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"Un Juego Peligroso" Joe Jonas & Tú (ADAPTACIÓN)

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"Un Juego Peligroso" Joe Jonas & Tú (ADAPTACIÓN) Empty "Un Juego Peligroso" Joe Jonas & Tú (ADAPTACIÓN)

Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 3:55 pm

Nombre: Un Juego Peligroso.
Autor: ElyJonasLovato
Adaptación: Sí, Helen Bianchin
Género: Hot.
Advertencias: La novela consta de nueve capítulos, también es algo Hot :)
Otras Páginas: Según he sabido no :D

Un Juego Peligroso
Argumento:
¡El amor no puede ser comprado, o vendido!... _____ tenía que salvar a su padre de la bancarrota. Sólo un hombre podría ayudarla: el financiero Joseph Jonas, que tenía reputación de ser duro para negociar.
"Pondré en orden los asuntos de tu padre –dijo Joe– por un precio. Debes casarte conmigo, y darme un hijo."
Ella tuvo que aceptar sus condiciones. Pero ______ se prometió que Joe lamentaría un día haberla forzado a un matrimonio sin amor. Lucharía contra él a cada paso del camino.


Hola :) Soy Ely, y soy nueva en el foro u.u Bueno, desde hace mucho que leo novelas aquí, pero nunca me había animado a publicar una. Esta es una adaptación muy buena de esta autora. Espero que les guste :)



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Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 3:57 pm

Capítulo 1
________ levantó la cabeza con tristeza, cuando la voz de la radio dio la hora. Estirando la mano, apagó la radio y en seguida, se sentó graciosamente, abrazando sus rodillas mientras miraba el océano.
Debía ser el verano más caluroso registrado hasta el momento, pensó perezosamente.
Esas pocas últimas horas pasadas al sol habían sido positivamente idílicas, pues con la Navidad ya bastante próxima, la ciudad estaba intolerable, con el tráfico llenando las calles, y los bulevares llenos de compradores apresurados. Con un movimiento rápido, ella se puso de pie, tomó sus lentes de sol y los lanzó sobre la toalla playera. Sentía un calor insoportable, y la frescura del mar era infinitamente tentadora. Con pasos gráciles, corrió hacia el agua, deleitándose de la suavidad contra su cuerpo, se hundió en las profundidades durante varios minutos, antes de emerger otra vez.
Los dos minúsculos pedazos de tela cubriendo sus curvas esbeltas dejaban revelar más de lo que escondían, a pesar de que ella no era vanidosa acerca de su apariencia. No consideraba la mezcla de cabello rubio–plateado, hasta los hombros, cuerpo delgado y bien formado, piel dorada y ojos de una azul profundo nada despampanante, a pesar de los comentarios provocadores de su padre, afirmando lo contrario.
Querido papá, reflexionó ______ con cariño. No parecía que hubieran pasado ya ocho años desde que ella había dejado el instituto y se hubiera mudado al apartamento de él, en Rose Bay, un sitio elegante. Hija única, sus padres se habían separado cuando ______ aún estaba en el jardín de infancia. Y, después del divorcio la enviaron a un internado. Las vacaciones eran alternadas, una vez en el elegante apartamento de su madre, en Double Bay, y, otra, en el apartamento de su padre, en Rose Bay.
Afortunadamente, ella nunca fue la razón de las discusiones entre sus padres, y ellos mantuvieron una relación amigable. Pero exactamente en el momento en que ella más necesitaba del apoyo femenino, su madre volvió a casarse, impulsivamente y se mudó a América, dejando a ______ sola para lidiar con sus años de adolescencia, de la mejor manera posible. Después de terminar su educación formal, pasó dos años en un curso de cocina, en el cual se graduó con honores. Y, durante los últimos seis años, había pasado del puesto de ayudante de cocina hasta asistente del chef, en una de las firmas exclusivas de bufets de Sydney, en Australia.
Una mirada rápida a su reloj, mientras lo colocaba en su muñeca, le anunció la necesidad de abandonar cualquier pensamiento de tomar el sol, para secarse el bikini. No que eso realmente importara, pues se secaría camino a casa. Rápidamente desmontó la sombrilla y, cogiendo la radio portátil, la toalla y el libro, los lanzó dentro de su bolso. Con los lentes oscuros nuevamente en el rostro y los pies calzados con sandalias de cuero, estaba lista para partir.
El auto deportivo, que había sido un regalo de su padre, por su veintiún aniversario, estaba estacionado en el césped, a cierta distancia, y ______ se dirigió hacia él. Sus pensamientos cambiaron de rumbo, mientras recordaba el menú para esa noche. Sopa de cebollas, luego coq–au–vin, y mouse de fresas para el postre. La mayor parte ya había sido preparada esa mañana, pero ella necesitaba una hora de concentración y paz, para hacerle justicia a la comida.
Nicholas Ballinger, Nick, para los amigos, era un hombre extremadamente activo socialmente. Constructor de profesión, tenía su propio negocio y adoraba recibir visitas, dando al menos dos cenas al mes, y a veces hasta más.
La cena de esa noche era apenas, una más de las muchas que ______ ya había preparado y ella, frunció el ceño al intentar recordar los nombres de los invitados. Kevin y Olivia Nordestein, un matrimonio encantador, de mediana edad, invitados frecuentes a la mesa de su padre. Charles y Andrea Bakersfield, y su hija Chantrelle.
Llegando al coche, ______ lanzó todas sus cosas al asiento trasero. Después, se deslizó detrás del volante y salió en dirección a la ciudad. La brisa formada por el movimiento del vehículo refrescaba su piel caliente, desordenando los rizos de cabellos húmedos y levantándolos de su cuello. ¡Cielos, que calor hacía! Inclinándose hacia adelante, abrió una ventanilla en un esfuerzo por aumentar la corriente de aire en el interior del vehículo.
______ desvió el coche hacia la calle New South Head, y estaba casi en los campos de golf de Rose Bay cuando se dio cuenta del comportamiento extraño de su coche. ¡No, un neumático perforado!, imploró silenciosamente. Pero eso en seguida lo comprobó, pues no había duda por la inclinación bulliciosa que el vehículo estaba haciendo. Con un suspiro de resignación, ella encendió la luz de cruce, y aparcó el coche en el arcén. En seguida, salió detrás del volante para inspeccionar la parte trasera del coche.
Algunos tacos velados salieron de sus labios mientras ella abría el portaequipaje y movía algunas herramientas y otras piezas, en un esfuerzo por encontrar el gato
—¿Puedo ayudarla?
______ volteó el rostro lentamente para encarar al dueño de aquella voz profunda y perezosa, y sus ojos se abrieron exorbitados mientras observaban los rasgos varoniles y sardónicos del hombre que estaba parado a algunos centímetros de distancia. Sintió escalofríos mientras registraba el impacto al ver el puro magnetismo animal que emanaba de él. Hasta el traje era insuficiente para esconder una masculinidad cruda que envió temblores de de aprensión a varias partes de su cuerpo. Había algo peligroso en él, que le dieron ganas de salir corriendo para esconderse.
—Ya cambié neumáticos en por lo menos dos ocasiones anteriores —consiguió decir fríamente y se volteó, con la esperanza de que él entendiera el mensaje y se fuera, dejándola sola.
—No me detuve simplemente para observar sus esfuerzos femeninos —replicó él, con un suave énfasis. Y había un leve acento, una entonación en ciertas vocales, que era agradable a los oídos.
— ¡Pero entonces, por favor, pase adelante! —declaró ella sarcástica y se hizo a un lado, consciente por primera vez de la minúscula ropa que tenía puesta.
Una ceja oscura se levantó con diversión mientras él se quitaba la chaqueta de corte elegante. Y _______ reprimió una expresión de sorpresa cuando la extendió en dirección hacia ella.
—Si no le importa…
______ tomó la chaqueta de su mano, sujetándola como una armadura protectora, a pesar de que no entendía por qué lo hacía.
La tela parecía cara al tacto, y emitía una fragancia fuertemente masculina. Extremadamente molesta consigo misma, volvió la mirada hacia el coche estacionado cerca del suyo, y notó la discreta insignia de Alfa Romeo en el capó.
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Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 3:58 pm

