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Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Ah Me encanto el cap!
Gracias...por dejarme sufriendo en el oscuro suspenso de mi cora..ay.SUBENOS OTRO. porfa..hahahahhaa
Siguela
Gracias...por dejarme sufriendo en el oscuro suspenso de mi cora..ay.SUBENOS OTRO. porfa..hahahahhaa
Siguela
Saho :)
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Oh my Jonas! Jsnksnenekddmfkfj :3 Que cool que hayas pasado por aquí, ya era hora xd CUANDO APARECE PATCH?
SofiaJonasCipriano
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Awwwwwwwwwwwwwww<3
Síguela, me encanta, la echaba de menos :D
Síguela, me encanta, la echaba de menos :D
ItsBee♡
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Hola a todas!!! bueno, como prometi, aqui vengo con un nuevo capitulo.
Muchas gracias por todos vuestros comentarios y bueno, queria decir que respecto a los nuevos personajes (los del concurso) los he amoldado un poco a la novela. Y Sofia, Patch saldra pronto...en cuanto acabe Silencio hahaha voy por la mitad :D
cap!!
Nick salió del baño de alumnos, se secó el agua de las manos en los pantalones y anduvo con paso distraído hasta su clase. Estaba aburrido de la agronometría. ¿Quién la necesitaba?. Sinceramente, él no. Pero en la vida tenía que hacer cosas que no quería, y resistir los impulsos que le entraban.
Se detuvo cuando escuchó un estruendo. Asomó la cabeza por el pasillo y miró con el ceño fruncido hacia el aula de teatro. Las puertas estaban entornadas, así que decidió acercarse pasa saber que pasaba.
Fue con paso lento y silencioso, aun que estaba seguro de que nadie le escucharía. Pero prefería no ser descubierto en horas de clase. Entornó más la puerta y clavó los ojos en el interior del salón de actos. Era el sitio donde el club de arte dramático se reunía a ensayar para, posteriormente, representar una obra ante todos. Solían ser bastante entretenidas -según le habían dicho- pero nunca le había interesado.
Hasta que vio a una joven sonriente de pelo castaño y grandes ojos azules verdosos. Su corazón se aceleró. No escuchaba lo que le decían, pero parecía que la felicitaban. ¿Por qué?. Era un misterio.
- Empezamos los ensayos el jueves -advirtió la directora del club a Sam.
Nick se quedó sin aire al comprender. Dirigió la mirada a un póster que se encontraba pegado en la puerta del teatro.
¿Tienes una vena artística latiendo en tu interior?
¡Es tu oportunidad! Apúntate al club de arte dramático y exprésate sin tapujos.
Pruebas a las 10 A.m. y al finalizar las clases.
No lo pienses más. Además, este año, podrás expresar aquél talento que solo conoce tu habitación. Representa un musical. ¡Apúntate ya!
Ann, directora del Club de Arte Dramático.
Wow. El cartel era bastante exigente. Parecía que necesitaban personas urgentemente. ¿Quizás más árboles?. Aun que hablaba de un musical. ¿Árboles bailarines?. Nick sacudió la cabeza y echó a correr cuando vio que Samantha se acercaba a la puerta junto a otras jóvenes. Se escondió tras el cubo de basura y rezó por no ser descubierto.
- ¡Estoy ansiosa por leer el guión de la Señorita Annie! -exclamó una chica de pelo moreno.
- ¿Crees que se presentará más gente? -preguntó la otra joven que se encontraba junto a Sam.
Ella se encogió de hombros y miró su reloj de pulsera. Sus ojos se abrieron como platos y su boca se entreabrió. Incluso sorprendida, Nick la veía preciosa.
- ¡Dios! El timbre va a sonar en cualquier momento y tengo que buscar a Emmy para recoger los apuntes.
Las chicas asintieron y Samantha salió corriendo por el lado contrario en el que él se encontraba. Seguía agazapado en su escondite, meditando. Sam se había unido al club de teatro. Sam le ignoraba y parecía que desde sabía quiñen era, prefería mantenerse alejada de él.
Sam tendría que interpretar aquella obra de teatro junto a él. No le importaba cómo, pero lo conseguiría.
Samantha se encontraba sentada en la librería de su casa. Era una pequeña -gran- habitación llena de estanterías repletas de libros, una espaciosa mesa y varias sillas. Era un lugar muy tranquilo para estudiar y trabajar. De vez en cuando, incluso se podía escuchar música clásica.
