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Capítulo #O13. Siete Meses
— Acabamos de venir del cuarto de la primera víctima. Mira esto. —dijo Casiano, entregándole un papel a Brickman.
— ¿Qué es? —Preguntó Pennie.
—"Estoy cansado de todo esto. Las mentiras, los engaños. No pertenezco allí, quiero que mi padre esté orgulloso de mi, quiero ser alguien importante en esta ciudad pero... No soy de aquí, no soy como ellos, y en cierto punto, debería agradecerlo. Ser un hueco como es Savannah, o un tonto niño mimado como es Jean, o peor, una perra sin alma como es Isabella Wandercill ... Sé que eso es lo que más les molesta, a los cinco, de mí, que no soy igual a ellos. Tengo en mente que son cuatro años más. Cuatro años más de tortura y sufrimiento, y cuando esto termine solamente me resta irme del país, lo suficientemente lejos como para que nadie me conozca. Necesito olvidarme de todo, dejar todo atrás, para siempre. Ay veces que pienso en..."
— ¿Dónde está lo que sigue? —preguntó Glenn.
—Eso es todo, lo arrancaron y buscamos por toda la habitación pero... No hay rastros.
—Eso es más que Bulling Escolar. —dijo Don frunciendo el ceño.
—Eso es odio y recentimiento hacia esos cinco a los que nombra.
—Conocemos tres, ¿quiénes son los otros dos?
—Creo que se quienes son.
— ¿Jane?
—Siempre, Bonnie, nombra a sus cinco favoritos: Jean, Bella, Savannah, Hana y... Tony.
— ¿Tú?
—Bueno, terminé la secundaria y universidad antes que todos, pero obvio, seguía frecuentando con chicos de mi edad, sin contar que Jean es mi mejor amigo y que Bella es mi novia.
—Era tu novia. —comentó Casiano.
—Claro, era. —musitó este, ahora, nervioso. Mientras que Casiano solo reía por lo bajo.
— ¿Qué le hicieron a ese chico?
— Siempre era el punto de burlas, bueno... No solo él, culquiera que se metiera con nuestro grupo, siempre fuimos como algo así como "los intocables". Nadie se atrevía a enfrentarnos.
—Más que nada a Savannah, Jean e Isabella. —afirmó Glenn, leyendo la nota de Hale.—Jane, haz que ellos tres vengan a la comisaría, y la otra chica ¿cómo se llama?
—Hana Bertelli. —respondió al instante Tony.
Todo el equipo se enontraba en completo silencio, formulando una teoría tras otra en sus cabezas, sin hablar ninguna de ellas en voz alta, ya que sabían que para Tony era una situación delicada esta, ellos no eran solo "sospechosos", eran sus mejores amigos, eran aquellas personas con las que compartió su vida desde que tiene tres años. Habrán pasado alrededor de cuarenta minutos y cuatro de los cinco chicos aparecieron, sentándose en la mesa redonda, cuando Don les proporcionó sillas. Luego de diez minutos de espera, Bella apareció con aires de grandeza, como siempre, en las instalanciones, dejando entre suspiros y alhagos a toda la población policial, cosa que a ella la hacía regozar de satisfacción. Con una remera rosa corta, una pollera igual corta negra y blanco, de tiro alto, una campera de cuero haciendo juego, medias de encaje y zapatos de tacón negro, { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] } entró a la sala de juntas, donde los oficiales de policía la miraron neutro, aunque de parte de Savannah hubo un fruncimiento de ceño por su tardía.
—Gracias por venir, a todos. —comentó Glenn. —es importante para la investigación que ustedes estén acá.
—De acuerdo, entonces ¿qué pasa? —preguntó de forma bruzca Louis, algo raro en el.
—Encontramos esto. —dijo, mostrando el papel donde estaba la nota escrita por Hale. —déjenme leerla. —pidió Brick, leyendo la nota tal como lo hizo anteriormente, ahora, a los cuatro chicos. — ¿Pueden contarme sobre esto? Mientras más me digan, estamos más cerca de atrapar a Bonnie, y que nada les suceda a ustedes. —trató de converncerlos Brick.
—No era nuestro más grande fan. Siempre se jactaba de que nosotros teníamos la vida arreglada, de que, a pesar de que el era hijo del dueño de la inmoviliaria RD, él si tenía que trabajar todo lo que tenía, porque su padre no le iba a dar un centavo para nada, hasta que no se graduara y trabajara, solo lo indispensable para vivir. —dijo Savannah.
— ¿Y era verdad? —preguntó Pennie.
—Claro que era verdad, se vestía como un indigente... Y olía como uno. —dijo B.
—Hay algo particular en la carta, el dice: Ser un hueco como es Savannah, o un tonto niño mimado como es Jean, o peor, una perra sin alma como es Isabella Wandercill.
— ¿Si que pasa con eso? —preguntó Jean.
— ¿Por qué, él insulta de la misma manera a ti Savannah, como a ti Jean? En cambio, el dice: o peor, una perra sin alma como es Isabella Wandercill, dice que tu eres peor que ellos, y te llama por tu nombre completo —preguntá, mirando directamente a la castaña.
— Quiero a mis abogados. —contestó ella, sin siquiera mirar a los demas presentes.
—Bella...
— ¿Qué desea profesor, Tiffany? ¿O aquí eres agente? ¿O Doctor?
—Bella, estamos tratando de encerrar a una asesina serial. ¿Qué es lo que sabes?
—Todo el mundo odia más a Bella que a cualquiera de nosotros, es algo habitual. —comentó Savannah, a lo que la aludida solo sonrió en forma hipócrita.
—Si, S. Todo el mundo me odia más a mí, pero el odio, la envidia y la admiración, van de la mano. —comentó la aludida, en un golpe bajo hacia Savannah. —Ok, ok. ¿Quieren saber por qué? Lo que pasa es que ese rarito se confundió mi único gesto de solidaridad hacia él con afecto o... ¿atracción? Lo único que hice fue disculparme en una fiesta luego de haber hecho que un chico lo besara, y como se puso mal, Hana me obligó a disculparme. Entonces el enfermito este, empezó a perseguirme, a volverme loca, y llegó a besarme y a querer algo más... O sea, que asco. Además, en ese momento estaba de novia con Tony, estuvimos juntos por más de cinco años, y por más de todo lo que pueda ser, hay solo una cosa que no soy, y es ser infiel. —comentó Bella, sonriéndole cortamente a Tony.
— ¿Él estaba enamorado de ti?
—Yo que sé. No se si "enamorado", pero le gustaba. Y me tenía cansada así que, me encargué de él.
— ¿Lo mataste? —preguntó Casiano.
—Claro que no. Solo hice que su padre creyera que estaba loco para que lo mandara a un instituto psiquiátrico... Pero de verdad, ese chico estaba loco, y terminó, por sus propios medios, en el Instituto Roosenvelt.
— ¿Hiciste eso? —preguntó Louis, sorprendido.
—Claro, pero jamás pudiera haber hecho aquello sin ayuda de mi amiguita hermosa, Savannah.
— ¿Es por eso que te odia? —indagó Don.
—Así es, y sinceramente, me importa poco y nada lo que ese chico sintiera, pensara o lo que sea de mi, fue, es y seguirá siendo nadie en mi vida. —comentó Bella, tomando su bolso, y colocándose detrás de su silla. —Y si eso es todo, tengo que irme.
—Una pregunta más, Bella. —musitó Casiano.
— ¿Qué? —inquirió, cansada.
— ¿Eso pasó antes o después de que te acostaras con él?
— ¿Perdón? ¡Jamás le toqué un pelo a ese maniático! ¡Jamás engañé a Anthony! —dijo ella, furiosa. —Que usted lea un informe de mi, no quiere decir que me conozca, y tenga cuidado con lo que dice, mis abogados van a estar encantados de mandarle una carta documento. —dijo esto último con una sonrisa falsa, para luego, como toda una reina del drama, se fue, golpeando la puerta del lugar, y haciendo ese estrepitoso y a la vez, acompasado sonido, con sus tacos.
— ¿Por qué le has dicho eso? —preguntó enojado Tony.
— Porque ya sé que es lo que más le molesta que le digan.
—Que alguien es mejor que ella, que está mal vestida y que no es capaz de hacer algo. —dijo muy segura Hana.
—También. Pero lo que más le molesta es que duden de su amor por ti. —aseguró, mirando a Tony.
—Ella no me ama.
—Yo no apostaría por eso.
