Los Ojos del Demonio (Harry Styles)

-Esta noche tus vecinos van a aprenderse mi nombre… - fueron las últimas palabras que Dina escucho esa noche salir de sus labios, ella sabía muy bien lo que significaba eso, que su padre le perdonara por caer en los brazos de un demonio, que le quemaran viva, pero ella no se alejaría de Harry, no lo haría a pesar de estar entre un ángel y un demonio, siempre elegiría a su hechicero sobre todas las cosas, y solo esperaba que Harry sintiera lo mismo.

Dina podía escuchar como Harry maldecía cuando sus labios presionaban su cuello. La castaña acariciaba suavemente la espalda del rizado depositando suaves besos sobre su cuello, Harry acariciaba los costados de Dina tratando de ser delicado con el toque. Ni él mismo entendía porque quería ser delicado con ella, solo que no deseaba hacerle daño al tocarle, ambos sabían que la obscuridad que poseía Harry podía hacer que la chica sufriera con cada toque, tratándose de sexo él no se detenía, sus placeres carnales eran los que le importaban, pero estando con Dina no solo quería llegar a su punto máximo, quería que igual ella tocara el cielo a su lado.

-Harry... - murmuro Dina buscando la mirada de Harry.

-Mmmm... - fue lo único que puedo decir, sus labios vagaban entre el camino de los pechos de Dina, sus labios iban bajando más y más recorriendo cada centímetro del cuerpo de la chica que estaba debajo de él.

-Harry... mírame... - le ordeno alzando la cabeza para así poder ver a Harry sobre su pelvis, el rizado alzo la mirada hasta ver el rostro de Dina, ella le miraba mientras suspiraba pesadamente debido a los suaves besos que Harry seguía depositando en ese lugar tan sensible. - ¿Qué es lo que quieres de mí? - pregunto de repente.

Harry le miro atento sin detener sus besos, la castaña dejo caer su cabeza en la almohada rendida, los besos de Harry cesaron, ahora ambos rostros estaban en la misma dirección, el rizado le miro atento besando su mejillas, su mentón, su frente, la punta de su nariz, pero cuando los largos dedos de él tocaron su feminidad dio un pequeño brinco inesperado, él sonrió sobre los labios de ella, sus dedos se movían en busca de aquel estrecho lugar, separo los pliegues presionando la entrada, un pequeño gemido por parte de Dina le hizo volver a sonreír. Acerco sus labios al lóbulo de la oreja de la chica mordisqueando débilmente para después hablar.

-No solo quiero que gimas para mí... - la voz ronca de Harry hizo que Dina se estremeciera - quiero que digas mi nombre, que tu garganta se desgarre de tan solo decirlo... - Harry miro hacia abajo donde su mano acariciaba la parte sensible de Dina - quiero probarte, linda... tengo unas jodidas ganas de probarte... - gruño mordiendo el cuello de Dina. La chica se retorcía con los lentos movimientos que los dedos de Harry le proporcionaban, su espalda de arqueo y el pecho de Dina ahora tocaba el de Harry, el rizado maldijo sintiendo los pezones erectos de la chica contra su pecho desnudo, su miembro comenzó a endurecerse más conforme la chica se movía debajo de él.

-Hazlo... - murmuro Dina con los ojos apretados, su respiración era pesada y su pecho subía y bajaba rápidamente. Harry vacilo presionando de nuevo la entrada de la feminidad de Dina, un gemido por parte de ella hizo que la excitación en Harry aumentara.

-No te escuche, linda... ¿qué dijiste? - decía Harry jugando con el clítoris de la débil mirtingasi.

-Hazlo, Harry...

-¿Qué quieres que haga? - pregunto haciéndose el inocente, la tenía donde quería.

-P-pruébame, ha-azme tuya de una maldita vez... - dijo casi gritando, Harry sonrió obedeciendo, sus labios bajaron hasta la entrepierna de Dina, separo sus muslos con cuidado acercando su boca a la pare sensible, soplo un poco haciendo que la chica sintiera miles de sensaciones desconocidas.

Mordisqueo el clítoris mientras sus dedos seguían presionando la entrada de Dina, dio unos pequeños lengüetazos sobre los labios, y cuando menos lo esperaba introdujo dos dedos dentro de ella, Dina apretó las sabanas con sus puños soltando un gemino brutal.

