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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
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Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Ficha de la serie
• Titulo: Cincuenta Sombras de Malik.
• Autor: E.L James
• Adaptación: Si.
• Género: Literatura erótica.
• Contenido: Sexo detallado. Contenido homosexual.
• Advertencias: Tal vez no suba muy seguido. Es una novela Boy//Boy, si no te gusta, no la leas.
Cuando el estudiante de Literatura Liam Payne recibe el encargo de entrevistar al exitoso y joven empresario Zayn Malik, queda impresionado al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidarte. El inexperto e inocente Liam intenta olvidarle, pero pronto comprende cuánto le desea. Cuando la pareja por fin inicia una apasionada relación, Liam se sorprende por las peculiares prácticas eróticas de Malik, al tiempo que descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos.
Esta es una adaptación de el famoso libro "Cincuenta sombras de Grey" pero con Ziam. Me intereso mucho la historia con esta pareja. Como sea, espero les guste. Xx.
Última edición por яυѕнєя ναмριяє zσмвιє el Miér 06 Nov 2013, 6:14 pm, editado 3 veces
Invitado
Invitado
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Capítulo 1.
Narra Liam:
Me miro en el espejo y frunzo el ceño, frustrado. Qué asco de pelo. No hay manera
con él. Y maldito sea Harry Styles, que se ha puesto enfermo y me ha
metido en este lío. Tendría que estar estudiando para los exámenes finales, que son
la semana que viene, pero aquí estoy, intentando hacer algo con mi pelo. No debo
meterme en la cama con el pelo mojado. Recito varias veces este mantra mientras intento una vez más controlarlo
con el cepillo. Me desespero, pongo los ojos en blanco, después observo al chico
pálido, de pelo rubio y ojos azules exageradamente grandes que me mira, y me
rindo. Mi única opción es recogerme este pelo rebelde con gel y confiar en
estar medio presentable.
Harry es mi compañero de piso, y ha tenido que pillar un resfriado precisamente
hoy. Por eso no puede ir a la entrevista que había concertado para la revista de la
facultad con un mega empresario del que yo nunca había oído hablar. Así que va a
tocarme a mí. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un
trabajo y se suponía que a eso iba a dedicarme esta tarde, pero no. Lo que voy a
hacer esta tarde es conducir más de doscientos kilómetros hasta el centro de Seattle
para reunirme con el enigmático presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.
Como empresario excepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su
tiempo es extraordinariamente valioso —mucho más que el mío—, pero ha
concedido una entrevista a Harry. Un bombazo, según él. Malditas sean sus
actividades extraacadémicas.
Harry está acurrucado en el sofá del salón.
—Li, lo siento. Tardé nueve meses en conseguir esta entrevista. Si pido que
me cambien el día, tendré que esperar otros seis meses, y para entonces los dos
estaremos graduados. Soy el responsable de la revista, así que no puedo echarlo
todo a perder. Por favor… —me suplica Harry con voz ronca por el resfriado.
¿Cómo lo hace? Incluso enfermo está guapísimo, realmente atractivo, con su
pelo ruloso castaño, perfectamente peinado y sus brillantes ojos esmeralda, aunque ahora
los tiene rojos y llorosos. Paso por alto la inoportuna punzada de lástima que me
inspira.—Claro que iré, Hazza. Vuelve a la cama. ¿Quieres una aspirina o un
paracetamol?
—Un paracetamol, por favor. Aquí tienes las preguntas y la grabadora. Solo
tienes que apretar aquí. Y toma notas. Luego ya lo transcribiré todo.
—No sé nada de él —murmuro intentando en vano reprimir el pánico, que es
cada vez mayor.
—Te harás una idea por las preguntas. Sal ya. El viaje es largo. No quiero que
llegues tarde.
—Vale, me voy. Vuelve a la cama. Te he preparado una sopa para que te la
calientes después.
Lo miro con cariño. Solo haría algo así por ti, Harry.
—Sí, lo haré. Suerte. Y gracias, Li. Me has salvado la vida, para variar.
Cojo el bolso, le lanzo una sonrisa y me dirijo al coche. No puedo creerme que
me haya dejado convencer, pero Harry es capaz de convencer a cualquiera de lo que
sea. Será un excelente periodista. Sabe expresarse y discutir, es fuerte, convincente
y guapo. Y es mi mejor amigo.
Apenas hay tráfico cuando salgo de Vancouver, Washington, en dirección a la
interestatal 5. Es temprano y no tengo que estar en Seattle hasta las dos del
mediodía. Por suerte, Harry me ha dejado su Mercedes CLK. No tengo nada claro
que pudiera llegar a tiempo con Wanda, mi viejo Volkswagen Escarabajo.
Conducir el Mercedes es muy agradable. Piso con fuerza el acelerador, y los
kilómetros pasan volando.
Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor Malik, un enorme
edificio de veinte plantas, una fantasía arquitectónica, todo él de vidrio y acero, y
con las palabras MALIK HOUSE en un discreto tono metálico en las puertas
acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el
inmenso —y francamente intimidante— vestíbulo de vidrio, acero y piedra blanca,
muy aliviada por no haber llegado tarde.
Desde el otro lado de un sólido mostrador de piedra me sonríe amablemente
una chica rubia, atractiva y muy arreglada. Lleva la americana gris oscura y la
falda blanca más elegantes que he visto jamás. Está impecable.
—Vengo a ver al señor Malik. Liam Payne, de parte de Harry Styles.
—Discúlpeme un momento, joven Payne —me dice alzando las cejas.
Espero tímidamente frente a ella. Empiezo a pensar que debería haberme puesto un saco de vestir de Niall en lugar de mi chaqueta azul marino. He hecho
un esfuerzo y me he puesto el único pantalón que tengo, mis cómodos zapatos marrones y un jersey azul. Para mí ya es ir elegante. Me paso por detrás de la
oreja un mechón de pelo que se me ha soltado de mi pelo lleno de gel fingiendo no sentirme
intimidado.
—Sí, tiene cita con la joven Horan. Firme aquí, por favor, joven Payne. El
último ascensor de la derecha, planta 20.
Me sonríe amablemente, sin duda divertida, mientras firmo.
Me tiende un pase de seguridad que tiene impresa la palabra VISITANTE. No
puedo evitar sonreír. Es obvio que solo estoy de visita. Desentono completamente.
No pasa nada, suspiro para mis adentros. Le doy las gracias y me dirijo hacia los
ascensores, más allá de los dos vigilantes, ambos mucho más elegantes que yo con
su traje negro de corte perfecto.
El ascensor me traslada a la planta 20 a una velocidad de vértigo. Las puertas se
abren y salgo a otro gran vestíbulo, también de vidrio, acero y piedra blanca. Me
acerco a otro mostrador de piedra y me saluda otra chica rubia vestida
impecablemente de blanco y negro.
—Joven Payne, ¿puede esperar aquí, por favor? —me pregunta señalándome
una zona de asientos de piel de color blanco.
Detrás de los asientos de piel hay una gran sala de reuniones con las paredes de
vidrio, una mesa de madera oscura, también grande, y al menos veinte sillas a
juego. Más allá, un ventanal desde el suelo hasta el techo que ofrece una vista de
Seattle hacia el Sound. La vista es tan impactante que me quedo
momentáneamente paralizado. Woah.
Me siento, saco las preguntas del bolso y les echo un vistazo maldiciendo por
dentro a Harry por no haberme pasado una breve biografía. No sé nada del hombre
al que voy a entrevistar. Podría tener tanto noventa años como treinta. La
inseguridad me mortifica y, como estoy nervioso, no paro de moverme. Nunca me
he sentido cómodo en las entrevistas cara a cara. Prefiero el anonimato de una
charla en grupo, en la que puedo sentarme al fondo de la sala y pasar inadvertido.
Para ser sincero, lo que me gusta es estar solo, acurrucado en una silla de la
biblioteca del campus universitario leyendo una buena novela inglesa, y no
removiéndome en el sillón de un enorme edificio de vidrio y piedra.
Suspiro. Contrólate, Payne. A juzgar por el edificio, demasiado aséptico y
moderno, supongo que Malik tendrá unos cuarenta años. Un tipo que se mantiene
en forma, bronceado y rubio, a juego con el resto del personal. De una gran puerta a la derecha sale otra rubia elegante, impecablemente
vestida. ¿De dónde sale tanta rubia inmaculada? Parece que las fabriquen en serie.
Respiro hondo y me levanto.
—¿Joven Payne? —me pregunta la última rubia.
—Sí —le contesto con voz ronca y carraspeo—. Sí —repito, esta vez en un tono
algo más seguro.
—El señor Malik lo recibirá enseguida. ¿Quiere dejarme la chaqueta?
—Sí, gracias —le contesto intentando con torpeza quitarme la chaqueta.
—¿Le han ofrecido algo de beber?
—Pues… no.
Vaya, ¿estaré metiendo en problemas a la rubia número uno?
La rubia número dos frunce el ceño y lanza una mirada a la chica del mostrador.
—¿Quiere un té, café, agua? —me pregunta volviéndose de nuevo hacia mí.
—Un vaso de agua, gracias —le contesto en un murmullo.
—Olivia, tráele a la joven Payne un vaso de agua, por favor —dice en tono
serio.
Olivia sale corriendo de inmediato y desaparece detrás de una puerta al otro
lado del vestíbulo.
—Le ruego que me disculpe, joven Payne. Olivia es nuestra nueva empleada
en prácticas. Por favor, siéntese. El señor Malik lo atenderá en cinco minutos.
Olivia vuelve con un vaso de agua muy fría.
—Aquí tiene, joven Payne.
—Gracias.
La rubia número dos se dirige al enorme mostrador. Sus tacones resuenan en el
suelo de piedra. Se sienta y ambas siguen trabajando.
Quizá el señor Malik insista en que todos sus empleados sean rubios. Estoy
distraído, preguntándome si eso es legal, cuando la puerta del despacho se abre y
sale un afroamericano alto y atractivo, con el pelo lacio y vestido con elegancia.
Está claro que no podría haber elegido peor mi ropa.
Se vuelve hacia la puerta.
—Malik, ¿jugamos al golf esta semana?
No oigo la respuesta. El afroamericano me ve y sonríe. Se le arrugan las comisuras de los ojos. Olivia se ha levantado de un salto para ir a llamar al
ascensor. Parece que destaca en eso de pegar saltos de la silla. Está más nerviosa
que yo.
—Buenas tardes, señoritas… joven —dice el afroamericano metiéndose en el ascensor.
—El señor Malik lo recibirá ahora, joven Payne. Puede pasar —me dice la rubia
número dos.
Me levanto tambaleándome un poco e intentando contener los nervios. Cojo mi
bolso, dejo el vaso de agua y me dirijo a la puerta entornado.
—No es necesario que llame. Entre directamente —me dice sonriéndome.
Empujo la puerta, tropiezo con mi propio pie y caigo de bruces en el despacho.
Mierda, mierda. Qué patoso… Estoy de rodillas y con las manos apoyadas en el
suelo en la entrada del despacho del señor Malik, y unas manos amables me rodean
para ayudarme a levantarme. Estoy muerto de vergüenza, ¡qué torpe! Tengo que
armarme de valor para alzar la vista. Madre mía, qué joven es.
—Joven Styles—me dice tendiéndome una mano de largos dedos en
cuanto me he incorporado—. Soy Zayn Malik. ¿Está bien? ¿Quiere sentarse?
Muy joven. Y atractivo, muy atractivo. Alto, con un elegantísimo traje gris,
camisa blanca y corbata negra, con un pelo rebelde de color negro y brillantes
ojos mieles que me observan atentamente. Necesito un momento para poder
articular palabra.
—Bueno, la verdad…
Me callo. Si este tipo tiene más de treinta años, yo soy bombero. Le doy la mano,
aturdido, y nos saludamos. Cuando nuestros dedos se tocan, siento un extraño y
excitante escalofrío por todo el cuerpo. Retiro la mano a toda prisa, incómodo.
Debe de ser electricidad estática. Parpadeo rápidamente, al ritmo de los latidos de
mi corazón.
— El joven Styles está indispuesto, así que me ha mandado a mí. Espero
que no le importe, señor Malik.
—¿Y usted es…?
Su voz es cálida y parece divertido, pero su expresión impasible no me permite
asegurarlo. Parece ligeramente interesado, pero sobre todo muy educado.
—Liam Payne. Estudio literatura inglesa con Harry… digo… Harold…
bueno… el joven Styles, en la Estatal de Washington.
—Ya veo —se limita a responderme.Creo ver el esbozo de una sonrisa en su expresión, pero no estoy seguro.
—¿Quiere sentarse? —me pregunta señalándome un sofá blanco de piel en
forma de L.
Su despacho es exageradamente grande para una sola persona. Delante de los
ventanales panorámicos hay una mesa de madera oscura en la que podrían comer
cómodamente seis personas. Hace juego con la mesita junto al sofá. Todo lo demás
es blanco —el techo, el suelo y las paredes—, excepto la pared de la puerta, en la
que treinta y seis cuadros pequeños forman una especie de mosaico cuadrado. Son
preciosos, una serie de objetos prosaicos e insignificantes, pintados con tanto
detalle que parecen fotografías. Pero, colgados juntos en la pared, resultan
impresionantes.
—Un artista de aquí. Trouton —me dice el señor Malik cuando se da cuenta de lo
que estoy observando.
—Son muy bonitos. Elevan lo cotidiano a la categoría de extraordinario
—murmuro distraído, tanto por él como por los cuadros.
