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Mensaje por RomyMalik~ Miér 09 Mayo 2012, 3:50 pm

omg!! Romy no la podes dejar asiiii!!!!! quieroo MAS!
RomyMalik~
RomyMalik~


http://fucksehunn.tumblr.com/

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Entre las sabanas del italiano - Entre Las Sabanas Del Italiano (Zayn Malik y Tu) [ADAPTACION] Terminada - Página 2 Empty Re: Entre Las Sabanas Del Italiano (Zayn Malik y Tu) [ADAPTACION] Terminada

Mensaje por Romi Miér 09 Mayo 2012, 3:58 pm

holiiiiiiiiiiii!! contestooooo la nove no es larga tiene solo 13 caps!! :/
jaja enseguida el cap! :)
Romi
Romi


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Entre las sabanas del italiano - Entre Las Sabanas Del Italiano (Zayn Malik y Tu) [ADAPTACION] Terminada - Página 2 Empty Re: Entre Las Sabanas Del Italiano (Zayn Malik y Tu) [ADAPTACION] Terminada

Mensaje por Romi Miér 09 Mayo 2012, 3:58 pm

Capítulo 2-.

___(Tn) pasó el siguiente momento de eternidad intentando recordar cómo se respira . Sacudió la cabeza y rió débilmente, aplacando la intensidad residual con una dosis de sarcasmo. Menudo flirteo. Él había transformado su acaloramiento por enfado en acaloramiento por atracción, disipando su incomodidad y dejándola casi jadeante.

Lo observó bajar las escaleras y regresar a la zona exclusiva. Sin mirar atrás. Ya la había olvidado. Debía de sucederle a menudo: mirar a una mujer desprevenida con sus peligrosos ojos castaños, ponerle un dedo encima, y ella decía que sí al momento. No le extrañaba que destilen aquella arrogancia. Era el tipo de hombre a quien todo le llegaba fácil, especialmente las mujeres.
Pero lo sorprendente era que ella, felizmente, habría sido una de sus mujeres.
«Irresistible».

Justo cuando empezaban los primeros acordes de la obertura, Kate se sentó junto a ella.

-Tienes agua, fantástico -dijo, agarrando la botella y vaciándola a la mitad-. Justo a tiempo para el espectáculo.

___(Tn) se tocó los labios, recorriendo el camino que había seguido él. Para ella, el principal acontecimiento de la velada ya había sucedido. Pero la Arena di Verona no la decepcionó. Dos horas más tarde, mientras tronaban los aplausos y los gritos de « ¡otra!» y «bravo», placer y alivio invadieron a ___(Tn). Había merecido la pena. La calidez, el ambiente, la música, el espectáculo... todo había sido tan maravilloso como podía desear. Bueno, casi todo. El encuentro fugaz con el flamante extraño le había hecho añorar algo que no había tenido tiempo de querer hasta entonces: caricias, placer, la sensación de ser deseada. Había estado demasiado ocupada para salir con citas, y su único intento de novio no había merecido la pena. Pero de pronto, con un roce de él, la puerta a su parte sensual se había abierto. Y ella se había quedado deseando atravesarla.

Kate y ella atravesaron la masa de gente emocionada y salieron a la plaza donde la multitud se desperdigaba. ___(Tn) no quería que la noche terminara. Todavía sentía las vibraciones de la música y las voces, pero sobre todo, aún sentía aquel dedo en sus labios... y deseaba más.

-¿No crees que la soprano estaba un poco desafinada en el último dueto?

___(Tn) sabía que Kate iba a diseccionar la actuación nota por nota, pero ella no había escuchado tan atentamente: no había podido contenerse de mirar a una de las butacas caras, donde una cabeza de cabello oscuro se elevaba por encima de las otras. La música se había convertido en la banda sonora de una fantasía que ella no podía permitirse.

-¿Dónde dices? -inquirió, y se le desvaneció la sonrisa cuando Kate se lanzó a cantar las últimas frases de la pieza más importante de la noche-. ¡Kate!

Qué vergüenza. Pero su hermana le dedicó una mirada traviesa y continuó. La gente se giró a mirarlas y fue haciéndoles un corro. ___(Tn) deseó poder perderse de nuevo en la multitud. Entonces, vio al grupo de hombres impecablemente vestidos. Él se hallaba en el centro, más alto que los demás, y las miraba sin disimulo. A su lado había una mujer. Por supuesto. Guapa y elegante, evidentemente acostumbrada a ropa de diseño, y evidentemente interesada en él. ¿Tal vez una amante con la que acudir a la ópera?

Un estúpido sentimiento de pérdida se apoderó de ella. Sólo habían intercambiado unas cuantas palabras en las escaleras, pero habían destapado una miríada de posibilidades. Únicamente, ella no era como la mujer que lo acompañaba, así que no existía ninguna posibilidad, después de todo; qué amarga decepción.

En cuanto Kate se detuvo para tomar aire, ___(Tn) la agarró del brazo.

-¿Has terminado?
-No -respondió la joven, sonriendo por si alguien los miraba-. Tengo una gran idea.

___(Tn) no quería escuchar, sólo quería marcharse. Miró por encima de su hombro para verlo una última vez: estaba mirándola sonriente y, cuando sus miradas se encontraron, él le guiñó un ojo. Ella no sonrió, pero mantuvo la mirada para capturar aquella imagen en su mente.

Su hermana y ella giraron una esquina, llegando a una de las concurridas calles laterales.

-No pienso comer sólo pan en los próximos dos días -anunció Kate-. Estamos en Italia. Quiero pasta, pizza, un restaurante. Voy a conseguir más dinero.
-¿Cómo?
-Cantando en la calle.

A ___(Tn) se le cayó el corazón al suelo. Conocía a su hermana, la atención que había logrado sólo le había abierto el apetito.

-Vamos, ____(Tn), ya has visto la multitud que se ha congregado hace un momento. Tres canciones, y tendremos para una fabulosa comida mañana, de ésas en una terraza con millones de platos y mucho vino.

A ___(Tn) se le hacía la boca agua con la idea, pero intentó ignorarlo.

-Seguramente hace falta un permiso para actuar.

Kate bostezó fingidamente.

-¿Reglas?
-Una de las dos tiene que ser responsable.

Siempre había sido ella, por necesidad. Llevaba muchos años como única responsable de ambas: madre, padre, amiga, sostén de la familia, cocinera, limpiadora, chófer...

-Es una pena que no haya un piano para que puedas acompañarme. A menos que quieras hacer ese dueto...
-De ninguna manera.

Su hermana podía llevarse la gloria, ella se contentaba con acompañarla.

-Sólo serán diez minutos. No le importará a nadie.

___(Tn) suspiró y se hizo a un lado, observando cómo Kate liberaba su cabello del sombrero de paja. Su hermana era impetuosa, imposible de contradecir y, tal y como había predicho, a los pocos minutos tenía una multitud a su alrededor. No la sorprendió. Con sus largos rizos pelirrojos y su figura delgada, Kate llamaba la atención antes incluso de abrir la boca. Y cuando empezaba a cantar, sus tonos angelicales provocaban que cualquier cosa con orejas se detuviera y escuchara. Conforme la multitud fue aumentando, Kate le dirigió una mirada triunfal. ___(Tn) se quedó a un lado, atenta por si aparecía un carabinero, ya que no quería meterse en problemas.

-Su hermana tiene mucho talento -dijo una voz masculina a su espalda.

___(Tn) dio un respingo. Se giró levemente y, al verlo allí, alto y despampanante el cuerpo se le volvió hipersensible y su cerebro amenazó con dejar de funcionar.

-Sí.
-Y usted también.

¿En qué se basaba para decir eso? ___(Tn) negó con la cabeza.

-No de la misma forma.
-Cierto -concedió él y siguió hablando en voz apenas audible-. Su hermana todavía es una niña. Mientras que usted, creo yo, alberga los talentos de una mujer.

___(Tn) inspiró hondo y lo miró fijamente.

-Bromea, ¿verdad?
-No -respondió él, sosteniéndole la mirada, entre divertido y desafiante-. Se giró para mirarme de aquella manera, ¿cómo no iba a seguirla?

El guante había sido arrojado. ___(Tn) sintió un fuego plateado extendiéndose por sus venas. ¿Ella albergaba los talentos de una mujer? Si eso fuera cierto, lo tendría de rodillas delante de ella, toda su arrogancia y experiencia convertidas en algo inútil, deseándola más allá de lo razonable y queriendo concederle todo... esa idea loca le hizo estremecerse.

¿Desde cuándo era ella una diosa del sexo? ¿Cuándo había tenido sexo por última vez?
Se olvidó de Kate y sus canciones, se olvidó de la mujer que había visto junto a él, sólo oía la diversión en su voz, sólo veía su sonrisa sexy... Hablar tan sugerentemente le resultaba raro pero muy divertido, y quería que continuara. Intentó una respuesta descarada:

-Si ése es el caso, tal vez debería tener cuidado.

Él sonrió travieso.

-Sin duda -dijo y extendió la mano-. Zayn Malik.

Ella le miró la mano y sonrió con picardía.

-¿No le asusta que muerda?
-Estoy medio esperando a que lo haga.
-___(Tn) ___(Ta)-dijo, estrechándole la mano y sintiendo un cosquilleo hasta el hombro.
-___(Tn) -repitió él, de una manera que hizo que todo se le encogiera por dentro-. ¿Te ha gustado la ópera?
-Me ha encantado.

Él asintió.

-Ha sido una buena representación.
-En una atmósfera adorable.
-Mi acompañante podría haber sido un poco mejor. ¿Y el tuyo?
-No ha estado mal.
-Pero podría haber sido mejor.
-Tal vez -respondió ella y bajó la vista recatadamente-. ¿Vas a devolverme mi mano?
-Estaba pensando en llevármela a casa
-Esta noche no -dijo ella, pero no pudo evitar sonreír, invadida de placer.

Ser tan abiertamente cortejada por un hombre tan atractivo resultaba emocionante.

-¿No? Qué pena -dijo él sonriendo también-. Siempre hay un mañana.

Ella se perdió en aquellos ojos avellana, imaginándose un millón de posibilidades. Él la sujetó más fuerte.

-¿Lo ves? ¡Te lo dije! -exclamó Kate, sacudiendo su sombrero vuelto hacia arriba-: Suficiente para un festín de cinco platos en un restaurante.

___(Tn) tiró de su mano y, tras un suave apretón, él la soltó.

-¿Cantando para cenar? -inquirió él secamente.
-¡Para comer mañana! -contestó la joven-. Hola, soy Kate.
-Hola, Kate. Yo soy Zayn, un amigo de tu hermana.

___(Tn) lo miró atónita. ¿Un amigo? Supo que el brillo de diversión en su mirada iba dirigido a ella.

-Permitidme que te consiga algo de beber. Debes de estar sedienta tras haber actuado con un calor como éste.



El lado juicioso de ___(Tn) la impulsaba a negarse. Pero el guiño de él fue suficiente para hacerla cambiar de idea. Se encontraba en Italia, su lugar soñado de vacaciones, y estaba flirteando con el hombre más ideal jamás imaginado. La pequeña Doña Descarada apartó a Doña Juiciosa.

-Gracias.

Hacía mucho que Zayn no hacía una locura como aquélla. De pronto, se encontraba persiguiendo algo que sólo podía ser momentáneo. Pero, qué diablos, sería divertido. ¿Y acaso no se merecía un poco de diversión? Mientras la camarera les llevaba el vino que habían pedido, Zayn se recordó que las aventuras de una noche nunca eran tan buenas como uno se las imaginaba, pero no había deseado nunca tanto a una mujer, con aquella exigencia instantánea y visceral.

Iba a suceder, se aseguraría de ello. Por tanto, no necesitaba quedarse mirándola como un perro hambriento. Sin embargo, controlar esa urgencia no era fácil, cuando ella lo miraba a la vez desafiante y cautelosa.

-¿Qué te ha traído a Verona?

Era necesario algo de charla superficial.

-Vamos de camino a Londres -respondió su hermana-. Quiero cantar allí.

Zayn miró a la joven pelirroja de ojos azules.

-Tienes talento para cantar en cualquier lado. ¿Posees la determinación necesaria?
-Desde luego.

Volvió a concentrarse en ___(Tn). Le gustaría besar los lunares repartidos por su cara y aún más, le gustaría besar su boca. Ella no tenía la figura adolescente de su hermana, era igualmente delgada pero con curvas. Tenía buenas caderas para amortiguar las suyas, largas piernas para abrazarlo por la cintura, cabello largo del que tirar para acceder a su cuello y besarla hasta alcanzar sus generosos senos.

Zayn dio un sorbo a su copa de vino, mientras oía a Kate parlotear sobre sus planes de carrera, y observó que ___(Tn) se ruborizaba más cuanto más la miraba. Su propia temperatura empezó a elevarse.

-¿Quieres una comida maravillosa, Kate? -preguntó, interrumpiendo la incesante charla-. Conozco el mejor lugar. Encuéntrense conmigo mañana a la una aquí y las llevaré.
-¿De veras?
Kate era demasiado fácil de contentar. Él tenía la sospecha de que su hermana supondría un desafío mayor... y muy bienvenido.

-Desde luego. Será un placer-respondió, dirigiendo la última palabra a ___(Tn) con cierta provocación.

Ella había clavado la mirada en su copa vacía pero entonces lo miró, cauta, inquisitiva. Él le sostuvo la mirada. Si se encontraran a solas no sería tan fácil. Pero no lo estaban, todavía y debía contenerse para no hacer lo que realmente deseaba.

-Será la mejor que hayan probado nunca -añadió, negándose a romper el vínculo con ___(Tn).

Se quedó vagamente satisfecho al verla esbozar una leve sonrisa.


Cuando ___(Tn) llegó a la plaza con Kate, Zayn estaba esperándolas frente a la Arena, tal y como había prometido. Pero no estaba solo. A cada lado tenía una bella mujer. ___(Tn) sintió una bola congelándole la garganta, el pecho, el vientre. Sin embargo, al acercarse, vio que se la comía con los ojos. Se excitó de nuevo, invadida de deseo, curiosidad, ganas de cierto descaro... y, por encima de todo, desconcierto acerca de aquellas dos mujeres. El asunto empeoraba porque sabía que él lo había advertido y en aquel momento tenía un subido aire de suficiencia.

-Kate -saludó, cuando llegaron a su lado- éstas son María y Anne, cantantes de ópera en la Arena di Verona. ¿Te gustaría pasar la tarde visitando el backstage y asistiendo a un ensayo?

A Kate le brillaron los ojos.

-¿De verdad?
Zayn rió complacido.

-Sí, de verdad. Pero espera, hay más -dijo, tendiéndole un sobre-. Tengo un contacto en Londres que puede serte útil. Aquí tienes los detalles. Estarán esperando noticias tuyas.
-¿En serio? -exclamó ella emocionada.
-María y Anne se asegurarán de que comas bien. Tal vez no cinco platos en un restaurante de lujo, pero sí algo.
-No importa, no tengo tanta hambre.
-Bien, entonces, adelante. Ellas se encargarán de ti. Y no te preocupes, cuidaré de ___(Tn).
-Ya lo sé -dijo ella, y se marchó como una niña, emocionada por haber logrado su mayor deseo.

No se giró ni una vez a mirar a ___(Tn).
Con diecinueve años, su hermana era una adulta, pero ___(Tn) no podía todavía sacudirse esa responsabilidad. Kate era todo lo que tenía.

