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El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
Capitulo Dos
Primera Parte
Nick acarició las fotografías de las tres mujeres que (_Tn) le había
enviado. Todas eran perfectas: cultas, con estudios y preciosas. Entonces
¿por qué se habían apuntado a una agencia de citas para encontrar un
marido temporal? Tenía que haber algún tipo de conexión entre ellas y la
propia señora Casamentera , pero Nick no conseguía dar con ella.
Candidata número uno, Candice... Sin apellido. Según el informe, era
estudiante de derecho de segundo año y tenía las típicas deudas de
estudios. Le encantaba el arte y dedicaba su tiempo libre a correr
maratones. Nick volvió a mirar la fotografía. El parecido con Jacqueline
era desconcertante. (_Tn) había pensado en todo, hasta el punto que
había incluido las medidas y el peso de la chica al final de la página.
Debajo de la fotografía, (_Tn) había escrito una nota explicando que las
agencias de citas solían utilizar imágenes antiguas del instituto retocadas
con Photoshop, pero que Alliance actualizaba las suyas cada seis meses.
Candidata número dos, Rita... De nuevo, sin apellido. Ayudante en la
consulta de un médico y preparándose para entrar en medicina. Le
encantaba la navegación y pasar temporadas en lugares exóticos. Había
viajado por muchos países, pero los papeles de (_Tn) no hablaban de cómo
se lo había costeado.
Candidata número tres, Karen... Nick no se molestó en buscar el
apellido. Sabía que no aparecería por ninguna parte. Karen podría haberse
dedicado al mundo de la moda. Sus ojos, de un azul increíble, y su
hermoso cabello de un rubio blanco como la nieve eran suficientes para
dejar sin respiración a cualquier hombre. Karen no iba a la universidad y
tampoco tenía préstamos de estudios pendientes. Dirigía una especie de
hogar para ancianos y hacía de mentora para chavales en un club para
niños y niñas.
Las tres eran perfectas. Entonces, ¿por qué tenía la sensación de que
ninguna de ellas encajaba?
Se inclinó hacia delante y cogió el teléfono.
—¿Y bien, Mitch? —preguntó cuando su ayudante respondió al otro
lado del teléfono.
—Todavía tengo un par de llamadas sin respuesta, pero he encontrado
algunos datos interesantes acerca de la señorita Elliot.
—Genial, tráeme lo que tengas.
Nick se acercó al ventanal de su despacho, que ocupaba toda una
pared desde el suelo hasta el techo, y miró hacia abajo, a la ciudad que se
extendía a sus pies. Llevar su negocio de transporte marítimo desde cuatro
puntos distintos del mundo le daba ventaja sobre sus competidores. Había
levantado la empresa desde la nada a pesar de la oposición de su padre.
Nick quería demostrarle que no necesitaba su dinero, ni su título, y esa
misma determinación le servía de combustible para seguir adelante. Sin
embargo, el apellido Jonas le había abierto muchas puertas a lo largo
de los años, y menospreciar el grueso de su herencia no era algo que
estuviese dispuesto a hacer, especialmente ahora que el viejo llevaba
tiempo muerto.
Mitch llamó a la puerta del despacho antes de entrar. Nick se dio la
vuelta y señaló con la cabeza hacia la mesa de café que ocupaba una
esquina de la estancia, donde podría ver los documentos que Mitch
llevaba en la mano.
—Pongámonos ahí.
Mitch se sentó y rápidamente repartió los papeles sobre la mesa para
que Nick los revisara.
—(_Tn) Elliot, veintisiete años, nacida en Connecticut, hija de
Harris y Martha Elliot.
Nick tomó asiento.
—¿Por qué me suenan esos nombres?
—Deberían sonarte. Harris era un pez gordo de los medios hace ya
bastantes años. Fue acusado de evasión de impuestos y malversación de
fondos. Él y su familia vivían en una mansión de veinte millones de
dólares y tenían propiedades en Francia y Hawai. El sueño americano,
vamos.
Nick lo recordaba. El gran hombre de negocios neoyorquino había
canalizado todos sus fondos a través de una estafa piramidal. Firmaba
pólizas de seguros para casas, terrenos, negocios y propiedades varias con
víctimas que no sospechaban nada y a las que no tenía intención de pagar
un solo dólar. Si la memoria no le fallaba, los federales no consiguieron
pillarlo por corrupción pero se las arreglaron para meterlo en la cárcel por
evasión de impuestos. Sus cuentas y todas sus propiedades fueron
embargadas y su familia al completo se desmoronó.
—Martha, la esposa, no pudo soportar semejante declive en su estatus.
Se tomó una caja de pastillas con ginebra y nunca volvió a despertar.
Mitch relataba los detalles de la vida familiar de (_Tn) Elliot como
si se tratara de un culebrón.
—Según la prensa, la hermana de (_Tn) , Jordan, intentó seguir el
ejemplo de su madre sin éxito y acabó sufriendo daños cerebrales. Estoy
esperando que me pasen los detalles de dónde está la chica ahora.
(_Tn) sobrevivió a la debacle, pero acabó recogiendo los trozos que
quedaron de la familia. Dejó la universidad, donde estudiaba
empresariales. Seguramente consiguió esconder una pequeña cantidad de
dinero de la que el Gobierno no sabía nada para pagarle un centro a su
hermana. —Mitch tomó aire y entregó una lista de nombres a Nick .
—¿Qué es esto?
—Es gente con la que la señorita Elliot se relaciona. Crecer rodeada de
gente rica y bien relacionada le proporcionó algunas amistades que han
perdurado en el tiempo. Los adultos cortaron cualquier lazo que los uniera
a los Elliot, pero los amigos de (_Tn) no. Esta lista incluye a la hija de
un senador y a dos abogados en rápida ascensión. Todavía no estoy
seguro de cómo averiguó cosas de tu pasado, pero tengo una llamada
pendiente.
