Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
“Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 1 de 14. • Comparte
Página 1 de 14. • 1, 2, 3 ... 7 ... 14
“Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
Ficha
Nombre: "Losing It" (Joe&Tú)
Autor: Cora Carmack
Adaptación: Si
Género: New Adult/Contemporáneo
Advertencias: Ninguna
Otras páginas: Por mi parte, no.
Nombre: "Losing It" (Joe&Tú)
Autor: Cora Carmack
Adaptación: Si
Género: New Adult/Contemporáneo
Advertencias: Ninguna
Otras páginas: Por mi parte, no.
Sinopsis
Virginidad.
____ Edwards está a punto de graduarse de la universidad y todavía tiene la suya. Harta de ser la única virgen entre sus amigos, decide que la mejor manera de lidiar con el problema es perderla de manera rápida y simple —un rollo de una noche. Pero su plan resulta ser nada sencillo cuando entra en pánico y deja a un magnifico chico solo y desnudo en su cama, con una excusa que alguien ni con medio cerebro creería. Y como si eso no fuera bastante vergonzoso, cuando llega a su primera clase de su último semestre de la universidad, reconoce a su nuevo profesor de Teatro.
Ella lo dejó desnudo en su cama unas ocho horas antes.
____ Edwards está a punto de graduarse de la universidad y todavía tiene la suya. Harta de ser la única virgen entre sus amigos, decide que la mejor manera de lidiar con el problema es perderla de manera rápida y simple —un rollo de una noche. Pero su plan resulta ser nada sencillo cuando entra en pánico y deja a un magnifico chico solo y desnudo en su cama, con una excusa que alguien ni con medio cerebro creería. Y como si eso no fuera bastante vergonzoso, cuando llega a su primera clase de su último semestre de la universidad, reconoce a su nuevo profesor de Teatro.
Ella lo dejó desnudo en su cama unas ocho horas antes.
¡Hola chicas! :D
¡Al fin! De nuevo aquí.
Tenía mucho tiempo sin entrar al foro y subir una nueva novela, ya fuera por la universidad o por otras razones. Me leí durante mis vacaciones este libro (lo sé, soy muy lenta leyendo u.u), y tengo que decir que me encanto, por la misma razón he decidido adaptarlo aquí. Ójala puedan leerlo y darle una oportunidad, porque de verdad vale la pena (al menos para mi). Sin más, me despido. Comenten si quieren que suba el primer capítulo :)
Besos
Natuu♥!
Última edición por Natuu! el Vie 12 Abr 2013, 4:09 am, editado 4 veces
Natuu!
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
hola! Nueva lectora!!!!
me encantaría leerla!!!
siguela!!!
me encantaría leerla!!!
siguela!!!
aranzhitha
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
1
Tomé una respiración profunda.
Eres impresionante. No lo creía, así que lo pensé de nuevo. Impresionante. Eres tan impresionante.
Si mi madre escuchara mis pensamientos, me diría que tenía que ser humilde, pero la humildad no me había llevado a ninguna parte.
____ Edwards, eres una maldita captura.
Entonces, ¿Cómo fue que terminé con veintidós años, y la única persona que conocía, que nunca había tenido relaciones sexuales? En algún lugar entre Salvados por la campana y Gossip Girl, se convirtió en algo inaudito, una chica por graduarse de la universidad con su Tarjeta-V todavía en la mano. Y ahora me encontraba en mi habitación, lamentando haber reunido el coraje para admitirlo a mi amiga Kelsey. Ella reaccionó como si le hubiese dicho que estaba escondiendo una cola debajo de mi falda triangular. Y supe antes de que su mandíbula, incluso, acabara cayendo que se trataba de una idea terrible.
—¿En serio? ¿Es por Jesús? ¿Estás, como, guardándote para él? —El sexo parecía sencillo para Kelsey. Ella tenía el cuerpo de una Barbie y el cerebro sexualmente cargado de una adolescente.
—No, Kelsey —dije—. Sería un poco difícil guardarme para alguien que murió hace más de dos mil años.
Kelsey se quitó la camisa y la tiró al suelo. Debo haber hecho una cara, porque me miró y se rió.
—Relájate, Princesa Pureza, sólo estoy cambiando camisetas. —Entró en mi armario y empezó a mover mi ropa a tirones.
—¿Por qué?
—Porque, ____, vamos a salir para conseguir que te jodan —dijo la palabra “jodan” curvando su lengua de tal forma, que me recordó a esos anuncios nocturnos de las líneas telefónicas para adultos.
—Jesús, Kelsey.
Sacó una camisa que a mí me quedaba ajustada, por lo que sería francamente escandalosa en su estructura curvilínea.
—¿Qué? Dijiste que no era sobre él.
Me resistí a la tentación de golpear mi mano en mi frente.
—No lo es, no creo… quiero decir, voy a la iglesia y todo, bueno, a veces. Yo sólo… no lo sé. Nunca he estado tan interesada.
Hizo una pausa con la camisa nueva a medio camino sobre su cabeza.
—¿Nunca interesada? ¿En chicos? ¿Eres gay?
Una vez oí a mi madre, que no podía entender por qué estaba a punto de graduarme de la universidad sin un anillo en mi dedo, hacer a mi padre la misma pregunta.
—No Kelsey, no soy gay, así que sigue poniéndote la camisa. No hay necesidad de caer sobre tu espada sexual por mí.
—Si no eres gay y no se trata de Jesús, entonces es sólo una cuestión de encontrar a la persona correcta, o debería decir… la espada sexual correcta.
Rodé los ojos.
—¡Caramba! ¿Eso es todo? ¿Encontrar a la persona correcta? ¿Por qué nadie me lo dijo antes?
Se recogió el pelo rubio en una coleta alta, lo cual, de alguna manera, llamó la atención aún más a su pecho.
—No me refiero a la persona correcta para casarse, cariño. Me refiero a la persona correcta para tener tu sangre bombeando. Para hacerte apagar tu analítico, crítico e hiperactivo cerebro y pensar con el cuerpo en su lugar.
—Los cuerpos no pueden pensar.
—¡Ves! —dijo—. Analítica. Crítica.
—¡Muy bien! Bien. ¿Qué bar esta noche?
—Stumblelnn, por supuesto.
Gemí.
—Con clase.
—¿Qué? —Kelsey miró hacia mí como si me faltara la respuesta a una pregunta muy obvia—. Es un buen bar. Más importante aún, es un bar que a los chicos les gusta. Y desde que a nosotras nos gustan los chicos, es un bar que nos gusta.
Podría ser peor. Podría llevarme a un club.
—Está bien. Vamos. —Me paré, y me dirigí a la cortina que separaba mi dormitorio del resto de mi apartamento.
—¡Espera! Espera. —Agarró mi codo y me empujó tan fuerte que me caí de nuevo en mi cama—. No puedes ir así.
Miré a mi atuendo, una florida falda triangular y un top simple que mostró una buena cantidad de escote. Se veía lindo. Podría totalmente recoger un chico en esto… tal vez.
—No veo el problema —dije.
Rodó los ojos, y me sentí como una niña. Odiaba sentirme como una niña, y casi siempre lo hacía cuando la conversación se volcaba hacia el sexo.
Kelsey dijo: —Cariño, ahora mismo te ves como la adorable hermana de alguien. Ningún hombre quiere follar a su hermanita. Y si lo hace, no quieres estar cerca de él.
Sí, definitivamente me sentía como una niña.
—Buen punto.
—Mmm… suena como si estuvieras practicando apagar ese hiperactivo cerebro tuyo. Buen trabajo. Ahora párate ahí y déjame hacer mi magia.
Y por magia, se refería a tortura.
Después de vetar tres camisas que me hicieron sentir como una prostituta, unos pantalones que eran más como polainas, y una falda tan corta que amenazó con mostrar al mundo mi agujero del amor en caso de una brisa suave, nos acomodamos en algún apretado capri de mezclilla de tiro bajo, y un top de encaje negro que destacaba, en contraste, con mi piel blanca pálida.
—¿Piernas afeitadas?
Asentí con la cabeza.
—¿Otras… cosas… afeitadas?
—Tanto como algunas vez van a estar, sí, ahora vamos. —Ahí era donde dibujaba una línea en esta conversación.
Ella sonrió, pero no dijo nada.
—Está bien. Bien. ¿Condones?
—En mi bolso.
—¿Cerebro?
—Apagado. O bien… disminuido, de todos modos.
—Excelente. Creo que estamos listas.
Yo no estaba preparada. No, en absoluto.
Había una razón por la que no había tenido sexo todavía, y ahora lo sabía. Yo era una fanática del control. Era por eso que lo había hecho tan bien en la escuela toda mi vida. Me hizo una gran directora de escenario, nadie podría dirigir un ensayo de teatro como yo. Y cuando me dio el valor para actuar, siempre estuve más preparada que cualquier otro actor en la clase. Pero el sexo… eso era lo contrario de control. Había emociones y atracción, y esa otra persona molesta que debía estar involucrada. No es mi idea de diversión.
—Estás pensando demasiado —dijo Kelsey.
—Mejor que no pensar lo suficiente.
—No, esta noche, no lo es —dijo ella.
Subí el volumen del IPod de Kelsey, tan pronto como llegamos al coche, así podía pensar en paz.
Podía hacer esto. Era un problema que había que resolver, un tema que había que comprobar fuera de mi lista de tareas pendientes.
Era así de simple.
Simple.
Mantenlo simple.
Nos detuvimos frente al bar unos minutos más tarde, y la noche se sentía todo, menos simple. Mis pantalones se sentían demasiado apretados, mi camisa demasiado baja, y mi cerebro demasiado nublado. Quería vomitar.
No quería ser virgen. Eso ya lo sabía. No quería sentirme como la inmadura mojigata que no sabía nada sobre el sexo. Odiaba no saber las cosas. El problema era… tanto como no quería ser virgen, tampoco quería tener relaciones sexuales.
El enigma de los enigmas. Era como uno de esos cuadrados que parecen rectángulos, pero al final te preguntas si es un rectángulo que parece un cuadrado.
Kelsey estaba de pie frente a mi puerta, con los zapatos de tacón alto golpeando al tiempo que sus dedos, mientras salía del coche. Me cuadré de hombros, aticé mi pelo (a medias), y seguí a Kelsey hacia el bar.
Hice una línea recta hacia la barra, sentándome en un taburete, e hice señas al camarero.
Él era una posibilidad. Pelo rubio, estatura media, cara bonita. Nada especial, pero no ciertamente fuera de lugar. Podría ser bueno para simple.
—¿Qué puedo hacer por ustedes, señoritas?
Acento sureño. Sin duda una clase de chico de cosecha propia.
Kelsey embistió: —Necesitamos dos tragos de tequila para empezar.
—Que sean cuatro —grazné.
Silbó, y sus ojos se encontraron con los míos.
—Ese tipo de noche, ¿Eh?
No estaba dispuesta a poner en palabras qué tipo de noche era. Así que dije: —Estoy buscando un poco de coraje líquido.
—Y yo estaría encantado de ayudar. —Me guiñó un ojo, y estaba apenas fuera del alcance del oído antes de que Kelsey rebotara en su asiento, diciendo: —¡Él es el indicado! ¡Él es el indicado!
Sus palabras me hicieron sentir como si estuviera en una montaña rusa, al igual que el mundo acababa de dejar de girar y todos mis órganos estaban jugando a ponerse al día. Sólo necesitaba más tiempo para adaptarme. Eso es todo. Agarré el hombro de Kelsey, y la obligué a tranquilizarse.
—Calma, Kels. Eres como un maldito Chihuahua.
—¿Qué? Es una buena opción. Lindo. Agradable. Y, totalmente, lo vi mirar tu escote… dos veces.
Ella no estaba equivocada. Pero todavía no estaba tan interesada en dormir con él, por lo que supongo que no tenía que descartarlo, pero, seguro que sería un infierno mucho más fácil, si estuviese interesada realmente en el hombre. Dije: —No estoy segura… simplemente no hay chispa. —Pude ver venir el poner los ojos en blanco, así que dije de una forma rápida—, todavía.
Cuando el Chico Camarero regresó con las bebidas, Kelsey pagó, y me llevé mis dos tragos antes de que ella entregara su tarjeta. Se quedó por un momento, sonriéndome, antes de pasar a otro cliente. Robé uno de los tragos restantes de Kelsey.
—Tienes suerte de que esta es una gran noche para ti, ____. Normalmente, nadie se interpone entre mi tequila y yo.
Tendí mi mano y dije: —Bueno, nadie va a conseguir meterse entre estas piernas a menos que esté bien borracha, así que pásame el último.
Kelsey sacudió la cabeza, pero estaba sonriendo. Después de unos segundos, se rindió, y con cuatro tragos de tequila en mi sistema, la perspectiva de sexo parecía un poco menos tenebrosa.
Otro camarero se acercó, ésta era una chica, y pedí un Jack y coca cola para beber mientras me confundía en medio de todo este lío.
Estaba el Chico Camarero, pero no se desocuparía hasta bien después de las 2 am. Era un manojo de nervios ya, así que si esto se prolongaba hasta altas horas de la mañana, estaría completamente psicótica. Sólo podía imaginar… directamente, con camisa de fuerza debido al sexo.
Había un hombre de pie junto a mí, que parecía moverse unos centímetros más cerca con cada trago que tomé, pero tenía que tener por lo menos cuarenta años. No, gracias.