La observó alejarse con las cantantes. No quería encontrarse con la mirada de Zayn tan pronto. ¿Él la cuidaría? Tenía veinticuatro años, no necesitaba que nadie la cuidara, salvo que intuía que él se refería a un tipo de protección nada paternal...

-Nos hemos quedado solos, ___(Tn) -dijo él, tras un largo momento de silencio.

Ella inclinó la cabeza, aplaudiéndolo en silencio. Aquel hombre conseguía siempre lo que quería. Y, si ella era lo que quería, la tendría. Al fin y al cabo, ella estaba libre. Su única responsabilidad, su hermana, estaría ocupada toda la tarde. Se encontraba de vacaciones en la ciudad más encantadora del mundo, y quería explorarlo todo.

-Dije que te enseñaría lo mejor de Verona. ¿Estás dispuesta?

Ella lo miró, enarcando una ceja: ambos sabían que sí.

-Entonces, pongámonos en marcha -dijo él, esbozando una de sus amplias sonrisas contagiosas.

___(Tn) no pudo evitar sonreír, ni el escalofrío cuando él la agarró de la mano, le guiñó un ojo y la condujo a una calle adyacente.

-¿Adónde me llevas?
-A un breve recorrido por lo más destacado de la ciudad y luego a comer. ¿Te parece bien? -preguntó y la vio asentir-. ¿Has ido ya a la casa de Julieta?
-Sí

Supuestamente, era el balcón de Romeo y Julieta, sin contar con que la historia era ficción.

-¿Y has dejado un mensaje en su muro?
-No.
-¿No tienes un novio a quien dejarle un mensaje?

¿Cuántas veces iba a preguntárselo?

-¿Y tú, alguna vez has dejado un mensaje allí? -inquirió ella.
-No soy nada romántico. ¿Y Castelvecchio y San Zeno? ¿Los has visitado?
-Sí.
-¿Y el Duomo?
-También.

Él frunció el ceño y se detuvo.

-¿Cuánto tiempo llevas en Verona?
-Éste es nuestro quinto día. Los dos primeros, llevé a Kate a recorrer la ciudad. Creo que he visto la mayoría de lo principal.

Él la agarró de la mano y empezó a caminar en dirección opuesta a la que habían empezado.

-Entonces, vamos directamente a comer.

La condujo a la otra orilla del río por encima de un puente, hasta detenerse ante unas puertas. Se giró hacia ella con mirada radiante, llena de irresistibles promesas.

-Entra al jardín conmigo, ___(Tn).
Romi
Romi


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Mensaje por Ruperta. Miér 09 Mayo 2012, 6:53 pm

Gracias por responder :}

¡Sigue, sigue! Quiero más, ah, ese Zayn quiere romper mesas o qué \O/. Bueno aquí me vas a estar esperando por el siguiente capítulo y así hasta el 13 \O/
Ruperta.
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Mensaje por Romi Jue 10 Mayo 2012, 5:27 pm

Capítulo 3-.


Los Jardines Giusti eran unos magníficos jardines renacentistas. Los distintos tonos de verde suponían un agradable contraste frente al gris de los edificios del centro de la ciudad. 

Atravesaron una zona de arbustos podados representando formas. Aunque el ambiente era tranquilo y fresco, ___(Tn) sólo sentía calor. 

Tenía los sentidos a flor de piel: percibía el murmullo del agua, el zumbido de alguna mosca, su respiración entrecortada...y la cercanía de él. 

Se acercaron a un banco cubierto de hierba, a la sombra de los árboles. 

-Mira, alguien está de picnic -comentó ella. 
-Sí -respondió él con sonrisa traviesa-: nosotros. 

Se acercó al hombre uniformado que esperaba junto al banquete. Hablaron brevemente y el hombre se marchó. ___(Tn) observó todo, cada vez más encendida. 

Zayn le indicó que se acercara. 

-¿Tienes hambre? 
-¿Y dices que no eres romántico, Zayn? -bromeó para disimular su excitación. 
-Sólo es un sencillo picnic. 

No tenía nada de sencillo. En el suelo había extendida una manta color rojo rubí, y sobre ella suntuosos cojines, también rojos, con hebras doradas. Otra alfombra esperaba doblada en una esquina, ¿por si necesitaban más espacio, o para esconderse bajo ella? ___(Tn) se estremeció de pura tentación. 

Junto a la zona que invitaba a tumbarse había una gran cesta. Zayn se acercó y sacó una botella de vino. Al verlo sirviéndolo en un par de copas, ___(Tn) concluyó que se encontraba en el paraíso. 
Sin vacilar, se sentó en la manta, aceptó la copa que él le ofreció y se recreó en las vistas del impecable jardín. Necesitaba un momento para recuperar la cordura, antes de olvidarse de toda cautela. 

-Esto es increíble. 
-Lo mejor de Italia -apuntó él, sonriendo como si supiera que ella ya la había perdido-. Y está aquí para ti. 
-La cesta no parece tan grande. 
-No me refería a la cesta. 
-Estás muy seguro de lo que vales, ¿verdad? 
-Valgo mucho, y no hablo en términos de dinero, sino de placer. No se puede poner precio al placer absoluto. 

Zayn no podía apartar la mirada de ella: su expresión maravillada era tan genuina que le hacía sentirse culpable. 

-Yo no he escogido nada de esto, ni lo he dispuesto así. 

Zayn rió. 

-Lo sé. Pero ha sido idea tuya. 

Eso era cierto. Y se sentía aún más culpable: quería cenar, beber y seducirla. Sólo una noche. Y, por su ardiente mirada y su forma de flirtear, ella era más dulce que sofisticada. Sólo haría lo que ella también deseara, y sólo si comprendía las reglas. Sería una aventura única, por encontrarse de vacaciones. 

-El hotel ha preparado la comida. 
-Al final, he conseguido el festín de cinco platos. 
-Exacto. 
-¿Cómo es que tienes contactos en la ópera? 
-Mi empresa es una de las patrocinadoras. 
-¿Tu empresa? 
-Sí, mía. 

Era de su propiedad, era toda su vida. Llevaba casi una década dedicado a ella: formándose, obteniendo la experiencia necesaria y haciéndola crecer hasta elevarla al éxito que había alcanzado. No había requerido la ayuda de su padre; no necesitaba su falta de interés. Podía generar su propio dinero, demostrar su valía. 

-A menudo llevo allí a clientes importantes y a sus esposas. 
-¿A sus esposas? 
-Sí -dijo él reprimiendo una sonrisa, intuyendo que ella se había preguntado acerca de la mujer que lo acompañaba la tarde anterior. 

Sí, era la esposa de un cliente y no, no estaba interesado en ella. La miró con vehemencia, pero vio que ella estaba comprobando si llevaba anillo de casado y se tensó. Sí lo había llevado, una vez. Y lo había mantenido un tiempo después, como talismán para mantener alejadas a las mujeres. Pero cada vez que lo veía, se acordaba. Nikki no había tenido la fuerza de salir adelante y él había tenido que hacerlo solo. 

Un día, se lo había quitado y había permitido que el sol bronceara la marca blanca. A pesar de eso, no había podido olvidar. Incluso en aquel momento en que estaba planeando una locura, la vivencia renacía, haciéndole recordar que no debía comprometerse. 

-¿A qué se dedica tu empresa? -inquirió ella. 

Zayn lo agradeció. Cuando aparecían pensamientos dolorosos, siempre se refugiaba en el trabajo. 

-A fondos de cobertura. Son fondos de inversión libre, de alto riesgo. 
-¿Y te gusta la ópera? 

¿Por qué la sorprendía?, se preguntó él. 

-Soy italiano, por supuesto que me gusta. 
-No hablas como un italiano
-Estuve en un internado en Inglaterra desde los siete años, y pasé allí más de diez hasta que emergí del sistema. Pero supongo que el gusto por la ópera lo heredé de mi madre. 

Al mencionarla, se le activaron más recuerdos dolorosos, así que volvió a centrar la conversación en ___(Tn). 

-¿Te gusta Italia? 

No necesitó que hablara, su rostro radiante fue suficiente respuesta. 

-Es tu primera visita, ¿verdad? ¿Es como esperabas? 
-De hecho, es mejor. 

Allí estaba aquel genuino entusiasmo. La tarde anterior, su furia había partido de ahí, de su deseo de divertirse, de aprovechar al máximo el momento que llevaba esperando tanto tiempo. Su frescura era embriagadora. 

-¿Te gusta la comida? 

Ella asintió. 

-¿Has probado alguna de las especialidades locales? La cocina italiana no consiste sólo en mozzarella de búfalo y tomates secos, ¿sabes? 
-¿No? Pues a mí me gustan ambas cosas. 

Él rió. 

-Prueba algo más conmigo -la animó, y rebuscó en la cesta. 

El hotel había hecho un trabajo fabuloso, preparando multitud de contenedores pequeños, algunos con cosas sencillas, como aceitunas, otros con deliciosas miniaturas de platos muy elaborados. Fue sacando y explicando cada uno, hizo que ella repitiera el nombre en italiano y luego la observó mientras los probaba, esperando a su reacción antes de saborearlos él mismo. Y, mientras tanto, su apetito fue creciendo. 

___(Tn) se relamió el aceite de los labios. Le encantaban los tomates secos, cierto, pero las delicias de aquellos pequeños contenedores eran algo de otro mundo. Habiendo comido tanto, a la sombra de los árboles, y en aquel ambiente cálido, normalmente le hubiera invadido la pereza. Pero la presencia de él, tan cerca, lo impedía. 

Él estaba tumbado, apoyado en un codo, relajado. ___(Tn) ansiaba tocarlo: satisfecho un apetito otro seguía hambriento. En lugar de eso, sacó un colín de pan para tener algo en las manos. 

-Háblame acerca de tu vida -pidió él. 

Ella arrugó la nariz. 

-No hay mucho que contar. 

Desde luego, nada glamuroso ni emocionante. 

-¿Dónde están tus padres? 

Conforme partía el colín en dos, la sombra que albergaba su corazón debió de cruzar su rostro. 

-Lo siento -dijo él-. ¿Me contarás lo ocurrido? 
-Por supuesto -respondió ella con una sonrisa-. Sucedió hace mucho tiempo. 

Rompió una de las mitades del colín en trozos y contó la versión resumida. 

-Mi madre murió en un accidente de coche cuando yo tenía quince años. Entonces, mi padre comenzó su declive. Bebía mucho, fumaba, dejó de comer -relató, contemplando las migas entre sus dedos-. Creo que, sin ella, perdió las ganas de vivir. 
-¿Aunque tenía dos preciosas hijas a las que cuidar? 

___(Tn) comprendía la pregunta, y percibía su juicio intrínseco. ¿Acaso ella no había pensado lo mismo en sus momentos de enfado? Pero también conocía la historia completa. Las cosas nunca eran blancas y negras, existía toda una escala de grises. Así que, compartió una parte: 

-Él conducía el coche, Zayn. Nunca se repuso del sentimiento de culpa. 

Se sacudió la última miga se sentó sobre sus manos y contempló el jardín. 

-Murió dos años después que ella. 

Dos años en los que intentó ayudarlo a superarlo. Pero la depresión lo hundió tanto, que el alcoholismo se convirtió en enfermedad, y el daño a su mente y su cuerpo se volvió irreparable. No podía salir de aquello, ni tampoco lo deseaba. Se apagó. Y ella se hizo cargo de todo. 

-¿Qué sucedió entonces? 
-Yo tenía dieciocho años, Kate casi trece. Permitieron que se quedara conmigo. Dejé el colegio y me busqué un empleo. 


Pensaba estudiar piano en la universidad, pero en lugar de eso se había puesto a trabajar y habían dedicado todo lo que tenían a la carrera de canto de Kate. Su hermana pequeña tenía la imagen, el talento y las ganas. En aquel momento, con diecinueve años, había decidido atravesar el océano y aprovechar la oportunidad antes de, como ella decía, «quedar para el arrastre». ___(Tn) era su acompañante, tanto tocando el piano para que cantara, como en términos de apoyo. 

-Así que cuidaste de Kate. 

___(Tn) se encogió de hombros. 

-Nos cuidamos mutuamente. 

No tenían a nadie más. 

Se produjo un silencio largo y, por fin, ella lo miró. Y supo que él la comprendía, que conocía la lucha y la soledad. Por un instante, le pareció ver pena. Pues eso no lo quería. Ella había superado esa fase, había sobrevivido, y también Kate. Y ya estaban encaminadas hacia un nuevo horizonte. La vida se movía hacia adelante. Y ella estaba esforzándose por ignorar el temor que le encogía la boca del estómago. Durante los últimos seis años, ella había tenido dos empleos, además de ocuparse de las tareas del hogar. Había creado estabilidad, una rutina... pero ya no existía nada de eso, y no podía prever el futuro. Lo único que sabía era que quería más de lo que su vida había sido en su país: un empleo más satisfactorio, una vida social más plena... Y junto a aquel hombre despampanante en el hermoso jardín, sentía como si tuviera la oportunidad de comenzar una nueva fase de su vida. 

-¿Y tú? -preguntó, aligerando el tono-. ¿Dónde está tu familia? 

Vio que se le tensaba el rostro y supo que había sufrido tanto como ella. 

-El cáncer mató a mi madre cuando yo tenía siete años -dijo él sin rodeos, aunque el dolor todavía era palpable. 
-¿Y tu padre? 

Él se encogió de hombros. 

-Entré en el internado justo después. No tenemos una relación estrecha. 

Esas pocas palabras hablaban por sí solas. 
___(Tn) se reclinó, conmocionada. ¿Lo habían enviado fuera, a un país totalmente diferente donde ni siquiera hablaban su idioma? La mirada de él era puro cinismo. 

-Me parezco a mi madre. Supongo que era un recordatorio demasiado doloroso. 

Así que, en cierta manera ambos habían sido rechazados por su progenitor superviviente. 

-¿Y dónde está tu padre ahora? 
-Se casó de nuevo. Viven a las afueras de Roma. 

Sus miradas se encontraron, como si reconocieran que tenían en común ciertas sombras. 
___(Tn) apenas había tenido tiempo de procesarlo, cuando vio que él se incorporaba. 

-Suficiente tristeza. El día es demasiado corto -anunció, metiendo la mano en la cesta-. Probemos el postre. 

Era el hombre más dinámico que había conocido, pensó ___(Tn) derretida. Y tenía razón: no necesitaban ahondar en la tristeza, aquel momento estaba dedicado a las vacaciones y el sol. 

El postre era un pastel de crema. Él le dio a probar una cucharada, riendo suavemente. Cielo santo, era un sabor de pura decadencia. 

-Está bueno, ¿verdad? -dijo, comiéndose una cucharada y ofreciéndole otra. 

___(Tn) se tumbó en la manta, entregándose al placer del momento. Cerró los ojos, dejó que su mente saboreara el postre y se empapó del calor. Quería más postre, y mucho más de él. 

-Así que todo este tiempo has cuidado de tu hermana -comentó él suavemente-. Ahora, necesitas que alguien satisfaga tus necesidades. 

Ella abrió los ojos y lo vio descansando la cabeza en el cojín contiguo al suyo. 

-¿Qué te hace pensar que no tengo novio? 
-Si así fuera, no estarías mirándome con esos ojos hambrientos. 

___(Tn) elevó la cabeza con dignidad. 

-Te has pasado, Zayn. No soy completamente inexperta. 
-Sólo un poco, ¿verdad? -dijo él y soltó una carcajada-. ¿Cómo era él, un jovencito que no sabía complacer a una mujer, aunque le diera instrucciones detalladas? 