Luego de aquel encuentro con el FBI, cada uno se dirigió a sus respectivas casas y nadie habló de nada, hasta salir de la comisaría. Todos los agentes se despidieron hasta el día siguiente para una nueva jornada de trabajo, así que fuera de la estación de policía, estaba la limusina de Anthony, el cual, dio una dirección diferente a la de su casa. En menos de veinte minutos, debido al tránsito, terminó en las puertas del ascensor de la recidencia Wandercill, donde, para poco de su agrado, se encontró con Courtney.
—Tony, no te anunciaron. —dijo esta, con su usual humor.
—Es porque quería ver a tu hermana, y ya sabes como es. No me hubiera atendido.
—Claro, ella está arriba, como siempre. Sube.
—Gracias.
—Una cosa.
— ¿Si?
— Yo que tu, no me haría ilusiones, ya sabes como es Bella, siempre con un chico diferente. —comentó con sisaña, para luego darse vuelta, e irse hacia la cocina. El chico trató de ignorarla, ya que, hace años conoce a Courtney y sabe que ella no es la máxima fan de Bella. Así que subió a la habitación de la Wandercill menor, la cual estaba recostada en la cama, bajo las sábanas, con su pijama de seda clara, y su cabello suelto y desparramado por su almoahada, el se quitó los zapatos lentamente, y con suavidad se acostó al lado de ella, la cual, tenía los ojos tapados con su máscara de dormir, ella, al sentir a alguien a su lado, rápidamente se quitó la máscara, y se giró para ver de quien se trataba, y se encontró con los ojos de Tony, el cual, no dijo nada, solo la abrazó por la cintura y besó su hombro y dijo:
—Siete meses.—dijo el, con una voz triste y cansada.
—Siete meses. —repitió.
—Te necesito. —musitó el, besando el hombro de ella nuevamente y recostándose en la cama, abrazándola fuertemente de la cintura.
danna280994
Capítulo #O14. Un Dickens en la historia
Buenos días habitantes de la Gran Manzana. Hoy tengo un notición. De la casa Bertelli, se le vió salir a Roy Dickens, muy tranquilo y confianzudo, con su usual estilo de camisa, y pantalón de Jean. ¿Qué andas haciendo Roy en lo de Hana? ¿Será que nuestra reina de las telas ha olvidado tan rápidamente a Louis? Todavía, no lo sé. Todavía. Pero no desesperen mis cybernautas, que pronto lo voy a saber, y ustedes van a ser los primeros en saberlo.
— ¿Cómo es que te vio? —preguntó Hana, mirando a Roy el cual estaba sentado en el living de su casa. Estaba usando una remera blanca con un diseño negro en medio, una camisa sin abotonar cuadillé roja, unos pantalones apretados tiro alto negros al igual que las zapatillas y un gorro de lana dejandose el cabello rubio, suelto. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—No lo sé, ella siempre sabe todo.
—Me enferma.
—No te preocupes Hana, todo va a pasar. Quedate tranquila. —musitó, con voz suave Roy, mientras se acercaba a Hana y besaba lentamente su boca. Se acercó cada vez más a ella, tomándola por la cintura y rodéandola mientras que acariciaba su piel sobre su vestido, en cuanto, la rubia, colocaba sus manos en los hombros de él, acercándolo a ella. Pero, mientras estos dos hacían aquello, la puertas de ascensor se abrieron, dejando ver a una chica vestida de fucsia y un color marfil oscuro, con zapatos de tacón y el pelo suelto en ondas.
— ¿Hana? —preguntó la castaña, mientras veía como ambos rubios se separaban. —No puedo creer, Bonnie tenía razón.
—Bella... Hola. —dijo Hana agitada, en tanto y en cuanto se separaba de Roy.
—Hola. —dijo ella alzando sus cejas.
—Emm... Bueno chicas, yo me voy. —dijo Roy besando la mejilla de Hana y luego de Bella, la cual, antes de llegar a hacer contacto, se separó y le dio la mano. Este sonrió de costado y salió de la casa Bertelli, dejando solas a las dos chicas.
— ¡Me muero! ¡¿Roy?! —girtó Bella, sentándose al lado de Hana. Estaba usando un vestido rosa viejo ajustado al cuerpo con escote redondo y en la parte de la cintura, tenía una tela en forma de volados del mismo color. Usaba unos zapatos de tacón negros, cerrados acharolados { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Dejalo ya.
—Cuenta Hana, cuenta.
— ¿Qué quieres que cuente?
— No lo se, tal vez que.. tienes otro novio.
—No es mi novio.
—O sea, nada serio. Pero, ¿desde hace cuanto?
—Menos de dos semanas, Bells. Él estuvo consolandome por todo lo que anda pasando, y bueno, empezamos a charlar, cosas van, cosas vienen, y me besó, lo besé y bueno...
—Pareces mi mamá contando las cosas. —musitó Isabella, sin ningun tipo de paciencia.
—Te estoy respondiendo.
—Ok. ¿Y que pasa con Louis?
—Nada. El y yo terminamos, así que si el puede salir, ¿por qué yo no?
— ¿Salir? ¿Con quién anda?
—Con todas. Sale de fiesta en fiesta todos los días. ¿No has visto la página de Bonnie? Tiene fotos y fotos de él saliendo de los Pub's y bares de toda la ciudad.
—Lo lamento mucho, H. —dijo la castaña, acariciando el brazo de la chica.
—Yo también. Roy es lindo y dulce, pero... Sigo enamorada de él, Bells. Es el amor de mi vida, con el que soñé todo.
—Te entiendo, nena. —musitó esta, abrazándola.
—Pero cambiando de tema. —dijo Hana, secándose las lágrimas con el dorso de su mao. — ¿A qué venias? ¿O era solo a verme a mi porque me adoras?
—Claro que te adoro, rubia tonta. —respondió riendo, tras el golpe de su amiga. —Pero eh venido porque el sábado es la fiesta de Isthar y como tu eres parte del comité, teníamos que organizar las cosas.
— ¿Y Savannah?
—No lo sé, y la verdad, me interesa poco y nada. Ella y su mal gusto, se pueden ir a donde quiera.
—Bella, es tu amiga.
—Lo sé, lo sé, pero... ¿Puede ser más ordinaria? Es que, se parece a la hija de un obrero o algo peor, y no, una Breedon.
—Es parte del comité.
—La llamé dos veces, y le dejé un mensaje, si no contesta, es su problema.
—Vamos a necesitar ayuda.
—Está bien, llamo a Mabhel.
—No, no me cae muy bien que digamos. Yo llamo a nuestra ayudante.
—De acuerdo, ve. —le respondió Bella, mientras tomaba su cuaderno, y empezaba a releer sus propias anotaciones.
Hana fue a llamar a la chica, y luego de media hora, las puertas del ascensor se abrieron dejando entrever a Circe García, vestida con una remera negra y un Jean, con un saquito del mismo color, el pelo atado en una coleta y sin maquillaje, o muy poco.
— ¿Esta? ¿Es un chiste, no?
—No seas así, B. —comentó enojada Hana. —Bienvenida, Cir. —la saludó, besando su mejilla.
—Gracias, Hana. —respondió timidamente la morena.
—Ven, tenemos que organizar todo para el sábado, y eso es ya.
—Faltan dos días para la fiesta, y queda el catering, la música y la banda. —dijo Bella, mientras abría su cuaderno.
—Si quieres de la comida me encargo yo.
—Está bien, H. Llamá a los de siempre y tu organiza el menú. Ya sabe lo que me gusta y lo que apruebo. —después de aquello, la rubia salió de la habitación para ir a buscar el teléfono del catering y hablar tranquila.
—La música, para que no sea algo clásico, podrían ser instrumentales, música ambiental.
—De acuerdo... ¿Cómo que?
—Celine Dion, Liza Minelli, Whitney Huston. Además, pueden ser grupos, The Beatles, que tienen música lenta, y...
—Está bien, me gustó tu idea. Organízalo tu, y de la banda yo me encargo.
—Claro, Isabella.
—Bella. —corrigió con una sonrisa, algo que emocionó a Circe, ya que la reina del UES nunca le había sonreido antes. Las tres chicas se dispusieron a trabajar, para finalizar los últimos detalles, y nada irrelevante, de la fiesta, la cual, tendría que ser perfecta.
— ¿Docientos invitados? —indagó Circe, sorprendida.
—Docientos treinta y dos. —le corrigió Bella. —eh invitado a unos tantos de último momento.
— ¿Por qué estas mesas están de rojo? —preguntó Circe, señalando el esquema de mesas de Bella.
—Aquí van las familias más importantes de la cena. —le explicó. —Los Wandercill, mi familia, son los que financian más que nada esta organización, y mi madre es la presidente de la asocición White Gloves, con la que Isthar está unida. —le contaba Bella. —Prada-Bertelli, la familia de Hana. Y Breedon, la de Savannah, las más importantes, ya que son la familia de las chicas del comité.
