All These Things I Hate [Logan Lerman]

— ¿Y qué piensas hacer entonces?—  por fin preguntó ella después de unos cuantos segundos de silencio, tras aclarar su voz para que esta no se cortara tras la primera palabra, posando su vista sobre los labios del joven que amenazaban con juntarse con los suyos

El joven que también se había encontrado dirigiendo la mirada sobre el contorno de la boca de Samantha, levantó los ojos al mismo tiempo que ella lo hizo, chocando su burlesca mirada con la fulminante de ella.

— ¿besarte? —Soltó una risita irónica y desgastada— Aunque suene tentadora la idea en cuanto a que no me molestaría recordar que aquel beso me concedió el placer de que desaparecieras por un tiempo, seamos sinceros —se alejó con lentitud, dándole el espacio suficiente a la joven como para que el aire que comenzaba a faltarle retomara su camino por sus vías respiratorias— Solo tú lo disfrutarías cariño y creo que fui bastante claro al decir que ambos lo haríamos.
—Ni en la peor de mis pesadillas —acomodó su uniforme, que gracias al forcejeo se había desorganizado— disfrutaría algo que viniese de ti, en especial un beso
—Supongo entonces cariño, nos encontramos en la misma posición —esbozó una enorme sonrisa irónica sobre su rostro ante las palabras que estaba a punto de pronunciar— no podría disfrutar nada que proviniese de una pobre huérfana, desabrida, insoportable y fea como lo eres, querida —finalizó, degustando cada una de sus palabras, como si estas contuviesen un dulce sabor que jamás hubiese probado, deleitándose por la dolida expresión de la muchacha mientras contorneaba delicadamente con los dedos las facciones de esta, como si la gravase en su mente para plasmarla en un dibujo.

En ese instante la furia dentro de Samantha se desató, estrujando su corazón, vaciándolo por completo, desatando todo aquello que había estado reprimiendo por días, semanas y años, dejando al descubierto su debilidad, la única cosa que podía hacerle perder el control: la mención de sus difuntos padres. Estaba perfectamente segura, sin embargo, de que golpear nuevamente al joven solo ensancharía aquella burlesca curvatura que se posaba sobre sus labios, de forma que contrastase  con el intenso sentimiento de victoria que desataba la mirada de este.

Con potente agresividad Samantha apartó la mano del castaño de su rostro, logrando que esta chocase con la puerta carmesí del salón de literatura, lugar en donde estaría cómodamente sentada de no ser por qué el destino se empeñaba en jugar con su vida, logrando que pareciese una trágica comedia. No contaba la joven con que la puerta se abriese, tras ella, el profesor con gesto enojado apareció fulminándoles a ambos con la mirada, emitiendo disgusto a través de aquellos ojos oscuros y la mueca torcida sobre su boca, levemente escondida por una barba candado, notablemente alborotada.

— ¿A qué se debe este maldito bullicio? —Indagó el profesor con tono autoritario, recargándose sobre el marco de la puerta a la expectativa de una respuesta razonable
—No es su problema— Escupió Logan con frialdad, cambiando expresión burlesca de su rostro por una netamente indiferente

El destello de furia sobre la anatomía del hombre fue más que notable, sin embargo, al posar su mirada sobre Samantha, la presión que ejercía en su mandíbula a causa de la insolencia en la respuesta del muchacho se relajó, de tal modo, que solo logró ser receptor de más de un improperio que el castaño le dedicó en sus pensamientos.

—Usted señorita —Llamó captando la atención de la joven— ¿me dirá cuál es la causa del escándalo? Bueno, ya que su compañero tiene ciertas actitudes revolucionarias ante el sistema —Añadió burlonamente, sin prestarle demasiada atención a la furia plasmada sobre la anatomía del rostro del castaño.

Incómoda, Samantha bajó la mirada sin saber realmente que decir, buscando en su interior tanto la mentira como la fuerza necesaria para que su voz no se debilitara al hablar.