Ella se ruborizó y cerró los ojos, intentando fingir que aquello no estaba sucediendo. Su ex novio había sido justamente así. 

-___(Tn), no puedo ofrecerte más que un recuerdo -anunció él, tenso-, pero creo que sería un buen recuerdo. 

Ella abrió los ojos de nuevo, impelida por la fuerza de aquellas palabras. 

-¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que deseabas? -inquirió él-. No algo para otra persona, ni algo que tenías que hacer, sino algo que querías, y sólo para ti. 

Ella no lograba recordar. Y supo que él se dio cuenta. 

-¿Eso es lo que me ofreces? Es muy generoso por tu parte, Zayn -se burló suavemente-. Como si tú no tuvieras ningún interés al respecto. 
-Tengo todo el interés, lo admito -afirmó, y se encogió de hombros-. Soy un egoísta. Sé egoísta conmigo. 

Rodó hasta colocarse frente a ella. 

-Tenemos más en común de lo que crees. Los dos llevamos mucho tiempo trabajando duro. ¿No te mereces un regalo?
-¿Eso es lo que eres? 

Él se le acercó aún más. 

-Dímelo tú. 

Le agarró la mano y se la posó en el corazón. 

-¿Sientes cómo se acelera? 

Su latido era fuerte, regular e hipnótico. ___(Tn) deseó que la tela desapareciera y sentir la piel directamente. 

-¿Te ocurre lo mismo cuando nos tocamos? Cuando nuestros brazos se rozan, al ir uno al lado del otro, ¿tu cuerpo quiere más? El mío sí. 

Él seguía hablando con tranquilidad, pero la fuerza detrás de aquellas palabras sacudió a ___(Tn) hasta la médula. 

-¿Qué ocurriría si posara mi mano en tu pecho, ___(Tn)? ¿Tu corazón se aceleraría? 

Ya estaba haciéndolo, cada vez más rápido con cada palabra y una creciente expectativa. 

-Creo que deberíamos averiguarlo. 

Él le soltó la mano y recorrió su escote con los dedos. 

-Zayn... 

___(Tn) sacudió la cabeza, pero no pudo negar el fuego que sus caricias despertaban. 

Él le pegó la camiseta a la piel y contempló el pezón duro y erecto. Sonrió. No necesitaba sentir el corazón de ella para saber qué efecto le provocaba. La miró a los ojos, decidido. 

-Sólo un beso. 

Una tarde. Una tentación. 

No tuvo que convencerla para que abriera la boca: ella lo recibió a mitad de camino, húmeda, adaptándose a él y buscando: con los ojos cerrados, incapaz de centrarse en nada que no fuera él. En aquel momento, no existía nada más que su beso, su boca, su lengua exploradora que, enseguida, se volvió más exigente. ___(Tn) hundió sus manos en el cabello de él, rendida y empezando a exigir, abriéndose más, buscando más profundamente.

Era la felicidad absoluta. Quería que durara, quería saborear cada fase. Y, enseguida, quiso más: sentir su peso encima, sus caderas clavándola a la manta... 

-___(Tn) -dijo él, separándose un poco. 

Ella abrió los ojos, aborreciendo la interrupción. 

-Voy a llevarte de vuelta a mi hotel y a besarte así por todo el cuerpo. ¿Te parece bien? 
-¿Tu hotel está lejos? 

Él rompió a reír. 

-Hablo en serio. 
-¿No podemos seguir aquí? -preguntó ella, impaciente. 

Lo quería todo, y en aquel momento. 

Él le dirigió una maravillosa sonrisa y volvieron a besarse apasionadamente. Y de pronto, empezó a besarle el cuello, y a acariciarle un seno. Ella también lo recorrió, aprendiendo sus límites a través del tacto... o más bien, aprendiendo que con él no había límites. Los besos y caricias eran intensos y satisfactorios, pero estaban despertando un apetito al que ella sabía que no podría negarse. Nada de un mañana ni de arrepentimiento. Sólo existía el momento y un deseo tan potente, que resultaba abrumador. 

___(Tn) apreció el azul del cielo y el verde de los árboles, todos sus sentidos se recrearon en aquel paraíso. Y él prometía mucho más con cada beso. 

Se removió inquieta en la alfombra. Desconocía que se pudiera sufrir de deseo, nunca había experimentado una necesidad tan potente, ni el dolor que provocaba, ni la manera en que el cuerpo podía anular a la razón. 

Él gimió, como si también estuviera sufriendo, y como si supiera lo dispuesta que estaba. 

-Me encantaría verte desnuda bajo los árboles, pero estos jardines son públicos -anunció-. A menos que desees pasar la noche en el calabozo, tendremos que marcharnos. Ahora. 

A ella casi no le importó, se encontraba dividida entre su deseo de que aquel momento no terminara, y el de que llegara el final lo antes posible, la sensación de plenitud.

-De acuerdo -se obligó a responder. 

Fue como salir de un agua cálida, cuando ella lo único que quería era hundirse en sus profundidades de nuevo. ¿Habría alguna droga en la comida? Pero no, el cuerpo y las caricias de él eran los opiáceos. 

Zayn se puso en pie y le tendió una mano. 

-Vamos. 

Sus miradas se encontraron unos instantes. Y ella sonrió. 

-¿No recogemos esto? -inquirió, sin querer pensar en ello, pero con el hábito de muchos años asumiendo responsabilidades. 

Él sacudió la cabeza. 

-Ya se ocuparán. No te preocupes. 

La agarró de la mano y la condujo a la salida, donde les esperaba un carísimo coche gris. Zayn le abrió la puerta a ___(Tn) y se sentó a su lado. El conductor puso el coche en marcha. Sólo había unos pocos minutos desde el centro de Verona al hotel, pero estuvieron ocupados mientras, con suavidad, él le hizo girarse, y la besó. Ella no quería detenerse. Y no quería que él se detuviera nunca.
Romi
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Mensaje por Ell Payne' Jue 10 Mayo 2012, 7:09 pm

Holaaa!
Soy Nueva Lectora :D
Dejame decirte que tu novela me ha dejado fascinada ♥️.♥️
Espero que la sigas pronto!
Ell Payne'
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Mensaje por Ruperta. Jue 10 Mayo 2012, 9:16 pm

Goooooooooooood! Siempre necesito más y más capítulos asdñfksj ¡joder! Simplemente no puedo con tú novela, Zayn y la raya además están en Italia y todo es como que muy asdñfks todo encaja bien, no sé si me dí a entender (¿?).

Espero que subas el siguiente capítulo pronto. :}
Ruperta.
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Mensaje por MicaMalik Sáb 12 Mayo 2012, 11:45 pm

Jeeeeeeelou! Nueva lectora here!
Espero que la sigas pronto por que me encantó :D
Besos!
MicaMalik
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Mensaje por Romi Dom 13 Mayo 2012, 4:50 pm

Capítulo-. 4.


Emergiendo del coche algo aturdida, ___(Tn) entró en el hotel junto a Zayn. Cuando fue capaz de fijarse en lo que la rodeaba, casi se cayó de espaldas. Era más que opulento. De pronto, temió no estar a la altura, con su falda arrugada y su camiseta barata. Era primera hora de la tarde y habían ido al hotel de él para disfrutar de un rato de erotismo. Estaba tan excitada que apenas le sujetaban las piernas, y tuvo la horrible sensación de que todo el mundo lo percibía. Añoró regresar a la tranquila soledad que habían disfrutado en los jardines. 

Él pareció percibir su incomodidad: la tomó del brazo y la protegió de las miradas de los de Recepción. Suavemente, la guió hasta el ascensor. No era un toque posesivo, y su sencillez y educación disiparon las dudas de ___(Tn). La trataba con respeto, y ella supo que iba a cuidarla. De repente, nada más importó. 

Tampoco la acosó en el ascensor, sólo se mantuvo a su lado en silencio, sujetándola del codo. Sacó la tarjeta-llave y abrió la puerta de su habitación. ___(Tn) se sintió aliviada de estar de nuevo a solas con él, y también abrumada: aquello no era una simple habitación, era una suite. Había supuesto que él tenía dinero, pero no hasta aquel punto. 

Se giró y lo observó detenidamente. Todos los italianos vestían impecables, ¿verdad? 

-¿Has cambiado de opinión? -inquirió él, mirándola igual de atentamente-. No hay problema si no quieres seguir. 

Al concentrarse en él, todo lo demás desaparecía. ___(Tn) se derritió de nuevo. 

-No -dijo, y sonrió traviesa al ver el brillo de sus ojos-. No he cambiado de opinión. 

Observó contenta que él relajaba la mandíbula. 

-Bien. 
-Será el mejor, ¿verdad, Zayn? -preguntó, con cierta inseguridad. 

Tras haber probado el cielo, no quería decepciones. Eso ya lo había tenido antes. 

-Quiero lo mejor -afirmó. 

Y así era: quería olvidarse de sí misma durante unos instantes mágicos. Quería una tarde durante la cual poder olvidar el pasado e ignorar el futuro, dejarse de preocupaciones y responsabilidades, y sentir placer libremente. Sería su primera vez, lo había esperado desde siempre. 

Él se acercó con paso firme y lento. Le acarició el labio inferior con un dedo, igual que la noche de la ópera. 

-No lo dudes. 

___(Tn) entrecerró los ojos lentamente, conforme la invadía de nuevo un loco letargo. Era como si sus sentidos prescindieran de todo salvo de él: sus caricias, su voz, su aroma y su determinación. Era misterioso y mágico, pero ella no quería conocer más de él, excepto su cuerpo. Desde el primer contacto, ambos cuerpos se habían reconocido. Ella no creía en el amor a primera vista. Pero sí que creía en la lujuria a primera vista. Su cuerpo lo quería de compañero. No le había sucedido nunca. Con las pocas citas que había tenido en su vida, y su ex novio, no había sentido nada. Pero con él era como si le hubiera marcado con su hierro al rojo vivo. 

Desde el principio, no podía dejar de mirarlo. Con los ojos entrecerrados, lo vio concentrarse mientras, lentamente, recorría su mandíbula, su cuello y su escote con los dedos. Una vez allí, ___(Tn) se tensó a la expectativa, pero él rodeó los pezones en lugar de pasar por encima, haciéndola sisear de deseo. 

Los dedos de él continuaron hacia abajo por sus costados y, con cuidado, levantaron la camiseta. Ella elevó los brazos para ayudar y, un instante después, ya no la tenía. 

Miró a Zayn, sin avergonzarse de la manera en que sus generosos senos intentaban escapar del sujetador, con los pezones erectos, rogando que él los tocara. Lo vio apretar la mandíbula de nuevo, y notó sus suaves manos en la cintura, buscando la cremallera de la falda. Movió las caderas para ayudar a que la falda bajara. Y entonces se quedó de pie delante de él, esperando que no importara que su sujetador y sus bragas no estuvieran conjuntados. 

Él le soltó el sujetador. 

Por un momento no ocurrió nada, sólo la miró con atención, cada vez más excitado. Ella estaba a punto de rogarle, cuando posó las manos sobre sus senos, imitando la forma del sujetador, y comenzó a acariciar suavemente los pezones con los pulgares. 

___(Tn) abrió la boca, reflejo inconsciente de su deseo de que la saboreara. 

Él la miró a los ojos, leyó su expresión y se recreó en el calor de su propio deseo. Y entonces la besó profunda y apasionadamente, explorándola con la lengua. Ella lo acogió, embestida tras embestida, hundiendo las manos en su cabello y sujetándolo así. Él trasladó su beso, siguiendo el camino que sus dedos habían recorrido desde la boca, por su mandíbula, su cuello, hasta llegar al escote y, por fin, hasta las manos que acariciaban los senos. Los juntó para poder lamer ambos pezones al tiempo, y luego los cubrió con su boca. 

___(Tn) se apretó contra él, derretida de deseo. Gimió desatada y entonces él se separó. 

-¿Quieres que me quite la camisa yo, o lo haces tú? -preguntó jadeante, encendiéndola aún más. 
-Permíteme -contestó ella, sin poder resistirse al desafío. 

Le costó desabrochar el primer botón, pero luego todo fue sencillo. Fue recreándose en la visión de aquel torso conforme lo desnudaba. Lo recorrió con las manos, sintiendo su calor y firmeza, la aspereza del vello, hasta posarse sobre su corazón, sintiendo su vitalidad. Acarició el pezón con la yema del dedo y observó que se le marcaban más los abdominales. Le quitó la camisa de los hombros. Todo él era músculo fuerte y fibroso. Entonces, no dudó en descender un poco y quitarle el cinturón. Los pantalones cayeron al suelo y ella se encontró con sus bóxers... y lo que contenían. 

Dejó escapar el aire que llevaba reteniendo no sabía cuánto. Con las mejillas ardiendo, intentó liberar la enorme erección. Hasta que, con manos temblorosas, tanto de timidez como de deseo, murmuró: 

-Creo que será mejor que lo hagas tú. 

Él la agarró de las muñecas y la atrajo hacia sí, entre risas. 

-¿No se supone que es la mejor parte? 

Ella asintió. 

-Estoy segura, pero necesito un momento para acostumbrarme. 

Él la besó de nuevo, larga y profundamente y, sin avisar, la tumbó en la cama y se colocó encima. Ella soltó una risita, increíblemente feliz de sentir su peso por fin. 

-Creo que deberíamos ir muy, muy despacio -propuso él. 

Si aquello era ir despacio, que Dios la ayudara si él decidía acelerar las cosas. Pero sí que fue lento, repartiendo besos y caricias, como había prometido, por todo su cuerpo. Cuando le quitó las bragas y se acercó a su entrepierna, ___(Tn) no pudo evitar removerse, consciente de lo que iba a suceder. 

-No seas tímida -la animó suavemente. 

Ella inspiró hondo. Era cierto, ¿por qué ser tímida? Después de todo, aquélla era su tarde. Alargó la mano y sintió el fuerte muslo de él. Su apetito por explorarlo aumentó. Le gustaba sentirlo con sus manos, ¿cómo sería recorrerlo con los labios? Así que se puso a ello. Nunca había tenido la posibilidad de explorar un cuerpo así, y comprendió por qué los humanos buscaban la belleza y se recreaban en ella. 

Agradeció que él la dejara jugar sin decir nada, observándola, y sintió la tensión creciendo hasta que él se apartó de pronto y abrió el cajón de su mesilla con tal ímpetu que lo tiró al suelo. Daba igual, tenía lo que buscaba. Sonriente, lo vio quitarse los bóxers y ponerse un preservativo. Muy pronto, ella tendría lo que deseaba. 

Él asumió el control de nuevo, inmovilizándola con su cuerpo. Y ella lo acogió, deseando que la penetrara. Pero él no lo hizo todavía. Sonrió como un adolescente y recorrió su cuerpo de nuevo con besos húmedos y largos. Sólo que esa vez llegó hasta su parte más íntima. Añadió los dedos hasta hacerla retorcerse y rogar, a punto de explotar. Ella se agarró a las sábanas, deseando que no acabara todavía, queriendo todo de él, pero incapaz de contenerse. 

-No luches contra ello -le ordenó él. 

Tampoco podía, se dijo ella, y se rindió por fin a la insistencia de su boca y sus dedos, perdiendo el control con un grito áspero. Todo su cuerpo se tensó conforme el placer invadía cada célula. Mientras se estremecía, él volvió a recorrerla a la inversa: le besó el vientre, contraído de espasmos, y volvió a lamerle los pezones erectos. 