En poco tiempo, él consiguió sustituir el neumático perforado por el de recambio. ______ murmuró algunas palabras educadas de agradecimiento, mientras el lanzaba el neumático en el portaequipajes.
— ¡Con esa ropa, usted sólo tenía que esperar hasta que el primer hombre pasara por aquí! —dijo secamente y sus ojos se pasearon burlones por su cuerpo casi desnudo, deteniéndose en el busto casi descubierto. Él le retiró la chaqueta de sus dedos temblorosos y, en seguida, estirando una mano, pasó un dedo suavemente sobre la parte expuesta de su seno. —Creo que tomó bastante sol.
El toque suave quemó la piel de ______ y ella se apartó abruptamente.
—¡Como se atreve! —susurró furiosa. Era demasiado tarde para desear haberse colocado la bata que lanzó rápidamente en el asiento trasero del coche, hacía más de cuatro horas atrás. Su único pensamiento, entonces, había sido intentar ponerse fresca en el intenso calor de regreso a casa.
La risa suave de él sólo sirvió para aumentar su rabia, y ella tuvo la impresión de que él se atrevería a hacer cualquier cosa.
—¡Ciao, bionda!* —con una seña de mano, caminó en dirección a su coche.
______ cerró el portaequipajes con fuerza y dio la vuelta para deslizarse tras el volante. Su respiración estaba acelerada, como si hubiera acabado de correr algunos kilómetros. De todos los hombres arrogantes e insolentes que conocía este se ganaba el premio.
______ aún estaba ardiendo cuando estacionó el coche y subió los dos pisos hasta el apartamento de su padre. Cogiendo una llave de su llavero, la insertó en la cerradura y entró en la sala.
—¡Hola, estoy en casa! —gritó, mientras cerraba la puerta y, en seguida, como nadie le respondiera, atravesó la sala y fue hasta la cocina. Diez minutos más tarde, el recipiente que contenía el coq-au-vin estaba en el horno, y los ingredientes para la sopa estaban sobre la mesa. Ahora, se daría una ducha rápida, decidió, silenciosamente.
En su cuarto, lanzó la bata a un lado y, en seguida, entró al baño. Escogió, entonces un vestido estampado de seda, del guardarropa de su cuarto, y se lo puso. Diez minutos de secador y su cabello estaba suficientemente seco para ser sujeto en un moño en lo alto de su cabeza. Una aplicación rápida de crema hidratante en la piel, un toque de labial, sombra y rímel para resaltar sus ojos, y su maquillaje estaba completo. Estaba lista, decidió, lanzando una mirada rápida a su reflejo en el espejo.
Philip la encontraría atractiva, no importaba lo que estuviera usando. ______ escondió una sonrisa indolente. No sabía qué hacer con Philip. Él se había vuelto extremadamente persistente en sus atenciones últimamente. Y, durante los últimos meses, le pidió matrimonio con una regularidad increíble. ¿Por qué, entonces, ella estaba dudando en aceptar? Soltó un suspiro que desafiaba cualquier descripción. ¿Estaría tan equivocada al esperar que un hombre la emocionara, la excitara a tal punto que no pudiera ni pensar correctamente? ¿Existiría algún hombre, en algún lugar, hecho sólo para ella, como la otra mitad de un alma gemela? ¿O será que tales cosas sólo ocurrían en las páginas de las novelas románticas, sin ninguna semejanza con la vida real?
Un golpe en la puerta de su cuarto hizo con que volviera al presente, y, gritando que ya estaba lista, ______ salió al pasillo.
—Philip está aquí —le informó Nick Ballinger, y ella respondió con un monosílabo.—Estás preciosa, querida.
_______ se puso de puntillas y lo besó en el mentón.
—Y tú estás muy atractivo, papá. —Ella introdujo una mano bajo su codo y sonrió.— Ofrécele algo de tomar a Philip. Mi presencia es necesaria en la cocina, por un momento. —Nick soltó una pequeña carcajada.
—Creo que él prefiere quedarse en la cocina contigo, Los Nordestein y los Bakersfield deben llegar en una media hora.
Llegaron a la sala e, inmediatamente, un hombre alto y atractivo, de veinte y pocos años, dio un paso al frente, con los brazos extendidos.
—¡Ahí estas, querida! —Él se inclinó y depositó un beso cariñoso en su sien.—Tienes un aspecto extremadamente maravilloso, como siempre.
—Ese elogio hará con que ganes una copa de licor. —dijo ______ alegremente. —Conversa con papá, aún hay algunas cosas que tengo que ver en la cocina. — Se apartó con tal rapidez que hizo que Philip arrugara la frente y, ya en la cocina, suspiró profundamente. ¿Dios, qué estaba mal en ella? ¿Por qué esta noche, justo ésta, tenía que estar de tan mal humor?
Inmediatamente quedó absorta en el trabajo que tenía por delante, deleitándose al usar sus artes culinarias al máximo, mientras retiraba los platillos del horno y verificaba las ollas que hervían en la estufa. Sólo cuando todo estuvo colocado en fuentes calientes, fue cuando ella salió hacia la sala, y aceptó la copa que su padre le ofrecía.
—¡_______, estás tan encantadora! —saludó Andrea Bakersfield, calurosamente.— Tienes que contarme el secreto que te hace parecer tan fresca en la cocina, en una noche tan calurosa.
—Use el mínimo posible de ropa y dedíquese a lo que va —respondió ______, con una sonrisa.
—¡Mamá! —se burló Chantrelle gentilmente, mientras sus ojos paseaban por el cuerpo esbelto de ______. — Tú nunca entras en la cocina, por lo tanto el asunto es totalmente irrelevante. — Rio con falsa alegría, mientras sus ojos se detenían en la cabeza de ______. —¿______, querida, será que preparar la cena te ocupó tanto tiempo? Tu cabello está húmedo
—Es un secreto —respondió ______, con molesta educación. —De esa forma, me mantengo fresca.
¬—¿Qué delicias culinarias preparaste para complacer nuestros paladares esta noche, querida?
______ se volteó hacia Olivia Nordestein con alivio, pues Chantrelle, aún en pequeñas dosis, era demasiado para soportar.
—Preparé un mouse de fresas para el postre —dijo. —En cuanto a lo que viene antes, eso es un secreto.
—Pareces extrañamente agitada esta noche —murmuró Philip mientras atravesaba la sala para aproximársele, y ella tuvo que forzar una sonrisa alegre.
—Estuve en la playa durante algunas horas. ¿Sería el sol? —sugirió
—Tengo entradas para la ópera, mañana en la noche, ¿quieres venir?
Ella miró su rostro serio y sincero, y no tuvo el coraje de rehusarse.
—Gracias, me gustaría mucho.
Los rasgos de él se ensancharon en una sonrisa relajada y aliviada.
—Te recogeré a las siete. Cenaremos fuera, primero.
Mañana, ella probablemente vería las cosas de manera diferente, pero ahora, era un verdadero esfuerzo aceptar los sentimientos de él, y ______ detestó sentir la mano que descansaba en su hombro. Con una pequeña sonrisa, pidió permiso y fue hacia la cocina, a servir la sopa, mientras Nick acompañaba a sus invitados hasta el comedor.
La sopa estaba deliciosa y el coq-au-vin, perfecto. ______ sonrió rápidamente a su padre, cuando él elogió su talento.
—¡Querida ______, tan talentosa en tantas cosas! —dijo Chantrelle, suavemente.— Yo ni siquiera sé hervir agua… pero, tampoco nunca lo necesitaré, ¿verdad? —Hizo un gesto de superioridad con la boca y dejó que sus ojos recorrieran lentamente la mesa.
—Si perteneces a la élite, siempre hay restaurantes abiertos, el día de descanso del cocinero —comentó ______, y la otra chica rio levemente.
—Claro, queridita. No pretendo hacer nada más agotador, que ser una compañera glamorosa para un marido rico.
—Creo que voy a servir el postre —declaró _______, con una sonrisa tensa. ¡Un minuto más y le diría algo demasiado desagradable!
¬¬—¡Felicitaciones, estaba delicioso!
______ ladeó la cabeza levemente en la dirección de Philip, pero no encontró sus ojos. El mouse le había quedado bien, lo sabía, pero no estaba dispuesta a someterse a sus elogios.
—Como siempre, una comida exótica, querida —añadió Nick cariñosamente, Y, en seguida, señaló a sus invitados. —¿Quieren acompañarme hasta la sala de estar?
Ya era mucho más de las once cuando lo Bakersfield y los Nordestein se fueron, y ______ se volteó hacia Philip, con una sonrisa de disculpa.
—Buenas noches —dijo gentilmente, haciendo un esfuerzo por ignorar la mirada de decepción en sus ojos. —Tengo dolor de cabeza por haberme quedado tanto tiempo al sol, además, ya es bastante tarde. —Alzó el rostro hacia su beso y sintió la boca caliente y levemente húmeda descender sobre la suya. Oh, ¿por qué no logro sentir nada cuando él me besa?, se atormentó. Con los sentimientos que él le despertaba, bien podría ser su hermano o primo.
Cuando la puerta estuvo firmemente cerrada, ______ soltó un profundo suspiro de alivio.
—¿Cansada, querida?
______ miró cariñosamente a su padre y sonrió.
—Un poco. Creo que Chantrelle me irrita un poco. Encuentro difícil estar calmada cuando ella está cerca.
Él alzó una ceja, intrigado.
—¿Y Philip? ¿Ustedes discutieron? Parecías evitar su compañía esta noche.
—¿Fue tan obvio así? —preguntó ella, sin gentileza. —Debe haber sido el calor y el hecho de que la Navidad se acerca. Tal vez esté necesitando unas vacaciones.
—¿Depresión de fin de año? Yo también me siento un poco abatido.
—No te preocupes demasiado —le riñó ______, mirando a su padre con intensidad. Había líneas alrededor de sus ojos y pequeñas arrugas en su frente, que ella no había notado antes. Pensándolo mejor, él no parecía sentirse muy bien. Su color no era el adecuado, a pesar de su apariencia bronceada que había adquirido trabajando al airelibre, expuesto al sol y al viento. Había una coloración un poco grisácea alrededor de su boca, que la preocupó. Ante sus ojos, él comenzó a encogerse, cayendo lentamente hasta que, con un grito angustiado, ella lo sujetó y consiguió llevarlo hasta una silla.
—Mis píldoras… en la gaveta, cerca de la cama. —Nick estaba respirando con dificultad y ella corrió, nerviosa, para abrir el frasco. El efecto fue milagroso y cuando él recuperó su color casi por completo, ella fijó una mirada firme en él.
—Ahora, quiero que me cuentes exactamente que fue eso.
—Parece mucho peor de lo que es en verdad. — Sonrió débilmente.
—¿Hace cuanto tiempo estás tomando esas píldoras? —insistió ella, conservando el frasco de comprimidos bien en alto. Con su silencio como respuesta, ella dijo, gentilmente: —Te amo. ¿Será que no tengo el derecho de saber?
Nick coincidió con un ademán resignado, que poco hizo para aliviar la ansiedad de ______.
—Sí, creo que te debo una explicación. Meses. ¡______! No—levantó una mano cuando ella soltó un grito de susto —aún tengo varios años por vivir. Hay frascos de esos comprimidos por todas partes. —Sonrió, en un intento de ser gracioso.—En casa, en el trabajo, en el coche…hasta los llevo conmigo, adonde voy.
—¿No sería mejor si dejaras de trabajar? —sugirió ella ansiosamente y miró su rostro abatido. Una Pequeña semilla de duda comenzó a germinar en su cabeza, preocupándola.
Era un hecho conocido que varias empresas pequeñas estaban cerrando debido a una insuficiencia de dinero efectivo, causada por la pésima situación económica del país. Su padre poseía algunos bienes, lo sabía, pero si él los tuviera hipotecados, podría estar en problemas. Además de eso, a él le gustaba jugar cartas y apostar en las carreras. Sólo podría ser por una sucesión de pérdidas, la razón por la que estuvieran en problemas financieros. Preocupada, se aventuró a decir:
—¿Las cosas andan muy mal?
—En cierta forma, estoy hasta contento porque lo hayas adivinado. Ya no estoy seguro que hubiera conseguido esconder la situación por mucho más tiempo.
______ tuvo una sensación extraña de inseguridad.
—¿Tienes algún problema serio? —preguntó gentilmente y el asintió con la cabeza.
—Necesito dinero, ______, La verdad, mucho dinero.
—Tengo mis ahorros —ofreció ella rápidamente. —y mi coche.
—Gracias, querida —respondió gentilmente, sacudiendo la cabeza. —Pero eso no haría ninguna diferencia.
—Hay otras instituciones que prestan dinero… ¬—comenzó, pero un movimiento silencioso de cabeza la hizo detenerse.
—Ya intenté con todas.
—¿Y qué ocurrirá ahora? —ella hizo un esfuerzo por parecer sensata.
Él soltó un profundo suspiro.
—El banco no me dará más crédito, mis acreedores me llevarán a juicio y Jonas me verá fracasar.
Oh, Dios, era peor de lo que ella imaginaba. Mucho peor.
—¿Jonas? —preguntó en voz alta. —¿Quién es él?
—Un poderoso hombre de negocios, extremadamente exitoso, y…—se detuvo, por una fracción de segundo.
Los ojos de ______ quedaron velados y serios.
—Imagino que él le ha dado algún ultimátum.
—Se puede decir que sí —dijo Nick, seriamente. —Tengo una cita con un abogado, mañana, y después de eso es seguro que todo empezará a rodar para llevarme a la quiebra. —Soltó con un suspiro con fatalismo y abrió las manos en un gesto de profundo cansancio. —Perderemos todo.
Una idea comenzó a formarse en la cabeza de ______. Era posible… sólo ligeramente posible, para hablar la verdad, pero…
—¿No puedes aplazar la cita con tu abogado hasta el miércoles? —imploró. —¿un día más no hará ninguna diferencia, o sí?
La mirada que él le lanzó fue infinitamente curiosa.
—¿Qué tienes en mente, ______? Te aseguro que ya intenté hacerlo todo.
—Ni siquiera estoy segura si será lo correcto ¬—tuvo que admitir. —Pero vale la pena intentar.
Él sacudió los hombros con cansancio y ______ quedó abatida con la fatiga y la desesperación evidentes en su rostro. Él parecía un hombre cansado, quebrado, más viejo de lo que era en realidad.
—Ahora —dijo ella rápidamente, sonriéndole, —debes irte a la cama. Cerraré las puertas y apagaré las luces. —Su mente ya estaba ocupada con las cosas que haría, al día siguiente. Tal vez Philip pudiera ayudar, pero, si eso fallara, ella se confrontaría con el señor Jonas. Gracias a Dios, que no tenía que presentarse a trabajar, mañana, antes del medio día.
______ durmió mal y despertó insultando el despertador, marcado para las siete de la mañana.
Su padre parecía haber compartido el mismo destino, pues sus ojos estaban enrojecidos y mostraban señales características de una noche en vela. A pesar de las advertencias que ella le había hecho, él salió antes de las ocho, preocupado en verificar algunos asuntos con su jefe de obras.
Casi en el mismo momento en que la puerta del apartamento se cerró tras él, ______ voló hacia el teléfono y marcó el número de Philip con dedos impacientes.
La alegría de él se transformó en incredulidad cuando ella le explicó la situación de su padre, y cualquier esperanza que pudiera haber alimentado murió instantáneamente. El querido y cauteloso Philip —¡que poco lo conocía, la verdad! Él no poseía, le aseguró, ni la mitad de la cantidad que ella necesitaba. Sus bienes estaban todos cuidadosamente invertidos para darle una renta confortable, y el dinero que tenía de los negocios de su padre formaban parte de una herencia que él no podía tocar. Sus razones para no ayudar parecían cuidadosamente estudiadas. Después de varios segundos, ______ dijo, con una calma, que estaba lejos de sentir:
—Entonces, por lo que entendí, ¿no me puedes ayudar?
—______…—la voz de Philip salió en un temblor que él no consiguió esconder muy bien, y ella sintió su impotencia.
—No es que no quiera… simplemente no tengo como conseguir una cantidad tan grande de dinero. Mi padre…
—Nunca lo permitiría—interrumpió ella, con voz ronca.
—Está bien, Philip, lo entiendo.
—No hagas ninguna tontería. Escucha, discutiremos este asunto con más calma, hoy a la noche.
¡La ópera! Se había olvidado completamente del encuentro pautado para aquella noche. En voz alta dijo:
—Si no te importa, prefiero no ir. Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para ser una buena compañía.
—¬Bobadas. Una noche fuera será…
—No, Philip —rechazó gentilmente, y en seguida colgó, con el pretexto de tener otras llamadas que hacer. Se sentía físicamente enferma, más que decepcionada. Ahora, no quedaba nada sino llamar y encararse al ilustre señor Jonas, ¡y ella no tenía muchas esperanzas de salir bien de ello!
Una vez más, marcó un número en el teléfono y, así apenas su jefe atendió, interrumpió su respuesta suave con la petición de algunas horas extras de permiso, alegando una crisis familiar. Le llevó algunos minutos, hasta que él aceptó con renuencia, y ______ le aseguró que estaría en su trabajo apenas le fuera posible.
Eran casi las nueve cuando salió del apartamento, vestida de manera muy femenina, con un vestido fresco estampado de volantes, con encaje en el corpiño, y la tela de la falda cayendo en capas, desde la cintura.