—Solo… —tragó saliva dándose una pausa a sí misma— solo arreglábamos diferencias

El profesor le observó incrédulo, luego soltó una risita divertida, como si a situación fuese la mejor comedia que hubiese presenciado en años

—Bueno —comenzó, esta vez con más seriedad— creo que tendrán bastante tiempo para arreglar sus diferencias mientras preparan la exposición sobre literatura medieval que presentarán para este lunes —ensanchó una sonrisa de la cual nuevamente eran presos sus labios—Eso sí, alguno de los dos quiera entrar en mi clase… alguna vez

El castaño dirigió su mirada hacia Samantha, aunque no podía ver más que su perfil, no pudo evitar distinguir como su espalda se tensaba junto con sus facciones, mientras el leve rubor rosa natural que normalmente cubría sus mejillas se difuminaba hasta abandonarle por completo, dejando al descubierto el blanco color de su piel, el solo sonrió, descarada, divertida pero a la vez dispersamente.

—Pe…pero—Intentó refutar, pero se detuvo a si misma al sentir nuevamente las miradas de los presentes clavarse sobre si
—Si quiere, señorita Parker —comentó el profesor después de remojar sus labios con discreción— Puedo hacer una excepción con usted, debido a su proceso en mi clase —Lanzó una mirada de soslayo al oji-azul, quien jugaba con sus manos bruscamente tratando de contenerse— Búsqueme en este salón apenas suene el timbre y hablaremos sobre lo que hará para recuperar las notas de la actividad de hoy

Al oír aquello, el casi nulo control que Logan se había esforzado por conservar, se difundió en el aire junto con las últimas palabras que pronunció el hombre, poco faltó para que chocara su puño contra el rostro del profesor, sin embargo solo empujó a Samantha con suavidad y se colocó en la posición en la que ella se encontraba segundos atrás.

—No —articuló con crudeza, brindándole un toque retante a sus palabras
— ¿No qué, señor Lerman? — Profirió el profesor con tal burlona calma que logró desesperar aún más al joven, llevando su paciencia al límite
—Ella irá conmigo— Espetó entre dientes, mientras mordía su lengua tratando de controlar su tono de voz
— ¿qué? —Intervino Samantha, en una dicción entre sorprendida y enojada

El joven le observó por unos breves instantes, luego devolvió la mirada hacia el hombre, que con notable fastidio curvaba su boca en una mueca repleta de desdén; ignorando el comentario de la chica el hombre se acomodó tras agarrar el picaporte de la puerta, en una posición en la que fuese más sencillo cerrarla fuertemente sin que alguna parte de su cuerpo corriese peligro de ser golpeada, luego inhaló gran cantidad de aire en señal de estar perdiendo el control limitándose a aumentar la presión ejercida sobre la perilla.

—Bien—comentó al fin cortante mientras una sonrisita burlona se abría paso entre sus barbas—Espero su exposición el lunes, a segunda hora y será mejor que este completa —añadió después de una pequeña pausa— o tendrán que hacer un gran esfuerzo para aprobar la materia
— Como sea— rodó los ojos el joven, exasperado por el solo hecho de observar el rostro del hombre

En un abrir y cerrar de ojos, la castaña se vio agarrada por el brazo, siendo arrastrada por el oji-azul tan rápido que a penas y pudo captar que al mismo tiempo que el joven le alejaba, le alzaba el dedo del medio al hombre, resaltando lo poco que le importaban sus palabras. Al encontrarse lo suficientemente lejos, Samantha despertó por fin de la confusión que se había generado en su cabeza, si bien no alcanzaba a comprender de forma correcta lo que había sucedido, tampoco estaba realmente segura de por qué Logan había actuado de tal modo.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —escupió molesta tras empujarle esperando que así le soltase
— Devolviéndote el favor— se encogió de hombros sin levantar la mirada
— ¿Qué favor? — El tono de su voz aumentó de la forma en que lo hizo el disgusto en su interior— ¿Acaso crees que me estás haciendo un favor obligándome a pasar más tiempo contigo Lerman? —Indagó exasperada, increíblemente molesta por todo lo que estaba sucediendo

El joven se limitó a sonreír burlona y cansadamente.