-Estas tan estrecha... - murmuro Harry sobre su feminidad - tan mojada... - continuo mientras sus dedos entraban y salían de ella.

-Harry... - grito Dina sintiendo el hormigueo en su vientre.

-Eso linda, grítalo... pero aun así creo que tus vecinos no logran escucharte... - sonrió mirando hacia ella.

Él continuaba dándole placer a la castaña, y ella cada vez gritaba más fuerte su nombre, era como música para los oídos de Harry. Cuando Dina estaba a punto de correrse Harry paro los movimientos, saco los dedos de su feminidad y subió de nuevo en ella mirándole a los ojos.

-Aun no, gatita... - Dina frunció el ceño mirándole. - Sabes que me encantaría hacerte acabar pero debes pedírmelo... así sabré que tanto yo como tu queremos lo mismo... - Dina no podía hablar, sentía su garganta irritada de tanto gritar el nombre de Harry, así que solo asintió. - Con eso no me basta...

-Acabemos con esto... - la voz de Dina salió débil. Harry de nuevo besaba su cuello, ella cerró los ojos dejándose llevar.

-¿Puede Zayn hacerte sentir esto? - le dijo masajeando sus senos, pellizco uno de sus pezones haciendo que Dina gimiera de nuevo La tenia donde quería, ella sabría que ningún otro hombre iba a poder hacerle sentir todo lo que él le haría sentir en una sola noche.

Harry se separó de ella caminando a donde estaba su pantalón en el suelo, saco un empaque negro, de nuevo se acercó a Dina colocándose el condón sobre su masculinidad, separo las piernas de la castaña colocándose en medio de ambas, estiro una de su piernas y la otra la doblo en su pecho, el rizado jugo una vez más con Dina, pasaba su extremidad por su entrada incitándola a gemir más.

-Joder Harry, hazlo de una buena vez… - le grito la chica, Harry negó con la cabeza presionando con la cabeza de su miembro la entrada de su feminidad.

-No hasta que respondas a mi pregunta… ¿Puede algún otro hombre hacerte sentir lo que estas sintiendo ahora? – Dina vacilo en responder, pero en cuanto abrió la boca, el miembro de Harry entro en ella de golpe haciéndole gritar un fuerte “No”, el rizado la embistió con fuerza, no iba a ser delicado, solo quería que Dina supiera que el sexo duro era mucho mejor que el sencillo – Estas tan estrecha… - jadeo el rizado entrando de nuevo en ella. – Oh! Dina… - jadeaba sintiendo las paredes de ella apretarle con fuerza.

-Harry… - grito la chica tomando los rizos de su nuca y así atrayéndole más hacia ella, le dio un cálido beso en los labios cerrando fuertemente los ojos.


Harry había salido a hurtadillas de la casa de Dina, ella se había quedado dormida en sus brazos, él había tenido que dejarle ahí, sola… ahora conducía hacia su hogar sintiendo un dolor de cabeza terrible, debía llegar antes de que cualquier cosa sucediera.

Aparco el coche fuera de la casa, entro apresurado, algo no andaba bien con él, todos estaban durmiendo, así que no hubo problema cuando subió por las escaleras a su habitación. Se tiro en la cama apretando las sienes con sus dedos, en cuanto más hacia presión, más sentía paz en él.

-Harry… - escucho que le llamaban, él dolor se había detenido y rápidamente se levantó de la cama mirando el vacío de su habitación – Harry – volvió a escuchar. Es sin duda no era la voz de Verónica o de la señora Wind.

-¿Quién anda ahí? – pregunto comenzando a caminar hasta las escaleritas que daban al ático. Unas pequeñas risas se escuchaban arriba, no dudo en subir y averiguar de qué se trataba.

-Harry – una chica morena con ojos marrones se tiro a sus brazos, Harry no podía creer lo que estaba ahora envolviendo su cintura. – Te he echado de menos… - murmuro la chica mirándole con tristeza.

-Renata – fue lo único que el rizado pudo decir.

-¿No te alegras de verme? – Harry no respondió, su mirada seguía sobre ella, esto debía ser uno más de esos sueños que sentía tan reales. – Creí que me extrañabas… Tú y Louis me llamaron aquel día, creí que…

-Espera, funciono… - se dijo a si mismo mirándole, ella solo asintió sonriente.

