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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
Capitulo 13
(_TN) se miró en el espejo complacida, finalmente ir de tiendas con su madre había
sido una experiencia interesante, desde que tenía doce años que no había vuelto a
hacerlo. Y ahora con veintisiete se daba cuenta del tiempo perdido. Sonrió ante
semejante pensamiento; cuando era una preadolescente eso era casi peor que una
tortura china, siempre acababa discutiendo con ella, cuando Nora se empeñaba en que
se comprara un vestido, unas bailarinas, un bolso… Cualquier prenda que la alejara
del estilo personal que se había creado y tras el que se escondía.
La joven prefería visitar las tiendas de segunda mano, mientras que su progenitora
se empeñaba en vestirla como si fuera una versión en miniatura de ella misma. Sin
embargo, (_TN) nunca se lo permitió, Nora era demasiado perfecta, demasiado
hermosa como para poder ponerse a su altura, y al final las comparaciones siempre
resultaban odiosas. Por eso se escondía tras camisetas tres tallas más grandes y llevaba
el cabello bien corto, porque así nadie podría nunca compararla con ella, porque nadie
podría verla realmente.
Ahora pasados los años tenía que reconocer que el gusto de Nora estaba a la altura
de profesionales como Thorpe. Dio otra vuelta sobre sí misma para verse desde
distintos ángulos y decidió que lo mejor sería regalarle algo por conseguir que diera
con la imagen de mujer Chic que tanto había buscado. Tras varios minutos buscando el
regalo perfecto para alguien que lo tenía todo, llegó a la conclusión de que lo mejor era
una tarjeta regalo de Nespresso, su nuevo capricho desde que George Clooney lo
anunciaba, para que se hiciera con todas las cápsulas de café que se pusieran en su
camino.
Se había pasado toda la tarde en el salón de belleza que descubrió al día siguiente de
regresar al país. Las chicas de Elena, la dueña del salón, le habían dado un repaso
completo. Ahora llevaba las uñas con la manicura francesa y las de los pies pintadas
de rojo sangre, lástima que no se vieran una vez que se ponía los stilettos. Pero sin
lugar a dudas lo que más había disfrutado había sido el masaje capilar que le habían
realizado las habilidosas manos de Elena. Suspiró al recordar cómo durante unos
minutos había conseguido dejar la mente en blanco y olvidarse de Joe , de Chic, de
Mónica, de sus padres… Una pena que el efecto fuera tan instantáneo.
Sin apartar la mirada de su reflejo se colocó sobre los hombros su oscura melena,
ahora cuidadosamente ondulada y recogida en las sienes con dos horquillas de strass,
se aplicó una nueva capa de gloss en los labios y otra de máscara en las pestañas.
Elena le había recomendado, mientras planeaban el maquillaje para esa noche, que se
centrara en destacar sus ojos y que en los labios optara por un color suave y desvaído.
Estaba aplicándose unas gotitas de su perfume favorito cuando sonó el timbre del
portal, Antonio ya debía de haberse retirado. Volvió a observar su reflejo satisfecha
con su apariencia y se encaminó a abrirle la puerta a Alberto y a disfrutar de la noche.
Tres minutos después su acompañante asomaba la cabeza por la puerta de su piso.
—Wow (_TN) , ¡estás preciosa! —exclamó Alberto al verla
—¿Te gusta? —le preguntó mientras daba una vuelta sobre
sí misma para que
pudiera admirarla mejor.
—¡Me encanta! Tú me encantas —comentó con los ojos fijos en ella.
(_TN) sintió un escalofrío recorrerle la espalda, sus palabras, su intensa
mirada… Al final iba a empezar a creer que Mónica tenía razón respecto al interés de
su amigo.
***
(_TN) estaba nerviosa mientras caminaba junto a Alberto por la alfombra roja y se
paraba a solicitud de la prensa gráfica para que le sacaran fotografías, Alberto era un
hombre conocido y admirado, la prensa se interesaba en él, y por ende, en su
acompañante.
Esa noche se estrenaba la nueva película dirigida por George Clooney. (_TN)
sonrió al pensar en su madre. Nora era la fan más fiel que tenía el actor
estadounidense, ahora también director. Si incluso se había pasado al Nespresso solo
porque él lo anunciaba.
—¿Por qué sonríes?
—Pensaba en mi madre. Es una fanática de George Clooney —confesó bajando la
voz, como si le diera vergüenza revelarlo.
—Lo sé —suspiró Alberto—. Créeme, lo sé.
(_TN) arqueó una ceja imitando así, el gesto que tantas veces había visto hacer a
los hermanos Jonas , mientras una chispa de diversión brillaba en sus ojos verdes.
—¿Cómo lo sabes?
—Cuando le dije que la première a la que iba a traerte era a la de la última
película de George Clooney, me hizo saber que le gustaba mucho. Mucho.
—¡Dios! ¿Qué hizo mi madre? —preguntó (_TN) entre la diversión y el terror.
—Dio un par de grititos y me repitió varias veces lo mucho que le gustaba.
—Que traducido viene a ser, que se puso a gritar como una loca y te suplicó que le
consiguieras un pase para su camerino.
Alberto abrió los ojos como platos ante lo acertadas que habían sido las
suposiciones de su amiga.
—Algo así —cedió el fotógrafo sin mirarla.
—¿Quiere eso decir que la veremos esta noche?
—Supongo. Tu padre iba a traerla para que viera a su ídolo —dijo burlonamente
Alberto.
—Me encanta tu faceta mordaz. Deberías mostrarla más a menudo —le dijo riendo
y superando el nerviosismo que no había conseguido quitarse de encima en todo el día.
Alberto esbozó una sonrisa luminosa.
—Lo tendré en cuenta.
—¡Hazlo!
***
Jorge se paseaba por el salón de su casa como alma en pena, Nora le había echado del
dormitorio que compartían en el instante mismo en que se había abrochado el último
botón de la chaqueta. Según ella quería que fuera una sorpresa, así que dispuesto a
complacerla había accedido a esperarla en el salón. De eso hacía ya más de una hora y
aún no daba señales de estar lista.
—Nora—la llamó— como no te des prisa vamos a llegar con la película
empezada y seguro que ya no ves al tal Clooney entrar.
El ruido de unos tacones le informó de que le había escuchado. Jorge miró su reloj
de pulsera, iban a tener que pisarle al coche o no llegarían a tiempo. Levantó la cabeza
cuando los tacones estuvieron más cerca y se quedó clavado en su sitio, tuvo que
recordarse que debía respirar. La mujer que tenía delante llevaba el vestido más
escandaloso que hubiese visto nunca. De un color rojo sangre iba ribeteado en los
laterales de los brazos y las caderas… con encaje transparente que permitía ver la piel
que él sabía que era sedosa, cálida y muy dulce.
Los celos comenzaron a hostigarle, ¿se había vestido de ese modo por él o era por
el tal Clooney?
—Estás preciosa —le dijo, pero estaba tan alterado por la visión que sonó más a
crítica que a piropo.
—Gracias, tú estás…
—¿Estoy…?
—¿Qué te parece si en lugar de ir a ver estrellas inaccesibles, te demuestro cómo
estás? —propuso juguetona.
—¿Y qué pasa con tu George?
—¿Para qué quiero a George pudiendo tener a Jorge?
—¿Por qué narices te dejé marchar hace doce años? —preguntó más para sí que
para que Nora le escuchara.
—No lo sé, pero puedes compensarme toda la noche por ello. Si quieres…
—Claro que quiero. —Un segundo después encerraba a su mujer en un abrazo
posesivo que prometía saldar todas las cuentas.
***
(_TN) sabía que esa noche era algo así como su puesta de largo en el mundo del
papel couché, y hacerlo con un padrino como Alberto le abriría muchas puertas.
Sin perder la sonrisa estrechó manos y dio besos a todo aquel a quien Alberto
consideró que debía conocer. Su amigo se movía con seguridad, demostrando que ese
mundo de flashes y alfombras rojas era su elemento.
Todo les estaba yendo de maravilla, la gente con la que había hablado se mostraba
interesada en la nueva etapa de Chic, y encima se lo estaba pasando estupendamente,
hasta que llegó Joe , acompañado, cómo no, de la modelo rusa, que vestía un
sugerente vestido verde esmeralda de tirante fino. La escasa tela marcaba
exageradamente sus senos siliconados. ¡Es imposible estar tan delgada y tener esos
pechos! Se dijo (_TN) infundiéndose ánimo, aunque los suyos tampoco es que
pudieran ser considerados pequeños.
No pudo fingir que no los había visto, porque en cuanto advirtió a la pareja acercarse a
ellos, su cuerpo se tensó como la cuerda de una guitarra. Alberto, que estaba hablando
con otro invitado, se giró curioso al notar la fuerza con la que (_TN) le apretaba la
mano que tenía entrelazada con la suya.
Ajeno a la historia entre Joe y su acompañante, le soltó la mano para abrazar a
su viejo amigo al que hacía mucho tiempo que no veía.
—Joe , cuánto me alegro de verte —se notaba que el afecto era sincero.
—Lo mismo digo, Alberto —le dijo Joe devolviéndole el abrazo y dándose las
típicas palmadas masculinas en la espalda—. (_TN) —la saludó con frialdad.
—Hola, Joe —le respondió ella en el mismo tono formal y distante.
La rusa que no estaba dispuesta a que la ignoraran, se pegó a Joe con la vista
clavada en su rival, y saludó a Alberto con una sonrisa depredadora.
—Alberto, ¿qué tal todo?
—Hola, Alexia. Muy bien, como puedes comprobar —respondió señalando a
(_TN) , que se acercó a él con una enorme sonrisa en los labios. No sabía si lo había
hecho a propósito o por casualidad, no obstante, su gratitud hacia su amigo era la
misma que si lo hubiera dicho con la clara intención de molestar a la rubia.
—Ya veo, sí —replicó la rusa fingiendo una sonrisa.
Como la película estaba a punto de comenzar se despidieron y entraron cada uno a
ocupar su localidad, no sin antes prometer compartir impresiones tras una copa.
—¿De qué la conoces? —preguntó (_TN) mientras entraban.
—La he fotografiado varias veces. Es una modelo muy cotizada —respondió
arrugando la nariz.
(_TN) se echó a reír.
—¿Por qué no le caes bien? —le preguntó Alberto pillándola desprevenida.
De modo que sí que se había dado cuenta de la actitud de Alexia con ella.
—No lo sé. Creo que tiene algo que ver con Joe . —(_TN) se mordió la
lengua en cuanto notó que la expresión risueña de Alberto se transformaba en
¿frustrada? No estaba del todo segura.
—¿Por qué con Joe ? ¿Has tenido alguna relación con él?
—Hablamos después, ¿vale? —le pidió (_TN) incómoda.
—Claro, pero por favor dime sí o no.
—Nunca he tenido una relación con él. —Por la expresión de su amigo, supo que
había entendido la parte que no había dicho.
La fatalidad o el destino hicieron que estuvieran a solo dos filas de distancia el uno del
otro.
—¿Estás bien? —le preguntó Alberto.
—Sí, ¿y tú?
—Bien. ¿Qué piensas? —susurró cerca de su oreja.
La película aún no había comenzado, estaban todos esperando a que la prensa
dejara libre al director del film y a sus dos protagonistas.
—Pensaba en que es extraño que no hayamos visto a mis padres —respondió
escapando del tema comprometido que Alberto buscaba tratar.
—Es verdad —contestó distraído—. Jamás hubiera imaginado que Nora
abandonaría a George por Jorge.
(_TN) rio bajito, pero con ganas, y Alberto se giró a mirarla con una sonrisa
complacida.
—¡Lo decías en serio! Te van los chicos malos —comentó riendo.
—Por supuesto.
La conversación terminó de golpe cuando comenzaron los créditos.