Tomé un trago más de mi copa, dando gracias al camarero que fue pesado con el Jack, y examiné el bar.
—¿Qué pasa con él? —preguntó Kelsey, señalando a un chico en una mesa cercana.
—Demasiado pijo.
—¿Él?
—Demasiado Hipster.
—¿Por ahí?
—Ew. Demasiado peludo.
La lista continuó hasta que estaba bastante segura de que esta noche era un fracaso. Kelsey sugirió ir a otro bar, que era lo último que quería hacer. Le dije que tenía que ir al baño, y esperaba que alguien atrapara su atención mientras no estaba para así poder escapar sin drama. El baño estaba al fondo, más allá de la zona de piscina y dardos, detrás de una sección con algunas mesas redondas y pequeñas.
Fue entonces cuando me fijé en él.
Bueno, técnicamente, noté primero el libro.
Y, simplemente, no pude mantener la boca cerrada.
—Si eso se supone que es una manera de obtener a las chicas, me permito sugerir trasladarte a una zona con un poco más de tráfico.
Él levantó la vista de su lectura, y de repente me pareció difícil tragar. Era sin duda el hombre más atractivo que había visto esta noche, cabello café, cayendo en los ojos castaños, sólo el suficiente vello en la mandíbula para darle un look masculino sin hacerle demasiado peludo, y una cara que podría haber hecho cantar a los ángeles. No me hacía cantar. Me hacía mirar boquiabierta. ¿Por qué me detuve? ¿Por qué siempre tengo que hacer una tonta de mí misma?
—¿Perdón?
Mi mente seguía procesando su perfecto pelo y brillantes ojos castaños, así que me tomó un segundo decir: —Shakespeare. Nadie lee a Shakespeare en un bar a menos que sea una táctica para obtener chicas. Todo lo que estoy diciendo es que podrías tener mejor suerte en la delantera.
Él no dijo nada por un largo rato, pero luego su boca se separó en una sonrisa reveladora, qué sabes tú, ¡Dientes perfectos!
—No es un truco, pero si lo fuera, me parece que estoy teniendo mucha suerte aquí.
Un acento. ¡Tenía acento británico! Querido Dios, me estaba muriendo.
Respira. Necesitaba respirar.
No lo pierdas, ____.
Puso su libro a un lado, pero no antes de marcar su lugar. Dios mío, realmente estaba leyendo a Shakespeare en un bar.
—¿No estabas tratando de obtener una chica?
—No estaba.
Mi cerebro analítico no perdió su uso de tiempo pasado. Al igual que… él no había estado tratando de seducir a nadie, pero tal vez estaba ahora.
Eché otro vistazo de él. Estaba sonriendo ahora —blancos dientes, barba de tres días en su mandíbula, que le daba un aspecto francamente delicioso. Sí, yo era definitivamente seducible. Y pensé que era suficiente para enviarme a shock.
—¿Cómo te llamas, amor?
¿Amor? ¡Amor! Sigo muriendo, aquí.
—____.
—¿Eso es una línea?
Me sonrojé carmesí.
—No, es mi nombre.
—Bonito nombre para una chica encantadora. —El timbre de su voz, entró en ese registro grave que hizo mi interior rizarse en sí mismo, era como si mi útero estuviese llevando a cabo un baile feliz en el resto de mis órganos. Dios, me estaba muriendo en la más larga, más tortuosa, y excitante muerte en la historia del mundo. ¿Era esto lo que siempre se sentía al estar excitada? No es de extrañar que el sexo hiciera que la gente haga cosas locas.
—Bueno, ____, soy nuevo en la ciudad, y ya me quedé fuera de mi apartamento. Estoy esperando a un cerrajero, en realidad, y pensé en tener un buen uso de este tiempo.
—¿Repasando tu Shakespeare?
—Tratando, al menos. Honestamente, nunca me ha gustado el tío casi nada, pero vamos a mantener esto como un secreto entre nosotros, ¿Ya?
Estaba bastante segura de que mis mejillas se tiñeron aún más de rojo, si el calor saliendo de ellas era alguna indicación. De hecho, todo mi cuerpo se sentía como si estuviera en llamas. No estaba segura de si era mortificación o el acento que me tenía a punto de arder espontáneamente delante de él.
—Pareces decepcionada, ____. ¿Eres fan de Shakespeare?
Asentí con la cabeza, porque mi garganta podría haberse cerrado.
Arrugó la nariz en respuesta, y mis manos se morían de ganas de seguir la línea de la nariz hasta los labios.
Me estaba volviendo loca. En realidad, certificablemente loca.
—¿No me digas que eres una fan de Romeo y Julieta?
Ahora, esto. Esto era algo que podía discutir.
—Otelo, en realidad. Ese es mi favorito.
—Ah. Justa Desdémona. Leal y Pura.
Mi corazón tartamudeó a la palabra pura.
—Yo, mmm… —me costó juntar mis pensamientos—. Me gusta la yuxtaposición de razón y la pasión.
—Soy un fan de la pasión, por mí mismo. —Bajó su mirada y luego, recorrió el largo de mi forma. Mi columna hormigueó, hasta que sentí que podría estallar fuera de mi piel.
—No me has preguntado mi nombre —dijo.
Me aclaré la garganta. Esto no podría ser atractivo. Yo era tan sociable como un cavernícola. Le pregunté: —¿Cuál es tu nombre?
Él inclinó la cabeza, y el pelo casi le cubría los ojos.
—Únete a mí, y te lo diré.
No pensaba en otra cosa que el hecho de que mis piernas eran como gelatina, y sentándome me impediría hacer algo embarazoso, como pasar fuera del influjo de las hormonas, que estaban claramente liberando de todo en mi cerebro. Me hundí en la silla, pero en vez de alivio, la tensión incrementó a otro nivel.
Habló, y mis ojos se engancharon en sus labios.
—Mi nombre es Joe.
¿Quién sabía que los nombres podían ser calientes también?
—Es un placer conocerte, Joe.
Se inclinó hacia delante apoyándose en los codos, y noté sus anchos hombros, y la manera en que sus músculos se movieron bajo la tela de su camisa. Entonces nuestros ojos conectaron, y el bar que nos rodeaba pasó de tenue a oscuro, mientras estaba atrapada por esos ojos castaños.
—Voy a comprarte una bebida. —No estaba destinado a ser una pregunta. De hecho, cuando me miró, no había nada en él cuestionando en absoluto, sólo confianza—. Entonces podemos hablar un poco más sobre razón y… pasión.
¡Bienvenidas chicas! :)
Aquí les dejo el primer capítulo, espero que les guste.
Comenten y subo el siguiente. :D
Besos
Natuu♥!
Eres impresionante. No lo creía, así que lo pensé de nuevo. Impresionante. Eres tan impresionante.
Si mi madre escuchara mis pensamientos, me diría que tenía que ser humilde, pero la humildad no me había llevado a ninguna parte.
____ Edwards, eres una maldita captura.
Entonces, ¿Cómo fue que terminé con veintidós años, y la única persona que conocía, que nunca había tenido relaciones sexuales? En algún lugar entre Salvados por la campana y Gossip Girl, se convirtió en algo inaudito, una chica por graduarse de la universidad con su Tarjeta-V todavía en la mano. Y ahora me encontraba en mi habitación, lamentando haber reunido el coraje para admitirlo a mi amiga Kelsey. Ella reaccionó como si le hubiese dicho que estaba escondiendo una cola debajo de mi falda triangular. Y supe antes de que su mandíbula, incluso, acabara cayendo que se trataba de una idea terrible.
—¿En serio? ¿Es por Jesús? ¿Estás, como, guardándote para él? —El sexo parecía sencillo para Kelsey. Ella tenía el cuerpo de una Barbie y el cerebro sexualmente cargado de una adolescente.
—No, Kelsey —dije—. Sería un poco difícil guardarme para alguien que murió hace más de dos mil años.
Kelsey se quitó la camisa y la tiró al suelo. Debo haber hecho una cara, porque me miró y se rió.
—Relájate, Princesa Pureza, sólo estoy cambiando camisetas. —Entró en mi armario y empezó a mover mi ropa a tirones.
—¿Por qué?
—Porque, ____, vamos a salir para conseguir que te jodan —dijo la palabra “jodan” curvando su lengua de tal forma, que me recordó a esos anuncios nocturnos de las líneas telefónicas para adultos.
—Jesús, Kelsey.
Sacó una camisa que a mí me quedaba ajustada, por lo que sería francamente escandalosa en su estructura curvilínea.
—¿Qué? Dijiste que no era sobre él.
Me resistí a la tentación de golpear mi mano en mi frente.
—No lo es, no creo… quiero decir, voy a la iglesia y todo, bueno, a veces. Yo sólo… no lo sé. Nunca he estado tan interesada.
Hizo una pausa con la camisa nueva a medio camino sobre su cabeza.
—¿Nunca interesada? ¿En chicos? ¿Eres gay?
Una vez oí a mi madre, que no podía entender por qué estaba a punto de graduarme de la universidad sin un anillo en mi dedo, hacer a mi padre la misma pregunta.
—No Kelsey, no soy gay, así que sigue poniéndote la camisa. No hay necesidad de caer sobre tu espada sexual por mí.
—Si no eres gay y no se trata de Jesús, entonces es sólo una cuestión de encontrar a la persona correcta, o debería decir… la espada sexual correcta.
Rodé los ojos.
—¡Caramba! ¿Eso es todo? ¿Encontrar a la persona correcta? ¿Por qué nadie me lo dijo antes?
Se recogió el pelo rubio en una coleta alta, lo cual, de alguna manera, llamó la atención aún más a su pecho.
—No me refiero a la persona correcta para casarse, cariño. Me refiero a la persona correcta para tener tu sangre bombeando. Para hacerte apagar tu analítico, crítico e hiperactivo cerebro y pensar con el cuerpo en su lugar.
—Los cuerpos no pueden pensar.
—¡Ves! —dijo—. Analítica. Crítica.
—¡Muy bien! Bien. ¿Qué bar esta noche?
—Stumblelnn, por supuesto.
Gemí.
—Con clase.
—¿Qué? —Kelsey miró hacia mí como si me faltara la respuesta a una pregunta muy obvia—. Es un buen bar. Más importante aún, es un bar que a los chicos les gusta. Y desde que a nosotras nos gustan los chicos, es un bar que nos gusta.
Podría ser peor. Podría llevarme a un club.
—Está bien. Vamos. —Me paré, y me dirigí a la cortina que separaba mi dormitorio del resto de mi apartamento.
—¡Espera! Espera. —Agarró mi codo y me empujó tan fuerte que me caí de nuevo en mi cama—. No puedes ir así.
Miré a mi atuendo, una florida falda triangular y un top simple que mostró una buena cantidad de escote. Se veía lindo. Podría totalmente recoger un chico en esto… tal vez.
—No veo el problema —dije.
Rodó los ojos, y me sentí como una niña. Odiaba sentirme como una niña, y casi siempre lo hacía cuando la conversación se volcaba hacia el sexo.
Kelsey dijo: —Cariño, ahora mismo te ves como la adorable hermana de alguien. Ningún hombre quiere follar a su hermanita. Y si lo hace, no quieres estar cerca de él.
Sí, definitivamente me sentía como una niña.
—Buen punto.
—Mmm… suena como si estuvieras practicando apagar ese hiperactivo cerebro tuyo. Buen trabajo. Ahora párate ahí y déjame hacer mi magia.
Y por magia, se refería a tortura.
Después de vetar tres camisas que me hicieron sentir como una prostituta, unos pantalones que eran más como polainas, y una falda tan corta que amenazó con mostrar al mundo mi agujero del amor en caso de una brisa suave, nos acomodamos en algún apretado capri de mezclilla de tiro bajo, y un top de encaje negro que destacaba, en contraste, con mi piel blanca pálida.
—¿Piernas afeitadas?
Asentí con la cabeza.
—¿Otras… cosas… afeitadas?
—Tanto como algunas vez van a estar, sí, ahora vamos. —Ahí era donde dibujaba una línea en esta conversación.
Ella sonrió, pero no dijo nada.
—Está bien. Bien. ¿Condones?
—En mi bolso.
—¿Cerebro?
—Apagado. O bien… disminuido, de todos modos.
—Excelente. Creo que estamos listas.
Yo no estaba preparada. No, en absoluto.
Había una razón por la que no había tenido sexo todavía, y ahora lo sabía. Yo era una fanática del control. Era por eso que lo había hecho tan bien en la escuela toda mi vida. Me hizo una gran directora de escenario, nadie podría dirigir un ensayo de teatro como yo. Y cuando me dio el valor para actuar, siempre estuve más preparada que cualquier otro actor en la clase. Pero el sexo… eso era lo contrario de control. Había emociones y atracción, y esa otra persona molesta que debía estar involucrada. No es mi idea de diversión.
—Estás pensando demasiado —dijo Kelsey.
—Mejor que no pensar lo suficiente.
—No, esta noche, no lo es —dijo ella.
Subí el volumen del IPod de Kelsey, tan pronto como llegamos al coche, así podía pensar en paz.
Podía hacer esto. Era un problema que había que resolver, un tema que había que comprobar fuera de mi lista de tareas pendientes.
Era así de simple.
Simple.
Mantenlo simple.
Nos detuvimos frente al bar unos minutos más tarde, y la noche se sentía todo, menos simple. Mis pantalones se sentían demasiado apretados, mi camisa demasiado baja, y mi cerebro demasiado nublado. Quería vomitar.