Nick pasó las páginas y encontró una fotografía de la familia Elliot
cuando aún eran felices. Iban a bordo de un yate. Martha estaba delgada
como un lápiz y sus hijas, ambas en bañador, posaban detrás de ella.
(_Tn) llevaba el pelo recogido en una coleta, pero aun así el viento lo
había empujado hacia su cara en el momento en que se había tomado la
fotografía. Jordan, mucho más joven que (_Tn) , tenía el cabello oscuro de
su madre y un cuerpo minúsculo. Harris, con al menos veinte kilos de
sobrepeso, tenía una mano apoyada en el hombro de su mujer y sonreía a
la cámara.
Las fotografías eran engañosas. Recordó la imagen de un retrato
familiar muy parecido al de (_Tn) . El padre de Nick posaba de pie
detrás de su mujer, con una mano sobre su hombro. Los nudillos de la
madre se aferraban, blancos de la tensión, al brazo de la silla en la que
descansaba. Aún recordaba el día en que se había tomado la instantánea.
Nick había discutido con su padre porque quería hacer unas prácticas de
verano que le ayudaran a mejorar sus posibilidades de entrar en una
buena universidad. Edmund se negaba a que Nick trabajara para nadie, y
menos sin cobrar. Su padre creía que los estudios solo eran necesarios
para fanfarronear con los amigos. El trabajo, sin embargo, era una palabra
de siete letras con la que ningún Jonas tendría jamás relación alguna
mientras él tuviera algo que decir al respecto.
—Y yo que creía que mi familia era disfuncional —susurró Nick .
—Creo que la señorita Elliot se lleva el premio.
Nick sabía que aquel era un premio que no merecía la pena ganar.
—¿Dónde vive (_Tn) ?
—Vive de alquiler en una casa en Tarzana.
—¿Algún compañero de piso?
—Es difícil saberlo.
—¿Novio? —preguntó, sin saber muy bien por qué.
Mitch le clavó la mirada.
—No lo he comprobado, pero lo haré. —Justo en ese preciso instante,
el teléfono de Mitch sonó dentro del bolsillo de sus pantalones. Lo sacó y
comprobó el número—. Es sobre la hermana —explicó antes de atender la
llamada.
Mitch habló mientras Nick estudiaba los nombres que aparecían en el
papel que sujetaba entre las manos. (_Tn) tenía muchos amigos. Se
preguntó si alguno de ellos la ayudaba económicamente.
Mitch silbó, con el teléfono todavía en la oreja, y llamó la atención de
Nick .
—De acuerdo, gracias —se despidió antes de finalizar la llamada.
—¿De qué se trata?
—Está claro que la señorita Elliot realmente necesita tenerte como
cliente.
—¿Sí? ¿Por qué?
—Su hermana está ingresada en el Moonlight Villas. Bonito nombre
para un centro asistencial para adultos que cuesta ni más ni menos que
seis cifras al año.
Nick se quedó pálido.
—¿Y nadie ayuda a la señorita Elliot con los pagos?
Mitch sacudió la cabeza.
—No que yo sepa. Puede que sus amigos la aconsejen, pero la única
fuente de ingresos constantes es la empresa.
Una empresa a la que Nick ya había investigado y de la que conocía
hasta el último detalle.
—Interesante.
—¿Y cómo es ella? —Era la primera pregunta personal que le hacía
Mitch.
Nick visualizó su piel de alabastro y la firme línea de su mandíbula. Y
esa voz. Dios, solo recordarla fue suficiente para querer volver a hablar
con ella.
—Es una mujer de negocios —le dijo Nick a su ayudante—. Te
gustaría.
Tener el control era parte de su trabajo, de modo que cuando Nick
Jonas insistió en cenar con ella para hablar de las candidatas a
convertirse en su futura esposa, (_Tn) imaginó diferentes escenarios.
Quizá Nick había reconocido a alguna de las mujeres o relacionado un
apellido con una cara. (_Tn) siempre obviaba los apellidos para que
sus clientes tuvieran que valorar los méritos de cada mujer teniendo en
cuenta sus atributos, no los de sus familias. Ella misma tenía que sufrir
que la gente la juzgara por las acciones de sus padres. Tras la caída de su
familia, (_Tn) había llegado a considerar la opción de cambiar de
nombre e incluso de color de pelo. Al final decidió mudarse a la costa
Oeste y evitar a la prensa. Y funcionó, porque los tabloides pronto
dejaron de prestarle atención. En cuanto apareció un nuevo escándalo, la
gente se olvidó del suyo. Al vivir cerca de Hollywood, se aseguraba de
que los focos iluminaran siempre a otra persona. Además, su cara no
había aparecido en prensa desde el funeral de su madre.
Si (_Tn) hubiera sido una belleza o una yonqui de los medios, los
periódicos la habrían seguido sin dudarlo, pero un buen día empezó a
vestirse como la fea del baile, y evitar a los periodistas fue coser y cantar.
¿De qué querría hablar Jonas ? Quizá ya se había puesto en contacto
con su abogado y necesitaba los detalles que no constaban en la
documentación que le había entregado. Cuando fundó la empresa,
(_Tn) había tenido en cuenta hasta el último detalle para que no
quedara ningún cabo suelto. Siempre pagaba sus impuestos («Gracias,
papá») y guardaba los contactos a buen recaudo. Nada de lo que hacía, en
lo referente a comprobaciones o detectives privados, era ilegal. Cuando
necesitaba información, solía recurrir al género femenino. No es que
creyera que las mujeres no cometían ilegalidades, no era tan tonta. El
problema venía de su falta de confianza hacia los hombres. En su vida
eran pocos los que no la habían traicionado de una forma u otra. En
realidad, si se paraba a pensar en ello, no se le ocurría ninguno.
