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We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Quiero informar de un GRAN fallo técnico. Antes subí el capitulo 7 como si fuese el capítulo 6, comiendome con papas fritas UN CAPÍTULO DE LOS MÁS IMPORTANTES PARA LA HISTORIA. Así que el que antes era el capítulo 6 ahora es el 7. Es el mismo pero el que SI que teneis que leeros es el 6. Está actualizado en la página 1.
Capítulo 7. Presentaciones
Capítulo 7. Presentaciones
Dudley se había pasado todo el verano pinchando a Harry diciéndole que "esa chica", Jade, era su novia y Harry contraatacaba diciendo que Dudley estaba celoso.
—¡Lo sabía! Estás celoso…
—¡Eso es mentira! —al ver que Harry no le creía, recurrió a otro método más efectivo— ¡Mamá! ¡Mamá!
—¿Qué pasa cariño? —Petunia aparecía por la puerta de la cocina.
—Harry me está llamando mentiroso —hizo un sonido que indicaba que iba a llorar.
—Harry… vete a tu habitación y no quiero ver que molestas a mi Dudley ¿entendido?
—Vale —Harry sonó indiferente pero ya se estaba hartando de la situación. Pero lo peor estaba por llegar. La hermana de su tío iba a pasar unos días con ellos, y odiaba a los padres de Harry.
Era sábado y no había nada que hacer ese día, así que salieron a dar una vuelta. Hermione disfrutaba viendo a Jade tan perdida en un mundo en el que ella era experta. Jade se sorprendía a cada cosa que su amiga le explicaba sobre los muggles. Paseaban solas por un parque, observando a los niños jugar con esos aparatos no mágicos y viéndolos sonreír.
—Herms, es el primer verano que no quiero que empiece Hogwarts —decía mientras le pegaba un lametón a su helado de limón. La castaña sonrió.
—Tienes razón… me lo he pasado muy bien… Bueno, pero creo que sí quiero empezar el colegio.
—Por supuesto. —De todas formas era Hermione y ella sin estudiar… no era ella.
Se sentaron y Jade se puso a pensar sobre lo que había aprendido ese verano mientras Hermione leía El Profeta; habían acampado en la montaña sin necesidad de la magia, había visto conducir al señor Granger, la madre de Hermione le enseñó a cocinar algunas comidas, incluso había ayudado a limpiar la casa entera sin magia. Aunque el sólo hecho de limpiar era nuevo para ella.
—Mira Jade —Hermione la sacó de sus pensamientos y le enseñó el periódico—. Sirius Black se ha escapado de Azkaban. ¿Cómo lo habrá hecho?
Jade contempló la imagen de ese hombre en movimiento, le atemorizaba. Su padre le había explicado lo que decían que había hecho y ahora andaba suelto. De repente le recorrió un escalofrío, no sabía si por una brisa fresca o por instinto, pero se levantó y le dijo a Hermione que quería irse a casa. Hermione aceptó y se fueron.
Tía Marge seguía sentada en la mesa con el plato vacío esperando a que Harry lo retirara. Cuando éste empezó a limpiar los cacharros, tía Marge aprovechó para seguir "hablando" de sus padres.
—Sí, ese Potter era un vago… y un borracho. Eran raros y al parecer eso se hereda —dijo mirando de reojo a Harry.
—Mi padre no era un borracho. —Harry se giró para mirarla a los ojos con rabia. Había tenido que soportar sus críticas toda la noche y no aguantaba más. Tía Marge empezó a hincharse y a ascender hacia el techo. Salió por la ventana porque tío Vernon no pudo sujetarla.
Harry estaba tan enfurecido con todos que recogió sus cosas mientras los demás intentaban contener a tía Marge y bajó las escaleras. Llevaba la varita en uno de los bolsillos del pantalón y la sacó cuando tío Vernon intentó detenerlo. No sabía a donde ir cuando salió a la calle, pero cualquier lugar era mejor que la casa de sus tíos.
Recordó la noticia que había visto en la televisión sobre un tal Sirius Black que se había fugado y se dio cuenta de que podía haber muchos como él, incluso más peligrosos. Llegó a una calle más oscura que las anteriores y se detuvo. Miró a su alrededor buscando algo o a alguien. Sentía que lo estaban siguiendo, pero casi no había luz allí. Vio moverse algo al final de la calle y le pareció que era un perro negro. Se empezó a asustar y caminó de espaldas en sentido contrario al animal tropezando con el baúl. De repente vio aparecer un autobús que parecía de dibujos, iba demasiado deprisa y giró la esquina de una forma extraña.
Estaban cenando sin conversación, no había mucho que decir. La cena estaba deliciosa, la madre de Hermione tenía muy buena mano para la cocina. Jade siempre estaba felicitándola a cada cucharada que se metía en la boca.
—Espero que te lo estés pasando bien. —La Sra. Granger le dedicó una sonrisa amable a la morena.
—Sí, aunque todavía queda un mes… espero hacer más cosas. —Jade le devolvió la sonrisa, una sonrisa muy alegre.
—¡Ah! Hay que enviarle el regalo y la carta a Harry. Seguro que a Ron se le ha olvidado y ahora creerá que no recordamos su cumpleaños. —Jade asintió.
Hedwig empezó a picotear su jaula pidiendo que lo liberaran. Harry se despertó sobresaltado y se desperezó, salió de la cama y se acercó a la lechuza. Había llegado hacía un mes, escapando de su casa, y el único lugar mágico que conocía para hospedarse fue el Caldero Chorreante.
—¿Qué pasa Hedwig? Es muy temprano. —Entonces se calló y prestó atención a las voces que se oían en el bar. Abrió la puerta de su habitación y asomó la cabeza.
—Aleja a esa bola peluda de Scabbers…
—Crookshanks, ignora al enano mental. Y Ron, podrías vigilar más a tu rata.
—Basta chicos —la voz de Jade indicaba que esa discusión no acababa de comenzar y ya estaba harta.
Los tres habían quedado en ir antes solos al bar y esperar a los Weasley allí y desde entonces no habían parado de discutir.
Harry entró rápidamente cerrando la puerta y se vistió deprisa para después salir escaleras abajo. Vio a sus tres amigos de pie junto a la mesa.
—¡Harry! —Jade fue la primera en verlo ya que los otros dos seguían discutiendo. Corrió a abrazarlo y casi lo tira al suelo por el impulso.
—¡Felicidades, Jade! Ah, y gracias por el regalo de mi cumpleaños —dijo mirando a las chicas. Le había llegado un par de guantes para el quidditch y una tarjeta de felicitación.
Harry estaba muy feliz de verlos de nuevo y el efusivo abrazo de Jade lo animó del todo. Entonces la puerta del bar se abrió y los Weasley entraron.
—¡Eh! Nosotros también queremos un abrazo así. —Los gemelos se rieron. Jade se soltó de Harry y corrió a abrazar a Fred fuertemente, después fue con George— Por cierto… ¡felicidades!
Ron le presentó a Jade y a Hermione a su familia ya que sólo se conocían de vista; también la felicitaron. Molly, la madre de Ron, era una mujer muy agradable, se comportaba de manera muy cercana, era casi como tener otra madre.
—¿Sabes que eres muy guapa? —La Sra. Weasley le acarició la mejilla a Jade y sonrió—. No me importaría que fueras mi nuera… —dijo levantando la voz levemente y mirando a Ron.
—¿Cómo? Mamá… ¿Cómo esperas que Jade se quede con éste? —Fred dijo señalando a Ron—. ¿Para qué estoy yo?
—¿Qué? En todo caso se quedaría conmigo… ¿a que sí? —George miró a Jade muy confiado.
—Claro… ¡despierta! Te eclipso, sabes que soy el más guapo de los dos. —Fred le guiñó un ojo a Jade y ésta no pudo evitar soltar una carcajada.
—Pero si sois los dos iguales… Además, a mi me gusta el primo de Harry… tan guapo, apuesto… encantador —dijo entre carcajadas y miró a Harry que también se reía recordando el verano con Dudley.
—Tendremos que hablar con ese primo de Harry, no me gusta eso de que acapare la atención de la princesita venenosa… —Jade lo fulminó con la mirada mientras los dos hermanos se desternillaban de risa.
—Harry, ¿ya tienes todo lo necesario para empezar el curso? —Molly siempre se preocupaba por Harry, era como otro hijo más.
—Sí, he pasado un mes aquí y me ha dado tiempo para ocuparme de muchas cosas. —Entonces Ginny se acercó a Harry con las mejillas encendidas.
—No te di las gracias por salvarme hace unos meses… Gracias —cada vez estaba más colorada y Harry solo asintió—. Gracias a ti también Jade, tú me sacaste de la Cámara —dijo mirando a la chica. Podría haber sido otra persona la que me sacó de allí. Pero no, fue ella… Maldita sea.
—De nada. —Jade le dedicó una gran sonrisa. No se por qué me da la sensación de que no me lo agradece del todo.
Era la primera vez que empezaban el curso juntos; siempre pasaba algo que lo impedía. Se habían sentado en un compartimento ocupado por una persona, más bien por un profesor. Remus Lupin.
—¿Estará dormido? —Harry se inclinó para comprobar que así era—. Tengo que contaros una cosa. —Se levantó para cerrar la cortina y volvió a su sitio—. Es sobre Sirius Black. Tu padre, Ron, habló conmigo sobre él y me avisó de que me estaba buscando para matarme. Me contó porque estaba preso en Azkaban y tiene que ver con la muerte de mis padres, pero no me dijo nada más.
Hablaron de las vacaciones y de lo que les podía esperar el nuevo curso. De vez en cuando echaban miradas hacia el profesor pero estaba tan escondido entre la chaqueta que no estaban seguros de si dormía de verdad.
—Espero que me dejen entrar en el equipo de quidditch de nuevo… así podré daros una buena paliza —Jade dijo con voz maligna y a la vez divertida.
—No sé cómo os puede gustar tanto ese juego, tampoco es… —Hermione se cortó en medio de la frase, de repente la temperatura había bajado y los cristales estaban empañados.
Sintieron como el tren frenaba hasta que se detuvo. Se miraron temerosos y por instinto se acurrucaron unos contra otros. Hermione se escondió detrás de Ron y Jade estaba entre el profesor y Harry, tirando de éste último para si misma. Vieron como la cortina oscilaba y después se iba retirando por un lado y cuanto más se movía más se podía distinguir una mano negra y en carne viva.
La cortina se plegó del todo a un lado y pudieron distinguir a la criatura oscura que había subido al tren. Llevaba una especie de capa pero parecía humo, con una capucha que le ocultaba el rostro.
El lugar se tornó más frío todavía y sintieron un vacío en el pecho, como si les hubieran robado la felicidad, únicamente recordando los momentos más oscuros de sus vidas. Entró lentamente por la puerta y por alguna razón fue directo hacia Harry. Pasó algo extraño, primero Harry se puso pálido y su mirada estaba perdida, y después cayó desmayado sobre Jade. De repente vieron aparecer una luz desde la ventana que ahuyentó a la criatura. Jade se giró hacia ésta al mismo tiempo que sus dos amigos y resultaba que esa luz la había hecho el profesor. Se acercó a la puerta y antes de salir se giró.
—Tomad esto, os ayudará —sacó unos cuantos trozos de chocolate y se los entregó—. Voy a preguntarle al maquinista que ha pasado.
Dicho esto cerró la puerta al salir. No se comieron el chocolate, lo dejaron a un lado y fueron a ayudar a Jade con Harry. No tardaron mucho en despertarlo.
—¿Qué ha pasado?
—Que te has desmayado y que el profesor Lupin ha ahuyentado a ese dementor. —Jade todavía recordaba esa sensación desoladora. Miró a los demás que, como ella, se sentían extraños después de ese encuentro.
Habían llegado a la estación de Hogsmeade y todos los alumnos se apiñaban en los pasillos para bajar cuanto antes y coger las primeras carrozas. Jade y sus amigos acostumbraban a retrasarse e iban al final de la fila cuando se detuvieron para dejar pasar a unos alumnos de primero que corrían para llegar a tiempo. Jade se había apartado quedando de espaldas a una de las cortinas de un compartimento. En ese momento se abrieron, Jade se giró por el susto y se quedó mirando a quien estaba tras las cortinas. Ella no reaccionó cuando uno de los alumnos que corrían la empujó haciendo que chocara contra el chico que la agarró por la cintura para que no cayera por el rebote.
