Bajo la misma estrella || Novela Colectiva ||

Las promesas siempre fueron hechas para romperse, quebrarse y crear desilusiones, como aquella vez que mama prometió volver de la India para mi cumpleaños, papa también lo hizo después que tomara sus maletas y pasara sus vacaciones en Hawái con otra de sus conquistas. Ninguno se presentó aquel día, dejándome con un sabor amargo en la garganta y una torta que le regale a una de las empleadas. Por ello y mucho más, nunca rompí una promesa o hice alguna que sabía que no podría llegar a hacer.
Más lecciones de la vida, a veces pareciera que no son suficientes.
A pesar del frio, me quede en aquella vieja iglesia con la calefacción averiada, mirando la figura de Jesucristo tallada en madera. Sin despegar la vista de él, apoye mis rodillas sobre el apoya pie; mis manos se juntaron y se reposaban sobre el banco de madera tallada. Solo pude rezar, rogar y pedir que Zayn estuviera bien, que la operación le salvara la vida y saliera de aquella prueba que le ponía la vida. También llore, estaba asustada por pensar que él moriría, que una parte de mí ya no estaría en este mundo y todo se volviera más difícil para olvidarlo. Prefería mil veces que me engañara, que me tomara por idiota y me hiciera sufrir como todo el tiempo en que estuvimos juntos, solo quería que siguiera con vida, que aún sonría con ese gesto tan hermoso y característico de él.
Pedía a Dios que sobreviviera por más obstáculos que se le presente. Pedía que siguiera teniendo esa alma tan llena de vida como solía tenerla, alegrando a muchas personas que lo amaban tanto como yo. Pero sobre todo pedía que, si sobrevivía, encontrara a alguien que lo amara tanto como para llenar aquel vació que la perdida lo había acompañado por tanto tiempo, un vació que no pude llenarlo.
Rece y seguí rezando mientras mis sollozos no podían dar crédito a mis palabras, desesperadas por el milagro y la esperanza.

Tricia estaba muy nerviosa, intentaba controlar sus nervios mientras se comía las uñas y colocaba la vista hacia el suelo con una mirada perdida. Me acerque hacia mi suegra, teniendo los mismos miedos que ella y apoye mis manos sobre sus hombros, dándole un ligero masaje en ellos; acaricio su mano en una de las mías, de alguna manera agradeciéndome. El único que no parecía preocupado por todo era Zayn, quien estaba jugando a un tonto juego en su celular y soltaba alguna que otra risita. Estúpido, a veces quería matarlo con mis manos por tomarse las cosas con tan poca seriedad.
Hace dos semanas atrás, nuestra universidad tuvo con otra en un partido amistoso de básquet, Zayn era el capitán y un gran basquetbolista, pero casi al final del juego se desmayó. Y no solo fue una vez, fueron varias en estas últimas semanas, sumándole a los mareos continuos, la palidez extraña que solía tener, las manchas que aparecían en su piel, las pocas veces que tocaba la comida o la manera en que le sangraba la nariz de la nada; inmediatamente, Tricia y yo habíamos tomado cartas en el asunto cuando nos dimos cuenta de estos síntomas, temiendo lo peor por él.
- Holly, hay una fiesta hoy – me dijo mientras levantaba el celular en alto – Es de Jessica Brandon, ¿vamos?
- Zayn, no creo que sea momento de asistir a fiestas – replique, molesta por su actitud tan despreocupada – Además, Jessica no me cae para nada bien y sabes por qué.
Eso logro callarlo y que dejara de sonreír como estúpido; bien sabía que no le convenía hablarme de esa perra, aun mas cuando me había engañado tantas veces con ella. Puede que le haya perdonado todas las cagadas que se mandaba, pero eso no significara que no odiara a esas estúpidas que caían en su jueguito.
- Zayn Malik – escuche al doctor decir en voz alta. Con prisa, Tricia y yo levantamos a Zayn, quien refunfuño pero ambas lo ignoramos. Nos acercamos al doctor – Por favor, pasen a mi oficina. Tengo los resultados listos.
Nerviosas, pasamos hacia la oficina arrastrando a mi novio junto a nosotras. Estaba tan inquieta, asustada y con ansiedad, sentía como me carcomía el alma poco a poco al solo imaginarme que Zayn podría estar enfermo, que podría existir la mínima posibilidad que… no, no debía pensar así. Él iba a estar bien y confiaba en ello.
- El paciente fue diagnosticado con… - el doctor abría los resultados, pero Tricia se los arrebato de las manos, lo saco y lo leyó – leucemia.
Los sollozos de la mujer se hicieron presentes, el doctor se mostraba apenado y trataba de consolarla, diciéndole que había tratamientos que podía seguir y salvarse; Zayn trataba de animar a su madre, más preocupado por ella que por él mismo, lo que era un lindo gesto. Sin embargo, no emití ninguna palabra o sonido alguno, ni siquiera los ojos se me aguaron o sentí algún quiebre por dentro. Me limite a hablar con el doctor luego de pedirle a Zayn que se llevara a su madre hacia afuera, tomando nota sobre los medicamentos que mi novio debía tomar y la próxima sesión el siguiente viernes.
