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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 6 de 8. • Comparte
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Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
sakjdgsakjdgakjsdH Oh Dios skajdslak Me encanto el Capitulo*-*
Ahh los Gemelos*-* sakjdhgakjgdakj Me encanta la Broma, de las barbas y eso sakdhlsdka
Siguela Pronto c:
Ahh los Gemelos*-* sakjdhgakjgdakj Me encanta la Broma, de las barbas y eso sakdhlsdka
Siguela Pronto c:
InfiniteMoment
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Soy mala, merezco morir, no he actulizado, pero con el instituto y mis otras historias. Es miercoles os subire capitulo, que no tengo clase Yupi!! :corre: pero mientras tanto os dejo un adelanto
Adelanto del capittulo 11
A Hydra le empezo a doler la cabeza, sabia que algo malo estaba a punto de pasar, coji su varita y sin pensarlo se metio en el laberinto, podía escuchar las voces, pero no podía dejar de correr. Tenía que salvar a Harry.
Os he dejado intrigadas??
Adelanto del capittulo 11
A Hydra le empezo a doler la cabeza, sabia que algo malo estaba a punto de pasar, coji su varita y sin pensarlo se metio en el laberinto, podía escuchar las voces, pero no podía dejar de correr. Tenía que salvar a Harry.
Os he dejado intrigadas??
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
La foto de la novela, os he puesto a todas, (no era muy dificil) y he añadido unos personajes, adivinen quien es la que esta entre harry y sirius
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
ah me ah encantado la foto
esta realmente genial :DD
esta realmente genial :DD
~Susie ∞Wallflower∞
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Capitulo 11
Los campeones se fueron felices y a la vez nerviosos sin pensar lo que les depararía el final del la prueba. Hydra junto con sus amigos se fueron a los mejores puestos a ver como comenzaba la tercera prueba del torneo de los tres magos.
Hydra estaba sentada al lado de George y le tenía tomado de la mano ya que sabía que en la última prueba es donde habían muerto más personas, porque desde que dos personas importantísimas en su vida habían entrado al torneo ella se había dedicado a leer cuanto libro encontrara sobre el maldito Torneo de los tres magos. Como Barty Crouch había desaparecido y creían que había muerto el mismísimo ministro de magia sería el juez faltante en esta prueba tan importante.
- ¡Magos y brujas! Estamos por comenzar la prueba final del Torneo de los Tres Magos. Les recordaré las puntuaciones de nuestros campeones, el señor Potter junto con el señor Diggory están empatados en primer lugar con ochenta y cinco puntos cada uno haciendo que por ahora Hogwarts lleve la ventaja, en segundo lugar se encuentra el señor Krum del Instituto Durmstrang con ochenta puntos y en tercer lugar la señorita Delacour de Beauxbatons -mientras nombraba las puntuaciones cada colegio aplaudía eufóricamente por su campeón.
Hydra aplaudio a Fleur y Harry divisó esto saludándoles con la mano lo cual respondieron felices y muy entusiasmados.
- Cuando suene el cañonazo los campeones de Hogwarts entrarán… tres… dos… uno -explicó Ludo Bagman y luego Filch lanzó el cañonazo haciendo que Harry con Cedric se adentraran juntos al laberinto.
Siguió Viktor y finalmente Fleur provocando que se cerrara la entrada de setos -arbustos gigantes como en la película-, pasó una eternidad para saber algo de los campeones y era uno pidiendo ayuda, Fleur la cual estaba asustadísima parecía como si convulsionara, la señora Pomfrey la llevó para examinar mientras la señora Delacour las acompañaba muy preocupada. Hydra se mordía el labio muy nerviosa y asustada la primera vez que vio las chispas rojas que indicaban que un campeón necesitaba ayuda le apretó fuerte la mano a Fred y ahora luego de un tiempo que para ella eran horas porque estaba oscuro casi se le deja sin circulación la mano del pelirrojo. Pero no, era Viktor el cual apareció inconsciente y con una mirada extraña al cual también llevaron a la tienda de primeros auxilios. Realmente pasó mucho tiempo donde se les podía ver preocupados a los profesores junto con los jueces, nuestra protagonista estaba más que asustada ¿y si Harry se pelea con Cedric por la copa? ¿Y si alguna de esas bestias horrendas de Hagrid les hizo algo? ¿Y si alguno murió?
A Hydra le empezo a doler la cabeza, sabia que algo malo estaba a punto de pasar, coji su varita y sin pensarlo se metio en el laberinto, podía escuchar las voces, pero no podía dejar de correr. Tenía que salvar a Harry.
-¡Hy!- pudo oir a George gritar.
Empezo a buscar a Harry, cuando lo encontro, este estaba a punto de cojer la copa junto a Cedric, Hydra logro cojerlo de la mano, antes de que los tres se fueran a un cementerio,
Hydra sintió que los pies daban contra el suelo.
- ¿Dónde estamos? -preguntó.- ¿Que haces aqui, Hy?
- Salvaros la vida- contesto Hydra
Habían abandonado los terrenos de Hogwarts. Era evidente que habían viajado muchos kilómetros, porque ni siquiera se veían las montañas que rodeaban el castillo. Se hallaban en el cementerio oscuro y descuidado de una pequeña iglesia, cuya silueta se podía ver tras un tejo grande que tenían a la derecha. A la izquierda se alzaba una colina. En la ladera de aquella colina se distinguía apenas la silueta de una casa antigua y magnífica.
- ¿Te dijo alguien que la Copa fuera un traslador? -preguntó Cedric.
- Nadie -respondió Harry, mirando el cementerio-. ¿Será esto parte de la prueba?
- Ni idea -dijo Cedric. -. ¿No deberíamos sacar la varita?
- Sí -asintió Harry.
Hydra tenía la extraña sensación de que los vigilaban.
-Alguien viene -dijo Hydra de pronto.
Escudriñando en la oscuridad, vislumbraron una figura que se acercaba caminando derecho hacia ellos por entre las tumbas. No se podía distinguirle la cara; pero, por la forma en que andaba y la postura de los brazos, pensó que cargaba algo en ellos. Quienquiera que fuera, era de pequeña estatura, y llevaba sobre la cabeza una capa con capucha que le ocultaba el rostro. La distancia entre ellos se acortaba a cada paso, permitiéndoles ver que lo que llevaba el encapuchado parecía un bebé... ¿o era simplemente una túnica arrebujada?
Y entonces, sin previo aviso, la cabeza empezó a dolerle. Fue un dolor más
fuerte que ningún otro que hubiera sentido en toda su vida. Al llevarse las
manos a la cara la varita se le resbaló de los dedos. Se le doblaron las rodillas.
Cayó al suelo y se quedó sin poder ver nada, pensando que la cabeza le iba a estallar.
Desde lo lejos, por encima de su cabeza, oyó una voz fría y aguda que decía:
- Mata al otro.
Entonces Hydra escuchó un silbido y una segunda voz, que gritó al aire de la noche estas palabras:
- ¡Avada Kedavra!
Cedric yacía a su lado, sobre la hierba, con las piernas y los brazos extendidos. Estaba muerto.
El hombrecillo de la capa había posado su lío de ropa y, con la varita encendida, arrastraba a Harry hacia la lápida de mármol. A la luz de la varita, Harry vio el nombre inscrito en la lápida antes de ser arrojado contra ella: TOM RYDDLE
El hombre de la capa hizo aparecer por arte de magia unas cuerdas que
sujetaron firmemente a Harry, atándolo a la lápida desde el cuello a los tobillos.
Harry podía oír el sonido de una respiración rápida y superficial que provenía
de dentro de la capucha. Forcejeó, y el hombre lo golpeó: lo golpeó con una
mano a la que le faltaba un dedo, y entonces Harry comprendió quién se
ocultaba bajo la capucha: Colagusano.
- ¡Tú! -dijo jadeando.
- ¡Harry!- grito Hydra yendo hacia él, pero una voz fría y silbeante le dijo Quedate ahí, si no quieres que sufra
El lío de ropa se agitaba de manera inquietante. Hydra lo miró, y la voz volvio Pronto me conoceras, Hydra
Oyó un ruido a sus pies. Bajó la mirada, y vio una serpiente gigante que se
deslizaba por la hierba. Oyo una voz silbeante, no era la misma que antes Es una alegria conocerla ama Hydra, supo que la serpiente era la que la hablaba. ¿Quien eres> pregunto Hydra a la serpiente. Su mascotaLa serpiente se alejó reptando hasta adentrarse en la oscuridad hacia un caldero.
El líquido que contenía el caldero parecía calentarse muy rápidamente. La superficie comenzó no sólo a borbotear, sino que también lanzaba chispas abrasadoras, como si estuviera ardiendo. El vapor se espesaba emborronando la silueta de Colagusano, que atendía el fuego. El lío de ropa empezó a agitarse más fuerte, y Hydra volvió a oírla voz fría y aguda:
- ¡Date prisa!
La entera superficie del agua relucía por las chispas. Parecía incrustada de brillantes.
- Ya está listo, amo.
- Ahora... —dijo la voz fría.
El hombre abrió el lío de ropa, que parecía una túnica, revelando lo que había dentro. Era como si hubiera levantado una piedra y dejado a la vista algo oculto, horrendo y viscoso... pero cien veces peor de lo que se pueda decir. Lo que Colagusano había llevado con él tenía la forma de un niño agachado, pero Hydra no había visto nunca nada menos parecido a un niño: no tenía pelo, y la piel era de aspecto escamoso, de un negro rojizo oscuro, como carne viva; los brazos y las piernas eran muy delgados y débiles; y la cara... Ningún niño vivo tendría nunca una cara parecida a aquélla: era plana y como de serpiente, con ojos rojos brillantes. Parecía incapaz de valerse por sí mismo: levantó los brazos delgados, se los echó al cuello al hombre, y éste lo levantó.
Luego vio, por un momento, el rostro plano y malvado iluminado por las chispas que saltaban de la superficie de la poción, y oyó el golpe sordo del frágil cuerpo contra el fondo del caldero. Colagusano habló. La voz le salió temblorosa, y parecía aterrorizado.
Levantó la varita, cerró los ojos y habló a la noche:
- ¡Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo!
La superficie de la sepultura se resquebrajó a los pies de Harry. Horrorizado, vio que salía de debajo un fino chorro de polvo y caía suavemente en el caldero. La superficie diamantina del agua se agitó y lanzó un chisporroteo; arrojó chispas en todas direcciones, y se volvió de un azul vivido de aspecto ponzoñoso.
- Sangre de hija, tomada a la fuerza, reviviras a tu padre- dijo el hombre acercandose a Hydra, haciendole un corte y guardando la sangre de Hydra en un frasquecillo para luego echarlo en el caldero.
En aquel momento, el hombre lloriqueaba. Sacó del interior de su túnica una daga plateada, brillante, larga y de hoja delgada. La voz se le quebraba en sollozos de espanto.
- ¡Carne... del vasallo... voluntariamente ofrecida... revivirás a tu señor!
Extendió su mano derecha, la mano a la que le faltaba un dedo. Agarró la daga muy fuerte con la mano izquierda, y la levantó.