—Creo que esto está empezando a ser una costumbre —le dijo "el chico" mientras le sonreía divertido—. Lo de que choques conmigo —le aclaró al ver que ella no decía nada. Jade no se había movido, no sabía que decir.
—Yo… lo… lo siento —logró tartamudear mientras sonreía nerviosa.
—Jade, deberíamos irnos. —Ella asintió a Harry mientras "el chico" la soltaba.
—Adiós —éste se despidió y salió del tren reuniéndose con el grupo de prefectos.
Jade bajó con sus amigos del tren y se quedó mirando embobada hacia el grupo donde se había ido él. ¿Qué te pasa Jade? Sólo es un chico… un chico guapísimo, que tiene una sonrisa encantadora… suspiró. ¿Por qué me pongo tan nerviosa delante de él? Va a pensar que soy tonta…
—Jade, Jade, ¡Jade! —gritó Hermione a la chica que no le prestaba atención.
—¡¿Qué? —dijo la chica saliendo de sus pensamientos.
—¿Nos vamos o vas a seguir mirando el camino?
Los cuatro amigos se dirigieron al castillo donde entraron al Gran Comedor que ya estaba abarrotado. Esta vez Jade se sentó en su mesa ya que tenía que apoyar a los nuevos alumnos que entraban a Slytherin. Se sentó de forma que pudiera ver a sus amigos de frente, esto hizo que delante de ella quedara Draco Malfoy y Pansy Parkinson que estaba a su lado.
—Parece que tu novio es un debilucho —sonrió maliciosamente Pansy.
—¿No se ha desmayado Potter en el tren? —dijo Draco mientras reía con ésta. Jade miró con odio a los dos, pero no pudo responderles porque la selección había dado comienzo. Al terminar, Dumbledore comenzó su discurso.
—¡Bienvenidos! Tengo varias cosas que deciros: la primera es la más importante, como habréis comprobado en el trayecto, este año el colegio será custodiado por dementores. No debéis acercaros a ellos, no está en la naturaleza de un dementor ser compasivo —el director miró levemente a Harry y continuó—. Pasando a cosas más alegres, este año tengo el placer de presentaros a dos nuevos profesores. Por una parte el profesor Lupin que impartirá Defensa Contra las Artes Oscuras. —Los alumnos aplaudieron al profesor, sobretodo los cuatro amigos— Y por otro lado, la asignatura de Cuidado de Criaturas Mágicas será impartida por Rubeus Hagrid que compaginará las clases con sus obligaciones de guardabosques. —Los alumnos aplaudieron de nuevo. Así Dumbledore dio paso al banquete y todos empezaron a comer.
Jade miraba a sus amigos para compartir la alegría que sentían de tener a Hagrid como profesor. Pero no pudo evitar buscar esa sonrisa que la cautivaba.
—Ahora vamos a tener a ese zopenco de Hagrid dándonos clase —Draco hablaba con Pansy pero en un tono que Jade podía oír perfectamente haciendo que volviera la mirada bruscamente.
—Vuelve a decir algo malo de Hagrid, de Harry o de cualquiera de mis amigos y te juro que…
—¿Que qué…? —Draco la miró fijamente mientras que Pansy soltaba alguna risita —. ¿Qué me vas a hacer?
—Que te lo diga tu amiguita —Jade sonrió al ver la cara de susto de Pansy y se levantó para irse, Dumbledore había dado por terminada la cena.
Se despertó antes que sus compañeras de habitación. Jade dormía en la cama que quedaba al lado de la puerta, y podía ver como Pansy, que dormía en la cama contigua, estaba con media pierna colgando de la cama con la boca abierta. La seguía Millecent Bulstrode que dormía bocabajo totalmente tapada y por último estaba Daphne Greengrass que estaba encogida sobre ella misma totalmente destapada.
Se vistió rápidamente y subió a desayunar. No había muchos alumnos y los que había estaban en grupo. Ella pasó la mirada por todas las mesas buscando a alguien conocido pero sólo encontró un par de ojos grises que la miraban. Empezó a ponerse nerviosa pero en ese momento Hermione llegaba al comedor.
—Buenos días, Jade… ¿Jade? —preguntó al no recibir respuesta.
—¿Eh? Ah, hola Hermione.
—¿Qué mirabas?
—Nada. —Jade se encaminó a la mesa de Gryffindor, pero Hermione había seguido la trayectoria de su mirada y descubrió aquello que tanto distraía a su amiga.
—¿No me tienes que contar algo? —Hermione siguió a Jade hasta su mesa y se sentaron en el lugar de siempre.
—¿Qué? ¿A qué te refieres?
—A ese chico del tren… he visto como lo mirabas —dijo con una sonrisa pícara mientras lo señalaba con la cabeza—. La verdad es que es muy guapo.
—¿Pero qué dices? Miraba… —empezó a mirar a su alrededor justo cuando vio a Ron y Harry—. ¡Mira! Son Harry y Ron.
—Hola, chicas, que madrugadoras.
Los dos se sentaron con ellas y empezaron a comer. Unos minutos después, les repartían los nuevos horarios.
—Tenemos Adivinación a primera hora —Ron puso mala cara y observó el horario de Hermione—. ¿Por qué tienes más asignaturas? ¿Y a la misma hora? No puede ser…
—Ron, es problema mío, ya lo he hablado con la profesora McGonagall.
—Pues yo tengo Runas Antiguas… que horror. Aunque la prefiero a Adivinación.
Cada uno se fue a su clase, Jade fue directamente a Runas Antiguas. Se sentó sola ya que más vale sola que mal acompañada, y antes de que comenzara la clase Hermione estaba sentada a su lado.
—¿Qué haces tú aquí? ¿No tienes Adivinación? —Jade la miró confusa.
—Sí, bueno… lo tengo todo controlado —y con una sonrisa empezó la clase.
Los cuatro amigos se dirigían a su clase de Cuidado de Criaturas Mágica muy emocionados y dudosos al mismo tiempo. Hagrid tenía tendencia a tratar con criaturas muy peligrosas. Bajaban los primeros y cuando Hagrid los vio aparecer sonrió ampliamente, se le notaba excitado.
—Hola chicos, yo soy vuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas —anunció cuando todos los alumnos ya estaban reunidos en la cerca de detrás de su cabaña—. Hoy os voy a enseñar una mezcla de dos estupendas especies. Abrid los libros por la página 449.
Todos sacaron el Monstruoso Libro de los Monstruos e intentaron abrirlo, pero como el mismo libro se llamaba… era monstruoso. Se escuchaban gritos por las mordeduras y los golpes que recibían los libros a consecuencia.
—¿Cómo se supone que tenemos que abrirlos? —dijo un Draco harto de esa clase, aunque ni siquiera había empezado.
—Acariciándole el lomo, ¿cómo si no? —contestó Hagrid de manera obvia y suspiró.
Cuando algunos alumnos lo consiguieron, otros empezaron a aburrirse, con lo cual…
—Eh, Potter, mira… mira detrás de ti. Un… ¡un dementor! —Draco se burló de él, poniéndole tono tembloroso a su voz. Los Slytherin soltaron carcajadas acompañando a Draco. Menos uno.
—Eh, Malfoy. Te lo avisé. —Jade fue directa hacia él con el puño alzado, amenazadora. Draco dejó de reírse y dio un paso atrás. Jade empezó a reírse mientras volvía junto a Harry—. ¿Quién tiene miedo ahora?
Draco destilaba rabia por los poros, pero no lo dejaría pasar. Se la devolvería. Harry se lo agradeció a medias a Jade; no quería sentirse débil.
—Muy bien, ahora quiero que me digáis qué es un hipogrifo —el profesor empezó la clase.
Enseguida un par de manos se alzaron velozmente. Hermione y Jade se miraron y esperaron a que el profesor dijera algo.
—Eh, no sé, decidlo alguna…
—Estas criaturas tienen cabeza de águila y… —empezó Jade, pero la cortó la castaña que tenía al lado.
—… y cuerpo de caballo. Son muy peligrosos pero…
—… pero pueden ser domesticadas por expertos, con una reverencia… —Jade había cortado a Hermione, y así siguieron.
—… y siguiendo otros métodos, se le puede llegar a tocar. —Hermione había puesto el punto final, después se miraron y sonrieron.
—Estupendo chicas, cinco puntos para cada una. Ahora… —dijo mientras se alejaba un poco. Se acercó a ellos con una especie de animal compuesto con varias partes de animales—. Éste es Buckbeak, mi hipogrifo. ¿Quién quiere ser el primero en presentarse? —Todos se echaron hacia atrás espantados por la absurda idea, excepto Harry que al estar en primera fila no notó el cambio de posición de los demás—. Muy bien, Harry, acércate.
Harry obedeció tembloroso y tras seguir las indicaciones de Hagrid consiguió ganarse el respeto del animal, incluso volar sobre él. Cuando regresó junto a sus amigos estaba radiante de felicidad, había sido una gran experiencia. Jade tenía envidia y por eso se acercó a Hagrid.
—Yo también quiero probar —Hagrid aceptó y la guió durante el proceso.
—Debes mostrarle cómo eres en tu interior, demostrarle que eres de fiar.
Jade se acercó lentamente y cuando estuvo a una distancia prudente se inclinó y se acercó más mirándole a los ojos. Entonces cuando creían que lo estaba haciendo bien, el hipogrifo se alzó sobre las dos patas y gruñó. Pataleó intentando alejar a Jade y ésta tropezó en su afán de huir. Su pecho se movía muy deprisa y sólo podía ver a esa criatura amenazante casi encima de ella. Hagrid reaccionó un poco tarde al no entender esa situación: Jade lo había hecho todo correctamente. Harry y Ron corrieron hacia ella para apartarla de allí y tranquilizar las cosas.
—Hagrid, ¿qué ha pasado? Ha hecho lo mismo que yo… pero a mí sí me ha dejado acercarme. —Todos se habían marchado y sólo quedaban ellos cuatro y Hagrid en la cabaña de éste.
—Pues no lo sé, Harry, no me lo explico. Si hubiera sido Malfoy todavía podría dudarlo, pero tratándose de Jade… La conozco y sé que sus intenciones no eran malas. —Observaron a Jade que seguía como en estado de shock junto a Hermione.
La castaña cogía a su amiga por la cintura y los chicos caminaban delante de ellas para abrirles paso. Llegaron a Pociones y, como esperaban, la clase había dado comienzo. Todos los vieron entrar y cuando Snape iba a castigar a Ron y a Harry por llegar tarde, Jade apareció por detrás.
—¿Qué ha pasado? —se apresuró a acercarse a Jade y la cogió por los hombros.
—No pasa nada, estoy mejor. Ha sido un susto, nada más —Jade intentaba calmarse para no asustar a su padre y para que no le echara la culpa a Hagrid.
—En la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas Hagrid nos ha hecho acercarnos a esa bestia suya… el hipogrifo —Pansy había dicho justo lo que Jade quería esconder.
—¿Qué? ¿Un hipogrifo? —se giró hacia Jade—. ¿Te ha dicho que subas? —su voz sonaba monótona, pero Jade notaba su nerviosismo. Sin esperar una respuesta añadió:— Tómate la poción que hay sobre mi mesa, te tranquilizará. Yo voy a hablar con el profesor Dumbledore. Ya sabía yo que no podíamos fiarnos… —dijo entre susurros que escucharon.
—¡Espera! —Jade lo detuvo antes de que cerrara la puerta. Al ver que no quería hacerle caso, insistió—. Espera… papá —Snape se detuvo en seco y la miró. Nunca lo había llamado así. Pero antes de que dejara ver toda su debilidad, recordó quien era. No era su hija, la cuidaba pero no era suya. Y lo estaba manipulando, algo que ya esperaba de ella.
—Draco, encárgate de la clase. Vengo enseguida —fulminó con la mirada a la chica y se soltó bruscamente para después seguir su camino.