Se colocó sobre ella, acariciándole delicadamente la mandíbula. Ella abrió los ojos y se lo encontró observándola atentamente. No podía esconderle nada. 

-Tenías razón -admitió jadeante-. Ha sido el mejor. 
-No -respondió él muy serio-. Eso sólo ha sido el principio. 

Lo dijo con tanta fuerza que casi parecía una amenaza. Medio mareada, ella sacudió la cabeza. 

-No creo que pueda... 

Y entonces lo sintió, duro y grande, tanteando su humedad. El fuego se apoderó de ella. El corto momento de calma desapareció bajo la tormenta. Él la agarró por los glúteos, moviéndola para acogerlo, arrancándole un grito de deseo. 

-Puedes hacerlo -la animó él suavemente. 

Lo que no pudo hacer fue contenerse más tiempo. Dobló las rodillas, abriéndose más a él instintivamente. Ella creía que se había soltado en veces anteriores, pero había sido una ilusión. En aquel momento había traspasado los límites. No se guardó nada: ni pensamientos, ni timidez, ni vergüenza, ni autocontrol, conforme se estremecía debajo de él, absorbiéndolo hasta la última pulgada. 

Arqueó la espalda y, la dicha fue tal, que se le escapó un ronco gemido. Suspiró, elevándose para encontrarse con él una vez más, incapaz de creer lo bien que se sentía. Acarició su fuerte espalda, lo besó en el cuello, saboreó la sal en el hueco de su hombro, se recreó en la forma en que aquel cuerpo grande y bello se unía completamente al suyo. Apretó las caderas contra las de él una y otra vez, siguiendo el ritmo que marcaban, cada vez más rápido hasta que alcanzaron una velocidad frenética y sus gemidos salvajes se entrecruzaron. El sudor los bañaba. La temperatura y las sensaciones se elevaron aún más. Ella clavó sus dedos en la espalda de él, haciendo que la embistiera tan fuerte, tan profunda y tan deliciosamente, que gritó hasta alcanzar las estrellas y más allá. 

-Abre los ojos. 

___(Tn) obedeció automáticamente. Al ver el techo, supo que el mundo seguía existiendo... No había estado segura. 

-Mírame. 

No pudo oponerse. 

Él se había recostado en la cama, de manera que ya no la aplastaba con su cuerpo. Maravillada, ___(Tn) contempló la diferencia en sus tonos de piel. Ella provenía de un largo invierno, por lo que su color era pálido, mientras que el tono cetrino de él se había realzado con el sol europeo. Sintió el corazón de él latiendo contra su muslo, podía sentir la fuerza de aquel cuerpo entre sus piernas. 

Él la miró con expresión impenetrable. Y esbozó una leve sonrisa. 

-Eres muy hermosa, ___(Tn).

Ella quiso sonreír, pero no lo consiguió, abrumada de emociones. 

-¿Siempre es así para ti? 
-No. 

Por supuesto que diría eso, era todo un caballero. 

-Nunca es así -dijo él ruborizándose, y la besó en la cadera. 

___(Tn) estuvo segura de que decía la verdad. Cerró los ojos de nuevo, desesperadamente necesitada de un descanso para recuperarse de la sobrecarga emocional, para negar el lamento de que no habría más que aquel momento. 

Zayn se tumbó junto a ella, los tapó con la sábana, hizo que ella apoyara la cabeza en su pecho y la rodeó con sus fuertes brazos. 

___(Tn) no supo cuánto tiempo durmió. No debía de ser mucho, ya que el sol seguía alto en el cielo. Vio que Zayn estaba despierto mirándola con un deseo intenso, pero no supo qué decirle. ¿Cómo expresar la intensidad de lo que sentía? 

Él sacudió la cabeza suavemente, como si lo comprendiera. No deberían hablar, las palabras no les harían justicia. 

-Dúchate conmigo -la invitó, levantándose de la cama. 

Al contemplar su magnífico cuerpo, ___(Tn) se encendió de nuevo. Y debió de resultar muy evidente, porque él sonrió. 

-Quiero verte llegar al éxtasis de nuevo. 
-Supongo que eso depende de ti -respondió ella, sintiéndose poderosa al ver cómo se la comía con los ojos. 


Fue la ducha más exótica y erótica de su vida. Al terminar, aún unidos, él la llevó en brazos de regreso a la cama, donde siguió acariciando su cuerpo hasta lograr una respuesta salvaje, apasionada y casi aterradora por su intensidad. 

Se quedaron allí tumbados, medio adormilados, durante un rato. Por fin, ___(Tn) se estiró, dolorida pero feliz. 

-Será mejor que regrese al albergue. 

Él no se opuso. Se vistieron en silencio. Mientras salían, a ella no le importó lo que pensaran los demás, su felicidad era demasiado grande. Sólo cuando estuvieron fuera, habló él: 

-¿Mañana vuelas a Londres? 
-Sí -respondió ella sin mirarlo a la cara. 

Aquello había sido lo que había sido, algo increíblemente maravilloso, y no había más que decir. Zayn la acompañó por las calles, luchando por recuperar el control sobre sus emociones. Ella había hecho trizas todo su autocontrol y su cautela. Él había esperado un entusiasmo sencillo y dulce, y se había encontrado con una pasión vehemente que lo había sacudido hasta lo más hondo. 

Quería más. La deseaba. Menos mal que ella se marchaba. Porque a pesar de su respuesta tan profunda, era joven e inexperta y él sería un canalla si se aprovechara más de lo que ya lo había hecho. Las aventuras que él tenía eran ocasionales, fugaces, y sólo con mujeres acostumbradas a ese juego. ___(Tn) no era una de ellas. Era muy hermosa, la persona más sensual que había conocido... y la más peligrosa. Porque, si había logrado que él se abriera completamente en una sola tarde, ¿qué conseguiría si se veían de nuevo? Él había pasado casi una década sepultando sus emociones, y no tenía ninguna tolerancia para ese tipo de riesgo. Ya se había entregado y había perdido demasiado antes, y no iba a arriesgarse a que le sucediera de nuevo. 

Tal vez debería sentirse culpable, pero no lo conseguía. Había visto la sensación de plenitud en la mirada de ella, una plenitud que él le había proporcionado, y se había sentido poderoso. Ella se la había pedido, la había aceptado, comprendiendo sin preguntar por qué, que esa tarde sería lo único que podrían tener. Irónicamente, eso le molestó. ¿Por qué ella no deseaba más? 

Llegaron frente al albergue. ___(Tn) lo miró, aún con expresión de satisfacción. Sonrió con serenidad y él quiso capturar esa sonrisa en su recuerdo para siempre. 

-Gracias, Zayn. Ha sido el mejor, ¿no crees? 

Él asintió, incapaz de hablar. La sujetó por la barbilla y la besó. Su intención era un dulce beso de despedida, para poner fin a una tarde aún más dulce. Pero al sentirla entreabrir los labios, no pudo evitar ir más allá. La sujetó por la nuca y la atrajo hacia sí. Exploró su cálida boca con la lengua. Y al oírla gemir, casi se volvió loco. 

Se separó de ella, se perdió en sus ojos una última vez y se despidió, casi sin aliento: 

-Ciao, bella. 

Luego, se giró de espaldas y echó a andar. Algo en su interior lo mandaba volver, pero resistió con la determinación que lo había llevado a la cúspide de su competitivo negocio. Eso sí, sacó su teléfono móvil. Tal vez no la viera de nuevo, pero no pudo reprimir el deseo de asegurarse de que su llegada a Londres era segura. No pudo reprimir la necesidad de que estuviera a salvo.
Romi
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Mensaje por Ell Payne' Lun 14 Mayo 2012, 12:42 pm

OMG !!!
Que capitulooooooooooooooooooooooooo!
me encanta me encanta me encanta ♥.♥
Espero que la sigas pronto!
Ell Payne'
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Mensaje por MicaMalik Lun 14 Mayo 2012, 4:42 pm

MOTHER OF PACHAMAMA :O
LO AMÉ, LO AMÉ, LO AMÉ <3
TENÉS QUE SEGUIRLA POR LO QUE MÁS QUIERAS, TI?
BESOS!!!!
MicaMalik
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Mensaje por Ruperta. Lun 14 Mayo 2012, 6:41 pm

¡Por las barbas de Merlín tienes que seguirla! Quiero saber qué sigue y qué sucede, es maravillosa asdñfgsd ¡SÍGUELA! \O/
Ruperta.
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Mensaje por RomyMalik~ Vie 18 Mayo 2012, 7:30 am

ROMYYY!!! tenes que seguirlaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! porfavorr"
RomyMalik~
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Mensaje por Romi Vie 18 Mayo 2012, 5:11 pm

COMO NO SUBI LES DEJO UNA MINI MARATON...

1/3

Capítulo-.5


Las luces de Londres parecían alargarse indefinidamente. ___(Tn) tenía la impresión de que llevaban horas sobrevolando la ciudad. ¿Cuándo aterrizarían? Los nervios le aceleraron el pulso, en parte de emoción, en parte de ansia. Por primera vez en su vida, no sabía lo que iba a hacer a continuación. 

Zayn dominaba sus pensamientos. Y su cuerpo, irritado y dolorido, le recordaba con cada movimiento la pasión que habían compartido. No se arrepentía ni se avergonzaba, todo había sido tan natural... Su parte romántica deseaba que hubiera durado, que hubiera habido más. El beso frente al albergue había alimentado aún más su deseo. No se imaginaba respondiendo con tanta entrega a nadie que no fuera él. 

Maldición. Él estaba en Italia y ella en Inglaterra. Y nunca volverían a verse. 

Se obligó a concentrarse en Kate. Iban a Londres a que alcanzara el éxito, y lo haría porque no había nada más importante para ella. Le gustaba poder ayudarla: la acompañaría tocando en sus audiciones, la ayudaría a practicar... Llevaba toda la vida colocando a los demás por delante de ella. Pero sabía que debía solucionar sus propios problemas pronto, en cuanto su hermana se estabilizara. Porque su vida iba a cambiar, después de Zayn ya nada sería igual. 

Sonrió, al tiempo que el avión aterrizaba. 

A la salida del aeropuerto, Kate advirtió que un chófer sostenía un cartón con sus nombres. ___(Tn) se acercó a él, con el corazón disparado preguntándose qué mensaje tendría para ellas. El hombre las saludó con una inclinación de cabeza y una amplia sonrisa. 

-Me han encargado llevarlas a donde deseen. 

En italiano. ___(Tn) casi se quedó sin aliento. ¿Podría llevarlas a Italia? Sí, ¡por favor! 

-¿Quién se lo ha encargado? -inquirió, sin atreverse a soñar con la respuesta. 
-Zayn Malik. 

A ___(Tn) le invadió la alegría. 

-Graccie -respondió tímidamente, sonriendo. 

¿Zayn había organizado aquello? ¿Cómo? 

El conductor sonrió más ampliamente, se hizo cargo de las maletas y las condujo al coche. Kate rió feliz. No se trataba de un taxi, sino de un coche elegante y potente, más grande incluso que el que utilizaba Zayn en Verona. 

___(Tn) se sintió una farsante al llegar al modesto alojamiento en un coche tan lujoso. 


Mientras sacaban las maletas, no supo si debía o no dar propina al chófer, así que sacó el monedero para curarse en salud. Él lo vio y negó con la cabeza. 

-No, por favor. Zayn es un buen jefe, pero me despediría en el acto si acepto dinero de usted -informó, y dejó las maletas en recepción. 

___(Tn) se ilusionó de pies a cabeza. ¿Dónde estaba Zayn? ¿Qué quería? Pero no hubo ningún mensaje, ninguna nota, nada. Y el chófer, su último enlace con él, sonrió y se marchó sin más. 

Para cuando ___(Tn) subió a su habitación, Kate ya se había apropiado de la litera de arriba y estaba sacando un sobre. Uno que ___(Tn) había visto demasiadas veces para su gusto. 

-¿Crees que es muy tarde para telefonear a este hombre? 
-¿A ti qué te parece? -respondió, incapaz de disimular su enfado, mientras señalaba la noche oscura. 

Kate no se dio cuenta. Leyó la nota por millonésima vez. 

-Creo que todo va a salir bien ¡fuimos muy afortunadas de conocerlo! 

___(Tn) ya no estaba tan segura. Contempló la letra firme de Zayn, facilitando los detalles de un directivo en un sello discográfico internacional. Le dolía la manera en que él había movido los hilos en favor de su hermana, y sin embargo con ella no había hecho ningún intento de seguir en contacto. De hecho, la nota que le había dado a Kate estaba escrita en papel de carta de un hotel, sin una dirección, un e-mail ni nada que le permitiera ponerse en contacto con él de nuevo. Él le había dicho que sólo podía ofrecerle un recuerdo y, aunque su mente lo aceptaba, su corazón no lo conseguía. No podía dejar de preguntarse por qué había enviado a su chófer. ¿Y por qué no le había dejado un mensaje? 

El dolor no se iría fácilmente, ni tampoco morirían enseguida sus esperanzas. 

-Vete a dormir, Kate -murmuró, y se echó en la litera de abajo. 

Intentó no hablar ni pensar en él, y deseó poder apartarlo y contemplarlo como un recuerdo. Falló en dos de las tres cosas. 



Tres semanas después, ___(Tn) caminaba tranquilamente de regreso al albergue. Se hallaba en el mismo punto que cuando había aterrizado. En teoría, debería haber encontrado un empleo pronto. Había trabajado muchos años, al principio como dependienta, había ido subiendo hasta alcanzar el puesto de gerente y tenía fabulosas referencias. Pero, en lugar de ella, había sido Kate quien había conseguido empleo en una tienda de música, quien se había alquilado una habitación y quien había telefoneado al contacto de Zayn. Las cosas empezaban a cambiar. El hombre había estado esperando esa llamada, la habían invitado a una audición y ella los había impresionado. 

Sin embargo, a ___(Tn) no le había sucedido nada parecido. Pero había sido decisión suya. Después de lo ocurrido en Italia, de experimentar ese placer, descubrir una identidad aparte de Kate, darse cuenta de lo que se había estado perdiendo... lo último que quería era recrear la vida que tenía en Nueva Zelanda. Quería una vida nueva, suya, y por eso no había buscado empleo de dependienta. Tan sólo necesitaba decidir qué tipo de empleo deseaba, algo que no era tan fácil. Pero había ahorrado mucho, podía vivir frugalmente y así disponer de más tiempo para pensárselo. 
Se paseaba por las calles y los lugares turísticos, empapándose de todo. Sabía que no quería regresar a Nueva Zelanda, pero tampoco estaba segura de querer quedarse en Londres. Así que exploraba la ciudad mientras podía. 

No tener ninguna responsabilidad le provocaba una sensación extraña. Por primera vez en su vida, no tenía que cocinar para nadie, ni cuidar de nadie. No tenía horarios ni obligaciones. No tenía ninguna exigencia real. ¿Acaso no había soñado con eso desde hacía mucho? Por fin, era libre de observar y no hacer nada. Pero estar sola, sintiéndose sola a veces, no era tan divertido como debería haber sido. 

Oyó cerrarse una puerta cerca y se giró. Reconoció el coche gris. Tuvo que esforzarse para seguir caminando en línea recta, pero se rindió, deteniéndose y viendo a Zayn llegar a su lado. 

-___(Tn)... 

Su acento extranjero era más pronunciado que la primera vez que habían hablado. Ella se mordió el labio por dentro para contener el impulso de ir hacia él y decirle lo mucho que se alegraba de verlo, porque no estaba segura de qué hacía él allí. ¿Realmente estaba allí? 

