Amores No Correspondidos ♥ || Novela colectiva || Cancelada temporalmente.

Alexander volvía de fiesta junto a sus amigos, había pasado un buen rato con ellos, se había divertido y su mente se había despejado un poco de los problemas que últimamente estaba teniendo. Alex no era el tipo de persona que pusiera mala cara cuando un inconveniente tocaba su puerta, si no, él trataba de solucionarlo y hacer eso de la mejor manera posible, sin embargo, su paciencia tenía un límite, y había momentos en los que explotaba, como ahora.
Kaya y él llevaban discutiendo por cosas estúpidas, algo extraño en ellos dos.
Alex solía bromear de las relaciones de sus amigos. Mientras, por ejemplo, Sebastian tenía el corazón partido por culpa de Diane o mientras Ethan era controlado por la celosa de Savannah; Kaya y Alex mantenían la relación más perfecta ante los ojos de cualquier persona. Definitivamente, las cosas entre Kaya y Alex iban más que bien, y durante dos años había sido así, hasta ahora. De un día para otro, las cosas entre ellos habían empezado a salirse de control, lo que antes había sido un noviazgo perfecto, ahora estaba cayéndose a pedazos.
La rubia y el castaño compartían poco tiempo… Además, tenían unas cuantas discusiones al día, pero no era nada que no pudiese solucionarse. Sin embargo, las cosas entre ellos no mejoraban, y aunque sólo hacía un par de días esto había comenzado, Alex estaba seguro que cada minuto que pasaba, todo se volvía peor. Era como un agujero sin salida, un pozo sin fondo.

« El día de Navidad de tres años atrás, como tradición de Alex y Sebastian desde que se habían conocido, el dúo de amigos se reunía a beber algo y a comer en la casa de un amigo de Sebs, llamado Travis. Esa noche, iban a cenar pizza, tomar unas cuantas cervezas o whisky, escuchar Red Hot Chili Peppers desde el viejo Volvo de Travis, y quizás, salir a bailar o lo que fuese más conveniente. Antes de la cena, Alex fue el encargado de ir a la pizzería más cercana –Fast Pizza- para pedir una grande de mozzarella, y aunque él esperaba que estuviese cerrado, se sorprendió enormemente cuando una chica de quince, dieciséis años, lo atendió en la caja vistiendo el uniforme del local. Era rubia, alta, y tenía unos enormes ojos azules medio verdosos, pero algo enrojecidos aunque en ese momento Alex no lo notó, que lo atrajeron de inmediato. Alex nunca se había sentido así con nadie antes. Eso era increíble.
— ¿Sí? –la chica preguntó, tenía la voz algo ronca y sin vida, como si hubiera estado muchas horas sin decir ni una sola palabra.
— Eh, sí. –Alexander, que había entrado en una especie de trance, logró salir de éste y volver a fijar su atención en la linda empleada que tenía frente a él. Sí algo había aprendido de su mejor amigo, era a no quedar como estúpido frente a una muchacha. Y menos si ésta era bonita. –Yo quiero ordenar una pizza grande de mozzarella.
Ella sólo asintió.
Alexander la vio alejarse de la caja registradora y partir hacia las cocinas. Definitivamente, él nunca había visto una persona que pudiese poseer tanta belleza junta, y eso no era mentira. Se maldijo por no haber leído el nombre de la chica en su tarjetita de presentación que tenía prendada del uniforme. “Era algo de D…” se dijo, y mientras seguía pendiente de sus cavilaciones, la rubia volvió a atenderlo, portando una caja de pizza en sus manos. Tenía la mirada fija en el suelo, y cuando la levantó para darle el pedido a Alex, éste pudo distinguir algo que había pasado por alto. Ella tenía los ojos rojos, y el rímel corrido. Entendió entonces porqué su voz sonaba tan desgarrada. Y justo en ese momento, Yesterday de la vieja banda británica había terminado, para darle paso a la movida –en parte- canción de una de las agrupaciones preferidas de Alex, RHCP. Reconocería la melodía de Make you feel better en cualquier lugar.
Sólo sonrió.
Y todo pasó en unos segundos…
Ella también lo hizo.
En ese momento, no importaba que Sebastian y Travis estuviesen muriéndose de hambre, que ya sea la medianoche, no importaba nada. Cuando Alexander vio la sonrisa de la chica –a la que aún no sabía el nombre- una calidez le recorrió el cuerpo y lo supo, supo que, tarde o temprano, él estaría con ella. Y estaba seguro que lo lograría.
— Aquí tienes. –la chica murmuró, se notaba un poco cohibida.
When love is the only end and, we are the ones that will make you feel better…
Y la canción seguía sonando, Alexander le agradeció y se fijó en el cartelito que rezaba “Dewlish, Kaya”. Volvió a sonreír.
Desde ahora, Fast Pizza sería su pizzería preferida… y no precisamente por sus pizzas. »

Alexander terminó de recordar aquello con una sonrisa en el rostro. Y tuvo una idea que podría arreglar las cosas, quizás para bien. Entonces, antes de abrir la puerta del departamento, buscó en su celular las canciones viejas y olvidadas que tenía, no se sorprendió al ver casi todas las de RHCP y ACDC, y sólo pudo sentirse afortunado de encontrar lo que buscaba allí.
Entró al apartamento, donde el silencio y la oscuridad reinaban. Se dirigió a la habitación que compartía con su novia, y se enterneció de verla acostada, con su cabello rubio despeinado y tapada hasta el cuello con el acolchado.
Puso Make you feel better al volumen máximo de su celular, y le besó la frente. El sabía que Kaya iba a despertarse inmediatamente, porque tenía sueño ligero.
Cuando ella lo vio, asintió con la cabeza, desconcertada. Pero Alex empezó a cantar, o hizo su intento de cantar.
— You are the one, you’re the only one. You got ripped back light…
Comprendiendo a Kaya, eran cerca de las cinco de la mañana y su novio se ponía a jugar al karaoke en casa. Pero cuando reconoció la canción –sólo que Alex cambiaba unas cuantas palabras- las emociones le recorrieron todo el cuerpo, desde las puntas de los pies hasta la cabeza. Escuchó con atención cada palabra que salía de la boca de su novio, totalmente incrédula de lo que él estaba haciendo por ella.
Cuando la canción terminó, la rubia abrió la boca para hablar, pero Alexander la calló con un beso, un beso que había contenido por mucho tiempo.
— Te amo. –él susurró entre sus labios, separándose un poco.
Y Kaya no pudo hacer nada más que volverlo a besar.
El la amaba. Y ella lo amaba. Y juntos, ellos eran los únicos que podían hacerse sentir mejor, después de cada cosa que pasase, ellos estarían allí, el uno para el otro. Porque ellos se amaban, y no había nadie que pudiese negarlo.