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Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Nombre: Esposa indomable
Autor: Lynne Graham
Adaptación: Si, es el primer libro de una trilogía de Lynne Graham
Género: Hot y romance
Advertencias: Contiene escenas hot.
Otras páginas: Ni idea.
Hola! esta es la primera novela que subo espero que os guste :amor:
En nada subo el prologo.
Autor: Lynne Graham
Adaptación: Si, es el primer libro de una trilogía de Lynne Graham
Género: Hot y romance
Advertencias: Contiene escenas hot.
Otras páginas: Ni idea.
Hola! esta es la primera novela que subo espero que os guste :amor:
En nada subo el prologo.
Última edición por beccasvn el Sáb 14 Sep 2013, 7:31 am, editado 1 vez
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Prólogo
El millonario griego Harry Styles entró en el lujoso salón de su fabuloso
yate donde le esperaba el personal. Eran las siete y media de la mañana. Conscientes
de que su rico y dinámico jefe solía empezar a trabajar a las seis y que raramente
dormía más de cinco horas, todos hacían un esfuerzo por parecer despiertos.
Su asistente más veterano, Dmitri, le entregó una carpeta.
—Espero que le agrade, señor.
Con una expresión de concentración que remarcaba sus hermosas facciones,
Harry sacó las fotografías de Madrigal Court. La densidad de los bosques
ocultaba la casa isabelina desde todos los ángulos excepto el aire. Hasta ese
momento, sólo había visto la casa en las fotografías de infancia que conservaba su
madre. La increíble definición de las fotografías aéreas dejaba a la vista el gran
deterioro que había sufrido en las últimas décadas.
Sus ojos de color bronce adquirieron la frialdad del metal. El tejado tenía
agujeros y las paredes estaban a punto de desplomarse. Sin embargo, Gladys Stewart
se había negado sistemáticamente a vendérsela a su difunto padre, Aristide. El hecho
de que la anciana estuviera gravemente enferma hacía que Harry tuviera la
certeza de que pronto podría adquirirla.
Madrigal Court había pertenecido a la familia de su madre durante varios
siglos, antes de que las adversidades económicas les obligaran a venderla. Con el
tiempo, la readquisición de Madrigal Court se había convertido en una cuestión de
honor para los Styles. Y el honor familiar era algo que Harry valoraba por
encima de cualquier cosa. Su crueldad era legendaria; era un hombre peligroso al que
era mejor no enfadar.
Pero aunque era uno de los hombres más ricos del mundo, nunca había
olvidado su humilde origen ni lo que había padecido hasta que la fortuna le sonrió,
proporcionándoles a Virginia y a Aristide Styles como padres adoptivos.
Esa deuda era una de las pocas cosas que le hacían perder la calculada frialdad
por la que se regía. En los últimos tiempos, recuperar la casa ancestral de Virginia se
había convertido en una obsesión. Tenía que conseguirla a cualquier precio. Y
pronto.
Una despampanante morena, vestida con una túnica transparente que dejaba
poco lugar a la imaginación, entró pausadamente. Con dedos acariciadores, describió
una provocativa espiral en el dorso de la mano de Harry.
—Vuelve a la cama —susurró, seductora.
Harry se tensó imperceptiblemente.
—Estoy ocupado —masculló.
El personal intercambió una mirada. Ninguna mujer duraba más de un par de
semanas en la vida de Harry. Aquella amante no lo sabía, pero ya formaba parte
del pasado.
—Dmitri —Harry miró a su ayudante—¿quién ha permitido que pusieran
túneles de plástico en el jardín cercado?
Dmitri miró la fotografía con sorpresa.
—¿No es eso parte del terreno de Madrigal Court, señor? Me temo que no tengo
ni idea.
Harry le lanzó una mirada fulminante y pidió que llamara a su equipo de
abogados.
Para ellos, el día se convirtió en una pesadilla. Se amenazó con hacer rodar
algunas cabezas, tuvieron que deshacerse en disculpas. Prometieron solventar el
problema al instante, pero el magnate griego dio la orden de que no hicieran nada
por el momento. El decidiría cuándo debían entrar en acción.
El millonario griego Harry Styles entró en el lujoso salón de su fabuloso
yate donde le esperaba el personal. Eran las siete y media de la mañana. Conscientes
de que su rico y dinámico jefe solía empezar a trabajar a las seis y que raramente
dormía más de cinco horas, todos hacían un esfuerzo por parecer despiertos.
Su asistente más veterano, Dmitri, le entregó una carpeta.
—Espero que le agrade, señor.
Con una expresión de concentración que remarcaba sus hermosas facciones,
Harry sacó las fotografías de Madrigal Court. La densidad de los bosques
ocultaba la casa isabelina desde todos los ángulos excepto el aire. Hasta ese
momento, sólo había visto la casa en las fotografías de infancia que conservaba su
madre. La increíble definición de las fotografías aéreas dejaba a la vista el gran
deterioro que había sufrido en las últimas décadas.
Sus ojos de color bronce adquirieron la frialdad del metal. El tejado tenía
agujeros y las paredes estaban a punto de desplomarse. Sin embargo, Gladys Stewart
se había negado sistemáticamente a vendérsela a su difunto padre, Aristide. El hecho
de que la anciana estuviera gravemente enferma hacía que Harry tuviera la
certeza de que pronto podría adquirirla.
Madrigal Court había pertenecido a la familia de su madre durante varios
siglos, antes de que las adversidades económicas les obligaran a venderla. Con el
tiempo, la readquisición de Madrigal Court se había convertido en una cuestión de
honor para los Styles. Y el honor familiar era algo que Harry valoraba por
encima de cualquier cosa. Su crueldad era legendaria; era un hombre peligroso al que
era mejor no enfadar.
Pero aunque era uno de los hombres más ricos del mundo, nunca había
olvidado su humilde origen ni lo que había padecido hasta que la fortuna le sonrió,
proporcionándoles a Virginia y a Aristide Styles como padres adoptivos.
Esa deuda era una de las pocas cosas que le hacían perder la calculada frialdad
por la que se regía. En los últimos tiempos, recuperar la casa ancestral de Virginia se
había convertido en una obsesión. Tenía que conseguirla a cualquier precio. Y
pronto.
Una despampanante morena, vestida con una túnica transparente que dejaba
poco lugar a la imaginación, entró pausadamente. Con dedos acariciadores, describió
una provocativa espiral en el dorso de la mano de Harry.
—Vuelve a la cama —susurró, seductora.
Harry se tensó imperceptiblemente.
—Estoy ocupado —masculló.
El personal intercambió una mirada. Ninguna mujer duraba más de un par de
semanas en la vida de Harry. Aquella amante no lo sabía, pero ya formaba parte
del pasado.
—Dmitri —Harry miró a su ayudante—¿quién ha permitido que pusieran
túneles de plástico en el jardín cercado?
Dmitri miró la fotografía con sorpresa.
—¿No es eso parte del terreno de Madrigal Court, señor? Me temo que no tengo
ni idea.
Harry le lanzó una mirada fulminante y pidió que llamara a su equipo de
abogados.
Para ellos, el día se convirtió en una pesadilla. Se amenazó con hacer rodar
algunas cabezas, tuvieron que deshacerse en disculpas. Prometieron solventar el
problema al instante, pero el magnate griego dio la orden de que no hicieran nada
por el momento. El decidiría cuándo debían entrar en acción.
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Ahí esta el prologo, espero vuestros comentarios :ilusion:
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
o0o0o holi creo que primera lectora
me encanto el prologo esta genial
espero ya los caps siguela..!!!
me encanto el prologo esta genial
espero ya los caps siguela..!!!
Ale :)
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
*Ale Directioner escribió:o0o0o holi creo que primera lectora
me encanto el prologo esta genial
espero ya los caps siguela..!!!
Holaaa!! Que ilusión mi primera lectora!!
ahora mismo subo el primer cap y espero que te guste!
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Capítulo 1 parte 1
—Los Styles están esperando a que me muera —la mirada de Gladys Stewart
rezumaba odio—. ¡Son unos buitres!
—Pues van a tener que esperar —informó la enfermera a la anciana, tras
tomarle la tensión arterial—. Está usted en plena forma.
—¡No se meta donde no le llaman! —replicó la paciente, iracunda, asiendo las
sábanas con sus finos dedos—. Estoy hablando con mi nieta. ____, ¿dónde estás?
Una joven de ojos azul claro que recogía las sábanas sucias dirigió una mirada
de disculpa a la enfermera y se acercó a la cama. Era menuda, y la ropa suelta que vestía no llegaba a ocultar una figura de formas voluptuosas. Llevaba el cabello rubio, del color del heno, recogido en un despeinado moño que se ceñía con un cordel de jardinería. A pesar de su desaliño, poseía una exquisita belleza.
—Aquí estoy, abuela.
Gladys la observó con los labios apretados con gesto de desaprobación.
—¡Si te cuidaras más, te habrías casado hace años! —dijo con amargura—. Tu
madre era una estúpida, pero al menos sabía sacar provecho de su belleza.