— ¿Y estas que están en rojo?
— Bourque. Es la familia de Louis, es una de las más importantes de Francia, y por supuesto de NYC. Dickens. Son otra familia aristócrata de la ciudad, y Hillsdan, es la familia de el gobernador de la ciudad. Y bueno, los Tiffany, ya los conoces.
—Claro, no pensé que el profesor Tiffany iba a venir a la ceremonia.
—Siempre viene. Todos los Tiffany, es la tradición. Además, nosotras usamos como emblema de la organización una joya diseñada por Tony, es obvio que va a venir representar a su empresa.
— ¿Él la diseñó? —preguntó, mirando su collar.
—Asi es. El símbolo no, es el símbolo de la diosa Isthar, pero la joya la diseñó él, y somos las únicas en todo el mundo, sin contar las de otras organizaciones de Isthar, que poseen este collar.
—Vaya, es muy especial. —dijo esta, con una sonrisa, que, extrañamente, fue correspondida por Bella.
—Así es, es una joya única. Debes estar orgullosa de ti misma por haber entrado a las Isthar, hay muchísimas chicas que quisieran haber entrado en tu lugar, con mejor posición económica y contactos pero... Tú, sin nada de eso lo lograste. —le dijo con sinceridad Bella, siendo amable por primera vez con la morena. —Así que el sábado quiero que brilles y demuestres que eres una de nosotras a todos los allí presentes. ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —contestó la morena con una sonrisa. —Gracias. —dijo con un poco de vergüenza.
"Parece que nuestra Reina de Hielo tiene corazón, ¿quién lo iba a decir? Será que después de siete meses Bella reaccionó, o será solo una puesta en escena para conceguir algo a cambio...? Seamos sinceros, sabemos que ella nunca da puntada sin hilo. Veremos que pasa el sábado. Las Isthar les tienen una sorpresa. Yo también. I watch you. NY. Bonnie" —Luego de que ambas chicas, a la vez, leyeran el mensaje, las dos levantaron la vista y se miraron unas a otras.
—Juro que voy a matarla. —comentó B, muy enojada.
— ¿Por qué siempre va atrás de ti y de los demás chicos?
—Envidia. Si vas a estar en este lugar tienes que aprender a lidiar con ella, es parte de esto. —contestó Bella, mintiendo como es habitual en ella.
—Mira lo que tengo. —dijo una voz juguetona, entrando a la casa Bourque.
— ¿Qué haces aquí, Savanah?
—Que grato recibimiento... —musitó con ironía. —Mejor me voy. —respondió dándose vuelta hasta que la mano de Louis la detuvo, y la giró.
—Lo lamento, estoy muy raro últimamente.
—Si, seguro no duermes, comes poco y estás así de irritante.
— ¿Cómo sabes?
—Así estaba yo cuando empecé, pero ya no le doy tanta atención y duermo y como.
— Dijiste que tenías algo, ¿qué tienes? —indagó entuciasmado.
—Esto. —le dió un tabletero redondo con treinta y un pastillas.
—Emm... ¿Esto es un anticonceptivo?
—Era. Metí las pastillas rosas ahí por si mi padre un día se le daba por revisarme mi cuarto.
— ¿Qué es?
—LSD. Pruébalas. —le dijo la rubia, mientras el chico, tomaba una y agarraba una botella de agua de la cocina. —Que sano, tomas eso y la acompañas con agua.
—Que chistosa.
— ¿Estás solo? —indagó la chica, a lo que él asintió. Esta tomó una pastilla y la colocó en su boca, mientras bebía un sorbo de agua, y luego agarró otra píldora y la presionó entre sus labios, mientras que se le acercó a la boca a Jean, el cual sonrió de costado y besó la boca de la rubia, tragándose sin ningún tipo de bebida la pastilla rosa. La tomó de la cadera y la chica enroscó sus piernas a la cadera de él, mientras que este la llevó hasta su recámara, donde con desenfreno y sin una gota de dulzura, le quitó la ropa bruscamente mientras ella hacía lo mismo, dejando a ambos adolescentes completamente desnudos.
—Ven más seguido a mi casa. —le dijo riéndo Louis, a lo que ella solamente lanzó un grito ahogado, mordiéndo el cuello del chico.
danna280994
Capítulo #O15. (1/2)
La música clásica inundaba el ambiente, mientras el piano se dejaba oír, meloso, suave como una caricia de la madre a su pequeño hijo. Y luego, el tocar de los violines, que seguían la misma melodía calma y sumisa que provocaba en el oyente un estupor de felicidad y tranquilidad. Después, las arpas hacen acto de presencia, mesclándose con los demás instrumentos de cuerda, y dejando tocar el instrumento celestial, para envolver todo en un aura de paz. De plenitud. El sonido se corta, entrando el saxo, mezclando la gracia y elegancia del clásico, con el misterio y la sensualidad del jazz, para luego, aparezca la trompeta, rompiendo con ese encanto súbito y llevando la melodía más allá de lo imposible, donde la tuba, que hasta hace un momento se encontraba dormida, se mesca al estridente, pero no por ello desagradable, sonido de la orquesta.
— ¿Bella? ¿Qué haces aquí? —preguntó el chico, mientras la muchacha aparecía, luciendo un vestido con rayas horizontales negro y blanco, y encima de este, una campera marrón clara, un pañuelo blanco, zapatos de tacón negros y un bolso colgado de su hombro. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Tu empleada me abrió. —le dijo la castaña, sentándose al lado del muchacho. Estaba en el living de la casa Tiffany, donde él estaba sentado frente al piano de cola negro, acariciando las interminables teclas.
— ¿Vienes en paz? ¿O a pelear?
—Vengo en son de paz, lo juro.
—De acuerdo, entonces... ¿En qué puedo ayudarte?
—Mi madre, está loca. Así que, para que no me vuelva loca a mí, quería pedirte algo.
—Dime, lo que quieras.
—Quiere que vaya al psicólogo.
— ¿Al psicólogo? —preguntó, sorprendido el muchacho.
—Si, y no quiero ir sola... El doctor dijo que podía ir con alguien, y con Hana me daría un poco de no se qué, además de que no puedo ser completamente sincera. Y con Savannah menos, mi madre tiene menos idea de mi que Bonnie, odio a mi hermana y...
—Lo entendí, soy tu única opción.
—Y la primera. —dijo esta, con una sonrisa.
— ¿Cuándo es?
—Hoy. —contestó ella. —En veinte minutos. ¿Puedes?
—Claro, vamos. —respondió Tony.
Anthony tenía algo que Bella jamás podría negar. Él siempre estaba para ella. No importaba cuanto ella lo alejara, lo maltratara o humillara, Tony siempre estaba firme frente a ella, esperando recibir el primer balazo por ella. Era algo, que a lo largo de los años, la muchacha había comprendido que era por eso, por ser la única persona que la amaba con locura, que seguía pendiente de él y que seguía (a pesar de que lo alejaba) enamorada de él. Llegaron a un piso de la ciudad de Manhattan, que era de paredes verdez y pisos lustrados de madera. Los atendió una mujer, que los hizo pasar a un cuarto, donde un hombre de camisa cuadrillé, pantalón marrón y pelo blanco los atendió.
—Adelante, Srta. Wandercill. Sr...
—Tiffany. Anthony Tiffany. —respondió este, mientras que mediante un gesto del doctor, se sentaban en un sillón frente a su asiento.
—Me llamo Arthur Dogman. Y espero estar aquí para lo que necesites, Bella.
—Gracias. —dijo esta, un poco tajante.
—Empecemos, ¿quién es él y por qué lo tragiste hoy?
—Dijo que podía traer a alguien.
—Si, claro. Lo que quiero saber es qué rol ocupa en tu vida.
—Bueno el es Tony, y es mi... Amigo.
— ¿Amigo?
—Bueno fuimos novios, y todas esas cosas. Pero ahora, somos amigos.
— ¿Y por qué lo tragiste hoy?
—Por qué es en la única persona que confío a estas alturas de mi vida.
— Cuéntame Bella, ¿por qué crees que estás acá?
—Mi madre me dijo esto, o la beneficencia. Así que, por supuesto, opté por esto. No iba a pasar una tarde cada semana ayudando pobres.
— ¿Y por qué crees que ella te hizo venir acá?
—Dice que estoy alejada de todos, y que soy fría, calculadora, manipuladora y distante. ¿Puede creerlo? ¡Mi propia madre diciendo esas palabras textuales!