La joven mordió de nuevo el lapicero que sostenía entre sus dedos, con la vista estancada en una complicada ecuación. ¿Estaban bien elegidos los números?. Porque si lo estaban, ella era incapaz de conseguir el resultado.
Entrecerró los ojos. Y si probaba a…
- ¡Sammy! -gritó una voz chillona y muy familiar.
Ella bufó y puso los ojos en blanco. Miró la hoja que tenía frente a ella y olvidó cualquier método que le sirviera para obtener un resultado. Perfecto.
- Sabía que estarías aquí. Siempre te encuentro en el lugar menos esperado.
Normal si empiezas pensando en que se encontraría en un SPA, haciéndose la manicura, en el club de golf o fundiendo la tarjeta de crédito. Pero su madre todavía no entendía lo que significaba el término <>.
- Mira -exclamó emocionada, mostrando sus manos y brazos.
Samantha frunció el ceño y dudo entre si tenía que mirar a las uñas con una exquisita manicura francesa, los anillos llenos de diamantes, el ligero nuevo tono bronceado…
- Oh, si. Es… perfecto.
- Me encanta -admitió mientras se miraba con orgullo su mano. Sam hizo una mueca y volvió su cabeza a las matemáticas.
Grace hizo un mohín con los labios y se sentó en la silla contigua a la de su hija. Puso una cara de satisfacción al sentir el asiento mullido y cómodo. Se acurrucó mejor en él y se relajó. Samantha la miraba de reojo. Estaba poniéndose nerviosa con su madre sentada a su lado, medio tumbada. Parecía que estaba tumbada en las playas exóticas de Cancún mientras la abanicaban y servían.
- Mamá, intento trabajar.
Grace abrió un ojo y la miró con una mueca de desagrado. Nunca entendería por qué su hija se empleaba tanto en estudios, cuando no lo iba a necesitar para nada.
- ¿Estás diciendo que quieres que me vaya de mi casa? -murmuró.
Nuestra, mamá. Pensó Samantha pero se contuvo. Por que lo era a partes iguales. Estaban a nombre de las dos. Además, ambas aportaban más o menos lo mismo.
- Estoy diciendo que necesito estar sola para concentrarme en mis ejercicios -musitó ella entre dientes.
- Ejercicio deberías estar haciendo en el gimnasio de abajo. Seguro que te da más beneficios que… -se acercó a los papeles que la joven estaba estudiando. Frunció el ceño sin comprender nada-… arquitectura.
Samantha la miró con los ojos como plato y se aguantó una risita. Todavía estaba en la secundaria. Seguro que su madre no sabía ni los años que tenía. O quizás sí.
Hace dieciséis que empecé a tonificar mi cuerpo y a vivir de lujo.
Se reprendió por ser tan cruel. Pero era su cabeza, ahí mandaba ella.
- Bueno, de acuerdo -refunfuñó-. Pero que te quede claro que en media hora te quiero para cenar. Siempre que ceno sola, hago excesos.
- ¿Y conmigo no?
- No. Me fijo en todo lo que comes y me refreno.
Samantha arrugó el entrecejo. Comía lo normal, lo que cualquier adolescente comería. Además, estaba en edad de desarrollo. Tenía que comer más que un batido de cartón y algo a lo que llamaban “tofu”.
- De acuerdo, mamá -asintió con la cabeza y puso el modo “off” en su cabeza.
Muchas gracias por todos vuestros comentarios y bueno, queria decir que respecto a los nuevos personajes (los del concurso) los he amoldado un poco a la novela. Y Sofia, Patch saldra pronto...en cuanto acabe Silencio hahaha voy por la mitad :D
cap!!
Capitulo 16
Nick salió del baño de alumnos, se secó el agua de las manos en los pantalones y anduvo con paso distraído hasta su clase. Estaba aburrido de la agronometría. ¿Quién la necesitaba?. Sinceramente, él no. Pero en la vida tenía que hacer cosas que no quería, y resistir los impulsos que le entraban.
Se detuvo cuando escuchó un estruendo. Asomó la cabeza por el pasillo y miró con el ceño fruncido hacia el aula de teatro. Las puertas estaban entornadas, así que decidió acercarse pasa saber que pasaba.