—Ya le has escuchado Prince, ahora mando yo así que… siéntate —Draco lo hacía todo para provocarla y le satisfacía verla impotente ante él.
Jade se dejó arrastrar por Hermione hasta su mesa, después enterró la cabeza en sus manos. La castaña le acariciaba el pelo cariñosamente y Harry la miraba preocupado, al igual que Ron.
—La he fastidiado, ahora por mi culpa pueden… despedir a Hagrid. —Miró a su amiga en busca de un indicio que le dijera que eso no iba a pasar, pero Hermione sólo frunció los labios y Jade suspiró.
—Tranquila, no va a pasar nada. —Jade no respondía de ninguna manera y Harry lo intentó de nuevo—. Venga, que después nos toca Defensa Contra las Artes Oscuras y te olvidarás de todo.
—No, no quiero ir. El año pasado fue un sufrimiento, igual que el anterior. Ya no me gusta.
Los chicos se cansaron de esa actitud tan negativa y la dejaron en paz, con sus pensamientos. Snape ya había hablado con el director y estaba en clase. No pudo avanzar mucho ya que cuando empezó la clase sólo quedaban unos minutos para la siguiente.
—¿Por qué no te has quedado para preguntarle a Snape lo que le ha dicho el director? —Ron caminaba de espaldas, mirando a sus amigos ir hacia él.
—No me apetece hablar con él. Es imbécil. —Harry se rió por el comentario de Jade y ella lo miró—. Sabes a que me refiero, de todas maneras es mi padre pero podría confiar un poco en mí.
Llegaron a la clase y se sentaron en la primera mesa de delante de la pizarra, a la derecha. El profesor apareció por la puerta que Lockhart había utilizado el curso pasado. Pero a diferencia del año anterior, sólo Jade estaba embobada.
Remus Lupin bajaba lentamente las escaleras y cogía la tiza para escribir su nombre en la pizarra. Jade seguía cada movimiento del profesor, cada gesto. Su pelo, un poco largo y rubio tirando a castaño, se tambaleaba a cada movimiento, suave y fino. Sus ojos, esos ojos color miel, lo observaban todo mientras su boca se movía. Pero lo más increíble, aparte de su cuerpo alto y esbelto, donde se veían rastros de su no muy lejana juventud, eran sus cicatrices. Tenía la cara llena, una de las más grandes atravesaba su mejilla derecha, otra su cuello y otra parte de su ojo. Eso le hacía más… atractivo. Jade tenía una sonrisita que la podía delatar. Esos ojos color miel la miraron y le devolvió una sonrisa amable. Jade se sobresaltó y desvió la mirada.
—Como os decía, esta clase será práctica, no necesitaremos los libros. Os voy a enseñar como ganar a un boggart. Para ello pronunciar conmigo: Riddíkulo.
—Riddíkulo —dijeron todos al unísono.
Lupin les dijo de hacer una fila y rápidamente ésta se formó. Delante de ellos había un armario antiguo que se tambaleaba y el profesor se puso a un lado. Neville Longbottom estaba el primero de la fila seguido de Ron. El profesor se acercó a Neville.
—Dime, ¿a qué tienes miedo? —El chico balbuceó algo ininteligible— Perdón pero no le he entendido.
—Al profesor Snape. —La clase empezó a reír y el chico se giró para mirar a Jade pero se relajó al ver que ella también reía.
—El profesor Snape. Mmm… Vives con tu abuela, ¿verdad? —El chico asintió—. Cuando aparezca el boggart imagina al profesor Snape con el atuendo de tu abuela. —Neville lo miró extrañado pero se preparó y levantó la varita hacia el armario. Lupin abrió la puerta y de ella salió el profesor Snape.
—Ahora, Neville —le alentó el profesor.
—Riddíkulo. —El boggart-Snape apareció vestido de señora mayor y la clase estalló en risas.
—Esto me va a crear un trauma —decía Jade entre carcajadas, lo que provocó que rieran más.
Le tocaba el turno a Ron, cuando estuvo delante del boggart se transformó en una araña gigante. Se escucharon algunos gritos ahogados pero Ron pudo decir el hechizo haciendo que de las patas de la araña salieran patines haciendo que ésta resbalara.
La siguiente era Parvati y ante ella había una momia envuelta en vendas y llena de sangre. La chica con un movimiento de varita hizo que las vendas enredaran los pies de la momia haciendo que ésta cayera al suelo.
—¡Excelente! —el profesor alababa a sus alumnos.
Jade era la siguiente y se acercaba hacia el boggart.
—Yo no temo a nada —dijo la chica algo nerviosa por no saber que aparecería ante ella.
—Vacía tu mente —le aconsejó Lupin.
Jade cerró los ojos y cuando los abrió, ante ella había una mujer alada que se alzaba unos centímetros del suelo. Su cara era terrorífica y a la vez hermosa. Jade se asustó y dio un paso hacia atrás dejando a Harry delante del boggart, por lo que éste se transformó rápidamente en un dementor haciendo que Harry se estremeciera. Antes de que el chico pudiera hacer nada, el profesor Lupin se interpuso entre ellos y el boggart pasó a ser una esfera luminosa que logró introducir de nuevo en el armario.
—Bueno, ya está bien por hoy. —Los alumnos se quejaron—. Lo bueno y breve, dos veces bueno. —Dicho esto los alumnos recogieron sus cosas y salieron del aula.
Las semanas pasaban y las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras eran las más interesantes que habían tenido nunca. Los sucesos del primer día quedaron olvidados, Jade nunca quiso hablar del tema. Ella y sus amigos acudían a las clases alegres de poder aprender tanto y de una forma tan entretenida. Pero ese día, a principios de octubre, después de su clase favorita con Lupin, tenían Pociones con Snape, que se había vuelto insoportable ya que se enteró de lo del boggart y lo que hizo Neville.
Hermione y Jade se sentaron juntas como siempre y Harry y Ron se sentaron detrás de ellas.
—Me ha encantado la clase de hoy —Jade no ocultaba su felicidad al recordar la clase con Lupin—. Se explica tan bien y consigue que las clases sean tan entretenidas…
—¿Pero no se supone que a ti no te gustaban las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras? —Hermione la miró mientras levantaba una ceja.
—Eso era antes de conocer al profesor Lupin —contestó soñadora—. Es tan…
—Si lo prefiere puede abandonar mi clase y esperar a que el profesor Lupin le enseñe también esta asignatura, señorita Prince. —Snape la miró fríamente y ella tragó saliva mientras negaba con la cabeza y se enderezaba en la silla.
A las seis de la tarde, Jade se dirigía al campo de Quidditch para su primer entrenamiento, ese año también la habían elegido como golpeadora. Cuando llegó, entró por la puerta de los vestuarios justo cuando los jugadores de Hufflepuff salían después de haber estado entrenando. Jade se giró al ver que la llamaban.
—¡Jade! Entrenamos en cinco minutos, date prisa. —El capitán de su equipo salió por la puerta mientras ella lo miraba con enfado por meterle prisa.
En ese momento, ella se giró para seguir su camino pero antes de poder dar un paso unas manos la cogían de la cintura evitando el choque. Ella contempló como unos ojos grises la miraban desde lo alto y como se dibujaba una sonrisa en esa cara vista anteriormente.
—Así que Jade es tu nombre… —"El chico" le volvió a sonreír poniendo más nerviosa a la morena. Vamos Jade, tranquila. Contéstale como si no fuera él.
—Sí. —Di algo más… Pero antes de seguir él se le adelantó.
—¿Juegas al quidditch?
—Sí, soy golpeadora en el equipo de Slytherin. —¡Bien, has dicho más de dos palabras—. ¿Tú también juegas?
—Sí, soy buscador y capitán del equipo de Hufflepuff —le dijo orgulloso.
—Que bi…—no pudo continuar porque su capitán la volvía a llamar—. ¡Ya voy!
—Veo que estás ocupada. Encantado de conocerte Jade, nos volveremos a… chocar —sonrió por su comentario y se dirigió a la puerta para marcharse.
—¡Espera! —Jade chilló antes de que se marchara—. No me has dicho tu nombre.
—Me llamo Cedric Diggory.
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Capítulo 8. Odio e impulsos.
El partido que daba inicio a la competición de los equipos de quidditch se jugaba en unas pocas semanas. Ese hecho obligaba a los equipos a entrenar más duro y durante más tiempo. Gryffindor entrenaba por lo menos tres días a la semana y a Harry se le iban acumulando los deberes. Pedía ayuda a Hermione, pero cada vez que la veía estaba tras una montaña de libros, apuntes y otras cosas, así que ni se acercaba. Su segunda opción era Jade, ella también era lista y no tenía que entrenar tanto como él.
Salió a la entrada y la encontró en los terrenos de Hogwarts, estaba bajo un árbol mirando hacia el lago. Se sentó junto a ella y se saludaron en silencio.
—Que día más bonito ¿verdad? —Jade cogió aire y lo soltó en un suspiro. Tenía una sonrisa en la cara y los ojos cerrados.
—Sí, precioso —contestó Harry un poco confuso—. Jade, te quería pedir un favor —se atrevió a interrumpir el precioso pensamiento de la morena. Jade abrió los ojos y lo miró, esperando la petición—. Como ya sabrás, mi equipo y yo estamos entrenando muy duro para el partido contra Hufflepuff... así que, pensaba que podrías ayudarme con los deberes. Es que no tengo mucho tiempo libre.
—Claro, no hay problema —Harry se extrañó por ese entusiasmo, pero lo dejó correr.
De esa forma Harry pudo compaginar las clases con los entrenamientos, aunque de vez en cuando hubiera preferido no pedirle ayuda a Jade. La chica había veces que parecía no estar allí. Miraba un punto imaginario y sonreía. Muchas veces acompañó a Harry a los entrenamientos de quidditch y se sentaba a verlos jugar, pero después no le acompañaba de vuelta al colegio, se quedaba para ver entrenar al otro equipo.
A parte de los entrenamientos, había algo nuevo y que lo molestaba. El primer fin de semana que se organizó una excursión a Hogsmeade él no pudo ir; no había entregado la autorización, y tampoco podría ir durante el curso. Hermione y Ron se despidieron de él con pena pero a la vez emocionados. Los veía alejarse desde las escaleras de la entrada mientras escuchaba unos pasos detrás de él. Se giró para ver quien se había quedado y se sorprendió.
—¿Por qué no te has ido con ellos? —una morena de ojos verdes miraba al frente.
—Lo mismo te pregunto. Yo porque mis tíos no han querido firmarme la autorización, pero tú… está Snape que puede dejarte ir —Harry no se acostumbraría nunca a ver a Snape como el padre de su amiga.
—No me ha dejado salir… estoy castigada por no hacer los deberes, puaj —dijo en tono de burla y suspiró—. Cuando le entra la vena de ser padre no lo aguanto, cuando no… quiero que sí lo sea —volvió a suspirar. Miró a Harry y vio que no llevaba chaqueta—. Vamos dentro que te vas a congelar.
El chico la siguió sonriendo por lo que acababa de decir. No aguantaba que la cuidaran, pero ella sí podía cuidarlo a él. Estos tres años había conocido realmente a Jade. Se notaba que era una Slytherin, pero también contaba con una parte de Gryffindor. Era valiente y un poco vengativa. Vale, era vengativa a secas. Podía ser fría y calculadora, pero también amable y cariñosa. Posiblemente si Hermione y ella no se hubieran conocido el primer día en el tren, Jade sería una completa Slytherin, la dueña de todo junto a Malfoy.
—¿En qué piensas? ¿En mí? Ya, ya sé que te gusto. —Se echó el pelo hacia atrás y soltó una carcajada. Harry sonrió mientras la miraba. Jade lo agarró por el brazo y caminaron más unidos.
Ginny deambulaba sola por los pasillos, no tenía otra cosa que hacer. No decidía a donde ir, sólo se dejaba guiar por sus pasos mientras deseaba tener un año más para poder ir a Hogsmeade. Entonces escuchó unas risas y deseó encontrarse con alguno de sus amigos. Giró la esquina con la cara iluminada, pero duró muy poco. Se detuvo en seco y su rostro se ensombreció de pronto. Delante suyo estaba ella… con él. Jade iba abrazada a Harry y lo peor era que él parecía incluso más feliz así. Se acercó con una sonrisa falsa a la parejita y cuando estuvo delante de ellos miró a Jade.