No quería ser virgen. Eso ya lo sabía. No quería sentirme como la inmadura mojigata que no sabía nada sobre el sexo. Odiaba no saber las cosas. El problema era… tanto como no quería ser virgen, tampoco quería tener relaciones sexuales.
El enigma de los enigmas. Era como uno de esos cuadrados que parecen rectángulos, pero al final te preguntas si es un rectángulo que parece un cuadrado.
Kelsey estaba de pie frente a mi puerta, con los zapatos de tacón alto golpeando al tiempo que sus dedos, mientras salía del coche. Me cuadré de hombros, aticé mi pelo (a medias), y seguí a Kelsey hacia el bar.
Hice una línea recta hacia la barra, sentándome en un taburete, e hice señas al camarero.
Él era una posibilidad. Pelo rubio, estatura media, cara bonita. Nada especial, pero no ciertamente fuera de lugar. Podría ser bueno para simple.
—¿Qué puedo hacer por ustedes, señoritas?
Acento sureño. Sin duda una clase de chico de cosecha propia.
Kelsey embistió: —Necesitamos dos tragos de tequila para empezar.
—Que sean cuatro —grazné.
Silbó, y sus ojos se encontraron con los míos.
—Ese tipo de noche, ¿Eh?
No estaba dispuesta a poner en palabras qué tipo de noche era. Así que dije: —Estoy buscando un poco de coraje líquido.
—Y yo estaría encantado de ayudar. —Me guiñó un ojo, y estaba apenas fuera del alcance del oído antes de que Kelsey rebotara en su asiento, diciendo: —¡Él es el indicado! ¡Él es el indicado!
Sus palabras me hicieron sentir como si estuviera en una montaña rusa, al igual que el mundo acababa de dejar de girar y todos mis órganos estaban jugando a ponerse al día. Sólo necesitaba más tiempo para adaptarme. Eso es todo. Agarré el hombro de Kelsey, y la obligué a tranquilizarse.
—Calma, Kels. Eres como un maldito Chihuahua.
—¿Qué? Es una buena opción. Lindo. Agradable. Y, totalmente, lo vi mirar tu escote… dos veces.
Ella no estaba equivocada. Pero todavía no estaba tan interesada en dormir con él, por lo que supongo que no tenía que descartarlo, pero, seguro que sería un infierno mucho más fácil, si estuviese interesada realmente en el hombre. Dije: —No estoy segura… simplemente no hay chispa. —Pude ver venir el poner los ojos en blanco, así que dije de una forma rápida—, todavía.
Cuando el Chico Camarero regresó con las bebidas, Kelsey pagó, y me llevé mis dos tragos antes de que ella entregara su tarjeta. Se quedó por un momento, sonriéndome, antes de pasar a otro cliente. Robé uno de los tragos restantes de Kelsey.
—Tienes suerte de que esta es una gran noche para ti, ____. Normalmente, nadie se interpone entre mi tequila y yo.
Tendí mi mano y dije: —Bueno, nadie va a conseguir meterse entre estas piernas a menos que esté bien borracha, así que pásame el último.
Kelsey sacudió la cabeza, pero estaba sonriendo. Después de unos segundos, se rindió, y con cuatro tragos de tequila en mi sistema, la perspectiva de sexo parecía un poco menos tenebrosa.
Otro camarero se acercó, ésta era una chica, y pedí un Jack y coca cola para beber mientras me confundía en medio de todo este lío.
Estaba el Chico Camarero, pero no se desocuparía hasta bien después de las 2 am. Era un manojo de nervios ya, así que si esto se prolongaba hasta altas horas de la mañana, estaría completamente psicótica. Sólo podía imaginar… directamente, con camisa de fuerza debido al sexo.
Había un hombre de pie junto a mí, que parecía moverse unos centímetros más cerca con cada trago que tomé, pero tenía que tener por lo menos cuarenta años. No, gracias.
Tomé un trago más de mi copa, dando gracias al camarero que fue pesado con el Jack, y examiné el bar.
—¿Qué pasa con él? —preguntó Kelsey, señalando a un chico en una mesa cercana.
—Demasiado pijo.
—¿Él?
—Demasiado Hipster.
—¿Por ahí?
—Ew. Demasiado peludo.
La lista continuó hasta que estaba bastante segura de que esta noche era un fracaso. Kelsey sugirió ir a otro bar, que era lo último que quería hacer. Le dije que tenía que ir al baño, y esperaba que alguien atrapara su atención mientras no estaba para así poder escapar sin drama. El baño estaba al fondo, más allá de la zona de piscina y dardos, detrás de una sección con algunas mesas redondas y pequeñas.
Fue entonces cuando me fijé en él.
Bueno, técnicamente, noté primero el libro.
Y, simplemente, no pude mantener la boca cerrada.
—Si eso se supone que es una manera de obtener a las chicas, me permito sugerir trasladarte a una zona con un poco más de tráfico.
Él levantó la vista de su lectura, y de repente me pareció difícil tragar. Era sin duda el hombre más atractivo que había visto esta noche, cabello café, cayendo en los ojos castaños, sólo el suficiente vello en la mandíbula para darle un look masculino sin hacerle demasiado peludo, y una cara que podría haber hecho cantar a los ángeles. No me hacía cantar. Me hacía mirar boquiabierta. ¿Por qué me detuve? ¿Por qué siempre tengo que hacer una tonta de mí misma?
—¿Perdón?
Mi mente seguía procesando su perfecto pelo y brillantes ojos castaños, así que me tomó un segundo decir: —Shakespeare. Nadie lee a Shakespeare en un bar a menos que sea una táctica para obtener chicas. Todo lo que estoy diciendo es que podrías tener mejor suerte en la delantera.
Él no dijo nada por un largo rato, pero luego su boca se separó en una sonrisa reveladora, qué sabes tú, ¡Dientes perfectos!
—No es un truco, pero si lo fuera, me parece que estoy teniendo mucha suerte aquí.
Un acento. ¡Tenía acento británico! Querido Dios, me estaba muriendo.
Respira. Necesitaba respirar.
No lo pierdas, ____.
Puso su libro a un lado, pero no antes de marcar su lugar. Dios mío, realmente estaba leyendo a Shakespeare en un bar.
—¿No estabas tratando de obtener una chica?
—No estaba.
Mi cerebro analítico no perdió su uso de tiempo pasado. Al igual que… él no había estado tratando de seducir a nadie, pero tal vez estaba ahora.
Eché otro vistazo de él. Estaba sonriendo ahora —blancos dientes, barba de tres días en su mandíbula, que le daba un aspecto francamente delicioso. Sí, yo era definitivamente seducible. Y pensé que era suficiente para enviarme a shock.
—¿Cómo te llamas, amor?
¿Amor? ¡Amor! Sigo muriendo, aquí.
—____.
—¿Eso es una línea?
Me sonrojé carmesí.
—No, es mi nombre.
—Bonito nombre para una chica encantadora. —El timbre de su voz, entró en ese registro grave que hizo mi interior rizarse en sí mismo, era como si mi útero estuviese llevando a cabo un baile feliz en el resto de mis órganos. Dios, me estaba muriendo en la más larga, más tortuosa, y excitante muerte en la historia del mundo. ¿Era esto lo que siempre se sentía al estar excitada? No es de extrañar que el sexo hiciera que la gente haga cosas locas.
—Bueno, ____, soy nuevo en la ciudad, y ya me quedé fuera de mi apartamento. Estoy esperando a un cerrajero, en realidad, y pensé en tener un buen uso de este tiempo.
—¿Repasando tu Shakespeare?
—Tratando, al menos. Honestamente, nunca me ha gustado el tío casi nada, pero vamos a mantener esto como un secreto entre nosotros, ¿Ya?
Estaba bastante segura de que mis mejillas se tiñeron aún más de rojo, si el calor saliendo de ellas era alguna indicación. De hecho, todo mi cuerpo se sentía como si estuviera en llamas. No estaba segura de si era mortificación o el acento que me tenía a punto de arder espontáneamente delante de él.
—Pareces decepcionada, ____. ¿Eres fan de Shakespeare?
Asentí con la cabeza, porque mi garganta podría haberse cerrado.
Arrugó la nariz en respuesta, y mis manos se morían de ganas de seguir la línea de la nariz hasta los labios.
Me estaba volviendo loca. En realidad, certificablemente loca.
—¿No me digas que eres una fan de Romeo y Julieta?
Ahora, esto. Esto era algo que podía discutir.
—Otelo, en realidad. Ese es mi favorito.
—Ah. Justa Desdémona. Leal y Pura.
Mi corazón tartamudeó a la palabra pura.
—Yo, mmm… —me costó juntar mis pensamientos—. Me gusta la yuxtaposición de razón y la pasión.
—Soy un fan de la pasión, por mí mismo. —Bajó su mirada y luego, recorrió el largo de mi forma. Mi columna hormigueó, hasta que sentí que podría estallar fuera de mi piel.
—No me has preguntado mi nombre —dijo.
Me aclaré la garganta. Esto no podría ser atractivo. Yo era tan sociable como un cavernícola. Le pregunté: —¿Cuál es tu nombre?
Él inclinó la cabeza, y el pelo casi le cubría los ojos.
—Únete a mí, y te lo diré.
No pensaba en otra cosa que el hecho de que mis piernas eran como gelatina, y sentándome me impediría hacer algo embarazoso, como pasar fuera del influjo de las hormonas, que estaban claramente liberando de todo en mi cerebro. Me hundí en la silla, pero en vez de alivio, la tensión incrementó a otro nivel.
Habló, y mis ojos se engancharon en sus labios.
—Mi nombre es Joe.
¿Quién sabía que los nombres podían ser calientes también?
—Es un placer conocerte, Joe.
Se inclinó hacia delante apoyándose en los codos, y noté sus anchos hombros, y la manera en que sus músculos se movieron bajo la tela de su camisa. Entonces nuestros ojos conectaron, y el bar que nos rodeaba pasó de tenue a oscuro, mientras estaba atrapada por esos ojos castaños.
—Voy a comprarte una bebida. —No estaba destinado a ser una pregunta. De hecho, cuando me miró, no había nada en él cuestionando en absoluto, sólo confianza—. Entonces podemos hablar un poco más sobre razón y… pasión.
¡Bienvenidas chicas! :)
Aquí les dejo el primer capítulo, espero que les guste.
Comenten y subo el siguiente. :D
Besos
Natuu♥!
Última edición por Natuu! el Lun 18 Feb 2013, 1:53 am, editado 2 veces
Natuu!
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
aww me encanto ese Joe
y es britanico!!! :twisted:
siguela!!!
y es britanico!!! :twisted:
siguela!!!
aranzhitha
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
2
No podía decir si la sensación de ardor en mi pecho tenía que ver con el aspecto encapuchado que Joe me estaba dando o con el recuerdo de mi primer Jack con Cola que terminé como si fuera agua.
Un camarero llegó ante las señas de Joe, y me tomé un momento para darme una charla silenciosa mientras él pedía una bebida.
—¿____? —Preguntó Joe.
Su voz envió escalofríos a través de mí.
Me miró, y luego al camarero, quien resultó ser el chico de antes. Abrí la boca para pedir otro Jack con Cola, pero el camarero me detuvo con una mano en mi hombro.
—Recuerdo, Jack con Cola, ¿Cierto?
Asentí con la cabeza y me lanzó un guiño sonriente. Hice una pausa por un momento preguntándome cómo sabía mi pedido. Estaba bastante segura de que la chica camarera me había servido el último. Seguía sonriendo hacia mí, así que me obligué a hablar.
—Gracias, eh…
—Brandon —dice.
—Gracias, Brandon.
Echó un vistazo a Joe, y a continuación, se centró de nuevo en mí.
—¿Debo decirle a tu amiga allí que regresarás luego?
—Oh, bueno, claro, supongo.
Sonrió en respuesta, y se quedó allí mirándome, fijamente, durante unos segundos antes de volverse para regresar a la barra. Sabía que tenía que mirar a Joe de nuevo, pero me aterraba derretirme en un charco de excitación si me encontraba con aquellos ojos magníficos de nuevo.
Él dijo: —¿Sabes? A veces me pregunto si Desdémona era tan inocente como lo que aparentaba. Tal vez ella sabía el efecto que tenía sobre los chicos, y disfrutaba poniéndolos celosos.
Me encontré con sus ojos estrechados, estudiándome.
Me tragué mis nervios y lo estudié también.
—O tal vez sólo se dejó intimidar por la intensidad de Otelo y no sabía cómo hablar con él. La comunicación es clave después de todo.
—Comunicación, ¿Eh?
—Podría haber resuelto muchos de sus problemas.
—En ese caso, voy a tratar de ser lo más claro posible. —Tomó su silla y la colocó a escasos centímetros de la mía. Se escabulló a mi lado y dijo: —Prefiero que no vayas de nuevo con tu amiga. Quédate aquí conmigo.
Traga, ____. Me dije. Tienes que tragar o si no podrías comenzar a babear.
—Bueno, mi amiga está esperando. ¿Qué vamos a hacer si me quedo?
Extendió una mano y empujó mi pelo sobre mi hombro. Su mano se deslizó por mi cuello, haciendo una pausa en el punto de mi pulso, el que debe haber estado volviéndose loco.
