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"Un Trato Seductor" - Joe y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"Un Trato Seductor" - Joe y tu
Nombre: Un Trato Seductor - A Seductive Deal
Autor: Nani Jonas
Adaptacion: Si
Genero: Romantica y Hot
Advertencias: No de mi parte
Otras paginas: No de mi parte
Hola chicas aqi les traigo una nueva novela cuando la lei me enamore de ella me atrapo desde el pricipio y espero qe a ustedes les pase igual, creo que ya esta aqi pero no esta terminada asi qe desidi subirla porqe la verdad si vale la pena leerla
Sinopsis:
Que buen regalo de bienvenida pensé con súbita excitación mientras me acercaba a la cama.
Desde luego, no se podía negar la creatividad de los empleados del hotel.
Por supuesto, no estaba interesado. Nadie decidía con quien me acostaría. Y ninguna prostituta iba a hacerme cambiar de idea respecto a los planes que tenia para ese lugar. Esa mujer iba a tener que buscarse otra cama. No le costaría mucho, debido a sus evidentes atributos.
Estaba a punto de despertarla cuando me mire a mí mismo y…lance un juramento en voz queda. En ese estado no iba a convencerla que no necesitaba sus servicios..
La sigo?
Autor: Nani Jonas
Adaptacion: Si
Genero: Romantica y Hot
Advertencias: No de mi parte
Otras paginas: No de mi parte
Hola chicas aqi les traigo una nueva novela cuando la lei me enamore de ella me atrapo desde el pricipio y espero qe a ustedes les pase igual, creo que ya esta aqi pero no esta terminada asi qe desidi subirla porqe la verdad si vale la pena leerla
Sinopsis:
Que buen regalo de bienvenida pensé con súbita excitación mientras me acercaba a la cama.
Desde luego, no se podía negar la creatividad de los empleados del hotel.
Por supuesto, no estaba interesado. Nadie decidía con quien me acostaría. Y ninguna prostituta iba a hacerme cambiar de idea respecto a los planes que tenia para ese lugar. Esa mujer iba a tener que buscarse otra cama. No le costaría mucho, debido a sus evidentes atributos.
Estaba a punto de despertarla cuando me mire a mí mismo y…lance un juramento en voz queda. En ese estado no iba a convencerla que no necesitaba sus servicios..
La sigo?
Nani Jonas
Re: "Un Trato Seductor" - Joe y tu
Bienvenidas chicas gracias por pasarse
Chapter #01 .-
•Joe Jonas•
La noche era pésima. Fría y sola… Tan parecida a mí.
El parabrisas de mi auto (un BMW) luchaba por mantener el ritmo de la cegadora lluvia al tiempo que los faros del auto trataban de abrirse paso a través de la niebla que ocultaba los arboles que estaban a los lados de la carretera, en las colinas de Beverly Hills. Si había algún hotel en la zona nadie lo podría encontrar con este clima de porquería. Aunque, eso me convenía ya que tenia ciertos planes para él.
El cansancio se había apoderado de mi hacia ya unas horas antes tanto que mis ojos comenzaban a cerrarse por sí solos; ocho horas al volante después de una dura jornada laboral por firmar un tratado con el idiota de Banks estaban empezando a surtir efecto en mi. Pero contuve mi debilidad al igual que hacía con todo, obligándome a mantenerme alerta, no tenía tiempo para accidentes. A pesar del tiempo que llevaba manejando estaba seguro que iba por el buen camino. Sabía que el hotel tenía que estar por ahí, escondido tras la niebla, en alguna parte…
Ya había pasado el pobremente iluminado desvió cuando me di cuenta. Tras unas casas, hice que mi auto girara, retrocediera y tomara el sendero que me llevaría a mi destino.
Ashton House. Por fin.
Envuelto en la niebla, la vieja mansión convertida en hotel, tenía un aspecto casi siniestro: las ventanas oscuras, los viejos muros de piedra con un brillo casi sobrenatural bajo las luces exteriores. Aparqué el auto, pensando que aquel lugar me odiaba tanto como yo odiaba lo que representaba. Saqué mi maleta del maletero, me acerque a la arqueada entrada y toque el timbre. Espere exactamente diez segundos antes de volver a llamar.
