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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Nombre: Prom & Prejuice
Autor: Fervar
Adaptación: Si, un poco
Género: Romance
Advertencias: No, por el momento ninguna
Otras Páginas: Nope :D
Después de las vacaciones de invierno, las chicas de la prestigiosa Academia Longbourn se obsesionan con el baile de graduación. _____ Bennet, que estudia en Longbourn por una beca, no está interesada en vestidos de diseñador y zapatos caros, pero su mejor amiga, Jane, podría estarlo; especialmente ahora que Harry Styles ha regresado de un semestre en Londres.
____ está feliz por el incipiente romance de su amiga, pero menos que impresionada por el amigo de Harry, Louis Tomlinson, que es presumido y pretencioso. A Tomlinson tampoco parece gustarle ______, pero ella asume que es porque su familia no tiene dinero. Claramente, Louis Tomlinson es un idiota pomposo. ¿Entonces por qué _____ se encuentra a sí misma atraída hacia él de todos modos?
¿Acaso el orgullo de _____ y el prejuicio de Louis los mantendrá separados? ¿O acaso son una pareja para el baile en formación?
______________________
Bueno, para empezar soy Fer(: pero todos me dicen Fervar. Tengo 14 (morra:3) soy de Tacolandia:D (México) y am... No sé que más xD soy nueva en esto, tenganme paciencia:33
Oigan, no quiero lectoras fantasma ¿Si?
Gracias por leer <3
Autor: Fervar
Adaptación: Si, un poco
Género: Romance
Advertencias: No, por el momento ninguna
Otras Páginas: Nope :D
SINOPSIS :(L):
Después de las vacaciones de invierno, las chicas de la prestigiosa Academia Longbourn se obsesionan con el baile de graduación. _____ Bennet, que estudia en Longbourn por una beca, no está interesada en vestidos de diseñador y zapatos caros, pero su mejor amiga, Jane, podría estarlo; especialmente ahora que Harry Styles ha regresado de un semestre en Londres.
____ está feliz por el incipiente romance de su amiga, pero menos que impresionada por el amigo de Harry, Louis Tomlinson, que es presumido y pretencioso. A Tomlinson tampoco parece gustarle ______, pero ella asume que es porque su familia no tiene dinero. Claramente, Louis Tomlinson es un idiota pomposo. ¿Entonces por qué _____ se encuentra a sí misma atraída hacia él de todos modos?
¿Acaso el orgullo de _____ y el prejuicio de Louis los mantendrá separados? ¿O acaso son una pareja para el baile en formación?
______________________
Bueno, para empezar soy Fer(: pero todos me dicen Fervar. Tengo 14 (morra:3) soy de Tacolandia:D (México) y am... No sé que más xD soy nueva en esto, tenganme paciencia:33
Oigan, no quiero lectoras fantasma ¿Si?
Gracias por leer <3
FerVarDirectioner
Re: Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Hola!!! Soy tu primera y setsi lectora!!!! Awwwww *___* me encantó el prólogo, además, soy una loca fanática de orgullo y prejuicio!!! ñamñamñam, quiero que empiece!!!!!
P.D: Si necesitas chicas...ME OFREZCO VOLUNTARIA, VOLUNTARIA COMO TRIBUTO (? Okno :D
P.D: Si necesitas chicas...ME OFREZCO VOLUNTARIA, VOLUNTARIA COMO TRIBUTO (? Okno :D
Invitado
Invitado
Re: Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Segunda lectora!
Me gusto la sinopsis, tienes que seguirla!!
Necesitas chicas???
Me gusto la sinopsis, tienes que seguirla!!
Necesitas chicas???
Sabrina Isabella
Capitulo I
Es una verdad universalmente conocida que una chica soltera de los altos estándares en la Academia Longbourn debe ser candidata a cita para la graduación.
Mientras esto mismo puede ser dicho en incontables escuelas en todo el país, la graduación en Longbourn no es sólo un rito de paso; es considerado por muchos ―al menos aquellos que les interesa― como El Evento Social para los futuros miembros de la alta sociedad.
Las chicas de Longbourn no van a los centros comerciales a buscar sus vestidos. No, se jactan de la alta costura de diseñadores cuyos nombres adornan la
marcación rápida.
Basta con mirar el brillo de seis páginas dedicado a la difusión de más de un siglo de historia de baile en el folleto de reclutamiento de Longbourn. O la cobertura anual en la sección de New York Times sección Sunday Style... o Vanity Fair... o Vogue. Los periodistas y fotógrafos de moda acuden a la escuela de Connecticut al alcance de la moda, el exceso, el glamour de todo. Es semana de la moda para el conjunto de la clase alta.
La tradición comenzó en 1895, el primer año en que Longbourn abrió sus puertas. Fue creada originalmente como una escuela para señoritas, los fundadores se dieron cuenta que necesitaban tener un evento para anunciar a sus estudiantes en el mundo de la élite. Y mientras que las niñas hoy en día
realmente no necesitan ser formalmente “bienvenidas en la sociedad”, nadie quiere renunciar a la excusa del fin de semana para vestirse y eclipsar a los otros. Durante la noche del viernes se realiza la recepción, donde las parejas ―que consisten en niñas de Longbourn y, en su mayor parte, chicos de la Academia vecina de Pemberley― se presentan. El sábado por la noche es el evento principal y domingo por la tarde se realiza un almuerzo donde los periodistas entrevistan a los estudiantes acerca de la noche anterior.
Los estudiantes se determinan en el baile desde el día que los aceptan. No
asistir, o no tener una cita adecuada, sería un escándalo del que una chica nunca sería capaz de recuperarse.
Imagínense el caos que se desató hace unos años, cuando una estudiante de beca no sólo se enganchó con uno de los más buscados en Pemberley, sino que también apareció con un vestido de Macy’s ―¡el horror!― y llamó la atención de un periodista del New York Times, que terminó colocándola a ella, y su historia, en la portada de la Sección Estilo.
Hasta ese momento, la mayoría de los estudiantes toleraban a los dos becados en cada clase. Pero esto era demasiado.
Al año siguiente, comenzaron las novatadas. La mayoría de los becados no podían durar más de dos años. El programa sólo continuó debido a que el consejo de administración se mostró inflexible sobre la diversificación de los estudiantes ―y por la diversificación, se refería a aquellos estudiantes cuyos
padres no ganan bonos millonarios al año―. Además, los becados, a menudo llamados “casos de caridad”, ayudaban a impulsar el expediente académico y el programa de música.
Dadas las oportunidades, la sabia-educación, los estudiantes becados
aguantaban el comportamiento. Después de todo, este tipo de experiencias no podrían haber ocurrido en su casa. Así que había un precio a pagar por los mejores profesores, recursos, y las conexiones. Ese precio ―condescendencia, burlas, bromas― envejecía rápidamente. Sin embargo, no es fácil. Sólo le tomó a la niña nueva becada en la categoría junior, dos días antes de echarse a llorar. Afortunadamente, estaba sola en su
habitación y nadie la vio. Pero sucedió. Yo lo sé. Debido a que era mi habitación, y mis lágrimas. Yo era un estudiante becada. Un caso de caridad. Uno de ellos.
Había un blanco gigante en mi espalda.
Y tenía que hacer todo lo posible para evitar ser golpeada.
Mientras esto mismo puede ser dicho en incontables escuelas en todo el país, la graduación en Longbourn no es sólo un rito de paso; es considerado por muchos ―al menos aquellos que les interesa― como El Evento Social para los futuros miembros de la alta sociedad.
Las chicas de Longbourn no van a los centros comerciales a buscar sus vestidos. No, se jactan de la alta costura de diseñadores cuyos nombres adornan la
marcación rápida.
Basta con mirar el brillo de seis páginas dedicado a la difusión de más de un siglo de historia de baile en el folleto de reclutamiento de Longbourn. O la cobertura anual en la sección de New York Times sección Sunday Style... o Vanity Fair... o Vogue. Los periodistas y fotógrafos de moda acuden a la escuela de Connecticut al alcance de la moda, el exceso, el glamour de todo. Es semana de la moda para el conjunto de la clase alta.
La tradición comenzó en 1895, el primer año en que Longbourn abrió sus puertas. Fue creada originalmente como una escuela para señoritas, los fundadores se dieron cuenta que necesitaban tener un evento para anunciar a sus estudiantes en el mundo de la élite. Y mientras que las niñas hoy en día
realmente no necesitan ser formalmente “bienvenidas en la sociedad”, nadie quiere renunciar a la excusa del fin de semana para vestirse y eclipsar a los otros. Durante la noche del viernes se realiza la recepción, donde las parejas ―que consisten en niñas de Longbourn y, en su mayor parte, chicos de la Academia vecina de Pemberley― se presentan. El sábado por la noche es el evento principal y domingo por la tarde se realiza un almuerzo donde los periodistas entrevistan a los estudiantes acerca de la noche anterior.
