Love is not a Victory March (Novela de Los Juegos del Hambre) Finnick Oddair y tú.

¡PRIMERA LECTORA!
aslaksalksalks
La tenes que seguir, mujer. Te lo ordeno
¡Imperius! ah xd
Seguila :D

Segunda lectoraa! me agrada tu ideaa! siguelaa!

Nueva Lectora *--*
Aly TIENES QUE SEGUIRLA POR QUE SIII!
Dios mio esta muy bueno siempre quise leer sobre ella
espero que la sigas pronto quiero leer Mass

BIENVENIDAS SEAIS TODAS. PRIMERAS, SEGUNDAS Y TERCERAS LECTORAS!

Que bien que os haya gustado, siempre me gusto la pareja Annie&Finnick, en verdad al ser en primera persona podría ser un finnick y tu.... anyway, justo estoy terminando de editar el Capítulo 1, que espero que os guste chicas. Besazos.

Oh muero por leer el primer capitulo *---*
Lo espero con ansias siiiiii:3

Levanté la mirada hacia aquellos ojos tan profundos como el mar que me observaban atentamente y me erguí un poco, para parecer un poco más presentable de lo que en verdad estaba. Sentía que los surcos de lágrimas empapaban todo mi cuerpo, que enrojecían mi rostro y estropeaban mi vestido. Me avergoncé por mi aspecto y por estar llorando, pues no recordaba que él hubiera hecho tal cosa cuando lo escogieron.

Se me acercó con cautela, casi sin atreverse, cosa que me extrañó bastante. ¿Por qué diablos estaba comportándose así? Me pregunté mientras se acercaba y me cogía la mano entre las suyas. Yo no podía creerlo, sus rugosas manos tocaban mis manos húmedas y frágiles. Si no estuviera en esas condiciones me habría ruborizado hasta las cejas, pero estando en ese estado solo pude bajar de nuevo la cabeza y mirar nuestras manos entrelazadas.

—No temas, ¡vas a ganar! –Me dijo muy confiado.

—Yo no creo eso, nunca he estado entrenada para la… lucha –Dije intentando hacer la mejor elección de palabras.

—¿Nunca has sido entrenada?, ¿ni siquiera para sobrevivir en este caso?

—Nunca

Respiró hondo, y yo no podía estar más confundida. ¿De verdad creía que tenía alguna remota posibilidad de ganar los juegos, o siquiera sobrevivir a la cornucopia? Vamos, solo tenía que haberme visto cuando me escogieron en la cosecha. Bueno, en realidad me había visto, solo intentaba alentarme, y no daba resultado.

—Está bien. Si no has entrenado, al menos has tenido que pescar, ¿no es así?

—Sí, ¿pero de que puede servir?

—Al menos, si hay acceso al mar no morirás por inanición.

—¿Y si no hay mar?

—Concentrémonos en otra cosa. Sabes pescar con lanza ¿no?

—Sí… pero no es mi fuerte

—Será tu única esperanza. Ahora escúchame bien

Levanté mi mirada para que viera que lo escuchaba atentamente. ¿Cómo no hacerlo? Era simplemente hipnotizarte. Ladeó la cabeza como si acabara de hacer algo raro, pero siguió hablando con el mismo tono serio que pocas veces había logrado escuchar.

—¿Conocías a Elrik de antes?

—No

—Genial. No te fíes ni un pelo de él, es un vocacional, ¡por muy joven que sea! Y está dispuesto a ganar, ganándose a la audiencia y acaparando patrocinadores.

—Tampoco me daba muy buenas vibraciones, pero aun así… ¿por qué me ayudas?

—Por que seré tu mentor

—Pero… siento decirte que no tiene mucho sentido… yo no quiero matar a nadie, y lo sabes, y aun así ¿porqué te molestas en apostar por el caballo perdedor?

—porqué… tenemos que irnos

No me había dado cuenta de la presencia de dos pacificadores que nos llevarían al tren. Rápidamente nos dejamos las manos y nos dirigimos a por Mags y Elrik que nos aguardaban en la puerta. Por lo visto la anciana de 75 años no se quería perder la juerga, o quizás le había parecido un buen partido. Finnick no podía estar más equivocado a la hora de escogerme a mí y no a esa pequeña máquina de matar. Tenía que descubrir los motivos de su elección.