El sol todavía no se había puesto cuando entró con su coche en el
aparcamiento del restaurante más caro de Malibú, en primera línea de mar.
No pudo evitar al aparcacoches, así que dejó el motor de su sedán de
fabricación americana en marcha y se bajó. Le dio las gracias al chico y
vio como este se sentaba tras el volante y aparcaba apenas a unos metros
de ella. Su GMC parecía fuera de lugar rodeado de tantos Lexus, Mercedes
y Cadillac.
(_Tn) entró en el restaurante y dejó que el delicioso olor del ajo y
las hierbas le embargara los sentidos. Había pasado un año desde la última
vez que cenó en un restaurante de cinco tenedores, con una de sus clientas
felizmente casadas. Hacía tiempo que (_Tn) había renunciado a los
restaurantes caros y al estilo de vida opulento del pasado, pero a veces lo
echaba de menos. Entre sus objetivos a corto plazo estaba el de dejar de
comer comida para llevar o preparados para microondas.
Cuando se disponía a entrar en el salón y buscar a la maître del
restaurante, un hombre la abordó por la espalda.
—¿Señorita Elliot?
No llevaba el uniforme del personal. Quizá era el gerente.
—¿Sí?
—El señor Jonas la espera.
«Seguro que es el gerente.» (_Tn) le siguió a través del restaurante
hasta un reservado con vistas sobre el Pacífico. Nick Jonas , que la
había visto acercarse, se levantó para recibirla.
Al igual que en su anterior encuentro, (_Tn) vio los rasgos
cincelados del rostro de Nick y la forma en que el traje de firma que
llevaba se amoldaba a su cuerpo y no pudo evitar sentir un
estremecimiento recorriéndole la piel. Aquel hombre dominaba el espacio
con su sola presencia.
Él, por su parte, recorrió el cuerpo de (_Tn) con la mirada y una pequeña
sonrisa afloró en la comisura de sus labios. (_Tn) había escogido un
vestido sencillo, no demasiado informal pero tampoco apropiado para
acudir a la gala de los Oscars. Y a juzgar por la expresión en el rostro de
Nick , no le había defraudado. No es que ella se vistiera para recibir su
aprobación, pero tampoco quería parecer fuera de lugar sentada a su lado.
Lo miró a los ojos y sintió que una descarga le recorría la espalda.
—Llega tarde —dijo él con voz burlona.
(_Tn) se quedó con la boca abierta como un pez, a punto de responder,
pero decidió no hacerlo.
_______________________________________________________________________________________________________Primera Parte
Nick acarició las fotografías de las tres mujeres que (_Tn) le había
enviado. Todas eran perfectas: cultas, con estudios y preciosas. Entonces
¿por qué se habían apuntado a una agencia de citas para encontrar un
marido temporal? Tenía que haber algún tipo de conexión entre ellas y la
propia señora Casamentera , pero Nick no conseguía dar con ella.
Candidata número uno, Candice... Sin apellido. Según el informe, era
estudiante de derecho de segundo año y tenía las típicas deudas de
estudios. Le encantaba el arte y dedicaba su tiempo libre a correr
maratones. Nick volvió a mirar la fotografía. El parecido con Jacqueline
era desconcertante. (_Tn) había pensado en todo, hasta el punto que
había incluido las medidas y el peso de la chica al final de la página.
Debajo de la fotografía, (_Tn) había escrito una nota explicando que las
agencias de citas solían utilizar imágenes antiguas del instituto retocadas
con Photoshop, pero que Alliance actualizaba las suyas cada seis meses.
Candidata número dos, Rita... De nuevo, sin apellido. Ayudante en la
consulta de un médico y preparándose para entrar en medicina. Le
encantaba la navegación y pasar temporadas en lugares exóticos. Había
viajado por muchos países, pero los papeles de (_Tn) no hablaban de cómo
se lo había costeado.
Candidata número tres, Karen... Nick no se molestó en buscar el
apellido. Sabía que no aparecería por ninguna parte. Karen podría haberse
dedicado al mundo de la moda. Sus ojos, de un azul increíble, y su
hermoso cabello de un rubio blanco como la nieve eran suficientes para
dejar sin respiración a cualquier hombre. Karen no iba a la universidad y
tampoco tenía préstamos de estudios pendientes. Dirigía una especie de
hogar para ancianos y hacía de mentora para chavales en un club para
niños y niñas.
Las tres eran perfectas. Entonces, ¿por qué tenía la sensación de que
ninguna de ellas encajaba?
Se inclinó hacia delante y cogió el teléfono.
—¿Y bien, Mitch? —preguntó cuando su ayudante respondió al otro
lado del teléfono.
—Todavía tengo un par de llamadas sin respuesta, pero he encontrado
algunos datos interesantes acerca de la señorita Elliot.
—Genial, tráeme lo que tengas.
Nick se acercó al ventanal de su despacho, que ocupaba toda una
pared desde el suelo hasta el techo, y miró hacia abajo, a la ciudad que se
extendía a sus pies. Llevar su negocio de transporte marítimo desde cuatro
puntos distintos del mundo le daba ventaja sobre sus competidores. Había
levantado la empresa desde la nada a pesar de la oposición de su padre.