_____, que estaba soltera por elección y que recordaba con horror la obsesión
de su madre con el espejo, se encogió de hombros.
—Para lo que le sirvió…
—¡He jurado hacer pagar a los Styles, y todavía no he dicho la última palabra!
—con la mano que cerró como una garra alrededor de la muñeca de _____, la
obligó a inclinarse hacia delante—. ¡Puede que Harry Styles llame a la puerta!
_____no pareció impresionada por la remota posibilidad de que el mujeriego
millonario fuera en su busca.
—Lo dudo mucho.
—Basta con que poseas esta casa —dijo Gladys al oído de su nieta—, para que tus sueños se hagan realidad.
La fiera convicción de aquel último comentario consiguió despertar la
curiosidad de ______. Su mirada pasó de la indiferencia al interés:
—¿Te refieres a… Molly?
Consciente de que su nieta estaba pendiente de sus palabras, la anciana miró
hacia otro lado con la satisfacción reflejada en su huesudo rostro.
—Puede que sí… Tendrás que averiguarlo. Pero si cumples con tu deber y
juegas bien tus cartas, conseguirás lo que quieres.
—Mi único sueño es encontrar a mi hermana —dijo _____ con solemnidad.
Una risa desdeñosa escapó de la garganta de la anciana.
—¡Siempre has sido una estúpida sentimental!
Una llamada a la puerta anunció la llegada del vicario.
—Aproveche para descansar un rato —dijo la enfermera a _____ en voz baja.
_____recogió las sábanas y sonrió al vicario a modo de saludo. Era un
hombre amable, que visitaba con regularidad a su abuela a pesar del trato descortés que recibía de ella.
—Está perdiendo el tiempo —dijo Gladys con amargura—. No pienso dar
ningún donativo a su iglesia.
A ____le admiraba que su abuela hablara como si siguiera siendo rica,
cuando en realidad estaba ahogada por las deudas. Pero su abuela estaba demasiado obsesionada con el dinero, la posición social y las apariencias como para admitir la
realidad. Y sin embargo. Madrigal Court, la mansión isabelina que Gladys Stewart había persuadido a su marido que comprara estaba en estado de ruina. Tras décadas de desatención, el tejado tenía goteras, había humedades por todas partes y los terrenos adyacentes estaban descuidados. Dejar que la casa se deteriorara hasta aquel punto era parte de la venganza de Gladys hacia la familia Styles.
Desde el ventanal del descansillo, _____ podía ver el paisaje más allá del
jardín de la casa. Prácticamente todo pertenecía a Harry Styles, el armador. Su padre había acumulado una fortuna, pero el hijo era un verdadero rey Midas.
Hacía algo más de treinta años, la única posesión de los Styles consistía en
una pequeña casa de guarda a la entrada de Madrigal Court. Con el tiempo, la
familia se había hecho con todas las granjas de la zona, así como con la mitad de las casas.
Madrigal Court era una pequeña isla independiente en el corazón de las
propiedades de los Styles, y pronto, cuando Gladys muriera, también pasaría a
pertenecer a Harry Styles.
_____ reflexionó con melancolía sobre la imposibilidad de impedirlo. Aun
cuando su abuela le legara parte de la propiedad, lo cual era dudoso, las deudas acumuladas obligarían a venderla. Su única esperanza era que, cuando llegara ese momento, Harry Styles estuviera dispuesto a alquilarle el jardín cercado.
Tras meter las sábanas en la lavadora, se puso las botas de agua y salió. No le
gustaba dormir durante el día y encontraba el trabajo al aire libre mucho más
relajante. En comparación con el resto de los terrenos, que le había resultado
imposible dominar, el jardín cercado era un oasis de orden y belleza. En filas
claramente delimitadas, _____ cultivaba los árboles perennes con los que pretendía hacer un negocio, y aunque ya tenía un considerable grupo de clientes, todavía no podía contratar a nadie.
Después de cavar enérgicamente durante una hora, volvió al interior a
regañadientes, se quitó las botas y entró en la vieja cocina. Una estufa de leña
caldeaba el ambiente.
—Buenas tardes, _____—saludó Haddock.
—Buenas tardes —respondió _____
. —Es la hora del té —le informó Haddock, recorriendo su percha.
____ dio un cacahuete al loro por el que sentía un gran afecto. Haddock
tendría sesenta años.
—Haddock es fantástico, Haddock es fantástico —declaró el animal.
____ le acarició la cabeza y le dio un abrazo. Unos pasos familiares se
aproximaron. Pamela Arnold, una mujer de unos treinta años, con el cabello corto pelirrojo y ojos vivarachos, entró.
—Es evidente que necesitas un hombre en el que volcar tu afecto.
—No, gracias —dijo ____.
Y no mentía. A excepción de su difunto abuelo, los hombres de su vida no
habían sido más que una fuente de problemas. Su padre las había dejado cuando no era más que una niña y había vuelto a casarse, su madre había salido con hombres que la estafaban y la engañaban con otras mujeres. Y su primer amor había contado
una serie de mentiras sobre ella por las que había sido acosada en el colegio.
—¡Oh, no! ¿Vas a darnos de comer otra vez? —protestó al ver a Pamela dejar
una cazuela sobre la mesa de pino—. No puedo consentirlo.
—¿Por qué no? Tú no tienes tiempo —dijo Pamela—. Y a pesar de que no estoy de acuerdo con los sacrificios que estás haciendo, eres mi mejor amiga.
_____ arqueó las cejas en desacuerdo.
—No estoy haciendo ningún sacrificio.
—Claro que sí, y encima, por alguien muy desagradable. Pero prometo no
meterme donde no me llaman.
—Mi abuela ayudó a mi madre económicamente y me dio un hogar cuando lo
necesité. No tenía por qué haber hecho ninguna de las dos cosas —_____ no añadió más porque el carácter áspero de Gladys le había granjeado pocas simpatías.
Se trataba de una mujer fuerte, que había logrado salir de la pobreza y desafiar
a la rígida sociedad británica para casarse con un hombre de una clase superior. Si nunca había sido capaz de poner la otra mejilla, un acontecimiento había acabado por agriarle el carácter y había destrozado a la frágil madre de _____, Cathy.
Aunque habían transcurrido más de treinta años, el eco del dolor y la
humillación padecidos habían dejado una marca indeleble en la vida de _____.
Aquellos que habían sufrido la desgracia eran los mismos a quienes ella amaba y de quienes dependía. El apellido Styles era una velada amenaza que, en contra de su generosa naturaleza, inquietaba e irritaba a _____.
Al tiempo que hacía café, dejó escapar un gran bostezo que fue contestado con
una nana por Haddock. Transportada por un instante al pasado, _____ se tensó.
Tiempo atrás, Haddock le había cantado nanas a su hermana. El recuerdo del rostro luminoso de Molly, con sus negros rizos, entristeció a ____. Aunque sólo tenía ocho años cuando Molly nació, había cuidado de ella porque su madre, Cathy, no había estado en condiciones de hacerlo. Pero habían pasado ya ocho años desde la última vez que _____ la había visto.
—¡Calla, Haddock! —le riñó Pamela, tapándose los oídos.
Ofendido, el loro le dio la espalda.
—Haddock es un loro muy listo —intentó apaciguarlo _____.
—Haddock es un loro muy listo —repitió el animal.
—Los Styles van a proporcionar los fondos para reparar el salón social —dijo
Pamela—. Eso les va a hacer aún más populares.
—¡Los Styles no valen un pimiento! —gritó Haddock—. Nunca entraran en
Madrigal Court.
Pamela dejó escapar un quejido.
—Lo siento, no quería provocarlo. Ahora no habrá quien lo calle.
—¡Sinvergüenza! Seduce a una mujer y deja a otra tirada ¡No se puede confiar
en los Styles!
—No es culpa de Haddock que la gente diga cosas inapropiadas delante de él
—lo defendió _____.
—Lo sé. Yo misma le he enseñado algunas palabrotas nuevas para ponerle al
día.
—¡Styles, cabrón!
—¡Haddock! —exclamó _____.
El pájaro fingió avergonzarse y hundió la cabeza en el pecho.
—¡Esa no se la he enseñado yo! —se defendió Pamela.
Aunque _____ sabía quién lo había hecho, no dijo nada. Su manera de
protegerse del presente era concentrarse en el futuro. Había disfrutado haciendo un curso de horticultura, pero sus responsabilidades en casa le habían impedido llevar una vida independiente. Había cumplido veinticinco años. Las plantas que cultivaba en aquel jardín eran su salvavidas mientras dedicaba también su tiempo a una casa en ruinas y a una anciana enferma. En los últimos tiempos, esas dos tareas habían tenido lugar en un ambiente económico asfixiante. ¡Ojalá el millonario Harry Styles llamara a su puerta! ¡Cómo era posible que su abuela, que jamás había tenido un ápice de sentido del humor, hiciera bromas como ésas!