Hydra cerró los ojos con todas sus fuerzas y se tapo los oídos para evitar oír el grito que perforó la noche. Oyó un golpe contra el suelo, oyó los jadeos de angustia, y luego el ruido de una salpicadura que le dio asco, como de algo que caía dentro del caldero. Los primos no se atrevían a mirar, pero la poción se había vuelto de un rojo ardiente.
El hombre sollozaba y gemía de dolor. Hasta que notó en la cara su agitada respiración, Harry no se dio cuenta de que se encontraba justo delante de él.
- Sa... sangre del enemigo... tomada por la fuerza... resucitarás al que odias.
- ¡Harry!- grito Hydra pero la voz volvio de nuevo Quieta o sufrira más
El hombre tambaleándose, llevó la sangre de Harry hasta el caldero y la vertió en su interior. Al instante el liquido adquirió un color blanco cegador. Habiendo concluido el trabajo, Colagusano cayó de rodillas al lado del caldero; luego se desplomó de lado y quedó tendido en la hierba, agarrándose el muñón ensangrentado, sollozando y dando gritos ahogados...
El caldero hervía a borbotones, salpicando en todas direcciones chispas de un brillo tan cegador que todo lo demás parecía de una negrura aterciopelada. Nada sucedió...
Y entonces, de repente, se extinguieron las chispas que saltaban del caldero. Una enorme cantidad de vapor blanco surgió formando nubes espesas y lo envolvió todo.
Pero entonces, a través de la niebla, vio, aterrorizado, que del interior del caldero se levantaba lentamente la oscura silueta de un hombre, alto y delgado como un esqueleto.
- Vísteme -dijo por entre el vapor la voz fría y aguda, y Colagusano, sollozando y gimiendo, sin dejar de agarrarse el brazo mutilado, alcanzó con dificultad la túnica negra del suelo, se puso en pie, se acercó a su señor y se la colocó por encima con una sola mano.
El hombre delgado salió del caldero, mirando a Harry fijamente... y Harrycontempló el rostro que había nutrido sus pesadillas durante los últimos tres años. Más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado, y la nariz tan aplastada como la de una serpiente, con pequeñas rajas en ella en vez de orificios.
Despues se fijo en Hydra y sonrio. Hydra solo pudo pensar en una cosa. Lord Voldemort había vuelto.
Fin de Capitulo
El proximo sera mucho peor y solo os digo que Hydra va a sufrir, maldicion :muere:
Los campeones se fueron felices y a la vez nerviosos sin pensar lo que les depararía el final del la prueba. Hydra junto con sus amigos se fueron a los mejores puestos a ver como comenzaba la tercera prueba del torneo de los tres magos.
Hydra estaba sentada al lado de George y le tenía tomado de la mano ya que sabía que en la última prueba es donde habían muerto más personas, porque desde que dos personas importantísimas en su vida habían entrado al torneo ella se había dedicado a leer cuanto libro encontrara sobre el maldito Torneo de los tres magos. Como Barty Crouch había desaparecido y creían que había muerto el mismísimo ministro de magia sería el juez faltante en esta prueba tan importante.
- ¡Magos y brujas! Estamos por comenzar la prueba final del Torneo de los Tres Magos. Les recordaré las puntuaciones de nuestros campeones, el señor Potter junto con el señor Diggory están empatados en primer lugar con ochenta y cinco puntos cada uno haciendo que por ahora Hogwarts lleve la ventaja, en segundo lugar se encuentra el señor Krum del Instituto Durmstrang con ochenta puntos y en tercer lugar la señorita Delacour de Beauxbatons -mientras nombraba las puntuaciones cada colegio aplaudía eufóricamente por su campeón.
Hydra aplaudio a Fleur y Harry divisó esto saludándoles con la mano lo cual respondieron felices y muy entusiasmados.
- Cuando suene el cañonazo los campeones de Hogwarts entrarán… tres… dos… uno -explicó Ludo Bagman y luego Filch lanzó el cañonazo haciendo que Harry con Cedric se adentraran juntos al laberinto.
Siguió Viktor y finalmente Fleur provocando que se cerrara la entrada de setos -arbustos gigantes como en la película-, pasó una eternidad para saber algo de los campeones y era uno pidiendo ayuda, Fleur la cual estaba asustadísima parecía como si convulsionara, la señora Pomfrey la llevó para examinar mientras la señora Delacour las acompañaba muy preocupada. Hydra se mordía el labio muy nerviosa y asustada la primera vez que vio las chispas rojas que indicaban que un campeón necesitaba ayuda le apretó fuerte la mano a Fred y ahora luego de un tiempo que para ella eran horas porque estaba oscuro casi se le deja sin circulación la mano del pelirrojo. Pero no, era Viktor el cual apareció inconsciente y con una mirada extraña al cual también llevaron a la tienda de primeros auxilios. Realmente pasó mucho tiempo donde se les podía ver preocupados a los profesores junto con los jueces, nuestra protagonista estaba más que asustada ¿y si Harry se pelea con Cedric por la copa? ¿Y si alguna de esas bestias horrendas de Hagrid les hizo algo? ¿Y si alguno murió?
A Hydra le empezo a doler la cabeza, sabia que algo malo estaba a punto de pasar, coji su varita y sin pensarlo se metio en el laberinto, podía escuchar las voces, pero no podía dejar de correr. Tenía que salvar a Harry.
-¡Hy!- pudo oir a George gritar.
Empezo a buscar a Harry, cuando lo encontro, este estaba a punto de cojer la copa junto a Cedric, Hydra logro cojerlo de la mano, antes de que los tres se fueran a un cementerio,
Hydra sintió que los pies daban contra el suelo.
- ¿Dónde estamos? -preguntó.- ¿Que haces aqui, Hy?
- Salvaros la vida- contesto Hydra
Habían abandonado los terrenos de Hogwarts. Era evidente que habían viajado muchos kilómetros, porque ni siquiera se veían las montañas que rodeaban el castillo. Se hallaban en el cementerio oscuro y descuidado de una pequeña iglesia, cuya silueta se podía ver tras un tejo grande que tenían a la derecha. A la izquierda se alzaba una colina. En la ladera de aquella colina se distinguía apenas la silueta de una casa antigua y magnífica.
- ¿Te dijo alguien que la Copa fuera un traslador? -preguntó Cedric.
- Nadie -respondió Harry, mirando el cementerio-. ¿Será esto parte de la prueba?
- Ni idea -dijo Cedric. -. ¿No deberíamos sacar la varita?
- Sí -asintió Harry.
Hydra tenía la extraña sensación de que los vigilaban.
-Alguien viene -dijo Hydra de pronto.
Escudriñando en la oscuridad, vislumbraron una figura que se acercaba caminando derecho hacia ellos por entre las tumbas. No se podía distinguirle la cara; pero, por la forma en que andaba y la postura de los brazos, pensó que cargaba algo en ellos. Quienquiera que fuera, era de pequeña estatura, y llevaba sobre la cabeza una capa con capucha que le ocultaba el rostro. La distancia entre ellos se acortaba a cada paso, permitiéndoles ver que lo que llevaba el encapuchado parecía un bebé... ¿o era simplemente una túnica arrebujada?
Y entonces, sin previo aviso, la cabeza empezó a dolerle. Fue un dolor más
fuerte que ningún otro que hubiera sentido en toda su vida. Al llevarse las
manos a la cara la varita se le resbaló de los dedos. Se le doblaron las rodillas.
Cayó al suelo y se quedó sin poder ver nada, pensando que la cabeza le iba a estallar.
Desde lo lejos, por encima de su cabeza, oyó una voz fría y aguda que decía:
- Mata al otro.
Entonces Hydra escuchó un silbido y una segunda voz, que gritó al aire de la noche estas palabras:
- ¡Avada Kedavra!
Cedric yacía a su lado, sobre la hierba, con las piernas y los brazos extendidos. Estaba muerto.
El hombrecillo de la capa había posado su lío de ropa y, con la varita encendida, arrastraba a Harry hacia la lápida de mármol. A la luz de la varita, Harry vio el nombre inscrito en la lápida antes de ser arrojado contra ella: TOM RYDDLE
El hombre de la capa hizo aparecer por arte de magia unas cuerdas que
sujetaron firmemente a Harry, atándolo a la lápida desde el cuello a los tobillos.
Harry podía oír el sonido de una respiración rápida y superficial que provenía
de dentro de la capucha. Forcejeó, y el hombre lo golpeó: lo golpeó con una
mano a la que le faltaba un dedo, y entonces Harry comprendió quién se
ocultaba bajo la capucha: Colagusano.
- ¡Tú! -dijo jadeando.
- ¡Harry!- grito Hydra yendo hacia él, pero una voz fría y silbeante le dijo Quedate ahí, si no quieres que sufra
El lío de ropa se agitaba de manera inquietante. Hydra lo miró, y la voz volvio Pronto me conoceras, Hydra
Oyó un ruido a sus pies. Bajó la mirada, y vio una serpiente gigante que se
deslizaba por la hierba. Oyo una voz silbeante, no era la misma que antes Es una alegria conocerla ama Hydra, supo que la serpiente era la que la hablaba. ¿Quien eres> pregunto Hydra a la serpiente. Su mascotaLa serpiente se alejó reptando hasta adentrarse en la oscuridad hacia un caldero.
El líquido que contenía el caldero parecía calentarse muy rápidamente. La superficie comenzó no sólo a borbotear, sino que también lanzaba chispas abrasadoras, como si estuviera ardiendo. El vapor se espesaba emborronando la silueta de Colagusano, que atendía el fuego. El lío de ropa empezó a agitarse más fuerte, y Hydra volvió a oírla voz fría y aguda:
- ¡Date prisa!
La entera superficie del agua relucía por las chispas. Parecía incrustada de brillantes.
- Ya está listo, amo.
- Ahora... —dijo la voz fría.
El hombre abrió el lío de ropa, que parecía una túnica, revelando lo que había dentro. Era como si hubiera levantado una piedra y dejado a la vista algo oculto, horrendo y viscoso... pero cien veces peor de lo que se pueda decir. Lo que Colagusano había llevado con él tenía la forma de un niño agachado, pero Hydra no había visto nunca nada menos parecido a un niño: no tenía pelo, y la piel era de aspecto escamoso, de un negro rojizo oscuro, como carne viva; los brazos y las piernas eran muy delgados y débiles; y la cara... Ningún niño vivo tendría nunca una cara parecida a aquélla: era plana y como de serpiente, con ojos rojos brillantes. Parecía incapaz de valerse por sí mismo: levantó los brazos delgados, se los echó al cuello al hombre, y éste lo levantó.
Luego vio, por un momento, el rostro plano y malvado iluminado por las chispas que saltaban de la superficie de la poción, y oyó el golpe sordo del frágil cuerpo contra el fondo del caldero. Colagusano habló. La voz le salió temblorosa, y parecía aterrorizado.
Levantó la varita, cerró los ojos y habló a la noche:
- ¡Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo!
La superficie de la sepultura se resquebrajó a los pies de Harry. Horrorizado, vio que salía de debajo un fino chorro de polvo y caía suavemente en el caldero. La superficie diamantina del agua se agitó y lanzó un chisporroteo; arrojó chispas en todas direcciones, y se volvió de un azul vivido de aspecto ponzoñoso.