—He escuchado que alguien ha entrado a la sala común de Slytherin… y no era de tu casa… Dicen que lo ha destrozado todo, incluso las habitaciones —mintió Ginny inocentemente.
—¿Qué? Después nos vemos —le dijo la morena a Harry. Éste asintió.
Corrió hasta las mazmorras y una vez dentro frunció el ceño. Sólo había dos alumnos en la sala común y se acercó a ellos.
—¿Ha pasado algo? —Los dos la miraron confusos y negaron con la cabeza mientras empezaban a reírse en son de burla—. Imbéciles... —susurró la chica con mal humor.
Entró a su habitación y vio lo mismo que abajo: no había pasado nada. Suspiró al darse cuenta de la situación. Ya había notado que a Ginny le molestaba que ella estuviera con Harry y la había engañado para apartarlos. Fue hasta su cama y se desplomó, aunque no tardó mucho más en volver a levantarse. Fue a darse un baño y relajarse un rato, abrió el grifo de la bañera y esperó a que se llenara.
Mientras esperaba observó su reflejo en el cristal que se humedecía por momentos. Notaba sus facciones más marcadas, la cara más alargada que el año anterior, los ojos más grandes. El pelo le había crecido un palmo y le llegaba a media espalda, y ya no lo tenía tan ondulado, era prácticamente liso. Se metió en el agua y allí estuvo unos largos minutos.
Cuando casi se quedaba dormida escuchó cómo la puerta de la habitación se abría y se cerraba de golpe. Salió y se enrolló en su toalla y cuando iba a salir del baño se detuvo a escuchar desde allí.
—Sí, he pasado el día con Draco Malfoy, ¿a que es genial? —Pansy estaba muy emocionada por ese hecho. Jade ahogó una risa con la mano.
—¿Y qué tal? ¿Os habéis besado? —esa parecía ser Millecent, también muy emocionada.
—No, eso será en la siguiente cita… y sé que va a haber una siguiente cita. —Jade escuchó unas risitas coquetas y casi le dan ganas de darles un cachete a cada una. La verdad es que Pansy llevaba un tiempo detrás de Draco.
Ya no podía aguantar más la risa y salió escondiendo una carcajada. Las otras tres, porque eran tres contando a Daphne que no había dicho nada, la vieron con unos ojos como platos y Pansy se levantó de la cama.
—¿Lo… lo has escuchado todo?
—Obviamente. —Jade estallaría en carcajadas de un momento a otro—. Tranquila, no diré nada… o si… —se llevó una mano a la barbilla aparentando que pensaba, pero después se rió.
—No me hace gracia. Además, como digas algo… —Pansy se dirigió a la mesita de noche de la chica y cogió el colgante de jade que le había regalado Snape años atrás—… no te devuelvo esto. —Pansy estaba aprendiendo a no temer a la morena y se mostraba firme mientras le enseñaba el colgante a Jade.
—¿No te atreverás? —Jade la miró con rabia y se dirigió hacia ella para quitárselo.
Pansy al ver que se acercaba a ella abrió la puerta de la habitación y corrió escaleras abajo. Jade no lo pensó y la siguió hasta la sala común que por suerte estaba prácticamente vacía a excepción de Draco Malfoy, que se encontraba al lado de las escaleras que daban a las habitaciones, y sus dos amigos Crabbe y Goyle, que estaban sentados delante de la chimenea.
Jade se quedó parada al ver a los chicos y darse cuenta de que estaba descalza y que lo único que cubría su cuerpo era la toalla que no le llegaba mucho más abajo de su muslo. Draco no pudo evitar mirarla de arriba abajo con la boca abierta, sólo estaba a unos pasos de ella.
Pansy siguió corriendo y salió de la sala justo cuando entraban varios alumnos que regresaban de Hogsmeade. Jade no supo qué hacer al ver tantos ojos mirándola y con un movimiento rápido se escondió detrás del rubio, al que agarró por la cintura para que no pudiera moverse. La chica lo arrastró a su habitación.
—Ya te puedes ir —dijo Jade soltando la cintura de Draco.
Antes de que el chico pudiera girarse ya había cerrado la puerta. Se puso unos vaqueros y un jersey de media manga y volvió a la sala. Los alumnos empezaron a murmurar cuando la vieron pero ella no hizo caso y se dirigió a la puerta para salir.
—Me gustaba más como ibas antes. —Draco mostraba una sonrisa pícara e hizo que Jade se girara para mirarlo.
—Realmente eres idiota Malfoy. —Draco se acercó a ella.
—Pues si quieres la próxima vez no te ayudo —le dijo enfadado—. Por cierto, ¿por qué perseguías a Pansy?
—Porque tu novia ha robado mi colgante —le contestó mirándolo fijamente.
—¿Mi novia? —Draco puso cara de desconcierto. Jade aprovechó para vengarse de Pansy.
—Sí, tu novia… o al menos eso es lo que va diciendo Parkinson por todo el colegio. —Sonrió descarada—. Y también dice que eres muy dulce con ella y que le encantó el beso que le diste. —Vale, había mentido, pero se la debía.
—¿Qué? Eso no es cierto… —Draco frunció los labios—. No te creas una palabra…
—A mi me da lo mismo lo que pase entre tú y esa… arpía —dijo Jade cortando al rubio. Dicho esto salió de la sala para buscarla por todo el castillo.
Caminaba enfurecida por los pasillos y no miraba a los alumnos que pasaban por su lado.
—¿Estás bien? —Jade paró para poder encontrarse con esos ojos grises con los que tanto soñaba.
—Ahora sí —contesto a Cedric con una sonrisa y cuando él se la devolvió su corazón se aceleró.
—¿A dónde ibas? —entonces ella recordó el motivo de su furia. Su cara se crispó de repente y el chico la miró entre divertido y sorprendido.
—Estaba buscando a una… arpía… ladrona… —siguió con los insultos mentalmente y después lo volvió a mirar a los ojos—. No es nada… me voy.
—Espero que encuentres a esa… ¿arpía? —Se sonrieron y mientras se iba caminando de espaldas añadió:— Nos vemos por ahí.
Jade levantó la mano lentamente para despedirse y no le importaba que Cedric ya no la mirara. Recibió un golpe en el hombro de alguien de un grupo que acababa de pasar de camino al Gran Comedor, eso hizo que se diera cuenta de donde estaba y los siguió. Su rabia aumentaba a cada paso y sabía que Pansy se las pagaría el doble, peor que la otra vez.
Llegó al comedor y después de echarle un vistazo a la mesa de sus amigos miró la suya. La vio y eso bastaba para que dejara a sus amigos con la frente arrugada al ver que no iba con ellos. Llegó casi al final de la mesa y sin sentarse miró a Pansy que la observaba desde el otro lado de la mesa un poco alicaída. Jade tenía a Draco a su derecha y junto a éste estaba Theo. La morena se cruzó de brazos y la fulminó con la mirada.
—Dame… mi… colgante —exigió apretando los dientes para controlarse.
—No lo tengo yo. —Jade abrió los ojos imaginando cualquier cosa que podía haber hecho con su colgante—. Ya no.
—¿Quién lo tiene entonces? —preguntó mirando a la chica con odio.
—Lo tengo yo. —Jade se giró hacia Draco que la miraba serio. Antes de que la morena dijese algo el rubio se le adelantó—. Me mentiste sobre lo de Parkinson y ahora tendrás que pagar un precio para recuperarlo.
—No te mentí.
—Claro que sí. Yo no he dicho nada sobre Draco nunca. —Pansy ponía cara de corderito mientras miraba al chico para que la perdonara—. Te lo juro…
—¿No irás a creerla? —Jade miraba al chico esperando su respuesta.
—¿Por qué debería confiar en ti antes que en ella, Prince?
Jade no podía creer que esa mal nacida fuera a quedar impune, así que decidió darle donde más le iba a doler. Jade sin pensarlo dos veces se acercó a Draco y agarrándole la cara con las manos le dio un beso en los labios.
Empezó como un murmullo y se fue extendiendo por toda la sala, llegando hasta la mesa de los profesores. Jade se separó de él tras varios segundos que se hicieron eternos; éste había durado más que el primero. Se quedaron mirando a los ojos unos segundos más y cuando Jade se dio cuenta de lo que había hecho miró a su alrededor y sin querer mirar a nadie en concreto salió rápidamente del comedor.
Pansy miraba a Draco con la boca abierta, esperando la reacción de éste. Ni él mismo sabía cómo reaccionar. No sabía si le había gustado o si no, si era lo que quería después de haberse obligado a no pensar más en ella o todo lo contrario a lo que debía hacer, si estaba bien por parte de un Malfoy dejarse controlar por una mujer. Draco tenía un dilema interior, a parte de que casi todo Hogwarts clavaba su mirada en él.
Miró un momento a Pansy, por mirar a algún lado, y después se levantó para seguir el camino de Jade. Sabía que había cientos de ojos en su espalda, pero no le preocupaba lo más mínimo, ni lo que pensaran de él. Nada más salir del comedor, éste estalló en muchas conversaciones.
—Que suerte tiene el crío. Ya me gustaría a mí estar en su lugar. —Un chico de Hufflepuff sonreía ante esa idea.
—Ya te digo, creo que es una de las chicas más guapas del colegio —dijo el amigo del anterior.
—Sí —suspiró Cedric Diggory que estaba enfrente de los dos chicos. Estaba claro que tenía que tener novio. Lo que le molestaba es que ese novio fuera Malfoy, ese niño pijo y mal criado. No se la merecía.
Unas mesas más allá había un grupo de Gryffindor con la boca abierta. Harry y Ron se habían girado para poder ver la escena que tanto murmuraban, después se sentaron bien mirando a Hermione que era la que lo había contemplado todo desde el principio al estar mirando directamente hacia la mesa de las serpientes. Ginny a su lado no sabía qué hacer, si cantar o reír. Ahora ya no debía preocuparse porque se acercara a Harry; ella ya tenía novio. Neville estaba al otro lado de Hermione pero su cara no advertía nada: ni sorpresa ni júbilo ni nada. Un poco de sorpresa sí expresaba, como todos nadie se lo esperaba, pero como no conocía a la chica en su totalidad no sabía cómo reaccionar.
Había caminado sin parar, sin saber a donde iba, cualquier lugar era bueno para estar sola ya que todos seguían en el Gran Comedor. Caminaba y caminaba, sus pasos la guiaban por el castillo, tal vez huyendo de algo o yendo hacia él. Llegó a un pasillo cercano a la biblioteca, donde se podían diferenciar a duras penas unas estatuas pegadas casi del todo a las paredes. La luz de las velas iluminaban escasamente los contornos; allí no había ventanas. Ya había visto antes esas estatuas, aunque esa vez no se hubiera fijado exactamente en ellas. El recuerdo de esa noche, de ese segundo tan largo y corto a la vez, la ponía nerviosa y furiosa.
Esa noche se sintió débil, fue como si la que controlara su propio cuerpo fuese otra persona, sus acciones, sus impulsos. Sensación que aún no sabía si le gustaba. Se aproximó a la estatua más familiar y se sorprendió de la diferencia desde la primera vez que la vio hasta ahora. Casi era más alta que la estatua, cuando aquella vez era una cabeza más baja. Se apoyó en la pared junto a ésta y se resbaló hasta el suelo. Abrazó sus piernas y hundió la cabeza en sus brazos.
No podía explicarse qué pensamiento había pasado por su cabeza para llegar a hacer eso. Odiaba a Pansy, pero no hasta el punto de humillarse en público. Si hubiera tenido tiempo para reflexionar se habría dado cuenta de que se había dicho ella misma que no se acercara a Draco. Ella misma había decidido que eso era lo mejor. Draco era insensible, frío, un niño mal criado y que lo quería dominar todo. No era bueno para ella. No era bueno para nadie. Pero ahora volvía a estar ahí, en su cabeza, sólo para estorbar. Y para colmo se había detenido justo en el sitio donde más lo recordaba, o mejor dicho donde de mejor manera lo recordaba. Sabía que eran unos niños cuando pasó, aunque sólo hubiera pasado hacía un año, pero lo veía muy lejano. Recordó que no pasó nada en realidad, sólo fue un segundo, un simple segundo. Sintió un escalofrío en el cuerpo y alzó la cabeza de manera instintiva.
