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Tú eres ese algo
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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Tú eres ese algo
Nombre: Tú eres ese algo
Autor: Yo.
Adaptación: No, it's mine.
Género: La verdad no sé en qué categoría clasificarlo, so...
Advertencias: Ninguna.
Otras páginas: Nop.
Hagamos un pacto de sinceridad. Si tu no mientes, yo tampoco lo haré. ¿Aceptas?
Miro. Observo. Analizo cada gesto, cada movimiento, siempre a la espera de algo. ¿El qué? No lo sé. Podría ser cualquier cosa; no suelo descartar ninguna posibilidad, sería insensato de mi parte y de parte de ustedes, acéptenlo o no. Así que, mientras los minutos corren y la vida se escapa lentamente de mis manos, sigo esperando, porque sé que tarde o temprano lo descubriré.
Nadie suele actuar como yo. Es mejor así, de todas formas; no me interesa actuar como los demás, me gusta ser diferente. Aunque el mundo viviría mejor imitándome, debo admitirlo, pero ¿cómo hacerles entrar en razón? No escuchan. Y si lo hacen, fingen no oír, simplemente porque así lo prefieren. Bien, como quieran. Ustedes deciden. ¿Pero saben? Todos sabemos que, tarde o temprano, lo lamentarán, porque así debe ser. Así está escrito.
Contemplo. Examino. Vigilo cada paso que ustedes dan. ¿Por qué? Se preguntarán. Bien, la respuesta es muy sencilla; la encontrarán si recuerdan lo primero que he dicho. No he hablado mucho, por lo que no debería resultar tan difícil. ¿Lo saben ahora? Sí, lo saben, no saben mentir. Como buen observador, he aprendido a leer las expresiones de sus rostros; por más que intenten ocultarlo, sus sentimientos resultan fáciles de percibir para mí. La experiencia obra maravillas, ¿saben? Aunque, claro, existe una clave que lo facilita todo, y está en los ojos. Las ventanas del alma, como suelen decir.
No es secreto para nadie que la comparación es cierta. Si tan solo se detuviesen por un momento y contemplaran a los demás, lo sabrían. ¿Lo hacen? No, por supuesto que no. La única preocupación que tienen son ustedes mismos. Siempre el tú.
Ese es el problema. Nadie se preocupa por los demás; los dejan solos, desamparados. Abandonados, de cierta forma. Ahí radica el error. ¡Tienen sentimientos, igual que ustedes! ¿Han dedicado un solo minuto de su vida a pensar en ello? No, ya quedó establecido que no es así. Todo es yo, yo, yo y yo. Me marea que la sociedad deba regirse bajo ese esquema. ¿A ustedes no? Ah, cierto, ya es tarde. Están tan insertos en ello que ya no pueden dar marcha atrás, ni ver lo que está más allá de sus narices. ¿Dicen que no? No mientan, no a mí. No intenten subestimar mi inteligencia.
Pienso. Reflexiono. Juzgo sus actos y decisiones en mi intento de ayudarlos. Claro que, como ignoran lo que ocurre a su alrededor y viven encerrados en su propia burbuja, no lo saben. Tampoco lo aceptarían, si llegaran a enterarse. A nadie le gusta en un desconocido se inmiscuya en asuntos que no le conciernen.
No me interesa. Nadie se ha atrevido a impedírmelo, llegados a este punto, y tampoco es que estén en derecho de negarse. Saben que tengo razón. Siempre la tengo.
Aprecio. Admiro. Valoro cada minuto de vida que se me ha brindado. Intento cumplir con el propósito por el que nací. Aún no saben cuál es, ¿verdad? Cierto, he sido un desconsiderado. Tantos minutos hablando y no les he explicado el por qué. ¿Les digo algo? No puedo decírselos. No, miento, no debo. Ante todo, he de decirles la verdad. Así que, lo siento, deberán descubrirlo ustedes mismos.
Oh, no me miren así, los acertijos son divertidos. Estimulan la mente, la desarrollan. ¿No les gustaría jugar conmigo? Bien, entonces, si no tienen nada que decir, debo asumir que han aceptado mi desafío. Bien hecho. Muchos han estado en su lugar antes, ¿saben? Ninguno lo logró. No eran los indicados. ¿Y ustedes? Ustedes son diferentes, lo percibo. Ustedes sabrán resolver el acertijo. ¿Verdad que no es tan difícil? No entiendo cómo siempre, una y otra vez, las personas se equivocan. ¡Y resulta que el loco soy yo, ni más ni menos! Locos ellos, les digo. Si es que alcanzan a escuchar, claro. Ya hemos establecido que las personas fingen no oír solo porque así lo quieren.