Los estudiantes se determinan en el baile desde el día que los aceptan. No
asistir, o no tener una cita adecuada, sería un escándalo del que una chica nunca sería capaz de recuperarse.
Imagínense el caos que se desató hace unos años, cuando una estudiante de beca no sólo se enganchó con uno de los más buscados en Pemberley, sino que también apareció con un vestido de Macy’s ―¡el horror!― y llamó la atención de un periodista del New York Times, que terminó colocándola a ella, y su historia, en la portada de la Sección Estilo.
Hasta ese momento, la mayoría de los estudiantes toleraban a los dos becados en cada clase. Pero esto era demasiado.
Al año siguiente, comenzaron las novatadas. La mayoría de los becados no podían durar más de dos años. El programa sólo continuó debido a que el consejo de administración se mostró inflexible sobre la diversificación de los estudiantes ―y por la diversificación, se refería a aquellos estudiantes cuyos
padres no ganan bonos millonarios al año―. Además, los becados, a menudo llamados “casos de caridad”, ayudaban a impulsar el expediente académico y el programa de música.
Dadas las oportunidades, la sabia-educación, los estudiantes becados
aguantaban el comportamiento. Después de todo, este tipo de experiencias no podrían haber ocurrido en su casa. Así que había un precio a pagar por los mejores profesores, recursos, y las conexiones. Ese precio ―condescendencia, burlas, bromas― envejecía rápidamente. Sin embargo, no es fácil. Sólo le tomó a la niña nueva becada en la categoría junior, dos días antes de echarse a llorar. Afortunadamente, estaba sola en su
habitación y nadie la vio. Pero sucedió. Yo lo sé. Debido a que era mi habitación, y mis lágrimas. Yo era un estudiante becada. Un caso de caridad. Uno de ellos.
Había un blanco gigante en mi espalda.
Y tenía que hacer todo lo posible para evitar ser golpeada.
FerVarDirectioner
Re: Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Hooooola
Nueva reader
Necesitas chica para Harry?
Besos
Siguela
Nueva reader
Necesitas chica para Harry?
Besos
Siguela
Bianch
Capitulo II
El dolor de estómago siempre empezaba una vez que el tren salía de Grand Central Station en Manhattan. Cuando por primera vez hice el viaje, tenía mariposas en el estómago, pero ahora lo sabía mejor. Ahora las mariposas se habían convertido en víboras.
Una parte de mi estaba impresionada de que había sido capaz de sobrevivir a mi primer semestre en Longbourn. Sabía que tendría dificultades entrando como junior, pero nada pudo haberme preparado para el frío, y mojado saludo que me habían dado varías chicas de mi piso. Ellas pensaron que un ―hola― apropiado era tirarme un batido de leche en la cara de camino a orientación.
Aún podía sentir la fría conmoción del granizado de fresa golpeando mi cara. Terminé llegando tarde a orientación y cuando la directora me preguntó por mi excusa, le dije que me había perdido. Podía oír las risas por lo bajo a través de la habitación y me pregunté cuántas personas habían estado en la novatada.
La mayoría de las otras cosas que me hicieron eran más sutiles: reemplazar mi shampoo con loción removedora de cabello ―afortunadamente, pude olerlo antes de que causara algún daño real―, alteración de mi máquina de afeitar así que obtuve un feo corte en la pierna, pusieron laxantes machacados en mi limonada.
Cerré los ojos y traté de bloquear mi primera semana de clases en la escuela. Realmente había querido regresar de las vacaciones de invierno con una actitud positiva. Ya sabía a quién evitar ―prácticamente a todos exceptuando a mi compañera de cuarto, Jane, y otro ―caso de caridad― en nuestra clase, Charlotte―. Lo estaba haciendo bien en mis clases. Ya me había establecido como la mejor pianista del campus; lo que era realmente importante dado que tenía una beca de música. Y tenía un trabajo que me gustaba porque tuve la oportunidad de interactuar con personas normales, también conocidos como "pueblerinos”. Oh, y necesitaba el dinero. Parecía que siempre regresaba al dinero.
Y estaba Elle Gardiner, mi maestra de piano. Elle era una de las prestigiadas maestras de piano en el país, y estaba en el consejo administrativo de incontables instituciones de música, y tenía la reputación de introducir a sus
alumnos en los mejores programas de música después de la graduación. Ella era la razón por la que había venido a Longbour, y ella era el por qué me había expuesto a lo que viniera como consecuencia de ser una becada.
Me aferré al álbum de recortes que mis amigos de casa me habían hecho para navidad. Pasé a través de las páginas de fotografías, notas, memorias de mi vida anterior. La vida en la que tenía un cercano círculo de amigos, una que nunca me hizo cuestionarme dónde pertenecía. Sonreí mientras miraba las páginas llenas de fotos las muchas tradiciones que habían empezado en la escuela primaria: Las fiestas de San Valentín de Ana ―Chicos Prohibidos―, nuestras recreación de Vaselina en Halloween en mi sala de estar, reuniones navideñas.
Entonces llegué a la sección final del álbum, las páginas llenas con los
programas de varios de mis recitales y conciertos a lo largo de los años y fotos de mis amigos reunidos a mi alrededor para celebrar.
La última página tenía un programa de un concierto de Claudia Reynolds, la pianista clásica a la que aspiraba, junto con una nota de todos:
Para la siguiente Claudia Reynolds, te extrañamos, pero sabemos que vas a lograr grandes cosas. No nos olvides cuando estés tocando en Carnegie Hall.
Mis ojos empezaron a picar por las lágrimas. Nunca podría olvidar a mis
amigos, pero casi había olvidado lo que es tener un grupo de apoyo animándome. Cerré los ojos y traté de aferrarme al recuerdo fuertemente para que no se escapara.
Era sorprendente cómo dos semanas fuera del campus puede darte un falso sentimiento de seguridad. Mientras el tren llegaba a la estación, me imaginé un campo de fuerza, como un escudo emocional, envolviendo mi cuerpo.
Era más inteligente, más sabia. Sabía más como para dejar que unas burlas infantiles obtuvieran lo mejor de mí. Mi barrera estaba alzada y no había manera de que dejara entrar a nadie.
Sólo había una persona a la que no podía esperar para ver cuando llegué al campus.
―Lizzie ―Jane me saludó mientras entraba a nuestra habitación. Había
visitado a Jane algunas veces en Manhattan durante las vacaciones, ya que vivía justo al otro lado del Río Hudson, en Hoboken, Nueva Jersey. Jane incluso fue a una fiesta de uno de mis amigos en casa e impresionó incluso a mi amigo más crítico con su buen corazón. Sabía que alguien, en algún lugar, debía estar cuidando de mí para tener Jane como compañera.
Después de ponernos al día, Jane quería ponerse a trabajar. ―Así que, tenemos una muy importante decisión que tomar. ―Se acercó a su armario y sacó tres vestidos de coctel―. ¿Cuál debería usar esta noche?
Mi estómago se encogió. Longbourn era anfitrión de recepción upperclassman con la Academia Pemberley. La razón oficial era dar la bienvenida a los estudiantes que regresaban de estudiar el último semestre en el extranjero. Pero
tenía la sensación de que era el inicio de la temporada de caza; la captura de una cita para el baile de graduación.
―Me prometiste que irías ―me recordó Jane.
―Lo sé, lo sé. ―Traté de sonar optimista. Pero desafortunadamente, Jane no siempre podía ver a través de mí.
―Aquí, pruébate esto ―Jane me entregó un hermoso vestido negro. Siempre tenía que pedirle prestada ropa a Jane cada vez que teníamos algún evento formal. Y teníamos un montón de eventos formales.
Estaba parada en nuestra habitación, medio desnuda, cuando la hermana menor de Jane, Lydia, irrumpió a través de la puerta. No creía en tocar o en hacer cualquier cosa considerada.
Después de subirme el cierre del vestido, Lydia dio un volantín en mi cama y declaró: ―¿Eso es lo que vas a usar?
―Lydia ―la regañó Jane―. Creo que Lizzie luce fabulosa.
Sonreí. ―Tienes que pensar eso, es tu vestido.
―Oh, cierto ―la cara de Lydia cayó―. Lo siento Lizzie. Es solo que Jane puede prestarte todas sus ropas, pero no necesariamente te van a ajustar.
―¡Lydia! ―Jane le tiró una libreta a su hermana―. Necesitas ser más amable especialmente...
Jane dejó su línea de pensamiento. Pero las dos, Lydia y yo, sabíamos a lo que se refería.