-Volveremos a estar juntos, cada vez que pienses en mi poder venir al mundo de los vivos… - Harry sonrió mirándole, ella no había cambiado nada, estaba tal y como él le recordaba.

-Aun no puedo creer que te tenga aquí, junto a mi… - murmuro algo incrédulo.

-¿Dónde está Louis? – pregunto sonriente queriendo bajar por las escaleras, pero Harry le detuvo de inmediato.

-¿A dónde piensas que vas? – ella le miro con el ceño fruncido. – despertaras a todos, aun es de noche… - Renata le miro por unos segundos como si estuviera examinándole, segundos después sonrió.

-Te extrañe tanto, creí que jamás te volvería a ver… - cubrió sus ojos con sus manos negando con la cabeza – en el lugar donde estoy es frio, casi siempre esta obscuro, y… - la voz de Renata se cortó mirando a su alrededor asustada. – debo irme ahora mismo, él me está buscando, Harry debes ayudarme, él amenazó con matarme… - Renata fue desapareciendo junto con algunas lágrimas en los ojos.

-Renata… - grito Harry alzando las manos como si ella fuera a quedarse, pero en realidad solo desapareció frente a él. – RENATA – grito de nuevo cayendo al suelo de rodillas.

-Harry – el ojiazul había entrado alarmado al escuchar gritar a su amigo – Hermano, ¿Qué sucede?

-Renata estuvo aquí, se escapó de mis manos… Louis algo está detrás de ella, debemos salvarle… - Harry hablaba desesperado, débilmente se puso de pie yendo al estante, trataba de buscar algún hechizo que pudiera regresar a los muertos de la vida.

-¿Qué haces? Se lo que quieres hacer… - le decía Louis tratando de que su amigo le mirara – no puedes traerla de vuelta, y de ser así eso sería un desequilibrio en el ciclo de la vida… ella debe estar donde ahora mismo está… - Harry le miro incrédulo maldiciendo.

-Ella nos necesita… - fue lo único que dijo. Dio un golpe al mueble de madera, últimamente se estaba dejando llevar por las emociones, sus impulsos eran cada vez más peligrosos para los que estaban a su alrededor, al igual que para él.


Cuando Dina despertó por la mañana sintió su cama vacía, se giró a un lado mirando el hueco que había dejado Harry a su lado, se sentía vacía la habitación sin él, pero ella sin duda se sentía diferente, sonrió como tonta al meterse a bañar, sabía que Harry no tardaría en llegar por ella y así ir al instituto juntos, las cosas estaban mejorando para ella, se sentía plena y feliz por lo sucedido la noche anterior.

La hora había llegado, el timbre sonó haciéndole espantarse un poco, ella sabía perfectamente bien que Harry no tocaba el timbre al llegar, tan solo subía a su balcón o se quedaba esperando fuera hasta que ella saliera.
Se apresuró a salir, tomo su mochila y noto la ausencia de su madre tan temprano, frunció el ceño al abrir la puerta y toparse con un chico castaño frente ella.

-Hola Dina – sonrió Liam amablemente. – Harry me ha pedido que te lleve al instituto, tiene algunos pendientes por resolver…

-¿No asistirá al instituto? – pregunto caminando a su lado, Liam se encogió de hombros.

-No sabría responder eso, pero él y Louis se han desaparecido desde temprano…

Dina sabía que algo pasaba, su cabeza se activó mirando a Liam.

-Liam, lo siento pero recordé que Apple me pidió que pasara por ella anoche…

-Podría irse con nosotros – dijo el castaño sonriendo. Dina negó rápidamente.

-No creo que le agrade mucho la idea, ella es un poco reservada con las personas que no conoce y supongo me matara si te ve llegar junto a mi…

-Está bien… - hizo una mueca – pero solo no le digas a Harry que te deje llegar sola al instituto.

-Ten por seguro que no lo hare… - Liam sonrió caminando a su coche, Dina le vio partir a toda velocidad, cuando vio que el coche había desaparecido comenzó a caminar a la vieja casa al lado del bosque, el camino era largo pero si se apresuraba podría llegar antes de lo esperado.

La imponente casa estaba frente a ella, toco dos veces la puerta pero nadie respondió, volvió a intentarlo y de inmediato la puerta se abrió dejando ver los ojos cansados de la señora Wind.

-Dina – sonrió la vieja invitándole a pasar pero ella negó.