Nick quería demostrarle que no necesitaba su dinero, ni su título, y esa
misma determinación le servía de combustible para seguir adelante. Sin
embargo, el apellido Jonas le había abierto muchas puertas a lo largo
de los años, y menospreciar el grueso de su herencia no era algo que
estuviese dispuesto a hacer, especialmente ahora que el viejo llevaba
tiempo muerto.
Mitch llamó a la puerta del despacho antes de entrar. Nick se dio la
vuelta y señaló con la cabeza hacia la mesa de café que ocupaba una
esquina de la estancia, donde podría ver los documentos que Mitch
llevaba en la mano.
—Pongámonos ahí.
Mitch se sentó y rápidamente repartió los papeles sobre la mesa para
que Nick los revisara.
—(_Tn) Elliot, veintisiete años, nacida en Connecticut, hija de
Harris y Martha Elliot.
Nick tomó asiento.
—¿Por qué me suenan esos nombres?
—Deberían sonarte. Harris era un pez gordo de los medios hace ya
bastantes años. Fue acusado de evasión de impuestos y malversación de
fondos. Él y su familia vivían en una mansión de veinte millones de
dólares y tenían propiedades en Francia y Hawai. El sueño americano,
vamos.
Nick lo recordaba. El gran hombre de negocios neoyorquino había
canalizado todos sus fondos a través de una estafa piramidal. Firmaba
pólizas de seguros para casas, terrenos, negocios y propiedades varias con
víctimas que no sospechaban nada y a las que no tenía intención de pagar
un solo dólar. Si la memoria no le fallaba, los federales no consiguieron
pillarlo por corrupción pero se las arreglaron para meterlo en la cárcel por
evasión de impuestos. Sus cuentas y todas sus propiedades fueron
embargadas y su familia al completo se desmoronó.
—Martha, la esposa, no pudo soportar semejante declive en su estatus.
Se tomó una caja de pastillas con ginebra y nunca volvió a despertar.
Mitch relataba los detalles de la vida familiar de (_Tn) Elliot como
si se tratara de un culebrón.
—Según la prensa, la hermana de (_Tn) , Jordan, intentó seguir el
ejemplo de su madre sin éxito y acabó sufriendo daños cerebrales. Estoy
esperando que me pasen los detalles de dónde está la chica ahora.
(_Tn) sobrevivió a la debacle, pero acabó recogiendo los trozos que
quedaron de la familia. Dejó la universidad, donde estudiaba
empresariales. Seguramente consiguió esconder una pequeña cantidad de
dinero de la que el Gobierno no sabía nada para pagarle un centro a su
hermana. —Mitch tomó aire y entregó una lista de nombres a Nick .
—¿Qué es esto?
—Es gente con la que la señorita Elliot se relaciona. Crecer rodeada de
gente rica y bien relacionada le proporcionó algunas amistades que han
perdurado en el tiempo. Los adultos cortaron cualquier lazo que los uniera
a los Elliot, pero los amigos de (_Tn) no. Esta lista incluye a la hija de
un senador y a dos abogados en rápida ascensión. Todavía no estoy
seguro de cómo averiguó cosas de tu pasado, pero tengo una llamada
pendiente.
Nick pasó las páginas y encontró una fotografía de la familia Elliot
cuando aún eran felices. Iban a bordo de un yate. Martha estaba delgada
como un lápiz y sus hijas, ambas en bañador, posaban detrás de ella.
(_Tn) llevaba el pelo recogido en una coleta, pero aun así el viento lo
había empujado hacia su cara en el momento en que se había tomado la
fotografía. Jordan, mucho más joven que (_Tn) , tenía el cabello oscuro de
su madre y un cuerpo minúsculo. Harris, con al menos veinte kilos de
sobrepeso, tenía una mano apoyada en el hombro de su mujer y sonreía a
la cámara.
Las fotografías eran engañosas. Recordó la imagen de un retrato
familiar muy parecido al de (_Tn) . El padre de Nick posaba de pie
detrás de su mujer, con una mano sobre su hombro. Los nudillos de la
madre se aferraban, blancos de la tensión, al brazo de la silla en la que
descansaba. Aún recordaba el día en que se había tomado la instantánea.
Nick había discutido con su padre porque quería hacer unas prácticas de
verano que le ayudaran a mejorar sus posibilidades de entrar en una
buena universidad. Edmund se negaba a que Nick trabajara para nadie, y
menos sin cobrar. Su padre creía que los estudios solo eran necesarios
para fanfarronear con los amigos. El trabajo, sin embargo, era una palabra
de siete letras con la que ningún Jonas tendría jamás relación alguna
mientras él tuviera algo que decir al respecto.
—Y yo que creía que mi familia era disfuncional —susurró Nick .
—Creo que la señorita Elliot se lleva el premio.
Nick sabía que aquel era un premio que no merecía la pena ganar.
—¿Dónde vive (_Tn) ?
—Vive de alquiler en una casa en Tarzana.
—¿Algún compañero de piso?
—Es difícil saberlo.
—¿Novio? —preguntó, sin saber muy bien por qué.
Mitch le clavó la mirada.
—No lo he comprobado, pero lo haré. —Justo en ese preciso instante,
el teléfono de Mitch sonó dentro del bolsillo de sus pantalones. Lo sacó y
comprobó el número—. Es sobre la hermana —explicó antes de atender la
llamada.
Mitch habló mientras Nick estudiaba los nombres que aparecían en el
papel que sujetaba entre las manos. (_Tn) tenía muchos amigos. Se
preguntó si alguno de ellos la ayudaba económicamente.
Mitch silbó, con el teléfono todavía en la oreja, y llamó la atención de
Nick .
—De acuerdo, gracias —se despidió antes de finalizar la llamada.
—¿De qué se trata?