- Sangre de hija, tomada a la fuerza, reviviras a tu padre- dijo el hombre acercandose a Hydra, haciendole un corte y guardando la sangre de Hydra en un frasquecillo para luego echarlo en el caldero.
En aquel momento, el hombre lloriqueaba. Sacó del interior de su túnica una daga plateada, brillante, larga y de hoja delgada. La voz se le quebraba en sollozos de espanto.
- ¡Carne... del vasallo... voluntariamente ofrecida... revivirás a tu señor!
Extendió su mano derecha, la mano a la que le faltaba un dedo. Agarró la daga muy fuerte con la mano izquierda, y la levantó.
Hydra cerró los ojos con todas sus fuerzas y se tapo los oídos para evitar oír el grito que perforó la noche. Oyó un golpe contra el suelo, oyó los jadeos de angustia, y luego el ruido de una salpicadura que le dio asco, como de algo que caía dentro del caldero. Los primos no se atrevían a mirar, pero la poción se había vuelto de un rojo ardiente.
El hombre sollozaba y gemía de dolor. Hasta que notó en la cara su agitada respiración, Harry no se dio cuenta de que se encontraba justo delante de él.
- Sa... sangre del enemigo... tomada por la fuerza... resucitarás al que odias.
- ¡Harry!- grito Hydra pero la voz volvio de nuevo Quieta o sufrira más
El hombre tambaleándose, llevó la sangre de Harry hasta el caldero y la vertió en su interior. Al instante el liquido adquirió un color blanco cegador. Habiendo concluido el trabajo, Colagusano cayó de rodillas al lado del caldero; luego se desplomó de lado y quedó tendido en la hierba, agarrándose el muñón ensangrentado, sollozando y dando gritos ahogados...
El caldero hervía a borbotones, salpicando en todas direcciones chispas de un brillo tan cegador que todo lo demás parecía de una negrura aterciopelada. Nada sucedió...
Y entonces, de repente, se extinguieron las chispas que saltaban del caldero. Una enorme cantidad de vapor blanco surgió formando nubes espesas y lo envolvió todo.
Pero entonces, a través de la niebla, vio, aterrorizado, que del interior del caldero se levantaba lentamente la oscura silueta de un hombre, alto y delgado como un esqueleto.
- Vísteme -dijo por entre el vapor la voz fría y aguda, y Colagusano, sollozando y gimiendo, sin dejar de agarrarse el brazo mutilado, alcanzó con dificultad la túnica negra del suelo, se puso en pie, se acercó a su señor y se la colocó por encima con una sola mano.
El hombre delgado salió del caldero, mirando a Harry fijamente... y Harrycontempló el rostro que había nutrido sus pesadillas durante los últimos tres años. Más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado, y la nariz tan aplastada como la de una serpiente, con pequeñas rajas en ella en vez de orificios.
Despues se fijo en Hydra y sonrio. Hydra solo pudo pensar en una cosa. Lord Voldemort había vuelto.
Fin de Capitulo
El proximo sera mucho peor y solo os digo que Hydra va a sufrir, maldicion :muere:
Última edición por Patricia-Cullen el Miér 01 Mayo 2013, 5:35 am, editado 1 vez
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
New Reader!!
Me encanta tu novela!!
Hydra y George son tan dcsbcvbjsdbfv
La del medio puede ser....
¿La madre de Hydra?
Chau.
Besos
Me encanta tu novela!!
Hydra y George son tan dcsbcvbjsdbfv
La del medio puede ser....
¿La madre de Hydra?
Chau.
Besos
Lena♥Styles
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Capitulo 12
Voldemort apartó la vista de Hydra y empezó a examinar su propio cuerpo. Las manos eran como grandes arañas blancas; con los largos dedos se acarició el pecho, los brazos, la cara. Los rojos ojos, cuyas pupilas eran alargadas como las de un gato, refulgieron en la oscuridad. Levantó las manos y flexionó los dedos con expresión embelesada y exultante. No hizo el menor caso de Colagusano, que se retorcía sangrando por el suelo, ni de la enorme serpiente, que otra vez había aparecido y daba vueltas alrededor de Harry, emitiendo sutiles silbidos. Voldemort deslizó una de aquellas manos de dedos anormalmente largos en un bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica. También la acarició suavemente, y luego la levantó y apuntó con ella al hombre, que se elevó en el aire y fue a estrellarse contra la tumba a la que Harry estaba atado. Cayó a sus pies y quedó allí, desmadejado y llorando. Voldemort volvió hacia Harry sus rojos ojos, y soltó una risa sin alegría, fría, aguda. La túnica del hombre tenía manchas sanguinolentas, pues éste se había envuelto con ella el muñón del brazo.
- Señor... -rogó con voz ahogada-, señor... me prometisteis... me prometisteis...
- Levanta el brazo -dijo Voldemort.
- ¡Ah, señor... gracias, señor...!
Alargó el muñón ensangrentado, pero Voldemort volvió a reírse.
- ¡El otro brazo, Colagusano!
- Amo, por favor... por favor...
Voldemort se inclinó hacia él y tiró de su brazo izquierdo. Le retiró la manga por encima del codo, y Hydra vio algo en la piel, algo como un tatuaje de color rojo intenso: una calavera con una serpiente que le salía de la boca, la misma imagen que había aparecido en el cielo en los Mundiales de quidditch: la Marca Tenebrosa. Voldemort la examinó cuidadosamente, sin hacer caso del llanto incontrolable de Colagusano.
- Ha retornado -dijo con voz suave-. Todos se habrán dado cuenta... y ahora veremos... ahora sabremos...
Apretó con su largo índice blanco la marca del brazo de Colagusano. La cabeza volvió a dolerle, y Colagusano dejó escapar un nuevo alarido. Voldemort retiró los dedos de la marca de Colagusano, y Hydra vio que se había vuelto de un negro azabache. Con expresión de cruel satisfacción, Voldemort se irguió, echó atrás la cabeza y contempló el oscuro cementerio.
- Al notarlo, ¿cuántos tendrán el valor de regresar? —susurró, fijando en las estrellas sus brillantes ojos rojos-. ¿Y cuántos serán lo bastante locos para no hacerlo?
Comenzó a pasear de un lado a otro ante Harry y Colagusano, barriendo el cementerio con los ojos sin cesar. Después de un minuto volvió a mirar a Harry,y una cruel sonrisa torció su rostro de serpiente.
- Estás sobre los restos de mi difunto padre, Harry -dijo con un suave siseo-. Era muggle y además idiota... como tu querida madre. Pero los dos han tenido su utilidad, ¿no? Tu madre murió para defenderte cuando eras niño... A mi padre lo maté yo, y ya ves lo útil que me ha sido después de muerto.
- ¡Ni se te ocurra reirte de Lily!-grito Hydra
Voldemort se reío del comentario de Hydra. Pero la ignoro.
- ¿Ves la casa de la colina, Potter? En ella vivió mi padre. Mi madre, una bruja que vivía en la aldea, se enamoró de él. Pero mi padre la abandonó cuando supo lo que era ella: no le gustaba la magia.
»La abandonó y se marchó con sus padres muggles antes incluso de que yo naciera, Potter, y ella murió dándome a luz, así que me crié en un orfanato muggle... pero juré encontrarlo... Me vengué de él, de este loco que me dio su nombre, Tom Ryddle.
Siguió paseando, dirigiendo sus rojos ojos de una tumba a otra.
- Lo que son las cosas: yo reviviendo mi historia familiar... -dijo en voz baja-. Vaya, me estoy volviendo sentimental... ¡Pero mira, Harry! Ahí vuelve mi verdadera familia...
El aire se llenó repentinamente de ruido de capas. Por entre las tumbas, detrás del tejo, en cada rincón umbrío, se aparecían magos, todos encapuchados y con máscara. Y uno a uno se iban acercando lenta, cautamente, como si apenas pudieran dar crédito a sus ojos. Voldemort permaneció en silencio, aguardando a que llegaran junto a él. Entonces uno de los mortífagos cayó de rodillas, se arrastró hacia Voldemort y le besó el bajo de la negra túnica.
- Señor... señor... -susurró.
Los mortífagos que estaban tras él hicieron lo mismo. Todos se le fueron acercando de rodillas, y le besaron la túnica antes de retroceder y levantarse para formar un círculo silencioso en torno a la tumba de Tom Ryddle, de forma que Harry, Hydra, Voldemort y Colagusano, que yacía en el suelo sollozando y retorciéndose, quedaron en el centro. Dejaban huecos en el círculo, como si esperaran que apareciera más gente. Voldemort, sin embargo, no parecía aguardar a nadie más. Miró a su alrededor los rostros encapuchados y, aunque no había viento, un ligero temblor recorrió el círculo, haciendo crujir las túnicas.
- Bienvenidos, mortífagos -dijo Voldemort en voz baja-. Trece años... trece años han pasado desde la última vez que nos encontramos. Pero seguís acudiendo a mi llamada como si fuera ayer... ¡Eso quiere decir que seguimos unidos por la Marca Tenebrosa!, ¿no es así?
Echó atrás su terrible cabeza y aspiró, abriendo los agujeros de la nariz, que tenían forma de rendijas.
- Huelo a culpa -dijo-. Hay un hedor a culpa en el ambiente.
Un segundo temblor recorrió el círculo, como si cada uno de sus integrantes sintiera la tentación de retroceder pero no se atreviera.
- Os veo a todos sanos y salvos, con vuestros poderes intactos... ¡qué apariciones tan rápidas!... y me pregunto: ¿por qué este grupo de magos no vino en ayuda de su señor, al que juraron lealtad eterna?
Nadie habló. Nadie se movió salvo Colagusano, que no dejaba de sollozar por su brazo sangrante.
- Y me respondo -susurró Voldemort-: debieron de pensar que yo estaría acabado, que me había ido. Volvieron ante mis enemigos, adujeron que habían actuado por inocencia, por ignorancia, por encantamiento...
»Y entonces me pregunto a mí mismo: ¿cómo pudieron creer que no volvería? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que sabían las precauciones que yo había tomado, tiempo atrás, para preservarme de la muerte? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que habían sido testigos de mi poder, en los tiempos en que era más poderoso que ningún otro mago vivo?
»Y me respondo: quizá creyeron que existía alguien aún más fuerte, alguien capaz de derrotar incluso a lord Voldemort. Tal vez ahora son fieles a ese alguien... ¿tal vez a ese paladín de la gente común, de los sangre sucia y de los muggles, Albus Dumbledore?
A la mención del nombre de Dumbledore, los integrantes del círculo se agitaron, y algunos negaron con la cabeza o murmuraron algo. Voldemort no les hizo caso.
- Me resulta decepcionante. Lo confieso, me siento decepcionado...
Uno de los hombres avanzó hacia Voldemort, rompiendo el círculo. Temblando de pies a cabeza, cayó a sus pies.
- ¡Amo! -gritó-. ¡Perdonadme, señor! ¡Perdonadnos a todos!
Voldemort rompió a reír. Levantó la varita.
-¡Crucio!
El mortífago que estaba en el suelo se retorció y gritó. Voldemort levantó la varita. El mortífago torturado yacía en el suelo, jadeando.