— ¿Y crees qué es así?
—Tal vez... Si, soy así. —admitió la castaña, mirando al doctor. —Pero ella es mi madre, no debería decir esas cosas de mi. ¿Dónde quedó ese instinto maternal de defender a su hijo de cualquier cosa? Ella es la primera que me agrede. Además, está todo el asunto de Bonnie, y se está volviendo loca por ese tema. Y a mi me está volviendo loca en el proceso.
— ¿Bonnie? ¿Quién es ella?
—Es la enfermita de la red. ¿No leyó nada de ella?
—No, me podrías contar acerca de ella?
—Mire. —dijo la castaña, agarrando su teléfono y mostrándole la página de Bonnie.
—Lo veo, ¿ella es la asesina del espejo, verdad?
—Ve, hasta usted la conoce. Y si, es esa loca.
— ¿Usted también está implicado verdad, Sr. Tiffany?
—Así es, Dr. —contestó el muchacho, que no había abierto la boca hasta ese entonces.
— Dime, Bella... ¿Por qué crees que ella habla de ti?
—Por qué no hay nadie en todo Nueva York que no hable de mi.
—Tu madre se olvidó de decir que eras egocéntrica. —comentó Tony, haciendo que la castaña se molestara.
— ¿Crees que es egocéntrica? ¿Por qué?
—El mundo ira en torno a ella, lo que ella quiere, lo que ella hace... No le importa más nada que ella en este mundo.
—Eso no es verdad.
—Claro que es verdad, Bells. Eres así desde que te conozco.
—Me preocupo por otras cosas además de mí.
— ¿Cómo qué? Creo que tu cabeza no está preparada para pensar en más nadie que en ti.
— ¡Eso no es verdad, Tony! Me preocupo en otras personas, como en ti, Hana, Savannah y Grace.
— ¿Hana, Savannah y Grace? ¿Quiénes son?
—Mis amigas.
— Cuéntame acerca de ellas.
—Hana es mi mejor amiga desde toda la vida, al igual que Savannah. Pero ahora, con esta última estamos un poco alejadas.
— ¿Por qué?
—Está tan... Ordinaria, tan vulgar que me irrita el verla.
— ¿Y Hana?
—Ella está bien, la vi ayer. —comentó la muchacha. —Han es todo lo opuesto a Savannah y a mí.
— ¿A ti? ¿por qué es diferente a ustedes dos?
—Hana es una persona de un corazón nobre y dulce, ella y Tony son lo único bueno de nuestro grupo.
— ¿Su grupo?
—Claro, Louis, Savannah, Hana, Tony y yo.
— ¿Louis?
—Es el Ex de Hana y el mejor amigo de él. —comentó señalando al castaño.
—Grace. Me hablaste de Savannah y Hana. ¿Qué hay de Grace?
—Bueno ella... Hace bastante que no la veo, es encantadora. —comentó la castaña. —Vive en París, así que es por eso que no estoy mucho con ella, pero ella es una persona única y especial. Sin duda.
Luego de la sesión que duró una hora y media, Bella se fue a casa de Tony, el cuál le dijo que, a pesar de sus peleas continuas, iba ir con ella a cada sesión que la muchacha necesitara, y esta agradeció el gesto. Cuando entraron a la recidencia Tiffany, dos de las empleadas corrieron hasta Tony, con miedo y alivio, agitadas.
— ¡Señor Tiffany! ¡Señor Tiffany!
— ¿Qué? ¿Qué sucede?
—Su madre, está encerrada en el baño y no abre la puerta. Estamos preocupadas por la Señora. —dijo una morena, con lágrimas en los ojos. Tony salió de allí, y corrió hasta la habitación de su madre, la cual, estaba patas para arriba, el colchón estaba en el piso, las sábanas y almohadas esparcidas por toda la habitación. Vestidos, zapatos y demás pertenencias del padre y madre de Tony estaban tirados en el cuarto, el muchacho, saltó el colchón y trató de abrir la puerta del baño, pero efectivamente estaba trabada. Así que, con fuerza, golpeó su hombro contra la madera, una, dos tres y nada pasaba. Luego, se separó de ella, corrió el colchón (con ayuda de las dos empleadas) y pateó la puerta del baño, haciendo que esta se quebrara ala mitad, y allí, la madre de Tony se encontraba sentada en el piso de este, con lágrimas en los ojos y la mirada ida.
El espejo del baño estaba roto, al igual que muchos azylejos del mismo. Estaban bañados en sangre, y el número tres, estaba escrito con la sangre de la mujer, en todo el recinto. Sus manos sangraban, al igual que sus piernas, pies, muñeques, antebrazos y su abdomen.
— ¡Llama a la ambulancia, Raquel! —gritó el chico, mientras tomaba en grazos a su madre, y la llevaba hasta su dormitorio. La mujer, sangraba a más no poder, entonces el chico, tomó su camisa, la rompió he hizo un torniquete en sus muñecas y pies, para que la sangre dejara de brotar, pero esta, salía del mismo modo. La mujer, que miraba los ojos de su único hijo con tristeza y un profundo dolor, se fueron cerrando de a poco.
La ambulancia llegó, y llevó a la mujer, junto con su hijo, hasta el hospital más cercano de allí, que era cubierto por el seguro médico de la familia. La castaña, llamó a su chofer, el cual, apareció con rapidez y la llevó a la clínica, para estar junto con Tony.
En la sala de espera, estaba el castaño con la heredera hotelera, esperando que el médico saliera y diera el parte clínico. El chico, con los ojos manchados en agua, se encontraba apoyado en el hombro de la muchacha, derramando pequeñas lágrimas de dolor, mientras esta, con el corazón en un puño, lo abrazaba con dulzura y compasión.
Luego de un rato de espera, Tony tuvo la notica de que su padre no podía venir ya que estaba en Madrid en un viaje de negocios, y el chico, como si fuera una noticia bastante irrelevante, no dijo nada al respecto. La muchacha, luego de ir a la sesión con el psicólogo, iba a ir a la casa de Hana para terminar de preparar las cosas con Circe y ella, pero, como había pasado todo el suceso con la madre de este, Hana, que estaba con la morena, fueron hasta el hospital para darle apoyo al chico.
—Tranquilo, Ton. Todo va a estar bien. —dijo la rubia, abrazando al castaño, el cual, agradeció el gesto de la italoamericana.
Bella junto con Circe fueron a la cafetería, donde conciguieron unos vasos de café y un tranquilizante para Tony, el cual, estaba más que alterado.
— ¿Cómo estás tu? —le preguntó la latina, mirando a la castaña.
— ¿Yo? Es la madre de Tony la que está aquí.
—Lo sé, pero sé que él te importa mucho. Estás sufriendo tu también con todo esto.
— ¿por qué te importa?
—Quiero tratar de ser tu amiga. Ya que me dejaste ser parte de este mundo, al que yo, sin duda no pertenezco, quiero agradecerte de la única manera que puedo. Regalos no puedo darte, sin duda, pero mi amistad si.
—Tengo a Hana y a Savannah para eso.
—Los amigos, son algo que siempre es bueno tener más si se pueden. —contestó con una sonrisa la morena.
— ¿A quién beneficiaría ser amiga de quién?
—A las dos. La amistad es sobre un cincuenta por ciento cada uno.
— Demuéstrame tu amistad entonces, entonces podría reconciderar esa relación de la que hablas. Con cafés en mano y el tranquilizante para Tony, ambas chicas fueron al segundo piso donde estaban cuidados intensivos, y alli, pudo ver como Tony se peleaba con el médico, como lo agarraba del cuello y le gritaba, mientras Hana trataba de agarrarlo, pero esto, era un intento en vano. La castaña, le dio las cosas que tenía en mano a la morena, y corrió hasta donde estaba el muchacho, que era un mar de lágrimas.
— ¡No! ¡Tiene que hacer algo! ¡Hágalo!
—Lo lamento, Sr. Tiffany. Hicimos todo lo que pudimos. —le dijo el médico, con voz solemne.
— ¡No! ¡Haga algo mejor! ¡Tene que hacerlo! —volvió a gritar el castaño, mientras por unos segundos, la mirada de Bella se posó en la de Hana, la cual, negó con la cabeza, en signo de dar a rienda suelta en pensamiento de la castaña. — ¡Haga algo! ¡¿Para qué estudió medicina si no?! ¡Graduado de dónde es! ¡Haga algo! —le pedía el castaño, avalanzándose al médico, pero antes de poder golpearlo, Bella se puso en medio, tomándolo por el cuello y abrazándolo a su cuerpo.