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Holi.!! la verdad... me encanto
siguela siguela...!!!!!
no la dejes asi siguela siguela..!!
siguela siguela...!!!!!
no la dejes asi siguela siguela..!!
Ale :)
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
*Ale Directioner escribió:Holi.!! la verdad... me encanto
siguela siguela...!!!!!
no la dejes asi siguela siguela..!!
Holii, me alegra un monton que te guste
ahora mismo la sigo!
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Capítulo 1 parte 2
—No me gusta perder el tiempo —dijo Harry Styles a su abogado de
Londres más veterano.
—Por muy extraño que resulte, la señora Stewart te ha incluido como
beneficiario en su testamento. Parece que tu presencia es fundamental para la lectura del testamento, y su abogado ha accedido a que tú pongas la fecha.
Harry dejó escapar el aire con un silbido. Nada de aquello tenía ningún
sentido.
—Puede que se arrepintiera de cómo había tratado a tu familia y quisiera
demostrarlo al morir —comentó el abogado, sin inmutarse por la reacción de su
poderoso cliente—. Los cambios de actitud en el lecho de muerte son más habituales de lo que imaginas.
—No necesito su aprobación para comprar la casa.
Harry nunca había conocido a Gladys Stewart. Sin embargo, su padre la
había descrito en cierta ocasión como una malévola y ambiciosa arpía. Su
animadversión había afectado a sus padres, Aristide y Virginia, a lo largo de los
años, y Harry siempre había atribuido a la naturaleza bondadosa de sus padres
adoptivos que no tomaran medidas drásticas. Después de todo, ¿por qué era tan grave lo ocurrido? Su padre se había limitado a romper su compromiso con la hija de Gladys, Cathy, para casarse con Virginia. Era algo relativamente habitual, a lo que la gente normal se sobreponía.
Cuarenta y ocho horas más tarde, el helicóptero de Harry aterrizaba en
Madrigal Court. Como de costumbre, viajaba acompañado de un reducido grupo de personal y de su última acompañante de cama, Taylor, una alta rubia rusa que ocupaba las portadas de las revistas de moda.
—¡Qué casa tan preciosa! —dijo una secretaria.
La vieja casona de ladrillo claro estaba adornada por unos encantadores
miradores con parteluz y coronada por un tejado con ornadas chimeneas y torreones.
A Harry todo ello le dejaba indiferente. La historia nunca le había interesado
y una casa en ruinas rodeada de jardines desatendidos chocaba con su devoción al orden y la disciplina.
Ver tantos fallos a simple vista le bastó para asumir que el edificio necesitaba
una enorme inversión.
—Está cayéndose —apuntó Taylor con cara de disgusto, sacudiéndose una
mancha de óxido que le había manchado al apoyar la mano en la barandilla del
puente de piedra que cruzaba el foso.
La puerta tachonada de roble, abierta de par en par, daba entrada a un patio de piedra. Con una ojeada crítica, Harry se percató de las descascarilladas paredes, de los paneles profusamente tallados y del desvencijado mobiliario de imitación victoriana. Era un diamante en bruto en ruinas. Y tendría que comprarlo costara lo que costara. Aunque fuera millonario, era un hombre de negocios implacable y la situación que se le planteaba era un reto extremo para un hombre que jamás había antepuesto los sentimientos al pragmatismo.
Morton, el abogado de Gladys Stewart, salió a recibirlo al vestíbulo y, tras
aconsejar que sus acompañantes lo esperaran, lo escoltó hasta un salón al que los muebles, cubiertos con fundas, le daban un aire fantasmal.
—Desgraciadamente, la nieta de la señora Stewart, _____, se ha visto
retrasada, pero no tardará en llegar —dijo Morton a modo de disculpa.
En aquel mismo instante, _____ llegaba traqueteando en su viejo y abollado
Land Rover a la puerta de la casa. Llegaba tarde y estaba furiosa porque al abogado le había dado lo mismo que tuviera una cita previa. El dinero era poder, y era obvio que el millonario griego era una persona mucho más importante que ella.
_____ estaba fuera de sí porque desde el funeral por su abuela, hacía una
semana, había tenido que dedicar cada minuto de su tiempo a cuestiones
administrativas. De hecho, había estado tan ocupada, que había tenido que ofrecer a su mejor cliente una entrega a domicilio después de que acudiera en varias ocasiones al jardín y no la encontrara. Para empeorar las cosas, el abogado no le había anunciaba hasta veinticuatro horas antes que Harry Styles estaría presente en la lectura del testamento.
_____ cruzó la cocina precipitadamente, pensando en la pérdida de tiempo
que suponía haber arrastrado a Harry Styles a Madrigal Court, cuando el hecho
de que su abuela hubiera incluido en su testamento a un miembro de la familia que aborrecía, sólo podía entenderse como un último acto de venganza antes de dejar el mundo.
Tenía claro que Harry Styles se convertiría en el dueño de Madrigal Court.
Incluso había llegado a pensar que era el mejor destino para la propiedad, tan
necesitada de costosas reparaciones. Pero eso no significaba que tuviera el menor deseo de conocerlo, porque no podía olvidar que su padre había destrozado la vida de su madre, y en consecuencia, la de sus hijas.
Aristide era un playboy rico, malcriado y egoísta, que jamás se había parado a
pensar en el daño que había causado.
Y, por lo que se contaba, Harry Styles era mucho peor que su padre,
aunque, gracias a que la sociedad en la que le había tocado vivir era mucho más permisiva, podía actuar con una absoluta impunidad. Iba a ser el primer Styles que cruzara la entrada de Madrigal Court después de treinta años.
Un heterogéneo grupo esperaba en el vestíbulo principal: tres hombres y una
mujer con traje. Había otra mujer, una espectacular rubia con un vestido verde lima, que se deleitaba como una diosa en la admiración que sus largas piernas despertaban en los hombres presentes.
—Buenas tardes —saludó _____ al pasar.
Antes de entrar en el salón, tomó aire. Sentía el pulso en la garganta.
Donald Morton, el abogado de la familia, hizo unas rápidas presentaciones.
—Señor Styles, ésta es _____ Carter.
—Señor Styles… —saludó _____ en tensión. La visión de unos increíbles
ojos de color bronce la dejó paralizada. Aunque había visto a Styles en fotografías, no era consciente de que fuera tan alto. Era un hombre de una hermosura irreal, con una penetrante mirada que dejaba en un segundo plano su cabello negro y sus nítidas facciones. La perfección de sus masculinos labios resultaba acentuada por la incipiente barba en el mentón. Incluso _____, a la que el atractivo masculino solía resultar indiferente, sintió al instante su primitiva sexualidad.
—Señorita Carter.
Harry entornó los ojos al sentirse atrapado por algo indefinible. Ella era
menuda, con una preciosa mata de cabello rubio dorado que se había recogido en lo alto de la cabeza. Sus ojos eran de un azul cristalino, dos zafiros en un hermoso rostro con forma de corazón. Inicialmente, ni siquiera se dio cuenta de que vestía como un vagabundo, porque cuando se quitó la chaqueta y se quedó en vaqueros y camisa, con unas botas embarradas, dejó a la vista un voluptuoso pecho y una cintura estrecha. Al instante, decidió que era sexy, muy sexy, y la inmediata reacción que despertó en él su atractivo sexual lo desconcertó.
Al notar que Harry Styles tenía la mirada fija en su pecho,_____ se
ruborizó.
—¿Qué está mirando? —preguntó con gesto airado.
Era la primera vez en toda su vida que una mujer reaccionaba con hostilidad al
ver que despertaba interés en Harry, y a éste le hizo gracia que se tratara de una mujer tan pequeña que habría podido levantarla con una mano. Para comprobar si su insolencia era genuina, decidió provocarla.
—Puede que sean las botas… —musitó.
La deliberada sensualidad con la que se expresó hizo que _____ sintiera un
escalofrío. Miró fijamente a aquellos ojos bronce que causaban en ella un efecto sísmico. Tenía la boca seca y notaba el corazón latirle como un pájaro enjaulado.
—Me gustan las botas —ronroneó Harry cuando el abogado, desconcertado,
los miró alternativamente—. Aunque las prefiero con tacón, no de goma y
embarradas.
Aquella combinación de desdén e insinuación indignó a _____, que no supo
cómo reaccionar. Desviando la mirada de Styles, se dejó caer con gesto adusto en una butaca.
—Empecemos —dijo Harry al abogado.
_____ se dio cuenta de que albergaba la esperanza de que el testamento
incluyera algo que humillara a aquel impertinente. Ni siquiera comprendía por qué permitía que su actitud la afectara. Nunca le había importado su apariencia. Y menos después de los sufrimientos que había acarreado la obsesión de su madre con el espejo.
—En primer lugar, he de aclarar algunos puntos —dijo Donald Morton—. El
testamento se redactó hace cuatro meses, cuando la señora Stewart supo que estaba en estado terminal. Para evitar cualquier impugnación, se sometió a una evaluación psicológica que dio como resultado que estaba en plena posesión de sus facultades mentales.