Él dio otro paso y la tomó de la mano. Era él, real, lleno de vitalidad y con un traje tan ajustado, que ella tuvo que cerrar los ojos un instante. 

-¿Qué haces aquí? 

¿Esa voz suave era la suya? 

-Quería ver cómo te iba -murmuró él e inspiró hondo-. Todavía vives en el albergue. 
-Sí. 
-Sin embargo, Kate vive en un piso. ¿Cómo ha sucedido? 

Ése era Zayn, siempre directo al grano. ___(Tn) advirtió el juicio en su pregunta. Debía de haberse enterado por su colega de la industria musical. 

-Es joven -comenzó ___(Tn)-, y está disfrutando la libertad de la vida adulta. No la juzgues. 
-¿Qué me dices de tu libertad? ¿Qué hacías tú cuando tenías dieciocho años? 
-Lo mío fue diferente. Me alegra que Kate no tenga que enfrentarse a lo mismo que yo. 

Kate había hecho amigos, estaba trabajando duro y divirtiéndose. ¿Por qué no iba a hacerlo? 

-Tal vez. Pero no ha mostrado ni una pizca de lealtad. 
-Yo le dije que se marchara. 

Nunca había querido retener a Kate, su único objetivo había sido verla volar. Tan sólo, no esperaba que sucediera tan pronto. 

-Aun así, no debería haberlo hecho. Su familia debería significar más para ella. 

La parte dolida de ___(Tn) estaba de acuerdo con él, pero no podía decírselo, no podía admitir los fallos de Kate; su propio sentido de lealtad no se lo permitía. Darse cuenta de que su hermana pequeña ya era adulta y no la necesitaba, la había herido en lo más vivo, sobre todo porque la había pillado desprevenida. Era ella quien todavía estaba decidiendo qué rumbo quería tomar, y no necesitaba que él insistiera en ese punto. ¿Qué estaba haciendo él allí? 

-He estado en Milán. 

Zayn cambió bruscamente de tema al ver que ella se entristecía. No había pretendido herirla, sólo quería saber qué estaba ocurriendo. 

-Volví a Londres ayer por la noche -añadió. 

No le contó que había adelantado su regreso casi una semana porque necesitaba verla. Y, una vez que la tenía delante, se moría de ganas de tenerla entre sus brazos. Quería ver fuego en su mirada, no el dolor que ahora destilaba. Pero ella se había quedado inmóvil. Tal vez él no debería haber mencionado a Kate, pero se había quedado perplejo al enterarse de que la joven se había mudado con otros aspirantes a artistas y casi se había olvidado de ___(Tn). Había mandado a su chófer al aeropuerto para que llegaran sanas y salvas a su albergue, pero también para conocer dónde se alojaban. Desde el principio, había sabido que volvería a ver a ___(Tn). 

No podía dejar de mirarla. 

-Entonces, ¿por qué estás aquí ahora? 

Sus dedos temblorosos la delataron. 

-Porque te echaba de menos. 

Zayn notó cómo todo su cuerpo se tensaba ante aquella admisión, y ante su deseo. Tuvo que luchar contra el impulso de atraerla hacia sí y fundirse con ella a la perfección. 

-¿Y qué más? 

¿Era furia o pasión lo que imprimía ese brillo a sus ojos? Él no pudo resistirse, no pudo contener sus palabras. 

-Porque quería verte de nuevo. 
-Pues ya estás viéndome. 
-Ya sabes a qué me refiero. 
-¿Quieres volver a hacer cosas malas conmigo? -lo desafió ella, mirándolo intensamente. 
-¿Cosas malas? -repitió él, devolviéndole el desafío. 

Ella cerró los ojos. 

-Cosas salvajes. 

Había sido una tarde salvaje y maravillosa, pero él se negaba a considerarlo algo malo, ambos lo habían deseado. Todavía lo deseaban, sólo tenía que lograr que ella lo admitiera. Lo único que quería era otro revolcón juntos. Odiaba admitirlo, pero una vez no había sido suficiente. 

-Di que sí, ___(Tn), y podríamos repetirlo. 

___(Tn) luchó contra la satisfacción que la invadía. Él todavía la deseaba. Había ido a buscarla por esa razón: un deseo implacable. 

¿Acaso ella no llevaba días sufriéndolo también? Pero intentó que su lado racional se impusiera al instinto básico que la dominaba. Aquello era diferente, podía terminar en un problema. Tal y como había sucedido, ella se había sentido en inferioridad. Aquella vez tenía que ser diferente, tenía que haber más. 

Inspiró hondo y habló lentamente. 

-Esa tarde tuvo de todo, fue perfecta. ¿Deberíamos arriesgarnos a arruinar su recuerdo? 
-Sí -afirmó él sin dudar. 
-¿Por qué? 

Él se acercó un paso más. 

-Porque no fue perfecta. Nos quedamos con ganas -respondió, inclinándose sobre ella. 

___(Tn) sintió un cosquilleo en los labios ante la cercanía y los recuerdos del pasado mezclándose con el presente. Le parecía natural y adecuado ir un poco más allá. 

Posó su boca sobre la de él. La habría entreabierto y lo habría acogido si él no se hubiera apartado. Pero lo hizo, unos centímetros, y ella no pudo controlar su gemido de frustración. 

Zayn sonrió levemente y la miró con determinación. 

-¿Lo ves? 

A su alrededor, pasaban los trabajadores regresando a sus hogares, yendo al gimnasio, a sus actividades tras una dura jornada en la oficina. Pero en el espacio en el que ___(Tn) y Zayn se encontraban, había quietud, aparte de su respiración pausada. 

-Vamos a cenar -sugirió él. 
-No voy vestida para ir a un restaurante. 

Vio que él la recorría con la mirada y supo lo que estaba pensando: encantado, él se la merendaría allí mismo. 

-Cena. Ahora -dijo él, como si hubiera perdido la capacidad para formar frases. 
-De acuerdo. 

Igual que ella había perdido la capacidad de pensar. 

Conforme ___(Tn) miraba por la ventana, todo su cuerpo se estremeció al recordar el éxtasis alcanzado. Sólo podía atender a su pulso acelerado, no a las razones de su mente. Una parte de su tensión provenía de cautela, el resto de añoranza. Él tenía la vista clavada en la carretera y el ceño fruncido, demasiado concentrado para el poco tráfico que había. 

-¿Has tenido mucho trabajo? -preguntó ella 

Era algo sin importancia, pero necesitaba romper el silencio. 

-Mucho -respondió él, y fue evidente que se esforzó por continuar-. Siempre hay mucho que hacer, pero en las dos últimas semanas las cosas han sido una auténtica locura. ¿Y tú? ¿Has encontrado empleo? 
-No he buscado mucho. Todavía estoy decidiendo a qué me quiero dedicar. 
-¿Y estás disfrutando de no trabajar? 
-No echo de menos estar de pie todo el día -dijo ella y rió-. Es extraño no tener que estar en algún sitio a una hora concreta, ni tener la obligación de socializar. 

Había pasado más de un día sin hablar con nadie, en aquella dudad superpoblada. 

-¿Qué has hecho estos días? 
-Caminar, hacer turismo. Hay muchas cosas que ver en Londres. 
-Total, que te has pasado de pie todo el día -bromeó él. 
-Es un poco diferente -dijo ella con una sonrisa. 

Al poco tiempo, estaban de regreso en el corazón de la ciudad. Zayn dejó el coche en el aparcamiento y acompañó a ___(Tn) a la puerta de su casa. Al entrar, desactivó la alarma. Ella accedió a un vestíbulo acogedor y espacioso, de colores relajantes y suelo de madera. Amplia, de techos altos y puertas grandes, y con una larga escalera, la casa era muy bonita. 

Zayn no se detuvo a hacerle un recorrido, la llevó directamente a la cocina al fondo de la planta baja y encendió el horno. Luego sacó una botella de vino tinto y un paquete de colines. ___(Tn) observó cada movimiento lleno de seguridad de aquel cuerpo bello y fuerte. Se le estaba haciendo la boca agua, y no era por la comida. 


Lo vio sacar una bandeja del horno repleta de verduras, asadas a la perfección, como acompañamiento a un trozo de carne en el centro. 

-¿Algo que habías preparado antes? -inquirió, maravillada. 

Él esbozó una medio sonrisa. 

-Tengo asistenta, Micaela. Trabaja de lunes a viernes, y los fines de semana cuando es necesario. 

Por supuesto que él tenía empleados en su casa, a ella le parecía bien. Había sido idea suya, igual que el picnic en Verona. Los recuerdos activaron sus músculos. ___(Tn) agarró el paquete de colines, lo que fuera con tal de mantener las manos lejos de él. El dolor de su interior iba en aumento: lo tenía tan cerca, y lo deseaba tanto... 

-¿Tienes hambre? -preguntó él, atento a la bandeja hasta dejarla en la mesa de la cocina. 

___(Tn) respondió con un sonido, porque no se sentía capaz de hablar. Tenía la voz ronca de deseo. 

Él se giró y la fulminó con sus atentos ojos: 

-No te contengas, ___(Tn). 

Ella se liberó de aquella intensa mirada y sacó otro colín del paquete. Entonces, él dio dos pasos y se internó en su espacio, obligándola a mirarlo. ___(Tn) supo que comprendía lo mucho que lo deseaba. Y, como para probarlo, él le acarició el cuello, bajó por su escote y posó una mano en su seno acariciándole el pezón erecto igual que semanas antes. 

El colín se hizo pedazos. 

Una sonrisa iluminó el rostro de él. Su otra mano se deslizó pierna arriba, debajo de la falda y hasta las bragas. ___(Tn) ahogó un grito de placer cuando él rebasó el elástico y empezó a acariciarla en su cálida humedad. 

-Zayn... 
-Si estás hambrienta, ___(Tn) -le instruyó él solemnemente-, no deberías contenerte. Nunca. 

Así que no lo hizo, no podía. Por dentro era lava pura. Siempre se había creído racional, juiciosa, fría, pero estaba toda excitada y ardiente. Comenzó a mover su pelvis contra la mano de él, lo besó con la boca entreabierta y ansiosa, lo recorrió con sus manos. 

Él gimió conforme introducía más profundamente sus dedos. 

-Llevo deseando hacer esto de nuevo desde que te dejé en Verona. 
-¿Y por qué has tardado tanto? 
-Soy terco. 
-¿Por qué quieres luchar contra ello? -inquirió ella jadeante. 

Le bajó los pantalones bruscamente y le rodeó el miembro con las manos, íntima y exigente. Todo se desató: el beso fue duro y apasionado, y sus manos provocaron mucho más, hasta que ambos estaban temblando. Los dientes mordisquearon las lenguas penetraron, y a pesar de eso, para ella no era suficiente. Gimió cuando él separó su boca. 

-Así no es como... -dijo, y al mirarla a los ojos el fuego explotó entre ellos, incandescente e imparable. 

Sonriendo, ella lo agarró de la nuca y lo atrajo hacia su boca hambrienta. Pasaron momentos, minutos, horas, perdidos en otro beso tan apasionado que casi dolía. 

Él la sujetó de los brazos. 

-No. Antes tenemos que hablar. Y antes de eso, deberíamos comer. 
-No voy a desmayarme por no comer todavía. Hablemos entonces -le espetó ella, frustrada. 

Él la miró intensamente. 

-Esto sólo puede ser una aventura, ___(Tn). Es todo lo que puedo ofrecer. 
-¿Por qué? 

¿Por qué poner límites antes de que realmente hubiera comenzado? ¿Por qué no esperar a ver por dónde transcurría? 

Silencio. Y la mirada de él cada vez más sombría. 

-¿Alguien te hizo daño, Zayn? 
-Mucho. 
-Yo no te haré daño. 

Él le gustaba. Quería conocerlo más. 

-Lo sé -afirmó él rotundo-, porque no te lo permitiré. 

La soltó. 

-Pero yo tampoco quiero hacerte daño a ti. 
-¿Quién dice que lo harás? 

Posó sus manos sobre el pecho de él, molesta por su arrogancia. 

-Tal vez lo único que quiero de ti es eso, sexo apasionado y nada más. 

Él la miró con el ceño fruncido. 

-Ya que estamos siendo sinceros, déjame aclarar algo: yo no tengo pareja, no me comprometo. Estuve casado una vez y no lo repetiré. 

Ella se tensó, absorbiendo el impacto de aquellas palabras, pero él continuó con su brutal sinceridad. 

-Nada de compromiso, ___(Tn). Nada de ataduras. Sabiendo eso, ¿deseas continuar? 

Ella miró sus ojos sombríos, sus rasgos, su piel cetrina, su boca carnosa. ¿Sólo unas cuantas noches de enloquecedora pasión? Ya era demasiado tarde.

-¿Acaso no acabo de decirlo? Sexo apasionado y nada más. Digamos que te considero mi aventura amorosa vacacional. 
-¿Estás segura? 
-Sí. 
-Entonces, que así sea -dijo él, e impidió cualquier otro pensamiento con pocas palabras y mucha acción. 

Sus manos invadieron íntimamente el cuerpo de ella, su boca la buscó ansiosa, bloqueando cualquier otra cosa que no fueran puras sensaciones. Aquella pasión, nacida de deseo contenido y repentina ira, la acercó rápidamente al clímax. De nuevo, posó sus manos en lo que deseaba tener en su interior y lo atrajo hacia sí, cada vez más rápida y firmemente. 

Él se puso un preservativo y, ambos vestidos, con la cena esperando, se entrelazaron íntimamente, a un ritmo frenético y desesperado para alcanzar el placer. Segundos después, sus cuerpos se estremecían violentamente. 

Tras el eco de sus gritos, sólo se oía su respiración acelerada. ___(Tn) abrió los ojos y advirtió cierto arrepentimiento en los de él. 

-Vaya... -murmuró él-, creo que eso era el aperitivo. 

Ella inspiró hondo, dio un paso atrás, se apoyó en la encimera a su espalda e intentó comportarse con normalidad, como si aquel derretirse fuera algo habitual. 

-Estoy deseando probar el plato principal. 

Él enarcó las cejas. 

-Pues yo estoy deseando llegar al postre. 

Zayn se ruborizó. Ella no había pretendido... Vio que él le guiñaba un ojo y, con las mejillas encendidas, se dio la vuelta y se arregló la ropa. Cuando hubo reunido el valor y la calma para girarse de nuevo, vio que él también se había recompuesto. 

Zayn se concentró en servir la cena, rápida y eficientemente. ___(Tn) se concentró en respirar y mantenerse en pie.

-¿Estás bien? -le preguntó él. 
-Eso creo. 
-Comamos, ¿de acuerdo? 

La cena fue divina: carne que se deshacía en la boca, verduras marinadas... pero la mente de ___(Tn) estaba demasiado acelerada como para apreciarlo de verdad. 

Él sujetó el tenedor con la mano izquierda, mientras con la otra mano agarró la de ella. No de manera posesiva ni sexual. Era simplemente un deseo de estar en contado. Ella lo apreciaba, necesitaba esa conexión. Aunque entre los dos no hubiera algo a largo plazo, necesitaba saber que se cuidaban mutuamente. 

-¿Tienes teléfono móvil? 
-La semana pasada me compré uno de prepago. 

Para responder a las llamadas de agencias de empleo a las que todavía tenía que apuntarse. Para mantener el contado con su hermana, que estaba demasiado ocupada como para preocuparse por ella. 

-Voy a darte mi número -anunció él, tras retirar los platos, tomándola en sus brazos-. Esta vez no me conformaré con un solo bocado, quiero el banquete completo. 