Lo vio, delante de ella, apoyado en la otra pared de pie. La miraba con las manos en los bolsillos. Su pelo había crecido de un año para otro y su cara era más estirada, y se había dado cuenta ahora.
—¿Qué quieres? —Jade puso el tono más desafiante que supo hacer.
—¿Que qué quiero? Pues no sé —dijo Draco en tono irónico—. Que me beses delante de todos sin avisar y después te vayas sin decir nada… mmm, no, creo que no quiero nada —siguió con su tono irónico y burlón a la vez.
—¿Quieres que te explique por qué lo he hecho? Bien, te lo diré. —Jade se levantó rápidamente mientras Draco se adelantaba un paso separándose de la pared—. Odio a Pansy, te odio a ti, sé que me odiáis, sé que sólo queréis joderme y sé que si esto sigue así soy capaz de hacer cosas que ni yo me imagino. —La morena fue acercándose un paso a cada frase—. Lo que te he hecho en el comedor no es ni la tercera parte de lo que puedo llegar a hacer. Sólo quería que Pansy me odiara más porque sé que le gustas y eso la ha hecho polvo. Así que si te imaginabas otra cosa… ya puedes quitártelo de la cabeza. Porque te diré una cosa más: tú Malfoy, no significas nada para mí. —Jade sentía su pecho subir y bajar rápidamente por la rabia que estaba intentando contener pero que de todas maneras escupía en cada palabra. Hizo ademán de girarse e irse pero se detuvo—. Y me da igual que te lo tomes para bien o para mal. Que quede claro.
Se giró bruscamente haciendo ondear su cabello y se apresuró a salir de allí. En cuanto a Draco, se había quedado de piedra ante las palabras. Aún no sabía si esas palabras lo afectaban o no, pero lo que sí sabía era que Jade tenía razón: se había imaginado otra razón para la actuación de la chica. Mientras había caminado por los pasillos buscándola parecía que una pequeña esperanza había nacido en él. Esperanza que se había diluido.
No le apetecía ir a la sala común, con toda esa gente murmurando. Estaba molesto, más que eso estaba enfadado y mucho. Solo tenía trece años y ya aburría las mujeres. Primero le besa y después se enfada con él porque… no sabía ni por qué. Andaba muy deprisa, casi corría. Cuando se dio cuenta ya estaba en los terrenos de Hogwarts, en dirección al bosque prohibido. No tenía intención de adentrarse, además de que si lo pillaban por allí a esas horas le podían castigar. Se detuvo en la linde del bosque pero sin parar de andar, caminaba dando vueltas a un punto. No entendía nada, ni a Jade por besarle, ni a Pansy por ir detrás de él, ni a la gente del colegio por cotillas, ni a la ardilla que lo miraba desde un árbol, ni…
—¿Tú qué miras? ¿Te crees mejor? ¡Tú, engendro de pollo! —Draco se acercó amenazador al hipogrifo, sin pensar en las consecuencias—. ¡Siempre una reverencia, o un saludo… pero no siempre puedes recibir eso, muchas veces te pueden insultar, o peor! —La criatura no retrocedió y se alzó en las dos patas traseras, con las garras a punto.
Fue entonces cuando Draco se dio cuenta del peligro y se calló repentinamente. Pero fue demasiado tarde: estaba encima de él, para atacar. Le arañó un brazo lo que provocó que se cayera al suelo. Se cubrió la cara con el otro brazo y antes de que volviera a lanzarse contra él algo enorme se interpuso entre los dos.
—¡Alto! ¡Quieto, Buckbeak! Tranquilo. —El guardabosque había conseguido calmar al animal y ahora se arrodillaba junto a Draco para cogerlo en brazos y llevarlo a la enfermería.
Al día siguiente fue directa a desayunar sin mirar a nadie. Mientras subía las escaleras recordó lo que se desencadenó en su habitación al regresar de su paseo por los pasillos.
Pansy tenía un cojín entre las manos y lo estrujaba mientras pensaba en la cena. Millecent y Daphne le acariciaban de vez en cuando la espalda para tranquilizarla, pero otras veces huían porque le entraban rabietas y lanzaba cosas. El pelo de la chica estaba totalmente fuera de lugar, despeinado de tantos movimientos bruscos. Jade abrió la puerta y cuando la vio con ese aspecto… no hizo nada. En otra ocasión se habría reído de ella, pero ahora no cambió la expresión de la cara y se dirigió a su cama. Pansy se levantó furiosa de la cama llevando el cojín en una mano y respirando entrecortadamente se acercó a la morena.
—Sé cuales son tus intenciones… y me las pagarás. —Pansy agarró el cojín con las dos manos para contener la rabia al ver que la ignoraba—. ¡Te estoy hablando, Prince!
—No estoy sorda. —Jade seguía de espaldas a la chica. No le apetecía discutir en esos momentos. El tiempo que estuvo sola se dio cuenta de realmente quien tenía la culpa.
—¡Pues mírame cuando te hablo! —Intentó calmarse y buscó otra táctica para que Jade se girara a hablar—. Que, ¿ahora me tienes miedo? —usó su tono de superioridad y burla. Y funcionó.
—Deja de decir tonterías. —Jade se había girado bruscamente, pero no se había molestado tanto como Pansy esperaba. Entonces se iluminó un pensamiento que se le había pasado fugazmente por la cabeza pero que había desechado inmediatamente.
—No… no es posible. —Jade volvió a mirarla arrugando la frente—. No lo has hecho para molestarme… Es porque… Ah, te gusta Draco.
Millecent y Daphne se llevaron una mano a la boca y miraron a la morena con sorpresa. Jade se puso en pie y se paseó alrededor de Pansy.
—Uy, sí, me muero por él —ironizó mientras se volvía a sentar en su cama—. También por Harry y por Ron y por Fred y George y por Ce… por Theo —su corazón se aceleró cuando casi dice su nombre.
Se metió entre las mantas y se tumbó mirando hacia la pared. Pansy estaba más enfadada todavía: ahora a Jade podía gustarle Draco y era una rival que debía eliminar.
Atravesó las puertas dobles del Gran Comedor y sin mirar a ningún lugar se dirigió a donde estaban sus amigos de Gryffindor. Se sentó junto a Hermione y sintió las preguntas sin pronunciar de sus amigos. Después de suspirar decidió levantar la mirada y responderles.
—No, no estoy con Malfoy. Ni me gusta si quiera. —Ron suspiró aliviado y siguió desayunando. En cambio Harry y Hermione la seguían mirando—. En serio chicos, sólo lo hice para enfurecer a Pansy. —Harry titubeó un momento pero después asintió. Pero a Hermione costaría de convencer. Abrió la boca para seguir argumentando pero la castaña no la dejó.
—Después hablamos. —Hermione sabía cómo sonsacarle información y estaba segura que conseguiría lo que quería.
En cuanto Hermione siguió desayunando, Jade miró hacia una pelirroja que estaba al otro lado de la castaña. Apretaba la mandíbula y echaba chispas por los ojos. Ginny percibió esa mirada y al principio se asustó, pero en seguida la miró provocadora. Ella era la responsable de todo. Por su culpa murmuraban cosas sobre Jade, se había tenido que humillar y encima la retaba. Ninguna apartaba la mirada y llegó un momento en que sus amigos se dieron cuenta de la tensión tan agria que se respiraba. Hermione se puso recta en su sitio e hizo que las dos dejaran de mirarse. Harry y Ron parecían asustados por ese intercambio de palabras no pronunciadas, pero no le dieron mucha importancia, era "problemas de chicas" como les había dicho Hermione.
Ya habían salido del Gran Comedor de camino a sus clases y como siempre a esa hora se tenían que separar. Jade se fue directa a Historia de la Magia y sus amigos a Astronomía. Llegó un poco tarde pero había asientos vacíos donde poder elegir estar lo más lejos de esos dos. Cada uno estaba en una fila diferente, Draco junto a Theo y Pansy con Millecent. No miró a ninguno a la cara, pero si se fijó en que Draco llevaba un brazo vendado.
Fue directa a la última fila junto a un chico de Hufflepuff. Al principio le resultó que era Cedric y se extrañó porque Cedric era mayor, pero después de mirarle fijamente encontró muchas diferencias. Su pelo era más oscuro aunque igual de largo, sus ojos eran marrones pero con las mismas pestañas largas, los brazos eran delgados pero le habían parecido fuertes porque el uniforme le quedaba grande.
Cuando faltaban cinco minutos para que la clase acabara se escuchó un barullo en el pasillo y el profesor se asomó para ver qué pasaba. Vieron como el profesor Snape se paraba en la puerta y hablaba con Binns, el profesor fantasma de Historia de la Magia, y antes de marcharse miró a Jade un segundo. Volvió a cerrar la puerta y después de decirles que daba por concluida la clase, se fue rápidamente a través de una pared. Hubo un silencio y seguidamente los alumnos se apiñaban en la puerta para enterarse de lo sucedido.
Jade logró pasar entre los alumnos y siguió a los estudiantes hasta la tercera planta donde se apelotonaban todos frente al retrato de la Señora Gorda. La morena miró a su alrededor y distinguió a Cedric entre los alumnos. Se dirigió hacia él para que le contara qué estaba pasando.
—¿Qué sucede? —El chico se giró hacia ella sin cambiar la expresión.
—La Señora Gorda no está. Parece que la han atacado. —Dicho esto se alejó dejando a Jade preocupada.
Ella intentó encontrar con la mirada a alguno de sus amigos pero no lograba verlos. Encontraron a la señora gorda escondida en otro cuadro, parecía asustada, decía que Sirius Black la había atacado. Eso asustó más a Jade.
—¡Harry! —Éste bajaba por las escaleras junto a Hermione y Ron—. ¿Es cierto lo que dicen? ¿Que Sirius Black ha entrado a Hogwarts? ¿Y por qué?
—Sí Jade, eso dice la Señora Gorda y no sé porqué —Harry no estaba de humor para volver a repetirlo. Siguió bajando y lo siguieron.
Después de las clases todos los alumnos bajaban por los terrenos del colegio hacia el campo de Quidditch, sin importarles que lloviera. Gryffindor quiso bajar la guardia porque el equipo de Hufflepuff nunca había sido muy bueno que digamos, pero Wood los sermoneó por ese comportamiento y, siguiendo sus instrucciones, entrenaron de otra forma. En realidad Wood tenía razón porque ese año el equipo contrario había realizado algunos cambios muy importantes. Había un nuevo capitán y era el buscador: Cedric Diggory. Un excelente buscador y jugador, y todos esperaban ver un partido Potter contra Diggory.
Las gradas estaban llenas, Gryffindor a un lado y Hufflepuff al otro, Slytherin con este último y Ravenclaw dividido en dos. Hermione, Jade y Ron llegaron junto a Gryffindor y las serpientes miraron con asco a ese grupo. Jade sabía que los miraban así por su culpa pero no le importaba. Realmente no sabía a quien apoyar y eso era grave: Harry era uno de sus mejores amigos y Cedric… casi ni le conocía. Hermione notó la preocupación de su amiga y la empujó para apartarse un poco de Ron.
—Ahora podemos hablar. ¿Quién te gusta? —Jade no quería contestar, pero después de mirar a su amiga a los ojos suspiró.
—No lo sé. —Hermione levantó una ceja—. En serio, no estoy segura, más o menos.
—¿Entre quién no estás segura?
—Pues… como ya sabrás… Cedric —susurró para que los de alrededor no la escuchara— y… es que no creo que me guste… es… diferente. No me gusta, sólo… No sé. —Suspiró y miró a su amiga para ver si la había entendido. Al parecer no, por la cara que puso—. Está bien, te lo diré. El año pasado… pasó algo que me hizo verlo de otra manera. —Se acercó más a Hermione y bajó la voz. Lo diría todo de un tirón—. Quedamos para hacer un trabajo y mientras nos escondíamos de Filch… me besó.