____ se fue tensando al darse cuenta de que el testamento debía ser peculiar.
Cruzó los dedos para no sentirse avergonzada, aunque le costaba imaginar una
circunstancia que le obligara a disculparse con Styles por algo relacionado con su familia.
—Dono Madrigal Court y su contenido a partes iguales a mi nieta, _____
Carter, y a Harry Styles, siempre que contraigan matrimonio…
—¿Casarnos? —interrumpió Harry Styles, atónito.
_____ se asió a los brazos de la butaca con fuerza.
—¡Es completamente absurdo! —dijo, abriendo los ojos desorbitadamente.
—Me temo que los términos del testamento son excepcionales. Se hizo un
esfuerzo por disuadir a la señora Stewart, pero fue imposible convencerla. Si se
produce el matrimonio, deberá cumplir ciertas condiciones: ha de durar al menos un año, y durante ese periodo, ambos deben residir en la propiedad.
_____ no daba crédito. ¡Casarse con un Styles cuando eso representaba la
máxima humillación para ella!
Mientras el mundo seguía a su alrededor, Gladys Stewart había permanecido
varada en su propia amargura. Era evidente que el testamento era el último acto de su abuela para vengarse de Aristide Styles por haber abandonado a su hija, Cathy, en el altar.
La gran boda de la que Gladys había estado tan orgullosa se había convertido
en un instrumento de tortura para la familia. Cuando estaba a punto de alcanzar su gran ambición, casar a su hija con un hombre rico y con una elevada posición social, el plan le había estallado en las manos. El novio se había marchado con Virginia Waveney, de familia aristocrática venida a menos, que entonces vivía en la casa del guarda de Madrigal Court.
Desafortunadamente, demasiada gente sentía animadversión por Gladys como
para compadecerse de ella, y su rencor había crecido hasta adquirir proporciones desmesuradas.
—Es evidente que una boda no es posible —dijo Harry con desdén.
_____ se sintió ofendida y, alzando la barbilla, exclamó:
—Ni aunque me arrastraran al altar. ¡Es un Styles!
El abogado la miró con desaprobación.
—Le ruego que domine los gestos melodramáticos hasta que concluya la lectura —dijo Harry, sarcástico.
_____ no supo cómo fue capaz de contener el impulso de abofetearlo.
—No me gusta su tono de voz —dijo, mirándolo con ojos llameantes.
—Soy un Styles y me enorgullezco de ello —los ojos bronce se clavaron en los
de ella, retadores—. Guarde silencio y permita continuar a los adultos.
_____ se irguió como un resorte. La insolencia de Styles la sacó de sus
casillas.
—¿Cómo se atreve a hablarme de esa manera?
A Harry le divirtió la facilidad con la que mordía el cebo.
—_____… Señor Styles… por favor, permítanme concluir —suplicó Donald
Morton.
—No me gusta perder el tiempo —dijo Harry Styles a su abogado de
Londres más veterano.
—Por muy extraño que resulte, la señora Stewart te ha incluido como
beneficiario en su testamento. Parece que tu presencia es fundamental para la lectura del testamento, y su abogado ha accedido a que tú pongas la fecha.
Harry dejó escapar el aire con un silbido. Nada de aquello tenía ningún
sentido.
—Puede que se arrepintiera de cómo había tratado a tu familia y quisiera
demostrarlo al morir —comentó el abogado, sin inmutarse por la reacción de su
poderoso cliente—. Los cambios de actitud en el lecho de muerte son más habituales de lo que imaginas.
—No necesito su aprobación para comprar la casa.
Harry nunca había conocido a Gladys Stewart. Sin embargo, su padre la
había descrito en cierta ocasión como una malévola y ambiciosa arpía. Su
animadversión había afectado a sus padres, Aristide y Virginia, a lo largo de los
años, y Harry siempre había atribuido a la naturaleza bondadosa de sus padres
adoptivos que no tomaran medidas drásticas. Después de todo, ¿por qué era tan grave lo ocurrido? Su padre se había limitado a romper su compromiso con la hija de Gladys, Cathy, para casarse con Virginia. Era algo relativamente habitual, a lo que la gente normal se sobreponía.
Cuarenta y ocho horas más tarde, el helicóptero de Harry aterrizaba en
Madrigal Court. Como de costumbre, viajaba acompañado de un reducido grupo de personal y de su última acompañante de cama, Taylor, una alta rubia rusa que ocupaba las portadas de las revistas de moda.
—¡Qué casa tan preciosa! —dijo una secretaria.
La vieja casona de ladrillo claro estaba adornada por unos encantadores
miradores con parteluz y coronada por un tejado con ornadas chimeneas y torreones.
A Harry todo ello le dejaba indiferente. La historia nunca le había interesado
y una casa en ruinas rodeada de jardines desatendidos chocaba con su devoción al orden y la disciplina.
Ver tantos fallos a simple vista le bastó para asumir que el edificio necesitaba
una enorme inversión.
—Está cayéndose —apuntó Taylor con cara de disgusto, sacudiéndose una
mancha de óxido que le había manchado al apoyar la mano en la barandilla del
puente de piedra que cruzaba el foso.
La puerta tachonada de roble, abierta de par en par, daba entrada a un patio de piedra. Con una ojeada crítica, Harry se percató de las descascarilladas paredes, de los paneles profusamente tallados y del desvencijado mobiliario de imitación victoriana. Era un diamante en bruto en ruinas. Y tendría que comprarlo costara lo que costara. Aunque fuera millonario, era un hombre de negocios implacable y la situación que se le planteaba era un reto extremo para un hombre que jamás había antepuesto los sentimientos al pragmatismo.
Morton, el abogado de Gladys Stewart, salió a recibirlo al vestíbulo y, tras
aconsejar que sus acompañantes lo esperaran, lo escoltó hasta un salón al que los muebles, cubiertos con fundas, le daban un aire fantasmal.
—Desgraciadamente, la nieta de la señora Stewart, _____, se ha visto
retrasada, pero no tardará en llegar —dijo Morton a modo de disculpa.
En aquel mismo instante, _____ llegaba traqueteando en su viejo y abollado
Land Rover a la puerta de la casa. Llegaba tarde y estaba furiosa porque al abogado le había dado lo mismo que tuviera una cita previa. El dinero era poder, y era obvio que el millonario griego era una persona mucho más importante que ella.
_____ estaba fuera de sí porque desde el funeral por su abuela, hacía una
semana, había tenido que dedicar cada minuto de su tiempo a cuestiones
administrativas. De hecho, había estado tan ocupada, que había tenido que ofrecer a su mejor cliente una entrega a domicilio después de que acudiera en varias ocasiones al jardín y no la encontrara. Para empeorar las cosas, el abogado no le había anunciaba hasta veinticuatro horas antes que Harry Styles estaría presente en la lectura del testamento.
_____ cruzó la cocina precipitadamente, pensando en la pérdida de tiempo
que suponía haber arrastrado a Harry Styles a Madrigal Court, cuando el hecho
de que su abuela hubiera incluido en su testamento a un miembro de la familia que aborrecía, sólo podía entenderse como un último acto de venganza antes de dejar el mundo.
Tenía claro que Harry Styles se convertiría en el dueño de Madrigal Court.
Incluso había llegado a pensar que era el mejor destino para la propiedad, tan
necesitada de costosas reparaciones. Pero eso no significaba que tuviera el menor deseo de conocerlo, porque no podía olvidar que su padre había destrozado la vida de su madre, y en consecuencia, la de sus hijas.
Aristide era un playboy rico, malcriado y egoísta, que jamás se había parado a
pensar en el daño que había causado.
Y, por lo que se contaba, Harry Styles era mucho peor que su padre,
aunque, gracias a que la sociedad en la que le había tocado vivir era mucho más permisiva, podía actuar con una absoluta impunidad. Iba a ser el primer Styles que cruzara la entrada de Madrigal Court después de treinta años.
Un heterogéneo grupo esperaba en el vestíbulo principal: tres hombres y una
mujer con traje. Había otra mujer, una espectacular rubia con un vestido verde lima, que se deleitaba como una diosa en la admiración que sus largas piernas despertaban en los hombres presentes.
—Buenas tardes —saludó _____ al pasar.
Antes de entrar en el salón, tomó aire. Sentía el pulso en la garganta.
Donald Morton, el abogado de la familia, hizo unas rápidas presentaciones.
—Señor Styles, ésta es _____ Carter.
—Señor Styles… —saludó _____ en tensión. La visión de unos increíbles
ojos de color bronce la dejó paralizada. Aunque había visto a Styles en fotografías, no era consciente de que fuera tan alto. Era un hombre de una hermosura irreal, con una penetrante mirada que dejaba en un segundo plano su cabello negro y sus nítidas facciones. La perfección de sus masculinos labios resultaba acentuada por la incipiente barba en el mentón. Incluso _____, a la que el atractivo masculino solía resultar indiferente, sintió al instante su primitiva sexualidad.