El padre de Jane y Lydia había sido despedido en Navidad cuando su compañía se había fusionado con otro banco de inversión. No es que importara, obtuvo una enorme compensación y el dinero no parecía un problema. Aunque, como se corrió la voz en todo el campus, se pensaría que Jane y Lydia volvieron de las vacaciones con lepra.
Mientras Jane y yo terminábamos de alistarnos, Lydia comenzó a quejarse:
―No es justo, ¿Por qué no puedo ir?, sería mejor que por lo menos me dejaras ir a comprar contigo el vestido del Baile de Graduación.
Jane se ruborizó. ―Tranquila, nadie me ha preguntado nada.
―Aún ―respondió Lydia.
―La recepción de esta noche es sólo una oportunidad para ponernos al día después de las vacaciones.
―Sí, especialmente con cierta persona regresando de Londres ―Lydia brincó en mi cama, actuando años más joven que la estudiante de primer año que era, y puso las manos en su corazón―. Oh Harry Styles como te he extrañado. ―Se dejó caer en la cama con un suspiro exagerado.
―Eso es todo ―Jane comenzó a sacar a Lydia de la habitación―, afuera, necesitamos terminar de alistarnos. ―Y comenzó a justarse nerviosamente su pulsera.
Harry Styles había pasado el semestre anterior estudiando en Londres.
Antes de que se fuera, Jane y Harry habían comenzado a ser cercanos. Por lo que Jane me había contado, no paso realmente nada, ya que sabían que iba a haber un océano entre ellos. Jane generalmente mantenía sus sentimientos en secreto, pero con la inminente llegada de Charles, se había mostrado abiertamente emocionada.
Especialmente una vez que su hermana salió de la habitación.
―¡Oh, Harold Styles, como te he extrañado! ―exclamó Jane riendo, pero entonces claramente sintió que era demasiado. Se examinó en el espejo y añadió―: Supongo que no tengo razones para elevar mis esperanzas. Él probablemente intercambió mails con un montón de chicas el semestre pasado.
Una de las cosas más maravillosas de Jane, además de su buen corazón, era que no tenía idea de lo hermosa que era. Estaba completamente vacía de vanidad. ―Solo estoy emocionada por verlo otra vez ―continuó―. Estoy segura de que tendrá muchísimas chicas luchando por él para el baile de graduación.
―Estas siendo ridícula Jane, ¡En serio!, si Harold Styles es la mitad del chico que dices que es, sería un lunático si no te pide ir al baile con él.
Jane me había prometido que Harry Styles era diferente a los otros chicos Pemberley que había conocido.
Hablar con ellos era como ser colocado en una conversación de purgatorio, sin esperanzas de ser liberado sin al menos un significante daño a tu autoestima. La primera vez que conocí a un chico Pemberley las primeras palabras que salieron de su boca fueron: ―¿En qué fondos de inversión inviertes? ―Y cuando le dije a otro chico que tocaba el piano, respondió―: ¿Hay dinero ahí? Otro mencionó que su padre estaba en el Forbes 400 ―y no en los últimos 200― sin un minuto de conocerme. Un cuarto mantuvo sus ojos en mi pecho todo el tiempo que hablamos y después los movió al pecho de la siguiente chica. Por el bien de Jane, rezaba porque estuviera en lo correcto acerca de Harry siendo diferente a
esos chicos.
Jane sonrió y me tomó por el codo. ―Eres demasiado amable Lizzie. Sólo prométeme que tratarás de disfrutar esta noche. Te divertirás―. Lo prometo.
Quería desesperadamente creer que podía ser aceptada y ser tratada como una persona normal en la escuela. Pero después del último semestre, no tenía deseos de ser amiga de la mayoría de las chicas de aquí. ¿Cómo podría ser amiga de las mismas personas que encontraban mucho placer al torturarme?
No, yo sabía mejor. Haría mi mayor esfuerzo por tener una noche sin incidentes. Mi armadura estaba alzada y yo estaba lista.
___________________________
Chicas, se que dice "Lizzie" y esa es la Rayis:3 pero yo me acomodo mejor poniendole nombre(: pero si a ustedes les gusta mas con Rayita diganme:3
PD: Gracias por leer<3
PD2: perdon por no haber subido .-.
PD3: el capitulo que viene es muuuuy largo, quieren que lo divida en 2
PD4: Amo poner PD(:
PD5: el Forbes 400 es una lista de las personas más ricas de América
Una parte de mi estaba impresionada de que había sido capaz de sobrevivir a mi primer semestre en Longbourn. Sabía que tendría dificultades entrando como junior, pero nada pudo haberme preparado para el frío, y mojado saludo que me habían dado varías chicas de mi piso. Ellas pensaron que un ―hola― apropiado era tirarme un batido de leche en la cara de camino a orientación.
Aún podía sentir la fría conmoción del granizado de fresa golpeando mi cara. Terminé llegando tarde a orientación y cuando la directora me preguntó por mi excusa, le dije que me había perdido. Podía oír las risas por lo bajo a través de la habitación y me pregunté cuántas personas habían estado en la novatada.
La mayoría de las otras cosas que me hicieron eran más sutiles: reemplazar mi shampoo con loción removedora de cabello ―afortunadamente, pude olerlo antes de que causara algún daño real―, alteración de mi máquina de afeitar así que obtuve un feo corte en la pierna, pusieron laxantes machacados en mi limonada.
Cerré los ojos y traté de bloquear mi primera semana de clases en la escuela. Realmente había querido regresar de las vacaciones de invierno con una actitud positiva. Ya sabía a quién evitar ―prácticamente a todos exceptuando a mi compañera de cuarto, Jane, y otro ―caso de caridad― en nuestra clase, Charlotte―. Lo estaba haciendo bien en mis clases. Ya me había establecido como la mejor pianista del campus; lo que era realmente importante dado que tenía una beca de música. Y tenía un trabajo que me gustaba porque tuve la oportunidad de interactuar con personas normales, también conocidos como "pueblerinos”. Oh, y necesitaba el dinero. Parecía que siempre regresaba al dinero.
Y estaba Elle Gardiner, mi maestra de piano. Elle era una de las prestigiadas maestras de piano en el país, y estaba en el consejo administrativo de incontables instituciones de música, y tenía la reputación de introducir a sus
alumnos en los mejores programas de música después de la graduación. Ella era la razón por la que había venido a Longbour, y ella era el por qué me había expuesto a lo que viniera como consecuencia de ser una becada.
Me aferré al álbum de recortes que mis amigos de casa me habían hecho para navidad. Pasé a través de las páginas de fotografías, notas, memorias de mi vida anterior. La vida en la que tenía un cercano círculo de amigos, una que nunca me hizo cuestionarme dónde pertenecía. Sonreí mientras miraba las páginas llenas de fotos las muchas tradiciones que habían empezado en la escuela primaria: Las fiestas de San Valentín de Ana ―Chicos Prohibidos―, nuestras recreación de Vaselina en Halloween en mi sala de estar, reuniones navideñas.
Entonces llegué a la sección final del álbum, las páginas llenas con los
programas de varios de mis recitales y conciertos a lo largo de los años y fotos de mis amigos reunidos a mi alrededor para celebrar.
La última página tenía un programa de un concierto de Claudia Reynolds, la pianista clásica a la que aspiraba, junto con una nota de todos:
Para la siguiente Claudia Reynolds, te extrañamos, pero sabemos que vas a lograr grandes cosas. No nos olvides cuando estés tocando en Carnegie Hall.
Mis ojos empezaron a picar por las lágrimas. Nunca podría olvidar a mis
amigos, pero casi había olvidado lo que es tener un grupo de apoyo animándome. Cerré los ojos y traté de aferrarme al recuerdo fuertemente para que no se escapara.
Era sorprendente cómo dos semanas fuera del campus puede darte un falso sentimiento de seguridad. Mientras el tren llegaba a la estación, me imaginé un campo de fuerza, como un escudo emocional, envolviendo mi cuerpo.
Era más inteligente, más sabia. Sabía más como para dejar que unas burlas infantiles obtuvieran lo mejor de mí. Mi barrera estaba alzada y no había manera de que dejara entrar a nadie.
Sólo había una persona a la que no podía esperar para ver cuando llegué al campus.
―Lizzie ―Jane me saludó mientras entraba a nuestra habitación. Había
visitado a Jane algunas veces en Manhattan durante las vacaciones, ya que vivía justo al otro lado del Río Hudson, en Hoboken, Nueva Jersey. Jane incluso fue a una fiesta de uno de mis amigos en casa e impresionó incluso a mi amigo más crítico con su buen corazón. Sabía que alguien, en algún lugar, debía estar cuidando de mí para tener Jane como compañera.