— Tengo una reserva — dije pasando por delante del recepcionista de noche hasta adentrarme en el vestíbulo. Oí como se cerraba la enorme puerta a mi espalda.
— Voy a mirar, señor — dijo el recepcionista acercándose al mostrador de madera de la recepción—. Aunque me temo que no tenemos habitación libre esta noche — mate al inepto con la mirada.
— Espero que lo que dice no signifique que han alquilado mi habitación — el recepcionista frunció el ceño mientras, nervioso, miraba la pantalla de la computadora.
— ¿Cómo ha dicho que se llama, señor?
— No le he dicho todavía. Me llamo Jonas, Joseph Jonas.
— ¡Oh! —exclamó y se enderezo al instante. Pude captar el olor del miedo en él. No me sorprendió. Todos los empleados del hotel debían estar preguntándose qué planes tenia respecto a ellos ahora que Ashton House me pertenecía. Deje escapar una irónica sonrisa. Dada mi reputación, era lógico que estuvieran preocupados. Pobres.
— No… no le esperábamos esta noche ya que todos los aeropuertos de Beverly Hills están cerrados.
— ¿Tiene o no una habitación para mí? — mis ojos seguían achicándose y mi estomago me ardía. Después de las últimas veinticuatro horas, lo que necesitaba era dormir, no discutir sobre mi viaje.
— Perdone, señor. Sí, claro que sí — balbuceó el idiota recepcionista tendiéndome un bolígrafo para que firmara el libro de reservas antes de agarrar la llave de la habitación—. Su suite está reservada. Lo que pasa es que no le esperábamos hasta mañana.
— Según mi reloj, ya es mañana — respondí con voz suave y modulada pero con una gélida expresión. Ya me tenía fastidiado—. Dígame, ¿a qué hora va a venir el manager?
— ____… ________ empieza a trabajar a las siete — tartamudeo.
— Bien — dije mientras firmaba—. Dígale a ________ que se reúna conmigo a las nueve en el restaurante. Y ahora, dígame donde esta mi suite.
El recepcionista me indico el camino después de que lo convenciera de que era perfectamente capaz de llevar mi propio equipaje. Pero apenas había dado unos pasos cuando me llamo. Impaciente y fastidiado de él, voltee mi cabeza.
— ¿Qué quiere?
— Se me había olvidado decirle, señor Jonas, que los empleados le teníamos preparado un recibimiento especial. Lo encontrara en su suite. Y, por favor, llámeme para cualquier cosa que necesite.
— No se preocupe, lo haré — respondí casi a modo de amenaza. Me gire y continúe mi camino,
pasando por la sala de los billares hacia el corredor que conducía al ala del edificio en el que se
encontraba la suite presidencial, que ocupaba la mitad del ala. Si los empleados creían que algo
tan insignificante como un regalo de bienvenida iba a hacerme cambiar de idea respecto a mis
intenciones para ese lugar iban a sufrir una gran decepción.
El cansancio menguaba mi sensación de triunfo después de enterarme que Ashton House era mío. Me
detuve delante de la puerta de hoja doble de madera maciza, mi suite, la suite de Marco y Sara
Douglas diecisiete años atrás.
Diecisiete años había tardado en llegar allí.
Ahora, tras esos diecisiete años, la ultima propiedad, la joya de la corona de Douglas Property
Group, era mía al fin. Merecía celebrarlo.
Tras abrir la puerta, me encontré en un escasamente iluminado pasillo; en ese momento, el ruido de
la lluvia era casi ensordecedor. El dormitorio estaba a la izquierda, si la memoria no me fallaba,
por lo que gire hacia la derecha, donde recordaba que había un cuarto de estar y, una vez ahí,
encendí la luz. Deje mi maleta en el suelo y abrí un mueble de madera. ¡Bingo! Vacié dos
diminutas botellas en un vaso y bebí el whisky. Lance un suspiro de placer.