—Entonces —la castaña recapacitó sobre lo que había escuchado y relacionó. Un trabajo, sólo se pueden hacer con alguien de tu misma casa, beso, relacionado con ella: el Gran Comedor—. Ah, ¿no será? —Jade leyó en la cara de su amiga la verdad y asintió—. Malfoy…
—Shhh, baja la voz. Pero no sé si me gusta, no creo. Es odioso, creído… —negó con la cabeza con repulsión.
La gente empezó a gritar y las chicas vieron que el partido había comenzado. Volvieron junto a Ron y cuando vieron a Harry cerca de ellos lo animaron. Desde el primer minuto los jugadores volaban velozmente de aquí para allá, habían empezado fuerte a pesar de que cada vez llovía más. De vez en cuando veían a los buscadores ir tras la snitch, pero después paraban en seco al perderla. Ahora parecía que Harry la había vuelto a ver y subía hacia el cielo, entre las nubes oscuras.
Cedric parecía prestar más atención a sus jugadores y no percibió el movimiento de Harry. Entonces desapareció en el cielo y todos empezaron a preocuparse. Hermione, Ron y Jade dejaron el partido de lado y siguieron mirando hacia las nubes. De repente escucharon cómo gritaba el otro lado de las gradas y miraron hacia el campo para ver qué pasaba. Cedric había cogido la snitch.
Entre un tumulto de alumnos vestidos de rojo se distinguía una figura de color verde que levantaba los brazos y gritaba acompañando a los Hufflepuff. Al parecer sólo se habían dado cuenta de la reacción de la chica los de esa grada y un buscador que sostenía una bola dorada. Cedric miraba a Jade entre divertido y preocupado por lo que los leones pudieran hacerle. La morena recibió un codazo en el costado que hizo que recapacitara sobre dónde estaba. Miró a su alrededor y se asustó de verdad por las caras de odio de los leones. Agachó la cabeza mientras se sonrojaba pero entonces la volvió a alzar al escuchar como todos inspiraban súbitamente. Vio caer algo desde el cielo y cuando se dio cuenta de quien era se llevó ambas manos a la boca.
De repente fue como si se detuviera el tiempo, pero no para ellos, si no para Harry. Descendió lentamente hasta que tocó el suelo y enseguida lo llevaron a la enfermería. Los tres amigos bajaron de las gradas antes de que nadie se moviera del sitio y corrieron en busca de su amigo.
Tuvieron que dejar a Harry en la enfermería y dirigirse a su siguiente clase que Jade, pese a estar Harry así, quería ir. Ya le habían informado de que su escoba estaba destrozada por culpa del Sauce Boxeador. Él les contó que había escuchado gritar a su madre otra vez mientras le atacaban los dementores, como en el tren.
Entraron a la clase y se sentaron en sus sitios de siempre. Ya estaban todos sentados cuando vieron aparecer al profesor Snape que cerró las ventanas y dejó la clase casi oscura.
—Abrid vuestros ejemplares por la página 264 —dijo mientras iba hacia el final de la clase para preparar las diapositivas.
—Señor ¿y el profesor Lupin? —Hermione había aparecido de repente al lado de Harry, nadie la había visto entrar.
—El profesor Lupin estará incapacitado unos días. En su lugar os daré la clase yo. —Jade no se lo podía creer. Sin Lupin unos días y en su lugar a su padre… Genial.
—Ahora que está todo aclarado, id a la página 264 —arrastró las palabras mientras con un movimiento de la varita hacía que las páginas del libro de Ron pasaran más rápidas.
—¿Licántropos? Pero señor, estamos dando criaturas marinas —a Hermione no le gustaba desviarse del tema.
—Eso era con el profesor Lupin. Empecemos —añadió ignorando las demás quejas.
Ya era sábado, por fin. Esa semana había pasado muy lentamente, sobretodo por lo del intruso. El director ordenó que se durmiera en el Gran Comedor para proteger a los alumnos y los profesores cerraban totalmente las clases: ventanas y puertas.
Estaban desayunando en la mesa de Gryffindor y los únicos que hablaban eran Ron y Hermione, además muy animados. Esa tarde irían a Hogsmeade mientras Jade y Harry se aburrirían como ostras.
—Tampoco es para tanto. Sólo puedes comprar golosinas, o tomarte algo en Cabeza de Puerco, o… —Jade dio un golpe con el puño en la mesa y fulminó a Ron—. Vale, me callo.
—¡Que rabia! No he ido a Hogsmeade aún y ya llevamos dos meses de curso —miró hacia la mesa de los profesores y fulminó a su padre—. Te odio —susurró la chica provocando unas cuantas risas entre sus amigos.
—Me tengo que ir. Nos vemos después. —Harry se había levantado pero Jade le cogió por la camisa.
—¿A dónde vas? Vamos a estar todo el día juntos —elevó la voz un poco para que una niña de segundo la escuchara. Ginny cambió la expresión— así que me tienes que decir a dónde vas. —Harry sonrió.
—He quedado con el profesor Lupin para que me dé unas clases particulares —Jade inspiró de golpe y se le fue dibujando una sonrisa.
—¿Vas tú solo? —preguntó intencionadamente. Iba a una clase con Lupin… ¿y no me dijo nada? Harry la miró divertido.
—Si quieres le pregunto al profesor si puedes venir.
—Mejor voy y seguro que no me echa. —Jade estaba muy emocionada.
—Vale, como quieras. Nos vemos después —se despidieron de los demás y salieron juntos del comedor, pero antes Jade se giró y miró a Ginny provocadora—. Nos enseñará a combatir contra los dementores —le explicó el chico mientras cruzaban la puerta.
Llegaron a la clase y el profesor ya estaba esperando a Harry. Cuando vio a Jade entrar detrás del chico, levantó una ceja y sonrió.
—Veo que se ha unido un nuevo alumno. —Jade aparentó ser inocente y recibió una gran sonrisa del profesor—. Aunque contigo tendré que utilizar otro método. —Recordó en lo que se transformó el boggart ante Jade.
Lupin los condujo hasta su despacho que lo había cambiado para dejar más espacio. Se detuvo de espaldas a un baúl y los miró.
—Antes de hacer nada, quiero que penséis en un recuerdo feliz. —Levantó las cejas y esperó a que los dos asintieran—. Primero puede empezar Harry. Ven, ponte aquí. Dentro de esto hay un boggart —dijo señalando el baúl que tenían enfrente.
Harry ya estaba preparado y después de apuntar con la varita hacia el baúl asintió hacia el profesor. Éste lo abrió y salió una criatura negra que ya conocían: un dementor. Harry estaba nervioso y se le olvidó lo que tenía que pensar. Para cuando lanzó el hechizo tenía el dementor encima y Jade no pudo quedarse quieta y estando detrás del chico lanzó el hechizo. Sorprendentemente salió una luz plateada de su varita que creó una pared entre ellos y la criatura. Notó como su mano cosquilleaba y tuvo que coger la varita con las dos manos. Tenía una nueva sensación en el cuerpo porque podía con el dementor, lo dominaba, era más fuerte que él. Consiguió meterlo en el baúl que el profesor Lupin cerró para no dejarlo escapar.
Harry se despertó mareado después de desmayarse y se comió el trozo de chocolate que el profesor le ofreció. Jade estaba a su lado y lo animaba para que lo intentara de nuevo.
—¿Cómo lo has hecho? —miró extrañado a su amiga.
—Pues no sé, sólo pensé algo feliz y lancé el hechizo… no hay más —la verdad es que no se lo creía ni ella aunque quería aparentar calma.
—Es extraño. Nunca había conocido a nadie que lo hubiera conseguido a la primera. —Lupin la miraba con la frente arrugada y Jade se puso un poco colorada.
—Venga, que lo vuelva a intentar Harry, seguro que lo hace bien ahora. —Jade cogió por el brazo a su amigo y lo levantó.
Después de comer, todos los alumnos mayores de trece años, iban y venían preparándose para ir al pueblo a pasar la tarde. Exceptuando unos cuantos, entre ellos Harry y Jade, los demás hacían fila en la entrada esperando a que McGonagall o Filch los nombrara. Hermione y Ron se despidieron de sus amigos y junto a Neville empezaron a caminar desapareciendo entre los árboles nevados. El invierno se había adelantado unas semanas.
—Otro sábado, solos —Jade suspiraba deseando conocer ese pueblo.
—Sí —contestó Harry con otro suspiro—. Oye, Jade, quería preguntarte… ¿cómo fuiste capaz de conjurar un patronus tan fácil? —Jade lo miró unos segundos recordando el suceso.
—La verdad, yo hice lo que nos dijo Lupin… Además, a ti no te funcionó porque tu recuerdo no era bueno. —Harry desvió la mirada hacia el camino—. ¿Sabes qué recuerdo elegí? —Harry la miró de nuevo y negó con la cabeza—. Uno tuyo, en segundo año, cuando apareciste en el Gran Comedor después de que pensara que estabas muerto. —Harry sonrió.
—¡Hola chicos! —Los dos se giraron para ver a los gemelos acercarse. Llegaron junto a ellos y George le hizo una reverencia a Jade—. Princesita. —Cogió su mano y la besó. Jade sonrió, pero entonces Fred apartó la cabeza de su hermano de un empujón.
—Cuidado, como te vea Malfoy… Nunca beses a la novia de otro —había una nota chistosa, pero Jade ya estaba bastante enfadada así que eso acabó por enfurecerla del todo.
—No tiene gracia. No estoy con Malfoy, ni siquiera me gusta. —¿Cuántas veces lo había repetido? Esta vez había controlado mejor su mal genio.
—Realmente no veníamos a veros por eso. —George miró a su hermano y sonrieron—. ¿Queréis ir a Hogsmeade?
—Claro, ¿pero vosotros qué podéis hacer para conseguirlo?
—Calla y observa, Harry. —Sacó un pergamino de su bolsillo y lo puso a la vista de todos—. Esto es un mapa… un mapa de Hogwarts. Mirad. —George pasó su varita por el papel y pronunció unas palabras:— Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
En la parte exterior aparecieron unas líneas que formaron unas palabras:
El Señor Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta
proveedores de artículos para magos traviesos
están orgullosos de presentar
EL MAPA DEL MERODEADOR
Al abrirlo vieron dibujado el mapa de Hogwarts, cada pasillo, cada patio, cada clase, incluso mostraba a las personas, sus nombres y donde estaban. También vieron nuevos pasillos y puertas.
—Cuando hayáis acabado con él decís: Travesura realizada. Así nadie más podrá leerlo.
Estaban bajo la capa de invisibilidad de Harry en la despensa de Honeydukes, en Hogsmeade, y esperaban alguna oportunidad de cruzar la puerta hacia la tienda sin ser percibidos. Mientras atravesaban la tienda vieron a varios conocidos como Dean Thomas y Seamus Finnigan, o Theo Nott y Draco Malfoy. Enseguida Jade miró hacia otro lado pero fue peor: Cedric iba acompañado por una chica. Sintió su cuerpo arder de rabia y quiso ir hacia ellos pero se acordó que iba con Harry y bajo la capa.
Salieron de allí y buscaron a sus amigos por la calle. Se metieron por detrás de una casa que lindaba con el bosque y a unos metros los vieron. Harry se iba a quitar la capa y saludar a sus amigos, pero Jade lo detuvo. Se acercaron lentamente a ellos y Jade acarició suavemente la nuca de Ron. Se aguantaron unas risas cuando el pelirrojo se golpeó allí donde Jade le había tocado.
—¿Qué hay por aquí? Algo me ha tocado. —Ron miraba a Hermione un poco asustado.
—Serán hadas del bosque —le contestó indiferente.
Se quitaron la capa mientras se reían y los otros dos dieron un pequeño respingo.
—Habéis sido vosotros, ¿no? —Eso provocó que se rieran más.
—Sí, tranquilo. —Miró a Hermione—. Nos hemos escapado. Fred y George nos han dado un mapa del colegio. —Le cogió el mapa a Harry y se lo enseñó.