Fue con paso lento y silencioso, aun que estaba seguro de que nadie le escucharía. Pero prefería no ser descubierto en horas de clase. Entornó más la puerta y clavó los ojos en el interior del salón de actos. Era el sitio donde el club de arte dramático se reunía a ensayar para, posteriormente, representar una obra ante todos. Solían ser bastante entretenidas -según le habían dicho- pero nunca le había interesado.
Hasta que vio a una joven sonriente de pelo castaño y grandes ojos azules verdosos. Su corazón se aceleró. No escuchaba lo que le decían, pero parecía que la felicitaban. ¿Por qué?. Era un misterio.
- Empezamos los ensayos el jueves -advirtió la directora del club a Sam.
Nick se quedó sin aire al comprender. Dirigió la mirada a un póster que se encontraba pegado en la puerta del teatro.
¿Tienes una vena artística latiendo en tu interior?
¡Es tu oportunidad! Apúntate al club de arte dramático y exprésate sin tapujos.
Pruebas a las 10 A.m. y al finalizar las clases.
No lo pienses más. Además, este año, podrás expresar aquél talento que solo conoce tu habitación. Representa un musical. ¡Apúntate ya!
Ann, directora del Club de Arte Dramático.
Wow. El cartel era bastante exigente. Parecía que necesitaban personas urgentemente. ¿Quizás más árboles?. Aun que hablaba de un musical. ¿Árboles bailarines?. Nick sacudió la cabeza y echó a correr cuando vio que Samantha se acercaba a la puerta junto a otras jóvenes. Se escondió tras el cubo de basura y rezó por no ser descubierto.
- ¡Estoy ansiosa por leer el guión de la Señorita Annie! -exclamó una chica de pelo moreno.
- ¿Crees que se presentará más gente? -preguntó la otra joven que se encontraba junto a Sam.
Ella se encogió de hombros y miró su reloj de pulsera. Sus ojos se abrieron como platos y su boca se entreabrió. Incluso sorprendida, Nick la veía preciosa.
- ¡Dios! El timbre va a sonar en cualquier momento y tengo que buscar a Emmy para recoger los apuntes.
Las chicas asintieron y Samantha salió corriendo por el lado contrario en el que él se encontraba. Seguía agazapado en su escondite, meditando. Sam se había unido al club de teatro. Sam le ignoraba y parecía que desde sabía quiñen era, prefería mantenerse alejada de él.
Sam tendría que interpretar aquella obra de teatro junto a él. No le importaba cómo, pero lo conseguiría.
Samantha se encontraba sentada en la librería de su casa. Era una pequeña -gran- habitación llena de estanterías repletas de libros, una espaciosa mesa y varias sillas. Era un lugar muy tranquilo para estudiar y trabajar. De vez en cuando, incluso se podía escuchar música clásica.
La joven mordió de nuevo el lapicero que sostenía entre sus dedos, con la vista estancada en una complicada ecuación. ¿Estaban bien elegidos los números?. Porque si lo estaban, ella era incapaz de conseguir el resultado.
Entrecerró los ojos. Y si probaba a…
- ¡Sammy! -gritó una voz chillona y muy familiar.
Ella bufó y puso los ojos en blanco. Miró la hoja que tenía frente a ella y olvidó cualquier método que le sirviera para obtener un resultado. Perfecto.
- Sabía que estarías aquí. Siempre te encuentro en el lugar menos esperado.
Normal si empiezas pensando en que se encontraría en un SPA, haciéndose la manicura, en el club de golf o fundiendo la tarjeta de crédito. Pero su madre todavía no entendía lo que significaba el término <
- Mira -exclamó emocionada, mostrando sus manos y brazos.
Samantha frunció el ceño y dudo entre si tenía que mirar a las uñas con una exquisita manicura francesa, los anillos llenos de diamantes, el ligero nuevo tono bronceado…
- Oh, si. Es… perfecto.
- Me encanta -admitió mientras se miraba con orgullo su mano. Sam hizo una mueca y volvió su cabeza a las matemáticas.
Grace hizo un mohín con los labios y se sentó en la silla contigua a la de su hija. Puso una cara de satisfacción al sentir el asiento mullido y cómodo. Se acurrucó mejor en él y se relajó. Samantha la miraba de reojo. Estaba poniéndose nerviosa con su madre sentada a su lado, medio tumbada. Parecía que estaba tumbada en las playas exóticas de Cancún mientras la abanicaban y servían.