Al cabo de unos segundos, me quite la chaqueta, desabroche las mangas de mi camisa y recorrí la
estancia. Me sorprendió que no hiciera frío en la suite a pesar de las dos puertas de cristal de
doble hoja en dos de las paredes por las que solo se veía oscuridad. En otra de las paredes había
una puerta que, según recordaba, daba a un cuarto de baño, que a su vez daba al dormitorio…y una
cama.
¿Podría dormir en el antiguo dormitorio de Sara y Marcos?
¡Por supuesto que sí! La venganza tenía un sabor dulce.
Cuando acabe en el cuarto de baño, después de quitarme la ropa y dejarla ahí, fui al dormitorio
con solo mi bóxer negro.
Y allí la encontré.
Chapter #01 .-
•Joe Jonas•
La noche era pésima. Fría y sola… Tan parecida a mí.
El parabrisas de mi auto (un BMW) luchaba por mantener el ritmo de la cegadora lluvia al tiempo que los faros del auto trataban de abrirse paso a través de la niebla que ocultaba los arboles que estaban a los lados de la carretera, en las colinas de Beverly Hills. Si había algún hotel en la zona nadie lo podría encontrar con este clima de porquería. Aunque, eso me convenía ya que tenia ciertos planes para él.
El cansancio se había apoderado de mi hacia ya unas horas antes tanto que mis ojos comenzaban a cerrarse por sí solos; ocho horas al volante después de una dura jornada laboral por firmar un tratado con el idiota de Banks estaban empezando a surtir efecto en mi. Pero contuve mi debilidad al igual que hacía con todo, obligándome a mantenerme alerta, no tenía tiempo para accidentes. A pesar del tiempo que llevaba manejando estaba seguro que iba por el buen camino. Sabía que el hotel tenía que estar por ahí, escondido tras la niebla, en alguna parte…
Ya había pasado el pobremente iluminado desvió cuando me di cuenta. Tras unas casas, hice que mi auto girara, retrocediera y tomara el sendero que me llevaría a mi destino.
Ashton House. Por fin.
Envuelto en la niebla, la vieja mansión convertida en hotel, tenía un aspecto casi siniestro: las ventanas oscuras, los viejos muros de piedra con un brillo casi sobrenatural bajo las luces exteriores. Aparqué el auto, pensando que aquel lugar me odiaba tanto como yo odiaba lo que representaba. Saqué mi maleta del maletero, me acerque a la arqueada entrada y toque el timbre. Espere exactamente diez segundos antes de volver a llamar.
— Tengo una reserva — dije pasando por delante del recepcionista de noche hasta adentrarme en el vestíbulo. Oí como se cerraba la enorme puerta a mi espalda.
— Voy a mirar, señor — dijo el recepcionista acercándose al mostrador de madera de la recepción—. Aunque me temo que no tenemos habitación libre esta noche — mate al inepto con la mirada.
— Espero que lo que dice no signifique que han alquilado mi habitación — el recepcionista frunció el ceño mientras, nervioso, miraba la pantalla de la computadora.
— ¿Cómo ha dicho que se llama, señor?
— No le he dicho todavía. Me llamo Jonas, Joseph Jonas.
— ¡Oh! —exclamó y se enderezo al instante. Pude captar el olor del miedo en él. No me sorprendió. Todos los empleados del hotel debían estar preguntándose qué planes tenia respecto a ellos ahora que Ashton House me pertenecía. Deje escapar una irónica sonrisa. Dada mi reputación, era lógico que estuvieran preocupados. Pobres.
— No… no le esperábamos esta noche ya que todos los aeropuertos de Beverly Hills están cerrados.
— ¿Tiene o no una habitación para mí? — mis ojos seguían achicándose y mi estomago me ardía. Después de las últimas veinticuatro horas, lo que necesitaba era dormir, no discutir sobre mi viaje.
