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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Lun 03 Jul 2017, 9:38 pm

DIANA, HIJAETUMODER:
chenyeol.
chenyeol.


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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Lun 03 Jul 2017, 9:39 pm

oMG PASÉ DE PÁGINA
chenyeol.
chenyeol.


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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por Cam Miér 05 Jul 2017, 10:18 pm

4 días después, aquí estoy, por fin comentando el cap de Di xd Tanto me demoré que Fer pasó de página que no se repita  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1903305068 es mi trabajo not yours ahre. Pero weno, pasemos a temas importantes, aka tu maravilloso cap GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 4242539333 comentaré cada pj mejor que cada parte bc si no me llevaré años xd

Empecemos por el principio (que inteligente cam xd), Ryokai y su family,
— Todavía no entiendo cómo es que no me has traído una nuera. Me voy a volver vieja pronto y quiero nietos, Ryo Kai.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1461598887 pls esa señora es graciosa pero por favor, que se calme, Eunsun apenas tiene 19. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
y luego su amistad con Hari, pls son goals
—Eso es exactamente lo que necesito, no pensar en nada que no sea pasar una gran noche con el mejor hyung de todos —dice animado —. Pero ya deja de llamarme mocoso, hasta los veinte te lo permití, ya tengo veinticuatro, siento seremos ancianos y seguirás llamándome así —ríe negando con diversión.
— Eso puedes jurarlo con sangre. ¡Soy el mejor hyung que podrás conseguir en toda tu vida, mocoso!— afirmó con una sonrisita burlesca remarcando la última palabra. — Podrás tener ochenta y cuatro y seguirás siendo un mocoso para mí. — canturreó con un tono de ajhuma melosa.
— En serio Hari, no importa que tan viejos seamos, tu siempre serás como un hermano. El hermanito menor que nunca tuve — reafirmó dando una pocas palmadas afectuosas en la espalda del menor.
HGQÑOAIJV{ORWIVHO QUE CURSIS!!!!!! ME ENCANTAN!!!!  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324
Y LUEGO EUNKAI, PLS, TENGO FILS CONSTANTES DE ESOS DOS, ME ENAMORAN!!!!! No puedo esperar a que Kai se de cuenta de que Eunsun es el amor de su vida, besense ya, por favor.

Luego Eunyoo :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: me hago la misma pregunta que todas, ¿Por qué hacemos sufrir a nuestros pjs? ¿Por qué nos gusta tanto el drama? :sad: :sad: :sad: en serio, me llegó al heart GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3619577255 y luego Hyungsik!!!!!!!! pls me dolió la friendzone, necesito que esos dos se besen por lo menos una vez, ni siquiera tiene que ser con lengua aunque eso sería bello ahre pero te lo pido  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1054092304
Jimin ama a Sun, y también te ama a ti. Quizás algún día deberías invitarla a salir y darte la oportunidad de tener una vida…
Hablando a través del dolor GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1054092304 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1054092304 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1054092304
Pero sigamos con Eunyoo xd haciensoles de cupido a Jesun y Hyorae  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 diciéndole el horario de trabajo y todo, morí en esa parte xd
Me encantó cuando se empieza a desahogar con Hari así de la nada xd idk, me causó gracia y el Hari todo lindo tratando de animarlo  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 837735280

Next, Aimiu. ¡Su mamá! (ง'̀-'́)ง fight me bitch. Amo que Aimui sea asi re independiente [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], me encanta GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849
¿Cuáles son tus planes Yoongsoo-ssi? Al menos para esta noche, ¿estás muy ocupado o te gustaría acompañarme a bailar un rato?
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2018004571  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2018004571  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2018004571 DESDE AHÍ ME EMPECÉ A MORIR, REALMENTE FANGIRLEE MUCHO CON ESOS DOS!!!!!  Y CUANDO SE BESARON!!! Ni que se diga, me morí x5496043564395
— ¿Cuánto rato llevas observando? — pregunta y sus manos acarician sus hombros suavemente.
Posa las manos en la cintura de la chica subiendo suavemente por su espalda.
—Desde que saliste del baño, no quería interrumpirte, te veas bonita concentrada buscando tus ropas, creo que... Fuimos un poco desordenados anoche al deshacernos de ellas —una sonrisa ladina se dibuja en su rostro para luego dejar otro corto beso en los labios de su acompañante—. Me hubiese gustado que te quedaras otro poco aquí a mi lado, ¿Ya debes irte? —Pregunta acariciando el largo cabello de la chica.
VBERBVERUEH LOS AMO VOY A LLORAR  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2416783629 Minji necesita saber todos los detalles de esa noche después, más le vale a Aimui xd

Sigamos con el chino GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2490737884, siento que leí unas 1567456 páginas de Xianlu, pero no importa xd bc es GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 2490737884
— ¡Soohee! — reprocha con fuerza. — Ya te dije que no. No quiero ir. No me emociona la idea de montarme en un pedazo de metal gigante para asistir a un evento donde de seguro, los tipos solo irán buscando sexo, sexo, sexo y más sexo.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 Seungjae likes
Ah pero antes estaba con el Youngsoo
El bullicio no era lo suyo, y estaba más interesado en fotografiar lo que pudiese de ese lugar y de todos los que visitasen, así que toma su cámara y comienza a enfocar todo lo que le llamase la atención hasta que se topa con la mirada castaña de un chico. Deja su cámara caer sobre su pecho sosteniéndole la mirada al muchacho durante unos segundos, antes de apartarla y medio sonreír.
El moreno con decisión camina hacia él sin prisa, con su elegancia característica, vaso en mano y sin bajarle la mirada a diferencia del rubio.
Este no es el Youngsoo que Misuk conoce ahre xd haciéndole ojitos a Xianlu nononono
Eres interesante Yoongsoo-ssi
Seungjae no likes
— Gatos, son gatos, y son mejor que muchas personas Aimiu. — le medio gruñe pero vuelve a sonreír. — Pero en cierta forma tienes razón. Me duele un poco no estar en mi país en mi época favorita del año, pero ya qué... El crucero no está tan mal.
— ¡Oh por Dios! Por fin alguien que siente el mismo amor por los gatos que yo. —exclama Minji, sonriendo de oreja a oreja —Xian Lu-Ssi, si antes me agradabas, ahora lo haces el triple. —comenta la pelinegra
Nunca superaré el amor de los dos por los gatos xd y luego Aimiu toda frustrada, ese rol también me encantó como todos xd
Tan absorto y ensimismado estaba que no se había dado cuenta de que Seungjae lleva rato mirándolo. Sus ojos enfocaban al rubio de la misma manera en la que su lente hacía con los objetos más cercanos. Estaba maravillado con la belleza de Xianlu; tanto, que merecía ser apreciada con detalle.
QUE DECIR? YA LOS SHIPPEO, OTROS QUE SE BESEN YA, HÁGANLE UN FAVOR AL MUNDO. GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3275125450 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3275125450 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3275125450 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3275125450
— ¿Estás tratando de conseguir tantas salidas conmigo como puedas hacerme prometer en una noche, eh? — sonríe en tono divertido y burlón, llenando su boca nuevamente de comida, inflando sus mejillas porque todo sabía delicioso, y aunque no lo dijese explícitamente estaba pasando un buen rato, — Pero, está bien.
— Lo hago porque uno nunca sabe qué tan ocupado esté terminando estas vacaciones. - se recarga en su asiento, acomodando su cabello negro y arremangando los brazos de su camiseta blanca con rayas celestes. — Estoy previniendo, conociéndolo y llevándome buenos recuerdos de éste lugar justo ahora.
Me pregunto que clase de recuerdos quiere Seungjae :latigo:
Al rubio no le da ni chance protestar por las palabras del chico cuando una sombra les cubre y escucha una tercera voz.  Alza su cabeza solo para encontrase con los ojos acusadores del pelirrojo y su fina figura parada a unos escasos pasos de la orilla a la que están cercanos, no se ve feliz, pero tampoco molesto. Media sonrisa adorna su rostro y sus brazos están cruzados.
— ¡Lu!, mira, pensé que no nadabas. - Namwook sonríe un tanto falso, golpeando graciosamente la punta de su pie contra el piso.
Ese Namwook xd me morí de risa en esa parte pls. Ahora que lo pienso, Myungdae le va a armar el drama a Namwook por conocer al chino y no haberselo presentado, bc u know, Myungdae fangirlea por Xianlu y sus fotos xd
— ¡¿Viste?! ¡¿Viste?! — exclama sin ocultar su emoción y gira su cabeza para mirar hacia el tobogán, afianzando sus piernas con más fuerza en la anatomía del chico para no hundirse.  — ¡Fue genial! ¡Es muy divertido! ¿Puedo ir otra vez? ¡Quiero ir otra vez! — exclama y vuelve sus ojos al menor con una enorme sonrisa. — ¿Puedo?  ¡Ven conmigo! ¡Anda! ¿Quieres?— pregunta e inconscientemente una mueca adorable se pinta en sus labios.
ME LO QUIERO COMER A BESOS QUE HERMOSO QUE ES  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 Me lo imaginé como niño chiquito así todo emocionado yrbvirevñeow
— Bien, yo le ayudaré, con que no se me pegue al cuerpo como hace rato, que no avanzamos ninguno de los dos. - bromea, colgando una toalla más larga en sus hombros.
— ¡Bah! ¡Qué aburrido!
Xianlu baia baia GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322 el si se quería pegar al cuerpo de Seungjae GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322
Y LUEGO SE FUERON A PATINAR PLS SON HERMOSOS quiero dejarte saber que estuve esperando a que se besaran todo el rato, rlly xd
Y cuando Seungjae lo defendió de ese estupido, me llené de fils  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1022085747  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1022085747 cuando Xianlu se puso a llorar, lloré con el, en serio, estoy re sensible xd y Seungjae un amor limpiandole las lagrimas,  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1608199403  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1608199403
— ¡Yah! Y yo soy el último en enterarme de todo —casi que forma un puchero hasta que se da cuenta y niega volviendo al baño a arrojar el algodón manchado—. No sé cómo sentirme al respecto hyung, ¿Acaso solo sirvo para cuando las cosas se ponen malas? Porque... Ahí si rápidamente acudes a mí —trata de no sonar tan mal como por un momento se sintió—. Ya cuando puedas me contarás de ese tal Seokmin —busca algunas de sus pertenencias y se adentra al cuarto de baño cerrando tras él.
Huelo celos de Hyunra xd  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3098243176

Y DONGWOOOOOO es un angel, lo amo en serio con mi heart GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 esa señorita Park, re intensa xd pero en serio, quien la culpa? con un doctor como Namjoon yo tambien sería intensa GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1250123322
y luego llega Joowoo a alegrar su vida xd en serio me gustó mucho rolearlos, quiero que se hagan friends quiero que joowoo se haga friend del mundo xd
Ay y luego el que salvó el día fue Dongwoo cuando llegó a defender a Jesun GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324
— Ordenes o no de su superior, no hubiesen tenido que usar la fuerza bruta si no le hubiesen impedido al joven retirar su dinero antes de irse. — razona mirando al chico que viene saliendo de nueva cuenta del casino. — Yo entiendo que su trabajo es hacer cumplir las normas de etiqueta y seguridad del crucero pero, en todo caso, fue su error haberlo dejado entrar en primera instancia sin hacerle saber con antelación las normas de vestimenta para entrar al lugar. A lo que quiero llegar, y con esto termino mi sermón, llamado de atención o como quieran llamarle es que no pueden tratar a un cliente de forma tan grosera, jamás. No importa de la clase que sea. Además las apariencias engañan, quien les asegura que el chico realmente no es el hijo de algún magnate o algo así. — supone y los gigantones miran al muchacho de nueva cuenta, luego a él. Les sonríe amablemente y hace una reverencia. — Buena noche caballeros.— se despide, incluido del chico a quien le brinda un pequeño asentimiento y se dispone a retirarse, ya no tenía nada más que hacer ahí.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 158352849 APLAUSOS PARA SUNG DONGWOO
Y LUEGO DE ESO APARECE YOUNGJI, no lo venía venir, rlly xd y Jesun se va y los deja solitos y luego este man la invita a comer y yo JBEIBÑVERVBPPVEOINVUOPÑEHOFÉHOFPRIPGVR  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1455854798

Hyunsik, ya había dicho alguito de el con eunyoo pero hay más xd. Este es otro angel, pls, comprandoles comida a Eunyoo y su hermanita, que amor!!!
pero luego:
Él ni siquiera era ordenado en su propia casa, o se levantaba antes de las siete, a veces hasta le daba flojera cocinar para sí mismo y se dejaba morir de hambre o resolvía con una sopa instantánea pero, estando con Eunyoo era diferente, siempre había sido diferente, todo.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 3514117543
y después
— ¿Qué haces aquí? — medio gruñe pues no es quien se esperaba, la pelirroja parada justo frente a él lo mira con una ceja enarcada y una mirada burlona.
— Uy, qué humor. — se burla y entra detrás de él cerrando la puerta del departamento. — Lamento no ser Eunyoo, ¿estás en tu mes o qué? — lo fastidia y el moreno bufa.
Amo a Hyorae xd
El espectáculo termina con el de vuelta en el escenario, sin camisa y con los pantalones desabrochados.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 baia baia, me lo imagino y ufff pls, lugar no apto para Akame ahre xd y ahora que la menciono, pls, otra [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], rlly,
— Quiero conocerlo. — exige casi de inmediato ella termina de hablar. — Quiero saber quién es. — su rostro serio y tono neutral son tan impropios para él mismo que se siente raro y por un momento siente que se está comportando como un dictador con su pequeña. — Dime su nombre, anda. — pide relajando un poco su gesto y dándole una pequeña sonrisa. — Y cuéntame más de esa salida y del chico... Así no puedo hacerme una idea del sujeto. — se queja volviendo de a poco a su gesto bromista. — ¿Es guapo? ¿Alto? ¿Rubio o Castaño?  ¡Vamos Akame! Tienes que darme la información completa, así no se puede.
el todo tierno preocupándose por ella con dongmun y haciéndole el cuestionario xd no me imagino como será cuando se conozcan esos dos [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Akame, consígueme un novio para que deje de comerme a mi mejor amigo con los ojos, por favor.
Si te lo preguntabas, sí, lloro  :sad:  :sad:  :sad:

Ahora hablemos de la pelirroja besha, es que en serio es un amor GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 Es que es adorable xd
— Eunyoo y Hyorae, juntos están. Enamorados están: b-e-s-a-n-d-o-s-e… — aguda y estridente retumba por todo el local la voz de Sunbi cantando aquella típica canción de cuando las personas quieren molestar.
GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1731003537 NO NIÑA PENDEJA SON EUNYOO Y HYUNSIK
ahre no klmemonos xd
— Oh, no. Si yo no quiero joderte. No puedo decir lo mismo de nuestro querido amigo. — bromea aunque de cierta forma no tanto, midiendo al pelinegro. Una parte de ella quería saber, si Hyungsik podía llegar a tener alguna remota posibilidad con el mayor.
— Basta, Rae. Eso no es así. — dice serio. — Hyungsik no piensa esas cosas de mí, yo no le gusto. Somos cercanos, y el que él sea gay no quiere decir que tiene que tener segundas intenciones conmigo ni nada por el estilo. Además, no crees que de ser así ya hubiese intentado algo… Digo, él básicamente vive conmigo. Oportunidades para hacer “algo” le sobran.
Al parecer la pendejada viene en la familia, idiota Eunyoo.
— Obviamente, siendo ustedes una pareja en mi mente, Hyungsik no era el que recibía— tararea ella con gracia, esta vez solo por molestar al pelinegro, quien inmediatamente formó una mueca de desagrado en sus labios.
Amo a Hyorae x2
— ¡Ay, qué linda unnie tengo! — chilla Hyorae atrapando a la otra en un abrazo y suelta una risita.
— Rae, la vas a asfixiar. — se burla el pelinegro de su amiga y la pelirroja suelta a Soomin, sacándole la lengua de forma infantil a su amigo.
— Cállate, no es cierto. — rebuzna con un puchero. — Soomin unnie no es una amargada como tú, a ella no le molesta que le de cariño. ¿Verdad, unnie?
Amo a Hyorae x3, en serio es tan adorable, Soomin va a sentir la necesidad de protegerla de todo, puedo sentirlo GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1608199403 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1608199403 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1608199403

Y por ultimo pero no menos importante, Youngji cada vez que veo el nombre de Youngji no puedo evitar pensar en Younggi todo frustrado bc hay alguien con un nombre tan parecido al de el xd, ella también es adorable ps, todas tus chicas lo son Di  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1022085747
— Muchas gracias por la velada Dongwoo-ssi. — comienza a despedirse una vez que se encuentran en frente de la puerta de la habitación que comparte con Jesun. — Me divertí mucho. — admite con un ligero sonroja bajando la mirada a sus manos.
— No agradezca, señorita Byun. Para mí fue un completo placer compartir con usted este rato. Es una joven muy interesante. — el moreno le sonríe, sintiéndose embobado por la adorabilidad de la chica. — Espero que nos encontremos de nuevo en lo que queda del viaje, si no es muy atrevido de mi parte y usted desea, tal vez podría facilitarme su número para quedar de nueva cuenta.
JFVNÑOAEVNRÓRUGVIEARJ´VOUBHVPIERHGV{IERNVBKJÑFVHOEMVJRBÑIGVIÑERGNV{REJGBVÑIERHF{WNV ERIPERH AMENSE, BESENSE, CASENSE!!!!!!!!!!!!!!!!  :abby:  :abby:
— Jesun, es muy lindo. — su voz se oye amortiguada pues no ha salido de su escondite. — Es atento y amable, es muy inteligente... sabe mucho de medicina y se nota que le gusta lo que hace. Es respetuoso y considerado, no juzga a las personas y, y, y... — su voz se vuelve un agudo chillido de nuevo y ríe, ríe muy feliz y emocionada. Ríe por las ilusiones que se están formando en su interior, que hacía tanto tiempo había abandonado y dejado de sentir.
fangirleo con Youngji fangirleando por Dongwoo  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324  GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324

Y bueno, este comentario es un desastre y está desordenado pero espero que lo hayas entendido xd y si no pues... En resumen, de verdad que amé tu cap di asi en todo su extensor, de principio a fin, y todo lo demas GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1796689324 de verdad que ayudó a que me sintiera mejor, ily GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114 GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 1477071114
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Mensaje por taejin Lun 31 Jul 2017, 9:48 pm



vic.

Capítulo 5: Parte 1.



Han Soo Yoo

Sooyoo comenzó a dar vueltas en la cama, de un lado a otro enredándose en las sábanas. Él sabía que aquello no podía estar pasando realmente, necesitaba despertar y luchaba por hacerlo, pequeños quejidos salían de su boca mientras intentaba hacer que su subconsciente dejase de dominar sus pensamientos, luchando contra ese feo sueño que se repetía de vez en vez exaltándolo por completo. De repente, despierta agitado y se sienta en su cama llevando la mano a su pecho tratando de tranquilizarse. Se pone de pie y observa a su amigo dormir plácidamente, era lindo verlo dormir, y le tranquilizó saber que estaba ahí, a su lado, como siempre que le había necesitado.

—Younggi hyung —susurra agitando levemente el brazo de su amigo mientras con la mano libre frota sus ojos apenas abiertos.
—Mmmmm —es lo único que consigue en respuesta por parte del mayor, ni siquiera abría sus ojos. Younggi estaba profundamente dormido.
—Younggi hyung —dice casi en un quejido moviéndolo más fuerte, sabiendo el riesgo que corría al despertar a su mejor amigo, era algo así como un oso gruñón invernando—. Tuve una pesadilla, duerme conmigo hyung, porfavor —hace pucheros inconscientemente—. Hyung —subiré contigo si tu no bajas conmigo, no quiero dormir solo.
Younggi frunce sus cejas, musita unas palabras que no son entendibles a los oídos de Sooyoo y un par de segundos después sus ojos se abren apenas una franja.

—Sooyoo —la voz del mayor suena grave gracias a las horas que ha pasado dormido y su expresión se suaviza al darse cuenta de quién le había despertado— ¿Qué... Qué pasa?
—Tuve pesadillas hyung, duerme conmigo o no podré volver a dormir —ni siquiera es intencional sus ojitos de cachorro pues realmente se sentía indefenso y asustado por lo que había pasado— Por favor —pide casi rogándole juntando sus manitas en una seña de súplica.
Younggi observa a su mejor amigo durante varios segundos antes de soltar un suspiro y sentarse en su cama —Bien. Acomodate, ya bajo. —dice y luego pasa ambas manos por su rostro, seguramente para despertarse un poco.
Una pequeña y adormilada sonrisa se forma en los labios del menor y asiente acatando la orden de Younggi. Vuelve a su cama metiéndose bajo sus cobijas y acurrucándose para dejarle espacio a su hyung.

—Siento haberte despertado, no lo hubiera hecho si no fuera por algo serio, lo recompensaré, lo prometo —mira al mayor bajando adormilado de su cama.
Una vez el el piso Younggi le da una mirada a Sooyoo y al verle intenta reprimir la sonrisa que aparece en sus labios, fallando completamente.

—No es nada, no importa —asegura—. Solo porque eres tú —lo último lo susurra tan bajo que Sooyoo está seguro que no se suponía que lo escuchara. Luego de esas palabras Younggi se acomoda también en la cama, a duras penas podían estar los dos ahí, lo bueno era que Younggi era más pequeño que Sooyoo—. Está bien... Quieres... ¿Quieres hablar de tu pesadilla?
Asiente observándole.

—Soñé que estábamos en un sitio... Muy lejano, ni siquiera estoy seguro donde, pero que no podía encontrarte, y estaba solo y asustado, perdido completame, tú no estabas hyung, y no sabía que hacer sin ti, fue horrible —suelta un suspiro pesado y se acurruca junto a su amigo—. Sé que no fue real, que no pasará pero... Fue realmente feo.
—Pero aquí estoy, ¿No? —pregunta el mayor con una sonrisa ladina— Solo fue una pesadilla Sooyoo, no tienes que preocuparte —asegura y delicadamente le quita el pelo de la frente a Sooyoo para que no le moleste en sus ojos.
Asiente sonriéndole a su amigo agarra su brazo abrazándose de él y haciéndose pequeño al lado del mayor.

—Siempre estaremos juntos, siempre ha sido así y siempre lo será, eres la persona más importante en mi vida hyung, eres mi amigo, mi hermano, eres mi familia hyung, por más que haya sido una tonta pesadilla, el solo pensar en la idea de estar alejados fue aterrador.
—Tu también eres lo más importante que tengo, Sooyoo. —confiesa Younggi mientras continúa pasando sus dedos por el pelo de Sooyoo, con el fin de que recupere el sueño —Por eso nunca estaremos separados. Te lo prometo.
Asiente débilmente dejando que sus ojos se cierren.

—Nunca hyung —dice casi inaudible—. Gracias —su respiracion se vuelve calma mientras el sueño se apodera de él una vez más.
—No tienes nada que agradecer —dice Younggi—. Ya, duerme Sooyoo. No me dormiré hasta que tú lo hagas —promete aún acariciando el castaño cabello.
No hay respuesta del menor, había caído en un profundo sueño, tranquilo y sintiéndose protegido al saber que su hyung se encontraba a su lado.



Han Hyun Ra

Namwook entra a la habitación, desabotonando su camisa después de haberse despojado de su saco. Mira el espacio de su mejor amigo y suelta un suspiro, acercándose al pie de la cama del mismo, esperando a que le dirigiera un poco la mirada.
No recibió siquiera un saludo, aún cuando llamó de más su atención, así que se decide a lanzarle su camisa, cuando termina de sacarse las mangas y le distrae un poco de su actividad nocturna.

— Hola, Ra... Regresé. – muestra su amplia sonrisa, buscando una camiseta para dormir cómodo.
—Si, lo he notado —se limita a decir agarrando la camisa y tirándola sobre la cama de su amigo—. Siempre te haces notar Namwook —aclara su garganta y continúa la lectura aunque ya ni siquiera pudiese concentrarse en ello. Se sentía un poco infantil haciendo aquello, pero había algo que estaba siendo extraño, ni siquiera estaba seguro de que, pero apenas si veia a su amigo cuando llegaba a dormir y eso le daba un sentimiento de... Ni siquiera él sabia de que se trataba, solo estaba extrañandole por demás y le molestaba aquello. A diferencia de él, Namwook era muy sociable, le gustaba conocer gente nueva, Hyunra difícilmente salía de su circulo, y apenas si sabía lo que su amigo había estado haciendo.
El ahora pelinegro rueda los ojos y después de ponerse una camiseta negra a rayas, se tira junto a su mejor amigo, mirándolo por el borde del libro.

— ¿Sigues molesto? – hace un leve puchero con su labio inferior, parpadeando sus ojos repetidas veces, luciendo un tanto adorable a causa del rosado maquillaje que llevaba.
Suelta un suspiro cerrando el libro de repente y mirando a su amigo sin importar la cercanía.

—No hagas eso Nam, a mi no me compras siendo adorable, y no estoy molesto —bufa apenas dejando el libro sobre la mesa y cruzándose de brazos—. No es realmente molestia es que... ¡No lo sé! —Exclama de repente ahora si volviendo a verle— No tengo idea que me molestó si realmente es que estoy molesto. Tal vez deberíamos dormir y ya, no quiero hablarte mal o algo así y siento que ya lo estoy haciendo —empieza a acomodarse metiéndose bajo las mantas hasta quedar acostado y con sus ojos cerrados.
Ignora por completo las palabras de su amigo y se recuesta junto a él, acercándose lo suficiente como para verlo a los ojos de una manera más íntima.
— Hyunra... Si es por lo de Seokmin... La verdad no es importante, el chico ni siquera me gusta y le he aclarado un par de cosas para no salir más de momento. – palmea uno de los brazos del menor y suelta un suspiro. — No te conté por lo mismo, sabes todo de mí, vamos... Seokmin ni siquiera era una parte importante para ser contada aún. – asegura, buscando que su amigo le disculpara.
Le mira de reojo aunque aun sigue boca arriba.

—No es por ese chico, no es solo por ese chico —hace énfasis en la palabra solo—. Tenía otras ideas para estas vacaciones y de repente me encuentro solo la mayor parte del tiempo ¿Sabes? Y... Está bien, tu tienes otras cosas que hacer, conoces mas personas, tienes mas amigos pero... No lo sé Nam, no quería ponerme en esta situación, me siento idiota ahora mismo por estas diciéndolo —cierra sus ojos volteando la cabeza al lado contrario de su amigo—. Es la primera vez que me siento realmente incómodo al decirte algo.
Sonríe de costado, abrazándose a la espalda de su amigo y chillando ligeramente.

— No sabes cuánto me alegra que no estés molesto por lo de Seokmin. – aclara su garganta. — ¡Tenemos los mismos amigos aquí arriba!, están Myungdae... Em... Bueno, a Xian le caíste muy bien, ¡podemos salir juntos! – sugiere. — Digámosle a Myungdae que necesitamos un par de copas y alocarnos hasta la madrugada, ¿te parece? – se separa del cuerpo del menor y se levanta ágilmente para terminar de vestirse con una pijama.
—Olvídalo Nam, no soy de ese tipo de persona que sale de copas hasta la madrugada, además Myungdae ha estado ocupado también recuperando el tiempo perdido con su hermano, lo que menos quiero es que deje de verlo. Y tú... También sales a divertirte con tus amigos y tus citas... Estoy bien pasando el día en las piscinas y las noches en la habitación, podré con esto, también he estado con el resto del equipo... No estoy tan solo para que tengan que cambisr sus planes por mi. Estoy molesto conmigo más que contigo —se acomoda bruscamente tapándose casi por completo y girándose hasta ponerse de costado.
Namwook frunce el entrecejo y se cruza de brazos.
— Mi incuinti sili li miyir pirti dil timpi, istii bin pisindi il dii in lis pisc... ¡Patrañas!, ¿Quién te entiende? Suenas como un completo aburrido. Quiero ayudarte y actúas peor que una chica con su periodo... – abre sus labios grandes y sus ojos con asombro. — ¡O que yo cuando se me rompen los delineadores cuando aplico mucha fuerza!  —sus mejillas se sonrojan un poco por el esfuerzo de hablar en voz alta. Suelta un bufido exasperado y gruñe, para después respirar profundo, calmarse acercarse a su amigo una vez más, destapándole el rostro. — Mira, Han Hyunra... No voy a preguntártelo de nuevo —sentencia—. Soy tu hyung y vas a hacerme caso quieras o no, o me tiraré de la borda. Bien sabes que lo hago. – señala con su dedo índice. — Saldremos mañana con Myungdae y voy a mandarle un mensaje justo ahora para vernos en la tarde. ¿Capisci?
Le mira de mala manera, un tanto sorprendido en principio, pero frunciendo su seño luego, tal vez si estuviese un poco enojado en ese momento.

—Haz lo que quieras, es lo que siempre haces Joon Namwook —tira de la sabana volviendo a taparse pero de repente está sentado en la cama mirando a su amigo queriendo decirle una y mil cosas que tiene calladas y contando hasta diez con la respiración fuerte tratando de calmarse—. De verdad aveces te pones insoportable Namwook, ¿Una vez que yo actúo molesto tu te molestas? Creo que estás siendo egoísta, como siempre, pero hoy no tengo ganas de tolerarlo ¿Está bien? Así que no me hables hasta que se me pase porque no quiero ser un completo idiota contigo —se vuelve a acostar cinchando las sabanas y acomodandose de forma brusca respirando fuerte y soltando bufidos.
Siente una punzada en su pecho, obligándolo a abrir más la boca, sin embargo, balbuceos salen en su parte.
Gruñe una vez más, controlando sus sentimientos y tragando con fuerza.

— Bien —aclara su garganta—. No te preocupes, ya estabas haciéndola de idiota desde más temprano —ofendido, camina hasta el cuarto de baño a despintarse y al salir, se queda mirando el bulto que hace su amigo en la cama—. Creí que obligándote a salir con Myungdae y conmigo te divertirías un poco más y... Sólo quiero ayudarte a... A tener vacaciones agradables, pero si la pasas bien a solas, voy a dejarte en paz, capitán —deja una toalla, que llevaba en las manos, colgada en el ropero, muerde su labio inferior y se acuesta en su cama, sin taparse con las sábanas.
—Gracias por ser siempre tan considerado hyung —ironiza soltando un bufido y se acomoda dándole la espalda—. Apaga la luz cuando vayas a dormir.
— ¡Eish! – dice simplemente, apagando la luz y tomando su teléfono celular.
Unos minutos después, cuando decide que estpa aburrido por completo, se gira sobre su cama, soltando un fuerte suspiro y dudando si su amigo seguía despierto.

— Ra... —susurra— ¿Estás dormido? —se rinde al no recibir respuesta, frunciendo sus labios temblorosos— Te quiero, descansa —y se cubre con las sábanas finalmente.



Kim Ha Ri

Hari se encontraba sentado en uno de los sillones de su suite frente a la mesa ratona donde se encontraba su laptop, aguardaba una video-llamada importante desde hacía ya rato y no había podido siquiera salir a almorzar. Suelta un bufido frustrado, por culpa de Tae Wo, su manager, estaba perdiéndose un grandioso día fuera. Optó por al menos pedir servicio a la habitación y se aseguró de que no interrumpieran y simplemente lo dejaran.

Al fin la pantalla encendió luz y un tono molesto alertó a Hari quien no tardó demasiado en atender.

—Tae Won-nim, estaba esperando su llamada —hace un pequeño asentimiento en forma de saludo.
— ¿Como van esas vacaciones? —Cuestiona y parecía realmente interesado en ello.
—Van bien, pasamos por lugares preciosos, Chaeyoung se ha relajado mucho en el spa, también encontramos gente conocida y hemos podido salir un poco con ellos, realmente mejor de lo que esperaba —admite con una media sonrisa.
—Perfecto, como era de suponerse, la prensa ya ha estado hablando, de ti, de Chaeyoung, y del posible embarazo que puede venir gracias a esa luna de miel —Hari frunce el seño pero aquello hasta le parece divertido, una broma, tonta y ridícula.
—Será malo no poder conformar a  la prensa a la vuelta —se encoge ligeramente de hombros aun divertido.
Eunyoo no formaba parte del personal de servicio privado a las habitaciones, pero aun así, esa tarde le había tocado cubrir a un chico de esa área que había enfermado la noche anterior. Las ordenes eran sencillas, llevar el carrito con la comida y dejarlo en la suit.
Le dijeron que no llamara, en lugar de eso le concedieron una llave extra para poder acceder sin molestar al cliente de la suite. Él solo tenía que entrar dejar la comida y recoger alguna cosa si la persona quería, si no, retirarse inmediatamente.
Entra a la habitación con mucho cuidado de no hacer mucha bulla para no molestar, y por un momento echa un vistazo a aquella gran habitación y reprime un silbido de impresión. ¿Cuánto lujo podía necesitar una persona para viajar tranquilamente? A veces le parecía ridícula la cantidad de dinero que la gente ganaba en banalidades... Deja el carrito con la comida a un lado de una pequeña mesa y se asegura de que la comida esté caliente y en perfecto estado. Entonces, escucha un par de voces y aunque sabe que no debe, una de ellas se le hace extrañamente familiar, así que se asoma más hacia el interior del cuarto para echar un vistazo y reconoce al chico de la otra noche.
"El Sr. Kim está en una reunión importante, deja la comida y retírate de una vez", había sido lo que le habían dicho. Ya había dejado la comida, ya no tenía nada más que hacer ahí y no quería molestar, así que se dispuso a salir hasta que escucha algo que, en definitiva, no debería haber escuchado.

—Creo que no nos estamos entendiendo Ha Ri, te creía más inteligente realmente —el seño de Hari se frunce y todo deje de diversión se borra de su rostro de inmediato—. Mira esto —Taewon se quita un momento de la pantalla y vuelve mostrando su teléfono móvil — ¿Ves esto? Todos los portales están hablando de ustedes y haciendo especulaciones acerca de ello —pasa el dedo por la pantalla mostrándole diferentes portales que lo tenían como noticia. Hari simplemente niega.
— ¿Y que? Usted sabe que eso no es más que un rumor, no es posible que Chaeyoung se embarace —dice con obviedad—, no de mi —se siente hasta incómodo hablando del tema.
—Ha Ri, sería perfecto, tu imagen definitivamente no volvería a ser afectada si...
—Tiene que ser una broma —le interrumpe horrorizado por lo que el hombre dice— ¿Como puede siquiera estar sugiriendo esto? Acepté el compromiso, ¿No era lo que quería? ¿No era eso lo mejor para mi imagen? —Realmente está anonadado por lo que escucha decir a  su representante.
—Un hijo incluso podría hacerte pasar esa etapa de confusión Ha Ri —dice un tanto fastidiado y aquella es la gota que derrama el vaso.
— ¡No es una maldita etapa! No me gustan las mujeres, nunca me han gustado y no puede estar pidiéndome que embarace a Chaeyoung sabiendo que soy homosexual ¡Es su hija! ¿Que clase de padre quiere que su hija viva la vida de esta manera? —suelta lleno de ira y frustración.
Eunyoo se queda de piedra en su lugar. Jamás en su vida se le hubiese pasado por la cabeza que ese chico con el que se había encontrado la otra noche, con quien había descarado todo su desagrado por las personas con dinero, toda su frustración... Estuviese pasando por algo así.
Entonces cayó en cuenta de que sus problemas no eran los únicos en el universo, y que no podía juzgar a alguien por su situación económica si no sabía que había más allá de eso. Antes de darse cuenta el pelinegro está recostado contra la pequeña columna detrás de la que está escondido reflexionando sobre tantas cosas al mismo tiempo que no puede evitar sentirse culpable por haber sido tan grosero con el hombre al otro lado de la habitación.
Lo había juzgado sin conocerlo y aun cuando el Sr. Kim, no lo había tratado mal aquella noche y se había mostrado condescendiente con él, de igual forma Eunyoo lo había etiquetado como "desecho de clase social alta".
Ahoga un profundo suspiro y ya no se siente capaz de irse, algo en él le hace querer seguir escuchando aquella conversación, quería saber cuál sería el desenlace de toda aquella locura. La curiosidad lo mataba.

—Esto ha sido demasiado, yo amo mi carrera, y le debo mucho a usted Taewon-nim por estar donde estoy, por haberme descubierto y por ayudarme, pero no puedo hacer una cosa así, y no puedo creer que usted me pida que lo haga. Chaeyoung es una mujer respetable.
—Chaeyoung es feliz mientras me encargue de mantener sus cuentas —dice con tanta frialdad que Hari siente su piel helarse, él sabía que Taewon estaba lejos de ser una persona comprensiva, y que por dinero no tenía temor de hacer lo que fuere, pero aquello era realmente horrible para él.
—Me estoy sintiendo realmente ofendido por esto, yo... Yo no soy este tipo de persona, yo... Será mejor que hablemos cuando regrese, o incluso puedo tomar un vuelo hacia Corea en el próximo destino, no estoy dispuesto a tanto, ya he sacrificado demasiado, tengo mi dignidad y sentimientos Taewon-nim, algo que puedo ver a usted le falta —los ojos de HaRi se han humedecido contra su voluntad. Ni siquiera espera una respuesta cuando finaliza la videollamada y suelta un sonoro suspiro recostándose hacia atrás en el respaldo del sillón apretando fuerte sus ojos.

Eunyoo decide que es momento de salir de ahí, darle la privacidad que necesita al joven. Ya había escuchado demasiado, regresa sobre sus pasos hacia la entrada de la habitación pero en el camino se gira para ver una última vez al castaño que lucía completamente derrotado en el sillón de la suite y no se fija realmente por donde va por lo que termina chocando contra la pequeña estantería que sobresalía a un lado de la entrada, encajándosela por las costillas.
Tumba un par de pequeños adornos que habían encima y al ruido que estos hacen se le suma el suave quejido que se escapa de sus labios al momento del golpe. Por inercia se gira hacia el muchacho en el sillón, rogando internamente que no lo haya escuchado pero no más al dirigir su mirada al sillón, el sr. Kim ya se encuentra de pie en su lugar, completamente girado en su dirección y con sus ojos, (un poco rojos), clavados en él.
Maldice internamente y hace una profunda reverencia a modo de disculpa y como excusa para esquivar aquellos ojos castaños.
—Sepa disculparme —murmura apenas audible, sintiéndose completamente avergonzado de su torpeza—. Yo.. hmmm —el pelinegro duda y mira el carrito de comida—... Vine a dejar su pedido, no era mi intención molestarle. —musita irguiéndose de nueva cuenta pero con la cabeza aún gaña y la mirada clavada en el suelo.
Ha Ri pasa los puños por sus ojos.

— ¿No te has lastimado? Deberías tener más cuidado, otro en mi lugar estaría poniendo el grito en el cielo y pidiendo que te despidan —la video llamada vuelve a sonar y un gruñido sale de entre sus labios acercándose al aparato y aunque piensa en arrojarlo lejos para que se rompa en mil pedazos no lo hizo, apretó el botón de apagado y se molestó en poner su celular en silencio, sabía que también empezaría a sonar prontamente — ¿Hace cuanto que estás ahí? —Levanta la mirada nuevamente hacia él—. Eun Yoo —dice casi para si mismo recordando claramente al muchacho.
El muchacho asiente y se disculpa nuevamente con otro par de reverencias.

— Estoy bien, por favor disculpe la intromisión —susurra hasta cierto punto un tanto nervioso por el comentario del hombre. Lo último que necesitaba en ese momento era ser despedido—. Yo... hmm... — duda — ¿No tanto? — suena más a una pregunta que a una afirmación y suspira. — En verdad, disculpe. No era mi intención escuchar su conversación Sr. Kim —se disculpa de nueva cuenta solo que esta vez le mantiene la mirada a HaRi—. En verdad, lo siento. — musita, aparta su mirada y la fija en la alfombra del cuarto.
—No has escuchado nada entonces, ni has roto los adornos horribles y costosos que están a tus pies —dice sin ningún tipo de expresion que pueda darle una pista al chico de como se siente—. Puedes dejar la comida aquí, seguro tienes cosas mejores que hacer que estar aquí —se vuelve a dejar caer en el sillón.
—Sí, señor. — asiente sumisamente el muchacho, recoge rápidamente los adornos que ha tirado al suelo y revisa una última vez el carro con la comida para asegurarse de que todo esté en orden. Mira al dueño de la habitación nuevamente. — Lo siento —susurra una vez más con una reverencia y se dirige a la puerta para salir de una vez por todas de ahí.
—Oh, espere —dice recordando algo y se levanta de su asiento velozmente yendo hacia su billetera rebuscando en ella hasta que saca una tarjeta de esta y se acerca al muchacho para entregársela—. Supe que están buscando bailarines para distintos eventos e incluso algunos de ellos son llamados para ser parte del cuerpo de baile de algunos videos. La paga ha de ser excelente —dice y le mira extendiendo la tarjeta—. Si algún cazatalentos te ve puedes tener la suerte de mejorar tu sueldo a fin de mes, ojalá la tengas —extiende su mano con la tarjeta.
Eunyoo lo mira por unos instantes, su rostro es un completo poema con emociones encontradas reflejandose en él; principalmente la confusión y la desconfianza pero terminar por asentir y toma la tarjeta que el castaño le extiende, lo hace con ambas manos por respeto y hace una reverencia de noventa grados para mostrar su agradecimiento.

—Muchas gracias, señor Kim. — se endereza y le regala una sonrisa completa, esa que hace que sus ojos se hagan más pequeños y sus dientes blancos queden a la vista. — Qué tenga un buen día. — dice y lleva una mano al pomo de la habitación— ¡Oh! —se frena a sí mismo y vuelve a encararlo—. Disculpe usted el atrevimiento, tal vez pida que me despidan después de esto pero, no deje que otras personas controlen su vida. — habla en tono bajo y sincero. — Parece buen sujeto, su imagen será buena independientemente de la preferencias personales que tenga. — se muerde los labios y hace nuevamente una reverencia por su atrevimiento.
Las comisuras de sus labios se levantan contra su voluntad.

—Veo que escuchaste lo suficiente —hace una breve pausa—. No eres el primero que me lo dice, pero por supuesto que siempre es mas fácil cuando uno ve los problemas del otro de afuera, aun así, sé que tiene razón, solo que en este momento ya estoy demasiado involucrado en esto como para dar un paso al costado —suelta un suspiro—. Pero usted tiene sus problemas, evite escuchar los de los demás. Aunque nadie se va a enterar de mi boca que lo ha hecho. Descuide.
— Tiene usted razón. — dice y prefiere morderse la lengua antes de hacer otro comentario inapropiado. — Disculpe la intromisión. — ya ha perdido la cuenta de todas las veces que se ha disculpado en los últimos cinco minutos. — ¡Ah! Eso me recuerda, la otra noche allá afuera... — hace una pausa con una pequeña mueca y se rasca la nuca —. Lo ha dicho, tengo mis problemas,  todos los tenemos y yo me desquité con usted. Creo que me disculpé esa noche pero permítame volverlo hacer. — dice y alza su mirada para centrarla en el castaño. — Además de descargar todo mi frustración en contra suya, lo juzgue erróneamente y lo encasillé en una categoría sin siquiera detenerme a... hmm... ver más allá. Lo siento mucho.
—Está disculpado, realmente nunca es bueno tener un concepto malo de la gente por su nivel económico, pero seguro ha creado esa imagen gracias a sus experiencias con algunos y no le culpo, ha de saber ya que no todos somos iguales —dice restándole importancia al asunto —. Si le deja mas tranquilo, su disculpas son aceptadas, no tiene de que preocuparse, las frustraciones nos hacen actuar de manera impulsiva en ocasiones —fija su mirada en la del joven y realmente no se había detenido sino hasta entonces a observar la delicadeza y perfección en el rostro de este. Tenía una belleza increíble y parecía una buena persona. Es en ese momento que la puerta de la habitación se abre llamando la atención de los presentes.
Eunyoo se queda con la palabra en la boca y se gira casi de inmediato hacia la puerta para ver de quién se trata y cuando ve a la muchacha, mirarlos detenidamente no hace más sino hacer una reverencia en su dirección y otra más en dirección al Sr. Kim.
— Disfrute su almuerzo, con su permiso —es su despedida y sale de la habitación no sin antes hacer otra reverencia ante la mujer que ha entrado al cuarto.



Lee Dong Mun

Estaba ansiosa por terminar su turno; significaba ver a Dongmun y no deseaba nada más en ese momento.
De pronto tenía una motivación para terminar más rápido y ser más ágil en el trabajo.
Limpia la última mesa y se quita el delantal de la cintura, quedando en su ropa habitual; una blusa polo en color rosa y unos jeans desgastados.
Cree ver la cabellera del pelinegro en la entrada del restaurant y con una sonrisa, corre a encontrarse con él.

— ¡Dongmun-ssi! —grita, haciendo que el aludido se gire 90 grados y queden frente a frente.
Lucía más que guapo, ropa casual, pero que lucía bastante bien en él. Lucía bien las camisetas blancas y a Akame le gustaba como se veía en ellas.
El muchacho le extiende una rosa, haciendo reír levemente a la pelinegra por el detalle, aunque sonríe cuando la acepta, acercándose a depositar un rápido beso en la mejilla del más alto y sonrojarse al instante en el que se separa.

—H-hola —balbucea, respirando el aroma que se quedó impregnado en sus fosas nasales.
—Hola —le dedica una sonrisa genuina—. Creo que llegué bastante temprano, pero ansiaba verte —sonríe también ligeramente ruborizado por haber sentido fugazmente los labios de la pelinegra sobre su mejilla— ¿Ya has terminado el trabajo?
Asiente con rapidez, agachando la mirada a sus tenis.

—Terminé hace un rato, no te preocupes —tranquiliza, sonriéndole al final— ¿Has estado bien? —pregunta, aunque se vieron por la mañana.
—Bien —dice simple bajando la mirada hacia su mano para acercarla a la de ella esperando que corresponda—. Aunque tenía muchas ganas de verte —admite —. Hoy no recorrí mucho del crucero, estuve bastante rato en mi habitación, tuve cierto momento de inspiración y necesitaba plasmarlo en uno de mis proyectos de animación, fue una tarde bastante productiva —dice con simpleza — ¿Que tal tu? ¿Como estuvo la clientela el día de hoy?
Akame entrelaza sus dedos con los de él, sin pensarlo demasiado y se deja hacer por el mayor.

—T-también quería verte —balbucea, sintiendo su corazón acelerarse en sobremanera—. También fue una tarde productiva para mí, a decir verdad, estuvo movido aquí y... Al menos ya no balbuceo tanto como antes —le cuenta, sintiéndose feliz—. Me alegro que tu tarde no haya sido de ocio, Dongmun-ssi.
—Es un gran avance que no tartamudees, que hayan puesto vasos de plastico, ¿Que mas? ¿No has volcado nada sobre nadie tampoco? —Bromea mostrando sus gran sonrisa— Espero que nunca vuelvas a hacerlo, ya no me sentiría especial para ti si tirases jugo de naranja sobre alguien más —Dongmun le lleva sin prisa, pues aun faltaba un rato para la función, además de que le interesaba el saber como había estado. Hablar con Akame, por más que fuera de cosas triviales era algo que disfrutaba mucho. Empezaba a creer que estaba enamorándose de su voz, o de sus gestos. Parecía que para él todo accionar de la chica fuese en camara lenta, no podía dejar de verla para guardar eb su retina cada movimiento. Todo lo que ella hacía se veia hermoso ante sus ojos por más simple que fuera.
Ella empuja levemente al muchacho, divertida.

—No tiraré jugo en nadie más, descuida —asegura, afianzando el agarre de sus manos.
No le importaba mucho a dónde le llevara, incluso si se sentaban en un par de sillas, a escuchar las olas de mar, sin decirse una palabra, para ella estaba bien.

—De hecho, como un par de los clientes se han hecho mis amigos —ríe—, algunos de ellos sólo llegan, ordenan y se van, lo que es increíble, porque no paso más vergüenzas con el personal sobre datos equivocados —confiesa—. Pero tú, ¿tu hermana no te molestó después de irse? —cuestiona avergonzada.
—No para mi suerte y sorpresa, de hecho parece que simpatizó con Hana y pasaron un buen rato juntas, realmente es algo que me alegra saber porque no tengo que preocuparme tanto por como la está pasando, ella es tan —hace una breve pausa tratando de encontrar alguna palabra correcta para describir a su pequeña hermana aunque ninguna sea suficiente—... Sociable e hiperactiva, somos como polos opuestos, entonces es difícil compartir tiempo juntos, ella ama hablar mientras yo disfruto la calma y el silencio de vez en cuando. Ella puede entablar conversación con quien sea, mientras que yo suelo ser bastante callado, reservado y selectivo con las personas que decido hablar —aclara su garganta—. El punto es que parece que podrán hacerse buenas amigas con Hana  y seguramente con medio crucero más en cuestión de días, así es Eunsun. No tuvimos demasiado tiempo juntos hoy, aunque el poco rato que estuvo en la habitación me bombardeó a preguntas respecto a ti hasta que decidí entrar en el baño y tomar una larga y renovadora ducha mientras esperaba la hora de venir a verte.
La chica ríe, entrelazando su brazo esta vez con el del chico.