Jonas Asociados estaba en la lista telefónica, ocupaba un piso en uno de los modernos rascacielos del centro de la ciudad, y ella tuvo una sensación de temor cuando entró en el impresionante lobby. Perezosamente, procuró caminar derecha, en la plancha indicadora del lobby. Ahí estaba: décimo piso.
La puerta de uno de los ascensores, estaba cerrándose justo en el momento en que ella se aproximaba, y cuando estiró una mano para presionar el botón, la puerta ya se estaba abriendo nuevamente.
_______ entró, con algunas palabras educadas de agradecimiento en los labios y, en seguida, se quedó helada. ¡No era posible! El único ocupante no era nadie más que el hombre detestable y cínico, responsable del cambio de su neumático perforado, la tarde anterior.
—¡Buenos días!
______ respondió al saludo con un leve ademán, y deseó poder controlar el leve tono rosa que coloreó sus mejillas. La subida del ascensor fui rápida. Pero, aún durante esos pocos segundos, ______ estaba consciente del lento y apreciativo estudio que él hacía de ella.
Deliberadamente, evitó mirar a cualquier lugar cerca de él y, cuando el ascensor se detuvo con precisión electrónica, ella pasó por la puerta abierta con la cabeza erguida.
Fuera quien fuera él, el hecho era que conseguía debilitar su compostura, reflexionó ella, de mal humor. ¡Oh, por el amor de Dios, eso era ridículo! Probablemente nunca más volvería a verlo. Y, más aún: ella no quería verlo otra vez.
Atravesando el pasillo rápidamente, se detuvo fuera de una puerta de vidrio opaco cuyo letrero proclamaba que las oficinas de Jonas Asociados eran allí mismo. Con un poco de aprehensión, entró en el lobby alfombrado y dio su nombre a la recepcionista.
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Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 4:00 pm

—Lo siento mucho, señorita Ballinger, pero el señor Jonas no puede verla en este momento.
—Entonces, esperaré hasta que pueda —respondió ______ calmadamente, y recibió una mirada insegura.
—Dudo mucho que el señor Jonas pueda verla esta mañana —informó la otra chica. —¿Señorita, le gustaría pedir cita, tal vez para mañana?
______ sacudió la cabeza. —Tiene que ser hoy —dijo, deliberadamente. —Yo espero.
—Si quiere esperar hasta que la secretaria del señor Jonas esté desocupada, veré si hay cualquier posibilidad de que él la reciba hoy.
______ asintió con la cabeza y, en seguida, se aproximó a una variedad de sillas confortables, seleccionó una, y se sentó, dejando al mismo tiempo que sus ojos recorrieran la decoración evidentemente cara. Jonas Asociados obviamente se esmeraba a la hora de proporcionar comodidad a sus clientes y empleados, concluyó ella.
Había un stock adecuado de revistas a la disposición, numeroso boletines financieros y una selección de revistas de moda.
—Señorita Ballinger, parece que el señor Jonas podrá recibirla esta mañana —informó la recepcionista, y ______ detectó una nota de sorpresa en la voz de la chica.—Sígame, y la llevaré hasta su despacho, y la secretaria del señor Jonas la llamará.
Bien, esa era un buen cambio en su programa, pensó ______, mientras era llevada a través de una antesala suntuosamente amoblada. Cuanto tiempo tendría que esperar, no le dijeron. Pero, para ella, era suficiente saber que podría ver al intransigente señor Jonas aquella mañana.
Treinta minutos pasaron lentamente, seguidos por treinta más, y ______ cogió otra revista y hojeó sus páginas. Justamente al medio día, cuando ya estaba pensando que la habían olvidado, la puerta se abrió y una mujer madura, de apariencia eficiente, le informó que el señor Jonas la vería en ese momento.
¡Finalmente! ______ se levantó y siguió los pasos de la secretaria, deteniéndose cuando ella se colocó al lado de la puerta abierta.
—Señorita Ballinger, señor Jonas.
______ entró cuando la secretaria se retiró, obviando el dintel firme de la puerta, que se cerró detrás de ella, y, con una resolución determinada, alzó la mirada en dirección de la alta figura delineada contra la ventana en la otra esquina de la estancia. Había algo en él que le pareció vagamente familiar. Y, cuando él se dio la vuelta lentamente para darle la cara, ella soltó una sorprendida exclamación, de reconocimiento.



Ojala que lean :)
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Mensaje por Nani Jonas Sáb 10 Dic 2011, 4:53 pm

aaaaaaaa primera lectora anda sube mas porfavor
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Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 5:26 pm

Capítulo 2

—¡Usted! —gritó ______, incrédula y asustada, tan pronto consiguió recuperar la voz. ¡Dios santo, aquello debía ser una pesadilla! El hombre del ascensor y el jefe de Jonas Asociados eran la misma persona.
—A riesgo de parecer bromista, sí. —Él la encaró con una mirada firme que parecía sujetarla. En seguida, dio la vuelta hacia el frente del escritorio y se recostó en él, diciendo con voz sedosa: —Siéntese, señorita Ballinger.
—Prefiero quedarme de pie.
—Como quiera. —Él sacudió los hombros, negligentemente, y ella encontró su mirada retadora y analítica, que intentaba desconcertarla, haciendo que se sintiera indefensa y molesta. Y sólo la misión que tenía por delante la forzó a adoptar una actitud educada.
—Entonces —dijo él perezosamente, —usted fue enviada como emisaria.
—Mi padre no sabe que estoy aquí —declaró ella, con una calma que estaba lejos de sentir. —La idea de verlo fue enteramente mía.
—¿Qué tiene en mente?
Él estaba jugando con ella —y obtenía cierta diversión en hacer aquello. ______ se indignó.
—Usted sabe por qué estoy aquí. ¿Tendré que ponerme de rodillas?
Los ojos de él se oscurecieron momentáneamente.
—Hasta ahora, aún no ha contestado mi pregunta. ______ se esforzó por mantener la calma —lo que era bastante difícil. Ya que ansiaba abofetear aquel rostro arrogante.
—Mi padre sufre una enfermedad del corazón —explicó cuidadosamente. —Nada muy serio, pero las presiones y preocupaciones deben ser evitadas, si quiere tener una salud razonable.
—¿Señorita, está usted plenamente consciente —comenzó el, lentamente —de la posición financiera de su padre?
—Sé que está a punto de la quiebra…
—¿Y cree que puedo impedir eso?
—Puede darle más tiempo —gritó, exaltada. —Si no presionas con los pagos, él podrá llegar a algún acuerdo para que un paso tan drástico como la quiebra sea evitado.
—Ya fui demasiado complaciente en relación a los problemas de su padre —le informó, abiertamente. —Y, aún así, señorita, usted me pide que no preste atención a un código severo de ética comercial.
______ se vi forzada a contestar:
—Yo esperaba señor, que pudiera ser lo suficientemente humano para mostrar un poco de compasión, pero eso sería mucho pedir, ¿verdad?
—Al contrario de lo que usted esperaba, ______ Ballinger —dijo él perezosamente —no soy ninguna organización de caridad.
—¿Entonces por qué me recibió? —gritó ella, molesta. —Con el sistema de protección que usted utiliza, yo jamás habría conseguido pasar frente a su secretaria, si no lo hubiera permitido.
Él la miró fríamente, deteniéndose sobre su boca, hasta que ______ se movió de manera incómoda, mientras el resentimiento, la molestia y, peor aún, la conciencia agitaban todos sus nervios.
—Ayer usted logró intrigarme. Hoy, cuando entró en el ascensor, dirigiéndose al mismo piso donde quedan mis oficinas —él se detuvo para apagar la punta de su cigarro —no fue difícil hacer una llamada telefónica desde el piso de arriba para saber si una chica de cabello rubio-plateado, ojos azules, llamada ______ Ballinger, estaba esperando en la recepción para hablar conmigo.
—¿Usted sabía quién era yo todo este tiempo? —preguntó, en un tono escandalizado, y vio su ceja elevarse con una expresión divertida.
—Anoté la placa de su coche y pedí que la identificaran.
—De todas las cosas más… — ella no encontró las palabras correctas para expresar lo que estaba sintiendo. — ¿Por qué?
—Como ya dije, usted logró despertar mi interés.
—¡No lo hice de manera intencional, se lo aseguro! Los ojos de él brillaron con abierta burla, y dio una profunda y ronca carcajada.
—¿Hace cuánto tiempo salió del colegio, piccina*? ¿Dos, tres años?
—Cumplí veintitrés años hace varios meses —afirmó, con desdén.
¬—¡Ah, que vieja! —se burló. —Mi mente trabaja con ahínco para entender por qué aún está soltera.
______ sintió la necesidad de escudriñar en aquellos ojos oscuros y cínicos. Juntando toda la calma que poseía, se aventuró a decir suavemente.
—Tal vez sea fría. ¡Prefiero unirme a una estufa inanimada que transformarme en la esclava particular de un hombre!
Como si ella no hubiera habado, el continuó suavemente:
—Me gustaría que cenara conmigo esta noche.
_____ sintió un inmenso placer al negar con la cabeza, rechazando. No había duda de que muchas mujeres estarían ansiosas por una invitación de ese tipo, y más que deseosas de sucumbir a su mínimo deseo. ¡Bien, ella no era una de ellas!
—No ocuparé más su precioso tiempo señor Jonas —declaró deliberadamente, poniéndose de pie. — Ya estoy retrasada para llegar a mi trabajo.
¬—¿Usted se niega?
—Por más que pueda sorprenderlo, sí. ¡Yo no aceptaría una invitación aún si…me estuviera muriendo de hambre!
La boca firme se curvó con humor silencioso. —No me gustaría ver esas curvas deliciosas reducidas a huesos esqueléticos — dijo indolentemente —¿Y si insisto?
—Este es un país libre, señor Jonas… ¡y la suya no es, de ninguna forma, la primera propuesta que tuve que rechazar!
Su ceja se curvó levemente, y sus labios se abrieron en una sonrisa seria.
—¿Era eso lo que yo estaba haciendo? ¿Proponiendo? Recuerdo perfectamente que la invité a una cena, y no a ningún juego de seducción.
—¡Con usted, uno, fatalmente, llevaría a lo otro! — dijo ______ con aspereza y, dándose la vuelta, comenzó a caminar en dirección a la puerta. —No se moleste en acompañarme.
Parecía casi un anticlímax salir al pasillo, y ella consiguió esbozar una breve sonrisa en dirección de la secretaria de él, mientras se apresuraba a pasar por la sala de recepción.
En el ascensor, sintió un resentimiento irracional. Y se equivocó en los cambios más de una vez durante el pequeño trayecto hasta el bufet donde trabajaba.