Durante la primera media hora, (_TN) intentó con todas sus fuerzas mirar a la
pantalla, pero por mucho que se esforzara su mirada acababa desviándose hacia el
lugar en el que Joe y Alexia estaban sentados. La rusa estaba tan pegada a él, que
parecía que estuvieran ocupando la misma butaca. Notó que Alberto se crispaba a su
lado, fue entonces cuando se dio cuenta de que su amigo había seguido la dirección de
su mirada.
Joe tenía que contenerse para no girar la cabeza y comprobar que (_TN) y Alberto
no estaban haciendo nada más que ver la película. Él tenía que reprimir el énfasis de
Alexia que no hacía más que pegarse a él y suspirar en su oído. ¡Dios! Pensó
exasperado, ¡que acabe pronto la película!
Pero Dios estaba ocupado en otros menesteres porque la película duró hora y media
más. Cuando aparecieron los títulos finales, los invitados fueron saliendo para asistir a
la posterior fiesta en uno de los locales de moda de la ciudad. (_TN) sabía que tenía
que acudir y dejarse ver si quería conseguir los contactos necesarios para hacerse un
hueco en el mundo de las celebrities, y que la revista fuera escalando puestos en las
preferencias de las modelos y las famosas. Nada daba más publicidad que una foto
robada o pactada de una celebrity leyendo una determinada revista, en ese instante se
disparaban las ventas de la publicación.
***
El Caos era una de las discotecas de moda de la ciudad, y la que habían elegido los
organizadores para cerrar el evento. Con un estilo ecléctico que se vislumbraba no
solo en la decoración entre victoriana y futurista del local, sino también en la variedad
musical que pinchaba el DJ. Desde que habían entrado, (_TN) había escuchado a
PitBull y a Il Divo, y lo más sorprendente era que ambos encajaban a la perfección con
el ambiente que se respiraba en allí.
La morena se maravilló al ver las preciosas sillas de madera con asientos forrados
en terciopelo rojo compartiendo espacio con los sofás de vinilo, los vasos de diseño y
el papel vintage de las paredes. No se le escapó que Alberto se mostraba mucho más
serio que al comenzar la noche. Tras preguntarle qué quería tomar, fue a buscar un par
de copas, lo que permitió a (_TN) disponer de unos minutos para ordenar sus
pensamientos.
—Baila conmigo —le pidió una voz susurrante en su oído.
Se giró para toparse con la sonrisa pícara de Joe .
—He venido con Alberto —le dijo señalando hacía la barra. Este tenía la vista
clavada en ellos, les sonrió forzado.
—No creo que a Alberto le moleste que bailes con un viejo amigo —contestó
Joe quitándole importancia con un gesto de la mano.
—Seguramente a Alberto no, pero tu rubia se pondrá furiosa conmigo.
—¿Mi rubia? ¿Estás celosa de mi rubia? —preguntó esperanzado.
Así que sí que era su rubia…
—No te voy a secuestrar, solo quiero bailar contigo —comentó sacándola de
golpe de sus pensamientos.
(_TN) fingió que le ponía mala cara.
—¡No me lo puedo creer! Te tienta la idea de que te secuestre —bromeó
consiguiendo que desapareciera la incomodidad que se había instalado entre ellos.
Algo bastante normal teniendo en cuenta que la última vez que habían estado tan
cerca el uno del otro habían terminado besándose apasionadamente.
—Tal vez —concedió ella siguiéndole el juego—. Pero por lo que he visto, va a
ser imposible.
—Seguro que puedo arreglar algo —le dijo al tiempo que le tendía la mano para
ayudarla a levantarse—. ¿Qué tal si comenzamos con un baile y dejamos el secuestro
para después?
(_TN) desconocía hasta qué punto Joe deseaba convertir en realidad sus
palabras.
—¿Dónde está Alexia? No quisiera que me agrediera cuando nos vea bailando.
—No te preocupes por ella, yo te defenderé. De todos modos está en el baño
retocándose, seguramente suenen un par de canciones antes de que salga.
(_TN) rio por la ocurrencia y lanzó una mirada a la barra en la que todavía estaba
Alberto, aunque esta vez no miraba en su dirección a pesar de tener todo el cuerpo
vuelto hacia ellos.
Sintiendo una punzada de culpa aceptó la mano de Joe y gracias a otro giro
brusco del DJ se encontró pegada a su pareja de baile mientras sonaba de fondo
Michael Bublé y su Kissing a fool.
—Si no fuera porque es imposible diría que lo has hecho a propósito —se rió
(_TN) al escuchar la letra de la canción.
You must have been kissing a fool
I said, you must have been kissing a fool (Usted debe haber estado besando un tonto
Le dije, usted debe haber estado besando un tonto)
—Tienes muy poca fe en mis influencias —se quejó mientras paseaba con suavidad su
mano izquierda por su espalda casi desnuda.
—¿Tú crees? —Clavó sus ojos verdes en los de él que parpadeó ante el escrutinio
de ella.
—Creo que a lo mejor tu poca fe tiene más que ver conmigo. Supongo que no
puedo culparte.
(_TN) se sintió mareada, sentía la palma caliente de Joe sobre la piel de su
espalda, el aliento de sus palabras en el cuello y ahora además él mismo sacaba a
colación Roma, ¿acaso pensaba hablar de ese tema tan delicado en ese preciso
momento? Instintivamente Joe la apretó más contra su cuerpo, como si sintiera que
se iba a escapar de su lado en cuanto le dijera la verdad. Sus cuerpos se balanceaban
al ritmo de la música, los ojos del uno fijos en los del otro. Joe abrió la boca
lentamente.
—(_TN) yo… —comenzó.
Se quedó sin saber hasta qué punto estaba Joe dispuesto a hablar sobre ello, ya
que Alberto eligió ese preciso instante para acercarse y recuperar a su acompañante de
los brazos de su pareja de baile. (_TN) se sintió caer, la tambaleante torre de naipes
que había sido su esperanza de conocer la verdad, se había derrumbado, quizás para
siempre.
La noche siguió, pero ya no fue lo mismo para ninguno de los tres.
(_TN) se miró en el espejo complacida, finalmente ir de tiendas con su madre había
sido una experiencia interesante, desde que tenía doce años que no había vuelto a
hacerlo. Y ahora con veintisiete se daba cuenta del tiempo perdido. Sonrió ante
semejante pensamiento; cuando era una preadolescente eso era casi peor que una
tortura china, siempre acababa discutiendo con ella, cuando Nora se empeñaba en que
se comprara un vestido, unas bailarinas, un bolso… Cualquier prenda que la alejara
del estilo personal que se había creado y tras el que se escondía.
La joven prefería visitar las tiendas de segunda mano, mientras que su progenitora
se empeñaba en vestirla como si fuera una versión en miniatura de ella misma. Sin
embargo, (_TN) nunca se lo permitió, Nora era demasiado perfecta, demasiado
hermosa como para poder ponerse a su altura, y al final las comparaciones siempre
resultaban odiosas. Por eso se escondía tras camisetas tres tallas más grandes y llevaba
el cabello bien corto, porque así nadie podría nunca compararla con ella, porque nadie
podría verla realmente.
Ahora pasados los años tenía que reconocer que el gusto de Nora estaba a la altura
de profesionales como Thorpe. Dio otra vuelta sobre sí misma para verse desde
distintos ángulos y decidió que lo mejor sería regalarle algo por conseguir que diera
con la imagen de mujer Chic que tanto había buscado. Tras varios minutos buscando el
regalo perfecto para alguien que lo tenía todo, llegó a la conclusión de que lo mejor era
una tarjeta regalo de Nespresso, su nuevo capricho desde que George Clooney lo
anunciaba, para que se hiciera con todas las cápsulas de café que se pusieran en su
camino.
Se había pasado toda la tarde en el salón de belleza que descubrió al día siguiente de
regresar al país. Las chicas de Elena, la dueña del salón, le habían dado un repaso
completo. Ahora llevaba las uñas con la manicura francesa y las de los pies pintadas
de rojo sangre, lástima que no se vieran una vez que se ponía los stilettos. Pero sin
lugar a dudas lo que más había disfrutado había sido el masaje capilar que le habían
realizado las habilidosas manos de Elena. Suspiró al recordar cómo durante unos
minutos había conseguido dejar la mente en blanco y olvidarse de Joe , de Chic, de
Mónica, de sus padres… Una pena que el efecto fuera tan instantáneo.
Sin apartar la mirada de su reflejo se colocó sobre los hombros su oscura melena,
ahora cuidadosamente ondulada y recogida en las sienes con dos horquillas de strass,
se aplicó una nueva capa de gloss en los labios y otra de máscara en las pestañas.
Elena le había recomendado, mientras planeaban el maquillaje para esa noche, que se
centrara en destacar sus ojos y que en los labios optara por un color suave y desvaído.
Estaba aplicándose unas gotitas de su perfume favorito cuando sonó el timbre del
portal, Antonio ya debía de haberse retirado. Volvió a observar su reflejo satisfecha
con su apariencia y se encaminó a abrirle la puerta a Alberto y a disfrutar de la noche.
Tres minutos después su acompañante asomaba la cabeza por la puerta de su piso.
—Wow (_TN) , ¡estás preciosa! —exclamó Alberto al verla
—¿Te gusta? —le preguntó mientras daba una vuelta sobre
sí misma para que
pudiera admirarla mejor.
—¡Me encanta! Tú me encantas —comentó con los ojos fijos en ella.
(_TN) sintió un escalofrío recorrerle la espalda, sus palabras, su intensa
mirada… Al final iba a empezar a creer que Mónica tenía razón respecto al interés de
su amigo.
***
(_TN) estaba nerviosa mientras caminaba junto a Alberto por la alfombra roja y se
paraba a solicitud de la prensa gráfica para que le sacaran fotografías, Alberto era un
hombre conocido y admirado, la prensa se interesaba en él, y por ende, en su
acompañante.
Esa noche se estrenaba la nueva película dirigida por George Clooney. (_TN)
sonrió al pensar en su madre. Nora era la fan más fiel que tenía el actor
estadounidense, ahora también director. Si incluso se había pasado al Nespresso solo
porque él lo anunciaba.
—¿Por qué sonríes?
—Pensaba en mi madre. Es una fanática de George Clooney —confesó bajando la
voz, como si le diera vergüenza revelarlo.
—Lo sé —suspiró Alberto—. Créeme, lo sé.
(_TN) arqueó una ceja imitando así, el gesto que tantas veces había visto hacer a
los hermanos Jonas , mientras una chispa de diversión brillaba en sus ojos verdes.
—¿Cómo lo sabes?
—Cuando le dije que la première a la que iba a traerte era a la de la última
película de George Clooney, me hizo saber que le gustaba mucho. Mucho.
—¡Dios! ¿Qué hizo mi madre? —preguntó (_TN) entre la diversión y el terror.
—Dio un par de grititos y me repitió varias veces lo mucho que le gustaba.
—Que traducido viene a ser, que se puso a gritar como una loca y te suplicó que le
consiguieras un pase para su camerino.
Alberto abrió los ojos como platos ante lo acertadas que habían sido las
suposiciones de su amiga.
—Algo así —cedió el fotógrafo sin mirarla.
—¿Quiere eso decir que la veremos esta noche?
—Supongo. Tu padre iba a traerla para que viera a su ídolo —dijo burlonamente
Alberto.
—Me encanta tu faceta mordaz. Deberías mostrarla más a menudo —le dijo riendo
y superando el nerviosismo que no había conseguido quitarse de encima en todo el día.
Alberto esbozó una sonrisa luminosa.
—Lo tendré en cuenta.
—¡Hazlo!
***
Jorge se paseaba por el salón de su casa como alma en pena, Nora le había echado del
dormitorio que compartían en el instante mismo en que se había abrochado el último
botón de la chaqueta. Según ella quería que fuera una sorpresa, así que dispuesto a
complacerla había accedido a esperarla en el salón. De eso hacía ya más de una hora y
aún no daba señales de estar lista.
—Nora—la llamó— como no te des prisa vamos a llegar con la película
empezada y seguro que ya no ves al tal Clooney entrar.