Después de ponernos al día, Jane quería ponerse a trabajar. ―Así que, tenemos una muy importante decisión que tomar. ―Se acercó a su armario y sacó tres vestidos de coctel―. ¿Cuál debería usar esta noche?
Mi estómago se encogió. Longbourn era anfitrión de recepción upperclassman con la Academia Pemberley. La razón oficial era dar la bienvenida a los estudiantes que regresaban de estudiar el último semestre en el extranjero. Pero
tenía la sensación de que era el inicio de la temporada de caza; la captura de una cita para el baile de graduación.
―Me prometiste que irías ―me recordó Jane.
―Lo sé, lo sé. ―Traté de sonar optimista. Pero desafortunadamente, Jane no siempre podía ver a través de mí.
―Aquí, pruébate esto ―Jane me entregó un hermoso vestido negro. Siempre tenía que pedirle prestada ropa a Jane cada vez que teníamos algún evento formal. Y teníamos un montón de eventos formales.
Estaba parada en nuestra habitación, medio desnuda, cuando la hermana menor de Jane, Lydia, irrumpió a través de la puerta. No creía en tocar o en hacer cualquier cosa considerada.
Después de subirme el cierre del vestido, Lydia dio un volantín en mi cama y declaró: ―¿Eso es lo que vas a usar?
―Lydia ―la regañó Jane―. Creo que Lizzie luce fabulosa.
Sonreí. ―Tienes que pensar eso, es tu vestido.
―Oh, cierto ―la cara de Lydia cayó―. Lo siento Lizzie. Es solo que Jane puede prestarte todas sus ropas, pero no necesariamente te van a ajustar.
―¡Lydia! ―Jane le tiró una libreta a su hermana―. Necesitas ser más amable especialmente...
Jane dejó su línea de pensamiento. Pero las dos, Lydia y yo, sabíamos a lo que se refería.
El padre de Jane y Lydia había sido despedido en Navidad cuando su compañía se había fusionado con otro banco de inversión. No es que importara, obtuvo una enorme compensación y el dinero no parecía un problema. Aunque, como se corrió la voz en todo el campus, se pensaría que Jane y Lydia volvieron de las vacaciones con lepra.
Mientras Jane y yo terminábamos de alistarnos, Lydia comenzó a quejarse:
―No es justo, ¿Por qué no puedo ir?, sería mejor que por lo menos me dejaras ir a comprar contigo el vestido del Baile de Graduación.
Jane se ruborizó. ―Tranquila, nadie me ha preguntado nada.
―Aún ―respondió Lydia.
―La recepción de esta noche es sólo una oportunidad para ponernos al día después de las vacaciones.
―Sí, especialmente con cierta persona regresando de Londres ―Lydia brincó en mi cama, actuando años más joven que la estudiante de primer año que era, y puso las manos en su corazón―. Oh Harry Styles como te he extrañado. ―Se dejó caer en la cama con un suspiro exagerado.
―Eso es todo ―Jane comenzó a sacar a Lydia de la habitación―, afuera, necesitamos terminar de alistarnos. ―Y comenzó a justarse nerviosamente su pulsera.
Harry Styles había pasado el semestre anterior estudiando en Londres.
Antes de que se fuera, Jane y Harry habían comenzado a ser cercanos. Por lo que Jane me había contado, no paso realmente nada, ya que sabían que iba a haber un océano entre ellos. Jane generalmente mantenía sus sentimientos en secreto, pero con la inminente llegada de Charles, se había mostrado abiertamente emocionada.
Especialmente una vez que su hermana salió de la habitación.
―¡Oh, Harold Styles, como te he extrañado! ―exclamó Jane riendo, pero entonces claramente sintió que era demasiado. Se examinó en el espejo y añadió―: Supongo que no tengo razones para elevar mis esperanzas. Él probablemente intercambió mails con un montón de chicas el semestre pasado.
Una de las cosas más maravillosas de Jane, además de su buen corazón, era que no tenía idea de lo hermosa que era. Estaba completamente vacía de vanidad. ―Solo estoy emocionada por verlo otra vez ―continuó―. Estoy segura de que tendrá muchísimas chicas luchando por él para el baile de graduación.
―Estas siendo ridícula Jane, ¡En serio!, si Harold Styles es la mitad del chico que dices que es, sería un lunático si no te pide ir al baile con él.
Jane me había prometido que Harry Styles era diferente a los otros chicos Pemberley que había conocido.
Hablar con ellos era como ser colocado en una conversación de purgatorio, sin esperanzas de ser liberado sin al menos un significante daño a tu autoestima. La primera vez que conocí a un chico Pemberley las primeras palabras que salieron de su boca fueron: ―¿En qué fondos de inversión inviertes? ―Y cuando le dije a otro chico que tocaba el piano, respondió―: ¿Hay dinero ahí? Otro mencionó que su padre estaba en el Forbes 400 ―y no en los últimos 200― sin un minuto de conocerme. Un cuarto mantuvo sus ojos en mi pecho todo el tiempo que hablamos y después los movió al pecho de la siguiente chica. Por el bien de Jane, rezaba porque estuviera en lo correcto acerca de Harry siendo diferente a
esos chicos.
Jane sonrió y me tomó por el codo. ―Eres demasiado amable Lizzie. Sólo prométeme que tratarás de disfrutar esta noche. Te divertirás―. Lo prometo.
Quería desesperadamente creer que podía ser aceptada y ser tratada como una persona normal en la escuela. Pero después del último semestre, no tenía deseos de ser amiga de la mayoría de las chicas de aquí. ¿Cómo podría ser amiga de las mismas personas que encontraban mucho placer al torturarme?
No, yo sabía mejor. Haría mi mayor esfuerzo por tener una noche sin incidentes. Mi armadura estaba alzada y yo estaba lista.
___________________________
Chicas, se que dice "Lizzie" y esa es la Rayis:3 pero yo me acomodo mejor poniendole nombre(: pero si a ustedes les gusta mas con Rayita diganme:3
PD: Gracias por leer<3
PD2: perdon por no haber subido .-.
PD3: el capitulo que viene es muuuuy largo, quieren que lo divida en 2
PD4: Amo poner PD(:
PD5: el Forbes 400 es una lista de las personas más ricas de América
FerVarDirectioner
Re: Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Dejame decirte que ame los dos caps
Lizzy me agrada.... Prefiero Lizzy y no _______
Por lo visto, no necesitas chica para Harry :(
Lo cual es deprimente
Pero no importa
Sigue la novela
PD: Si es que cambias de opinion respecto a Harry me avisas.... Me encantria que regresara de Londres conmigo y Niall y Jane se enamore de Niall
Hahahahahahahaha
Siguela
Lizzy me agrada.... Prefiero Lizzy y no _______
Por lo visto, no necesitas chica para Harry :(
Lo cual es deprimente
Pero no importa
Sigue la novela
PD: Si es que cambias de opinion respecto a Harry me avisas.... Me encantria que regresara de Londres conmigo y Niall y Jane se enamore de Niall
Hahahahahahahaha
Siguela
Bianch
Re: Prom & Prejuice |Louis Tomlinson|
Bianch escribió:Dejame decirte que ame los dos caps
Lizzy me agrada.... Prefiero Lizzy y no _______
Por lo visto, no necesitas chica para Harry :(
Lo cual es deprimente
Pero no importa
Sigue la novela
PD: Si es que cambias de opinion respecto a Harry me avisas.... Me encantria que regresara de Londres conmigo y Niall y Jane se enamore de Niall
Hahahahahahahaha
Siguela
Oh, sorry/: lamento no tener puesto para Harry :( pero si mas adelante saco a otro de los chicos te pongo si?:3 tu solo avísame con quien <3
FerVarDirectioner
Capitulo III
PRIMERA PARTE
Entramos en el campus, decorado con pequeñas luces blancas que brillaban desde las ventanas hasta el suelo, en los candelabros de cristal.
Incluso después de cuatro meses, todavía no asimilo la grandeza de los edificios de aquí.
Mi antiguo instituto consistía en bloques de cemento y la iluminación era fluorescente, no de caoba y vidrios de colores.
―Es tan hermoso... y esto es sólo para una recepción. ―Jane me recordó ante lo que veíamos. O al menos lo que yo veía, Jane exploraba la multitud, buscando a Harold―. ¿Puedes imaginar lo que harán para la fiesta de graduación? ―preguntó.
