# You don't know you're beautiful | Niall Horan |

Recuerdo... recuerdo muy bien aquella noche de Junio en la que por primera vez vi tu sonrisa.
Casi por error, por equivocación.
Nos habían invitado a una fiesta, yo estaba allí porque tu hermano es mi mejor amigo y tú estabas allí porque no te habían dejado salir. Estabas enojado. Me di cuenta cuando te contemple por un momento. No quería decir nada, por miedo a que reaccionaras y me trataras mal. Pensé que no era buena idea... por esa razón.
Me senté en la barra y pedí una cerveza. El sonido de la música llegaba a mis oídos, haciendo imposible divisar cualquier tipo de murmullo. Jerry se sentó a mi lado y se rió.
- ¿Cómo estás pasando la fiesta? -preguntó.
- Bien... -alcé los hombros-. Como siempre, tu sabes.
- Yo sé, sí -carcajeó-. ¿Viste a Niall?
- Oh, sí. Lo noté enojado... -lo miré a los ojos.
- Sí. Mamá le ha prohibido salir, porque la última vez que salió volvió con un ojo morado.
Entre-cerré los ojos, mirandolo pero a la vez imaginandome a Horan golpeado. Sinceramente, no pude. Y menos sabiendo como era su caracter.
- No te creo -sonreí.
- Pues creéme, porque así fue.
- Está bien, te creo.
- Sht, ahí viene -se giró y rodeó su vaso de gaseosa con la mano derecha.
Le di un sorbo a mi cerveza y miré hacia mi izquierda --Jerry estaba a mi derecha-- y me topé con el chico malo de Bradford.
- Hola, Zayn -le dije, intentando no voltear.
- ¡_____, amiga! No te había visto.
Reí.- Lo noté, no te preocupes.
El moreno se giró, una pelirroja lo miraba desde lo lejos.
- Oh... me temo que tengo que dejarte sólo, ___(d).
- Venga, no la hagas esperar -me sonrió y se fue.
Me giré casi por inercia, encontrándome con mi mejor amigo y su hermano. Efectivamente tenía un ojo morado. En el rostro de Niall se dibujo una sonrisa... y... sorprendentemente era para mi. ¡Para mi! ¡Sí!
- ¿Qué tal todo, _____?
- Genial -le sonreí-. ¿Tus cosas? ¿Qué te paso en el ojo?
- Uno... -alzó los hombros, restándole importancia-. Fuera de eso, y de que no he podido salir... todo está de maravilla.
- Vale -reí.

***

¿Después de un rato noté tu mirada sobre mi.
Llevabas una camisa, holgada --con los primeros dos botones desabrochados--, de color blanca y unos jeans negros. Tenías un par de Nikesblancas. En cambio yo tenía una camiseta rosa, corta --por encima del ombligo-- y unas leggings grises, junto a mis Supranegras.
Me acerqué, deseosa de saber el por qué de tu mirada.
- Niall -reí, ya a tu lado.
- Nos vemos de nuevo, _____ -sonreíste de lado.
- ¿Cómo vas? -te miré-. Digo... con la fiesta.
- Bien -noté desinteres en tu tono-. ¿Me acompañas?
No esperaste a que respondiera y tomaste mi mano. Halando de ella hasta el piso de arriba.
Mierda... y aquí es cuando entro en pánico.
Literalmente me arrastraste hasta tu habitación, claro... yo tampoco opuse resistencia. Pero dicidí preguntar...
- Niall... ¿qué haces?
De repente sentí tus labios sobre los mios. En un beso tierno, que se volvió exigente y apasionado. No podía creer lo que estabas haciendo, en verdad que no podía.
Me dejé llevar y puse mis manos en tu cuello, grabando en mi memoria cada momento que pasabamos tan cerca. Tus manos fueron a parar a mis caderas. Estaban tibias, irradiaban un calor impresionante y que esa parte de mi piel estuviera descubierta ayudaba un poco.
Luego de unos momentos me encontré a mi misma recostada en la cama, contigo sobre mi cuerpo. ¡Por Dios! ¿Qué hago?
- Niall... -susurré-, Nialler, espera. Aguarda -rogué.
- ¿Qué sucede, ___(d)? -tu voz sonó ronca en ese momento.
- Es que yo... -cerré los ojos y agaché la cabeza.
- ¿Es que tú...? -me impulsó a seguir.
- Nialler, soy virgen -confesé en un suave susurro.
- ¿Lo dices en serio? -dijo sorprendido, y yo me sentí humillada. Avergonzada... no sé por qué pero así me sentí.
Asentí, así sin más.
Un silencio nos envolvió, y sus labios volvieron a adueñarse de los mios.
- Iré despacio -susurraste-, si quieres que pare lo hare.
- Vale -le sonreí embelesada... no podías ser más tierno.
Una vez más tu boca hizo presa de la mia. Tus manos recorieron mi espalda con desesperación llevándose con ellas mi camiseta.
La tímidez me ganó y cubrí mi pecho con mis brazos.
- ¿Quieres saber algo?
- ¿Qué? -te miré.
- Eres hermosa -rozaste mis labios-, y lo peor es que no lo sabes.
Tu boca bajo por mi cuello, hasta el valle de mis senos. Deshaciendose de mi sosten. Volviendome loca.
Tomó uno de mis pesones en su boca y me encontré con un placer que nunca había sentido ni creía llegar a sentir...