El ruido de unos tacones le informó de que le había escuchado. Jorge miró su reloj
de pulsera, iban a tener que pisarle al coche o no llegarían a tiempo. Levantó la cabeza
cuando los tacones estuvieron más cerca y se quedó clavado en su sitio, tuvo que
recordarse que debía respirar. La mujer que tenía delante llevaba el vestido más
escandaloso que hubiese visto nunca. De un color rojo sangre iba ribeteado en los
laterales de los brazos y las caderas… con encaje transparente que permitía ver la piel
que él sabía que era sedosa, cálida y muy dulce.
Los celos comenzaron a hostigarle, ¿se había vestido de ese modo por él o era por
el tal Clooney?
—Estás preciosa —le dijo, pero estaba tan alterado por la visión que sonó más a
crítica que a piropo.
—Gracias, tú estás…
—¿Estoy…?
—¿Qué te parece si en lugar de ir a ver estrellas inaccesibles, te demuestro cómo
estás? —propuso juguetona.
—¿Y qué pasa con tu George?
—¿Para qué quiero a George pudiendo tener a Jorge?
—¿Por qué narices te dejé marchar hace doce años? —preguntó más para sí que
para que Nora le escuchara.
—No lo sé, pero puedes compensarme toda la noche por ello. Si quieres…
—Claro que quiero. —Un segundo después encerraba a su mujer en un abrazo
posesivo que prometía saldar todas las cuentas.
***
(_TN) sabía que esa noche era algo así como su puesta de largo en el mundo del
papel couché, y hacerlo con un padrino como Alberto le abriría muchas puertas.
Sin perder la sonrisa estrechó manos y dio besos a todo aquel a quien Alberto
consideró que debía conocer. Su amigo se movía con seguridad, demostrando que ese
mundo de flashes y alfombras rojas era su elemento.
Todo les estaba yendo de maravilla, la gente con la que había hablado se mostraba
interesada en la nueva etapa de Chic, y encima se lo estaba pasando estupendamente,
hasta que llegó Joe , acompañado, cómo no, de la modelo rusa, que vestía un
sugerente vestido verde esmeralda de tirante fino. La escasa tela marcaba
exageradamente sus senos siliconados. ¡Es imposible estar tan delgada y tener esos
pechos! Se dijo (_TN) infundiéndose ánimo, aunque los suyos tampoco es que
pudieran ser considerados pequeños.
No pudo fingir que no los había visto, porque en cuanto advirtió a la pareja acercarse a
ellos, su cuerpo se tensó como la cuerda de una guitarra. Alberto, que estaba hablando
con otro invitado, se giró curioso al notar la fuerza con la que (_TN) le apretaba la
mano que tenía entrelazada con la suya.
Ajeno a la historia entre Joe y su acompañante, le soltó la mano para abrazar a
su viejo amigo al que hacía mucho tiempo que no veía.
—Joe , cuánto me alegro de verte —se notaba que el afecto era sincero.
—Lo mismo digo, Alberto —le dijo Joe devolviéndole el abrazo y dándose las
típicas palmadas masculinas en la espalda—. (_TN) —la saludó con frialdad.
—Hola, Joe —le respondió ella en el mismo tono formal y distante.
La rusa que no estaba dispuesta a que la ignoraran, se pegó a Joe con la vista
clavada en su rival, y saludó a Alberto con una sonrisa depredadora.
—Alberto, ¿qué tal todo?
—Hola, Alexia. Muy bien, como puedes comprobar —respondió señalando a
(_TN) , que se acercó a él con una enorme sonrisa en los labios. No sabía si lo había
hecho a propósito o por casualidad, no obstante, su gratitud hacia su amigo era la
misma que si lo hubiera dicho con la clara intención de molestar a la rubia.
—Ya veo, sí —replicó la rusa fingiendo una sonrisa.
Como la película estaba a punto de comenzar se despidieron y entraron cada uno a
ocupar su localidad, no sin antes prometer compartir impresiones tras una copa.
—¿De qué la conoces? —preguntó (_TN) mientras entraban.
—La he fotografiado varias veces. Es una modelo muy cotizada —respondió
arrugando la nariz.
(_TN) se echó a reír.
—¿Por qué no le caes bien? —le preguntó Alberto pillándola desprevenida.
De modo que sí que se había dado cuenta de la actitud de Alexia con ella.
—No lo sé. Creo que tiene algo que ver con Joe . —(_TN) se mordió la
lengua en cuanto notó que la expresión risueña de Alberto se transformaba en
¿frustrada? No estaba del todo segura.
—¿Por qué con Joe ? ¿Has tenido alguna relación con él?
—Hablamos después, ¿vale? —le pidió (_TN) incómoda.
—Claro, pero por favor dime sí o no.
—Nunca he tenido una relación con él. —Por la expresión de su amigo, supo que
había entendido la parte que no había dicho.
La fatalidad o el destino hicieron que estuvieran a solo dos filas de distancia el uno del
otro.
—¿Estás bien? —le preguntó Alberto.
—Sí, ¿y tú?
—Bien. ¿Qué piensas? —susurró cerca de su oreja.
La película aún no había comenzado, estaban todos esperando a que la prensa
dejara libre al director del film y a sus dos protagonistas.
—Pensaba en que es extraño que no hayamos visto a mis padres —respondió
escapando del tema comprometido que Alberto buscaba tratar.
—Es verdad —contestó distraído—. Jamás hubiera imaginado que Nora
abandonaría a George por Jorge.
(_TN) rio bajito, pero con ganas, y Alberto se giró a mirarla con una sonrisa
complacida.
—¡Lo decías en serio! Te van los chicos malos —comentó riendo.
—Por supuesto.
La conversación terminó de golpe cuando comenzaron los créditos.
Durante la primera media hora, (_TN) intentó con todas sus fuerzas mirar a la
pantalla, pero por mucho que se esforzara su mirada acababa desviándose hacia el
lugar en el que Joe y Alexia estaban sentados. La rusa estaba tan pegada a él, que
parecía que estuvieran ocupando la misma butaca. Notó que Alberto se crispaba a su
lado, fue entonces cuando se dio cuenta de que su amigo había seguido la dirección de
su mirada.
Joe tenía que contenerse para no girar la cabeza y comprobar que (_TN) y Alberto
no estaban haciendo nada más que ver la película. Él tenía que reprimir el énfasis de
Alexia que no hacía más que pegarse a él y suspirar en su oído. ¡Dios! Pensó
exasperado, ¡que acabe pronto la película!
Pero Dios estaba ocupado en otros menesteres porque la película duró hora y media
más. Cuando aparecieron los títulos finales, los invitados fueron saliendo para asistir a
la posterior fiesta en uno de los locales de moda de la ciudad. (_TN) sabía que tenía
que acudir y dejarse ver si quería conseguir los contactos necesarios para hacerse un
hueco en el mundo de las celebrities, y que la revista fuera escalando puestos en las
preferencias de las modelos y las famosas. Nada daba más publicidad que una foto
robada o pactada de una celebrity leyendo una determinada revista, en ese instante se
disparaban las ventas de la publicación.
***
El Caos era una de las discotecas de moda de la ciudad, y la que habían elegido los
organizadores para cerrar el evento. Con un estilo ecléctico que se vislumbraba no
solo en la decoración entre victoriana y futurista del local, sino también en la variedad
musical que pinchaba el DJ. Desde que habían entrado, (_TN) había escuchado a
PitBull y a Il Divo, y lo más sorprendente era que ambos encajaban a la perfección con
el ambiente que se respiraba en allí.
La morena se maravilló al ver las preciosas sillas de madera con asientos forrados
en terciopelo rojo compartiendo espacio con los sofás de vinilo, los vasos de diseño y
el papel vintage de las paredes. No se le escapó que Alberto se mostraba mucho más
serio que al comenzar la noche. Tras preguntarle qué quería tomar, fue a buscar un par
de copas, lo que permitió a (_TN) disponer de unos minutos para ordenar sus
pensamientos.
—Baila conmigo —le pidió una voz susurrante en su oído.
Se giró para toparse con la sonrisa pícara de Joe .
—He venido con Alberto —le dijo señalando hacía la barra. Este tenía la vista
clavada en ellos, les sonrió forzado.
—No creo que a Alberto le moleste que bailes con un viejo amigo —contestó
Joe quitándole importancia con un gesto de la mano.
—Seguramente a Alberto no, pero tu rubia se pondrá furiosa conmigo.
—¿Mi rubia? ¿Estás celosa de mi rubia? —preguntó esperanzado.
Así que sí que era su rubia…
—No te voy a secuestrar, solo quiero bailar contigo —comentó sacándola de
golpe de sus pensamientos.
(_TN) fingió que le ponía mala cara.
—¡No me lo puedo creer! Te tienta la idea de que te secuestre —bromeó
consiguiendo que desapareciera la incomodidad que se había instalado entre ellos.
Algo bastante normal teniendo en cuenta que la última vez que habían estado tan
cerca el uno del otro habían terminado besándose apasionadamente.
—Tal vez —concedió ella siguiéndole el juego—. Pero por lo que he visto, va a
ser imposible.
—Seguro que puedo arreglar algo —le dijo al tiempo que le tendía la mano para
ayudarla a levantarse—. ¿Qué tal si comenzamos con un baile y dejamos el secuestro
para después?
(_TN) desconocía hasta qué punto Joe deseaba convertir en realidad sus
palabras.
—¿Dónde está Alexia? No quisiera que me agrediera cuando nos vea bailando.
—No te preocupes por ella, yo te defenderé. De todos modos está en el baño
retocándose, seguramente suenen un par de canciones antes de que salga.
(_TN) rio por la ocurrencia y lanzó una mirada a la barra en la que todavía estaba
Alberto, aunque esta vez no miraba en su dirección a pesar de tener todo el cuerpo
vuelto hacia ellos.
Sintiendo una punzada de culpa aceptó la mano de Joe y gracias a otro giro
brusco del DJ se encontró pegada a su pareja de baile mientras sonaba de fondo
Michael Bublé y su Kissing a fool.
—Si no fuera porque es imposible diría que lo has hecho a propósito —se rió
(_TN) al escuchar la letra de la canción.
You must have been kissing a fool
I said, you must have been kissing a fool (Usted debe haber estado besando un tonto
Le dije, usted debe haber estado besando un tonto)
—Tienes muy poca fe en mis influencias —se quejó mientras paseaba con suavidad su
mano izquierda por su espalda casi desnuda.
—¿Tú crees? —Clavó sus ojos verdes en los de él que parpadeó ante el escrutinio
de ella.
—Creo que a lo mejor tu poca fe tiene más que ver conmigo. Supongo que no
puedo culparte.
(_TN) se sintió mareada, sentía la palma caliente de Joe sobre la piel de su
espalda, el aliento de sus palabras en el cuello y ahora además él mismo sacaba a
colación Roma, ¿acaso pensaba hablar de ese tema tan delicado en ese preciso
momento? Instintivamente Joe la apretó más contra su cuerpo, como si sintiera que
se iba a escapar de su lado en cuanto le dijera la verdad. Sus cuerpos se balanceaban
al ritmo de la música, los ojos del uno fijos en los del otro. Joe abrió la boca
lentamente.
—(_TN) yo… —comenzó.
Se quedó sin saber hasta qué punto estaba Joe dispuesto a hablar sobre ello, ya
que Alberto eligió ese preciso instante para acercarse y recuperar a su acompañante de
los brazos de su pareja de baile. (_TN) se sintió caer, la tambaleante torre de naipes
que había sido su esperanza de conocer la verdad, se había derrumbado, quizás para
siempre.
La noche siguió, pero ya no fue lo mismo para ninguno de los tres.
_____________________________________________________________________________________________________
holas mis reintas lindas como me les va???
que tal les gusta la nove ....
mañana a lo mejor coloque mas capitulos okis no prometo nada ;)
que tengan una genial noche ....
que tal les gusta la nove ....
mañana a lo mejor coloque mas capitulos okis no prometo nada ;)
que tengan una genial noche ....