—Podemos hablar de Shakespeare. Podemos hablar de lo que quieras. Aunque no puedo prometer que no me distraeré en tu hermoso cuello. —Sus dedos viajaron a través de mi mandíbula hasta llegar a la barbilla, que sacó un poco hacia adelante con la presión de su dedo índice—. O tus labios. O esos ojos. Podría atraerte con historias acerca de mi vida, como Otelo hacía con Desdémona.
Ya estaba suficientemente cortejada. Mi respuesta fue vergonzosamente entrecortada.
—Prefiero no hacer paralelos entre nuestra noche y una pareja que terminó con un asesinato/suicidio.
Sonrió, y su dedo cayó de mi barbilla. Mi piel quemó donde me había tocado, y tuve que parar de inclinarme hacia adelante para seguir su toque.
—Touché. No me importa lo que hagamos, siempre y cuándo te quedes.
—Está bien. —Estuve inmensamente orgullosa de haber logrado una respuesta calmada en lugar del “Santo Dios, sí, voy a hacer todo lo que me pidas” que se estaba reproduciendo en mi mente.
—Tal vez debería quedarme fuera de mi apartamento más a menudo.
Preferiría encerrarnos a ambos dentro, en realidad.
Mi bolsillo empezó a vibrar, y me apresuré a contestar el teléfono antes de que mi embarazoso tono de boy band sonara.
—¿Sí?
—¿Te has caído dentro o qué?
Era Kelsey.
—No, Kelsey, no lo hice. Oye, ¿Por qué no sólo vas a casa sin mí?
Los ojos de Joe se oscurecieron, y mi respiración se enganchó cuando su mirada cayó a mis labios.
—No te saldrás de esto, ____. Vas a follar esta noche aunque tenga que hacerlo yo misma.
Dios, ¿Podría ser más gritona? Pensé que Joe tuvo que haberla oído hablar, pero sus ojos no se apartaban de mis labios.
—Eso no será necesario, Kels.
Traté de pensar en una forma críptica para decirle que ya había encontrado a mi chico, cuando oí una toma de aire, seguido de un “Oh. Mi. Dios.”
Miré por encima del hombro de Joe a tiempo para ver como la sonrisa de Kelsey se ensanchaba, y el gesto crudo de mano que siguió.
—Sí, está bien, así que hablaré contigo más tarde, Kels.
—Seguro que lo harás. Te llamaré y me dirás cada precioso detalle.
—Ya veremos.
—Mejor que veas mucho esta noche, cariño. Espero que tus ojos se abran completamente después del encuentro de esta noche.
Colgué sin una respuesta.
—¿Tu amiga? —Preguntó.
Asentí con la cabeza, porque su mirada fija tenía mi sangre hirviendo. Nunca en mi vida me había sentido tan completamente activada por alguien que ni siquiera me estaba tocando. Sexo salía del hombre en olas, y me sorprendí al encontrar cuán interesada estaba en aprender a nadar.
—¿Te vas a quedar?
Asentí con la cabeza otra vez, cada músculo de mi cuerpo estaba tenso. Si no me besaba pronto, iba a explotar. Justo cuando pensaba que podía hacerlo, el camarero regresó con las bebidas. Él se acercó con una sonrisa, que bajó al ver lo cerca que Joe y yo estábamos.
—Siento haber tardado tanto. Estamos inundados por allí.
Me aferré a la distracción.
—No es ningún problema, Brandon.
—Por supuesto. ¿Necesitas algo más?
—No, estoy bien.
Los ojos de Brandon se posaron en Joe, y luego se acercaron un poco más a mí.
—¿Estás segura?
—Estamos seguros —dijo Joe secamente antes de entregarle unos cuantos billetes—. Quédate con el cambio.
Brandon comprobó a una pareja más que se encontraba a unas pocas mesas de distancia, y luego se fue a la parte delantera de la barra de nuevo. Cuando se alejó, me volví a Joe. Me di cuenta de que su brazo había hecho su camino alrededor de mi silla.
—¿Eres del tipo celoso, Joe?
—No realmente.
Levanté una ceja y él sonrió descaradamente.
—Tal vez esta discusión sobre Otelo me ha puesto un poco nervioso —dijo.
—Entonces vamos a hablar de otra cosa. ¿A qué hora dijo el cerrajero que estaría cerca de tu apartamento?
Miró brevemente su reloj, y yo aproveché para observar la increíble acumulación de sus brazos.
—Debería estar allí muy pronto.
—¿Deberías ir y esperar por él? —Era difícil determinar exactamente lo que quería en ese momento. Sin duda le gustaba, y yo definitivamente quería que me besara, pero estaba acostumbrada a sabotear este tipo de cosas para que nunca llegaran demasiado lejos. Siempre en busca de una puerta de salida.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí?
Respiré hondo, no dejando salir el aire. No habría puertas traseras, no esta vez. Me mordí el labio y lo miré. Esperaba que no pudiera leer el miedo zumbando bajo mi fachada confiada.
—Supongo que podríamos ir y esperar por él —dije.
Miró a mis labios. Moría… moría porque me besara.
—Mucho mejor.
Se puso de pie y me ofreció su brazo.
—¿Mi señora?
—¿No quieres terminar nuestras bebidas?
Me tomó la mano y apretó sus labios contra el interior de mi muñeca.
—Ya estoy intoxicado.
Me reí, porque la línea era ridícula (y porque no quería admitir que aun así, funcionaba).
Sonrió.
—¿Demasiado lejos? Que puedo decir… El Bardo me da un gusto por lo dramático.
—Vamos a tratar con algo de realismo en su lugar.
—Creo que puedo hacer eso —dijo.
Apenas había procesado sus palabras antes de que me levantara de la silla y tapara mi boca con la suya. Su olor me abrumaba. Cítricos, cuero y otra cosa que me hizo agua la boca. Yo estaba casi demasiado sorprendida para reaccionar. Era muy consciente del hecho de que me estaba besando en medio de un bar, hasta que me mordisqueó el labio inferior. Luego me olvidé de todo, excepto de él. Todo mi cuerpo se estremeció, y mi corazón se dejó caer hacia mi estómago, como si la fuerza de gravedad se hubiera duplicado. La cabeza me daba vueltas, pero no me importaba. Abrí mi boca, y al instante su lengua se deslizó adentro, tomando el control. Mis manos se aferraron a su espalda, y en respuesta, me llevó más cerca. Su beso fue lento, luego rápido, tierno y extenuante. Estábamos apretados con tanta fuerza que podía sentir cada parte de su cuerpo, pero, aun así, quería estar más cerca. Su mano se deslizó hasta el fondo de mi camisa y sus dedos calientes presionaron mi, ya demasiado ardiente, piel. Un gemido escapó de mi boca ante aquel contacto íntimo. Inmediatamente me arrepentí, porque el sonido pareció aclarar su cabeza, y se apartó.
No pude evitar que mis labios siguieran los suyos, pero se quedó fuera del alcance de mi beso. En su lugar, se quejó, agachó la cabeza y me dio un beso caliente en el cuello.
Mi cerebro estaba definitivamente volando bajo. Mi cuerpo era quién mandaba en ese momento y, Dios, se sentía bien. Yo era sólo la suma de mis terminaciones nerviosas, que se volvían locas. Él suspiró pesadamente, y eso quemó mi piel. Su voz era ronca cuando habló.
—Lo siento. Me dejé llevar.
Esas fueron exactamente las palabras adecuadas. Dejarse llevar. Nunca había estado tan atrapada en otra persona antes. Nunca había estado tan… fuera de control. Era a la vez emocionante y aterrador.
Su rostro apareció ante mí, y yo traté de mantener mi expresión neutral. Su mano se deslizó fuera de mi camisa, y me estremecí, mi piel estaba de luto por la pérdida.
Dio un paso hacia atrás.
—Bien. Podría ser momento para un poco más de razón, y un poco menos de pasión.
Me reí, pero por dentro le estaba dando el dedo medio a la razón. Me había gobernado el tiempo suficiente.
¡Hola chicas!
Perdón por la demora. Aquí les dejo el segundo capítulo, espero les guste y comenten para hacérmelo saber :)
Besos
Natuu♥!
Un camarero llegó ante las señas de Joe, y me tomé un momento para darme una charla silenciosa mientras él pedía una bebida.
—¿____? —Preguntó Joe.
Su voz envió escalofríos a través de mí.
Me miró, y luego al camarero, quien resultó ser el chico de antes. Abrí la boca para pedir otro Jack con Cola, pero el camarero me detuvo con una mano en mi hombro.
—Recuerdo, Jack con Cola, ¿Cierto?
Asentí con la cabeza y me lanzó un guiño sonriente. Hice una pausa por un momento preguntándome cómo sabía mi pedido. Estaba bastante segura de que la chica camarera me había servido el último. Seguía sonriendo hacia mí, así que me obligué a hablar.
—Gracias, eh…
—Brandon —dice.
—Gracias, Brandon.
Echó un vistazo a Joe, y a continuación, se centró de nuevo en mí.
—¿Debo decirle a tu amiga allí que regresarás luego?
—Oh, bueno, claro, supongo.
Sonrió en respuesta, y se quedó allí mirándome, fijamente, durante unos segundos antes de volverse para regresar a la barra. Sabía que tenía que mirar a Joe de nuevo, pero me aterraba derretirme en un charco de excitación si me encontraba con aquellos ojos magníficos de nuevo.
Él dijo: —¿Sabes? A veces me pregunto si Desdémona era tan inocente como lo que aparentaba. Tal vez ella sabía el efecto que tenía sobre los chicos, y disfrutaba poniéndolos celosos.
Me encontré con sus ojos estrechados, estudiándome.
Me tragué mis nervios y lo estudié también.
—O tal vez sólo se dejó intimidar por la intensidad de Otelo y no sabía cómo hablar con él. La comunicación es clave después de todo.
—Comunicación, ¿Eh?
—Podría haber resuelto muchos de sus problemas.
—En ese caso, voy a tratar de ser lo más claro posible. —Tomó su silla y la colocó a escasos centímetros de la mía. Se escabulló a mi lado y dijo: —Prefiero que no vayas de nuevo con tu amiga. Quédate aquí conmigo.
Traga, ____. Me dije. Tienes que tragar o si no podrías comenzar a babear.
—Bueno, mi amiga está esperando. ¿Qué vamos a hacer si me quedo?
Extendió una mano y empujó mi pelo sobre mi hombro. Su mano se deslizó por mi cuello, haciendo una pausa en el punto de mi pulso, el que debe haber estado volviéndose loco.
—Podemos hablar de Shakespeare. Podemos hablar de lo que quieras. Aunque no puedo prometer que no me distraeré en tu hermoso cuello. —Sus dedos viajaron a través de mi mandíbula hasta llegar a la barbilla, que sacó un poco hacia adelante con la presión de su dedo índice—. O tus labios. O esos ojos. Podría atraerte con historias acerca de mi vida, como Otelo hacía con Desdémona.
Ya estaba suficientemente cortejada. Mi respuesta fue vergonzosamente entrecortada.
—Prefiero no hacer paralelos entre nuestra noche y una pareja que terminó con un asesinato/suicidio.
Sonrió, y su dedo cayó de mi barbilla. Mi piel quemó donde me había tocado, y tuve que parar de inclinarme hacia adelante para seguir su toque.
—Touché. No me importa lo que hagamos, siempre y cuándo te quedes.
—Está bien. —Estuve inmensamente orgullosa de haber logrado una respuesta calmada en lugar del “Santo Dios, sí, voy a hacer todo lo que me pidas” que se estaba reproduciendo en mi mente.
—Tal vez debería quedarme fuera de mi apartamento más a menudo.
Preferiría encerrarnos a ambos dentro, en realidad.
Mi bolsillo empezó a vibrar, y me apresuré a contestar el teléfono antes de que mi embarazoso tono de boy band sonara.
—¿Sí?
—¿Te has caído dentro o qué?
Era Kelsey.
—No, Kelsey, no lo hice. Oye, ¿Por qué no sólo vas a casa sin mí?
Los ojos de Joe se oscurecieron, y mi respiración se enganchó cuando su mirada cayó a mis labios.
—No te saldrás de esto, ____. Vas a follar esta noche aunque tenga que hacerlo yo misma.
Dios, ¿Podría ser más gritona? Pensé que Joe tuvo que haberla oído hablar, pero sus ojos no se apartaban de mis labios.
—Eso no será necesario, Kels.
Traté de pensar en una forma críptica para decirle que ya había encontrado a mi chico, cuando oí una toma de aire, seguido de un “Oh. Mi. Dios.”
Miré por encima del hombro de Joe a tiempo para ver como la sonrisa de Kelsey se ensanchaba, y el gesto crudo de mano que siguió.
—Sí, está bien, así que hablaré contigo más tarde, Kels.
—Seguro que lo harás. Te llamaré y me dirás cada precioso detalle.
—Ya veremos.
—Mejor que veas mucho esta noche, cariño. Espero que tus ojos se abran completamente después del encuentro de esta noche.
Colgué sin una respuesta.
—¿Tu amiga? —Preguntó.
Asentí con la cabeza, porque su mirada fija tenía mi sangre hirviendo. Nunca en mi vida me había sentido tan completamente activada por alguien que ni siquiera me estaba tocando. Sexo salía del hombre en olas, y me sorprendí al encontrar cuán interesada estaba en aprender a nadar.
—¿Te vas a quedar?
Asentí con la cabeza otra vez, cada músculo de mi cuerpo estaba tenso. Si no me besaba pronto, iba a explotar. Justo cuando pensaba que podía hacerlo, el camarero regresó con las bebidas. Él se acercó con una sonrisa, que bajó al ver lo cerca que Joe y yo estábamos.
