COMO Q YA SE ACABA??? :sad:
SIGUELA!!!!!!!
aww un perrito ,a ver si le enseña a joe a no ser tan frio con los animales :¬¬: jajajaja
COMO Q YA SE ACABA??? :sad:
SIGUELA!!!!!!!
jb_fanvanu
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
NuevaLectora'
AHHH! MENCANTA!
encerio ya se convirtio en una de mis novelas favoritas'
tienes qe seguir pronto plxx'
mencanta'
AHHH! MENCANTA!
encerio ya se convirtio en una de mis novelas favoritas'
tienes qe seguir pronto plxx'
mencanta'
uncool.
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
Lisseet' escribió:NuevaLectora'
AHHH! MENCANTA!
encerio ya se convirtio en una de mis novelas favoritas'
tienes qe seguir pronto plxx'
mencanta'
Bienvenida a la nove linda :)
Me alegro mucho de que te guste la novela. Sigue disfrutando de los capítulos que quedan.
Un besito
ForJoeJonas
Re: ○* Manos Mágicas *○ (Joe y tú)
berijb escribió:siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii pase de pag
jajaja estas feliz por la ruptura de jashley?? lo digo por tu foto :D
YO TAMBIEN :)
andreita
Página 17 de 23. • 1 ... 10 ... 16, 17, 18 ... 23
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