ElitzJb
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
nononononononononoononononononononoooooooo por dios POR QUEEEE?
como la dejas asi ? osea venia todo TAN bien con este alberto.. y sale joe con la bitch rusa..
para terminar el queriendo hablar de roma !!! (en un boliche... lindo el touch)
y ahi en verdad lo odie a alberto por interrumpirlos.... damn it !
ameee el cap... espero que mañana subas
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
como la dejas asi ? osea venia todo TAN bien con este alberto.. y sale joe con la bitch rusa..
para terminar el queriendo hablar de roma !!! (en un boliche... lindo el touch)
y ahi en verdad lo odie a alberto por interrumpirlos.... damn it !
ameee el cap... espero que mañana subas
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
ahh Alberto es muy lindo!!
Pero jamas podria la rayiz verlo como algo mas que su amigo!!
Siguela!!
Pero jamas podria la rayiz verlo como algo mas que su amigo!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
OH DIOS , AMO TU NOVE
TIENES QUE SEGUIRLA POR FAVOR
TIENES QUE SEGUIRLA POR FAVOR
fernanda
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
nooooo!!! NO ME DEJES ASIIIIII ay noo! por favor sigue!!
LMel22
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
Hola!! Nueva Lectora!!! me encanto tu nove!!! esta geniall!!
Seguila pronto!!
PD: se pasaria por mi nove? Una Relación Por Conveniencia [Nick Jonas] y The Perfect Game [Joe Jonas]
Seguila pronto!!
PD: se pasaria por mi nove? Una Relación Por Conveniencia [Nick Jonas] y The Perfect Game [Joe Jonas]
Invitado
Invitado
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
:wut: por que la dejas ahiiiii??????..... Aaaaaaahhhh!!!!!!..... Tienes que seguirla por favooooorrr!!!!!
chelis
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
Capitulo 14
1/2.
Joe se marchó en cuanto regresó Alberto y ya no volvieron a encontrarse ni con él
ni con su acompañante. Ellos todavía se quedaron una hora más en la que Alberto
aprovechó para continuar presentándole a más gente. Gracias a eso se olvidó de la
extraña sensación de vacío que le había quedado después de que su tan anhelada
conversación con Joe quedara aplazada.
De regreso a casa, su amigo se mostró taciturno y poco hablador, como si estuviera
buscando la fórmula para expresar correctamente la idea que no dejaba de dar vueltas
en su cabeza.
—Cuéntame que es lo que hay entre Joe y tú —pidió suavemente.
—No hay nada entre Joe y yo.
—Vale, cuéntame lo que hubo entre Joe y tú —modificó la pregunta.
—Cuando era niña estaba medio enamorada de él.
—¿Y? —insistió consciente de que la historia había terminado.
—Y cuando tenía diecisiete años organizamos un viaje por Italia, íbamos todos,
Sergio, Mónica, Joe y yo. Durante dos semanas me trató de manera intermitente, o
era excesivamente amable, o me ignoraba como si yo no estuviese. Una tarde fue
excesivamente amable y yo me dejé llevar por lo que sentía…
—¿Fue el primero?
—Sí.
—¿Qué pasó después?
—Nada. Desapareció sin decirle a nadie que se iba. Me pasé la siguiente semana
del viaje llorando por los rincones, esperando que me llamara y que me diera una
explicación. Nunca llegó ni la llamada ni la explicación. El viaje terminó y yo regresé
a Londres. Desde ese momento no quise regresar a España, hasta ahora.
—¿Nuncale llamaste tú para exigirle la explicación que tanto necesitabas? —
preguntó impresionado con la historia.
—No. Jamás volvimos a vernos o a hablar.
Guardó silencio el resto del trayecto, intentando asimilar lo que (_TN) acaba de
contarle. La actitud de Joe era ilógica, era cierto que nunca había querido atarse a
una mujer pero escapar de esa manera… Intentó ser justo y no dejarse llevar por lo que
sentía por ella. Lo que le permitió pensar con más claridad. Efectivamente era una
actitud ilógica para un hombre, pero si en aquel momento (_TN) solo tenía diecisiete
años, Joe no tendría más que diecinueve, y con esa edad muy pocos chicos habían
alcanzado la madurez emocional.
Alberto bajó del coche y dio la vuelta para abrir la puerta del acompañante. Estaba tan
aturdido con lo que acababa de saber, que decidió un cambio de estrategia: iba a forzar
la situación, nada de tomárselo con calma.
Se acercó despacio y le tendió la mano para que saliera del BMW. Sin perder el
contacto visual, se llevó su mano a los labios y la acercó más a su cuerpo.
—¡(tn)! —susurró mientras se aproximaba más a ella.
(_TN) que se había visto sorprendida por la calidez del beso, volvió de golpe a
la realidad, ¿qué narices les pasaba a todos los hombres? ¿Por qué se empeñan en
llamarme de ese modo cada vez que alguno piensa besarme? Joe entró arrasando
en su mente y en sus recuerdos como un terremoto.
El hechizo que un momento antes había existido entre ellos se rompió en el instante
en que Alberto pronunció ese nombre que ella asociaba a una persona distinta. Fue
justo en ese instante en que (_TN) se dio cuenta de que no quería que la besara. De
que nunca había querido que lo hiciera.
—Buenas noches, Alberto —se despidió apartándose de él.
Durante un segundo pareció aturdido, pero se recompuso con una sonrisa resignada.
—Buenas noches. —Su voz sonó ronca, ofuscada.
Ella se dio la vuelta y entró en el portal con una extraña sensación en el estómago
que no conseguía descifrar. ¿Tristeza? Definitivamente, esa era la sensación. Mónica
había tenido razón siempre, Alberto estaba enamorado de ella, y fue tras esa
revelación, cuando comprendió también lo feliz que habría sido si hubiese podido
corresponderle, pero no podía… No podía, porque nunca había logrado dejar de amar
a Joe .
Amaba al Joe que había aparecido en El Caos para trastocarla. Para hacerle reír
y dejarla con la incógnita de saber qué era lo que había intentado decir. El Joe que
había cocinado para ella, el que había madrugado para llevarla al trabajo…
Si él no hubiera aparecido de nuevo en su vida, posiblemente habría permitido a
Alberto que la besara, cosa que, debería haber hecho. De hacerlo, ahora no estaría
sintiendo la molesta sensación que le subía por la boca del estómago hasta la garganta.
Alberto era un hombre íntegro, de fiar… Jamás la hubiera dejado sin una explicación.
Pero ella no era libre para estar con él. Nunca lo había sido en realidad, Joe
residiría por siempre en su corazón.
***
—No es buena idea, Alexia —le dijo intentando descolgarse sus brazos del cuello.
—¡Joe ! —se quejó la rusa con un puchero perfectamente ensayado, que hacía
que sus labios fueran en centro de atención.
—No —respondió tajante—. Me voy a casa.
—Es por la morena y no trates de negármelo. No soy tonta. —Su acento era cada
vez más marcado.
—Ni voy a negarte nada ni voy a darte ninguna explicación, Alexia. No te la debo.
—¡No puedes hacerme esto! Es por ella, sé que es por ella. —comenzó a gritar
fuera de sí en medio de la calle.
Joe la cogió del brazo y la arrastró hasta el portal de su casa, la rusa ni siquiera
sacó las llaves para abrir, estaba claro que esperaba una respuesta.
La miró harto y furioso de sus escenas, y en un tono mesurado y educado le dijo lo
que tanto ansiaba escuchar.
—Sí, es por ella. Últimamente todo lo que hago es por ella, ¿estás contenta?
—¿Qué hay entre vosotros?
—Nada, no hay nada. Porque fui un cobarde y ahora pago las consecuencias.
—¿Qué quieres decir? —su boca había dejado de ser sugerente, ahora era una
línea fina por lo fuerte que apretaba sus labios para contener la furia.
—Tuvimos un encuentro hace muchos años, apenas éramos unos críos. Pero en
lugar de cogerla de la mano y arrastrarla a la ducha para repetirlo varias veces más,
me largué y la dejé sin ningún tipo de explicación. Es lógico que me odie.
—No creo que lo haga. No te odia, pero tampoco te quiere tanto como te quiero yo
—ronroneó volviendo a pasar los brazos alrededor de su cuello.
—Alexia, créeme, por hoy ya he tenido suficiente —le dijo y se dio la vuelta
camino de su coche—. Solo una cosa más —añadió cuando se marchaba— el que no
esté conmigo no quiere decir que vaya a darme por vencido o que esté interesado en
alguien más.
Alexia parpadeó sorprendida por el aviso. Y por primera vez desde que se
conocieron demostró tener sentido común y le dejó ir.
Se subió al Audi como alma que lleva el diablo mientras, sin darse cuenta, se sumergía
en la autocompasión. ¿Por qué había sido tan idiota con (_TN) ? Nunca había
terminado nada de lo que había comenzado con ella. Siempre acababa por salir
huyendo, escapó de ella la primera vez que la besó y volvió hacerlo después de
aquella inolvidable tarde en Roma.
Condujo tan rápido por la frustración que en apenas siete minutos ya había
guardado el coche en el garaje. Se quitó la chaqueta del traje y se dispuso, como cada
día, a subir a casa por las escaleras. No obstante, en cuanto comenzó supo que no iba a
pararse en la segunda planta, sin detenerse a analizar lo que hacía siguió subiendo
hasta el tercero y se sentó en el suelo junto al ascensor.
Por un lado se sentía estúpido mientras esperaba entre las sombras a que (_TN)
regresara. Y es que por mucho que se esforzara en negarlo, por mucho que le
molestara, Alberto y ella parecían pasarlo bien juntos.
Era enfermizo que estuviera actuando como un adolescente, allí parado a la espera
de verles llegar. De qué le iba a servir comprobarlo, ¿estaba dispuesto a impedir esa
relación que parecía fraguarse? ¿Tanto le importaba a él lo que ella hiciera?
Arqueó una ceja molesto consigo mismo, acababa reconocer frente a Alexia su deseo
de conquistarla y a la hora de enfrentarse a sí mismo, intentaba justificarse disfrazando
lo que sentía por ella.
Desde siempre (_TN) había conseguido descolocarle y nuevamente se encontraba
entre las dos opciones a las que ella le abocaba cada vez que se encontraban: salir
huyendo o quedarse y ver qué sucedía en esa ocasión.
Aún no había tomado una decisión en firme cuando escuchó que la puerta del portal
se cerraba. Se quedó inmóvil con la esperanza de poder escuchar alguna conversación,
pero ningún sonido llegó hasta sus atentos oídos. Ya pensaba que había escuchado mal
cuando la puerta que aislaba las escaleras del rellano se abrió de golpe y se encontró
con (_TN) saliendo con los zapatos en la mano y una mirada perdida en su precioso
rostro. Notó cómo su pulso se paralizaba en sus venas para después acelerarse. Siguió
en silencio observándola desde las sombras, (_TN) se quedó parada frente a la
puerta de su casa, como si estuviera dudando entre entrar o salir corriendo de allí.
Estaba sola. ¡Está sola, sola…! pensó eufórico.
Sin hacer ruido salió de donde estaba escondido y vio que la sorpresa en los ojos
de ella daba paso a un nuevo sentimiento mezcla de deseo y de temor.
—Hola (tn)—la saludó acercándose a ella.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella sonriendo tímidamente.
—Esperarte.
—¿A mí?
—(tn)…
—Joe ¿qué sucede? —preguntó y había desesperación en su voz. Necesitaba
saber la verdad, que él le dijera qué era lo que pretendía esperándola en la puerta de
su casa en lugar de estar tomando una copa con su rubia acompañante.
—Quería… Necesitaba comprobar que llegabas bien a casa —dijo finalmente
incapaz de sincerarse por completo.
—Buenas noches, Joe . Y felicidades, ya sé que tus temores eran infundados,
puesto que tu rubia ha aceptado posar para tu portada. —Tenía que escapar de su
cercanía, pero al mismo tiempo no podía alejarse. Los sentimientos contradictorios la
golpeaban con tanta fuerza que ni siquiera estaba segura de cómo era capaz de
mantenerse en pie.