—Siento haber tardado tanto. Estamos inundados por allí.
Me aferré a la distracción.
—No es ningún problema, Brandon.
—Por supuesto. ¿Necesitas algo más?
—No, estoy bien.
Los ojos de Brandon se posaron en Joe, y luego se acercaron un poco más a mí.
—¿Estás segura?
—Estamos seguros —dijo Joe secamente antes de entregarle unos cuantos billetes—. Quédate con el cambio.
Brandon comprobó a una pareja más que se encontraba a unas pocas mesas de distancia, y luego se fue a la parte delantera de la barra de nuevo. Cuando se alejó, me volví a Joe. Me di cuenta de que su brazo había hecho su camino alrededor de mi silla.
—¿Eres del tipo celoso, Joe?
—No realmente.
Levanté una ceja y él sonrió descaradamente.
—Tal vez esta discusión sobre Otelo me ha puesto un poco nervioso —dijo.
—Entonces vamos a hablar de otra cosa. ¿A qué hora dijo el cerrajero que estaría cerca de tu apartamento?
Miró brevemente su reloj, y yo aproveché para observar la increíble acumulación de sus brazos.
—Debería estar allí muy pronto.
—¿Deberías ir y esperar por él? —Era difícil determinar exactamente lo que quería en ese momento. Sin duda le gustaba, y yo definitivamente quería que me besara, pero estaba acostumbrada a sabotear este tipo de cosas para que nunca llegaran demasiado lejos. Siempre en busca de una puerta de salida.
—¿Estás tratando de deshacerte de mí?
Respiré hondo, no dejando salir el aire. No habría puertas traseras, no esta vez. Me mordí el labio y lo miré. Esperaba que no pudiera leer el miedo zumbando bajo mi fachada confiada.
—Supongo que podríamos ir y esperar por él —dije.
Miró a mis labios. Moría… moría porque me besara.
—Mucho mejor.
Se puso de pie y me ofreció su brazo.
—¿Mi señora?
—¿No quieres terminar nuestras bebidas?
Me tomó la mano y apretó sus labios contra el interior de mi muñeca.
—Ya estoy intoxicado.
Me reí, porque la línea era ridícula (y porque no quería admitir que aun así, funcionaba).
Sonrió.
—¿Demasiado lejos? Que puedo decir… El Bardo me da un gusto por lo dramático.
—Vamos a tratar con algo de realismo en su lugar.
—Creo que puedo hacer eso —dijo.
Apenas había procesado sus palabras antes de que me levantara de la silla y tapara mi boca con la suya. Su olor me abrumaba. Cítricos, cuero y otra cosa que me hizo agua la boca. Yo estaba casi demasiado sorprendida para reaccionar. Era muy consciente del hecho de que me estaba besando en medio de un bar, hasta que me mordisqueó el labio inferior. Luego me olvidé de todo, excepto de él. Todo mi cuerpo se estremeció, y mi corazón se dejó caer hacia mi estómago, como si la fuerza de gravedad se hubiera duplicado. La cabeza me daba vueltas, pero no me importaba. Abrí mi boca, y al instante su lengua se deslizó adentro, tomando el control. Mis manos se aferraron a su espalda, y en respuesta, me llevó más cerca. Su beso fue lento, luego rápido, tierno y extenuante. Estábamos apretados con tanta fuerza que podía sentir cada parte de su cuerpo, pero, aun así, quería estar más cerca. Su mano se deslizó hasta el fondo de mi camisa y sus dedos calientes presionaron mi, ya demasiado ardiente, piel. Un gemido escapó de mi boca ante aquel contacto íntimo. Inmediatamente me arrepentí, porque el sonido pareció aclarar su cabeza, y se apartó.
No pude evitar que mis labios siguieran los suyos, pero se quedó fuera del alcance de mi beso. En su lugar, se quejó, agachó la cabeza y me dio un beso caliente en el cuello.
Mi cerebro estaba definitivamente volando bajo. Mi cuerpo era quién mandaba en ese momento y, Dios, se sentía bien. Yo era sólo la suma de mis terminaciones nerviosas, que se volvían locas. Él suspiró pesadamente, y eso quemó mi piel. Su voz era ronca cuando habló.
—Lo siento. Me dejé llevar.
Esas fueron exactamente las palabras adecuadas. Dejarse llevar. Nunca había estado tan atrapada en otra persona antes. Nunca había estado tan… fuera de control. Era a la vez emocionante y aterrador.
Su rostro apareció ante mí, y yo traté de mantener mi expresión neutral. Su mano se deslizó fuera de mi camisa, y me estremecí, mi piel estaba de luto por la pérdida.
Dio un paso hacia atrás.
—Bien. Podría ser momento para un poco más de razón, y un poco menos de pasión.
Me reí, pero por dentro le estaba dando el dedo medio a la razón. Me había gobernado el tiempo suficiente.
¡Hola chicas!
Perdón por la demora. Aquí les dejo el segundo capítulo, espero les guste y comenten para hacérmelo saber :)
Besos
Natuu♥!
Última edición por Natuu! el Lun 18 Feb 2013, 1:46 am, editado 1 vez
Natuu!
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
aww me encanta!!
Joseph se puso celocito :twisted:
Jajaja ese beso me encanto!
Siguela!!!
Joseph se puso celocito :twisted:
Jajaja ese beso me encanto!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
3
—Me estás tomando el pelo, ¿Verdad?
Lo miré fijamente, preguntándome si mi lado maniático del control podía manejar esto.
Su mano rozó mi mandíbula.
—Te prometo que iré despacio.
Negué con la cabeza y dejó caer su mano.
—No creo que pueda hacer esto.
—Sólo sujétate de mí. Prometo… que te divertirás.
—Joe…
—____, confía en mí.
Respiré profundo. Sabía que podía hacerlo, sólo tenía que apagar mi cerebro, como Kelsey dijo.
—Está bien, pero date prisa… antes de que cambie de opinión.
Su rostro cambio dándome una sonrisa con un rápido beso en mi sien.
—Que chica.
Luego cuidadosamente colocó el casco sobre mi cabello y pasó una pierna por encima de su moto, ofreciéndome su mano. Me aleje de mis pensamientos y la tomé. El asiento estaba encorvado así que a pesar de intentar incorporarme unos centímetros hacia atrás, me deslizaba hacia abajo, haciendo que mi cuerpo se presionara contra el suyo.
Su mano se instaló en mi rodilla y sus dedos me rozaron suavemente, haciéndome sentir cosquillas en la zona sensible de atrás.
—Sujétate de mí.
Hice lo que me dijo y casi me da una aneurisma cuando pude sentir sus abdominales a través de su camisa. De repente, estaba súper consciente de que era la chica que descansaba a espaldas de él. Sabía que le echaría un vistazo a mi cuerpo y sabría que no era lo suficientemente buena. Diablos, podía sentir en este momento que ya estaba lamentándose de esto. Entonces, la mano sobre mi rodilla dio un pequeño tirón y aunque pensaba que no podríamos estar más cerca, lo estábamos.
No estaba presionada contra él. Estaba incrustada.
Mi pelvis estaba tan apretada contra su espalda que un vertiginoso mareo me atravesó. Y en ese mismo momento, arrancamos. Hundí mis manos en su cintura y la moto entera saltó, desviándose hacia un lado.
Grité. Bueno, más bien chillé. Justo en su oreja. Nos estabilizó y luego desaceleró en una señal de stop.
—¿Todo bien?
Con mi cara enterrada en su hombro, me las arreglé para hablar.
—Sí.
—Lo siento amor, soy poco delicado, eso es todo.
—Oh —Aflojé los dedos que prácticamente estaban enterrándose en sus caderas. Gracias a Dios que no podía ver mi cara en este momento. El rojo no me favorecía.
Tomó mis manos y tiró de ellas para que estas se cruzaran sobre su estómago, y estuvieran envueltas alrededor de él.
—Mucho mejor. Démosle otra oportunidad.
Esta vez, cuando arrancó, no grité. Ganó velocidad lentamente y mantuve mi mejilla contra su espalda, con los ojos cerrados.
Shakespeare seguía trabado en mi cabeza, por nuestra conversación anterior, y pensé en todo lo que sabía sobre él para mantener mi mente ocupada. Empecé con el soliloquio de Hamlet. Luego me trasladé al discurso del Día de San Crispín de Henry V. Estaba terminando el monólogo de Macbeth, Mañana y Mañana y Mañana, cuando Joe me interrumpió.
—Realmente te gusta el Bardo.
La mortificación se estaba convirtiendo en mi emoción por defecto. Supongo que no los estaba recitando en mi cabeza como me pensaba.
—Oh, yo, um, simplemente memorizo muy fácilmente.
Con mi mejilla aún contra su espalda, traté de calmar a mi corazón. Ahora que la moto no se movía, mi cerebro era libre para temerle a esa otra cosa en la que activamente no había pensado.
Sexo.
Iba a tener sexo.
Con un chico.
Un chico caliente.
Un chico británico caliente.
O tal vez vomitaría.
¿Qué si vomitaba sobre el chico británico caliente?
¿Qué si vomitaba sobre el chico británico caliente durante el sexo?
—¿____?
Me moví hacia atrás, horrorizada y preguntándome si accidentalmente había hablado en voz alta otra vez.
—¿Sí?
—Podemos bajarnos de la moto cuando quieras.
—Oh. —Quité mis brazos tan rápidamente que casi perdí el equilibrio y caí de la moto. Afortunadamente, con sólo un leve grito, logré estabilizarme y lentamente me bajé de la moto.
Entonces mi pantorrilla rozó con una de las tuberías laterales de la moto y empecé a gritar de nuevo.
Estaba caliente. Tan jodidamente caliente. Y ahora mi piel picaba.
—¿____?
Sólo me había alejado de la moto a un par de pasos cojeando para el momento en que Joe me alcanzó. A pesar de mis puños cerrados y de cómo me estaba mordiendo el labio para contener el dolor, mis ojos lagrimearon.
Sus manos ahuecaron mi cara primero y luego miró hacia la pierna en donde una brillante roncha roja estaba formándose alrededor de un centímetro por debajo de donde acababan los capris.
—Oh mierda.
Mantuve mis labios fuertemente cerrados, sin saber si podía abrir la boca sin llorar. Joe rodeó mi cintura con su brazo y lancé los míos sobre sus hombros.
—Vamos, amor. Esperemos que ese cerrajero ya haya llegado.
Por primera vez, eché un vistazo alrededor y me di cuenta de dónde estábamos.
Estábamos en mi complejo de apartamentos.
¡Vivíamos en el mismo complejo de apartamentos!
Me debatí sobre si debería decir algo mientras me dirigía hacia su apartamento. Casi lo mencioné cuando pasamos mi propio coche, pero luego me recordé a mí misma que esto se suponía que era una cosa de una sola noche. Vivía en un edificio más allá del mío. Gracias a Dios. ¿Qué si vivía justo al lado y tenía que verlo todos los días después del sin duda horrible sexo que iba a tratar de tener con él?
Llegamos a su puerta.
Y estábamos sin cerrajero.
La piel de mi pantorrilla todavía se sentía caliente, como si estuviera de pie junto a una llama.
Me lanzó una mirada preocupada y luego sacó su teléfono.
Pulsó el botón de llamada dos veces, remarcando al último número que llamó.
Se alejó de mí para hablar y me apoyé pesadamente contra la pared junto a su puerta. Claramente, no estaba destinada a tener sexo. Este era Dios diciéndome que mi destino era ser una monja e ir a un convento junto con toda esa mierda. Ya estaba delirando demasiado que confundí a Dios y a Shakespeare. Joe regresó, e incluso frunciendo el ceño se veía magnífico.
—Malas noticias. El cerrajero se ha retrasado y no estará aquí hasta dentro de otra hora.
Traté de no encogerme y fallé.
Se arrodilló y sus dedos recorrieron mi espinilla, deteniéndose a unos cuantos centímetros a la derecha de mi quemadura. Gracias a Dios me había depilado. Inhalo profundamente y expiró lentamente por la nariz. Cerró los ojos por un momento y luego asintió.
—Bien. Bueno, en ese caso tal vez deberíamos llevarte a Emergencias.
—¿Qué? ¡No!
¿Qué diría Kelsey? Salí con el objetivo de tener relaciones sexuales y en su lugar terminaría en la sala de Emergencias. Fuck my life.
—____, la quemadura no está demasiado mal, pero si no empiezas a tratártela, dolerá como el infierno.
Golpeé mi cabeza contra la pared y soplé el pelo suelto de mi cara.
—No vivo lejos, podemos ir a mi casa.
—Oh, está bien.
Su sonrisa regresó fácilmente y por un breve segundo estuve demasiado inundada en otros sentimientos como para recordar el dolor.
Él continuó: —Vamos a tener que ser cuidadosos al subirte de nuevo en la moto. No me gustaría que te quemaras otra vez.
Me mordí el labio inferior.
—En realidad no tenemos que subirnos a la moto.
Arqueó una ceja graciosamente.
—Cuando dije que no vivo lejos, me refería a que vivo en el bloque de al lado.
Ambas cejas se elevaron y su sorpresa sólo duró un segundo antes de que una expresión diferente cruzara por su cara, esta era una más difícil de identificar lo que hizo que las mariposas en mi estómago comenzaran a tener convulsiones.
—Vayamos a tu piso, entonces… vecina.