- Levántate, Avery -dijo Voldemort con suavidad-. Levántate. ¿Ruegas clemencia? Yo no tengo clemencia. Yo no olvido. Trece largos años... Te exigiré que me pagues por estos trece años antes de perdonarte. Colagusano ya ha pagado parte de su deuda, ¿no es así, Colagusano? -Bajó la vista hacia éste, que seguía sollozando.- No volviste a mí por lealtad sino por miedo a tus antiguos amigos. Mereces el dolor, Colagusano. Lo sabes, ¿verdad?
- Sí, señor -gimió Colagusano-. Por favor, señor, por favor...
- Aun así, me ayudaste a recuperar mi cuerpo —dijo fríamente Voldemort, mirándolo sollozar en la hierba-. Aunque eres inútil y traicionero, me ayudaste... y lord
Voldemort recompensa a los que lo ayudan. Volvió a levantar la varita e hizo con ella una floritura en el aire. Un rayo de lo que parecía plata derretida salió brillando de ella. Sin forma durante un momento, adquirió luego la de una brillante mano humana, de color semejante a la luz de la luna, que descendió y se adhirió a la muñeca sangrante de Colagusano.
Los sollozos de éste se detuvieron de pronto. Respirando irregular y entrecortadamente, levantó la cabeza y contempló la mano de plata como si no pudiera creerlo. Se había unido al brazo limpiamente, sin señales, como si se hubiera puesto un guante resplandeciente. Flexionó los brillantes dedos y luego, temblando, cogió del suelo una pequeña ramita seca y la estrujó hasta convertirla en polvo.
- Señor -susurró-. Señor... es hermosa... Gracias... mil gracias.
Avanzó de rodillas y besó el bajo de la túnica de Voldemort.
- Que tu lealtad no vuelva a flaquear, Colagusano -le advirtió Voldemort.
- No, mi señor... nunca.
Colagusano se levantó y ocupó su lugar en el círculo, sin dejar de mirarse la mano nueva. En la cara aún le brillaban las lágrimas. Voldemort se acercó entonces al hombre que estaba a la derecha de Colagusano.
- Lucius, mi escurridizo amigo -susurró, deteniéndose ante él-. Me han dicho que no has renunciado a los viejos modos, aunque ante el mundo presentas un rostro respetable. Tengo entendido que sigues dispuesto a tomar la iniciativa en una sesión de tortura de muggles. Sin embargo, nunca intentaste encontrarme, Lucius. Tu demostración en los Mundiales de quidditch estuvo bien, divertida, me atrevería a decir... pero ¿no hubieras hecho mejor en emplear tus energías en encontrar y ayudar a tu señor?
- Señor, estuve en constante alerta -dijo con rapidez la voz de Malfoy, desde debajo de la capucha-. Si hubiera visto cualquier señal vuestra, una pista sobre vuestro paradero, habría acudido inmediatamente a vuestro lado. Nada me lo habría impedido...
- Y aun así escapaste de la Marca Tenebrosa cuando un fiel mortífago la proyectó en el aire el verano pasado -lo interrumpió Voldemort con suavidad, y el señor Malfoy dejó bruscamente de hablar-. Sí, lo sé todo, Lucius. Me has decepcionado... Te perdonare, cuidaste de Hydra, muy bien.
- Por supuesto, señor, por supuesto... Sois misericordioso, gracias.
Voldemort se movió, y se detuvo mirando fijamente al hueco que separaba a Malfoy del siguiente hombre, en el que hubieran cabido bien dos personas.
- Aquí deberían encontrarse los Lestrange -dijo Voldemort en voz baja-. Pero están en Azkaban, sepultados en vida. Fueron fieles, prefirieron Azkaban a renunciar a mí... Cuando asaltemos Azkaban, los Lestrange recibirán más honores de los que puedan imaginarse. Los dementores se unirán a nosotros: son nuestros aliados naturales. Y llamaremos a los gigantes desterrados. Todos mis vasallos devotos volverán a mí, y un ejército de criaturas a quienes todos temen...
Siguió su recorrido. Pasaba ante algunos mortífagos sin decir nada, pero se detenía ante otros y les hablaba:
- Macnair... Colagusano me ha dicho que ahora te dedicas a destruir bestias peligrosas para el Ministerio de Magia. Pronto dispondrás de mejores víctimas, Macnair. Lord Voldemort te proveerá de ellas.
- Gracias, señor... gracias -musitó Macnair.
- Y aquí -Voldemort llegó ante las dos figuras más grandes- tenemos a Crabbe. Esta vez lo harás mejor, ¿no, Crabbe? ¿Y tú, Goyle?
Se inclinaron torpemente, musitando:
- Sí, señor...
- Así será, señor...
- Te digo lo mismo que a ellos, Nott —dijo Voldemort en voz baja, desplazándose hasta una figura encorvada que estaba a la sombra del señor Goyle.
- Señor, me postro ante vos. Soy vuestro más fiel servidor...
- Eso espero -repuso Voldemort.
Llegó ante el hueco más grande de todos, y se quedó mirándolo con sus rojos ojos, inexpresivos, como si pudiera ver a los que faltaban.
—Y aquí tenemos a seis mortífagos desaparecidos... tres de ellos muertos en mi servicio. Otro, demasiado cobarde para venir, lo pagará. Otro que creo que me ha dejado para siempre... ha de morir, por supuesto. Y otro que sigue siendo mi vasallo más fiel, y que ya se ha reincorporado a mi servicio.
Los mortífagos se agitaron. Harry vio que se dirigían miradas unos a otros través de las máscaras.
- Ese fiel vasallo está en Hogwarts, y gracias a sus esfuerzos ha venido aquí esta noche nuestro joven amigo y mi adorable hija...
»Sí -continuó Voldemort, y una sonrisa le torció la boca sin labios, mientras los ojos de todos se clavaban en Harry-. Harry Potter ha tenido la bondad de venir a mi fiesta de renacimiento. Me atrevería a decir que es mi invitado de honor.
Se hizo el silencio. Luego, el mortífago que se encontraba a la derecha de Colagusano avanzó, y la voz de Lucius Malfoy habló desde debajo de la máscara.
- Amo, nosotros ansiamos saber... Os rogamos que nos digáis... como
habéis logrado... este milagro... cómo habéis logrado volver con nosotros...
- Ah, ésa es una historia sorprendente, Lucius -contestó Voldemort-. Una historia que comienza... y termina... con el joven amigo que tenemos aquí.
Se acercó a Harry con desgana, y ambos fueron entonces el centro de atención. La serpiente seguía dando vueltas alrededor de Harry.
- Naturalmente, sabéis que a este muchacho lo han llamado «mi caída» -dijo Voldemort suavemente, clavando sus rojos ojos en Harry-. Todos sabéis que, la noche en que perdí mis poderes y mi cuerpo, había querido matarlo. Su madre y si tía murieron para salvarlo, y sin saberlo fueron para él un escudo que yo no había previsto... No pude tocarlo.
Voldemort levantó uno de sus largos dedos blancos, y lo puso muy cerca de la mejilla de Harry.
- Su madre y su tía dejó en él las huellas de sus sacrificios... esto es magia antigua; tendría que haberlo recordado, no me explico cómo lo pasé por alto... Pero no importa: ahora sí que puedo tocarlo.
Harry sintió el contacto de la fría yema del dedo largo y blanco, y creyó que la cabeza le iba a estallar de dolor. Voldemort rió suavemente en su oído; luego retiró el dedo y siguió dirigiéndose a los mortífagos.
- Me equivoqué, amigos, lo admito. Mi maldición fue desviada por los locos sacrificios de las mujeres y rebotó contra mí. Aaah... un dolor por encima de lo imaginable, amigos. Nada hubiera podido prepararme para soportarlo. Fui arrancado del cuerpo, quedé convertido en algo que era menos que espíritu, menos que el más sutil de los fantasmas... y, sin embargo, seguía vivo. Lo que fui entonces, ni siquiera yo lo sé... Yo, que he ido más lejos que nadie en el camino hacia la inmortalidad. Vosotros conocéis mi meta: conquistar la muerte. Y entonces fui puesto a prueba, y resultó que alguno de mis experimento funcionó bien... porque no llegué a morir aunque la maldición debiera haberme matado. No obstante, quedé tan desprovisto de poder como la más débil criatura viva, y sin ningún recurso que me ayudara... porque no tenía cuerpo, y cualquier hechizo que pudiera haberme ayudado requería la utilización de una varita.
»Sólo recuerdo que me obligué a mí mismo a existir, sin desfallecer. Me establecí en un lugar alejado, en un bosque, y esperé... Sin duda, alguno de mis fieles mortífagos trataría de encontrarme... alguno de ellos vendría y practicaría la magia que yo no podía, para devolverme a un cuerpo. Pero esperé en vano.
Un estremecimiento recorrió de nuevo el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar:
- Sólo conservaba uno de mis poderes: el de ocupar los cuerpos de otros. Pero no me atrevía a ir a donde hubiera abundancia de humanos, porque sabía que los aurores seguían buscándome por el extranjero. En ocasiones habité el cuerpo de animales, pero en ellos no estaba mucho mejor que siendo puro espíritu, porque sus cuerpos son poco aptos para realizar magia... y, además, mi posesión de ellos les
acortaba la vida. Ninguno duró mucho.
»Luego... hace cuatro años... encontré algo que parecía asegurarme el retorno. Un mago joven y confiado vagaba por el camino del bosque que había convertido en mi hogar. Era la oportunidad con la que había estado soñando, pues se trataba de un profesor del colegio de Dumbledore. Fue fácil doblegarlo a mi voluntad... Me trajo de vuelta a este país, y después de un tiempo ocupé su cuerpo para vigilarlo de cerca mientras cumplía mis órdenes. Pero el plan falló: no logré robar la piedra filosofal. Perdí la oportunidad de asegurarme la vida inmortal. Una vez más, Harry Potter frustró mi intento...
Volvió a hacerse el silencio. Nada se movía, ni siquiera las hojas del tejo.
Los mortífagos estaban completamente inmóviles, y en las máscaras les brillaban los ojos, fijos en Voldemort y en Harry.
- Mi vasallo murió cuando dejé su cuerpo, y yo quedé tan debilitado como antes-prosiguió Voldemort-. Volví a mi lejano refugio temiendo que nunca recuperaría mis poderes. Sí, aquéllos fueron mis peores días: no podía esperar encontrarme otro mago cuyo cuerpo pudiera ocupar... y ya había perdido toda esperanza de que mis mortífagos se preocuparan por lo que hubiera sido de mí.
Uno o dos de los enmascarados hicieron gestos de incomodidad, pero Voldemort no hizo caso.
- Y entonces, no hace ni un año, cuando ya había abandonado toda esperanza, sucedió al fin: un vasallo volvió a mí. Colagusano, aquí presente, que había fingido su propia muerte para huir de la justicia, fue descubierto y decidió volver junto a su señor. Me buscó por el país en que se rumoreaba que me había ocultado... ayudado, claro, por las ratas que fue encontrando por el camino. Colagusano tiene una curiosa afinidad con las ratas, ¿no es así? Sus sucios amiguitos le dijeron que, en las profundidades de un bosque albanés, había un lugar que evitaban, en el que animales pequeños como ellas habían encontrado la muerte al quedar poseídos por una sombra oscura.
