Kiss me, Harreh (Larry Stylinson).

Lo miré una vez más. Estaba sentado a la izquierda de Niall, observando cómo tocaba la guitarra. El rubio le enseñaba, ya que Louis se había obsesionado con el tema.
—Hazza —me llamó Zayn desde el otro lado del bus. Giré la cabeza, y me quedé mirándolo… sin hablar. Tenía un enorme nudo en la garganta. Quizá por celos, o no lo sé… pero no podía decir nada. —Ven.
Me puse de pie con desganó y caminé hasta él.
—¿Qué es lo que te sucede? —preguntó y empujó la puerta que llevaba a la antesala de la cabina. Nunca había nadie allí, y ese día no fue la excepción.
Lo miré a los ojos, sintiendo como los míos se llenaban de lágrimas. Los brazos del moreno me rodearon, intentando calmarme.
—No, Harry —susurró. —Sht —acarició mi cabello y besó mi mejilla. —Venga, amigo, no llores..
—No puedo evitarlo —sollocé. —Sé que Niall no tiene la culpa… pero… ¿y Louis? ¿Por qué me ignora? —Las lágrimas se hicieron constantes y densas. —¿Por qué mete al duende en todo esto? No es necesario.
—¿Pelearon? —se alejó de mí, para poder mirarme.
—Algo así… me hizo enojar y no pensé lo que dije —susurré.
—¿Qué le dijiste?
—Le grité que no me gustaba ser su segunda opción… le dije que odiaba que saliera con Eleanor… con ella hace cosas que a mí me niega.
—Iré a buscarlo —dijo Zayn—, ustedes dos deben hablar.
—No… Zayn… —lo tomé por el brazo. —No lo hagas.
—Sí. Sí, Harry. No podemos seguir de este modo, ¡ustedes no pueden seguir así! Nuestras chicas lo notan, ¿se han dado cuenta? —me tomó por las muñecas, evitando que corriera. —¿Es que no lo notan? ¿No ven sus muñecas? —metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un plumón. Lo destapó con los dientes y escribió “bravery”. —No sé si las han visto, pero ellas los apoyan.
Me soltó y salió de allí, dejándome sólo… sólo con mis pensamientos a la deriva. Zayn era el más callado del grupo, pero siempre tenía algo para decir en éste tipo de situaciones. Siempre tenía una moraleja, un consejo… algo que te ayudaba a salir de cualquier ocasión.
La puerta se abrió. Louis apareció tras ella.
Me miró y se quedó quieto.
Le sonreí angustiado y limpié las lágrimas que aún estaban en mi rostro.
—¿Por qué lloras? —preguntó preocupado.
—Lo siento —susurré. —Siento haberte gritado ayer…
—Tenías razón —se apoyó en la puerta. —También te pido disculpas… no me he dado cuenta, le he dado prioridad a Eleanor porque ella está sola y triste.
Apreté los dientes.
—¿Sólo ella? —lo miré dolido. —Dime, Louis, ¿solamente Eleanor está sola y triste? ¿Es que no piensas en mí? Parece que no entiendes todo lo que siento por ti y decides ignorarme… eres de no creer, Tomlinson —di un paso hacia delante, queriendo salir de allí pero él tomó el picaporte entre sus manos y lo trabó.
—Lo lamento, Harry —susurró y agachó la cabeza.
—No me alcanza con eso, Louis —me giré. —¿Crees que con un “lo siento” arreglarás todo? Pues no. No conmigo. Porque yo doy todo, ¿me ves? Estoy sólo —le remarqué. —Cuando podría estar con cualquiera de nuestras preciosas fans, pero no. Yo no soy de ése tipo de personas. No voy a quedarme de brazos cruzados —dije. —Las amo, ellas… ellas son mi todo. Nuestro todo. Sin ellas tan sólo somos cinco chicos a los que la vida unió.
—Hazza…
—No más Hazza para ti, Tomlinson.
—No, por favor —susurró y se precipitó hacia mí, abrazándome por detrás.
—Louis… no… —dije. —Lucharé por lo que quiero, pero si lo que quiero me hace sufrir… creo que es en vano.
—No, no lo es —dijo. —Harry, yo te… —calló instantáneamente.
—¿Tú qué?
Lo empujé y caminé hasta la puerta.
—¡Te amo! —exclamó. —Yo te amo, Hazza.
—Dices mucho y demuestras poco —estiré la mano, cogiendo el picaporte… aún de frente a él.
—¿Bravery? —susurró mirando mi muñeca, rápidamente metí mi mano en el bolsillo de mis jeans.
—Ellas nos apoyan —mascullé. —¡Ellas lo han notado! ¡Han notado todo lo que siento por ti, y tú, grandísimo imbécil, lo ignoras!
—¡He dicho que lo siento! Lamento haber actuado así, no… no era mi idea.
—¡Pero lo hiciste! ¡Lo hiciste y lo haces! Disfrutas de saber que estoy a tus pies, Louis. ¡Lo disfrutas!
Dio algunos pasos firmes hasta mí. —No es así. Odio no poder estar contigo.
—No estás conmigo porque no quieres.
—¡No es así! —Su rostro se acercó peligrosamente al mío.
—Sí, así es… tú lo sabes.
Sus labios atraparon los míos, no quise corresponder al beso. Estaba usando toda mi voluntad para no hacerlo. No quería sucumbir…
—Bésame, Harreh —dijo y apoyó sus manos en mis caderas.
Lo miré a los ojos, sabiendo que ahora iba en serio. Entendiendo que el sufrimiento no era para nosotros. Estábamos destinados a estar juntos.
Así sería.