Mis rodillas se sentían débiles, y no sólo por el dolor.
Tragué saliva, pero mi boca aún se sentía seca. No me rodeó con su brazo de nuevo, pero sus dedos tocaron mi espalda suavemente, y se quedaron allí mientras caminábamos. Llegamos a mi apartamento en menos de un minuto. Su mano cayó en la parte baja de mi espalda mientras buscaba mis llaves y por un segundo, me olvidé de lo que estaba buscando.
Llaves de mi apartamento.
En el cual él estaba a punto de entrar.
Conmigo.
A solas.
Para tener sexo.
Sexo.
Sexo.
Sexo.
Mis dedos se sentían rotos mientras intentaba y fallaba insertar la llave en la cerradura. Él no dijo nada. Tampoco tomó las llaves, lo que era bueno, porque eso me habría molestado totalmente. Puede que fuese mental, emocional y físicamente un desastre, pero no necesitaba que un hombre girase la llave por mí. Su mano se mantuvo calmada, gentilmente contra mi espalda hasta que logré abrir la puerta forzadamente.
Cuando entré en el oscuro pasillo, su mano no me siguió. Lo miré de nuevo, de pie y sus manos ahora estaban metidas casualmente en los bolsillos. Su sonrisa era sincera y magnífica, para detener corazones. Pero parecía que no tenía intenciones de entrar. Eso era todo. Había cambiado de opinión, porque yo era un completo desastre. ¿Por qué más lo haría?
Tomé aire, recordándome a mi misma que era impresionante. No era insegura o tímida. Sólo era virgen, eso no es gran cosa. Y si alguna vez quería dejar de serlo, tendría que tener sexo.
—¿Esperas una invitación? —Pregunté, mirándolo de pie fuera de mi puerta—. ¿Esta es la parte en la que me dices que eres un vampiro?
Se rió entre dientes.
—No, te prometo que la palidez es sólo porque soy británico.
—¿Entonces qué estás esperando? ¿Qué ha pasado con el chico que me hizo sentarme para averiguar su nombre y dejó muy claro que no quería que regresara con mi amiga? ¿Qué ocurrió con el chico que era tan audaz en todas las formas en las que yo sólo podía pretender ser?
Dio un paso, por lo que se situó en el marco de la puerta, y se recostó contra ella.
—Ese chico está intentando ser un caballero, porque por mucho que quiera entrar a tu casa y por mucho que te quiera, estás herida. Además, temo que en realidad no me quieres aquí.
—Querrás decir que él teme.
—¿Hmm?
—Estabas hablando en tercera persona y luego cambiaste a primera… —Y yo me estaba desviando del tema.
—Sí, lo hacía —y seguía sonriendo. ¿Qué significaba eso?—. Fue un placer conocerte, ____.
Esta era una salida fácil si no quería seguir adelante con esto. Si quería que mi virginidad viera la luz del día… de nuevo. Empezaba a girarse y todo lo que tenía que hacer era dejarlo ir.
—¡Espera!
Sonrió con una pequeña sospechosa sonrisa y levantó esa ceja otra vez.
Respiré a través de mi miedo.
—Si él está intentando ser un caballero, ¿No debería quedarse y tratar de ayudar a la chica herida que no sabe nada sobre quemaduras de moto?
Sus ojos dejaron los míos para echarle un vistazo a mi pantorrilla, y cuando alzo la mirada de nuevo, encontró mis labios en su lugar.
—La chica herida tiene razón. Sería una caballerosa cosa que debo hacer.
Luego entró en mi apartamento y cerró la puerta. La luz del pasillo desapareció, y nos quedamos a oscuras porque mi lámpara de techo se había quemado hace semanas, y todavía no la había remplazado.
Podía sentir el calor que irradiaba mientras se acercaba. Su mano una vez más se instaló en la parte baja de mi espalda y susurró en la oscuridad:
—Muéstrame el camino, amor.
¡Hola chicas! :D
¡Bienvenida IrishGrl'!, que bueno que te gusto la novela :)
Bueno, aquí les dejo el tercer capítulo, espero les guste.
Besos
Natuu♥!
Lo miré fijamente, preguntándome si mi lado maniático del control podía manejar esto.
Su mano rozó mi mandíbula.
—Te prometo que iré despacio.
Negué con la cabeza y dejó caer su mano.
—No creo que pueda hacer esto.
—Sólo sujétate de mí. Prometo… que te divertirás.
—Joe…
—____, confía en mí.
Respiré profundo. Sabía que podía hacerlo, sólo tenía que apagar mi cerebro, como Kelsey dijo.
—Está bien, pero date prisa… antes de que cambie de opinión.
Su rostro cambio dándome una sonrisa con un rápido beso en mi sien.
—Que chica.
Luego cuidadosamente colocó el casco sobre mi cabello y pasó una pierna por encima de su moto, ofreciéndome su mano. Me aleje de mis pensamientos y la tomé. El asiento estaba encorvado así que a pesar de intentar incorporarme unos centímetros hacia atrás, me deslizaba hacia abajo, haciendo que mi cuerpo se presionara contra el suyo.
Su mano se instaló en mi rodilla y sus dedos me rozaron suavemente, haciéndome sentir cosquillas en la zona sensible de atrás.
—Sujétate de mí.
Hice lo que me dijo y casi me da una aneurisma cuando pude sentir sus abdominales a través de su camisa. De repente, estaba súper consciente de que era la chica que descansaba a espaldas de él. Sabía que le echaría un vistazo a mi cuerpo y sabría que no era lo suficientemente buena. Diablos, podía sentir en este momento que ya estaba lamentándose de esto. Entonces, la mano sobre mi rodilla dio un pequeño tirón y aunque pensaba que no podríamos estar más cerca, lo estábamos.
No estaba presionada contra él. Estaba incrustada.
Mi pelvis estaba tan apretada contra su espalda que un vertiginoso mareo me atravesó. Y en ese mismo momento, arrancamos. Hundí mis manos en su cintura y la moto entera saltó, desviándose hacia un lado.
Grité. Bueno, más bien chillé. Justo en su oreja. Nos estabilizó y luego desaceleró en una señal de stop.
—¿Todo bien?
Con mi cara enterrada en su hombro, me las arreglé para hablar.
—Sí.
—Lo siento amor, soy poco delicado, eso es todo.
—Oh —Aflojé los dedos que prácticamente estaban enterrándose en sus caderas. Gracias a Dios que no podía ver mi cara en este momento. El rojo no me favorecía.
Tomó mis manos y tiró de ellas para que estas se cruzaran sobre su estómago, y estuvieran envueltas alrededor de él.
—Mucho mejor. Démosle otra oportunidad.
Esta vez, cuando arrancó, no grité. Ganó velocidad lentamente y mantuve mi mejilla contra su espalda, con los ojos cerrados.
Shakespeare seguía trabado en mi cabeza, por nuestra conversación anterior, y pensé en todo lo que sabía sobre él para mantener mi mente ocupada. Empecé con el soliloquio de Hamlet. Luego me trasladé al discurso del Día de San Crispín de Henry V. Estaba terminando el monólogo de Macbeth, Mañana y Mañana y Mañana, cuando Joe me interrumpió.
—Realmente te gusta el Bardo.
La mortificación se estaba convirtiendo en mi emoción por defecto. Supongo que no los estaba recitando en mi cabeza como me pensaba.
—Oh, yo, um, simplemente memorizo muy fácilmente.
Con mi mejilla aún contra su espalda, traté de calmar a mi corazón. Ahora que la moto no se movía, mi cerebro era libre para temerle a esa otra cosa en la que activamente no había pensado.
Sexo.
Iba a tener sexo.
Con un chico.
Un chico caliente.
Un chico británico caliente.
O tal vez vomitaría.
¿Qué si vomitaba sobre el chico británico caliente?
¿Qué si vomitaba sobre el chico británico caliente durante el sexo?
—¿____?
Me moví hacia atrás, horrorizada y preguntándome si accidentalmente había hablado en voz alta otra vez.
—¿Sí?
—Podemos bajarnos de la moto cuando quieras.
—Oh. —Quité mis brazos tan rápidamente que casi perdí el equilibrio y caí de la moto. Afortunadamente, con sólo un leve grito, logré estabilizarme y lentamente me bajé de la moto.
Entonces mi pantorrilla rozó con una de las tuberías laterales de la moto y empecé a gritar de nuevo.
Estaba caliente. Tan jodidamente caliente. Y ahora mi piel picaba.
—¿____?
Sólo me había alejado de la moto a un par de pasos cojeando para el momento en que Joe me alcanzó. A pesar de mis puños cerrados y de cómo me estaba mordiendo el labio para contener el dolor, mis ojos lagrimearon.
Sus manos ahuecaron mi cara primero y luego miró hacia la pierna en donde una brillante roncha roja estaba formándose alrededor de un centímetro por debajo de donde acababan los capris.
—Oh mierda.
Mantuve mis labios fuertemente cerrados, sin saber si podía abrir la boca sin llorar. Joe rodeó mi cintura con su brazo y lancé los míos sobre sus hombros.
—Vamos, amor. Esperemos que ese cerrajero ya haya llegado.
Por primera vez, eché un vistazo alrededor y me di cuenta de dónde estábamos.
Estábamos en mi complejo de apartamentos.
¡Vivíamos en el mismo complejo de apartamentos!
Me debatí sobre si debería decir algo mientras me dirigía hacia su apartamento. Casi lo mencioné cuando pasamos mi propio coche, pero luego me recordé a mí misma que esto se suponía que era una cosa de una sola noche. Vivía en un edificio más allá del mío. Gracias a Dios. ¿Qué si vivía justo al lado y tenía que verlo todos los días después del sin duda horrible sexo que iba a tratar de tener con él?
Llegamos a su puerta.
Y estábamos sin cerrajero.
La piel de mi pantorrilla todavía se sentía caliente, como si estuviera de pie junto a una llama.
Me lanzó una mirada preocupada y luego sacó su teléfono.
Pulsó el botón de llamada dos veces, remarcando al último número que llamó.
Se alejó de mí para hablar y me apoyé pesadamente contra la pared junto a su puerta. Claramente, no estaba destinada a tener sexo. Este era Dios diciéndome que mi destino era ser una monja e ir a un convento junto con toda esa mierda. Ya estaba delirando demasiado que confundí a Dios y a Shakespeare. Joe regresó, e incluso frunciendo el ceño se veía magnífico.
—Malas noticias. El cerrajero se ha retrasado y no estará aquí hasta dentro de otra hora.
Traté de no encogerme y fallé.
Se arrodilló y sus dedos recorrieron mi espinilla, deteniéndose a unos cuantos centímetros a la derecha de mi quemadura. Gracias a Dios me había depilado. Inhalo profundamente y expiró lentamente por la nariz. Cerró los ojos por un momento y luego asintió.
—Bien. Bueno, en ese caso tal vez deberíamos llevarte a Emergencias.
—¿Qué? ¡No!
¿Qué diría Kelsey? Salí con el objetivo de tener relaciones sexuales y en su lugar terminaría en la sala de Emergencias. Fuck my life.
—____, la quemadura no está demasiado mal, pero si no empiezas a tratártela, dolerá como el infierno.
Golpeé mi cabeza contra la pared y soplé el pelo suelto de mi cara.
—No vivo lejos, podemos ir a mi casa.
—Oh, está bien.
Su sonrisa regresó fácilmente y por un breve segundo estuve demasiado inundada en otros sentimientos como para recordar el dolor.
Él continuó: —Vamos a tener que ser cuidadosos al subirte de nuevo en la moto. No me gustaría que te quemaras otra vez.
Me mordí el labio inferior.
—En realidad no tenemos que subirnos a la moto.
Arqueó una ceja graciosamente.
—Cuando dije que no vivo lejos, me refería a que vivo en el bloque de al lado.
Ambas cejas se elevaron y su sorpresa sólo duró un segundo antes de que una expresión diferente cruzara por su cara, esta era una más difícil de identificar lo que hizo que las mariposas en mi estómago comenzaran a tener convulsiones.
—Vayamos a tu piso, entonces… vecina.
Mis rodillas se sentían débiles, y no sólo por el dolor.
Tragué saliva, pero mi boca aún se sentía seca. No me rodeó con su brazo de nuevo, pero sus dedos tocaron mi espalda suavemente, y se quedaron allí mientras caminábamos. Llegamos a mi apartamento en menos de un minuto. Su mano cayó en la parte baja de mi espalda mientras buscaba mis llaves y por un segundo, me olvidé de lo que estaba buscando.
Llaves de mi apartamento.
En el cual él estaba a punto de entrar.
Conmigo.
A solas.
Para tener sexo.
Sexo.
Sexo.
Sexo.
Mis dedos se sentían rotos mientras intentaba y fallaba insertar la llave en la cerradura. Él no dijo nada. Tampoco tomó las llaves, lo que era bueno, porque eso me habría molestado totalmente. Puede que fuese mental, emocional y físicamente un desastre, pero no necesitaba que un hombre girase la llave por mí. Su mano se mantuvo calmada, gentilmente contra mi espalda hasta que logré abrir la puerta forzadamente.
Cuando entré en el oscuro pasillo, su mano no me siguió. Lo miré de nuevo, de pie y sus manos ahora estaban metidas casualmente en los bolsillos. Su sonrisa era sincera y magnífica, para detener corazones. Pero parecía que no tenía intenciones de entrar. Eso era todo. Había cambiado de opinión, porque yo era un completo desastre. ¿Por qué más lo haría?