— Perdone, señor. Sí, claro que sí — balbuceó el idiota recepcionista tendiéndome un bolígrafo para que firmara el libro de reservas antes de agarrar la llave de la habitación—. Su suite está reservada. Lo que pasa es que no le esperábamos hasta mañana.
— Según mi reloj, ya es mañana — respondí con voz suave y modulada pero con una gélida expresión. Ya me tenía fastidiado—. Dígame, ¿a qué hora va a venir el manager?
— ____… ________ empieza a trabajar a las siete — tartamudeo.
— Bien — dije mientras firmaba—. Dígale a ________ que se reúna conmigo a las nueve en el restaurante. Y ahora, dígame donde esta mi suite.
El recepcionista me indico el camino después de que lo convenciera de que era perfectamente capaz de llevar mi propio equipaje. Pero apenas había dado unos pasos cuando me llamo. Impaciente y fastidiado de él, voltee mi cabeza.
— ¿Qué quiere?
— Se me había olvidado decirle, señor Jonas, que los empleados le teníamos preparado un recibimiento especial. Lo encontrara en su suite. Y, por favor, llámeme para cualquier cosa que necesite.
— No se preocupe, lo haré — respondí casi a modo de amenaza. Me gire y continúe mi camino,
pasando por la sala de los billares hacia el corredor que conducía al ala del edificio en el que se
encontraba la suite presidencial, que ocupaba la mitad del ala. Si los empleados creían que algo
tan insignificante como un regalo de bienvenida iba a hacerme cambiar de idea respecto a mis
intenciones para ese lugar iban a sufrir una gran decepción.
El cansancio menguaba mi sensación de triunfo después de enterarme que Ashton House era mío. Me
detuve delante de la puerta de hoja doble de madera maciza, mi suite, la suite de Marco y Sara
Douglas diecisiete años atrás.
Diecisiete años había tardado en llegar allí.
Ahora, tras esos diecisiete años, la ultima propiedad, la joya de la corona de Douglas Property
Group, era mía al fin. Merecía celebrarlo.
Tras abrir la puerta, me encontré en un escasamente iluminado pasillo; en ese momento, el ruido de
la lluvia era casi ensordecedor. El dormitorio estaba a la izquierda, si la memoria no me fallaba,
por lo que gire hacia la derecha, donde recordaba que había un cuarto de estar y, una vez ahí,
encendí la luz. Deje mi maleta en el suelo y abrí un mueble de madera. ¡Bingo! Vacié dos
diminutas botellas en un vaso y bebí el whisky. Lance un suspiro de placer.
Al cabo de unos segundos, me quite la chaqueta, desabroche las mangas de mi camisa y recorrí la
estancia. Me sorprendió que no hiciera frío en la suite a pesar de las dos puertas de cristal de
doble hoja en dos de las paredes por las que solo se veía oscuridad. En otra de las paredes había
una puerta que, según recordaba, daba a un cuarto de baño, que a su vez daba al dormitorio…y una
cama.
¿Podría dormir en el antiguo dormitorio de Sara y Marcos?
¡Por supuesto que sí! La venganza tenía un sabor dulce.
Cuando acabe en el cuarto de baño, después de quitarme la ropa y dejarla ahí, fui al dormitorio
con solo mi bóxer negro.
Y allí la encontré.
Nani Jonas
Re: "Un Trato Seductor" - Joe y tu
hola!!! Nueva lectora
Me encanta
Ya la habia empezado a leer en el foro
pero no la terminaron asi que la leere aqui!!
Me encanta
Ya la habia empezado a leer en el foro
pero no la terminaron asi que la leere aqui!!
aranzhitha
Re: "Un Trato Seductor" - Joe y tu
Chapter #02 .-
• Joe Jonas •
La piel de sus delgados hombros, iluminada por la luz del cuarto de baño, brillaba, igual que las cobrizas ondas de su cabello. Aunque tenía el rostro volteado, ni las sombras podían ocultar la fina línea de la mandíbula, ni las largas pestañas, ni la prominencia de los pómulos. Que buen regalo de bienvenida pensé con súbita excitación mientras me acercaba a la cama.
