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Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Roochi.1D escribió:A la mierdaaaaaaaa !
Que aparezca Niall pronto, y la saque de ahi !
Besosssssssssss :D
Ya aparecerá, supongo :ñomñom:
Gracias por comentar <3
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Wonderwall. escribió:AAAAAAAAH MADRE MÍA, ¿PERO ESTO QUÉ ES?
OMG creo que no morí más en toda mi vida. Síguela pronto, lots of love :) xx
Me emociona que te haya gustado
La seguiré todo lo pronto que pueda!
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
OMG ! que hace Madie metida en esas cosas? :S dios, que feo, nada de esto saldra bien y de eso estoy mas que segura! Seguila :3
Jaeger.
----
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Kande escribió:OMG ! que hace Madie metida en esas cosas? :S dios, que feo, nada de esto saldra bien y de eso estoy mas que segura! Seguila :3
Hay que tener un poco de fe :/ jaja
Ahora mismito subo capítulo <3
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Capítulo 2
Tengo ganas de tirar el maldito despertador que me levanta a las seis de la mañana por la ventana. No lo hago porque si no me quedo sin despertador y tendría que comprarme uno nuevo. No tengo tiempo para eso.
Como casi todas las mañanas, me levanto con el pie izquierdo. Camino hacia mi vestidor particular—oh sí, tengo un vestidor particular, qué gran cosa— y saco unos jeans ajustados, una camiseta negra con la foto impresa de una banda que ya ni siquiera escucho y mis converse negras. A pesar de que tengo toneladas de ropa siempre termino poniéndome lo mismo.
Termino de atarme los cordones y voy hasta el baño. Cuando entro no me miro en el espejo, no sé que esperar de mi aspecto. De todas maneras me miro porque es inevitable y casi hasta me asusto. Me quedo mirándome más de lo que debería y paso a lavarme los dientes y la cara. Un poco de maquillaje ayudará. Me tapo las oscuras bolsas que tengo debajo de los ojos y me pongo lápiz de ojos, nada más. Odio el maquillaje. Tapa la persona que soy y que quiero mostrar al mundo. Peino mi cabello rubio desde las raíces hasta las puntas y lo dejo suelto, haciendo que caiga sobre mi espalda. Me gusta mi pelo, es fácil de arreglar. Como lo tengo tan liso casi nunca estoy despeinada y eso se agradece. Nunca me ha gustado mi aspecto físico. Varias veces me han mencionado que soy guapa pero yo no me lo termino de creer. Varias de ellas mis padres así que solo un par, tal vez dos pares. Jesse solía decirme que si estaba conmigo era por algo. Sonaba como un completo idiota pero yo no le daba importancia porque estaba muy embobada con él. Mis ojos son de un color extraño, de día suelen ser verdes pero según el día va acabando, se vuelven de un color avellana en el que el naranja me rodea el iris. Como mencioné antes, mi cabello es de un rubio casi plateado. Es lo único que me gusta de mí, tanto por afuera como por adentro.
Solía odiarme.
Sigo haciéndolo pero ahora con menos intensidad.
El odio es una emoción muy intensa, al igual que el amor. Fui capaz de sentir una de ellas, soy capaz de sentir una de ellas. ¿Por qué no odiarme, entonces?
Hace cosas de dos años no conocía esa emoción, hasta incluso era feliz, o eso es lo que recuerdo. A mis quince años era la chica más alegre de todo el estado o eso es lo que decía mi tío Roderick cada vez que venía a visitarnos. Le echo de menos. Hace dos años que no viene a visitarnos.
Echo de menos a mi familia. Nunca vienen a visitarme.
A veces tengo la sensación de que solo eran amables conmigo y venían a vernos por el roll de 'familia perfecta' pero no quiero pensar en ello. Yo no soy así. Quiero pensar que ellos llegaron a quererme y espero que en el fondo puedan perdonarme. Son buenas personas, yo lo sé.
Me miro por última vez en el espejo, cojo la mochila que está apoyada en la pata trasera de mi cama y salgó de mi habitación cerrando la puerta detrás de mí. Sé que mis padres suelen entrar a mi habitación para revisarla aunque ellos me digan que van a limpiar ya que yo no sé hacerlo. En lo último puede que tengan razón.