Las cámaras me cegaron al salir de allí junto a Elrik, el cual parecía entrenado asta para los flashes. Ignoré todos los periodistas y entré en el vagón como si me fuera la vida en ello, y unos minutos después arrancamos y salimos de allí. Adiós mi distrito 4, murmuré casi inaudiblemente.

Awwwwwwwwwww! me encantaaa!!! siguelaa cuando puedes!

[Rose Ludwig] escribió:Awwwwwwwwwww! me encantaaa!!! siguelaa cuando puedes!

La seguiré, dont worry! Jajaja, que bien que te gusto. <3

OHHHHHHHHHHHHHHH!! *--*
Lo ame me encato me enamore Y QUIERO QUE LA SIGAS*-*
Dios AHora Finnick tiene confianza en ella *-*!!
Yo se que la ama esto estara PERFECTO siguela pronto
Por favorr!

Grotesco. No encontraba otra palabra para describir todo aquello. Mi habitación constaba de una enorme cama, un enorme armario, un enorme sillón, una enorme ventana y un enorme cuarto de baño. De hecho, me pareció que me había encogido cuando entré allí ¿Era mucho pedir abrir la puerta y encontrar mi minúscula habitación del distrito cuatro, con una cama llena de arena y una pequeña ventana con vistas al mar? Bueno, quizás sí, me dije desesperanzada. No volvería a dormir en aquella estancia nunca más. Me derrumbé en esa cómoda cama, donde fácilmente podría haber dormido toda mi familia y me eché a llorar de nuevo, deseando que cuando levantara la mirada todo volviera a la normalidad.

Cuando ya era cerca de la hora de cenar, Caryal acudió a mi puerta para llevarme al comedor. Me cambie de ropa rápidamente por un vestido por las rodillas amarillo, me lavé la cara y le abrí la puerta a una muy enfadada Caryal que me arrastró por los pasadizos del tren hasta llegar a el vagón comedor. Bueno, lo más destacable de aquel lugar era que tenía una mesa enorme, con sillas enormes y caras y estaba toda repleta de comida. Elrik estaba ya en la mesa, atiborrándose de comida. Mags lo miraba un poco mosqueada, pero aun así no se quedaba atrás. Me senté con ellos y empecé a buscar algo comestible, porque no me sonaban ni la mitad de las cosas que veía enfrente mis ojos. Frutas de colores vivos, carnes rojas como la sangre, salsas de mil-y-un sabores y otras guarniciones que no me apetecía identificar. Como no tenía apenas hambre cené tan solo unos pocos pescados fritos.

Entonces me levanté de la mesa para irme a llorar un rato, pero Mags me detuvo con uno de sus murmurios. Me voltee y Elrik me tradujo que teníamos que ver las cosechas, pero lo ignoré. No quería verles los rostros a todos aquellos niños. No quería ver el rostro de los vocacionales, que estarían esperando a matarme. No quería ver a los que como yo habían estado escogidos injustamente. No quería ver el ridículo que había hecho en mi cosecha, así que me voltee de nuevo y fui a mi cuarto a llorar un rato más, porque sabía que dudosamente podría dormir aquella noche.

Mientras andaba hacia mi cuarto fui contando minutos. Las cosechas, a no ser por algún contratiempo, solían durar unos 3 minutos por tributo, así que fui contando y contando hasta llegar a la habitación. Me estiré otra vez en la cama y seguí contando minutos llegando así a 36 minutos. Conté unos minutos más de himno y cuando ya estuvieron terminados me acosté con la conciencia parcialmente tranquila. No tendría que verlos, nadie me podía obligar.

No paraba de removerme en la cama. No era como mi cama, era sumamente blanda y eso seguro que resentiría mi espalda ¡pero qué más daba, estaría muerta en pocos días! Reflexioné. De pronto escuché algo fuera de mi cuarto. Unos pasos, y alguien que llamaba a mi puerta. Me levanté de golpe y fui a abrir un poco aliviada por poder posponer el sueño durante un tiempo indeterminado, pero al abrir la puerta se me heló la sangre. Ahí, en frente de mi, Finnick Odair me esperaba con solo unos pantalones de dormir y una cinta. Y yo ahí que todavía ni me había quitado el vestido. Me sentí patética.

—No te he visto viendo la cosecha, ¿Te encuentras bien? –Me dijo con falsa preocupación, sabía perfectamente que había estado haciendo.