Ladea la cabeza y me mira con mucha atención.
—No podría estar más de acuerdo, joven Payne —me contesta en voz baja.
Y por alguna inexplicable razón me ruborizo.
Aparte de los cuadros, el resto del despacho es frío, limpio y aséptico. Me
pregunto si refleja la personalidad del Adonis que está sentado con elegancia
frente a mí en una silla blanca de piel. Bajo la cabeza, alterado por la dirección que
están tomando mis pensamientos, y saco del bolso las preguntas de Niall. Luego
preparo la grabadora con tanta torpeza que se me cae dos veces en la mesita. El
señor Malik no abre la boca. Aguarda pacientemente —eso espero—, y yo me siento
cada vez más avergonzado y me pongo más roja. Cuando reúno el valor para
mirarlo, está observándome, con una mano encima de la pierna y la otra alrededor
de la barbilla y con el largo dedo índice cruzándole los labios. Creo que intenta
ahogar una sonrisa.
—Pe… Perdón —balbuceo—. No suelo utilizarla.
—Tómese todo el tiempo que necesite, joven Payne —me contesta.
—¿Le importa que grabe sus respuestas?
—¿Me lo pregunta ahora, después de lo que le ha costado preparar la
grabadora?
Me ruborizo. ¿Está bromeando? Eso espero. Parpadeo, no sé qué decir, y creo
que se apiada de mí, porque acepta.—No, no me importa.
—¿Le explicó Harry… digo… el joven Styles para dónde era la entrevista?
—Sí. Para el último número de este curso de la revista de la facultad, porque yo
entregaré los títulos en la ceremonia de graduación de este año.
Vaya. Acabo de enterarme. Y por un momento me preocupa que alguien no
mucho mayor que yo —vale, quizá seis o siete años, y vale, un mega triunfador,
pero aun así— me entregue el título. Frunzo el ceño e intento centrar mi caprichosa
atención en lo que tengo que hacer.
—Bien —digo tragando saliva—. Tengo algunas preguntas, señor Malik.
Me coloco un mechón de pelo junto con los demás llenos de gel.
—Sí, creo que debería preguntarme algo —me contesta inexpresivo.
Está burlándose de mí. Al darme cuenta de ello, me arden las mejillas. Me
incorporo un poco y estiro la espalda para parecer más alto e intimidante. Pulso el
botón de la grabadora intentando parecer profesional.
—Es usted muy joven para haber amasado este imperio. ¿A qué se debe su
éxito?
Le miro y él esboza una sonrisa burlona, pero parece ligeramente decepcionado.
—Los negocios tienen que ver con las personas, joven Payne, y yo soy muy
bueno analizándolas. Sé cómo funcionan, lo que les hace ser mejores, lo que no, lo
que las inspira y cómo incentivarlas. Cuento con un equipo excepcional, y les pago
bien. —Se calla un instante y me clava su mirada marrón—. Creo que para tener éxito
en cualquier ámbito hay que dominarlo, conocerlo por dentro y por fuera, conocer
cada uno de sus detalles. Trabajo duro, muy duro, para conseguirlo. Tomo
decisiones basándome en la lógica y en los hechos. Tengo un instinto innato para
reconocer y desarrollar una buena idea, y seleccionar a las personas adecuadas. La
base es siempre contar con las personas adecuadas.
—Quizá solo ha tenido suerte.
Este comentario no está en la lista de Harry, pero es que es tan arrogante… Por un
momento la sorpresa asoma a sus ojos.
—No creo en la suerte ni en la casualidad, joven Payne. Cuanto más trabajo,
más suerte tengo. Realmente se trata de tener en tu equipo a las personas
adecuadas y saber dirigir sus esfuerzos. Creo que fue Harvey Firestone quien dijo
que la labor más importante de los directivos es que las personas crezcan y se
desarrollen.—Parece usted un maniático del control.
Las palabras han salido de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
—Bueno, lo controlo todo, joven Payne —me contesta sin el menor rastro de
sentido del humor en su sonrisa.
Lo miro y me sostiene la mirada, impasible. Se me dispara el corazón y vuelvo a
ruborizarme.
Narra Liam:
Me miro en el espejo y frunzo el ceño, frustrado. Qué asco de pelo. No hay manera
con él. Y maldito sea Harry Styles, que se ha puesto enfermo y me ha
metido en este lío. Tendría que estar estudiando para los exámenes finales, que son
la semana que viene, pero aquí estoy, intentando hacer algo con mi pelo. No debo
meterme en la cama con el pelo mojado. Recito varias veces este mantra mientras intento una vez más controlarlo
con el cepillo. Me desespero, pongo los ojos en blanco, después observo al chico
pálido, de pelo rubio y ojos azules exageradamente grandes que me mira, y me
rindo. Mi única opción es recogerme este pelo rebelde con gel y confiar en
estar medio presentable.
Harry es mi compañero de piso, y ha tenido que pillar un resfriado precisamente
hoy. Por eso no puede ir a la entrevista que había concertado para la revista de la
facultad con un mega empresario del que yo nunca había oído hablar. Así que va a
tocarme a mí. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo que terminar un
trabajo y se suponía que a eso iba a dedicarme esta tarde, pero no. Lo que voy a
hacer esta tarde es conducir más de doscientos kilómetros hasta el centro de Seattle
para reunirme con el enigmático presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.
Como empresario excepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su
tiempo es extraordinariamente valioso —mucho más que el mío—, pero ha
concedido una entrevista a Harry. Un bombazo, según él. Malditas sean sus
actividades extraacadémicas.
Harry está acurrucado en el sofá del salón.
—Li, lo siento. Tardé nueve meses en conseguir esta entrevista. Si pido que
me cambien el día, tendré que esperar otros seis meses, y para entonces los dos
estaremos graduados. Soy el responsable de la revista, así que no puedo echarlo
todo a perder. Por favor… —me suplica Harry con voz ronca por el resfriado.
¿Cómo lo hace? Incluso enfermo está guapísimo, realmente atractivo, con su
pelo ruloso castaño, perfectamente peinado y sus brillantes ojos esmeralda, aunque ahora
los tiene rojos y llorosos. Paso por alto la inoportuna punzada de lástima que me
inspira.—Claro que iré, Hazza. Vuelve a la cama. ¿Quieres una aspirina o un
paracetamol?
—Un paracetamol, por favor. Aquí tienes las preguntas y la grabadora. Solo
tienes que apretar aquí. Y toma notas. Luego ya lo transcribiré todo.
—No sé nada de él —murmuro intentando en vano reprimir el pánico, que es
cada vez mayor.
—Te harás una idea por las preguntas. Sal ya. El viaje es largo. No quiero que
llegues tarde.
—Vale, me voy. Vuelve a la cama. Te he preparado una sopa para que te la
calientes después.
Lo miro con cariño. Solo haría algo así por ti, Harry.
—Sí, lo haré. Suerte. Y gracias, Li. Me has salvado la vida, para variar.
Cojo el bolso, le lanzo una sonrisa y me dirijo al coche. No puedo creerme que
me haya dejado convencer, pero Harry es capaz de convencer a cualquiera de lo que
sea. Será un excelente periodista. Sabe expresarse y discutir, es fuerte, convincente
y guapo. Y es mi mejor amigo.
Apenas hay tráfico cuando salgo de Vancouver, Washington, en dirección a la
interestatal 5. Es temprano y no tengo que estar en Seattle hasta las dos del
mediodía. Por suerte, Harry me ha dejado su Mercedes CLK. No tengo nada claro
que pudiera llegar a tiempo con Wanda, mi viejo Volkswagen Escarabajo.
Conducir el Mercedes es muy agradable. Piso con fuerza el acelerador, y los
kilómetros pasan volando.
Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor Malik, un enorme
edificio de veinte plantas, una fantasía arquitectónica, todo él de vidrio y acero, y
con las palabras MALIK HOUSE en un discreto tono metálico en las puertas
acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el
inmenso —y francamente intimidante— vestíbulo de vidrio, acero y piedra blanca,
muy aliviada por no haber llegado tarde.
Desde el otro lado de un sólido mostrador de piedra me sonríe amablemente
una chica rubia, atractiva y muy arreglada. Lleva la americana gris oscura y la
falda blanca más elegantes que he visto jamás. Está impecable.
—Vengo a ver al señor Malik. Liam Payne, de parte de Harry Styles.
—Discúlpeme un momento, joven Payne —me dice alzando las cejas.
Espero tímidamente frente a ella. Empiezo a pensar que debería haberme puesto un saco de vestir de Niall en lugar de mi chaqueta azul marino. He hecho
un esfuerzo y me he puesto el único pantalón que tengo, mis cómodos zapatos marrones y un jersey azul. Para mí ya es ir elegante. Me paso por detrás de la
oreja un mechón de pelo que se me ha soltado de mi pelo lleno de gel fingiendo no sentirme
intimidado.
—Sí, tiene cita con la joven Horan. Firme aquí, por favor, joven Payne. El
último ascensor de la derecha, planta 20.
Me sonríe amablemente, sin duda divertida, mientras firmo.
Me tiende un pase de seguridad que tiene impresa la palabra VISITANTE. No
puedo evitar sonreír. Es obvio que solo estoy de visita. Desentono completamente.
No pasa nada, suspiro para mis adentros. Le doy las gracias y me dirijo hacia los
ascensores, más allá de los dos vigilantes, ambos mucho más elegantes que yo con
su traje negro de corte perfecto.
El ascensor me traslada a la planta 20 a una velocidad de vértigo. Las puertas se
abren y salgo a otro gran vestíbulo, también de vidrio, acero y piedra blanca. Me
acerco a otro mostrador de piedra y me saluda otra chica rubia vestida
impecablemente de blanco y negro.
—Joven Payne, ¿puede esperar aquí, por favor? —me pregunta señalándome
una zona de asientos de piel de color blanco.
Detrás de los asientos de piel hay una gran sala de reuniones con las paredes de
vidrio, una mesa de madera oscura, también grande, y al menos veinte sillas a
juego. Más allá, un ventanal desde el suelo hasta el techo que ofrece una vista de
Seattle hacia el Sound. La vista es tan impactante que me quedo
momentáneamente paralizado. Woah.
Me siento, saco las preguntas del bolso y les echo un vistazo maldiciendo por
dentro a Harry por no haberme pasado una breve biografía. No sé nada del hombre
al que voy a entrevistar. Podría tener tanto noventa años como treinta. La
inseguridad me mortifica y, como estoy nervioso, no paro de moverme. Nunca me
he sentido cómodo en las entrevistas cara a cara. Prefiero el anonimato de una
charla en grupo, en la que puedo sentarme al fondo de la sala y pasar inadvertido.
Para ser sincero, lo que me gusta es estar solo, acurrucado en una silla de la
biblioteca del campus universitario leyendo una buena novela inglesa, y no
removiéndome en el sillón de un enorme edificio de vidrio y piedra.
Suspiro. Contrólate, Payne. A juzgar por el edificio, demasiado aséptico y
moderno, supongo que Malik tendrá unos cuarenta años. Un tipo que se mantiene
en forma, bronceado y rubio, a juego con el resto del personal. De una gran puerta a la derecha sale otra rubia elegante, impecablemente
vestida. ¿De dónde sale tanta rubia inmaculada? Parece que las fabriquen en serie.
Respiro hondo y me levanto.
—¿Joven Payne? —me pregunta la última rubia.
—Sí —le contesto con voz ronca y carraspeo—. Sí —repito, esta vez en un tono
algo más seguro.
—El señor Malik lo recibirá enseguida. ¿Quiere dejarme la chaqueta?
—Sí, gracias —le contesto intentando con torpeza quitarme la chaqueta.
—¿Le han ofrecido algo de beber?
—Pues… no.
Vaya, ¿estaré metiendo en problemas a la rubia número uno?
La rubia número dos frunce el ceño y lanza una mirada a la chica del mostrador.
—¿Quiere un té, café, agua? —me pregunta volviéndose de nuevo hacia mí.
—Un vaso de agua, gracias —le contesto en un murmullo.
—Olivia, tráele a la joven Payne un vaso de agua, por favor —dice en tono
serio.
Olivia sale corriendo de inmediato y desaparece detrás de una puerta al otro
lado del vestíbulo.
—Le ruego que me disculpe, joven Payne. Olivia es nuestra nueva empleada
en prácticas. Por favor, siéntese. El señor Malik lo atenderá en cinco minutos.
Olivia vuelve con un vaso de agua muy fría.
—Aquí tiene, joven Payne.
—Gracias.
La rubia número dos se dirige al enorme mostrador. Sus tacones resuenan en el
suelo de piedra. Se sienta y ambas siguen trabajando.
Quizá el señor Malik insista en que todos sus empleados sean rubios. Estoy
distraído, preguntándome si eso es legal, cuando la puerta del despacho se abre y
sale un afroamericano alto y atractivo, con el pelo lacio y vestido con elegancia.
Está claro que no podría haber elegido peor mi ropa.
Se vuelve hacia la puerta.
—Malik, ¿jugamos al golf esta semana?
No oigo la respuesta. El afroamericano me ve y sonríe. Se le arrugan las comisuras de los ojos. Olivia se ha levantado de un salto para ir a llamar al
ascensor. Parece que destaca en eso de pegar saltos de la silla. Está más nerviosa
que yo.
—Buenas tardes, señoritas… joven —dice el afroamericano metiéndose en el ascensor.