Había oído hablar mucho del Baile de Longbourn. Pero traté de no pensar en ello. Sabía que no había manera en que pudiera ser capaz de ir. La mayoría de los estudiantes de Pemberley no soportaban mirarme, y mucho menos preguntarme sobre cualquier cosa. Y las normas eran tan ridículamente de clase alta. Los estudiantes en el salón de la “recepción” estaban vestidos mucho más elegantes como si fueran a asistir a cualquier otra fiesta de graduación de Hoboken. Si esto era casual, no podía imaginar lo que sería formal.
Jane se acercó a una chica de pelo castaño apagado recogido con un elaborado peinado, llevaba diamantes, diamantes reales, brillando en sus orejas y
muñecas.
―Jane, querida ―susurró la chica, emitiendo un sonido de saludo pero sonando como mera formalidad.
―Hola, Gemma, bienvenida de nuevo. ¿Te has instalado bien?
―Fabulosamente. Lo siento, no he sido capaz de ponerme al día contigo desde que regresé de Londres. Las cosas han estado muy agitadas. ―Gemma comenzó a mirarme de arriba hacia abajo―. ¿Y quién es ella?
Jane puso su brazo alrededor de mi hombro.
―Esta es Lizzie Bennet. Comenzó el semestre pasado.
―¿Bennet? Me temo que no conozco a tu familia. ¿Dónde vas de vacaciones?
Las preguntas. “Estas preguntas” eran siempre el comienzo. No pasó mucho tiempo después para que comenzara a hacer preguntas acerca de mi familia ―lo que hacen para ganarse la vida, nuestra segunda casa, el estado de 40IK
de mi padre― para que mi verdadera identidad fuera revelada.
―ILB ―bromeé.
Los ojos de Gemma se agrandaron.
―¿Disculpa?
No estaba segura si me lo estaba imaginando, pero creo que detecté un ligero acento británico. No era consciente de que uno podría cogerlo en pocos meses.
Había estado en Longbourn la misma cantidad de tiempo que Emma había estado en Londres, y sabía que no estaba hablando con el acento correcto.
―ILB. Isla de Long Beach. Ya sabes, ¿En la costa de Jersey? Soy una chica becada, así que no abandoné mucho el continente. ―Decidí que sería mejor dejarlo salir.
―Oh. ―Gemma arrugó la nariz como si pudiera oler la mediocridad―. De todos modos, Jane, es adorable verte. Hay que ponerse al día pronto.
Besó la mejilla de Jane y se volvió sin darme una segunda mirada.
―Esa es la hermana gemela de Harry ―susurró Jane en mi oído.
―¿Esa es Gemma Styles? ―traté de no gemir―. Jane, seriamente cuestionaré tu gusto en los hombres.
Jane hizo una mueca.
―Harry no es para nada como ella. Son muy cercanos y le importa lo que
piensa, pero Charles es.... él es... ―Jane se enrojeció―. Está justo ahí.
Seguí la mirada de Jane, hacia dos chicos que acababan de entrar en la sala.
―¿Cuál es?
―El de la derecha.
Los dos chicos no podían lucir más diferentes. El de la derecha, Harold, estaba caminando por la habitación, sonriendo y saludando a la gente. Tenía el mismo pelo castaño apagado que Emma, pero sus ojos verdes brillaban con energía positiva. Todo el mundo parecía feliz de verlo, y él, a su vez, parecía realmente emocionado de estar allí.
El otro chico era más difícil de descifrar. Era alto con cabello cobrizo y una mirada de eterno desdén grabada en su rostro. Podría haberse visto guapo, si no hubiera estado mirado como si algo le doliera.
―¿Quién es el chico que está con él? ―le pregunté. Jane alejó su mirada de Harry por un momento―. Louis Tomlinson.
―¿Hay algo malo con él?
Jane se encogió de hombros.
―Tiene el aspecto de estar un poco molesto. Louis puede ser a veces demasiado serio, pero en el fondo es divertido. Si tienes la oportunidad de conocerlo.
Tenía la sensación de que no iba a haber muchas personas aquí esta noche a quienes me gustaría tener la oportunidad de conocer. Y estaba bastante segura de que el sentimiento era mutuo.
―¡Jane! ―Harry se dirigió directamente a ella―. ¡Justamente la persona que estaba esperando ver!
Estrechó los brazos a su alrededor y la abrazó con fuerza.
Jane se quedó sin habla, y su cabello largo no podía disimular su rostro
enrojecido. Harold, sonriendo de oreja a oreja, se volvió hacia mí.
―Hola, no creo que nos hayamos conocido. Soy Harold Styles.
―Lizzie Bennet.
Estrechó mi mano y me dio una cálida sonrisa.
―Un placer conocerte, Lizzie. He oído todo acerca de ti por Jane. Nada más que cosas agradables.
Debido a que Jane era una santa. No podría decir nada malo de nadie. Y créanme, había tratado de obligarla a decirlo.
Harry se volvió hacia su amigo silencioso, quien había estado mirando alrededor.
―Tommo, ven aquí y saluda a Jane y a su amiga Lizzie.
Louis se acercó y le dio a Jane un rápido beso en la mejilla. Luego se volvió hacia mí con sus ojos azules chocando con los míos.
―Hola ―dijo, estrechando mi mano y me dio una pequeña sonrisa, curiosa.
―Hola ―le contesté. Estaba un poco nerviosa por su expresión. Podría haber estado juzgándome. Podría haber estado haciendo una leve insinuación. O podría haber estado tramando una manera de lanzarme a la fuente de afuera.
Abrió la boca para decir algo más, pero lo pensó mejor y decidió a caminar lejos enérgicamente.
Harry se echó a reír por esto.
―¡No creo que Tommo se haya recuperado totalmente del cambio de hora! Lizzie, es realmente genial conocerte, pero ¿te importaría si me llevo lejos a Jane para un baile?
El cambio de hora parecía ser la última razón de la rudeza de Tomlinson, pero Harry y Jane estaban tan desesperados por estar en los brazos del otro en la pista de baile que difícilmente se podía prolongar la conversación. En cuanto ambos comenzaron a bailar, me dirigí sin rumbo por el cavernoso salón tratando de encontrar a Charlotte, mi otra única amiga en el campus. Me abrí camino entre las conversaciones de mis compañeros de clase, presumiendo regalos de fiestas opulentas, intercambiando historias de destinos exóticos, conversaciones de las que no podía ser parte. Después de unos minutos, me di por vencida y me acerqué a la mesa de refrescos y empecé a servirme una taza de té.
―Parece que no te puedes mantener alejada de tu trabajo, ¿eh? ―Cat de Bourgh, hija de un viejo magnate del petróleo de Texas, me dijo mientras iba detrás de mí―. Mi papá justamente es así, salvo que dirige una corporación multimillonaria. No piensa en hacer café como una carrera.
Comentarios como este simplemente rebotan en mi escudo. No, no tenía un verdadero fondo monetario. En verdad, no entiendo realmente lo que es un fondo monetario, con la excepción de que eso hace que las personas actúen como idiotas. Siempre he encontrado consuelo en el hecho de que soy realmente más inteligente que la mayoría de mi clase, y que si bien no lo había conseguido por mi nacimiento, había hecho mi camino gracias a mi propio talento. Después de todo, el dinero puede comprar muchas cosas, pero no el talento.
Me giré y le sonreí amablemente.
―Supongo que tu padre dice cosas como “venti half-caf, latte flaco” lo que no es muy impresionante que digamos, pero si eso te hace sentir inteligente, cuando en realidad, sólo estás pidiendo un café descafeinado con leche descremada ¿Quién soy yo para juzgarte?
Cat tomó una taza de café desechado y sonrió maliciosamente mientras lo vertía sobre mi vestido.
―Oops ―dijo con una sonrisa mientras se alejaba.
Mis muslos comenzaron a arder por el líquido aún caliente. Traté de no hacer ruido y rápidamente cogí algunas servilletas.
―¿Estás bien? ―Una mano sujetó mi brazo, e instintivamente me aparté.
Era...
_________________
CHAN, CHAN, CHAN!!
Les dejo con la intriga:33
No podrán dormir, lo sé(? Hahaha
40IK: Se refiere al plan de ahorro al trabajador.
Entramos en el campus, decorado con pequeñas luces blancas que brillaban desde las ventanas hasta el suelo, en los candelabros de cristal.
Incluso después de cuatro meses, todavía no asimilo la grandeza de los edificios de aquí.
Mi antiguo instituto consistía en bloques de cemento y la iluminación era fluorescente, no de caoba y vidrios de colores.
―Es tan hermoso... y esto es sólo para una recepción. ―Jane me recordó ante lo que veíamos. O al menos lo que yo veía, Jane exploraba la multitud, buscando a Harold―. ¿Puedes imaginar lo que harán para la fiesta de graduación? ―preguntó.