—¡Ah, ya estás de regreso! —dijo Claude, con alivio, así que ______ entró en la inmensa cocina. Cazuelas hervían sobre varias placas calientes y un aroma delicioso se cernía en el aire. Marie y Adéle estaban ocupadas, concentradas en preparar verduras en la mesa de trabajo, y Henri agitaba un cuchillo de acero inoxidable, mientras cortaba algunos pollos.
—Siento haber llegado retrasada —se disculpó.—Pero fue inevitable. Claude asintió, aceptando sus disculpas.
—Nos arreglamos. —Él encogió los hombros filosóficamente, y en seguida se volvió un profesional. —Tienes una cena privada para dos, esta noche.
______ le prestó su completa atención.
—¿Cómo quiere ella el menú?
—Ella y “él”, querida. Y, en cuanto al menú, fue dejado a su gusto—le dijo Claude, con satisfacción —Un honor. Siempre nos piden sugerencias, pero es extraño que nos dejen el menú completamente abierto.
—Uno de nuestros clientes satisfechos, sin duda — declaró ella con una sonrisa maliciosa, para en seguida ver a Claude fruncir el ceño.
—No. Es algo bien diferente para nosotros. Un hombre de negocios italiano, que es muy respetado entre la élite.
—¿Un menú italiano? — sugirió ______, y Claude sonrió con aprobación.
—¿Qué tal una maravillosa lasagne al forno, o tal vez cannelloni ripieni?¿Seguido de pollo a la cacciatore?
—Y zabagtione —terminó ella — como postre.
Los platos de Cordon Bleu de Claude tenían precios de Ia carte, con los preparativos finales ya hechos por uno de sus maîtres assistances, en casa de los propios clientes. Cuando servía a seis o más personas él insistía en un camarero o camarera lo que prefiriera el cliente, para servir la mesa. Su reputación era excelente y sus precios excluían todos, menos a los ricos.
—La cena debe ser servida a las ocho —dijo Claude y añadió: —la dirección es Vaucluse, y el nombre del cliente es Jonas…Joseph Jonas
Era demasiada coincidencia…
—¡No puede ser! —exclamó ______ incrédula, y Claude le lanzó una mirada furiosa.
—Querida, tengo el pedido por escrito. Fue hecho por teléfono hace diez minutos. Y, como tú no estabas específicamente ocupada esta noche, Christine confirmó la reserva. —Él la miró dudando. —¿Debo entender que conoces al señor Jonas?
—¡Sí! —exclamó, molesta, haciendo que Claude levantara una ceja de forma indagadora. —¡Y él no me gusta, ni un poco!
—Es un hombre con mucha influencia. Adquirir su protección no es nada fácil. Está claro que debes ir.
—Me gustaría mucho negarme —declaró ella abiertamente.
—Como asistente de chef, eres muy buena en tu trabajo. No puedo permitir que dejes que los problemas personales entorpezcan tus perspectivas profesionales —afirmó Claude, decidido. —Si yo dirigiera mis negocios aceptando reservaciones sólo de las personas que me caen bien, ¡sería un mendigo!
¡Maldito Joseph Jonas!, pensó ______, con odio. Él estaba haciendo eso a propósito, por alguna razón maliciosa que ella desconocía.
Exactamente a las seis y media, ______ estacionó la furgoneta azul clara, con las palabras “Bufet Claude” discretamente pintadas en letras blancas en las puertas, en el garaje asfaltado con ladrillos de una hermosa mansión, construida en tres niveles para adaptarse al elevado terreno.
Ni siquiera en su primer trabajo con Claude, se había sentido tan nerviosa, y fue la rabia la que hizo que tocara el timbre con una fuerza innecesaria.
La puerta fue abierta casi inmediatamente por un hombre bajo, de mediana edad, con una sonrisa educada arrugando sus rasgos predominantemente romanos.
—Trabajo para el Bufet de Claude —le informó ______, mostrando el carnet de identificación que siempre llevaba consigo. Inmediatamente la expresión del hombre se suavizó.
—Ah, sí. Por favor, entre. —Él dio un paso hacia un lado, mostrando que la ayudaría con el carrito. —El signore Jonas está esperando.
¿En verdad?, murmuró para sí misma.
—Si quisiera mostrarme donde queda la cocina…—dijo en voz alta.
—Claro, signorina. Por favor, sígame. ¬—Él comenzó a guiarla a través de la entrada revestida de mármol en dirección a una escalera imponente que llevaba hacia un piso superior.
Cuando llegó a la cocina, ______ vio que era moderna, llena de electrodomésticos nuevos y actualizados —los más novedosos modelos de hornos de pared, notó, mientras el mayordomo comenzaba a abrir armarios y gavetas.
—Todo lo que necesita está aquí —le aseguró. —Si quiere venir conmigo, le mostraré donde están las cosas para poner la mesa.
El comedor era grande. En una pared había una gran consola de caoba, que contenía copas, vajillas y cuberterías suficientes para servir a un gran número de invitados. Gavetas abiertas revelaban una enorme cantidad de manteles y servilletas. La mesa, de caoba, tenía forma rectangular.
De regreso a la cocina, ______ comenzó a sacar enseres y ollas del carrito, marcando en la lista cada ítem que colocaba encima de la mesa donde pretendía trabajar. ¡Como desearía tener el valor para preparar un curry hindú picante para que el arrogante signore se atragantara!
—¡Buenas noches!
Hablando del diablo… ______ se volteó, sorprendida con el tono de voz cínica y perezosa. Él entró en la cocina tan silenciosamente como un gato, y estaba parado a algunos metros de distancia, estudiándola con sus ojos oscuros y analíticos.
—Buenas noches. —Su voz era gélida.
—¿Curiosa? —preguntó su adversario, sarcásticamente. —Carlo dijo que, si su comida es tan buena como aparenta, me tiene envidia por comer ese manjar que va a preparar.
—Si no estuviera representando a Bufet Claude la tentación de servirle setas venenosas en salsa de arsénico sería demasiado grande para resistirla — declaró ______ con ferviente sarcasmo, quedando aún más molesta cuando él sonrió con genuina diversión.
—¿Una Lucrecia Borgia? Dudo que lo lograra, ______ Ballinger —se burló. — Usted es toda miel, con suficiente temperamento para hacerla interesante.
—No desperdicie su aliento, signore —le dijo, furiosa.
—Apenas soy una cocinera alquilada. Puede guardarse sus encantos para su invitada a cenar, persona que no envidio. Francamente, no estoy ni un poco impresionada.
—¿Signore? —le preguntó, con un énfasis burlón.
—Prefiero Joe… el equivalente inglés de mi primer nombre, Joseph.
—Vine aquí a trabajar y no a conversar —le afirmó, ignorándolo completamente, mientras retiraba las tapas de las ollas, con rapidez. —Estoy segura que no querrá que la cena se atrase.
La risa de él fue abiertamente sarcástica, y sólo sirvió para aumentar su furia. Ella estrujó las manos con fuerza, cuando la puerta se cerró tras él.
¡Como le gustaría poder quemar toda la comida, para que quedara imposible de digerir!
Inmersa en el trabajo, no prestó atención a los sonidos que provenían fuera de la cocina, y fue sólo cuando entró en el comedor para poner la mesa que pensó en el invitado de Joe Jonas. Sin duda, ella —tenía que ser una mujer —estaba tomando un excelente licor en la sala de estar, con su anfitrión, divirtiéndose con conversaciones frívolas.
Exactamente faltando cinco para las ocho, ______ cogió las botellas de vino de la heladera y las colocó en la mesa. Dio los toques finales a los platos que iba a servir y, en seguida, verificó el reloj. Las ocho, exactamente. ¿Debería preguntarle si quería que la cena fuera retrasada, un poco? Estaba por dar un paso hacia adelante, para consultar al anfitrión, cuando la puerta de la cocina se abrió.
Joe Jonas parecía dinámicamente masculino, después de cambiar el traje de negocios por un par de pantalones oscuros, más deportivos. Una camisa de seda marrón oscura cubría su pecho firmemente musculoso y los anchos hombros, y las mangas estaban vueltas en los puños. La mitad de los botones del frente de su camisa habían sido dejados abiertos, revelando una vasta extensión de vellos oscuros y rizados sobre una piel bronceada.
—Si su invitado está retrasado, puedo esperar veinte minutos —comenzó ______, dirigiendo apartando su mirada a dos centímetros a su izquierda.
—Mi invitado ya está aquí hace mucho tiempo —informó él secamente, los ojos oscuros paseando con lenta indolencia sobre su esbelta figura, cubierta por el atractivo uniforme azul claro.
—En ese caso, voy a servir el entremés.
Joe Jonas asintió lentamente con la cabeza y, en seguida, se dio la vuelta y la precedió fuera de la cocina.
—Siéntate, ______ Ballinger —la invitó burlonamente, empujando una silla.
Inmediatamente ella comenzó a hablar, indignada:
—Si esa es su idea de una broma…—colocó el plato en la mesa, pues la tentación de lanzárselo era muy grande. —¿Por qué? —preguntó, fríamente. —Debe ser obvio que usted no me gusta. ¿Qué es exactamente, lo que quiere de mí? —Sus ojos brillaron furiosamente. —No puedo creer que es simplemente mi compañía para cenar lo que usted quiere…no soy tan inocente.
—Siéntate —le dijo, suavemente. —Sería una pena desperdiciar la excelente comida que preparaste.
______ sintió la rabia crecer por dentro, hasta casi explotar.
¬—Coma solo, señor Jonas. Nada me va a persuadir de quedarme.
—Si no te sientas —dijo Joe Jonas, amenazadoramente¬ —indudablemente perderé la poca paciencia que aún me resta.
Vencida, ______ se sentó en la silla que él había retirado para ella y lo miró cautelosamente mientras el rodeaba la mesa y comenzaba a descorchar el vino. Le llenó la copa a ella, y en seguida llenó la suya.
—¡Salute —brindó, Y deliberadamente ella no tocó su copa.
En términos de conversación, la cena fue un desastre. Desde el comienzo, _____ estuvo determinada a tratar a Joe Jonas con un silencio helado, pero él estropeó cualquier satisfacción que ella pudiera tener, al no pronunciar ninguna palabra. En consecuencia, ella estaba casi hirviendo de rabia cuando se retiró a la cocina, para servir el café. Con la facilidad de quien tiene mucha práctica, colocó todas las ollas y utensilios de Bufet Claude encima del carrito, quedando lista para el momento en que pudiera irse, limpió la mesa de trabajo y, en seguida, llenó una bandeja con tazas, platos, leche, crema y azucarero.
Cuando el café estuvo listo, llenó dos tazas y llevó la bandeja hasta el comedor.
—Tomaremos el café en la sala —dijo Joe Jonas suavemente, tomando la bandeja de sus temblorosas manos.
Ella siguió sus largos pasos por el pasillo y entró en la sala grande y espaciosa con un sentimiento de inseguridad.
______ tomó la taza que él le extendió, con manos que temblaban levemente, sirvió el azúcar y la crema. Escogiendo el sillón lo más lejos posible de él, se sentó y bebió el líquido humeante con más prisa que agrado. Y cuando terminó, se puso de pie.
—¿Estás tan ansiosa por marcharte?