— Olvidaba Samantha, que eres una maldita zorra— Manifestó fría y cortantemente— y que seguramente hubieras aceptado revolcarte con esa rata solo para poder subir el puto promedio

Samantha se encontraba lo suficientemente ofuscada como para que las punzantes palabras del joven le hirieran, la cólera que le inundaba era tan grande que llegaba a confundirle el hecho de cómo debía proceder ante aquello, sabía perfectamente que golpearle solo daría lugar a que Logan lo tomase burlonamente, pero caminar lejos de él no resultaría muy diferente a lo anterior; La impulsividad que no pudo ser contenida le llevó, no obstante, a estrellar su mano contra la mejilla del muchacho, con igual fuerza a como ya lo había hecho una vez en el día, sin embargo, esta vez él no se inmuto, su expresión fue tan rígida como si nada le hubiese alterado y en un rápido movimiento se acercó tanto como pudo tomándole del rostro con brusca delicadeza mientras posaba una de sus manos, aún libre, sobre cintura, dejándole sorprendida y sin aliento por unos cuantos segundos; aunque ella lo intentase negar siempre que el castaño se aproximaba de tal modo, acortando las distancias hasta que fuesen casi nulas, algo dentro de si no le permitía actuar con cabeza fría, todo su cuerpo se congelaba, dejándola en una posición bastante incómoda.

— Debes dejar de hacer eso Parker —Musitó respirando sobre el cuello de Samantha, inhalando el aroma del dulce perfume que la joven había rociado sobre si aquella mañana— No te traerá buenas consecuencias cariño —Continuó disfrutando de la tensión que se generaba sobre la espalda de la chica— Y creo que ya hemos tenido esta conversación más de una vez
— ¿Por qué no solo te alejas? —Inquirió frustrada, desgastada y por primera vez desde que había vuelto, cansada de la misma exasperante rutina— Respirar el mismo aire que tú me enferma
— Eso me indica que hago bien mi trabajo —sonrió sínicamente, mientras, sin control alguno de sí mismo anclaba su mirada en los labios de la chica

La castaña solo calló, tratando de esquivar su mirada del rostro del muchacho a escasos milímetros del suyo, si algo había de pasar, prefería no verlo, no pensarlo, no saberlo, por qué  estaba segura que aquello, solo le brindaría otro motivo para odiarse, aún más.

— Pensé que la idea de besarme te era repugnante Lerman —Masculló casi inaudiblemente, tratando de ocultar los crecientes nervios en su interior
— Lo es —Admitió con tranquilidad encogiéndose de hombros— Pero es aún más tentadora la idea de saborear la humillación que aún se encuentra impregnada en ellos —sonrió torcidamente—El hecho de regocijarme con mi anterior victoria, de hacerte recordar como son las cosas en realidad, sobrepasa el asqueroso pensamiento de saber que beso al más inmundo ser que jamás pude conocer
— Tu filosofía es un poco anticuada Lerman—Fue lo último que pudo emitir sin que su voz flaquease— Pero lamentablemente, para ti, no tengo tiempo para esto
— Yo tampoco —susurró rozando los labios de la joven— Pero supongo que ya me he esforzado demasiado como para detenerme ahora, bonita.

Samantha a penas y lograba respirar, el solo sentir el choque del tibio vaho de la exhalación de Logan contra el suyo lograba estremecerle, como si este, en vez de cálido y confortable transmitiera una gélida brisa de invierno. Nada pudo ser más estruendoso que el chillido del celular de la castaña al romper el silencio que se había generado entre ambos jóvenes, tanto así que logró que la chica diera un leve respingo sin desacomodarse de su apretada posición, él solo rió.

— Al parecer el destino no quiere que lo nuestro se dé —Manifestó sonriente, alejándose lentamente de ella, disfrutando de la forma en que Samantha apretaba sus parpados solo para no tener que verle
— Entonces, el destino es realmente sabio— Confesó tras un largo suspiro de libertad, mientras escarbaba en su mochila con la intención de sacar el móvil que vibraba desesperadamente dentro de esta.

Sin decir más, la joven contestó la llamada, dando unas cuantas zancadas en dirección contraria al joven buscando un poco de privacidad, esperando así que para cuando girara sobre sus talones, el castaño no estuviese en aquel lugar , con aquella sonrisita burlona plasmada en su rostro, esa que tanto lograba desesperarle.

— ¿Hola? —Indagó, sintiéndose estúpida por no haber revisado el número de teléfono del cual la llamada provenía
— Samantha — Enunció seriamente una voz masculina, que no fue difícil reconocer para la joven
— Chase…—Contestó ella un tanto preocupada por el tono en el que su hermano hablaba
— Solo llamaba para avisar que saldré de la ciudad unos días por cuestiones de trabajo, te dejé una buena cantidad de dinero en tu habitación, no lo malgastes, es lo necesario para la comida de una o dos semanas —Explico alteradamente, con una frialdad que la joven jamás había percibido en él
— Pero Chase…—Intentó replicar, sin embargo fue interrumpida de manera abrupta por su hermano
— Escucha Sam…—Suspiró y prosiguió, esta vez con un tono más calmo, algo similar a su actitud de siempre— No sé cuánto tiempo estaré fuera, pero deberás prometerme que te cuidaras mientras yo no este, si te llega a pasar algo…

Esta vez fue Samantha quien interrumpió.