- Mamá, intento trabajar.
Grace abrió un ojo y la miró con una mueca de desagrado. Nunca entendería por qué su hija se empleaba tanto en estudios, cuando no lo iba a necesitar para nada.
- ¿Estás diciendo que quieres que me vaya de mi casa? -murmuró.
Nuestra, mamá. Pensó Samantha pero se contuvo. Por que lo era a partes iguales. Estaban a nombre de las dos. Además, ambas aportaban más o menos lo mismo.
- Estoy diciendo que necesito estar sola para concentrarme en mis ejercicios -musitó ella entre dientes.
- Ejercicio deberías estar haciendo en el gimnasio de abajo. Seguro que te da más beneficios que… -se acercó a los papeles que la joven estaba estudiando. Frunció el ceño sin comprender nada-… arquitectura.
Samantha la miró con los ojos como plato y se aguantó una risita. Todavía estaba en la secundaria. Seguro que su madre no sabía ni los años que tenía. O quizás sí.
Hace dieciséis que empecé a tonificar mi cuerpo y a vivir de lujo.
Se reprendió por ser tan cruel. Pero era su cabeza, ahí mandaba ella.
- Bueno, de acuerdo -refunfuñó-. Pero que te quede claro que en media hora te quiero para cenar. Siempre que ceno sola, hago excesos.
- ¿Y conmigo no?
- No. Me fijo en todo lo que comes y me refreno.
Samantha arrugó el entrecejo. Comía lo normal, lo que cualquier adolescente comería. Además, estaba en edad de desarrollo. Tenía que comer más que un batido de cartón y algo a lo que llamaban “tofu”.
- De acuerdo, mamá -asintió con la cabeza y puso el modo “off” en su cabeza.
CarolSwarovski
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Nick se unira al club de arte dramatico, Que genial!!!!
La mama de Sam tann ella, tan superficial
SIGUELA
La mama de Sam tann ella, tan superficial
SIGUELA
Taescaab
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Jajajajaja si mama me da risa
Ahhh siguelanpronto plis!!
Ahhh siguelanpronto plis!!
Karli Jonas
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Hola a todas!! hago una pasada express para dejaron un nuevo capitulo!!
Muchas gracias por vuestros comentarios y disfrutar :)
por cierto, me rei mucho con la parte final.. ya entendereis haha
Samantha se aplicó gloss en sus labios y se miró en el espejo. Sip. Sin duda, el pintalabios quedaba mejor con más brillo -y eso que ella odiaba los brillos-. Se amoldó el pañuelo lila del cuello y cargó con su mochila hasta la entrada. El día estaba gris, pero el clima era cálido y húmedo. Era agobiante, pero no estaba segura de querer arriesgarse a quedarse bajo la lluvia. Un resfriado no llamaba su atención.
Optó por tomar su mercedes rosa. Pensaba que ya era hora de sacarlo del garaje. A pesar de no haber salido a la calle más de tres veces, estaba limpio y recién encerado. Parecería un espejo si no tuviera aquél color tan… llamativo.
Cuando entró tras las puertas del East High, Aria la esperaba con una enorme sonrisa en su rostro y un pequeño papel en su mano. Samantha frunció el ceño y le arrebató el papel que ondeaba de su mano.
- ¿Un número de teléfono?
- Es de Jeremy -dijo Aria y suspiró.
Sam pensaba que se desmayaría o que saltaría de la emoción, pero parecía demasiado trastocada como para hacer cualquiera de las dos.
- ¿Cómo lo has conseguido?
- Truco -susurró con una sonrisa picara en sus comisuras. Le arrebató el papel de las manos y se lo guardó en el bolsillo trasero de sus jeans.
Caminaron juntas hasta sus respectivas taquillas. Ariel no había podido ir ese día a clases ya que se encontraba enferma y, pese a insistir -por ver al chico del que llevaba enamorada tres días-, su madre no la había dejado.
Primero pararon en la taquilla de Sam. Recogió el libro de sus siguiente clase y unas cuantas hojas de cuaderno. Siguieron hablando de camino a la taquilla de Aria.
- ¿Por qué no? -preguntó Aria mientras abría su taquilla.
