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flawless

oh, so dark

a noche podía considerarse amena; sus amigos parloteaban acerca de las hazañas más osadas que un ser humano pudiese cometer, vaciando sus vasos apenas eran servidos y soltando risas ruidosas, generando una algarabía al golpear las mesas, el bullicio era inaudible de todas maneras, la música del pub estaba lo suficientemente alto como para que pudiesen ser oídos. 

La atención de Chandler estaba enfocada en ellos, en sus historias, en cómo se embriagaban mientras él debía dedicarse a beber agua: las desventajas de ser el encargado de conducir. Entonces, mientras se recostaba vagamente sobre su asiento, la entrada dio paso a una muchacha que cautivó sus sentidos en menos de cinco segundos. ¿Por qué? La había visto antes por el campus de la universidad, y siempre generaba el mismo efecto entorpecedor sobre él. Tenía cierto aspecto desafiante, y desprendía de su aura una seguridad impresionante, a todo aquello se le podía sumar su belleza que el joven consideraba única. Su contemplación se vio interrumpida cuando el amigo junto a él le propinó un golpe en la cabeza—. Au. ¿Era necesario?— "¿Estás tonto? Una PNK jamás te prestaría atención"—. No sé de qué estás hablando... estaba mirado otra cosa—Ante su respuesta, recibió otro golpe y un par de risotadas por parte del resto. "Yo creo que debería intentarlo" Dijo otro, agarrando su hombro de manera alentadora. Bastó con eso para que los demás comenzaran a aullar y sacudir a Chandler para todos lados con la única intención de que se levantara de su asiento y se atreviera, por una vez en su vida, a hablarle a una chica. Aunque había salido con algunas y tenido relaciones sumamente pasajeras, jamás fueron consecuencia de su actitud coqueta y encantadora, una actitud verdaderamente nula e inexistente. 

Uno del grupo le dio un empujón logrando que se levantara de su asiento, casi consiguiendo que se tropezara con sus pies y cayera al suelo. La muchacha estaba a un par de metros, y es que entre toda la multitud, no tardaba en reconocerla. Comenzó a pasarse la mano por el cabello, dejando en evidencia su nerviosismo y timidez. Estaba a un metro de distancia cuando se dio la vuelta y les hizo un gesto a sus amigos—. Misión abortada—Musitó con los labios, esperando que sus amigos le entendieran. Y en un segundo, un hombre corpulento lo empujó hacia atrás, generando una colisión con quien se encontraba a sus espaldas; para su sorpresa, se trataba precisamente de la chica que había estado observando. El calor se le subió a la cara y tragó duro. ¿Qué digo? ¿Qué digo? ¿Qué digo?—. Hey, tú... yo... Hola. Eh, lo siento—Lanzó una mirada de auxilio a sus compañeros de noche, que sólo se mofaban de su situación embarazosa—. Puedo... ¿Puedo invitarte a un trago? Está bien si no quieres, no debes sentirte obligada, quiero decir... si me dirás que no lo aceptaré sin ningún problema—Y ahí estaba, con el corazón a mil por hora e intentando decir las palabras con fluidez.