—Hana necesita de gente como tu hermana, yo sólo la hago más cohibida —se encoge de hombros— ¿Debería sentirme especial porque he sido seleccionada por tí para socializar? —cuestiona, sonriéndole con amplitud—. Tenemos tantas cosas en común, oppa —dice sin pensarlo, soltándose del agarre de su brazo y volviendo a su mano, balanceándolas en el aire.
La chica se siente en un ambiente menos pesado junto a Dongmun y aquella infantilidad y naturalidad en su ser, comenzaba a adueñarse del nerviosismo y la pena.
Él no puede ocultar su sonrisa, y es que se siente tan a gusto al estar junto a la pelinegra que por momentos siente ganas de abrazarla y agradecerle por hacerle pasar tan buenos ratos, pero se contiene.

—Eres especial, eres... Eres la chica más especial y bonita que haya conocido —confiesa sintiendo su corazón acelerarse —. Me gusta compartir tiempo contigo, creo que por esas cosas en común ha sido tan fácil relacionarnos, se siente como si realmente nos conociéramos desde hace tiempo, es tan cómodo y simple entablar una conversación.
Sus mejillas se sonrojan a más no poder y siente su corazón latir más fuerte y rápido de lo normal.
Teme que Dongmun escuche la arritmia en sus respiraciones y latidos, por lo que se obliga tranquilizarse casi de inmediato.

—S-siento lo mismo; que eres especial, agradable, a-atractivo y... Especial —dice con rapidez, ocultando su rostro emocionado al haberle escuchado hablar sobre ella y la relación que estaban llevando de momento—. Creo que nunca me había sentido tan cómoda con un chico que —se detiene a pensar sus palabras—, de verdad, no sé cómo estoy haciendo para sostener tu mano y no morir —muerde su labio inferior, sintiéndose avergonzada una vez más.
Arruga su nariz sonriendo algo avergonzado pero tan feliz que aquello parecía casi quedar de lado.

—Nunca he sostenido la mano de una chica antes ¿Cómo crees que se siente para mi? —dice apenado evitando el contacto visual— Creeme, estoy muriendo por dentro —aprieta ligeramente su mano. La de él al ser masculina era considerablemente mas grande al lado de la de Akame, pequeña y delicada, como todo en ella. Su pulgar le acaricia suavemente, no habían mariposas en su estómago, pero aquella sensación era demasiado buena y no quería dejar de sentirla. De pronto, ya se encuentran cerca del salón que sería su cita de esa noche. Dongmun con su mano libre presenta el pase que había adquirido más temprano y se adentra junto con ella, encontrándose con una escalera, que los dirigía hacia una terraza al aire libre. Allí se encontraron frente a una pantaĺla donde se proyectaría alguna película romántica mientras se podía disfrutar la brisa del mar y el resplandor de la luna reflejado en este.
Akame mira todo a su alrededor, asombrada. El cielo se veía más que espectacular y le emociona. Su sueño habían sido los parques de cine "móvil", en donde ibas a estacionar tu auto y te quedabas un rato hasta que empezara la película, pero aquello... Aquello parecía mil veces mejor, compartiéndolo con Dongmun.
Una sonrisa sincera se dibuja en su rostro cuando ambos toman asiento, ella acomoda sus brazos, de manera en la que pueda seguir entrelazando sus dedos y deja caricias en el antebrazo del muchacho con su mano libre, detallando las partes suaves y rugosas de su piel.

—Esto es tan lindo, Dongmun-ssi —busca su mirada—. Ah, no pensé que hubiera de estos aquí —señala el salón.
Posa su mano sobre la pequeña mano que le acaricia y realmente no recuerda haberse sentido tan feliz alguna vez. Sentir sus caricias y escuchar la ilusión en la voz de la pelinegra hacia que su corazón latiera con fuerza. Sus ojos se detienen en los de ella y le dedica una sincera sonrisa.

—Relamente no lo supe hasta esta tarde —admite—. Quería encontrar algo especial para sorprenderte, me alegro haber cumplido mi objetivo —aprieta suavemente el agarre con la chica.
Ella asiente con su cabeza.

—En realidad, cualquier cosa me sorprende; quiero decir... Cualquier cosa que hagas, oppa —aclara— ¿E-estás bien con q-que te llame así? —cuestiona avergonzada, en un tono de voz más bajo, debido a la pantalla encendiéndose con el inicio de la película.
—Eres la primera que lo hace, se siente raro, pero no me disgusta —admite sin ocultar su genuina sonrisa y llevando su mirada de la pantalla hacia ella—. ¿Estas cómoda? ¿No tienes frio o algo?
— ¿Ni tu hermana te había llamado "oppa" antes? —abre su boca, con asombro.
Sin vergüenza, alza el brazo del mayor y lo coloca sobre sus hombros, sin soltar su mano y recargándose en su pecho, mirando a la pantalla.

—Dime si te molesta, Dongmun-ssi... Me quitaré cuando te canses —susurra, alzando su rostro para verle.
Se sorprende ante el accionar de la chica pero no se opone a ello y la abraza hacia él.

—No, pero aunque la ame, ahora delo que menos quiero hablar es de Eunsun —choca su mirada con la de ella, no iba a negar que sentía una enorme ansiedad, que estaba nervioso, y que deseaba Akame no notase lo rápido que latía su corazón a causa de la cercanía. Ella le gustaba tanto—. Nunca me cansaría de esto —acaricia levemente la cabeza de la chica con su mejilla en forma de caricia.
Sus mejillas se sonrojan intensamente, desviando la mirada del muchacho.

—No hablaremos más de tu hermana —asegura, sonriendo ante la caricia del pelinegro, acurrucándose en su pecho—. Oppa, gracias por todo —susurra antes de concentrarse en la película de la que desconocía el nombre.
La película acaba, y de a poco, los espectadores que los rodeaban empiezan a irse cada uno por su rumbo. Dongmun no tenía ganas de quitar a Akame de su pecho. Sentir su calor corporal junto a él le resultaba fascinante pero fue ella quien se quitó incorporándose para observarle, parándose y estirándole la mano para que él hiciera lo mismo. No tenian prisa, de hecho podrían pasar todo el tiempo juntos simplemente observándose, caminando, tomados de la mano,aquello no resultaba para nada incómodo pero finalmente, decidió romper el silencio.

—Nunca había visto una película al aire libre, fue lindo, ¿No crees? —dice abrazándola de lado pues la noche comenzaba a ponerse un poco fría.
—Tampoco lo había hecho antes —pasa su brazo por la espalda del muchacho, abrazándose a él—. Siempre había querido hacer algo parecido, ¿sabes del cine de autos? Ah, mi sueño era ir a alguno, pero esto es mil veces mejor, Dongmun-ssi —asegura, pegándose al costado de su cuerpo.
—Realmente si creo que esto fue genial, apenas supe quise traerte, me pareció algo lindo y novedoso, me alegra que realmente lo hayas disfrutado —dice mientras pasean, recordó que su hermana mencionó un lugar de juegos variado y creyó que podría ser divertido llevar a su cita allí — ¿Tienes algún apuro en regresar? Porque... Se me ocurre pasar por algún lugar, comprar una malteada y seguir paseando un rato.
Akame niega con su cabeza.

—No, no hay apuro, se me antoja una malteada justo ahora. Me gusta la piña, ¿y a ti? —balancea sus cuerpos de un lado a otro—. Uh, disfruté mucho la película, aunque no entendí la mitad, porque estaba pensando.. —ríe un tanto apenada.
—Entonces, andando, a mi me gusta la de frutilla, banana o ambas juntas, pero puedo con todas —sonríe mientras caminan sin prisa— ¿Hablas enserio? Si fue buena la película, aunque siendo sincero el género acción se asemeja mas a mis gustos pero... ¿En que pensabas?
La chica niega con su cabeza, agitando su mano después, como restándole importancia a lo que diría.

—Suelo pensar muchas cosas bobas —asegura—. La acción me provoca ansias, aunque es un género muy bueno, a decir verdad. Prefiero las comedias. – comenta, sonrojándose al instante—. Aunque debe darte igual, siento hablar mucho. Una vez que entro en confianza, el balbuceo d-desaparece —habla con pena.
—Me gusta saber que te sientes en confianza, también lo hago. Por favor, no te disculpes, me encanta escucharte e ir conociéndote de a poco, no me da igual nada de lo que puedas decirme, tendré en cuenta que hacerte reír podría ser algo a mi favor si tu género predilecto es la comedia —comenta y se adentran a un pequeño bar/café, el cual se ve ideal para pedir sus malteada y poder seguir paseando otro poco. Pide de piña para ella y de frutilla y banana para él, además de un paquete de galletas para compartir. Pensó que podrían saltearse la cena si de aprovechar tiempo se trataba. En cuestión de minutos, se encuentran fuera del lugar dirigiéndose al área de entretenimiento.

— ¿Eres buen comediante, oppa?
Ríe, dando un trago a su malteada casi enseguida y sonríe.

—De verdad, podría beber esto todos los días. Mi hermano lograba convencerme con una de estas para que saliera de mi habitación —ríe ante el recuerdo, tendiendo su vaso al más alto— ¿Gustas? —ofrece, distrayéndose un poco con la sala por la que pasaban.
Una máquina llena de osos de felpa estaba en el salón casino y la pelinegra no pudo evitar sentir su corazón alocándose de emoción.

— ¿P-podemos ir a-ahí? —sus ojos se iluminan, señalando el lugar con timidez.
—No creo serlo realmente, pero tal vez lo intente si eso te gusta, ya solo deja que nos conozcamos mejor, aun no me siento preparado para hacer el ridículo frente a ti —sonríe asintiendo luego a su pregunta— ¿Sabes jugar? —se acerca a la caja para pedir unas fichas.
—No puedo esperar a conocerte mejor, Dongmun —muerde su labio inferior, pegando su rostro en el vidrio de la máquina—. En realidad, nunca he jugado a uno —sus mejillas se inflan, mientras da un sorbo más a su bebida.
—Sostén esto por mi —pide entregándole su malteada—. Ese es bonito, ¿No crees? —señala un oso rosa con cachetes coloreados en forma de corazón — ¿Cual te gusta a ti? —saca la ficha y mientras ella sostiene la malteada se acerca a dar un sorbo del pitillo.
Da un brinquito emocionado al ver la decisión del chico y señala con su mirada al peluche púrpura.

— ¡Ese! —chilla, acercando la malteada al muchacho— Aunque el rosa también es muy adorable~. ¡El rosa, oppa! —anima.
Inhala profundo como si se tratase realmente de algo de vida o muerte, sube sus mangas y frota sus manos antes de colocar la ficha en la ranura para poner la maquina en funcionamiento. Fija su mirada en el objetivo y toma la palanca para dirigir el gancho hacia el peluche color rosa.

—Pensé en ese porque... Tiene las mejillas sonrosadas y es adorable, como tú —una vez está sobre el baja la palancha y lo engancha apretando el botón para sujetarlo— ¡Si! —Exclama victorioso cuando suelta el botón y el peluche cae por la ranura. Se agacha a recogerlo y lo pone frente a su rostro arrugando su nariz formando una sonrisa adorable—. Para ti.
Las mejillas de la chica se sonrojan y luce casi tan adorable como aquél peluche.
Suelta las malteadas, dejándolas sobre la máquina y enrosca sus brazos en los hombros del más alto, después de haber tomado aquél oso que él había ganado.

— ¡Gracias, gracias, gracias, gracias! —dice aún colgada de sus hombros en un arranque de emoción.
Cuando se da cuenta de la acción, se separa, sonrojada hasta la punta de los pies y toma de nuevo su malteada, no sin antes extenderle a Dongmun la suya.
—Q-quiero decir... Ah —vuelve a balbucear, sintiéndose torpe—... M-muchas gracias, Dongmun —se inclina a hacer una venia de agradecimiento.— ¿P-puedo intentarlo? —señala el juego.
Él también se ha sonrojado ante el accionar de la pelinegra por lo que solo unos instantes baja la mirada y asiente extendiéndole una ficha también.

—No debes agradecerme realmente —bebe de su malteada para ver si el calor que ella ha producido en él puede irse un poco gracias a la bebida fría. Mientras, sigue atentamente los movimientos de la chica sosteniendo su reciente regalo para que ella pudiese jugar también —. Adelante, no es tan difícil —dice ya que era su primera vez pero... Dongmun tenía cierto don y difícilmente algún juego le resultara difícil.
La torpeza de ella, hace que la mano de la máquina suelte el peluche.

—Ah, ayúdame —berrea, moviendo un tanto desesperada la palanca—. Eish, soy tan torpe —sus ojos se entrecierran, golpeándose internamente por aquél descuido.
Libera sus manos dejando el oso y la malteada sobre la máquina y se acerca a ella posicionándose detrás y tomando el mando sobre su mano.

—Debes mover la palanca con cuidado —dice mientras es lo que hace justo sobre su mano—, y cuando alcances el que quieres —mantiene su vista fija en el lila que también le había gustado mientras habla suave y concentrado en ello —, aprietas el botón —el peluche es sujetado pero justo entonces, parece que el tiempo ha acabado y lo deja caer sin poder sacarlo mientras la maquina vuelve a quedar apagada—. Oh, pero más rápido —su mentón está casi apoyado en el hombro de la chica— ¿Quieres volver a intentarlo? —Pregunta alejándose un poco por temor a incomodarle, pues no se había dado cuenta de la cercanía cuando estaba concentrado en el juego.
Su corazón latió rápido y ni siquiera había puesto atención a ninguno de los pasos que él había mencionado.
Se volvió sorda durante el tiempo en el que él explicó y todo por culpa de la cercanía.
Lo único que recuerda, eran los delgados labios de él, moviéndose  al hablar y sus ojos enfocados en la máquina.
Quiso plantar un beso en su mejilla, pero se contuvo. Él se despegó en el momento en el que aquella idea cruzó su mente y formuló una oración que no entendió ni escuchó.

—Ahá —dice en voz baja, soltando un suspiro lleno de emociones y sonrojándose de nuevo.
—Está bien, te ayudaré —dice colocando una nueva ficha y volviendo a poner sus manos sobre las de ella para ayudarle con los movimientos sin darse cuenta que él solo estaba haciendo todo el trabajo. Finalmente, puede sujetar el objetivo con el gancho y dejarlo caer por la ranura. En ese instante se siente todo un ganador de nuevo y le abraza breve mente por detrás volviendo a tomar distancia luego para recoger el nuevo peluche—. Lo hicimos bien —dice haciéndole entrega también de este—. No creo que podamos seguir sacando más o no podremos con las malteadas y los peluches —suelta una risilla.
Ella asiente divertida, tomando el peluche morado y tendiendo el rosa hacia él.

—N-no será el color más masculino, p-pero... Dijiste que... Yo —balbucea y al finalizar la carcajada nerviosa que soltó, toma un respiro—... Tómalo como un recuerdo de mí —agacha la cabeza, jugando con las puntas de sus pies.
Él ni siquiera se esfuerza en ocultar su gran sonrisa de roedor ante las palabras de la chica y acepta el regalo asintiendo.

—Es muy lindo —hace una pausa y con la oreja suave del peluche toca la punta de la nariz de la chica—. No tanto como tú pero es lindo —se la queda mirando y por primera vez en todo aquel rato no tiene idea que hacer o decir. Su rostro cambia a uno un tanto mas serio y casi sin quererlo se encuentra observando sus labios por lo cual traga duro y suelta el aire de a poco luego—. S-solo pensaré en como —aclara su garganta porque siente que las palabras no saldrán—... C-como... Explicar esto a —sin prisa está cada vez más cerca de ella, casi mirando hacia abajo por la diferencia de estatura. Su pulgar está acariciando su regordeta mejilla y no sabe cuando ocurrió ese impulso pero está por besar a una chica, la chica más linda y perfecta que haya visto jamás y los nervios se apoderan de todo su cuerpo; el nunca había besado a una chica.
Los brazos delgados y medianos de ella, se enredan en su torso a cambio, evitando aquél contacto de sus labios; más por miedo a la rapidez en la que sucedían las cosas, que por falta de ganas.
Akame realmente quería que aquello pasara, pero... ¿Era este el momento correcto?

—D-Dongmun-ah —aclara su garganta, subiendo la mano en la que cargaba el peluche hasta el pecho del aludido y como pudo, palmeo el lugar firme, agachando la mirada y acurrucándose en el mismo lugar, aún rodeando su cuerpo con el otro brazo—... E-explícalo después —dice con pena, sonrojada y con el corazón latiendo a mil por hora, con ganas de llorar a causa de la tontería que acababa de cometer.
Tanto tiempo había pasado sin que un chico llamara verdaderamente su atención y cuando lo hacía... Ahí estaba, rechazando un beso de su parte.
Dongmun se queda callado e inmovil unos momentos ¿Que había hecho mal? ¿Porque se habria apresurado tanto? Se golpeó mentalmente y se aparto sin ser brusco de ella.

—Deberiamos volver... Tal vez tu hermano esté preocupado —es la única excusa que cruza su mente en ese momento y le dedica una sonrisa apagada, tratando de fingir que nada ha cambiado dentro de él.
Para que él no se sintiera mal, ella le dedica una sonrisa, desliza una de sus manos hasta alcanzar una de las suyas y vuelve a entrelazar sus dedos, intentando tranquilizarle con un suave apretón de manos.

—Me divertí mucho hoy, oppa —susurra, sonriéndole con amplitud y de manera sincera.
—También lo hice —no hace contacto visual en cambio sigue caminando sin rechazar el agarre de su mano, no podía evitar sentirse algo tonto y confundido, él no debió haberse apurado—. Pasé un rato muy agradable a tu lado —agradece que ya estén cercano a la habitación. Bebe un poco de su malteada para evitar seguir hablando, en ese momento parecía no saber que decir o hacer.
—De verdad espero que podamos seguir saliendo hasta... – se detiene, mirando al chico con el entrecejo fruncido. — ¿Harás viaje completo o...? – cuestiona, sintiéndose repentinamente asfixiada al esperar una respuesta.
—Claro, nos seguiremos viendo —asiente y se detiene justo cuando están a pasos de la habitación de la menor—. Si haremos el viaje completo, pero descenderemos en Tailandia, vamos a visitar a nuestra abuela. Como empleada... Supongo también harás todo el viaje, ¿No?
—Claro, nos seguiremos viendo —asiente y se detiene justo cuando están a pasos de la habitación de la menor—. Si haremos el viaje completo, pero descenderemos en Tailandia, vamos a visitar a nuestra abuela. Como empleada... Supongo también harás todo el viaje, ¿No?
—Algo así —hace una breve pausa—. Solo espero no aparezca tu hermano de nueva cuenta o sería más incómodo que lo que pasó hace un rato —dice arrugando su nariz—. Por cierto... Lo siento, malinterpreté las cosas. No sé si lo mencioné anteriormente, pero mi fuerte no son las chicas y... Lo lamento si... Fue incómodo o lo que sea —frunce sus labios haciendo una mueca apenada—. Espero y hayas disfrutado el resto de la noche tanto como yo.
—No, oppa... No malinterpretaste nada. – aclara, pasando su oso de peluche bajo el brazo y con su mano libre de la malteada, sigue afianzando su agarre al del mayor. — S-sólo... – acuna el rostro del chico con su mano, después de haberle soltado y pellizca levemente la barbilla del más alto con sus dedos pulgar e índice. —, de verdad quisiera que esto fuese más lento. Q-quiero conocerte de verdad, hasta que puedas "hacer el ridículo" frente a mí —sonríe, haciendo comillas con sus dedos de la mano ocupada—. D-disfruté cada segundo, Dongmun-ah.
"Oh, acabo de hacer el ridículo". Piensa para si mismo pero se mantiene callado en cambio le dedica una sonrisa un tanto tímida.

—Esa es una gran idea —se siente débil ante el cálido tacto de la menor, a él le gustaba esa niña, no cabía duda de ello, lamentaba haberse dejado llevar, él no había planeado hacerlo, simplemente, por primera vez, se sintió realmente tentado a besar a una chica, había perdido su miedo a sus emociones justo en el momento equivocado—. Entonces... ¿Te veo mañana? —Pregunta un tanto inseguro.
La pelinegra asiente, acercándose a depositar un beso en la mejilla del más alto, batallando un poco por la diferencia de estaturas y riendo bajito al final.

— ¿Q-quieres que cambiemos números? —sugiere a lo que el chico asiente. Ella le da su teléfono, él el suyo.
Apoya un momento la malteada y su peluche en el suelo.
—Espero ser el único Lee Dongmun que conozcas, pero por si acaso... —abre la cámara frontal, forma una "v" con sus dedos medio e índice se mantiene serio y saca la selca para luego de guardar su número con la foto devolverlo a la pelinegra.
Ella ríe bajito, dejando su malteada en el piso de igual manera e imitando las acciones de Dongmun; sacándose una selca, frunciendo sus labios hacia afuera, y el mismo signo de "v" con sus dedos cerca de su rostro, sin olvidarse de que el peluche saliera ligeramente, para agendarse como _Li Akame_ al final.

—Debías tener una foto de contacto mía también, ¿no? —toma su malteada de nueva cuenta, devolviendo su celular.
—Te estaré viendo entonces, o al menos ya sé como localizarte —sonríe guardando su movil y volviendo a tomar las cosas del piso—. Iré a verte por la mañana, tal vez debería probar otros lugares para desayunar pero prefiero ir a verte a ti.
Una vez más, la sangre sube a sus pómulos, agitando su mano en forma de despedida.
—Te veré mañana, Dongmun-ah —se despide, dando pasos pequeños a su habitación y volviendo a sacudir sus brazos cuando está por entrar a la misma.

Shin Yoong Soo

Yoongsoo y Misuk llevaban un buen rato caminando, no tenían un rumbo fijo. Simplemente dedicaban su tiempo a pasear por el barco y a charlar entre ellos, normalmente no se veían mucho gracias a las distintas obligaciones que ambos tenían así que debían aprovechar el tiempo que podían pasar juntos.
La vista de Yoongsoo se levanta y cruza miradas con alguien a quien reconoció perfectamente y le quitó una sonrisa.

— ¿Recuerdas a Aimiu? ¿La chica que conocí en Japón y volví a encontrar aquí?
—Dice hacia su amiga— Pues es esa hermosa rubia que viene justo hacia aquí, y te encantará conocerla —dice con claras intenciones de interceptar a la peliplateada.

AiMiu paseaba con Minji, la cabeza le daba vueltas y estaba hecha una especie de enredo emocional con el que no quería lidiar por su propia cuenta por lo que había recurrido a su mejor amiga para despejarse un poco.
Había roto muchas reglas la última vez que había visto a Yoongsoo y comenzaba a confundirse y cada que pasaba más tiempo con él, más difuso se volvía todo.
Minji hablaba de algo, no recordaba qué porque no le estaba prestando realmente atención. De pronto, de entre todas las personas se apareció el moreno causante de ese torbellino de emociones sin sentido; cuando sus miradas se cruzaron sintió como un revoltijo en el estómago que se calmó al notar que el chico estaba acompañado de alguien más... una chica.
"Zorra" sisea en su mente y reprocha auntomáticamente por tener un pensamiento tan molesto.

—Minji, es Yoongsoo — susurra a su amiga interrumpiendo su monólogo y hace un gesto de cabeza hacia donde el moreno estaba—. Viene con una chica y creo que vienen con nosotras —musita con gesto airado y una mirada fría.
Misuk sigue la mirada de Yoongsoo y se encuentra con la chica de la que su mejor amigo tanto le ha hablado. Ella parece nerviosa, por lo que decide sonreír con amabilidad ya que Yoongsoo planea presentarlas.

—Será un gusto conocerla —dice mientras cada vez se acercan más a Aimiu y a su acompañante.
—Buenas tardes señoritas —dice hacia las recién llegadas tomando la mano de AiMiu para dejar un beso en ella y hacer una reverencia hacia Minji, a quien no conocía personalmente pero recordabaa haber visto en revistas y campañas de modelaje—. Que gusto verte por aquí —dice hacia la peliplateada y lleva su mano hacia la espalda de Misuk para que diera un paso al frente—. Ella es una gran amiga, Misuk, Misuk, ella es AiMiu, de quien tanto te he hablado.
Aimiu siente su corazón saltarse un latido, y ahoga un suspiro cuando siente los labios del moreno tocar la piel de su mano. "Maldito encantador", bufa en su cabeza y no deja exteriorizar ninguna expresión.
Le dedica una mirada desinteresada a la muchacha que lo acompaña y la recorre por completo, de pies a cabeza, analizándola en el proceso.

—Encantada —responde altiva y apenas si hace una reverencia por cortesía. Mira a su amiga—. Ella es Minji —la presenta y hace un gesto hacia los dos intrusos—. Minji, te presento a Yoongsoo y su... amiga. — dice con una media sonrisa sardónica.
—Es un placer finalmente conocerte, Aimiu —dice Misuk cortés mente a pesar que puede sentir que la rubia no pensaba lo mismo—. Y también me alegra conocerte, Minji.
—Y yo digo lo mismo de ambos, en especial de ti, Yoongsoo, Aimiu no para de hablar de ti. —confiesa Minji, dándole una mirada divertida a su mejor amiga.
—Es bueno saberlo —sonríe él con coquetería hacia su rubia amante—. Me alegra conocerte también Minji, aunque te he visto antes, ¿Eres modelo verdad? No olvidaría un rostro así, estoy seguro que he visto alguna portada con tu rostro también.
Aimiu le da una mirada asesina a su amiga, y jura ante sí misma hacerle alguna maldad a sus gatos cuando regresen solo para vengarse de aquello y reprime un gruñido ante el: "no olvidaría un rostro así".
No le gustaba en lo absoluto lo que le estaba ocurriendo, desconocía esa actitud en ella y le estaba irritando no poder controlar esos absurdos celos. Porque sí, estaba celosa.
— Sí, es modelo. Así nos conocimos. — contesta Aimiu por su amiga y mira a la acompañante de su... ¿amigo? ¿amante? ¿Qué demonios era Yoongsoo para ella? — ¿Ustedes?
—Oh, Yoongsoo oppa y yo nos conocemos desde hace ya bastante, gracias a nuestros padres. —explica Misuk con una amable sonrisa.
Mientras tanto, Minji pone una de sus manos en la espalda baja de su amiga, a modo de disculpa por lo que ha dicho y también para recordarle que no era bueno que se alterara.
—Si es una gran amiga, no era fácil para el hijo del fiscal de Corea —se señala a si mismo—, y la hija de la presidenta encontrar amigos, fue bueno que nuestros padres crearan una amistad y nos unieran, antes del servicio y de independizarme no era fácil salir de casa y ser un ser sociable como puedo ser ahora —explica.
—Oh, ya veo. — dice con gesto indiferente y frunce sus labios. Se siente incómoda, no sabe que más decir o comentar. Realmente no está interesada en conocer a esa "gran amiga" de Yoongsoo o de verlo a él. Mira a Minji como pidiendo ayuda, que la rescate de aquella situación y forma una media sonrisa para tratar de compensar el vacío de su silencio.
—Bueno... —comienza Minji mientras se le le ocurre algo para sacarlas a ambas de ahí— Nos encantaría quedarnos a charlar otro rato pero tengo una sesión y Aimiu ha prometido acompañarme. —miente y engancha su brazo con el de su amigo, dedicandoles una pequeña sonrisa "avergonzada" a los otros dos.
— ¡Sí, es cierto! — exclama Aimiu y les sonríe a medias a ambos. — Se nos hará tarde unnie. — mira a Minji y luego a Yoongsoo. — Ha sido un placer conocerte. — siente su sonrisa acartonada y mira a la chica con cierto desdén. — Nos vemos, Yoongsoo -ssi.
— ¿Que te parece si esta noche? Tengo u a reserva para dos en el restaurante frente al salón principal, no he tenido el placer de ir aun allí y me encantaría hacerlo con tu compañía, ¿Aceptas? —Dice con su mirada sobre la rubia.
Aimiu asiente y amplia su sonrisa.
— Está bien, nos veremos ahí — dice y tira de Minji para comenzar a caminar—  Nos vemos —termina por despedirse y se aleja con su mejor amiga y un profundo suspiro de alivio escapando de sus labios.



Han Hyun Ra

Después de haber aceptado cubrir al castaño, corre al área de SPA y toma un par de toallas al azar, para acomodarlas en las tablas que suponía debían ir las blanquetas.
Acomoda al menos un par de ellas y un movimiento torpe, hace que tire un par de frasquitos aromatizantes.
Agradece que fueran sido de plástico y suelta un fuerte suspiro aliviado y una avergonzada carcajada, esperando que nadie hubiese visto aquello.
Hyunra que se encontraba en un cubículo donde estaba volviendo a ponerse su ropa sale ya vestido aun con su cabello húmedo a causa del largo rato en el jacuzzi y se encuentra con aquel pequeño desastre ante si.

—Permitame ayudarle —pide amablemente agachándose para ayudar a la chica quien estaba de igual forma juntando aquellos frascos. Y no es hasta que la mira a la cara que la reconoce— ¿Akame? —pregunta gratamente sorprendido— ¡Akame! —Exclama ahora dedicándole una gran sonrisa.
Ella le había visto caminando con Namwook alguna vez en aquellos días, pero nunca se había acercado a saludar.
Llevaba un buen tiempo sin verle y la emoción del momento, provocó un abrazo entre ambos chicos y una sonrisa enorme en el rostro de la menor.

— ¡Oppa! Yah, n-no sabía que estabas aquí. —miente, agachando la mirada para evitar que notase su fuerte sonrojo. -- ¿Disfrutando las vacaciones? —Akame podía hablar sin balbuceos con la gente de confianza y eso aligeraba un poco su burbuja; cosa que agradecía.
—Yo tampoco tenía idea de que estuvieras aquí, ¿Porque estás aquí? —cuestiona entre confundido y alegre por verle.
—Oh, humm... La abuela falleció y... Shaoran tiene que arreglar asuntos pendientes aquí —comenta, jugando con una de las botellitas de plástico y oliendo sus dedos aromatizados— ¿Y tú, oppa?
—Oh, lo siento mucho, no sabía que ella estaba mal —hace una mueca apenada y por simple instinto protector acaricia el brazo de la menor— ¿Como estas tu con eso? —ignora la pregunta que ha hecho no por mala educación, sino porque le pareció importante saber de ella.
Ladea su cabeza un poco y sonríe de costado, luciendo bastante cómoda con la plática.
—Bien, de hecho. Dolió en su momento, pero no más —asegura—. Pesó más en Shao, pero ya todo está bien, gracias por preguntar, pero eish, hablaba de ti —deja el frasquillo en una de las mesas y sigue acomodando toallas en las tablas.

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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por taejin Lun 31 Jul 2017, 9:48 pm



vic.

Capítulo 5: Parte 2.


—No hay mucho de mi por contar, estamos aquí con el equipo y las porristas porque ganamos el campeonato y el gran premio además del trofeo fue este viaje —sonríe orgulloso de su logro—. Fue hermoso haberlo hecho, ser el capitán de un equipo así, tan unido, que ama tanto lo que hace... Esto es de mas mejores cosas que me ha pasado, aunque aquí pierdo a mis amigos, parece que Namwook y Myungdae están mas interesados en chicos lindos de por aquí que en mi —bromea.
Akame suelta una risita, alisando la cama en la que descansaban los hospedados para sus masajes, una vez terminaron de limpiar el suelo.

—Nam oppa siempre buscando nuevas conquistas —ríe a la par del pelinegro— ¿Ha superado a Dokyeom oppa? Hace unos meses me seguía mensajeando que le quería mucho. - informa, mirando a su alrededor y esperando que nada estuviese en desorden—. Oh, pff, felicidades con el campeonato, Hyunra, lo merecían, son los mejores en ello —alude, recargándose en una de las camas y cruzándose de brazos.
Arruga su nariz en una mueca de desagrado.
—Apareció en el crucero, ¿Puedes creer? Lo único que quería era que Namwook hyung tuviese las mejores vacaciones de todas y aparece este chico, que resulta está con otro —la cara de Hyunra pasa a ser demasiado seria y poco amigable sin siquiera pretenderlo—. No quiero tener que cruzarle, realmente hubiese deseado que hyung tampoco lo viera. Me molesta que aun siga afectándole tanto pese al tiempo que ha pasado —suelta un suspiro—. Pero... Lo siento, descargué mi enfado contigo porque no puedo hablar de estas cosas con él sin terminar enojado —se avergüenza por su actitud—. ¿Porque estás trabajando aquí? Porque... Si estás trabajando, ¿No?
Abre sus ojos grandes, sorprendiéndose un poco.
— ¿Dokyeom-ssi está aquí? No lo he visto por ninguna parte —recrea escenarios en los que pudo haber visto al de labios anchos, pero niega al final—. Nam oppa seguro la pasará bien, no es como si... Bueno, quizá si quiera buscar a Do-ssi, pero tampoco es tan extremista y masoquista como para seguirlo hasta el fin del mundo —razona. 

Frunce sus labios en una mueca pensativa y sonríe después.
—Sí, estoy trabajando por... La abuela. Mi parte de la herencia, la gano siendo responsable —aclara su garganta. —Aunque trabajo en el restaurant, originalmente. Sólo vine a cubrir a un compañero —señala sin ningún objetivo, como si Sooyoo estuviese cerca— ¿Te sorprende?
—Si es un poco masoquista, espero que no lo sea tanto como para rondarle —suelta un suspiro—. Realmente... Me sorprende un poco, eres pequeña para tener que estar trabajando, y... ¿Cuando termina tu turno? Podríamos dar un paseo si gustas.
— Mi turno terminó hace un rato y... Acabé de acomodar estas cosa —señala a su alrededor, soltando un suspiro. -- Trabajo sólo para no dejar a mi hermano sólo en esto.
—Oh bueno, entonces vayamos a beber algo ¿Quieres? Y ya que mencionas a tu hermano... ¿Como esta él? No le... Molestará que te invite ¿No? Su cara siempre me dijo que nunca le agradé del todo —ríe apenas bajando la mirada.
Empieza a caminar a su lado, negando con su cabeza.

—Nah —agita su mano, despreocupada—, él está bien. Le agradaste, pero nunca pudo tratarte de manera adecuada. - se sonroja—. No te preocupes por eso.
—Cierto, nunca hubo oportunidad... Igual es entendible, él solo quiere protegerte, no sé lo que es tener hermanitas menores, pero probablemente sería muy celoso de ellas también, quisiera cuidarlas más que a nada —se encoje de hombros—. Cuéntame... ¿Como has estado tu?
Asiente, comprendiendo las palabras del pelinegro.
—Shao protege demasiado —bromea—. He estado bien, aunque no me meto demasiado en los asuntos de la familia... Sólo me asignaron el trabajo y lo acepté. ¿Qué tal tú? - mete las manos a los bolsillos de sus jeans mientras da pasos lentos junto al más alto.
—Los asuntos de familia son complejos y aburridos —arruga su nariz en una mueca de desagrado soltando una risilla luego—. Mejor mantenerse al margen mientras puedas —afirma—. Yo... No he hecho mas que centrarme en el equipo tomándome muy enserio mi capitanato, y bueno además los estudios, estoy siendo un nerd deportista básicamente, por eso disfrutaré de estas vacaciones a mas no poder, olvidándome de la rutina, tomándome tiempo para leer, dormir, romper la dieta... Hacer las cosas que no puedo —sonríe mostrando su blanca dentadura y sus ojos formando dos finas líneas.

— ¿Nerd deportista? Es muy raro de ver, supongo que eres raro, Hyunra oppa —bromea, sonriéndole amplia mente—. El crucero es demasiado amplio y con mucha gente, es mejor disfrutarlo y hacer amigos nuevos, ¿qué dices? Así, mientras Nam y Myungdae oppa salen a hacer "amigos" - hace comillas con sus dedos, riendo. --, tú puedes salir a hacer "amigas" — vuelve con la expresión en sus dedos, riendo un poco más fuerte.
—La única "amiga" —hace comillas con sus dedos— que me ha interesado conocer ha de ser alguien demasiado importante porque siempre anda acompañada por un tipo gigante que aleja a cualquiera que pueda querer acercársele, incluyéndome —hace una mueca de disgusto—. Tal vez si soy raro, he pasado mucho tiempo solo o con alguno de los compañeros del equipo pero... Mayormente solo, y no estoy mal con ello. Me he dedicado a relajarme, leer, cosas que normalmente no tengo tiempo de hacer —aclara su garganta— ¿Y tu? ¿Que haces aquí mientras no trabajas?

Codea uno de sus brazos, sonriendo.
—Hmm, deberías seguir intentando. Si te rindes, quizá nunca llegues a conocer a esa "amiga" —a la pelinegra le gustaba la manera en la que podía "soltarse" frente a Hyunra.
La vergüenza se iba y una Akame más confiada inundaba su ser.

— ¿Leer? Ah, Dios, también he estado leyendo un poco, supongo que así es la vida cuando no haces muchos amigos —bromea, sonrojándose—. Cuando no trabajo—piensa—, he estado saliendo poco. Con Hana, Hyungsik, mi hermano... Hice un amigo —dice rápido, enumerando con sus dedos—. Jaeho me ha llevado a pasear un rato en las piscinas. - acomoda un mechón de su cabello negro.
— ¿Porque somos tan patéticamente aburridos? —No puede evitar reír— Mírame a mi, teniendo dos amigos tan sociables y amigables como Nam y Dae... Supongo que... Todos los grupos necesitan al aburrido supongo —le observa con curiosidad—. Pero ahora dime... ¿Cómo es eso de que conociste a un amigo? Dime que no es un amor platónico como el mío o tendremos que hacer un club de solitarios y aburridos —dramatiza.
—  ¿Aburridos? —niega con su cabeza. -- Somos interesantes, en un sentido diferente. - asegura.
Aclara su garganta y juega con sus dedos, un tanto nerviosa.
— ¿A-amor platónico? – sus pómulos se sonrojan. — N-no estoy segura... S-sólo eh... – no encuentra las palabras necesarias o correctas. El palpitar rápido de su corazón la distrae y su cabeza no logra formular oraciones coherentes. — Es s-sólo un amigo que me ha... Ayudado mucho y... Eso. – dice avergonzada, recordando a Dongmun. — El club de los solitarios no suena mal. – un poco de tristeza distorsiona su voz al recordar que probablemente tenga que regresar a China después de esas vacaciones y Dongmun quede, de verdad, como un amor platónico.—Tartamudeaste y solo tartamudeas cuando estás nerviosa o mintiendo, está bien si el chico te gusta, ojalá y sea correspondido, sería bonito un amor de verano, y con suerte puedan verse luego de estas vacaciones —frunce sus labios —. Yah, tal vez eso sea lo que yo estoy buscando —ríe —. Espero no tener que fundar ese club, sería triste y bajaría mi autoestima —pasa su mano tras los hombros de la chica mientras caminaban —. Tengo antojo de comida chatarra hoy, ¿Quieres acompañarme?
— Oppa, tu "amor de verano" puede dudar, no sólo funciona conmigo. – ríe, pasando su brazo por la espalda del mayor y caminando con él, cómodamente, a la par.— ¿Chatarra? ¿Te refieras a... hotdogs, nachos y chilli? —sus ojos parecen iluminarse y golpea despacio su mano en el abdomen del pelinegro, simulando aplausos—. Quiero.
—Te faltó mencionar hamburguesas y papas fritas, es justo lo que necesito, un deportista no debería hacer esto así que... Será nuestro secreto —guiña en su dirección mientras se desvían hacia el restaurante donde vendían todo tipo de chatarra.
— Ah, ¿debería comer eso? – se cuestiona a sí misma, frunciendo los labios y accediendo al final de todo. — Eish, debería ayudarte a decir que no a esa comida, pero aquí estoy... Apoyándote a que la compres. – señala una de las mesas lejanas, para sentarse a esperar al menos que tomen su pedido. — Si muero de intoxicación o algo, te culparé y entonces Shaoran si tendrá una buena razón para decir que no le agradas. – ríe.
—Te ves perfecta Akame, un dia que nos demos un break no va a pasar nada malo, tu hermano siempre me intimidó, no se lo digas o sería aun más incómodo —se sienta frente a ella y revisa la carta, solo había refrescos y pura chatarra—. Jamás podría traer a Namwook aquí —aclara su garganta—. No sé porque siempre hablo de Namwook —ríe y levanta la mirada hacia la chica quien llega a atenderles—. Hola. Pediré una porción de fritas, una hamburguesa rebosante de queso cheedar y una bebida cola, porfavor —la chica anota y dirige la mirada a Akame.
— Sólo quiero un hotdog con doble porción extra de chilli, por favor. – sonríe, para dirigirse después a Hyunra. — ¿A oppa? ¿Qué dices? ¿Crees que es un lugar con nada de comida para él? – alza una de sus cejas, evidentemente divertida con su conversación—. Ese oppa es salvaje con la comida. Una vez, en una pijamada con Hana, comió tres burritos llenos de cosas que no te imaginas. – suelta una ligera carcajada.
— ¿Estas bromeando? —Queda boquiabierto— Entonces solo conmigo parece estar a dieta —dice con fingida indignación—, ese hyung es un tramposo —ríe —. Solo no le digamos esto por si empieza a pensar cosas tontas, ¿Sabes? Nam hyung tiene una gran imaginación y es capaz de ver lo que él quiere y nada mas.
— ¿Decirle que nos encontramos y vinimos a comer chatarra sin permiso del nutriólogo? —lame sus labios al ver a una camarera pasar con la orden de otra mesa, riendo después.

—Oye, hasta pareces una hiena hambrienta —no puede evitar reír al ver el accionar de la pelinegra. Para suerte de ambos, la comida llega posando frente a ellos—. Esto luce aun mejor de lo que imaginaba —agarra la hamburguesa entre sus manos para darle una mordida.
Akame sonríe, tomando el hotdog entre sus manos, con chilli desbordándose.

—Ah, hace años que no comía uno de estos —da una mordida, ensuciándose de la salsa alrededor de los labios—. Agradezco a quien haya inventado estas maravillas —habla con la boca semi-llena.
—Tampoco yo —habla con la boca media llena y se tapa cuando nota que lo ha hecho. Termina de tragar y sonríe tomando una servilleta con su mano libre —. Te has ensuciado —dice inclinándose un poco hacia ella y llevando con delicadeza la servilleta hacia la comisura de los labios de Akame limpiandole mientras le observa con una leve sonrisa. Se queda en silencio y se siente un tanto avergonzado por haber hecho eso —. Lo siento —dice volviendo a su postura anterior y bebiendo de su vaso luego.
La pelinegra sonríe un tanto avergonzada, agachando la mirada casi al instante.
— Gracias —aclara su garganta, terminando de limpiar los residuos de comida en su rostro.

Por otro lado, Namwook, de alguna manera, se encontraba junto a Dongmun, viendo la escena.
Y cuando Akame apartó la mirada, avergonzada, el ahora pelinegro se alteró.

— ¡Dongmun-ah! - grita con fuerza— ¡Ah!, juro que voy a matarlo —gruñe, tomando al menor de los hombros y sacudiéndolo, un tanto enojado— ¿Estás viendo lo mismo qu...? ¡Ah!, dime si no lo matarías. ¡Dímelo! —toma su cabello entre sus dedos y lo estira.
Aunque haya sido sacudido por Namwook, Dongmun parecía no salir de su asombro. Él sentía que conocía en cierta forma a Akame pero en ese momento dudó que así fuera, ella resultaba tan inocente y adorable, pero entonces lo que veían sus ojos era algo diferente. Algo dentro de él se derrumbó, y por otro lado, sintió su sangre hervir: Celos. Se sintió profundamente celoso al ver aquella escena casi sacada de una película de amor.

—En realidad si quiero hacerlo —murmura casi sin pensarlo.
Namwook decide permanecer en su lugar y se cruza de brazos.

— ¡Y te daré más razones para querer hacerlo! —gruñe—. Ella es tan... Ahh, y él estan... Uhh. ¿Me explico? —niega con su cabeza—. Son tan diferentes y... Terminaron hace tiempo, ¿intenta reconquistarla, acaso? —intenta unir las piezas de su rompecabezas, preguntando al aire.
— ¿Ellos salieron? —Pregunta con tanta calma que hasta el mismo se sorprende. Dongmun no era de las personas que demostraban demasiado sus sentimientos, aunque en ese momento quería llorar o gritar, tal vez hacer una escena y pedir algún tipo de explicación, hasta que recordó que no tenía ningún derecho de hacerlo, Akame y él no eran nada... Eso hizo crujir su corazón, estuvo seguro que pudo sentirlo— ¿Akame fue novia de Hyunra hyung? —su seño esta fruncido y ni siquiera sabe que puede llegar a transmitir su rostro pero se sentía desilusionado. ¿Cómo competir contra él?
—Uhum —balbucea el mayor.—. Hice de mucho para que se conocieran y al final terminaron porque —se queda pensando, con el entrecejo fruncido por la confusión—... En realidad no sé por qué terminaron. Algo sobre ella siendo pequeña y que la amistad era mejor —agita sus manos, restándole importancia—. Ah, pero ¿qué hace? - gruña Namwook ante los gestos del par de ex-novios. -- ¿Parece que quiere reconquistarla? - ladea su cabeza, analizando la escena de su mejor amigo.
—Hasta se ven bien juntos, ¿No cree? —Su mirada esta fija en aquella escena por más que quisiera salir corriendo y encerrarse en su habitación hasta llegar a Tailandia—. Es muy afortunado, seguro nadie podría competir con él en caso de que si quiera reconquistarla —traga duro pasando las manos por sus ojos despistada mente. Nunca le había gustado una chica realemente, algo extraño en un joven de su edad pero así era, nadie nunca había llamado la atención de Dongmun como aquella pelinegra de sonrisa radiante y rostro angelical, todo había resultado demasiado bueno para ser real.
—Yah, ni que lo digas. Hyunra puede querer conquistarla de nuevo, pero el problema de esa niña, es su hermano. —se cruza de brazos—. Eish, será guapo y todo, pero es malhumorado —bufa—. Descuida, si hay competencia. Esa niña necesita aventura y... Bueno, Hyunra puede dársela, pero no son el uno para el otro, créeme —comenta un tanto chismoso—. Pero venga, vámonos de aquí, o saltaré sobre ellos y me llevaré a Hyunra de la oreja.
Asiente sin emitir sonido o palabra. Recordó a Shaoran y aunque su primera impresión no fue la mejor a la segunda si había sido muy amable, Dongmun podía comprenderlo, él también tenía una hermana menor a quien deseaba proteger de cualquier cosa o persona que pudiese hacerle daño, por más que no siempre fuese capaz de demostrarlo.
Se encuentran caminando en otra dirección pero Dongmun no se quita aquella escena de su cabeza. Ni siquiera estaba seguro de si debía buscarle luego y hablar con ella, si dejar que ella lo buscara a él -en caso de que realmente le importara-, o actuar como si nada.

—Si usted los presentó una vez... ¿Porque ahora no se alegra de que puedan estar juntos? —no quería demostrar interés en ello, pero tal vez hubiese algo que Namwook pudiese decir que le hiciera cambiar de opinión en no volver a buscar a Akame luego de haberla visto con Hyunra en tal situación.
El mayor piensa un poco su respuesta y cuando tiene todo bien coherente en su cerebro, abre la boca para hablar.

—No estoy seguro de que él le haya pedido a ella que fueran novios, así como tampoco estoy seguro de que se hayan tratado como tal. Siempre fueron buenos amigos y él cuidó de ella, pero todos pedíamos a gritos que fuesen algo —frunce sus labios—. Ambos se querían, sí, pero creo que todo fue siempre una amistad; menos que un noviazgo. - aclara su garganta—. Ella hablaba de él, pero... ¿Has escuchado sobre "sus ojos se iluminaron al hablar del tema"?  —mira al menor por breves segundos—. Sus ojos no brillaban de aquella forma. Los conocía lo suficiente como para notarlo.
Una vez salen del lugar, Namwook se dirige de nuevo al muchacho.

—Cuánta intriga, Dongmun-ah, ¿qué pasa? —sonríe.
— ¿Pasar? ¿Que pasa? ¿A mi? No... No me pasa nada —habla rápido con cierta torpeza. Se sentía un poco aliviado al escuchar aquellas palabras de Namwook, él no mentiría, no tenía porqué, Hyunra era su mejor amigo, todo el mundo en la universidad lo sabía, si alguie conocía a Hyunra, ese era Namwook, y si ahora le decía que de alguna manera aquel noviazgo entre él y su pelinegra no había sido tan significativo para él, ¿Debía sentirse mejor? Se encoje ligeramente de hombros —. Solo creí que querría hablar e ello, se mostró algo alterado al ver a su amigo y esa chica —suelta un suspiro casi inaudible.
Entrecierra los ojos y palmea la espalda del más joven.