—Bueno, supongo que estamos igual, tu novio será quién haga las fotos para la
tuya, ¿no?
—Alberto no es mi novio —contestó rápidamente, ella no quería que existiera
ningún tipo de confusión a ese respecto. Alberto era un amigo, nada más.
—¿No lo es?
—No.
—Bueno, mejor para ti. No te conviene. Es un mujeriego —comentó sintiéndose
estúpido después.
—Gracias por la información.
—Tampoco lo es ¿sabes?
—¿A qué te refieres? —preguntó, aunque la esperanza de que hablara de Alexia
no hacía sino crecer en su pecho.
—Alexia. Tampoco es mi rubia.
—Qué pronto has cambiado de opinión. Hace un rato sí que lo era —le replicó
muy seria.
—Es que no me convenía —dijo con ganas de seguirle el juego—. Además no es
ningún secreto que prefiero a las morenas.
—Lo lamento —contestó sin saber muy bien porque decía algo así—, que tu
relación no haya funcionado. —Se obligó a explicarse.
—¿Que lo sientes? —Y su voz sonó incrédula e incluso burlona. (_TN) notó
cómo crecía la ira en ella, otra vez estaba jugando con sus emociones.
—¿Crees que porque permití que me besaras la otra noche todo ha cambiado? —
inquirió mirándole fijamente, con la única luz que entraba por los ventanales del
rellano—. ¿Que ya vuelves a tenerme a tus pies? ¿Que puedes volver a burlarte de mí?
—¿Que permitiste que te besara? Tú querías que lo hiciera —le espetó él, también
molesto—. Y yo nunca me he burlado de ti.
—Poco importa ya. Ha pasado demasiado tiempo y sin embargo, todo sigue igual
Joe , tú sigues igual…
—Ya no soy un niño, ya no huyo de los problemas. —(_TN) se dio cuenta que
con esas palabras, había dicho mucho más de lo que había pretendido.
—Bonita descripción, ¿eso soy para ti? ¿Eso fui? ¿Un problema?
—No me refiero a eso y lo sabes. Entremos y hablemos, no quiero que tu amiga
vuelva otra vez a echarme del pasillo.
—Tu hermana no está en casa. Tenía una cita, y espero sinceramente que a ella le
vaya mejor la noche —comentó mordaz.
—(tn)—dijo en un tono bajo y suplicante.
—¿Por fin vas a darme una explicación?
empezaste en El Caos?
—¿Es eso lo que quieres hacer ahora, hablar?
¿Terminarás de contarme lo que
—Tienes razón, es muy tarde y estoy cansada.
Vete, Joe —le pidió en un susurro.
Estaba segura que no iba a poder continuar con esa conversación ni un minuto más.
Dejó los zapatos en el suelo y sacó las llaves del pequeño bolso de mano que llevaba.
Sin siquiera girarse a ver si le hacía caso entró en su casa, iba a cerrar cuando vio
que él había entrado tras ella y estaba parado en la puerta impidiéndole que la cerrara.
Ninguno de los dos dijo nada. Joe dio un paso hacia ella, cerró con cuidado y se
acercó despacio, tan lentamente que parecía que el mundo se hubiera detenido. Cuando
estaban ya a escasos centímetros uno de otro, (_TN) volvió a soltar sus zapatos y con
ellos el bolso y las llaves, el ruido fue ensordecedor entre tanto silencio.
—(tn)—volvió a susurrar Joe , esta vez más cerca.
¡Dios va a besarme! Pensó, y no voy a ser capaz de rechazarle...
Joe cerró el espacio que los separaba y pegó cada centímetro de su cuerpo al
más suave de ella, conquistando con su tacto lo que las palabras no habían conseguido
minutos antes. (_TN) se sintió arrastrada hacia él. Cada vez que la llamaba (tn)
perdía la capacidad de pensar y aquella no iba a ser una excepción. Instantes después
estaba colgada a su cuello, sus manos estiraban el cabello de la nuca con la intención
de fundir el cuerpo masculino con el suyo. Necesitaba sentir en cada recodo de su piel
el tacto de Joe . Se embebió de su olor, de su calor, y se dejó llevar por las
sensaciones.
Joe la empujó contra la pared, mientras la besaba y la apresaba entre su cuerpo
y el tabique. Con dedos expertos comenzó a subirle la falda del vestido y a pasar sus
manos por los suaves muslos hasta llegar a su ropa interior. Sin dejar de devorarle la
boca, metió su rodilla entre sus piernas y comenzó a presionar sobre la zona más
sensible de su cuerpo, sintió como ella suspiraba en su boca y con el mismo deseo
febril que se había apoderado de él el día que fueron interrumpidos, le mordisqueó el
labio inferior al tiempo que sustituía su rodilla por los dedos. Con el pulgar presionó
la húmeda carne sensible, mientras introducía su índice en ella bombeando, primero
despacio y más rápido conforme los jadeos de (_TN) se hacían más intensos.
Entonces al índice le siguió un segundo dedo y (_TN) explotó con él aún dentro de su
cuerpo. La ropa interior que llevaba ella era tan minúscula que ni siquiera le molestaba
para acariciarla. Aun así pasó los dedos por las finas tiras de las caderas y las hizo
bajar por sus muslos.
Agradecida y deseosa de unirse a él completamente, desabrochó la pretina de sus
pantalones con manos temblorosas, y los hizo bajar junto con los calzoncillos
dejándolo expuesto y a su alcance. Con avidez, pero deleitándose en el instante que
estaba viviendo, lo tomó en su mano y presionó con sus dedos alrededor, se notaba
duro, caliente y suave. Joe tuvo que separarse de su boca para poder respirar y
(_TN) aprovechó la situación para cambiar las tornas, con un ágil movimiento le
empujó contra la otra pared y fue ella la que se apretó esta vez contra él, sin dejar de
presionarle con la mano. El deseo se vio envuelto en una batalla de voluntades, Joe
no estaba dispuesto a dejarse dominar por lo que cómicamente, con los pantalones
enrollados en los tobillos, arrastró a (_TN) hasta la mesita que tenía en la entrada y
tras derribarlo todo sin muchos miramientos, la hizo sentarse sobre ella para poder
situarse entre sus muslos separados. La sujetó de las nalgas hasta colocarla justo en el
borde de la mesa y se agachó frente a ella, ávido y hambriento. Situó su cabeza entre
las piernas, acercó su boca y con la lengua se deleitó con la carne húmeda, lamiendo,
mordisqueando y soplando, hasta llevarla al límite, hasta saber que estaba tan
necesitada como lo estaba él. El gemido de protesta de (_TN) , hizo que su sangre se
acelerara. Estaba tan excitado y necesitaba tanto estar dentro de ella que creía que iba
a romperse si no lo hacía en ese preciso instante. Sin aliento para demorarlo más se
puso en pie y de una embestida se hundió en ella hasta su empuñadura.
(_TN) lo sintió dentro y gritó, echando la cabeza hacia atrás. Necesitaba sentirle
en todas partes. Se pasó el vestido por la cabeza con prisas, tomó la mano de Joe y
la cerró sobre su pecho, pulsando con fuerza contra el pezón. Joe no necesitó más
pistas. Soltó su cadera por un momento, desabrochó el sujetador de encaje con
habilidad, y tocó su ardiente piel. (_TN) gimió y se impulsó contra su miembro,
urgiéndole a que la llenara. Enrolló sus largas piernas alrededor de su cintura y se dejó
llevar, mientras Joe la penetraba, marcándola de nuevo como suya.
1/2.
Joe se marchó en cuanto regresó Alberto y ya no volvieron a encontrarse ni con él
ni con su acompañante. Ellos todavía se quedaron una hora más en la que Alberto
aprovechó para continuar presentándole a más gente. Gracias a eso se olvidó de la
extraña sensación de vacío que le había quedado después de que su tan anhelada
conversación con Joe quedara aplazada.
De regreso a casa, su amigo se mostró taciturno y poco hablador, como si estuviera
buscando la fórmula para expresar correctamente la idea que no dejaba de dar vueltas
en su cabeza.
—Cuéntame que es lo que hay entre Joe y tú —pidió suavemente.
—No hay nada entre Joe y yo.
—Vale, cuéntame lo que hubo entre Joe y tú —modificó la pregunta.
—Cuando era niña estaba medio enamorada de él.
—¿Y? —insistió consciente de que la historia había terminado.
—Y cuando tenía diecisiete años organizamos un viaje por Italia, íbamos todos,
Sergio, Mónica, Joe y yo. Durante dos semanas me trató de manera intermitente, o
era excesivamente amable, o me ignoraba como si yo no estuviese. Una tarde fue
excesivamente amable y yo me dejé llevar por lo que sentía…
—¿Fue el primero?
—Sí.
—¿Qué pasó después?
—Nada. Desapareció sin decirle a nadie que se iba. Me pasé la siguiente semana
del viaje llorando por los rincones, esperando que me llamara y que me diera una
explicación. Nunca llegó ni la llamada ni la explicación. El viaje terminó y yo regresé
a Londres. Desde ese momento no quise regresar a España, hasta ahora.
—¿Nuncale llamaste tú para exigirle la explicación que tanto necesitabas? —
preguntó impresionado con la historia.
—No. Jamás volvimos a vernos o a hablar.
Guardó silencio el resto del trayecto, intentando asimilar lo que (_TN) acaba de
contarle. La actitud de Joe era ilógica, era cierto que nunca había querido atarse a
una mujer pero escapar de esa manera… Intentó ser justo y no dejarse llevar por lo que
sentía por ella. Lo que le permitió pensar con más claridad. Efectivamente era una
actitud ilógica para un hombre, pero si en aquel momento (_TN) solo tenía diecisiete
años, Joe no tendría más que diecinueve, y con esa edad muy pocos chicos habían
alcanzado la madurez emocional.
Alberto bajó del coche y dio la vuelta para abrir la puerta del acompañante. Estaba tan
aturdido con lo que acababa de saber, que decidió un cambio de estrategia: iba a forzar
la situación, nada de tomárselo con calma.
Se acercó despacio y le tendió la mano para que saliera del BMW. Sin perder el
contacto visual, se llevó su mano a los labios y la acercó más a su cuerpo.
—¡(tn)! —susurró mientras se aproximaba más a ella.
(_TN) que se había visto sorprendida por la calidez del beso, volvió de golpe a
la realidad, ¿qué narices les pasaba a todos los hombres? ¿Por qué se empeñan en
llamarme de ese modo cada vez que alguno piensa besarme? Joe entró arrasando
en su mente y en sus recuerdos como un terremoto.
El hechizo que un momento antes había existido entre ellos se rompió en el instante
en que Alberto pronunció ese nombre que ella asociaba a una persona distinta. Fue
justo en ese instante en que (_TN) se dio cuenta de que no quería que la besara. De
que nunca había querido que lo hiciera.
—Buenas noches, Alberto —se despidió apartándose de él.
Durante un segundo pareció aturdido, pero se recompuso con una sonrisa resignada.
—Buenas noches. —Su voz sonó ronca, ofuscada.
Ella se dio la vuelta y entró en el portal con una extraña sensación en el estómago
que no conseguía descifrar. ¿Tristeza? Definitivamente, esa era la sensación. Mónica
había tenido razón siempre, Alberto estaba enamorado de ella, y fue tras esa
revelación, cuando comprendió también lo feliz que habría sido si hubiese podido
corresponderle, pero no podía… No podía, porque nunca había logrado dejar de amar
a Joe .
Amaba al Joe que había aparecido en El Caos para trastocarla. Para hacerle reír
y dejarla con la incógnita de saber qué era lo que había intentado decir. El Joe que
había cocinado para ella, el que había madrugado para llevarla al trabajo…
Si él no hubiera aparecido de nuevo en su vida, posiblemente habría permitido a
Alberto que la besara, cosa que, debería haber hecho. De hacerlo, ahora no estaría
sintiendo la molesta sensación que le subía por la boca del estómago hasta la garganta.