- Prefiero las ciencias.
- Te va a resultar muy complicado. Además, tu madre no te dejará hacer una carrera.
Aria se roció un perfume que mezclaba la vainilla, la mora y la pera, que resultaba un poco pesado para el olfato. Sam arrugó la nariz y se apoyó en la taquilla de al lado.
- Lo sé -suspiró- pero seré mayor de edad y buscaré un trabajo para tener ahorrado. Todo es cuestión de tenacidad.
- Eso es mentira -sacudió su cabellera oscura con elegancia. Sacó varios anillos y se los cambió por unos que tenía en la mano.
- Aún tengo tiempo. Empezaré a persuadirla desde ya -Samantha sonrió como si creyera que su estrategia daría resultado.
- Tú sabes que yo adoro las ciencias, pero no creo ser capaz de dedicarme a ello.
- Aria, eres la persona más estudiosa y dedicada que conozco.
- Y aun así mis notas no son excelentes -bufó y rebuscó entre sus libros.
Samantha bajó la vista al suelo y descubrió unas zapatillas negras. Subió la mirada poco a poco. Pantalones gastados; camiseta blanca con el logo de un grupo no muy conocido, los Logomeda; una chaqueta de cuero… Oh, no.
Ella se quedó pálida al ver a Nick tan de cerca. Estaba quieto ante ella, sin mover ni un músculo. La joven tembló.
- ¿Pasa algo? -interrumpió Aria.
- Estas apoyada en mi taquilla -susurró Nick para que solo ella pudiera oírle. Su voz sonó segura y calida. Provocó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
¡Te está diciendo que te apartes!. Le gruño su poca cordura.
Sacudió la cabeza y se echó hacia un lado con tan mala suerte que chocó con la puertecita de la taquilla de Aria, y su mente quedó en negro durante unos segundos debido al fuerte golpe. Quedó aturdida, pero rápidamente se recuperó y sintió unos fuertes brazos que la rodeaban y la mantenían pegada a algo sólido. A un cuerpo muy sólido. Si su sangre no hubiera sido liquida, se habría derretido por el inmenso calor que le produjo tener a Nick tan cerca. El aire le entraba de forma irregular, y él lo notaba. Bueno, podía culpar al golpe, ¿no?.
- ¿Estás bien? -murmuró en tono preocupado.
- ¡Sam, Sam! -exclamó Aria, sacudiendo las manos en el aire con rostro contraído por el miedo-. ¿Sangra? Oh Dios mío, odio la sangre.
- Estoy bien -sacudió la cabeza para demostrar que lo estaba, pero un nuevo mareo invadió su cuerpo. Apenas se tambaleó, ya que Nick la mantenía bien sujeta entre su cuerpo y las taquillas.
- Será mejor que llames a la enfermera -gruñó Nick a la joven que se movía de un lado a otra, totalmente nerviosa.
- Estoy bien, de verdad.
Samantha miró a los ojos de Nick con tanta ternura que los brazos de ese te afloraron. Pero rápidamente se mantuvo como piedra clavada al suelo. No la iba a soltar por mucho que se lo pidiera con tono tierno, chillando o incluso pateando. Y ella no quería que lo hiciera. Eso era lo que más la asustaba. El contacto de Nick era difícil de pasar de largo, pero tenerlo tan cerca, en esa situación, la hacía volverse papilla.
- ¿Cómo te encuentras, joven? -la enfermera, una mujer gordita de rulos naranjas, se acercó a ella y le puso una delicada y pequeña mano sobre la frente.
- ¿Tiene una contusión cerebral?. Oh Dios mío. Llamaré a un médico. No, mejor a la CIA. O al FBI. ¡Al presidente! -saltó alarmada. La enfermera, Samantha y Nick, la miraron con los ojos entrecerrados y caras poco amigables-. Os sorprenderíais de los contactos que puedo llegar a tener -finalizó en tono inocente.
- Será mejor que vengas conmigo a la enfermería.
- Ya la llevo yo -dijo Nick. La agarró por las piernas, decidido a cogerla en brazos, pero Sam pataleó para alejarse de él. Cuando lo consiguió, evitó su mirada.
- No estoy invalida, solo me di un golpe en la cabeza.