—Gracias —se mantiene callado unos segundos—. Ah, pero Akame es realmente linda, ¿no? —gira sobre sus talones, sólo para mirar de nuevo a la chica riendo—. De verdad, no perdería ninguna oportunidad si fuera quien quisiera conquistarla, aunque tendría miedo por su hermano —finge escalofríos.
—Él no es malo, solo quiere protegerla, es agradable —suelta casi sin pensarlo y aclara su garganta luego de que nota que lo ha dicho—. Quiero decir... Que... Me imagino que Shaoran-ssi ha de ser así ¿No? —Se pierde en sus propias palabras y ladea su cabeza haciendo tronar su cuello.
Nam suelta una carcajada.

—Suerte, muchacho, te enfrentas al hermano más serio del mundo —palmea su espalda de nuevo y se lo lleva lejos del restaurant.


Shin Yoong Soo

Yoongsoo se encontraba sentado a la mesa esperando por su acompañante. Era un lugar lo bastante lujoso, como a los que solía ir. Su celular sonó y bajo la mirada a este para responder mientras bebía un poco del vino que había pedido, recordaba que AiMiu había mencionado que era el que más le gustaba, esperaba pudiera recordar ese detalle.

Aimiu no solía retrasarse para sus citas, no obstante, esa noche en particular el tiempo se le había pasado más rápido de lo que pretendía y había terminado gastando demasiado de este decidiendo que sería lo que iba a usar.
Entra al restaurante con su típica elegancia y sigue al encargado hasta la mesa en la que la están esperando.
— Yoongsoo-ssi — dice a modo de saludo con una media sonrisa y toma asiento en la silla que el encargado retira para ella.
Levanta la mirada y de inmediato vuelve a guardar el móvil en el bolsillo de su saco.

—Que gusto verte —dice con amabilidad observando lo bonita que se veía, como de costumbre—. Siempre tan hermosa y elegante, pero impuntual, eso es nuevo —dice a modo de broma lo último.
Suelta una pequeña risa y agradece al mesonero que ido a llenar su copa.
— Buena elección. — le sonríe al moreno al dar un trago a su vino. — Adoro este vino y, en mi defensa. Verse tan bien como yo a veces lleva más tiempo del que preveo. — repone con diversión dejando nuevamente la copa sobre la mesa. — Lo siento, — se disculpa. — Me distraje y se me hizo tarde.
—Descuida, la espera ha valido la pena —le dedica una sonrisa—. Recordaba que fue el que tomamos la primera vez que salimos, en una cita, ¿Recuerdas? Creo que empecé siempre con el pie derecho, espero seguir haciéndolo —Le acercan la carta a ambos y Yoongsoo hace una rápida elección señalando en el menú al mesero.
— Tienes buena memoria. — murmura ella ocultando su rostro detrás del menú y decide pedir algo ligero para comer pues con el nudo que tiene en el estómago no cree ser capaz de digerir algo muy pesado. — Es un lindo detalle. — tararea suavemente y le echa un vistazo a tu acompañante. — Luces bien... como siempre.
—Me gusta estar en los detalles —dice restándole importancia—. Gracias, seguro no me lleva tanto tiempo como a ti, la vestimenta ayuda en mucho —ambos entregan el menú al mesero quien se retira con sus pedidos— ¿Cómo has estado? Nos vimos más temprano, de hecho, algo quedó resonando en mi cabeza, algo... Que tu amiga mencionó...
Aimiu hace una mueca y evita su mirada.

— Quisiera verte usando algo más casual alguna vez. — tararea fijando su mirada en su copa. — Seguramente te seguirías viendo igual de bien —rueda sus ojos medio divertida y se encoge de hombros. — Estoy bien, gracias. — suspira — Ah, sí... ¿qué cosa? —pregunta fingiendo desinterés, pero siente el nudo en su estómago hacerse más pesado y vuelve a recordarse mentalmente el asesinar a la gata de Minji cuando regresen, solo por venganza. Le sonríe a medias.
—Estoy bastante acostumbrado al estilo formal, es extraño, pero no hay nada como jeans en mi armario —ríe apenas—. Pero traje algunas bermudas y camisas mas simples para este viaje, no creerás que entro de traje a la piscina —dice en tono divertido—. También hablo de ti —lleva la copa a sus labios sin quitarle la mirada—. Está bien, estuve ocupado este último tiempo, y supe que estabas en Japón por lo cual no te contacté, pero realmente eso no quiere decir que te haya olvidado, no tenía idea que te encontraría aquí, pero realmente me alegro de haberlo hecho.
Aimiu siente sus mejillas calientes, ruega porque su sonrojo no sea tan evidente como ella cree que es y aparta su mirada de la del chico.

— Minji unnie a veces habla de más. — susurra un tanto -bastante- avergonzada. — Yo... — frunce sus labios y se cubre el rostro con las manos. — ¿Por qué dices esas cosas? — se queja apenas destapándose entreabriendo sus manos para mirarlo a través del espacio entre sus dedos. Las baja lentamente y forma un puchero con sus labios. — Me... me... ¡Es extraño!, no sé qué decir... — musita con la mirada en el mantel y pese a que le está reprochando también hay el atisbo de una sonrisa en su rostro. — A mí también me alegra de haberte encontrado por acá. — admite al final apenas audible.
—Oye —su sonrisa es genuina y estira su mano hasta encontrarse con la de ella la cual aprieta ligeramente sin quitar la mirada de sus ojos—. Te has sonrojado —se siente extraño ante aquel accionar aniñado por parte de la chica—. Eso es muy adorable, y nuevo, pero me agrada, me agrada conocerte un poco más cada vez que tenemos oportunidad de vernos, podríamos intentar hacerlo más seguido, cuando no estemos aquí, quiero decir —propone aun con la mano de ella entre las suyas.
Aimiu mira la unión de sus manos y de pronto se siente ligeramente mareada. Le falta el oxígeno y el lugar se hizo repentinamente pequeño. Mira a su compañero y niega fervientemente con la cabeza.
Está asustada, muy asustada. Tiene miedo de involucrarse más de la cuenta, (lo cual sabe que ya ha hecho pero aún más), y terminar con el corazón roto.

— No... — musita y se muerde el labio con fuerza. — Quiero decir... yo... ¿por qué? — toma una inspiración profunda y trata de calmar ese torbellino de emociones que la hace actuar como una tonta y suelta lentamente el aire. — Escucha... — dice y alza su mirada para concentrarse en Yoongsoo. — Esto es... nuevo, ¿comprendes? — trata de explicarse sin delatarse a sí misma más de lo que ya ha hecho con sus acciones tontas como sonrojarse. — Me gustaría verte más seguido, sí pero... Yo solo... — se traba con sus propias palabras y suspira. Bebe de su copa de vino y no puede seguir soportando la mirada del chico así que aparta la de ella y la fija en algún punto equis del restaurante. — No quiero que las cosas se compliquen más de la cuenta. — admite finalmente en un tono bajo y sincero.
Asiente procesando lo que ha dicho y tratando de comprender el porqué. Suelta su mano con delicadeza no sin antes acariciarla con su pulgar.

—Creo que puedo entenderte —dice calmo—. Y quiero ser completamente sincero porque lo has sido y siento que lo mereces —habla con total franquesa—. También es nuevo para mi, ya sabes, las reglas y todo eso. No soy un santo, no tengo el mejor historial si de chicas hablamos, pero realmente me agrada tu compañía mas allá de lo bien que la hemos pasado... Ya sabes —dice con obviedad dándole a entender a que se refiere—. No estoy proponiéndote nada del otro mundo, realmente los compromisos no son mi fuerte si de chicas se refiere, pero desde que nos cruzamos la otra noche, realmente he cambiado mis planes de conocer chicas aquí cada noche, y tal vez estoy siendo demasiado sincero pero... Me gusta romper las reglas contigo.
— Bueno, yo tampoco es que sea muy dada en el tema de los compromisos o relaciones con chicos —comenta con las mejillas todavía coloreadas de un tenue rosa—. En eso no puedo criticar nada, creo que justo es por eso que nosotros hemos podido compaginar tan bien en esta "relación amistosa" que llevamos — musita suavemente y evita la mirada del castaño. — Realmente, estás proponiendo más de lo que alguna vez llegué a imaginar o esperar... De hecho, no esperaba nada más de lo que tenemos actualmente —comenta haciendo un gesto de mano para restarle importancia y sonríe un poco—. Siendo sincera... ya que estamos hablando con sinceridad. Me... asusta un poco seguir rompiendo las reglas contigo. Me gusta pero ne asusta.
—Bien, podemos seguir las cosas tal cual están, pero solo te advierto que mientras estemos en este crucero no te desharás de mi fácilmente —le sonríe y es cuando el mozo vuelve con sus platos, los cuales deja frente a ellos—. Veremos luego que pasa cuando estas vacaciones acaben, ¿Te parece? —Propone.
Muerde su labio dudosa de si aceptar o no. Ella era consciente de que empezaba a sentir cosas por el moreno, arriesgarse a seguir rompiendo sus propias reglas era darle rienda suelta a sus emociones y al latido de su corazón desbocado.

— Yo... — se hace un nudo con sus propias palabras, lo más probable era que terminase encariñándose demasiado con él y al final saldría con el corazón roto. Debía decir que no e irse. "Dile que no y vete", le dijo su subconsciente.
"Dile que no, y aléjate. Es lo mejor"
— Está bien. — acepta finalmente con una media sonrisa, a la par que escucha a su consciencia gritarle que era una tonta. Quizás sí, lo era. — Supongo que será divertido. — da el primer bocado a su comida y bebe otro trago de su vino.



Lee Dong Mun

Myungdae suspira mientras ve repetidas por milesima vez las mismas fotos en su Instagram. Se encontraba solo en la habitación, y no sabía dónde estaban Hyunra o Namwook para ir a buscarlos. No quería admitirlo pero estaba algo aburrido, por lo que evalúa sus opciones de cosas para hacer.
Decide que la que más le atrae es ir a la piscina, aunque había pasado la mayor parte del viaje allí. Estaba seguro de que pronto le saldrían escamas.
Cuando está listo con su traje de baño puesto sale de la habitación hacia la zona húmeda del barco, allí estaban todas las piscinas y jacuzzis.
Una vez allí da un vistazo por si ve a sus amigos por ahí, pero sus ojos encuentran a otra persona.

— ¡Hey, Dongmun! —exclama, esperando que el menor lo escuche.
El seño de Dongmun se frunce. Alguien lo ha llamado y... Eso es realmente extraño, ¿Se suponía que alguien alli le conociera? Voltea en busca de aquella voz que ha dichos su nombre y una sonrisa se dibuja en su rostro al ver de quien se trata.

—Myungdae-ah —se acerca al borde de la piscina en dirección a su mayor —. Que gusto verte por aquí, ¡Felicidades por el triunfo del equipo! Y estas merecidas vacaciones.
Myungdae se sienta, metiendo solo sus pies al agua. Así queda más cerca de Dongmun y facilita la conversación.
—A mi también me alegra mucho verte, aunque se te olviden los honoríficos. —se burla —Si no te hubieras salido del equipo tú también estarías celebrando. Aunque supongo que da igual, de todos modos estás aquí. —sonríe ampliamente —¿Qué tal todo Dongmun? Hace bastante no hablamos.
—No se me olvidan, solo bromeaba hyung —le sonríe—. Ah, tuve que salirme... Necesitaba concentrarme en otras cosas, pero he estado al tanto de la buena temporada que han hecho y he celebrado sus triunfos —hace una breve pausa—. Estoy aquí cuidando de mi hermana no por elección, pero no ha sido tan malo como creía, aunque no lo admitiré en su presencia —se encoge de hombros con una sonrisa—. He estado bien, gracias por preguntar, ¿Que hay de ti?
—Yo no podría estar mejor, este viaje ha sido una maravilla. Aunque me la haya pasado más tiempo dentro de esta piscina que fuera de ella. —bromea riéndose —Lo que es raro es que tú estés dentro de ella, si no estoy mal no sabías nadar, ¿Verdad? —pregunta alzando una ceja —¿O ya has aprendido?
Niega avergonzado.
—No, pero al menos ya no le tengo miedo como antes, aunque no puedo siquiera acercarme a los barandales del crucero o podría desmayarme —bromea—. Aquí en la piscina doy pie, y me siento seguro, pero los tutoriales que he visto para aprender no han resultado, hubiera tomado clases antes de venir pero... me enteré poco antes.
—¿Has visto tutoriales? —pregunta Myungdae con cierto aire de burla, tratando de contener su risa —Al menos has hecho progreso, antes alguien no podía mencionarte una piscina o empezarias a llorar.
—No te burles hyung, igual, solo he venido aquí a pasar vergüenza, puedo coordinar mis piernas y brazos para bailar pero no para nadar —hace una mueca disgustada—. Me da pánico cuando mis pies no tocan el suelo de la piscina, no puedo hacerlo.
—Oh vamos Dongmun, —comienza el mayor entrando completamente al agua —sí que puedes hacerlo. No es tan difícil. Te ayudaré. —propone con una sonrisa.
—Es fácil para ti, pero yo no puedo soltarme de aquí o me ahogaré —dramatiza sin soltarse del borde.
—Idiota, no te vas a ahogar. —Myungdae pone los ojos en blanco, divertido con la situación —Yo no dejaré que pase, lo prometo. —asegura sonriendo.
—Está bien... Pero no voy a soltarte si mis pies no llegan al piso —hace una breve pausa—. Oye, estás más cerca del piso que yo —dice burlándose de forma divertida de la estatura del pelinegro.
La sonrisa desaparece del rostro de Myungdae. 

—Solo por eso ya no debería ayudarte. —comenta fulminando al menor con la mirada y comienza a alejarse cada vez más del borde.
—Lo siento hyung, era una broma, no me dejes —lo sigue de cerca—. De verdad necesito tu ayuda ya que la has ofrecido. Quiero invitar a una chica a que venga conmigo a la piscina, ¿Pero como podré hacerlo si no se nadar? Debes ayudarme, porfavor.
—¿Una chica? —pregunta Myungdae con interés y una sonrisa ladina —¡Entonces el pequeño Dongmun está enamorado! —se burla y sacude el pelo del menor —Dejamos de hablar unos meses y ya eres una persona diferente, ¿Qué hiciste con el antiguo Dongmun?
Sus mejillas toman un leve sonrojo.

—Sigo siendo la misma persona hyung, realmente no había conocido a una chica que realmente me gustara. No estoy enamorado, apenas nos estamos conociendo, y no sé que tanto le guste o no.


Choi Je Sun

Jesun no quería volver a tener problemas en el casino, o en realidad no le importaba demasiado pero dar una mala imagen no estaba en sus planes por el momento. Una noche más buscaba a la pelirroja que desde el primer día había llamado su atención y no había tenido oportunidad de volver a cruzar, también había pasado tiempo con su amiga y para nada se arrepentía de ello, pero habían llegado a un acuerdo donde ambos decidieron que esa noche podrían pasarla por separado. Llevaba puesta una colonia de aroma fuerte y masculino, unos jeans gastados, una camisa blanca con algunos botones desabrochados y el mejor de sus calzados que pudo encontrar para la ocasión. Su amiga le había ayudado con la imagen así que confiaba en que lucía bien. Su cabello al natural el cual corría hacia atrás para que no molestase en sus ojos.

— ¡Hyo Rae! —Llama cuando la ve salir del casino acercándose unos pasos a ella esperando que no se hubiera olvidado de él. Recibe una no muy buena mirada de los guardias del lugar pero poco le importa, él tampoco se sentía feliz por volver a verles.

La pelirroja había terminado su turno un poco antes de lo habitual y esa  noche Eunyoo no estaba ahí en el casino así que tampoco se demoró mucho en salir de ahí. Ya para esas alturas del viaje se había resignado a no volver a ver al chico de la primera noche, no lo había visto desde ese entonces, parecía haberse esfumado o eso creía ella.
Se gira al oír su nombre y siente que su corazón se salta un latido cuando ve al castaño acercarse a ella, se detiene a mirarle con mayor detalle, apreciando la belleza del chico y le sonríe tímidamente, hace una reverencia.
—Jesun-ssi. — saluda ella — ¿Cómo ha estado?
—Muy bien, ¿Y tú? Ya casi perdía las esperanzas de volver a verte —se toma el atrevimiento de tomar la mano de la chica dejando un beso en ella observando sus bonitos ojos avellana y sus mejillas ligeramente sonrojadas. Aveces olvidaba que sus costumbres americanas no era lo que se estilaba en corea pero, solía ser demasiado apegado a sus raíces aun sin pensarlo.
Se siente derretir ante el acto del muchacho y tanto su sonrisa como el color en su rostro aumentan.

—Bien, bien. Voy saliendo del trabajo. —hace una seña hacia el interior del casino y lo mira. — Creo que podría decir lo mismo, tal vez si debí haberte dado mi número esa noche. —se ríe— Tal vez... — tararea haciendo un gesto de mano para quitarle importancia.
—Realmente debiste hacerlo, pero hoy, no te dejaré ir hasta que me lo des, y además, debes aceptar mi invitación a cenar, hay un karaoke en uno de los bares esta noche, y necesito volver a escucharte cantar, ya que ahora tengo prohibido el ingreso al casino y no supe en que otro lugar buscarte.
— ¿Te prohibieron entrar al casino? — una mueca se pinta en sus labios y su ceño se frunce un poco. — ¿Por qué? — duda por unos segundos y niega. — ¿Sabes qué? Me cuentas mientras cenemos. — acepta y siente sus mejillas calientes — Oh, pues, también trabajo en el Lambart, el restaurante ese todo lujoso que hay en el área de comidas. Tiene las letras en grande y en dorado pero si no lo ubicas solo busca el local más extravagante y ridículamente caro que haya en todo el lugar. — bromea.
—Seguro de ese tambièn me echarìan, resulta que mi ropa no es la adecuada para ese tipo de sitios, asì que agradezco haberte encontrado en tu horario de salida —dice mientras caminan hacia el sitio que Jesun habìa reservado para ellos. Era bueno haberla encontrado o hubiera terminado allì solo.
— Hul — bufa y rueda sus ojos. — A mí me agrada tu estilo. Es sencillo y en ti luce bien. — comenta tratando de no sonrojarse y sonar desinteresada. Como si simplemente fuese un comentario más. — Da igual, aquí a veces son un tanto "selectivos". — niega y hace una seña para restarle importancia. — ¿Qué has hecho estos días Jesun-ssi?
— ¿Además de buscarte por todo el crucero esperando que aceptaras salir conmigo? —le sonrìe con coquetería— Pues... Disfruté mucho de las piscinas, la comida deliciosa, la vista al mar... Realmente quitando el percanse con los guardias y el no haberte encontrado antes todo está yendo de maravilla, estoy disfrutando haber dejado la ciudad y los problemas que allí tenía.
Hyorae siente sus rostro arder y agacha su cabeza para usar su cabello de cortina e impedir que el chico note su rostro rojo. Suelta una pequeña risita y termina por dejarle un suave golpe en el brazo avergonzada.

— Qué descarado. — murmura bajito, pasa una mano por su cabello y deja un mechón detrás de su oreja, jugando con las puntas del mechón en un gesto nervioso — Pero me alegro de que la este pasando tan bien... y de que me hubiese estado buscando. — admite bajito con una linda sonrisa y el corazón latiéndole muy rápido. — Si vamos al karaoke tengo que escucharlo rapear. — señala queriendo cambiar de tema
—Yo no diría descarado... Soy sincero —se encoje de hombros—. Claro que me escucharás, ahora dime... ¿Que has hecho tu ademas de trabajar?
—No mucho realmente. — comenta — Paso la mayor parte del tiempo atendiendo a los comensales o presentándome en el casino y el restaurante —responde sin poner mucha atención a sus palabras. — Y de vez en vez cuando estoy libre salgo con Eunyoo y Hyungsik a bailar o así.
—Aja... Ahora entiendo porque nunca te encontraba, pareces ser una chica bastante ocupada, conocí a Eunyoo la pasada noche, justo antes de tener aquel percance con los guardias, pero ¿Quien es ese tal Hyungsik? —Cuestiona sin dejar de verle de lado mientras caminan a la par.
— Hyungsik-oppa es el mejor amigo de Eunyoo que terminó por hacerse otro de mis mejores amigos. Es genial, es muy alegre y divertido, creo que te caería bien, aunque probablemente él te
 llamaría "oppa". — responde ella alegremente — ¿Cómo conociste a Yoo-oppa?— pregunta curiosa — Como quiera que sea, ellos dos son algo así como mi familia, son todo lo que tengo. — se encoge de hombros y entrelaza sus propias manos con una pequeña sonrisita.
Le mira confuso.

— ¿Porque un chico me llamaría oppa? Eso sería muy extraño e incómodo, tu si puedes llamarme oppa si gustas —observa el bonito perfil de la chica—. Lo conocí preguntando por ti, ¿No te lo dijo? Mencionó que lo haría, tal vez se le olvidó, se veia bastante ocupado esa noche —teme preguntar pero la curiosidad y su instinto impulsivo le ganan— ¿Que hay de tu familia? ¿Porqué solo los tienes a ellos?
Hyorae no puede hacer más que sonrojarse y ríe.
— Lo tendré en cuenta Jesun-ssi. — le sonríe avergonzada y suspira. — Bueno, pues... Hyungsik-oppa es gay y le gusta molestar. Aunque obviamente mientras no haya confianza entre ustedes eso no sucedería, Sik es un chico respetuoso y que sabe comportarse, pero a sus amigos le gusta fastidiarlos. — ella sonríe, hablar de sus dos mejores amigos siempre la ponía muy sentimental. Hace una pausa y se detiene a mirar al chico unos instantes, como asintiendo. — Eunyoo no lo mencionó directamente, pero eso explica un par de cosas que comentó. — habla con una media sonrisa. — Creo que le agradaste a Yoo-oppa, eso es bueno. La opinión de Yoo es muy importante para mí, al igual que la de Sik... — susurra y baja su mirada a sus pies. — Yo no tengo familia, nunca la tuve, pasé años enteros de mi vida en un orfanato hasta que cuando cumplí los quince me largué de ahí, de igual forma si no me iba me iban a echar... — se encoge en su lugar con una mueca y toma una respiración profunda. — Recuerdo que estaba sola, tenía hambre, no tenía un lugar donde dormir, no sabía qué hacer ni donde ir y terminé en un lugar feo de la ciudad metida en problemas... — su voz se fue apagando de a poco hasta que de pronto el silencio se hace presente. Rae siente su corazón hundirse en su pecho y toma una profunda respiración para calmar sus ganas de llorar. — Ellos aparecieron como caídos del cielo... Me sacaron de donde estaban y Yoo me ofreció techo, Sik me dio comida... — limpia un par de lágrimas que se le han escapado de los ojos y sonríe. — Ellos tampoco tenían mucho, vivían en sitios diferentes y de muy mala muerte pero eran buenos conmigo y me adoptaron como si de pronto yo fuese parte de ellos, de su exclusivo y cerrado grupo en el que solo eran ellos dos contra el mundo.. Pasamos a ser los tres contra el mundo y bueno... No nos hemos separado desde entonces, aunque ya no vivo con ninguno. — hace un gesto queriendo restarle importancia a todo. — Gano lo suficiente como para pagar mi propia huequito, estudiar y alimentarme pero, ya sabes. No se pierde la costumbre de estar juntos.
Jesun ha escuchado atentamente cada palabra de la chica conmoviéndose con la historia de vida que ha contado, y comprendiendo el porqué sus amigos son tan importantes para ella.
—Veo que no ha sido fácil para ti... Eres tan pequeña y has pasado por tanto... Que bien que hayas encontrado amigos como ellos, ya de solo saber todo lo que han hecho por ti siento que podría comenzar a tomarles cariño, son buenas personas al haberte hecho parte de sus vidas —se siente aun más atrapado por aquella chica si es que eso era posible —. Eres fuerte Hyorae, has salido adelante aunque la vida te haya puesto tantas pruebas difíciles en el camino. Es admirable realmente —se pierde en sus ojos y aunque quisiera abrazarle y decirle que también puede contar con él, contiene su ganas por miedo a ser demasiado impulsivo.
Ella le regala una linda sonrisa y un suave golpe en el brazo.

— No es la gran cosa, Oppa. — musita bajo y con las mejillas rojas. — Pero sería genial si se llevasen bien... Yo los quiero mucho y tú me eres agradable. — admite con timidez, el color rojo en sus mejillas se hace más notorio y suelta una pequeña risita nerviosa.
Le observa con una sonrisa, ni siquiera disimula cuanto le ha gustado oír eso.

— ¿Solo agradable? Creí que a esta altura ya habríamos avanzado un poco —bromea y es entonces cuando llegan al bar/karaoke del que Jesun había hablado. El lugar es agradable, el ambiante es calmo y las personas se divierten en sus circulos de amigos. Algunos cenaban, otros disfrutaban del karaoke aunque era un tanto vergonzoso escucharlos, no lo hacían muy bien. Jesun toma a la chica de la mano para guiarla hacia una de las mesas de a dos vacías,separando la silla de esta al llegar para que tome asiento.
— Gracias. — le sonríe y toma asiento, deja su bolso a un lado y su abrigo en el respaldo de la silla y lo mira. — No me has hablado de ti, solo he hablado yo. Ya conoces mi historia... ¿cuál es la tuya Jesun-oppa? — pregunta apoyando sus brazos sobre la pequeña mesa y mirándolo con un pequeño brillo en sus ojos, como si aquel chico fuese la cosa más bonita del mundo y aunque probablemente no lo era. Era el chico más bonito que Hyorae había visto en su vida, o al menos eso le parecía.
—En realidad... Me gusta más conocer a la gente, que que la gente me conozca a mi —sonríe encogiéndose ligeramente de hombros—. Pero supongo esta noche puedo hacer una excepción, aunque sería más fácil que preguntes que es lo que quieres saber —dice llamando a uno de los mozos del lugar — ¿Pizza? ¿Te gusta? No es tan buena como la americana pero realmente se me antoja.
— Jamás he probado la pizza americana, así que no sé que tan buenas son. — comenta y le sonríe. — De igual forma, me gusta bastante la pizza. — se encoge de su lugar y lo mira detenidamente — No puedes esperar conocer a los demás y no dejar que te conozcan... Así no tiene chiste, yo quiero conocerte. — murmura bajando su mirada a sus manos.
—No se si es que son tan buenas o que me da un poco de nostalgia, de igual forma, me encanta —sonríe haciéndole el pedido a la moza luego, pidiendo refresco para ella y cerveza para él—. Mi familia es de aquí, pero vivieron mucho en Estados Unidos por trabajo, vinimos a Corea cuando yo tenía quince y digamos que no estaba dando mis mejores pasos, soy algo así como la oveja negra de la familia,y haberme sacado de mi pais, alejado de mis costumbres y de los que eran mis amigos —hace comillas con sus dedos al decir la última palabra—, solo empeoró la situación. La relación con mi padre siempre fue bastante complicada, en los estudios tampoco era muy bueno y me fui de casa poco antes de cumplir los dieciocho, no tuve tanta suerte respecto a encontrar buenas amistades como tú, pero siempre pude subsistir aunque no fuese de las mejores maneras —se siente un poco incómodo hablando del tema, realmente no se sentía orgulloso de las desiciones que había tomado y Youngji era la única que estaba al tanto y sabía aquello—. Estuve en algunos empleos de medio tiempo hasta que terminé la secundaria, alquilando pisos con gente que apenas conocía... Pero... He mejorado y aprendido bastante de mis errores, que fueron muchos, uno tras otro —ríe apenas—. No te quiero aburrir demasiado con todo esto.
— Hmm... — ella asiente quedamente y extiende una de sus manos sobre la mesa para apoyarla sobre la del chico, le sonríe. — Yo creo que está bien, ¿sabes? — dice — La vida, ciertamente es dura, los errores todos los cometemos lo importante es aprender de ellos... Quizás te estoy juzgando muy rápido pero has sido lindo y amable conmigo lo que hayas sido o hayas hecho no define lo que eres ahora ni lo que harás. — argumenta con una dulce seriedad — No me aburres, me puedes contar con confianza. Me causa curiosidad saber más de ti, me gustaría en serio poder llegar a conocerte. ¿Sabes? Yo he salido bastante de Corea y sé que a veces el choque o cambio cultural es muy duro pero... — se encoge de hombros. — Es cuestión de adaptación, todo lo "nuevo" asusta en primera instancia... eso creo.
—Es que es extraño... Tu no tuviste oportunidad de conocer a tus padres... Yo que la tengo estoy separado de ellos —hace una breve pausa —. Pero ciertamente, es bueno que estemos de acuerdo en que el pasado no define el presente, si he cambiado, he aprendido, no he vuelto a meterme en cosas que solo lograron perjudicarme. Si tal vez no llevo la mejor vida de todas, pero no perjudico a nadie que no lo merezca —se encoje de hombros—. Hace mucho tiempo vivo aquí, pero nunca terminaré de acostumbraré.
Ella asiente sin saber muy bien qué más comentar y la pizza llega como caída del cielo. Sonríe más ampliamente al ver el alimento, toma un trozo y comienza a comer. Realmente estaba hambrienta, por cuestiones de tiempo y trabajo se le había olvidado almorzar, por eso cuando la pizza se deshizo en su boca no pudo evitar jadear de gusto.

— Está muy rica. — musita con una media sonrisa limpiando su boca de la salsa que pudo haberse untado, con una servilleta. — Hoy no me dio chance de almorzar, literalmente cuando salí iba a correr al buffet y me iba a llenar una bandeja así por lo que no comí en todo el día. — habla haciendo gestos con sus manos para enfatizar y vuelve a comer.
— ¿Como es eso posible? Debes alimentarte, mas si trabajas aquí todo el día, necesitas hacerte un tiempo para estas cosas —toma un pedazo para darle una probada y realmente sabe muy bien—. Y si está muy buena —sigue con su mirada sobre ella. Sus mejillas se ven adorables cuando mastica, al parecer todo lo que ella haga parece arte ante los ojos de Jesun y no puede evitar sonreír y bajar la mirada al pensar en eso.

Kim Ha Ri

Hari se encontraba recostado en el sofá. La mayor parte del día lo había pasado allí, parecía que no podía pasarle nada bueno, o al menos desde que había despertado todo parecía ser malo. Él no solía ser negativo, por el contrario, pero aveces le cansaba estar bajo tanta presión, tan solo quería estar allí como estaba, recostado en el sofá, con sus pies sobre la pequeña mesa y mirando fútbol europeo, aveces desearía ser uno de ellos, pese a seguir siendo un ambiente machista la gente por allí era bastante más abierta de mente que en Corea, fingir ser quien realmente no era estaba sofocándolo más de lo que quería admitir.
La puerta de la habitación se abre sin previo aviso y Kai entra en el cuarto de su amigo como si fuese el suyo propio. Había estado buscándolo por todo el crucero desde hacía unas cuantas horas y no se le había pasado la idea de buscarlo en su habitación porque Hari no era de los que solía quedarse encerrado en algún lugar.
Mira a su menor y se deja caer en el sillón individual frente al castaño, cruza sus manos sobre su abdomen y suelta un suspiro.

— ¿Qué te pasa? —pregunta con una mueca formándose en sus labios y buen ánimo— ¿Sabes desde hace cuanto te estaba buscando? ¡Ya ni me contestas el teléfono, mocoso! —dramatiza con cierta gracia y le regala una pequeña sonrisa.
Le observa de reojo para luego volver la mirada hacia el televisor.
—No he prestado atención al móvil, Taewon-nim estuvo tratando de hablarme todo el día y por eso lo ignoré, lo siento, pensé que estarías ocupado hoy, no sabía que me buscarías —suelta un suspiro volviendo a verle— ¿Cómo has estado?
Kai se encoge de hombros y hace un gesto con la mano para restarle importancia.

— Está bien, Hari —dice—. Estoy bien. No tenía el día libre, pero se despejó de un momento para otro, y quise pasar el rato con mi dongsaeng favorito —comenta des preocupadamente entretanto lo analizaba con la mirada. — ¿Cómo estás tú?
El menor le dedica una sonrisa sincera e ignora lo que pasa en la  pantalla para fijar la atención en su amigo.

—Me alegra que hayas venido, necesito de ti ahora mismo, no he tenido un buen día, tal vez... Puedas ser mi terapeuta esta tarde, ¿Que dices?
El castaño aplaude con ánimo y amplia su sonrisa.

—Faltaba más... Seré tu terapeuta siempre que lo necesites, no tienes ni que preguntar —espeta y se acomoda en su asiento fijando sus ojos en su amigo—. Dime, ¿qué es lo que te ha pasado? Puedes hablar con confianza, voy a escucharte y ayudarte en lo que me sea posible. — afirma con gesto comprensivo— ¡Oh y lo mejor! Será completamente confidencial —le guiña el ojo con aire jovial y lo ánima a que le hable con total comodidad.
Se recuesta quedando prácticamente acostado en el sofá y observando al techo.

—Taewon enloqueció, y estoy por enloquecer también, resulta que ahora quiere que embarace a su hija —se sienta de golpe soltando un suspiro de frustración— ¿Puedes creerlo? Lo peor.. Es que realmente creyó que aceptaría algo así, yo... ¡Por Dios! Amo mi carrera, estoy haciendo todo lo que me pide pero eso... No podría hacer algo así, ¿Que clase de persona cree que soy? Y lo peor... Chaeyoung me confesó estar de acuerdo —sus ojos se cristalizaron una vez más—. Esto se me está yendo de las manos hyung, yo... No quiero que ella se haga una falsa idea de lo que puede pasar, realmente cree que puedo llegar a quererla y... Eso es imposible ¿Entiendes?  —Se deja caer una vez más en el sillón.
RyoKai suelta un profundo suspiro, y se queda callado por unos largos minutos en los que se dedica a ver a su amigo y a procesar todo lo que le acaba de decir. Trata de ordenar sus palabras y los hechos y de buscar algo prudente para decir y animar a Hari. No obstante, no encuentra nada realmente apropiado y termina por decir una estupidez.

—Wow —susurra y se inclina en el sillón hacia adelante, su ceño se frunce en concentración y seriedad — Está... todo es bastante complicado —musita más para sí mismo que para su compañero—. Se está enredando más de lo que debería. — inspira profundo y suelta el aire lentamente, se levanta de su asiento y se acerca al mini bar para servirse un trago para él y otro para su amigo, regresa sobre sus pasos y deja el trago de Hari sobre la mesa ratonera en la que el chico tenía apoyados sus pies anteriormente — No voy a decirte "te lo dije" pero jamás debiste haber aceptado algo como esto en primer lugar. Y sí, lo entiendo. Lo sé, es difícil, va más allá de lo que yo quizás pueda comprender y es fácil para mí decirlo porque no soy quién lo está viviendo y tu imagen es muy importante para ti. Sé que no tenías mucho y que llegar a donde estás actualmente te ha costado sudor y mucho esfuerzo, pero si lo has logrado es porque te lo mereces. — vuelve a ocupar su asiento y da un trago a su vaso. — Hari, te mereces todo lo que has cosechado pero no te mereces esto. Tú no eres esa clase de persona, ¿bien? Y es realmente triste que hayas cedido tanto ante la presión... — pausa y clava su mirada en los ojos de su amigo. — Te lo he dicho muchas veces, te lo volveré a decir una vez más. El que seas homosexual no te hace un mal jugador ni una mala persona, no hay nada de malo en ello... Y sí, se va a armar un escándalo cuando el mundo se entere pero ¿qué más da? ¿No sería mejor soportar ese calvario, que eventualmente se va a terminar calmando que seguir con toda esta farsa y enredo? — cuestiona en tono suave — Mira lo lejos que ha llegado todo, Taewon cree que puede manipularte a su antojo y que tú sería capaz de hacer cualquier cosa, al igual que él.... Y Chaeyoung, a ella no la conozco mucho pero, ella tampoco se merece algo así. Ninguno de ustedes dos —da otro trago a su vaso y aparta su mirada de su amigo—. Quizás no te sirva de mucho lo que te digo y son cosas que ya sabes pero... tienes que hacer algo y ya diste el primer paso al decirle que "no" a esta locura.
Toma el vaso de la mesa observándolo mientras lo revuelve haciendo que el hielo rote en él. Parece perdido en ello por un tiempo hasta que decide beber un poco.

—Nada de lo que dices es nuevo para mi pero es cierto —deja el vaso una vez más y centra la mirada en su amigo—. Si es difícil dar marcha atrás, el contrato con Taewon aun está en vigencia y realmente, tu sabes... Probablemente si no fuera por él no estaría en el lugar donde estoy, si le debo mucho, pero no estoy dispuesto a tanto, no soy así, no lo merezco, y Chaeyoung tampoco. Se lo dejé en claro y espero no insista.
El castaño rueda sus ojos y niega.

—Hari, has logrado lo que has logrado porque eres un buen jugador y una excelente persona. No porque Taewon ha hecho magia de debajo de las piedras. — repone con obviedad, seriedad y fastidio. — Te menosprecias y le atribuyes mucho a ese señor. Lo que él hizo pudo haberlo hecho cualquier otro manager o representante. Tú tenías el talento y las ganas, solo te hacía falta un empujoncito y confianza... Y ese señor se aprovechó de eso. — RyoKai suspira y mira a su amigo con seriedad. — Los contratos pueden romperse, y con todo lo que ese señor ha pretendido no debe ser tan complicado lograr disolver ese acuerdo legal. Te está utilizando como si fueses solo un producto y no una persona también. — bufa con molestia, de todo lo que había tenido que vivir su amigo aquello era lo que más le molestaba.
—Yo lo sé, pero él fue quien me tendió la mano, fue quien me descubrió, estaré eternamente agradecido, debe saberlo, pero tampoco venderé mi alma por seguir en esto, todos tenemos un limite, y hasta el matrimonio he aceptado, pero esto es una aberración, quiero ser padre, si claro, sería hermoso, pero quisiera criar un niño con alguien que ame y con quien quiera compartir mi vida, no por ser parte de um trato, yo... Hablaré con Taewon-nim cuando me sienta en condiciones y dejaré estos puntos en claro.
— Me gustaría ser tío, — sonríe amplia mente — Pero no así. Más te vale dejarle muy en claro todo a ese hombre. —lo apunta con su dedo de forma acusadora y un mejor ánimo. Bebe de su trago y lo mira detenidamente— ¿Algo más de lo que te gustaría hablar o desahogarte? No pareces mucho mejor que antes, puedes decirme lo que sea —repone transigente mente.
— ¿Quien dijo que la terapia te hace sentir bien siempre? Al menos lo he hablado —se encoge de hombros—. No te daré las gracias porque es tu deber de hyung escucharme y aconsejarme —trata de ocultar su sonrisa aunque sus comisuras se elevan discretamente.
El mayor rueda sus ojos y le lanza un cojín sin intenciones de dañarlo realmente.

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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por taejin Lun 31 Jul 2017, 9:49 pm



vic.

Capítulo 5: Parte 3.


— ¡Sí serás altanero! — reprocha con un toque de indignación en la voz y bufa. — Te escucho porque me preocupo por ti, ese no es mi deber —refunfuña y le sonríe—. Nunca dije que deberías sentirte bien, solo mejor de como estabas... — tararea perezosamente — ¡Tómame en serio! Estoy siendo serio contigo. —  se queja y vuelve a bufar — ¿Eso es todo lo que te molesta/preocupa? O sea, no es como si eso fuese poco pero... ¿No hay nada más?
Suelta una carcajada atrapando el cojín y dejándolo a un lado para luego beber de su vaso.

—Eres chismoso, y lo peor es que siempre sabes que hay mas —bufa con fingido fastidio—. Hay alguien... Que ha llamado mi atención en el crucero —muerde su labio pensativo—. No es que me guste o algo asi —hace una pausa—. En realidad si es guapo y parece alguien gentil —rasca su nuca repentinamente incómodo—. Lo conocí hace unas noches, no de la mejor manera, estaba enojado y se desquitó un poco conmigo pero... Tenía sus motivos, tuvo un mal día, parece que no era la primera vez que lo menospreciaban en su trabajo... Es bailarín y algún imbécil malinterpretó su trabajo —dice volviendo a indignarse por aquello—. Y volví a topármelo, vino a traerme el almuerzo y escuchó parte de mi charla con Taewon-nim —suelta un suspiro—. El punto es que me agrada y... No lo sé, sentí la necesidad de ayudarle, es... Un gran chico, puedo percibirlo —finaliza un tanto avergonzado por el monólogo que ha hecho y como se ha preocupado en dejar una buena impresión de EunYoo.
— ¡Yah! No soy chismoso, mocoso irrespetuoso —bufa y lo fulmina con la mirada—. A veces, en serio me pregunto porqué me preocupo por ti. Eres un majadero. — resopla y pasa a aun gesto más serio— ¿Trabaja aquí en el crucero y le han faltado el respeto varías a veces? ¿Cómo es que nosotros no nos hemos enterado de eso? —cuestiona más para sí mismo que para su amigo, fastidiado y sinceramente indignado. Con tantos empleados bajo su responsabilidad era fácil que algo así sucediera, no obstante, algo como eso siempre le molestaba. Cuestión de ética de trabajo, su padre siempre le había dicho que si él quería lograr mantener la empresa en buenos términos debía ser justo y preocupado con todos sus trabajadores. Desde el peón de más bajo nivel hasta el socio que se sentaba a su lado en la mesa redonda de la junta directiva. Niega y sale de su ensimismamiento.
— ¿Por qué no había escuchado de él antes? —lo mira acusadora mente— ¿Cómo se llama? Parece haber dejado una gran impresión en ti. — se burla y al mismo tiempo habla en serio, le sonríe— ¿Seguro que no te gusta? —decide molestarlo un poco y ríe.
—Tienes un montón de empleados aquí hyung, es imposible seguirle el rastro a todos, además él no quiso hacerlo saber, pese a que le dije que tenía conocidos aquí, en principio supongo que creyó que por tener dinero me convierto en una persona soberbia y desalmada, al parecer ha tenido malas experiencias con gente adinerada, pero se disculpó luego, se dio cuenta que no todos somos iguales —aclara su garganta—. No me gusta hyung,  aunque hay algo en él que llama mi atención —frunce sus labios—. Yah, apenas lo conozco, tal vez no tenga oportunidad de volver a cruzarle, solo quise ayudarle y fue lo que hice.
— ¡Bah! ¡Patrañas! Si trabaja aquí podemos ir a verlo en su lugar de trabajo. — afirma el mayor y le sonríe pícara mente. — Yo quiero saber quién es. — añade con alegría y alza su mirada al reloj en la pared, iban a darlas ocho y cuarto de la noche—. Deberías arreglarte, ponerte guapo y la cosa... Vamos a ir a verlo en un rato. — asegura y vuelve su mirada a Hari. — Será divertido, es la primera vez en mucho tiempo que te veo aunque sea, un poco interesado en un chico. No voy a dejar que lo dejes pasar así como así.
—Oh, no hagas esto hyung, ¿Tu? ¿Queriendo sacarme a mi? Vaya que es algo nuevo —exclama con una media sonrisa—. Pero... No sé si quiera hacerlo, si salir contigo, pero no... Ir en busca de un chico hyung, es extraño, no... No quiero llegar a crearme una idea errónea, tal vez ni siquiera lo vuelva a ver —se corrige—, seguramente no lo vuelva a ver.
— ¡Con mayor razón! — exclama alegremente y lo mira con seriedad—. Hari, olvídate de todo, bien. Olvídate de Chaeyoung, de Taewon, de absolutamente todos los problemas que te están atormentando en este momento y vamos... ¡Anímate un poco y vamos a verlo! ¿Qué es lo peor que podría pasar? — se encoge de hombros y se levanta, acercándose a su amigo, lo toma por el brazo y tira de él hasta levantarlo de donde está recostado. — ¡Anda! Arréglate, que no voy a aceptar un no por respuesta.  Si el chico te interesa aunque sea un poco, ¿por qué no ir a verlo? Nada te impide de apreciar algo que te llama la atención.
—Si me arrepiento de esto será tu culpa —apunta con su dedo índice—. Haré de cuenta que no tengo problemas esta noche —sonríe y se dirige al guardarropas para buscar algo casual que ponerse, elegante y cómodo, como solía serlo.
Luego de unos minutos donde cambió su atuendo deportivo de entre casa por unos jeans y una simple camisa blanca, regresó donde el mayor indicándole que estaba listo.

— No te vas a arrepentir. — afirma el mayor y se saca el saco de oficina, el chaleco, y la corbata, quedándose solo con su camisa negra y su pantalón entallado, le sonríe. — Ya no parezco pingüino. — se burla de sí mismo y hace un gesto con la cabeza para que lo siga— ¿En cuál de los dos bares trabaja el chico?
—Estoy gratamente orgulloso de ti hyung —bromea alagando la imagen del mayor—. Realmente no estoy seguro donde trabaja, lo vi afuera y luego aquí, pero... Demos una vuelta, no soy el único que necesita despejar su mente, me gusta que volvamos a salir juntos, como en los viejos tiempos —toma lo necesario, tarjeta de la habitación, móvil y dinero. Pasa el brazo tras los hombros de su hyung, mientras se dirigen a la puerta.
—Lo bueno aquí, es que solo hay dos bares en todo el crucero en el que tenemos bailarines. — sonríe con suficiencia. — Así que realmente no tenemos mucho donde buscar. — se deja arrastrar fuera de la habitación y por el pasillo con una media sonrisa. — Me estoy tomando en serio tu consejo de relajarme un poco y vivir más mi vida. Además, no sé si te lo comenté pero creo que mamá tiene la loca esperanza de que cuando regrese de este viaje le presente una futura esposa... Constantemente cuando llama dice cosas como: "Estás en un crucero maravilloso. ¡El mismo barco en el que tu padre y yo nos enamoramos! ¡¿¿Qué tal si el amor de tu vida también camina por esos pasillos y tú estas muy ocupado encerrado en la única sala de juntas de todo el lugar? ¡Desperdicias tu oportunidad! Me hago vieja Ryo Kai, quiero nietos, ¿entiendes? Nietos". — dice imitando el tono agudo de su madre con gesto gracioso y bromista, riendo poco después de terminar.
— ¿De verdad? Oh, adoro a esa mujer, debemos cenar con tus padres antes de acabar el viaje por favor, extraño esas ocurrencias de ambos —ríe aun por la mala imitación de Kai—. Oye, ¿Quien te dice no tenga razón? No digo que le lleves nietos ya tan pronto pero... Podrías conocer al amor de tu vida, y que la historia se repita —palmea el hombro del mayor.
El chico rueda sus ojos y niega con diversión.
— Les prometí que irías a cenar cuando el viaje terminara —comenta distraída mente—. Así que te tienes que hacer tiempo para cenar con nosotros porque antes de subirme al barco me regañaron porque llevas tiempo sin aparecerte por la casa. — rueda sus ojos y sonríe. — Tanto mamá como papá estaban tipo: "¿Es que acaso peleaste con Hari y ya no son amigos que no lo traes a la casa?" ... Juraría que mamá usó esa mirada de: "eres un tonto si es así"... Mis padres te consideran como un segundo hijo, te adoran. — suspira como si aquello fuese terrible y después le palmea el hombro.
— ¿Que puedo decir? Soy una persona encantadora —dice con su ego elevado levantando ligeramente el mentón—. Es que somos personas con vidas ocupadas, pero dijimos que no hablaríamos de eso esta noche... Entonces... ¿No crees que hayas visto ya al amor de tu vida y lo estés dejando pasar?
Kai se detiene un momento a pensarlo. Realmente no ha tratado con muchas personas dentro del barco fuera de los socios con los que estaba trabajando. Suspira y se encoge de hombros.

—No, no creo. — musita un tanto dudoso y por un instante la imagen de la pequeña chica rubia le viene a la cabeza. — Aunque me choqué con una chica hace un par de días... Era torpe y joven pero era linda... — se encoge de hombros y niega con la cabeza. — Era una niña, de seguro no tenía más de veinte. — hace un gesto con la mano para restarle importancia y hace un gesto con la cabeza hacia un bar. — Ese es uno de los bares, ¿entramos?
—Podrías haber obviado a esa chica pero no lo hiciste —alza ambas cejas mientras entra al bar—. Pero Kai, si es mayor de edad no se considera delito, así que... Ya que tu quieres ver a EunYoo, yo querré ver a la bonita chica torpe que conociste —sonríe—. De verdad, creo que te haría bien salir con alguien del sexo opuesto que llame tu atención, al menos intentarlo.
— Ja, Ja, Ja... — ríe secamente y sin gracia. Lo mira y niega quedamente. — Era una niña, era linda sí... Pero una niña. — se encoge de hombros. — Así que se llama EunYoo... Bueno, ya al menos sé su nombre. — sonríe amplia mente y toma lugar en una de las mesas para dos del bar, no muy lejanas al escenario. Una chica vino a atenderles, pidieron sus tragos y cuando los recibieron la mesera se despidió con un: "las presentaciones empezarán pronto. Disfruten".
Los tragos no tardan en llegar, las luces cambian a unos tonos morados y azulados. Hari observa a Ryo Kai con un gesto confuso cuando la música cambia y luces se enfocan en el escenario.

—Que... Aquí no bailan danza clásica ¿Verdad? —su seño se ha fruncido ligeramente.
El mayor suelta una sonora carcajada y niega con la cabeza muy divertido.
—No, esto no es danza clásica —se burla.
Por un par de segundos todo ruido o sonido queda en suspenso. Toda la atención se enfoca en el escenario y las cortinas oscuras que lo cubren se abren dejando ver un tumulto de siluetas entre masculinas y femeninas.