—Está claro que la señorita Elliot realmente necesita tenerte como
cliente.
—¿Sí? ¿Por qué?
—Su hermana está ingresada en el Moonlight Villas. Bonito nombre
para un centro asistencial para adultos que cuesta ni más ni menos que
seis cifras al año.
Nick se quedó pálido.
—¿Y nadie ayuda a la señorita Elliot con los pagos?
Mitch sacudió la cabeza.
—No que yo sepa. Puede que sus amigos la aconsejen, pero la única
fuente de ingresos constantes es la empresa.
Una empresa a la que Nick ya había investigado y de la que conocía
hasta el último detalle.
—Interesante.
—¿Y cómo es ella? —Era la primera pregunta personal que le hacía
Mitch.
Nick visualizó su piel de alabastro y la firme línea de su mandíbula. Y
esa voz. Dios, solo recordarla fue suficiente para querer volver a hablar
con ella.
—Es una mujer de negocios —le dijo Nick a su ayudante—. Te
gustaría.
Tener el control era parte de su trabajo, de modo que cuando Nick
Jonas insistió en cenar con ella para hablar de las candidatas a
convertirse en su futura esposa, (_Tn) imaginó diferentes escenarios.
Quizá Nick había reconocido a alguna de las mujeres o relacionado un
apellido con una cara. (_Tn) siempre obviaba los apellidos para que
sus clientes tuvieran que valorar los méritos de cada mujer teniendo en
cuenta sus atributos, no los de sus familias. Ella misma tenía que sufrir
que la gente la juzgara por las acciones de sus padres. Tras la caída de su
familia, (_Tn) había llegado a considerar la opción de cambiar de
nombre e incluso de color de pelo. Al final decidió mudarse a la costa
Oeste y evitar a la prensa. Y funcionó, porque los tabloides pronto
dejaron de prestarle atención. En cuanto apareció un nuevo escándalo, la
gente se olvidó del suyo. Al vivir cerca de Hollywood, se aseguraba de
que los focos iluminaran siempre a otra persona. Además, su cara no
había aparecido en prensa desde el funeral de su madre.
Si (_Tn) hubiera sido una belleza o una yonqui de los medios, los
periódicos la habrían seguido sin dudarlo, pero un buen día empezó a
vestirse como la fea del baile, y evitar a los periodistas fue coser y cantar.
¿De qué querría hablar Jonas ? Quizá ya se había puesto en contacto
con su abogado y necesitaba los detalles que no constaban en la
documentación que le había entregado. Cuando fundó la empresa,
(_Tn) había tenido en cuenta hasta el último detalle para que no
quedara ningún cabo suelto. Siempre pagaba sus impuestos («Gracias,
papá») y guardaba los contactos a buen recaudo. Nada de lo que hacía, en
lo referente a comprobaciones o detectives privados, era ilegal. Cuando
necesitaba información, solía recurrir al género femenino. No es que
creyera que las mujeres no cometían ilegalidades, no era tan tonta. El
problema venía de su falta de confianza hacia los hombres. En su vida
eran pocos los que no la habían traicionado de una forma u otra. En
realidad, si se paraba a pensar en ello, no se le ocurría ninguno.
El sol todavía no se había puesto cuando entró con su coche en el
aparcamiento del restaurante más caro de Malibú, en primera línea de mar.
No pudo evitar al aparcacoches, así que dejó el motor de su sedán de
fabricación americana en marcha y se bajó. Le dio las gracias al chico y
vio como este se sentaba tras el volante y aparcaba apenas a unos metros
de ella. Su GMC parecía fuera de lugar rodeado de tantos Lexus, Mercedes
y Cadillac.
(_Tn) entró en el restaurante y dejó que el delicioso olor del ajo y
las hierbas le embargara los sentidos. Había pasado un año desde la última
vez que cenó en un restaurante de cinco tenedores, con una de sus clientas
felizmente casadas. Hacía tiempo que (_Tn) había renunciado a los
restaurantes caros y al estilo de vida opulento del pasado, pero a veces lo
echaba de menos. Entre sus objetivos a corto plazo estaba el de dejar de
comer comida para llevar o preparados para microondas.
Cuando se disponía a entrar en el salón y buscar a la maître del
restaurante, un hombre la abordó por la espalda.
—¿Señorita Elliot?
No llevaba el uniforme del personal. Quizá era el gerente.
—¿Sí?
—El señor Jonas la espera.
«Seguro que es el gerente.» (_Tn) le siguió a través del restaurante
hasta un reservado con vistas sobre el Pacífico. Nick Jonas , que la
había visto acercarse, se levantó para recibirla.
Al igual que en su anterior encuentro, (_Tn) vio los rasgos
cincelados del rostro de Nick y la forma en que el traje de firma que
llevaba se amoldaba a su cuerpo y no pudo evitar sentir un
estremecimiento recorriéndole la piel. Aquel hombre dominaba el espacio
con su sola presencia.
Él, por su parte, recorrió el cuerpo de (_Tn) con la mirada y una pequeña
sonrisa afloró en la comisura de sus labios. (_Tn) había escogido un
vestido sencillo, no demasiado informal pero tampoco apropiado para
acudir a la gala de los Oscars. Y a juzgar por la expresión en el rostro de
Nick , no le había defraudado. No es que ella se vistiera para recibir su
aprobación, pero tampoco quería parecer fuera de lugar sentada a su lado.
Lo miró a los ojos y sintió que una descarga le recorría la espalda.
—Llega tarde —dijo él con voz burlona.