—El señor Malik lo recibirá ahora, joven Payne. Puede pasar —me dice la rubia
número dos.
Me levanto tambaleándome un poco e intentando contener los nervios. Cojo mi
bolso, dejo el vaso de agua y me dirijo a la puerta entornado.
—No es necesario que llame. Entre directamente —me dice sonriéndome.
Empujo la puerta, tropiezo con mi propio pie y caigo de bruces en el despacho.
Mierda, mierda. Qué patoso… Estoy de rodillas y con las manos apoyadas en el
suelo en la entrada del despacho del señor Malik, y unas manos amables me rodean
para ayudarme a levantarme. Estoy muerto de vergüenza, ¡qué torpe! Tengo que
armarme de valor para alzar la vista. Madre mía, qué joven es.
—Joven Styles—me dice tendiéndome una mano de largos dedos en
cuanto me he incorporado—. Soy Zayn Malik. ¿Está bien? ¿Quiere sentarse?
Muy joven. Y atractivo, muy atractivo. Alto, con un elegantísimo traje gris,
camisa blanca y corbata negra, con un pelo rebelde de color negro y brillantes
ojos mieles que me observan atentamente. Necesito un momento para poder
articular palabra.
—Bueno, la verdad…
Me callo. Si este tipo tiene más de treinta años, yo soy bombero. Le doy la mano,
aturdido, y nos saludamos. Cuando nuestros dedos se tocan, siento un extraño y
excitante escalofrío por todo el cuerpo. Retiro la mano a toda prisa, incómodo.
Debe de ser electricidad estática. Parpadeo rápidamente, al ritmo de los latidos de
mi corazón.
— El joven Styles está indispuesto, así que me ha mandado a mí. Espero
que no le importe, señor Malik.
—¿Y usted es…?
Su voz es cálida y parece divertido, pero su expresión impasible no me permite
asegurarlo. Parece ligeramente interesado, pero sobre todo muy educado.
—Liam Payne. Estudio literatura inglesa con Harry… digo… Harold…
bueno… el joven Styles, en la Estatal de Washington.
—Ya veo —se limita a responderme.Creo ver el esbozo de una sonrisa en su expresión, pero no estoy seguro.
—¿Quiere sentarse? —me pregunta señalándome un sofá blanco de piel en
forma de L.
Su despacho es exageradamente grande para una sola persona. Delante de los
ventanales panorámicos hay una mesa de madera oscura en la que podrían comer
cómodamente seis personas. Hace juego con la mesita junto al sofá. Todo lo demás
es blanco —el techo, el suelo y las paredes—, excepto la pared de la puerta, en la
que treinta y seis cuadros pequeños forman una especie de mosaico cuadrado. Son
preciosos, una serie de objetos prosaicos e insignificantes, pintados con tanto
detalle que parecen fotografías. Pero, colgados juntos en la pared, resultan
impresionantes.
—Un artista de aquí. Trouton —me dice el señor Malik cuando se da cuenta de lo
que estoy observando.
—Son muy bonitos. Elevan lo cotidiano a la categoría de extraordinario
—murmuro distraído, tanto por él como por los cuadros.
Ladea la cabeza y me mira con mucha atención.
—No podría estar más de acuerdo, joven Payne —me contesta en voz baja.
Y por alguna inexplicable razón me ruborizo.
Aparte de los cuadros, el resto del despacho es frío, limpio y aséptico. Me
pregunto si refleja la personalidad del Adonis que está sentado con elegancia
frente a mí en una silla blanca de piel. Bajo la cabeza, alterado por la dirección que
están tomando mis pensamientos, y saco del bolso las preguntas de Niall. Luego
preparo la grabadora con tanta torpeza que se me cae dos veces en la mesita. El
señor Malik no abre la boca. Aguarda pacientemente —eso espero—, y yo me siento
cada vez más avergonzado y me pongo más roja. Cuando reúno el valor para
mirarlo, está observándome, con una mano encima de la pierna y la otra alrededor
de la barbilla y con el largo dedo índice cruzándole los labios. Creo que intenta
ahogar una sonrisa.
—Pe… Perdón —balbuceo—. No suelo utilizarla.
—Tómese todo el tiempo que necesite, joven Payne —me contesta.
—¿Le importa que grabe sus respuestas?
—¿Me lo pregunta ahora, después de lo que le ha costado preparar la
grabadora?
Me ruborizo. ¿Está bromeando? Eso espero. Parpadeo, no sé qué decir, y creo
que se apiada de mí, porque acepta.—No, no me importa.
—¿Le explicó Harry… digo… el joven Styles para dónde era la entrevista?
—Sí. Para el último número de este curso de la revista de la facultad, porque yo
entregaré los títulos en la ceremonia de graduación de este año.
Vaya. Acabo de enterarme. Y por un momento me preocupa que alguien no
mucho mayor que yo —vale, quizá seis o siete años, y vale, un mega triunfador,
pero aun así— me entregue el título. Frunzo el ceño e intento centrar mi caprichosa
atención en lo que tengo que hacer.
—Bien —digo tragando saliva—. Tengo algunas preguntas, señor Malik.
Me coloco un mechón de pelo junto con los demás llenos de gel.
—Sí, creo que debería preguntarme algo —me contesta inexpresivo.
Está burlándose de mí. Al darme cuenta de ello, me arden las mejillas. Me
incorporo un poco y estiro la espalda para parecer más alto e intimidante. Pulso el
botón de la grabadora intentando parecer profesional.
—Es usted muy joven para haber amasado este imperio. ¿A qué se debe su
éxito?
Le miro y él esboza una sonrisa burlona, pero parece ligeramente decepcionado.
—Los negocios tienen que ver con las personas, joven Payne, y yo soy muy
bueno analizándolas. Sé cómo funcionan, lo que les hace ser mejores, lo que no, lo
que las inspira y cómo incentivarlas. Cuento con un equipo excepcional, y les pago
bien. —Se calla un instante y me clava su mirada marrón—. Creo que para tener éxito
en cualquier ámbito hay que dominarlo, conocerlo por dentro y por fuera, conocer
cada uno de sus detalles. Trabajo duro, muy duro, para conseguirlo. Tomo
decisiones basándome en la lógica y en los hechos. Tengo un instinto innato para
reconocer y desarrollar una buena idea, y seleccionar a las personas adecuadas. La
base es siempre contar con las personas adecuadas.
—Quizá solo ha tenido suerte.
Este comentario no está en la lista de Harry, pero es que es tan arrogante… Por un
momento la sorpresa asoma a sus ojos.
—No creo en la suerte ni en la casualidad, joven Payne. Cuanto más trabajo,
más suerte tengo. Realmente se trata de tener en tu equipo a las personas
adecuadas y saber dirigir sus esfuerzos. Creo que fue Harvey Firestone quien dijo
que la labor más importante de los directivos es que las personas crezcan y se
desarrollen.—Parece usted un maniático del control.
Las palabras han salido de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
—Bueno, lo controlo todo, joven Payne —me contesta sin el menor rastro de
sentido del humor en su sonrisa.
Lo miro y me sostiene la mirada, impasible. Se me dispara el corazón y vuelvo a
ruborizarme.
Última edición por яυѕнєя ναмριяє zσмвιє el Dom 13 Oct 2013, 2:29 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA CASI ME VUELVO LOCA CUANDO VI QUE ERA ZIAM PRIMERA LECTORA JHSDGFSDJ TIENES QUE SEGUIRLA SI O SI JSDFGFGFGFGFGFGFG
BESITOS CON SAL
BESITOS CON SAL
ValeeS
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Holaaaa nueva lectoraa!! Vengo a decirte que esta novela ya la habia empezado a leer en Ziam tambien pero la que la ponia en Ziam la dejó de publicar, espero que tu la termines porvafor tiene pinta de ser una muy buena novela!!! Confio en ti y esero que no nos falles y la abandonees!! Un besito muy grandee :) Hasta prontoo
Natalia101412
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Hola a todas mis nuevas lectoras. Bueno he decidido hacer un maratón de 4 episodios. No se preocupen, no pienso abandonar esta adaptación y tratare de actualizar TODOS los días. Si algún día no sube es porque enserio he tenido problemas. Y bueno Muchas gracias a la que me están apoyando con esta adaptación. Si hay alguna lectora fantasma, por favor que comente si quiera un "Síguela", y bueno eso es todos. Acá empiezo con el maratón:
Capitulo 2:
¿Por qué tiene este desconcertante efecto sobre mí? ¿Quizá porque es
irresistiblemente atractivo? ¿Por cómo me mira fijamente? ¿Por cómo se pasa el
dedo índice por el labio inferior? Ojalá dejara de hacerlo.
—Además, decirte a ti mismo, en tu fuero más íntimo, que has nacido para
ejercer el control te concede un inmenso poder —sigue diciéndome en voz baja.
—¿Le parece a usted que su poder es inmenso?
Maniático del control, añado para mis adentros.
—Tengo más de cuarenta mil empleados, joven Payne. Eso me otorga cierto
sentido de la responsabilidad… poder, si lo prefiere. Si decidiera que ya no me
interesa el negocio de las telecomunicaciones y lo vendiera todo, veinte mil
personas pasarían apuros para pagar la hipoteca en poco más de un mes.
Me quedo boquiabierto. Su falta de humildad me deja estupefacto.
—¿No tiene que responder ante una junta directiva? —le pregunto asqueado.
—Soy el dueño de mi empresa. No tengo que responder ante ninguna junta
directiva.
Me mira alzando una ceja y me ruborizo. Claro, lo habría sabido si me hubiera
informado un poco. Pero, maldita sea, qué arrogante… Cambio de táctica.
—¿Y cuáles son sus intereses, aparte del trabajo?
—Me interesan cosas muy diversas, joven Payne. —Esboza una sonrisa casi
imperceptible—. Muy diversas.
Por alguna razón, su mirada firme me confunde y me enciende. Pero en sus ojos
se distingue un brillo perverso.
—Pero si trabaja tan duro, ¿qué hace para relajarse?
—¿Relajarme?
Sonríe mostrando sus dientes, blancos y perfectos. Contengo la respiración. Es
realmente guapo. Debería estar prohibido ser tan guapo.
—Bueno, para relajarme, como dice usted, navego, vuelo y me permito diversas actividades físicas. —Cambia de posición en su silla—. Soy muy rico, joven Payne, así que tengo aficiones caras y fascinantes.
Echo un rápido vistazo a las preguntas de Niall con la intención de no seguir con
ese tema.
—Invierte en fabricación. ¿Por qué en fabricación en concreto? —le pregunto.
¿Por qué hace que me sienta tan incómodo?
—Me gusta construir. Me gusta saber cómo funcionan las cosas, cuál es su
mecanismo, cómo se montan y se desmontan. Y me encantan los barcos. ¿Qué
puedo decirle?
—Parece que el que habla es su corazón, no la lógica y los hechos.
Frunce los labios y me observa de arriba abajo.
—Es posible. Aunque algunos dirían que no tengo corazón.
—¿Por qué dirían algo así?
—Porque me conocen bien. —Me contesta con una sonrisa irónica.
—¿Dirían sus amigos que es fácil conocerlo?
Y nada más preguntárselo lamento haberlo hecho. No está en la lista de Niall.
—Soy una persona muy reservada, joven Payne. Hago todo lo posible por
proteger mi vida privada. No suelo ofrecer entrevistas.
—¿Por qué aceptó esta?
—Porque soy mecenas de la universidad, y porque, por más que lo intentara, no
podía sacarme de encima al joven Styles. No dejaba de dar la lata a mis
relaciones públicas, y admiro esa tenacidad.
Sé lo tenaz que puede llegar a ser Harry. Por eso estoy sentado aquí, incómodo y
muerto de vergüenza ante la mirada penetrante de este hombre, cuando debería
estar estudiando para mis exámenes.
—También invierte en tecnología agrícola. ¿Por qué le interesa este ámbito?
—El dinero no se come, joven Payne, y hay demasiada gente en el mundo que
no tiene qué comer.
—Suena muy filantrópico. ¿Le apasiona la idea de alimentar a los pobres del
mundo?
Se encoge de hombros, como dándome largas.
—Es un buen negocio —murmura. Pero creo que no está siendo sincero. No tiene sentido. ¿Alimentar a los pobres
del mundo? No veo por ningún lado qué beneficios económicos puede
proporcionar. Lo único que veo es que se trata de una idea noble. Echo un vistazo a
la siguiente pregunta, confundido por su actitud.
—¿Tiene una filosofía? Y si la tiene, ¿en qué consiste?
—No tengo una filosofía como tal. Quizá un principio que me guía… de
Carnegie: «Un hombre que consigue adueñarse absolutamente de su mente puede
adueñarse de cualquier otra cosa para la que esté legalmente autorizado». Soy muy
peculiar, muy tenaz. Me gusta el control… de mí mismo y de los que me rodean.
—Entonces quiere poseer cosas…
Es usted un obseso del control.
—Quiero merecer poseerlas, pero sí, en el fondo es eso.
—Parece usted el paradigma del consumidor.
—Lo soy.
Sonríe, pero la sonrisa no ilumina su mirada. De nuevo no cuadra con una
persona que quiere alimentar al mundo, así que no puedo evitar pensar que
estamos hablando de otra cosa, pero no tengo ni la menor idea de qué. Trago
saliva. En el despacho hace cada vez más calor, o quizá sea cosa mía. Solo quiero
acabar de una vez la entrevista. Seguro que Niall tiene ya bastante material. Echo
un vistazo a la siguiente pregunta.