—Señorita Carter.
Harry entornó los ojos al sentirse atrapado por algo indefinible. Ella era
menuda, con una preciosa mata de cabello rubio dorado que se había recogido en lo alto de la cabeza. Sus ojos eran de un azul cristalino, dos zafiros en un hermoso rostro con forma de corazón. Inicialmente, ni siquiera se dio cuenta de que vestía como un vagabundo, porque cuando se quitó la chaqueta y se quedó en vaqueros y camisa, con unas botas embarradas, dejó a la vista un voluptuoso pecho y una cintura estrecha. Al instante, decidió que era sexy, muy sexy, y la inmediata reacción que despertó en él su atractivo sexual lo desconcertó.
Al notar que Harry Styles tenía la mirada fija en su pecho,_____ se
ruborizó.
—¿Qué está mirando? —preguntó con gesto airado.
Era la primera vez en toda su vida que una mujer reaccionaba con hostilidad al
ver que despertaba interés en Harry, y a éste le hizo gracia que se tratara de una mujer tan pequeña que habría podido levantarla con una mano. Para comprobar si su insolencia era genuina, decidió provocarla.
—Puede que sean las botas… —musitó.
La deliberada sensualidad con la que se expresó hizo que _____ sintiera un
escalofrío. Miró fijamente a aquellos ojos bronce que causaban en ella un efecto sísmico. Tenía la boca seca y notaba el corazón latirle como un pájaro enjaulado.
—Me gustan las botas —ronroneó Harry cuando el abogado, desconcertado,
los miró alternativamente—. Aunque las prefiero con tacón, no de goma y
embarradas.
Aquella combinación de desdén e insinuación indignó a _____, que no supo
cómo reaccionar. Desviando la mirada de Styles, se dejó caer con gesto adusto en una butaca.
—Empecemos —dijo Harry al abogado.
_____ se dio cuenta de que albergaba la esperanza de que el testamento
incluyera algo que humillara a aquel impertinente. Ni siquiera comprendía por qué permitía que su actitud la afectara. Nunca le había importado su apariencia. Y menos después de los sufrimientos que había acarreado la obsesión de su madre con el espejo.
—En primer lugar, he de aclarar algunos puntos —dijo Donald Morton—. El
testamento se redactó hace cuatro meses, cuando la señora Stewart supo que estaba en estado terminal. Para evitar cualquier impugnación, se sometió a una evaluación psicológica que dio como resultado que estaba en plena posesión de sus facultades mentales.
____ se fue tensando al darse cuenta de que el testamento debía ser peculiar.
Cruzó los dedos para no sentirse avergonzada, aunque le costaba imaginar una
circunstancia que le obligara a disculparse con Styles por algo relacionado con su familia.
—Dono Madrigal Court y su contenido a partes iguales a mi nieta, _____
Carter, y a Harry Styles, siempre que contraigan matrimonio…
—¿Casarnos? —interrumpió Harry Styles, atónito.
_____ se asió a los brazos de la butaca con fuerza.
—¡Es completamente absurdo! —dijo, abriendo los ojos desorbitadamente.
—Me temo que los términos del testamento son excepcionales. Se hizo un
esfuerzo por disuadir a la señora Stewart, pero fue imposible convencerla. Si se
produce el matrimonio, deberá cumplir ciertas condiciones: ha de durar al menos un año, y durante ese periodo, ambos deben residir en la propiedad.
_____ no daba crédito. ¡Casarse con un Styles cuando eso representaba la
máxima humillación para ella!
Mientras el mundo seguía a su alrededor, Gladys Stewart había permanecido
varada en su propia amargura. Era evidente que el testamento era el último acto de su abuela para vengarse de Aristide Styles por haber abandonado a su hija, Cathy, en el altar.
La gran boda de la que Gladys había estado tan orgullosa se había convertido
en un instrumento de tortura para la familia. Cuando estaba a punto de alcanzar su gran ambición, casar a su hija con un hombre rico y con una elevada posición social, el plan le había estallado en las manos. El novio se había marchado con Virginia Waveney, de familia aristocrática venida a menos, que entonces vivía en la casa del guarda de Madrigal Court.
Desafortunadamente, demasiada gente sentía animadversión por Gladys como
para compadecerse de ella, y su rencor había crecido hasta adquirir proporciones desmesuradas.
—Es evidente que una boda no es posible —dijo Harry con desdén.
_____ se sintió ofendida y, alzando la barbilla, exclamó:
—Ni aunque me arrastraran al altar. ¡Es un Styles!
El abogado la miró con desaprobación.
—Le ruego que domine los gestos melodramáticos hasta que concluya la lectura —dijo Harry, sarcástico.
_____ no supo cómo fue capaz de contener el impulso de abofetearlo.
—No me gusta su tono de voz —dijo, mirándolo con ojos llameantes.
—Soy un Styles y me enorgullezco de ello —los ojos bronce se clavaron en los
de ella, retadores—. Guarde silencio y permita continuar a los adultos.
_____ se irguió como un resorte. La insolencia de Styles la sacó de sus
casillas.
—¿Cómo se atreve a hablarme de esa manera?
A Harry le divirtió la facilidad con la que mordía el cebo.
—_____… Señor Styles… por favor, permítanme concluir —suplicó Donald
Morton.
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Aclaro:
-no tengo naada en contra de Taylor.
-y por favor los fantasmas podrian comentar que no muerdo :)
-no tengo naada en contra de Taylor.
-y por favor los fantasmas podrian comentar que no muerdo :)
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Hola nueva y fiel lectora.
Me ha encantado, es estupenda, jaja maldita sea la abuela hasta muerta le toca las narices a los Styles, aun q no estuvo buen abandonar a la mama de ___ en plana boda, pero bueno que se la a hacer.
Siguela pronto
Besos y abrazos
Me ha encantado, es estupenda, jaja maldita sea la abuela hasta muerta le toca las narices a los Styles, aun q no estuvo buen abandonar a la mama de ___ en plana boda, pero bueno que se la a hacer.
Siguela pronto
Besos y abrazos
Invitado
Invitado
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Heyy new reader presentandose siguelaaa M-E-N-C-A-N-T-A siguela o morire lentamente.... besos :*
mcamila_99
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
HOLA!!!!
Bienvenidas mis dos nuevas lectoras, es genial que os encante.
en cuanto termine de adaptar el pedacito que me queda subo un nuevo cap.
Bienvenidas mis dos nuevas lectoras, es genial que os encante.
en cuanto termine de adaptar el pedacito que me queda subo un nuevo cap.
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Capítulo 2 parte 1
Con las mejillas encendidas y temblando como no lo había hecho nunca,
____ guardó silencio.
—Si el matrimonio no se produce. Madrigal Court pasará a manos del primo
tercero de _____, Cedric Gilbert —concluyó Donald Morton.
—¡Pero si mi abuela lo odiaba! —saltó _____.
Cedric era un constructor enriquecido con la especulación. Cuando Gladys
había sabido que hacía averiguaciones sobre Madrigal Court con la intención de
obtener permisos para su desarrollo urbanístico, había montado en cólera.
—Debo añadir que, aunque el señor Gilbert heredara la propiedad —continuó
el abogado—, no podría venderla ni construir en ella hasta pasados cinco años.
El rostro de Harry se endureció.
—¿Y si no aceptara las condiciones?
—La propiedad sería entregada al gobierno.
La señora Stewart eliminó cualquier posible vacío legal.
Harry estaba furioso. Le costaba creer que una anciana fuera la primera
persona capaz de acorralarlo. Se preguntó si Gladys conocería su situación y habría redactado el testamento sabiendo la presión que su pasado ejercía sobre él. Sin embargo, ésa era una posibilidad remota, pues se trataba de información
confidencial.
Cuando el abogado pasó a enumerar las deudas en las que había incurrido la
propiedad, _____ palideció. Había pasado más de una noche en vela
preguntándose cómo podría pagarlas, y hablar de ellas ante Harry Styles le
resultaba humillante.
—¿No hay ninguna información para mí? —preguntó, vacilante y abatida al
comprobar que su hermana Molly no era mencionada.
El abogado la miró por encima de las gafas.
—Hay una carta que deberá ser entregada tras la boda.
Puesto que la boda estaba descartada, _____ sintió una espantosa desilusión.
Por otro lado, nada le aseguraba que la carta incluyera información que pudiera
ayudarla a encontrar a su hermana. Si el testamento ponía algo de manifiesto, era que el deseo de venganza de Gladys Stewart estaba muy por encima de los lazos
familiares. ¿Cómo había sido capaz de incluir una exigencia tan inconcebible como que dos desconocidos se casaran para heredar una casa? Como si Harry Styles fuera a estar tan desesperado por conseguir Madrigal Court como para doblegarse…
Fue él quien dio por concluida la reunión.
—Les agradeceré que me notifiquen su decisión en el plazo de una semana —
dijo Morton casi como pidiendo disculpas.