Tomé aire, recordándome a mi misma que era impresionante. No era insegura o tímida. Sólo era virgen, eso no es gran cosa. Y si alguna vez quería dejar de serlo, tendría que tener sexo.
—¿Esperas una invitación? —Pregunté, mirándolo de pie fuera de mi puerta—. ¿Esta es la parte en la que me dices que eres un vampiro?
Se rió entre dientes.
—No, te prometo que la palidez es sólo porque soy británico.
—¿Entonces qué estás esperando? ¿Qué ha pasado con el chico que me hizo sentarme para averiguar su nombre y dejó muy claro que no quería que regresara con mi amiga? ¿Qué ocurrió con el chico que era tan audaz en todas las formas en las que yo sólo podía pretender ser?
Dio un paso, por lo que se situó en el marco de la puerta, y se recostó contra ella.
—Ese chico está intentando ser un caballero, porque por mucho que quiera entrar a tu casa y por mucho que te quiera, estás herida. Además, temo que en realidad no me quieres aquí.
—Querrás decir que él teme.
—¿Hmm?
—Estabas hablando en tercera persona y luego cambiaste a primera… —Y yo me estaba desviando del tema.
—Sí, lo hacía —y seguía sonriendo. ¿Qué significaba eso?—. Fue un placer conocerte, ____.
Esta era una salida fácil si no quería seguir adelante con esto. Si quería que mi virginidad viera la luz del día… de nuevo. Empezaba a girarse y todo lo que tenía que hacer era dejarlo ir.
—¡Espera!
Sonrió con una pequeña sospechosa sonrisa y levantó esa ceja otra vez.
Respiré a través de mi miedo.
—Si él está intentando ser un caballero, ¿No debería quedarse y tratar de ayudar a la chica herida que no sabe nada sobre quemaduras de moto?
Sus ojos dejaron los míos para echarle un vistazo a mi pantorrilla, y cuando alzo la mirada de nuevo, encontró mis labios en su lugar.
—La chica herida tiene razón. Sería una caballerosa cosa que debo hacer.
Luego entró en mi apartamento y cerró la puerta. La luz del pasillo desapareció, y nos quedamos a oscuras porque mi lámpara de techo se había quemado hace semanas, y todavía no la había remplazado.
Podía sentir el calor que irradiaba mientras se acercaba. Su mano una vez más se instaló en la parte baja de mi espalda y susurró en la oscuridad:
—Muéstrame el camino, amor.
¡Hola chicas! :D
¡Bienvenida IrishGrl'!, que bueno que te gusto la novela :)
Bueno, aquí les dejo el tercer capítulo, espero les guste.
Besos
Natuu♥!
Última edición por Natuu! el Lun 18 Feb 2013, 1:42 am, editado 1 vez
Natuu!
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
Lo ame ! Lo ame ! Tienes que seguirla !
k.safclkdfsda! Joe el británico esta en mi apartamento !
k.safclkdfsda! Joe el británico esta en mi apartamento !
IrishGrl'
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
Amo a ese chico :hug:
es tan dfghjks :(L):
siguela!!! me encanta la nove :P
es tan dfghjks :(L):
siguela!!! me encanta la nove :P
aranzhitha
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
4
Estaba en el baño, con una camiseta de ropa interior y mis pantalones al nivel de mis rodillas, al borde de la hiperventilación. Joe estaba al otro lado de la puerta, era como si fuera un imán. Mi corazón seguía tratando de salir hacia afuera de mi pecho, cuando él dijo que necesitaba quitarme mis capris y que evitara usar ropa ajustada sobre la quemadura por un tiempo. Hasta se ofreció a ayudarme a quitar el pantalón, pero eso me hizo sentir como si fuera a vomitar otra vez. Así que en vez de eso, empecé a menearme para quitármelos por mí misma, tratando, y fallando, de mantener la tela lejos, para que no tocara mi dañada piel.
Deslicé el pantalón un poco más bajo y mordí mi labio para tratar de silenciar un gemido.
—¿____? —Joe golpeó ligeramente la puerta—. ¿Estás bien?
—¡Estupendo! —dije de vuelta.
Tiré los pantalones de nuevo y jadeé.
—____, sólo déjame ayudarte. Me estás preocupando.
Cerré mis ojos, tratando de pensar una manera de evitar esto. Cojeando torpemente con mis pantalones alrededor de mis rodillas, encontré una falda con cintura elástica en mi cesto. La metí por mi cabeza y la bajé hasta cubrir mi ropa interior, y luego me senté en el inodoro. Estaba segura que mis mejillas estaban probablemente de un tono humillantemente rojo. Ahora no podía hacer nada al respecto.
—Bien. Entra.
La puerta se abrió lentamente, y la cabeza de Joe se asomó por la esquina, seguida por el resto de su cuerpo. Le echó un vistazo a mi falda arrugada, y a mis pantalones agrupados en mis rodillas.
Entonces él rió. Una estridente risa, en realidad.
—Esto es tan humillante.
¿Cómo iba a poder tener sexo con él ahora? Apretó sus labios para contener la risa, pero la diversión seguía bailando en sus ojos.
—Lo siento. Sé que te duele. Sólo te ves tan…
—¿Ridícula?
—Bonita.
Le di una mirada honesta.
—Ridículamente bonita.
Su risa era intoxicante, y no pude evitar sonreír a regañadientes.
—Está bien. Ahora que te has reído, ayúdame a sacarme los pantalones —dije con el mismo sarcasmo con el que había estado apoyándome desde que él entró.
O no captó el sarcasmo o sólo no le importó, porque sus ojos se fijaron en mi de una manera que solo podría describir como completamente depredadora. De pronto, algo más que mi pierna estaba ardiendo.
Me miró por un momento antes de bajar los ojos y se aclaró la garganta. Arrodillándose junto a mí y tomando mi pierna entre sus manos.
Yo ya había empezado a bajar los capris, así que la quemadura estaba casi cubierta. Él aclaró su garganta otra vez y luego deslizó su mano por una pierna del pantalón.
Ataque. Al. Corazón.
Estaba bastante segura de que estaba teniendo uno.
Usando su otra mano bajó mis pantalones hasta debajo de mis rodillas y me miró, aclarando su garganta otra vez, y dijo: —¿Me das tu mano? Mantén tu mano aquí, y tira de la tela tan lejos de tu pierna como puedas. Voy a hacer lo mismo en la parte de adentro, así trataremos de sacártelo sin tocar la quemadura.
Asentí, mientras mi mano estaba diez veces más estable que mi corazón.
Deslizó su mano hacia arriba y adentro, sintiendo un ligero toque que me enviaba escalofríos. Él hizo lo que dijo, apartó la tela lejos de mi piel dañada y luego, juntos, intentamos sacar los pantalones.
No era la misión más exitosa. Esos jeans eran indecentemente apretados, y gracias a Kelsey pasé un largo tiempo encogiéndome mientras la tela chocaba con mi piel.
—Lo siento —se disculpó como si fuera su culpa. Quería corregirlo, pero amaba la forma en que decía “lo siento” tanto, que lo dejé pasar.
Luego de un minuto o dos de una lenta y cuidadosa maniobra, mis jeans cayeron al suelo.
Ambos reímos, de la forma en que ves a las personas en las películas reír justo después de haber lanzado una bomba. Y cuando paré de reír, me di cuenta que su mano seguía en mi pierna. Una mano estaba ahuecada en mi tobillo, y la otra rozaba suavemente contra la piel alrededor de la quemadura.
Si él seguía tocándome así, me iba a derretir como un charco aquí mismo, en el suelo.
—Um, gracias.
Él pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo y sus ojos se movieron rápidamente a sus manos e inmediatamente sonrió, pasando la mano lentamente por mi pierna, y luego retirándola.
—No hay problema. Ahora necesitamos que se enfríe, podríamos dejarla bajo agua fría. —Imaginé mi pierna subiéndola al fregadero o ambos tratando de intentarlo. Mi cara me debe haber delatado, porque él añadió: —O sólo poner un paño frío y húmedo, funcionará.
Le entregué una toalla de la cesta que se encontraba atrás de mí y él se volteó al fregadero, esperando a que el agua se enfríe antes de ponerla sobre la herida. Contuve el aliento mientras él la puso sobre mi quemadura haciendo que el frío se sintiera bien, lo suficiente como para relajarme por primera vez desde que entramos a mi apartamento.
—¿Mejor?
Asentí con la cabeza.
—Mucho. Nunca me pondré jeans tan ajustados otra vez.
Él sonrió.
—Eso sería una lástima.
Iba a tener que conseguirme un ventilador si él seguía diciendo cosas como esas.
—Escucha —comenzó diciendo—. Lo siento, nunca debí haberte empujado a subir a la moto.
—No es tu culpa que no sepa nada de motos.
—No puedo creer que nunca hayas estado en una moto.
—Sí, bueno, hay muchas cosas que nunca he hecho.
Él arqueó una ceja.
—¿Cómo cuáles?
—Bueno… —juro que mis latidos sonaban como estúpida, estúpida, mientras lo escuchaba en mis oídos—. Um, hasta ahora nunca había conocido a alguien que fuera británico.
Rió, pasando sus dedos, inconscientemente, a través de su cabello, dándome ganas de pasar los míos.
Él dijo: —Por eso me besaste, ¿No? Todas las chicas estadounidenses aman los acentos.
Tragué mi sonrisa y dije: —Creo que tú eres el que me besaste.
Se puso de pie y su desordenado cabello café caía por su frente, enmarcando esos ojos diabólicos.
—Así que fui yo.
Mojó el trapo bajo el agua nuevamente para mantenerlo frío, pero mi cuerpo se calentó demasiado cuando puso la toalla otra vez sobre mi piel. Su otra mano sostenía mi tobillo.
Mantuve mi aliento y con cuidado, dije: —Tu turno.
—¿Hmm?
—¿Qué es lo que nunca has hecho?
—Bueno, nunca he hablado con una chica en un bar antes de esta noche.
Mi mandíbula cayó.
—¿En serio?
¿Cómo eso era posible? ¡Él era hermoso! Tal vez todas las chicas se lanzaban a él antes de que entrara al bar, así que nunca tuvo que preocuparse por ellas cuando entraba. Se encogió de hombros y con un movimiento, su pulgar comenzó a moverse hacia atrás y adelante en la parte sobresaliente de mi pie.
—Sé que va en contra del estereotipo inglés, pero nunca he estado mucho tiempo en un bar como para estar ebrio o borracho todo el tiempo.
—Yo tampoco —dije. Y lo decía en serio, a pesar de que mi cabeza estaba todavía un poco borrosa por todo el tequila—. Así que, ¿Qué aporta éste británico no estereotipado a Texas?
Se encogió de hombros.
—He estado en Estados Unidos por un tiempo. Vine aquí a la escuela y nunca volví. De hecho, me acabo de mudar a Texas, he regresado ya que no he estado aquí por algunos años.
—Yo también, me acabo de mudar aquí de nuevo hace algunos años. Crecí en Texas cuando era pequeña, pero nos mudamos a Minnesota cuando estaba en octavo grado. Siempre fue mi plan volver aquí para la universidad.
Humedeció el paño una vez más y nos sentamos a hablar. Me contó cómo creció en Inglaterra y lo diferente que había sido vivir en Estados Unidos.
—La primera vez que un tipo me dijo que le gustaban mis pantalones, me sorprendió y pensé que me había perdido algunas cosas fundamentales.
—¿Pantalones? —no lo entiendo.
—Eso es lo que nosotros llamamos ropa interior, amor.
—Oh —me reí—. Es bueno saberlo.
—Cuando le pregunté a un compañero por una goma, ustedes los llaman borradores, todos se rieron tanto que estaba dispuesto a volver a Londres.
Traté de contener mi risa y fracasé. Pero pensé que se lo merecía, después de reírse de mis pantalones, o… jeans, era una terrible experiencia la que tuve antes.
—Eso debió ser horrible.
Recogió la gasa que había dejado debajo del gabinete y con cuidado la colocó encima de la herida, pegando los bordes mientras hablaba.
—Te acostumbras a ello. He estado viviendo tanto tiempo aquí que ya lo manejo suficientemente bien. Ocasionalmente visito Londres y al volver tengo algunos problemas de ajuste pero en general diría que estoy bastante americanizado.
—Excepto el acento.
Él sonrió.
—No puedo eliminar el acento ahora, ¿Cierto? ¿Cómo podría llamar la atención de cosas bonitas como tú?
—Leyendo Shakespeare en un bar, obviamente.
Rió y el sonido se propagó a través de mi piel, poniéndome un poco nerviosa.
—Eres linda —dijo.
Rodé mis ojos.
—Sí… ridículamente, como lo dije antes.
—¿Te sentirás mejor si te llamo ridículamente sexy?
Y así de fácil, perdí la tranquilidad, desapareciendo por completo, haciendo que mi respiración se volviera demasiado superficial. No tenía respuesta. ¿Qué podría decirle en respuesta a eso?
—¿Qué es esa mirada? —preguntó.
No tenía idea de la multitud de emociones que había mostrado en mi cara, así que me encogí de hombros.
—Actúas como si nadie te hubiera llamado sexy antes. —Eso sería porque nadie lo había hecho—. Lo que no puede ser verdad, no cuando te ves de la forma en que te veías esta noche. Apenas puedo mantener mis manos lejos de ti, y nos acabamos de conocer. Estaría avergonzado si no lo hubiera disfrutado tanto.