Era otra noche para EunYoo podía sentir la atención de todas las personas sobre sus compañeros y él. En el escenario. Inspira profundamente y cierra los ojos con fuerzas concentrándose únicamente en el sonido de la música.
La melodía comienza lenta, sensual, las luces los iluminan, no mucho pero lo suficiente para dejar ver la indumentaria de cuero y seda. Sus movimientos en un principio son ágiles y atrevidos, se desplaza alrededor de todo el escenario, sincronizándose con sus compañeros y complementando sus movimientos los unos con los otros. Era el bailarín principal, tenía un foco solo para él, y toda la coreografía funcionaba para hacerlo a destacar.
Entonces la música se tornó más intensa, y entre dos compañeras le arrancaron la camisa de seda. La tela cedió y rompió, dejando ver el juego de correas de cuero que surcaban todo su torso, dos de sus compañeros llegaron con cintos largos, que unieron a las correas de su torso, creando un ego de líneas de cuero negro y blanco en todo el escenario.
Toda la escena jugaba con el morbo y la sensualidad de la que EunYoo era poseedor. Era la expresión, la fluidez de sus movimientos, el juego con la utilería.
La garganta de Hari se seca pero sus ojos no se apartan del escenario, más precisamente de la figura masculina que se lleva toda la atención: Eun Yoo. Alcanza el vaso que lleva hacia sus labios saciando su sed.
Se siente sumamente tenso y por un momento piensa en levantarse e irse pero sería llamar demasiado la atención. De un momento a otro su trago se acabó.
Kai observa a su amigo con gracia y burla.

—Mandaré a que busquen un balde para tu baba —lo molesta en un susurro y se acomoda más cómodamente sobre su asiento.
Eunyoo se concentra en lo que hace, baila sintiendo cada beat y cada movimiento, se deja fluir y siente cuando lo sueltan como cae contra el piso del escenario y arranca más de un par de suspiros del público. Nuevamente todo queda suspendido en el silencio y las luces bajan hasta solo quedar un reflector sobre él, y solo él.
Sus hombros suben y bajan con brusquedad delatando su respiración agitada, el sudor perla su piel pálida y la vuelve brillosa en contraste con las correas de cuero que marcan su cuerpo. Por un momento el espectáculo parece haber terminado, pero no es así solo ha sido una pausa dramática para concentrar la atención de todos en él, y solo en él. Puede sentir todas las miradas sobre su cuerpo, pero hay una entre tantas que pesaba más. Era la primera vez que le pasaba, la podía sentir sobre sí, quemándole y poniéndole nervioso sin siquiera saber a quién pertenecía.
La música reanudó, suave y lenta y él se levantó lentamente de donde estaba arrodillado sobre el escenario. Rápidamente la canción se fue tornando más fuerte, oscura y sensual, al igual que la coreografía hasta llegar al punto en que las correas lo liberaron dejando todo su torso expuesto por completo y ligeramente marcado por la presión que solían ejercer. Cae fuera del escenario, era necesario aunque era la parte que más le incomodaba y es justo en su ronda por entre las mesas cuando logra dar con la mirada que pesaba sobre sus hombros.
Sus ojos chocan contra los del castaño, y siente algo similar a la vergüenza y el nerviosismo inundarle. ¿Por qué está ahí? Es lo primero que le pasa por la cabeza, pero desecha la idea porque no puede perder el ritmo. Aparta sus ojos de los del chico rico y evita hasta lo que le es posible acercarse demasiado a la mesa en donde él se encuentra sentado.
El contacto visual solo hace mayor su incomodidad, ni siquiera puede retrucar a las palabras de su amigo. Sus manos se tornan sudorosas.

—Tu sabías —murmura y ni siquiera está seguro si su amigo le ha escuchado hasta que al fin le mira avergonzado.
Kai lo mira y se ríe, asintiendo quedamente con la cabeza. Eunyoo les ha pasado por un lado y la presentación ha terminado con él, de nueva cuenta sobre el escenario.

—No completamente, pero sí me hacía una idea —suelta una risita inocente—. Es un chico guapo, tienes buen gusto —se encoge de hombros—. Creo que vamos a tener que llamar a los de limpieza, entre tu sudor y tu baba, has hecho un pozo a nuestros pies. Creí que te desmayarías a mitad de presentación —bromea subiendo y bajando sus cejas repetidas veces.
—Me miró a los ojos y probablemente jamás me había sentido tan incómodo en mi vida —rascó su sudorosa nuca y aclaró su garganta—. Deberíamos irnos ya —inquiere levantándose de su lugar.
—Nah, quédate — lo hace volver a sentarse y pide otra ronda de tragos a la misma camarera.— ¿Por qué huyes? No estás haciendo nada malo, sería grosero —tararea con fingida inocencia y le ofrece su nuevo trago—. Anda, seguro vuelve a salir y quien quita y hasta logras hablar con él. No seas nena, te atrae bastante. — lo anima.
Inspira profundo y asiente volviendo a  sentarse y mirando su vaso.

— ¿Si no es malo porque me siento tan incómodo? —Se acerca hablando bajo— Yo no... No frecuento este tipo de sitios, debiste habérmelo dicho Ryo Kai, él pensará que soy como pensaba en un principio, que vine a buscar algo más o —hace su cabello hacia atrás inquieto—... No se siquiera si quiero hablar con él ahora, ni sé si pueda hacerlo.
— No hubieses venido si te hubiese dicho —tararea y se encoge de hombros—. No eres como esas personas que lo han ofendido y siempre puedes echarme la culpa si quieres. — resuelve tranquilamente y echa un vistazo por el bar, notando al muchacho cerca de la barra. Sonríe—. Allá está, —lo señala y mira a su amigo—. Deja de hacerte la cabeza un nudo, te incomoda porque te llama la atención y me atrevería a decir que ya sobrepasó ese simple "te llama la atención". Pareces realmente nervioso —lo mira entre entretenido y enternecido—. Deberías hablarle... en algún momento de la noche si tiene un tiempo libre.
—No tengo idea si podré hablarle hyung, es totalmente estúpido pero me siento avergonzado —bebe un largo sorbo sin siquiera mirar hacia donde su amigo le indicó que el pelinegro se encontraba—. Si hay alguna otra presentación solo me largaré de aquí, en verdad...
Kai ríe y niega.

— Mira que cobarde nos saliste, Hari-yah —se burla y pide otro trago para él a la misma chica de un inicio.
La muchacha llega a la barra y suspira pesadamente al lado de Eunyoo.
— ¿Me cubres? —le pregunta al pelinegro— Me duelen los pies con estos tacones, serán solo cinco minutos lo prometo. — el pelinegro le sonríe y asiente. — El trago es para la mesa de allá... ¿No es asombroso? —Yoo dirige su mirada hacia donde le ha indicado la chica casi se atraganta con su propia saliva cuando se da cuenta que es la mesa del sr. Kim— El Sr. Woo ha venido al bar, ¿quién lo diría? —dirige su vista al otro hombre en la mesa y frunce el ceño.
— ¿Eh? —pregunta un tanto ido. La chica lo mira con reproche.
—El jefe de jefes tonto, o bueno... su hijo.... Gracias por cubrirme — e va antes de que pueda decir algo y Eunyoo suspira, realmente no le importaba la otra persona, se sentía incómoda ya con la simple presencia del sr. Kim como para sumarle también la del "sr. Woo".
—El trago —Yoo mira a la bar tender y suspira, toma el vaso en la charola y se dirige a paso lento hacia la mesa.
— Buenas noches. — murmura para hacerse notar en interrumpir su conversación. Evita la mirada de Hari y deja el vaso del lado derecho del Sr. Woo—. Su trago.
Hari se siente bastante estúpido cuando ni siquiera puede hacer contacto visual con él. Hasta que un impulso del cual no sabe si se arrepentirá o no, le hace abrir la boca.

—Eun Yoo-ssi, buenas noches —dice de repente viéndole y ruega no se note lo exageradamente nervioso que se siente—. Él es Woo Ryo Kai, es mi mejor amigo, y además dueño de este crucero —dice y mira a su amigo—. Puedes dirigirte a él si vuelves a tener algún inconveniente con clientes de por aquí —agarra su vaso y bebe lo último de un sorbo.
El pelinegro lo mira por unos segundos, con los ojos muy abiertos y sin saber qué decir con exactitud. "Contactos", piensa para sí mismo recordando las palabras que le había dicho la primera noche que se conocieron. Hace una profunda reverencia ante el mayor de los presentes y asiente quedamente.

—Un gusto conocerte, Eunyoo-ssi —le sonríe Kai con amabilidad y sencillez.
—El placer es todo mío, Sr. Woo —habla en tono bajo y quedo—. Sr. Kim —sonríe a medias con cierta vergüenza—. No tenía que molestarse —susurra y mira al dueño del lugar—. No es de gran relevancia.
—Oh, al contrario, sí tenía —afirma Kai mirando al chico seriamente y a su amigo—. Es difícil saber todo lo que sucede en el barco pero es muy importante para nosotros poder garantizar la seguridad y comodidad de nuestros empleados, de todos ellos ¿sabes? Al final, son ustedes los que dejan el nombre de mi compañía en alto. — explica—. Por favor, siéntete con la confianza de dirigirte hacía a mí si vuelven a molestarte o si algún inconveniente sucede. No te quedes callado, lo agradecería muchísimo. —le regala una sonrisa y luego mira a su amigo. — Y si no te sientes cómodo conmigo... siempre puedes decirle o comentarle a él lo que sucede y estoy seguro de que me dejará saber solo lo que me compete como jefe, para poder ofrecerte a ti y todos mis empleados un a mayor seguridad y confort, ¿verdad Hari?
—Por supuesto —asiente mostrando una media sonrisa—. No... No sabía que clase de baile hacías pero creo que sabes lo que haces y lo haces bien —aclara su garganta y se calla al notar que solo dice idioteces—. Seguro debes tener más trabajo por hacer ¿No? —Una vez más rasca su nuca y mira a su amigo casi pidiéndole auxilio.
Eunyoo siente su rostro arder y da gracias a la tenue iluminación del lugar que impide que su sonrojo se note tanto y suelta una pequeña risita nerviosa.

— Eh... Gracias supongo —aparta su mirada del y mira a ambos mayores—. Disfruten de su noche, por favor.
Kai se está divirtiendo, descubrir aquella "nueva" faceta de Hari era gracioso de ver. Mira al muchacho con cierto interés y sonríe para sí mismo.
—Gracias a ti Eunyoo-ssi, ha sido una presentación alucinante. Tienes talento, podrás llegar bastante lejos —dice Ryo Kai y el menor asiente con una reverencia.
—Gracias —susurra antes de girar y huir de ahí. Sintiendo su corazón latir mucho más rápido de lo debido.
—Te gusta —se burla Kai mirando a su amigo una vez el chico está lo bastante lejos—. Te gusta bastante, te pusiste tan torpe —se ríe con ganas y palmea el hombro de su amigo—. Parece buen chico.


Choi Je Sun

—Creo que ya es hora —dice señalando con la cabeza hacia donde se encontraba la pantalla del karaoke. El plato de pizza solo tenía algunos orillos, los vasos de ambos estaban casi vacíos. Se habían entretenido mucho conociéndose un poco más, Jesun pocas veces se sentía repentinamente atraído por una persona de la manera en que lo había hecho con Hyo Rae, ella le resultaba interesante, divertida, una chica que no había tenido una vida fácil, aun así era adorable, fuerte, ella tenía todo lo bueno que él podía querer en una persona, sin nombrar lo eviente, Hyo Rae era la chica mas bonita que hubiera visto nunca.
— Pero tienes que cantar tu también... o rapear. — ella se encoge de hombros divertida y se levanta de la silla para acercarse a uno de las máquinas de karaoke. — ¿Quien va primero? — pregunta tomando uno de los micrófonos y extendiendo hacia a él el control con el que elegían las canciones.
—Rapear definitivamente —le dedica una sonrisa—. Decide tu que quieres cantar —toma el micrófono—. Yo te sigo —se niega a tomar el control.
— Está bien... — tararea y empieza a buscar entre todas las canciones que ofrecen, una que le llame la atención. — ¡Está! — casi chilla cuando da con el nombre de la canción, y voltea la tablet hacia a él para que lea el título. — Siempre, siempre, siempre he querido cantarla pero nunca hay nadie que quiera hacer el rap y yo con los raps doy pena ajena. — se burla de sí misma y lo mira con sus ojos de borrego. — ¿Quieres?
—Creo que soy justo la persona que has estado buscando desde siempre —bromea —. Es una canción genial, si quiero —dice repentinamente entusiasmado, aunque realmente rapear no era mas que un pasatiempo, le gustaba mucho hacerlo.
Ella sonríe ampliamente y asiente.

— ¡Oh, jesús! ¿Dónde estuviste toda mi vida, entonces? —le sigue la broma y selecciona la canción: Fire de Mad Clown ft. Jinsil, deja rápidamente la tablet tirada en uno de los sillones y se prepara para cantar— Trouble, truble, our destiny... — tararea suavemente, con su voz aguda y su sonrisa se ensancha. — Nuga deo apa, nuga deo saranghae. Naege minchi neol bogo isseumyeon. Nan utji, ireoke utji...
No puede disimular lo encantado que se siente a oir nuevamente aquella armoniosa voz que tanto le cautivó, como la primera vez. Toma una bocanada de aire cuando sabe que la parte del rap se acerca y fija su vista de la pantalla.

—Deureobwa uh baro eoje samnyeonyakjeonghan haendeupon jeongsincharini baksal naitgo... —el micrófono esta casi pegado a sus labios mientras rapea, había olvidado un poco que tan bien se sentía al hacerlo.
Ella sonríe emocionada, y se acerca a donde está el chico y lo mira detalladamente mientras los versos fluyen sin ningún problema de entre sus labios. Da pequeños saltitos de alegría y le regala una enorme sonrisa antes de volver sobre sus pies y acompañarlo a medias en ciertas pequeñas partes.

—Wa... Oppa. — murmura con asombro más para sí misma que para él y se ríe bajito.
Pasan los tres minutos que la canción dura, donde él solo quería verle a ella aunque por momento debía deslizar su mirada a la pantalla.

—Ya te lo he dicho, pero tienes una voz increíble —dice sin siquiera percatarse que habían llamado la atención de los presentes en el lugar —. Somos una buena dupla, ¿No crees? —No oculta su gran sonrisa mientras deja el micrófono.
— Gracias... — musita avergonzada y sonríe con amplitud, asintiendo. — Eres muy bueno rapeando, Jesun-oppa. ¿No has pensado en hacerlo así... hmm... en serio? — modula formando una tierna mueca con sus labios. — Yo descargaría tus canciones, me gusta bastante el rap y hip-hop aunque no pueda rapear. — ríe bajito y deja su micrófono a un lado para sentarse a un lado del chico en el sillón, tomando la tablet nuevamente entre sus manos. —Eres muy divertido, oppa.
—Lo hago, pero... No siempre puedo ganar dinero de ello, así que lo mantengo por diversión, porque lo disfruto, debo hacer otras cosas para sobrevivir, no siempre se puede vivir de lo que a uno le gusta —se encoje ligeramente de hombros sin borrar por completo su sonrisa—. También eres divertida, he pasado una gran noche a tu lado.
—Es tarde... — murmura mirando la hora en su teléfono, se les había pasado el rato mientras comían y hablaba y ella ni se había dado cuenta. — Me gustaría quedarme un poco más pero mañana madrugo... Tengo que cubrir en el bufet. — hace un puchero — No me gusta cuando me toca ser mesera. A veces las personas son groseras. — hace un mohín adorable y le sonríe. — Ha sido una linda velada, Oppa. — tarareo y se atrevió a tomar su manos, con las mejillas rojas y la vita fija en el piso.
Él aprieta levemente su mano dedicándole una sonrisa.

—He pasado muy bien, gracias por aceptar salir conmigo esta noche Hyo Rae, ojalá... Pudiera repetirse si gustas y tienes tiempo —busca su mirada agachándose hacia ella pues era considerablemente mas alto.
Aparta su sonrojado rostro y asiente.

— Eso sería encantador, Jesun-oppa — murmura apenas audible y le regala una pequeña sonrisa. — Debería irme. — resopla con una mueca y lo mira durante unos segundos, dudando. — Eh... ¿me acompañarías? — pregunta tímidamente mordiéndose el labio.
—Pensaba hacerlo aunque no me lo pidieras —dice sin soltar su mano y comenzano a caminar esperando que ella le guiase—. Supongo que después del buen rato que pasamos hoy si podrás darme tu número, ¿Verdad?
— No lo sé, déjame pensarlo. — bromea con una media sonrisa, marca el rumbo a su camarote. — Tal vez sí te lo de... solo tal vez. Tendrás que esperar hasta el último momento para saber. — ríe y en el camino se distrae viendo por las ventanas del crucero, hasta que toman el ascensor hacia el tercer nivel del barco, ese de abajo en el que están los camarotes de los empleados.
—Oh, soy alguien bastante ansioso, desearía tenerlo ya para poder organizar el volver a verte pronto, aunque aun ni siquiera me haya despedido de ti —él simplemente se dedica a seguirla—. Nunca había venido a esta parte, siento que nunca terminaré de conocer este crucero, deberías darme un tour o algo así.
— No es muy vistoso por acá. — se encoge de hombros — Solo son los camarotes de los empleados. Y lo siento por tu ansiedad, pero... — la frase de la chica queda a medias cuando una voz muy conocida para ella se hace presente.
— ¡Rae! — la chica suelta la mano de su acompañante y le sonríe al lindo moreno que va saliendo de una de las habitaciones acercándose a ella, le da un abrazo. — ¿Qué haces tan tarde por fuera, eh? — le pregunta el de cabellos plateados con tono de madre regañona. se cruza de brazos sobre el pecho. — Mañana tengo que cubrir turno contigo, ¡más te vale no llegar gruñona por andarte destrasnochachando! — dramatiza con gracia y ella ríe.
— ¡Oppa! — se queja. —No soy una niña puedo llegar a la hora que quiera. — afirma sin sonar borde — Además... no es tan tarde tampoco... Estaba con un amigo... — musita bajito y es ahí cuando el moreno pone atención a la persona que acompañaba a su amiga.
El castaño se ha quedado a un lado, callado y observándolos. Hyungsik acomoda su postura a una más seria, su sonrisa disminuye y sus ojos escudriñan al otro.
— Ven, los presento. — dice ella con ánimo y tira del brazo de su amigo los pocos pasos que se han alejado de Jesun, — Oppa, él es Jesun-ssi; Jesun-ssi, este de aquí Hyungsik, Boo Hyungsik. — los señala respectivamente y el moreno asiente.
— Un gusto.
Jesun se ha puesto incomodo al sentir su mano vacía y al ver aquel abrazo, eso, hasta que la pelirroja nombra a su amigo. Supone que no es cómodo para ella que le vean tomando la mano de otro chico. Hace una ligera reverencia hacia el moreno.

—Lo mismo digo, he escuchado solo cosas buenas acerca de ti.
El moreno enarca una ceja y mira a su amiga.

— ¿Ah, sí? — una media sonrisa surca su rostro y Rae lo golpea.
— ¡Por su puesto que sí! Yo solo digo puras cosas buenas de ustedes. — resopla y Sik ríe. — Me ofende que lo dudes.
— Eish... no lo dudo, Rae preciosa. — le sonríe y mira al chico. — Es tarde... — repite sin quitar sus ojos del chico. — ¿Qué hacían?
Su mirada también se fija en el recientemente llegado.

—Fuimos a comer a donde había un karaoke y estuvimos un rato charlando allí. Pero como ves ya estaba acompañándola de vuelta —aclara su garganta—. Realmente no suelo dar explicaciones de lo que hago, pero para tu tranquilidad solo fue una linda velada amistosa ¿No es así? —Pregunta hacia Hyo Rae ahora.
La pelirroja asiente y le pega por las costillas al moreno.

— Oppa, no seas pesado fue una linda noche. — se queja con el moreno, Hyungsik la mira con ofensa y niega.
— No molesto, solo me aseguro. Déjame. — bufa — Eres una niña, ¡no puedes estar sola por ahí tan tarde menos con un chico! Cosas pasan... — medio bromea medio habla en serio, la pelirroja abre sus ojos como platos y lo golpea en serio. Sik ríe.
— ¡Oppa! — chilla y mira a Jesun negando. — No le hagas caso es un tonto. — ella está avergonzada y mira a su amigo. — ¡Nos estamos conociendo! ¡Solo fuimos a cenar! — reafirma y Sik suelta una carcajada.
— Te creo, creo... — la calma y mira al chico. — Espero que se hayan divertido... ¿Qué edad tienes Jesun-ssi?
—No hay problema, de verdad, entiendo que tu amigo se preocupe por ti. También tengo una gran amiga a quien quiero como mi hermanita y probablemente estaría como él en una situación así —cambia la mirada hacia el chico—. Tengo veinticuatro. Y si nos divertimos mucho. Charlamos bastante e hicimos dos de mis cosas favoritas, comer y rapear, ¿Que mas puedo pedir? —sonríe ahora hacia la chica.


Han Soo Yoo

Sooyoo había escuchado que al ala oeste del crucero, donde aun no le habia tocado trabajar, había una especie de parque de diversiones infantil, con algunos juegos y le daba mucha curiosidad saber de que se trataba. Era dificil que su amiga aceptara acompañarle si le decia a donde iria, así que tendria que utilizar alguna mentirita piadosa para llevarlo. Entro a su habitación compartida y lo encontro recostado sobre su cama con los auriculares puestos.

—Tan Younggi —suspira. El mayor tenia los ojos cerrados por lo cual no se entero de la presencia del menor sino hasta que este se acerco a su cama y asi como así se tiró sobre él abrazándole.
El rubio grita por la sorpresa y por un segundo está dispuesto a asesinar a quien se atrevió a asustarlo así hasta que se dió cuenta de quién se trataba. 

—¡Casi me haces dar un infarto, Sooyoo! —exclama de todas maneras, empujando al chico para quitárselo de encima.
—Porque nunca eres cariñoso conmigo hyung? Estoy muy solo, necesito al menos tu amor fraternal, tu sabes que soy una persona que le gusta abrazar y ser abrazada no que me corras como si tuviera pulgas —hace un pequeño puchero—. Hyung, no le pasa que... Necesita cariño? No sueña con despertar al lado de alguien que solo quiera estar a su lado a cada mañana? —suelta un sonoro suspiro— No quiero estar mas solo hyung, necesito compañía —se levanta sin ganas de hacerlo y se cambia el uniforme por ropa cómoda, usa un poco de perfume y vuelve a la puerta de salida.
Younggi rueda los ojos ante las palabras de su mejor amigo, sabía que él podía ser algo dramático pero aún así se sentía algo mal por haberle gritado. 

— ¿A dónde vas? —pregunta luego de ponerle pausa a su música —¿Pasó algo hoy, Sooyoo? —frunce el ceño, no era normal que el menor estuviera tan decaído.
—Solo quiero salir a dar una vuelta, necesito aire, no me quiero quedar encerrado aquí. Aunque tampoco quiero estar solo por ahí —suelta una especie de gruñido, ni siquiera él estaba seguro de porque estaba algo frustrado ese día—. No pasa nada hyung, eso es, que no pasa nada y me estoy aburriendo de que nunca pase nada interesante y bueno en mi vida —hace una mueca similar a una media sonrisa—. Creo que... Necesito embriagarme o ir a ver niños jugando, son las únicas dos cosas que me hacen bien y levantan mi ánimo.
 —Oh vamos, no digas eso Sooyoo —Younggi se levanta de la cama de su amigo y se pone sus zapatos rápidamente, por fortuna aún no se había puesto el pijama, aunque en esta situación no le hubiera molestado cambiarse de nuevo, Sooyoo le necesitaba ahora —Andando, te acompañaré. —le da un par de palmadas en el hombro antes de pasar por su lado para abrir la puerta y esperarlo al lado de esta.
 —Que buen hyung eres —suspira—. Siempre cuida tan bien de mi, no sabría como agradecerle nunca —piensa en abrazarle pero no quiere volver a incomodarle por lo cual se contiene manteniéndose unos pasos a su lado—. Entonces... ¿Beberemos o iremos a ver niños? —le observa.
 —Para eso son los mejores amigos, ¿No? —pregunta el rubio— Eh... —Younggi piensa un poco antes de contestar. Un trago no sonaba nada mal ahora, pero si llevaba a Sooyoo a un bar corría el riesgo de que pasara lo mismo de la primera noche. O peor, ya que el menor no parecía estar del mejor ánimo —Te llevaré a ver niños, mejor. —contesta finalmente. A Younggi no le gustaban ni un poco los niños, prefería tenerlos a varios metros de distancia, pero sabía que Sooyoo los adoraba y Younggi haría lo que hiciera falta para que su mejor amigo volviera a sentirse bien.
La sonrisa de Sooyoo reaparece y asiente animado.

—Que bueno que optó por la segunda opción hyung, hay un lugar por aquí del que he escuchado hablar pero aun en estos días no he tenido el placer de conocer —le da un breve abrazo como si tuviera la necesidad de hacerlo y le suelta sabiendo que el contacto físico no era lo mas agradable para Younggi—. ¿Que tal ha ido tu dia? ¿Tan aburrido y poco interesante como los anteriores?
—Iremos a donde quieras. —responde el mayor, la sonrisa de Sooyoo contagiándosele y luego estira su mano para desordenar un poco el castaño cabello del chico —Sí, no hay muchas cosas interesantes que pasen en el bar. A tí por lo menos te cambian de lugar.
Cierra sus ojos unos momentos como un gatito cuando lo acarician mientras Younggi desordena su cabello. Se sentía bien con esas muestras de cariño por parte del mayor.

—No es tan divertido ser mucamo, andar con un carro repartiendo toallas, ordenando habitaciones, haciendo camas ajenas —resopla—. Esta gente de dinero moriría en el desorden si no existiera el trabajo que hago. Pensé que esto sería mejor ¿Sabes? Pero cada vez me dejan menos tiempo libre y mi encargado es poco amable —suelta un suspiro—. Cuando volvamos a corea con este buen dinero que sacaremos por este asqueroso trabajo deberíamos pensar en hacer una buena inversión. No quiero ser empleado para toda mi vida.
—Sí, es duro. Pero no durará tanto, ya verás como pronto estaremos de vuelta en casa —Younggi trata de animarlo —¿Qué se te ocurre? —pregunta con interés.
Se encoje de hombros.

—Quisiera trabajar en una guardería, pero no tendría posibilidad de hacerlo contigo —dice con obviedad—. He pensado en algo pequeño... Un café, o... Algo de comida rápida. No soy tan bueno como tú en la cocina pero puedo ser la cara visible, atender a los clientes... No lo sé, solo tengo seguro que quiero ser mi propio jefe.
 —Una guardería no, no si quieres verme de peor humor que lo usual. —bromea Younggi riéndose —Pero, la verdad, la comida rápida no suena nada mal. —dice contemplando la idea —Una vez volvamos veremos cómo hacerlo. —asegura dándole a Sooyoo una media sonrisa y pasa su brazo alrededor de sus hombros, a pesar de la diferencia de altura.
 —Mas te vale que ames a tus sobrinos cuando los tengas, porque quiero adoptar muchos niñitos de todo el mundo, así como Madonna o Brad y Angelina, primero debo encontrar a mi esposo y ser jefe de mi propio negocio, pero eso lo veo más cercano —sonríe más animafo ante el contacto con su amigo—. Youngsoo fast food —hace ademanes con sus manos imaginando hasta una marquesina con aquel nombre—. Café Youngsoo —le mira de lado apenas hacia abajo y sonríe ampliamente.
 —Tal vez los soporte nada más porque serán tuyos. —bromea Younggi —Pero bueno, como dices, para eso falta mucho. Mejor pensamos en ese restaurante. Ese nombre suena bastante bien. —dice con un asentimiento de cabeza.
— ¡Bien! Pensé que me tratarías de loco pero me alegro que sea una buena idea, me mantendré pensando en nuestro negocio cada vez que algún ricachón malo de este crucero me observe de mala gana o cuando mi jefe me trate mal, mi meta a corto plazo es poder crear nuestro emprendimiento —aplaude unas cuantas veces y ya casi se encuentra corriendo hacia donde estaban los juegos infantiles. Algunos inflables, un carousel, entre otros.
 —Nunca te trataría de loco Sooyoo, de hecho es una gran idea —comenta Younggi y se da cuenta de lo ansioso que está Sooyoo así que finalmente retira su brazo de sus hombros—. Anda, yo te alcanzo —propone con una pequeña sonrisa.
—Quiero correr pero no quiero parecer un demente y tampoco dejarte atrás —observa a los niños correteando por ahí, familias completas sonrientes y algunos empeleados que se encargaban de entretener a los niños y poner orden en el lugar—. Younggi hyung, ¿Porque no me contrataron para este empleo? —lloriquea dramatizando.
—No lo sé, de verdad serías bueno para esto. —contesta Younggi, tratando que los gritos y fuertes risas de los niños no le afecten. Estaba haciendo esto por Sooyoo, tenía que concentrarse en eso.
—No tienes que quedarte aquí si no quieres, creo que quiero quedarme un rato aquí —dice viéndole con una sonrisa—. Tal vez quieras buscar algo mas divertido para hacer o... Dormir, es de lo que mas te gusta —ríe apenas volviendo la mirada hacia los pequeños.
— ¿Dije que te acompañaría o no? —dice con tono serio —Ve, yo te esperaré por allí. —comenta señalando hacia unas bancas no muy lejanas de donde estaban —No quiero dejarte solo.
Lo abraza breve mente pero con fuerza y deja un beso ruidoso en su mejilla antes de salir corriendo —literalmente hacia el carrusel.


Hwang Rae Hee

Raehee y Myungdae recorrían el crucero sin buscar nada en particular mas que pasar un buen rato juntos y hacer nuevas memorias, habían paseado por todos lados, hasta que sin darse cuenta estaban metidos en una especie de guardería rodeados de niños.
—Cuando era pequeño, amaba el carrusel, ¿Recuerdas? —Dice y en ese momento se queda callado al ver corriendo hacia allí a cierto chico quien sigue con la mirada.
—¿Cómo se supone que recuerde, Hyung? Recuerda que soy menor que tú. —se burla Myungdae, riéndose de su hermano mayor. Una vez se calma se da cuenta de que Raehee está mirando atentamente a alguien— ¡Ohh! Ese es el chico de la primera noche, ¿Cierto, Hyung?
Se ríe de si mismo volviendo la atenciòn a su hermano.

—Creo que pensé en voz alta, es que cuando yo andaba en carousel tu eras un bebé con mas mejillas que rostro —suelta una risilla—. Sooyoo —murmura para que solo su hermano le escuche—... Si, es él —sonríe viéndole aunque este no lo este haciendo, se encontraba ayudando a niñito a calzar sus zapatos luego de que este bajase de la cama elástica.
—Aún tengo más mejillas que rostro, no me lo recuerdes. —bromea rodando los ojos —Además de guapo es tierno, ¿Por qué no vas a saludarlo Hyung? —pregunta y mueve las cejas de manera sugestiva, como siempre que quería molestarlo.
—Tus mejillas te hacen especial —bromea y pica una de ellas con su dedo indice soltando una risilla—. Es como tu marca personal —desvía su mirada a Sooyoo y ve que saluda efusivamente hacia un rubio que se encontraba sentado solo a la distancia y el devolvió el saludo solo que no tan eufóricamente. Raehee aclara su garganta —. Creo que está acompañado... ¿Crees que igual debería ir? —Cuestiona meditando la posibilidad mientras observa al peliverde quien sube a un niño a uno de los caballos del carrusel y este le toma la mano.
—No más hablar de mis mejillas, Hyung. Concentrate en el tema importante. —pide el menor en tono serio —¿Acompañado? Son niños Hyung, ¿Qué clase de charla querías tener con él, ah? —pregunta dándole una vez más esa mirada pícara.
Le golpea sin ser brusco en el brazo.

—Me refería al chico que saludó —dice disimuladamente viendo hacia el rubio—. No iré solo, no tengo idea de que decir después de un "hola", deberás acompañarme o no iré, no vas a empujarme de nuevo como la otra noche.
—¡Hyung! Sólo por eso ya no iré contigo. —sentencia Myungdae con fingido enojo y soba su brazo en el lugar del golpe, aunque este no le haya dolido nada —De todas maneras debes hacerlo tú, no estaré siempre en todas tus citas —rueda los ojos— ¿Qué chico? —pregunta confundido, sigue la mirada de Raehee y una vez se da cuenta en quién termina sus ojos se abren con sorpresa. Era el chico del bar. Que conveniente—. Ah —dice simplemente ya que no quiere que Raehee pregunte, por el trato que habían hecho en el spa.
—Ya ni siquiera recuerdo como se supone debo invitar a salir a alguien o de que se habla en estas ocasiones, tu... Tu tienes más experiencia en esto que yo y eso es muy vergonzoso para mi, realmente —hace una mueca de disgusto.
—¡Vamos Hyung! Solo tienes que ir y saludarlo y luego seguirle la corriente. No es tan difícil, sé que puedes hacerlo. —anima Myungdae, dándole su característica sonrisa a su hermano.
Inhala profundo tomando coraje asintiendo a las palabras de su hermano.

—No quiero que hagas ningún comentario acerca de esto pero solo iré porque creo que es el chico más guapo y adorable que jamás haya visto —lleva la mirada a su hermano una vez más—. ¿Que harás mientras? Se suponía que pasaríamos este rato juntos.
Myungdae se limita a sonreír y se traga todo lo que quería decir porque sabía que si lo seguía molestando terminaría no llendo a donde el chico.
—Eh... No sé. —responde y pasa una mano por su cabello, un acto nervioso que se hace presente gracias a su conocimiento de que Younggi estaba ahí. Esperaba que Raehee no lo notara —No te preocupes por mí Hyung, estaré por ahí.
Raehee penso en irse pero notó el repentino cambio de actitud de su hermano.

— ¿Que pasa? Oye, podemos irnos, ni siquiera es tan importante —dice tratando de sonar convincente y posando una mano en el hombro del menor —. Realmente, quiero pasar mi tiempo contigo, podré verle en otra ocasión.
—No, no, no pasa nada Hyung. —niega con la cabeza, no sonando nada convincente —Yo quiero que vayas a hablar con ese chico, nunca te había escuchado hablar así de alguien. —explica con una pequeña sonrisa —De verdad.
—Pero —le mira sin creer en lo que dice—... Te pusiste raro, algo pasó, ¿Te sientes bien? ¿Recordaste algo malo? Anda, no puedes mentirle a tu hyung, te conozco demasiado bien como para eso.
—No te miento Hyung, estoy perfectamente bien. —en algún modo era cierto lo que decía así que Myungdae no se sentía mal. —Lo prometo. —añade y cuándo va a mirar a Raehee, capta movimiento con la esquina de sus ojos. Mira como puede detrás de su hermano y una vez más sus ojos se abren sorprendidos— ¡Hyung! Tú chico viene hacia aquí ¡Es hora de irme! —anuncia el menor, sonriendo amplia mente y luego se acerca a su hermano para darle un rápido abrazo —Tú puedes Hyung, ¡Fighting!
Raehee parece aturdido sin entender lo que está sucediendo y antes de que pueda decir algo su hermano prácticamente huye de él dejándolo desconcertado hasta que voltea y observa al peli verde a una prudente distancia de él dedicándole una sonrisa.

— ¿Asusté al chico que estaba a su lado? Yo solo quería saludar —habla una vez está parado frente a Raehee quien siente como las palmas de sus manos se bañan en sudor, eso no era para nada cómodo.
—No, claro que no, él... Es mi hermano, y... Necesitaba ir al baño hace rato —miente a lo que Sooyoo suelta una risilla, no importa si es verdad o mentira, fue oportuno y divertido el comentario.
— ¿Cómo ha estado Raehee-ssi? He querido volver a hablarle desde... Ya sabe, la noche... Aquella —dice un tanto avergonzado.
—También yo, estuve preocupado por ti, me sentí mal de no haberte acompañado pero... No quise insistir en hacerlo.
—No, está bien, descuide, Younggi hyung, me encontró en el camino por suerte y llegué muy bien a la habitación, lamento haberle dejado preocupado, nunca fue mi intención.
—Te vi al otro día... Pero estabas trabajando y también yo así que nunca tuve oportunidad de volver a hablarte, aunque estaba por ir a hacerlo ahora, aunque no sabía si estabas interesado —comienza a rascar su pulgar con su dedo índice, podía hacer eso sin darse cuenta por largo rato hasta que su dedo comenzaba a doler, estaba ligeramente nervioso, los ojos de Sooyoo eran tan bonitos, y su sonrisa, y su voz... El chico que veía frente a él era sin dudas el más lindo que hubiese visto, y Raehee no era de las personas que solían fijarse en nadie, no tenía tiempo para eso.
—Quise buscarle desde esa noche, ¡Claro que estaba interesado! —exclama— Estuve avergonzado por ponerme ebrio con algunos tragos, lo siento tanto, yo nunca bebo, y soy mas torpe de lo normal cuando lo hago, era yo quien creía que no querría verme, pero... Ambos estábamos equivocados, ¿No es eso genial? —arruga su nariz y siente que alguin está cinchando su remera. Observa a Raehee viendo hacia abajo con una preciosa sonrisa en sus labios, también baja la mirada y la cruza con el niño a quien anteriormente, había ayudado a subir al carrusel—. Hola pequeño.
—Sooyoo hyung —comienza el niño con una vocecita adorable—, ¿Podría dar otra vuelta conmigo en el carrusel? —Sooyoo levanta la mirada hacia Raehee quien le sonríe y asiente.
—Claro, él es Raehee hyung, también puede ser tu amigo si nos acompaña, ¿Que dices? —agita el pelo del pequeño quien asiente dando un pequeño brinquito.
— ¡Me encanta hacer nuevos amigos! —exclama el niño quien toma a Raehee de una mano y a Sooyoo con la otra comenzando a correr y ellos junto a él. Llegan rápidamente y el niño suelta a ambos para subir al carrusel.
—Déjame ayudarte —pide el mayor de los tres subiendo con él ya que su estatura no le permitía llegar solo al caballo que había escogido—. Dime nuevo amigo, ¿Cómo te llamas?
—Soy Dae Hyun —dice agarrándose de la correa del caballito— ¿Sooyoo hyung y tú son mejores amigos? —pregunta ingenuamente quitándole una sonrisa a Raehee quien observa al peliverde que los aguarda fuera del juego, sentándose en una banca frente a ellos.
—No en realidad, nos conocemos hace muy poco, como tú y yo, ¿Crees que podamos tener una bonita amistad? —el niño asiente.
—Creo que estarán juntos por siempre, y también quiero ser su amigo por siempre ¿Puedo? —Levanta la mirada hacia él quien sonríe enternecido.
—Por supuesto —dice e iba a continuar hablando cuando una voz le interrumpe.
—Dae Hyun, estuve buscándote por todas partes, ¿Dónde te habías metido? —Una bonita mujer de unos treinta y tantos se acerca al carrusel y empieza a dar vueltas alrededor de este mientras se mueve— Lo siento tanto, espero no haya sido una carga para usted —habla ahora hacia Raehee quien le sonríe y niega.
—Claro que no, nos hicimos buenos amigos —observa al pequeño— ¿Verdad Dae Hyun?
— ¡Si! Raehee hyung y Sooyoo hyung son los mejores amigos que he hecho —aquello provoca una risa de la madre y del mayor también.
—Está bien, esperare a que terminen la vuelta y nos iremos con tu padre, está esperándonos para ir a cenar —finaliza deteniendo el paso para dirigirse a la salida a esperarle.

Solo pasan un par de minutos más en los que la infancia de Raehee vuelve a su mente y se siente repentinamente con una sensación de nostalgia y felicidad. 

—Disculpe, de veras, este niño es fatal —habla la madre acercándose a ellos.
—Descuide, es adorable, me trajo muchos lindos recuerdos subir ahí, así que... Fue un favor mutuo —sonríe y siente al pequeño abrazado a su pierna.
—Gracias Raehee hyung, espero volver a verle pronto —lo suelta y de inmediato corre hacia la banca donde Sooyoo se encontraba esperándole para también darle un abrazo y volver a correr donde su madre—. Adiós —saluda con su manita libre mientras la otra la toma su madre quien comienza a caminar llevándoselo de allí.
—Es adorable, ¿No cree? —Sooyoo aparece tras él hasta pararse a su lado— No sabía que le gustaban tanto los niños, Younggi hyung nunca me acompaña en esto, es más, allá se quedó, lejos, solo —suelta una risilla observando a su hyung.
— ¿Ustedes son...?
—Mejores amigos, Younggi hyung es como mi hermano, él me acompaña y me cuida, porque soy algo torpe —ríe—. Por cierto, ¿Cómo se llama tu hermano? Se tardó mucho en el baño ¿estará bien? —dice repentinamente preocupado.
—Myungdae —ríe negando—. Seguramente se encontró con alguno de sus amigos, el vino con su equipo de beisbol de la universidad, conoce mucha gente por aquí a diferencia de mi.
—Y de mi.
—Tú... Pareces de las personas que les es fácil conocer a otros... Comenzar una conversación... No soy de esos.
—Es muy agradable para mi Raehee-ssi, de hecho, me gustaría seguir viéndole en mis ratos libres, aveces Younggi hyung trabaja más de la cuenta y no me gusta estar solo, podríamos seguir viéndonos —se encoge de hombros haciendo un gesto aniñado.
—Me gustaría mucho, Myungdae es una gran compañía siempre, pero también me gustaría que saliera con sus amigos, podría llamarte entonces —propone a lo que Sooyoo asiente y saca el móvil de su bolsillo entregándoselo—. No traje el mio —dice tomando el del menor y agendando su número.
—No hay problema, yo le hablaré, más pronto de lo que piensa —sonríe estirando su mano hacia el mayor quien la toma y aprieta ligeramente—. Le veré pronto Raehee-ssi.
—Claro, hasta pronto —le suelta perdiéndose en los ojos del menor unos instantes y llenando sus pulmones de aire.
—Adiós —aluda alejándose y saludando con su mano hasta que voltea y la mirada de Raehee choca con la del rubio quien no parece tan animado y simpático como su amigo. Raehee solo voltea y se va en dirección contraria. Esperando por volver a encontrar a su hermano pronto.




taejin
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Mensaje por chenyeol. Dom 03 Sep 2017, 8:36 pm

Aer... iba a empezar por el inicio, vedá, pero me dieron ganas de empezar por el final GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 285151902 ahveda. Mentira, wa ser normal.

aquí no hay nada, no lo abras:
chenyeol.
chenyeol.


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Mensaje por chenyeol. Dom 03 Sep 2017, 9:01 pm




capítulo seis; parte uno.


Lee Seokmin

Yo: Buen día, Namwook-ah, ¿has amanecido bien?
09:35 am.
Namwook: Sí, bien, gracias.
09:50 am.
Yo: Me alegra… Hoy hace un buen día, ¿quieres salir a las piscinas?
09:52 am.
Namwook: … Me parece. ¿Quieres que nos veamos allá? ¿A las… 10:40?
10:11 am.
Yo: ¡Excelente! Es un gusto verte más tarde.
10:13 am.
Yo: Estaremos hablando...
10:13 am.
Visto. 10:20 am.
Seokmin sonríe ampliamente. Había estado esperando mandar un mensaje como aquél desde las siete de la mañana, pero miles de cuestiones habían aparecido en su mente.
No quería pasar vergüenza y hablarle al chico cuando aún no despertaba o… Cosas como aquellas.
Seungjae le recomendó que volviera a dormir, pero el castaño no pudo conciliar el sueño. Aquél pelirrojo bajito llamaba demasiado su atención y no planeaba dejar ir a un chico como él.
Parecía no reconocer que era famoso, estaba desinteresado en su dinero, en su reconocimiento y ¿cuándo iba Seokmin a encontrar a una persona así?
Es verdad, sabía que mucha gente no lo reconocía, pero… Aquél chico no se veía tan viejo como para no saber de su existencia. ¿Y si sólo estaba fingiendo que no lo conocía para después tomar ventaja de todo lo que tenía?
Patrañas, pensaba el más alto.
Le gustaba definitivamente y quería darse el gusto de conocerle más, aunque… Fuera o no un buen candidato, su corazón seguiría latiendo igual que cuándo se acercó a él en el evento de solteros.
— ¿A dónde crees que vas? – el más joven de la habitación le detiene cuando piensa abrir la puerta de la habitación.
Seokmin viste un short playero, una playera blanca, un par de lentes de sol y un gorro para protegerse del mismo. Un par de toallas celestes cuelgan de sus brazos y su móvil y botella de bloqueador solar, van en la misma mano.
El entrecejo del mayor se frunce, ve su atuendo y mira a su mejor amigo con una mueca de obviedad.
— Bueno… ¿A dónde crees que voy vestido así? – regresa a cambiar sus sandalias, sólo para matar el tiempo con su mánager y mira la hora en su reloj del móvil.
Faltaban aún once minutos para encontrarse en el lugar que habían quedado, así que no llevaba mucha prisa. Quedarse a conversar con su amigo estaba bien para él, mientras al pelinegro no se le ocurriera hacer preguntas tontas o mencionar cosas que le pusieran de mal humor.
— ¿Vas solo, hyung?
— No, he invitado a Namwook-ssi. – de un momento a otro, un par de manos lo empujaban fuera de la habitación y el mayor se encontraba ya camino a las piscinas.
Seungjae era demasiado raro cuando se lo proponía y parecía que ese día no era la excepción.
Cinco minutos restantes y el bajito aún no se aparecía por el lugar.
No era muy difícil encontrarlo, no había muchas cabelleras rojizas paseándose por el lugar; un par de cabelleras naranjas, rubias, rosadas… Pero no rojas, o al menos no como la de Namwook.
Decide tomar asiento en la zona techada, deja sus pertenencias en una silla y se recuesta en una contigua. Cruza sus brazos bajo su cabeza y suelta un suspiro pesado, relajándose.
Tenía alrededor de cinco años sin tener un momento de relajación como el que estaba teniendo en estos momentos.
Sí, había viajado a muchos lugares, había tenido dos o tres días de descanso, pero nada se sentía como esto.
Bebía piñas coladas dentro de las albercas, nadaba un rato, le llevaban comida hasta los camastros y él se sentía de maravilla. Si no engordaba al menos doce kilos en estas vacaciones, se iba a lamentar demasiado y exigiría dos meses más de descanso.
Haría que Seungjae hablara con la ONU si no se lo concedían.
— Veo que has empezado a relajarte sin mí, Seokmin-ah. – la bonita voz de Namwook entra por sus oídos y le hace sonreír involuntariamente.
Abre sus ojos y retira sus gafas de sol, apreciándolo a un color más vivo. Más hermoso.
No llevaba nada de maquillaje, su cabello estaba un tanto despeinado y su atuendo no era del todo llamativo, como había esperado.
Lleva una bermuda color caqui, una playera celeste y sandalias cerradas. Las toallas color lavanda colgaban de sus brazos y llevaba un bloqueador solar de la misma marca que el más alto, provocando una ligera risita en el muchacho más bajito.
— Hemos traído el tamaño equivocado de bloqueador para cada uno. – comenta con una sonrisa el castaño.
Namwook mira su botella de sesenta mililitros y después enfoca su mirada en la de veinte que el castaño llevaba.
Una carcajada sale de las gargantas de ambos y la mano de Namwook se dirige a la botella más bajita, cambiándola por la suya.
— Mi bloqueador ahora es tuyo, Seokmin. Y el tuyo, mío. – concluye.
Ambos están sorprendidos por la fluidez de aquella mini conversación. Seokmin está seguro de que en otra situación, el más bajito no le habría permitido dirigirle la palabra o… Algo.
Seungjae le había dicho que lo olvidara. Namwook parecía desinteresado en el castaño y bastante atraído por el pelinegro, cosa que Seokmin entendía, su amigo lucía más atractivo, parecía más inteligente y su rostro había aparecido dos veces más que la suya en W Corea, pero eso no lo detendría de acercarse al pelirrojo.
— Gracias… Supongo. – una sonrisa amplia se dibuja en el rostro del castaño y Namwook tropieza con las sandalias del mismo al querer acercarse al asiento libre.
Ambos ríen bajito por la torpeza del muchacho y cuando logra sentarse, carraspea su garganta.
— ¿No piensas nadar?
— Bueno, recién llegas… Acomódate y nadaremos en un rato, o… ¿Prefieres hacer algo más?
El de piel más pálida parece pensarlo un poco y niega con su cabeza.
— La zona techada es más relajante… Podemos nadar en un rato. – ambos concuerdan con aquella idea y guardan silencio.
No es incómodo, al menos no para Seokmin.
Prefiere estar callado, acompañado de Namwook y esperar a que ambos estén dentro de la piscina para intercambiar un par de palabras, pero ese no parece ser el plan del contrario.
»— ¿Por qué no me platicas de ti, Seokmin-ah? – gira su cuerpo noventa grados y queda frente a frente del aludido. — O… ¿Quieres que empiece yo? ¿Quieres que nos conozcamos?
Seokmin asiente con su cabeza y presta atención a quién comenzaba a hacer que su corazón latiera con fuerza.
Namwook mira a su alrededor y toma una gran bocanada de aire, recompilando información importante que pudiera dar a conocer a Yoda.
»— Para empezar… Nací un seis de mayo, de 1992. Tengo veinticuatro años…
— ¡Ah! Eres mi hyung… – interrumpe emocionado.
Namwook abre los ojos y se sorprende a sí mismo encontrando aquél gesto bastante adorable. No se molesta por la interrupción, lo que pareció extraño de igual manera.
Sonríe de lado y relame sus labios.
— ¿De verdad? ¿Por cuánto tiempo?
Seokmin ríe, sonrojándose ligeramente y jugando con sus manos.
— Sólo cuatro meses, no es mucho, pero… ¿Debería llamarte hyung?
— Olvídate de eso, mucha gente aquí ya me llama hyung. – sacude su mano, restándole importancia y un gesto de cabeza del contrario hace que siga con su información para conocerse mejor. — En fin, tengo veinticuatro, estoy en el equipo de béisbol de la Universidad, soy pitcher – presume, alzando su barbilla. —. Me gustan los colores claros y pasteles, aunque soy un chico fiel al azul y cualquiera de sus gamas. – aclara.
Seokmin parece bastante atento, como si estuviese tomando nota de cada cosa que el mayor dijera.
»— Me gustan los gatos, aunque tengo dos perros… ¿Te gustan los perros, Seokmin-ah?
El castaño piensa en Bee y frunce el entrecejo, niega con su cabeza, frunce sus labios y rasca su barbilla.
— Verás… Seungjae tiene un bichón francés… – los ojos del pelirrojo se iluminan y Seokmin niega con su cabeza. —, no, no. Ese perro es un demonio, te lo juro. Originalmente, él y yo no teníamos planeado venir aquí. Nuestro viaje era a Los Ángeles, Nueva York, Las Vegas… Todo eso – es turno de los ojos grandes del más joven de iluminarse y Namwook vuelve a encontrar ese gesto bastante adorable. —, hasta que ese perro lo arruinó todo.
— Yah, no pudo haber tenido él toda la culpa… – defiende el más bajito y Seokmin asiente con su cabeza.
— Tienes razón. Seungjae dejó los boletos de avión en la mesa a la que el pero se sube y… ¡Ah! Justo ahorita estaríamos viajando a Las Vegas. – finge llorar, provocando una sonrisa amplia en Namwook.
Muestra sus dientes y Seokmin los ve brillar como en las películas y provoca que quiera golpearse internamente por haber pensado en aquello. El castaño imaginaba cosas a estas alturas y tenía un poco de escalofríos al siquiera imaginarse a aquél chico bajito como un actor de Hollywood.
— Entonces… Te gustan los perros, a menos que sea…
— Bee. Me gustan los perros, a menos que sea Bee.
— ¿Qué ese no es nombre de niña?
— Lo es, pero Seungjae… Bueno, no es un chico muy creativo en cuanto a nombres para sus mascotas. – el pelirrojo sonríe ampliamente y una risita escapa entre dientes.
Decir que Lee estaba encantado con aquél chico, era poco. Le gustaba su sonrisa cuadrada, sus ojos pequeños y la forma de sus labios al estar serio, escuchando con atención.
Su voz grave era sólo un plus y su figura y complexión parecían ayudar bastante a que fuera del agrado del más alto.
Definitivamente quería conocerle más y pasar un buen rato con él, disfrutando del crucero y, quizás, buscando nuevas aventuras cuando regresaran. Poco le importaba que los medios le atraparan y le prohibieran salir con él.