Hace cosa de un mes les dije que lo había dejado. Obviamente ellos no me creyeron pero desde entonces he intentando llegar a casa lo más pronto posible. También es cierto que han llamado a Álex preguntando por mí y él ha tenido que cubrirme las espaldas. Más de una vez ha sido un milagro que no aparecieran en su casa preguntando por mí. Le debo unas cuantas. Creo que hasta él mismo las tiene contadas.
Como todos los días, mi familia me espera en el comedor para desayunar. Mi madre me dice que me de prisa o llegaré tarde a clases y mi hermano le da la razón ya que es él quien me deja de camino cuando va a la universidad. Intento comer algo más de tres mordiscos de una tostada algo quemada. Al final consigo digerir dos tostadas algo secas y cinco sorbos de zumo de naranja recién exprimido.
Mi madre me da una bolsa marrón con mi desayuno que pocas veces como y me encamino hasta la puerta. Lucas me sigue y el ruido tintineante de las llaves de su Land Rover. Saludo a mi madre y a mi padre y entro en la camioneta de mi hermano. Espero a que mi hermano arranque el coche pacientemente.
—¿Cómo has empezado el día? —me pregunta sin mirarme.
—Como siempre —respondo indiferente.
—¿Y cómo es "como siempre"?
Le miro como diciendo "¿en serio?" aunque sé que no me está mirando. Sé que se preocupa por mí por eso opto por sonar lo más serena posible.
—Bien.
—Me alegro.
—Y yo —susurro en voz baja sin que él pueda escucharme—. ¿Puedes poner algo de música? Se me ha olvidado mi iPod en casa de Álex.
Era cierto, hacía cosa de dos días había olvidado mi iPod en su casa y no le he podido decir que me lo traiga o ir yo a su casa a buscarlo.
—Qué raro que se te haya olvidado en casa de Álex.
—¿Qué quieres decir? —frunzo el ceño al notar el tono que usó en su voz.
—Vives más en casa de ese amiguito tuyo que en casa y lo sabes.
Ah, con que era eso. Suspiro y aparto la mirada de él.
Tengo ganas de decirle que tal vez porque me siento más a gusto en su casa que en la nuestra propia pero no lo digo.
—Lo siento —no sé que es lo que debería sentir pero no sé que más decir.
—¿Por qué lo sientes? —suena incrédulo.
—Por no pasar más tiempo en casa.
Lucas no contesta y por eso sé que ahí acaba la conversación así que opto por mantenerme calladita todo el trayecto.
Espero sentada en un banco de cemento que hay frente a las puertas del instituto. Álex debería haber llegado ya pero no lo veo por ninguna parte y tan solo quedan tres minutos para que toque el timbre y deba entrar a clase.
Siento varias miradas encima mía y sé por qué lo están. Siempre lo sé. Saco mi BlackBerry del bolsillo de mis vaqueros y le mando un mensaje a Álex poniendo: "¿Dónde estás?"
En menos de lo que creo que se puede tomar una respiración, unos brazos me rodean los hombros y yo me sobresalto. Me levanto rápidamente y me giro hacia... Álex.
—Idiota —susurro a la vez que él gira el banco y se queda a mi lado, sonriendo.
—Lo siento, me apetecía empezar la semana con algo divertido.
Le pego un poco más fuerte de lo que debería en el hombro y él hace una mueca de dolor.
—A mí también me apetecía hacer algo divertido.
Álex me sonríe burlón y justo en ese momento suena el timbre.
Los dos caminamos entre los pasillos abarrotados de gente. Las miradas siguen ahí y esta vez puedo ver de quiénes son. Álex también se da cuenta pero lo deja pasar. Yo misma le he dejado claro que no quiero que se meta en problemas por mí. Lo miro de soslayo y por como tiene la mandíbula tensa sé que le cuesta no pararse ahí mismo y gritar qué es lo que miran tanto. La respuesta es muy simple: a mí. Suelen decirme que tengo pintando en la frente el logo "drogata".
El director me ha pedido más de una vez que vaya a su despacho y él solo me pregunta "como me va en casa". Todos saben "como me va en casa".
Hasta que no llegamos a la clase y entra el profesor mandando a callar a todos, las miradas y cuchicheos no cesan. Después de un año las miradas y cuchicheos no cesan. Puede también que sea por mi aspecto pero no le doy mucha importancia.