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Mensaje por Little'Skyscraper Sáb 10 Dic 2011, 5:32 pm

Nani Jonas escribió:aaaaaaaa primera lectora anda sube mas porfavor

Bienvenida :) Ahí subí más :D
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Mensaje por Nani Jonas Lun 12 Dic 2011, 2:22 pm

ai sube mas porfavor esta super interesante tu nove
siguela lo mas pronto posible :D
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Mensaje por Nani Jonas Lun 12 Dic 2011, 2:23 pm

ah se me olvidaba gracias por la bienvenida :D
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Mensaje por Little'Skyscraper Miér 14 Dic 2011, 8:33 am

Ella respiró profundamente, haciendo un esfuerzo por ignorar las olas de pánico que estaban causando un desequilibrio total en sus sentimientos.
—Ya cumplí con mis obligaciones esta noche —le dijo con voz firme. —No hay razón para quedarme.
—¿Ni aún si yo te diera una razón?
Una furia ciega se despertó en su interior al oír aquella insinuación, y ______ hizo erupción, hablando rápidamente:
—¿Qué es lo que pretende que haga? ¿Que me ofrezca como gratificación sexual para implorar por el caso de mi padre? —Sus ojos estaban brillantes por la rabia, mientras continuaba atacándolo. —¡No me rebajaría tanto, especialmente con usted! —Levantó la barbilla, desafiándolo, sin importarle lo que iba a decirle a continuación.— ¿Que hará ahora? ¿Usará alguna táctica mafiosa para privar a mi padre del dinero que no tiene? ¿Lo golpeará, hasta romperle algunos huesos? ¿Va a asustarlo hasta el punto de provocarle una muerte prematura?
Él se levantó lentamente, y había un brillo de furia terrible en las profundidades de aquellos ojos oscuros.
—¡Dio ch’aiuti! —La exclamación fue proferida en un ronco rugido. —¡No existe un hombre vivo al que yo le permitiría insultarme de esta manera! Deberías agradecer a todos los santos por haber nacido mujer. ¡Si no, te golpearía hasta dejarte casi muerta!
—¡Si me pone un dedo encima, gritaré! —señaló ella firmemente, y él dio una fuerte carcajada.
—¿Quién te oiría?
______ sintió un escalofrío de miedo y miró los objetos que estaban encima de una mesa, con la intención de descubrir alguna arma adecuada, en caso de necesitarla. En seguida, calculó la distancia hasta la puerta.
—Jamás lo conseguirías —dijo el indolentemente. Y, en seguida, añadió salvajemente: —¡Cristo! No es justo acusar a un hombre, ciegamente, de estar asociado con los mafiosos simplemente por su ascendencia italiana. —Sus ojos se endurecieron hasta que su expresión se convirtió en algo sobrecogedor. —¿Qué valor le das a la paz de espíritu de tu padre, ______ Ballinger?
Ella tragó dolorosamente, pues tenía un nudo en la garganta que parecía del tamaño de un huevo.
—¿Qué está tratando de decir?
Los ojos de él se fijaron en su rostro, mientras revelaba, con una voz que se volvió aterradoramente baja:
—Quiero un hijo. No es correcto haber trabajado tanto y no dejar los frutos de mi esfuerzo a la simiente de mi cuerpo. —Hizo una evaluación lenta y completa, desde lo alto de su cabeza hasta la punta de sus pies, regresando nuevamente hasta su rostro. —Estoy pensando convertirte en mi esposa. Este es el precio que tendrás que pagar, si quieres que ponga en orden los asuntos financieros de tu padre.
______ estaba en medio de una pesadilla que amenazaba con devorarla.
—¿Esposa? —repitió, con amargo énfasis. —¡Casarme con usted sería lo mismo que casarme con el demonio!
—¿Eso crees? Pero eso no es una respuesta.
Ella sólo lo miró prolongadamente. En seguida, se aventuró a preguntar, lentamente:
—¿Cómo sé que puedo confiar en usted, que hará lo que acaba de decirme?
—¿Puedes permitirte no confiar?
Se hizo un pesado silencio entre ellos antes de que ella suspirara profundamente y dijera:
—Necesito tiempo para pensarlo.
—Tienes justamente cinco minutos para hacerlo.
—¡Que generoso! —replicó ella, con rabia. —Tengo que escoger entre dos formas de tortura, cada una igualmente horrible, y ¿usted pretende que lo decida en cinco minutos? ¡Usted no es sólo cruel…es inhumano!
Joe Jonas revisó las manecillas del reloj.
—Cuatro minutos y veinte segundos.
—¿Que satisfacción puede esperar de un matrimonio maldito en el infierno? —Su voz dejó traslucir una verdadera y gran angustia.
—Pero yo soy il diavolo… el diablo en persona, ¿no es así? ¡Es lo que has dicho hasta ahora! Así que, no puedo dejar de sentirme confortable en el ambiente fogoso que parece encajar con mi hábitat natural.
—¿Y usted quiere confinarme en ese infierno, también? La sonrisa de él estuvo totalmente desprovista de humor.
—Puede que no sea tan infernal como tú piensas.
—¡Lo odio! —gritó violentamente, y él la miró con deliberado cinismo.
—Es mejor de que declarar un falso amor.
—Lucharé contra usted durante todo el camino, Joe Jonas —juró, con énfasis.—Será una logro tempestuoso, se lo prometo.
Él se divertía, mientras la miraba.
—¿Te vas a herir innecesariamente, piccina? Esa actitud no es muy sabia.
—¿Pero la sabiduría no entra en esto, verdad? —replicó ella, amargamente. —¡Y si usted me llama niña una vez más, lo abofetearé!
—Te aviso que puedo querer la revancha —le advirtió.
—¡No me diga! —exclamó, con deliberado sarcasmo.
—Pareces muy dispuesta a descubrirlo por tí misma. —Él se inclinó hacia adelante y le sujetó la barbilla entre el pulgar y el índice. —Ten cuidado, ______ Ballinger. No tolero a los tontos con mucha facilidad.
______ continuaba paralizada, muda.
—Una licencia matrimonial sólo debe tardar unos días. Nuestra… unión deberá ser legalizada hasta el fin de semana.
Una provocación casi silenciosa escapó de la garganta de ______:
—Desunión, querrá decir.
—Tengo la seguridad, de que descubrirás algunas compensaciones —le dijo vagamente, y ella lo miró en silencio, durante varios segundos, antes de decir, vacilante:
—Mi padre…
—Tienes mi palabra de que pondré en orden sus finanzas —interrumpió Joe Jonas secamente, y ella se mordió los labios, en un gesto preocupado.
—No sé exactamente como él va a aceptar todo esto. No importa lo que yo le diga…
—Él sumará dos más dos y descubrirá la respuesta correcta.
—Si él cree que me sacrifiqué —comenzó ella abiertamente,—¡eso no acrecentará nada su paz de espíritu!
—Entonces, depende de tí eliminar sus sospechas.
______ le lanzó una mirada escéptica.
—¿Cómo, exactamente?
La expresión de Joe se volvió levemente cínica.
—Tal vez los temores de él sean calmados si finges que sientes algún afecto por mí —le sugirió—Y viceversa.
Las facciones de ella se tiñeron de un delicado rosado.
—Ya será bastante difícil para mí tener que sufrir con sus… abrazos — le aseguró ella, calurosamente —¡y soportar sus caricias en público también!
—No he recibido ninguna… queja hasta el día de hoy —le dijo, con cierta diversión.
—Entonces yo seré la primera —declaró ______, lanzándole una fría mirada.
Los ojos de Joe se estrecharon y él la atrajo hasta que sólo había un centímetro de distancia entre ellos.
—En sólo un día, ya te has atrevido a más de lo que es tolerable —le advirtió —Sigue provocándome, y descubrirás que no esperaré hasta que mi anillo esté en tu dedo.
Él fue bien claro y ______ sintió una opresión de miedo.
—¿Qué quiere discutir? —preguntó e inconscientemente rozó su labio inferior con la punta de la lengua, en un gesto motivado por la tensión nerviosa. —Ya es bastante tarde. Tengo que estar en el trabajo temprano, mañana.
—Ésta es una de las cosas que tenemos que discutir —dijo Joe calmadamente —Darás tu preaviso mañana y dejarás el trabajo el día jueves. No necesito una esposa que trabaje, aunque creo que Carlo quedará agradecido de tener ayuda en la cocina de vez en cuando. Dime mañana en la noche si tienes alguna dificultad con tu jefe, y yo mismo hablaré con él.
—¿Mañana en la noche? —preguntó intrigada.
La sonrisa de él fue levemente cínica.
—¿Cuándo esperabas verme, la próxima vez? ¿En el registro civil? ¿Algunos minutos antes del casamiento?
Los ojos de ______ eran espejos elocuentes que reflejaban su disgusto, y ella refrenó su lengua con dificultad.
—Sería apropiado si celebráramos nuestro… compromiso, cenando juntos —añadió secamente. —También sería una oportunidad excelente para intercambiar algunas palabras con tu padre. Aunque, claro está, que aplazaré los asuntos financieros hasta después del casamiento. Ahora te acompañaré hasta el coche —dijo, bruscamente. —Carlo ya debe haber trasladado tu equipo a la planta baja.
______ se restregó los brazos, haciendo un mohín al sentir el dolor que los dedos de él le provocaban. El impulso de sacarle la lengua, mientras lo seguía por la escalera fue demasiado fuerte para resistirlo, y el gesto infantil le dio cierta satisfacción.
El carrito estaba cerca de la puerta principal y ella lo arrastró hasta el garaje, donde estaba estacionada la furgoneta.
—¿Tienes la llave? —preguntó Joe, extendiendo la mano y como ella lo ignoró, le agarró el brazo con fuerza. —¡______, la llave por favor!
—Su caballerosidad no me impresiona —exclamó, con nerviosismo. —Y no necesito de su ayuda. Ya cargué y descargué la furgoneta tantas veces, que he perdido la cuenta.
—¿Quiere que le vacíe el bolso? —le preguntó con una voz sedosa, y ella le respondió con rabia.
—¡Oh, haga lo que quiera! —exclamó, lanzándole el llavero a su mano, y esperó impaciente mientras él abría las puertas traseras. Sentía tanta rabia que ni siquiera se molestó en explicarle acerca de las planchas gemelas desmontables que resbalaban hacia fuera para permitir que la carga se hiciera más fácil.
Aceptando la llave de su mano extendida, ______ estaba por entrar al asiento delantero cuando él le sujetó por los hombros y la volteó, antes de que ella tuviera oportunidad de luchar.
Un beso duro aplastó su boca, y justo después ella estaba libre, con el sonido de la carcajada de él resonando en sus oídos durante todo el camino de regreso a casa.