— ¡No, Bella! ¡Déjame! ¡Déjame! —le decía el chico enojado y llorando.
—Shh... Todo va a pasar, Ton. —susurraba ella en su oído, mientras acariciaba el cabello del chico. —Todo va a estar bien. —volvió a susurrar, con su aliento cálido en su oído.
—Bella, ella... Bella. vvolvió a decir, ahogándose en su propio llanto.
—Shhh... Shh... —volvió a soltar ella, mientras el muchacho la apretaba a su cuerpo, y él lloraba la pérdida de su madre, y ella, lloraba el dolor de él.
danna280994
Capítulo #O16. (2/2)
Hoy es un día muy trágico en la ciudad de Nueva York, nuestra comunidad elitista ha perdido a uno de los miembros más importantes de esta. La Señora Laura Tiffany, murió ayer a las ocho y treinta y cuatro minutos, en el hospital Rhodes, por desangramiento. Desde acá, yo, Bonnie, le envió mis condolencias a la familia Tiffany, tanto a Charles, su esposo, como a Tony, el único hijo del matrimonio.
En el Cementerio Marble de Nueva York, en la cripta de la familia Tiffany, Laura, la última concuvina del clan, está siendo enterrada, con la presencia de los máximos exponentes de la elite de Manhattan. Y allí es donde mi trabjo comienza.
— ¿Has visto a Tony?
—No, lo siento.
— ¿Has visto a Tony? —le preguntó nuevamente Louis, a otra persona que pasaba por allí, pero esta, negó. —¡Sav! —le gritó y la rubia se acercó a el. — ¿Has visto a Tony?
—No, no lo he visto.
— ¿Me ayudas a buscarlo? En menos de veinte minutos comienza la ceremonia, y no lo encontro por ningún lado.
— Déjame en paz, Isabella.
—Esto es así, o vienes, o vienes. Así que muévete, Tiffany. —contestó la chica, usando un vestido negro ajustado, con cuello redondo, y en la parte del busto, un pequeño destello en telas, medias negras lisas y zapatos de tacón igual, con anteojos negros, un sombrero donde solo se podía ver su cabello castaño callendo en bucles armados, y un bolso en su mano. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—No pienso ir.
—Queda menos de media hora para que empiece el velorio. Así que, muévete.
— ¿De qué caso tiene? Ella ya o está, solo es su cuerpo lo que voy a ver. Lo que era mi madre, murió ayer.
—Tony, escúchame. —dijo ella, en un tono más dulce. —Necesito que te pongas la corbata, el saco y vayamos al cementerio. Todos están esperando que vayas, eres su hijo. Por respeto deber ir.
—Ella quería que la cremasen, no que la velaran. Pero mi padre hace lo que se le plazca en gana con ella, hasta después de muerta.
—Tony, ya que él no hace lo que ella quiso, hazlo tu. Tu madre era una de las mujeres más clásicas y elegantes de la ciudad. Entonces, como toda dama de alta sociedad, lo que más le importa, es la apariencia y el qué dirán. ¿Que pasaría si tu no vas? ¿Qué va a pensar la gente? Y sé que a ti no te importa, pero a ella si. Entonces, para que todo, hasta en el caso más triste de todos, sea perfecto, como ella siempre quiso todo. Vas a tener que ir, y mostrarle respetos a tu madre.
— ¿Sabes que el padre Manson no va a venir a la ceremonia? Dice que no puede llevar el alma de mi madre al paraíso por que cometió el pecado del suicidio.
—Ella va a ir al cielo, de eso no hay duda. No porque un estúpido sacerdote lo diga, tu madre no va a ir donde merece ir.
—Mi padre, es nadie en mi vida. ¿Qué sabe de mi? Nada. En cambio ella, era la única con la que podía hablar. Estoy solo, ahora si que estoy malditamente solo.
—Sé que obviamente no es lo mismo. Pero no estás solo. Me tienes a mi, a Grace, y...
—Lo sé, y es por eso que te agradezco. Te agradezco el estar conmigo.
—Siempre, y lo sabes. Aunque a veces me molestes, y mucho. —dijo ella, sonriendo. —voy a estar aquí tanto tu quieras... O tal vez, aunque no quieras también.
— ¿Desde cuando le pides permiso a alguien para hacer algo que quieres hacer?
—Exacto. —contestó, mientras ambos se dirigían al cementerio.
Llegaron al velorio, cinco minutos antes de que este empezara, y los nervios del padre de Tony se calmaron, al verlo aparecer de la mano de Bella. La ceremonia fue tranquila, eso si, muy protocolear. Ya que, ni siquiera, una lágrima de los ojos de Tony, se podía escapar. Todos le dieron las condolencias a la familia, y llegó el momento cúlmine de la solemne ceremonia: el entierro. Entonces, con una música críptica de fondo, acercaron el cajón de la mujer, hasta el nicho, y allí, todos los presentes se encontraban sorprendidos.
Dentro del nicho, a más de tres metros de profundidad, estaba repleto de cosas: bolsos, remeras, polleras, vestidos, libros, cuadernos, lápices, y demás objetos, y en la lápida de la difunta había un cartel que decía: Pequeña Cir, eres la siguiente. Bonnie.
El miedo y el pánico sin ninguna duda, se aferró de todos los allí presentes, pero, más que nada, de la aludida, la cual, estaba pálida, traspirando y con la presión baja. Hana se acercó a Circe, la cual, se desplomó en una silla, sin mirar nada, y mirar todo. Bella, trató de solidarizarse con ella, y le trajo algo dulce para comer y beber, mientras esta se recomponía del susto.
— ¿Estás bien? —preguntó la castaña, mientras observaba fijamente a la morena, y esta, solamente asentía.
Y luego de aquello, el servicio del cementerio vino para arreglar lo que había sucedido en el entierro, pero antes de que toquen nada, Tony les prohibió que lo hicieran, declarando que aquello, era evidencia policial.
Sacando el dolor de la pérdida tan grande que estaba sufriendo, el, tenía un trabajo y era justamente ese: ser agente del FBI. Así que, sin más, sus compañeros de trabajo se pusieron a recolectar todo como evidencia (obviamente, al ser allegados de Tony, estaban en el velorio de su madre, brindándole su apoyo).
Luego de dos horas, de tratar de buscar huellas dactilares, o algún indicio de Bonnie, retomaron con el velorio, enterrando a la madre de Tony, tres metros bajo tierra.
— ¿Circe García?
—Ella también está en la lista.
—Y es la siguiente.
—Ya tiene servicio devigilancia las veinticuatro horas del día, desde lo sucedido en el funeral. —dijo Pennie, mientras se sentaba en la mesa de la estación de policía.
— ¿Motivos?
—Está matando a los "no-populares". Circe es de México, Guadalajara. Es becada en la Universidad de Columbia y llegó acá solamente con el dinero necesario para su subexistencia. Trabaja de niñera, profesora de español, matemática, física y química. Y vive en el campus.
— ¿Rastrearon la zona del campus?
—Toda, y no hay nada.
—En el funeral, entrevistamos a todos los presentes. Nadie vio y escuchó nada. —dijo Don.
—También, entrevistamos a los trabajadores del cementerio y es igual. Parece que es un fantasma, nadie la ve venir, nadie la ve salir.
—Hay que estar pendientes, tenemos que saber todo. Proteger a esa chica, antes de que sea demasiado tarde. —musitó Glenn.
— ¿Cómo estás?
—Asustada, la verdad.
—Tranquila todo va a ir bien. —le dijo Bella, luciendo un vestido blanco corto, una chaqueta negra de cuero, sombrero capelina del mismo color y zapatos de plataforma haciendo juego { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Bella, que pasa si ella...
—No digas nada, ella no se va a acercar a ti. Además, estás vigilandote. Estás segura.
—Gracias por venir, es horrible estar sola.
—Lo sé y de ada. Además de venir a agraciarte con mi compañía. —musitó ella, muy en serio. —Te traje esto. —comentó, estirando su mano, una bolsa blanca.
— ¿Qué es?
—Es un pequeño obsequio. Ábrelo.
Así lo hizo, y dentro de la bolsa había cuatro cajas blancas, en la primera había un vestido de strapless rosa viejo largo hasta los pies, con diferentes capas de tules y un corsé atretado y con seda. En la otra, balerinas del mismo color quel vestido, con una piedrecilla de fantasía adelante. En la tercera, una cartera pequeña a composé, y en la última, un conjunto de cajitas. Eran cuatro cajitas turquezas con el símbolo de Tiffany&Co. En una de las cajitas había un anillo con un candadito de color rosa, en otra una cadenita con un dije de candado rosa, todo a juego, en otra, un besalete con el mismo candadito y en el otro un par de aros de color del vestido. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Esto es, hermoso. Pero... No puedo aceptarlo.