Había oído hablar mucho del Baile de Longbourn. Pero traté de no pensar en ello. Sabía que no había manera en que pudiera ser capaz de ir. La mayoría de los estudiantes de Pemberley no soportaban mirarme, y mucho menos preguntarme sobre cualquier cosa. Y las normas eran tan ridículamente de clase alta. Los estudiantes en el salón de la “recepción” estaban vestidos mucho más elegantes como si fueran a asistir a cualquier otra fiesta de graduación de Hoboken. Si esto era casual, no podía imaginar lo que sería formal.
Jane se acercó a una chica de pelo castaño apagado recogido con un elaborado peinado, llevaba diamantes, diamantes reales, brillando en sus orejas y
muñecas.
―Jane, querida ―susurró la chica, emitiendo un sonido de saludo pero sonando como mera formalidad.
―Hola, Gemma, bienvenida de nuevo. ¿Te has instalado bien?
―Fabulosamente. Lo siento, no he sido capaz de ponerme al día contigo desde que regresé de Londres. Las cosas han estado muy agitadas. ―Gemma comenzó a mirarme de arriba hacia abajo―. ¿Y quién es ella?
Jane puso su brazo alrededor de mi hombro.
―Esta es Lizzie Bennet. Comenzó el semestre pasado.
―¿Bennet? Me temo que no conozco a tu familia. ¿Dónde vas de vacaciones?
Las preguntas. “Estas preguntas” eran siempre el comienzo. No pasó mucho tiempo después para que comenzara a hacer preguntas acerca de mi familia ―lo que hacen para ganarse la vida, nuestra segunda casa, el estado de 40IK
de mi padre― para que mi verdadera identidad fuera revelada.
―ILB ―bromeé.
Los ojos de Gemma se agrandaron.
―¿Disculpa?
No estaba segura si me lo estaba imaginando, pero creo que detecté un ligero acento británico. No era consciente de que uno podría cogerlo en pocos meses.
Había estado en Longbourn la misma cantidad de tiempo que Emma había estado en Londres, y sabía que no estaba hablando con el acento correcto.
―ILB. Isla de Long Beach. Ya sabes, ¿En la costa de Jersey? Soy una chica becada, así que no abandoné mucho el continente. ―Decidí que sería mejor dejarlo salir.
―Oh. ―Gemma arrugó la nariz como si pudiera oler la mediocridad―. De todos modos, Jane, es adorable verte. Hay que ponerse al día pronto.
Besó la mejilla de Jane y se volvió sin darme una segunda mirada.
―Esa es la hermana gemela de Harry ―susurró Jane en mi oído.
―¿Esa es Gemma Styles? ―traté de no gemir―. Jane, seriamente cuestionaré tu gusto en los hombres.
Jane hizo una mueca.
―Harry no es para nada como ella. Son muy cercanos y le importa lo que
piensa, pero Charles es.... él es... ―Jane se enrojeció―. Está justo ahí.
Seguí la mirada de Jane, hacia dos chicos que acababan de entrar en la sala.
―¿Cuál es?
―El de la derecha.
Los dos chicos no podían lucir más diferentes. El de la derecha, Harold, estaba caminando por la habitación, sonriendo y saludando a la gente. Tenía el mismo pelo castaño apagado que Emma, pero sus ojos verdes brillaban con energía positiva. Todo el mundo parecía feliz de verlo, y él, a su vez, parecía realmente emocionado de estar allí.
El otro chico era más difícil de descifrar. Era alto con cabello cobrizo y una mirada de eterno desdén grabada en su rostro. Podría haberse visto guapo, si no hubiera estado mirado como si algo le doliera.
―¿Quién es el chico que está con él? ―le pregunté. Jane alejó su mirada de Harry por un momento―. Louis Tomlinson.
―¿Hay algo malo con él?
Jane se encogió de hombros.
―Tiene el aspecto de estar un poco molesto. Louis puede ser a veces demasiado serio, pero en el fondo es divertido. Si tienes la oportunidad de conocerlo.
Tenía la sensación de que no iba a haber muchas personas aquí esta noche a quienes me gustaría tener la oportunidad de conocer. Y estaba bastante segura de que el sentimiento era mutuo.
―¡Jane! ―Harry se dirigió directamente a ella―. ¡Justamente la persona que estaba esperando ver!
Estrechó los brazos a su alrededor y la abrazó con fuerza.
Jane se quedó sin habla, y su cabello largo no podía disimular su rostro
enrojecido. Harold, sonriendo de oreja a oreja, se volvió hacia mí.
―Hola, no creo que nos hayamos conocido. Soy Harold Styles.
―Lizzie Bennet.
Estrechó mi mano y me dio una cálida sonrisa.
―Un placer conocerte, Lizzie. He oído todo acerca de ti por Jane. Nada más que cosas agradables.
Debido a que Jane era una santa. No podría decir nada malo de nadie. Y créanme, había tratado de obligarla a decirlo.
Harry se volvió hacia su amigo silencioso, quien había estado mirando alrededor.
―Tommo, ven aquí y saluda a Jane y a su amiga Lizzie.
Louis se acercó y le dio a Jane un rápido beso en la mejilla. Luego se volvió hacia mí con sus ojos azules chocando con los míos.
―Hola ―dijo, estrechando mi mano y me dio una pequeña sonrisa, curiosa.
―Hola ―le contesté. Estaba un poco nerviosa por su expresión. Podría haber estado juzgándome. Podría haber estado haciendo una leve insinuación. O podría haber estado tramando una manera de lanzarme a la fuente de afuera.
Abrió la boca para decir algo más, pero lo pensó mejor y decidió a caminar lejos enérgicamente.
Harry se echó a reír por esto.
―¡No creo que Tommo se haya recuperado totalmente del cambio de hora! Lizzie, es realmente genial conocerte, pero ¿te importaría si me llevo lejos a Jane para un baile?
El cambio de hora parecía ser la última razón de la rudeza de Tomlinson, pero Harry y Jane estaban tan desesperados por estar en los brazos del otro en la pista de baile que difícilmente se podía prolongar la conversación. En cuanto ambos comenzaron a bailar, me dirigí sin rumbo por el cavernoso salón tratando de encontrar a Charlotte, mi otra única amiga en el campus. Me abrí camino entre las conversaciones de mis compañeros de clase, presumiendo regalos de fiestas opulentas, intercambiando historias de destinos exóticos, conversaciones de las que no podía ser parte. Después de unos minutos, me di por vencida y me acerqué a la mesa de refrescos y empecé a servirme una taza de té.
―Parece que no te puedes mantener alejada de tu trabajo, ¿eh? ―Cat de Bourgh, hija de un viejo magnate del petróleo de Texas, me dijo mientras iba detrás de mí―. Mi papá justamente es así, salvo que dirige una corporación multimillonaria. No piensa en hacer café como una carrera.
Comentarios como este simplemente rebotan en mi escudo. No, no tenía un verdadero fondo monetario. En verdad, no entiendo realmente lo que es un fondo monetario, con la excepción de que eso hace que las personas actúen como idiotas. Siempre he encontrado consuelo en el hecho de que soy realmente más inteligente que la mayoría de mi clase, y que si bien no lo había conseguido por mi nacimiento, había hecho mi camino gracias a mi propio talento. Después de todo, el dinero puede comprar muchas cosas, pero no el talento.
Me giré y le sonreí amablemente.
―Supongo que tu padre dice cosas como “venti half-caf, latte flaco” lo que no es muy impresionante que digamos, pero si eso te hace sentir inteligente, cuando en realidad, sólo estás pidiendo un café descafeinado con leche descremada ¿Quién soy yo para juzgarte?
Cat tomó una taza de café desechado y sonrió maliciosamente mientras lo vertía sobre mi vestido.
―Oops ―dijo con una sonrisa mientras se alejaba.
Mis muslos comenzaron a arder por el líquido aún caliente. Traté de no hacer ruido y rápidamente cogí algunas servilletas.
―¿Estás bien? ―Una mano sujetó mi brazo, e instintivamente me aparté.
Era...
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CHAN, CHAN, CHAN!!
Les dejo con la intriga:33
No podrán dormir, lo sé(? Hahaha
40IK: Se refiere al plan de ahorro al trabajador.
FerVarDirectioner
Capitulo III
PARTE 2
―¿Estás bien? ―Una mano sujetó mi brazo, e instintivamente me aparté.
Era Louis Tomlinson.
―Oh, lo siento ―dije―. Sí, estoy estupenda. Gran fiesta...
Me fui hacia la esquina para tratar de salvar el vestido de Jane.
Lo último que necesitaba era ir al baño de damas. El baño era uno de los lugares más vulnerables del campus, una trampa fácil. Sólo otra lección de mi buena educación el semestre pasado.