Harry se puso en pie con elegancia.
—¿____? Quiero que me enseñes la casa.
_____ se tensó. ¿Cómo era capaz de exigir nada después de cómo la había
tratado? Porque se trataba de una exigencia y no de una petición ¿Era tan arrogante que no conocía el significado de la palabra «educación»?
Verlo de esa manera atemperó su irritación.
—Lo siento, pero no es posible —dijo, cortante, sin molestarse en mirarlo a la
cara, pero viendo la expresión de desmayo del abogado.
Harry Styles despertaba en ella una profunda animadversión que no tenía
por qué disimular. Además, vivían en mundos diferentes y probablemente no
volverían a coincidir.
—Yo nunca pido favores. Si me muestras la propiedad, pagaré las facturas del
agua —dijo Harry con una inquietante calma.
_____ no podía creer que fuera capaz de hacerle una oferta tan humillante,
como si su tiempo y su aguante pudieran ser compradas con su repugnante dinero.
Por otro lado, se trataba de una oferta tentadora y hasta podía ser considerada como una victoria parcial: hacerle pagar era como multarlo por su mal comportamiento.
—¿Todas las facturas? —preguntó _____ con dignidad, ignorando la voz
interior que le decía que un error no se corregía con otro.
—_____, no creo que… —Donald Morton, que recogía los documentos, estaba
horrorizado con el cariz que estaba tomando la conversación.
—____ y yo nos entendemos perfectamente —interrumpió Harry—.
Todas las facturas.
—Quiero ver el dinero… en metálico —dijo ______.
Los ojos de Harry brillaron con sorna.
—Y yo la factura.
—Ahora mismo —dijo _____ con una envenenada dulzura, como si los deseos de Harry se hubieran convertido en órdenes que estuviera encantada de cumplir.
Satisfecho de que _____ fuera a obedecer por el precio adecuado, Harry fue al vestíbulo y llamó a sus abogados. Mientras esperaba a que contestaran, pensó
en Gladys Stewart y en cómo el rencor le había hecho preferir morir arruinada antes
que vender.
Aun estaba al teléfono cuando Taylor se le acercó y se abrazó a él. Harry se
enfadó automáticamente, pues le gustaba que respetaran su espacio tanto en la cama como fuera de ella, pero fue capaz de disimular porque había recuperado la calma que le caracterizaba. Jamás se dejaba superar por las emociones. A los pocos segundos de enfrentarse a un reto, empezaba a maquinar cómo superarlo. En su vocabulario no existía la palabra «derrota» y sabía bien que el éxito tenía un coste. En definitiva, empezaba a tener claro que tendría que casarse con _____ Carter por más absurdo que pudiera parecer. No podía permitirse una espera de cinco años, e impugnar el testamento no conduciría a nada, excepto a más retrasos.
En cuanto a _____, estaba ahogada por las deudas y era tan avariciosa como
todas las mujeres que conocía, con la ventaja de que era capaz de expresarlo
abiertamente. Seguro que se casaría con él. La cuestión era si conocía de antemano el contenido del testamento, si habría conspirado con su abuela. No le costaría averiguarlo. Entretanto, también descubriría cómo era en la cama, y si su energía y fiero carácter se transformaban en pasión. Pasar algunos fines de semana en el campo, algo que siempre le había resultado terriblemente aburrido, podía adquirir un nuevo significado si incluían un componente sexual.
_____ bajó las escaleras que conducían al sótano de dos en dos. Cedric iba a
heredar Madrigal Court, y su abuela debía saber que ese iba a ser el resultado de su malévolo testamento. Claro que Gladys siempre había preferido a los hombres frente a las mujeres, y no perdía oportunidad de lamentarse por no tener descendencia masculina.
_____ encontró a Pamela esperándola en la cocina.
—¿Y? —preguntó, nerviosa—. ¿Es Harry tan atractivo en persona como en las fotografías?
—Harry es tan atractivo como una serpiente de cascabel —dijo _____, evitando mencionar el apellido que pondría a Haddock en acción.
---Ha...rry.. —dijo el loro, que adoraba aprender nuevas palabras.
_____ rebuscó en el cajón de un viejo aparador.
—¿Qué estás buscando? —preguntó Pamela, desconcertada—. ¿Qué ha pasado
con el testamento?
—Ahora no tengo tiempo de explicártelo. He accedido a enseñar la casa a
Harry.
—¿Por qué?
—A cambio de que pague el agua —al ver que su amiga la miraba boquiabierta,
_____ se encogió de hombros—. Es un chulo y se ha ofrecido a pagar para humillarme y subrayar el hecho de que él es rico y yo pobre. Estaba tan furiosa que
he accedido. ¿Por qué no?
Pamela estaba tan atónita que no supo qué decir.
Al llegar al vestíbulo, a _____ le desagradó ver a la espectacular novia de Harry abrazada a él con una sensualidad que le resultó incómoda. Posaba las manos en su pecho y basculaba las caderas hacia su ingle en una pose obscena. Por un instante le resultó imposible apartar la mirada porque nunca había visto una mujer tan dispuesta a devorar a un hombre.
Harry, indiferente a la modelo rusa, recorrió a _____ con la mirada. Sus ojos eran como dos focos azul claro iluminados sobre su perfecta piel. Su cabello estaba despeinado y su ropa era absurda, pero nada de ello impedía que resultara una belleza. Ni siquiera la ropa de trabajo ocultaba la redondez de sus firmes senos o
la femenina curva de sus caderas. Que tuviera aquel aire fresco después de trabajar en el que pronto sería su jardín le resultaba particularmente excitante.
La tensión que cargaba el aire desconcertó a _____. Notó la mirada del magnate griego desnudándola, y la reacción que sintió en su interior la desarmó.
Ruborizada, desvió la mirada hacia su rubia acompañante, y vio que ella la
observaba con aire asesino.
Harry la apartó a un lado.
—Taylor, vete a dar una vuelta. Quiero hablar con la señorita Carter en
privado.
_____ tomó aire y lo soltó lentamente. Estaba descubriendo que, a pesar de
odiar a Harry Styles, estar con él le resultaba excitante.
—¿Es ésa la factura? —Harry señaló el papel arrugado que apretaba—. No
necesito verla. Sólo bromeaba.
Le dio un fajo de billetes. Por un instante, _____ los miró como si no supiera por qué se los daba. Palideció y estuvo a punto de perder su aplomo pues, una vez apaciguada, supo que no debía aceptar aquel dinero. Sin embargo, también sabía que cualquier intento que hiciera de devolverlo le haría resultar ridícula. Avergonzada, guardó los billetes en el bolsillo al tiempo que Harry hacia un gesto con la mano indicando que quería empezar el recorrido.
Durante un tiempo, _____ había organizados visitas guiadas a la casa para
conseguir algún ingreso, pero el progresivo deterioro y la carencia de medidas de
seguridad le había llevado a cancelarlas.
Con una tensión que le hacía caminar con rigidez, se detuvo al pie de la
escalera:
—Las tallas de la barandilla son…
—Ahórrate los comentarios turísticos —interrumpió Harry Styles—.
Quiero ver lo mejor de la casa.
A _____ le pareció vergonzoso que expresara tan abiertamente su total desinterés. Le lanzó una mirada de desaprobación de la que se arrepintió en cuanto sus ojos se encontraron con el firme mentón de Harry para, como si tuviera voluntad propia, ascender hasta encontrarse con sus sensuales labios, sus tallados pómulos y la negra densidad de sus pestañas. El enfado fue sustituido por un hormigueo en el estómago y por la piel de gallina. Los ojos de bronce de Harry se clavaron en ella con una intensidad que le oprimió la garganta hasta casi ahogarla.
Retirando la mirada bruscamente, _____ subió las escaleras con la adrenalina
bombeándole la sangre.
—Esta es la gran galería.
Harry contempló la polvorienta sala rectangular que en el pasado había constituido una de las joyas de la casa. Las cortinas estaban rasgadas; los retratos de familia y el mobiliario habían sido vendidos hacía tiempo. Ese era un detalle sin importancia para Harry, que tenía un equipo trabajando desde hacia años en la
localización y compra de todos esos objetos. Estudió el ornamentado techo y el viejo suelo de madera, ambos manchados por la humedad.
—Cuidado con dónde pisas. El piso puede ceder —le avisó _____.
—Parece que el testamento te ha sorprendido —dijo Harry con tono
indiferente.
—¿Y a quién no? Me temo que mi abuela era muy particular y le encantaban los
secretos —_____ no tenía el menor interés en hablar del testamento con él. Todavía no entendía qué hacía allí.
Evitó mirarlo. Le desconcertaba y le avergonzaba a un mismo tiempo sentirse
tan atraída por un hombre cuya amante le esperaba en el piso inferior. Pero no era su cerebro, sino su cuerpo, el que reaccionaba ante su presencia, y contra eso no podía hacer nada.
—Como sabes, hace tiempo que deseo poseer esta casa —comentó Harry.