— ¿Por qué?
—Bella, esto es carísimo... No podría aceptar algo así.
—Es un regalo, y no he gastado tanto. —le contestó ella con una sonrisa. —Además, dijiste que íbamos a ser amigas, entonces, como amiga te digo, que lo aceptes, porque si no, me voy a ofender.
—Muchas gracias. —musiró sonriendo con dulzura, agradeciendo el gesto de la castaña para con ella.
danna280994
Re: I watch you, NY
Capítulo #O17 Miss Tiffany.
Bienvenidos Newyorkinos, a uno de los eventos más importantes de la sociedad juvenil del UES. Por supuesto, estos eventos importantes siempre van de la mano de un Wandercill, es algo inevitable. Y esta vez, le toca a Bella, como todos los años, lucirse en la fiesta de la asociación Isthar. La música, luces, la banda, las mesas, el catering... Absolutamente todo planeado, no falta nada. Los invitados ya están en el lugar, sentados en sus respectivos asientos asignados por nada más y nada menos que la organizadora del evento. El lugar, de unos seis a siete metros de alto, columnas blancas adornadas en las puntas con colores plateados y dorados, arcas enmarcadas de los mismos colores de unas inmensidades inigualables, con arañas de más de evente pisos en las separaciones de los techos por las arcadas, con . Las paredes de blanco alumbradas con las luces del salón, mientras que los pisos de mármol brillaban en todo su esplendor. Las mesas, revestidas de blanco con mantos rojos y centros de mesa del mismo color, y frente a todas aquellas mesas, las seis más importantes de color rojo, revestida con blanco. Y en la parte sur del lugar, un escenario donde había un micrófono, y al fondo, la banda invitada.
— ¿Hana? —dijo una voz un tanto áspera.
— ¡Savannah! Estás muy linda. —le dijo la chica, ya que estaba usando un vestido rojo de strapless largo con rote corazón, y piedras plateadas decorando dos caminos en el costado de la rubia. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Gracias, tu también.—contestó, a lo que la rubia tenía un vestido blanco strapless, con detalles en la parte del busto, joyería de brillantes, un pequeño bolso haciendo juego y zapatos de tacón blanco. Su cabello rubio caía con ondas naturales, y su maquillaje enmarcaba sus claros ojos agua. —Bueno, siempre lo estás. {
— ¿Dónde nos sentamos mi madre y yo? —preguntó la rubia, mirando las mesas rojas revestidas de blanco.
—Falta una mesa. —dijo esta mirando las seis mesas frente a ella.
— ¿Cómo que falta una mesa?
—Claro, la mesa Wandercill, Bourque, Tiffany, Dickens, Hillsdan y Bertelli.
— ¿Dónde está la mía? —preguntó Savannah, un tanto alterada.
—Tu no tienes mesa aquí. —contestó una voz detrás de las dos rubias. —Tu mesa es la catorce, por allí. —comentó esta, señalando el lugar. La castaña ten+ia el pelo recojido en un elegante peinado, mientras que su maquillaje era oscuro marcando sus ojos grises topo. Su vestido era negro como la noche, agarrado de un solo hombro, con telas grizadas hasta por debajo de la cintura, donde tules desprolijos caían hasta el piso. Sus zapatos eran de tacón cerrado negros, con brillantes, una pequeña cartera igual en mano, y la joyería de Harry Winston, pendientes, anillo y brasalete. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
— ¿De qué hablas, Bella? —dijo, furiosa, Savannah.
—Bueno S, acá solo se sientan las chicas del comité y las familias más prestigiosas de New York.
— ¿Qué? ¿Por qué no tengo mesa? —indagó esta, perdiendo los estribos.
—Porque... Quedas oficialmente fuera del comité Isthar.
— ¡¿Qué?!
—Bella...
—No, Hana. —la detubo. — ¿Tu crees que tú vas a arruinar todo por lo que he trabajado? Tú, te la pasas de Pub en Pub tomando quién sabe que cosa, estando con quien sabe quién y haciendo quien sabe qué. La gente habla, y representar a nuestra organización implica eso, no ser "mediática".
—Isabella.
—No, Savannah. No voy a permitir que tus problemas con Papi, arruinen mi organización. No voy a permitir que una "nueva rica", que no tiene idea lo que es la clase y la elegancia venga a destruir todo mi esfuerzo y sacrificio.
— ¿Nueva rica? —preguntó enojada.
—O te quedas en la mesa catorce, o hago que los de seguridad te retiren de aquí. Sin tu padre, no eres nadie acá. —comentó la castaña girándose, y caminando al lado opuesto de donde estaba, marcando el sonido de sus pasos con sus zapatos de taco blancos, al igual que el vestido largo hasta los pies cerrado con un lazo detrás del cuello y detalles en la parte del busto, mientras que la pollera poseía unos detalles platinados que caían como una cascada al igual que su cabello chocolate.
— Hana... Pon una mesa.
—Sav, sabes que no puedo hacer eso.
—Eres parte del comité.
—Bella es la presidenta, no quiero pelear con ella por esto.
— ¿Por esto? ¡Soy tu amiga, Hana!
—Ella también y sus problemas arreglenlos entre ustedes. —comentó la chica. —Si quieres ve a sentarte, en cinco minutos empieza. —dijo, para luego irse detrás de la castaña. Al otro lado de la fiesta, se hallaba Francoise Bourque con su hijo, en el porche de la entrada al gran salón.
— ¿Puedes mantenerte en pie, siquiera? —preguntó, a un ebrio Jean.
—Claro que puedo, deja de preguntar eso.
—No puedo creer que hallas bebido antes de una evento como este.
—Pues... Créelo. —dijo el muchacho, pasándo al lado de su padre para ir dentro del salón, a lo que Francoise lo detuvo bruscamente por el hombro.
—Por culpa tuya he perdido más de la mitad de todo, gracias a mis abogados he salvado nuestra fortuna, pero... No será jamás como antes. —dijo este, apretando más fuerte el brazo de Louis. —Ya que he perdido todo por ti, lo menos que merezco es que no me avergüences en público. ¿Entendido? —terminó a lo que el chico solamente asintió. Ambos caballeros, con una sonrisa fingida, entraron al lugar, saludando a los conocidos allí presentes.
—Hola Tony. —saludó Francoise, estrechándole la mano a el chico, el cual correspondió amablemente, mientras se localizaba al lado de la mesa de los Bourqué.
—Es un gusto verlo, señor. —contestó este.
—Charles. Un gusto verte, como siempre. Lamento su pérdida.—dijo el hombre, estrechando la mano del caballero con solemnidad, mientras que cada uno tomaba asiento en la mesa respectibamente asignada. Luego de unos minutos, las luces se tenuron y las del escenario se encendieron, dejando ver a la presidenta del comité vestida como un ángel blanco, parada, en el medio del tablado.
—Buenas noches a todos. Antes que nada quiero agradecerles a cada uno de ustedes por concurrir a una fecha tan importante como la conmemoración de cincuenta años de la asociación Alisthar. Soy Isabella Wandercill, la presidenta de esta organización, y, como todos los años, nuestra agrupacón tiene una meta y este año es lograr que se inagure un nuevo hospital en la ciudad de New York, accesible a cualquier persona, sea de la clase social que fuere, proporcionándolo con tecnología y profecionales capacitados para el servicio de la salud. Luego de esto, quiero decir unas palabras a las seis familias que hicieron posible esta celebración, que son: La familia Bertelli, la cual siempre nos apoya, teniendo el honor que una miembro de esa familia, sea también miembro y parte del comité de Isthar. La familia Bourqué por siempre estar presente en cada fiesta y proyecto de la agrupación. La familia Dickens, por siempre brindarnos absolutamente todo para que esto sea posible. La familia Hillsdan, por estar presente en cada proyecto social de la asociación. A la familia Tiffany, por brindarnos absolutamente todo lo que en cualquier momento necesitamos, por cualquiera de sus integrantes. Y por supuesto, a mi familia, la cual lideró e inició esta organización partiendo de mi abuela Isabel, hace ya cincuenta años, seguida por mi madre, y ahora yo. Sin más que decir, espero que disfruten la velada. Muchas gracias. —luego de aquel discurso, la castaña bajó dignamente del escenario, mientras se dirigía a su mesa, en la cual su madre la abrazó orgullosa.
—Te felicito, mi amor. —le dijo la mujer, mientras que le apretaba la mano.
—Es un orgullo que la presidencia de la organización Isthar pase de generación en generación.