Desde luego, no se podía negar la creatividad de los empleados del hotel.
Por supuesto, no estaba interesado. Nadie decidía con quien me acostaría. Y ninguna prostituta iba a hacerme cambiar de idea respecto a los planes que tenia para ese lugar. Esa mujer iba a tener que buscarse otra cama. No le costaría mucho, debido a sus evidentes atributos.
Estaba a punto de despertarla cuando me mire a mí mismo y…lance una maldición en voz queda. En el estado que me encontraba no iba a convencerla de que no necesitaba sus servicios. Después de ponerme una bata del hotel que encontré en el armario, volví a acercarme a la cama iba a despertar a la mujer cuando unos truenos sacudieron la habitación y, a los pocos segundos, unos relámpagos la iluminaron. La mujer se movió y murmuro, pero no se despertó. Contuve la respiración mientras mis ojos contemplaban la muy mejorada vista. La mujer tenía unos labios marcados y llenos, pero fueron las cremosas lomas de sus pechos, que se asomaban por su vestido de seda de tirantes, los que me contuvieron.
Me sentía poseído por un extremo deseo carnal que me hizo largar un gruñido. No iba a cambiar de idea respecto al hotel, pero me merecía una fiesta. ¿Y qué mejor lugar para celebrar mi triunfo que la habitación en la que Marcos y Sara habían dormido la noche antes de sonreírme como animales de presa y confesarme la verdad? Un profundo dolor acompaño el recuerdo y la bilis se me subió a la garganta, como si hubiera ocurrido ayer y no tantos años atrás.
¡Malditos! Iba a enterrar su recuerdo, su legado…igual que lo iba a hacer con esa mujer.
Después, la echaría de allí.
Volví al cuarto de baño, localice lo que necesitaba y me quite la bata. Ahora solo me quedaba descubrir cuanto iba a costarme excitar a la mujer; cuanto más difícil, mejor.
Esa noche era toda una venganza.
La mujer estaba tumbada bocarriba con el rostro ladeado, los brazos abiertos y la loma de sus pechos y su clavícula expuestos. La contemple unos momentos. Su rostro era casi angelical y su cuerpo se asemejaba al de una sirena. Respire profundamente movido por la necesidad de regular la cantidad de sangre concentrada en mi entrepierna.
La mujer apenas se movió cuando baje los tirantes de su vestido y lo comencé a deslizar hasta dejarlo por debajo sus pechos desnudos y a mi merced. Fui incapaz de resistir el seguir tocándola, deslice la yema de un dedo por la mejilla de ella y me vi recompensado por un suspiro que ella dejó escapar.
Le acaricie los labios y sentí en la piel su cálido aliento. Entonces, me anime al oír escapar de aquella boca un murmullo de placer. Baje la cabeza embriagado por su femenino aroma, y la bese suave y brevemente. Ella volvió a suspirar y cambio de postura hasta quedar tumbada de costado. Volví a acariciarle los labios con los míos y los encontré cálidos y voluntariosos. Ella movió la boca bajo la mía, a pesar que ella dormía, me estaba invitando a continuar. Me permití sonreír mientras le ponía una mano en el hombro, notando con placer el contraste entre nuestros tonos de piel, volví a besarla. Aunque no se había despertado, ella me devolvió el beso. Mientras yo le acaricie el contorno de los labios con la lengua. La sentí temblar.
— Dios… —susurro ella con un suspiro junto a mi boca.
La respiración de la mujer se estaba acelerando y yo levante la cabeza, sorprendido por el golpe de excitación que acababa de sentir, me quede esperando que ella despertara porque estaba seguro de que esa mujer había sentido lo mismo. Estaba seguro de que ella estaba teniendo un sueño sexual, soñando con un amante que la visitaba en medio de la noche y convertía sus sueños en realidad.