Alberto era un hombre íntegro, de fiar… Jamás la hubiera dejado sin una explicación.
Pero ella no era libre para estar con él. Nunca lo había sido en realidad, Joe
residiría por siempre en su corazón.
***
—No es buena idea, Alexia —le dijo intentando descolgarse sus brazos del cuello.
—¡Joe ! —se quejó la rusa con un puchero perfectamente ensayado, que hacía
que sus labios fueran en centro de atención.
—No —respondió tajante—. Me voy a casa.
—Es por la morena y no trates de negármelo. No soy tonta. —Su acento era cada
vez más marcado.
—Ni voy a negarte nada ni voy a darte ninguna explicación, Alexia. No te la debo.
—¡No puedes hacerme esto! Es por ella, sé que es por ella. —comenzó a gritar
fuera de sí en medio de la calle.
Joe la cogió del brazo y la arrastró hasta el portal de su casa, la rusa ni siquiera
sacó las llaves para abrir, estaba claro que esperaba una respuesta.
La miró harto y furioso de sus escenas, y en un tono mesurado y educado le dijo lo
que tanto ansiaba escuchar.
—Sí, es por ella. Últimamente todo lo que hago es por ella, ¿estás contenta?
—¿Qué hay entre vosotros?
—Nada, no hay nada. Porque fui un cobarde y ahora pago las consecuencias.
—¿Qué quieres decir? —su boca había dejado de ser sugerente, ahora era una
línea fina por lo fuerte que apretaba sus labios para contener la furia.
—Tuvimos un encuentro hace muchos años, apenas éramos unos críos. Pero en
lugar de cogerla de la mano y arrastrarla a la ducha para repetirlo varias veces más,
me largué y la dejé sin ningún tipo de explicación. Es lógico que me odie.
—No creo que lo haga. No te odia, pero tampoco te quiere tanto como te quiero yo
—ronroneó volviendo a pasar los brazos alrededor de su cuello.
—Alexia, créeme, por hoy ya he tenido suficiente —le dijo y se dio la vuelta
camino de su coche—. Solo una cosa más —añadió cuando se marchaba— el que no
esté conmigo no quiere decir que vaya a darme por vencido o que esté interesado en
alguien más.
Alexia parpadeó sorprendida por el aviso. Y por primera vez desde que se
conocieron demostró tener sentido común y le dejó ir.
Se subió al Audi como alma que lleva el diablo mientras, sin darse cuenta, se sumergía
en la autocompasión. ¿Por qué había sido tan idiota con (_TN) ? Nunca había
terminado nada de lo que había comenzado con ella. Siempre acababa por salir
huyendo, escapó de ella la primera vez que la besó y volvió hacerlo después de
aquella inolvidable tarde en Roma.
Condujo tan rápido por la frustración que en apenas siete minutos ya había
guardado el coche en el garaje. Se quitó la chaqueta del traje y se dispuso, como cada
día, a subir a casa por las escaleras. No obstante, en cuanto comenzó supo que no iba a
pararse en la segunda planta, sin detenerse a analizar lo que hacía siguió subiendo
hasta el tercero y se sentó en el suelo junto al ascensor.
Por un lado se sentía estúpido mientras esperaba entre las sombras a que (_TN)
regresara. Y es que por mucho que se esforzara en negarlo, por mucho que le
molestara, Alberto y ella parecían pasarlo bien juntos.
Era enfermizo que estuviera actuando como un adolescente, allí parado a la espera
de verles llegar. De qué le iba a servir comprobarlo, ¿estaba dispuesto a impedir esa
relación que parecía fraguarse? ¿Tanto le importaba a él lo que ella hiciera?
Arqueó una ceja molesto consigo mismo, acababa reconocer frente a Alexia su deseo
de conquistarla y a la hora de enfrentarse a sí mismo, intentaba justificarse disfrazando
lo que sentía por ella.
Desde siempre (_TN) había conseguido descolocarle y nuevamente se encontraba
entre las dos opciones a las que ella le abocaba cada vez que se encontraban: salir
huyendo o quedarse y ver qué sucedía en esa ocasión.
Aún no había tomado una decisión en firme cuando escuchó que la puerta del portal
se cerraba. Se quedó inmóvil con la esperanza de poder escuchar alguna conversación,
pero ningún sonido llegó hasta sus atentos oídos. Ya pensaba que había escuchado mal
cuando la puerta que aislaba las escaleras del rellano se abrió de golpe y se encontró
con (_TN) saliendo con los zapatos en la mano y una mirada perdida en su precioso
rostro. Notó cómo su pulso se paralizaba en sus venas para después acelerarse. Siguió
en silencio observándola desde las sombras, (_TN) se quedó parada frente a la
puerta de su casa, como si estuviera dudando entre entrar o salir corriendo de allí.
Estaba sola. ¡Está sola, sola…! pensó eufórico.
Sin hacer ruido salió de donde estaba escondido y vio que la sorpresa en los ojos
de ella daba paso a un nuevo sentimiento mezcla de deseo y de temor.
—Hola (tn)—la saludó acercándose a ella.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella sonriendo tímidamente.
—Esperarte.
—¿A mí?
—(tn)…
—Joe ¿qué sucede? —preguntó y había desesperación en su voz. Necesitaba
saber la verdad, que él le dijera qué era lo que pretendía esperándola en la puerta de
su casa en lugar de estar tomando una copa con su rubia acompañante.
—Quería… Necesitaba comprobar que llegabas bien a casa —dijo finalmente
incapaz de sincerarse por completo.
—Buenas noches, Joe . Y felicidades, ya sé que tus temores eran infundados,
puesto que tu rubia ha aceptado posar para tu portada. —Tenía que escapar de su
cercanía, pero al mismo tiempo no podía alejarse. Los sentimientos contradictorios la
golpeaban con tanta fuerza que ni siquiera estaba segura de cómo era capaz de
mantenerse en pie.
—Bueno, supongo que estamos igual, tu novio será quién haga las fotos para la
tuya, ¿no?
—Alberto no es mi novio —contestó rápidamente, ella no quería que existiera
ningún tipo de confusión a ese respecto. Alberto era un amigo, nada más.
—¿No lo es?
—No.
—Bueno, mejor para ti. No te conviene. Es un mujeriego —comentó sintiéndose
estúpido después.
—Gracias por la información.
—Tampoco lo es ¿sabes?
—¿A qué te refieres? —preguntó, aunque la esperanza de que hablara de Alexia
no hacía sino crecer en su pecho.
—Alexia. Tampoco es mi rubia.
—Qué pronto has cambiado de opinión. Hace un rato sí que lo era —le replicó
muy seria.
—Es que no me convenía —dijo con ganas de seguirle el juego—. Además no es
ningún secreto que prefiero a las morenas.
—Lo lamento —contestó sin saber muy bien porque decía algo así—, que tu
relación no haya funcionado. —Se obligó a explicarse.
—¿Que lo sientes? —Y su voz sonó incrédula e incluso burlona. (_TN) notó
cómo crecía la ira en ella, otra vez estaba jugando con sus emociones.
—¿Crees que porque permití que me besaras la otra noche todo ha cambiado? —
inquirió mirándole fijamente, con la única luz que entraba por los ventanales del
rellano—. ¿Que ya vuelves a tenerme a tus pies? ¿Que puedes volver a burlarte de mí?
—¿Que permitiste que te besara? Tú querías que lo hiciera —le espetó él, también
molesto—. Y yo nunca me he burlado de ti.
—Poco importa ya. Ha pasado demasiado tiempo y sin embargo, todo sigue igual
Joe , tú sigues igual…
—Ya no soy un niño, ya no huyo de los problemas. —(_TN) se dio cuenta que
con esas palabras, había dicho mucho más de lo que había pretendido.
—Bonita descripción, ¿eso soy para ti? ¿Eso fui? ¿Un problema?
—No me refiero a eso y lo sabes. Entremos y hablemos, no quiero que tu amiga
vuelva otra vez a echarme del pasillo.
—Tu hermana no está en casa. Tenía una cita, y espero sinceramente que a ella le
vaya mejor la noche —comentó mordaz.
—(tn)—dijo en un tono bajo y suplicante.
—¿Por fin vas a darme una explicación?
empezaste en El Caos?
—¿Es eso lo que quieres hacer ahora, hablar?
¿Terminarás de contarme lo que
—Tienes razón, es muy tarde y estoy cansada.
Vete, Joe —le pidió en un susurro.
Estaba segura que no iba a poder continuar con esa conversación ni un minuto más.
Dejó los zapatos en el suelo y sacó las llaves del pequeño bolso de mano que llevaba.
Sin siquiera girarse a ver si le hacía caso entró en su casa, iba a cerrar cuando vio
que él había entrado tras ella y estaba parado en la puerta impidiéndole que la cerrara.
Ninguno de los dos dijo nada. Joe dio un paso hacia ella, cerró con cuidado y se
acercó despacio, tan lentamente que parecía que el mundo se hubiera detenido. Cuando
estaban ya a escasos centímetros uno de otro, (_TN) volvió a soltar sus zapatos y con
ellos el bolso y las llaves, el ruido fue ensordecedor entre tanto silencio.
—(tn)—volvió a susurrar Joe , esta vez más cerca.
¡Dios va a besarme! Pensó, y no voy a ser capaz de rechazarle...
Joe cerró el espacio que los separaba y pegó cada centímetro de su cuerpo al
más suave de ella, conquistando con su tacto lo que las palabras no habían conseguido
minutos antes. (_TN) se sintió arrastrada hacia él. Cada vez que la llamaba (tn)
perdía la capacidad de pensar y aquella no iba a ser una excepción. Instantes después
estaba colgada a su cuello, sus manos estiraban el cabello de la nuca con la intención
de fundir el cuerpo masculino con el suyo. Necesitaba sentir en cada recodo de su piel
el tacto de Joe . Se embebió de su olor, de su calor, y se dejó llevar por las
sensaciones.
Joe la empujó contra la pared, mientras la besaba y la apresaba entre su cuerpo
y el tabique. Con dedos expertos comenzó a subirle la falda del vestido y a pasar sus
manos por los suaves muslos hasta llegar a su ropa interior. Sin dejar de devorarle la
boca, metió su rodilla entre sus piernas y comenzó a presionar sobre la zona más
sensible de su cuerpo, sintió como ella suspiraba en su boca y con el mismo deseo
febril que se había apoderado de él el día que fueron interrumpidos, le mordisqueó el
labio inferior al tiempo que sustituía su rodilla por los dedos. Con el pulgar presionó
la húmeda carne sensible, mientras introducía su índice en ella bombeando, primero
despacio y más rápido conforme los jadeos de (_TN) se hacían más intensos.
Entonces al índice le siguió un segundo dedo y (_TN) explotó con él aún dentro de su
cuerpo. La ropa interior que llevaba ella era tan minúscula que ni siquiera le molestaba
para acariciarla. Aun así pasó los dedos por las finas tiras de las caderas y las hizo
bajar por sus muslos.
Agradecida y deseosa de unirse a él completamente, desabrochó la pretina de sus
pantalones con manos temblorosas, y los hizo bajar junto con los calzoncillos
dejándolo expuesto y a su alcance. Con avidez, pero deleitándose en el instante que
estaba viviendo, lo tomó en su mano y presionó con sus dedos alrededor, se notaba
duro, caliente y suave. Joe tuvo que separarse de su boca para poder respirar y
(_TN) aprovechó la situación para cambiar las tornas, con un ágil movimiento le
empujó contra la otra pared y fue ella la que se apretó esta vez contra él, sin dejar de
presionarle con la mano. El deseo se vio envuelto en una batalla de voluntades, Joe
no estaba dispuesto a dejarse dominar por lo que cómicamente, con los pantalones
enrollados en los tobillos, arrastró a (_TN) hasta la mesita que tenía en la entrada y
tras derribarlo todo sin muchos miramientos, la hizo sentarse sobre ella para poder
situarse entre sus muslos separados. La sujetó de las nalgas hasta colocarla justo en el
borde de la mesa y se agachó frente a ella, ávido y hambriento. Situó su cabeza entre
las piernas, acercó su boca y con la lengua se deleitó con la carne húmeda, lamiendo,
mordisqueando y soplando, hasta llevarla al límite, hasta saber que estaba tan
necesitada como lo estaba él. El gemido de protesta de (_TN) , hizo que su sangre se
acelerara. Estaba tan excitado y necesitaba tanto estar dentro de ella que creía que iba
a romperse si no lo hacía en ese preciso instante. Sin aliento para demorarlo más se
puso en pie y de una embestida se hundió en ella hasta su empuñadura.