»Pero su viaje de regreso a mí no careció de tropiezos, ¿verdad, Colagusano? Porque una noche, hambriento, en las lindes del mismo bosque en que esperaba encontrarme, paró imprudentemente en una posada para comer algo... ¿y a quién diríais que halló allí? A la mismísima Bertha Jorkins, una bruja del Ministerio de Magia.
»Ahora veréis cómo el hado favorece a lord Voldemort: aquél podría haber sido el final de Colagusano y de mi última esperanza de regeneración, pero Colagusano convenció a Bertha Jorkins de que lo acompañara a un paseo a la luz de la luna; la dominó... y la trajo hasta mí. Y Bertha Jorkins, que podría haberlo echado todo a perder, resultó ser un regalo mejor del que hubiera podido soñar... porque, con un poco de persuasión, se convirtió en una verdadera mina de información.
»Fue ella la que me dijo que el Torneo de los tres magos tendría lugar en Hogwarts durante este curso, y también la que me habló de un fiel mortífago que estaría deseando ayudarme, si conseguía ponerme en contacto con él. Me dijo muchas cosas... pero los medios que utilicé a fin de romper el encantamiento que le habían echado para borrarle la memoria fueron demasiado fuertes, y, cuando le hube sacado toda la información útil, tenía la mente y el cuerpo en tan mal estado que no había arreglo posible. Ya me había servido. No podía encarnarme en su cuerpo, así que me deshice de ella.
Voldemort sonrió con su horrenda sonrisa. Sus rojos ojos tenían unamirada cruel y extraviada.
- El cuerpo de Colagusano, por supuesto, era poco adecuado para mi encarnación, puesto que todos lo creían muerto y, de ser visto, atraería demasiado la atención. Sin embargo, él fue el vasallo que yo necesitaba, dotado de un cuerpo que puso a mi servicio. Y, aunque no es un gran mago, pudo seguir las instrucciones que le daba y que me fueron devolviendo a un cuerpo, al mío propio, aunque débil y rudimentario; un cuerpo que podía habitar mientras aguardaba los ingredientes esenciales para el verdadero renacimiento... Uno o dos encantamientos de mi invención, un poco de ayuda de mi querida Nagini... -los ojos de Voldemort se dirigieron a la serpiente, que no dejaba de dar vueltas—, una poción elaborada con sangre de unicornio, y el veneno de reptil que Nagini nos proporcionó... y retomé enseguida una forma casi humana, y me encontré lo bastante fuerte para viajar.
»Ya no había esperanza de robar la piedra filosofal, porque sabía que Dumbledore se habría ocupado de destruirla. Pero estaba deseando abrazar de nuevo la vida mortal, antes de buscar la inmortal. Así que me propuse expectativas más modestas: me conformaría con retornar a mi antiguo cuerpo, y a mi antigua fuerza.
»Sabía que para lograrlo necesitaría cuatro ingredientes muy poderosos. Bueno, uno de ellos ya estaba a mano, ¿verdad, Colagusano? Carne ofrecida por un vasallo...
»El hueso de mi padre, naturalmente, nos obligaba a desplazarnos a este lugar, donde está enterrado. La sangre de mi hija no sería muy dificil de conseguir, ya que poseo parte de su cuerpo. Pero la sangre de un enemigo... Si por Colagusano hubiera sido, habría utilizado la de cualquier mago, ¿verdad? Cualquier mago que me odiara... ¡y hay tantos que todavía lo hacen! Pero yo sabía a quién tenía que usar si quería ser aun más fuerte de lo que había sido antes de mi caída: quería la sangre de Harry Potter, quería la sangre del que me había desprovisto de fuerza trece años antes, para que la persistente protección que una vez le dio su madre residiera también en mis venas.
»Pero ¿cómo atrapar a Harry Potter? Porque ha estado mejor protegido de lo que incluso él imagina, protegido por medios ingeniados hace tiempo por Dumbledore, cuando se ocupó del futuro del muchacho. Dumbledore invocó magia muy antigua para asegurarse de que el niño no sufría daño mientras se hallaba al cuidado de sus parientes. Ni siquiera yo podía tocarlo allí... Luego, naturalmente, estaban los Mundiales de quldditch. Pensé que su protección se debilitaría en el estadio, lejos de sus parientes y de Dumbledore, pero yo todavía no me encontraba lo bastante fuerte para intentar secuestrarlo en medio de una horda de magos del Ministerio. Y después el muchacho volvería a Hogwarts, donde desde la mañana a la noche estaría bajo la nariz aguileña de ese loco amigo de los muggles. Así que ¿cómo podía atraparlo?
»Pues, por supuesto, aprovechándome de la información de Bertha: usando a mi único mortífago fiel, establecido en Hogwarts, para asegurarme de que el nombre del muchacho entraba en el cáliz de fuego, usándolo para asegurarme de que el muchacho ganaba el Torneo... de que era el primero en tocar la copa, la Copa que mi mortífago habría convertido en un traslador que lo traería aquí, lejos de la protección de Dumbledore, a mis brazos expectantes .Y aquí está... el muchacho que todos vosotros creíais que había sido «mi caída».
Voldemort avanzó lentamente, y volvió su rostro a Harry. Levantó su varita.
- ¡Crucio!
- ¡HARRY!-grito Hydra sollozando, la voz volvio nuevamente Te dije que te callases
Voldemort se giro hacia ella y grito: ¡Crucio!
Voldemort apartó la vista de Hydra y empezó a examinar su propio cuerpo. Las manos eran como grandes arañas blancas; con los largos dedos se acarició el pecho, los brazos, la cara. Los rojos ojos, cuyas pupilas eran alargadas como las de un gato, refulgieron en la oscuridad. Levantó las manos y flexionó los dedos con expresión embelesada y exultante. No hizo el menor caso de Colagusano, que se retorcía sangrando por el suelo, ni de la enorme serpiente, que otra vez había aparecido y daba vueltas alrededor de Harry, emitiendo sutiles silbidos. Voldemort deslizó una de aquellas manos de dedos anormalmente largos en un bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica. También la acarició suavemente, y luego la levantó y apuntó con ella al hombre, que se elevó en el aire y fue a estrellarse contra la tumba a la que Harry estaba atado. Cayó a sus pies y quedó allí, desmadejado y llorando. Voldemort volvió hacia Harry sus rojos ojos, y soltó una risa sin alegría, fría, aguda. La túnica del hombre tenía manchas sanguinolentas, pues éste se había envuelto con ella el muñón del brazo.
- Señor... -rogó con voz ahogada-, señor... me prometisteis... me prometisteis...
- Levanta el brazo -dijo Voldemort.
- ¡Ah, señor... gracias, señor...!
Alargó el muñón ensangrentado, pero Voldemort volvió a reírse.
- ¡El otro brazo, Colagusano!
- Amo, por favor... por favor...
Voldemort se inclinó hacia él y tiró de su brazo izquierdo. Le retiró la manga por encima del codo, y Hydra vio algo en la piel, algo como un tatuaje de color rojo intenso: una calavera con una serpiente que le salía de la boca, la misma imagen que había aparecido en el cielo en los Mundiales de quidditch: la Marca Tenebrosa. Voldemort la examinó cuidadosamente, sin hacer caso del llanto incontrolable de Colagusano.
- Ha retornado -dijo con voz suave-. Todos se habrán dado cuenta... y ahora veremos... ahora sabremos...
Apretó con su largo índice blanco la marca del brazo de Colagusano. La cabeza volvió a dolerle, y Colagusano dejó escapar un nuevo alarido. Voldemort retiró los dedos de la marca de Colagusano, y Hydra vio que se había vuelto de un negro azabache. Con expresión de cruel satisfacción, Voldemort se irguió, echó atrás la cabeza y contempló el oscuro cementerio.
- Al notarlo, ¿cuántos tendrán el valor de regresar? —susurró, fijando en las estrellas sus brillantes ojos rojos-. ¿Y cuántos serán lo bastante locos para no hacerlo?
Comenzó a pasear de un lado a otro ante Harry y Colagusano, barriendo el cementerio con los ojos sin cesar. Después de un minuto volvió a mirar a Harry,y una cruel sonrisa torció su rostro de serpiente.
- Estás sobre los restos de mi difunto padre, Harry -dijo con un suave siseo-. Era muggle y además idiota... como tu querida madre. Pero los dos han tenido su utilidad, ¿no? Tu madre murió para defenderte cuando eras niño... A mi padre lo maté yo, y ya ves lo útil que me ha sido después de muerto.
- ¡Ni se te ocurra reirte de Lily!-grito Hydra
Voldemort se reío del comentario de Hydra. Pero la ignoro.
- ¿Ves la casa de la colina, Potter? En ella vivió mi padre. Mi madre, una bruja que vivía en la aldea, se enamoró de él. Pero mi padre la abandonó cuando supo lo que era ella: no le gustaba la magia.
»La abandonó y se marchó con sus padres muggles antes incluso de que yo naciera, Potter, y ella murió dándome a luz, así que me crié en un orfanato muggle... pero juré encontrarlo... Me vengué de él, de este loco que me dio su nombre, Tom Ryddle.
Siguió paseando, dirigiendo sus rojos ojos de una tumba a otra.
- Lo que son las cosas: yo reviviendo mi historia familiar... -dijo en voz baja-. Vaya, me estoy volviendo sentimental... ¡Pero mira, Harry! Ahí vuelve mi verdadera familia...
El aire se llenó repentinamente de ruido de capas. Por entre las tumbas, detrás del tejo, en cada rincón umbrío, se aparecían magos, todos encapuchados y con máscara. Y uno a uno se iban acercando lenta, cautamente, como si apenas pudieran dar crédito a sus ojos. Voldemort permaneció en silencio, aguardando a que llegaran junto a él. Entonces uno de los mortífagos cayó de rodillas, se arrastró hacia Voldemort y le besó el bajo de la negra túnica.
- Señor... señor... -susurró.
Los mortífagos que estaban tras él hicieron lo mismo. Todos se le fueron acercando de rodillas, y le besaron la túnica antes de retroceder y levantarse para formar un círculo silencioso en torno a la tumba de Tom Ryddle, de forma que Harry, Hydra, Voldemort y Colagusano, que yacía en el suelo sollozando y retorciéndose, quedaron en el centro. Dejaban huecos en el círculo, como si esperaran que apareciera más gente. Voldemort, sin embargo, no parecía aguardar a nadie más. Miró a su alrededor los rostros encapuchados y, aunque no había viento, un ligero temblor recorrió el círculo, haciendo crujir las túnicas.
- Bienvenidos, mortífagos -dijo Voldemort en voz baja-. Trece años... trece años han pasado desde la última vez que nos encontramos. Pero seguís acudiendo a mi llamada como si fuera ayer... ¡Eso quiere decir que seguimos unidos por la Marca Tenebrosa!, ¿no es así?
Echó atrás su terrible cabeza y aspiró, abriendo los agujeros de la nariz, que tenían forma de rendijas.
- Huelo a culpa -dijo-. Hay un hedor a culpa en el ambiente.