Lance un gruñido y sonreí. Pronto, ella abriría los ojos y descubriría que yo era real. ¿De qué color tendría los ojos?, me pregunte mientras recorría su garganta con mis dedos.
Castaños, decidí. Tenían que ser castaños, pensé mientras bajaba una mano hacia sus pechos.
Ella, aun dormida, gimió y arqueo la espalda, haciendo que su vestido le bajara algo más por el
cuerpo, exhibiendo el inicio de su cintura. Su piel era como la miel y brillaba bajo la suave luz,
sentí mi garganta secarse. Las pulsaciones en mi entrepierna se hicieron más insistentes. La
bestia estaba despierta, anhelante y hambrienta. Justo en ese momento, ella murmuro algo, un
nombre…
¿David?
De repente, aquel juego perdió su atractivo. Por una parte, quería seguir explorando las curvas de esa mujer, saborear el secreto de placer que sabía que escondía mientras ella despertara; por otra parte, mi cuerpo me pedía a gritos alivio sexual inmediato. Pero la idea de hacerle el amor no resultaba nada atractiva si ella pensaba en otro hombre. Quería que se despertara. Quería que supiera quien le estaba haciendo el amor y quería que borrara la imagen del tal David de su memoria.
— Vamos, es hora de que despiertes — dije antes de bajar la boca hacia la parte más sensible de uno de sus pechos.
Bienvenidas a las nuevas lectoras gracias por pasarse
• Joe Jonas •
La piel de sus delgados hombros, iluminada por la luz del cuarto de baño, brillaba, igual que las cobrizas ondas de su cabello. Aunque tenía el rostro volteado, ni las sombras podían ocultar la fina línea de la mandíbula, ni las largas pestañas, ni la prominencia de los pómulos. Que buen regalo de bienvenida pensé con súbita excitación mientras me acercaba a la cama.
Desde luego, no se podía negar la creatividad de los empleados del hotel.
Por supuesto, no estaba interesado. Nadie decidía con quien me acostaría. Y ninguna prostituta iba a hacerme cambiar de idea respecto a los planes que tenia para ese lugar. Esa mujer iba a tener que buscarse otra cama. No le costaría mucho, debido a sus evidentes atributos.
Estaba a punto de despertarla cuando me mire a mí mismo y…lance una maldición en voz queda. En el estado que me encontraba no iba a convencerla de que no necesitaba sus servicios. Después de ponerme una bata del hotel que encontré en el armario, volví a acercarme a la cama iba a despertar a la mujer cuando unos truenos sacudieron la habitación y, a los pocos segundos, unos relámpagos la iluminaron. La mujer se movió y murmuro, pero no se despertó. Contuve la respiración mientras mis ojos contemplaban la muy mejorada vista. La mujer tenía unos labios marcados y llenos, pero fueron las cremosas lomas de sus pechos, que se asomaban por su vestido de seda de tirantes, los que me contuvieron.
Me sentía poseído por un extremo deseo carnal que me hizo largar un gruñido. No iba a cambiar de idea respecto al hotel, pero me merecía una fiesta. ¿Y qué mejor lugar para celebrar mi triunfo que la habitación en la que Marcos y Sara habían dormido la noche antes de sonreírme como animales de presa y confesarme la verdad? Un profundo dolor acompaño el recuerdo y la bilis se me subió a la garganta, como si hubiera ocurrido ayer y no tantos años atrás.
¡Malditos! Iba a enterrar su recuerdo, su legado…igual que lo iba a hacer con esa mujer.
Después, la echaría de allí.
Volví al cuarto de baño, localice lo que necesitaba y me quite la bata. Ahora solo me quedaba descubrir cuanto iba a costarme excitar a la mujer; cuanto más difícil, mejor.
Esa noche era toda una venganza.
La mujer estaba tumbada bocarriba con el rostro ladeado, los brazos abiertos y la loma de sus pechos y su clavícula expuestos. La contemple unos momentos. Su rostro era casi angelical y su cuerpo se asemejaba al de una sirena. Respire profundamente movido por la necesidad de regular la cantidad de sangre concentrada en mi entrepierna.