La besó apasionadamente y la llevó en brazos a una habitación fresca e impersonal. 

-¿No es tu dormitorio? -inquirió ella, con la visión borrosa. 
-Mi dormitorio está desordenado, no puedo permitir que lo veas en ese estado -respondió él, y la besó de nuevo, hasta que a ella dejó de importarle nada que no fuera tenerlo dentro de sí. 

Después, tumbada exhausta y satisfecha, ___(Tn) empezó a preguntarse qué sucedería a continuación. Decidió tantear el terreno. 

-Debería regresar al albergue. 

Él, a su lado, no dijo nada. 

-Todas mis cosas están allí -añadió ella. 
-Te llevaré. 

___(Tn) se dijo que no debería sentir aquella desilusión, cuando la esperaba, pero igualmente se le encogió el corazón. El no quería que se quedara ni siquiera el resto de la noche. Su aventura tan sólo suponía cubrir una urgencia, rascarse la herida y nada más. 


Se vistió rápidamente, mientras él se marchaba a cambiarse de ropa, negándose a permitir que el vacío que sentía acabara con su satisfacción. Según bajaba al salón, su corazón se endureció. Aquello era su regalo, ¿no se acordaba? Era su oportunidad de dar y recibir lo que ella deseaba. Y todavía lo deseaba. 

Él estaba esperándola, vestido con vaqueros y camiseta, totalmente apetecible. 

El trayecto al albergue transcurrió en silencio. Al llegar, él detuvo el coche en la puerta y se desabrochó el cinturón de seguridad. 

-No entres -rogó ella, queriendo conservar algo del placer que habían experimentado. 

Él no la besó, pero la miró tan ardientemente que fue como si lo hubiera hecho. 

-Estaré en contacto.

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Capítulo-. 6


Cuanto Zayn más pensaba en ello, menos le gustaba. Y se pasaba el día entero pensando en ello. ___(Tn) no podía continuar allí, pero la solución no era mejor: en cualquiera de los casos, él se encontraba en una situación incómoda. Inevitablemente, igual que había sucedido anteriormente, ganó el deseo. Entró en el salón del albergue a grandes zancadas. 

-Recoge tus cosas. 
-¿Perdona? 

Eran las nueve y media de la noche. ___(Tn) estaba sentada en la sala común, comiéndose una tostada y leyendo el periódico. 

-No deberías alojarte aquí. No es seguro -gruñó él-. Está lleno de desconocidos. No permitiría que mi hermana se alojara en un lugar así. 
-¿Tienes una hermana? 
-No, pero si la tuviera, no le permitiría quedarse aquí. 
-¿No se lo permitirías? 

Él ignoró la acusación velada. 

-Vamos, recoge tus cosas. Te vienes a casa conmigo. Cuando estabas con tu hermana era diferente, pero ahora eres una mujer sola en este sitio. Ella le bloqueó el paso. 
-¿Y no crees que trasladarme a casa de un extraño es más arriesgado? 

Él la miró perplejo. 

-Yo no soy un extraño. Y sabes que no tienes nada que temer de mí. 

Vio que se quedaba pensativa. 

-Ahorra ese dinero y quédate conmigo -insistió él, sabiendo que casi la tenía ganada-. Soy tu aventura de vacaciones, ¿verdad? ¿Por qué no me dejas proporcionarte el paquete completo: habitación, comida y entretenimiento? Tómate tu tiempo para decidirte acerca de un empleo y un piso. No me importa. 
-Eres muy generoso, Zayn -dijo ella, arrastrando las palabras-. ¿Y tú qué sacas de todo esto? 
-Lo que los dos estamos pensando. 

Su casa era su santuario: tranquilo, relajante y suyo. Pero durante unos días, tendría que adaptarse. Su deseo era demasiado fuerte, estaba rompiendo las barreras que había erigido años atrás. Además, no descansaba tranquilo sabiendo que ella estaba sola en aquel albergue. Su privacidad y su soledad ya las recuperaría... después. 

-Sabes que no puedo negarme. 
-Contaba con eso. 

¿Realmente no tenía nada que temer? se preguntó ___(Tn). Ni ataduras, ni compromiso... ¿Vivir juntos no haría más difícil mantener esa distancia? Pero no podía resistirse a aquella oferta, que además era generosa. Aunque era una mujer moderna, capaz de vivir en el albergue, no pudo evitar su respuesta instintiva de agradecimiento por aquel deseo masculino de protegerla. Aquello no sería tan arriesgado, pero sí temerario. Y ella nunca había sido temeraria, hasta aquel día en Verona. El hedonismo de entonces, el estado de ánimo vacacional, la envolvían, haciéndole recordar el cálido sol de Italia, la felicidad de estar en brazos de él... ¿Por qué no prolongar esas vacaciones un poco más? ¿Acaso no se lo merecía? 

-Su habitación, damisela -anunció él, dejando su maleta en el dormitorio que habían compartido la noche anterior. 

El dormitorio de invitados. Por tanto, se mantendrían las barreras, no dormiría en la cama de él, se dijo ___(Tn). Se acercó a la ventana: la noche anterior no había reparado en las vistas al jardín privado. 

-Te mostraré dónde está la llave. Puedes salir a leer el periódico por la mañana. Es muy agradable -comentó él y la agarró de la mano-. Voy a enseñarte el resto. Ya conoces la cocina, y tienes tu propio cuarto de baño junto al dormitorio, así que veamos dónde está tu entretenimiento. 
-Creí que tú eras mi entretenimiento. 
-Te entretendré una y otra vez. Pero esto otro será para cuando esté en el trabajo. 

Si todas las noches iban a ser como la pasada, ella aprovecharía ese momento para recuperarse, pensó ___(Tn). Lo siguió a un amplio salón con un gran sofá frente a una estantería llena de libros. 

-Elige el que quieras. Aunque, si no te gusta leer... 

Apretó unos botones en un mando a distancia y las estanterías se separaron, revelando una gigantesca pantalla de televisión. 

-Muy inteligente. 
-Muy Batman, ¿no crees? -bromeó él-. Los DVD’s están en ese armario. Tengo una colección razonable, pero si quieres ver alguna otra cosa, avísame y haré que me la envíen. 

¿Una colección razonable? Había miles de DVD’s, casi más que en el videoclub donde ella había trabajado. Aunque casi todos eran de acción y suspenso, había pocas comedias románticas. Tal vez su ex mujer se las había llevado al separarse. ___(Tn) sentía una profunda curiosidad por aquella parte de la vida de él. ¿Qué había sucedido? Le había preguntado alguna vez, pero cuidándose de no fisgonear demasiado: había auténtico dolor en su mirada cuando hablaba de aquello, y ella no quería estropear el ambiente desenfadado de aquel momento. Sobre todo, porque intuía que aquello no era habitual para él. Y tampoco era habitual para ella. 

-Puedes ver tantas como quieras. 
-¿Esperas que me maneje con tantos mandos a distancia? La cadena de música, la televisión, el reproductor de DVD, las persianas... 

Él rió y señaló las puertas dobles en la pared del fondo. 

-Por ahí se llega a una habitación que no suelo utilizar a menos que tenga alguna reunión. Y ahora, sígueme, he dejado lo mejor para el final. ¿Su dormitorio? ___(Tn) sentía una gran curiosidad al respecto. Pero no subieron, sino que bajaron un piso. Se encontraron con una puerta cerrada. Zayn introdujo un código de seguridad. 

-Te daré el número. 
-Voy a necesitar un manual de doscientas páginas para recordar cómo funciona este lugar. 
-No será para tanto. 
-¿Por qué tanta seguridad? 
-La asistenta tiene un hijo pequeño que no quiero que entre aquí sin supervisión. 

¿Qué demonios había ahí dentro? 

-¿Y dices que no tenía nada que temer? Déjame adivinarlo, es una habitación insonorizada y llena de guitarras eléctricas y batería, porque en realidad te encanta el heavy metal. 

Él negó con la cabeza. 

-¿Una bodega? 

Él sonrió. 

-Tengo unas cuantas botellas arriba, pero lo mejor de mi colección lo guardo fuera de aquí. Lo creas o no, esto es mucho más divertido -le aseguró y abrió la puerta. 

___(Tn) parpadeó al encenderse las luces. Nunca se habría esperado algo así: el agua estaba iluminada desde dentro, la habitación era cálida y tenía bonitos adornos pintados en las paredes. La piscina tenía dos calles de ancho y medía de largo lo mismo que la habitación. 

-Por allí hay un gimnasio y allá, un aseo -informó él, llegando a la cabecera de la piscina-. Bonito, ¿verdad? 

Se quitó la camiseta, los zapatos y el cinturón. 

-Muy bonito -dijo ella, sonriendo más ampliamente al verlo quitarse los pantalones y los calzoncillos-. Muy, muy bonito. 

Él le guiñó un ojo y se tiró a la piscina. Salió a la superficie varios metros más allá, llenándolo todo de gotas al sacudir la cabeza. 

-¿No vienes? 

Ella se quedó en el borde y se le ocurrió una pobre excusa. 

-No he traído bañador. 
-___(Tn), aquí no lo necesitas. 

De acuerdo, tendría que ser sincera. 

-Lo cierto es que me da un poco de miedo el agua. 
-Vienes de una isla. Creí que todos nacían sabiendo nadar. 
-Sé nadar, pero me da miedo cuando mis pies no tocan el fondo. Y tu piscina parece muy profunda. 
-Lo es, pero puedo solucionarlo para ti. El suelo es ajustable. Así puedo practicar buceo. ¿Alguna vez lo has hecho? Los jardines marinos son tan bonitos como los árboles y las flores de superficie. 
-No creo que eso sea para mí -confesó ella-. Me asustaría no poder salir a la superficie. 
-Vamos, métete, en este extremo es poco profundo -la animó él-. Imagínatelo como una bañera gigante. 

Era demasiado bello para resistirse. Al igual que él. 

-Pero a lo profundo no voy -advirtió ella, intentando olvidarse de su timidez conforme se desnudaba. 

Se sintió mejor cuando él se acercó nadando, más encendido cuanto más la veía desnudarse. ___(Tn) se acercó a la escalera. 

-¿No te gusta arriesgarte? -inquirió él tendiéndole la mano. 
-Nunca he estado en una posición que pudiera permitírmelo -respondió ella, dejando que la metiera en el agua. 
-Ahora sí que puedes. 

Cierto, y ya estaba asumiendo un gran riesgo. De pronto, el suelo de la piscina desapareció bajo sus pies. 

-Agárrate a mí -le dijo él, haciendo que lo abrazan del cuello. 

Sus cuerpos chocaron, calientes y mojados, y ella le rodeó la cintura con las piernas. Él empezó a nadar. 

-¿No te asusta nada? -preguntó ella. 

Parecía tan fuerte y seguro de sí mismo... 

-Me asusta lo que ocurre fuera de mi control, pero que tiene impacto en mi vida. 
-¿Como un huracán? 

Él rió. 

-Huracanes humanos. 
-¿Cómo perder a tu madre? 
-Supongo -respondió él, sin risas esa vez. 
-¿Cómo fue el internado? 

Debía de haberse sentido muy solo. 

-De hecho, no fue tan malo. Tuve buenos profesores, estabilidad, ya que año tras año volvía al mismo lugar, con la misma gente. Mi padre me pagó la mejor educación y todos los extras que quise: natación, esquí, buceo. Estudié mucho, pero también lo pasé bien. Seguramente, mejor que tú. ¿No había nadie para cuidar a Kate y a ti? 
-Un hermano de mi madre, pero vivía a varias horas y no podía ayudarnos. Nosotras dos nos las arreglamos. Yo tenía a Kate. 

Clavó la vista en el agua. 

-Dentro de poco estarás nadando como una sirena -dijo él con una sonrisa, acercándose al bordillo. 
-Una sirena que nada donde no es muy profundo -añadió ella, subiendo la escalera. 

Una vez arriba, giró y rompió a reír: Zayn estaba de pie con el agua por la cadera, su erección emergiendo como un misil y una expresión traviesa en el rostro. Salió de la piscina subiéndose al bordillo. 

-Te va a gustar la ducha que hay allí. 

___(Tn) durmió más que nunca en su vida. Cuando despertó, se quedó tumbada, a la escucha de algún sonido de movimiento, pero Zayn debía de haberse marchado a trabajar hacía horas. 

Se duchó, quedándose un buen rato bajo el agua caliente para aliviar los dolores de la pasión de Zayn. Se vistió lentamente, sin saber qué quería hacer ese día. No había tenido vacaciones desde que era una niña. Y de pronto, tenía tiempo para plantearse opciones. Hambrienta, se encaminó a la cocina. 

Al entrar, oyó un ruido junto a la despensa. Se acercó y vio a una mujer menuda tan embarazada, que parecía que se había tragado un balón de playa. 

-Debes de ser ___(Tn) -saludó la mujer, con un bonito acento italiano-. Soy Micaela. 

Parecía estar hundiéndose entre un montón de sábanas que estaba planchando. ___(Tn) la observó maravillada y advirtió el sonido de una lavadora y una secadora tras ella. 

-Puedo hacerme la cama -se apresuró a decir al ver la montaña de sábanas-. Permítemelo, por favor. Estoy durmiendo en la habitación con las maravillosas vistas a los jardines. 

Se preguntó si las vistas desde el piso de arriba serían igual de espectaculares. ¿Cómo sería el espacio personal de Zayn?
Miró a la asistenta con preocupación. Estaba demasiado embarazada como para fregar los suelos o pelearse con la plancha. 

-¿Puedo ayudarte? -se ofreció, agarrando un extremo de la sábana para ayudar a doblarla. 
-No te preocupes. Mi marido suele ayudarme, y es él quien se ocupa del trabajo duro. Ya lo conoces, se llama Ricardo. Las recogió en el aeropuerto. 

¿Ése era su marido? Así que ambos trabajaban para Zayn. Y Micaela conocía el episodio del aeropuerto. ¿Qué le habría parecido? ¿Era normal en Zayn recoger a extrañas del aeropuerto?

-Zayn cree que debería dejar de trabajar, pero me gusta estar ocupada -comentó la mujer, saliendo de detrás de las sábanas y dirigiéndose a la cocina-. ¿Qué quieres comer? 
-Nada. 

___(Tn) se sentía incómoda a varios niveles. No estaba acostumbrada a que alguien le preparan la comida. Además, ¿ya era la hora de comer? 

-Luego me haré un sándwich. Y prometo que lo limpiaré todo después. 

Micaela sonrió. 

-Si necesitas cualquier cosa, házmelo saber. 
-Gracias -murmuró ___(Tn). 

Se metió por una puerta y salió a la habitación para reuniones que Zayn le había indicado la noche anterior. En una esquina, había un piano de media cola. Se sintió inmediatamente atraída hacia él y le invadió la felicidad: llevaba semanas sin tocar en condiciones. Pasó un dedo por encima: no había ni una mota de polvo. Dudaba de que Zayn tocara, no cuadraba con su imagen. Pero no le sorprendía que tuviera uno tan magnífico. El sólo tenía lo mejor. 

Se sentó cuidadosamente, con mucho respeto, pulsó alguna tecla aquí y allá, luego un acorde. Estaba perfectamente afinado. Pero sentía que aquel instrumento llevaba mucho tiempo sin ser tocado como se merecía. Estiró los dedos, pulsó fuertemente las teclas y luego más suave, para conseguir el tono adecuado. Piso tímidamente los pedales. 