(_Tn) se quedó con la boca abierta como un pez, a punto de responder,
pero decidió no hacerlo.
continuara ...
chicas gracias x los comentarios
mañana subiré mas capitulos
mañana subiré mas capitulos
ElitzJb
Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
CREOO QUE NICK ... YA SE ENAMOOROOO Y QUIERE A ____ COMO ESPOSA!!!
JEJEJJEJEJ Y QUE DIRA ELLLAA???
JEJEJJEJEJ Y QUE DIRA ELLLAA???
chelis
Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
ok...
asi que nick ya sabe todo sober ella...
pòbre rayis las cosas que tuvo que sufrir :S
que hara nick ahora?
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
asi que nick ya sabe todo sober ella...
pòbre rayis las cosas que tuvo que sufrir :S
que hara nick ahora?
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
Nueva lectora :D hola me llamo Itzel siguelaaa me gustaria saber que libro es? Cuidate y pasate por la mia
JonasMalik
Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
JonasMalik escribió:Nueva lectora :D hola me llamo Itzel siguelaaa me gustaria saber que libro es? Cuidate y pasate por la mia
hola cariña bienvenida pues la verdad es un libro q me paso una amiga y me lo dio sin autora
se q es un libro pero ni idea de donde lo saco yo lo
unico q se es q a mi me reencanto y decidi colocarlo ;)
ElitzJb
Re: El Contrato Nick y (_Tn) (Terminada)
Capitulo Dos
(Segunda Parte)
(Segunda Parte)
1/2
—Touché.
Nick sonrió.
—Me he tomado la libertad de pedir una botella de vino. Espero que no
le importe.
Aguardó hasta que ella estuvo cómodamente instalada en su lado de la
mesa para coger la botella de vino de la cubitera.
(_Tn) lo observó mientras él servía el pálido líquido en una copa de
cristal, concentrando todos sus esfuerzos para que su mirada no resultara
demasiado intensa.
—¿Celebramos algo?
—Quizá —respondió él mientras dirigía la botella hacia su copa.
Quería acelerar la conversación, preguntarle qué candidata era la
elegida. Claro que todavía no las conocía, así que no creía que ya se
hubiera decantado por una.
Nick levantó su copa en alto y esperó a que ella se le uniera en un
brindis.
—Por una relación de negocios exitosa.
Un escalofrío de incertidumbre recorrió la mano con la que (_Tn)
se disponía a coger su copa. Había algo raro en la forma en que Nick
había pronunciado la palabra «relación». Tras chocar la copa contra la de
él y tomar un sorbo de vino, descansó las manos sobre el regazo para
ocultar el leve temblor que la delataba.
—Espero que el trayecto en coche no le haya causado problemas.
Vale, no irían directos a hablar de negocios como a ella le habría
gustado. En lugar de presionarlo, prefirió dejar que la conversación
siguiera su curso.
—La autopista del Pacífico siempre es un problema a última hora de la
tarde.
—Gracias por acceder a reunirse conmigo.
—Me sorprende que haya elegido este sitio. Para una cena de negocios
sería más apropiado un local menos formal. —Menos romántico, le habría
gustado añadir.
Nick se relajó en su asiento. (_Tn) , por su parte, apenas podía
concentrarse en la razón por la que estaba sentada frente a él. Los rasgos
de su cara eran perfectos, casi pecaminosos. Resultaba muy fácil perderse
en la belleza de aquellos ojos grises y caer en la trampa de su cálida
sonrisa.
—Va contra mis normas invitar a una mujer hermosa a un bar a tomar
un cóctel.
Vaya por Dios, hora de poner los pies en el suelo. (_Tn) sabía que
no era guapa, atractiva como mucho, y que el tipo de belleza que atraía a
aquel hombre estaba totalmente fuera de su alcance.
—Es usted encantador, señor Jonas , pero pierde el tiempo conmigo.
Supongo que ha tenido oportunidad de revisar los documentos que le he
enviado por fax.
Nick entornó los ojos, pero no dijo nada. (_Tn) tragó saliva y juntó
las manos sobre el regazo. En lugar de evitar su mirada, se la devolvió,
aunque prefirió mantener los labios sellados.
Tuvo que ser el camarero quien rompiera la tensión. El chico, de unos
veinte años, enumeró los platos especiales del chef mientras (_Tn)
escogía de la carta. Nick Jonas era su cliente y la tradición mandaba
que fuera ella quien se ocupara de la cuenta, aunque el restaurante se
escapara del presupuesto. Al final, escogió el pez espada acompañado de
una pequeña ensalada e hizo todo lo posible por ignorar los precios del
menú. Lo cargaría a su tarjeta de crédito con la esperanza de poder cobrar
el cheque del señor Jonas antes de que le pasaran el cargo.
—Dígame, (_Tn) , ¿por qué cree que malgasto mis encantos con
usted? —le preguntó Nick cuando se quedaron a solas.
Pronunció su nombre como la caricia suave y delicada de un amante. A
(_Tn) le pareció captar un leve dejo inglés, un acento que en realidad
debería ser mucho más marcado en alguien con un título nobiliario como
el suyo.
—Estamos aquí para hablar de su futura boda con una de las tres
mujeres que están a mi servicio —le recordó ella—. No sé de qué le sirve
a usted emplear sus encantos conmigo.
—¿Todo tiene que tener alguna utilidad?
—En los negocios, sí. —Al menos así funcionaba en su mundo.
—¿Y en su vida personal?
Nick se inclinó hacia delante y se le abrió la chaqueta. Fue entonces
cuando (_Tn) se dio cuenta de que no llevaba corbata. Los dos primeros
botones de la camisa estaban desabrochados y dejaban al descubierto unos
centímetros de piel bronceada en la que (_Tn) no había reparado hasta ese
momento.