La mujer apenas se movió cuando baje los tirantes de su vestido y lo comencé a deslizar hasta dejarlo por debajo sus pechos desnudos y a mi merced. Fui incapaz de resistir el seguir tocándola, deslice la yema de un dedo por la mejilla de ella y me vi recompensado por un suspiro que ella dejó escapar.
Le acaricie los labios y sentí en la piel su cálido aliento. Entonces, me anime al oír escapar de aquella boca un murmullo de placer. Baje la cabeza embriagado por su femenino aroma, y la bese suave y brevemente. Ella volvió a suspirar y cambio de postura hasta quedar tumbada de costado. Volví a acariciarle los labios con los míos y los encontré cálidos y voluntariosos. Ella movió la boca bajo la mía, a pesar que ella dormía, me estaba invitando a continuar. Me permití sonreír mientras le ponía una mano en el hombro, notando con placer el contraste entre nuestros tonos de piel, volví a besarla. Aunque no se había despertado, ella me devolvió el beso. Mientras yo le acaricie el contorno de los labios con la lengua. La sentí temblar.
— Dios… —susurro ella con un suspiro junto a mi boca.
La respiración de la mujer se estaba acelerando y yo levante la cabeza, sorprendido por el golpe de excitación que acababa de sentir, me quede esperando que ella despertara porque estaba seguro de que esa mujer había sentido lo mismo. Estaba seguro de que ella estaba teniendo un sueño sexual, soñando con un amante que la visitaba en medio de la noche y convertía sus sueños en realidad.
Lance un gruñido y sonreí. Pronto, ella abriría los ojos y descubriría que yo era real. ¿De qué color tendría los ojos?, me pregunte mientras recorría su garganta con mis dedos.
Castaños, decidí. Tenían que ser castaños, pensé mientras bajaba una mano hacia sus pechos.
Ella, aun dormida, gimió y arqueo la espalda, haciendo que su vestido le bajara algo más por el
cuerpo, exhibiendo el inicio de su cintura. Su piel era como la miel y brillaba bajo la suave luz,
sentí mi garganta secarse. Las pulsaciones en mi entrepierna se hicieron más insistentes. La
bestia estaba despierta, anhelante y hambrienta. Justo en ese momento, ella murmuro algo, un
nombre…
¿David?
De repente, aquel juego perdió su atractivo. Por una parte, quería seguir explorando las curvas de esa mujer, saborear el secreto de placer que sabía que escondía mientras ella despertara; por otra parte, mi cuerpo me pedía a gritos alivio sexual inmediato. Pero la idea de hacerle el amor no resultaba nada atractiva si ella pensaba en otro hombre. Quería que se despertara. Quería que supiera quien le estaba haciendo el amor y quería que borrara la imagen del tal David de su memoria.
— Vamos, es hora de que despiertes — dije antes de bajar la boca hacia la parte más sensible de uno de sus pechos.
Bienvenidas a las nuevas lectoras gracias por pasarse
Nani Jonas
Re: "Un Trato Seductor" - Joe y tu
quien es la que esta ahi?????
no la puedes dejar ahi!!!
q mala eres
siguela!!!!!!!!!!
no la puedes dejar ahi!!!
q mala eres
siguela!!!!!!!!!!
Julieta♥
Re: "Un Trato Seductor" - Joe y tu
Hola Nani!! Aquí estoy
Nueva y Fiel Lectora!!
OMJ me alegra que subas esta nove
Ahhh yo leía la otra con Kev y como
Has dicho no la han seguido.
Pero me alegra que tu la subirás y la seguirás
Me haces feliz!!
Plis síguela pronto!!
Nueva y Fiel Lectora!!
OMJ me alegra que subas esta nove
Ahhh yo leía la otra con Kev y como
Has dicho no la han seguido.
Pero me alegra que tu la subirás y la seguirás
Me haces feliz!!
Plis síguela pronto!!
Karli Jonas
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