_____ abrió la puerta del final de la galería.
—Eres rico. Estoy seguro de que Cedric te la venderá en cuanto pueda.
El rostro de Harry se endureció.
—No puedo esperar cinco años.
—Me temo que no tienes otra opción —_____ pensó que no le sentaría mal tener que espera a cumplir sus deseos. Además, tendría que convencer a su ambicioso primo para que renunciara a sus planes de desarrollo urbanístico.
—Claro que tenemos otra opción —dijo Harry, en el preciso momento en el que pisaba una madera podrida. Dejando escapar un juramento en griego, liberó su
pie y dio un paso atrás.
—Ya te lo he advertido —dijo _____—. Hay un montón de agujeros en el
suelo del piso de arriba, pero había conseguido mantener este suelo intacto.
Al recibir una crítica en lugar de una disculpa, Harry no supo si enfadarse o
reír.
—¡Podría haberme hecho daño!
—Dudo que seas tan frágil, pero el techo que hay bajo este suelo es de un valor
incalculable —dijo _____, airada.
Le mostró una selección de dormitorios revestidos de paneles de madera y las
estropeadas habitaciones del piso bajo. Cuando _____ se ofreció a enseñarle los
terrenos, prefirió volver al salón.
—Tenemos que hablar del testamento —Harry tenía un único objetivo, conseguir que _____ aceptara las condiciones del testamento y volver a Londres lo
antes posible—. Quiero esta casa, y aunque no me guste ser chantajeado, estoy
dispuesto a casarme para conseguirla.
_____ lo miró boquiabierta. No había imaginado ni por un instante que un
hombre del poder y la riqueza de Harry Styles estuviera dispuesto a casarse con
una desconocida para hacerse con una casa. Después de todo, sólo necesitaba una espera de cinco años para poder comprarla.
—¡No puedes hablar en serio!
—Por supuesto que sí —dio Harry, cortante.
_____ sacudió la cabeza. El movimiento hizo que su cabello se soltara y
cayera sobre sus hombros en cascada. Continuó hablando mientras se peinaba con los dedos.
—No tiene ningún sentido.
Harry observó con sensual intensidad su denso cabello de oro.
—Para mí sí lo tiene —se limitó a decir.
_____ fue hasta una ventana y se volvió lentamente. Nada de lo que había hecho Styles hasta el momento le parecía lógico.
—Podrías hablar con Cedric, o ver qué opinan los abogados. ¿Siendo rico, no
hay maneras de arreglar algo así? ¿Por qué tienes tanta prisa? Sé que esta casa
perteneció durante siglos a la familia de tu madre, pero no parece interesarte la
historia. ¿Tanto te importa el vínculo familiar?
Harry enarcó una de sus cejas con gesto despectivo.
—Tengo mis razones, y son privadas.
_____ lo miró con indignación.
—Sí, pero acabas de proponer que nos casemos como si no significara nada…
—En realidad, no significaría nada. Sólo necesitamos celebrar una discreta
ceremonia civil —interrumpió Harry—. Es la forma más sencilla de poder
hacerme con Madrigal Court. El edificio está en muy mal estado. Necesita ser
restaurado cuanto antes.
Con las mejillas encendidas y temblando como no lo había hecho nunca,
____ guardó silencio.
—Si el matrimonio no se produce. Madrigal Court pasará a manos del primo
tercero de _____, Cedric Gilbert —concluyó Donald Morton.
—¡Pero si mi abuela lo odiaba! —saltó _____.
Cedric era un constructor enriquecido con la especulación. Cuando Gladys
había sabido que hacía averiguaciones sobre Madrigal Court con la intención de
obtener permisos para su desarrollo urbanístico, había montado en cólera.
—Debo añadir que, aunque el señor Gilbert heredara la propiedad —continuó
el abogado—, no podría venderla ni construir en ella hasta pasados cinco años.
El rostro de Harry se endureció.
—¿Y si no aceptara las condiciones?
—La propiedad sería entregada al gobierno.
La señora Stewart eliminó cualquier posible vacío legal.
Harry estaba furioso. Le costaba creer que una anciana fuera la primera
persona capaz de acorralarlo. Se preguntó si Gladys conocería su situación y habría redactado el testamento sabiendo la presión que su pasado ejercía sobre él. Sin embargo, ésa era una posibilidad remota, pues se trataba de información
confidencial.
Cuando el abogado pasó a enumerar las deudas en las que había incurrido la
propiedad, _____ palideció. Había pasado más de una noche en vela
preguntándose cómo podría pagarlas, y hablar de ellas ante Harry Styles le
resultaba humillante.
—¿No hay ninguna información para mí? —preguntó, vacilante y abatida al
comprobar que su hermana Molly no era mencionada.
El abogado la miró por encima de las gafas.
—Hay una carta que deberá ser entregada tras la boda.
Puesto que la boda estaba descartada, _____ sintió una espantosa desilusión.
Por otro lado, nada le aseguraba que la carta incluyera información que pudiera
ayudarla a encontrar a su hermana. Si el testamento ponía algo de manifiesto, era que el deseo de venganza de Gladys Stewart estaba muy por encima de los lazos
familiares. ¿Cómo había sido capaz de incluir una exigencia tan inconcebible como que dos desconocidos se casaran para heredar una casa? Como si Harry Styles fuera a estar tan desesperado por conseguir Madrigal Court como para doblegarse…
Fue él quien dio por concluida la reunión.
—Les agradeceré que me notifiquen su decisión en el plazo de una semana —
dijo Morton casi como pidiendo disculpas.
Harry se puso en pie con elegancia.
—¿____? Quiero que me enseñes la casa.
_____ se tensó. ¿Cómo era capaz de exigir nada después de cómo la había
tratado? Porque se trataba de una exigencia y no de una petición ¿Era tan arrogante que no conocía el significado de la palabra «educación»?
Verlo de esa manera atemperó su irritación.
—Lo siento, pero no es posible —dijo, cortante, sin molestarse en mirarlo a la
cara, pero viendo la expresión de desmayo del abogado.
Harry Styles despertaba en ella una profunda animadversión que no tenía
por qué disimular. Además, vivían en mundos diferentes y probablemente no
volverían a coincidir.
—Yo nunca pido favores. Si me muestras la propiedad, pagaré las facturas del
agua —dijo Harry con una inquietante calma.
_____ no podía creer que fuera capaz de hacerle una oferta tan humillante,
como si su tiempo y su aguante pudieran ser compradas con su repugnante dinero.
Por otro lado, se trataba de una oferta tentadora y hasta podía ser considerada como una victoria parcial: hacerle pagar era como multarlo por su mal comportamiento.
—¿Todas las facturas? —preguntó _____ con dignidad, ignorando la voz
interior que le decía que un error no se corregía con otro.
—_____, no creo que… —Donald Morton, que recogía los documentos, estaba
horrorizado con el cariz que estaba tomando la conversación.
—____ y yo nos entendemos perfectamente —interrumpió Harry—.
Todas las facturas.
—Quiero ver el dinero… en metálico —dijo ______.
Los ojos de Harry brillaron con sorna.
—Y yo la factura.
—Ahora mismo —dijo _____ con una envenenada dulzura, como si los deseos de Harry se hubieran convertido en órdenes que estuviera encantada de cumplir.
Satisfecho de que _____ fuera a obedecer por el precio adecuado, Harry fue al vestíbulo y llamó a sus abogados. Mientras esperaba a que contestaran, pensó
en Gladys Stewart y en cómo el rencor le había hecho preferir morir arruinada antes
que vender.
Aun estaba al teléfono cuando Taylor se le acercó y se abrazó a él. Harry se
enfadó automáticamente, pues le gustaba que respetaran su espacio tanto en la cama como fuera de ella, pero fue capaz de disimular porque había recuperado la calma que le caracterizaba. Jamás se dejaba superar por las emociones. A los pocos segundos de enfrentarse a un reto, empezaba a maquinar cómo superarlo. En su vocabulario no existía la palabra «derrota» y sabía bien que el éxito tenía un coste. En definitiva, empezaba a tener claro que tendría que casarse con _____ Carter por más absurdo que pudiera parecer. No podía permitirse una espera de cinco años, e impugnar el testamento no conduciría a nada, excepto a más retrasos.
En cuanto a _____, estaba ahogada por las deudas y era tan avariciosa como
todas las mujeres que conocía, con la ventaja de que era capaz de expresarlo
abiertamente. Seguro que se casaría con él. La cuestión era si conocía de antemano el contenido del testamento, si habría conspirado con su abuela. No le costaría averiguarlo. Entretanto, también descubriría cómo era en la cama, y si su energía y fiero carácter se transformaban en pasión. Pasar algunos fines de semana en el campo, algo que siempre le había resultado terriblemente aburrido, podía adquirir un nuevo significado si incluían un componente sexual.