Hay un grupo de unos seis chicos que en todos los recreos me preguntan si quiero unirme a ellos. Yo les digo que no a pesar de que muera por ir. Álex no me dejaría y yo la verdad... no quiero estar colocada en clase. Según dice uno de ellos, la marihuana que fuman la sacan de una plantación que tiene el tío del tío de su padre. Creo que intenta presumir de ello pero nadie le da importancia.
Mientras intento prestar atención a la clase de Historia francesa, pienso que en menos de una semana me meteré del todo en el agujer negro que es mi vida. Nunca antes lo había hecho tan abierto y de alguna manera me siento orgullosa de mí misma. Nadie sabe lo que voy a hacer, ni siquiera Álex. Como se llegue a enterar sé que no me lo perdonará en la vida. Le he hecho prometer tantas cosas... A veces me siento un poco mal porque nunca las cumplo pero me es inevitable.
Después de unos interminables cuarenta y cinco minutos, vuelve a sonar el timbre y sé que tengo literatura. Recogo mis cosas y espero en el marco de la puerta a Álex, el que se ha quedado hablando con Jennifer, una chica de intercambio. Es lo único que sé de ella. Mientras los veo hablar, un nudo se me empieza a formar en el estómago. Hace meses que no hablo con Rachel y según me contó Álex, se cambió de instituto. Lo segundo no sé si es por mí—lo más seguro es que sí—, o porque su padre es uno de los empresarios más importantes en Seattle y viaja de aquí para allá. Si nada hubiese cambiado tal vez ella se hubiese resistido a eso de mudarse de ciudad, pero después de lo que vio no dudó en irse, o es eso lo que creo.
Voy hasta mi casillero con Álex siguiéndome los pies. Abro la puerta de metal y meto a la vez que saco los libros que tengo y los que necesitaré. Álex tiene el casillero a uno más allá del mío y veo que hace exactamente lo mismo. Me quedo mirando una foto que tiene pegada en la punta de la puerta de su casillero. Somos Rachel, Álex y yo en las navidades de hace dos años. Parecemos felices. Éramos felices. Otra vez vuelve a aparecer ese ya tan conocido nudo en el estómago. Quiero decirle a Álex que la quite pero pienso que tal vez es lo único que le queda de nuestra anterior amistad. Ya nada es lo mismo entre nosotros ni entre ellos dos. Álex suele informarme de Rachel cuando habla con ella. En parte se lo agradezco, quiero saber que está bien pero a la vez no quiero saber nada de ella. Duele demasiado.
Vagamente escucho como Álex me habla sobre su equipo de baloncesto y como están subiendo en la tabla de números. Le digo que suena muy bien y él se emociona enseguida. Realmente le gusta lo que hace y eso me alegra. Álex es el único apoyo que tengo dentro y fuera del instituto. Si no lo tuviera a él... no sé donde estaría ahora mismo. Aparto esos pensamientos de mi cabeza y sigo caminando hacia la clase de Literatura con Álex a mi lado. Creo que él no se ha dado cuenta, o sí se ha dado cuenta, pero me ha rodeado la cintura con un brazo. Parpadeo dos veces y miro su brazo en mi cintura y él se de repente se calla. También mira su brazo en mi cintura y lo aparta creo, avergonzado.
—Lo siento, no me he dado cuenta —susurra mirándose el brazo incrédulo ya después de haberlo apartado de mi cintura.
—No tiene importancia —y es la verdad. Puede que después la gente saque conclusiones erróneas pero me da igual. Álex es solo mi mejor amigo, nunca será nada más y él lo sabe.
No le damos más importancia y seguimos caminando por los pasillos hasta la clase de Literatura.
Antes incluso de llegar, veo a alguien que no me gustaría haber visto.
Álex me llama, me empuja desde el hombro pero yo me aparto y sigo mirando a Nathan Horan como si fuera el propio diablo.
—Madeleine, vamos, por favor —escuchó que Álex me llama e intenta sacarme de ahí una vez más pero yo no puedo pensar nada más que no sea en acercarme a ese individuo y matarlo a golpes.
Y eso decido. Me acerco a él con las entrañas ahogándose del odio y me planto delante de él. La gente que estaba rodeándolo se ven obligados a apartarse y todos me gritan groserías pero yo los ignoro. Me importa una mierda que digan, solo tengo claro una cosa.