Considero. Curioseo. Los acecho desde la oscuridad. Observo, aunque no se den cuenta, y espero. ¿El qué? Ustedes lo saben, claro que sí. Lo hemos aclarado desde un principio. ¿No lo recuerdan? Una lástima. Pero seré indulgente, solo por ser ustedes. No lo sé. Podría ser cualquier cosa, concreto o abstracto, ya lo he dicho.
¿Les digo un secreto? Pero deben prometer que no lo revelarán. Habrá consecuencias si los demás lo saben. Confío en ustedes, así que no me defrauden. ¿De acuerdo?
Hay veces en que creo que lo he hallado, que por fin lo he conseguido. Qué gran mentira. Siempre descubro mi error, por lo que debo proceder a eliminar ese algo si no quiero volver recaer. Por supuesto que no quiero. Simple descarte. ¿No lo entiendes? Sí, a ti te hablo. No me mires así, no te haré daño. Aún seguimos jugando, por lo que iría contra las reglas. Yo las hice. ¿Cómo no iba a saberlo entonces? Tranquilízate, todo estará bien. Te lo explicaré.
Imagínate que tengo una baraja de cartas en la mano. ¿Lo tienes en tu mente? Bien, así se hace. Ahora, yo estoy buscando una carta, una que solo yo sé cuál es, y no la encuentro. Y cuando creo que la he hallado, descubro que ha habido una confusión, que me he equivocado. Es frustrante, ¿verdad? Entonces, como esa carta ya no me sirve y existe el riesgo de que vuelva a equivocarme nuevamente y confundirme, la corto, para que así quede inutilizable. ¿Has comprendido? Eso es lo que yo hago, solo que no me conformo con cortar. Lo elimino. Sabes lo que quiero decir, ¿no? Sí, lo sabes, tu rostro te delata. Nos estamos entendiendo, y eso me gusta.
Hemos hecho un pacto de sinceridad, ¿no? Acordamos no mentirnos el uno al otro. Ustedes no lo han hecho así que, ¿por qué no debería responderles yo de la misma manera? Estoy cumpliendo mi palabra. Sinceridad ante todo.
¿Han descubierto lo que hago? ¿No? Me decepcionan. No, no soy un asesino, ni un maniático, ni un psicópata, como están diciendo. No soy nada de eso. Han perdido.
Ha llegado la hora de pagar.
Es una lástima, de verdad creí que ellos eran diferentes. Lo eran, de cierto modo, si lograron llegar hasta ese punto. Nadie lo había hecho antes, ¿sabes? No entiendo por qué. No, miento, si lo sé. Sinceridad ante todo. Tus amigos eran buenos, no merecían terminar así. Pero han perdido y, además de no servirme, debo atenerme a las reglas del juego, por lo que debían ser eliminados ¿Lo comprendes? Sí, tú sí. No eran ellos, eras tú quien poseía ese algo diferente. Tú tienes ese algo especial.
¿Lo he hallado? ¿Eres tú, acaso, aquello que he estado buscando durante tanto tiempo? Por favor, di que sí. ¿Lo sabes? Sí, deberías. Si tú eres ese algo, lo sabrías. ¿Lo eres?
¿Por qué no respondes? Antes hablabas conmigo perfectamente. ¿Por qué te has quedado en silencio? A no ser… no, dime que no es verdad. No quiero tener que eliminarte. Tú eres especial, diferente. Tú eres ese algo. ¡Tienes que serlo! ¿No? ¿No lo eres? ¿Por qué no respondes, eh? ¡Habla, di algo! ¡Lo que sea!
No, ya lo entendí. He vuelto a equivocarme otra vez. Una lástima, ¿sabes? Tú eras diferente; al menos, diferente a los que he conocido. Pero no eres ese algo, y debo eliminarte. No puedo volver a caer en el mismo error. Lo comprendes, ¿verdad? Es por el bien de ambos, tuyo y mío. Siempre es por el bien de ambos.
Lo lamento, de verdad lo lamento, pero no me dejas otra opción.
Ahora, sigues tú.
Autor: Yo.
Adaptación: No, it's mine.
Género: La verdad no sé en qué categoría clasificarlo, so...
Advertencias: Ninguna.
Otras páginas: Nop.
Tú eres ese algo
Hagamos un pacto de sinceridad. Si tu no mientes, yo tampoco lo haré. ¿Aceptas?
Miro. Observo. Analizo cada gesto, cada movimiento, siempre a la espera de algo. ¿El qué? No lo sé. Podría ser cualquier cosa; no suelo descartar ninguna posibilidad, sería insensato de mi parte y de parte de ustedes, acéptenlo o no. Así que, mientras los minutos corren y la vida se escapa lentamente de mis manos, sigo esperando, porque sé que tarde o temprano lo descubriré.