Un segundo temblor recorrió el círculo, como si cada uno de sus integrantes sintiera la tentación de retroceder pero no se atreviera.
- Os veo a todos sanos y salvos, con vuestros poderes intactos... ¡qué apariciones tan rápidas!... y me pregunto: ¿por qué este grupo de magos no vino en ayuda de su señor, al que juraron lealtad eterna?
Nadie habló. Nadie se movió salvo Colagusano, que no dejaba de sollozar por su brazo sangrante.
- Y me respondo -susurró Voldemort-: debieron de pensar que yo estaría acabado, que me había ido. Volvieron ante mis enemigos, adujeron que habían actuado por inocencia, por ignorancia, por encantamiento...
»Y entonces me pregunto a mí mismo: ¿cómo pudieron creer que no volvería? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que sabían las precauciones que yo había tomado, tiempo atrás, para preservarme de la muerte? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que habían sido testigos de mi poder, en los tiempos en que era más poderoso que ningún otro mago vivo?
»Y me respondo: quizá creyeron que existía alguien aún más fuerte, alguien capaz de derrotar incluso a lord Voldemort. Tal vez ahora son fieles a ese alguien... ¿tal vez a ese paladín de la gente común, de los sangre sucia y de los muggles, Albus Dumbledore?
A la mención del nombre de Dumbledore, los integrantes del círculo se agitaron, y algunos negaron con la cabeza o murmuraron algo. Voldemort no les hizo caso.
- Me resulta decepcionante. Lo confieso, me siento decepcionado...
Uno de los hombres avanzó hacia Voldemort, rompiendo el círculo. Temblando de pies a cabeza, cayó a sus pies.
- ¡Amo! -gritó-. ¡Perdonadme, señor! ¡Perdonadnos a todos!
Voldemort rompió a reír. Levantó la varita.
-¡Crucio!
El mortífago que estaba en el suelo se retorció y gritó. Voldemort levantó la varita. El mortífago torturado yacía en el suelo, jadeando.
- Levántate, Avery -dijo Voldemort con suavidad-. Levántate. ¿Ruegas clemencia? Yo no tengo clemencia. Yo no olvido. Trece largos años... Te exigiré que me pagues por estos trece años antes de perdonarte. Colagusano ya ha pagado parte de su deuda, ¿no es así, Colagusano? -Bajó la vista hacia éste, que seguía sollozando.- No volviste a mí por lealtad sino por miedo a tus antiguos amigos. Mereces el dolor, Colagusano. Lo sabes, ¿verdad?
- Sí, señor -gimió Colagusano-. Por favor, señor, por favor...
- Aun así, me ayudaste a recuperar mi cuerpo —dijo fríamente Voldemort, mirándolo sollozar en la hierba-. Aunque eres inútil y traicionero, me ayudaste... y lord
Voldemort recompensa a los que lo ayudan. Volvió a levantar la varita e hizo con ella una floritura en el aire. Un rayo de lo que parecía plata derretida salió brillando de ella. Sin forma durante un momento, adquirió luego la de una brillante mano humana, de color semejante a la luz de la luna, que descendió y se adhirió a la muñeca sangrante de Colagusano.
Los sollozos de éste se detuvieron de pronto. Respirando irregular y entrecortadamente, levantó la cabeza y contempló la mano de plata como si no pudiera creerlo. Se había unido al brazo limpiamente, sin señales, como si se hubiera puesto un guante resplandeciente. Flexionó los brillantes dedos y luego, temblando, cogió del suelo una pequeña ramita seca y la estrujó hasta convertirla en polvo.
- Señor -susurró-. Señor... es hermosa... Gracias... mil gracias.
Avanzó de rodillas y besó el bajo de la túnica de Voldemort.
- Que tu lealtad no vuelva a flaquear, Colagusano -le advirtió Voldemort.
- No, mi señor... nunca.
Colagusano se levantó y ocupó su lugar en el círculo, sin dejar de mirarse la mano nueva. En la cara aún le brillaban las lágrimas. Voldemort se acercó entonces al hombre que estaba a la derecha de Colagusano.
- Lucius, mi escurridizo amigo -susurró, deteniéndose ante él-. Me han dicho que no has renunciado a los viejos modos, aunque ante el mundo presentas un rostro respetable. Tengo entendido que sigues dispuesto a tomar la iniciativa en una sesión de tortura de muggles. Sin embargo, nunca intentaste encontrarme, Lucius. Tu demostración en los Mundiales de quidditch estuvo bien, divertida, me atrevería a decir... pero ¿no hubieras hecho mejor en emplear tus energías en encontrar y ayudar a tu señor?
- Señor, estuve en constante alerta -dijo con rapidez la voz de Malfoy, desde debajo de la capucha-. Si hubiera visto cualquier señal vuestra, una pista sobre vuestro paradero, habría acudido inmediatamente a vuestro lado. Nada me lo habría impedido...
- Y aun así escapaste de la Marca Tenebrosa cuando un fiel mortífago la proyectó en el aire el verano pasado -lo interrumpió Voldemort con suavidad, y el señor Malfoy dejó bruscamente de hablar-. Sí, lo sé todo, Lucius. Me has decepcionado... Te perdonare, cuidaste de Hydra, muy bien.
- Por supuesto, señor, por supuesto... Sois misericordioso, gracias.
Voldemort se movió, y se detuvo mirando fijamente al hueco que separaba a Malfoy del siguiente hombre, en el que hubieran cabido bien dos personas.
- Aquí deberían encontrarse los Lestrange -dijo Voldemort en voz baja-. Pero están en Azkaban, sepultados en vida. Fueron fieles, prefirieron Azkaban a renunciar a mí... Cuando asaltemos Azkaban, los Lestrange recibirán más honores de los que puedan imaginarse. Los dementores se unirán a nosotros: son nuestros aliados naturales. Y llamaremos a los gigantes desterrados. Todos mis vasallos devotos volverán a mí, y un ejército de criaturas a quienes todos temen...
Siguió su recorrido. Pasaba ante algunos mortífagos sin decir nada, pero se detenía ante otros y les hablaba:
- Macnair... Colagusano me ha dicho que ahora te dedicas a destruir bestias peligrosas para el Ministerio de Magia. Pronto dispondrás de mejores víctimas, Macnair. Lord Voldemort te proveerá de ellas.
- Gracias, señor... gracias -musitó Macnair.
- Y aquí -Voldemort llegó ante las dos figuras más grandes- tenemos a Crabbe. Esta vez lo harás mejor, ¿no, Crabbe? ¿Y tú, Goyle?
Se inclinaron torpemente, musitando:
- Sí, señor...
- Así será, señor...
- Te digo lo mismo que a ellos, Nott —dijo Voldemort en voz baja, desplazándose hasta una figura encorvada que estaba a la sombra del señor Goyle.
- Señor, me postro ante vos. Soy vuestro más fiel servidor...
- Eso espero -repuso Voldemort.
Llegó ante el hueco más grande de todos, y se quedó mirándolo con sus rojos ojos, inexpresivos, como si pudiera ver a los que faltaban.
—Y aquí tenemos a seis mortífagos desaparecidos... tres de ellos muertos en mi servicio. Otro, demasiado cobarde para venir, lo pagará. Otro que creo que me ha dejado para siempre... ha de morir, por supuesto. Y otro que sigue siendo mi vasallo más fiel, y que ya se ha reincorporado a mi servicio.
Los mortífagos se agitaron. Harry vio que se dirigían miradas unos a otros través de las máscaras.
- Ese fiel vasallo está en Hogwarts, y gracias a sus esfuerzos ha venido aquí esta noche nuestro joven amigo y mi adorable hija...
»Sí -continuó Voldemort, y una sonrisa le torció la boca sin labios, mientras los ojos de todos se clavaban en Harry-. Harry Potter ha tenido la bondad de venir a mi fiesta de renacimiento. Me atrevería a decir que es mi invitado de honor.
Se hizo el silencio. Luego, el mortífago que se encontraba a la derecha de Colagusano avanzó, y la voz de Lucius Malfoy habló desde debajo de la máscara.
- Amo, nosotros ansiamos saber... Os rogamos que nos digáis... como
habéis logrado... este milagro... cómo habéis logrado volver con nosotros...
- Ah, ésa es una historia sorprendente, Lucius -contestó Voldemort-. Una historia que comienza... y termina... con el joven amigo que tenemos aquí.
Se acercó a Harry con desgana, y ambos fueron entonces el centro de atención. La serpiente seguía dando vueltas alrededor de Harry.
- Naturalmente, sabéis que a este muchacho lo han llamado «mi caída» -dijo Voldemort suavemente, clavando sus rojos ojos en Harry-. Todos sabéis que, la noche en que perdí mis poderes y mi cuerpo, había querido matarlo. Su madre y si tía murieron para salvarlo, y sin saberlo fueron para él un escudo que yo no había previsto... No pude tocarlo.
Voldemort levantó uno de sus largos dedos blancos, y lo puso muy cerca de la mejilla de Harry.
- Su madre y su tía dejó en él las huellas de sus sacrificios... esto es magia antigua; tendría que haberlo recordado, no me explico cómo lo pasé por alto... Pero no importa: ahora sí que puedo tocarlo.
Harry sintió el contacto de la fría yema del dedo largo y blanco, y creyó que la cabeza le iba a estallar de dolor. Voldemort rió suavemente en su oído; luego retiró el dedo y siguió dirigiéndose a los mortífagos.
- Me equivoqué, amigos, lo admito. Mi maldición fue desviada por los locos sacrificios de las mujeres y rebotó contra mí. Aaah... un dolor por encima de lo imaginable, amigos. Nada hubiera podido prepararme para soportarlo. Fui arrancado del cuerpo, quedé convertido en algo que era menos que espíritu, menos que el más sutil de los fantasmas... y, sin embargo, seguía vivo. Lo que fui entonces, ni siquiera yo lo sé... Yo, que he ido más lejos que nadie en el camino hacia la inmortalidad. Vosotros conocéis mi meta: conquistar la muerte. Y entonces fui puesto a prueba, y resultó que alguno de mis experimento funcionó bien... porque no llegué a morir aunque la maldición debiera haberme matado. No obstante, quedé tan desprovisto de poder como la más débil criatura viva, y sin ningún recurso que me ayudara... porque no tenía cuerpo, y cualquier hechizo que pudiera haberme ayudado requería la utilización de una varita.
»Sólo recuerdo que me obligué a mí mismo a existir, sin desfallecer. Me establecí en un lugar alejado, en un bosque, y esperé... Sin duda, alguno de mis fieles mortífagos trataría de encontrarme... alguno de ellos vendría y practicaría la magia que yo no podía, para devolverme a un cuerpo. Pero esperé en vano.
Un estremecimiento recorrió de nuevo el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar:
- Sólo conservaba uno de mis poderes: el de ocupar los cuerpos de otros. Pero no me atrevía a ir a donde hubiera abundancia de humanos, porque sabía que los aurores seguían buscándome por el extranjero. En ocasiones habité el cuerpo de animales, pero en ellos no estaba mucho mejor que siendo puro espíritu, porque sus cuerpos son poco aptos para realizar magia... y, además, mi posesión de ellos les
acortaba la vida. Ninguno duró mucho.