(_TN) lo sintió dentro y gritó, echando la cabeza hacia atrás. Necesitaba sentirle
en todas partes. Se pasó el vestido por la cabeza con prisas, tomó la mano de Joe y
la cerró sobre su pecho, pulsando con fuerza contra el pezón. Joe no necesitó más
pistas. Soltó su cadera por un momento, desabrochó el sujetador de encaje con
habilidad, y tocó su ardiente piel. (_TN) gimió y se impulsó contra su miembro,
urgiéndole a que la llenara. Enrolló sus largas piernas alrededor de su cintura y se dejó
llevar, mientras Joe la penetraba, marcándola de nuevo como suya.
ElitzJb
Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)
Capitulo 15
2/2.
Apenas había dormido más que un par de horas en su propia cama, cuando el timbre de
la puerta le despertó. Cuando abrió los ojos esa misma mañana y restregó la nariz por
la almohada de (_TN) para absorber su perfume, una sonrisa satisfecha se dibujó en
su rostro. Había pasado la mejor noche de su vida, y no solo porque el sexo hubiera
sido explosivo, se trataba de la mejor noche de su vida porque la había pasado junto a
ella. Mientras la besaba y la acariciaba se había dado cuenta de lo mucho que le
importaba esa mujer, de cuánto la había echado de menos y de lo estúpido que había
sido su temor.
Se levantó de un salto, excitado solo de recordar lo que había sucedido entre ellos
apenas unas pocas horas antes, y se encaminó descalzo y desnudo a buscarla, con la
clara intención de demostrarle que había cosas que no se desvanecían al despertar.
A medida se acercaba al cuarto de baño escuchó el grifo de la ducha y se imaginó a
los dos bajo el chorro del agua caliente, resbaladizos y juguetones. Apretó los dientes,
molesto con su enorme buen humor mañanero y se encaminó decidido a su encuentro.
—Buenos días, preciosa —saludó poniéndose tras ella y besándole el cuello.
—Buenos días —le respondió con frialdad, sin siquiera girarse a mirarlo.
—Te veo deliciosa por la mañana y yo estoy famélico.
—Joe —pidió ella apartándose.
—¿Qué? —preguntó él con la nariz enterrada en su pelo y su erección presionando
su cadera.
—Me voy al parque a correr —le dijo.
—¿Y te duchas antes? —bromeó él,
intentando arrancarle una sonrisa—. Me
parece que lo normal es hacerlo después.
—Normalmente no me ducho antes, pero hoy me ha parecido apropiado —contestó
cortante.
Pero Joe no pareció darse cuenta de su frialdad porque rio pletórico. Por fin era
consciente de lo que quería y de a quién quería tener a su lado y había tenido la
maravillosa suerte de tenerla entre sus brazos durante toda la noche.
—Bueno, si lo que quieres es hacer ejercicio, no será necesario que salgas de casa
para ello. A mí se me ocurren unas cuantas ideas para que te ejercites —le dijo
mientras pegaba la espalda de ella a su pecho para que sintiera lo feliz que se sentía de
haberse despertado en su cama.
(_TN) lo miró como si la hubiera abofeteado, la expresión relajada y feliz de
Joe se volvió cautelosa. ¿Dónde estaba la mujer apasionada y sonriente con la que
había dormido?
—¿Qué sucede?
—Tengo que irme —le dijo saliendo de la ducha y envolviéndose en una toalla—.
No tienes porqué marcharte sin desayunar, en la cocina hay café recién hecho.
Joe ni siquiera fue capaz de hablar, se quedó estupefacto bajo el chorro del
agua, mientras ella se alejaba a toda prisa tapándose como si nunca antes la hubiera
visto desnuda. Joe suspiró resignado y sin pensárselo mucho para no arrepentirse,
giró la llave del agua y la puso lo más fría que pudo soportar.
Necesitaba urgentemente calmar sus ánimos.
Cuando salió de la ducha (_TN) ya se había marchado.
Todavía perturbado y desconcertado por la actitud de (_TN) a la mañana siguiente,
bajó a su piso para intentar descansar aunque fuera unas horas y darle a ella tiempo
para asimilar lo que había pasado entre los dos. Era evidente que estaba turbada y
nerviosa por la fuerte atracción que les unía. Y él podía hacerlo, podía darle espacio
para que asimilara su nueva relación, porque esta vez no pensaba irse a ninguna parte
ni tampoco estaba dispuesto a dejarla marchar.
(_TN) le importaba, siempre había sido así y si aquella vez en Roma no lo había
demostrado, ahora estaba decidido a hacerlo. Se levantó de mala gana y abrió la puerta
a Sergio. Su amigo llegó perfectamente equipado para su sesión diaria de gimnasio.
Joe frunció el ceño malhumorado, se había olvidado completamente del ejercicio.
Sergio se sorprendió al verlo descalzo y con los pantalones del pijama como única
vestimenta, sin duda no iba ataviado para hacer deporte, no obstante, lo que más llamó
la atención de este fue la profunda desgana que se adivinaba en sus ojos.
—¡Vaya! A juzgar por tu cara, deduzco que te fue muy bien la noche—. Se burló su
amigo pensando que su cara tenía que ver algo con haber salido con Alexia.
—Ni te lo imaginas —contestó mientras se encaminaba a la cocina a preparar dos
cafés bien cargados.
—Créeme. Me lo imagino —se burló Sergio.
Ante la mirada que Joe le dirigió, comprendió que había hablado más de la
cuenta.
Probablemente el desencuentro con Alexia había sido más importante de lo que él
había imaginado en un primer momento. La rusa debía de haber montado uno de sus
numeritos y por eso Joe estaba tan desquiciado esa mañana.
Guardó silencio a la espera que se decidiera contarle lo sucedido. Con la certeza
de que no iba a haber sesión de pesas se sentó en una de las sillas de la cocina
mientras su renegado compañero preparaba el café. Joe se movía meticulosamente
por la cocina, le gustaba el orden en ella, saber qué cajón tenía que abrir para
encontrar las cucharas, en qué armario estaba el azúcar. En definitiva disfrutaba
teniendo el control de su vida y de su espacio. Por eso ninguna de sus relaciones había
cuajado y mucho menos la que había tenido con Alexia, una mujer bastante inestable y
posesiva.
—Ayer estuve con (_TN) —confesó finalmente.
—¿Estuviste? —la cara de Sergio era una mezcla de sorpresa y aprobación.
—¿Tienes ganas de tocarme las narices?
—Vale, acepto estuviste —le contestó rápidamente.
Sirvió el café y le relató a su mejor amigo las partes de la noche que se podían
contar. Por supuesto le dijo que había pasado la noche con Ari, pero se guardó los
detalles. Sergio tampoco preguntó nada, era un asunto demasiado personal.
Fue entonces cuando le explicó la causa de su malhumor, que ella había huido de su
lado en cuanto había amanecido.
—Bueno, ella al menos ha esperado unas horas antes de dejarte —sentenció
Sergio.
—¿Piensas que ha pretendido pagarme con la misma moneda?
—No. Creo que después de todo lo que ha sucedido entre vosotros no sabe cómo
reaccionar. Y por lo que veo tú tampoco andas muy eufórico —bromeó para eliminar
la tensión de sus palabras.
—No te rías tanto. Mi hermana salió ayer con un hombre. (_TN) me lo contó y
sonaba contenta. Seguramente sea un tipo atractivo, inteligente y con dinero. Al fin y al
cabo es lo que las mujeres buscan en nosotros —le pinchó.
El informático abrió los ojos desmesuradamente al tiempo que los clavaba en
Joe .
—¿Desde cuándo sabes que me gusta tu hermana? —preguntó estupefacto por la
revelación.
—¿Desde cuándo te gusta? —Más que una pregunta se trataba claramente de una
respuesta.
—Desde siempre. Serás… Cabrón, ¿por qué narices nunca me has dicho que lo
sabías? —le preguntó mucho más enfadado de lo que jamás le había visto.
Durante todo el tiempo había permanecido callado, guardando una especie de
lealtad a su mejor amigo y ahora resultaba que su silencio había sido una tontería
porque este lo había sabido desde siempre. Y lo peor era que había estado a punto de
sufrir un infarto la mañana que había preparado el desayuno para Mónica mientras ella
se desnudaba a escasos quince metros de él.
—¿Por qué narices nunca me lo has dicho? —preguntó Joe y ahora el que
parecía enfadado era él.
—Me daba palo, no esperaba que te lo tomaras muy bien, ¿por qué te callaste tú?
—Pensé que si te decía lo que pensaba te sentirías obligado por nuestra amistad a
declararte a ella. Nunca he estado seguro de que quisieras una relación seria con
Mónica.
—¡Qué dices! He estado loco por ella desde siempre. Si no le dije nada fue
porque me daba miedo estropear nuestra amistad.
—Pues te equivocabas, de entre todos los tíos que conozco eres el único al que
considero un hermano, así que más o menos todo queda en casa —contestó dejando de
nuevo a su amigo con la boca abierta por la sorpresa.
—Tío, me vas a hacer llorar.
—Eso se lo dejo a Mónica —concluyó Joe sonriente.
—¿Por qué dices eso?
—Sinceramente Sergio, no tengo ni idea de por qué mi padre te hizo jefe del
departamento informático. Es un misterio…
Y se largó de la cocina camino de su dormitorio dejando a su amigo más
desconcertado que nunca.
***
(_TN) corría como si la persiguiera el diablo. Desde el mismo instante en que se
despertó y sintió una mano alrededor de su cintura, le embargó la necesidad de salir
corriendo, le faltaba el aire. Se levantó con cuidado para no despertarle, hizo café para
mantener las manos ocupadas y se metió bajo la ducha, pero el agua no consiguió
llevarse sus dudas por el desagüe.
Así que ahí estaba a las siete de la mañana corriendo sin descanso y luchando por
apartar de su mente los deliciosos recuerdos de la noche anterior y el desaforado deseo
de regresar y disculparse con Joe por haberle echado de su lado.
Era consciente de lo que estaba haciendo, se estaba comportando de la misma
forma en que había actuado él en Roma. La diferencia era que (_TN) ya no era
ninguna niña, tenía ocho años más que los que tenía Joe cuando se largó, y mucha
más experiencia de la vida. Tampoco era que se hubiera acostado con decenas de
hombres, no era el caso, solo había tenido tres relaciones, Jay en Nueva York, Peter en
Londres durante casi tres y años, y su desastrosa relación, si se podía llamar así, con
Joe que de algún modo retorcido había durado toda su vida.
¡Mierda! Pensó desconcertada, después de todo, su actitud en ese momento era
peor, razón que la empujaba directamente a un punto crucial iba a tener que perdonarle
por haberla dejado en Roma.
No obstante, perdonarle no significaba que tuviera claro lo que quería hacer. Si se
dejaba llevar por sus sentimientos, si permitía que se hicieran más fuertes de lo que ya
eran… No, no podía ser tan vulnerable. Joe seguía siendo igual de imprevisible y
no estaba dispuesta a volver a pasar por lo mismo.
Subió el volumen del iPod intentando que la música acallara sus pensamientos,
todavía no se decidía a creer que había cambiado. Puede que esa mañana no hubiese
huido, pero con él nunca se sabía.