En el estado de Zayn y el de Tricia, fui yo quien manejo hacia la mansión de los Malik mientras ellos iban en el asiento trasero abrazados, o más bien Tricia abrazaba a su hijo como si no quisiera despegarse más de él. Debía ser duro para ella, era su único hijo varón y siempre había sido su preferido, él único que no la había abandonado y se había quedado a su lado por más problemas que hubiera entre los dos. En cambio a mi suegra, yo no sabía cómo sentirme en esos momentos, ni siquiera podía pensar con claridad. Sabía que la leucemia podía ser algo mortal si no era bien tratado y, muchas veces las personas no podían escapar del destino que se les era asignado. ¿Y si Zayn era uno de ellos? Pero por supuesto que no, él era fuerte y no iba a dejarse vencer así porque sí.
Al llegar a la casa, ambos bajamos a la pobre de Tricia, convertida en un mar de lágrimas mientras balbuceaba palabras con dolor y poco entendibles para los dos. Por suerte, estaba Yasir, el padre de Zayn, quien nos ayudó a darle una pastilla de dormir a su mujer y acostándola a dormir.
- Bien, ¿me van a decir que pasa? – pregunto, frunció el ceño y señalo los papeles que tenía en mi mano, tales que había agarrado antes de salir del auto - ¿Qué es eso, cariño?
No emití palabra alguna, otra vez. Le pase las hojas, él las leyó y note como unas cuantas lagrimas querían salir de sus mejillas, pero sin más, le dio una palmada a Zayn y le dijo que luego hablaría; subió las escaleras, seguramente a acompañar a su mujer en el dolor, sabiendo que había muchas posibilidades que Zayn no saliera con vida de esta.
Acompañe a mi novio hasta su cuarto, queriéndome asegurar que se acostaría a descansar; no quería interferir en la reunión familiar que los tres tendrían cuando Tricia despertara, a pesar de tener una gran confianza con todo ellos, no me creía tener el derecho de intervenir más de lo que ya lo había hecho; además, debía ir a buscar la tarea de Zayn y la mía, ya que ambos habíamos faltado y no quería que ninguno se atrasara.
Se recostó en su cama, soltando un suspiro y sonriendo en grande, seguramente había estado tan cansado y había fingido para que su madre no se preocupara. Si, Zayn era egoísta muchísimas veces, pero no lo era con su madre.
- Ya tengo que irme, Zayn – me senté en el borde de la cama, acerque mi mano y tome la suya, sintiendo el dulce contacto con su piel.
- ¿Ya? – pregunto, soltó otro suspiro – Luego podemos decirle a Jeremy o a alguien que la traiga hasta aquí, ¿Por qué no te acuestas a mi lado y nos hacemos cariñitos?
Solté una pequeña carcajada mientras mis mejillas tomaban un ligero color rosa. Su sonrisa se ensancho, se acercó y beso mis labios, atrapando mi cabeza entre sus manos y profundizando más el beso. Aun así, sabía muy bien cuáles eran sus intenciones para ese beso, y yo no pensaba a acostarme con él y menos cuando Tricia estaba desecha en su habitación.
- No, Zayn – lo empuje ligeramente hacia atrás.
- Pero, ¿Por qué? Eres mi novia, es lógico que hagamos cositas – intento volver a besarme, pero volví a pararlo.
- Zayn, hoy te han dado la noticia que tienes leucemia. No sé si hacer el amor…
- ¿Y me lo vas a recordar toda la vida? Oh bueno, seguramente el tiempo que me queda – soltó mi cabeza entre sus manos y se acostó, dándome la espalda – Ya lárgate, Holly. No te necesito aquí.
- Por favor, Zayn, no es para que te enojes…
- Te dije que te vayas. – insistió, demostrando lo irritado que estaba.
Decidí que no debía seguir la discusión; si él deseaba que me fuera, eso debería hacer o podría provocarle algo. Si había algo que menos quería, era hacerle daño a Zayn.
Mi celular sonó de repente, quite mi vista de la tarea y conteste de inmediato, sin fijarme quien era la persona que había decidido llamarme. Desde que había llegado a mi casa, me la pase copiando mi propia tarea y la de Zayn, tratando de imitar – exitosamente – su letra.
- Holly, cariño – saludo Tricia, note preocupación y un deje de desesperación en su voz.
- Hola, Tricia – conteste, un tanto extrañada por su llamada. Me fije la hora, dándome a comprender que eran las nueve de la noche – ¿Sucedió algo?
- Es Zayn – al instante al decir el nombre del moreno, su voz se quebró y mi corazón se estrujo con angustia – No sé a dónde esta, pensé que estaría contigo y volvería pero no contesta el celular y…
- Tranquila, creo que es donde esta e iré a buscarlo – le asegure, rezando porque no se echara a llorar o se desesperara.