—Yo sí, solo estoy un poco… cansada –Mentí con desánimo.

—Vaya, ¿y qué has estado haciendo esta tarde?

Bueno, tenía que aceptar que me había pillado por completo. Lo miré con cara de odio, o toda la cara de odio que le podía poner y le dije.

—Bueno, ¿y para que has venido?

—Supuse que querrías ver las cosechas ahora que estas más despierta ¿te apetece?

—Bueno yo…

No podía negarlo. No quería ver a las caras de los niños que me matarían o me vería obligada matar. No quería verlos bajo ningún concepto. Además estaba Elrik, que seguro que ya se había estudiado todos los nombres y cualidades y estaba preparándose en su cuarto, con una sonrisa vencedora y sádica plasmada en su rostro.

—Está bien. No he ido a verlas porque no quiero verlos más de lo esctríctamente necesario. Me dan…

—¿Miedo?

—Bueno, algo así…

—Está bien, no te preocupes, ahora Elrik no está y podremos verlo tranquilamente y pasar tu cosecha ¿De acuerdo?

Lo miré unos instantes comprobando si realmente hablaba en serio, y como consideré que así era asentí a su propuesta. Me guió por los pasadizos hasta llegar a una sala con un televisor grandioso y un sofá también enorme.

—Tengo una pregunta en mente… ¿porque aquí es todo tan… grande?

—En el Capitolio siempre han sido muy exagerados –Me aseguró con una sonrisa.

Nos sentamos uno junto al otro y él se levantó para poner la película, pero luego se lo pensó mejor y se fue diciendo que enseguida volvía. Unos minutos después volvió con un gran bol lleno de terrones de azúcar y me ofreció uno, pero no lo acepté.

Los tributos del 1 eran vocacionales, como cabe esperar, igual que los del distrito dos. Los tributos del distrito 3 fueron los que me dieron más lástima, pues la niña tenía solo 12 años y el chico 14. No tenían pinta de vocacionales en absoluto.

Y entonces llegó el distrito cuatro. Aparté la mirada todo lo que pude de la pantalla, intentando que las lágrimas no me saltaran esa vez. Fallé un poco. Finnick me acarició el brazo como lo había hecho hacia pocas horas en el escenario y me sentí un poco mejor, después volví a mirar y andábamos por el distrito 5, donde los tributos también eran bastante jóvenes.

Y así fueron pasando las cosechas. Ese año habían niños más jóvenes de lo normal, quizás porque los vocacionales se estaban entrenando, no me quedo muy claro. Cuando acabamos de ver el distrito 12 (unos críos que parecían esqueletos andantes) apagamos la televisión y nos quedamos unos minutos en un silencio incómodo. Finalmente dije.

—Lo siento Finnick

—¿Porqué?

—No creo que pueda hacerlo, son… muy pequeños, y yo… ¡yo soy incapaz de hacer daño a alguien!

—No tienes porque hacer daño a nadie

—No se lo haré, pero entonces voy a perder la vida en la arena.

—Hay otras alternativas Annie, puedes resistirte

—Sí, ¿Cómo tú lo hiciste, no Finnick?

Ahí quizás me pasé un poco, pero no podía recrearse en la idea de que ganaría. Si sobrevivía a la Cornucopia lo más probable es que me matara un vocacional al día siguiente. No merecía la pena luchar por mí.

—Pero ya esta ¿te rindes?

—No puedo hacer otra cosa, solo intentar sobrevivir todo lo que pueda, pero no me creo capaz. Nunca me he manejado en el bosque, nunca he ido a cazar, no sé sobre plantas ni sobre fuego, ¡no sé ni hacer una red decente!

—Tienes tiempo de aprender Annie, pero solo lo harás si no te rindes tan fácilmente. Ahora atiende. Si quieres puedes ganar, yo te puedo entrenar para que sobrevivas ahí fuera, pero si tú abandonas no podré hacer nada, ¿entiendes? Necesito unos cimientos, y has de prometerme que te esforzarás al máximo.

—Lo pensaré

—Me conformo con eso. Por ahora.

Y eso fue todo. Nos levantamos y cada uno se fue a su habitación sin comentar nada al otro, apenas pude responder sus buenas noches, y cuando me tumbé en la cama con el pijama empecé a meditar de nuevo, ahora un poco más aserenada.