―Toma. ―Louis se acercó y me entregó una servilleta empapada en agua de soda.
―Gracias. ―Tuve que tratar de poner mi brazo con indiferencia sobre mi vestido para limpiar mis piernas.
―Estoy de acuerdo contigo en que esta es una fiesta maravillosa. ―Se inclinó hacia adelante―. Odio estas cosas. Harry tuvo que arrastrarme.
―Supongo que eso es algo que él y Jane tienen en común, sus poderes de persuasión.
―Y nosotros, a pesar de nuestro mejor juicio, nos dejamos convencer.
―Sí, bueno, supongo que los dos tenemos esa única cosa en común.
Tomlinson parecía perplejo.
―¿Qué te hace pensar que no tenemos nada más en común?
Dejé escapar una risita. Se me había olvidado que no sabía nada de mí y mi
situación. Tomlinson volvió su atención a la cuestión de la vestimenta en ruinas.
―¿Está saliendo?
Negué con la cabeza. Mientras que el vestido era negro, tenía una delicada capa de gasa que se estaba poniendo costroso por el café.
―Jane va a odiarme ―dije con un suspiro.
Louis estaba confundido.
―¿Por qué Jane te va a odiar?
―Este es su vestido. Yo nunca podría tener un vestido tan bonito como este. Pero tal vez ahora me deje quedarme en mi habitación de una vez por todas en lugar de tratar de convertir al patito en un cisne con algunas plumas prestadas.
―Oh. ―Algo había comenzado a registrarse en el rostro de Louis. La mirada divertida había sido reemplazada por una lenta comprensión de lo que estaba
pasando. Me irritaba que parecía querer ayudar y estar genuinamente
preocupado por mí hasta que se enteró de mi profundo y oscuro secreto.
―Sí, soy una estudiante becada.
Tomlinson hizo una mueca ante la palabra beca. Parecía como si la mera mención de nosotros los casos de caridad le causaran una crisis de migraña.
―Ya veo ―respondió. Hizo un gesto de nuevo a la mancha de café―. Bien, buena suerte con eso. ―Luego se fue tan súbitamente como había venido.
Me quedé allí con las manos llenas de servilletas sucias, empapadas de café. No debería haberme sorprendido que una vez que se enterara de la verdad sobre mí no querría ser visto en mi presencia. Creo que esto fue un recordatorio del
universo de que nada iba a ser diferente en este semestre. Era quien era, y debería considerarme afortunada de que había por lo menos un par de personas
que me aceptaban.
Me dirigí hacia la salida. Había tratado de hacer un esfuerzo, y ahora mi esfuerzo estaba hecho. Era mejor no tentar a la suerte más allá.
―Bueno, hola, Elizabeth ―me interrumpió una voz.
Detuve mis pasos en seco. Mi noche definitivamente no iba mejorar.
―Hola, Colin ―le contesté.
Colin Williams era uno de los pocos estudiantes de Pemberley que quería hablar conmigo. Al principio pensé que era porque era más maduro que su déspota clase. Al menos un miembro de su infame familia ha tenido un escaño en el Congreso durante décadas. Pero pronto me di cuenta de que la amistad de Colin hacia mí se dio porque muy posiblemente era la persona más aburrida del mundo, y pocas personas pueden tolerar tener una conversación con él. No era sorprendente que a nadie se le ocurriera echarme una mano antes de que estuviera atrapada en una discusión de una hora de duración ―aunque, ¿puede ser una discusión si sólo una persona era la que hablaba?―, con él a principios
de año sobre los beneficios de la educación privada. No eran muchos, y los enumeró todos. Para el momento en que terminó, estaba tan sorprendido como yo de que todavía estuviere allí de pie. Desde entonces, me había buscado en cualquier evento social que nuestras dos escuelas hubieran tenido.
―¿Cómo estuvieron tus vacaciones? ―me preguntó ahora.
―Bien. ¿Y las tuyas?
―Fabuloso; nos fuimos a nuestra casa en St. Bart para Navidad. El tiempo allí en esta época del año es más agradable. La temperatura más baja es de dieciocho punto cinco grados centígrados, y ni siquiera nos acercamos a eso. De hecho, estábamos muy por encima de la media de veintiún grados centígrados, lo que fue una bendición, déjame decirte. Una bendición. ―Se sacudió una pelusa de su chaqueta de tweed. Colin no sólo se vestía como treinta años
mayor para su verdadera edad, sino que también hablaba como un viejo profesor; tanto en su elección de palabras como en la cantidad de tiempo que le llevaba hacer una oración―. Disfruto de escapar del frío de Connecticut, donde la temperatura media de diciembre se cierne en torno a los cuatro punto cuatro grados centígrados. Lo que es mejor que el promedio de enero, pero aún así. ¿Dónde pasaste la Navidad?
―En Cranford.
Me miró sin comprender.
―Mi abuela vive en Cranford, New Jersey.
―Qué pintoresco.
―Sí, pintoresco. ―Miré a mi alrededor, esperando ver a Jane para que pudiera salvarme. Pero ella y Harry se veían muy cómodos en la esquina.
―¿Estás disfrutando de esta recepción? ―preguntó Colin.
―Para ser honesta...
―Creo que el personal hizo un trabajo fantástico decorando la sala. Las luces son una reminiscencia de los que teníamos dentro de nuestro vestíbulo principal en nuestra casa en Boston. No creo que puedas decorar correctamente
las festividades sin luces blancas. Verdaderamente son bellas en...
―¡Colin! ―Lo interrumpí. Si no lo hacía, nunca iba a poder irme―. Se me cayó el café sobre mi vestido, y realmente necesito llegar a casa.
―Oh, siento mucho escuchar eso. Ya sabes, lo mejor para una mancha es empaparla toda la noche en agua caliente. Al menos eso es de acuerdo a mi antigua niñera, y déjame decirte, que había visto sin duda buenas manchas en su día. Mis hermanos y yo nunca vimos un campo de barro que no...
―Colin, me tengo que ir. ―Ni siquiera esperé a que me dijera adiós. Odiaba ser grosera con él porque siempre era amable conmigo, pero me sentía tan miserable que pensaba que no podía soportar ni una sola palabra más de su boca.
Estaba a pocos metros de la salida cuando vi a nada menos que Darcy de pie allí, mirando su reloj. Antes de que pudiera verme, me escondí detrás de una columna, tratando de averiguar si había otra manera de poder salir. Mientras lo hacía, me fijé en Harry viniendo a hablar con su amigo, bloqueando cualquier vía de escape que podría haber tenido.
―Tommo, ¿no es fantástico estar de vuelta? ―escuché a Charles decir―. Tienes que reconocer que es todo un espectáculo de bienvenida, sobre todo después de cuatro meses en el lúgubre Londres.
―Casi ―dijo Tomlinson secamente―. Estoy empezando a pensar que debería haberme quedado en Londres. Estar de vuelta ha sido más difícil de lo que pensaba. No sé por qué dejé que me arrastraras a esta cosa. Las muchachas de aquí están prácticamente echando espuma por la boca sobre la fiesta de graduación. Y aquí estaba yo, bajo la impresión de que las chicas de Longbourn tenían clase. Tonto de mí.
Harry se echó a reír.
―¿De qué estás hablando? Definitivamente has dejado que toda esa lluvia inglesa empañara tu estado de ánimo. ¿Cómo puedes decir eso de mi hermana... y Jane? ¿Y qué hay de la amiga de Jane, Lizzie? Deberías sacarla a bailar.
Louis se quejó.
―No lo creo. ¿Sabías que ella es una estudiante becada?
―¿Y? ―Hubo una pausa silenciosa―. Lou no todas las personas...
―¿Eres tan ingenuo como para pensar que la primera persona a la que me gustaría saludar con los brazos abiertos en el campus es a una estudiante becada? ¿En serio, Harry? Me fui a Londres para huir de...
Una ráfaga de chicas dirigiéndose al baño de damas bloqueó la vista de mi
escondite por un segundo, así que tomé la oportunidad de irme lejos. No quería escuchar ni una palabra más. Me quedé junto al extremo de la sala hasta que Louis Tomlinson se fue y la salida estaba despejada. No podía creer que tuviera un odio tan abierto hacia los pobres. Tonta de mí por pensar, incluso por ese breve momento cuando me estaba ayudando, que era diferente de cualquier otra persona de por aquí.
Él era igual. Todos eran iguales.
Yo era la única que era diferente.
―¿Estás bien? ―Una mano sujetó mi brazo, e instintivamente me aparté.
Era Louis Tomlinson.
―Oh, lo siento ―dije―. Sí, estoy estupenda. Gran fiesta...