—Fue un niño adoptado. ¿Hasta qué punto cree que ha influido en su manera
de ser?
Vaya, una pregunta personal. Lo miro con la esperanza de que no se ofenda.
Frunce el ceño.
—No puedo saberlo.
Me pica la curiosidad.
—¿Qué edad tenía cuando lo adoptaron?
—Todo el mundo lo sabe, joven Payne —me contesta muy serio.
Mierda. Sí, claro. Si hubiera sabido que iba a hacer esta entrevista, me habría
informado un poco. Cambio de tema rápidamente.
—Ha tenido que sacrificar su vida familiar por el trabajo.
—Eso no es una pregunta —me replica en tono seco.
—Perdón. No puedo quedarme quieto. Ha conseguido que me sienta como un niño
perdido. Vuelvo a intentarlo.
—¿Ha tenido que sacrificar su vida familiar por el trabajo?
—Tengo familia. Un hermano, una hermana y unos padres que me quieren.
Pero no me interesa seguir hablando de mi familia.
—¿Es usted gay, señor Malik?
Respira hondo. Estoy avergonzado, abochornado. Mierda. ¿Por qué no he
echado un vistazo a la pregunta antes de leerla? ¿Cómo voy a decirle que estoy
limitándome a leer las preguntas? Malditas sean Harry y su curiosidad.
—Si, Liam, si soy gay.
Alza las cejas y me mira con ojos fríos. No parece contento.
—Le pido disculpas. Está… bueno… está aquí escrito.
Ha sido la primera vez que me ha llamado por mi nombre. El corazón se me ha
disparado y vuelven a arderme las mejillas. Nervioso, me coloco el mechón de pelo
junto con los demás llenos de gel.
Inclina un poco la cabeza.
—¿Las preguntas no son suyas?
Quiero que se me trague la tierra.
—Bueno… no. Harry… el joven Styles… me ha pasado una lista.
—¿Son compañeros de la revista de la facultad?
Oh, no. No tengo nada que ver con la revista. Es una actividad extraacadémica
de él, no mía. Me arden las mejillas.
—No. Es mi compañero de piso.
Se frota la barbilla con parsimonia y sus ojos marrones me observan atentamente.
—¿Se ha ofrecido usted para hacer esta entrevista? —me pregunta en tono
inquietantemente tranquilo.
A ver, ¿quién se supone que entrevista a quién? Su mirada me quema por
dentro y no puedo evitar decirle la verdad.
—Me lo ha pedido él. No se encuentra bien —le contesto en voz baja, como
disculpándome.
—Esto explica muchas cosas.
Llaman a la puerta y entra la rubia número dos.—Señor Malik, perdone que lo interrumpa, pero su próxima reunión es dentro de
dos minutos.
—No hemos terminado, Andrea. Cancele mi próxima reunión, por favor.
Andrea se queda boquiabierta, sin saber qué contestar. Parece perdida. El señor
Malik vuelve el rostro hacia ella lentamente y alza las cejas. La chica se pone
colorada. Menos mal, no soy el único.
—Muy bien, señor Malik —murmura, y sale del despacho.
Él frunce el ceño y vuelve a centrar su atención en mí.
—¿Por dónde íbamos, joven Payne?
Vaya, ya estamos otra vez con lo de «joven Payne».
—No quisiera interrumpir sus obligaciones.
—Quiero saber de usted. Creo que es lo justo.
Sus ojos marrones brillan de curiosidad. Mierda, mierda. ¿Qué pretende? Apoya los
codos en los brazos de la butaca y une las yemas de los dedos de ambas manos
frente a la boca. Su boca me… me desconcentra. Trago saliva.
—No hay mucho que saber —le digo volviéndome a ruborizar.
—¿Qué planes tiene después de graduarse?
Me encojo de hombros. Su interés me desconcierta. Venirme a Seattle con Niall,
encontrar trabajo… La verdad es que no he pensado mucho más allá de los
exámenes.
—No he hecho planes, señor Malik. Tengo que aprobar los exámenes finales.
Y ahora tendría que estar estudiando, no sentado en su inmenso, aséptico y
precioso despacho, sintiéndome incómodo frente a su penetrante mirada.
—Aquí tenemos un excelente programa de prácticas —me dice en tono
tranquilo.
Alzo las cejas sorprendido. ¿Está ofreciéndome trabajo?
—Lo tendré en cuenta —murmuro confundido—. Aunque no creo que encajara
aquí.
Oh, no. Ya estoy otra vez pensando en voz alta.
—¿Por qué lo dice?
Ladea un poco la cabeza, intrigado, y una ligera sonrisa se insinúa en sus labios.
—Es obvio, ¿no? Soy torpe, desaliñado y no soy rubio.
—Para mí no.
Su mirada es intensa y su atisbo de sonrisa ha desaparecido. De pronto siento
que unos extraños músculos me oprimen el estómago. Aparto los ojos de su
mirada escrutadora y me contemplo los nudillos, aunque no los veo. ¿Qué está
pasando? Tengo que marcharme ahora mismo. Me inclino hacia delante para coger
la grabadora.
—¿Le gustaría que le enseñara el edificio? —me pregunta.
—Seguro que está muy ocupado, señor Malik, y yo tengo un largo camino.
—¿Vuelve en coche a Vancouver?
Parece sorprendido, incluso nervioso. Mira por la ventana. Ha empezado a
llover.
—Bueno, conduzca con cuidado —me dice en tono serio, autoritario.
¿Por qué iba a importarle?
—¿Me ha preguntado todo lo que necesita? —añade.
—Sí —le contesto metiéndome la grabadora en el bolso.
Cierra ligeramente los ojos, como si estuviera pensando.
—Gracias por la entrevista, señor Malik.
—Ha sido un placer —me contesta, tan educado como siempre.
Me levanto, se levanta también él y me tiende la mano.
—Hasta la próxima, joven Payne.
Y suena como un desafío, o como una amenaza. No estoy seguro de cuál de las
dos cosas. Frunzo el ceño. ¿Cuándo volveremos a vernos? Le estrecho la mano de
nuevo, perplejo de que esa extraña corriente siga circulando entre nosotros. Deben
de ser nervios.
—Señor Malik.
Me despido de él con un movimiento de cabeza. Él se dirige a la puerta con
gracia y agilidad, y la abre de par en par.
—Asegúrese de cruzar la puerta con buen pie, joven Payne.
Me sonríe. Está claro que se refiere a mi poco elegante entrada en su despacho.
Me ruborizo.
—Muy amable, señor Malik —le digo bruscamente. Su sonrisa se acentúa. Me alegro de haberle divertido. Salgo al vestíbulo
echando chispas y me sorprende que me siga. Andrea y Olivia levantan la mirada,
tan sorprendidas como yo.
—¿Ha traído abrigo? —me pregunta Malik.
—Chaqueta.
Olivia se levanta de un salto a buscar mi chaqueta, que Malik le quita de las
manos antes de que haya podido dármela. La sostiene para que me la ponga, y lo
hago sintiéndome totalmente ridículo. Por un momento Malik me apoya las manos
en los hombros, y doy un respingo al sentir su contacto. Si se da cuenta de mi
reacción, no se le nota. Su largo dedo índice pulsa el botón del ascensor y
esperamos, yo con torpeza, y él sereno y frío. Se abren las puertas y entro a toda
prisa, desesperado por escapar. Tengo que salir de aquí. Cuando me vuelvo, está
inclinado frente a la puerta del ascensor, con una mano apoyada en la pared.
Realmente es muy guapo. Guapísimo. Me desconcierta.
—Liam —me dice a modo de despedida.
—Zayn —le contesto.
Y afortunadamente las puertas se cierran.
Capitulo 2:
¿Por qué tiene este desconcertante efecto sobre mí? ¿Quizá porque es
irresistiblemente atractivo? ¿Por cómo me mira fijamente? ¿Por cómo se pasa el
dedo índice por el labio inferior? Ojalá dejara de hacerlo.
—Además, decirte a ti mismo, en tu fuero más íntimo, que has nacido para
ejercer el control te concede un inmenso poder —sigue diciéndome en voz baja.
—¿Le parece a usted que su poder es inmenso?
Maniático del control, añado para mis adentros.
—Tengo más de cuarenta mil empleados, joven Payne. Eso me otorga cierto
sentido de la responsabilidad… poder, si lo prefiere. Si decidiera que ya no me
interesa el negocio de las telecomunicaciones y lo vendiera todo, veinte mil
personas pasarían apuros para pagar la hipoteca en poco más de un mes.
Me quedo boquiabierto. Su falta de humildad me deja estupefacto.
—¿No tiene que responder ante una junta directiva? —le pregunto asqueado.
—Soy el dueño de mi empresa. No tengo que responder ante ninguna junta
directiva.
Me mira alzando una ceja y me ruborizo. Claro, lo habría sabido si me hubiera
informado un poco. Pero, maldita sea, qué arrogante… Cambio de táctica.
—¿Y cuáles son sus intereses, aparte del trabajo?
—Me interesan cosas muy diversas, joven Payne. —Esboza una sonrisa casi
imperceptible—. Muy diversas.
Por alguna razón, su mirada firme me confunde y me enciende. Pero en sus ojos
se distingue un brillo perverso.
—Pero si trabaja tan duro, ¿qué hace para relajarse?
—¿Relajarme?
Sonríe mostrando sus dientes, blancos y perfectos. Contengo la respiración. Es
realmente guapo. Debería estar prohibido ser tan guapo.
—Bueno, para relajarme, como dice usted, navego, vuelo y me permito diversas actividades físicas. —Cambia de posición en su silla—. Soy muy rico, joven Payne, así que tengo aficiones caras y fascinantes.
Echo un rápido vistazo a las preguntas de Niall con la intención de no seguir con
ese tema.
—Invierte en fabricación. ¿Por qué en fabricación en concreto? —le pregunto.
¿Por qué hace que me sienta tan incómodo?
—Me gusta construir. Me gusta saber cómo funcionan las cosas, cuál es su
mecanismo, cómo se montan y se desmontan. Y me encantan los barcos. ¿Qué
puedo decirle?
—Parece que el que habla es su corazón, no la lógica y los hechos.
Frunce los labios y me observa de arriba abajo.
—Es posible. Aunque algunos dirían que no tengo corazón.
—¿Por qué dirían algo así?
—Porque me conocen bien. —Me contesta con una sonrisa irónica.
—¿Dirían sus amigos que es fácil conocerlo?
Y nada más preguntárselo lamento haberlo hecho. No está en la lista de Niall.
—Soy una persona muy reservada, joven Payne. Hago todo lo posible por
proteger mi vida privada. No suelo ofrecer entrevistas.
—¿Por qué aceptó esta?
—Porque soy mecenas de la universidad, y porque, por más que lo intentara, no
podía sacarme de encima al joven Styles. No dejaba de dar la lata a mis
relaciones públicas, y admiro esa tenacidad.
Sé lo tenaz que puede llegar a ser Harry. Por eso estoy sentado aquí, incómodo y
muerto de vergüenza ante la mirada penetrante de este hombre, cuando debería
estar estudiando para mis exámenes.
—También invierte en tecnología agrícola. ¿Por qué le interesa este ámbito?
—El dinero no se come, joven Payne, y hay demasiada gente en el mundo que
no tiene qué comer.
—Suena muy filantrópico. ¿Le apasiona la idea de alimentar a los pobres del
mundo?
Se encoge de hombros, como dándome largas.
—Es un buen negocio —murmura. Pero creo que no está siendo sincero. No tiene sentido. ¿Alimentar a los pobres
del mundo? No veo por ningún lado qué beneficios económicos puede
proporcionar. Lo único que veo es que se trata de una idea noble. Echo un vistazo a
la siguiente pregunta, confundido por su actitud.
—¿Tiene una filosofía? Y si la tiene, ¿en qué consiste?
—No tengo una filosofía como tal. Quizá un principio que me guía… de
Carnegie: «Un hombre que consigue adueñarse absolutamente de su mente puede
adueñarse de cualquier otra cosa para la que esté legalmente autorizado». Soy muy
peculiar, muy tenaz. Me gusta el control… de mí mismo y de los que me rodean.
—Entonces quiere poseer cosas…
Es usted un obseso del control.
—Quiero merecer poseerlas, pero sí, en el fondo es eso.
—Parece usted el paradigma del consumidor.
—Lo soy.
Sonríe, pero la sonrisa no ilumina su mirada. De nuevo no cuadra con una
persona que quiere alimentar al mundo, así que no puedo evitar pensar que
estamos hablando de otra cosa, pero no tengo ni la menor idea de qué. Trago
saliva. En el despacho hace cada vez más calor, o quizá sea cosa mía. Solo quiero
acabar de una vez la entrevista. Seguro que Niall tiene ya bastante material. Echo
un vistazo a la siguiente pregunta.
—Fue un niño adoptado. ¿Hasta qué punto cree que ha influido en su manera
de ser?
Vaya, una pregunta personal. Lo miro con la esperanza de que no se ofenda.
Frunce el ceño.
—No puedo saberlo.
Me pica la curiosidad.
—¿Qué edad tenía cuando lo adoptaron?
—Todo el mundo lo sabe, joven Payne —me contesta muy serio.
Mierda. Sí, claro. Si hubiera sabido que iba a hacer esta entrevista, me habría
informado un poco. Cambio de tema rápidamente.