Seungjae siempre solucionaba todo y la ONU no sonaría tan mal si sus agentes se negaban.


Joon Namwook


Entra a su habitación, decidido a relajarse un poco antes de empezar a arreglarse para su reunión con Seokmin.
Estuvieron un buen rato paseando por las piscinas, se levantaron a caminar un poco e incluso se encontraron con el dueño del bichón Bee y el fotógrafo rubio.

Namwook quiso gritarle algo como: “¡Bien sabía que te gustaba!”, pero realmente se la estaba pasando tan bien con Seokmin, que las palabras no salieron de sus labios.

Sí, le dijo algo como: “Vi que querías quitármelo”, pero fuera de eso, no se sentía enojado, ni celoso. Estaba bien y tranquilo de que su amigo saliese a pasear con un chico poco imaginativo y con un perro que ponía de mal humor al castaño que le acompañaba.

Abre la puerta de la habitación compartida y nota a Myungdae. Está frente a su cama, mirando a su alrededor. Causa una sonrisa en el pelirrojo y cuando entra sigilosamente al cuarto, cierra la puerta con fuerza, espantando ligeramente al menor.

— Mira quién está aquí. Casi una semana y es la primera vez que te encuentro en la habitación, Myungdae. – bromea, acercándose a pellizcarle las mejillas.

— Basta Hyung, ¡No es cierto! — protesta el menor riéndose mientras guarda su teléfono, el cual estaba usando hasta un segundo antes de que la presencia de Namwook le interrumpiera. — Sí estoy aquí, sólo... No cuando tú estás.

El pelirrojo rueda los ojos y sonríe.

— Es lo mismo, niño... Nunca te veo. – exagera, tomando asiento en la cama propia y soltando un fuerte suspiro. — Teníamos una conversación pendiente, ¿no, pillo? – alza sus cejas con acento pícaro, sonriéndole de la misma manera atrevida. — ¿Cómo te fue, muchacho?

Va directo al grano. Sin rodeos.

Le había dejado solo en aquél evento para solteros, le había hecho prometer que si encontraba a alguien de su agrado, le contaría al instante y no le había vuelto a ver después de eso.

No había pasado mucho, pero generalmente lo encontraba demasiado tarde en la habitación, durmiendo o simplemente no lo encontraba por ningún lado.

Ahora, Namwook quería saberlo todo y era el momento indicado para ello.

— ¡Aish, hyung! — exclama  Myungdae cubriendo su rostro, el cual ya estaba tiñéndose de rojo. — Deberías contarme tu primero, de seguro te fue mejor que a mí.

— Para nada. – agita una de sus manos, restándole importancia a su tema. — Bueno, sólo me encontré con un par de amigos y... Bueno, es todo. – miente. — Cuéntame tú. – chilla, haciendo un espacio en su cama y halando al menor de la mano para que se sienta frente a él.

— ¡Hyung! —vuelve a reclamar Myungdae cuando cae en la cama. — En ese caso, ese día no encontré a nadie. Luego fui a la piscina y así fue mi día. — se cruza de brazos, esperaba molestar a Namwook con su falta de detalles. Intencionalmente no había mencionado que había estado con su hermano esa tarde porque esa era una historia para otro día.

Su rostro pálido muestra decepción y una mueca de incredulidad se forma en el mismo.

— ¿Nada? – parece reaccionar y da un ligero aplauso. — ¿Ese día? ¿Regresaste después? – sacude los brazos del menor con ansias

— Nada, Hyung. —confirma soltando una risita —Pero al otro día... —deja inconcluso, esperando la reacción de Namwook.

El pelirrojo se abalanza en la cama y lo toma por los hombros, sacudiéndolo con emoción.

— ¡¿El otro día qué?! – chilla, aplaudiendo.

— ¡Cálmate Hyung! — dice el menor riéndose ahora con más fuerza — Estás muy emocionado ni siquiera es para tanto. — suspira —Al otro día salí a uno de los bares y conocí a un chico. Es muy lindo, Hyung. — mientras habla sus abultadas mejillas se van coloreando cada vez más rojas.

Namwook sacude el cuerpo del menor una vez más y sonríe bastante satisfecho.

— ¿Supiste su nombre?, ¿lo llamaste?, ¿te dio su número? Cuéntame... – alarga la "e" en su última palabra y presta más atención al relato de su amigo.

—Se llama Younggi... —musita el pelinegro —Y no, no tengo su número. En realidad él no parecía muy interesado en mí, fue algo... Indiferente, creo que sería la palabra correcta. Pero es muy, muy lindo Hyung. —suspira —No sé qué hacer.

El mayor rueda los ojos.

— Tienes encantos, Myungdae, úsalos. No tienes que ser muuuuy atrevido al inicio, ¿lo fuiste? — entrecierra sus ojos, señalándolo a la vez con su dedo índice.

Myungdae gruñe y se cubre el rostro con las manos, dejándose caer de espaldas en la cama — ¿Tal vez? —su afirmación se escucha más como una pregunta.

— Tienes mucho que aprender, niño... No hay que dar como primera impresión que eres atrevido... — suelta un ligero bufido lleno de pesadez. — ¿Cómo reaccionó él?

Myungdae se queja aún sin retirar las manos de su cara.

— Lo sé, me dejé llevar, me emocionó lo guapo que es. — dice — Me dijo que si no me daba vergüenza hablarle así a mis mayores. Ahora sí que estoy avergonzado, y ni siquiera puedo culpar al alcohol porque aún no había tomado nada. — lloriquea el menor.

Namwook niega con su cabeza y toma una gran bocanada de aire para poder hablar.

— Mira, Myungdae... Tu primer impresión fue mala, pero no tienes de qué preocuparte. ¿Generalmente eres así de atrevido, o sólo fue un impulso?, porque si eres así, vaya que hay que esconderlo al menos un poco. – bromea, golpeando juguetonamente el brazo del más joven.

— Ughhh — se queja nuevamente Myungdae — Yo… no lo sé, a veces si soy más atrevido. Los chicos atractivos me motivan a serlo. — por el tono de su voz y la manera en que está a punto de quebrarse de vez en cuando, parece que Myungdae estuviera a punto de llorar. — Hyung en serio no sé qué hacer, estoy tan apenado que ni siquiera sé si sea capaz de volver a verle. Y menos hablarle.

— Hmñ... Bueno, tenemos que trabajar en eso. Está bien que lo seas, a él pudo llamarle la atención eso, sólo... Cuando vuelvas a verlo, pídele disculpas. Un chico guapo puede espantarse por ello... – sus ojos se abren de repente, más grandes que el promedio del tamaño de ojos de un asiático. — ¿Lo viste sonrojarse en algún momento?

— Sí... Eso haré. — promete el menor, por fin destapando su rostro y levantándose para quedar sentado y mira a Namwook — Gracias Hyung. — dice con la más pequeña de las sonrisas, era la primera vez sonreía desde que había empezado a hablar del chico — Eh... No, no en realidad. Es que en serio creo que estaba totalmente inconsciente de que yo coqueteaba con él.

— No es nada, Myungdae... Debes hacerle saber a la próxima que le estás coqueteando de verdad, pero sin ser demasiado. Sólo se tu mismo. – su rostro muestra más tranquilidad y palmea la espalda de su amigo. — Cuando necesites otro punto de vista o algo, estaré por... – señala su cama, sonriendo. — allá. O fuera, pero me encontrarás alguna vez.

— Claro. En serio gracias, Hyung. — repite Myungdae y por un momento se queda en silencio — Ahora que lo pienso... Ni siquiera estoy seguro de que le gusten los chicos... — medita.
Namwook sonríe de costado.

— No lo es hasta que él te lo diga... Desde mi punto de vista – alza su dedo índice. —, ¿no crees que él te habría ignorado o dicho que no es gay en vez de "no te da vergüenza hablarle así a tus mayores"? – imita una voz más gruesa.

— Espero que tengas razón, Hyung. Si no tendría aún más vergüenza. —admite Myungdae, soltando una risa nerviosa.

— Tú no te preocupes, Myungdae... Primero es acercarte a él y después descubrir ese asunto. – asegura. — Así que... Más te vale volver a toparte con él, o moriré de ansiedad. – exagera, dejándose caer en la cama.

— El que va a morir de ansiedad seré yo sí lo vuelvo a ver. — bromea el menor — Aun así, si eso ocurre, no dudes que te contaré todo y vendré a pedirte consejo, Hyung.

— Yah, niño... De verdad. – rueda los ojos con diversión. — Esperaré ansioso para escuchar tus penas.

Concluye su conversación, sin embargo, no se mueve del lugar en el que está al cabo de unos minutos. Se levanta sin llamar mucho la atención y entra al cuarto de baño, decidido a relajarse, pero no lo hace.

Piensa en muchas cosas. Se detiene a pensar en Dokyeom y en las mil y un razones que pudieron haber hecho que no se sintiera mal al recordarle y hablar de él mientras estaba con Seokmin, pero se convence de que la estaba pasando bastante bien con el orejón que apenas se acordó de anteponer sus sentimientos.

Sale del baño sin haber tomado una ducha, se despide de Myungdae con la mano y sale de la habitación sin dirección alguna.

Baja la cabeza a su celular y piensa mandar un mensaje a Xianlu para que se encontraran y pudiera así distraerse un poco con su amigo, pero aquella voz le hace pausar sus acciones y dedicarse a buscarle.

Está riendo. Tenía años que no le escuchaba reír y estaba causando un dolor inmenso en su pecho. Namwook se sentía asfixiando ante aquella carcajada que llenaba sus oídos y cuando finalmente encuentra al dueño de aquél gesto, su corazón no late tan fuerte como esperó que lo hiciera. Sus rodillas no fallan y sus ojos tampoco se llenan de lágrimas. Sin embargo, sonríe.

Le sonríe a él y al castaño a su lado. Incluso, agita su mano en forma de saludo y Dokyeom le responde con el mismo gesto.

Ninguno de los dos se acerca a saludarse, ni siquiera aquél atrevido castaño que había tomado la iniciativa al saludarle de vuelta y no se siente triste. La sonrisa se ensancha más en sus labios cuando los labios de Dokyeom forman un adorable corazón y sus mejillas se sonrojan cuando el más alto a su lado le empuja juguetonamente.
Hace una reverencia desde lejos y se retira, regresándose por el mismo lugar por el que había llegado al lobby del crucero.

Seungjae pasa con Xianlu frente a él. Su amigo parece lastimado y después de haberles visto, hace que el pelinegro suelte al rubio y lo lleva consigo mismo. Su amigo de la infancia había estado llorando, lo supo al ver sus ojos hinchados y rojos, pero no preguntó nada, sino hasta que llegaron a la habitación del pelirrojo.

Myungdae se había ido de ahí y eso dejaba un buen ambiente para que Lu y él conversaran sin muchas interrupciones.



Li Akame

Akame corre por los pasillos, visualizando a su mejor amigo y colgándose de su espalda al llegar tras de él.

— Hooola, oppa... — sonríe recargándose en su hombro, enredando sus brazos en el torso del moreno.

Hyungsik ríe y le corresponde el abrazo como puede.

— Hola pequeña. — le devuelve el saludo y se acomoda para darle un beso en la mejilla. — ¿Estás lista para hoy? — pregunta y le echa un vistazo a su indumentaria. — Nos espera un largo y divertido día de verte caer con tus dos pies izquierdos. — bromea

Sus pómulos se sonrojan y frunce su entrecejo.

Akame había recordado que Dongmun le había dicho que bailaba y creyó que sería una buena opción aprender a hacerlo. No quería quedar en ridículo si alguna vez él le invitaba a bailar y ella luciera como Taylor Swift bailando en You Belong With Me. Sería bastante vergonzoso para ella.

— Yah. No voy a caer... Podré no saber bailar nada, pero tengo un hermano que lo hace muy bien. Está en mis venas, ¿no crees? – alza su barbilla con ilusión, sonriendo satisfecha.

Hyungsik ríe con ganas y niega divertido.

— Sí, ajá. Lo tienes en las venas. — entran a una pequeña salita en dónde él solía ensayar para sus presentaciones, una de las paredes está totalmente recubierta de espejos y en la otra hay un gran reproductor. — Vamos a ver qué tan cierto es eso mocosa. — se gira para encararla y la toma por la cintura alzándola sin ningún problema. — Hoy te voy a ser sudar como nunca antes. — dice con una sonrisa coqueta y un tono "seductor".

Las mejillas de la chica se sonrojan con intensidad y se separa rápidamente del mayor, cubriendo su rostro al mismo tiempo.

— Yah, n-no digas eso mientras m-me tienes cerca. – balbucea sintiéndose nerviosa. — Eres un maldito, oppa.
El moreno suelta una carcajada y la toma de la mano para guiarla hasta el medio del salón.

— ¿Por qué no? — vuelve a acercarse a ella, irrumpiendo en su espacio personal. — ¿Te pongo nerviosa, cariño? — sujeta su rostro con delicadeza y acorta la distancia entre él y ella aún más, quedando peligrosamente cerca de sus labios. Le regala una de sus sonrisas patentadas de playboy.

A Hyungsik podrían gustarle los chicos, pero eso no dejaba de lado que su cara lucía perfecta y su cuerpo era llamativo.

Cualquier persona, incluida ella, caería fácilmente por sus encantos. Por más mejores amigos que fuesen.

»— Soy completamente inofensivo, preciosa. — susurra sin apartar sus ojos de los de ella. — Mi linda y dulce Akame...

Ella golpea su pecho con delicadeza y se aleja de él, sintiendo su rostro arder y su corazón latir con fuerza.

— Eish, v-vas a verlo con Shao. Podrán gustarte los hombres, p-pero... – se queda callada, pensando en sus palabras mientras intenta tranquilizar sus nervios. — ¡Yah! Vine a aprender a bailar, no a ser s-seducida por mi mejor amigo. – se cruza de brazos, para después pasar una de sus manos por su frente, tratando de tranquilizarse y bajar el calor de su rostro.

— ¿Seducida? — Sik ríe con fuerza. — Cariño, eres preciosa, lo juro. Cualquier chico sería afortunado de tenerte pero... no eres mi tipo. — habla con dulzura y la abraza por unos instantes luego, se separa y le alborota el cabello. — Aigoo, te ves tan adorable. Quiero apretarte las mejillas. — tan pronto como lo dice lo hace y sonríe ampliamente. — Tu hermano es más mi estilo aunque él prefiera a los abogados. — suelta los cachetes de la menor y ruedas sus ojos como si aquello realmente le doliese. — Tú hermano también rompe mi corazón, estos chicos de mi vida solo me lastiman. — bromea con dramatismo

Suelta una carcajada, dando un leve golpecito a uno de los brazos de su mejor amigo y rueda los ojos ya más tranquila.

— Sé que no soy tu tipo, torpe... – dice en voz baja, sonriendo de costado y vuelve a rodar los ojos ante la mención de su hermano. — Yah, no pierdas la esperanza... Gege empieza a quererte un poco. – bromea, iluminando su rostro en una mueca de aliento y alza su puño, como si estuviese apoyando al moreno. — Ahora, ¿vamos a mover los pies o seguiremos hablando sobre mi hermano, el abogado y los chicos que sólo te lastiman? – ríe bajito, abrazándose al costado del cuerpo de su mejor amigo.

— ¡Vamos a bailar! — exclama alegremente y se separa de la chica para enfrentarla. — ¿Qué te gustaría aprender? ¿Hip/hop? ¿Lírica? ¿Contemporánea? ¿Tap? ¿Jazz? Dime, y te enseñaré lo que pueda.

El rostro de ella se deforma en una mueca llena de confusión y un pequeño gruñido sale de su garganta, expresando el gran signo de interrogación que se había formado en su cabeza.

— ¿L-lo más fácil?

Sik la mira enternecido y asiente.

— ¿Alguna canción en particular que te gustaría poder bailar? — pregunta. — Vamos Akame, podría enseñarte muchas cosas pero de nada sirve si no lo haces con ganas y pasión, si no te diviertes... Puedes bailar horrible pero si te diviertes y te sientes bien mientras lo hace pasará completamente desapercibido.

La pelinegra muerde su labio inferior, pensando en alguna canción que ella quisiera empezar a bailar y niega con su cabeza.

— Pienso en algo lento... ¿Qué tienes en tu mente, Sik?

— ¿Qué clase de lento? — cuestiona acercándose al reproductor y conectando su teléfono. — ¿Quieres algo que sea sensual, algo delicado o una mezcla de ambos? — la mira y luego mira de vuelta a su teléfono buscando entre su música alguna canción que les pueda servir. — Tú rostro es adorable por naturaleza, creo que te iría bien algo delicado... podrías jugar un poco con esa inocencia tuya.

Se queda pensando un poco, mirándose al espejo y tocando su rostro.

— ¿Jugar con mi inocencia? — cuestiona. — ¿Quieres decir... Bailar como tú y seguir siendo inocente, o...?

— ¿Quiere bailar como yo? — se burla picando una de sus mejillas y ríe. — Me refiero a jugar con la dulzura e inocencia que irradias corazón. Tu aspecto es el de una niña que no rompería ni un plato, que no sabe lo linda y sensual que podría llegar a ser. Una joven que todavía no sabe cómo es que luce como mujer...

Sus pómulos se sonrojan y se mira a sí misma en el espejo mientras escucha aquellas palabras de parte de su mejor amigo.

Traga saliva con fuerza y aprieta sus labios en una línea recta.

— ¿Vas a enseñarme, entonces? — se armó de valor para no balbucear y tomó una pose segura, dejando de verse al espejo por unos instantes y buscando la mirada del moreno.

— Yo encantado. — sonríe el morocho y escoge una canción cualquiera. — Debemos calentar primero, bonita. Te puedes lastimar si no lo haces. — dice comenzando a estirarse y dándole indicaciones para que lo imite. Unos veinte minutos después, con los músculos ya listo para bailar Hyungsik se dedica a buscar alguna canción que pueda servirles a ambos.

La pelinegra escucha las primeras melodías de la canción y se sonroja levemente al escuchar la lírica.

— ¿Qué con esa canción?

Kisses down low era una canción bastante sensual, tanto en el significado de su letra, como en el ritmo de la canción. Akame se sentía un poco insegura con qué tipo de movimientos podría hacer, pero decide dejar aquello en manos del moreno.

»— Estoy lista, Sik-sasengnim.

Hyungsik asiente y lo primero que hace es por simple diversión de ambos. La toma en sus brazos y comienza a bailar con ella sin tomar realmente en cuenta el ritmo de la canción, busca entretenerla, que se relaje un poco y que se deje llevar por la música.

Luego de un rato de risas y movimientos tontos comienza a tornarse todo más en serio, el moreno comienza a darle instrucciones sobre lo que debe hacer y cómo debe moverse. Se ríe un par de veces de ella y la molesta por su torpeza pero le tiene mucha paciencia y le explica paso por paso como va a moverse.

— ¡Vamos Akame! — le anima con una media risa atorada en la garganta — ¿Qué es esa cara de sufrimiento? ¡Se supone que estás seduciendo a alguien! No que vas a espantarlo. — bromea viendo el reflejo de la chica a través del espejo.

— Yah, deja de molestar. – se detiene un poco, toma una gran bocanada de aire y vuelve a los movimientos de hombros, caderas, rodillas y cada unión de sus articulaciones.

Deja, que el ritmo de la canción le hiciera relajarse y sus expresiones se volvieran serias, casi neutras, para ir agregando poco a poco sonrisas que le hicieron morirse de vergüenza al inicio y después de reír un poco, volver a los pasos.

»— N-no te burles.

Hyungsik vuelve a reír y alza sus manos en son de paz. Le señala un par de correcciones y se pone a su par para seguir los pasos de la coreografía. Repite, no sabe cuántas veces, la misma parte, fragmento por fragmento hasta que la pelinegra graba en su memoria que viene después de qué y trata de no burlarse mucho de ella en el proceso.

— Suéltate Akame, anda. — la anima viendo desde un costado como la chica hacía los pasos de forma mecánica. — Deja de contar en tu mente. Si te equivocas solo improvisa y diviértete. — aconseja y se acerca a ella para pararla cuando ya no soporta verla bailar.

No es que su amiga fuese mala bailarina, de hecho los pasos le salían técnicamente bien pero, aunque se había ido soltando poco a poco, todavía se seguía inhibiendo y eso no le estaba ayudando. La toma por los hombros y le sonríe con ternura.

»— ¿Tienes confianza en ti misma? — pregunta. Ella asiente con rapidez y él toma una bocanada de aire para proseguir. — ¿Sabes lo linda, hermosa, dulce y única que eres? Todo el mundo tiene esta concepción tuya de que eres indefensa, inocente, frágil; como una muñequita de porcelana que en cualquier momento va a romperse, ¿no? — Hyungsik pausa por unos segundos, tiempo en el que Akame no lo mira a los ojos, lleva delicadamente una mano al mentón de la muchacha y hace que sus miradas se crucen. — Quiero que te olvides de eso Akame... Ya no eres una niña, al menos no mientras bailes esta canción, eres una mujer. Una mujer que es sensual, atrevida, orgullosa de sí misma, segura confiada... Anda, yo sé que puedes hacerlo, ¿está bien?

La chica se siente un poco intimidada ante el choque de miradas, pero al final asiente con su cabeza.

Hyungsik parecía tener siempre la razón. ¿Realmente Akame quería seguir siendo aquella tímida e inocente niña o quería demostrar, al menos bailando, lo mujer que era y en lo que se había convertido?

Toma un respiro, llena sus pulmones de aire y pide que regrese la pista de la canción. Se mira al espejo y no cuenta en su mente cuando inicia los movimientos. Se deja llevar por el ritmo de la música. Arquea su espalda para llevar el movimiento hasta sus caderas y de ahí, pasa a sus piernas, que se mueven al ritmo de la melodía y sus brazos recorren su cuerpo de aquella manera sensual de la que su amigo había estado hablando.

No cierra los ojos, pero sigue un poco inexpresiva al inicio, hasta que recuerda los gestos que el moreno hacía al bailar. Conecta su propia mirada en el espejo y se sonríe a sí misma, con intensidad.

Corta el baile, terminando el fragmento que había aprendido en ese momento y se deja caer al piso, sentándose.
Un tanto sonrojada por el esfuerzo y la repentina pena, mira a su amigo y sonríe nerviosa.

— ¿Y?

Hyungsik aplaude con emoción dando saltitos alegres por ahí.

— ¡De eso estaba hablando! — chilla como padre orgulloso y se deja caer a su lado. — Mi pequeña y linda mujercita. — le aprieta las mejillas de nueva cuenta y se ríe. — Si mantienes esa actitud durante el resto de la coreografía será asombroso... Aunque no podremos mostrársela a tu hermano. — se burla. — Le sangraría la nariz y querría matarme por corromper a su hermanita. — bromea con una risita

Ella suelta una carcajada y niega con su cabeza. Busca su botella de agua y después de beber un poco de la misma, mira a su amigo.

— Definitivamente Shaoran no puede saber que me enseñaste a bailar esto. – mantiene una expresión serie ante aquella broma y golpea juguetonamente el brazo adverso. — Yah, no bromees con eso, sabes que no me parece divertido. – frunce sus labios como si realmente fuese a llorar, aunque después de aquél gesto, sonríe.

— ¿Sabes que no me parece divertido a mí? — el moreno mira a su amiga con una media sonrisa ácida. — Que todavía no me presentes a tu chico y que de paso, tampoco me des detalles. — se auto-responde regalándole una de sus miradas afiladas. — Pero está bien, te daré tiempo a ver si lo haces por tu propia cuenta porque te recuerdo que conozco a casi todo el personal de este barco y me llevo bien con ellos sí quiero puedo hacer que te espíen y me digan todo lo que necesito saber para asegurarme de que mi niña está con un sujeto decente. — tararea con fingida inocencia y se encoge de hombros mientras bebe de su botella de agua.

Evita soltar una carcajada, a cambio, una extraña sonrisa se dibuja en su rostro.

— Vaya, eso sonó demasiado psicópata, oppa. — se acerca a él, jugueteando con sus dedos. — No es mi chico y los detalles de él te los di la otra vez... Nada es muy seguro, sólo somos amigos, p-pero le considero muy atractivo. Es una persona increíble y… — corta sus propias palabras y chilla con fuerza. — Yah, lo conocerás después.

— Ajá. — rueda sus ojos con un toque de diversión y la mira un rato. De pronto un viaje de recuerdos llega a su memoria y su corazón se estruja dentro de su pecho. Ahoga un suspiro cargado de sentimentalismo y le sonríe con la mayor de las ternuras. — Sabes lo mucho que te quiero, ¿no? — inquiere de pronto y se acerca a ella para pasar una mano por su cabello negro y alborotarlo con cariño. — Eres mi niña preciosa, la primera y la más importante en mi vida. Si sueno medio psicópata es porque te quiero mucho y quiero saber que estarás bien por tu cuenta. — habla quedamente, dedicándole una dulce mirada y una sonrisa casi angelical — ¿Sabes? Al principio cuando me dijiste que trabajarías aquí en el crucero estaba realmente preocupado de si lo lograrías o no... — dice apenado — No porque no confiara en tus capacidades, lo hago, sé que eres capaz de muchas cosas; era solo la idea... la idea de que estuvieses sola, de que de pronto tuvieses algún problema con algún cliente o con alguno de tus superiores, de que te hicieran sentir mal y no estar ahí para cuidarte y que tu hermano tampoco iba a estar ahí... Me asustaba demasiado... — el moreno deja escapar un suspiro y termina por atraparla en un abrazo. — Creo que una gran parte de mí te sigue viendo como esa pequeña niña dulce, tierna y muy inocente de cuando te conocí hace años y me es difícil aceptar que has crecido y te has convertido en una niña grande, que tenemos que darte más libertad y dejar que tomes riesgos y te valgas por ti misma porque ni Shao ni yo vamos a estar para toda la vida y encerrarte en una cajita de cristal como si fueses una muñeca de colección no te va a hacer ningún bien... — se encoge de hombros y le sonríe con pena por su propia actitud sumamente sobreprotectora. — Y lo siento por ser tan sobreprotector a veces y tratarte como si fueses una niña que no sabe hacer nada o no puede hacer nada por su propia cuenta pero es que te quiero muchísimo y de ser por mí, realmente me gustaría limpiar todo el camino que vayas a recorrer de tal forma que sea para ti como pasear por un lindo campo y no ir por un tétrico y enreversado.

Akame cubre su rostro, dejando escapar un par de lágrimas, impidiendo que el moreno le viese, pero al cabo de unos segundos, sus sollozos se vuelven audibles en el salón.

Se siente bastante protegida a su lado, era su persona importante y definitivamente sabía que si Shaoran no se encontraba con ella, Hyungsik era a quién querría a su lado para acompañarle a todas partes. Hyungsik era lo más cercano a un hermano mayor como Shaoran. Sentía y sabía que estar a su lado era seguro y se lo demostraba cada que podía, porque aquél bailarín tenía sus propios problemas y no podía resolver todos en los que Akame lograba meterse.

La chica llora de nostalgia; llora porque sabe que si en alguien puede confiar, es en Hyungsik y él está ahí, a su lado, demostrándole que es una chica nueva e independiente.

— Hyungsik-ah, no sabes cuánto agradezco que estés a mi lado... Y no como Shaoran o Jaeho oppa te lo agradecerían, sino... De todo corazón. Como una amiga. – seca sus mejillas con la palma de su mano y talla un poco sus ojos. — De verdad haces demasiadas cosas por mí, que poco te enfocas en lo tuyo y... Eish, sabes que no deberías preocuparte tanto. Adoro que seas sobreprotector y suenes psicópata, oppa, porque sé que me cuidas y y y, – se abraza al torso adverso, recostando su rostro en el pecho del mismo y derramando un par de lágrimas más silenciosas. — de verdad, de verdad te lo agradezco.

Corresponde el abrazo tratando de demostrarle a través de ese gesto todo el cariño y amor que sentía por ella, porque sí: Hyungsik ama a Akame, no de una forma romántica sino de la forma más pura y sincera que podría existir. Akame era para él de las personas más importantes de su vida, la adoraba y seguiría cuidando de ella hasta sus últimos días sin importar qué.

— No tienes nada que agradecer, corazón. — sonríe ampliamente y deja un suave beso en la frente de la muchacha, secando sus lágrimas con sumo cuidado. — De verdad no me agradezcas, soy yo el que tengo que estar agradecido de tenerte en mi vida. Por años has sido ese pequeño rayo de luz que mejora e ilumina mis días. No sabes cuánto agradezco el hecho de ser tu amigo y que me permitas cuidarte aunque a veces sea un psicópata. — ríe bajito y acaricia su mejilla. — Te quiero muchísimo, pequeña. En verdad lo hago y no te haces una idea de lo feliz que me hace estar a tu lado y verte convertirte en una gran mujer... Mi mujercita. — habla con tono de padre orgulloso pellizcando una de las mejillas de la muchacha para luego dejar un beso ahí. — Te quiero, preciosa. Te quiero un mundo, dos y tres... hasta el infinito y más allá. — ríe

Akame sonríe ampliamente esta vez y se deshace de las lágrimas de su rostro.

— Te quiero mucho más, Sik... De verdad, puedes ser lo psicópata que te nazca conmigo, sólo no me dejes. — pide en voz baja, separándose al instante del moreno y sonriéndole al verle a los ojos. — Gracias por enseñarme este baile, de verdad me siento bastante genial ahora que me "liberé" — hace comillas con sus dedos, riendo bajito al finalizar.

---

Se deja caer en su cama mientras revisa su teléfono. No hay llamadas perdidas, no hay ni un solo mensaje.

Esperó el día entero que Dongmun le mandase un “hola” y ella no se atrevió a mandarlo. Estaba bastante preocupada. Se sentía un tanto triste, pero supuso que él debió estar ocupado.

Sonríe a la nada, colocando su alarma para poder despertarse temprano al día siguiente y aunque son las ocho de la noche, consigue dormir.

Duerme pensando en Dongmun, en si mañana él le buscará y en lo bien que la estuvo pasando ese día. Se distrajo con quien alguna vez fue su novio y bailó con su mejor amigo. Sintió una conversión en ella y es que… ¿Hyungsik de verdad hablaba de ella al mencionar a una mujer?

Quiere decir… Es verdad que todos le ven como a una niñita. Creen que ella no puede ser responsable de muchas cosas y por eso mismo, su hermano está metido en problemas legales. Shaoran no quería que ella se hiciera cargo de un par de empresas, pero… ¿Y si ella lo lograba?

¿Qué si estaba preparada para independizarse y hacer que aquél negocio familiar prosperara?

Se levanta de golpe, abrazándose a sus piernas en la cama al sentarse y recarga su barbilla en sus rodillas.
Se sentía lista, grande, con capacidad. No fue culpa del baile, quizás aquellas palabras que su amigo intercambió con ella fueron lo que le hizo entrar en realización.

Era una mujer, finalmente, y estaba cansada de ser vista como una pequeña incapaz de cumplir trabajos pesados.


Boo Seungjae


— ¿De verdad Namwook hyung aceptó salir contigo? – sigue la silueta de su amigo de un lado a otro.


Había vuelto a la habitación un tanto preocupado por haber dejado en manos de aquél pelirrojo bajito a su rubio hyung, pero se tranquilizó cuando el mismo le había tomado con fuerza y lo había llevado a salvo a un lugar ajeno a él.


Eran cerca de las ocho o nueve de la noche. No estaba seguro, su mente se había ocupado de bloquear la información nueva y los datos que pudiesen parecer vitales, aunque aquél castaño, moviendo cosas con desesperación dentro de la habitación, le alarmó un poco y lo sacó de aquél bloqueo.


Seokmin asiente con su cabeza y sostiene una toalla a sus caderas. Busca ropa interior, mira sus camisas de vestir, lleva tres cinturones colgados del hombro y la habitación huele bastante a un desodorante que había logrado marearlo apenas entró.


Sentía su estómago vacío y era culpa del olor.


— Vas a tener que encargarte de la junta tú solo… – los ojos del pelinegro se abren con grandeza y niega.


Alza sus brazos y forma una equis con los mismos.


— No, no, no y no… Sabes que esas reuniones me matan de sueño… Hyung, son las… – hace una ligera pausa, mirando su reloj de mano y maldice en voz baja por ser de manecillas. — Bien, no sé qué hora es, pero no iré yo solo a tener esa junta. – su entrecejo se frunce y la voz que usa es bastante agresiva y enojada.


Seokmin suelta un bufido exasperado, entra al baño y un par de minutos después, sale vistiendo un par de jeans ajustados.

Señala a su mejor amigo con el dedo índice de su mano derecha y sus facciones endurecen.


— Mira, Boo Seungjae… Vas a atender esa junta porque merezco un poco de diversión. Tu perro comió nuestros boletos y…


— ¡Deja de culparlo! ¿Qué con mis vacaciones? No eres el único que necesita relajarse. – imita la acción del mayor, apuntándole con su dedo y golpetea el pecho adverso a su vez. — Siempre estoy solucionando todo. Sufro de acidez por culpa de este trabajo. Te seguí para acompañarte y ayudarte a resolver problemas, porque eres mi mejor amigo y te admiro, pero quien termina haciendo todo el trabajo soy yo.


Sus entrecejos se relajan y sus posturas vuelven a la normalidad casi al mismo tiempo. Seokmin hace una extraña mueca con sus labios y cierra sus ojos, tranquilizándose lo más que pueda.


— Mira, Seungjae… Hoy ambos pasamos un día muy bueno. El mío aún no termina y de verdad quisiera pasar más tiempo con Namwook, ¿sí? – su voz suena más relajada, menos agresiva. — Déjame terminar bien esta noche, puedes cancelar el plan… Sólo hablarán sobre un par de contactos en Tailandia y… ¿Entiendes?


El más joven de la habitación camina al clóset que compartían, toma una camisa blanca y un par de zapatos de charol para que su amigo usase. Los acerca a él y le sonríe cálidamente.


— Ya, entiendo… Cancelaré eso y lo dejaré para mañana. Vas a tener que despertar temprano, hyung. – Seokmin asiente con su cabeza y se viste por completo, para peinar su cabello con un apartado de lado y un estilo de “coma”. Se perfuma con una loción que Seungjae insistió en que usara y después de eso, sale en busca del pelirrojo que le acompañaría en una cena.


Min Jaeho


Disfrutar sus horarios de descanso en el crucero habían estado siendo constantes problemas para su persona. Creyó que compartir una habitación con Shaoran sería fácil; compartía con él demasiadas cosas, pero una habitación era demasiado.


No podía soportar las inmensas ganas que tenía de abrazarse a su torso por las noches, o de infiltrarse a su cama y acurrucarse en su pecho cuando se sentaba tan cómodamente en ésta, a leer algún texto sobre el liderazgo de las empresas.


Li Shaoran lo tentaba mal.


— I-iré por un trago. – dice el castaño, ajustando el último botón de su camisa de vestir celeste.
Eran las diez de la noche, del día cuatro en el crucero, cuando la sonrisa del más pálido le confirmó a Min que estaba realmente enamorado de su gesto y que estaba dispuesto a dar todo por ver aquella sonrisa con hoyuelos todos los días.


— Déjame acompañarte. – Shaoran se levanta de la cama, dejando su libro de lado y preparado para empezar a desvestirse mientras llegaba al baño, para tomar una ducha exprés e invitarle un vaso de whiskey o ron irlandés.


Pero Jaeho quería tiempo para sí mismo.


Antes de que el chino pudiera deshacerse de su camisa para dormir, las manos delgadas del abogado se posan sobre las del más pálido, deteniéndole.


El rostro adverso muestra confusión, aunque la sonrisa llena de vida por parte de Min le tranquiliza y comprende lo que quiere darle a entender.


Jaeho implora soledad con sus ojos iluminados y Shaoran lo entiende.
chenyeol.
chenyeol.


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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Dom 03 Sep 2017, 9:21 pm




capítulo seis; parte dos.


Min Jaeho


Una sonrisa se forma en el rostro de quién era ligeramente más alto y vuelve a tomar asiento en su cama.
Le es un poco difícil volver a la lectura cuando Jaeho camina hasta la puerta, contoneando sus caderas casi a propósito, llamando su atención y sale de la habitación, dejando a un Li Shaoran sin poder de concentración.
— ¿Qué voy a hacer con ese hombre? – ríe, cerrando su libro y aventándolo a un lugar lejos de sí mismo en su cama.
Shaoran está consciente de lo mal que está ver a Jaeho con otros ojos. Lo ha mencionado antes y lo ha pensado desde la primera vez que imaginó esos bonitos labios abultados presionando los suyos.
No está seguro de cuántos suspiros de frustración ha soltado en menos de cinco minutos por culpa del mayor, pero se carcajea al final.
Su desesperación le parece divertida.
Está enamorado de su abogado y sus ideas torpes sobre su “amor prohibido” no le dejan descansar. ¿Con qué cara miraría a los encargados del buffet de abogados cuando anuncie que tiene una relación con Jaeho? Si es que llegara a pasar, claro.
Para la empresa de la abuela, la imagen de los Li era bastante importante y el que saliera con uno de los abogados representantes de la fallecida mujer, sería la burla.
Shaoran sería mal visto y harían que el grupo de jefes de Min se pusieran de acuerdo para quitarles poder a ambos y, ¿adivinen a manos de quién quedaría la responsabilidad de la franquicia de Li Bubbah?
Nadie más y nadie menos que de Li Akame.
No era un tema que solo mantuviera preocupado al mayor de los Li, aquél castaño pelirrojo, que recién había salido de la habitación, estaba preocupado de igual manera. Todos sabían que Akame era torpe, bastante tímida, introvertida y para nada sabía controlar las situaciones.
Una cosa como aquella, ir a China sola, sin su hermano mayor o el acompañamiento de su abogado familiar… Probablemente terminaría dejándole problemas de adaptación a la dieciocho añera.
Jaeho toma asiento en una de las mesas, pide un trago fuerte para empezar y se cruza de brazos, frunce sus labios y un suspiro pesado sale de su garganta. Luce un tanto cansado, desesperado más que nada, pero aquél brillo en sus ojos no deja de estar presente. Busca algo con su mirada, en la entrada. Hace una mueca un poco triste al darse cuenta de que Shaoran no le ha seguido y deja caer su cabeza en la mesa del bar. Balbucea un par de cosas que le hacen ver tan miserable y ríe, como si hubiese pasado el peor momento de su vida en ese crucero.
El moreno lo está observando desde la barra y niega quedamente con la cabeza. La vista de su hyung en ese estado le parecía realmente miserable; mira a su compañero y le pide que lo cubra unos minutos en los que se acerca hasta la mesa del mayor para averiguar qué es lo que está mal con él.
— Oppa, te ves realmente miserable esta noche. — se sienta a su lado sin siquiera pedir permiso y apoya sus brazos sobre la mesa. — Luces patético, ¿qué va mal?
Jaeho suelta una risita en voz baja, le sonríe al muchacho, como si no lo hubiese visto hace un par de días y palmea su espalda.
— En realidad, nada está mal, Sik... Ya sabes, cosas de abogado desesperado. – da un sorbo a su bebida y arremanga su camiseta. — Quiero hacerme el sufrido un rato.
El moreno forma una mueca con sus labios y lo mira sin creerle ni un poco.
— Ajá, y yo soy un mal bailarín. — rezonga y le devuelve la sonrisa. — Vamos oppa, puedes decirme. Seré una tumba, quizás hasta pueda ayudarte. — le anima de buen humor y ladea su cabeza. — ¿Tiene que ver con Shaoran oppa?
Los ojos pequeños del mayor se cierran con fuerza y sonríe en su dirección.
— Todo tiene que ver con Shaoran, ¿no? – sus labios se deforman en una mueca triste y se encoge de hombros. — Ya sabes, llevo tanto tiempo esperando a que corresponda mis sentimientos y... Nada. Siempre es la misma cosa. "Abogado Min, compórtese", "Jaeho, no hagas esto", "No hagas lo otro". ¡Me trata como si fuera alguien desconocido! – brama frustrado.
El moreno suspira y asiente.
— Comprendo el sentimiento del amor unilateral pero yo creo que entre ustedes las cosas están mutando... — comenta con una media sonrisa — Y creo que muy en el fondo usted lo sabe, oppa. — apunta — Shaoran-oppa va al paso del caracol pero creo que su corazón se alegra un poco de tenerlo a su lado. — afirma con suavidad y emoción. — No se desanime.
El castaño niega con su cabeza.
— Si Shaoran se interesara en mí como yo estoy de él, habría olvidado todo, creo. — su voz se quiebra un poco. — Tengo el presentimiento de que nada va a pasar entre nosotros, ya lo superaré, quería desahogarme un rato. — vuelve a mirar hacia la entrada y dirige su mirada al moreno. — Si no le hubiera pedido que se quedara en la habitación... ¿Crees que me habría acompañado?
— No siempre las cosas suceden como uno quiere oppa y eso no quiere decir que no estén sucediendo. — musita y pone una de sus manos sobre uno de los hombros del mayor, dándole un apretón reconfortante. — Yo no perdería la esperanza... es posible. ¿Usted cree que si Shao-oppa no estuviese aunque sea un poquito interesado por qué se pondría especialmente gruñón cuando soy meloso con usted? — inquiere con una ceja enarcada. — Eso no pasaba antes.
Una carcajada sale de los labios del más pálido y sus mejillas se pintan de rosa.
— Lo hace porque "venimos a trabajar" — hace comillas con sus dedos. — Está poniéndose estricto con eso del trabajo.
— Trabajo mis polainas, oppa. ¡Está celoso! Eso no se tapa con un dedo. — se ríe el moreno y suspira. — En verdad hyung, que a veces eres un poco tonto. — sonríe dulcemente — Son excusas, Shao-oppa solo le está dando largas a lo inevitable, créeme. Soy brujo, yo lo sé todo. — bromea.
— Ha estado dándole la larga casi seis años... Ah, no puedo más. — suelta un gruñido lleno de desesperación. — Siento dolor, pero ya... Supongo que sí es verdad lo que dices, no tardará mucho.
— ¡Y valdrán la pena esos seis años! — afirma con una gran sonrisa y palmea su brazo. — Te recordaré esta conversación cuando les esté apadrinando en su boda. — bromea con un guiño coqueto y ríe bajito. — Vamos, oppa. Shaoran está reaccionando, se ha tardado pero al menos lo está  haciendo porque sabes qué es realmente triste, estar enamorado y que a pesar de los años esa persona no muestre ni el más mínimo cambio o interés — su voz va decayendo y termina por ahogar un pesado suspiro. — Pero... ese no es tu caso, así que alégrate
Jaeho solo se limita a beber más de su vaso semivacío, hace un gesto con la mano para que lo rellenen y suelta un suspiro lleno de pesadez y cansancio.
— Creo que tienes razón, Sik... — comenta en voz baja.
Sonríe ante la idea de Shaoran y él frente a un altar, se recuerda a sí mismo el pasado y sus pómulos se sonrojan.
»— Ah, ¿tú crees que algo así llegue a pasar? ¿Una boda?
El moreno se toma su tiempo para responder, apreciando la ilusión en los ojos de su mayor y ríe bajito.
— Sí. — afirma sin borrar su sonrisa. — ¿Por qué no? Hacen linda pareja ustedes dos. — adula suavemente y se encoge de hombros. — La esperanza es lo último que se pierde Oppa. — pausa — Deberías aprovechar este viaje para cerrar distancia con Shao-oppa, igual eso solo hará que le pongas más empeño a tu trabajo porque sé que no quieres decepcionarlo... — se cruza de brazos sobre su pecho, acomodándose en su silla. — Y porque si no logras hacer las cosas bien y Akame regresa a China yo mismo voy a patear tu trasero hyung. — añade un poco más serio y pese a que su gesto amigable-bromista no se ha borrado de su rostro hay un deje de verdad en esa última afirmación.
Su sonrisa se vuelve una extraña mueca y su pecho duele ante la mención de la chica.
— Quisiera que ella permaneciera en Corea... Está adaptándose muy bien a este ambiente del crucero y sus amigos no la abandonan, pero... — toma una gran bocanada de aire y cuando su bebida llega, le da un sorbo, haciendo la pausa un poco más extensa. — No he tomado el valor para decirle esto a Shaoran, pero Akame tendrá que volver al menos uno o dos meses. Sólo para hacer presencia en la línea de empresas. — frunce sus labios y deja caer sus hombros. — Eso hará que todos los años de conocernos se caigan por la borda y él me odie. — lloriquea. — Y no me voy a casar, Hyungsik.
El moreno frunce su ceño y abre su boca para mandarlo al demonio pero prefiere cerrarla y en su lugar alza una de sus manos y aparta su mirada del mayor.
— Ya va, dame unos segundos para asimilarlo... — pide cerrando sus ojos con fuerzas y procesando el hecho de que su linda niña iba a alejarse a un país extranjero, sola y desprotegida... Y no es que él creyese que Akame no pudiese cuidarse sola, era simplemente que esa niña tenía un enorme lugar en su corazón y si ella se iba, si ella realmente lo dejaba, así fuese solo por unos meses, se sentiría muy miserable porque una cosa era el tiempo que estaban separados pero en el mismo país en la misma ciudad, que cuando él quisiese solo iba y la buscaba o le mandaba un mensaje y quedaban; y otro muy diferente era que ella estuviese a kilómetros de distancia y no pudiesen verse. 
¡Demonios, qué iba a extrañarla!
»— Hyung, ¿en verdad no existe ninguna manera, forma, alguna cláusula legal o lo que sea que evite que mi linda Akame tenga que irse? — abre de nueva cuenta sus ojos y los clava en el mayor. — ¿Nada que puedas hacer?
El castaño niega con su cabeza, cruzándose de brazos sobre la barra.
— He estado haciendo lo posible. Al inicio estaban dictando que fuera un año y medio, que pusiera orden en las empresas y que regresara al cumplirse los dos años. – explica. — Lo reduje bastante tiempo y no pueden aceptar que vaya Shaoran como reemplazo. Todo por culpa de la abuela Bubbah. – frunce el entrecejo, dando un pequeño golpe a la barra. — Sin ofender, claro. Que en paz descanse.
Un pesado suspiro se escapa de los labios del moreno y asiente comprendiendo la situación hasta cierto punto.
— Ya veo. — musita con una mueca y mira detenidamente a su mayor. — Hyung, entiendo que es una situación delicada pero deberías ir preparando el terreno para cuando necesites decirle toda la noticia a Shoaran-ssi. — habla en tono serio y haciendo un gesto de mano para enfatizar. — Debes ir haciéndole entender que no va a ser posible que Akame se quede... Al mismo tiempo puedes irle diciendo los progresos, como eso de la reducción del periodo de tiempo que ella va a tener que estar allá y no dejarlo todo para cuando el viaje termine porque será mucho más complicado. — apunta — Oh, y vas a tener que tener mucha paciencia y explicarle las cosas unas diez veces antes de que ese hombre testarudo lo acepte. Y es probable que se enoje en el principio y no quiera comprender el gran esfuerzo que estás haciendo pero eventualmente se calmará y pensará las cosas con cabeza fría y no va a odiarte, así que lo de la boda si va... — termina por sonreírle de forma amigable y tamborilea sus dedos para darle un toque más alegre todo.
Jaeho gruñe bajito y sostiene su cabeza entre sus manos a la mención de Shaoran.
— Ni me recuerdes que tendré que lidiar con ese hombre cuando tenga que decirle sobre su hermanita. – un suspiro pesado escapa de sus labios. — Él sabe el trabajo duro que estoy haciendo y... Espero que me entienda. No es muy fácil hacer que ella permanezca acá. Ay... Ella se la estaba pasando tan bien y una noticia así la va a poner muy triste. – siente aflicción por la muchacha. — Tienes que ayudarme a que ella la pase muy bien, Sik.
Después de un trago más, su "dolor" se ha ido un poco y puede estar más relajado conversando con el moreno.
»— Dejando de lado lo de la boda y eso... Realmente espero que algo pase. Algo bueno.
— No tienes ni que pedírmelo, oppa. — regresa a su naturaleza coqueta y molesta — Akame es una niña preciosa, además creo que se la está pasando bastante bien... oí algo sobre un chico que conoció. — forma una mueca de desagrado con sus labios y resopla. — Aún no me enseña quién es, esa mocosa... — se queja y luego sonríe. — Seguro que pasa, oppa. Yo me ofrezco de voluntario para hacer que sus celos salgan a flote. — exclama con diversión y ríe suavemente
Suelta una carcajada, agacha su mirada y sus hombros lucen más relajados.
— Oí lo del chico también. Gracias a Shaoran. — menciona vagamente. — Pero de verdad, Akame debe pasarla bien y... No te preocupes, ese hombre parece tener celos de todo. — rueda sus ojos, saca un par de billetes de sus bolsillos traseros del pantalón y los deja en la barra. — Iré a tomar un respiro, Hyungsik... Este ambiente empieza a asfixiarme.
— Está bien oppa, yo igual tengo que volver al trabajo. Mi compañero va a matarme porque me he tardado bastante. — ríe bajito y se levanta de la mesa. — Relájate, las cosas saldrán bien, oppa. — sonríe tratando de trasmitirle calma y se acerca a él para despedirse con un beso en su mejilla. — Nos vemos oppa. — agita su mano y regresa al trote hasta la barra.
Sus ojos permanecen enfocados en la figura del moreno, se asegura de que haya llegado a su lugar y sale cómodamente del salón, dirigiéndose a ningún lugar.
Unos minutos de caminata después, está frente a las piscinas. Es de noche, la luna se refleja en el mar y en el agua de las pequeñas albercas y deja escapar un suspiro, mientras piensa en cómo puede hablar con Shaoran sobre su pequeña hermana.
Jamás había conocido a un hermano tan dedicado a la seguridad de su hermana menor, y eso que había trabajado ya con bastantes.
Se graduó antes de la Universidad. El presupuesto de su familia no le permitía pagar los cinco años y medio que la escuela exigía, por lo que tuvo que llevar materias extras y concluir sus estudios en menos de tres años.
Cuando cumplía los veintitrés, ya había ganado al menos dos casos legales en un centro de jurisdicciones y comenzaba a representar a la abuela Li, aunque llevaba tiempo de haber conocido al reconocido nieto de la mujer.
Habían sido mejores amigos desde los dieciocho años, en una misma Universidad, aunque después de que Jaeho concluyó sus estudios, no se vieron hasta el día en el que el mismo comenzaba con actos legales de las empresas extranjeras de los Li.
Nadie mejor que Min, sabía del temperamento de Shaoran ni los muchos cuidados que había que tener con el mismo. El más mínimo enojo o estrés, podía provocarle incluso hasta la muerte y nadie quería que algo como aquello pasara.
Akame tuvo que aprender los cuidados que había que tener con su hermano desde los once años. Para Min, Akame siempre fue una chica valiente, pero algo le hizo cambiar y nadie estaba seguro de la razón.
El punto es que ambos hermanos parecían tan ajenos el uno del otro, pero llevaban ese tipo de relación fraternal en la que si algo le pasaba a uno, el otro lo sentía. Y no hablaba de ningún tipo de poderes mentales ni nada por el estilo, pero así como eran ajenos el uno del otro, se comprendían tan bien y eso ponía de buen humor a la gente a su alrededor.
Definitivamente, ese viaje que Akame realizaría sola, sería bastante doloroso para ella tanto como lo sería para Shaoran.