—Gracias, mamá. —comentó Bella, con una sonrisa.
La velada pasó normal, entre la entrada, y el primer plato, la cena se detuvo con Isabella, otra vez, sobre el escenario.
—Buenas noches, de vuelta. —dijo esta, con una sonrisa. —Como todos los años, con el apoyo de Tiffany&Co, tenemos el concurso de Miss Tiffany, en la cual, solamente quince chicas de nuestra organización van a participar. Y las que ustedes van a votar, por supuesto. —comentó esta, con otra sonrisa. Luego de decir aquello, las quince participantes, con sus vestidos de gala, se colocaron detrás de Bella, perfectamente ubicadas, y con una sonrisa de porcelana.
—Ellas son: Gala Martin, Ella Hill, Caroline Stermel, Elena Silver, Rachel Marvil, Britney Strip, Clara Burnet, Mery Givenson, Anabella Riverson, Dianna Greenfild, Heather Morlet, Kristen Kalls, Rosalie Poll, Ashley Moore y Circe García. —terminó de nombrarlas. —Cada una va a pasar a contar tres cosas de ellas. Primero: pasa tiempos, luego sus habilidades y, por último, el porque quisieran ser Miss Tiffany. Teniendo en cuenta, que la ganadora, será la tercera miembro del comité de Isthar.
Bella bajó del escenario, en cuanto todas las chicas comenzaron a nombrar los idiomas, los deportes y demás cosas que sabían hacer, la carrera que cursaban, las cosas que hacían en su tiempo libre y el porqué querían ser Miss Tiffany. Una a una fueron pasando hasta llegar a la última, la número quince, la cual se encontraba delante del micrófono y empezó a hablar.
—Me llamo Circe García, tengo veintiún años, voy a la Universidad de Columbia. Allí estudio Bioquímica. Los idiomas que sé hablar son español, francés y por supuesto inglés. En mi tiempo libre me encanta leer y escuchar música, además de cocinar. Que es algo que me encanta y... ¿El por qué quiero ser Miss Tiffany? Jamás me lo puse a pensar. En realidad... Jamás pensé entrar en un concurso como este, pero alguien me insistió tanto que al final cedí. —comentó, mirando por unos tres segundos a Bella. —Me gustaría porque... Me sentiría, parte de algo. Nunca en mi vida sentí lo que siento al estar en esta organización, a la cual milagrosamente pertenezco. Sentirse parte de algo bueno. Ser parte del comité sería algo más, pero, seamos sinceros. Hana y Bella lo hacen increible y no necesitarían la ayuda de niguna de nosotras quince para aquello. —comentó sonriéndo, sonrisa correspondida en la lejanía por las mencionadas. —Así que, nada más. Muchas gracias. —luego de ello, bajó del escenario y subió Bella.
—Bueno, ella es nuestra última participante, así que les voy a pedir, que en cada mesa hay un IPad, donde van a votar, cada uno de ustedes, por la participante que quieran. En la tableta parece el nombre de la participante, y el número, del uno al quince, con el que fue designada. Solo se puede votar una vez por persona. Muchas gracias. —dicho esto bajó del estrado y fue hacia la mesa Bertelli, donde pidió disculpas y permiso para hablar con Hana.
—Tú ve antes qué yo quien es la ganadora y colócala detrás del telón. Luego yo subo y anunció su nombre. ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —dijo la rubia, levantándose de la mesa y dirigiéndose a donde se encontraba la encargada de la cuenta de votos.
— ¿Cir? —preguntó, a lo cual la morena, levantó la vista. — Felicidades. —le dijo la rubia, abrazándola, a lo que la aludida no podía creerlo.
— ¿Gané? ¿Yo?
— ¡Si! Te felicito. —le volvió a decir. —Colócate detrás del telón, que en unos minutos Bella va a anunciar a la ganadora, el telón se abrirá y bueno, te coronará como Miss Tiffany.
—Gracias, Hana. —dijo la morena, con una sonrisa.
—Te lo mereces. —contestó esta. Ella salió del lugar, dejando sola a la chica, dirigiéndose a Bella, la cual tomó el sobre que le dio Mara, la encargada de contar los votos, y se acercó al micrófono.
—Quiero darles las gracias a las quince chicas que han participado de esta ceremonia, cada una es importante y especial. Pero hoy, una de ellas ah tenido el privilegio de haber ganado la coronacón. Con el 41 por ciento de los votos. La ganadora: ¡Circe García! —anunció mientras el telón se abría y las miradas de horror y sorpresa se posaron en todos los allí presentes.
Bienvenidos Newyorkinos, a uno de los eventos más importantes de la sociedad juvenil del UES. Por supuesto, estos eventos importantes siempre van de la mano de un Wandercill, es algo inevitable. Y esta vez, le toca a Bella, como todos los años, lucirse en la fiesta de la asociación Isthar. La música, luces, la banda, las mesas, el catering... Absolutamente todo planeado, no falta nada. Los invitados ya están en el lugar, sentados en sus respectivos asientos asignados por nada más y nada menos que la organizadora del evento. El lugar, de unos seis a siete metros de alto, columnas blancas adornadas en las puntas con colores plateados y dorados, arcas enmarcadas de los mismos colores de unas inmensidades inigualables, con arañas de más de evente pisos en las separaciones de los techos por las arcadas, con . Las paredes de blanco alumbradas con las luces del salón, mientras que los pisos de mármol brillaban en todo su esplendor. Las mesas, revestidas de blanco con mantos rojos y centros de mesa del mismo color, y frente a todas aquellas mesas, las seis más importantes de color rojo, revestida con blanco. Y en la parte sur del lugar, un escenario donde había un micrófono, y al fondo, la banda invitada.
— ¿Hana? —dijo una voz un tanto áspera.
— ¡Savannah! Estás muy linda. —le dijo la chica, ya que estaba usando un vestido rojo de strapless largo con rote corazón, y piedras plateadas decorando dos caminos en el costado de la rubia. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
—Gracias, tu también.—contestó, a lo que la rubia tenía un vestido blanco strapless, con detalles en la parte del busto, joyería de brillantes, un pequeño bolso haciendo juego y zapatos de tacón blanco. Su cabello rubio caía con ondas naturales, y su maquillaje enmarcaba sus claros ojos agua. —Bueno, siempre lo estás. {
— ¿Dónde nos sentamos mi madre y yo? —preguntó la rubia, mirando las mesas rojas revestidas de blanco.
—Falta una mesa. —dijo esta mirando las seis mesas frente a ella.
— ¿Cómo que falta una mesa?
—Claro, la mesa Wandercill, Bourque, Tiffany, Dickens, Hillsdan y Bertelli.
— ¿Dónde está la mía? —preguntó Savannah, un tanto alterada.
—Tu no tienes mesa aquí. —contestó una voz detrás de las dos rubias. —Tu mesa es la catorce, por allí. —comentó esta, señalando el lugar. La castaña ten+ia el pelo recojido en un elegante peinado, mientras que su maquillaje era oscuro marcando sus ojos grises topo. Su vestido era negro como la noche, agarrado de un solo hombro, con telas grizadas hasta por debajo de la cintura, donde tules desprolijos caían hasta el piso. Sus zapatos eran de tacón cerrado negros, con brillantes, una pequeña cartera igual en mano, y la joyería de Harry Winston, pendientes, anillo y brasalete. { [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] }
— ¿De qué hablas, Bella? —dijo, furiosa, Savannah.
—Bueno S, acá solo se sientan las chicas del comité y las familias más prestigiosas de New York.
— ¿Qué? ¿Por qué no tengo mesa? —indagó esta, perdiendo los estribos.
—Porque... Quedas oficialmente fuera del comité Isthar.
— ¡¿Qué?!
—Bella...
—No, Hana. —la detubo. — ¿Tu crees que tú vas a arruinar todo por lo que he trabajado? Tú, te la pasas de Pub en Pub tomando quién sabe que cosa, estando con quien sabe quién y haciendo quien sabe qué. La gente habla, y representar a nuestra organización implica eso, no ser "mediática".
—Isabella.
—No, Savannah. No voy a permitir que tus problemas con Papi, arruinen mi organización. No voy a permitir que una "nueva rica", que no tiene idea lo que es la clase y la elegancia venga a destruir todo mi esfuerzo y sacrificio.
— ¿Nueva rica? —preguntó enojada.
—O te quedas en la mesa catorce, o hago que los de seguridad te retiren de aquí. Sin tu padre, no eres nadie acá. —comentó la castaña girándose, y caminando al lado opuesto de donde estaba, marcando el sonido de sus pasos con sus zapatos de taco blancos, al igual que el vestido largo hasta los pies cerrado con un lazo detrás del cuello y detalles en la parte del busto, mientras que la pollera poseía unos detalles platinados que caían como una cascada al igual que su cabello chocolate.