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Mensaje por Little'Skyscraper Miér 14 Dic 2011, 8:34 am

Capítulo 3

El día siguiente estuvo lleno de problemas. Primero, el fastidio, mostrado inicialmente por Claude, que tuvo que aceptar solamente dos días de preaviso. Aunque, a mediados de la mañana, ya se había calmado lo suficiente como para felicitarla, agregando que esperaba que _____ no estuviera dejando que su corazón prevaleciera por encima de la razón.
—¿Él es un hombre impaciente, eh? ¿Será que no puede esperar algunas semanas? ¡Mon Dieu, hasta una semana serviría! —Claude, invariablemente, hablaba francés cuando estaba agitado, gesticulando mucho.
—Ya está todo arreglado, Claude —declaró ______, con una calma que estaba lejos de sentir. —Joe Jonas es un hombre difícil de disuadir cuando toma una decisión.
La expresión de él registró una mezcla de emociones. Pero, en seguida, afirmó con la cabeza, absorto en sus pensamientos mientras revisaba los programas para los próximos días.
—Ah, bien, si estuvieras enferma, nos arreglaríamos de alguna forma. Sin duda, nos arreglaremos así también. ¿Te das cuenta de que has atrapado un pez muy gordo? —preguntó súbitamente, y ella intentó mostrar un poco de humor ante la leve risa que él profirió.
—No lancé ningún anzuelo, Claude —le aseguró secamente, y él sonrió.
—Yo me encargaré del pastel para el matrimonio. Un regalo, claro.
Ella se emocionó con aquel gesto generoso.
—Gracias, Claude.
Él pasó por alto su agradecimiento, volviendo a hablar de negocios, y ______ se vio envuelta en una gran cantidad de trabajos por completar. Alrededor de las once de la mañana, el Bufet Claude se había transformado en un verdadero centro de actividades y cuando, media hora después, descubrieron que uno de los cocineros y una camarera habían conspirado para decir que estaban enfermos, la carga de trabajo de cada uno de los empleados presentes casi se duplicó.
—Tú, ______ —informó Claude con cansancio —, tendrás que servir las mesas con Marie. Sophie también. No hay otra manera. George me ayudará en la cocina.
Era un almuerzo de negocios organizado en honor de un digno visitante, y había treinta invitados en total. Con una duración programada de tres horas, debía comenzar con canapés y champaña, al mediodía, y continuar con cuatro platos, terminando con café.
______ circuló por la sala ofreciendo la bandeja de canapés, su rostro una máscara sonriente, educada—aunque casi se le cayó la pose cuando reconoció el familiar perfil en un grupo de cinco, al otro lado de la sala.
¡Maldición, que mala suerte!
Afortunadamente, Sophie ya estaba pasando por el grupo particular de Joe Jonas, y _____ pudo mantener una distancia respetable.
Pero, en el comedor, no tuvo tanta suerte, pues él estaba sentado en el lado de la mesa que ella debía servir. Por consiguiente, se vio forzada a servirle, y él reconoció su presencia de una manera cordialmente agradable, despertando el interés de dos más de sus acompañantes.
Después de eso, ella estuvo consciente de sus ojos, que frecuentemente observaban sus actos. Suprimiendo una rabia interior, que no se atrevió a demostrar, comenzó a desear que esas pocas horas pasaran rápidamente. Era ridículo sentirse como una mosca presa en una telaraña—pero así era como se estaba sintiendo.
El resto de la tarde voló con una rapidez increíble, y ya eran casi las seis cuando ______ entró en el apartamento. Tenía calor y, decididamente estaba cansada. En una hora Joe Jonas llegaría, y ella tenía que tomar una ducha, cocinar algo para su padre, arreglarse e intentar explicar su próximo matrimonio.
Cerró la puerta, fue hasta la sala y escuchó la voz elevada de su padre con rabia. Quedó momentáneamente intrigada, pues muy raramente lo veía alzar tanto la voz, a cualquier persona. Pero era obvio que él estaba teniendo una conversación muy airada con alguien al teléfono. Sin oír claramente, quedó atrapada en el umbral de la puerta, recelosa al sentir la desesperación en su voz. Y, sin querer escuchar una conversación que no era para sus oídos, dio algunos pasos hacia atrás y fingió cerrar la puerta del apartamento, con bastante ruido.
—¡Hola, estoy en casa! —gritó, con la mayor alegría que pudo, e inmediatamente la voz de su padre bajó a sólo un murmullo casi imposible de oírse.
Le echó un vistazo a la correspondencia. Había tres mensajes diferentes escritos con la letra de su padre, informándola de que Philip había telefoneado y pidiéndole que le devolviera la llamada, en el momento que llegara a casa.
Entró en la cocina y agarró una jarra con jugo de frutas de la nevera, llenó un vaso alto y bebió el contenido. Nick entró en la cocina cuando ella ya había consumido casi la mitad del líquido. Sus rasgos estaban controlados, formando una relajada sonrisa.
—Llegaste más temprano de lo que esperaba —comentó, y _____ le lanzó una mirada especulativa, pero no encontró nada excepcional en su expresión.
—Lo sé —suspiró y después hizo una pequeña mueca. —El almuerzo fue un éxito, ¡pero un verdadero fiasco por la situación tras él! Adele no apareció, Spiros telefoneó a las once diciendo que no podía venir, y yo tuve que hacer el papel de camarera y de asistente de chef.
—Estúpido —coincidió Nick. —Hay algunos bistecs en la nevera. Vamos a comerlos a la parrilla, con una ensalada.
—Hace demasiado calor para pensar en comer dentro de casa.
Bien, ese era el mejor momento para hablar, decidió ______.
—Voy a cenar fuera. No te importa, ¿verdad?
—No, claro que no. ¿Un encuentro con Philip? Hablando de eso, él telefoneó. Parece estar muy enamorado, ese joven.
—Mi encuentro no es con Philip, papá —Dios del cielo, las cosas se estaban poniendo difíciles. —Mira, necesito correr si quiero estar lista a tiempo. Voy a tomar una ducha y, después mientras esté asando tu bistec, puedes traerme un licor hasta la cocina, y te lo contaré todo, ¿está bien?
Después de la ducha, ______ se puso una bata y volvió a la cocina, con aire de fatalismo.
—Decidí ir adelantando las cosas —dijo Nick, mientras colocaba el filete sobre la parrillera. —Ya condimenté la ensalada. —Le extendió un vaso lleno de un líquido claro, color ámbar y, en seguida, cuando el teléfono empezó a sonar insistentemente, salió de la cocina a atender la llamada.
—Es Philip —reveló intrigado, y el corazón de ella se disparó.
—Atenderé en el estudio. —Con la puerta del estudio cerrada cuidadosamente, fue hasta el escritorio y cogió el teléfono.
—¿______? —dijo Philip, antes de que ella pudiera decir nada —Estuve preocupado por ti. ¿Por qué no me devolviste las llamadas?
—Llegué hace poco a casa —le explicó. —Pretendía llamarte apenas tuviera preparada la cena.
—¿Cómo pasaste el día, ayer? —Su voz estaba cargada de ansiedad, y _____ intentó poner algo de entusiasmo en su respuesta.
—El problema ya ha sido resuelto, Philip.
—¿Qué quieres decir? ¿Lograste conseguir el dinero?
—Sí —respondió lentamente, queriendo evitar la montaña de preguntas que indudablemente llegarían.
—¿La cantidad completa? —La voz del otro lado de la línea era áspera y ligeramente incrédula. —Me parece difícil creer eso. —le dijo, perplejo. —¿Cómo lo conseguiste?
—No creo que eso sea de tu incumbencia —consiguió decir calmadamente, y el dijo algo velado y confuso antes de declarar decididamente:
—Iré hasta ahí y conversaremos sobre eso. _____ le dio una respuesta instantánea y enfática.
—Eso no será necesario, Philip; además, ya tengo algo programado para esta noche. Se hizo un largo silencio.
—Voy a ir a verte. ¡Ahora.!
—No —protestó, rápidamente. —No sería agradable para ninguno de nosotros, y molestaríamos a mi padre sin necesidad.
Enojada, colgó y se pasó los dedos temblorosos por el cabello. Tener que enfrentarse a su padre y sonreír… ¡no sería nada fácil!
Nick estaba sentado a la mesa y comenzaba a comer cuando ella entró en el comedor. Miró hacia arriba y disimuló una pequeña carcajada cuando vio a su hija beber todo el contenido de su copa, de un solo trago.
—Obviamente, lo necesitabas. ¡Pero, querida, eso es un sacrilegio! El licor debe ser tomado en pequeños tragos, no de una sola vez.
—Sale Philip, y entra Joe —declaró ______, intentando parecer superficial. Si no actuaba así, ¡comenzaría a llorar histéricamente!
—¿Joe?
—Joseph Jonas —dijo firmemente. Y vio pasar por el rostro de su padre una serie de emociones: sorpresa, shock, incredulidad y, finalmente, preocupación.
—¿Qué hiciste, ______? —preguntó ansioso, y ella cayó en la silla más próxima, sentándose para enfrentarlo.
—Joe y yo nos vamos a casar —respondió, cuidadosamente. Inmediatamente él comenzó a hablar, casi atragantado e incrédulo.
—_______, exijo saber… —se detuvo al oír un suave toque en el timbre y ______ aprovechó la oportunidad para escapar. Llegando a la puerta, la abrió para encontrarse con la alta figura de Joe Jonas llenando la entrada, mientras oía la exclamación enfadada del padre, detrás de ella. Más tarde, no lograría recordar qué la llevó a hacer lo que hizo. Fue un momento de locura, y actuó de acuerdo con ese sentimiento.