—No estamos aquí para hablar de mi vida privada.
—Yo no estaría tan seguro de eso. El resumen que ha hecho esta
mañana de mi vida me ha llevado a hacer algunas averiguaciones por mi
cuenta.
(_Tn) se preparó para afrontar el juicio de Jonas . Nunca
intentaba ocultar su pasado, pero sabía que se arriesgaba a perder un
cliente por culpa de los errores de su padre.
—No es necesario cavar muy hondo para desenterrar mi pasado, señor
Jonas .
—Creí que habíamos decidido que podía llamarme Nick y, ya que
estamos, ¿te parece que nos tuteemos?
Nombres propios, tuteos y conversaciones sobre relaciones. Aquello no
iba nada bien. (_Tn) tomó un buen trago de vino, deseando que fuera
algo más fuerte.
—Mi padre es un hombre horrible. Mi madre era una cobarde. Ninguno
de los dos me representa a mí ni a mi modo de hacer negocios, Nick .
—No he dicho lo contrario.
El tono de su propia voz a la defensiva y la mirada de compasión en los
ojos de Nick le sentaron como un tiro.
—Ignoras los apellidos de las mujeres a propósito. ¿Por qué?
Perfecto, otra vez de vuelta a los negocios.
—No soy la única cuyos padres han afectado negativamente en la
opinión que la gente tiene de mí. Soy consciente de que la familia puede
suponer un problema en cualquier relación, aunque se trate de una
relación de negocios. Empezar solo con la información de ellas y no de su
entorno ayuda a mantener la puerta abierta a todas las posibilidades.
—¿Son todas niñas ricas que viven del dinero de papá o son hijas de
estafadores convictos?
—Nada más lejos de la realidad. Las tres han cortado los lazos
familiares, al menos en el aspecto económico, y por eso buscan seguridad
en lugar de amor.
Nick acarició el borde de su copa. (_Tn) siguió sus movimientos con la
mirada y por un instante se preguntó cómo sería sentir sus manos sobre la
piel, acariciándole los brazos, recorriéndole los muslos. Notó que un calor
intenso le subía por el cuello y tuvo que apartar la mirada.
—Si insistes, puedo darte sus apellidos. Si va a influir en tu decisión, es
mejor que lo sepas.
—No es necesario. Ya he escogido a la mujer que quiero.
(_Tn) lo miró fijamente. De pronto apareció el camarero con las
ensaladas y no tuvo más remedio que morderse la lengua y esperar a que
terminara de sazonar los primeros con pimienta negra recién molida y
rellenara las copas de vino. El suspense la estaba matando. ¿A quién
habría escogido y por qué? ¿Cómo podía decidir con quién quería casarse
sin ni siquiera haberlas conocido? Era demasiado arriesgado, incluso para
un millonario como el que tenía delante. O quizá no. En realidad, ¿qué
sabía ella de Nick Jonas ? Que le gustaban las mujeres delgadas, con
mucho pecho y las piernas largas. No había encontrado ni una sola foto de
él sin una modelo de esas características colgando del brazo. De ahí que
(_Tn) hubiese escogido a las tres mujeres más guapas de su pequeña
agenda negra —que en realidad era una libreta—. Aun así, ¿cómo había
podido escoger basándose únicamente en unas fotografías?
—¿No quieres conocerlas antes?
De pronto, la idea de que fuera capaz de escoger esposa a partir de una
imagen le pareció demasiado superficial, incluso para sus estándares.
¿Una cara bonita era suficiente para decantar las intenciones de un
hombre? La respuesta era sí. (_Tn) sabía que Nick Jonas podía ser tan
superficial como el que más, sin embargo, no podía evitar sentirse
decepcionada al comprobarlo en primera persona.
—¿A las chicas de las fotografías?
(_Tn) asintió, confundida.
—Por supuesto, ¿a quién si no?
—No. —Nick cogió el tenedor y se lo llevó a la boca.
¿No? Mierda. Había decidido casarse con otra. De pronto, los pequeños
símbolos de dólar que llevaba grabados en la retina desde el mismo día en
que había oído hablar del duque por primera vez empezaron a
desvanecerse lentamente
—¿Has encontrado a otra dispuesta a casarse contigo?
—No ha dicho que sí, al menos no de momento. —Nick comió otro
bocado, siempre controlando la situación y sin darle mayor importancia.
Si él no pensaba utilizar sus servicios, ¿qué demonios hacía ella allí?
—Entonces, ¿Alliance es una especie de plan B? —Quizá todavía no
tenía intención de deshacerse de ella. Los hombres como Nick Jonas
no hacían nada sin un motivo.
—No exactamente.
(_Tn) dejó el tenedor sobre la mesa y lo miró fijamente.
—Lo siento, señor Jonas , pero hay algo que no entiendo. Esta misma
mañana buscaba a una mujer dispuesta a firmar un acuerdo con el que
satisfacer sus necesidades. ¿Ha cambiado algo en las últimas horas? ¿O es
que no está satisfecho con las mujeres que le he presentado?
Nick dejó de fingir interés en la comida y puso las manos sobre la
mesa a ambos lados del plato.
—Tutéame, por favor. Las mujeres que has escogido son perfectas.
Demasiado. Como sabes, no tengo demasiado tiempo para escoger esposa,
por lo que conocer a cada una de esas adorables mujeres y tomar una
decisión al respecto es un lujo que no puedo permitirme. —Metió la mano
debajo de la mesa y sacó un maletín que (_Tn) no había visto. Cogió una
carpeta de su interior y la deslizó hacia ella por encima de la mesa.
—¿Qué es esto?
—El contrato que mi abogado y yo hemos redactado esta misma tarde.