—Ha tenido que sacrificar su vida familiar por el trabajo.
—Eso no es una pregunta —me replica en tono seco.
—Perdón. No puedo quedarme quieto. Ha conseguido que me sienta como un niño
perdido. Vuelvo a intentarlo.
—¿Ha tenido que sacrificar su vida familiar por el trabajo?
—Tengo familia. Un hermano, una hermana y unos padres que me quieren.
Pero no me interesa seguir hablando de mi familia.
—¿Es usted gay, señor Malik?
Respira hondo. Estoy avergonzado, abochornado. Mierda. ¿Por qué no he
echado un vistazo a la pregunta antes de leerla? ¿Cómo voy a decirle que estoy
limitándome a leer las preguntas? Malditas sean Harry y su curiosidad.
—Si, Liam, si soy gay.
Alza las cejas y me mira con ojos fríos. No parece contento.
—Le pido disculpas. Está… bueno… está aquí escrito.
Ha sido la primera vez que me ha llamado por mi nombre. El corazón se me ha
disparado y vuelven a arderme las mejillas. Nervioso, me coloco el mechón de pelo
junto con los demás llenos de gel.
Inclina un poco la cabeza.
—¿Las preguntas no son suyas?
Quiero que se me trague la tierra.
—Bueno… no. Harry… el joven Styles… me ha pasado una lista.
—¿Son compañeros de la revista de la facultad?
Oh, no. No tengo nada que ver con la revista. Es una actividad extraacadémica
de él, no mía. Me arden las mejillas.
—No. Es mi compañero de piso.
Se frota la barbilla con parsimonia y sus ojos marrones me observan atentamente.
—¿Se ha ofrecido usted para hacer esta entrevista? —me pregunta en tono
inquietantemente tranquilo.
A ver, ¿quién se supone que entrevista a quién? Su mirada me quema por
dentro y no puedo evitar decirle la verdad.
—Me lo ha pedido él. No se encuentra bien —le contesto en voz baja, como
disculpándome.
—Esto explica muchas cosas.
Llaman a la puerta y entra la rubia número dos.—Señor Malik, perdone que lo interrumpa, pero su próxima reunión es dentro de
dos minutos.
—No hemos terminado, Andrea. Cancele mi próxima reunión, por favor.
Andrea se queda boquiabierta, sin saber qué contestar. Parece perdida. El señor
Malik vuelve el rostro hacia ella lentamente y alza las cejas. La chica se pone
colorada. Menos mal, no soy el único.
—Muy bien, señor Malik —murmura, y sale del despacho.
Él frunce el ceño y vuelve a centrar su atención en mí.
—¿Por dónde íbamos, joven Payne?
Vaya, ya estamos otra vez con lo de «joven Payne».
—No quisiera interrumpir sus obligaciones.
—Quiero saber de usted. Creo que es lo justo.
Sus ojos marrones brillan de curiosidad. Mierda, mierda. ¿Qué pretende? Apoya los
codos en los brazos de la butaca y une las yemas de los dedos de ambas manos
frente a la boca. Su boca me… me desconcentra. Trago saliva.
—No hay mucho que saber —le digo volviéndome a ruborizar.
—¿Qué planes tiene después de graduarse?
Me encojo de hombros. Su interés me desconcierta. Venirme a Seattle con Niall,
encontrar trabajo… La verdad es que no he pensado mucho más allá de los
exámenes.
—No he hecho planes, señor Malik. Tengo que aprobar los exámenes finales.
Y ahora tendría que estar estudiando, no sentado en su inmenso, aséptico y
precioso despacho, sintiéndome incómodo frente a su penetrante mirada.
—Aquí tenemos un excelente programa de prácticas —me dice en tono
tranquilo.
Alzo las cejas sorprendido. ¿Está ofreciéndome trabajo?
—Lo tendré en cuenta —murmuro confundido—. Aunque no creo que encajara
aquí.
Oh, no. Ya estoy otra vez pensando en voz alta.
—¿Por qué lo dice?
Ladea un poco la cabeza, intrigado, y una ligera sonrisa se insinúa en sus labios.
—Es obvio, ¿no? Soy torpe, desaliñado y no soy rubio.
—Para mí no.
Su mirada es intensa y su atisbo de sonrisa ha desaparecido. De pronto siento
que unos extraños músculos me oprimen el estómago. Aparto los ojos de su
mirada escrutadora y me contemplo los nudillos, aunque no los veo. ¿Qué está
pasando? Tengo que marcharme ahora mismo. Me inclino hacia delante para coger
la grabadora.
—¿Le gustaría que le enseñara el edificio? —me pregunta.
—Seguro que está muy ocupado, señor Malik, y yo tengo un largo camino.
—¿Vuelve en coche a Vancouver?
Parece sorprendido, incluso nervioso. Mira por la ventana. Ha empezado a
llover.
—Bueno, conduzca con cuidado —me dice en tono serio, autoritario.
¿Por qué iba a importarle?
—¿Me ha preguntado todo lo que necesita? —añade.
—Sí —le contesto metiéndome la grabadora en el bolso.
Cierra ligeramente los ojos, como si estuviera pensando.
—Gracias por la entrevista, señor Malik.
—Ha sido un placer —me contesta, tan educado como siempre.
Me levanto, se levanta también él y me tiende la mano.
—Hasta la próxima, joven Payne.
Y suena como un desafío, o como una amenaza. No estoy seguro de cuál de las
dos cosas. Frunzo el ceño. ¿Cuándo volveremos a vernos? Le estrecho la mano de
nuevo, perplejo de que esa extraña corriente siga circulando entre nosotros. Deben
de ser nervios.
—Señor Malik.
Me despido de él con un movimiento de cabeza. Él se dirige a la puerta con
gracia y agilidad, y la abre de par en par.
—Asegúrese de cruzar la puerta con buen pie, joven Payne.
Me sonríe. Está claro que se refiere a mi poco elegante entrada en su despacho.
Me ruborizo.
—Muy amable, señor Malik —le digo bruscamente. Su sonrisa se acentúa. Me alegro de haberle divertido. Salgo al vestíbulo
echando chispas y me sorprende que me siga. Andrea y Olivia levantan la mirada,
tan sorprendidas como yo.
—¿Ha traído abrigo? —me pregunta Malik.
—Chaqueta.
Olivia se levanta de un salto a buscar mi chaqueta, que Malik le quita de las
manos antes de que haya podido dármela. La sostiene para que me la ponga, y lo
hago sintiéndome totalmente ridículo. Por un momento Malik me apoya las manos
en los hombros, y doy un respingo al sentir su contacto. Si se da cuenta de mi
reacción, no se le nota. Su largo dedo índice pulsa el botón del ascensor y
esperamos, yo con torpeza, y él sereno y frío. Se abren las puertas y entro a toda
prisa, desesperado por escapar. Tengo que salir de aquí. Cuando me vuelvo, está
inclinado frente a la puerta del ascensor, con una mano apoyada en la pared.
Realmente es muy guapo. Guapísimo. Me desconcierta.
—Liam —me dice a modo de despedida.
—Zayn —le contesto.
Y afortunadamente las puertas se cierran.
Última edición por яυѕнєя ναмριяє zσмвιє el Dom 13 Oct 2013, 2:31 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Ok, como notan he cambiado el personaje de Niall y ahora es Harry. Es que tengo mejores planes para estos dos. Ya cambie los cap anteriores por si acaso. Xx.
Capitulo 3:
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Zayn Malik lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyado en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzado al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Harold no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perplejo en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fueron tan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Harry ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! y su respuesta...¡Oh! no se porque me causa cierta sensación extraña saber que es gay, Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldito Harry Styles!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos marrones mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Zayn es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo Liam, me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animado por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Harry compraron el lugar para el y pago una miseria de alquiler. Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Harry querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡Liam! Estás de vuelta. —Harry se encuentra en nuestra sala de estar, rodeado de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en boxers; cosa rara estando enfermo pero así es mi Hazza. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme, hermano. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a el.
—Liam, muchas gracias por hacer esto hermano. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Harry Styles. Sus interrogatorios sobre hombres eran tan gays, bueno el es muy gay así que se se sabe de donde salen.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Harry me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como un estúpido por limitarme a la investigación básica. —Harry se soba la nuca con una mano.
—Caray, hombre , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintiseis. Por Dios, Liam, lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor Hazza. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesto a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—Liam, hombre, estarás agotado.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Zayn Malik. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡Liam! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorto en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Harry está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrado y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotado, exhausto por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurado hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasado con...él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, Liam. Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio y espero que Harry no se dé cuenta. Pero el parece absorto en su transcripción.
—Hablando de eso Harry ¿Como se te ocurre preguntarle si es gay? Hombre, eso no se pregunta.
—Pero ahora sabemos que lo es y que esta interesado en ti Liamcito.
—Eso no es cierto. —Arrugo la nariz permisivamente, no se como se le ocurre a Harry plantear semejante disparate. —Como sea, solo olvídalo Harry. —Me recuesto rápidamente en el sofá junto a el.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresado y creo que lo logro.
—Oh, vamos Hombre, ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! Lo distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, Liam. Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curioso. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras lo miro desde la puerta, esperando que esto lo calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinado por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay?. —Fruncí el ceño ante el recuerdo de su rostro al responder esa vergonzosa pregunta.
—Siempre que está en las páginas de sociedad, nunca tiene una cita. Ademas, es sumamente hermoso, que nunca tenga citas es muuuuy raro, ¿no lo crees?
—Si, pero fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Que va hombre, no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases, que sea gay es un gran paso.
¿Yo le gusto? ¿Gran paso? Ahora Harry está siendo ridículo.
—¿Gran paso para que?
—Para que te pida una cita, ¡Dah!
Me ahogo con mi sándwich
—Estas loco Harold. El no me va a pedir una cita, ademas no sabe que soy gay.
— ¡Bah! como si le importara.
Se puso sus audífonos otra vez y no hablamos más de Zayn Malik esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Harry y, mientras el trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero ese hombre estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Harry se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotado pero contento de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormido. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos marrones.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Harry también está ocupado, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles el está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su boxers del hombre araña con demasiado rojo.
Llamo a mi madre en Georgia para ver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, hijo?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡Liam! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—Leeyuum, realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
Capitulo 3:
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Zayn Malik lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyado en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzado al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Harold no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perplejo en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fueron tan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Harry ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! y su respuesta...¡Oh! no se porque me causa cierta sensación extraña saber que es gay, Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldito Harry Styles!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos marrones mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Zayn es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo Liam, me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animado por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Harry compraron el lugar para el y pago una miseria de alquiler. Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Harry querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡Liam! Estás de vuelta. —Harry se encuentra en nuestra sala de estar, rodeado de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en boxers; cosa rara estando enfermo pero así es mi Hazza. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme, hermano. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a el.
—Liam, muchas gracias por hacer esto hermano. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Harry Styles. Sus interrogatorios sobre hombres eran tan gays, bueno el es muy gay así que se se sabe de donde salen.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Harry me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como un estúpido por limitarme a la investigación básica. —Harry se soba la nuca con una mano.
—Caray, hombre , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintiseis. Por Dios, Liam, lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor Hazza. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesto a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—Liam, hombre, estarás agotado.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Zayn Malik. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡Liam! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorto en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Harry está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrado y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotado, exhausto por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurado hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasado con...él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, Liam. Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio y espero que Harry no se dé cuenta. Pero el parece absorto en su transcripción.
—Hablando de eso Harry ¿Como se te ocurre preguntarle si es gay? Hombre, eso no se pregunta.
—Pero ahora sabemos que lo es y que esta interesado en ti Liamcito.
—Eso no es cierto. —Arrugo la nariz permisivamente, no se como se le ocurre a Harry plantear semejante disparate. —Como sea, solo olvídalo Harry. —Me recuesto rápidamente en el sofá junto a el.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresado y creo que lo logro.
—Oh, vamos Hombre, ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! Lo distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, Liam. Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curioso. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras lo miro desde la puerta, esperando que esto lo calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinado por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay?. —Fruncí el ceño ante el recuerdo de su rostro al responder esa vergonzosa pregunta.
—Siempre que está en las páginas de sociedad, nunca tiene una cita. Ademas, es sumamente hermoso, que nunca tenga citas es muuuuy raro, ¿no lo crees?
—Si, pero fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Que va hombre, no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases, que sea gay es un gran paso.
¿Yo le gusto? ¿Gran paso? Ahora Harry está siendo ridículo.
—¿Gran paso para que?
—Para que te pida una cita, ¡Dah!
Me ahogo con mi sándwich
—Estas loco Harold. El no me va a pedir una cita, ademas no sabe que soy gay.
— ¡Bah! como si le importara.
Se puso sus audífonos otra vez y no hablamos más de Zayn Malik esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Harry y, mientras el trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero ese hombre estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Harry se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotado pero contento de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormido. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos marrones.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Harry también está ocupado, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles el está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su boxers del hombre araña con demasiado rojo.
Llamo a mi madre en Georgia para ver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, hijo?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡Liam! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—Leeyuum, realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
Última edición por яυѕнєя ναмριяє zσмвιє el Lun 14 Oct 2013, 12:56 pm, editado 1 vez
Invitado
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Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
JAJHSDADGASJDGHASJ TIENES QUE SEGUIRLA AME EL CAPITULO
BESITOS CON SAL:3
BESITOS CON SAL:3
ValeeS
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Capitulo 4:
Viernes por la noche, Harry y yo estamos debatiendo qué hacer con nuestra noche: queremos algo de tiempo fuera de nuestros estudios, de nuestro trabajo y del periódico de alumnos… cuando suena el timbre. De pie delante de nuestra puerta está mi buen amigo Niall con una botella de champán.