— Hana... Pon una mesa.
—Sav, sabes que no puedo hacer eso.
—Eres parte del comité.
—Bella es la presidenta, no quiero pelear con ella por esto.
— ¿Por esto? ¡Soy tu amiga, Hana!
—Ella también y sus problemas arreglenlos entre ustedes. —comentó la chica. —Si quieres ve a sentarte, en cinco minutos empieza. —dijo, para luego irse detrás de la castaña. Al otro lado de la fiesta, se hallaba Francoise Bourque con su hijo, en el porche de la entrada al gran salón.
— ¿Puedes mantenerte en pie, siquiera? —preguntó, a un ebrio Jean.
—Claro que puedo, deja de preguntar eso.
—No puedo creer que hallas bebido antes de una evento como este.
—Pues... Créelo. —dijo el muchacho, pasándo al lado de su padre para ir dentro del salón, a lo que Francoise lo detuvo bruscamente por el hombro.
—Por culpa tuya he perdido más de la mitad de todo, gracias a mis abogados he salvado nuestra fortuna, pero... No será jamás como antes. —dijo este, apretando más fuerte el brazo de Louis. —Ya que he perdido todo por ti, lo menos que merezco es que no me avergüences en público. ¿Entendido? —terminó a lo que el chico solamente asintió. Ambos caballeros, con una sonrisa fingida, entraron al lugar, saludando a los conocidos allí presentes.
—Hola Tony. —saludó Francoise, estrechándole la mano a el chico, el cual correspondió amablemente, mientras se localizaba al lado de la mesa de los Bourqué.
—Es un gusto verlo, señor. —contestó este.
—Charles. Un gusto verte, como siempre. Lamento su pérdida.—dijo el hombre, estrechando la mano del caballero con solemnidad, mientras que cada uno tomaba asiento en la mesa respectibamente asignada. Luego de unos minutos, las luces se tenuron y las del escenario se encendieron, dejando ver a la presidenta del comité vestida como un ángel blanco, parada, en el medio del tablado.
—Buenas noches a todos. Antes que nada quiero agradecerles a cada uno de ustedes por concurrir a una fecha tan importante como la conmemoración de cincuenta años de la asociación Alisthar. Soy Isabella Wandercill, la presidenta de esta organización, y, como todos los años, nuestra agrupacón tiene una meta y este año es lograr que se inagure un nuevo hospital en la ciudad de New York, accesible a cualquier persona, sea de la clase social que fuere, proporcionándolo con tecnología y profecionales capacitados para el servicio de la salud. Luego de esto, quiero decir unas palabras a las seis familias que hicieron posible esta celebración, que son: La familia Bertelli, la cual siempre nos apoya, teniendo el honor que una miembro de esa familia, sea también miembro y parte del comité de Isthar. La familia Bourqué por siempre estar presente en cada fiesta y proyecto de la agrupación. La familia Dickens, por siempre brindarnos absolutamente todo para que esto sea posible. La familia Hillsdan, por estar presente en cada proyecto social de la asociación. A la familia Tiffany, por brindarnos absolutamente todo lo que en cualquier momento necesitamos, por cualquiera de sus integrantes. Y por supuesto, a mi familia, la cual lideró e inició esta organización partiendo de mi abuela Isabel, hace ya cincuenta años, seguida por mi madre, y ahora yo. Sin más que decir, espero que disfruten la velada. Muchas gracias. —luego de aquel discurso, la castaña bajó dignamente del escenario, mientras se dirigía a su mesa, en la cual su madre la abrazó orgullosa.
—Te felicito, mi amor. —le dijo la mujer, mientras que le apretaba la mano.
—Es un orgullo que la presidencia de la organización Isthar pase de generación en generación.
—Gracias, mamá. —comentó Bella, con una sonrisa.
La velada pasó normal, entre la entrada, y el primer plato, la cena se detuvo con Isabella, otra vez, sobre el escenario.
—Buenas noches, de vuelta. —dijo esta, con una sonrisa. —Como todos los años, con el apoyo de Tiffany&Co, tenemos el concurso de Miss Tiffany, en la cual, solamente quince chicas de nuestra organización van a participar. Y las que ustedes van a votar, por supuesto. —comentó esta, con otra sonrisa. Luego de decir aquello, las quince participantes, con sus vestidos de gala, se colocaron detrás de Bella, perfectamente ubicadas, y con una sonrisa de porcelana.
—Ellas son: Gala Martin, Ella Hill, Caroline Stermel, Elena Silver, Rachel Marvil, Britney Strip, Clara Burnet, Mery Givenson, Anabella Riverson, Dianna Greenfild, Heather Morlet, Kristen Kalls, Rosalie Poll, Ashley Moore y Circe García. —terminó de nombrarlas. —Cada una va a pasar a contar tres cosas de ellas. Primero: pasa tiempos, luego sus habilidades y, por último, el porque quisieran ser Miss Tiffany. Teniendo en cuenta, que la ganadora, será la tercera miembro del comité de Isthar.
Bella bajó del escenario, en cuanto todas las chicas comenzaron a nombrar los idiomas, los deportes y demás cosas que sabían hacer, la carrera que cursaban, las cosas que hacían en su tiempo libre y el porqué querían ser Miss Tiffany. Una a una fueron pasando hasta llegar a la última, la número quince, la cual se encontraba delante del micrófono y empezó a hablar.
—Me llamo Circe García, tengo veintiún años, voy a la Universidad de Columbia. Allí estudio Bioquímica. Los idiomas que sé hablar son español, francés y por supuesto inglés. En mi tiempo libre me encanta leer y escuchar música, además de cocinar. Que es algo que me encanta y... ¿El por qué quiero ser Miss Tiffany? Jamás me lo puse a pensar. En realidad... Jamás pensé entrar en un concurso como este, pero alguien me insistió tanto que al final cedí. —comentó, mirando por unos tres segundos a Bella. —Me gustaría porque... Me sentiría, parte de algo. Nunca en mi vida sentí lo que siento al estar en esta organización, a la cual milagrosamente pertenezco. Sentirse parte de algo bueno. Ser parte del comité sería algo más, pero, seamos sinceros. Hana y Bella lo hacen increible y no necesitarían la ayuda de niguna de nosotras quince para aquello. —comentó sonriéndo, sonrisa correspondida en la lejanía por las mencionadas. —Así que, nada más. Muchas gracias. —luego de ello, bajó del escenario y subió Bella.
—Bueno, ella es nuestra última participante, así que les voy a pedir, que en cada mesa hay un IPad, donde van a votar, cada uno de ustedes, por la participante que quieran. En la tableta parece el nombre de la participante, y el número, del uno al quince, con el que fue designada. Solo se puede votar una vez por persona. Muchas gracias. —dicho esto bajó del estrado y fue hacia la mesa Bertelli, donde pidió disculpas y permiso para hablar con Hana.
—Tú ve antes qué yo quien es la ganadora y colócala detrás del telón. Luego yo subo y anunció su nombre. ¿De acuerdo?
—De acuerdo. —dijo la rubia, levantándose de la mesa y dirigiéndose a donde se encontraba la encargada de la cuenta de votos.
— ¿Cir? —preguntó, a lo cual la morena, levantó la vista. — Felicidades. —le dijo la rubia, abrazándola, a lo que la aludida no podía creerlo.
— ¿Gané? ¿Yo?
— ¡Si! Te felicito. —le volvió a decir. —Colócate detrás del telón, que en unos minutos Bella va a anunciar a la ganadora, el telón se abrirá y bueno, te coronará como Miss Tiffany.
—Gracias, Hana. —dijo la morena, con una sonrisa.
—Te lo mereces. —contestó esta. Ella salió del lugar, dejando sola a la chica, dirigiéndose a Bella, la cual tomó el sobre que le dio Mara, la encargada de contar los votos, y se acercó al micrófono.
—Quiero darles las gracias a las quince chicas que han participado de esta ceremonia, cada una es importante y especial. Pero hoy, una de ellas ah tenido el privilegio de haber ganado la coronacón. Con el 41 por ciento de los votos. La ganadora: ¡Circe García! —anunció mientras el telón se abría y las miradas de horror y sorpresa se posaron en todos los allí presentes.
danna280994
Re: I watch you, NY
Aquí tienes un lector. Bueno aún voy por el capítulo 2 xD pero me está gustando mucho y seguramente la lea hasta la última actualización.
Salu2~
Salu2~
Slaten
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