Jin Dokyeom



No le molestaba mucho la luz que emanaba del computador de su mejor amigo, pero sí era odioso el sonido de las teclas y los gruñidos desesperados del castaño.

Taeil se golpeaba la cabeza contra la pared más cercana cada que podía y a los dos segundos mejoraba su redacción, pero lo borraba todo al cabo de mil seiscientas palabras.

Dokyeom solo atina a negar con su cabeza y mirar todo aquello con bastante lástima.

— Hyung, deja eso ya… Duerme un poco y mañana seguro te sientes más inspirado. – Taeil suelta una carcajada, deja de escribir y soba sus sienes para lograr relajarse un poco más.

— Sabes que eso no va a funcionar, Dodito. – le sonríe de una manera que causa escalofríos en su piel y retira el contacto visual.

Dokyeom sonríe, convirtiendo aquella sonrisa en una leve carcajada y contagiando a su mayor. Ambos ríen de nada. Cualquiera que les viera les tacharía de locos.

»— Yah, cierra la boca y déjame concentrarme. – la seriedad vuelve a su rostro en un dos por tres y su mirada regresa a su portátil.

El más bajito se levanta de su cama, camina al cuarto de baño a aplicarse un par de mascarillas y cuando regresa, Taeil había dejado la puerta de la habitación abierta y una nota en Power Point que decía algo como: “No leas nada o te corto la cabeza… Besos, Tae”. Y una carita feliz la adornaba.

Definitivamente, vivía con un loco, aunque no lo aceptaría. Vivía feliz.

Se recuesta de nuevo en su cama, con la mascarilla puesta y una sonrisa en el rostro. Ver a Namwook sonreírle había calentado su corazón. No en una manera romántica, no sentía nada más por quien alguna vez fue su novio. Estaba feliz de haberle visto de una buena manera y saber, o suponer, que con esa sonrisa todo estaba aclarado y bastante bien entre ambos.

Dokyeom estaba abierto a nuevas relaciones, lo estuvo desde el primer mes que pasó separado de Namwook, pero nunca quiso considerar otra pareja distinta al, en ese entonces, rubio.

Se consideraba feliz a su lado, pero después de ver el trabajo que debía cumplir como escritor y como pupilo de un joven literario, su perspectiva sobre las parejas cambió.

Estaba atado a la escritura y creía que eso era lo más feliz que tendría durante un largo tiempo.

Taeil cambiaba un poco su manera de ver el arte de la escritura. Creía que en algún momento él se volvería loco al no encontrar inspiración y que tarde o temprano necesitaría retirarse o algo por el estilo… Realmente tenía demasiada ilusión con ser exitoso, pero no estaba lográndolo. Al menos no aún.

Cuando su compañero entró a la habitación con un porta-vasos con cinco cafés, rueda los ojos y se envuelve en las sábanas, decidido a dormir un poco.

— Procura no morir de un ataque nervioso por esa bebida.

— No lo haré, dulces sueños, Dodo.


Li Shaoran


Toma una cubeta, sale de su habitación y se dirige a alguna máquina de hielos que pudiera encontrar cerca.

No había podido volver a su lectura sabiendo que Jaeho estaba fuera. Se sentía solo y verdaderamente quería la compañía del abogado. Aunque no hablaran, aunque se encerraran en una completa burbuja de incomodidad y silencio.

Camina por los pasillos un par de minutos, olvidándose por completo lo que estaba buscando, hasta que una voz interrumpe sus pensamientos sobre la nada.

— No necesitas cubetas, hay baños, ¿sabes? – el castaño de la otra vez aparece frente a él. Las ojeras en su rostro lucen críticas y la bandeja que llevaba en sus manos con cinco vasos de café negro, delatan que planea desvelarse esa noche.

Al inicio, Shaoran frunce el entrecejo al recordar el comentario que ese chico había hecho sobre su hermana, pero después, el nerviosismo se apodera de su sistema y prohíbe que palabra alguna salga de sus labios.

— Yo… eh… – de pronto el coreano parece un idioma que jamás ha hablado.

Podía aparentar ser una persona bastante segura, serio y un tanto apático, pero Li Shaoran había pasado por el mismo cascarón en el que su hermana se encontraba a los dieciocho años.

— ¿Le comió la lengua el gato? – el más pálido niega con su cabeza y balbucea un par de veces.

— Yo… Idioma, difícil.

— ¿Eres indio? – Taeil suelta una ligera risita, toma un vaso de café y se lo entrega. — Tiene jarabe de coco, deberías probarlo. Calma los nervios.

Shaoran ríe bajito, dándole un sorbo a lo que el muchacho le había entregado y sonríe cuando lo ha tragado, dedicándole una sonrisa ladina y un pulgar alzado en aprobación.

Taeil corresponde a la sonrisa.

— Soy Shaoran… – el contrario asiente con su cabeza. — Creo que no me presenté la otra vez.

— Hmñ, no lo recuerdo, pero soy Taeil, por si acaso. – intenta hacer una reverencia, balancea su peso con el de los vasos de café y exitosamente, muestra respeto al mayor.

No era necesario preguntar edades, era obvio que el pelinegro era mayor que el castaño, aunque la diferencia de las mismas fuese desconocida para ambos.

Shaoran no tiene más que decir, por lo que planea retirarse del lugar, hasta que Taeil interrumpe una vez más su camino.

»— Hum… ¿Shaoran-nim? – el aludido le mira a los ojos con el entrecejo fruncido debido a la confusión. — Quisiera… Verá, no le cuento esto a todo el mundo, pero… – el corazón del mayor late con fuerza y es que sentía nervios sobre lo que el castaño estaba a punto de compartir con él.

No mucha gente le confiaba cosas, ni viceversa, así que lo que fuera que el más joven estuviese a punto de decirle, le ponía nervioso en sobremanera.

»— Estoy escribiendo un libro… Y la inspiración no llega a mi mente. Quisiera saber si usted… Podría ayudarme en algo o… – sus pómulos se sonrojan y Shaoran suelta un suspiro lleno de alivio.

— Verás, Taeil… No soy una persona muy imaginativa, o a la que le pasen muchas cosas que valgan la pena para ser descritas. Estoy pasando una pequeña crisis y… No es como si me diera mucho gusto contarla. – aclara su garganta y bebe del vaso que el castaño le ha regalado. — Me siento muy halagado de que quieras mi ayuda y sin la intención de ofenderte o algo… Lo lamento, pero no tengo tiempo para eso. – una sonrisa apenada aparece en su rostro y el menor dibuja una traviesa en el suyo.

— Entonces… – el más joven hace una pausa un tanto incómoda. — ¿Si te gusta tu hermana? – bromea, recibiendo un delicado golpe en uno de sus brazos por parte del de tez pálida.

— No te golpeo más fuerte sólo porque llevas eso cargando. – señala el líquido en los vasos y una carcajada escapa de su garganta.

— Es un gusto bromear con, y de usted, hyungnim.


Lee Seokmin


Está en el lobby esperando por Namwook, caminando de un lado a otro mientras arremanga su camiseta. Sus manos sudan y su garganta empieza a secarse.

No era demasiado tarde aún, había llegado muy temprano a esperar al pelirrojo, por lo que no le causaba ningún problema seguir esperando de cinco a veinte minutos más en aquella sala.

Namwook le sonríe cuando comienza a acercarse a él, aunque algo luce diferente. Quizás es que se ha delineado los ojos de un color rosado que resalta su piel, o aquél brillo en la punta de su nariz.

Su cabello es negro ahora y Namwook luce tan pálido que fascina al más alto. Le gusta mucho aquella imagen y las punzadas en su corazón lo confirman.

— Wow, te ves muy bien. – atina a balbucear, provocando una ligera carcajada en el más bajito.

— Gracias, Seokmin-ah, tú también luces muy bien. – elogia de vuelta mirándolo expectante. — Hum… Soy deportista, no puedo comer muchas cosas pesadas, sabes.

— Descuida, soy artista, tampoco puedo comer muchas cosas de ese tipo. – Namwook frunce el entrecejo cuando empiezan a caminar y carraspea su garganta, demostrando lo curioso que comenzaba a ponerse.

Un par de sonidos extraños, parecidos a una carcajada reprimida, salen de la garganta del menor y sacude su mano, restándole importancia al tema.

»— Oh, bueno, no me imaginaba que no me conocieras, pero… Soy cantante, en Corea. – el rostro del ahora pelinegro sigue confundido. — ¿Lee Seokmin? ¿Modelo? – Namwook niega con su cabeza. — ¿W Corea?

— Lo lamento, Seokmin-ah, pero no leo muchas revistas o escucho muchas canciones… Soy más del tipo lector y esas cosas. – el castaño sonríe bastante satisfecho con las respuestas del más bajito.

Entran a un salón restaurante y buscan un par de asientos para dedicarse a mirar el menú y buscar comida de su agrado.

— No te preocupes… Es más interesante una conversación cuando no saben quién soy. – bromea, mostrando su hilera de dientes perfectos y provocando un leve sonrojo en el más pálido.

Ordenan algo para compartir y un par de bebidas para acompañar. Su conversación resulta muy amena e incluso planean pasear por las piscinas un rato antes de ir a dormir.

Seokmin siente comodidad en exceso cuando el pelinegro habla sobre él y parece que Namwook realmente disfruta de la compañía del más alto. Ambos parecen ya haberse acostumbrado a la presencia del otro, que cuando salen del lugar, es muy normal para ellos ir bastante juntos el uno al otro.

Sus brazos rozan y cuando se miran, no pueden evitar sonreír ampliamente. Sus mejillas duelen y sus rostros se sonrojan cada que alguno dice algo diferente a lo que tenían planeado.

Las manos de Lee sudan de nuevo y los dedos de Joon no pueden dejar de jugar entre sí, porque ambos están nerviosos al estar así de cerca, pero a la vez, aunque uno de ellos no quisiera admitirlo, se sentía feliz. Tan feliz, que no le importaban aquella orejas enormes, los ojos saltones ni su estatura gigante o sus rodillas arqueadas. Sólo importaba que ese chico sabía hacerlo reír y le agradaba aquella sensación en su pecho.

— Hum… Namwook… – Seokmin mira la hora en su reloj de mano que llevaba puesto y nota que el tiempo se les ha pasado volando.

Habían salido bastante tarde a cenar, a eso de las diez y terminaron un par de horas después. Las tres de la mañana no parecían demasiado pesadas cuando se habían estado divirtiendo y conociendo más el uno del otro. Se había pasado volando el día y ambos lucían satisfechos con ello.

El aludido se recarga en un barandal con mirada al mar y sonríe, soltando un ligero suspiro, llamando la atención del castaño.

»— Podrá sonar… Raro, e incluso atrevido, pero… Estuve pasándola muy bien. – una sonrisa se forma en sus labios mientras se acerca al más bajito en el barandal, apoyándose junto a él.

Namwook asiente, apoyando su comentario.

— Yo también, Seokmin… Fue muy agradable, realmente me gustó la cena y eso… – no le mira.

Observa la luna reflejada en el mar y disfruta de la brisa fresca que alborota su cabello.

Seokmin suspira con fuerza, está realmente atraído por él. Sus labios se mueven inconscientemente, aunque sabe lo que dijo.

No hay reacción de ninguno de los dos. Nadie dice nada, pero sí se miran con una mueca de duda en sus rostros. Namwook siente pánico en el momento y después de carraspear su garganta, se va sin decir palabra alguna.

El castaño mira de reojo su silueta marcharse y entonces sabe que decirle aquellas dos palabras, sin siquiera ser nada, sin siquiera conocerse de mucho tiempo… Habían sido un error.


Kim Taeil


Había pasado casi una semana en ese crucero y ni siquiera las olas de mar más relajantes del lugar, o las masajistas más expertas, le habían hecho sentir la misma necesidad de tranquilizarse y lograr inspirarse.

Estaba frustrado con su mente y enojado con Dokyeom, porque era su culpa (al menos en parte) que no lograra plasmar sus ideas con claridad.

Había tratado de todo. Parte de su inspiración había sido sobre aquél chico en el restaurant del otro día y, llámenle loco, pero había iniciado un relato incestuoso. ¿Estaba mal?

El escritor sólo buscaba un poco de inspiración en los turistas del barco, pero nada lograba convencerle del todo.
Intentó yendo al casino, quería lograr tomar un poco de inspiración con la gente que apostaba y ganaba. Pudo encontrar un sentimiento similar al triunfo cuando los primeros dos párrafos se escribieron casi por sí solos, pero los borró al releer.

¡Era una completa porquería!, ¿Y si había perdido el toque?

No quería ser un escritor de un solo éxito. Dolería en su orgullo y vería de inmediato el rostro se su padre gritándole que no debía estudiar literatura, porque se moriría de hambre algún día.

¿Y si ese día estaba cerca?

El quinto día en el crucero, se levanta a las cuatro de la mañana, se da una ducha y entra en realización de que sólo logró dormir cuarenta minutos.

Duró toda la noche y madrugada frente a la pantalla de su computador portátil, intentando sacar algo desde el rincón más oscuro de su mente, pero lo único que consiguió, fue frustrarse por culpa de los sonoros ronquidos de su molesto mejor amigo y practicante.

Su rostro comenzaba a sufrir las consecuencias de su falta de sueño y le aterraba la idea de comenzar a verse más viejo a los veintitrés; lo comprueba cuando sale de darse una ducha y mira su reflejo en el espejo sobre el lavamanos. No ha descansado lo suficiente en tres meses y decide que es hora de ponerle fin a ello.

Sale sin hacer mucho ruido de la habitación, después de haberse arreglado decente, y camina a la sala principal del barco con su portátil y cargador en manos. Dokyeom ni siquiera escuchó la puerta cerrándose, pues pasaba por el… Tercer sueño, quizá, y Taeil piensa que aquél muchacho tiene al menos once sueños seguidos, interrumpidos por las inmensas ganas de querer ir al baño.

Toma asiento en el piso, mirando a las primeras personas del empleado caminar a sus puestos y un par de jugadores nocturnos que apenas se dirigen a sus habitaciones.

Quiere narrar sobre aquél par de chicos recargados en el barandal del barco, mirando juntos la luna y quizá, esperando a que amaneciera. Pero su inspiración se va cuando el más alto se aleja del contrario.

Piensa que el más alto dijo algo que molestó a quién se fue, pero no logra ver las expresiones en su rostro; si quiera para inspirarse un poco.

Quiere escribir sobre aquél castaño, saliendo del bar y enrollando las mangas de su camisa de vestir, pero las ilusiones desaparecen al verlo tan destrozado.

No era bueno escribiendo sobre tragedias, aunque sí de bellezas brutas. Sólo necesitaba encontrar alguna y rápido.

Un par de horas después, cuando suelta un bostezo, su cabeza duele y la gente empieza a aparecer, quiere aventar su electrónico por la borda, hasta que su atención se centra en ella.

Está seguro que es un “ella”. No cualquier chico porta la misma figura. Sus facciones eran obvias de una chica, no podía estar equivocándose.

Va arremangando su camisa, seguramente de trabajo, dejando ver un par de tatuajes en sus antebrazos y enseguida acomoda su cabello negro, provocando una sonrisita en el castaño.

— Vaya. – dice con simpleza, tronando sus nudillos y deshaciendo la idea de apagar su computador.

La chica camina con gracia, un poco tosca, pero sin perder el toque femenino; a su gusto.

Y su sonrisa.

No estaba seguro de a quién estaba sonriéndole, pero se contagia en su rostro y ambos están haciendo la misma acción. No mutuamente, pero él se siente bastante atraído por aquél gesto.

De pronto fue como si el cielo estuviese nublado y todo se despejara en un segundo. Sus dedos tecleaban con locura y después de dos intentos seguidos para formular un párrafo completamente coherente, lo logra.

Se siente satisfecho con su trabajo y el segundo párrafo no es problema para él.

Aquella belleza le atrajo, le inspiró y cuando menos se lo esperaba, once páginas fueron escritas con una facilidad que nunca imaginó.

Taeil se sentía más que contento escribiendo una historia sobre cruceros, amores que quizá no corresponderán y bellezas brutas.


Li Shaoran


Cuando vuelve a su habitación, Jaeho no da señales de vida en la misma y eso hace que suelte un suspiro pesado.
Tiene que admitir que extraña su refrescante presencia, así como también admite que tiene que darle un respiro. Se lo merece, había estado trabajando bastante duro últimamente.

La situación estaba un poco más calmada. Si bien no habían hablado mucho sobre la hermana del chino, estaban bastante tranquilos con lo que vendría a continuación.

Shaoran no quería que Akame se fuera. Sabía que ella era bastante independiente hasta cierto punto. Le ayudó muchas veces con aquél problema de su sistema, pero no sabía si ella podría valerse por sí misma en el exterior.

El mundo estaba lleno de personas malas y él tenía miedo de que su hermanita estuviese rodeada de ellas, siendo una persona bastante buena. Akame era un ángel enviado directamente del cielo. Había nacido con una personalidad llena de vida que hacía que quedaras enamorado a primera instancia de ella; y no necesariamente era un amor profundo, sino, uno de esos que te hace apegarte a aquella persona porque realmente quieres que esté bien.

Te hace querer saber qué desayunaba por las mañanas, lo que pensaba cuando se quedaba callada, su lado favorito de la cama y demás. Porque era su esencia natural y no lo decía sólo por ser su hermano. Quien estuviese cerca de ella, podría confirmarlo.

Akame lo era todo para él desde que sus padres les dejaron a cargo de la abuela y seguiría siendo su todo ahora que Bubbah había fallecido.

Son cerca de las cuatro de la mañana, cuando Jaeho entra a la habitación, con el rostro húmedo, los ojos hinchados y la nariz roja.

Puede decir que ha estado llorando, así como ha estado bebiendo. Su camiseta desaliñada lo confirma.

— Vaya… ¿La pasaste mal? – el más pálido cuestiona, acercándose con rapidez al abogado.

Jaeho llora en sus hombros, susurrando miles de disculpas un tanto inentendibles para el menor.

Shaoran no sabe exactamente las razones, pero lo disculpa. Le abraza fuerte y jura que todo va a estar bien para él. Para ambos.

Min simplemente no cesa de lloriquear y cuando toma el rostro del empresario entre sus manos y lo mira fijamente, el tiempo para ambos se detiene.

Shaoran no sabe cómo reaccionar y es que recuerda la última vez que algo como aquello pasó.

Su nariz había sangrado veintidós minutos consecutivos y Jaeho había tenido que acudir al médico junto a él para poder detener el sangrado de sus oídos.

Ninguno de los dos parecía querer que aquello pasara, por lo que el castaño se alejó, dejando de llorar repentinamente y dejando a Li con las ganas de algo más.

Sus mejillas quemaban por culpa del tacto, o quizás por el intenso sonrojo que la cercanía le había causado, pero eso nunca lo admitiría; o al menos no de momento.

»— ¿V-vas a decirme que te pasa? – balbucea, justo como su hermana lo hacía de vez en cuando.

Jaeho ríe bajito y niega con su cabeza mientras desabotona su camisa y la tira en algún lugar de la habitación. Se despoja también de su pantalón de vestir y busca un short cómodo para poder descansar.

No está consciente del problema que está empezando a causar en Shaoran al montar semejante espectáculo frente a él, pero aun así lo hace. Min, en su interior, deseando que Li no se quede callado e hiciera algo para detenerlo y que le besara en ese mismo momento.

Sin embargo, aquello no sucede y el abogado siente más ganas de llorar hasta que su cabeza duela más por culpa del llanto que por culpa del alcohol.

— B-buenas noches, Shaoran. – hipa, metiéndose entre sus propias sábanas.

Duerme sin playera, cosa que hace que a Shaoran se le dificulte un poco más la respiración. Una mano suave se desliza por la espalda de Min y unos labios rozan sus hombros. Ambos.

El aliento tibio de Shaoran le susurra un “buenas noches” y sus ojos se cierran como por arte de magia, durmiendo a su lado mientras su mano acaricia su cuerpo semi-desnudo.


Kim Taeil


Taeil entra decidido al lugar, sintiéndose intimidado al instante y considerando seriamente la opción de retirarse e ir a dormir de nuevo a su habitación, pero no quería volver a escuchar los ronquidos de su mejor amigo.

Si su vista no falló y su sentido de orientación no le engañó, como tantas veces atrás, aquella chica entró a ese salón y ahí estaba él, buscándola con la mirada.

Tenía que agradecer, al menos indirectamente, lo que había hecho por él.

No es difícil de encontrar aquella cabellera negra tras una barra, por lo que, un tanto tembloroso, se acerca finalmente, con los labios pálidos de tanto apretarlos y las manos sudorosas, haciendo que su computador se resbale un poco.

Aclara su garganta, cuando ella está de espaldas a él. Algo sale mal en su boca y empieza a toser como loco, ahogándose con su propia saliva, pero recuperándose casi al instante en el que ella le dirige la mirada.

Vaya manera de llamar la atención.

— Buenas tardes. – sonríe confiado, colocando su computador en la barra.

— Buenas tardes. — saluda Soomin devuelta con una reverencia, una sonrisa en sus labios y un poco de preocupación en sus ojos — ¿Se encuentra bien? —pregunta aunque el muchacho frente a ella parece haberse ya recuperado de su ataque de tos.

Taeil traga saliva con fuerza, respirando profundamente y tranquilizándose al instante.

Sólo atina a asentir con su cabeza y sonreír de manera más calmada.

— Sí, sí, no te preocupes. – asegura con voz rasposa. — Emm – mira a su alrededor, dudando sobre lo que tiene qué hacer para ingresar al área.

Jugaría un rato, aunque no supiera manejar las máquinas, y se iría, agradeciéndole el trato y disfrazando la deuda eterna que tenía ahora con ella, porque de alguna manera, su sonrisa le dejó escribir y su gesto le permitió formular las oraciones que tanto había esperado formular.

»—, quisiera... – señala el área, un par de máquinas. — Esto.

—Claro... ¿Cuánto dinero desea intercambiar? —pregunta la chica mientras abre un cajón, el cual está repleto de fichas de diferentes tipos y colores. Luego ella vuelve a mirarlo y sonríe educadamente.

El muchacho frunce sus cejas en un mohín confundido y después, ríe avergonzado.

— Nunca había entrado a uno de estos; no jugaré más de media hora, ¿Cuánto me recomiendas? – recarga sus brazos en la barrita.

—Para ser sincera, tampoco soy una experta. —confiesa la chica en voz baja, como si no quisiera que nadie la escuchara excepto el joven en frente de ella —Creo que todo depende de con cuánta suerte se sienta. Aunque tampoco le recomiendo apostar mucho, aún me sorprende lo que hace la gente por ganar en estos juegos.

— Hum... – se queda admirando su alrededor un rato y al final se dirige de nuevo a la pelinegra. — ¿Debo darte yo el dinero o lo canjeas directo? Porque sinceramente no sé qué hacer y todos allá se ven tan expertos. – señala un par de personas. — Aunque sí, es sorprendente cuánto hace la gente por ganar.

—Como prefiera, —responde Soomin —pero las personas suelen cargarlo a su cuenta.

Él asiente, canjea un par de wons, cargados a la cuenta de su habitación y después de sonreírle, mira su computador.

— ¿Crees que puedas cuidarlo? Quiero decir... Con tu vida.

Ella asiente sin dudarlo.

—Por supuesto. —afirma mientras le entrega varias fichas de distintos colores —No debe preocuparse, lo mantendré a salvo. —asegura con una ligera sonrisa.

Taeil le sonríe, observándola un poco más y dudando si debía irse en ese momento o quedarse un rato más observándola.

Decide que es momento de correr a gastar sus monedas y así lo hace.

Pasado un rato de haber estado distraído, sin saber cómo usar muchas de las cosas y terminando sus fichas, regresa al mostrador, topándose de nuevo con la misma chica y volviéndole a sonreír.

— Uhm... Gracias por cuidar mi computador. - dice, esperando a que ella le regrese el aparato.

—No es nada. — sonríe ella de vuelta y busca detrás de ella el computador dónde lo había puesto en una pequeña mesita —Aquí está, sano y salvo. —asegura poniéndolo en la barra para que el muchacho lo tomara.

Sonríe de vuelta, tomando su computador y bajando la mirada, casi al instante.

— Te debo una grande, emm... Gracias por todo. – dice con rapidez, dando un par de pasos lejos, regresando, volviendo a irse y decide quedarse frente al mostrador, encarándola. — ¿Sonaría muy atrevido si te agradezco por tener una linda sonrisa? – cierra sus ojos, riendo bajito. — Olvídalo, si es muy atrevido.

—Oh. — Soomin estaba ligeramente sorprendida, no muchas personas le dedicaban cumplidos, mucho menos chicos y por esto, aunque nunca lo admitiría un ligero rubor se esparce por sus mejillas —Muchas gracias.

— Gracias a ti. – sus manos sudan y tiembla un poco, antes de tomar un fuerte suspiro. — ¿Trabajas aquí todo el día o...? – mira la hora en uno de los relojes de pared.

—Eh... —pronuncia Soomin mientras recupera su compostura después de aquel alago —Casi, desde la mitad de la tarde hasta la madrugada. —contesta —¿Por qué querías saber?

Niega con su cabeza, un tanto entusiasmado.

— Sólo quería saber, así puedo invitarte un refresco después. – se encoge de hombros, abriendo sus ojos casi al instante. — ¡Eish! No me hagas caso... – vuelve a mirar la hora en los relojes y sonríe avergonzado. — Me voy, tengo que escribir mucho. ¡Gracias por todo, sonrisa linda! – busca agitar una de las manos de la chica y después de conseguirlo, corre fuera del salón, sintiendo su corazón latir con fuerza.


Li Akame



Camina entre los pasillos, secando sus manos en el jean que lleva puesto y mira a su alrededor.

Su turno había terminado hace un par de minutos y pasó su día entero distraída, buscando la mirada castaña de Dongmun o señales de que él estuviera cerca. Llamó un par de veces a su móvil e incluso terminaba de teclearle que su turno había terminado.

No le gustaba ser insistente, pero con aquél chico era diferente. Sentía la necesidad de verle a todas horas y eso le preocupaba.

Sonríe ampliamente cuando lo ve caminar frente a ella. No la mira, pero ella a él sí y corre a su lado, dudando si debía tomarle la mano cuando llegara o simplemente... Colocarse frente a él.

— ¡Oppa! — grita una vez está cerca del mayor. Llama la atención de varias personas y cubre su rostro en manera de vergüenza.

Dongmun mentiría si dijera que no quería verle, o que era casualidad que anduviese por allí. Sabía perfectamente el horario de la chica y aunque había querido tomar distancia, sus ganas de verle eran enormes.

—Akame, ¿Cómo has estado?

Sonríe con amplitud y se acerca por completo al chico, sonriéndole con los pómulos sonrojados.

— Un poco triste porque no has ido a verme esta mañana. — hace un puchero con sus labios. — Pero supongo que has estado ocupado, ¿qué tal estás tú?

Algo en su interior duele al sentir la palabra triste, más aun, por haber sido el responsable de ese sentimiento en la menor.

—Yo... En realidad no estaba seguro de ir, de que fuera lo que quisieras —confiesa y aclara su garganta bajando la mirada unos instantes tomando coraje para seguir—. Tal vez estoy siendo demasiado apresurado y... Me di cuenta la otra noche. Y lo siento, de veras, es que la pasamos tan bien que... Confundí las cosas. Es que eres tan agradable y bonita —dice casi en un suspiro. Su mirada se clavó en la de ella y le dedicó una leve sonrisa—. Podemos... Ser amigos si es lo que deseas.        

Una mueca de confusión se dibuja en su rostro y siente su corazón latiendo con dolor.

— P-pero Dongmun... ¿Por qué no querría que fueras a verme? — toma una de las manos adversas con timidez, mira al suelo y juega un poco con sus pies antes de volver a mirarlo. — E-es que te quiero cerca en muchos momentos. ¿Apresurado? ¿E-en qué? El ritmo es bueno y... — traga saliva con fuerza. — E-es que si eres mi amigo, no podré mirarte de la misma manera, o-oppa. — habla con un tono ligeramente más bajo.

Ahora quien se encuentra confundido es él. No puede sacarse la imagen de Hyunra con ella y las palabras de Namwook...

—Pensé en que querrías tu espacio... Tal vez quisieras verte con otras personas, amigas, amigos... —muerde su labio y sintiéndose nervioso de repente— De que... ¿A qué manera te refieres? Como... ¿Cómo me miras? P-porque... Yo no puedo no mirarte como la chica más linda que he conocido, y... Claro que no quiero ser solo tu amigo pero creí que... —toma aire y siente un leve sudor en su frente, se sentía demasiado nervioso en esa situación— Tal vez encontrarte con alguien que fue importante para ti podría hacerme a un lado de alguna forma —pasa una mano por sus ojos rápidamente.

Siente cosquillas en su pecho y niega con su cabeza.

— ¿Para qué querría verme con otras personas teniéndote a ti? — habla nerviosa.

Intenta unir las piezas en su cabeza y piensa en Hyungsik y Hyunra. No está segura de la razón de las palabras del chico, pero quiere aclarar ambos temas.

— Es verdad, me he encontrado con mi mejor amigo y... Bueno, un amigo de la escuela, pero... No es nada del otro mundo. Tenía mucho tiempo que no los veía y... Así. — ríe nerviosa, sin soltar la mano de Dongmun. — E-es que... No te miro como un simple amigo. C-creo que llamas más mi atención de lo que deberías. — sus mejillas se sonrojan con intensidad y ésta vez le es más que imposible voltear a ver al mayor.

Sus ojos pican un poco y toma aire conteniendo algunas lágrimas que querían salir. Se sentía tan tonto en ese momento, pero ella le gustaba, no podía negarlo.

—Tampoco quiero ser tu amigo, pero cuando te vi con Hyunra-ssi y bueno, supe por Namwook que... Tú y él... —suelta el aire soltando una risa sin gracia y sobando por la nariz— No debí hacer especulaciones pero las hice porque... Me gustas —vuelve a refregar sus ojos sintiéndolos húmedos—. No tengo idea de que pasa por tu mente y lo siento si soy muy tonto ahora mismo pero nunca me había interesado en una chica y no tengo idea de cómo manejar esto que está sucediéndome —dice avergonzado.

Akame no puede evitar abrazarse al torso del mayor.

Enreda sus brazos en el torso ajeno y su rostro se adhiere al pecho del mismo.

— Hyunra oppa y yo no funcionamos, es una historia complicada, pero es un buen amigo, oppa. — lloriquea. — Ay, e-es que... También me gustas, pero no quería que todo fuese tan rápido y tengo miedo de que esto tenga que acabar si yo debo volver a China y no quiero que lleguen los problemas. — las lágrimas escurren por sus mejillas y cierra sus ojos con fuerza. — Te he tomado un inmenso cariño y y y... No quiero que acabe de la nada. — concluye, mojando la playera del muchacho con sus lágrimas, sin haber querido hacerlo.

Rodea el cuerpo de la menor con sus brazos, sus palabras le tranquilizan. Inhala profundo cerrando sus ojos apoyando su mejilla sobre la suave cabellera pelinegra.
chenyeol.
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GirlPower - 생존자 |N.C| - Página 3 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Dom 03 Sep 2017, 10:23 pm




capítulo seis; parte tres.


Li Akame



—Nunca quise apresurar nada. Estas son las mejores vacaciones de mi vida por el simple hecho de haberte conocido —suelta un suspiro—. Por momento desearía que no terminaran nunca solo porque sé que te tengo cerca, y me asusta que todo haya pasado tan de repente, pero no puedo manejar lo que siento, soy nuevo en esto de demostrar mis sentimientos y sentir cosas por alguien, eso me vuelve torpe.     
                   
Siente su corazón latir con fuerza, así como el adverso y sonríe con un poco de más tranquilidad.

— Es que... Sé que las vacaciones van a terminar y las esperanzas de permanecer en Corea son cada vez más altas, pero no quiero que todo dé un giro completo y que tú me gustes cada día más y tenga que... Volver. — su voz suena gangosa por culpa del llanto. — P-pero es que ya me gustas demasiado y no es normal. N-no me había sentido así en mucho tiempo y... Así como puede asustarte a ti, también me asusta a mí. — se separa del abrazo un poco y se sonroja al ver la camiseta empapada en lágrimas del muchacho.

Se detiene a observar el húmedo rostro de la muchacha tomándose el atrevimiento de secarlo delicadamente con sus pulgares.

—Supongo que... Si me gustas y te gusto... Ya no tiene caso tratar de reprimirlo. No voy a negar que si me puse así por solo creer que estarías aun interesada en alguien más, no me rompería el corazón que tuvieras que irte pero... —sorbe por la nariz— Deberíamos aprovechar el tiempo que podamos estar juntos, y mantener las esperanzas de que podrás quedarte en Corea, y podremos seguir viéndonos, por mucho tiempo más.

Pone ambas manos en el lugar que ha llenado de lágrimas e intenta remediarlo, pero no puede y sr obliga a sonreír apenada.

— Sólo quiero que todo esté bien, tranquilo y genial entre nosotros. — cuando menos se dan cuenta, están montando una escena digna de parejas en el crucero y la pelinegra sonríe ampliamente al pensar en ello.

Siente su corazón latir con fuerza y asiente con su cabeza.

— Te gu-gusto — ríe bajito. —, me gustas. ¿Qué más? — esconde su rostro de nuevo, ésta vez entre sus manos.
Repentinamente empieza a reír. Si, le hacía sentir demasiado bien el hecho de ser correspondido, aunque aún se sentía tonto y nervioso a su lado, Akame provocaba demasiadas sensaciones nuevas en él que no podía controlar. Su sonrisa no desaparece y mientras le observa y quita las manos del rostro de ella para tomarlas entre las suyas.

—No tengo idea, solo... Sigamos sintiéndonos tan bien como hasta ahora, simplemente perdiendo el tiempo juntos, pasándola bien, conociéndonos más, ¿Qué dices?

La pelinegra asiente con emoción, buscando ésta vez la mirada del mayor.

— Aún queda pendiente el que hagas el ridículo frente a mí... — bromea, mordiendo uno de sus labios con nerviosismo, aunque estaba completamente feliz al saber que era correspondida.

—Oh espera, ¿En dónde queda lo de tomarlo con calma? Tarde o temprano sucederá, espero que aun así quieras seguir viéndome como hasta ahora —toma la mano de la pelinegra y con su cabeza le pide que comiencen a caminar, aunque siquiera supiera a donde, solo quería tomar su mano, estar a su lado, y que el tiempo se detuviera.

Ella ríe bajito, apretando su agarre de manos y entrelaza sus dedos con los contrarios.

— Bobo, obviamente vamos a tomarlo todo con calma — comenta, mirando a su alrededor, sin prisa de llegar a algún lugar. —, sólo estaba diciéndolo porque... Me llenaste de curiosidad y eso. — admite.

—Ya me dices bobo, ya tenemos la confianza suficiente —bromea dedicándole una sonrisa—. Te contaré algo sumamente vergonzoso, es casi como hacer el ridículo. ¿Recuerdas el peluche que me diste? ¿El que dije que se me parecía a ti? Era algo por lo cual mi hermana preguntaría si vería así que... Tuve que dormir con el bajo las sabanas para evitar preguntas incómodas, y amanecí abrazándolo, fuiste mi primer pensamiento en la mañana, y a la noche antes de dormir —dice con un leve rubor rojizo en sus mejillas.

Abre grande sus ojos y cubre su boca con su mano libre, asombrada.

— Y-yo también he dormido con el otro peluche... Es que... Te había echado de menos un rato, así que... — se detiene frente al cuerpo del mayor y se da cuenta del sonrojo en sus mejillas, así como puede sentir la sangre caliente subiendo hasta su propio rostro. — Es tierno, Dongmun-ssi, ¿deberíamos conseguir más de esos peluches? — detiene su habla y niega. — A menos que... Eunsun unnie te moleste demasiado por ello.  
             
—Tal vez si podríamos volver... Pero no sé dónde guardaré los peluches luego... Podríamos intentar con alguna máquina de dulces, será fácil deshacernos de ellos —suelta una risilla.

— ¿Dulces? Si resulto con caries, será tu culpa. — bromea, apretando el brazo contrario. — Vayamos a nadar algún día. — sugiere, mirando hacia las piscinas con una enorme sonrisa.

— ¿Nadar? Tú... ¿Tú sabes nadar? Podríamos si... Si quieres, pero me mantendría cercano al borde, no he tenido tiempo de tomar clases antes de venir y aun me da un poco de temor, entro en pánico si no siento el suelo bajo mis pies —confiesa.

Ella niega con su cabeza, y toma las manos fuertes del pelinegro.

— Aprendamos juntos, Dongmun-ssi. — transmite confianza con su mirada, parpadea con ternura. — Después de todo, ¿quién quiere ir más allá de la orilla a correr peligro?

—No voy a dejar que te alejes de mi entonces, estarás segura mientras mis pies toquen el suelo, y siempre lo harán si de eso depende tu seguridad —sonríe—. Deberías... ¿Ir a cambiarte? —Pregunta observando su atuendo.

Abre sus ojos grandes.

— ¿Vamos a ir ya? — cuestiona separándose del cuerpo contrario y mirando a su alrededor, ubicando su habitación.

—Si tú quieres... Luego se hará la noche y la brisa se pone algo fresca, no quiero que además de caries tengas un resfriado por mi culpa —bromea.

Suelta una risita y asiente con la cabeza.

— ¿En dónde nos vemos de vuelta? — una vez se ubica, señala el pasillo que da vista a las piscinas. — ¿Ahí?

Asiente.

—Seré rápido, para no someterme a un interrogatorio por parte de Eunsun — se toma el atrevimiento de dejar un beso en la mejilla de la pelinegra dedicándole una sonrisa al separarse —. Ya estoy ansioso por volver a verte —dramatiza soltándole la mano para que pudieran irse.

— Y yo a ti, oppa. — ríe bajito, viéndolo marcharse. Acaricia el lugar que el muchacho ha besado y después de unos segundos, reacciona.


Boo Seungjae


Seungjae saca su teléfono móvil, mientras camina con decisión a la habitación en la que había dejado a Xianlu la otra vez.

Decidió que sería un buen momento visitarlo después de que el mismo torció su tobillo, así que pasó a comprar un par de botes de helado, galletas y frituras, sólo para consentir a su hyung.

Teclea un par de cosas al móvil del rubio y sonríe al enviarlo.

"¿Estás en tu habitación? Llevo un par de cosas, ¿me abres la puerta?:)"

Xian Lu no había salido en todo el día, solo se había dedicado a descansar en el interior de su habitación con una maratón de películas y el servicio a la habitación. Perezeaba sobre su cama haciendo zapping en el televisor y esperaba a que la mascarilla de avena y miel que se había preparado se secara por completo sobre la piel de su rostro, vestido con un cómodo kigurumi de unicornio multicolor cuando su teléfono vibró sobre la almohada.

Lee el mensaje del menor y suspira, no volvería a caer con eso por lo que le responde un simple: "No estoy presentable, regresa más tarde ;)" seguido de un: "No me quieras tomar por tonto"

El pelinegro ríe, toma los botes de nieve en su mano libre y teclea nuevamente.

"Hyung, de verdad... Se van a derretir estas cosas:("

Guarda su teléfono y golpea la puerta de la habitación, esperando que su hyung abriese la misma y lo encontrara de lado contrario.

El rubio rueda sus ojos al leer el mensaje pero cuando la puerta es golpeada comienza a cuestionarse si realmente el pelinegro estaría ahí fuera de su habitación.

"Yah! Boo Seungjae, dime que no eres tú quien llama a la puerta de mi habitación!!" envía rápidamente y corre al baño de su habitación para sacarse la mascarilla que lleva puesta.

Vuelve a reír, pero no saca el móvil de su bolsillo.

— Yah, hyung... Ábreme, se me congelan los dedoooos. - grita con la fuerza suficiente para que el mayor (y un par de habitaciones más) le escuche.

Xian Lu maldice por lo bajo tomando una toalla y secando su rostro. Se saca la banda para el cabello que tenía para no untarlo con el menjunje que se había aplicado y farfulla por lo bajo un montón de quejas mientras corre alrededor de toda la habitación ordenando un poco el desastre que tenía armado.

Para cuando finalmente se dirige a la puerta y la abre, tiene la respiración agitada y se la ha olvidado por completo sus fachas infantiles en su enterizo favorito.

— ¿Qué diablos haces aquí? — le gruñe con cierta molestia en su tono de voz pero con una pequeña sonrisa amenazando a curvar sus labios al notar los potes de helado que el menor trae consigo.

Sonríe ampliamente.

— Sólo tienes que decir que no me quieres aquí — interrumpe su habla, mostrando los botes de helado y prosigue: — y me iré, hyung... — asegura en tono de broma, mirando el atuendo de su mayor.

— Me gusta tu estilo, es tan... No es lo que la gente se espera ver cuando te conoce de lejos. — bromea, dándole una sonrisa confianzuda.

El rubio mira su vestimenta colorida y aniñada y maldice audiblemente, alza su cabeza y le da una de sus peores miradas al pelinegro para después soltarle un golpe no tan suave.

— Eres un tonto. — refunfuña de mala gana pero aún así se hace a un lado para que el menor pase. — No te burles, estaba en uno de mis momentos de pereza extrema. Tú solo vienes a interrumpir, no esperaba a nadie y tampoco tenía pensado ir a ningún lado. — dice y se encoge de hombros, cierra la puerta una vez el pelinegro está dentro de la habitación y le pasa por un lado quitándole uno de los potes de helado y toma de la cómoda una cuchara, sentándose de nueva cuenta en su cama, lo abre. — Pero te dejo solo porque me trajiste helado.

— Qué convenenciero — silba, rueda los ojos con diversión y pide permiso con la mirada para tomar asiento.

Carraspea su garganta y sonríe.

— Sólo quería pasar la tarde con mi hyung... Te traje helado la otra vez y te prometí que comeríamos juntos otro día. — saca su propia cuchara de una bolsa de plástico que llevaba y empieza a comer del bote de helado de galleta. — También he traído un par de galletas y frituras y eso. — añade, señalando la bolsa de la que había sacado la cuchara de plástico que ahora usaba.

El rubio la mira y sonríe con emoción, se estira para tomar la bolsa entre sus manos y saca un paquete de galletas que empieza a untar con el helado.

— No creí que hablaras en serio esa noche. — comenta encogiéndose de hombros para restarle importancia y mete una galleta llena de helado en su boca. — No pensaba hacer nada esta tarde u hoy... solo quedarme en mi cama, dormir, ver películas y comer... Comer mucho.

— Suerte que he llegado a traerte el postre... ¿Has comido algo ya? — cuestiona buscando un tetrapack de leche de fresas que había llevado, incrusta una pajilla y bebe.

Seguido, come una cucharada de helado y sonríe con emoción.

— Soy un hombre de palabra, yo me distraigo y hyung come... Felices ambos, ¿no?

El rubio ladea su cabeza repetidas veces, hace un gesto despectivo con su mano y se encoge de hombros sin darle mucha importancia.

— Ajá. — mete otro poco de helado a su boca y se detiene a mirar al pelinegro unos minutos. — Y... ¿te irás cuando termines tu helado? — era más una afirmación que una pregunta. Lu se sentía un poco incómodo en ese momento pero sería más grosero correrlo en ese mismo instante ¿no?