Miro con todo el odio que puedo sentir a Nathan y él me mira no sé si sorprendido o asustado o las dos cosas. Tal vez es todo una máscara.
—Madeleine —se recompone y una sonrisita dibuja sus labios. Lo voy a matar.
—¿Qué coño haces aquí? —pongo ambas manos en puños y noto como las uñas se me clavan en la piel.
—Eh, ¿qué recebimiento es este? ¿No te alegras de verme? —su voz está impregnada de sarcasmo y por eso mismo quiero matarlo, aquí y ahora.
—Madeleine, por favor —Álex lo intenta otra vez pero yo lo espanto con la mirada.
—Te lo voy a preguntar de nuevo —sueno un poco más serena aunque estoy de todo menos eso—, ¿qué coño haces aquí?
Nathan se encoge de hombros todavía sonriendo. Lo miro detenidamente y veo que tiene los ojos inyectados en sangre. Está drogrado.
—¿Es que un ciudadado normal y corriente no puede volver a las clases si le apetece?
—No te hagas el gilipollas, Nathan —escupo—, ¿no has tenido suficiente con todo lo que has hecho?
Siento que mi ojos echan chispas y él también lo nota porque se pone serio, aunque en realidad creo que es consecuencia de la droga. No sé si quiera como ha podido evadir a los profesores con ese aspecto.
—Solo me divierto —vuelve a sonreír y es lo último que soporto. Lo cojo con la guardia baja y le propino tal puñetazo que se cae para atrás y choca con una pared llena de casilleros. El metal suena a gloria en mis oídos.
—¡Madie! —Álex me aparta de Nathan y comienza a gritarme—¿Estás loca? No querrás que te expulsen otra vez, no deberías haber...
Mi cabeza está por estallar por la adrenalina y por como Álex me grita. Mi pecho sube y baja ferozmente.
—Álex, cállate —le suelto sin gritar y él obedece pero intenta sacarme de ahí una vez más. Lo ignoro.
Nathan está rodeado de varia gente y veo como un hilillo de sangre le cae por la barbilla. Él levanta la mirada y se encuentra con mis ojos una vez más. Aparta a la gente que tiene alrededor y camina los pocos pasos que hay entre nosotros.
—¿Qué coño crees que haces? —ahora es él el que está enfadado.
—Solo me divierto —mi voz no denota ninguna diversión.
Nathan se me acerca peligrosamente y escucho más que veo como Álex le advierte de como me ponga una mano encima lo mata.
—No sabes lo que has hecho, ¿verdad, Parker?
—Sé perfectamente lo que he hecho y no me arrepiento.
Sus ojos castaños me miran fulminante pero va serenándose poco a poco. No lo creo capaz de tocarme, no querría meterse en más problemas.
—Esta te la paso, Parker —levanta el dedo índice y me señala.
Yo tan solo lo miro desafiante, sin siquiera inmutarme por su clara amenaza y veo como se marcha. Pronto sus colegas se le unen, no sin antes mirarme.
Mi respiración vuelve a la normalidad según veo como desaparece por el pasillo. Álex se me planta al lado y noto que no sabe qué hacer.
—¿Qué hacía ese gilipollas aquí? —pregunta con el rostro impasible.
—Juro que quiero matarlo —susurro.
Álex me mira sin expresión alguna y señala con un gesto de cabeza la clase de Literatura.
Las miradas otra vez. Las ignoro, intento ignorarlas. Siento que me pica la piel pero lo ignoro también. Dejad de mirarme, tengo ganas de gritar.
Nathan Horan. Hacía cosa de dos años que no lo veía y tampoco deseaba verlo. Me gustaría presenciar su muerte. Fue toda su culpa. Él me metió en este agujero en el que no puedo salir. Intenté salir una vez pero de nada sirvió.
Hubo una ocasión en la que solía decir que estaba enamorada de él. Era cierto. Estaba perdidamente enamorada de él. ¿Por qué? No lo sé, simplemente me enamoré.
Creo conocer su yo interior pero con nadie lo saca. Conmigo lo sacaba y creo que es por eso que me enamoré de él. Maldigo el día en que puse mis ojos en él. Mi familia me lo advirtió pero yo los ignoré. Muchas veces me habían dicho que Nathan no era como yo creía que era.