Misery de Maroon 5 comenzó a sonar con fuerza. (_TN) le puso mala cara al
iPod, como si fuera el responsable de la selección musical.
Your salty skin and how It mixes in with mineThe way it feels to
beCompletely intertwinedIt’s not that I didn’t careIt’s that I didn’t
knowIt’s not what I didn’t feel,It’s what I didn’t showSo let me beand
I’ll set you free
Siguió corriendo con la voz de Adam Levine de fondo y las caricias de Joe
todavía pegadas a su piel. Siguió corriendo porque sabía que si se paraba, si se detenía
aunque fuera solo un segundo, daría media vuelta sobre sus pasos y se encaminaría
hasta su piso para disculparse con Joe y pedirle que volviera a hacerle el amor.
2/2.
Apenas había dormido más que un par de horas en su propia cama, cuando el timbre de
la puerta le despertó. Cuando abrió los ojos esa misma mañana y restregó la nariz por
la almohada de (_TN) para absorber su perfume, una sonrisa satisfecha se dibujó en
su rostro. Había pasado la mejor noche de su vida, y no solo porque el sexo hubiera
sido explosivo, se trataba de la mejor noche de su vida porque la había pasado junto a
ella. Mientras la besaba y la acariciaba se había dado cuenta de lo mucho que le
importaba esa mujer, de cuánto la había echado de menos y de lo estúpido que había
sido su temor.
Se levantó de un salto, excitado solo de recordar lo que había sucedido entre ellos
apenas unas pocas horas antes, y se encaminó descalzo y desnudo a buscarla, con la
clara intención de demostrarle que había cosas que no se desvanecían al despertar.
A medida se acercaba al cuarto de baño escuchó el grifo de la ducha y se imaginó a
los dos bajo el chorro del agua caliente, resbaladizos y juguetones. Apretó los dientes,
molesto con su enorme buen humor mañanero y se encaminó decidido a su encuentro.
—Buenos días, preciosa —saludó poniéndose tras ella y besándole el cuello.
—Buenos días —le respondió con frialdad, sin siquiera girarse a mirarlo.
—Te veo deliciosa por la mañana y yo estoy famélico.
—Joe —pidió ella apartándose.
—¿Qué? —preguntó él con la nariz enterrada en su pelo y su erección presionando
su cadera.
—Me voy al parque a correr —le dijo.
—¿Y te duchas antes? —bromeó él,
intentando arrancarle una sonrisa—. Me
parece que lo normal es hacerlo después.
—Normalmente no me ducho antes, pero hoy me ha parecido apropiado —contestó
cortante.
Pero Joe no pareció darse cuenta de su frialdad porque rio pletórico. Por fin era
consciente de lo que quería y de a quién quería tener a su lado y había tenido la
maravillosa suerte de tenerla entre sus brazos durante toda la noche.
—Bueno, si lo que quieres es hacer ejercicio, no será necesario que salgas de casa
para ello. A mí se me ocurren unas cuantas ideas para que te ejercites —le dijo
mientras pegaba la espalda de ella a su pecho para que sintiera lo feliz que se sentía de
haberse despertado en su cama.
(_TN) lo miró como si la hubiera abofeteado, la expresión relajada y feliz de
Joe se volvió cautelosa. ¿Dónde estaba la mujer apasionada y sonriente con la que
había dormido?
—¿Qué sucede?
—Tengo que irme —le dijo saliendo de la ducha y envolviéndose en una toalla—.
No tienes porqué marcharte sin desayunar, en la cocina hay café recién hecho.
Joe ni siquiera fue capaz de hablar, se quedó estupefacto bajo el chorro del
agua, mientras ella se alejaba a toda prisa tapándose como si nunca antes la hubiera
visto desnuda. Joe suspiró resignado y sin pensárselo mucho para no arrepentirse,
giró la llave del agua y la puso lo más fría que pudo soportar.
Necesitaba urgentemente calmar sus ánimos.
Cuando salió de la ducha (_TN) ya se había marchado.
Todavía perturbado y desconcertado por la actitud de (_TN) a la mañana siguiente,
bajó a su piso para intentar descansar aunque fuera unas horas y darle a ella tiempo
para asimilar lo que había pasado entre los dos. Era evidente que estaba turbada y
nerviosa por la fuerte atracción que les unía. Y él podía hacerlo, podía darle espacio
para que asimilara su nueva relación, porque esta vez no pensaba irse a ninguna parte
ni tampoco estaba dispuesto a dejarla marchar.
(_TN) le importaba, siempre había sido así y si aquella vez en Roma no lo había
demostrado, ahora estaba decidido a hacerlo. Se levantó de mala gana y abrió la puerta
a Sergio. Su amigo llegó perfectamente equipado para su sesión diaria de gimnasio.
Joe frunció el ceño malhumorado, se había olvidado completamente del ejercicio.
Sergio se sorprendió al verlo descalzo y con los pantalones del pijama como única
vestimenta, sin duda no iba ataviado para hacer deporte, no obstante, lo que más llamó
la atención de este fue la profunda desgana que se adivinaba en sus ojos.
—¡Vaya! A juzgar por tu cara, deduzco que te fue muy bien la noche—. Se burló su
amigo pensando que su cara tenía que ver algo con haber salido con Alexia.
—Ni te lo imaginas —contestó mientras se encaminaba a la cocina a preparar dos
cafés bien cargados.
—Créeme. Me lo imagino —se burló Sergio.
Ante la mirada que Joe le dirigió, comprendió que había hablado más de la
cuenta.
Probablemente el desencuentro con Alexia había sido más importante de lo que él
había imaginado en un primer momento. La rusa debía de haber montado uno de sus
numeritos y por eso Joe estaba tan desquiciado esa mañana.
Guardó silencio a la espera que se decidiera contarle lo sucedido. Con la certeza
de que no iba a haber sesión de pesas se sentó en una de las sillas de la cocina
mientras su renegado compañero preparaba el café. Joe se movía meticulosamente
por la cocina, le gustaba el orden en ella, saber qué cajón tenía que abrir para
encontrar las cucharas, en qué armario estaba el azúcar. En definitiva disfrutaba
teniendo el control de su vida y de su espacio. Por eso ninguna de sus relaciones había
cuajado y mucho menos la que había tenido con Alexia, una mujer bastante inestable y
posesiva.
—Ayer estuve con (_TN) —confesó finalmente.
—¿Estuviste? —la cara de Sergio era una mezcla de sorpresa y aprobación.
—¿Tienes ganas de tocarme las narices?
—Vale, acepto estuviste —le contestó rápidamente.
Sirvió el café y le relató a su mejor amigo las partes de la noche que se podían
contar. Por supuesto le dijo que había pasado la noche con Ari, pero se guardó los
detalles. Sergio tampoco preguntó nada, era un asunto demasiado personal.
Fue entonces cuando le explicó la causa de su malhumor, que ella había huido de su
lado en cuanto había amanecido.
—Bueno, ella al menos ha esperado unas horas antes de dejarte —sentenció
Sergio.
—¿Piensas que ha pretendido pagarme con la misma moneda?
—No. Creo que después de todo lo que ha sucedido entre vosotros no sabe cómo
reaccionar. Y por lo que veo tú tampoco andas muy eufórico —bromeó para eliminar
la tensión de sus palabras.
—No te rías tanto. Mi hermana salió ayer con un hombre. (_TN) me lo contó y
sonaba contenta. Seguramente sea un tipo atractivo, inteligente y con dinero. Al fin y al
cabo es lo que las mujeres buscan en nosotros —le pinchó.
El informático abrió los ojos desmesuradamente al tiempo que los clavaba en
Joe .
—¿Desde cuándo sabes que me gusta tu hermana? —preguntó estupefacto por la
revelación.
—¿Desde cuándo te gusta? —Más que una pregunta se trataba claramente de una
respuesta.
—Desde siempre. Serás… Cabrón, ¿por qué narices nunca me has dicho que lo
sabías? —le preguntó mucho más enfadado de lo que jamás le había visto.
Durante todo el tiempo había permanecido callado, guardando una especie de
lealtad a su mejor amigo y ahora resultaba que su silencio había sido una tontería
porque este lo había sabido desde siempre. Y lo peor era que había estado a punto de
sufrir un infarto la mañana que había preparado el desayuno para Mónica mientras ella
se desnudaba a escasos quince metros de él.
—¿Por qué narices nunca me lo has dicho? —preguntó Joe y ahora el que
parecía enfadado era él.
—Me daba palo, no esperaba que te lo tomaras muy bien, ¿por qué te callaste tú?
—Pensé que si te decía lo que pensaba te sentirías obligado por nuestra amistad a
declararte a ella. Nunca he estado seguro de que quisieras una relación seria con
Mónica.
—¡Qué dices! He estado loco por ella desde siempre. Si no le dije nada fue
porque me daba miedo estropear nuestra amistad.
—Pues te equivocabas, de entre todos los tíos que conozco eres el único al que
considero un hermano, así que más o menos todo queda en casa —contestó dejando de
nuevo a su amigo con la boca abierta por la sorpresa.
—Tío, me vas a hacer llorar.
—Eso se lo dejo a Mónica —concluyó Joe sonriente.
—¿Por qué dices eso?
—Sinceramente Sergio, no tengo ni idea de por qué mi padre te hizo jefe del
departamento informático. Es un misterio…
Y se largó de la cocina camino de su dormitorio dejando a su amigo más
desconcertado que nunca.
***
(_TN) corría como si la persiguiera el diablo. Desde el mismo instante en que se
despertó y sintió una mano alrededor de su cintura, le embargó la necesidad de salir
corriendo, le faltaba el aire. Se levantó con cuidado para no despertarle, hizo café para
mantener las manos ocupadas y se metió bajo la ducha, pero el agua no consiguió
llevarse sus dudas por el desagüe.
Así que ahí estaba a las siete de la mañana corriendo sin descanso y luchando por
apartar de su mente los deliciosos recuerdos de la noche anterior y el desaforado deseo
de regresar y disculparse con Joe por haberle echado de su lado.
Era consciente de lo que estaba haciendo, se estaba comportando de la misma
forma en que había actuado él en Roma. La diferencia era que (_TN) ya no era
ninguna niña, tenía ocho años más que los que tenía Joe cuando se largó, y mucha
más experiencia de la vida. Tampoco era que se hubiera acostado con decenas de
hombres, no era el caso, solo había tenido tres relaciones, Jay en Nueva York, Peter en
Londres durante casi tres y años, y su desastrosa relación, si se podía llamar así, con
Joe que de algún modo retorcido había durado toda su vida.
¡Mierda! Pensó desconcertada, después de todo, su actitud en ese momento era
peor, razón que la empujaba directamente a un punto crucial iba a tener que perdonarle
por haberla dejado en Roma.
No obstante, perdonarle no significaba que tuviera claro lo que quería hacer. Si se
dejaba llevar por sus sentimientos, si permitía que se hicieran más fuertes de lo que ya
eran… No, no podía ser tan vulnerable. Joe seguía siendo igual de imprevisible y
no estaba dispuesta a volver a pasar por lo mismo.
Subió el volumen del iPod intentando que la música acallara sus pensamientos,
todavía no se decidía a creer que había cambiado. Puede que esa mañana no hubiese
huido, pero con él nunca se sabía.
Misery de Maroon 5 comenzó a sonar con fuerza. (_TN) le puso mala cara al
iPod, como si fuera el responsable de la selección musical.
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Siguió corriendo con la voz de Adam Levine de fondo y las caricias de Joe
todavía pegadas a su piel. Siguió corriendo porque sabía que si se paraba, si se detenía
aunque fuera solo un segundo, daría media vuelta sobre sus pasos y se encaminaría
hasta su piso para disculparse con Joe y pedirle que volviera a hacerle el amor.
disculpen la demora okis no estaba en casa ...
les deje el especial para q lo disfrutaran okis....
nos leeremos luego se me cuidan chicas
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ElitzJb
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