-Hola señora Wind, ¿esta Harry en casa?

-Por poco y lo alcanzas, él y Louis salieron hace unos momentos…

-¿Dijeron a dónde iban? – la vieja dudo.

-Iban en dirección al bosque, supongo que deben estar por esos rumbos. – Dina le agradeció.

Cuando se encontró caminando entre el bosque sentía un frio tremendo, una corriente helada se disparó de inmediato. Una mano le cubrió la boca y ella con desespero comenzó a patalear.

-Silencio, nos descubrirán… - se tranquilizó al escuchar de quien se trataba. La mano se apartó de su boca, dio un fuerte suspiro mirando los ojos cautelosos de Verónica frente a ella.

-¿Qué haces aquí?

-Esa pregunta la debería hacer yo, recuerda que tu deberías estar en el instituto… - sonrió la chica de ojos esmeralda.

-Emmm…

-Los vi desaparecer aquí, cruzaron un árbol pero no logro saber cómo… - le explico Verónica. – tal vez sea uno de esos viejos conjuros…

-¿Sabes que hacen aquí? – ella negó.

-Anoche escuche a Harry gritar el nombre de una chica…

-¿Gemma?

-No, “Renata”, Louis fue a su rescate… como siempre… solo sé que piensan traer a la vida esa chica…

-¿Quién es?

-No lo sé, es algo que no se de la historia de esos dos chicos… - Verónica frunció el ceño frustrada al no saber.
Ruidos se escucharon, ambas se escondieron detrás de un arbusto observando como Louis y Harry salían de un árbol, ellas no podían ver la puerta de la guarida del ojazul.

-Joder, Louis…- decía Harry molesto – debemos traerla con nosotros, ella no puede quedarse ahí, le has escuchado…

-Algo no anda bien con esto… - murmuro Louis.

-Ella nos necesita… - no paraba de decirlo el rizado.

-¿Quién los necesita? – pregunto Verónica saliendo del escondite en el que estaba, Harry le miro con el ceño fruncido y recelo.

-Dina, sal de ahí… - dijo Harry en cuanto sintió el aura de la castaña cerca. Dina vacilo antes de salir de arbusto.

-¿Ahora nos espían? – el ojiazul preguntaba.

-No han respondido a mi pregunta…

-¿Quién es Renata, Harry? – pregunto Dina mirando el dolor en los ojos del rizado una vez escucho el nombre de la chica. Harry comenzó a caminar dándole la espalda a todos, Dina suspiro mirándole marcharse – Creí que no habría secretos entre nosotros… - dijo haciendo que Harry se girara hacia ella.

-No sea ingenua… - escupió las palabras mirándole – Jamás digas un “nosotros” cuando te refieres a ti y a mí, eso no existe…

-Eres un estúpido – le grito Dina molesta, con rabia camino detrás de él intentando parar su paso, le hizo de nuevo mirarle, le golpeo el pecho con las lágrimas amenazando en salir de sus ojos. – Creí que anoche había quedado todo bien…

-Creíste mal, Dina… -dijo sin alguna emoción.

-Maldita sea, Harry… ¿Qué es lo que pasa contigo? – ella le miraba con las lágrimas bailando en sus ojos.

-Pasa que no te quiero de la forma en que tú crees, créeme que aunque lo hiciera no soy bueno para ti… soy incluso peor que “mi padre” soy un demonio que no debería ni siquiera estar aquí hablándote…

-Harry – susurro débilmente.

-Dina, no llores…- Harry se arrepintió inmediatamente de lo que había dicho, puso su mano en el mentón de Dina haciendo que le mirara – lo siento… -susurro - no se ni lo que digo, discúlpame…- beso despacio su mejilla quitando la lagrimas que habían caído. – Es solo que es algo difícil mi situación en estos momentos, no quería lastimarte, jamás te haría daño… – él mismo estaba asombrado de haber dicho todo eso, no había sido él quien hablo, Dina sonrió débilmente, una sonrisa curvo la boca de Harry y Dina supo que era verdad lo que había dicho.

Verónica les veía de lejos, y aunque no pudo escuchar palabra alguno que intercambiaron ambos chicos, ella sabía perfectamente que Dina había hecho que Harry cambiara el odio y coraje que había sentido cuando les vio ahí a uno de compasión y cariño hacia aquella mirtingasi.