—Tendríamos que dárselo al profesor Dumbledore, es peligroso. Alguien como Sirius Black puede encontrarlo y utilizarlo. —La morena la miró con los ojos abiertos y negó con la cabeza.
—Ahora vengo —dijo Harry mientras se volvía a poner la capa y salía detrás de la profesora McGonagall.
De vuelta al castillo Harry les explicó lo que había oído mientras McGonagall hablaba con Madame Rosmerta, y entonces entendieron el enfado del chico. Sirius Black era su padrino y había traicionado a sus padres. Y ahora quería matar a Harry también.
Harry rodeaba a Jade con un brazo para sujetar mejor la capa. Ella también tenía un brazo alrededor de él como muestra de apoyo.
Veían como la gente los adelantaba sin saber que estaban ellos allí escondidos bajo la capa. Entonces Jade vio a una persona, que aunque no la conocía le caía mal. Era ella, la chica que estaba con Cedric en la tienda. Harry percibió el cambio de humor de su amiga y la miró extrañado pero ella sólo negó con la cabeza y sonrió. Se inclinó para acercarse más a Hermione y susurrarle.
—¿Quién es esa? La rubia de delante. —Hermione se sobresalto un poco pero enseguida miró a la chica que Jade le había dicho.
—Creo que es Erika. La conocí en la biblioteca y es muy agradable. Tiene un año más que nosotras. ¿Por qué lo preguntas?
—Por nada —arrastró las palabras mientras apretaba los dientes y fruncía los labios.
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
¡HOLI! Me encanta tu Novela :), espero que la sigas pronto
xx
Adri
xx
Adri
Phoenix.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
estubieron geniales los capitulos
siguela esta hermosisimaa *___*
siguela esta hermosisimaa *___*
Bradley.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Εlιαחα Sץкєs Hσяαח {} escribió:estubieron geniales los capitulos
siguela esta hermosisimaa *___*
Ya subo capi! :)
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
{}AdriPayne escribió:¡HOLI! Me encanta tu Novela :), espero que la sigas pronto
xx
Adri
Que bien que te guste! Ya subo capi! :)
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Capítulo 9. Al cuadrado
Las semanas pasaban y los exámenes cada vez estaban más cerca. Cuando se dieron cuenta ya había acabado noviembre.
Estaban sentados en la sala común de Gryffindor recordando la noche de Halloween del mes pasado cuando sólo se escuchaban los gritos de las chicas mientras cruzaban los pasillos, o cuando Fred y George se escondían en lugares ocultos del castillo, que sólo Harry y Jade conocían bien, para después salir y asustar a los alumnos más pequeños. Peeves también hizo un buen trabajo; por primera vez colaboró con los gemelos. Desde las esquinas de los pasillos tiraban globos de agua y más de un alumno se enfadó en vez de divertirse, entre ellos Jade y Hermione.
Entró por la puerta Hermione seguida de Jade y se quedaron de pie al ver que no había sitio libre. Los gemelos ocupaban los dos sillones, Ron y Harry estaban en el sofá junto a Ginny. Dean y Seamus se sentaban en el suelo a los pies de Fred y George.
—Hablando de la princesita de Roma y de su amiga el libro —George ya estaba metiendo cizaña—. Estábamos comentando que vuestras caras del día de Halloween fueron lo más gracioso que hemos visto. —Los gemelos soltaron varias carcajadas y los demás las reprimieron.
—Pues no os conviene volver a verla. La próxima vez que nos gastéis una broma así, aunque lo hiciera Peeves, cumplo mi promesa. —La morena se cruzó de brazos mientras levantaba la cabeza.
—¿Qué promesa? —Los chicos se miraron confusos y después dirigieron las cabezas hacia Jade con el ceño fruncido.
—La de dejaros sin descendencia. —Sabían que era capaz de hacerlo y por eso agacharon la cabeza—. Muy bien, así me gusta. —Las dos amigas se rieron mientras se acercaban a ellos.
—Pobrecitos. Jade, los tienes dominados —la castaña parecía más animada a pesar de ser muy tarde y de estar escuchando caer la lluvia.
Las chicas fueron a sentarse donde pudieron. Ron se movió un poco hacia Harry, haciendo que éste quedara pegado a Ginny. Hermione se sentó junto a Ron mientras miraba a la pelirroja sonriendo. Jade fue a sentarse sobre Fred. George fulminó con la mirada a su hermano para después reírse. Jade encogió las piernas y se acurrucó en el chico mientras éste le abrazaba.
—Creo que deberíamos apagar el fuego. Aquí hay alguien que se quema —George dijo divertido señalando con la cabeza a Fred y éste negó con la cabeza.
—Sé que te gustaría estar en mi lugar, Georgy —éste achicó los ojos y todos empezaron a reír.
Estuvieron una hora o dos hablando de todo: el quidditch, ocasión en que Hermione rodaba los ojos; de las clases, aunque no era el tema más emocionante; George sacó el tema de los novios y novias, donde Jade tuvo que volver a desmentir lo suyo con Malfoy. Cuando vieron que era muy tarde, se percataron de Ginny, que no había hablado aún.
—Es tan pequeña que nos podríamos haber sentado sobre ella y ni darnos cuenta de que se quejaba —la chica se puso colorada al recibir la mirada de todos, también de Harry.
Jade se puso en pié súbitamente y se desperezó. Le revolvió el pelo a los gemelos y en vez de irse hacia la puerta fue por detrás del sofá y abrazó a Harry mientras le daba un beso en la mejilla que daba al lado de Ginny para después mirarla desafiante y salir por el retrato dejando a Ginny muy enfadada.
Jade bajaba las escaleras sonriendo por la cara que había puesto Ginny. No se había dado cuenta de que era muy tarde para ir andando por los pasillos, si la veían la castigarían. Pero no había problema pues Harry le había prestado el mapa del merodeador.
Las semanas previas a las vacaciones pasaron sorprendentemente rápidas, a pesar de los últimos exámenes. Los entrenamientos de quidditch, retomados unas semanas después del primer partido, eran relajados y no duraban mucho. Las clases no eran aburridas, no mandaban deberes, solo pasaban el rato. Pero siempre hay una excepción y esta vez era Pociones. El profesor Snape no les dejaba ni un segundo de descanso, incluso los fines de semana se tenían que quedar estudiando.
Era el penúltimo sábado antes de las vacaciones y esa mañana había poca gente en el Gran Comedor, los alumnos no madrugaban los fines de semana. Jade había subido antes para desayunar tranquilamente y después dar un paseo por los jardines. Se había topado con varias personas pero al no conocerlas no tuvo que detenerse para hablar, fue directa a la sombra de un árbol al lado del lago.
Poco a poco el castillo fue despertando y con él todos los alumnos. Vio salir por la puerta a un grupo de alumnos mayores que ella, entre ellos Cedric. Se miraron unos segundos, Jade fue la que desvió la mirada al ver salir a sus amigos por la puerta. Se acercaron a la morena y Hermione se sentó a su lado.
—Que madrugadora —la castaña la abrazó y ella respondió de igual manera.
—Extraño, porque anoche me quedé hasta tarde haciendo los deberes de pociones. Al parecer mi poción era revitalizante porque no tengo sueño. —Jade sonreía a todo momento.
—Sí, pareces más feliz.
—Pues mi poción fue un desastre. Ya podríais haberme ayudado. —Ron las miró con reproche.
—Ni te digo la mía. Se hizo amarilla y después desapareció. —Harry no parecía tan afectado como Ron.
Después de un rato disfrutando de los rayos que calentaban sus ropas, húmedas por la nieve, volvieron dentro y fueron a la biblioteca a ayudar a los chicos con sus pociones.
Terminaron una hora antes de comer y Jade se dirigió a su habitación para dejar las cosas mientras sus amigos hacían lo mismo. Quedaron en verse en el Gran Comedor.
Jade bajó a las mazmorras y fue directa a su habitación. Cuando entró vio a sus compañeras de habitación que estaban tumbadas en las camas hablando animadamente. Callaron al verla.
—Hola, chicas. —Las tres se quedaron mirándola como si estuviera loca. ¿Qué le pasa a ésta? ¿Por qué saluda? Pensaban—. Perdón por si he interrumpido algo, sólo vengo a dejar unos libros. Ya me voy. —Jade guardó los libros en su baúl—. Adiós —se despidió con una sonrisa y salió por la puerta.
Pansy, Millecent y Daphne se miraron unas a otras sorprendidas por el comportamiento de la morena, ¿acaso se había vuelto loca?
Jade bajaba las escaleras, se sentía feliz, aunque tenía una sensación extraña, se había levantado rara, como si le faltara algo. Cuando llegó a la sala común se encontró cara a cara con Draco Malfoy.
—Tú otra vez. —Draco la miró asqueado. Jade se puso colorada y miró hacia el suelo. Sabía que las palabras del rubio siempre estaban envenenadas y que no debía escucharlo, pero le afectaban—. Eres insoportable…
La chica observó cómo pasaba por su lado y salir por la puerta. Mientras seguía el camino de Draco se preguntó qué le podía haber hecho ahora. Llevaban un mes sin decirse nada, ignorándose por completo, y ahora la miraba con odio.
Entró al Gran Comedor y cuando estuvo tentada a ir a sentarse con sus amigos, recordó que debía sentarse en su mesa. Eran las normas. Siguió su camino hasta sentarse al lado de una chica llamada Steph.
Por el camino había localizado a Cedric, el chico de ojos grises que la hacía suspirar. Comenzó a comer en silencio y de vez en cuando echaba miradas tímidas hacia la mesa de Hufflepuff. En una de esas veces el chico se giró para mirar justo los ojos de la morena. Fue un momento que la chica cortó por no poder mantenerle la mirada. En ese momento la puerta del comedor se abrió para dejar paso a una chica empapada; estaba totalmente mojada. Pansy se dirigió hacia su mesa mirando con rabia a Jade. Ésta la miraba con preocupación, nunca la había visto tan enfadada. Muchos se giraron hacia ellas.
—¡Estarás contenta! Verme humillada… ¿era lo que querías no? —Pansy estaba frente a ella y sólo las separaba la mesa. Jade no sabía qué decir—. ¿No vas a decir nada?
—Yo… no sé que… —sentía todas las miradas puestas en ella y se sintió realmente mal por Pansy.
—Te odio Prince.
Jade no soportó la situación y sin darse cuenta una lágrima le caía por la mejilla. Se levantó rápidamente y salió corriendo del comedor.
Hermione miró a Harry y a Ron. Los tres estaban muy extrañados por la reacción de la morena, ella nunca hubiera llorado, y menos delante de todo el mundo. La castaña se levantó y siguió los pasos de Jade; tenía que ir con ella.
Tras recorrer el castillo, Hermione encontró a la chica en la última planta, cerca de una ventana. Estaba sentada en el suelo con las rodillas encogidas y la cara metida entre éstas. Ella se acercó y se sentó a su lado, pasó una mano por su cabeza cariñosamente.
—¿Estás bien? —susurró dulcemente. La morena levantó la cabeza y Hermione pudo ver que había llorado, pues tenía los ojos rojos e hinchados.
—No sé qué pasa Hermione, no entiendo nada. Primero Draco y ahora Pansy. Yo no he hecho nada… —sollozó de nuevo. Su amiga la estrechó contra sí.
Bajaron las escaleras y llegaron a la sala común de Gryffindor. Estaban todos allí esperando que llegara la hora de ir a Hogsmeade. Harry ya había cogido la capa pero como le faltaba el mapa, que lo tenía Jade, se acercó a la chica.
—¿Tienes el mapa? —Snape ya le había autorizado la salida a Jade, pero Harry todavía debía salir escondido.
—Sí, toma —dijo sacándolo de un bolsillo. El chico le sonrió pero no se fue.
—¿Vas a venir, no? —Jade hizo una mueca con la boca y luego negó con la cabeza—. ¿Por qué?
—No me apetece —no quería hablar de sus problemas ahora.
Continuó en la torre de Gryffindor cuando todos salieron hacia la entrada del castillo. Se giró al escuchar unas pisadas por las escaleras y vio a Ginny que se había parado en el último escalón. Iba a darse la vuelta para no tener que hablar con Jade, pero ésta la detuvo.