Lo que más le molesta de todo esto es que yo lo conozco como nadie. Me abrió su interior y yo entré encantada. Debe arrepentirse de ello. Yo me arrepiento.
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Nathan?
Nathan Horan?
Su primo tal vez? xD
Maldito Nathan, ese que la metio en lo oscuro :S
espero el proximo kasjdhkajshdkjsd <3
Nathan Horan?
Su primo tal vez? xD
Maldito Nathan, ese que la metio en lo oscuro :S
espero el proximo kasjdhkajshdkjsd <3
Roochi.1D
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Roochi.1D escribió:Nathan?
Nathan Horan?
Su primo tal vez? xD
Maldito Nathan, ese que la metio en lo oscuro :S
espero el proximo kasjdhkajshdkjsd <3
Jajaja, ya sabrás quien es
Enseguida la sigo!
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Woow!
Me encanta tu novela!
Es tan ahkjsagdñkasgdj.
Me declaro abiertamente tu nueva y fiel lectora.
Espero que la sigas pronto!
besos y exitos :)
Me encanta tu novela!
Es tan ahkjsagdñkasgdj.
Me declaro abiertamente tu nueva y fiel lectora.
Espero que la sigas pronto!
besos y exitos :)
Invitado
Invitado
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Priscilla.- escribió:Woow!
Me encanta tu novela!
Es tan ahkjsagdñkasgdj.
Me declaro abiertamente tu nueva y fiel lectora.
Espero que la sigas pronto!
besos y exitos :)
muchas gracias! y bienvenida <3
la sigo enseguida!
xx
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Leí tu novela y la ame, síguela pronto <3
NiallIsPerfect (Are)
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
AreCookieBelieberHoran escribió:Leí tu novela y la ame, síguela pronto <3
gracias! la sigo lo más pronto que pueda <3
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Capítulo 3
Él cálido viento primaveral de Seattle entra por la ventana de mi habitación.
Me levanto de la cama perezosamente y busco entre la ropa sucia hasta que encuentro la tarjeta blanca en el bolsillo trasero de unos vaqueros. La miro detenidamente, girándola una y otra vez y veo lo mismo que vi la última vez: un número y una dirección. Caigo sobre la cama con la tarjeta en la mano y giro la cabeza para ver mi BlackBerry en la mesita de noche. ¿Lo llamo o no lo llamo? ¿Qué querrá de mí? ¿Querrá algo de mí? ¿Si es así, por qué después de tanto tiempo? No lo pienso más y en un ágil movimiento tomo el móvil y vuelvo a caer en la cama de espaldas. Marco el número y algo titubeante me pego el aparato a la oreja. Al cuarto toque una voz familiar habla al otro lado:
—Jesse.
Siento que mi corazón retumba en mis oídos y no entiendo muy bien por qué. Solo es Jesse.
—Jesse, soy Madeleine.
—¿Madeleine? —me parece escuchar sorpresa en su voz.
—Sí, Madeleine, Madeleine Parker.
—Sí, sé quién eres, solo te tomaba el pelo —sé que está sonriendo y por eso pongo los ojos en blanco.
—Veo que el humor tan característico tuyo no ha cambiado —pongo énfasis en tan.
—Un chico tiene que ser algo más que una cara bonita —oigo varias voces de fondo donde sea que esté y como le dice a un tal Marcus que espere un segundo.
—¿Te pillo ocupado?
—Tal vez —vuelve a gritar y no sé si está gritándole a ese tal Marcus o a otra persona—. Estoy en medio de una partida de billar.
—¿Billar? —me siento incrédula.
Sé que está sonriendo.
—¿Tan raro parece?
—No —y era verdad—. Creo que no te imaginaba jugando al billar. ¿Debo dejarte?
—Sería lo mejor pero... el caso es que estaba esperando tu llamada desde el otro día.
Tomo una leve respiración que no sé si él habrá escuchado.
—Puedo llamarte en otro momento —de repente se me ha ido toda la valentía y quiero colgarle.
—Me gustaría que nos viéramos —creo que se debe de estar pasando el teléfono de un hombro al otro porque escucho el roce de la ropa.
—Y la razón es...
—Solo quiero verte. ¿Conoces el bar Avenue 22?
—No.
—Está en la costa. ¿Qué tal si voy a recogerte y te llevo ahora mismo?