El sonido que buscaba empezó a salir. Y entonces se olvidó de todo lo que la rodeaba y tocó como hacía años que no tocaba. No como acompañante de Kate, por más que sus canciones fueran muy bonitas, sin un solo, por su propio placer. 

Oyó un paso a su espalda y se giró rápidamente. Estuvo a punto de caerse cuando vio al chiquillo pegado a ella. Debía de ser el hijo de Micaela. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? 

-Hola -lo saludó. 

Él no contestó. Tenía la vista clavada en el piano. 

-¿Quieres oír algo más? -preguntó ella. 

El chico tampoco respondió esa vez, pero su rostro pareció indicar que sí. Era una monada. ___(Tn) sonrió. 

-Ven aquí entonces. 

Se giró hacia el teclado, no queriendo asustarlo y que se marchara. Comenzó a tocar una pieza que tal vez él conociera. Unos minutos después, lo sintió a su lado. Lo miró: observaba atento sus manos sobre el teclado y repetía los movimientos con sus manitas en sus rodillas. 

-¿Quieres probar? 

Él sonrió. Al principio, le preocupó que los dedos pringosos de un niño pequeño acariciaran las teclas. Pero el piano había sido construido para ser tocado, para ser amado. Y estaba claro que él llevaba mucho tiempo deseando tocar. El niño sonrió más ampliamente cuando ella le guió los dedos y tocaron una canción infantil. Lo vio reír feliz y supo cómo se sentía. 

-Marco. 

El pequeño dio un respingo. ___(Tn) también, y se giró hacia Micaela. 

-No pasa nada. 

No quería que el pequeño tuviera problemas. Pero vio la indulgencia en la mirada de su madre y supo que nunca se enfadaría con él. Micaela le dijo algo en italiano y el chico salió corriendo de la habitación. 

-Gracias -dijo la asistenta. 
-Siempre es agradable tener a alguien a quien le gusta escuchar -comentó ___(Tn)-. ¿Qué edad tiene? 
-Casi cinco años. Dentro de un par de semanas empezará el colegio. 

___(Tn) asintió. Se sentía más valiente y capaz de hablar en aquel momento. 

-Es una monada. ¿Y cuándo será el parto? 
-En diciembre -contestó Micaela con una amplia sonrisa-. Nuestro milagro de Navidad. 

Cuando Zayn llegó a casa, tarde, ___(Tn) estaba consumida de deseo. La pasión era la única cura para el fuego que le ardía en las venas. Se encontró con él en la puerta y con la misma mirada hambrienta en sus ojos. Se abalanzó sobre él y hundió los dedos en su cabello. 

Cayeron al suelo sin dejar de besarse. Ella se tumbó, entreabriendo las piernas y arqueándose, conforme él se colocaba sobre ella, apartándole la ropa. La penetró profundamente, mientras ella le abría la camisa lo suficiente como para clavarle las uñas en la piel, cuando le sobrevino el orgasmo. 

-No es suficiente -murmuró él, embistiéndola con fuerza-. Quiero que dure... 

Pero gimió al notar el abrazo más íntimo, y también alcanzó el clímax y se desplomó sobre ella. 

___(Tn) se obligó a ignorar los sentimientos que estaban floreciendo en su interior con tanta rapidez tras el alivio físico. Tenía que recordar lo que habían acordado. Tenía que mantener el desenfado. 

3/3
Capítulo-.7


-Toca El elefante otra vez. 
-De acuerdo -accedió ___(Tn) entre risas-, pero tú tienes que cantar. 

Marco y ella estaban divirtiéndose al piano. Se reían de las equivocaciones deliberadas de ___(Tn) y su vuelta a empezar. 

-¿Qué ocurre? 

Zayn no sonaba ni tan cercano ni tan divertido como ellos. Marco saltó del asiento, pero ___(Tn) se volvió lentamente. ¿Qué estaba haciendo él en casa a mediodía? 

-Estamos tocando el piano -respondió sin alterarse. 

Micaela llamó a su hijo desde la puerta y el chico salió corriendo de la habitación. ___(Tn) captó la mirada ansiosa que la asistenta dirigió a Zayn. No la culpaba. Había algo en el juicio silencioso de él que a ella también la incomodó. Pero no iba a permitir que se le notara. Zayn podía ser el jefe de Micaela, pero no lo era suyo. Ella era su invitada, ¿verdad? 
La asistenta dijo algo en italiano, escuchó la respuesta breve de él y sonrió a ___(Tn) antes de marcharse. Pero ella no lo advirtió, estaba demasiado ocupada intentando descifrar la expresión impenetrable de Zayn, y cada vez se sentía más molesta por su fracaso. 

Zayn esperó a oír cerrarse la puerta de la cocina y entró en la sala, incapaz de apartar la mirada de ___(Tn), incapaz de detener sus sentimientos encontrados. 

Por milésima vez, se cuestionó qué estaba haciendo. No lo sabía y eso lo enfadaba. No podía haberla dejado en el albergue, había sido correcto llevarla a su casa. En una semana se habría cansado el uno del otro. 

Pero, dos días después, todavía no había tenido suficiente de ella, más bien su deseo iba en aumento. Y allí estaba, a mediodía en casa porque quería verla, hablar con ella, pasar tiempo a su lado. 

-Es un piano muy bonito -la oyó comentar con cierta cautela-. Espero que no te importe. 
-Solía sentarme junto a mi madre cuando ella tocaba. 

Era uno de los pocos recuerdos felices que conservaba de antes de la enfermedad. 

-¿Era suyo? 
-No, mi padre se deshizo de él al poco de su muerte. Éste es el que debería haber tenido. 
-¿Por eso lo tienes tú? 
-Necesitaba algo con lo que llenar el espacio -respondió él, encogiéndose de hombros-. No sabía que tocabas. 
-Llevo años acompañando a Kate. 

Tanto musical como emocionalmente. Pero ella ya no la necesitaba. 

-¿Tocarías para mí? -pidió él, queriendo ocupar el lugar de Marco. 
-Tal vez luego -dijo ella cerrando la tapa. 

Zayn había decidido sacarla a comer fuera. Era su primera visita a Londres y él no había sido el mejor anfitrión. Además, le apetecía verla descubriendo la ciudad, admirar lo hermosa que resultaba mientras la exploraba. Pero olvidó la idea al verla sentada al piano. 

-Llevas la misma camiseta que el día de la Arena di Verona -señaló, con la boca seca y sólo pudiendo pensar en ella. 

El deseo era más fuerte que nunca. Se le acercó, atento a su reacción: vio cómo se le aceleraba la respiración, se le endurecían los pezones y entreabría la boca. Tomó su rostro entre las manos, le acarició los pómulos y se inclinó sobre ella. Hundió las manos en su cabello, se perdió en aquellos ojos brillantes y sintió pura satisfacción cuando la vio abalanzarse sobre él. 

Aquello era lo que él quería. La subió en brazos, la llevó a su dormitorio y cerró la puerta de un puntapié. Conforme la tumbaba en la cama, ella murmuró: 

-Micaela... Marco. 
-No nos oirán -afirmó él y se aseguró de ello besándola sin descanso. 

Conectando con ella. Y se negó a pensar, a analizar por qué cuando estaba tan unido a ella, su alma parecía elevarse. Sólo quería volar. 

___(Tn) se tapó con la sábana y vio a Zayn entrar al baño para darse una ducha antes de vestirse. Parecía un hombre distinto del ángel oscuro que había sido antes. Su expresión era más relajada, estaba vistiéndose con una sonrisa. 

-¿Has venido a casa por esto? 
-De hecho, no. Pero hay que aprovechar lo bueno -dijo, y la besó en los labios-.Volveré esta noche. 

Se marchó antes de que ella pudiera preguntarle nada más. Momentos después, lo oyó hablar en italiano, y el tono agudo de Micaela al responder. ___(Tn) se encogió. Él había salido del dormitorio abrochándose el cinturón, no podía ser más obvio que habían hecho el amor, que era un hombre satisfecho. Por primera vez en su romance, ella sintió cierta vergüenza. 

¿Qué había sido aquello, sino un encuentro sexual rápido antes de comer? No importaba que le hubiera encantado la sensación de cercanía que acompañaba a los besos. Pero esa cercanía no era real, ¿verdad? Sólo les había evitado gritarse y montar una escena con Micaela y su hijo en el piso de abajo. Lo único que le importaba a Zayn era el sexo, ella no formaba parte de su vida: no salían a ningún lado, no hacían planes de ver o hacer algo juntos... 


¿Acaso ella no era suficientemente buena para un poco de romanticismo? ¿No podía repetirse lo de aquel día en Verona, con el elegante picnic y la conversación picante? ¿O creía él que ya no tenía que preocuparse más por ella, que acudiría en cuanto la mirara? 

Lo cual era cierto, maldición. Nada en toda su vida le había gustado tanto como tener a Zayn en su cama, en sus brazos y en su cuerpo. 

Esperó en su habitación hasta estar segura de que Micaela y Marco habían regresado a su casa. Luego, dio un paseo durante horas por la orilla del río, intentando imaginar cómo arreglar la grieta que estaba apareciendo en su aventura vacacional. No quería que terminaran, pero tal vez tenía que replantear las reglas. 

Zayn regresó a casa tan pronto como pudo, sin que oficialmente pudiera considerarse unas vacaciones. ¿A quién quería engañar? Su cerebro llevaba varios días ausente sin permiso. Y, tras separarse de ella al mediodía, había dado un rodeo. Otro capricho, otro momento de locura. Había querido comprarle algo. La había recordado tocando el piano con su camiseta usada y su falda corta. ¡Habría dado lo que fuera por ocupar el lugar de Marco junto a ella y recibir su sonrisa y atención! 

Tenía un deseo aún mayor de tomarse unos días libres y llevársela de excursión, unas auténticas vacaciones. Pero, conforme esa idea le rondaba, apretó los dientes: era demasiado peligroso. Ya se encontraba en una posición que se había jurado no repetir nunca, tenía una amante con la que estaba durando más de un par de citas y, además, ella estaba alojada en su casa. Y, a pesar de que él estaba intentando mantener las distancias, cada día lo lograba menos. 

Tenía que pelear más fuerte. Tenía que acabar con aquello cuanto antes, se negaba a arriesgarse de nuevo a acercarse demasiado a alguien. Porque siempre salía perdiendo. Las personas a las que amaba nunca se quedaban a su lado. Perder a Nikki había sido lo peor que le había sucedido nunca, no soportaría vivir algo parecido de nuevo. Quería divertirse, se lo había ganado tras tantos años de duro trabajo. Pero diversión era todo lo que podía ser. 

Cuando entró en su casa y descubrió que ___(Tn) no estaba, se sintió terriblemente decepcionado. Se sentó en la cocina y abrió una de las cajas de colines que había mandado comprar especialmente para ella. 

Miró su reloj y luego al cielo. Dentro de poco, sería noche cerrada. Tal vez ella había ido a ver a Kate. ¿O tal vez lo había dejado? Ante esa idea, fue a su habitación y sintió un gran alivio al ver su maleta allí, y pequeños objetos cotidianos sobre la mesilla. 

Entonces, su enfado acabó con cualquier buen sentimiento. ¿Dónde estaba? ¿Y por qué le preocupaba tanto? Aquello era justamente lo que no deseaba. No quería preocuparse por otra persona. No quería esperar a nadie. No quería que nadie alterara sus emociones. 

Bebió una copa de vino y decidió concederle hasta las nueve, antes de empezar a recorrer el vecindario. 

Diez minutos más tarde, oyó la llave en la puerta y se apresuró a abrirla. 

-¿Dónde has estado? -ladró, pero tomó aire y se obligó a calmarse. 
-Dando un paseo -respondió ella, perpleja-. No creí que fueras a regresar a casa tan temprano. 

Normalmente no lo hacía. Pero normalmente, su mayor tentación no estaba esperándolo en su sofá. Aunque ella no había estado allí, sino fuera, en algún lugar, y parecía agotada. 

-Ven a comer, se te ve exhausta. 

___(Tn) se sentó en la mesa de la cocina y comió unos colines mientras él le tendía una copa de vino, sacaba una ensalada de la nevera y le servía un plato junto con un poco de pan. 

-¿Dónde has ido? 

Ella se encogió de hombros. 

-A dar un paseo por la orilla del río -respondió-. Hace una noche deliciosa. Los bares están llenos de gente. 
-¿No has entrado en ninguno? 
-Sola, no. 

Llevaba mucho tiempo sin pasar por allí, pensó Zayn. Era cierto que llegaba tarde a casa por el trabajo, pendiente de los mercados estadounidenses y, cuando cerraban, los de Asia casi estaban abriendo... Miró por la ventana. Hacía una buena noche para tomarse una copa junto al río era un buen plan. 

Entonces recordó su temor cuando no la había encontrado en casa, y contuvo su capricho. Ya había sucumbido a dos de ellos en el día. Dispuso un plato de queso y embutido para que ella picara. 

-¿Has hablado con Kate? 

Debería irse con su hermana, así él no tendría ni la sensación de culpa ni la tentación cerca. 

-No. Está ocupada -contestó ella sin levantar la vista del plato. 

Ocupada en sí misma, pensó él, pero no se adentró en eso. La dejó comer, le contó alguna historia sin importancia y, cuando ella hubo terminado, le retiró el plato. 

-Pongámonos cómodos. 

Ella parecía realmente cansada. Deseó poder hacerla sonreír. La llevó al salón, la hizo sentarse en el sofá y puso algo de música. 



___(Tn) suspiró mientras buscaba la página de su libro e intentaba concentrarse, preguntándose si tenía el valor de hablar de reglas, y más aún de replantearlas. Él no tenía libro esa noche, parecía contento de estar tumbado, apoyado en sus muslos. Ella le acarició el cabello, incapaz de no tocarlo. Él la miró y le quitó el libro. 

-No estabas leyéndolo -se justificó, mirándola lleno de deseo. 

___(Tn) se inclinó hacia adelante, rozándole la boca con un pezón. 

-Te has encargado de que fuera imposible. 

Él no lo negó, sólo volvió a impedirle toda concentración con su hábil lengua. Ella suspiró, cerró los ojos y se entregó. 

Pero él se detuvo, y sonrió cuando la vio abrir los ojos de nuevo. 

-Tengo algo para ti -anunció, y sacó una cajita rectangular de debajo del sofá. 

Ella la contempló, asombrada de lo rápido que podía latirle el corazón. Se trataba de una cajita de una famosa joyería. Se obligó a tranquilizarse: no era una caja de anillo. Además, ella no quería nada de eso. 

-Ábrela -la instó él. 

Le resultó más difícil de lo que creía. Cuando por fin la abrió, se quedó mirando el contenido confusa: se trataba de la pulsera más exquisita que había visto nunca. Diamantes unidos por delicado platino, que brillaban incluso dentro de la caja. 

Se le detuvo el corazón. ¿A qué se debía ese regalo? 

-¿Zany? 

Él seguía tumbado. La miró y percibió su incomodidad. 

-No te preocupes, no ha sido cara. 
-No me mientas -dijo ella mirándolo a los ojos-. Ni siquiera para ser agradable. 
-No ha sido cara para mí -puntualizó él-. Sólo es una chuchería. 

Para ella no era cualquier cosa. Las preguntas se agolpaban en su mente, sobre todo preguntas desagradables. ¿Aquello era habitual para él? ¿Les regalaba a todas sus amantes una hermosa joya? ¿Era un detalle para suavizar la despedida? ¿La había comprado él mismo, o había encargado a su secretaria? ¿O tenía un montón de pulseras como aquélla en su dormitorio secreto, inaccesible como la mazmorra de Barba Azul? Aquellos pensamientos empañaban su visión de aquella hermosa pulsera, clásica, elegante... tan diferente a ella. 