No podía ganar. Ni con la ayuda del gran Finnick Odair ni aprendiendo a lanzar lanzas correctamente. Pero ahora tenía un reto. Debía intentar no herir a nadie durante mi paso por la arena, era lo más correcto, por lo que tendría que aprender supervivencia, aprender a ser autónoma. Quizás podía quedar entre los ocho últimos, pero solo si fijaba mi objetivo, y ya lo tenía fijado.

Así que me acosté de nuevo, esta vez un poco más tranquila. Me di cuenta de que estaba totalmente exhausta después de tantas emociones, y increíblemente conseguí dormir sin pesadillas.

A la mañana siguiente, Caryal me levantó con su ánimo habitual. Me dijo que aquel dia me harían un "macro tratamiento de belleza" y conocería a mi estilista, que al parecer era de los mejores que había tenido el distrito 4. Teniendo en cuenta que los trajes del distrito 4 eran siempre sobre lo mismo (sirenas, peces, marineros, o hasta algas marinas) no resultaba muy esperanzador.

Cuando terminé el desayuno me llevaron delante de tres individuos llamados When, Chack y Meryslee que me dejaron totalmente expuesta. La verdad es que nunca había sentido tanta vergüenza antes, y no creí que mi cara se pudiera poner tan roja como lo estaba. Me cepillaron el pelo hasta eliminar las pequeñas ondulaciones que tenia de por si dejándolo absolutamente lacio y sin gracia. Me recortaron las uñas, me trataron con cremas, me depilaron (algo que nunca olvidaré) y luego me dejaron así, tal cual, completamente desnuda a la espera de mi estilista.

No se hizo esperar. Llegó cuando debía ser un poco más del mediodía, y cuando lo vi entrar creí estar delante de un plátano de metro setenta. Estaba todo el pintado de amarillo, excepto la piel que era de un tono oliváceo bastante bonito. No parecía haberse retocado la cara como mi equipo de preparación, pero tenía un aire artificial que no me daba buena espina, pero contra todo pronóstico resultó ser un buen estilista, aunque escogió el tema que savia que escogería. Sirena. Iba a ser una sirena.

Tres horas más tarde me miré en el espejo con el traje puesto. Me había vuelto a ondular el pelo y colocado perlas y pechinas en el, le había dado a mi cuerpo un ligero toque iridiscente con no se qué cosa y por ultimo me había colocado una falda que se asemejaba a una cola y una especie de sujetador lleno de pechinas i telas parecidas a algas. La verdad es que no dejaba demasiado a la imaginación.

Tartamudeé unas gracias al estilista, que se pensó que estaba emocionada por lo guapa que había quedado. Me condujo a las carrozas, donde me esperaban Elrik y Finnick. Cuando vi a Elrik no pude contenerme la risa. Lo habían vestido idéntico a mí, con pechinas en el pelo y cola de sireno. Estaba ridículo. Finnick empezó a reírse conmigo intentando evitar la cara de Elrik pero este se dio cuenta igual, por lo que se marchó muy indignado.

Después de un buen rato Finnick me miró a mí y soltó un silbido.

—¡Estás guapísima!

—G… G… ¡Gracias!

—Cuando subas ahí arriba solo has de saludar y mirar al frente. Nada más. Te adorarán.

Agradecí su consejo y después me subí a la carroza con Elrik. Cuando nos tocó desfilar sentí un montón de voces chillando nuestros nombres, mandándome besos e intentando agarrar los que yo lanzaba al aire. Por un momento me sentí bien, hasta que recordé porqué estaba allí.

Cuando nos hicieron bajar tras escuchar el discurso del presidente busqué a Finnick por todas partes, pero no lo encontré por ningún lado.

POR EL CAPITOLIO!!
Dios estuvo increíble me encatooo Annie:3 tan dulce
Si por que todo en el capitulo es tan grande(?
TENÍAN QUE SER UNOS EXAGERADOS SIII
Jajaja morí con Elrik y ssu colita de sireno me lo imagine
y no contuve la risaa!
Finnick y Annie que romantico*-*:3

Aiiiiiiiiii! awwwwwwwwwwww! me encanto el capituloo lo ame! siguela cuando puedas :)

Aly!!! *--*
Tienes que seguirlaaa mueroooo

Cell Block Tango~ escribió:Aly!!! *--*
Tienes que seguirlaaa mueroooo

Muereeee! xDDDDD Si la sigo por mi Jen. xDDD