—¿Estás tu ahí, verdad?
—Puede —siento su sonrisa al otro lado.
—Tendría que librarme de mi hermano con una excusa muy buena.
Solo de imaginarme estar en un bar de mala muerte—porque seguro lo es— con Jesse me dan ganas correr, pero a pesar de esa incomodidad, pienso que debería salir.
—Sabrás como arreglártelas. Eres astuta.
Sonrío.
—Genial.
Y cuelgo porque no soy capaz de aguantar más tiempo hablando con él. Sé que lo veré en menos de media hora pero necesito espacio.
Veinte minutos después un ruido de motor y unas ruedas chirriando me informan de que Jesse ha llegado. Bajo las escaleras con rapidez y miro a todos lados para asegurarme de que Lucas no está. Justo cuando estoy por abrir la puerta una voz me sobresalta y me hace soltar el picaporte.
—¿A dónde vas?
Lucas me mira desde el umbral de la cocina con una bolsa de patatas fritas en la mano.
—Voy a dar una vuelta —miento con lo primero que me viene a la cabeza—. Vuelvo en un rato.
—Está bien —dice y se va caminando hacia las escaleras para, supongo, ir a su cuarto.
Sé que se preocupa por mí y que me está dando la libertad de salir a estas horas de la noche. Me dan ganas de decirle que deje de actuar como si fuera mi padre. Con uno me basta.
Salgo por la puerta y la mandíbula casi se me cae. Camino con los ojos muy abiertos hacia el coche de Jesse. Abro la puerta del pasajero y me meto mirando al salpicadero con admiración.
—Vaya, bonito coche —farfullo todavía admirada.
Miro a Jesse después de unos segundos y veo que sonríe.
—¿Es nuevo? —pregunto realmente curiosa.
—Algo así.
—¿Algo así? —frunzo el ceño—. ¿Lo has robado?
Vuelvo a abrir los ojos por la impresión.
Jesse ríe y me mira divertido.
—No, lo he ganado a toda regla.
—¿Cómo lo has ganado?
Me hago la vaga idea de como lo ha ganado desde que me contó de su nuevo hobbie.
—Jugando al billar. Apostamos y gané. Fácil y simple.
—Lo suponía.
Jesse arranca el coche y las ruedas vuelven a chirriar de una manera irritante. Pasamos por mi barrio hasta que se abre por el centro y el tráfico comienza a aparecer. Nos estamos dirigiendo por unas calles que hacía meses que no pasaba y que antes conocía demasiado bien. A lo lejos veo figuras de personas, la mayoría de hombres, dándose la mano y alejándose siempre uno del otro. Cuando pasamos de largo los callejones, recuerdos de mí misma caminando por esas calles me vienen a la mente. Tampoco fue hace mucho. Pronto necesitaría volver a ellas.
Vamos en silencio durante todo el trayecto y un leve olor a mar me llega por la ventanilla del cristal bajado. Jesse estaciona el coche en frente del local y baja para dar toda la vuelta al coche hasta llegar a mi lado y abrir la puerta. Salgo, sin importarme demasiado su acto caballeroso, y miro a mi alrededor. Un cartel de luz en rojo que dice 'Avenue 22' cuelga del edificio. Uno de los dos está apagado por lo que sólo se lee 'Avenue 2'. El mar está a unos 100 metros de distancia y puedo ver la silueta de las casas de la costa, sombrías y rodeadas por árboles.
Jesse me conduce a la entrada del bar—dos puertas de cristal, con cientos de carteles de publicidad y números de clubes eróticos. La ola de olores a alcohol fuerte y tabaco me hace toser varias veces mientras avanzamos por los huecos entre las mesas. El local tiene un gran tamaño, un lado está la barra del bar y al otro lado están desperdigadas mesas y sillas. Jesse me dice que las mesas de billar están en otra sala. Pasamos por otra sala abierta, todavía con el hedor a alcohol y tabaco llegando a mis fosas nasales y sigo a Jesse hasta la mesa donde hay otros cinco hombres jugando. En la habitación hay unas seis mesas y ellos están jugando en la del fondo pegados a la esquina. Cuando nos acercamos del todo a ellos, dos de los chicos que están parados con su palo en la mano levantan la mirada y ven primero a Jesse, después sus miradas se paran en mí. Los miro de vuelta, sintiéndome un poco mareada por los olores fuertes y el fuerte que calor que siento desde que entré al local. Unos ojos azules me miran intensamente, durante tal vez cinco segundos y aparta la mirada. Jesse me presenta como Madeleine, una vieja amiga. Me pregunto qué tan vieja para él. Los hombres no me hacen demasiado caso y lo agradezco.