(_Tn) se moría de ganas de abrir la carpeta, pero en lugar de hacerlo la
cubrió con una mano.
—¿Qué contrato?
Los ojos grises de Nick no se apartaban de los suyos.
—Te estoy ofreciendo un acuerdo de matrimonio.
El corazón de (_Tn) se desplomó en el interior de su pecho con un golpe
seco.
—Yo no estoy en el menú, señor Jonas .
Empujó la carpeta hacia Nick , pero él cubrió su mano y la sujetó
firmemente. El contacto desató la misma descarga de la primera vez, una
corriente que se propagaba por su cuerpo hasta la punta de los pies y
subía otra vez. Se le aceleró el corazón y sintió que el vello se le ponía de
punta. Todo su cuerpo se estremecía y lo único que estaba en contacto
entre los dos eran sus manos.
—Todo el mundo tiene un precio, (_Tn) .
—Yo no. —Intentó retirar la mano, pero él le apretó los dedos para
evitarlo.
—Voy a crear un fondo fiduciario para ocuparme de Jordan de por
vida. Aunque te pasara algo a ti, Jordan recibiría todos los cuidados
necesarios.
(_Tn) abrió la boca y volvió a poner cara de pez, y es que una explosión
no podría haberla sorprendido más. Nick venía con los deberes hechos,
sabía lo de su hermana y las necesidades especiales de esta.
—Mi hermana solo tiene veintiún años y podría vivir hasta los cien. —
Según los médicos, eso era poco probable, aunque tampoco existían
indicios de que fuera a morir joven.
—Y sus cuidados te cuestan ciento seis mil dólares al año. El gasto no
hará más que subir. —Su mano se relajó, pero (_Tn) no retiró la suya.
—¿Estás dispuesto a pagarme más de ocho millones de dólares a
cambio de que sea tu esposa durante un año?
—Más el veinte por ciento. Esos son tus honorarios, ¿no?
(_Tn) asintió lentamente y luego sacudió la cabeza.
—¿Por qué yo?
—¿Por qué no? —El pulgar de Nick empezó a moverse por su mano,
pero ella seguía demasiado impresionada como para moverse.
—No soy tu tipo.
—¿Mi tipo?
—Alta, rubia, espectacular.
Nick soltó una carcajada que devolvió a (_Tn) a la realidad. Aquello no
era más que un trato, un acuerdo comercial, nada más ni nada menos.
Nick le había dado la vuelta a su mano y ahora le estaba acariciando la
parte interna de la muñeca, describiendo círculos lentamente. Bueno,
quizá un contrato matrimonial era algo más que un acuerdo de negocios.
(_Tn) apartó la mano.
—¿En qué consistiría para ti este matrimonio?
—Tu vida no cambiaría en nada —respondió Nick , mientras se llevaba
la copa de vino a los labios—. Una escapada rápida al juzgado, quizá a Las
Vegas. Tendríamos que hacer algunas apariciones durante los primeros
meses para satisfacer a los abogados que mi padre contrató antes de su
muerte y también a mi primo, que sería el principal beneficiado si todo
esto no funcionara. Yo paso la mitad de mi tiempo en Europa y la otra
mitad aquí, en Malibú, así que no nos estorbaríamos el uno al otro.
—¿Y por qué no buscar esposa en Europa?
—Para minimizar la atención de la prensa de allí. En Estados Unidos no
hay revistas del corazón dedicadas a reyes y reinas, duques y duquesas.
Aquí la novedad de mi matrimonio se olvidaría pronto.
Según las condiciones del testamento de su padre, Nick tenía que estar
casado y asentado antes de cumplir los treinta y seis años si quería heredar
la fortuna familiar, además de conservar el título. Tras un largo debate, los
abogados habían decidido que, cuando se cumpliera el primer año de
matrimonio, el Estado renunciaría a la herencia y levantaría cualquier otra
restricción legal que existiera. Al menos eso era lo que los contactos de
(_Tn) en Londres le habían contado.
—¿Qué tipo de apariciones?
—Una pequeña recepción y unas cuantas apariciones en actos públicos.
Tendrías que viajar a Londres conmigo para firmar con los abogados los
papeles referentes a mi título. A nuestros títulos, vamos.
(_Tn) tragó saliva. Por un momento había olvidado que el hombre que
tenía delante era duque.
—No tengo ni idea de cuáles son las atribuciones de una duquesa.
Nick cogió el tenedor y se dispuso a comer.
—Serías la primera, así que yo tampoco estoy muy seguro.
(_Tn) no pudo evitar que se le escapara la risa.
—Esto es una locura.
—Me sorprende que pienses eso. Para mí, el acuerdo tiene todo el
sentido del mundo.
El camarero volvió con los segundos y se marchó rápidamente.
(_Tn) recordó el consejo que le había dado a Nick ese mismo día:
«Depende de su capacidad para controlar sus instintos más básicos, señor
Jonas ». Quizá la había escogido porque con ella le resultaría más fácil
permanecer lejos de su cama. Eso sí tenía sentido. Quizá había visto las
fotografías de las candidatas y se había dado cuenta de que, tarde o
temprano, acabaría acostándose con ellas.
—¿Qué ocurre? —preguntó Nick .
Tenía que mejorar su cara de póquer cuanto antes.
—Nada. Es que... son muchas cosas de golpe. No me lo esperaba.
—Pero lo estás considerando.
—Sería estúpida si no lo hiciera.
—A mí no me pareces estúpida —le dijo él, mientras se llevaba un
trozo de carne a la boca.
No, (_Tn) Elliot no era estúpida.
—Mañana le echaré un vistazo al contrato.
—Excelente.
ElitzJb
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