»Luego... hace cuatro años... encontré algo que parecía asegurarme el retorno. Un mago joven y confiado vagaba por el camino del bosque que había convertido en mi hogar. Era la oportunidad con la que había estado soñando, pues se trataba de un profesor del colegio de Dumbledore. Fue fácil doblegarlo a mi voluntad... Me trajo de vuelta a este país, y después de un tiempo ocupé su cuerpo para vigilarlo de cerca mientras cumplía mis órdenes. Pero el plan falló: no logré robar la piedra filosofal. Perdí la oportunidad de asegurarme la vida inmortal. Una vez más, Harry Potter frustró mi intento...
Volvió a hacerse el silencio. Nada se movía, ni siquiera las hojas del tejo.
Los mortífagos estaban completamente inmóviles, y en las máscaras les brillaban los ojos, fijos en Voldemort y en Harry.
- Mi vasallo murió cuando dejé su cuerpo, y yo quedé tan debilitado como antes-prosiguió Voldemort-. Volví a mi lejano refugio temiendo que nunca recuperaría mis poderes. Sí, aquéllos fueron mis peores días: no podía esperar encontrarme otro mago cuyo cuerpo pudiera ocupar... y ya había perdido toda esperanza de que mis mortífagos se preocuparan por lo que hubiera sido de mí.
Uno o dos de los enmascarados hicieron gestos de incomodidad, pero Voldemort no hizo caso.
- Y entonces, no hace ni un año, cuando ya había abandonado toda esperanza, sucedió al fin: un vasallo volvió a mí. Colagusano, aquí presente, que había fingido su propia muerte para huir de la justicia, fue descubierto y decidió volver junto a su señor. Me buscó por el país en que se rumoreaba que me había ocultado... ayudado, claro, por las ratas que fue encontrando por el camino. Colagusano tiene una curiosa afinidad con las ratas, ¿no es así? Sus sucios amiguitos le dijeron que, en las profundidades de un bosque albanés, había un lugar que evitaban, en el que animales pequeños como ellas habían encontrado la muerte al quedar poseídos por una sombra oscura.
»Pero su viaje de regreso a mí no careció de tropiezos, ¿verdad, Colagusano? Porque una noche, hambriento, en las lindes del mismo bosque en que esperaba encontrarme, paró imprudentemente en una posada para comer algo... ¿y a quién diríais que halló allí? A la mismísima Bertha Jorkins, una bruja del Ministerio de Magia.
»Ahora veréis cómo el hado favorece a lord Voldemort: aquél podría haber sido el final de Colagusano y de mi última esperanza de regeneración, pero Colagusano convenció a Bertha Jorkins de que lo acompañara a un paseo a la luz de la luna; la dominó... y la trajo hasta mí. Y Bertha Jorkins, que podría haberlo echado todo a perder, resultó ser un regalo mejor del que hubiera podido soñar... porque, con un poco de persuasión, se convirtió en una verdadera mina de información.
»Fue ella la que me dijo que el Torneo de los tres magos tendría lugar en Hogwarts durante este curso, y también la que me habló de un fiel mortífago que estaría deseando ayudarme, si conseguía ponerme en contacto con él. Me dijo muchas cosas... pero los medios que utilicé a fin de romper el encantamiento que le habían echado para borrarle la memoria fueron demasiado fuertes, y, cuando le hube sacado toda la información útil, tenía la mente y el cuerpo en tan mal estado que no había arreglo posible. Ya me había servido. No podía encarnarme en su cuerpo, así que me deshice de ella.
Voldemort sonrió con su horrenda sonrisa. Sus rojos ojos tenían unamirada cruel y extraviada.
- El cuerpo de Colagusano, por supuesto, era poco adecuado para mi encarnación, puesto que todos lo creían muerto y, de ser visto, atraería demasiado la atención. Sin embargo, él fue el vasallo que yo necesitaba, dotado de un cuerpo que puso a mi servicio. Y, aunque no es un gran mago, pudo seguir las instrucciones que le daba y que me fueron devolviendo a un cuerpo, al mío propio, aunque débil y rudimentario; un cuerpo que podía habitar mientras aguardaba los ingredientes esenciales para el verdadero renacimiento... Uno o dos encantamientos de mi invención, un poco de ayuda de mi querida Nagini... -los ojos de Voldemort se dirigieron a la serpiente, que no dejaba de dar vueltas—, una poción elaborada con sangre de unicornio, y el veneno de reptil que Nagini nos proporcionó... y retomé enseguida una forma casi humana, y me encontré lo bastante fuerte para viajar.
»Ya no había esperanza de robar la piedra filosofal, porque sabía que Dumbledore se habría ocupado de destruirla. Pero estaba deseando abrazar de nuevo la vida mortal, antes de buscar la inmortal. Así que me propuse expectativas más modestas: me conformaría con retornar a mi antiguo cuerpo, y a mi antigua fuerza.
»Sabía que para lograrlo necesitaría cuatro ingredientes muy poderosos. Bueno, uno de ellos ya estaba a mano, ¿verdad, Colagusano? Carne ofrecida por un vasallo...
»El hueso de mi padre, naturalmente, nos obligaba a desplazarnos a este lugar, donde está enterrado. La sangre de mi hija no sería muy dificil de conseguir, ya que poseo parte de su cuerpo. Pero la sangre de un enemigo... Si por Colagusano hubiera sido, habría utilizado la de cualquier mago, ¿verdad? Cualquier mago que me odiara... ¡y hay tantos que todavía lo hacen! Pero yo sabía a quién tenía que usar si quería ser aun más fuerte de lo que había sido antes de mi caída: quería la sangre de Harry Potter, quería la sangre del que me había desprovisto de fuerza trece años antes, para que la persistente protección que una vez le dio su madre residiera también en mis venas.
»Pero ¿cómo atrapar a Harry Potter? Porque ha estado mejor protegido de lo que incluso él imagina, protegido por medios ingeniados hace tiempo por Dumbledore, cuando se ocupó del futuro del muchacho. Dumbledore invocó magia muy antigua para asegurarse de que el niño no sufría daño mientras se hallaba al cuidado de sus parientes. Ni siquiera yo podía tocarlo allí... Luego, naturalmente, estaban los Mundiales de quldditch. Pensé que su protección se debilitaría en el estadio, lejos de sus parientes y de Dumbledore, pero yo todavía no me encontraba lo bastante fuerte para intentar secuestrarlo en medio de una horda de magos del Ministerio. Y después el muchacho volvería a Hogwarts, donde desde la mañana a la noche estaría bajo la nariz aguileña de ese loco amigo de los muggles. Así que ¿cómo podía atraparlo?
»Pues, por supuesto, aprovechándome de la información de Bertha: usando a mi único mortífago fiel, establecido en Hogwarts, para asegurarme de que el nombre del muchacho entraba en el cáliz de fuego, usándolo para asegurarme de que el muchacho ganaba el Torneo... de que era el primero en tocar la copa, la Copa que mi mortífago habría convertido en un traslador que lo traería aquí, lejos de la protección de Dumbledore, a mis brazos expectantes .Y aquí está... el muchacho que todos vosotros creíais que había sido «mi caída».
Voldemort avanzó lentamente, y volvió su rostro a Harry. Levantó su varita.
- ¡Crucio!
- ¡HARRY!-grito Hydra sollozando, la voz volvio nuevamente Te dije que te callases
Voldemort se giro hacia ella y grito: ¡Crucio!
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
¿Y mis adoradas lectoras?
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Me han encantado los capitulos
siguela pronto!!
siguela pronto!!
~Susie ∞Wallflower∞
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
elwkhlkhwelkhew
amo Tu Nove!! Lo sabes Cierto*-*
Lo Siento Por no Haber Comentado pero se me habia perdidom la Nove:c
Lo se Soy una Despistada salkhdlaskh
Lo Siento, Pero ya estoy Aqui(? sadhslakhdsa
Tu Nove es tan saldhlaskhda
Tienes que Seguirla Muy Pronto Porfavor c:
amo Tu Nove!! Lo sabes Cierto*-*
Lo Siento Por no Haber Comentado pero se me habia perdidom la Nove:c
Lo se Soy una Despistada salkhdlaskh
Lo Siento, Pero ya estoy Aqui(? sadhslakhdsa
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InfiniteMoment
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Capitulo 13
Fue un dolor muy superior a cualquier otro, los huesos le ardieron, la cabeza parecía que se le iba a partir en dos, los ojos le daban vueltas como locos. Deseó que terminara... perder el
conocimiento... morir...
Y luego cesó. Su cuerpo se quedó muerto, sin fuerzas, y miró aquellos brillantes ojos rojos a través de una especie de niebla. Las carcajadas de los mortífagos resonaban
en la noche.
- Se hace lo que yo mando- dijo Voldemort acercandose a Hydra y tirandole del pelo- No me vuelvas a retar
- ¡Dejala!-grito Harry
- Creo que veis lo estúpido que es pensar que este niño haya sido alguna vez más fuerte que yo -dijo Voldemort-. Pero no quiero que queden dudas en la mente de nadie. Harry Potter se libró de mí por pura suerte. Y ahora demostraré mi poder matándolo, aquí y ahora, delante de todos vosotros, sin un Dumbledore que lo ayude ni una madre que muera por él. Le daré una oportunidad. Tendrá que luchar, y no os quedará ninguna duda de quién de nosotros es el más fuerte. Sólo un poquito más, Nagini -susurró, y la serpiente se retiró deslizándose por la hierba hacia los mortífagos-. Ahora, Colagusano, desátalo y devuélvele la varita.
Colagusano se acercó a Harry, que intentó sacudirse su aturdimiento y apoyar en los pies el peso del cuerpo antes de que le desataran las cuerdas. Colagusano levantó su nueva mano plateada, le sacó la bola de tela de la boca, y luego, de un solo golpe, cortó todas las ataduras que sujetaban a Harry a la lápida.
Durante una fracción de segundo, Harry podría haber pensado en huir, pero la pierna herida le temblaba, y los mortífagos cerraban filas, tapando loshuecos de los que faltaban y formando un cerco más apretado en torno a Voldemort y él. Colagusano se dirigió hacia el lugar en que yacía el cuerpo de Cedric, y regresó con la varita de Harry, que le puso con brusquedad en la mano, sin mirarlo, para volver luego a ocupar su sitio en el círculo de mortífagos.
- ¿Te han dado clases de duelo, Harry Potter? -preguntó Voldemort con voz melosa. Sus rojos ojos brillaban a través de la oscuridad.
Hydra pensaba que podia hacer para salvarlo, ella tenia la varita cerca de ella. Si se movia en silencio quiza pudiese hacerlo.
- Saludémonos con una inclinación, Harry -dijo Voldemort, agachándose un poco-. Vamos, hay que comportarse como caballeros... A Dumbledore le gustaría que hicieras gala de tus buenos modales. Inclínate ante la muerte, Harry.
Los mortífagos volvieron a reírse. La boca sin labios de Voldemort se contorsionó en una sonrisa. Harry no se inclinó. No iba a permitir que Voldemort se burlara de él antes de matarlo... no iba a darle esa satisfacción...
- He dicho que te inclines -repitió Voldemort, alzando la varita.