Siento un hormigueo en mis brazos descubiertos y levanto la mirada para encontrarme con los mismo ojos azules de antes. Aprieto los labios y me acerco un poco más a Jesse, sintiendo la necesidad de protegerme de esa mirada escrutadora. A pesar de que llevo más cuarenta minutos en este bar, la mirada azul a penas se aparta de mí y creo que en cualquier momento voy a saltar preguntándole que tanto mira. Tal vez me conoce. ¿De qué? Ni idea, pero conozco ese tipo de mirada. Sabe lo que hago y he hecho. La sangre hierve por mis venas. No quiero que me mire. Todos en el instituto me miran de esa manera. Lo odio.
—¿Te encuentras bien? —me susurra Jesse al oído una vez que termina su turno de jugar.
Asiento con la cabeza.
—¿Necesitas que me encargue de aquel?
Levanto la mirada hacia él, confusa y miro hacia el chico que me está mirando desde que llegué.
Niego con la cabeza.
—¿No lo conoces? —pregunto.
Jesse niega con la cabeza, haciendo una mueca.
—Para nada. Él ha apostado su Buell y yo mi BMW.
—¿Apostaste tu coche por una moto? —pregunto sorprendida.
—No es cualquier moto. Es una Buell, ya no están en el mercado —me dice él como si fuera el más experto en motos—. A parte, no tengo nada mejor que apostar.
Es el turno de Jesse en jugar y se acerca a la mesa. Me doy cuenta de que va ganando el equipo del chico que me ha estado mirando todo este tiempo. Jesse falla y maldice por lo bajo. El chico de ojos azules levanta su palo y le da a la bola blanca, que a continuación le da a una rayada y a su vez le da a otra y las dos se meten en la tronera en la que apunta. El chico que estaba su lado asiente con la cabeza y le golpa en la espalda, felicitándolo. Está claro que Jesse y su compañero están perdiendo y perdiendo a lo grande.
—Hijo de puta—suelta Jesse con los dientes apretados.
En menos de lo que creo posible, el juego ha terminado y Jesse ha perdido su coche nuevo. Maldice en voz baja, que sólo yo puedo escuchar al lado suyo y se saca las llaves del coche del bolsillo delantero de sus vaqueros. Las extiende al chico de ojos azules y él extiende la mano para estrecharlas. Jesse se la estrecha de mala gana. Su mirada se dirige nuevamente a mí y me sorprende ver que levanta levemente una ceja.
—¿Quieres llevarte también a mi amiga? Porque si es así vas a probar mi puño en tu cara —le advierte Jesse mirándolo con furia rebosando de él. Es un mal perdedor.
—Hey, tranquilo Jesse —el chico que jugaba con él lo aparta del chico de ojos azules y le dice algo por lo bajo, a lo que Jesse se recompone agitando los hombros.
Me doy cuenta demasiado tarde de que el chico de ojos azules no ha dicho una palabra en todo el juego. Lo miro furiosamente. No tiene ningún derecho a mirarme y no decir una palabra al respecto. Hasta lo que yo se, si un chico te mira tanto tiempo es porque realmente le interesas, de alguna manera u otra, y se acercan a ti para hablar, pero este chico solo mira, mira y mira. Mira tanto que me dan ganas de rascarme allí donde posa su mirada.
Jesse me dice que nos vamos y me pregunto que cómo no vamos. Justo cuando voy a mencionarlo, me medio arrastra hasta otro coche que está al otro lado del su ahora no-coche.
—¿Con quién nos vamos? —pregunto, soltándome de su agarre.
—Con Leonard.
¿Quién se supone que es Leonard? Lo sé en el momento que aparece el chico que estuvo jugando con él al billar. Escucho el ruido de un motor a unos metros y sé que era el del no-coche de Jesse. Arranca y se acerca lentamente a nosotros, expectante. Cuando pasa por mi lado veo al chico de ojos azules al volante y me mira sin ninguna emoción. Jesse da un paso adelante pero no dice nada.