Después que la convenciera que iría sola, tome mi saco negro y largo dispuesto a ir a esa absurda fiesta que Jessica estaba haciendo. Sabía que allí no me encontraría con nada bueno, quizás vería alguna escena comprometedora de mi novio con alguien más; nunca lo había visto con alguna chica que no fuera yo, pero los rumores corren con rapidez en la universidad y Zayn jamás hizo algo para desmentirlos, incluso encontraba mensajes de otras mujeres en su celular, lo llamaban cuando estaba conmigo y él me dejaba de lado solo por hablar con ellas; llego un momento en que pensé que cortar sería la mejor opción, pero eso sería perder a la única persona que había dado un abrazo al necesitarlo y me había acompañado en varias ocasiones. Supongo que soy débil.
Después de haber caminado unas cuantas cuadras, llegue hasta la casa de Jessica, donde desprendía el sonido a todo volumen de la música electro mientras que en el patio había alguno que otro adolescente borracho. Entre sin anunciarme o pedir permiso, era una fiesta y todos entraban y salían a su antojo, además estaba segura que me iba a negar la entrada; siempre había sido una pequeña gusano envidiosa.
Recorrí casi toda la casa, buscando con desesperación a Zayn y pidiéndole al cielo que no haya tomado el medicamento y este tomando también alcohol, sino sería fatal para él. Sin embargo, comencé a darme cuenta de las miradas de lastima y otras burlonas sobre mí, como si…
Mi desesperación se subió más de golpe, mis miedos se agudizaron más y ya sentía golpear las lágrimas en mis ojos, ansiosas por salir de una buena vez. Nuevamente, llegue a la sala de estar, esperando a que esta vez pudiera encontrar a mi novio, pero jamás quise encontrarlo en aquella posición: Jessica estaba arriba de él, desabrochando su camisa mientras él la besaba y le tocaba los pechos, justo delante de toda la universidad. Me quede estática donde estaba, observando aun en shock como comenzaban a toquetearse y sin darse cuenta de mi presencia.
Antes que pudiera reaccionar los ojos de Zayn se posaron en los míos, corrió a Jessica de arriba suyo, dejándola a un lado un tanto brusco; intento acercarse a mí, abrochándose los botones que estaban desabrochados. Di media vuelta, caminando hacia afuera e ignorando los murmullos a mi paso; sin darle importancia, seguí andando con los brazos cruzados, la vista hacia abajo y mordiéndome el labio inferior, diciéndome a mí misma que no podía llorar justo delante de él, mostrándome tan débil que daba asco.
Quizás fueron cuatro cuadras en la que solo camine y el venía detrás mío, podía escuchar sus pasos cerca, sus murmullos en vanos para llamarme la atención, pero yo solo reproducía la escena en mi mente una y otra vez, sintiendo la presión tan fuerte por dentro, doliéndome tanto que incluso gritaría de dolor en cualquier momento. Aun así, me mantuve fuerte y neutra en cuando llegamos a su casa.
Me di media vuelta, quedado justo delante de él. Evite mirar demasiado sus ojos, eran perfectos para que fingieran arrepentimiento y tristeza por su error, caería más rápido si lo miraba.
- Holly, yo… lo siento mucho…
- No debiste salir cuando estas mal, Zayn – lo reprendí, tratando de hacer cambiar el tema. Más dolor, por favor, no – Tu madre me llamo muy preocupada y tu estas de fiesta ¿Acaso eres tan inconsciente como para no saber que no debes ingerir alcohol cuando estas medicándote? Y mira, ya te fuiste a comprar cigarrillos cuando te dejaron bien en claro que no debías. Ya, dámelos.
Sin chistar, Zayn los saco con rapidez del bolsillo de la chaqueta, dejándolo en mi mano.
- Cariño, yo…
- Cierra tu boca – lo apunte con el dedo, mordiéndome la lengua para no insultarlo – Eres un maldito irresponsable, más te vale que la próxima vez no te vayas de fiesta ¿me entendiste? Ahora entra a tu casa, un día de estos vas a matar a tu madre de la angustia.
- Pero es tarde, ¿no vas a pasar? – inquiero mientras tocaba el timbre, dijo su nombre y los guardias le abrieron la reja de inmediato.
- Son apenas las diez, tampoco que vivo tan lejos – replique, colocando mis ojos en blanco.
- Vives a veinticinco cuadras de aquí, Holly, no puedo dejarte ir así sin más…
- Zayn – lo interrumpí, cruzándome de brazos y mirándolo directamente a los ojos – Tú me dejaste ir muchísimas veces y, sin embargo no te veía tan preocupado por ello. Te veré mañana, traeré tu tarea. Adiós.
No escuche respuesta alguna, seguí caminando y a cada paso que daba mis lágrimas se escurrían de mis ojos y mojaban mis mejillas; no me importo llorar como estúpida porque me haya engañado de nuevo, pero si era más doloroso haberlo visto, y sobre todo sabiendo que en cualquier momento podía perderlo definitivamente, y no por a causa de una mujer.
Zayn se estaba muriendo poco a poco y a mí me costaba igual o aún más que él aceptarlo.