Hydra se movio suavemente hacia la varita, tenia que ayudar a Harry.
- Muy bien -dijo Voldemort con voz suave, y, cuando levantó la varita, la presión que empujaba a Harry hacia abajo desapareció-. Ahora da la cara como un hombre. Tieso y orgulloso, como murió tu padre...
»Señores, empieza el duelo.
Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Harry pudiera hacer nada para defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición cruciatus. Hydra oyo el grito de Harry y se puso en pie, tenia su varita en la mano
Harry se dio la vuelta y, con dificultad, se puso en pie. Temblaba tan incontrolablemente como Colagusano después de cortarse la mano. En su tambaleo llegó hasta el muro de mortífagos, que lo empujaron hacia Voldemort.
- Un pequeño descanso -dijo Voldemort, dilatando de emoción las alargadas rendijas de la nariz-, una breve pausa... Duele, ¿verdad, Harry? No querrás que lo repita, ¿a que no?
Harry no respondió. No se movio. Hydra se preocupo.
- Te he preguntado si quieres que lo repita -dijo Voldemort con voz suave-. ¡Respóndeme! ¡Imperio!
Despues de uno segundos Harry grito:
- ¡NO LO HARÉ!
Y estas palabras brotaron de la boca de Harry. Retumbaron en el cementerio, y la somnolencia desapareció tan de repente como si le hubieran echado un jarro de agua fría.
- ¿No lo harás? .dijo Voldemort en voz baja-. ¿No dirás «no, por piedad»? Harry, la obediencia es una virtud que me gustaría enseñarte antes de matarte... ¿tal vez con otra pequeña dosis de dolor?
Voldemort levantó la varita, pero aquella vez Harry estaba listo: con los reflejos adquiridos en los entrenamientos de quidditch, se echó al suelo a un lado. Rodó hasta quedar a cubierto detrás de la lápida de mármol del padre de Voldemort, y la oyó resquebrajarse al recibir la maldición dirigida a él.
- No vamos a jugar al escondite, Harry -dijo la voz suave y fría de Voldemort-. No puedes esconderte de mí. ¿Es que estás cansado del duelo? ¿Preferirías que terminara ya, Harry? Sal, Harry... sal y da la cara. Será rápido... puede que si quiera sea doloroso, no lo sé... ¡Como nunca me he muerto...!
Harry permaneció agachado tras la lápida, comprendiendo que había llegado su fin. No había esperanza... nadie iba a ayudarlo. Y, al oír a Voldemort acercarse aún más, sólo supo una cosa que escapaba al miedo y a la razón: que no iba a morir agachado como un niño que jugara al escondite, ni iba a morir arrodillado a los pies de Voldemort. Moriría de pie como su padre, intentando defenderse aunque no hubiera defensa posible.
Antes de que Voldemort asomara la cabeza de serpiente por el otro lado de la lápida, Harry se había levantado; agarraba firmemente la varita con una mano, la blandía ante él, y se abalanzaba al encuentro de Voldemort para enfrentarse con él cara a cara.
Fue un dolor muy superior a cualquier otro, los huesos le ardieron, la cabeza parecía que se le iba a partir en dos, los ojos le daban vueltas como locos. Deseó que terminara... perder el
conocimiento... morir...
Y luego cesó. Su cuerpo se quedó muerto, sin fuerzas, y miró aquellos brillantes ojos rojos a través de una especie de niebla. Las carcajadas de los mortífagos resonaban
en la noche.
- Se hace lo que yo mando- dijo Voldemort acercandose a Hydra y tirandole del pelo- No me vuelvas a retar
- ¡Dejala!-grito Harry
- Creo que veis lo estúpido que es pensar que este niño haya sido alguna vez más fuerte que yo -dijo Voldemort-. Pero no quiero que queden dudas en la mente de nadie. Harry Potter se libró de mí por pura suerte. Y ahora demostraré mi poder matándolo, aquí y ahora, delante de todos vosotros, sin un Dumbledore que lo ayude ni una madre que muera por él. Le daré una oportunidad. Tendrá que luchar, y no os quedará ninguna duda de quién de nosotros es el más fuerte. Sólo un poquito más, Nagini -susurró, y la serpiente se retiró deslizándose por la hierba hacia los mortífagos-. Ahora, Colagusano, desátalo y devuélvele la varita.
Colagusano se acercó a Harry, que intentó sacudirse su aturdimiento y apoyar en los pies el peso del cuerpo antes de que le desataran las cuerdas. Colagusano levantó su nueva mano plateada, le sacó la bola de tela de la boca, y luego, de un solo golpe, cortó todas las ataduras que sujetaban a Harry a la lápida.
Durante una fracción de segundo, Harry podría haber pensado en huir, pero la pierna herida le temblaba, y los mortífagos cerraban filas, tapando loshuecos de los que faltaban y formando un cerco más apretado en torno a Voldemort y él. Colagusano se dirigió hacia el lugar en que yacía el cuerpo de Cedric, y regresó con la varita de Harry, que le puso con brusquedad en la mano, sin mirarlo, para volver luego a ocupar su sitio en el círculo de mortífagos.
- ¿Te han dado clases de duelo, Harry Potter? -preguntó Voldemort con voz melosa. Sus rojos ojos brillaban a través de la oscuridad.
Hydra pensaba que podia hacer para salvarlo, ella tenia la varita cerca de ella. Si se movia en silencio quiza pudiese hacerlo.
- Saludémonos con una inclinación, Harry -dijo Voldemort, agachándose un poco-. Vamos, hay que comportarse como caballeros... A Dumbledore le gustaría que hicieras gala de tus buenos modales. Inclínate ante la muerte, Harry.
Los mortífagos volvieron a reírse. La boca sin labios de Voldemort se contorsionó en una sonrisa. Harry no se inclinó. No iba a permitir que Voldemort se burlara de él antes de matarlo... no iba a darle esa satisfacción...
- He dicho que te inclines -repitió Voldemort, alzando la varita.
Hydra se movio suavemente hacia la varita, tenia que ayudar a Harry.
- Muy bien -dijo Voldemort con voz suave, y, cuando levantó la varita, la presión que empujaba a Harry hacia abajo desapareció-. Ahora da la cara como un hombre. Tieso y orgulloso, como murió tu padre...
»Señores, empieza el duelo.
Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Harry pudiera hacer nada para defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición cruciatus. Hydra oyo el grito de Harry y se puso en pie, tenia su varita en la mano
Harry se dio la vuelta y, con dificultad, se puso en pie. Temblaba tan incontrolablemente como Colagusano después de cortarse la mano. En su tambaleo llegó hasta el muro de mortífagos, que lo empujaron hacia Voldemort.
- Un pequeño descanso -dijo Voldemort, dilatando de emoción las alargadas rendijas de la nariz-, una breve pausa... Duele, ¿verdad, Harry? No querrás que lo repita, ¿a que no?
Harry no respondió. No se movio. Hydra se preocupo.
- Te he preguntado si quieres que lo repita -dijo Voldemort con voz suave-. ¡Respóndeme! ¡Imperio!
Despues de uno segundos Harry grito:
- ¡NO LO HARÉ!
Y estas palabras brotaron de la boca de Harry. Retumbaron en el cementerio, y la somnolencia desapareció tan de repente como si le hubieran echado un jarro de agua fría.
- ¿No lo harás? .dijo Voldemort en voz baja-. ¿No dirás «no, por piedad»? Harry, la obediencia es una virtud que me gustaría enseñarte antes de matarte... ¿tal vez con otra pequeña dosis de dolor?
Voldemort levantó la varita, pero aquella vez Harry estaba listo: con los reflejos adquiridos en los entrenamientos de quidditch, se echó al suelo a un lado. Rodó hasta quedar a cubierto detrás de la lápida de mármol del padre de Voldemort, y la oyó resquebrajarse al recibir la maldición dirigida a él.
- No vamos a jugar al escondite, Harry -dijo la voz suave y fría de Voldemort-. No puedes esconderte de mí. ¿Es que estás cansado del duelo? ¿Preferirías que terminara ya, Harry? Sal, Harry... sal y da la cara. Será rápido... puede que si quiera sea doloroso, no lo sé... ¡Como nunca me he muerto...!
Harry permaneció agachado tras la lápida, comprendiendo que había llegado su fin. No había esperanza... nadie iba a ayudarlo. Y, al oír a Voldemort acercarse aún más, sólo supo una cosa que escapaba al miedo y a la razón: que no iba a morir agachado como un niño que jugara al escondite, ni iba a morir arrodillado a los pies de Voldemort. Moriría de pie como su padre, intentando defenderse aunque no hubiera defensa posible.
Antes de que Voldemort asomara la cabeza de serpiente por el otro lado de la lápida, Harry se había levantado; agarraba firmemente la varita con una mano, la blandía ante él, y se abalanzaba al encuentro de Voldemort para enfrentarse con él cara a cara.
james
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Oh Dios alkdhalkdhsa
no lo Creo alsdkjas
Ahh Pobre Harry alskdhlas
Pero el No Puede Morir aslkdjald
Oh Ya quiero el Proximo Capitulo c:
no lo Creo alsdkjas
Ahh Pobre Harry alskdhlas
Pero el No Puede Morir aslkdjald
Oh Ya quiero el Proximo Capitulo c:
InfiniteMoment
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Siguela Pronto cccccccccccc:
InfiniteMoment
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
http://segundageneracion.foroactivo.mx/
Historia:
¿Creias conocer la epoca de Harry Potter?
Te contaron otra historia diferente, nadie te conto los líos en los que se mentian los gemelos, nadie te conto porque Draco odiaba a Harry y nadie te conto la historia de Minerva Potter, mejor conocida como Minerva Lupin.
¿Sabias que Harry Potter tenia una hermana? No te aseguro que no.
Ella tambien vivio lo que a su hermano le paso, pero no estamos aqui para hablar de ella.
En 1996, Harry comienza su quinto año, mientras que su hermana su último. Harry es rechazado por la mayoria del colegio porque dicen que esta loco y no es más que un niño que solo busca fama. A Dumbledore le hacen lo mismo y con la llegada de Umbridge a el colegio todo ira mal.
¿Que hara Harry para convencer a la gente de Voldemort ha regresado?
Historia:
¿Creias conocer la epoca de Harry Potter?
Te contaron otra historia diferente, nadie te conto los líos en los que se mentian los gemelos, nadie te conto porque Draco odiaba a Harry y nadie te conto la historia de Minerva Potter, mejor conocida como Minerva Lupin.
¿Sabias que Harry Potter tenia una hermana? No te aseguro que no.
Ella tambien vivio lo que a su hermano le paso, pero no estamos aqui para hablar de ella.
En 1996, Harry comienza su quinto año, mientras que su hermana su último. Harry es rechazado por la mayoria del colegio porque dicen que esta loco y no es más que un niño que solo busca fama. A Dumbledore le hacen lo mismo y con la llegada de Umbridge a el colegio todo ira mal.
¿Que hara Harry para convencer a la gente de Voldemort ha regresado?
Lena♥Styles
Re: Soy una Riddle, ah... y tambien una Potter (Harry Potter) Terminada
Cuando la Sigues!!!!!!!
Necesito capis!!
Necesito capis!!
InfiniteMoment
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