—Ha sido todo un placer —me sorprendo totalmente al escuchar su voz. Es grave y masculina, mi cuerpo reacciona de una manera que no me gusta para nada. Su pelo rubio brilla con las luces del bar, dándole un color muy parecido al mío.
—Desaparece antes de que te obligue bajar de ese coche, Horan —suelta Jesse desde detrás mío, a un paso de distancia. Sé que sigue furioso.
—Deberías aprender a controlar tu ira —dice y con eso desaparece.
—Maldito —susurra Jesse subiendo al coche de Leonard.
No me doy cuenta de que he estado parada mirando hacia donde ha desaparecido el coche hasta que Jesse toca el claxon del coche, haciéndome dar un respingo. Subo al coche, todavía algo sorprendida por la simplicidad de las palabras del chico de ojos azules.
Horan. Se llama Horan. Frunzo el ceño. Horan suena más a apellido, pero no lo puedo saber, nunca he escuchado ese apellido. Siento la necesidad de preguntarle a Jesse si ese es su nombre o tan solo su apellido. Las veces que me animo a preguntarle, Jesse salta gritando, maldiciendo al tal Horan de mirada intensa. Maldición, quiero saber su nombre.
—¿Horan es su nombre? —suelto antes de que mi voz se esconda de nuevo, atemorizada.
Como yo estoy sentada en la parte trasera, Jesse tiene que girarse en el asiento de copiloto para mirarme.
—¿Te interesa su nombre? —pregunta chasqueando la lengua.
Me encojo de hombros, intentando aparentar indiferencia. Realmente quiero saber su nombre.
—No, sólo que tengo curiosidad. Nunca he escuchado el nombre Horan. Suena más a apellido.
Jesse se gira hacia delante en el asiento, dando un golpe seco con su espalda en el asiento.
—Niall Horan. Ese es su nombre. —puedo ver como aprieta la mandíbula, cabreado—. Esos cabrones tenían razón. Me habían dicho que ese hombre nunca perdía y yo fui de cabeza a su juego.
—Tío, ya está, perdiste y él gano. No hay nada que hacer —dijo Leonard intentando tranquilizarlo. Pronto estuvimos en la ciudad.
Niall Horan. No he escuchado su nombre, para nada. Es diferente, es interesante.
Miro por la ventanilla. Nos encontramos cerca de mi casa. Le digo a Leonard que puede dejarme a una manzana o así, pero el insiste en acercarme hasta la puerta. Mala idea. Seguro que mis padres están ya de vuelta y esperándome en la puerta como sargentos. Mierda.
Tan pronto como estaciona al frente de mi casa, bajo, soltando un gracias y en efecto, encuentro a mi madre esperándome en la puerta de entrada. Subo las escaleras del porche y paso por su lado, por la puerta abierta, no sin que antes me lleguen todas sus preguntas de sopetón. Le digo que salí con unos amigos, que Lucas lo sabía y subo a mi cuarto, sin dar ninguna explicación más.
***
Hola chicas! Cuánto tiempo sin subir en este tema Pero al fin subí! Tenía pensando subir de esta novela cuando acabara las demás pero me como escribí el capítulo, pues lo subí :3 Espero que os guste y que comentéis <3
Besos xxx
Última edición por harrystyes el Jue 05 Sep 2013, 5:04 pm, editado 1 vez
harrystyes
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
aparecioooooooooooooooo oh oh oh :3
Holaaaaaaaaaaaaaaa :D
Volviste y volví xD
Solo aparezco los fines de semana a causa del consumo que me trae la facultad y el colegio, pero hoy es una excepción xD
Espero el proximo e.e
Roochi.1D
Re: Maybe we can turn back in time {Niall Horan}
Hoooooooooooooola, hemos vuelto :corre: jajajajRoochi.1D escribió:
aparecioooooooooooooooo oh oh oh :3
Holaaaaaaaaaaaaaaa :D
Volviste y volví xD
Solo aparezco los fines de semana a causa del consumo que me trae la facultad y el colegio, pero hoy es una excepción xD
Espero el proximo e.e
¿Facultad? Vaya, yo todavía estoy en el instituto lol Suerte!
Pronto lo subiré, eso espero hehe :arrastro:
harrystyes
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