-¿Por qué? 

Fue lo único que logró articular. Él se sentó, abandonando su regazo. 

-Porque quería hacerlo. 

¿Así de simple? 

-¿Y por qué querías? 

___(Tn) necesitaba comprenderlo. Él se encogió de hombros. 

-Te mereces que te mimen. Los últimos años no han sido fáciles para ti. 

A ella se le heló la sangre. 

-¿Me tienes lástima, Zayn? 
-No, ya lo sabes. 
-¿Entonces, por qué? 
-No lo sé -repitió él frunciendo el ceño-. Me pareció que te lo has ganado. 
-¿Ganado cómo? 

¿Cómo su amante? En cualquier momento iba a estallar. El silencio los envolvió conforme se miraban a los ojos. Zayn apretó la mandíbula y sacudió la cabeza lentamente. 

-¿Por qué tenemos que profundizar en las razones? Tan sólo quería darte algo bonito. Me pareció que te quedaría bien, tienes unos brazos y unas muñecas bellísimas -dijo con frustración. 

A pesar de cierta cautela, ___(Tn) no pudo evitar sonreír levemente. Clavó la mirada en la caja para ocultar sus emociones. 

-Gracias. 

Una parte de ella se sentía halagada, emocionada... pero en el fondo, dudaba. A pesar de ser un regalo caro, le hacía sentirse barata. Prefería no tener nada de él: un momento, insistía en que lo suyo era una aventura sin ataduras, ¿y al siguiente le regalaba aquello? Acababa de quitarle la coraza a su vulnerabilidad. Porque existía una herida; bajo la superficie, ella había empezado a querer más. 

Intentando ocultarse ese hecho, incluso a sí misma, se giró hacia él, aspiró su aroma, lo besó en el cuello y buscó la respuesta que él siempre le daba sin dudar. 

Horas más tarde, mientras fingía estar dormida, ___(Tn) podía sentir la inquietud que él trataba de contener. Notó cómo se movía la cama conforme él se levantaba y volvía a colocar las sábanas. No debió de sospechar que no estaba dormida, porque paseó un dedo por su hombro y abandonó la habitación. La primera noche, él había dicho que tenía trabajo pendiente. La segunda, que debía consultar su e-mail. En aquella ocasión, no ofreció excusa. En algún momento, cada noche, él se marchaba. No quería despertarse junto a ella, empezar el día con ella a su lado. Eso sólo subrayaba que entre ellos no había una relación. Y, aunque era lo que habían acordado, ya no era lo que ___(Tn) quería.

Zayn apareció sólo un par de horas después de haber regresado al trabajo. ___(Tn) estaba sola al piano. 

-Ha llamado tu amigo Pascal -anunció, y dejó de tocar en cuanto se dio cuenta de que él estaba acercándosele-. Ha dicho que estaba deseando ponerse al día contigo esta noche y que esperaba que Micaela todavía no estuviera de baja por maternidad. 

Él se detuvo a mitad de camino. 

-¿Has contestado al teléfono? -preguntó, fulminándola con la mirada. 
-Sí -respondió ella enarcando las cejas. 
-¿Por qué no has dejado que Micaela respondiera? 
-Ha sido justo antes de que ella llegara -contestó cautamente. 
-¿Y por qué no lo has dejado sonar? 
-Porque cuando llaman, lo habitual es responder. Podía haber sido una agencia de trabajo temporal. ¿Necesito una razón? 

Cada vez estaba más enfadada. 

-He contestado al teléfono, lo siento. ¿Acaso no lo tengo permitido? -dijo, cerrando la tapa del piano-. Tal vez deberías escribirme una lista de lo que puedo y no puedo hacer. 

Se detuvo para tomar aire, y se dio cuenta de que era el momento para renegociar las reglas. 

-¿Qué debería hacer si alguien llama a la puerta, esconderme en el armario? 
-No seas ridícula. 
-No lo soy. No tengo problema en ser un romance vacacional, pero no voy a esconderme como una especie de amante secreta. Si sólo quieres un juguete, ¿por qué no te buscas una muñeca inflable? 
-Una muñeca no gime sexy como tú -le espetó él, dirigiéndose a la puerta-. Llamaré a Pascal y lo cancelaré. 
-¿Por qué? -inquirió ella suspicaz. 

Había disfrutado de la breve conversación con ese hombre, y además se moría de ganas de conocer a algún amigo de Zayn. Hasta entonces, ella se preguntaba si él tenía alguno. 

-¿Tal vez porque estoy aquí? 

Él pareció incómodo. 

-Tengo una reputación que mantener. 

¿Qué reputación? ¿Y cómo demonios iba ella a mancharla? 

-¿Qué hay de malo en tener novia? -preguntó. 

Supo que había escogido una palabra errónea porque él se quedó helado. 

-Amante -se corrigió-. ¿Por qué tengo que tener una etiqueta? ¿No soy simplemente alguien a quien estás ayudando por unos días? 
-Porque esa cena es de negocios. Y mantengo los negocios separados de lo personal. 

Así que él no quería presentarle a nadie. 

-Esto es una excusa patética para no crear ninguna relación con tu amante actual, más allá de en la cama. 

Además, ella no creía que esa cena fuera exclusivamente de negocios. Pascal había telefoneado muy temprano a casa de Zayn, sabía acerca de Micaela y su embarazo. ¿No podía haber dejado un mensaje a su secretaria? 

-¿Acaso no soy lo suficientemente buena para tratar con tus amigos y socios? 

¿Sólo la consideraba buena para acostarse con ella? ¿Creía que lo único que tenía que hacer era lanzarle unos cuantos diamantes para mantenerla contenta? 

-Por supuesto que lo eres -contestó él ruborizado-. Pero no suelo convivir con mujeres. 
-Puedo irme a otro lado. Podría alojarme en el hostal al final de la calle y ganarme el sueldo haciendo las camas. 
-No seas ridícula. 
-O bien hago las suyas, o actúo en la tuya. 

Él estaba realmente enfadado. 

-Tú eres la que ha hecho dinero en la calle, con tu hermana cantando. 

Ella asintió. 

-Y tú eres quien está tratándome como a una cualquiera. 
-No lo estoy haciendo y lo sabes. 
-No, no lo sé. Celebra tu maldita cena, yo regresaré al albergue encantada -anunció ella agarrando su chaqueta e intentando una salida triunfal-. Que te aproveche, Zayn. 

Él la agarró del brazo, le quitó la chaqueta y la tiró al otro extremo de la habitación. 

-¡No! No puedes decir algo así y quedarte tan tranquila -gritó-. ¿Qué demonios quieres de mí? 
-¡No lo sé! -exclamó ella-. Pero sí sé lo que no quiero: no quiero tu dinero, ni que me regales nada. 
-¿Todo esto es por la pulsera? De acuerdo, no volveré a comprarte nada. ¿Algo más? 
-Dímelo tú. 
-No tengo más que darte, sólo un buen rato, ya lo sabes. 
-Un buen rato es más que sólo sexo. Podrías mostrarme algo de respeto también. Dedicarme tiempo. 
-Tengo trabajo, ___(Tn). 
-¿Veinte horas al día? 
-Normalmente, sí. Pero no esta semana, por si no te has dado cuenta. He estado en casa a mediodía. 
-¿Y para qué, exactamente? ¿Para un revolcón? 
-Sexo apasionado y nada más. Ésa fue tu idea. 
-Un completo paquete vacacional. Ésa fue tu idea. 
-¿Estás diciendo que el encargado de tu entretenimiento necesita mejorar? 
-Totalmente -aseguró ella. 

Vejada, intentó ocultar su dolor. Elevó los ojos al cielo y se dio la vuelta. 

-Debería marcharme de aquí. 

Se produjo un largo silencio. 

-Tal vez deberías -dijo él con suavidad-. Pero no puedes, ¿verdad? 
-No -admitió ella-, porque soy una tonta y todavía te deseo. Me resulta muy difícil decirte que no. Mi cerebro dice una cosa, y mi boca otra. Eres pura tentación, Zayn.

Él la miró intensamente. 

-Tú también, ___(Tn) -dijo, esbozando una leve sonrisa-. Creo que es bueno sucumbir a la tentación de vez en cuando. No suele haber muchas oportunidades. 

Para ella no, desde luego, pero seguro que para él sí, a menudo. Él suspiró. 

-Había olvidado la cena. Voy a avisar a Micaela. 

Ella, resentida, vio la oportunidad de vengarse. 

-¿Vas a encargarle a estas horas que prepare una cena formal? 

Él la miró de reojo. 

-Micaela está acostumbrada a cocinar para mí. Es muy capaz. 
-¿Y esperas que la sirva? 
-Por supuesto. Es su trabajo. 
-¿Y qué pasa con Marco? ¿Quién cuidará de él? 
-Ricardo, por supuesto. El niño tiene un padre. ¿O crees que los padres no son capaces de cuidar a sus hijos? 

No todos los padres, pensó ella con una mueca de dolor. 

-Micaela y Ricardo llevan años trabajando para mí. Pago muy por encima del salario estándar, y todos estamos contentos. No creo que sea algo de lo que tú tengas que preocuparte -dijo él mordaz. 
-¿La has visto últimamente, intentando planchar tus sábanas? 
-¿Cómo? 

Al ver su perplejidad, ella supo que lo había atrapado. 

-Planchar tus sábanas. ¿Qué tipo de tarea es ésa amo y señor? La mujer se empantana en ellas, de lo grandes que son -explicó, como si fuera el crimen del siglo-. Y está tan embarazada... 
-Tienes razón -dijo él sarcástico-. Es una pérdida de tiempo, especialmente cuando tú te encargas de arrugarlas. Lo suprimiré de su lista de tareas. 

La victoria fue amarga, y no suficiente. Ella no estaba arrugando las sábanas de la cama de él, a la que no tenía acceso. Y aquella arrogante asunción de que seguiría arrugándolas un tiempo, por más que fuera cierta, la enfureció. Deseó la revancha. 

-Puede que seas el dueño de todo lo que vemos, Zayn, pero eso no te da derecho a ser tan arrogante. ¿Por eso te divorciaste? ¿Tu esposa no soportó tu actitud? 
-No estoy divorciado. 
-¿Cómo? 

Frío como el hielo, él repitió las palabras lentamente. 

-No estoy divorciado. 

Ella se lo quedó mirando. Entonces, ¿tenía una esposa en algún lado? Una ira irracional le brotó del pecho. No le extrañaba que quisiera ocultarla de la gente, o que no quisiera que durmiera en su cama. ¿Tal vez su aroma se mezclaba con el de la esposa ausente? ¿Dónde estaba, de vacaciones? La furia empañó su lógica. 

Juraría que vio una expresión de culpa en el rostro de él antes de que la ira la barriera. ¿Qué había ocurrido? ¿Quién había dejado a quién? ___(Tn) perdió el juicio pensando en aquella infidelidad, todo su cuerpo quería negarlo. Abrió la boca para soltar su veneno pero él, viéndola tan enfurecida, habló primero. 

-Soy viudo -murmuró casi sin mover los labios. 
-Lo siento mucho, Zayn... -se disculpó, y no sólo por la pérdida, sino por sus pensamientos de segundos atrás, que sabía que se habían reflejado en su rostro-. ¿Por qué no me lo dijiste? 
-¿Por qué iba a hacerlo? 

Ella dio un respingo, dolida por aquel amargo recordatorio de que entre ellos no existía nada. Se dio la vuelta para ocultar sus ojos empañados de lágrimas y lo oyó maldecir en voz baja. 

-___(Tn)... 
-No, tienes razón -farfulló ella, dirigiéndose a la puerta-. No es asunto mío. 
-Siento haberte hablado así -se disculpó él agarrándola del brazo y obligándola a detenerse-. No lo he dicho en serio. Aquello fue hace mucho tiempo y no me gusta pensar en ello. 
-Yo también lo siento -dijo ella, incapaz de mirarlo-. No debería haber sido tan maleducada. 
-Quédate aquí, voy un momento a hablar con Micaela. 

Llamó a la asistenta y hablaron unos minutos al otro lado de la puerta, de los cuales ___(Tn) no comprendió nada. Lo que sí comprendió por fin era por qué la mantenía, igual que al resto del mundo, a distancia. No sólo había enterrado a su esposa, además había enterrado su corazón con ella. 

-La cena será a las ocho -anunció él entrando por la puerta. 
-No voy a estar aquí, Zayn. 
-Sí que vas a estar -replicó él acercándosele lo suficiente para dispararle el pulso. 

¿Cómo iba a pensar con claridad, cuando a su lado le faltaba hasta el aire? 

-Todavía no hemos terminado y lo sabes. Acabas de admitirlo. Además -añadió, inspirando hondo y hablando con mayor ligereza-, me harías un favor. De hecho, agradecería tu compañía. 
-¿Por qué? 

¿A qué se debía ese repentino cambio de opinión? 

-Hoy vienen un par de personas. Pascal, con quien has hablado, al que conozco desde hace mucho. Fue mi mentor, tiene un formidable conocimiento de los mercados financieros, me lo enseñó todo. Lleva felizmente casado los últimos cincuenta años. Quiere lo mismo para mí, y se ha auto-encargado la labor de encontrarme una nueva esposa. Siempre trae alguna posible candidata a las cenas. La que viene hoy es una consultora compañera suya, de la sucursal de Londres. La ha traído consigo las dos últimas veces que nos hemos visto. Tenerte a mi lado sería un buen escudo. 
-¿Quieres que...? 
-Me protejas de los indeseados avances de otra mujer, sí -terminó él con un intento de sonrisa. 
-Eso es ridículo. 

Como si él necesitara algo así. Desde luego, no necesitaba otra esposa, acababa de dejárselo muy claro. Y sabía que ella sería una protección eficaz frente a otra mujer porque conocía el lugar que le correspondía. 

De pronto, no deseaba protegerlo. Estaba dolida, pero quería saber más de él antes de marcharse. ¿Qué le había sucedido a su esposa? ¿Hacía cuánto tiempo que había sucedido? ¿Y cómo era la mujer que cenaría con ellos esa noche? ¿Por qué su antiguo mentor creía que sería un buen partido para él? ___(Tn) tenía las emociones revolucionadas, y los celos amenazaban con dominarla. 

-¿Te has acostado con ella? 

No se disculpó por una pregunta tan maleducada. Tenía que saberlo. 

-No -dijo él y frunció los labios. 
-¿Quieres hacerlo? 
-Si hubiera querido, ya lo habría hecho -le espetó él. 

___(Tn) decidió creerlo, dado que él compartimentaba tanto su vida y era demasiado disciplinado para cruzar la línea. ¿Estaba demasiado dolido por el pasado? 

Él la fulminó con la mirada. 

-Que te quede muy claro, ___(Tn): yo no me voy con cualquiera y no soy infiel -dijo, con la mandíbula tensa-. A las ocho. Aquí. Y ponte algo medio decente. 

___(Tn) se encogió ante la ruda orden. Era como si la hubiera abofeteado y con ello hubiera barrido toda su empatía hacia él. Así que él temía que lo avergonzara, como si no tuviera modales, ni elegancia, ni ropa decente. Y no la llevaba por
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Mensaje por Romi Vie 18 Mayo 2012, 5:29 pm

Espero que les guste!!
:)
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