—¡Niall! ¡Me alegro de verte! —Le doy un abrazo rápido—. Adelante.
Niall es la primera persona que conocí cuando llegué a la universidad, luciendo igual de perdido y solo que yo. Reconocimos un espíritu a fin en cada uno de nosotros ese día y hemos sido amigos desde entonces. No sólo compartimos un sentido del humor, también descubrimos que tanto Ray y su padre estaban en la misma unidad del ejército juntos. Como resultado, nuestros padres se han convertido en grandes amigos también.
Niall está estudiando ingeniería y es el primero de su familia que logra ir a la universidad. Es muy brillante, pero su verdadera pasión es la fotografía. Tiene un gran ojo para una buena imagen.
—Tengo noticias. —Él sonríe, sus ojos claros pestañean.
—No me digas, has logrado no ser expulsado por una semana más —me burlo y él me frunce el ceño bromeando.
—La Galería de Portland Place va a exponer mis fotos el mes que viene.
—Eso es increíble. ¡Felicitaciones! —Muy contento por él, lo abrazo de nuevo. Harry también le sonríe.
—¡Así se hace Niall! Debería poner esto en el periódico. Nada como cambios editoriales de último momento en un viernes en la noche. —Sonríe el.
—Vamos a celebrar. Quiero que vengas a la apertura. —Niall me mira atentamente. Me sonrojo—. Ambos, por supuesto —añade, mirando nerviosamente a Harry.
Niall y yo somos buenos amigos, pero sé que en el fondo, le gustaría ser más, el me confeso tambien ser gay. Es lindo y divertido, pero no es para mí. Es más como el hermano que nunca tuve. Harry a menudo se burla de mí, de que me falta el gen de necesitar un novio, pero la verdad es que, simplemente no he conocido a nadie que... bueno, por quien me sienta atraído, a pesar de que parte de mí anhela esas rodillas temblorosas, el corazón en mi boca, mariposas en mi vientre, noches sin dormir.
A veces me pregunto si hay algo mal en mí. Quizás he pasado demasiado tiempo en compañía de mis héroes literarios románticos y por lo tanto, mis ideales y expectativas son demasiado altos, lo que es raro siendo un chico, pero según lo que me ha contado mi madre, ella pensaba que cuando estaba pequeño; yo era chica atrapada en el cuerpo de un chico.
Hasta hace muy poco, la desagradable y todavía pequeña voz de mi inconsciente me susurra. ¡NO! Destierro el pensamiento de inmediato. No voy a ir allí, no después de esa dolorosa entrevista. Me estremezco ante el recuerdo. Sé que he soñado con él casi todas las noches desde entonces, pero eso es sólo para purgar la terrible experiencia de mi sistema, ¿verdad?
Veo a Niall abrir la botella de champán. Es alto, en sus pantalones vaqueros y camiseta es todo hombros y músculos, piel clara peor bronceada, cabello rubio y ardientes ojos azules. Sí, Niall es bastante caliente, pero creo que por fin capta el mensaje: sólo somos amigos. El corcho hace un fuerte chasquido, Niall mira hacia arriba y sonríe.
El sábado en la tienda es una pesadilla. Estamos asediados por personas que quieren arreglar sus casas ellos mismos. El Sr. y la Sra. Clayton, John y Patrick, los otros dos trabajadores de medio tiempo y yo estamos corriendo. Pero hay un momento de calma alrededor de la hora del almuerzo y la Sra. Clayton me pide que verifique algunas de las órdenes, mientras estoy sentada detrás del mostrador de la caja discretamente comiendo mi bagel.
Estoy enfrascado en la tarea, verificando los números del catálogo con los artículos que necesitamos y los elementos que hemos pedido, mis ojos moviéndose rápidamente del libro de órdenes a la pantalla de la computadora y de regreso, mientras corroboro que las entradas coincidan.
Entonces, por alguna razón, levanto la vista... y me encuentro atrapado en la atrevida mirada marron de Zayn Malik, quien está de pie en el mostrador, mirándome fijamente.
Insuficiencia cardíaca.
—Joven Payne. Qué sorpresa tan agradable. —Su mirada es firme e intensa.
Mi.er.da. ¿Qué diablos está haciendo él aquí, con su cabello prolijamente despeinado, ropa de exterior, con su sweater tejido color crema, jeans y botas de caminar? Creo que mi boca se ha abierto y no puedo localizar mi cerebro o mi voz.
—Sr. Malik —susurro, porque eso es todo lo que puedo lograr. Hay un dejo de sonrisa en sus labios y sus ojos brillan con humor, como si estuviera disfrutando de alguna broma privada.
—Estaba por el área —dijo a modo de explicación—. Necesito reabastecer el stock de algunas cosas. Es un placer verlo de nuevo, Joven Payne .—Su voz es suave y profunda como el chocolate derretido con caramelo… o algo.
Sacudo mi cabeza para reunir mis ideas. Mi corazón está latiendo frenéticamente y por alguna razón, me estoy sonrojando furiosamente bajo su persistente escrutinio. Estoy anonadado por la visión de él parado frente a mi. Mis recuerdos no le hacían justicia. No es simplemente atractivo, es el resumen de la belleza masculina, te quita la respiración y está aquí. Aquí en la ferretería Clayton. Imagínate. Finalmente, mis funciones cognitivas son restauradas y reconectadas con el resto de mi cuerpo.
—Liam. Mi nombre es Liam —logro modular—. ¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Malik?
Él sonríe y de nuevo es como si fuera el dueño de algún gran secreto. Es tan desconcertante. Tomando una profunda respiración, pongo mi cara profesional de he-trabajado-en-esta-tienda-por-años. Puedo hacer esto.
—Hay algunas cosas que necesito. Para empezar, me gustaría algunos organizadores de cables —murmura, sus ojos marrones tranquilos pero divertidos.
—Tenemos de varios largos. ¿Desea que le muestre? —digo, mi voz suave y profunda. Tómalo con calma, Payne. Un ligero fruncimiento de cejas marca la bella frente de Malik.
—Por favor. Guíeme, Joven Payne —dice. Trato de parecer despreocupado mientras salgo del mostrador, pero en realidad, estoy concentrándome duramente en no caerme con mis propios pies, mis piernas repentinamente tienen la consistencia de la gelatina. Estoy tan feliz de haber decidido usar mis mejores jeans esta mañana. Me siento como una colegiala que a visto a un guapo chico de ultimo grado y eso me hace sentir avergonzado.
—Están con los insumos eléctricos, pasillo ocho. —Mi voz es un poco demasiado fuerte. Miro hacia él y me arrepiento casi de inmediato. Demonios, es atractivo. Me sonrojo.
—Después de usted —murmura, haciendo un gesto con sus manos de largos dedos, bellamente arregladas.
Con mi corazón casi ahogándome, porque está en mi garganta tratando de escapar por mi boca, me dirijo a uno de los pasillos de la sección eléctrica. ¿Por qué está en Portland? ¿Por qué está aquí, en Clayton? Y desde una pequeña y casi no usada parte de mi cerebro —probablemente localizada en la base de mi bulbo raquídeo, en donde habita mi subconciente— llega el pensamiento: está aquí para verte. ¡No puede ser! Lo rechazo inmediatamente. ¿Por qué este hombre de ciudad, hermoso y poderoso querría verme? La idea es absurda y la pateo fuera de mi cabeza.
—¿Está en Portland por negocios? —pregunto y mi voz es muy aguda, como si hubiera aplastado mi dedo con una puerta o algo. ¡Demonios!
¡Trata de parecer tranquilo, Liam!
—Estaba visitando la división de granjas de la universidad. Tiene base en Vancouver. Actualmente, estoy fundando algunas investigaciones sobre la rotación de ganado y la ciencia del suelo —dice con naturalidad. ¿Ves? No está aquí para encontrarte en absoluto, se burla de mí, fuerte, orgulloso y enfadado. Me sonrojo ante mis caprichosos y tontos pensamientos.
—¿Todo es parte de tu plan alimenta-al-mundo? —pregunto
—Algo así —reconoce y sus labios se curvan en una media sonrisa.
Mira a la selección de organizadores de cables que tenemos en Clayton. ¿Qué demonios va a hacer con esos? No puedo imaginarlo como un tipo de persona “hagalo usted mismo” en absoluto. Sus dedos viajan por varios de los paquetes mostrados y por alguna razón inexplicable, tengo que mirar para otro lado. Se inclina y elige un paquete.
—Estos funcionarán —dice con su tan secreta sonrisa y me sonrojo.
—¿Algo más?
—Me gustaría un poco de cinta para enmascarar.
—¿Está redecorando? —Las palabras salen antes de que pueda detenerlas. ¿Seguramente contrata trabajadores o tiene un equipo para ayudarlo a decorar?
—No, no redecorando —dice rápidamente, luego sonríe burlonamente y tengo el incómodo sentimiento de que se está riendo de mí.
—Por aquí —murmuro avergonzado—. La cinta de enmascarar está en el pasillo de decoración.
—¿Trabajas aquí desde hace mucho? —Su voz es baja y me está mirando, sus ojos marrones concentrados fuertemente. Me sonrojo aún más brillantemente. ¿Por qué demonios tiene ese efecto sobre mí? Siento como si tuviera catorce años, inoportuno como siempre y fuera de lugar. ¡Ojos al frente, Payne!
—Cuatro años —mascullo mientras alcanzamos nuestro objetivo. Para distraerme, me inclino hacia abajo y escojo los dos anchos de cinta de enmascarar que tenemos en stock.
—Tomaré esa —dice Malik, apuntando suavemente a la más ancha, la cual le paso. Nuestros dedos se rozan muy brevemente y la corriente está ahí de nuevo, corriendo a través de mí como si hubiera tocado un cable expuesto. Me atraganto involuntariamente cuando lo siento, todo el camino hacia abajo a algún lugar oscuro e inexplorado, profundo en mi barriga. Desesperadamente, busco alrededor por mi equilibrio.
—¿Algo más? —Mi voz es áspera y agitada.
—Algo de cuerda, creo. —Su voz refleja la mía, áspera.
—Por aquí. —Inclino mi cabeza hacia abajo para esconder mi recurrente sonrojo y me dirijo al pasillo.
—¿De qué tipo buscaba? Tenemos cuerda sintética y natural de filamento… trenzada… cuerda de cable… —Me detengo ante su expresión, sus ojos oscureciéndose. Dios santo.
—Llevaré cuatro metros y medio de la soga natural de filamento, por favor.
Rápidamente, con dedos temblorosos, mido los cuatro metros y medio en la regla fija, consciente de su mirada marron y cálida sobre mí. No me atrevo a mirarlo. Jesús, ¿sería posible estar aún más conciente de mí mismo? Tomando mi cuchillo Stanley del bolsillo trasero de mis jeans, la corto y la enrollo prolijamente antes de atarla en un nudo corredizo. Por algún milagro, me las arreglo para no cortarme un dedo con mi cuchillo.
—¿Fuiste un niño explorador? —pregunta, labios esculturales y sensuales curvados en sorpresa. ¡No mires su boca!
—Las actividades de grupo organizados no son realmente lo mío, Sr. Malik.
Levanta una ceja.
—¿Qué es lo tuyo, Liam? —pregunta, su voz suave y su sonrisa secreta de vuelta. Lo miro, incapaz de expresarme. Estoy sobre placas tectónicas en movimiento. Trata de parecer tranquilo, Liam, mi torturado subconsciente me ruega de rodillas.
—Libros —susurro, pero por dentro, mi subconsciente está gritando: ¡Tú! ¡Tú eres lo que me interesa! Lo callo de inmediato, mortificada porque mi psiquis esta teniendo ideas por encima de su nivel.
—¿Qué clase de libros? —Inclina su cabeza hacia un lado. ¿Por qué está tan interesado?
—Oh, ya sabes… lo usual. Los clásicos. Literatura británica, mayormente.
Frota su barbilla con su largo dedo índice y pulgar mientras contempla mi respuesta. O tal vez está muy aburrido y está intentando ocultarlo.
—¿Algo más que necesites? —Necesito poder superar este tema, esos dedos en en ese rostro son tan seductores.
—No lo sé. ¿Qué más me recomendarías?
¿Qué te recomendaría? Ni siquiera sé que estás haciendo.
—¿Para un hazlo-tú-mismo?
Asiente, sus ojos marrones vivos con un secreto humor. Me sonrojo y mis ojos vuelan involuntariamente por sus cómodos jeans.
—Overoles —replico y sé que ya no controlo lo que está saliendo de mi boca. Él levanta una ceja, sorprendido de nuevo.
—No querrás arruinar tu ropa. —Hago un gesto vago en dirección a sus jeans.
—Siempre podría quitármelos —replica.
Viernes por la noche, Harry y yo estamos debatiendo qué hacer con nuestra noche: queremos algo de tiempo fuera de nuestros estudios, de nuestro trabajo y del periódico de alumnos… cuando suena el timbre. De pie delante de nuestra puerta está mi buen amigo Niall con una botella de champán.
—¡Niall! ¡Me alegro de verte! —Le doy un abrazo rápido—. Adelante.