Susurró a Aria que luego hablaría y se fue agarrada del brazo de la doctora. Nick miraba como se alejaba por los pasillos. Como la iba perdiendo de vista. Pero aun tenía su olor grabado a fuego en su cerebro. Y también en su ropa. Rozó las mangas de la chaqueta con delicadeza. La habían rozado muy cerca de su cadera. Y sus pechos habían estado casi rozándose. Si hubiera habido un poco de aire, podrían haber llegado a pegarse del todo. Y lo habría recibido gustoso. Recordó sus labios húmedos y sus mejillas sonrosadas al percatarse de la mirada intensa que le dirigía.
Aria ladeó la cabeza con una mueca extraña en su rostro. Nick la miró de soslayo y se aclaró la garganta. Se sacudió polvo imaginario de la chaqueta, abrió su taquilla, tomó algunos libros y, tras cerrarla, se fue sin mirar atrás.
La joven lo miró todavía más extrañada y dirigió su mirada a las nalgas de Nick. Bam.
Muchas gracias por vuestros comentarios y disfrutar :)
por cierto, me rei mucho con la parte final.. ya entendereis haha
Capitulo 17
Samantha se aplicó gloss en sus labios y se miró en el espejo. Sip. Sin duda, el pintalabios quedaba mejor con más brillo -y eso que ella odiaba los brillos-. Se amoldó el pañuelo lila del cuello y cargó con su mochila hasta la entrada. El día estaba gris, pero el clima era cálido y húmedo. Era agobiante, pero no estaba segura de querer arriesgarse a quedarse bajo la lluvia. Un resfriado no llamaba su atención.
Optó por tomar su mercedes rosa. Pensaba que ya era hora de sacarlo del garaje. A pesar de no haber salido a la calle más de tres veces, estaba limpio y recién encerado. Parecería un espejo si no tuviera aquél color tan… llamativo.
Cuando entró tras las puertas del East High, Aria la esperaba con una enorme sonrisa en su rostro y un pequeño papel en su mano. Samantha frunció el ceño y le arrebató el papel que ondeaba de su mano.
- ¿Un número de teléfono?
- Es de Jeremy -dijo Aria y suspiró.
Sam pensaba que se desmayaría o que saltaría de la emoción, pero parecía demasiado trastocada como para hacer cualquiera de las dos.
- ¿Cómo lo has conseguido?
- Truco -susurró con una sonrisa picara en sus comisuras. Le arrebató el papel de las manos y se lo guardó en el bolsillo trasero de sus jeans.
Caminaron juntas hasta sus respectivas taquillas. Ariel no había podido ir ese día a clases ya que se encontraba enferma y, pese a insistir -por ver al chico del que llevaba enamorada tres días-, su madre no la había dejado.
Primero pararon en la taquilla de Sam. Recogió el libro de sus siguiente clase y unas cuantas hojas de cuaderno. Siguieron hablando de camino a la taquilla de Aria.
- ¿Por qué no? -preguntó Aria mientras abría su taquilla.
- Prefiero las ciencias.
- Te va a resultar muy complicado. Además, tu madre no te dejará hacer una carrera.
Aria se roció un perfume que mezclaba la vainilla, la mora y la pera, que resultaba un poco pesado para el olfato. Sam arrugó la nariz y se apoyó en la taquilla de al lado.
- Lo sé -suspiró- pero seré mayor de edad y buscaré un trabajo para tener ahorrado. Todo es cuestión de tenacidad.
- Eso es mentira -sacudió su cabellera oscura con elegancia. Sacó varios anillos y se los cambió por unos que tenía en la mano.
- Aún tengo tiempo. Empezaré a persuadirla desde ya -Samantha sonrió como si creyera que su estrategia daría resultado.
- Tú sabes que yo adoro las ciencias, pero no creo ser capaz de dedicarme a ello.
- Aria, eres la persona más estudiosa y dedicada que conozco.
- Y aun así mis notas no son excelentes -bufó y rebuscó entre sus libros.
Samantha bajó la vista al suelo y descubrió unas zapatillas negras. Subió la mirada poco a poco. Pantalones gastados; camiseta blanca con el logo de un grupo no muy conocido, los Logomeda; una chaqueta de cuero… Oh, no.
Ella se quedó pálida al ver a Nick tan de cerca. Estaba quieto ante ella, sin mover ni un músculo. La joven tembló.