—¡Vaya, querido, llegas temprano! —saludó a Joe con entusiasmo y, aproximándose a él, se puso de puntillas y colocó los brazos alrededor de su cuello, besándolo.
Bien, así empezó todo. Y Joe, para darle credibilidad, no se detuvo ni un instante en demostrar su sorpresa ni vaciló ni por una fracción de segundo. La besó largamente, sus brazos alrededor de la esbelta figura de ______, sosteniéndola con tanta intimidad como si ya la hubiera abrazado así un centenar veces.
Cuando la soltó, ______ se volteó lentamente para enfrentarse a su padre con las mejillas ruborizadas, los labios enrojecidos y un brillo en sus ojos que sólo ella sabía que era de rabia.
—Creo que le debemos una explicación —dijo Joe suavemente, al entrar en la sala y cerrar la puerta con firmeza.
______ tuvo una sensación extraña de irrealidad, casi como si la habitación y todos los que se encontraban en ella fueran parte de algún extraño sueño, del cual, en cualquier momento, despertaría. Ni siquiera se resistió cuando Joe pasó un brazo alrededor de su cintura, y se escuchó a sí misma decir, en un murmullo:
—Intenté contárselo…
—Estoy seguro que lo intentaste, mia cara —dijo Joe lentamente, con aparente cariño. —Pero ahora que estoy aquí, lo haré por ti. —Él se inclinó y rozó los labios en la frente de ella, en seguida se enderezó y le lanzó una mirada divertida a su padre. —Tengo que admitir que estoy un poco atontado con todo esto, aún.
Él era convincente, ______ tuvo que admitir. Con algunas palabras aparentemente genuinas, consiguió dispersar la mayor parte de las sospechas de Nick. Era imposible afirmar categóricamente que Nick hubiera quedado totalmente satisfecho con las explicaciones, pero parecía listo para aceptar las cosas como le habían sido expuestas.
—Y ahora —dijo Joe gentilmente —, ve a cambiarte de ropa mientras converso con tu padre, ¿vale?
______ no necesito oírlo dos veces, y se apartó de él con una rapidez increíble. Fue hasta que llegó a la seguridad de su propio cuarto que cayó en la cama y enterró la cabeza en la almohada, con desesperación.
Durante cuánto tiempo se quedó ahí, en aquella posición no sabría decirlo. Podrían haber pasado cinco o treinta minutos, antes de que un disimulado toque en la puerta la estimulara lo suficiente para salir de la cama.
—¡Dile a Joe que no me voy a demorar! —gritó, en una voz falsamente alegre. —Yo… —ella interrumpió lo que estaba diciendo y, cuando la puerta se abrió, se volteó rápidamente.
Con el sonido de la puerta cerrándose nuevamente, _____ dio un suspiro de profundo alivio, que fue muy corto, ya que unas manos duras la agarraron con fuerza por los hombros e hicieron que ella se diera la vuelta.
—¡Cristo! —exclamó Joe suavemente, mientras sus ojos estudiaban el rostro de ella. —¿Qué, en nombre del cielo, ocurrió antes de que yo llegara?
—Nada —respondió ella, temblorosa. —Yo esperaba una reacción adversa por parte de mi padre, y tú llegaste justo a la mitad de nuestra conversación. —Ella levantó los ojos llenos de tristeza hacia él. —No puedes entrar en mi habitación —protestó, y él sonrió, bastante serio.
—Si eso inquieta tu acalorada sensibilidad, abriré la puerta para que así puedas quitarte esa bata y colocarte un vestido de noche.
Las cejas de ella se elevaron, con incredulidad.
—No puedes quedarte aquí mientras me cambio de ropa —dijo, molesta.
—¿Por qué? No estás completamente desnuda debajo de esa cosa sedosa —dijo él, burlón. —Y apuesto que tu ropa interior te cubre adecuadamente… más de lo que aquel bikini diminuto y delicioso que estabas usando, el otro día.
—¡Vete! —Su voz salió en un susurro furioso, y la expresión de él se volvió sardónica.
—Cámbiate de ropa ____, o estaré tentado a ayudarte —Sin una palabra más, el se dirigió hasta el guardarropa y abrió la puerta con fuerza, deslizando perchas de un lado a otro y haciendo una inspección rápida en los vestidos, antes de sacar un vestido de seda azul. —Ponte éste —ordenó— hace juego con tus ojos.
Ella lo enfrentó furiosamente, lagrimas de frustración aparecieron en sus ojos y, cuando él dio un paso hacia adelante, en su dirección, ______ le arrancó el vestido de las manos y se volteó, dándole la espalda.
—Eres un bruto —lo acusó, odiándolo —, ¡eres una criatura inhumana! —la bata resbaló de sus hombros y ella se pasó el vestido por la cabeza, estirándolo hacia abajo con movimientos rápidos y enfadados. Llevó su mano hasta la espalda para subirse la cremallera, y encontró la mano de él en el cierre. Ella emitió una exclamación de rabia.
—¡Cálmate, piccina! —Le advirtió Joe— Es mejor que recuerdes sonreír de manera seductora, si no el abrazo que compartimos tan convincentemente y mis cuidadosas palabras hacia tu padre no habrán servido de nada. Déjate el cabello suelto —le pidió Joe en voz baja, y ella le dirigió una fría mirada antes de ir hacia el armario para coger un par de sandalias.
—Estoy lista.
Los ojos de Joe la estudiaron, rápida y analíticamente.
—Con tu apariencia, nadie creería que el resultado fue obtenido en menos de diez minutos. Le daremos las buenas noches a tu padre y, en seguida, podremos salir. —Su expresión se endureció levemente cuando percibió el leve temblor en los labios de ella. —Puedes volver a tus histerismos femeninos cuando estemos seguros. Ahora sonríe —ordenó suavemente y, agarrándole el brazo, abrió la puerta.
En algún punto del pasillo, ______ consiguió reunir un cierto control y, cuando entraron en la sala, segundos más tarde, se armó con una convincente sonrisa. ¡Si se dieran premios por eso, ella ciertamente recibiría un Oscar!
—¡Hasta luego, papá! —Se inclinó hacia adelante y lo besó en el rostro. —Despiértame antes de salir para el trabajo, mañana por la mañana. Tomaremos café, juntos y conversaremos.
Ella percibió vagamente que Joe le murmuró algo a Nick y, en seguida, estaban fuera del apartamento. El Alfa Romeo estaba estacionado en el garaje, y ______ se quedó esperando en silencio mientras Joe abría la puerta.
Una vez sentada y segura, él cerró la puerta con fuerza y le dio la vuelta al coche, para deslizarse detrás del volante. No encendió el motor inmediatamente e, inclinándose en dirección hacia ella, colocó la mano en la guantera y sacó una pequeña caja de joyería.
—Dame tu mano, por favor. —Cuando ella se negó a obedecer, él estiró la mano y agarró con fuerza su muñeca para colocarle en el dedo, el anillo que había sacado de la cajita.
—No quiero ningún anillo —gritó desesperada, no queriendo ni mirar la joya.
—Es demasiado tarde para pensar en cambiar de idea.
—¡Dios del cielo, debo estar loca! —murmuró, humildemente.
—Sin mi ayuda —comenzó Joe duramente—, tu padre se verá forzado a renunciar al apartamento, al coche… —Él continuó, con crueldad: —Socialmente, se volverá un marginado… abandonado por aquellos que, hasta ahora, han sido llamados de amigos.
______ se estremeció con la imagen cruel que él le estaba describiendo.
—Quiero que sepas con certeza, Joe Jonas, que, si no fuera por mi padre, ¡yo tendría el enorme placer de mandarlo al infierno!
—¿Siempre te opones tanto a todos los hombres?
Odiando aquel complacido cinismo, ella recurrió a la falta de educación.
—Sólo a ti.
—¡Dios mío! –dijo Joe, indolentemente. —Eres una joven llena de espinas… un verdadero porcospino, a decir verdad.
—¡Y tú eres un demonio!
—Es lo que parece que te gusta llamarme. —Estiró la mano y encendió el motor. —Tal vez una buena comida mejore tu humor.
Durante un momento, ella se sintió extrañamente arrepentida.
Fuese el tipo de hombre que fuese, conseguiría mantener su promesa —calmando a su padre, y llegando tan lejos al punto de presentarla con un anillo de compromiso, por el bien de las apariencias.
—Los últimos días no han sido muy fáciles —dijo ______ vacilante, mientras se aproximaban al centro de la ciudad. —Siempre pareces salir ganado.
Joe sonrió sin ningún humor.
—Y eso te irrita, ¿verdad?
—Insoportablemente —admitió ella, con seriedad. —Tengo ganas de gritar y odiar al destino, por haber sido tan cruel.
—Pero, principalmente quieres odiarme —declaró él, secamente —por haberme atrevido a dirigir el destino a mi favor.
—Sí.
El resto del camino fue hecho en silencio y, en el restaurant, ______ tomó champaña y dejó que Joe pidiera la comida, sin darle importancia a lo que iba a comer
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Mensaje por andreita Miér 14 Dic 2011, 9:52 am

nueva lectora
esta super lanove
siguela
andreita
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Mensaje por Little'Skyscraper Miér 14 Dic 2011, 3:48 pm

andreita escribió:nueva lectora
esta super lanove
siguela

Bienvenida :) Un un ratito pongo más :)
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Mensaje por Little'Skyscraper Miér 14 Dic 2011, 4:16 pm