—¡Espera! —Ginny se paró con un pie en el escalón—. Espera Ginny. Lo siento. No sé por qué me comporto así. A mi no me gusta Harry, sólo quería hacerte enfadar. Y tampoco sé por qué. Quiero ser tu amiga. —La pelirroja se sorprendió por sus palabras y finalmente se giró para mirarle a los ojos.
—¿De verdad? —No se podía fiar del todo, pero bajó las escaleras hasta llegar a Jade—. No es una broma, ¿verdad? —La morena movió la cabeza negándolo mientras iba asomando una sonrisa tímida.
—Vamos a sentarnos y hablamos. —Jade fue hasta el sillón y Ginny se sentó junto a ella—. Empecemos de nuevo, como si no hubiera pasado nada.
—Está bien. Soy Ginny Weasley, encantada —dijo extendiendo la mano. Jade se rió, pero hizo lo mismo.
—Hola, yo soy Jade Prince, mucho gusto. —Se estrecharon la mano y sonrieron.
Estuvieron hablando mucho tiempo, incluso se rieron juntas, algo muy extraño tratándose de esas dos.
Jade salió de la sala común de Gryffindor para ir a la suya. Mientras caminaba se encontró con alguien que parecía que la estuviera esperando.
—¿Ha pasado algo? —preguntó la chica mientras miraba a su padre.
—¿Cómo que si ha pasado algo? Jade, una chica ha aparecido en el Gran Comedor empapada de arriba a abajo acusándote…
—Pero yo no he sido. Tienes que creerme, yo…
—Hay testigos —dijo Snape cortando a Jade—. No me hace ninguna gracia que estés peleando como una niña malcriada, pero lo que realmente me enfurece es que me mientas. —La chica intentó defenderse pero él no la dejó—. No saldrás del castillo en lo que queda de curso… y me refiero a que sólo pisarás los terrenos de Hogwarts cuando tengas Cuidado de Criaturas Mágica.
Snape se fue dejando a Jade petrificada en medio del pasillo. Era totalmente injusto, para una vez que ella no había hecho nada… la castigaban. Y menudo castigo.
Definitivamente había sido uno de los peores días de su vida.
Era hora de cenar y se fue directa al comedor al ver que se retrasaba. Abrió las puertas y todos estaban sentados, buscó con la mirada a sus amigos y…
—¿Cómo es posible? No puede ser… Estoy soñando.
Era el penúltimo sábado antes de las vacaciones y esa mañana se había levantado mucho más tarde de lo normal. Se incorporó en la cama y se desperezó, miró a su alrededor y vio que estaba sola en la habitación, lo que hizo que se alegrara por no tener que soportar a sus estúpidas compañeras. Se duchó y se vistió rápidamente para bajar a comer algo.
Pasaba por la sala común sin mirar a su alrededor, pero no pudo evitar girarse para ver esos ojos grises que la miraban. Draco llevaba la escoba a un lado y parecía dispuesto a salir. Jade se acercó a él, no sabía bien por qué quería hablar con él si se habían estado evitando desde lo sucedido en el Gran Comedor. En ese momento se acordó del por qué de aquello y puso la cara más desafiante que pudo.
—Malfoy. —El rubio le prestó atención con cierta sorpresa— Devuélveme mi colgante. —Ella extendió la mano con un movimiento seco—. ¡Ya!
—¿A qué vienen esas prisas? Hace semanas que lo tengo ¿y ahora te entra la urgencia? —le dijo con indiferencia.
—Bien, tú te lo has buscado. —Jade sacó su varita y con un movimiento de muñeca pronunció: levicorpus. Esto hizo que Draco quedase colgado bocabajo.
—¡Bájame! ¡¿Cómo te atreves? —Draco no podía creer lo que le estaba pasando. Nunca pensó que ella pudiera utilizar un hechizo contra él.
—Dime dónde está el colgante y te bajo —lo dijo mientras dibujaba una sonrisa en la boca.
—¡Maldito colgante! Toma. —El rubio lo sacó de su bolsillo y se lo extendió.
—¿Siempre lo has llevado encima? —Jade sonrió más y se acercó a la cara del chico—. ¿Lo llevas para acordarte de mí? —Esto lo dijo mientras se acercaba a los labios del rubio. Pero cuando estuvo a punto de besarlo, se separó y antes de salir por la puerta lanzó el contrahechizo.
Jade seguía hambrienta y decidió ir a las cocinas para pedirles comida a los elfos domésticos. Después de saciar su apetito tras una grata acogida por parte de los elfos, se dirigió al lago. No había visto a ninguno de sus amigos en toda la mañana pero no le importó; ella sola podía divertirse.
Mientras caminaba hacia el lago pudo ver un grupo de alumnos de sexto y entre ellos a Diggory. El chico bueno que no le había dirigido la palabra en todas esas semanas. Como si a ella le importase; sólo era un chico más.
Al llegar a la orilla del lago, pudo ver cómo la gente se retiraba para ir a comer, pues ya era mediodía. Ella no pensaba ir porque acababa de comer y no tenía hambre. En ese momento pudo ver un grupo de chicas que pasaban por su lado. Al ver a Pansy sintió el odio crecer en ella y no pudo evitar dirigirse hacia la morena. La chica se giró para ver a Jade y sacó la varita instintivamente. Ésta también la apuntó con la suya. Jade sabía que era mejor en duelos que ella pero sin darle oportunidad le lanzó un hechizo que hizo que saliera por los aires haciendo que cayera en el lago. Jade empezó a reír mientras veía a Pansy chapotear en el agua. Ni siquiera se quedó para mirar cómo salía; tenía cosas mejores que hacer.
Se había recostado al lado de un árbol para relajarse cuando vio salir a sus amigos del castillo; parecía que se iban a Hogsmeade. Jade se acercó a ellos para apuntarse ya que Snape le había dado permiso para ir.
—Hola chicos. —Hermione y Ron se giraron extrañados—. ¿Qué, vamos a Hogsmeade?
—¿Pero no decías que no te apetecía? —esto lo preguntó Harry que estaba bajo la capa y asomaba la cabeza temiendo ser visto.
—¿Qué? Por una vez que puedo ir sin esconderme no voy a quedarme aquí.
Los cuatro llegaron a Hogsmeade y fueron a Cabeza de Puerco a tomarse algo. Se sentaron en una de las mesas y se relajaron.
—Ese viejo se parece al profesor Dumbledore —dijo Jade señalando al posadero.
—Jade, baja la voz. —Hermione miraba a su alrededor para cerciorarse.
—¿Qué? Es verdad, míralo bien. —No pudo evitar reírse por la cara de desconcierto de la chica.
—Vale, da igual, cambiemos de tema. —Hermione le dio un trago a su bebida—. Pobre Ginny, no se ha podido venir…
—Menos mal que no se puede venir… Esa niña me odia. —Jade miró a sus amigos que la miraban sorprendidos. Es verdad que sabían que entre ellas había ciertas tensiones pero de ahí a decirlo abiertamente… y delante de su hermano—. No me miréis a sí. Ya sé que es tu hermana pero…
—Jade, ¿estás bien? Hoy estás muy rara. —Hermione la miró casi con preocupación—. No pareces tú.
—Pues si no soy yo, ¿quién soy? —Sonrió y se levantó para irse.
Sus amigos, tras mirarse unos a otros, se levantaron con ella y se fueron para el castillo. Estaba oscureciendo y faltaba poco para la cena. Cuando llegaron, Jade se sentó con sus amigos y empezaron a comer.
Definitivamente había sido uno de los mejores días de su vida.
Ginny se sentó con ellos junto a su hermano, quedando frente a Jade.
—Hola chicos. —La pelirroja sonrió—. ¿Qué tal en Hogsmeade? ¿Lo habéis pasado bien? —Los chicos asintieron—. Jade y yo lo hemos pasado muy bien también —dijo mientras la miraba y sonreía.
—¿Qué? ¿Qué dices, Ginny? Jade ha venido a Hogsmeade con nosotros.
—Y no me divertiría contigo precisamente… —dijo Jade en tono de burla.
—Pero si… —Ginny no terminó la frase al ver que miraban las puertas del comedor.
Se habían abierto y muchos, sobretodo de Gryffindor, se habían girado, desconcertados. Jade miró con los ojos muy abiertos hacia las puertas.
—¿Cómo es posible? No puede ser… Estoy soñando.
En el Gran Comedor no quedaba ni un solo mago o bruja que no mirara desconcertado la puerta. Seguro estaban hechizados porque frente a ellos había dos Jades. ¿Cómo era posible? Tenían una Jade al cuadrado.
Las dos Jade se acercaron hasta quedar una frente a la otra. Snape se había levantado al igual que varios profesores, y miraban boquiabiertos la escena.
—Tú eres yo —dijeron las Jade a la vez—. No es posible… —Se miraban inspeccionando a la otra.
Snape se acercó a ellas y éstas se giraron para mirarlo con cara de preocupación.
—Jade, ¿qué hiciste con la poción que os puse de deberes? —El profesor imaginaba qué es lo que podía haber pasado.
—Quise experimentar y… luego me la tomé. No pensé que fuera peligroso —una de las Jade había contestado.
—¿Cómo se te ocurre tomártela?, yo no lo hubiera hecho —protestó la otra.
—Pero si somos la misma.
—Basta chicas —Snape las calló para que lo escucharan—. Lo que os ha pasado es que la poción ha provocado que te dividieras en dos, y por lo que veo, en tu parte buena y en la mala. Sólo tengo que hacer otra poción y volverás a tu estado normal.
—Así que… tú eres la buena —dijo la chica mala sonriendo.
—Y tú no habrás hecho nada de lo que luego me arrepienta, ¿verdad?
—La verdad es que hoy he tenido un buen día.
—Pues yo he pasado un día horrible y creo que es por tu culpa —dijo la chica buena.
—Dirás por nuestra culpa. Te recuerdo que formamos la misma persona.
El profesor Snape las observaba discutir esas tonterías y decidió empezar la poción cuanto antes.
—Será mejor que os vayáis a vuestra habitación mientras yo preparo la poción.
Las dos se fueron junto con su padre a las mazmorras. Snape fue directamente a su sala de pociones y ellas a su habitación, para, a ser posible, no causar más problemas.
Se miraron otra vez y la Jade mala sacó de su bolsillo el colgante de jade.
—¿Cómo lo has conseguido? —preguntó la chica buena mientras cogía el colgante.
—¿Pues cómo va a ser? Se lo exigí a Draco. Por cierto me encanta ese chico. —A la mala se le dibujó una sonrisa pícara en la cara.
—¿Pero qué dices? Es un niñato. Además a mi me gusta Cedric. —Ahora era la Jade buena la que sonreía.
—¿El niño bueno ese? Ni siquiera se acerca a ti.
—Dirás a Jade.
—Creo que esta conversación está siendo un poco extraña.
Snape acabó la poción lo más rápido que pudo y se la dio a beber a sus hijas. Tras tomarse la poción desaparecieron las dos chicas formando una sola. Jade recordó entonces los dos días vividos. Supo qué había estado haciendo un mismo día en dos sitios a la vez. Recordó a Draco, a Pansy, a Cedric y… la nueva amistad que había formado con Ginny.
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
ajjjajajajaja dos Jades? o.O que cosa mas extraña pero genial$;
me encantoo *_*
me encantoo *_*
Bradley.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Εlιαחα Sץкєs Hσяαח {} escribió:ajjjajajajaja dos Jades? o.O que cosa mas extraña pero genial$;
me encantoo *_*
xDDDDDDD jajaja, es que es muy extravagante (? :)
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
JustDaniaSmiley escribió:GENIAL EL CAPITULO!!! , SIGUELA!!
Me alegra que te gustara! :)
Call me Aly.
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa te dejo mi nove <3.
Dangerous Love (Niall horan & tu)
Dangerous Love (Niall horan & tu)
Jazminmalik
Re: We Found a Darkest Love||Draco Malfoy y tú||
Hola nueva lectora!
Quiero decir que me encanta tu nove!
Eso :3
Quiero decir que me encanta tu nove!
Eso :3
Verlarc.
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