El pelinegro asiente con su cabeza.

— Min hyung y yo tenemos una junta de nuevo, tengo que asistir. — dice sin dejar de ver la crema de su cuchara y toma otra galleta. — Sólo quería pasar un poco de tiempo contigo, hyung... Desde lo que pasó no tuve tiempo de preguntarte cómo seguías y me preocupaba un poco. — sonríe de lado.

— ¿Ustedes no están de vacaciones? ¿Por qué tienen tantas reuniones si están de vacaciones? Solo apaguen esas cosas electrónicas que queman las pocas neuronas que le queman el cerebro y ya. — comenta haciendo un gesto para restarle importancia mientras una mueca se forma en sus labios. — Estoy bien, el dolor se pasó a lo poco y la incomodidad para caminar ya no es tanta. — sonríe a media y come otro poco de su bote de helado y se acomoda en su cama para estar más cómodo y tomó el control de la televisión para hacer zapping y buscar algo que ver. — ¿Quieres ver una película en lo que terminas tu helado?

— E-es parte del trabajo, hyung... Nunca nos dejan en paz. Mucho menos si eres representante de un cantante, modelo, actor, conductor y todas las cosas que Seokmin hyung quiera ser. — muestra una mueca un tanto divertida y mira el televisor. — Hum... Hace mucho no veo una película, así que creo que está bien. — se acomoda en su lugar, masticando.

El rubio lo mira y rueda sus ojos.

— Ajá, Seokmin es una especie de Barbie fea. — ríe y deja su helado a un lado solo para tirar de sus mantas y esconderse debajo de ellas. Le hace unas señas al pelinegro y bufa. — Quítate de ahí, ven para acá. Estorbas mi visión. — dice con una mueca graciosa y palmea la almohada vacía y el espacio al lado suyo. — Puedes arroparte si quieres... No sé que vamos a ver. — dice mirando el título de la película. — Pero apaga la luz antes de acomodarte. — indica y vuelve a tomar su bote de helado

Obedece las peticiones del rubio, apaga la luz y se acomoda a su lado, cruzando las piernas sobre la cama y mirando al televisor.

— ¿Has visto alguna vez "Grown ups"? Deberías buscarla, la pasan todo el tiempo. – ríe con emoción, mirando los rectángulos de cada canal en la pantalla.

— Sí la he visto, no es de mis favoritas. — hace una mueca arrugando su nariz con un toque de desagrado y mira entre todos los canales. — Y no está, así que... ¡Oh, mira! — exclama seleccionando el canal en donde la película ya tenía unos diez minutos de haber empezado. — ¡Bridge to Terabithia! — sonríe como niño pequeño y tira el control a un lado luego de subirle volumen y se acomoda en su lugar. — Yo amo esa película, por muy infantil que sea. — ríe y mira de reojo al pelinegro. — Siempre lloro en la parte en la que muere la niña. — se acomoda para verlo y un puchero involuntario se forma en sus labios recordando aquella escena.

El pelinegro hace una mueca de confusión, rasca su barbilla y se acomoda con agilidad en el lugar en el que estaba, intentando mantener la misma posición el tiempo que durara la película.

— Hyung, tengo algo que confesarte. — ríe bajito, buscando una galleta. — Nunca he visto esa película. — susurra, esperando a que el rubio no le escuchara del todo.

Lu lo mira horrorizado y niega suspirando audiblemente.

— Has desperdiciado tu vida entonces. — dramatiza y vuelve su atención a la película con una media sonrisa. — Es una película muy linda, ponle atención. — señala rodando sobre su propio cuerpo y quedando de lado, come un poco más de su bote de helado y lo mezcla con las galletas.

Seungjae presta atención la primer media hora del filme y enseguida se queda perdido en sus pensamientos, cabeceando cada dos minutos.

— Yah, hyung... ¿Me regañas si duermo... Cinco minutos? — estira sus músculos, deslizándose sobre la cama con confianza.

— Eres un caso, mocoso. — le gruñe. — Ajá, duérmete pero cuando termine la película te vas. — advierte, contradiciendo su anterior condición porque el menor ya había terminado su helado y ahí estaba. Acostado a su lado.

Li Shaoran


— Dos de la tarde, Min Jaeho… ¿Recién despiertas? – la voz de Shaoran a su lado le sorprende.

Jaeho abre sus ojos con rapidez, pero la luz del sol que entra por la ventana le molesta y siente que sus orbes empiezan a quemarse. Suelta un quejido en voz alta, talla sus ojos y busca con sus manos la presencia del empresario a su lado.

Mentiría si dijera que no le sorprendió que Shaoran tomara su mano. Incluso creyó que todo era un sueño, pero sus ojos seguían doliendo demasiado. Sabía que era real.

— Y-yo… Tenía mucho sueño. – balbucea después de bostezar.

Shaoran sonríe y le tiende una pastilla, junto con un vaso lleno de jugo de manzana. Min frunce el entrecejo mientras una sonrisa traviesa se forma en sus labios.

— Sé que no te gusta el jugo de naranja, torpe… Bebe eso, es para evitar que te de un dolor fuerte de cabeza. – comenta intentando distraerse en un libro que llevaba entre sus manos.

Jaeho sabe que no lee los párrafos en aquella página, Shaoran siempre deja un listón en la página que se quedaba y aquél estaba al final del libro, indicando que había finalizado de leerlo, además de que sus ojos estaban bastante concentrados en, probablemente, sus propios dedos.

No puede evitar sonreír y tomar al instante la pastilla que el menor le ha dado, porque sabe que se preocupa por él y empieza a hacerle caso un poco a las palabras de Hyungsik.

— Shao… Tenemos que hablar de algo, sabes… – al recordar al moreno, Akame viene a su mente y sabe que es momento de que ambos hablen sobre ella y la situación que había conseguido.

El aludido sonríe, acomodándose junto a él y cerrando el libro casi desde el momento en el que su nombre fue pronunciado.

— Oh, ¿es sobre…?

— Akame… – su rostro luce apagado casi al instante y sus facciones endurecen. Se pone serio de repente y Jaeho tiene que palmear uno de los hombros adversos para evitar que la presión suba y su nariz, orejas o cualquier otra extremidad, sangre.

— ¿Qué pasa con ella?

Jaeho acomoda las almohadas en su respaldo.

— ¿Recuerdas el plazo de dos años que había que cumplir? – agita su cabeza en afirmación. — Yo… Pude hacer algo. Lo reduje… – el menor niega con su cabeza y se cruza de brazos.

— Jaeho, sabes que no quiero menos tiempo. Quiero que ella no lo haga. – su rostro no muestra más expresiones y el castaño teme un poco.

— Un mes, Shaoran… No puedo hacer menos. – el mencionado se levanta de la cama, busca un par de jeans, los viste y seguido de eso, usa una playera cualquiera.

— No quiero que ella salga de Corea, Jaeho, ¿entiendes? No puedo perderla dos años, ni un mes, ni una semana. – concluye saliendo de la habitación dando un portazo.

Sus ojos se llenan de lágrimas de frustración y sabe que su nariz está sangrando. Puede sentir sus labios cálidos, por lo que busca con rapidez un baño y se encarga de detener los fluidos.

Diez, quince, dieciocho minutos después, sale con un par de cuadros de papel de baño guardados en sus bolsillos.

Está más “tranquilo”, estuvo presionando tanto al abogado, que seguro un mes es lo que pudo conseguir de momento. Había enfrentado a sus jefes y logró conseguir un mes, él podía hacer más para cancelar el viaje y entonces el mayor de los Li podría hacerse cargo de las empresas, como había acordado con Bubbah, pero no le fue concedido.

Decide que es mejor opción olvidarse de aquello y buscar al chico con el que su hermana había estado el otro día. No lo conocía, lo había tratado un poco mal y gracias a un par de explicaciones que Jaeho le había dado, logró aceptar el destino, y si no aceptaría que Akame fuera a China, quizás sí podría aceptar que saliera con un chico… Aunque fuese en plan de amigos.

Le buscó dentro del barco, por fuera, en la zona de albercas y cuando decidió que quizá el chico no había salido de su habitación ese día, decidió volver con Jaeho y pedirle disculpas.

Como si hubiese invocado al joven, tropezó con él al girar en uno de los salones y se disculpó hasta el cansancio; por mera naturaleza.

— Hum. Chico. – inclina su cabeza, en manera de saludo, sin saber, exactamente, qué decir.

Se siente algo sorprendido ante el tropezón, pero la cosa se pone peor cuando nota de quien se trata.

— Oh, disculpe, estaba algo distraído, lo siento —hace una pequeña reverencia en modo de disculpa.

Shaoran niega con su cabeza, agitando sus manos a la par.

— Descuida. – carraspea su garganta y acomoda la correa de su reloj de mano. — Ah..., quería agradecerte. – baja la mirada un milisegundo y la dirige de nuevo al chico, mostrándole una pequeña sonrisa como aquellas que Jaeho le había obligado a practicar antes de salir a buscarlo.

Suelta una risilla nerviosa y su ceño se frunce ligeramente algo confuso.

— No... No entiendo porque me agradece. —dice un tanto avergonzado.

Li, rasca su nuca un poco nervioso.

— Por Akame... – ladea sus labios, buscando las palabras correctas para hablar. — Quiero decir... Hiciste que fuese más cómoda su estadía aquí y... No lo había visto de esa manera. – se alza de hombros. — También me disculpo por mi actitud.

— Por favor no se disculpe, yo... Tal vez hubiese reaccionado de igual manera viendo a mi hermana con un extraño, yo... Le entiendo —le dedica una pequeña sonrisa—. Mi estadía también está siendo mejor gracias a su hermana, ella es una chica simpática y divertida, realmente siento haber causado incomodidad en usted.

Aclara su garganta una vez más y sonríe con amplitud, negando con su cabeza.

— Ah... Dongmun, ¿cierto? – cuando el chico asiente, él imita su acción y prosigue. — Sólo quiero pedirte un favor... – toma al chico del hombro y lo palmea ligeramente. — Sólo no le ilusiones mucho, ¿sí? No soportaría verla triste porque ha perdido a un amigo. – sentencia.

Se siente un tanto extraño por dichas palabras y por tener la mano del mayor sobre su hombro. Eso era intimidante.

— No tiene de que preocuparse, es muy grato pasar el tiempo con su hermana, no le haré ilusiones de nada que no pretenda, puede estar tranquilo por eso.

Shaoran agradece, con una pequeña reverencia, lo que el chico ha dicho y suelta un suspiro.

— En realidad... – rasca su frente y duda en lo que dirá. —, si tienes... ah... otras intenciones. – suelta un suspiro. — Puede parecer raro que yo esté hablando de esto contigo, cuando seguro apenas conoces a mi hermana y... – se detiene a sí mismo y niega con su cabeza. — Sólo... Cumple con lo que te he pedido y... cualquier cosa... hazlo saber, ¿si? Akame no puede rechazar a nadie que le agrade. – un tanto confundido por su propia pronunciación, concluye con lo que iba a decir y hace una señal de despedida con sus dedos índice y medio, colocándolos en su frente.


Boo Seungjae


La película siguió su curso y tal como lo había pedido el pelinegro, se había quedado dormido en menos de cinco minutos. El rubio trata de concentrarse en la que es quizás una de sus películas favoritas, pero la presencia del menor lo altera y termina por dejar de ver la película para dedicarse a ver al muchacho.

Sus facciones relajadas, su cabello oscuro encontraste con su pálida piel, anteriormente había dicho que el chico era horrible, mintió. Él lo sabía pero no lo iba admitir en voz alta, se reacomoda en su lugar en una posición más cómoda y termina estando demasiado cerca del cuerpo del pelinegro. Sin darse cuenta lleva una de sus manos a la altura de su cabeza, duda por un momento pero termina por acariciar la tersa piel de sus mejillas, desliza sus dedos suavemente por la línea de su mentón y quita un par de migajas de galleta que quedaron en la comisura de los labios del pelinegro y suspira.

— Eres un tonto. — susurra al menor muy, muy bajito y deja que sus dedos vaguen hacia el cuello y terminen trazando figuras inconclusas en el amplio pecho del menor. Se abstrae por unos minutos y piensa en los gestos que ha tenido con él pese a que siempre lo trata groseramente y se siente un poco mal por ello. — No deberías seguir insistiendo tanto... Te vas a cansar de mí.

No abre los ojos. Tampoco muestra reacción alguna, sin embargo, permanece "dormido", respirando como regularmente lo hacía y removiéndose un poco en su lugar.

Abre uno de sus ojos, un par de minutos después de que el mayor habló y vuelve a estirar sus músculos, deshaciéndose del dolor en los mismos y buscando la mirada castaña del contrario.

— Oh, hyung...— habla con voz ronca. —, lo lamento. Me iré justo ahora, ¿está bien? — se sienta en la cama, tronando los nudillos de sus manos y sonrojándose ligeramente al soltar un suave bostezo.

El rubio toma distancia nuevamente y mira hacia la televisión donde los créditos pasan rápidamente en la pantalla negra, ¿cuánto tiempo había estado mirando al pelinegro? Siente sus mejillas calentarse y abraza sus rodillas.

— ¿Tienes que irte? — la pregunta salió muy bajito, casi suplicando que no se oyese. Niega. — Tienes una reunión, ¿no? — dice después de aquello, con torpeza y se muerde los labios. — ¿No se te hizo tarde?

Finalmente se pone de pie y camina hasta la entrada.

— Fue el trato, hyung... Me iría terminándose la película. — sonríe. Mira su reloj de mano y niega con su cabeza. — Tengo dos minutos para llegar a mi habitación, no te preocupes, estoy a tiempo. — asegura, sonriendo ampliamente y extendiendo una de sus manos al mayor, esperando a que éste la estrechara.

Xian Lu lo sigue hasta la puerta  y termina por asentir.

— Bueno, no te vayas a atrasar. — tararea un tanto seco y mira la mano del menor por unos segundos más no la estrecha en lugar de eso le concede paso a su impulso y cierra la distancia entre ellos, apoya una mano en uno de los hombros del menor y se pone de puntillas para poder alcanzar su rostro y dejar un pequeño beso en su mejilla. — Buena suerte en tu reunión y gracias por el helado. — dice rápidamente cuando se separa y lo empuja fuera de la habitación sin darle tiempo de decir nada y sintiendo su rostro quemar.


Kim Taeil


— ¡Dokeyom-ah! ¡Dokyeom-ah! ¡Dokeyom-ah! – entra emocionado a la habitación, gritando el nombre de su amigo y dejando con delicadeza el portátil en su cama. — Dokyeom… No sabes. – traga saliva con fuerza, corre a su lado y se sienta en la cama del chico más bajito.

Dokyeom solía quedarse en su habitación hasta que las tres de la tarde pasaran. Decía que el sol “pegaba” menos fuerte en la piel y él podía sentirse más relajado mientras paseaba cerca de las piscinas.

— Hum… Nop, no sé, te lo juro. – bromea dejando de lado su teléfono celular y dedicándose a ponerle atención a su mejor amigo.

Taeil tiene una mueca torpe en el rostro y eso divierte al menor.

»— Anda, me come la duda.

— Ví… Chica… Escribí. – el de cejas pobladas suelta una carcajada y palmea la espalda de su mayor.

— Cuéntame más, hyung…

— Dios, tiene la sonrisa más linda y… Ella es… Y Jesús… – la risa de Dokyeom era bastante estruendosa en la habitación. Escuchó un par de golpes de los vecinos, solo para que bajara un poco el volumen, aunque no lo hizo.

— Wow, ¿te flechó así de feo?

Taeil asiente con su cabeza.

No puede negar que le sorprende como su amigo le entiende sin decir muchas cosas, pero estaba concentrado en aquella chica y en contarle a su amigo.

— Dokyeom, creo que ella es mi musa ahora… De verdad.


Li Akame


Cuando le ve de vuelta, sonríe, contagiándolo. Siente su corazón latir con fuerza y camina hasta él, tomándole de la mano de nueva cuenta.

— E-estoy un poco nerviosa, ¿y tú? — acomoda el blusón que llevaba puesto y afianza la toalla a su brazo, sin dejar que ésta se resbalara.

—No tienes que estarlo, jamás dejaría que te pase nada malo mientras estés a mi lado —asegura apretando ligeramente la mano más pequeña, ambas calzaban a la perfección, era como si hubiesen sido hechas a la medida, se sentía tan bien aquel simple tacto—. Ya sabes, cerca del borde siempre, donde ambos demos pie, de todos modos, como soy más alto que tú, cuidaré de ti todo el tiempo, no tienes de que preocuparte.

Ambos caminan hasta una de las piscinas techadas, guiados por ella.

Dejan sus pertenencias en unas sillas del área y espera un poco nerviosa a que él entrara antes que ella.

Sabía nadar, pero él no y lo menos que quería, era incomodarlo. ¿Qué mejor que pasarla juntos un buen rato? Después de todo, no necesitaba nadar mucho.

— Dongmun oppa, entra primero, ¿sí? Tengo un poco de pánico. – sonríe un tanto nerviosa, señalando la piscina.

—Está bien —asiente y se quita la remera dejándola junto a las cosas de ella al igual que sus ojotas y toalla —. Solo... No me gusta entrar despacio, siento que moriré de frío así que, hazte hacia atrás a menos que quieras mojarte por adelantado —sonríe y toma un poco de distancia de la piscina, sabiendo que en aquella, daba pie perfectamente. Toma  carrera se lanza abrazándose a sus rodillas haciendo un gran revuelo en el agua.

Akame suelta una carcajada, se saca el blusón que llevaba puesto y antes de que Dongmun le viera con un traje de dos piezas, imita su acción, lanzándose a la alberca.

Moja su cabello y cuando sale, se toma de la orilla, limpia su rostro y busca al pelinegro.

— Oppa, acércate, no vayas tan lejos de mí. – pide. — Creo que hemos mojado a la gente y nos miran raro. – bromea, señalando a un par de mujeres sentadas en las sillas frente a la piscina.

Sus mejillas se tornan rojizas cuando Akame menciona a las señoras que los observan y se acerca a ella hablando bajo.

—Me dejé llevar por la emoción —ríe por lo bajo quedando junto a la pelinegra sujetándose del borde mientras le observa. Un cosquilleo se forma en la boca de su estómago, estaba más que seguro que ninguna chica antes lo había hecho sentir así, y no estaba siquiera seguro de lo que era, pero Akame le gustaba mucho, no podía negarlo, ni quería —. Has tenido una gran idea al mencionar venir aquí, probablemente me sentiría nervioso si estuviera solo, pero en tu compañía me siento muy a gusto, ¿Cómo te sientes tú?

— ¿Por qué nervioso? Creo que es un lugar muy seguro, aunque seguramente no vendría sola... — ríe con un poco de vergüenza. — Me siento tranquila, confío en ti; además, me gusta mucho el agua y ya sabes... Esto. — se encoge de hombros.

Su corazón late con irregularidad, aunque la sonrisa de antes sigue presente en sus labios.

—Creo que... Me gusta estar en cualquier sitio si es a tu lado. Me siento bien, no tengo que pensar en que me aterra el agua, incluso, ni siquiera estoy pensando en ello ahora porque tu compañaía me hace olvidar de todo lo demás —toma la mojada mano de la chica y se acerca a ella pegando sus frentes unos instantes y luego dejando un beso en esta—. Conocerte ha sido lo mejor de este viaje. 
                       
Akame se abraza sin dudarlo al torso del chico, reposa la mitad de su cara en el pecho del mismo y sonríe ampliamente.

Claramente está feliz. Se siente cómoda a su lado y aquello que ha dicho Dongmun sólo logró alegrar más su corazón.

Mantiene sus manos unidas y sólo se separa un poco para poder verle a los ojos. Los suyos se han humedecido de lágrimas de emoción y sus mofletes están pintados de un color rojo intenso.

— No cabe duda de que me gustas mucho, Dongmun-ssi. Conocerte ha sido lo más especial que me ha pasado en estos últimos meses... — imita su frase, tomándose el atrevimiento de sostener el rostro masculino entre sus manos y acariciarlo con delicadeza y manos temblorosas.       
                 
—Me gustas como ninguna chica me había gustado antes —vuelve a abrazarla evitando su mirada. No quería sentirse tan débil ante los encantos de la muchacha. Acaricia la cabellera azabache de esta mientras siente su corazón fuerte contra su pecho—... Akame —susurra casi contra su oído.  
                      
La chica cierra sus ojos ante el tacto del mayor.

Su respiración es un poco irregular debido a la cercanía, pero aun así siente que todo está bien a su lado.

— Uhum... 
                       
—Si soy sincero contigo... ¿No te enojarás cierto? Sé que dije de ir despacio, de que jamás te presionaría y realmente no quiero hacerlo pero... Quiero besarte ahora, y nunca había sentido la necesidad de hacerlo —cierra sus ojos inspirando profundo el aroma dulce que el cabello de la chica irradiaba. 
                       
La más joven muerde su labio inferior con poca fuerza, importándole poco si la gente les miraba de más.

— ¿C-crees que... debería importarnos eso de ir despacio justo ahora? — agacha la mirada y comienza a jugar con sus manos bajo el agua. — Quiero decir... — su rostro adopta por completo el color que llevaban sus mejillas y mira por breves segundos al muchacho. — ¿P-puedes...? — su corazón late fuerte. Está llena de nervios.
                        
No hay respuesta por su parte. Sus ojos se mantienen cerrados y una sonrisa se dibuja en sus labios. Pega su frente a la de la chica y lleva sus manos a las mejillas de esta acariciándolas con sus pulgares.

—Me gustas tanto... —susurra sin poder contenerse más. Roza sus labios con la mayor delicadeza posible. Sus manos se deslizan suavemente apartando el pelo que caía sobre el rostro de la chica, llevándolo hacia atrás y apretando sus labios contra los de ella. Su corazón latía con fuerza, el jamás había tenido ese contacto con nadie.
                        
Contrario a las manos de él, las de ella descansan en los costados del cuerpo del más alto, aferrándose a este, sólo para evitar caerse. Sus piernas temblaban, sus rodillas comenzaban a fallar y su corazón parecía querer explotar en cualquier momento.

Cierra sus ojos delicadamente, sintiendo los labios inexpertos de Dongmun. Ella se siente de la misma manera, como si realmente ese fuera también su primer beso, por lo que va lento, sin mover mucho sus propios labiales.
Siente aquellos fuegos artificiales que solía leer en los libros y las "mariposas" en su estómago eran inevitables. Cuando se aleja del beso, no puede evitar sonreír ampliamente y depositar un fugaz beso en la comisura de los labios adversos.

— D-Dongmun-ssi... — su voz suena baja. — Gracias.    
                    
Abre sus ojos y no puede contener la felicidad que siente por dentro por haber vivido el momento más especial de su vida junto a la chica más hermosa que pudiese imaginar.

— ¿Gracias? —Pregunta algo confuso acariciando ligeramente el cuello de la chica con sus pulgares sin siquiera estar pensando en hacerlo. Simplemente no quería separarse, no quería quitar su tacto de la suave piel de la muchacha, estaba encantado con cada gesto y accionar de la pelinegra.  
                      
Vuelve a cerrar sus ojos ante el tacto, sólo para que aquello se sintiera un poco algo más cercano.

— Uhum... — dice casi en un susurro. — Gracias por esto, por ayer, por el primer día. Por todo. — abre un poco sus ojos, conectando sus miradas. — C-creo que habría estado teniendo unas vacaciones no muy divertidas, de no ser por ti.                       
—No lo hagas —sus manos se deslizan por sus brazos sin prisa hasta tomar sus manos y apretarlas ligeramente dedicándole una sonrisa—. No tienes nada que agradecer, creo que estamos de acuerdo en eso.                       
— Sólo quería que supieras lo feliz que estoy... Y lo feliz que éste viaje me hizo y lo feliz que me hará si... Mantenemos el contacto. — acaricia el dorso de la mano de él y sonríe.                  
      
— ¿Acaso lo dudas? No te dejaré ir tan fácilmente —roza su nariz con la de ella dedicándole una sonrisa—. Siente —acerca una de sus manos al pecho de él, justo donde su corazón latía con fuerza —. Tú provocas esto en mí, y me encanta,  no te permitiría que me alejes de ti, y por mi mente no existe la posibilidad de alejarme.                       

Entrelaza sus manos, y con la que permanecía libre, rodea el cuello del más alto, abrazándolo.

— De verdad eres increíble, oppa... No puedo creer lo feliz que soy. – chilla emocionada en su oído, soltando el agarre de sus manos y abrazándolo ésta vez con ambos brazos. — No voy a alejarte de mí. No lo quiero... Un par de horas sin ti me provoca ansiedad, ¿sabes? – ríe bajito, aún abrazada al cuerpo de él.   
                     
Toma su cintura y suelta una risilla al abrazarla y levantarla ligeramente del suelo tratando de girar con ella lo que se dificultó con la fuerza que el agua ejercía y sin quererlo cayó con ella encima dejando salir muchas burbujas al comenzar a reír bajo el agua y lo que pudo haber sido un momento de pánico por su temor al agua, se convirtió en algo divertido e inolvidable.     
                   
Akame se impulsa fuera del agua y después de toser un poco de la misma, ríe a carcajadas.

— Yah, si no morimos ahogados, tú vas a matarnos... — acomoda los mechones de cabello que habían invadido su visión.         
               
Sus mejillas se encienden y no puede quitar la sonrisa de su rostro.

—Lo siento tanto, ¿Estás bien? — se queda en el agua aun parado al borde— ¿Quieres que nos vayamos? Tal vez fue demasiada agua por hoy —ríe apoyando sus codos sobre las rodillas de esta y su rostro sobre sus propias manos poniéndole ojitos de cachorro.    
                    
Peina el mojado cabello del chico y acaricia su rostro con ternura.

— Quiero hacer lo que sea, mientras sea contigo, Dongmun. — se toma la libertad de llamarlo con confianza, mientras mantiene sus manos acariciando el rostro del mayor.
                        
— ¿Lo que sea? —cierra sus ojos por unos instantes disfrutando de las caricias de la menor, se sentía tan pleno. No tenía idea lo que era estar enamorado, y seguramente era muy precipitado decir que lo estaba, pero entonces... ¿Que era aquello tan fuerte que sentía por Akame? — Vayamos a una fiesta —propone con una sonrisa entusiasta—. Hasta que nos cansemos de bailar o que tu hermano nos encuentre y me ahogue, ¿Que dices?     
                   
Akame suelta una ligera carcajada, poniéndose de pie y sale completamente de la piscina extendiendo una de sus manos hacia el mayor, para ayudarle a salir del agua.

— Vayamos a divertirnos, mejor, oppa... Mi hermano debe estar muy ocupado a estas horas. – dice sin borrar la sonrisa de su rostro. — Aunque... No soy muy buena bailando. – comenta avergonzada. 
                       
Sale ágilmente del agua y se acerca a buscar la toalla de Akame para ponerla sobre sus hombros y luego la suya propia.

—Yo si soy muy bueno bailando, es uno de mis talentos ocultos —presume en broma —. Tal vez hoy sea la noche en la que me veas haciendo el ridículo.   
                     
Se abraza a su propio cuerpo, secándose un poco.

— O quizás, hoy sea la noche en la que tú me veas haciendo el ridículo a mí. — aprieta sus ojos con fuerza, avergonzándose de solo pensarlo.       
                 
—Si nos ridiculizamos mutuamente será menor sufrimiento para ambos, ¿No crees? —aprovecha que los ojos de la pelinegra se encuentran cerrados y deja un beso en la punta de su nariz para luego frotarle los brazos dándole calor.                
        
Abre los ojos lentamente y encara al muchacho, sonriéndole un tanto tímida.

— Bien, creo que es justo... ¿Vas a vestirte? No puedo ir a bailar en una pieza. — bromea señalando su traje de baño.     
                   
—Creo que... Solo me pondré la remera, no iré a cambiarme otra vez, Eunsun se pondrá chismosa y no quiero lidiar con eso de nueva cuenta. Pero te acompaño, espero que te cambies e iremos a donde sea que pasen música y podamos divertirnos un rato.           
             
— Oh, bien... Acompáñame, entonces. — toma su mano, guiándolo por los pasillos directo a su habitación. — Juro que no tardaré, ¿quieres pasar? E-es un lugar pequeño, pero... ¿Quieres? — cuestiona, jugando con sus dedos.           
             
—Crees que... No... —Aclara su garganta observando hacia atrás asegurándose de que no hubiese nadie en aquel pasillo —. Pues si no te incomoda supongo que no hay inconveniente en que entre ¿No? —duda un poco.      
                  
Ella niega con su cabeza, abre la puerta y le indica un lugar para que tome asiento.

— No estoy mucho tiempo aquí, por lo general siempre estoy fuera o... En el trabajo y esas cosas, así que... – dice sin ningún punto, buscando algo de ropa en una de sus maletas. — No he desempacado casi nada. – se siente un poco apenada y ríe bajito. — Regreso en un segundo. Puedes seguir hablando, escucho hasta el baño. – señala divertida, caminando con rapidez hasta el lugar mencionado.

No le da mucho tiempo al chico para hablar de algo, cuando sale cambiada con un vestido y secando su cabello un poco. Toma una peineta celeste, recoge su cabello y se muestra sin nada de maquillaje.
»— Espero que los vestidos sean cómodos para bailar...                   
     
La observa con una sonrisa embobada, era tan perfecta ante los ojos de Dongmun, no importaba que llevase puesto, era su manera de ser, su encanto natural, sus facciones, cada una de sus expresiones que hacían latir con fuerza el corazón del pelinegro.

—No lo sé realmente, pero luce muy bonito en ti —confiesa poniéndose de pie. 
                       
Ríe bajito, sonrojándose con intensidad y toma la mano del muchacho, haciéndolo caminar hacia la salida de su habitación.

— Yah, s-sólo haces que me... Eish. – balbucea, cerrando la puerta y mirándolo por breves segundos antes de sacudir ligeramente su cabeza y volver al camino. — De verdad, oppa... No sé bailar nada, estoy muy nerviosa porque... Ni siquiera mi mejor amigo logra que me mueva un poco.      
                  
Se encoje de hombros restándole importancia.

—Estuvimos de acuerdo en que iríamos a divertirnos, eso es lo que haremos, lo único que quiero es pasar tiempo contigo, por si no lo has notado —ironiza de forma divertida—. Así que... Si eres la mejor o la peor bailarina me trae sin cuidado —levanta la mano la cual estaba tomando y deja un beso en ella.
                        
Balancea sus manos de adelante hacia atrás, mientras intenta emparejar sus pasos.

— Bien, bien... Estoy tranquila ya. – toma una gran bocanada de aire y al dejarla salir, ríe bajito. — Acabo de imaginar a Shaoran encontrándose con nosotros. – finge escalofríos y una carcajada un poco más viva sale de su garganta. — M-me dijo Jaeho-oppa que él ha hablado contigo... Lo lamento, mi hermano puede ser muy... No sé.                
        
Suelta una risilla.

— ¿Cómo no pensé en eso cuando entré a tu habitación? Podría haber muerto si justo hubiese ido a verte o algo así —aquel escalofrío no es fingido—. En realidad... No debes disculparte por nada, él solo cuida de ti, eres su pequeña, y tiene miedo de que te dañen, pero... Yo jamás te haría daño, también quiero cuidar de ti —dice dulcemente.                       
 
Ella le imita al reír.

— Bueno, para empezar, tienes razón, él no es paranoico ni nada de eso, es sólo que creo que protege demasiado, aunque quizás tiene miedo de que yo te dañe a ti o algo... Ya ves que en vez de un saludo, te lancé el jugo de naranja. – bromea.

Cualquiera diría que a la chica le aparecen ojos de corazón en vez de la forma rasgada natural. Sus pupilas brillan a ojos de otros y cualquier persona que le viera, sólo confirmaría que ellos dos hacían una linda pareja.

»— Gracias, oppa.
chenyeol.
chenyeol.


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Mensaje por chenyeol. Dom 03 Sep 2017, 10:41 pm




capítulo seis; parte cuatro.



Joon Namwook


El ahora pelinegro entra con bastante comodidad a la sala de spa, amarra bien la toalla de cuerpo completo y se dirige a su amigo, señalándole con un movimiento de cabeza que tomara asiento junto a él en una de las sillas de hidromasaje.

— Tenemos mucho de qué hablar, Xianlu. — dice, introduciendo sus pies a la tina y dejando que una de las mujeres que ahí trabajaban, empezaran a arreglar sus uñas y manos.

Había contactado a su amigo para que salieran juntos y poder contarle lo que pasó con Seokmin la noche anterior y ponerse al corriente de sus días, aunque se hubiesen visto más temprano.

El rubio toma asiento a su lado y se deja relajar por unos segundos antes de responderle a su amigo.

— ¿Ah sí? — inquiere haciéndose el desentendido y suelta un profundo suspiro. — ¿Qué tanto pudo haber sucedido en los pocos días que no nos hemos visto Nam? — cuestiona con un toque de curiosidad y abre sus ojos para mirar al chico en la silla de al lado.

El menor se encoge de hombros y se queja un poco, porque han doblado su dedo.

— No lo sé, estoy aburrido, necesitaba hablar contigo de cualquier cosa. — cierra los ojos, recostándose en el asiento. — ¿Algo que quieras decirme?

Xian Lu se acomoda en su silla y le sonríe a la chica que le está atendiendo.

— No realmente. — se encoge de hombros en su lugar. — Debido a que tenía el tobillo lastimado no he hecho mucho, me di una maratón de películas, series y mucha comida chatarra y chucherías en mi habitación. — comenta en tono vago sintiendo sus hombros más ligeros gracias a las vibraciones de la silla masajeadora. — ¿Y tú? ¿Alguna novedad?

— Quisiera saber por qué no fui invitado a ese maratón de películas. — alza la mirada, buscando la del rubio. — Creí que éramos amigos. — bromea, riendo bajito y negando casi al instante. — No mucho... Desde la cena con Seokmin, no he hecho mucho. Salí un par de veces en la mañana. — dice desinteresado.

Lu ríe y rueda sus ojos con fingido fastidio.

— Porque tuve otro invitado inesperado, aunque igual de molesto que tú. — burla y pone más interés al escuchar el nombre del modelo. — ¿Qué sucedió en la cita con Seokmin-ssi? ¿Cuándo es la boda? — lo molesta esbozando una sonrisita maliciosa

— ¿Invitado? ¿Igual de molesto que yo? — se queja, poniendo su mano libre en su pecho, fingiendo ofensa. — Disculpa, pero nadie es tan molesto como yo. ¿Quién te visitó?

— Bueno, al menos lo admites. — ríe el rubio y hace un gesto con la mano. — Yo te pregunté primero, ¿qué pasó en tu cita con Seokmin? — repite y enarca una de sus finas cejas. — Respóndeme y te respondo.

Rueda los ojos y rasca su nuca, un tanto avergonzado.

— Salimos a cenar, todo marchó muy lindo y agradable, aunque al final dijo que yo llamaba su atención. Como no respondí nada, me fui. Lo dejé, solo, a las tres de la mañana.— frunce el entrecejo. — ¿Feliz?

El rubio abre sus ojos con sorpresa y luego frunce su ceño en señal de confusión.

— ¿Solo? — pregunta — ¿No dijo nada más? ¿No le dijiste nada? ¿En verdad? — duda un poco de las palabras de su amigo y suspira.

Namwook asiente con rapidez.

— Estaba buscando un rechazo que no fuese a doler, pero… No encontré nada y... — rueda los ojos. — El punto es que ni siquiera me importó del todo. Fin. — miente, para dar pie a que el rubio hable a continuación.

Duda un poco antes de volver hablar.

— Seungjae se apareció en mi habitación esa tarde. — dice. — La noche que me doblé el tobillo me escribió por mensaje para preguntarme si estaba bien, yo le respondí que quería helado y el hizo una broma respecto a eso pero terminó por decir que conseguiría helado para los dos en otra ocasión. — explica quedamente con una mueca en sus labios. — Se apareció ayer en la tarde mientras veía mi maratón de películas con dos botes de helado, galletas y un tripack de strawberry milk... Yo estaba horrible, pero ni siquiera importó.

El pelinegro sonríe y busca palpar una de las manos de su amigo, dándole ligeros golpecitos.

— Suerte de que ya no me interesa del todo. — comenta. — Está libre para tí, tigre. — hace un pequeño rugido, imitando al animal mencionado. — En definitiva, ese chico está loco por tí.

El rubio suelta una carcajada y niega.

— ¡Dios no! Es más tu tipo que el mío. — se queja. — Sí, es agradable pero es muy necio y no sabe aceptar un no. Es molesto. — resopla. — No quiero, no me gusta... — niega y nota la mirada acusadora que le da su amigo e insiste. — Hablo en serio, si tuviese algún tipo de interés por él me hubiese muerto de la vergüenza ayer cuando me encontró en mi pijama y con restos de mascarilla de avellana en el rostro. — hace una mueca y arruga su nariz

Wook rueda los ojos y suelta un suspiro pesado.

— Claro que acepta un "no" por respuesta, pero ¿se lo has dado seriamente alguna vez? — cierra sus ojos, sonriendo por el masaje que empezaba a recibir en sus tobillos.

Lu rueda sus ojos ahogando un resoplido, le dedica una mirada de fastidio a su amigo.

— Yo siempre le hablo en serio. — se queja. — De igual forma no quiero que se haga una idea equivocada, es agradable pero no me interesa de la misma forma en la que creo que yo le intereso.

— Quiero decir... ¿Verdaderamente hablas serio con él? — cuestiona el pelinegro, frunciendo sus labios en una mueca de confusión. — Díselo entonces... Dile que no quieres que se haga ilusiones, dile que no te interesa y que no quieres nada de lo que él probablemente quiere. — concluye, soltando un leve bufido. — Créeme, no te insistirá más, no será molesto y todo solucionado, Lu. — sonríe ampliamente, guiñando un ojo en dirección a su amigo.

— Pareces muy cómodo con esa idea. — se burla y se encoge de hombros. — Lo haré la próxima vez que lo vea. Aunque sinceramente me asusta un poco, no quiero decirle nada y que me diga que lo estoy malinterpretando todo y él solo está siendo agradable. — murmura con una mueca. — Quedaría como un tonto, y uno muy egocéntrico.

Namwook ríe bajito, cuenta mentalmente hasta cinco y vuelve a una mueca normal en su rostro.

— Si resultas ser tú el que se ha confundido, buscaré a Seokmin y le daré una oportunidad, ¿trato? — hace que la chica que limaba sus uñas se detenga cuando suelta su mano y sentencia al rubio con su dedo índice. — Estoy seguro de que no será así. Anda a romper corazones, Lu— canturrea.

El rubio rueda sus ojos y bufa.

— No quiero romper el corazón de nadie. No ha sido lindo cuando me lo rompen a mí. — imita el acto de su amigo y estrecha su mano. — Pero, está bien. Trato, igual sea como sea terminarás saliendo con Seokmin-ssi... Ahí estas buscando solo una excusa para hacerlo. — le sonríe cínicamente y vuelve su mano a la chica que le está atendiendo. — Nammie, necesitas aceptar el amor que la vida te ofrece...

— No busco excusas. No quiero salir con él, de nuevo, sus orejas me causan conflicto. – finge que un escalofrío recorre su espina dorsal y se retuerce un poco en el asiento. — De todas maneras, no pasará. – una sonrisa se pinta en sus labios y decide guardar silencio, al menos por un buen rato.

Lu lo mira durante unos instantes, se toma su tiempo para analizar a su amigo y al final decide guardarse su comentario y disfrutar de su sesión de belleza con uno de sus mejores amigos.


Li Akame


Entran a un salón, tomados de la mano. Akame siente su corazón latiendo con fuerza y sonríe cuando la música comienza.

— ¿Ya sabías de este lugar o lo viste de repente? — mueve sus hombros al ritmo de una canción movida y hace sonidos con su boca, pretendiendo cantar.

Mueve sus manos unidas y agita su cuerpo torpemente.    
                    
—Siendo totalmente sincero, escuché a unos empleados más temprano hablar y pues... Sonaba bastante bien así que dije, ¿Por qué no? Tu compañía era lo único  que me faltaba para animarme —le sonríe y se adentran un poco más entre la gente que bailaba. A nadie le interesaba quien estaba a su alrededor, todos parecían ser grupos de amigos o parejas que disfrutaban de un buen momento. Eso hizo sentir más cómodo a Dongmun y se atrevió a dejar que su cuerpo se adueñara del ritmo sin perder la mirada de Akame — ¿Te agrada aquí?      
                  
La pelinegra asiente con su cabeza, balancea su cuerpo de un lado a otro y toma distancia de su cuerpo, para volver a acercarse mientras sus pies siguen moviéndose al ritmo.

— Es muy agradable, no soy muy fan de bailar, pero parece que la vida quería que viviera rodeada de gente que sí lo hace. — ríe bajito, conectando su mirada con la de él.       
                 
La pelinegra asiente con su cabeza, balancea su cuerpo de un lado a otro y toma distancia de su cuerpo, para volver a acercarse mientras sus pies siguen moviéndose al ritmo.

— Es muy agradable, no soy muy fan de bailar, pero parece que la vida quería que viviera rodeada de gente que sí lo hace. — ríe bajito, conectando su mirada con la de él. — ¿Tú estás cómodo aquí? — añade, mirando a su alrededor una vez más.       
                 
— ¿Ah sí? Además de mí, ¿Que otra gente que te rodea baila? —Bromea y toma su mano haciendo que dé una vuelta para luego acercarla a él por la cintura— Muy cómodo a decir verdad. 
                       
— ¿No te había dicho que mi hermano bailaba? — le mira, deteniendo sus pasos y pensando en cosas que le distrajeran de saber que la mano del chico se encontraba en su cintura. — Sh-Shaoran bailaba en la secundaria y lo dejó cuando empezó a e-estudiar empresas.  
                      
Niega y como si fuese todo un experto se encuentra guiándola en los pasos sin quitar su mirada de la de ella.

—No lo habías mencionado, no es algo que olvidaría, no imaginaba a tu hermano con una faceta tan artística, pero creo que es genial.                       

Ella ríe bajito por el movimiento.

— Nadie lo imagina así. Shaoran es una caja llena de pasados oscuros y sorpresas. — bromea rodando los ojos.
Una canción conocida resuena en el lugar y muerde sus labios con nerviosismo.

— ¿Sabes? Esa misma canción la aprendí ayer con Hyungsik oppa. — comenta casi en un susurro, moviendo su cabeza al ritmo de la canción.                     
                  
—Estuviste engañándome todo este rato diciéndome que no sabías bailar y hasta has practicado con tu amigo —sonríe y afirma su mano junto con la de ella—. Deberías mostrarme que aprendiste entonces —propone en tono suave.      
                  
Akame ríe bajito, cubriendo su rostro casi al instante.

— C-creo que es la canción más... Shaoran me mataría si me ve bailando algo así. — su rostro palidece al mencionar a su hermano, sin embargo, no siente mucha vergüenza al pensar en la solicitud de Dongmun. — D-de verdad no sé bailar... Hyungsik oppa me ayudó bastante y... eso. Es bastante vergonzoso.  
                      
—Aprovechemos que tu hermano no está aquí entonces —le sonríe alzando ligeramente sus cejas subiendo la mano a su espalda—. No deberías de tener vergüenza, seguro lo harás bien, si no hui cuando arrojaste jugo de naranja sobre mi, no huiré ahora —bromea tratando de darle más confianza—. No soy un bailarín profesional, solo vinimos a estar juntos y pasar un buen rato ¿Recuerdas? —La anima.  
                      
Akame sonríe, dejando la vergüenza de lado y separándose ligeramente del cuerpo del mayor, para tomar su espacio pequeño y bailar un pequeño fragmento de aquella canción.

— N-no vayas a burlarte.

Carraspea su garganta y empieza su coreografía, moviendo sus labios a la lírica de la canción.

And i can't lie, when i lie in your arms baby i feel so sexy — tararea, recordando los pasos, cerrando sus ojos y moviendo sus caderas, piernas y torso de aquella manera sensual que su amigo le había demostrado el día anterior. — Send chills down my spine — balbucea lo que recuerda de aquella melodía con ritmo al que ella no había estado acostumbrada y se siente diferente. Justo como su amigo había dicho. Como una mujer.

Está demasiado concentrada en su baile, divirtiéndose, sintiendo el ritmo de la música, incluso más que el día anterior y desea que su amigo esté cerca para verle y aplaudirle con más emoción porque siente que lo ha hecho tan bien.                        

Sigue cada movimiento de la chica con una sonrisa embobada perdiéndose en lo bella que se veía al disfrutar de la música y desinhibirse por completo. Le gustaba, le gustaba tanto, que ni siquiera se dio cuenta que simplemente se había quedado estático mirándola como si fuese una perfecta obra de arte ante sus ojos. 
                       
Cuando cortan la música, sin siquiera terminarla, respira agitadamente y suelta una risita nerviosa.

Vuelve a acercarse a Dongmun y cubre su rostro con vergüenza.

— N-no te burles.                       

Suelta una risita pero lejos de burlarse, porque se siente realmente feliz de estar a su lado.

—Jamás lo haría, creo que lo has hecho de maravilla, me has dejado hipnotizado viéndote —confiesa y la atrapa entre sus brazos.                       

Se aferra al torso adverso, presiona la mitad de su rostro en el pecho del mayor y respira su fragancia.

— ¿Eso es un... "no estuvo tan mal"? — ríe, recargando ésta vez su barbilla sobre el pecho contrario y le mira desde aquella posición.                   
     
—Eso es un... "me encantas y no creo que haya algo de ti que yo pueda ver malo" —confiesa.
                        
La pelinegra sonríe con emoción, depositando un beso en la barbilla adversa y apoyando su frente al instante de haber separado sus labios.

— Te quiero. — susurra bajito, esperando que no haya escuchado del todo, por más que muriera de ganas de que esas palabras hayan llegado a sus oídos.

El corazón de Dongmun se acelera al oír aquellas palabras. La música estaba algo alta, y había cierto bullicio a su alrededor, pero las palabras salidas de la boca de la  chica habían llegado claramente a sus oidos. Una sonrisa se dibujó en sus labios y se atrevió a separarla con delicadeza para tomar de la misma manera el rostro de esta entre sus manos para ver sus bonitos ojos que tanto le gustaban.

—Y yo a ti —sus pulgares acariciaron con delicadeza aquellas mejillas suaves y rojizas que le derretían por dentro.



hola:
chenyeol.
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Mensaje por bomb. Sáb 30 Sep 2017, 10:52 pm



Didi.

Capítulo 7: Parte Uno.

Byun Youngji

Aquella mañana el clima estaba precioso. Youngji había decidido que pasear por alguna de las cubiertas externas del barco sería una buena idea para pasar el rato y vaya que no se había equivocado. Mientras recorría la amplitud del crucero le fue entregado un folleto que le había llamado la atención.
¡Harían una carrera de obstáculos en pareja!
Ella no era muy buena socializando o en lo deportes pero se le hizo divertida la idea así que no dudó en anotarse cuando uno de los encargados le preguntó si quería inscribirse. Se deja guiar por los encargados a donde están todas las demás personas que van a correr con ella y espera a que le indiquen quién será su compañero/a.
— Hola, parece que seremos pareja. Soy Myungdae. —dice un chico pelinegro apareciendo repentinamente a su lado haciendo una leve reverencia.
Youngji se sobresalta un poco y mira al muchacho unos instantes antes de apartar su mirada y fijarla en sus zapatos con las mejillas sonrojadas.
— Hola. — musita apenas audible imitando la reverencia. — Mi nombre es Youngji, un gusto. — detesta que su voz suene tan bajito y que sus ojos no puedan hacer contacto visual con el muchacho, se siente avergonzada de su propia actitud pero por más que quiere le aterra más el ser de otra forma.
—El gusto es mío. —responde él y mira hacia la pista de obstáculos. Nota que su compañía está nerviosa así que no haría mucho contacto visual por ahora —Esto será divertido, ¿No crees? —pregunta, tratando de buscar tema de conversación.