Nadie suele actuar como yo. Es mejor así, de todas formas; no me interesa actuar como los demás, me gusta ser diferente. Aunque el mundo viviría mejor imitándome, debo admitirlo, pero ¿cómo hacerles entrar en razón? No escuchan. Y si lo hacen, fingen no oír, simplemente porque así lo prefieren. Bien, como quieran. Ustedes deciden. ¿Pero saben? Todos sabemos que, tarde o temprano, lo lamentarán, porque así debe ser. Así está escrito.
Contemplo. Examino. Vigilo cada paso que ustedes dan. ¿Por qué? Se preguntarán. Bien, la respuesta es muy sencilla; la encontrarán si recuerdan lo primero que he dicho. No he hablado mucho, por lo que no debería resultar tan difícil. ¿Lo saben ahora? Sí, lo saben, no saben mentir. Como buen observador, he aprendido a leer las expresiones de sus rostros; por más que intenten ocultarlo, sus sentimientos resultan fáciles de percibir para mí. La experiencia obra maravillas, ¿saben? Aunque, claro, existe una clave que lo facilita todo, y está en los ojos. Las ventanas del alma, como suelen decir.
No es secreto para nadie que la comparación es cierta. Si tan solo se detuviesen por un momento y contemplaran a los demás, lo sabrían. ¿Lo hacen? No, por supuesto que no. La única preocupación que tienen son ustedes mismos. Siempre el tú.
Ese es el problema. Nadie se preocupa por los demás; los dejan solos, desamparados. Abandonados, de cierta forma. Ahí radica el error. ¡Tienen sentimientos, igual que ustedes! ¿Han dedicado un solo minuto de su vida a pensar en ello? No, ya quedó establecido que no es así. Todo es yo, yo, yo y yo. Me marea que la sociedad deba regirse bajo ese esquema. ¿A ustedes no? Ah, cierto, ya es tarde. Están tan insertos en ello que ya no pueden dar marcha atrás, ni ver lo que está más allá de sus narices. ¿Dicen que no? No mientan, no a mí. No intenten subestimar mi inteligencia.
Pienso. Reflexiono. Juzgo sus actos y decisiones en mi intento de ayudarlos. Claro que, como ignoran lo que ocurre a su alrededor y viven encerrados en su propia burbuja, no lo saben. Tampoco lo aceptarían, si llegaran a enterarse. A nadie le gusta en un desconocido se inmiscuya en asuntos que no le conciernen.
No me interesa. Nadie se ha atrevido a impedírmelo, llegados a este punto, y tampoco es que estén en derecho de negarse. Saben que tengo razón. Siempre la tengo.
Aprecio. Admiro. Valoro cada minuto de vida que se me ha brindado. Intento cumplir con el propósito por el que nací. Aún no saben cuál es, ¿verdad? Cierto, he sido un desconsiderado. Tantos minutos hablando y no les he explicado el por qué. ¿Les digo algo? No puedo decírselos. No, miento, no debo. Ante todo, he de decirles la verdad. Así que, lo siento, deberán descubrirlo ustedes mismos.
Oh, no me miren así, los acertijos son divertidos. Estimulan la mente, la desarrollan. ¿No les gustaría jugar conmigo? Bien, entonces, si no tienen nada que decir, debo asumir que han aceptado mi desafío. Bien hecho. Muchos han estado en su lugar antes, ¿saben? Ninguno lo logró. No eran los indicados. ¿Y ustedes? Ustedes son diferentes, lo percibo. Ustedes sabrán resolver el acertijo. ¿Verdad que no es tan difícil? No entiendo cómo siempre, una y otra vez, las personas se equivocan. ¡Y resulta que el loco soy yo, ni más ni menos! Locos ellos, les digo. Si es que alcanzan a escuchar, claro. Ya hemos establecido que las personas fingen no oír solo porque así lo quieren.
Considero. Curioseo. Los acecho desde la oscuridad. Observo, aunque no se den cuenta, y espero. ¿El qué? Ustedes lo saben, claro que sí. Lo hemos aclarado desde un principio. ¿No lo recuerdan? Una lástima. Pero seré indulgente, solo por ser ustedes. No lo sé. Podría ser cualquier cosa, concreto o abstracto, ya lo he dicho.
¿Les digo un secreto? Pero deben prometer que no lo revelarán. Habrá consecuencias si los demás lo saben. Confío en ustedes, así que no me defrauden. ¿De acuerdo?