Niall es la primera persona que conocí cuando llegué a la universidad, luciendo igual de perdido y solo que yo. Reconocimos un espíritu a fin en cada uno de nosotros ese día y hemos sido amigos desde entonces. No sólo compartimos un sentido del humor, también descubrimos que tanto Ray y su padre estaban en la misma unidad del ejército juntos. Como resultado, nuestros padres se han convertido en grandes amigos también.
Niall está estudiando ingeniería y es el primero de su familia que logra ir a la universidad. Es muy brillante, pero su verdadera pasión es la fotografía. Tiene un gran ojo para una buena imagen.
—Tengo noticias. —Él sonríe, sus ojos claros pestañean.
—No me digas, has logrado no ser expulsado por una semana más —me burlo y él me frunce el ceño bromeando.
—La Galería de Portland Place va a exponer mis fotos el mes que viene.
—Eso es increíble. ¡Felicitaciones! —Muy contento por él, lo abrazo de nuevo. Harry también le sonríe.
—¡Así se hace Niall! Debería poner esto en el periódico. Nada como cambios editoriales de último momento en un viernes en la noche. —Sonríe el.
—Vamos a celebrar. Quiero que vengas a la apertura. —Niall me mira atentamente. Me sonrojo—. Ambos, por supuesto —añade, mirando nerviosamente a Harry.
Niall y yo somos buenos amigos, pero sé que en el fondo, le gustaría ser más, el me confeso tambien ser gay. Es lindo y divertido, pero no es para mí. Es más como el hermano que nunca tuve. Harry a menudo se burla de mí, de que me falta el gen de necesitar un novio, pero la verdad es que, simplemente no he conocido a nadie que... bueno, por quien me sienta atraído, a pesar de que parte de mí anhela esas rodillas temblorosas, el corazón en mi boca, mariposas en mi vientre, noches sin dormir.
A veces me pregunto si hay algo mal en mí. Quizás he pasado demasiado tiempo en compañía de mis héroes literarios románticos y por lo tanto, mis ideales y expectativas son demasiado altos, lo que es raro siendo un chico, pero según lo que me ha contado mi madre, ella pensaba que cuando estaba pequeño; yo era chica atrapada en el cuerpo de un chico.
Hasta hace muy poco, la desagradable y todavía pequeña voz de mi inconsciente me susurra. ¡NO! Destierro el pensamiento de inmediato. No voy a ir allí, no después de esa dolorosa entrevista. Me estremezco ante el recuerdo. Sé que he soñado con él casi todas las noches desde entonces, pero eso es sólo para purgar la terrible experiencia de mi sistema, ¿verdad?
Veo a Niall abrir la botella de champán. Es alto, en sus pantalones vaqueros y camiseta es todo hombros y músculos, piel clara peor bronceada, cabello rubio y ardientes ojos azules. Sí, Niall es bastante caliente, pero creo que por fin capta el mensaje: sólo somos amigos. El corcho hace un fuerte chasquido, Niall mira hacia arriba y sonríe.
El sábado en la tienda es una pesadilla. Estamos asediados por personas que quieren arreglar sus casas ellos mismos. El Sr. y la Sra. Clayton, John y Patrick, los otros dos trabajadores de medio tiempo y yo estamos corriendo. Pero hay un momento de calma alrededor de la hora del almuerzo y la Sra. Clayton me pide que verifique algunas de las órdenes, mientras estoy sentada detrás del mostrador de la caja discretamente comiendo mi bagel.
Estoy enfrascado en la tarea, verificando los números del catálogo con los artículos que necesitamos y los elementos que hemos pedido, mis ojos moviéndose rápidamente del libro de órdenes a la pantalla de la computadora y de regreso, mientras corroboro que las entradas coincidan.
Entonces, por alguna razón, levanto la vista... y me encuentro atrapado en la atrevida mirada marron de Zayn Malik, quien está de pie en el mostrador, mirándome fijamente.
Insuficiencia cardíaca.
—Joven Payne. Qué sorpresa tan agradable. —Su mirada es firme e intensa.
Mi.er.da. ¿Qué diablos está haciendo él aquí, con su cabello prolijamente despeinado, ropa de exterior, con su sweater tejido color crema, jeans y botas de caminar? Creo que mi boca se ha abierto y no puedo localizar mi cerebro o mi voz.
—Sr. Malik —susurro, porque eso es todo lo que puedo lograr. Hay un dejo de sonrisa en sus labios y sus ojos brillan con humor, como si estuviera disfrutando de alguna broma privada.
—Estaba por el área —dijo a modo de explicación—. Necesito reabastecer el stock de algunas cosas. Es un placer verlo de nuevo, Joven Payne .—Su voz es suave y profunda como el chocolate derretido con caramelo… o algo.
Sacudo mi cabeza para reunir mis ideas. Mi corazón está latiendo frenéticamente y por alguna razón, me estoy sonrojando furiosamente bajo su persistente escrutinio. Estoy anonadado por la visión de él parado frente a mi. Mis recuerdos no le hacían justicia. No es simplemente atractivo, es el resumen de la belleza masculina, te quita la respiración y está aquí. Aquí en la ferretería Clayton. Imagínate. Finalmente, mis funciones cognitivas son restauradas y reconectadas con el resto de mi cuerpo.
—Liam. Mi nombre es Liam —logro modular—. ¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Malik?
Él sonríe y de nuevo es como si fuera el dueño de algún gran secreto. Es tan desconcertante. Tomando una profunda respiración, pongo mi cara profesional de he-trabajado-en-esta-tienda-por-años. Puedo hacer esto.
—Hay algunas cosas que necesito. Para empezar, me gustaría algunos organizadores de cables —murmura, sus ojos marrones tranquilos pero divertidos.
—Tenemos de varios largos. ¿Desea que le muestre? —digo, mi voz suave y profunda. Tómalo con calma, Payne. Un ligero fruncimiento de cejas marca la bella frente de Malik.
—Por favor. Guíeme, Joven Payne —dice. Trato de parecer despreocupado mientras salgo del mostrador, pero en realidad, estoy concentrándome duramente en no caerme con mis propios pies, mis piernas repentinamente tienen la consistencia de la gelatina. Estoy tan feliz de haber decidido usar mis mejores jeans esta mañana. Me siento como una colegiala que a visto a un guapo chico de ultimo grado y eso me hace sentir avergonzado.
—Están con los insumos eléctricos, pasillo ocho. —Mi voz es un poco demasiado fuerte. Miro hacia él y me arrepiento casi de inmediato. Demonios, es atractivo. Me sonrojo.
—Después de usted —murmura, haciendo un gesto con sus manos de largos dedos, bellamente arregladas.
Con mi corazón casi ahogándome, porque está en mi garganta tratando de escapar por mi boca, me dirijo a uno de los pasillos de la sección eléctrica. ¿Por qué está en Portland? ¿Por qué está aquí, en Clayton? Y desde una pequeña y casi no usada parte de mi cerebro —probablemente localizada en la base de mi bulbo raquídeo, en donde habita mi subconciente— llega el pensamiento: está aquí para verte. ¡No puede ser! Lo rechazo inmediatamente. ¿Por qué este hombre de ciudad, hermoso y poderoso querría verme? La idea es absurda y la pateo fuera de mi cabeza.
—¿Está en Portland por negocios? —pregunto y mi voz es muy aguda, como si hubiera aplastado mi dedo con una puerta o algo. ¡Demonios!
¡Trata de parecer tranquilo, Liam!
—Estaba visitando la división de granjas de la universidad. Tiene base en Vancouver. Actualmente, estoy fundando algunas investigaciones sobre la rotación de ganado y la ciencia del suelo —dice con naturalidad. ¿Ves? No está aquí para encontrarte en absoluto, se burla de mí, fuerte, orgulloso y enfadado. Me sonrojo ante mis caprichosos y tontos pensamientos.
—¿Todo es parte de tu plan alimenta-al-mundo? —pregunto
—Algo así —reconoce y sus labios se curvan en una media sonrisa.
Mira a la selección de organizadores de cables que tenemos en Clayton. ¿Qué demonios va a hacer con esos? No puedo imaginarlo como un tipo de persona “hagalo usted mismo” en absoluto. Sus dedos viajan por varios de los paquetes mostrados y por alguna razón inexplicable, tengo que mirar para otro lado. Se inclina y elige un paquete.
—Estos funcionarán —dice con su tan secreta sonrisa y me sonrojo.
—¿Algo más?
—Me gustaría un poco de cinta para enmascarar.
—¿Está redecorando? —Las palabras salen antes de que pueda detenerlas. ¿Seguramente contrata trabajadores o tiene un equipo para ayudarlo a decorar?
—No, no redecorando —dice rápidamente, luego sonríe burlonamente y tengo el incómodo sentimiento de que se está riendo de mí.
—Por aquí —murmuro avergonzado—. La cinta de enmascarar está en el pasillo de decoración.
—¿Trabajas aquí desde hace mucho? —Su voz es baja y me está mirando, sus ojos marrones concentrados fuertemente. Me sonrojo aún más brillantemente. ¿Por qué demonios tiene ese efecto sobre mí? Siento como si tuviera catorce años, inoportuno como siempre y fuera de lugar. ¡Ojos al frente, Payne!
—Cuatro años —mascullo mientras alcanzamos nuestro objetivo. Para distraerme, me inclino hacia abajo y escojo los dos anchos de cinta de enmascarar que tenemos en stock.
—Tomaré esa —dice Malik, apuntando suavemente a la más ancha, la cual le paso. Nuestros dedos se rozan muy brevemente y la corriente está ahí de nuevo, corriendo a través de mí como si hubiera tocado un cable expuesto. Me atraganto involuntariamente cuando lo siento, todo el camino hacia abajo a algún lugar oscuro e inexplorado, profundo en mi barriga. Desesperadamente, busco alrededor por mi equilibrio.
—¿Algo más? —Mi voz es áspera y agitada.
—Algo de cuerda, creo. —Su voz refleja la mía, áspera.
—Por aquí. —Inclino mi cabeza hacia abajo para esconder mi recurrente sonrojo y me dirijo al pasillo.
—¿De qué tipo buscaba? Tenemos cuerda sintética y natural de filamento… trenzada… cuerda de cable… —Me detengo ante su expresión, sus ojos oscureciéndose. Dios santo.
—Llevaré cuatro metros y medio de la soga natural de filamento, por favor.
Rápidamente, con dedos temblorosos, mido los cuatro metros y medio en la regla fija, consciente de su mirada marron y cálida sobre mí. No me atrevo a mirarlo. Jesús, ¿sería posible estar aún más conciente de mí mismo? Tomando mi cuchillo Stanley del bolsillo trasero de mis jeans, la corto y la enrollo prolijamente antes de atarla en un nudo corredizo. Por algún milagro, me las arreglo para no cortarme un dedo con mi cuchillo.
—¿Fuiste un niño explorador? —pregunta, labios esculturales y sensuales curvados en sorpresa. ¡No mires su boca!
—Las actividades de grupo organizados no son realmente lo mío, Sr. Malik.
Levanta una ceja.
—¿Qué es lo tuyo, Liam? —pregunta, su voz suave y su sonrisa secreta de vuelta. Lo miro, incapaz de expresarme. Estoy sobre placas tectónicas en movimiento. Trata de parecer tranquilo, Liam, mi torturado subconsciente me ruega de rodillas.
—Libros —susurro, pero por dentro, mi subconsciente está gritando: ¡Tú! ¡Tú eres lo que me interesa! Lo callo de inmediato, mortificada porque mi psiquis esta teniendo ideas por encima de su nivel.
—¿Qué clase de libros? —Inclina su cabeza hacia un lado. ¿Por qué está tan interesado?
—Oh, ya sabes… lo usual. Los clásicos. Literatura británica, mayormente.
Frota su barbilla con su largo dedo índice y pulgar mientras contempla mi respuesta. O tal vez está muy aburrido y está intentando ocultarlo.
—¿Algo más que necesites? —Necesito poder superar este tema, esos dedos en en ese rostro son tan seductores.
—No lo sé. ¿Qué más me recomendarías?
¿Qué te recomendaría? Ni siquiera sé que estás haciendo.
—¿Para un hazlo-tú-mismo?
Asiente, sus ojos marrones vivos con un secreto humor. Me sonrojo y mis ojos vuelan involuntariamente por sus cómodos jeans.
—Overoles —replico y sé que ya no controlo lo que está saliendo de mi boca. Él levanta una ceja, sorprendido de nuevo.
—No querrás arruinar tu ropa. —Hago un gesto vago en dirección a sus jeans.
—Siempre podría quitármelos —replica.
Invitado
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Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Capitulo 5:
Siento el color en mis mejillas subiendo de nuevo. Debo estar del color del manifiesto comunista. Deja de hablar. Deja de hablar AHORA.
—Llevaré algunos overoles. No vaya a ser que se me estropee la ropa
—dice secamente. Trato de alejar la inconveniente imagen de él sin jeans.
—¿Necesita algo más? —pregunto tan rápido como le entrego los overoles azules.
Él ignora mi pregunta.
—¿Cómo va el artículo? —Finalmente me ha hecho una pregunta normal, lejos de todas las indirectas y la confusa conversación de doble sentido… Una pregunta que puedo responder. Tomo mis pensamientos firmemente con mis manos como si fuera algo de vida o muerte y elijo la honestidad.
—No voy a escribirlo. Harry lo hará. El joven Styles. Mi compañero de cuarto, el es el escritor. Está muy feliz por eso. Es el editor de la revista y estaba devastadp por no poder hacer la entrevista en persona. —Siento que finalmente puedo respirar, al menos un tema normal de conversación—. Su única preocupación es no tener fotografías originales de usted.