_____ bajó las escaleras que conducían al sótano de dos en dos. Cedric iba a
heredar Madrigal Court, y su abuela debía saber que ese iba a ser el resultado de su malévolo testamento. Claro que Gladys siempre había preferido a los hombres frente a las mujeres, y no perdía oportunidad de lamentarse por no tener descendencia masculina.
_____ encontró a Pamela esperándola en la cocina.
—¿Y? —preguntó, nerviosa—. ¿Es Harry tan atractivo en persona como en las fotografías?
—Harry es tan atractivo como una serpiente de cascabel —dijo _____, evitando mencionar el apellido que pondría a Haddock en acción.
---Ha...rry.. —dijo el loro, que adoraba aprender nuevas palabras.
_____ rebuscó en el cajón de un viejo aparador.
—¿Qué estás buscando? —preguntó Pamela, desconcertada—. ¿Qué ha pasado
con el testamento?
—Ahora no tengo tiempo de explicártelo. He accedido a enseñar la casa a
Harry.
—¿Por qué?
—A cambio de que pague el agua —al ver que su amiga la miraba boquiabierta,
_____ se encogió de hombros—. Es un chulo y se ha ofrecido a pagar para humillarme y subrayar el hecho de que él es rico y yo pobre. Estaba tan furiosa que
he accedido. ¿Por qué no?
Pamela estaba tan atónita que no supo qué decir.
Al llegar al vestíbulo, a _____ le desagradó ver a la espectacular novia de Harry abrazada a él con una sensualidad que le resultó incómoda. Posaba las manos en su pecho y basculaba las caderas hacia su ingle en una pose obscena. Por un instante le resultó imposible apartar la mirada porque nunca había visto una mujer tan dispuesta a devorar a un hombre.
Harry, indiferente a la modelo rusa, recorrió a _____ con la mirada. Sus ojos eran como dos focos azul claro iluminados sobre su perfecta piel. Su cabello estaba despeinado y su ropa era absurda, pero nada de ello impedía que resultara una belleza. Ni siquiera la ropa de trabajo ocultaba la redondez de sus firmes senos o
la femenina curva de sus caderas. Que tuviera aquel aire fresco después de trabajar en el que pronto sería su jardín le resultaba particularmente excitante.
La tensión que cargaba el aire desconcertó a _____. Notó la mirada del magnate griego desnudándola, y la reacción que sintió en su interior la desarmó.
Ruborizada, desvió la mirada hacia su rubia acompañante, y vio que ella la
observaba con aire asesino.
Harry la apartó a un lado.
—Taylor, vete a dar una vuelta. Quiero hablar con la señorita Carter en
privado.
_____ tomó aire y lo soltó lentamente. Estaba descubriendo que, a pesar de
odiar a Harry Styles, estar con él le resultaba excitante.
—¿Es ésa la factura? —Harry señaló el papel arrugado que apretaba—. No
necesito verla. Sólo bromeaba.
Le dio un fajo de billetes. Por un instante, _____ los miró como si no supiera por qué se los daba. Palideció y estuvo a punto de perder su aplomo pues, una vez apaciguada, supo que no debía aceptar aquel dinero. Sin embargo, también sabía que cualquier intento que hiciera de devolverlo le haría resultar ridícula. Avergonzada, guardó los billetes en el bolsillo al tiempo que Harry hacia un gesto con la mano indicando que quería empezar el recorrido.
Durante un tiempo, _____ había organizados visitas guiadas a la casa para
conseguir algún ingreso, pero el progresivo deterioro y la carencia de medidas de
seguridad le había llevado a cancelarlas.
Con una tensión que le hacía caminar con rigidez, se detuvo al pie de la
escalera:
—Las tallas de la barandilla son…
—Ahórrate los comentarios turísticos —interrumpió Harry Styles—.
Quiero ver lo mejor de la casa.
A _____ le pareció vergonzoso que expresara tan abiertamente su total desinterés. Le lanzó una mirada de desaprobación de la que se arrepintió en cuanto sus ojos se encontraron con el firme mentón de Harry para, como si tuviera voluntad propia, ascender hasta encontrarse con sus sensuales labios, sus tallados pómulos y la negra densidad de sus pestañas. El enfado fue sustituido por un hormigueo en el estómago y por la piel de gallina. Los ojos de bronce de Harry se clavaron en ella con una intensidad que le oprimió la garganta hasta casi ahogarla.
Retirando la mirada bruscamente, _____ subió las escaleras con la adrenalina
bombeándole la sangre.
—Esta es la gran galería.
Harry contempló la polvorienta sala rectangular que en el pasado había constituido una de las joyas de la casa. Las cortinas estaban rasgadas; los retratos de familia y el mobiliario habían sido vendidos hacía tiempo. Ese era un detalle sin importancia para Harry, que tenía un equipo trabajando desde hacia años en la
localización y compra de todos esos objetos. Estudió el ornamentado techo y el viejo suelo de madera, ambos manchados por la humedad.
—Cuidado con dónde pisas. El piso puede ceder —le avisó _____.
—Parece que el testamento te ha sorprendido —dijo Harry con tono
indiferente.
—¿Y a quién no? Me temo que mi abuela era muy particular y le encantaban los
secretos —_____ no tenía el menor interés en hablar del testamento con él. Todavía no entendía qué hacía allí.
Evitó mirarlo. Le desconcertaba y le avergonzaba a un mismo tiempo sentirse
tan atraída por un hombre cuya amante le esperaba en el piso inferior. Pero no era su cerebro, sino su cuerpo, el que reaccionaba ante su presencia, y contra eso no podía hacer nada.
—Como sabes, hace tiempo que deseo poseer esta casa —comentó Harry.
_____ abrió la puerta del final de la galería.
—Eres rico. Estoy seguro de que Cedric te la venderá en cuanto pueda.
El rostro de Harry se endureció.
—No puedo esperar cinco años.
—Me temo que no tienes otra opción —_____ pensó que no le sentaría mal tener que espera a cumplir sus deseos. Además, tendría que convencer a su ambicioso primo para que renunciara a sus planes de desarrollo urbanístico.
—Claro que tenemos otra opción —dijo Harry, en el preciso momento en el que pisaba una madera podrida. Dejando escapar un juramento en griego, liberó su
pie y dio un paso atrás.
—Ya te lo he advertido —dijo _____—. Hay un montón de agujeros en el
suelo del piso de arriba, pero había conseguido mantener este suelo intacto.
Al recibir una crítica en lugar de una disculpa, Harry no supo si enfadarse o
reír.
—¡Podría haberme hecho daño!
—Dudo que seas tan frágil, pero el techo que hay bajo este suelo es de un valor
incalculable —dijo _____, airada.
Le mostró una selección de dormitorios revestidos de paneles de madera y las
estropeadas habitaciones del piso bajo. Cuando _____ se ofreció a enseñarle los
terrenos, prefirió volver al salón.
—Tenemos que hablar del testamento —Harry tenía un único objetivo, conseguir que _____ aceptara las condiciones del testamento y volver a Londres lo
antes posible—. Quiero esta casa, y aunque no me guste ser chantajeado, estoy
dispuesto a casarme para conseguirla.
_____ lo miró boquiabierta. No había imaginado ni por un instante que un
hombre del poder y la riqueza de Harry Styles estuviera dispuesto a casarse con
una desconocida para hacerse con una casa. Después de todo, sólo necesitaba una espera de cinco años para poder comprarla.
—¡No puedes hablar en serio!
—Por supuesto que sí —dio Harry, cortante.
_____ sacudió la cabeza. El movimiento hizo que su cabello se soltara y
cayera sobre sus hombros en cascada. Continuó hablando mientras se peinaba con los dedos.
—No tiene ningún sentido.
Harry observó con sensual intensidad su denso cabello de oro.
—Para mí sí lo tiene —se limitó a decir.
_____ fue hasta una ventana y se volvió lentamente. Nada de lo que había hecho Styles hasta el momento le parecía lógico.
—Podrías hablar con Cedric, o ver qué opinan los abogados. ¿Siendo rico, no
hay maneras de arreglar algo así? ¿Por qué tienes tanta prisa? Sé que esta casa
perteneció durante siglos a la familia de tu madre, pero no parece interesarte la
historia. ¿Tanto te importa el vínculo familiar?
Harry enarcó una de sus cejas con gesto despectivo.
—Tengo mis razones, y son privadas.
_____ lo miró con indignación.
—Sí, pero acabas de proponer que nos casemos como si no significara nada…
—En realidad, no significaría nada. Sólo necesitamos celebrar una discreta
ceremonia civil —interrumpió Harry—. Es la forma más sencilla de poder
hacerme con Madrigal Court. El edificio está en muy mal estado. Necesita ser
restaurado cuanto antes.
beccasvn
Re: Esposa Indomable (Harry Styles y tú) Adaptación Hot TERMINADA
Pobre ____ tuvo que soportar a la tarada de su abuela vengativa y ahora llega el estupido de Harry a tocar las narices.
Me encanta siguela pronto besos y abrazos
Me encanta siguela pronto besos y abrazos
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