Hay veces en que creo que lo he hallado, que por fin lo he conseguido. Qué gran mentira. Siempre descubro mi error, por lo que debo proceder a eliminar ese algo si no quiero volver recaer. Por supuesto que no quiero. Simple descarte. ¿No lo entiendes? Sí, a ti te hablo. No me mires así, no te haré daño. Aún seguimos jugando, por lo que iría contra las reglas. Yo las hice. ¿Cómo no iba a saberlo entonces? Tranquilízate, todo estará bien. Te lo explicaré.
Imagínate que tengo una baraja de cartas en la mano. ¿Lo tienes en tu mente? Bien, así se hace. Ahora, yo estoy buscando una carta, una que solo yo sé cuál es, y no la encuentro. Y cuando creo que la he hallado, descubro que ha habido una confusión, que me he equivocado. Es frustrante, ¿verdad? Entonces, como esa carta ya no me sirve y existe el riesgo de que vuelva a equivocarme nuevamente y confundirme, la corto, para que así quede inutilizable. ¿Has comprendido? Eso es lo que yo hago, solo que no me conformo con cortar. Lo elimino. Sabes lo que quiero decir, ¿no? Sí, lo sabes, tu rostro te delata. Nos estamos entendiendo, y eso me gusta.
Hemos hecho un pacto de sinceridad, ¿no? Acordamos no mentirnos el uno al otro. Ustedes no lo han hecho así que, ¿por qué no debería responderles yo de la misma manera? Estoy cumpliendo mi palabra. Sinceridad ante todo.
¿Han descubierto lo que hago? ¿No? Me decepcionan. No, no soy un asesino, ni un maniático, ni un psicópata, como están diciendo. No soy nada de eso. Han perdido.
Ha llegado la hora de pagar.
Es una lástima, de verdad creí que ellos eran diferentes. Lo eran, de cierto modo, si lograron llegar hasta ese punto. Nadie lo había hecho antes, ¿sabes? No entiendo por qué. No, miento, si lo sé. Sinceridad ante todo. Tus amigos eran buenos, no merecían terminar así. Pero han perdido y, además de no servirme, debo atenerme a las reglas del juego, por lo que debían ser eliminados ¿Lo comprendes? Sí, tú sí. No eran ellos, eras tú quien poseía ese algo diferente. Tú tienes ese algo especial.
¿Lo he hallado? ¿Eres tú, acaso, aquello que he estado buscando durante tanto tiempo? Por favor, di que sí. ¿Lo sabes? Sí, deberías. Si tú eres ese algo, lo sabrías. ¿Lo eres?
¿Por qué no respondes? Antes hablabas conmigo perfectamente. ¿Por qué te has quedado en silencio? A no ser… no, dime que no es verdad. No quiero tener que eliminarte. Tú eres especial, diferente. Tú eres ese algo. ¡Tienes que serlo! ¿No? ¿No lo eres? ¿Por qué no respondes, eh? ¡Habla, di algo! ¡Lo que sea!
No, ya lo entendí. He vuelto a equivocarme otra vez. Una lástima, ¿sabes? Tú eras diferente; al menos, diferente a los que he conocido. Pero no eres ese algo, y debo eliminarte. No puedo volver a caer en el mismo error. Lo comprendes, ¿verdad? Es por el bien de ambos, tuyo y mío. Siempre es por el bien de ambos.
Lo lamento, de verdad lo lamento, pero no me dejas otra opción.
Ahora, sigues tú.
IsidoraPotter
Re: Tú eres ese algo
"Imagínate que tengo una baraja de cartas en la mano. ¿Lo tienes en tu mente? Bien, así se hace. Ahora, yo estoy buscando una carta, una que solo yo sé cuál es, y no la encuentro. Y cuando creo que la he hallado, descubro que ha habido una confusión, que me he equivocado. Es frustrante, ¿verdad? Entonces, como esa carta ya no me sirve y existe el riesgo de que vuelva a equivocarme nuevamente y confundirme, la corto, para que así quede inutilizable. ¿Has comprendido? Eso es lo que yo hago, solo que no me conformo con cortar. Lo elimino. "
Que forma tan genial de decir que lo eliminara si no resulta ser lo que busca :)
Me gusto la ¿historia? bueno la obra que escribiste no se exactamente que o quien seria este personaje... que intriga me gusto, sobre todo que antes de llegar a ese él o ella(creo que es un él, pero bueno) alla estado jugando con sus amigos y descartandolos uno a uno.
Ciertamente me gusto :P
Que forma tan genial de decir que lo eliminara si no resulta ser lo que busca :)
Me gusto la ¿historia? bueno la obra que escribiste no se exactamente que o quien seria este personaje... que intriga me gusto, sobre todo que antes de llegar a ese él o ella(creo que es un él, pero bueno) alla estado jugando con sus amigos y descartandolos uno a uno.
Ciertamente me gusto :P
Solanr
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