- ¿Pasa algo? -interrumpió Aria.
- Estas apoyada en mi taquilla -susurró Nick para que solo ella pudiera oírle. Su voz sonó segura y calida. Provocó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
¡Te está diciendo que te apartes!. Le gruño su poca cordura.
Sacudió la cabeza y se echó hacia un lado con tan mala suerte que chocó con la puertecita de la taquilla de Aria, y su mente quedó en negro durante unos segundos debido al fuerte golpe. Quedó aturdida, pero rápidamente se recuperó y sintió unos fuertes brazos que la rodeaban y la mantenían pegada a algo sólido. A un cuerpo muy sólido. Si su sangre no hubiera sido liquida, se habría derretido por el inmenso calor que le produjo tener a Nick tan cerca. El aire le entraba de forma irregular, y él lo notaba. Bueno, podía culpar al golpe, ¿no?.
- ¿Estás bien? -murmuró en tono preocupado.
- ¡Sam, Sam! -exclamó Aria, sacudiendo las manos en el aire con rostro contraído por el miedo-. ¿Sangra? Oh Dios mío, odio la sangre.
- Estoy bien -sacudió la cabeza para demostrar que lo estaba, pero un nuevo mareo invadió su cuerpo. Apenas se tambaleó, ya que Nick la mantenía bien sujeta entre su cuerpo y las taquillas.
- Será mejor que llames a la enfermera -gruñó Nick a la joven que se movía de un lado a otra, totalmente nerviosa.
- Estoy bien, de verdad.
Samantha miró a los ojos de Nick con tanta ternura que los brazos de ese te afloraron. Pero rápidamente se mantuvo como piedra clavada al suelo. No la iba a soltar por mucho que se lo pidiera con tono tierno, chillando o incluso pateando. Y ella no quería que lo hiciera. Eso era lo que más la asustaba. El contacto de Nick era difícil de pasar de largo, pero tenerlo tan cerca, en esa situación, la hacía volverse papilla.
- ¿Cómo te encuentras, joven? -la enfermera, una mujer gordita de rulos naranjas, se acercó a ella y le puso una delicada y pequeña mano sobre la frente.
- ¿Tiene una contusión cerebral?. Oh Dios mío. Llamaré a un médico. No, mejor a la CIA. O al FBI. ¡Al presidente! -saltó alarmada. La enfermera, Samantha y Nick, la miraron con los ojos entrecerrados y caras poco amigables-. Os sorprenderíais de los contactos que puedo llegar a tener -finalizó en tono inocente.
- Será mejor que vengas conmigo a la enfermería.
- Ya la llevo yo -dijo Nick. La agarró por las piernas, decidido a cogerla en brazos, pero Sam pataleó para alejarse de él. Cuando lo consiguió, evitó su mirada.
- No estoy invalida, solo me di un golpe en la cabeza.
Susurró a Aria que luego hablaría y se fue agarrada del brazo de la doctora. Nick miraba como se alejaba por los pasillos. Como la iba perdiendo de vista. Pero aun tenía su olor grabado a fuego en su cerebro. Y también en su ropa. Rozó las mangas de la chaqueta con delicadeza. La habían rozado muy cerca de su cadera. Y sus pechos habían estado casi rozándose. Si hubiera habido un poco de aire, podrían haber llegado a pegarse del todo. Y lo habría recibido gustoso. Recordó sus labios húmedos y sus mejillas sonrosadas al percatarse de la mirada intensa que le dirigía.
Aria ladeó la cabeza con una mueca extraña en su rostro. Nick la miró de soslayo y se aclaró la garganta. Se sacudió polvo imaginario de la chaqueta, abrió su taquilla, tomó algunos libros y, tras cerrarla, se fue sin mirar atrás.
La joven lo miró todavía más extrañada y dirigió su mirada a las nalgas de Nick. Bam.
CarolSwarovski
Re: Mi amigo imaginario (Nick Jonas)
Oh, tanta cercania, creo que morire si hay mas de eso, pero quiero jajaja
Las nalgas de Nick, Bam solo Bam , yo diria BAM BUM BAM BAM SPALCHS jajjajajjajajajjaja
SIGUELA
Las nalgas de Nick, Bam solo Bam , yo diria BAM BUM BAM BAM SPALCHS jajjajajjajajajjaja
SIGUELA
Taescaab
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