Eso fue todo. Puede que no haya tenido sexo, pero sabía lo suficiente como para comprender cuándo un tipo estaba haciendo movimientos hacia mí. Y, extraordinariamente, ni me importaba. Lo único que me importaba era el hecho de que él estaba sentado tan cerca de mí, y me estaba volviendo loca. Su mano seguía lentamente acariciando mi tobillo y si él no me besaba otra vez, pronto, iba a quemarme.
—Mírame, ni siquiera puedo tener mis manos lejos de ti ahora.
Tragué saliva, pero mi boca de repente se sentía como si hubiera tragado una caja de arena.
Él se sentó con sus rodillas, arrastrando su mano desde el tobillo hasta la parte exterior de mi pantorrilla lesionada. Sus caderas estaban a pocos centímetros de mis rodillas mientras se sentaba en el inodoro.
—Dime que no estoy loco —dijo.
No podía hacer esto. No estaba lo suficientemente preparada en este momento para asesorarme sobre este comportamiento tan irracional.
—Dime que puedo besarte.
Eso… eso podía hacerlo.
—Puedes besar…
Ni siquiera terminé la oración antes de que sus labios estuvieran en los míos, y mi quemadura fuera olvidada por completo.
¡Hola chicas! ;)
Que bueno que les este gustando la novela, eso me alegra mucho :D
Bueno, aquí les dejo el cuarto capítulo. Más tarde no creo subir porque tendré una reunión de amigas (pijamada xD), quizás hasta mañana, pero eso si, sin falta n.n
Besos
Natuu!
Deslicé el pantalón un poco más bajo y mordí mi labio para tratar de silenciar un gemido.
—¿____? —Joe golpeó ligeramente la puerta—. ¿Estás bien?
—¡Estupendo! —dije de vuelta.
Tiré los pantalones de nuevo y jadeé.
—____, sólo déjame ayudarte. Me estás preocupando.
Cerré mis ojos, tratando de pensar una manera de evitar esto. Cojeando torpemente con mis pantalones alrededor de mis rodillas, encontré una falda con cintura elástica en mi cesto. La metí por mi cabeza y la bajé hasta cubrir mi ropa interior, y luego me senté en el inodoro. Estaba segura que mis mejillas estaban probablemente de un tono humillantemente rojo. Ahora no podía hacer nada al respecto.
—Bien. Entra.
La puerta se abrió lentamente, y la cabeza de Joe se asomó por la esquina, seguida por el resto de su cuerpo. Le echó un vistazo a mi falda arrugada, y a mis pantalones agrupados en mis rodillas.
Entonces él rió. Una estridente risa, en realidad.
—Esto es tan humillante.
¿Cómo iba a poder tener sexo con él ahora? Apretó sus labios para contener la risa, pero la diversión seguía bailando en sus ojos.
—Lo siento. Sé que te duele. Sólo te ves tan…
—¿Ridícula?
—Bonita.
Le di una mirada honesta.
—Ridículamente bonita.
Su risa era intoxicante, y no pude evitar sonreír a regañadientes.
—Está bien. Ahora que te has reído, ayúdame a sacarme los pantalones —dije con el mismo sarcasmo con el que había estado apoyándome desde que él entró.
O no captó el sarcasmo o sólo no le importó, porque sus ojos se fijaron en mi de una manera que solo podría describir como completamente depredadora. De pronto, algo más que mi pierna estaba ardiendo.
Me miró por un momento antes de bajar los ojos y se aclaró la garganta. Arrodillándose junto a mí y tomando mi pierna entre sus manos.
Yo ya había empezado a bajar los capris, así que la quemadura estaba casi cubierta. Él aclaró su garganta otra vez y luego deslizó su mano por una pierna del pantalón.
Ataque. Al. Corazón.
Estaba bastante segura de que estaba teniendo uno.
Usando su otra mano bajó mis pantalones hasta debajo de mis rodillas y me miró, aclarando su garganta otra vez, y dijo: —¿Me das tu mano? Mantén tu mano aquí, y tira de la tela tan lejos de tu pierna como puedas. Voy a hacer lo mismo en la parte de adentro, así trataremos de sacártelo sin tocar la quemadura.
Asentí, mientras mi mano estaba diez veces más estable que mi corazón.
Deslizó su mano hacia arriba y adentro, sintiendo un ligero toque que me enviaba escalofríos. Él hizo lo que dijo, apartó la tela lejos de mi piel dañada y luego, juntos, intentamos sacar los pantalones.
No era la misión más exitosa. Esos jeans eran indecentemente apretados, y gracias a Kelsey pasé un largo tiempo encogiéndome mientras la tela chocaba con mi piel.
—Lo siento —se disculpó como si fuera su culpa. Quería corregirlo, pero amaba la forma en que decía “lo siento” tanto, que lo dejé pasar.
Luego de un minuto o dos de una lenta y cuidadosa maniobra, mis jeans cayeron al suelo.
Ambos reímos, de la forma en que ves a las personas en las películas reír justo después de haber lanzado una bomba. Y cuando paré de reír, me di cuenta que su mano seguía en mi pierna. Una mano estaba ahuecada en mi tobillo, y la otra rozaba suavemente contra la piel alrededor de la quemadura.
Si él seguía tocándome así, me iba a derretir como un charco aquí mismo, en el suelo.
—Um, gracias.
Él pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo y sus ojos se movieron rápidamente a sus manos e inmediatamente sonrió, pasando la mano lentamente por mi pierna, y luego retirándola.
—No hay problema. Ahora necesitamos que se enfríe, podríamos dejarla bajo agua fría. —Imaginé mi pierna subiéndola al fregadero o ambos tratando de intentarlo. Mi cara me debe haber delatado, porque él añadió: —O sólo poner un paño frío y húmedo, funcionará.
Le entregué una toalla de la cesta que se encontraba atrás de mí y él se volteó al fregadero, esperando a que el agua se enfríe antes de ponerla sobre la herida. Contuve el aliento mientras él la puso sobre mi quemadura haciendo que el frío se sintiera bien, lo suficiente como para relajarme por primera vez desde que entramos a mi apartamento.
—¿Mejor?
Asentí con la cabeza.
—Mucho. Nunca me pondré jeans tan ajustados otra vez.
Él sonrió.
—Eso sería una lástima.
Iba a tener que conseguirme un ventilador si él seguía diciendo cosas como esas.
—Escucha —comenzó diciendo—. Lo siento, nunca debí haberte empujado a subir a la moto.
—No es tu culpa que no sepa nada de motos.
—No puedo creer que nunca hayas estado en una moto.
—Sí, bueno, hay muchas cosas que nunca he hecho.
Él arqueó una ceja.
—¿Cómo cuáles?
—Bueno… —juro que mis latidos sonaban como estúpida, estúpida, mientras lo escuchaba en mis oídos—. Um, hasta ahora nunca había conocido a alguien que fuera británico.
Rió, pasando sus dedos, inconscientemente, a través de su cabello, dándome ganas de pasar los míos.
Él dijo: —Por eso me besaste, ¿No? Todas las chicas estadounidenses aman los acentos.
Tragué mi sonrisa y dije: —Creo que tú eres el que me besaste.
Se puso de pie y su desordenado cabello café caía por su frente, enmarcando esos ojos diabólicos.
—Así que fui yo.
Mojó el trapo bajo el agua nuevamente para mantenerlo frío, pero mi cuerpo se calentó demasiado cuando puso la toalla otra vez sobre mi piel. Su otra mano sostenía mi tobillo.
Mantuve mi aliento y con cuidado, dije: —Tu turno.
—¿Hmm?
—¿Qué es lo que nunca has hecho?
—Bueno, nunca he hablado con una chica en un bar antes de esta noche.
Mi mandíbula cayó.
—¿En serio?
¿Cómo eso era posible? ¡Él era hermoso! Tal vez todas las chicas se lanzaban a él antes de que entrara al bar, así que nunca tuvo que preocuparse por ellas cuando entraba. Se encogió de hombros y con un movimiento, su pulgar comenzó a moverse hacia atrás y adelante en la parte sobresaliente de mi pie.
—Sé que va en contra del estereotipo inglés, pero nunca he estado mucho tiempo en un bar como para estar ebrio o borracho todo el tiempo.
—Yo tampoco —dije. Y lo decía en serio, a pesar de que mi cabeza estaba todavía un poco borrosa por todo el tequila—. Así que, ¿Qué aporta éste británico no estereotipado a Texas?
Se encogió de hombros.
—He estado en Estados Unidos por un tiempo. Vine aquí a la escuela y nunca volví. De hecho, me acabo de mudar a Texas, he regresado ya que no he estado aquí por algunos años.
—Yo también, me acabo de mudar aquí de nuevo hace algunos años. Crecí en Texas cuando era pequeña, pero nos mudamos a Minnesota cuando estaba en octavo grado. Siempre fue mi plan volver aquí para la universidad.
Humedeció el paño una vez más y nos sentamos a hablar. Me contó cómo creció en Inglaterra y lo diferente que había sido vivir en Estados Unidos.
—La primera vez que un tipo me dijo que le gustaban mis pantalones, me sorprendió y pensé que me había perdido algunas cosas fundamentales.
—¿Pantalones? —no lo entiendo.
—Eso es lo que nosotros llamamos ropa interior, amor.
—Oh —me reí—. Es bueno saberlo.
—Cuando le pregunté a un compañero por una goma, ustedes los llaman borradores, todos se rieron tanto que estaba dispuesto a volver a Londres.
Traté de contener mi risa y fracasé. Pero pensé que se lo merecía, después de reírse de mis pantalones, o… jeans, era una terrible experiencia la que tuve antes.
—Eso debió ser horrible.
Recogió la gasa que había dejado debajo del gabinete y con cuidado la colocó encima de la herida, pegando los bordes mientras hablaba.
—Te acostumbras a ello. He estado viviendo tanto tiempo aquí que ya lo manejo suficientemente bien. Ocasionalmente visito Londres y al volver tengo algunos problemas de ajuste pero en general diría que estoy bastante americanizado.
—Excepto el acento.
Él sonrió.
—No puedo eliminar el acento ahora, ¿Cierto? ¿Cómo podría llamar la atención de cosas bonitas como tú?
—Leyendo Shakespeare en un bar, obviamente.
Rió y el sonido se propagó a través de mi piel, poniéndome un poco nerviosa.
—Eres linda —dijo.
Rodé mis ojos.
—Sí… ridículamente, como lo dije antes.
—¿Te sentirás mejor si te llamo ridículamente sexy?
Y así de fácil, perdí la tranquilidad, desapareciendo por completo, haciendo que mi respiración se volviera demasiado superficial. No tenía respuesta. ¿Qué podría decirle en respuesta a eso?
—¿Qué es esa mirada? —preguntó.
No tenía idea de la multitud de emociones que había mostrado en mi cara, así que me encogí de hombros.
—Actúas como si nadie te hubiera llamado sexy antes. —Eso sería porque nadie lo había hecho—. Lo que no puede ser verdad, no cuando te ves de la forma en que te veías esta noche. Apenas puedo mantener mis manos lejos de ti, y nos acabamos de conocer. Estaría avergonzado si no lo hubiera disfrutado tanto.
Eso fue todo. Puede que no haya tenido sexo, pero sabía lo suficiente como para comprender cuándo un tipo estaba haciendo movimientos hacia mí. Y, extraordinariamente, ni me importaba. Lo único que me importaba era el hecho de que él estaba sentado tan cerca de mí, y me estaba volviendo loca. Su mano seguía lentamente acariciando mi tobillo y si él no me besaba otra vez, pronto, iba a quemarme.
—Mírame, ni siquiera puedo tener mis manos lejos de ti ahora.
Tragué saliva, pero mi boca de repente se sentía como si hubiera tragado una caja de arena.
Él se sentó con sus rodillas, arrastrando su mano desde el tobillo hasta la parte exterior de mi pantorrilla lesionada. Sus caderas estaban a pocos centímetros de mis rodillas mientras se sentaba en el inodoro.
—Dime que no estoy loco —dijo.
No podía hacer esto. No estaba lo suficientemente preparada en este momento para asesorarme sobre este comportamiento tan irracional.
—Dime que puedo besarte.
Eso… eso podía hacerlo.
—Puedes besar…
Ni siquiera terminé la oración antes de que sus labios estuvieran en los míos, y mi quemadura fuera olvidada por completo.
¡Hola chicas! ;)
Que bueno que les este gustando la novela, eso me alegra mucho :D
Bueno, aquí les dejo el cuarto capítulo. Más tarde no creo subir porque tendré una reunión de amigas (pijamada xD), quizás hasta mañana, pero eso si, sin falta n.n
Besos
Natuu!
Última edición por Natuu! el Lun 18 Feb 2013, 1:38 am, editado 1 vez
Natuu!
Re: “Losing It” (Joe&Tú) [Terminada]
Me encanto el capitulo ! ksladsadas!!! Tienes que seguirla !
IrishGrl'
Página 1 de 14. • 1, 2, 3 ... 7 ... 14
Temas similares
» Losing Grip. {One Direction} TERMINADA
» making dreams true | firmas html
» losing you. {h.s.}
» stars can't shine without darkness.
» Losing in the love {n.h y tú}
» making dreams true | firmas html
» losing you. {h.s.}
» stars can't shine without darkness.
» Losing in the love {n.h y tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 1 de 14.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.