Malik levanta una ceja.
—¿Qué clase de fotografías quiere?
De acuerdo. No había imaginado esto en su respuesta. Sacudo mi cabeza, porque simplemente no lo sé.
—Bueno, estoy por aquí. Tal vez mañana…
—¿Estaría dispuesto a ir a una sesión de fotos? —Mi voz es aguda de nuevo. Harry estará en el séptimo cielo si logro conseguir esto. Y tal vez lo veas de nuevo mañana, ese oscuro lugar en la base de mi cerebro me susurra seductoramente.
—Harry estará encantado, si conseguimos un fotógrafo.
Estoy tan contento. Le sonrío ampliamente. Sus labios se se abren, como si estuviera tomando una repentina bocanada de aire y parpadea. Por una fracción de segundo, parece de alguna forma perdido y la tierra se mueve un poco de su eje, las placas tectónicas moviéndose a una nueva posición.
Oh, dios. La mirada perdida de Zayn Malik.
—Hazme saber sobre mañana. —Alcanzando su bolsillo trasero, saca su billetera—. Mi tarjeta. Tiene mi número de celular en ella. Necesitas llamar antes de las diez de la mañana.
—De acuerdo. —Lo miro de nuevo. Harry estará encantado.
—¡Liam!
Ashley se ha materializado al otro final del pasillo. Es la hermano más joven del Sr. Clayton. Oí que había llegado a casa desde Princeton, pero no esperaba verla hoy.
—Eh, discúlpeme por un momento, Sr. Malik. —Malik frunce el ceño mientras me giro.
Ashley siempre ha sido una amiga y en este extraño momento que estoy teniendo con el rico, poderoso, asombroso y extremadamente atractivo y controlador Malik, es genial hablar con alguien normal.
Ashley me abraza fuerte tomándome por sorpresa.
—Liam, hola, ¡es tan bueno verte! —dice.
—Hola, Ash. ¿Cómo estás? ¿Estás en casa por el cumpleaños de tu hermano?
—Síp. Te ves bien, Liam, muy bien.
Me mira mientras me examina a la distancia de un brazo. Luego me suelta, pero mantiene un brazo posesivo sobre mi hombro. Cambio mi peso de un pie al otro, avergonzado. Es bueno ver a Ashley, pero siempre ha sido confianzuda.
Cuando miro hacia Zayn Malik, está mirándonos como un halcón, ha cambiado del extraño y atento cliente a alguien más, alguien frío y distante.
—Ashley, estoy con un cliente. Alguien que deberías conocer —digo, tratando de disuadir el antagonismo que veo en los ojos de Malik. Arrastro a Ashley para presentarla y se miden mutuamente.
— Eh, Ash, este es Zayn Malik. Sr. Malik, esta es Ashley Clayton. Su hermano es el dueño del lugar.
Y por alguna extraña razón, siento que debo explicarme un poco más.
—Conozco a Ashley desde que trabajo aquí, aunque no nos vemos tan seguido. Ha vuelto de Princeton donde estudia administración de empresas. —Estoy balbuceando… ¡Detente ahora!
—Srita. Clayton. —Zayn mantiene su mano extendida, su mirada ilegible.
—Sr. Malik. —Ashley devuelve el saludo—. Espera… ¿no es el Zayn Malik? ¿De empresas Holdings Malik?
Ashley va de insípida a asombrada en menos de un nanosegundo. Malik le ofrece una sonrisa educada que no llega a sus ojos.
—Guau… ¿hay algo que pueda ofrecerle?
—Liam lo tiene bajo control, Srita. Clayton. El ha sido muy atento.
Su expresión es impasible pero sus palabras… es como si estuviera diciendo algo completamente distinto. Es desconcertante.
—Genial —responde Ashley—. Te veo luego, Li.
—Seguro, Ash. —La miro desaparecer en el almacén.
—¿Algo más, Sr. Malik?
—Sólo estas cosas.
Su tono es cortante y frío. Diablos… ¿Lo habré ofendido? Tomando una profunda respiración, me giro y voy hacia la caja. Junto la soga, overoles, cinta de enmascarar y organizadores de cables en el mostrador.
—Serían cuarenta y tres dólares, por favor.
Miro a Malik y deseo no haberlo hecho. Está mirandome de cerca. Es inquietante.
— ¿Le gustaría una bolsa? —pregunto mientras recibo su tarjeta de crédito.
—Por favor, Liam.
Su lengua acaricia mi nombre y mi corazón una vez más está frenético. Casi no puedo respirar. De prisa, pongo sus cosas en una bolsa de plástico.
—¿Me llamarás si quieres que haga la sesión de fotos?
Es todo sobre negocios otra vez. Asiento, muda de nuevo y devuelvo su tarjeta de crédito.
—Bien. Hasta mañana, quizás.
Se gira para irse, luego hace una pausa.
— Oh… y Liam, me alegra que el Joven Styles no haya podido hacer la entrevista.
Sonríe, luego sale con renovado interés fuera de la tienda, colocando la bolsa plástica sobre su hombro, dejándome como una temblorosa masa de iracundas hormonas femeninas que según yo, no tenia. Paso varios minutos mirando la puerta cerrada por la que salió antes de volver al planeta tierra.
De acuerdo. Me gusta. Ahí, lo he admitido a mí mismo. No puedo esconderme más de mis sentimientos. Nunca antes me he sentido así. Lo encuentro atractivo, muy atractivo. Pero es una causa perdida, lo sé y suspiro con un amargo resentimiento. Fue solo una coincidencia, su llegada aquí. Pero aún así, puedo admirarlo desde lejos, ¿no? Ningún mal puede venir de eso. Y si encuentro un fotógrafo, puedo admirarlo seriamente mañana. Muerdo mi labio en anticipación y me encuentro a mi mismo entusiasmado como una colegiala. Necesito llamar a Harry y organizar una sesión de fotos.
Hola, hasta acá el maratón. Espero le haya gustado, ahorita esta aburrida pero luego llega la acción. Os quiero. Xx
Siento el color en mis mejillas subiendo de nuevo. Debo estar del color del manifiesto comunista. Deja de hablar. Deja de hablar AHORA.
—Llevaré algunos overoles. No vaya a ser que se me estropee la ropa
—dice secamente. Trato de alejar la inconveniente imagen de él sin jeans.
—¿Necesita algo más? —pregunto tan rápido como le entrego los overoles azules.
Él ignora mi pregunta.
—¿Cómo va el artículo? —Finalmente me ha hecho una pregunta normal, lejos de todas las indirectas y la confusa conversación de doble sentido… Una pregunta que puedo responder. Tomo mis pensamientos firmemente con mis manos como si fuera algo de vida o muerte y elijo la honestidad.
—No voy a escribirlo. Harry lo hará. El joven Styles. Mi compañero de cuarto, el es el escritor. Está muy feliz por eso. Es el editor de la revista y estaba devastadp por no poder hacer la entrevista en persona. —Siento que finalmente puedo respirar, al menos un tema normal de conversación—. Su única preocupación es no tener fotografías originales de usted.
Malik levanta una ceja.
—¿Qué clase de fotografías quiere?
De acuerdo. No había imaginado esto en su respuesta. Sacudo mi cabeza, porque simplemente no lo sé.
—Bueno, estoy por aquí. Tal vez mañana…
—¿Estaría dispuesto a ir a una sesión de fotos? —Mi voz es aguda de nuevo. Harry estará en el séptimo cielo si logro conseguir esto. Y tal vez lo veas de nuevo mañana, ese oscuro lugar en la base de mi cerebro me susurra seductoramente.
—Harry estará encantado, si conseguimos un fotógrafo.
Estoy tan contento. Le sonrío ampliamente. Sus labios se se abren, como si estuviera tomando una repentina bocanada de aire y parpadea. Por una fracción de segundo, parece de alguna forma perdido y la tierra se mueve un poco de su eje, las placas tectónicas moviéndose a una nueva posición.
Oh, dios. La mirada perdida de Zayn Malik.
—Hazme saber sobre mañana. —Alcanzando su bolsillo trasero, saca su billetera—. Mi tarjeta. Tiene mi número de celular en ella. Necesitas llamar antes de las diez de la mañana.
—De acuerdo. —Lo miro de nuevo. Harry estará encantado.
—¡Liam!
Ashley se ha materializado al otro final del pasillo. Es la hermano más joven del Sr. Clayton. Oí que había llegado a casa desde Princeton, pero no esperaba verla hoy.
—Eh, discúlpeme por un momento, Sr. Malik. —Malik frunce el ceño mientras me giro.
Ashley siempre ha sido una amiga y en este extraño momento que estoy teniendo con el rico, poderoso, asombroso y extremadamente atractivo y controlador Malik, es genial hablar con alguien normal.
Ashley me abraza fuerte tomándome por sorpresa.
—Liam, hola, ¡es tan bueno verte! —dice.
—Hola, Ash. ¿Cómo estás? ¿Estás en casa por el cumpleaños de tu hermano?
—Síp. Te ves bien, Liam, muy bien.
Me mira mientras me examina a la distancia de un brazo. Luego me suelta, pero mantiene un brazo posesivo sobre mi hombro. Cambio mi peso de un pie al otro, avergonzado. Es bueno ver a Ashley, pero siempre ha sido confianzuda.
Cuando miro hacia Zayn Malik, está mirándonos como un halcón, ha cambiado del extraño y atento cliente a alguien más, alguien frío y distante.
—Ashley, estoy con un cliente. Alguien que deberías conocer —digo, tratando de disuadir el antagonismo que veo en los ojos de Malik. Arrastro a Ashley para presentarla y se miden mutuamente.
— Eh, Ash, este es Zayn Malik. Sr. Malik, esta es Ashley Clayton. Su hermano es el dueño del lugar.
Y por alguna extraña razón, siento que debo explicarme un poco más.
—Conozco a Ashley desde que trabajo aquí, aunque no nos vemos tan seguido. Ha vuelto de Princeton donde estudia administración de empresas. —Estoy balbuceando… ¡Detente ahora!
—Srita. Clayton. —Zayn mantiene su mano extendida, su mirada ilegible.
—Sr. Malik. —Ashley devuelve el saludo—. Espera… ¿no es el Zayn Malik? ¿De empresas Holdings Malik?
Ashley va de insípida a asombrada en menos de un nanosegundo. Malik le ofrece una sonrisa educada que no llega a sus ojos.
—Guau… ¿hay algo que pueda ofrecerle?
—Liam lo tiene bajo control, Srita. Clayton. El ha sido muy atento.
Su expresión es impasible pero sus palabras… es como si estuviera diciendo algo completamente distinto. Es desconcertante.
—Genial —responde Ashley—. Te veo luego, Li.
—Seguro, Ash. —La miro desaparecer en el almacén.
—¿Algo más, Sr. Malik?
—Sólo estas cosas.
Su tono es cortante y frío. Diablos… ¿Lo habré ofendido? Tomando una profunda respiración, me giro y voy hacia la caja. Junto la soga, overoles, cinta de enmascarar y organizadores de cables en el mostrador.
—Serían cuarenta y tres dólares, por favor.
Miro a Malik y deseo no haberlo hecho. Está mirandome de cerca. Es inquietante.
— ¿Le gustaría una bolsa? —pregunto mientras recibo su tarjeta de crédito.
—Por favor, Liam.
Su lengua acaricia mi nombre y mi corazón una vez más está frenético. Casi no puedo respirar. De prisa, pongo sus cosas en una bolsa de plástico.
—¿Me llamarás si quieres que haga la sesión de fotos?
Es todo sobre negocios otra vez. Asiento, muda de nuevo y devuelvo su tarjeta de crédito.
—Bien. Hasta mañana, quizás.
Se gira para irse, luego hace una pausa.
— Oh… y Liam, me alegra que el Joven Styles no haya podido hacer la entrevista.
Sonríe, luego sale con renovado interés fuera de la tienda, colocando la bolsa plástica sobre su hombro, dejándome como una temblorosa masa de iracundas hormonas femeninas que según yo, no tenia. Paso varios minutos mirando la puerta cerrada por la que salió antes de volver al planeta tierra.
De acuerdo. Me gusta. Ahí, lo he admitido a mí mismo. No puedo esconderme más de mis sentimientos. Nunca antes me he sentido así. Lo encuentro atractivo, muy atractivo. Pero es una causa perdida, lo sé y suspiro con un amargo resentimiento. Fue solo una coincidencia, su llegada aquí. Pero aún así, puedo admirarlo desde lejos, ¿no? Ningún mal puede venir de eso. Y si encuentro un fotógrafo, puedo admirarlo seriamente mañana. Muerdo mi labio en anticipación y me encuentro a mi mismo entusiasmado como una colegiala. Necesito llamar a Harry y organizar una sesión de fotos.
Hola, hasta acá el maratón. Espero le haya gustado, ahorita esta aburrida pero luego llega la acción. Os quiero. Xx
Invitado
Invitado
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Mañana la sigo. Ahora debo seguir "Ama es destruir". XxValeeS escribió:djgfsdj tienes que seguirla pronto
Invitado
Invitado
Re: Cincuenta sombras de Malik (Ziam)
Ahakdiehiwjejeke ameeeee el maratón!!!!
Síguela! Quiero más capítulos!!!!!! :)))
Síguela!
Síguela! Quiero más capítulos!!!!!! :)))
Síguela!
AndyKP
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