—¿La comida no es de tu agrado?
______ miró hacia arriba y encontró las cejas de él levemente arqueadas.
—No tengo mucha hambre.
—Si te invitara a bailar, seguramente me rechazarías. —dijo el sarcásticamente, y un pequeño impulso perverso hizo con que ella levantara la cabeza, en un frío desafío.
—De ninguna manera, me encanta bailar. A no ser que… —ella se detuvo, incapaz de resistir el impulso de agregar: —esa música sea demasiado moderna para tí.
Los ojos de él se iluminaron con un brillo perverso.
—Con treinta y siete años, ciertamente no soy el mejor bailarín. Logro apañarme bailando tango, y es conocido por ahí que ya intenté con los ritmos modernos.
—¿En verdad? —preguntó ______ educadamente, mientras lo precedía hasta la pista de baile.
Para su sorpresa, él sabía bailar la mayoría de los pasos modernos, ejecutándolos con una gracia natural y sin ningún exhibicionismo. Después de algún tiempo, ella se olvidó de considerarlo como su enemigo y comenzó a divertirse.
Por alguna razón, esperaba que él hablara, pero cuando Joe la acompañó de regreso a la mesa, diez minutos más tarde, ellos no habían intercambiado una sola palabra.
______ ocupó su silla nuevamente, rechazó el postre, prefiriendo tomar una copa más de champaña, dejando su mirada pasear lentamente por los clientes que frecuentaban aquel restaurant exclusivo. Sus ojos se abrieron un poco desorbitados cuando vieron a Chantrelle Bakersfield, y se abrieron aun más cuando notaron a su compañero: ¡Philip! Y ambos estaban viniendo lentamente en su dirección, desviándose entre las mesas mientras seguían al maître. Cuando estuvieron más cerca, ______ casi cerró los ojos con la esperanza de que no la vieran, pero no tuvo esa suerte. Pero fue a Joe, a quien ellos reconocieron primero, y sólo la risa cristalina de Chantrelle, pronunciando su nombre, casi hizo que ______ apretara los dientes.
—¡Hola, desaparecido! —saludó Chantrelle efusivamente. —No aceptaste ninguna de mis invitaciones durante estos últimos días. —Ella aun estaba de espaldas a _____, pero Philip ya la había visto, y sus ojos estaban brillando de manera extraña.
—No he tenido mucho tiempo libre —dijo Joe suavemente, y Chantrelle sacudió la cabeza con malicia.
—Ya lo veo querido. —Su risa salió increíblemente lenta. —¿Tal vez la semana que viene? —En seguida, se volteó con la clara intención de estudiar a su adversaria, y su leve exclamación de sorpresa fue claramente genuina: —¡Dios del cielo, _____ Ballinger!
—Chantrelle… —Consiguió decir _____, con voz firme, y dejó que su saludo incluyera al hombre al lado de Chantrelle —Philip.
—¿Champaña? Pero, querido —dijo Chantrelle con tono íntimo, mientras volvía la atención hacia Joe —¿estás celebrando algún otro negocio exitoso?
______ vio la sonrisa burlona de Joe.
—Se podría decir que estoy celebrando algo —respondió indirectamente, y Chantrelle se inclinó hacia adelante, colocando una mano en su brazo.
—¿Y prefieres celebrar solito?
—_____ y yo no creemos necesario incluir a nadie más.
—¿_____? —Ella obviamente no entendió la mención de su nombre. —¿Su presencia tiene algún significado especial?
Voy a comenzar a gritar ahora mismo, decidió _____, cuando Joe percibió un brillo antagónico oscureciendo sus ojos. Él estiró el brazo y cogió su mano, abriendo a propósito su mano sobre sus largos dedos, y brindándole una sonrisa asombrosamente íntima.
—Definitivamente —anunció, suavemente. —¡Pueden felicitarnos! Estoy renunciando a mi vida de soltero a favor del matrimonio.
—¿Están comprometidos? —La voz de Chantrelle subió de tono. —¿Uno con el otro?
Joe asintió y sus ojos brillaron maliciosamente al ver la manera como ______ se sonrojó furiosamente.
—¿Y el matrimonio? —insistió Chantrelle, sin mucha educación. —Será el año que viene, presumo.
—Pasado mañana —declaró Joe sedosamente, sin sacar los ojos del rostro de _____ ni por un segundo. —Decidimos que no queríamos esperar más… ¿no es así, querida? —preguntó gentilmente, y ______ dio una respuesta monosilábica y cohibida, que no confirmó ni negó lo que él dijo.
Los ojos de Chantrelle se estrecharon.
—_____ es imprevisible —afirmó, con un abierto sarcasmo. —Hasta unos días atrás, Philip estaba pensando que él sería el afortunado. ¡Deberías sentirte avergonzada, ______, por haberlo dejado pensar así!
—Yo nunca dejé que Philip pensara que me casaría con él —respondió _____ firmemente. —Si él imaginó que ese era el objeto de nuestra relación, la culpa fue de él, y no mía.
—¿En verdad? —Chantrelle desorbitó los ojos con sobresaltada sorpresa. —¡Cielos, el chico está realmente desesperado por la manera en que lo apartaste! Iremos a nuestra mesa —declaró Chantrelle, lanzando una mirada especulativa hacia Joe. — ______ no es, una pareja suficientemente… conveniente para ti. Pero, si no quedas satisfecho… —No completó la frase, provocativa y, tomando a Philip por el brazo, lo llevó, apartándose.
_____ cogió su copa con las manos visiblemente temblorosas, y tomó un trago demasiado generoso. Tosió y, un momento después, consiguió recuperar el aliento.
—¿Más champaña? —preguntó Joe, y ella sacudió la cabeza negativamente.
—Me gustaría irme a casa, si no te importa. —Los ojos de él estudiaron su rostro alterado y sonrió.
—Hubiera sido mejor que no dejaras que esa insignificancia te molestara.
—¡Perdóname si no poseo tu cinismo!
—Nadie consigue el éxito sin ser consciente de las fallas y debilidades de la naturaleza humana —informó secamente.
—Si tú no me llevas a casa, tomaré un taxi —declaró _____ airadamente, mientras de levantaba. Quedarse allí un minuto más era imposible. Sus emociones eran una mezcla caótica de rabia e indignación. Comenzó a alejarse sin importarle si él la seguía o no.
Al llegar a recepción, pasó frente a la caja y descendió las escaleras corriendo, hasta llegar a la calle. Por suerte, un taxi estaba pasando y llamó su atención. Sin vacilar, ella lo detuvo.
Cuando el vehículo disminuyó la velocidad y se detuvo cerca de la acera, Joe llegó por detrás y la sujetó por el brazo.
—Me parece que no —murmuró él suavemente. Y, aproximándose al taxi que estaba esperando, se inclinó y despidió al conductor.
Hubo un murmullo en respuesta, en seguida Joe se rió y dijo algo en un italiano rápido e incomprensible. Algunos segundos más tarde, el taxi estaba nuevamente en medio del tráfico.
—¿Por qué hiciste eso? —exclamó _____ furiosamente —¡Qué le dijiste al conductor?
La sonrisa de él fue totalmente cínica.
—Simplemente le expliqué que tú gesto de independencia fue motivada por una pelea de enamorados —respondió, mientras ella comenzaba a caminar por la acera. —No tengo ninguna intención de dejar que vuelvas a casa sola.
—¡Eres detestable!
—A ese ritmo, quedarás sin adjetivos —declaró secamente, y ella dio un grito de rabia cuando vio que cada intento que hacía por escapar del apretón de acero en su brazo era en vano. De buen humor, él se detuvo al lado del Alfa Romeo y abrió la puerta.
—Entra, ______ —ordenó, y ella entró, llena de resentimiento por su tono posesivo.
—Nuestro matrimonio se efectuará en la tarde del viernes, seguido por un almuerzo en mi casa —dijo Joe mientras alejaba lentamente el coche de la ciudad.—Sólo tu padre y Carlo, aparte de nosotros, claro está.
—¡Que maravilloso! —declaró ______ con intencionado sarcasmo. —Espero que la ceremonia se realice en el registro civil, porque no pretendo usar el vestido de novia tradicional. Recibir una bendición sagrada para los novios sería increíblemente ridículo.
—En el registro civil —confirmó Joe secamente. —Después, tomaremos un vuelo tardío a Auckland.
—¿Por qué a Nueva Zelanda? —preguntó, sin entender. —No crees que ir en viaje de luna de miel es llevar las cosas demasiado lejos?
—Pensé que podríamos pasar algunos días solos —explicó suavemente y _____ rió ásperamente.
—¿En algún lugar suficientemente lejos para que yo no pueda escaparme a casa de mi padre?
—Te aconsejaría que no tramaras ningún plan —advirtió Joe peligrosamente. —Tengo muchas influencias y finalmente te encontraría.
Apenas el coche se detuvo en la entrada del edificio donde vivía su padre, _____ extendió una mano en dirección a la manilla de la puerta pero Joe la detuvo.
—Estás tan ansiosa por irte… —se burló él. — ¿Tienes miedo de que te fuerce, _____?
—No antes de que nos casemos —atacó, sin cautela. —Aunque, sé sin duda que apelarás a tu fuerza…llegando a la violencia.
Joe murmuró una maldición que ella no consiguió entender, y su apretón en el brazo de _____ se volvió más fuerte, hasta que ella soltó un grito de dolor.
—Tienes el temperamento de un gato montés —dijo él, duramente. —Te aconsejaría que sujetaras tu tonta lengua antes de que yo la silencie.
—¿Ah, sí? ¿Y cómo te propones hacer eso?
Había un brillo de extraña rabia en aquellos ojos oscuros. En seguida, ella fue casi alzada en un abrazo de hierro, y no hubo manera de escapar de los labios que se pegaron a los suyos.
La boca de Joe estrujó la de ella. La presión insistente forzándola a abrir los labios provocó en ella un gemido inaudible. No contento aún, él comenzó una exploración minuciosa, una invasión total de sus debilitados sentidos.
Cuando él finalmente levantó la cabeza, y la soltó, ella casi se cayó hacia atrás en la silla, y permaneció allí, sentada, sin conseguir moverse, su rostro pálido. Automáticamente, sus manos se levantaron para tocar su boca, y ella era consciente de su visible temblor. Quería desviar la mirada, pero sus ojos estaban fijos en los de él, casi como si hubieran sido atrapados por una fuerza mayor que la suya propia.
—¡Dio! —dijo Joe, suavemente. —¿Tienes que mirarme así? Sólo te besé.
—Me siento como si hubieras desnudado mi alma —dijo _____, con voz trémula.
—Fuiste tú quien lo provocó. — Su tono era áspero y, vencida, se giró hacia otro lado.
—Si ese… ataque fue hecho con la intención de probar tu superioridad, entonces el primer asalto es, sin duda, tuyo —dijo, con cansancio. Y, abriendo la manilla de la puerta, salió del coche.
—Te acompañaré hasta arriba —declaró bruscamente.
—No hay necesidad de ser tan galante, soy lo suficientemente capaz de cuidar de mí misma.
Él sonrió levemente, pero no hizo ningún comentario mientras llamaba el ascensor.
_____ luchó contra la mezcla perturbadora de emociones que se alternaban entre el miedo y la conciencia, enviando temblores a toda su columna. Él no era un hombre que se pudiera ignorar, y ella jamás había encontrado alguien parecido, antes.
—¿Tu llave? —preguntó Joe cuando salieron al pasillo, y ella le dirigió una furiosa mirada.
—Por favor, ya te puedes marchar, ahora.
—Después de que estés dentro del apartamento —respondió sin perturbarse, y ella soltó un suspiro mientras se apartaba, para que él pudiera colocar la llave en la cerradura.
Cuando la puerta se abrió, _____ no consiguió resistir el impulso de preguntar.
—¿Satisfecho?
—Aún no.
Ella estaba muy cansada, emocionalmente, para luchar cuando la atrajo hacia él. Cerró los ojos en un esfuerzo por controlar las lágrimas amenazadoras que estaban comenzando a formarse. Esas lágrimas eran un lujo que no podía darse —por lo menos, no ahora. Sus labios temblaron sobre los de él, temiendo otro ataque, pero eso no ocurrió. Su toque fue poco más que una caricia leve, mientras sus labios se movían gentilmente sobre los de ella, calientes e insistentemente exploradores, antes de que subieran a su cara, para tocar suavemente cada uno de sus ojos cerrados.
—Carlo los recogerá, a ti y a tu padre para llevarlos al registro civil —dijo, apartándose de ella. —Te veré allí. Ciao, piccina.


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Mensaje por Nani Jonas Miér 14 Dic 2011, 6:52 pm

cada vez se pone mejor porfa sube mas amo tu nove
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