Me fui hacia la esquina para tratar de salvar el vestido de Jane.
Lo último que necesitaba era ir al baño de damas. El baño era uno de los lugares más vulnerables del campus, una trampa fácil. Sólo otra lección de mi buena educación el semestre pasado.
―Toma. ―Louis se acercó y me entregó una servilleta empapada en agua de soda.
―Gracias. ―Tuve que tratar de poner mi brazo con indiferencia sobre mi vestido para limpiar mis piernas.
―Estoy de acuerdo contigo en que esta es una fiesta maravillosa. ―Se inclinó hacia adelante―. Odio estas cosas. Harry tuvo que arrastrarme.
―Supongo que eso es algo que él y Jane tienen en común, sus poderes de persuasión.
―Y nosotros, a pesar de nuestro mejor juicio, nos dejamos convencer.
―Sí, bueno, supongo que los dos tenemos esa única cosa en común.
Tomlinson parecía perplejo.
―¿Qué te hace pensar que no tenemos nada más en común?
Dejé escapar una risita. Se me había olvidado que no sabía nada de mí y mi
situación. Tomlinson volvió su atención a la cuestión de la vestimenta en ruinas.
―¿Está saliendo?
Negué con la cabeza. Mientras que el vestido era negro, tenía una delicada capa de gasa que se estaba poniendo costroso por el café.
―Jane va a odiarme ―dije con un suspiro.
Louis estaba confundido.
―¿Por qué Jane te va a odiar?
―Este es su vestido. Yo nunca podría tener un vestido tan bonito como este. Pero tal vez ahora me deje quedarme en mi habitación de una vez por todas en lugar de tratar de convertir al patito en un cisne con algunas plumas prestadas.
―Oh. ―Algo había comenzado a registrarse en el rostro de Louis. La mirada divertida había sido reemplazada por una lenta comprensión de lo que estaba
pasando. Me irritaba que parecía querer ayudar y estar genuinamente
preocupado por mí hasta que se enteró de mi profundo y oscuro secreto.
―Sí, soy una estudiante becada.
Tomlinson hizo una mueca ante la palabra beca. Parecía como si la mera mención de nosotros los casos de caridad le causaran una crisis de migraña.
―Ya veo ―respondió. Hizo un gesto de nuevo a la mancha de café―. Bien, buena suerte con eso. ―Luego se fue tan súbitamente como había venido.
Me quedé allí con las manos llenas de servilletas sucias, empapadas de café. No debería haberme sorprendido que una vez que se enterara de la verdad sobre mí no querría ser visto en mi presencia. Creo que esto fue un recordatorio del
universo de que nada iba a ser diferente en este semestre. Era quien era, y debería considerarme afortunada de que había por lo menos un par de personas
que me aceptaban.
Me dirigí hacia la salida. Había tratado de hacer un esfuerzo, y ahora mi esfuerzo estaba hecho. Era mejor no tentar a la suerte más allá.
―Bueno, hola, Elizabeth ―me interrumpió una voz.
Detuve mis pasos en seco. Mi noche definitivamente no iba mejorar.
―Hola, Colin ―le contesté.
Colin Williams era uno de los pocos estudiantes de Pemberley que quería hablar conmigo. Al principio pensé que era porque era más maduro que su déspota clase. Al menos un miembro de su infame familia ha tenido un escaño en el Congreso durante décadas. Pero pronto me di cuenta de que la amistad de Colin hacia mí se dio porque muy posiblemente era la persona más aburrida del mundo, y pocas personas pueden tolerar tener una conversación con él. No era sorprendente que a nadie se le ocurriera echarme una mano antes de que estuviera atrapada en una discusión de una hora de duración ―aunque, ¿puede ser una discusión si sólo una persona era la que hablaba?―, con él a principios
de año sobre los beneficios de la educación privada. No eran muchos, y los enumeró todos. Para el momento en que terminó, estaba tan sorprendido como yo de que todavía estuviere allí de pie. Desde entonces, me había buscado en cualquier evento social que nuestras dos escuelas hubieran tenido.
―¿Cómo estuvieron tus vacaciones? ―me preguntó ahora.
―Bien. ¿Y las tuyas?
―Fabuloso; nos fuimos a nuestra casa en St. Bart para Navidad. El tiempo allí en esta época del año es más agradable. La temperatura más baja es de dieciocho punto cinco grados centígrados, y ni siquiera nos acercamos a eso. De hecho, estábamos muy por encima de la media de veintiún grados centígrados, lo que fue una bendición, déjame decirte. Una bendición. ―Se sacudió una pelusa de su chaqueta de tweed. Colin no sólo se vestía como treinta años
mayor para su verdadera edad, sino que también hablaba como un viejo profesor; tanto en su elección de palabras como en la cantidad de tiempo que le llevaba hacer una oración―. Disfruto de escapar del frío de Connecticut, donde la temperatura media de diciembre se cierne en torno a los cuatro punto cuatro grados centígrados. Lo que es mejor que el promedio de enero, pero aún así. ¿Dónde pasaste la Navidad?
―En Cranford.
Me miró sin comprender.
―Mi abuela vive en Cranford, New Jersey.
―Qué pintoresco.
―Sí, pintoresco. ―Miré a mi alrededor, esperando ver a Jane para que pudiera salvarme. Pero ella y Harry se veían muy cómodos en la esquina.
―¿Estás disfrutando de esta recepción? ―preguntó Colin.
―Para ser honesta...
―Creo que el personal hizo un trabajo fantástico decorando la sala. Las luces son una reminiscencia de los que teníamos dentro de nuestro vestíbulo principal en nuestra casa en Boston. No creo que puedas decorar correctamente
las festividades sin luces blancas. Verdaderamente son bellas en...
―¡Colin! ―Lo interrumpí. Si no lo hacía, nunca iba a poder irme―. Se me cayó el café sobre mi vestido, y realmente necesito llegar a casa.
―Oh, siento mucho escuchar eso. Ya sabes, lo mejor para una mancha es empaparla toda la noche en agua caliente. Al menos eso es de acuerdo a mi antigua niñera, y déjame decirte, que había visto sin duda buenas manchas en su día. Mis hermanos y yo nunca vimos un campo de barro que no...
―Colin, me tengo que ir. ―Ni siquiera esperé a que me dijera adiós. Odiaba ser grosera con él porque siempre era amable conmigo, pero me sentía tan miserable que pensaba que no podía soportar ni una sola palabra más de su boca.
Estaba a pocos metros de la salida cuando vi a nada menos que Darcy de pie allí, mirando su reloj. Antes de que pudiera verme, me escondí detrás de una columna, tratando de averiguar si había otra manera de poder salir. Mientras lo hacía, me fijé en Harry viniendo a hablar con su amigo, bloqueando cualquier vía de escape que podría haber tenido.
―Tommo, ¿no es fantástico estar de vuelta? ―escuché a Charles decir―. Tienes que reconocer que es todo un espectáculo de bienvenida, sobre todo después de cuatro meses en el lúgubre Londres.
―Casi ―dijo Tomlinson secamente―. Estoy empezando a pensar que debería haberme quedado en Londres. Estar de vuelta ha sido más difícil de lo que pensaba. No sé por qué dejé que me arrastraras a esta cosa. Las muchachas de aquí están prácticamente echando espuma por la boca sobre la fiesta de graduación. Y aquí estaba yo, bajo la impresión de que las chicas de Longbourn tenían clase. Tonto de mí.
Harry se echó a reír.
―¿De qué estás hablando? Definitivamente has dejado que toda esa lluvia inglesa empañara tu estado de ánimo. ¿Cómo puedes decir eso de mi hermana... y Jane? ¿Y qué hay de la amiga de Jane, Lizzie? Deberías sacarla a bailar.
Louis se quejó.
―No lo creo. ¿Sabías que ella es una estudiante becada?
―¿Y? ―Hubo una pausa silenciosa―. Lou no todas las personas...
―¿Eres tan ingenuo como para pensar que la primera persona a la que me gustaría saludar con los brazos abiertos en el campus es a una estudiante becada? ¿En serio, Harry? Me fui a Londres para huir de...
Una ráfaga de chicas dirigiéndose al baño de damas bloqueó la vista de mi
escondite por un segundo, así que tomé la oportunidad de irme lejos. No quería escuchar ni una palabra más. Me quedé junto al extremo de la sala hasta que Louis Tomlinson se fue y la salida estaba despejada. No podía creer que tuviera un odio tan abierto hacia los pobres. Tonta de mí por pensar, incluso por ese breve momento cuando me estaba ayudando, que era diferente de cualquier otra persona de por aquí.
Él era igual. Todos eran iguales.
Yo era la única que era diferente.
FerVarDirectioner
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