— Chase, ¿Qué sucede? — Inquirió, con cierto tono de disgusto ante las palabras rebosantes de misterio que su hermano intentaba formular
— Samantha, ahora no... Debo irme —Finalizó rápidamente, colgando antes de que la joven pudiese reprochar nuevamente.

La joven observó en silencio su teléfono algunos instantes y lo abrazó entre sus dedos con delicadeza, para cuando despertó de sus cavilaciones sintió sus ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban por salir, en cierto modo, sentía que actuaba mal con su hermano, poco y nada llegaba a importarle lo que había sucedido con en castaño minutos atrás, ahora su atención era captada nada más que por Chase; giró sobre sus talones, después de aquella extraña conversación con su hermano había olvidado la presencia del joven e incluso, que antes de contestar, había deseado esté no estuviera en  el lugar en el cual le había dejado. Al verle recargado sobre una pared, con aquella sonrisita irónica curvándose en su boca, Samantha se limitó a esconder su rostro entre sus alborotados cabellos y seguir su camino.

— ¿A dónde crees que vas, cariño? —Indagó a modo de llamado, observándole con curiosidad,  difuminando aquella divertida sonrisita en sus labios y colocando en su lugar una expresión indescifrable, o al menos para la castaña— ¿Acaso ya olvidaste la exposición?

Sin prestarle mayor atención la joven continuó su camino, sin detenerse siquiera a observarle, ahora, ni Logan Lerman podría hacerle sentir peor de lo que ya se sentía y está vez no había culpable alguno más que su mente.

— ¿Acaso quieres reprobar, preciosa? — En un par de zancadas el joven se atravesó en el camino de la chica y la tomó por el brazo sin dejarle más opción que detenerse
— Púdrete Lerman— Soltó con una mezcla entre disgusto y tristeza soltando bruscamente la mano del joven de su brazo — Ya no pienso tolerar más tus pendejadas, campeón

Un destello fugaz de cólera se posó por algunos segundos en los ojos del chico,  sin embargo, su rostro solo llegó a expresar indiferencia ante las palabras de la joven.

— Al menos aceptas que obtendré la victoria —Caminó a su alrededor con paso lento, rozando levemente sus dedos contra la lana del sweater de la joven—  De todas formas no te dejaré las cosas tan fáciles Parker
— ¿y qué piensas hacer, ah? —Inquirió con tono de voz elevado, retando con la mirada al castaño,  sintiendo su sangre hervir
— Por ahora nada más que soportar tu presencia, bonita— se encogió de hombros restándole importancia a la situación — Mi auto está en el parqueadero, ¿no esperarás que te dedique el fin de semana?
— En realidad no espero nada de ti Lerman — Admitió, sin embargo luego de unos cuantos segundos de silencio optó por avanzar, en aquellos momentos, si de algo no tenía ganas era de discutir

A paso ligero la castaña caminó hacia el estacionamiento de la escuela sin detenerse a mirar hacia atrás, no tenía intenciones de brindarle al joven la atención que no merecía, no se dejaría derrumbar, no esta vez. Para cobrar venganza había regresado, minuto tras minuto, se convencía a sí misma que debía hacer pagar al joven por sus acciones, pasadas, presentes y muy seguramente futuras y nada podría cambiar aquello. Al encontrarse junto a la puerta del copiloto Samantha observó su reflejo en la ventana del automóvil, su rostro pálido y agotado lucia claramente desgastado,  detrás suyo surgió la figura del oji azul, observando fijamente la imagen de ambos proyectada en el cristal, sonriendo cansina e irónicamente, acercándose a paso lento hasta que Samantha pudo sentir el calor despedido por su cuerpo tocando levemente el suyo.

— Estás jugando bien Samantha—Musitó suave y pasivamente— Ambos sabemos cómo va a terminar esto—continuó susurrando, recorriendo con su mirada la anatomía de la joven; tentado a acercarse cada vez más— Y solo uno de los dos podrá salir bien al final.