Youngji asiente con una media sonrisa y mira hacia la carrera. Caminando hacia la línea de salida cuando uno de los organizadores les pide que se ubiquen en su lugar.
— E-Eso parece. — titubea y suspira. — ¿Nos van a atar? — pregunta una vez presta un poco más de atención a las indicaciones que le están dando. — ¡Dios mío! Tendrás que lidiar con mi torpeza motriz — medio bromea en tono bajito.
—Eso lo hará mejor, no te preocupes. —la asegura y se agacha para atar los cordones de sus zapatos con un moño —Y además, creo que ninguna persona tendría mucho equilibrio estando atada de otro, ¿Verdad? —bromea Myungdae mientras se levanta para esperar a que les den salida.
— Eso es cierto. — musita con una media risita — ¿Qué edad tiene Myungdae-ssi? — pregunta y mira a sus zapatos unidos, luego al chico que se está asegurando de que todos estén debidamente unidos antes de dar la señal de salida.
—Tengo veintiuno. —contesta Myungdae y pasa una mano por su cabello para retirarlo de sus ojos —¿Y tú, Youngji-Ssi? —pregunta de vuelta, esta vez girando su cabeza para mirar a la chica.
— Igual. — responde regalándole la primera sonrisa completa. Llaman la atención de todos y el pitazo que indica el inicio de la carrera resuena por toda la cubierta. Las primeras parejas salen y ellos no se quedan muy atrás, ella se mueve con torpeza, tratando de igualarse a los movimientos del muchacho y en busca de no caer se aferra a su brazo soltando una risita. — ¡Ay Dios! — chilla en un murmullo cuando siente que se va a caer pero logra mantener el equilibrio de milagro.
— ¡Cuidado! —exclama él entre risas, agarrándose también de ella. Siguen corriendo a través de los obstáculos con algo de dificultad pero al fin sin caerse ninguno de los dos y pronto llegan a la siguiente sección del circuito — ¡Toma el costal! —Myungdae vuelve a agacharse para desamarrar sus zapatos mientras Youngji hace lo que le han pedido. Una vez desatados, ambos se meten al costal para seguir con la carrera — ¡Andando!
El primer salto es catastrófico y ambos caen al piso, ella encima de él con una risita y las mejillas rojas.
— Perdón. — murmura, se pone de pie con rapidez y le tiende la mano al pelinegro para ayudarlo — Esto es complicado. — se queja mientras intentan avanzar saltando sin caer nuevamente. Se ríe — ¡Oh Dios! — se aferra a la tela del costal con una mano y con la otra engancha su brazo con el del muchacho. — Creo... al mismo tiempo. — indica.
—Buena idea, a la de tres... —propone él, tomando también el costal del otro lado —Uno... Dos... Tres... ¡Salta! —ambos saltan y esta vez ninguno tropieza —¡Genial, sigamos así! —el resto del camino pasa sin ninguna caída más, hasta llegar a la última parte de la carrera: Uno de los integrantes de la pareja debía cargar al otro hasta la meta.
Myungdae rápidamente se inclina sin avisarle a Youngji, pasando uno de sus brazos por detrás de las rodillas de la chica y la otra alrededor de su espalda para cargarle al estilo de novia, lo cual no se le dificulta para nada.
El chillido que se escapa de entre los labios de la morocha se podría haber escuchado hasta en el occidente del mundo, seguido de una estruendosa carcajada, ella se aferra a los hombros del chico con fuerza y se emociona cuando ve la meta más cerca de ellos que de los demás.
— ¡Vamos Myungdae-yah! — anima desde su lugar. — ¡Vamos, vamos podemos ganar! — exclama alegremente, sigue animándole mientras corre y pone cuidado en no soltarse para no caer.
La risa de ella se contagia al chico, quién corre cada vez más rápido y pronto llegan al final, de primeros.
— ¡Ganamos! —exclama Myungdae mientras pone a Youngji en el piso —¡Ganamos Youngji-yah! —repite, esta vez sonriéndole a la muchacha.
Youngji exclama alegremente riendo un poco y por la emoción abraza al muchacho.
— ¡Sí, ganamos, ganamos! — chilla y vuelve a reír, se da cuenta de lo que está haciendo entonces se separa del muchacho sonrojada hasta las orejas. — Perdón... me emocioné, jamás había ganado una de estas cosas. — musita completamente avergonzada.
—No es nada, tranquila Youngji-yah. —asegura. Uno de los encargados del juego se acerca a ellos, poniéndoles una medalla a cada uno en el cuello, declarándolos ganadores y pidiendo un aplauso para ellos de los demás competidores — ¿Quieres ir a tomar algo, en celebración? —ofrece Myungdae una vez todo el mundo se ha dispersado
— Sí, claro. — dice — Yo encantada. — responde empezando a caminar a su lado

***

Yoo Hyo Rae

Mientras tanto, en otra parte del barco Rae rueda sus ojos por cuarta vez en el día y golpea a Hyungsik de nueva cuenta mientras terminan de comer su almuerzo en el bufet para empleados. Eunyoo está sentado al frente suyo y no ha dejado de reír en toda la comida debido a los comentarios inapropiados y molestos del moreno.
— ¡Hablo en serio hyung! — exclama el morocho haciendo énfasis con sus palillos — De ser un anime, Rae hubiese tenido corazones en los ojos. — se burla — Debiste haberla visto, jamás, pero es que jamás la había visto tan atontada con un chico. — ella rueda los ojos y niega fervientemente con la cabeza.
— ¡No es cierto! — espeta con cierta molestia y las mejillas rojas — ¡Está exagerando! ¡Sik-oppa siempre exagera! — se defiende rápidamente y Yoo niega con diversión.
— Sik siempre exagera pero te vi la otra noche hablando con él en el casino. — la acusa con sorna — El chico te gustó desde el primer momento, no lo niegues Rae. — la molesta y el moreno vitorea alegremente al ser apoyado por su mejor amigo — Estuviste amargada las noches que fuiste al casino y no lo viste ahí de nueva cuenta, me puedo imaginar tu carita de ilusión esa noche. Pero tranquila, no me tienes que agradecer nada… — le guiña un ojo con complicidad y eso le recuerda a la pelirroja el comentario de Jesun aquella noche.
— ¡Tú, tonto, tonto y malo! — chilla golpeándole un par de veces por encima de la mesa. — ¡Él me dijo que habló contigo y no me dijiste nada! — lo apunta con su mano con gesto acusador y Hyungsik se ríe de aquella situación. — No te rías, tú, idiota. — le riñe al otro dispuesta a golpearle también.
— ¿Por qué habría de decirte que te estaba buscando? — inquiere el pelinegro restándole importancia con un gesto de mano — Le dije dónde y cuándo podía encontrarte… Sé que me lo agradeces.
— Eres un necio. — gruñe la muchacha y niega — Los dos lo son… Sik me hizo pasar pena, ¡no es justo! — se queja.
— ¿Pasar pena? — el moreno la mira casi ofendido — Si no hice más que asegurarme de que estuvieses bien. — refuta con obviedad — A diferencia de Yoo, yo no conocía al chico y eran casi las dos de la mañana cuando estaban de regreso. ¡Tenía todo mi derecho! — afirma y la pelirroja la mira sin poder creerlo.
— ¡No tenías ningún derecho! — su voz está cargada de incredulidad pero termina por reír. — Eish… cuando se consigan pareja… — los apunto negando con la cabeza — Pobre de ellas, van a tener que lidiar conmigo avergonzándolos.
— ¡Entonces sí te gusta el chico! — se jacta Hyungsik con una sonrisita arrogante y Rae siente sus mejillas arder, niega fervientemente con la cabeza.
— Lo suficiente como para apuntarlo como potencial pareja, Sik. — Eunyoo le sigue la corriente a su amigo y la chica bufa con desesperación. — Una potencial pareja… — repite picando las mejillas rojas de la menor con una risita burlesca.
— Creo que vamos a tener que vigilar más de cerca al tal Jesun, ese. — se burla el moreno y Eunyoo asiente de acuerdo con él. Hyorae niega.
— No. — su tono es serio y hasta cierto punto molesto. — No se atrevan a acercarse a él, no quiero que se le pegue su idiotez. — niega de nueva cuenta y suspira. — Oigaaan… No lo espanten, ¿sí? — pide casi con un puchero y los dos chicos se miran entre sí con una media sonrisa.
— Por supuesto que no, pequeña. Por supuesto que no. — responden los dos al mismo tiempo y con el mismo tono inocentón, Hyorae golpea su frente contra la superficie plana de la mesa, derrotada.
— Los odio.
— Nos amas enana. No importa qué digas. — se burla Eunyoo con una pequeña sonrisa. — ¿Qué van a hacer hoy?
— ¿Nosotros? — Hyungsik se señaló con Hyorae al mismo tiempo. — Yoo es nuestro día libre, deberíamos pasar el rato juntos. — dice señalándolos a los tres y Rae asiente.
— Sí, oppa. Vamos a fastidiar por ahí. — la pelirroja se mete un bocado de comida. — ¡Anda, no seas aburrido! Por la noche podemos ir a beber.
— Lo que la mocosa dijo. — la apunta el moreno con una linda sonrisa. — No te pongas de ermitaño. ¡Salgamos!
— No lo sé, no me siento muy animado por ahora. — musita Eunyoo con una mueca. — Estoy cansado, quiero dormir un poco más. Si quieren pueden ir ustedes a perder el tiempo por ahí y yo los alcanzo más tarde.
— Oppa, suenas como un anciano. — se burla Rae provocando una mueca en el mayor.
— ¡Yah! — se queja rodando sus ojos, causando la risa de sus amigos. — Es que ustedes dos tienen mucha energía. — argumenta.
— No es así hyung. Tú eres un viejito prematuro. — afirma su amigo y Rae no puede estar más de acuerdo con eso.
— Los odio. — masculla Eunyoo de la misma forma en que minutos antes había dicho Hyorae, los otros dos se miraron burlones.
— Nos amas.  

***

Sung Dong Woo.

— ¡Vamos Dongwoo-ssi! — la señorita Park había aparecido esa mañana en la puerta de su habitación, pidiéndole para que fueran a comer juntos y él simplemente ya se había cansado de decir que no y poner una excusa tras otra. De cierta forma hasta le daba pena seguir rechazando a la mujer.
— Está bien, srta. Park. — acepta con un pesado suspiro y la mujer sonríe ampliamente.
— Sólo vamos a comer, Dr. Sung. — le asegura ella con una pequeña sonrisa. — Quiero comentarle sobre alguien a quién conocí la otra noche. Volvámonos amigos, ¿le parece? — Dongwoo la mira unos instantes, mientras se deja arrastrar por los pasillos hasta el primer restaurante que consiguen y termina por asentir.
— Está bien, srta. Park.
— Por favor, llámeme por mi nombre. — pide la mujer con una linda sonrisa — No estamos en el hospital no es necesaria tanta formalidad, además, la idea es hacernos amigos. Los amigos no se tratan de esa forma tan fría. — señala, ambos agradecen al mesero cuando les deja la carta del menú y un par de copas de agua.
Dongwoo no puede evitar sentirse un poco raro, entendía que la mujer quisiera ser cercana a él. Ella era agradable, pero también sabía que hasta hace muy poco ella tenía intenciones que iban más allá de la amistad con él.
— Sé lo que está pensando Dongwoo-ssi… Y sí, lo que decían era verdad. Usted me gustaba. — la chica lo arranaca de sus pensamientos sobresaltándole con lo directo de esa confesión. — Trataba de llamar su atención y en parte este viaje era una especie de táctica para poder volverme cercana a usted. Me hubiese gustado llamar su atención pero obviamente no lo hago y eso está bien, no puedo obligarlo a que se fije en mí. — ella se encoge de hombros para restarle importancia y aunque le está sonriendo, él puede notar que su sonrisa no es completamente sincera. — Por favor, permítame ser su amiga.
— Señorita Park, ¿está usted segura? — pregunta mordiéndose los labios sopesando un poco la idea. — No es mi intención hacerle daño alguno. Usted es una mujer agradable, merece fijar su atención en un hombre que la mire y tenga todo su interés sólo en usted.
— Lo sé, gracias. — concuerda ella — Es por eso que lo estoy dejando por lo sano, hice mi mejor esfuerzo tratando de llamar su atención… No resultó, sé reconocer cuando no puedo ganar en algo… aun así, me gustaría poder llegar a ser de confianza para usted.
— Está bien. — Dongwoo le sonríe amablemente y asiente. — Si es su deseo, no me vendría mal tener una amiga dentro del hospital y fuera de este también.
— ¡Eso! — exclama ella con emoción soltando una pequeña risita. — Ya verá que nos llevaremos muy bien, Dongwoo-ssi. — promete y Dongwoo no puede hacer nada más que sonreír aun sintiéndose un poco incómodo.
No obstante, esa incomodidad no duró mucho tiempo, luego de pedir su comida y esperar a que llegara a ellos, lograron entablar una conversación amena, bastante agradable y divertida.

***

Goyô Ai Miu

Hacía un par de horas que el sol brillaba en lo alto del cielo, hacía un par de minutos que la peli-plateada había despertado envuelta en unos fuertes y cálidos brazos, y hacía un par de horas que ella se había girado en su lugar y se había quedado viendo ligeramente atontada al moreno a su lado.
— Creo... que tal vez podría acostumbrarme a esto. — musita con una media sonrisa acariciando el rostro del muchacho despierto que le miraba atentamente. Se habían pasado el tiempo que llevaban levantados acurrucados en la cama compartiendo miradas y unos que otros besos. — No me molestaría seguir amaneciendo así... a tu lado — confiesa con las mejillas sonrosadas y deja un pequeño beso en la mejilla del contrario antes de esconderse de nueva cuenta en su pecho con una risita, afianzando sus brazos alrededor del torso del moreno.
— Ni a mí —deja un beso en la rubia cabellera de su acompañante —.Siempre es fácil acostumbrarse a lo bueno, aunque creo que en algún momento debería pasar por mi suite a buscar algo de ropa. Ni siquiera he tenido comunicación con mi padre, realmente me tomé demasiado enserio la idea de estas vacaciones. Se me hará muy difícil cuando tenga que volver a la rutina —suelta un suspiro mientras observa nada en específico sintiéndose sumamente a gusto gracias a Ai Miu.
La rubia se aferra más al torso contrario y niega con su cabeza, soltando un suave quejido.
— Tu padre puede esperar por un par de días más. — musita ella con un puchero. — De todas formas si te pregunta algo o se enoja por tu falta de comunicación le dices que yo te secuestré y ya está. — medio bromea con una sonrisa angelical — No te vayas, oppa. — pucherea — Igual no es como si la ropa fuese estrictamente necesaria... — tararea con inocencia — No hay nada que no haya visto ya. — sonríe de forma casi infantil, como si lo que estuviese diciendo fuese la cosa más pura e inocente del mundo y ella en verdad lo creyese así
—Puedo enviarte a la cárcel si pongo cargos de secuestro sobre ti, ¿Eres consciente que hablas con el hijo del fiscal más importante de corea? —Habla con aires de grandeza. Busca sus labios y los atrapa con los suyos soltando un pequeño gruñido—. Solo iré por algunas de mis cosas y volveré, haré una llamada corta para ver cómo están las cosas en tierra firme, seré breve, no te daré tiempo a extrañarme, lo prometo, no hagas que me tiente y no pueda salir de esta cama en toda el día por esas cosas que dices. — No me enviarías a prisión. — repone ella con seguridad, una media sonrisa pretenciosa se pinta en sus labios, rodando sobre la cama hasta quedar encima de él a horcajadas, — Además si me demandas por secuestro te contra demando por acoso sexual. — habla con una sonrisa de suficiencia — Soy buena actriz, ¿te imaginas? ¿Dónde quedó la reputación del hijo del gran fiscal? — se burla maliciosamente y después suelta una carcajada divertida, negando con la cabeza. Se acopla a su pecho y se aferra a él como un koala. — No quiero que te vayas, prefiero que te quedes a pecar, en tierra firme se las pueden arreglar sin ti.
—Tienes demasiado poder sobre mí, no sé hasta qué punto me beneficia eso —posa las manos en la delgada cintura contraria dando algunos besos en el suave cuello de la chica y de un momento a otro, es el quien está sobre ella con las manos a ambos lados del delicado cuerpo de la muchacha—. No puedo ser tan débil preciosa —besa sus labios bajando suavemente hacia su cuello de nueva cuenta como si necesitara degustar la piel de la muchacha.
Un pequeño gemido se escapa de entre los labios de la muchacha seguido de una suave risita.
— Basta. — lo empuja lejos de ella con delicadeza — Si sigues así en verdad no te voy a dejar salir de aquí en todo el día, ni en la noche, ni al día siguiente. — se muerde el labio con fuerza y se escapa de debajo del chico, renunciando temporalmente a su compañía. — Anda, ve a hacer lo que tengas que hacer si me das mucho tiempo, en serio voy a secuestrarte y atarte a la cama. — ríe
El moreno se levanta con una sonrisa triunfal y busca su ropa que se encontraría esparcida en alguna parte de la habitación.
—No sabía que te gustaban ese tipo de cosas, estoy dispuesto a probarlas cuando quieras —dice en tono genuinamente seductor observándole mientras se coloca los pantalones.
Aimiu se incorpora en la cama, sin siquiera molestarse en cubrirse con la sábanas, a fin de cuenta no había nada que el moreno no hubiese visto ya y ella estaba bien con su cuerpo; le sonríe a medias.
— Me llaman la atención muchas cosas. — responde siguiendo su juego. — Soy curiosa por naturaleza, no puedes decir que  no si no lo has probado... — tararea con cierta inocencia y se recuesta boca abajo fijándose en cada gesto y movimiento que el moreno hace, en definitiva guardando en su memoria cada gesto — Estoy dispuesta a explorar y probar muchas cosas... si son contigo. — un pequeño rubor cubre sus mejillas. — Te tengo confianza, sé que no harás nada que no quiera o con lo que no me sienta cómoda. — sonríe dulcemente y se encoge en su lugar.
Abotona su camisa tratando de mantener su mente en frío conteniéndose de todo deseo pecaminoso que cruzara por su mente.
—Me gusta que... Estés abierta a todo tipo de posibilidades, que... No te avergüence hablar de todo porque creo que la sexualidad y el descubrimiento de cada uno —coloca sus zapatos y dejando su camisa a medio abrochar se acerca a la cama extendiendo su mano hacia ella quien se acerca de rodillas hasta donde se encuentra Yoongsoo—. Y me gusta que seas una chica mala, aunque ese rubor en tus mejillas te hace ver muy pura e inocente —susurra tomando el mentón de la chica dejando un corto beso en sus labios.
— Y aun así me dejas aquí en la cama, esperando por ti. — hace pucheros y luego le sonríe. — Anda, en verdad. — lo apura — Tengo debilidad por ti, basta. — ríe y le deja otro corto beso antes de que el moreno se aleje de ella y salga por la puerta de su habitación.

***

Xiao Xian Lu

Xian Lu esa mañana se había levantado esa mañana con demasiada pereza, preguntándose cómo estaría su rubia amiga pues no la veía desde aquella comida en la que había conocido a Minji. Así que se arregla y pide algo de comer en el camino a la habitación de su amiga.
“¿Debería llamarla?” Se cuestiona a sí mismo pero desecha la idea, le dará una sorpresa, así mejor. Llega a la puerta de la muchacha y llama con suaves golpes, escucha bulla dentro de la habitación y poco después su amiga le abre, todavía en pijamas y diciendo:
— Regresaste rápido…
— No he estado aquí en primer lugar. — se burla el rubio interrumpiendo a la chica y Aimiu se gira para mirarlo.
— ¡Lu! — exclama la chica con las mejillas ligeramente sonrojadas.
— En vivo y directo. — él le sonríe y se hace paso al interior de la habitación. — Entonces… ¿a quién esperabas? — cuestiona un tanto burlón, sentándose al borde de la cama con total confianza.
Ai Miu cierra la puerta detrás de ella, rodando los ojos y se sienta a su lado.
— A nadie…
— No me mienta, Miumiu. — le pica las mejillas. — Estabas con alguien, la habitación huele a chico y si esperabas que regresase, no era un alguien cualquiera. — señala con suspicacia enarcando una de sus finas cejas. — Anda, escupe la sopa.
— ¡Eres un chismoso! — bufa su amiga, él se encoge de hombros sin darle importancia. — No es la gran cosa, sólo… estaba con un amigo. — explica vagamente.
— Ahora sé que es la gran cosa. — Lu abre sus ojos con cierta sorpresa — Yo soy tu único amigo chico y es porque soy gay… Tú no tienes “amigos” Miu. — la molesta.
— Oh, cállate. — resopla la rubia. — Él es diferente. — susurra bajito y Xian Lu se toma un momento para procesar las palabras que acaba de escuchar.
— ¿Qué?
— Es complicado, ni yo misma sé bien de qué va todo pero no es nuestro modus operandi usual. — mueve sus manos con nerviosismo y el ruio se ríe.
— ¿Me estás hablando en serio? — jadea bastante sorprendido, ella asiente quedamente rascando una de sus cejas en un gesto nervioso. — ¿Y es guapo?
— Es guapo como el infierno, obvio. — le responde ella con una sonrisa graciosa, agradeciendo en su interior que Lu no pidiese más explicaciones sobre sus sentimientos de los que ella le podía dar. El rubio suelta una carcajada. — Lu, es muy guapo… Lo conozco desde hace tiempo, nos hemos visto más de una vez… muchas más veces, por eso digo que somos “amigos”… Nos parecemos en muchas cosas, creo que por eso nos llevamos tan bien… — suspira con un aire aniñado y atontado, una gran sonrisa boba pintada en sus labios.
— Wow… — balbucea el chino, toma a su amiga de un brazo y tira de ella para darle un gran abrazo. — Miu me alegra saber que estás teniendo… lo que sea que estás teniendo con este chico. ¡Te tiene boba! — se burla con una risa y la rubia lo golpea.
— ¡No es cierto! — se queja pero el rubio no le hace caso y empieza a hacerle cosquillas, casi exigiéndole que admita su verdad.

***

Goyô Ai Miu

Yoongsoo tarda poco más de una hora en regresar con una de sus valijas con lo fundamental para pasar algunos días allí. La peli-plateada le había entregado una copia de la tarjeta magnética que funcionaba como llave de su habitación, por lo cual no se molestó en anunciarse y se adentró en está esperando tal vez que no estuviera allí, que estuviera bañándose, o incluso que hubiese vuelto a dormir nuevamente. Pero no, lo que encuentra es realmente diferente. Por un momento se queda estático al escuchar su risa acompañada de otra y que para su sorpresa no es su amiga, sino un chico. Su seño se frunce, además, conoce a ese chico. Carraspea haciéndose notar y deja la valija a un lado yendo sin preámbulos hacia donde estos dos se encuentran con la cual probablemente sea su peor cara de enfado.
AiMiu empuja al rubio tan pronto como nota la presencia del moreno, tumbándolo de la cama, este se queja audiblemente.
— ¡Yah! — chilla con molestia hacia su amiga y forma un puchero con sus labios, — ¡Eso dolió! — bufa, luego mira al moreno y sonríe un tanto confuso. — Oye, yo te conozco. — medio sonríe levantándose del piso y eso llama la atención de la rubia.
— ¿De dónde? ¿Por qué? — lo mira acusadoramente y el rubio alza las manos con inocencia.
— La primera noche en el crucero. — se explica — Fue amigable, aunque ahora da cierto miedo. — ríe bajito y se encoge de hombros. — ¿Es tu novio? — la molesta y la rubia abre sus ojos como platos con las mejillas rojas.
— ¡Lu! — chilla y mira a Yoongsoo sumamente avergonzada y con cierto temor por lo que había dicho su amigo, el rubio le sonríe con un toque de ironía.
— ¿Qué? — ríe — Y yo que le estaba coqueteando cuando lo conocí. — resopla, — Te envidio Miu. Es lindo.
Su rostro parecía inmutable y realmente estaba pensando en golpearlo y pedir una buena explicación hasta la última frase por parte del rubio que hace que su seño se frunza tal vez de una manera demasiado notoria. ¿Acaso ese chico...? ¿De verdad le había estado coqueteando? Sacude su cabeza ante el pensamiento y vuelve en sí.
— ¿Quién es él? —Pregunta con su característica seriedad— Quiero decir... ¿Quién es él para ti? —Por un momento ignora la presencia del rubio esperando una explicación aunque al parecer es algo obvio.
Miu mira a su amigo y luego al moreno, se acomoda sobre el colchón alizando su ropa y sonríe medio nerviosa, sin saber realmente por qué. No ha hecho nada malo, pero por alguna razón la simple idea de que el moreno se enoje o mal entienda toda le causa ansiedad porque no quiere arruinar las cosas.
— Él...  yo... — balbucea, algo que es muy raro en ella. Lu la mira con una media sonrisa, enternecido y ella niega. — Es mi amigo. — musita en tono bajo.
— Soy gay. — aclara y mira al otro chico en la habitación. — Soy su mejor amigo gay. — amplía su sonrisa dirigida a su amiga y este le devuelve el gesto de forma más tenue.
— Eso. — ella señala — Lu, él es Yoongsoo... — se levanta de su lugar y se acerca al moreno para tomar su brazo y acercarlo un poco más al rubio. — Yoong, él es mi mejor amigo Xiao Xian Lu. Es fotógrafo, uno bastante reconocido en China.
— Wow, gracias por esa modesta introducción. — se burla el muchacho y le sonríe amigablemente al mayor. — Un gusto conocerte Yoongsoo-ssi... de nuevo.
Su semblante se vuelve más relajado aunque se siente molesto al haber sentido tanto odio repentino hacia aquel chico de solo pensar en que pudiese estar sucediendo algo con su chica, y una vez más se golpeó mentalmente por pensar en Ai Miu como algo de su propiedad, cuando bien habían acordado no poner ningún título ni mantener compromisos pero... Era obvio que la línea estaba siendo cruzada por ambos, y por eso, inevitablemente, se había puesto sumamente celoso de quien tan solo resultaba ser su mejor amigo, gay.
Lo analiza recordándolo claramente la primera noche del crucero cuando habían tenido una charla amena, era demasiado extraño pensar que ese joven incluso podría haberlo visto de una manera... Diferente.
—Te recuerdo Xian Lu-yah, disculpa si te asusté, realmente tenía intenciones de hacerlo pero no ahora que sé que no eres más que el amigo de Ai Miu.
El rubio se encoge de hombros restándole importancia y una linda sonrisa se expande en el rostro de la rubia.
— Yah... — se queja la chica con una risita.
— No te preocupes, Yoongsoo-ssi. Puedo entender. — le sonríe maliciosamente a su amiga — ¿Sabes? Llegaste justo cuando estábamos hablando de ti, al parecer tienes a esta niña encantada. — comenta como si aquello no fuera la gran cosa. AiMiu abre sus ojos como platos y niega — Al parecer el encanto es mutuo... — se calla su risa no obstante le guiña un ojo a la chica.
— ¡Oh, no molestes! — se queja. — Deja de decir ese tipo de cosas. — masculla con las mejillas sonrojadas y mira a su... ¿qué eran ellos?... al moreno. — No le hagas caso no estaba hablando de ti, o sea sí, pero es... hmm... — balbucea y luego mira a su amigo — ¡Lu! — chilla y rubio ríe.
—No me molesta lo que dice, incluso, tiene razón, al menos por mi parte, no es algo que pretenda ocultar —dice naturalmente y hasta sus comisuras parecen elevarse apenas —. No imaginé volver a cruzarte, y mucho menos en estas circunstancias, ¿Cómo has estado Xian Lu-ya? Supongo que si eres amigo de Ai Miu, muy probablemente sigamos viéndonos a menudo.
— Yo tampoco esperaba verle de nuevo Yoongsoo-ssi. He estado bien— dice el rubio — Aunque debo admitir que estoy un poco decepcionado de que haya resultado así... — el muchacho forma un puchero inconsciente la rubia lo fulmina con la mirada. — ¡Ah, tenía potencial!
— ¡Yah! — Aimiu lo apunta — Deja de coquetearle — lo acusa, el rubio la mira ofendido formando una pequeña "o" con sus labios.
— ¡No le coqueteo! — se defiende el rubio — Estaba siendo sincero y sí le coquetee en primera instancia, aunque creo que no lo captó. — forma un puchero. — No obstante, es tu chico... ¡Obvio no le coqueteo ahora! — se siente casi herido por la acusación de la rubia y luego mira al moreno.
— ¡Ash, eres un pesado! — se queja la rubia, mira a su amante y le sonríe.
— Y tú escupes corazones por los ojos cuando lo ves. — contraataca el rubio y luego mira al moreno. — Un placer volver a verle Yoongsoo-ssi. — le sonríe amigablemente — Espero que tenga un lindo día. — luego mira a su amiga, tomando sus cosas y se encamina a la puerta. — Me largo antes de que sigas hiriendo mis sentimientos. — le bufa y AiMiu rueda los ojos. — ¡Arruinas mi imagen!
— Adiosito, Lulu oppa. — canturrea ella sin siquiera molestarse en acompañarlo.
— Adiós, Adiós. — responde el rubio cerrando la puerta una vez está del otro lado.
— Lo siento por eso. — musita la rubia pasando sus brazos por el torso del moreno — Él puede ser un poco descarado a veces pero es buen chico y somos bastante unidos. — ella no sabía porque se estaba explicando o por qué si quiera le importaba aclararle las cosas al muchacho, solo... sentía que tenía que hacerlo.
Yoongsoo se siente ligeramente aturdido pero sin más se encoge de hombros y se acerca a ella soltando una risa a medias.
— Estuve a punto de matarlo cuando entré y lo vi cerca de ti ¿Sabes? Y ahora me siento mal por haber siquiera pensado en eso, no serías ese tipo de chica y no debí dudar de ti, ¿Podrías disculparme? —Pide sentándose a los pies de la cama y palmeando su pierna pidiéndole que se sentase en ella.
Le sigue y toma su lugar sobre el regazo del moreno, sonríe a medias encogiéndose de hombros para restarle importancia.
— Lu es completamente inofensivo, es un amor. — afirma — Te agradará una vez que lo conozcas más. — dice, levanta una de sus manos acariciando la mejilla del muchacho y luego pasa sus brazos alrededor de sus hombros tomando un semblante más serio. — Quizás deberíamos hablar un poco de esto... — duda — No me malentiendas no estoy pidiendo nada pero el día que me pediste seguir rompiendo las reglas contigo fue algo un tanto ambiguo todo, ¿no crees? — muerde su labio con cierto temor y nerviosismo — Quizás esté de más pedirlo pero, al menos en lo que dure el viaje seamos exclusivos, ¿sí?
—Eso suena ideal, de hecho, no había pensado en lo contrario en ningún momento y por eso fue una situación un poco abrumadora realmente... Me hubiera decepcionado mucho porque no es algo que esperaría de ti —dice sincero lamentándose por haber malinterpretado aquella escena aunque agradeciendo que todo fuese un mal entendido—. ¿Hay por aquí mas amigos de los que deba estar enterado? —sonríe a medias rodeando la delgada cintura de la chica con sus brazos.
Amplía su sonrisa, se inclina acortando la distancia entre sus rostro y deja un pequeño y dulce beso en los labios del moreno.
— Entonces no hay de qué preocuparse. — dice — Yo, ciertamente tampoco lo esperaba de ti, pero, es mejor dejar todo tan claro como sea posible. — ríe bajito, — ¿Mis amigos? No tengo mucho, fuera de Minji y Lu, no... Creo que aquí no hay otros — recuerda luego lo mira y frunce sus labios — ¿Y tú? ¿Alguna "amiga" que deba tener en consideración?
Contiene una risa y niega.
— Solo Misuk, nosotros... Tenemos una gran amistad, luego de la pérdida de su padre nos hicimos muy unidos, me gusta cuidar de ella, es como la hermanita que nunca tuve, te caerá muy bien si tienes el placer de conocerla —asegura—. Ella tiene una vida muy monótona, no es fácil ser la hija de la presidenta, ha perdido muchas cosas que podría hacer cualquier chica de su edad, ¿Sabes? Hasta creo que sería lindo si pudieran conocerse. Podríamos reunirnos un día, invitas a tus amigos.

***

Yoo Hyo Rae

Hyorae caminaba a la par de su compañera de camarote sin un rumbo fijo, ese día era libre para ambas y en lugar de quedarse encerrada y perecear en su cama, tal como había planeado luego de no haber llegado a ningún acuerdo con sus amigos, Soomin la había convencido para que salieran a dar una vuelta.
Aunque decir convencer era mucho, realmente solo se lo había propuesto y ella había aceptado con gusto pues le agradaba compartir tiempo con la pelinegra por más que por cuestiones de horario no habían podido hacerse cercanas, ella esperaba que para el final del viaje pudiesen llamarse plenamente "amigas".
— ¿Unnie, qué vamos a hacer? — pregunta mirando a la muchacha pues no sabía lo que la morena planeaba. — El día está lindo como para pasar un rato en las piscinas, ¿no crees? — propone con una media sonrisa.
—Sí, está haciendo un buen día pero... No sé, no me apetece mucho ir a las piscinas... —responde Soomin rascando su nuca y pensando que podrían hacer — ¡Ya sé! En el crucero hay una tirolina, ¿Verdad? —pregunta comenzando a emocionarse —¿Qué opinas de eso Hyorae-ah?
La pelirroja abre sus ojos como platos, negando fervientemente con la cabeza ante la simple mención de la palabra "tirolina", de solo pensar en lo que eso implicaba, sentía el miedo inundarla.
— Unnie, no. — dice con un tono temeroso — No, no... No me agrada esa idea. ¡Es muy alto! — chilla formando un pequeño puchero con sus labios, deteniéndose para ver a su mayor. — ¿Por qué quieres lanzarte de esa cosa? ¡Podríamos morir! — exagera.
—Hyorae, eres adorable. —ríe Soomin pasando su brazo alrededor de la más chica y continuando su caminata —No moriremos, te lo aseguro, será divertido. —promete.
Rae está tentada a hacer un berrinche ahí mismo y suplicar a su compañera que no la obligue a hacer eso pero se contiene porque están en público y aun no tienen la suficiente confianza como para ello. Quizás si lo hacía la morena la tachase de infantil y caprichosa y ya no quisiese juntarse más con ella.
— Pero unnie... — se queja por lo bajo — Es que... no me gustan las alturas y eso... eso es muy alto. — vuelve a pucherear inconscientemente, suspira. — ¿Normalmente te gusta hacer cosas tan locas?— curiosea, queriendo conocer más a fondo a la mayor.
— Me gustan los deportes extremos, sí. —confirma la mayor —Y ya lo he hecho mil veces, y mírame, no me ha pasado nada. Te juro que no te pasará nada malo, ¿Bien? —promete —Aunque, si de verdad no quieres hacerlo no te obligare tampoco.
La pelirroja niega con la cabeza, toma una respiración profunda fijando su mirada hacia la torre de donde se lanzaría mientras se acercaban a ella, tratando de darse valor a sí misma.
— Te gusta sentir la adrenalina, supongo. — musita ella no muy convencida — Yo no soy nada atlética, ni activa. Me gusta dormir y quedarme encerrada en mi departamento escribiendo alguna canción, escuchando música o así — comenta de la nada para tratar de distraer su mente — Quizás pueda sacar algo de la experiencia, alguna canción o melodía... — medita en voz alta
— ¡Perfecto! Mírale el lado positivo. Será una gran experiencia, algo que contar, y espero en los agradecimientos de esa canción aparezca mi nombre.  —anima Soomin a su nueva amiga guiñándole un ojo —La vida comienza justo afuera de la zona de confort, Hyorae-ah, será divertido. —asegura una vez más.
La muchacha se ríe y asiente quedamente con la cabeza dejándose convencer cada vez más.
— Bueno, pero si muero pesará en tu consciencia unnie. — medio bromea, mira hacia las pocas personas que quieren cometer la misma locura que ellas y se queda a un lado de la fila para esperar su turno — Si sale algo bueno de esto hasta te doy comisión.
— Eso no estaría nada mal. —asiente Soomin y ríe levemente —Y ya te dije que no vas a morir, Hyorae-ah, mira que es seguro. —dice señalando a uno de los encargados de la tirolina, mientras pone un arnés alrededor del chico que está por lanzarse —Te vas a divertir muchísimo, te lo aseguro.
— Ajá. — es su respuesta, sin mucha emoción.
A medida que se acerca su turno, su nerviosismo crece y lo hace también su ansiedad. Muerde su labio cuando ve que solo falta una persona para que les toque a ella luego mira a la pelinegra. — Unnie, ¿puedes ir primero? No quiero ir yo. — pide casi haciéndole ojitos
—Claro, así puedo esperarte al otro lado.  —sonríe Soomin, tratando de que Hyorae se sienta más cómoda con la idea de subirse a la tirolina
La pelirroja siente y ve como Soomin se prepara para lanzarse desde la altura, ve cuando se pone el arnés y el casco y la despide antes de que salga y comience a deslizarse por la tira hasta la otra punta.
Se siente morir cuando el encargado se dirige a ella para irle preparando maldiciendo mentalmente a su unnie por hacerle aquello
Soomin llega a salvo al otro lado, justo como le había prometido a Hyorae. Inmediatamente pone sus pies en la plataforma se quita todo el equipo de seguridad que le han puesto y voltea a ver cómo su nueva amiga está entrando en pánico mientras uno de los encargados le explica que debe hacer.
Soomin espera a que la menor esté bien mirando en su dirección para alzar su mano y sacudirla en forma de saludo, esperando darle ánimos a la chica.
Hyorae forma un enorme puchero y se asusta cuando siente el empujón de impulso que le dan. No puede evitar el grito largo y agudo que se le escapa durante todo el recorrido. Siente la adrenalina inundar su torrente sanguíneo y el pánico instaurarse en su corazón. Cierra sus ojos con fuerza y las lágrimas se resbalan por sus mejillas debido a la desesperación y el miedo.
No se dan cuenta de que ha terminado hasta que alguien la toca y le pregunta por cómo está. Abre sus ojos y se encuentra con la figura de su compañera. Sigue estática y apenas si puede lograr que sus pulmones se llenen de aire con cierta frecuencia.
— Fue horrible. — susurra con la voz quebrada. — Fue horrible... Soomin unnie ¡es horrible! — llora.
La sonrisa de Soomin se desaparece por completo de su rostro y va rápidamente al lado de la chica, apartando al chico que le estaba preguntando sobre su estado.
En un instante está deshaciendo los seguros del arnés y quitándole el casco de su cabeza, para después envolverla con sus brazos.
— Lo siento Hyorae-ah, de verdad que lo siento mucho. —se disculpa una y otra vez mientras acaricia la espalda de la menor, intentando tranquilizarla.
Hyorae logra controlar su llanto unos minutos después, dejándose consolar por el reconfortante abrazo de la pelinegra. Ya más calmada se aparta un poco de la mayor y limpia sus lágrimas con el dorso de sus manos.
— Está bien, está bien unnie. — musita aún con la voz quebrada. — No es tu culpa... yo pude decir que no. — sorbe por la nariz y profiere una pequeña sonrisita — Soy demasiado miedosa para estas cosas unnie — prefiere reírse de sí misma un poco para así romper con el aura pesada que ella misma había creado con su pequeño ataque de pánico.
—Pensé que te divertirías, de verdad. Pero bueno, he aprendido mi lección, no debo insistir tanto. —le sonríe devuelta y comienza a caminar para bajar de la plataforma y volver al piso —Bien, ahora haremos lo que quieras. Para compensarte por eso. —ríe.
— ¿Podemos ir a las piscinas un rato? — pregunta la chica con los ojos brillosos — Será divertido, podemos ir a la piscina de olas... Oí algo sobre surfin o algo así. — trata de llamar la atención de la mayor — Podemos hacerlo, soy buena nadando. El agua no me da miedo — medio bromea
— Perfecto, como quieras. —sonríe Soomin, a pesar de que nadar no sea de sus actividades favoritas —Tendremos que ir a cambiarnos primero. —dice tratando de que no se note su disgusto, no quería que Hyorae preguntara. Es que esa era la parte que no le gustaba, los vestidos de baño típicos de chicas... No eran su tipo, y cuando se ponía la ropa que la hacía sentir cómoda se ganaba un par de miradas extrañadas. Soomin intentaba engañarse a sí misma diciendo que no le afectaba, pero en el fondo sí lo hacía.
Hyorae acepta y se dirigen de regreso a su habitación para cambiarse de ropa. La pelirroja opta por un traje de baño de dos piezas azul índigo, con pequeños lacitos rojos, un short y una playera amplia, se coloca su sandalias y cuando está lista mira a su compañera de nueva cuenta. Puede notar su incomodidad y forma una mueca con sus labios.
— ¿Qué sucede unnie? — pregunta — Pareces incómoda, ¿no te gusta nadar? Podemos hacer otra cosa si no quieres. — propone con una media sonrisa, esperando a que la pelinegra le pueda confiar que es lo que la está poniendo mal.
—No, estoy bien Hyorae-ah. —le asegura la mayor mientras busca entre sus pertenencias. Opta por ponerse el único traje de baño "de chica" que tiene y encima de este una camiseta sin mangas y una pantaloneta que le llega hasta las rodillas —Ya estoy, vamos. —anuncia sonriente.
La pelirroja forma una mueca con sus labios poco convencida y por unos instantes duda si insistir o dejarlo pasar. La sigue en silencio por los pasillos del crucero hasta las piscinas en la cubierta.
— Unnie... — llama su atención pues habían pasado un buen rato en silencio — Hmm... ¿Segura que quieres estar aquí? Podemos hacer otras cosas... En serio.
No pasa ni un minuto de que pongan pie en la piscina cuando ya un par de señoras están mirando y señalando a Soomin, tratando de ser discretas tapando sus bocas con sus manos, sin embargo, la chica se había dado cuenta. Trata de no dejarse afectar, pero aun así su ceño se frunce.
—No, Hyorae-ah, estoy feliz de acompañarte. —trata de sonreír de nuevo pero esta vez sale más forzada —Solo... Parece que algunas personas tienen problemas conmigo. —antes de que pueda detenerlas, las palabras salen de su boca —Pero no importa. No me importa. —intenta convencerse.
Hyorae mira hacia donde están las mujeres y rueda sus ojos con fastidio. Le regala una linda sonrisa a su compañera de cuarto y se cuelga de su brazo con mimo.
— Qué no te afecte unnie, yo creo que eres linda y tu estilo es genial. — afirma la muchacha con una pequeña risita. Se separa y la toma de la mano para tirar de ella hacia donde ha visto las tablas de surf. — Vamos a divertirnos, unnie. Si no les gusta que no miren. — se encoge de hombros restándole importancia con ese gesto.
—Claro... —dice, la sonrisa en su rostro ahora sincera —Gracias Hyorae. —añade, de verdad se sentía agradecida con la chica, a parte de sus amigos que había dejado en casa, hasta ahora nadie la había apoyado en una situación como esa
— No tienes por qué agradecer unnie. — dice con simpleza. La piscina de olas se ve maravillosa, ellas se acercaron dónde estaban los encargados de repartir las tablas y se informaron de lo que tenían que hacer para poder mantenerse a flote en la tabla. Cada una agarró una y fueron al agua.
— Okay... Soy un asco en esto. — se ríe la pelirroja la décima vez que es revolcada por una ola mirando divertida a su mayor sobre su tabla. — ¡Vamos unnie! — la anima con fuerza, dando saltitos y chapoteando en el agua
Soomin por el contrario era un poco mejor que la menor, pero eso era porque ya había surfeado un par de veces antes, en viajes de improviso que había hecho con sus amigos.
Pero ríe por las acciones de Hyorae, y eso hace que caiga de su tabla.
— ¡Me hiciste caer! —reclama a la menor, aun riéndose —No es justo.
— ¿¡Yo?! — exclama con fingida indignación — ¡Si yo solo te estaba animando! — se ríe salpicándole un poco de agua y sacándole la lengua de forma infantil.
—Ah... Con que quieres guerra... —dice la mayor, una ceja enarcada y una sonrisa pícara en sus labios, para luego lanzarle a Hyorae una gran ola de agua encima.
Así comienza una guerra, salpicándose la una a la otra. Hyorae reía con ganas, se estaba divirtiendo con su nueva amiga, era asombroso para ella poder hacer nuevas amistades. Era una sensación que siempre le llenaba de dicha.
— ¡Me rindo, me rindo! — chilla sin dejar de reír y cuando la morena baja la guardia se le lanza encima para hundirla sin hacerle mucha fuerza
Soomin hace muchas burbujas bajo el agua, mientras lucha por salir a la superficie y una vez lo logra, su corto cabello cubre sus ojos.
—Seguro me veo hermosa. —bromea cuando recupera el aire.
La pelirroja ríe y asiente fervientemente con la cabeza.
— La unnie más bonita que he conocido — le sonríe con dulzura pasando ambas manos por su cabello pelirrojo para acomodarlo. — No lo dudes, unnie. Eres muy linda, en serio
— Basta. —trata de reír para disimular el tono rosa que ha tomado sus mejillas. Soomin definitivamente no era buena aceptando cumplidos —Tu también eres linda, Hyorae-ah. —intenta desviar la atención de su persona y pasa una mano por su cabello, para peinarlo hacia atrás.
— Gracias unnie. — sus mejillas están sonrojadas, suelta un risilla nerviosa y se echa sobre su espalda en el agua flotando. — Unnie, estar contigo es divertido. Me alegro de que nos haya tocado compartir camarote.
— A mí también me alegra, tú piensas que soy agradable, y no me juzgaste por mi apariencia. Eso no siempre pasa. —comenta con cierto aire despreocupado —Te agradezco por eso, de nuevo. —ríe —Y hablando del camarote, ¿Qué te parece si volvemos? Ya me está dando algo de frío. —sugiere.
La pelirroja asiente con alegría y se apresura para alcanzar a su mayor, abrazándole por los hombros.
— Yah... De nada sirve tener un aspecto lindo si eres una mala persona. — dice ella con una suave risita. — Además, me gusta tu estilo. Tiene carácter, es algo refrescante. Las personas son unos todos unos tontos, la apariencia no lo es todo y no está mal salirse un poco de las líneas y romper con el prototipo — afirma guiñándole un ojo dejando que la mayor la arrastre en parte hasta afuera de la piscina.
—Con cada palabra que dices me agradas más, Hyorae-ah. —confiesa, sonriendo por lo que dice la muchacha —Eres linda, por fuera y por dentro.
— Tú también, unnie. No importa lo que digan los demás.

bomb.
bomb.


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Mensaje por bomb. Sáb 30 Sep 2017, 11:07 pm



Didi.

Capítulo 7: Parte Dos.

Rae Eun Yoo

Una vestimenta un poco más casual, esa noche había dejado colgado su uniforme de croupier en su armario, y pisaba el casino como un cliente más y no como parte del personal.
Era su noche libre y quería distraerse un rato, pensó que el casino sería un lugar divertido para pasar el rato aunque no pensase apostar ni un solo centavo.
Pasea alrededor de las distintas mesas de juego y se entretuvo un rato viendo a un señor apostar una suma ridícula de dinero en una sola jugada y casi perderla. Él jamás entendería por qué la gente apostaba, quizás lo estaba viendo todo solo desde su perspectiva, a él le costaba tanto obtener el dinero que ganaba que, ¿por qué apostarlo?
Camina hacia la zona del bar y saluda a un par de compañeros en el camino. Echa un vistazo a la barra y se lleva una grata sorpresa al reconocer a uno de los hombres sentados frente a ella. No se da cuenta de que se está acercando hasta que está del otro de la barra, parado justo frente aquel joven y detrás del bartender que atendía esa noche.
— Jong, yo lo atiendo. — llama la atención de su compañero y este se sobresalta un poco porque no se había dado cuenta de su presencia hasta ese momento, le sonríe.
— Pero... ¿no es tu noche libre, hyung? —  le pregunta el muchacho y el pelinegro asiente.
— Está bien, deja yo lo atiendo. — repite y hace un gesto con su cabeza hacia el otro lado de la barra. —  Tienes más clientes que atender. —  apunta y su compañero suspira.
—  Eres raro, siempre te quejas del trabajo y ahora quieres venir a trabajar en tu día libre. —  masculla, Eunyoo rueda sus ojos y le da un suave empujón para que siga con los demás y suelta una pequeña risa.
No se detiene a pensar por qué estaba haciendo algo como aquello pues su compañero tenía razón, pero quizás él solo estaba buscando una excusa para poder hablarle al muchacho que se había limitado a observarlos durante aquel rato.
Se gira y lo mira, apoya sus manos sobre la mesada y se inclina ligeramente hacia adelante y sonríe amablemente.
— Hola. —  lo saluda con buen ánimo —  Dime qué te sirvo.
Hari se exalta un poco, pues se había distendido simplemente observando a oa nada.
—EunYoo-ssi —le observa gratamente sorprendido—. ¿También trabaja aquí? Que grata sorpresa, parece que seguiremos cruzándonos a donde quiera que vaya —le dedica una sonrisa—. Un whisky doble por favor.
El pelinegro asiente y comienza a preparar el trago.
— A los empleados nos rotan de lugar por día. — comenta y deja el vaso con su trago justo en frente de él. — Algo así como tener de entre dos o tres puestos de trabajo al mismo tiempo. — explica con una media sonrisa. — Unas noches se es bartender en el casino, otras: croupier y otras tantas: bailarín. — hace un gesto con la mano para restarle importancia. — Puede tratarme informalmente, sr. Kim. Se lo agradecería.
—Aunque les roten... No creo que todos tengan la misma facilidad para desempeñarse bien en todas las tareas — a su mente vuelven recuerdos de la noche en donde lo vio bailar, algo que no había salido de su cabeza—. No voy a llamarle informalmente si me llama señor Kim, o ambos lo hacemos o ninguno. Probablemente siquiera recuerdes mi nombre —suelta una pequeña risa.
— No, obviamente no. Cada empleado es contratado para trabajar en un área en específico, y luego se complementa su horario con otras actividades. — se prepara un trago para sí mismo y se recuesta cómodamente en la barra. — No creo que sea prudente que yo le hable de manera informal, sr. Kim pero usted si puede hacerlo. — insiste ladeando su cabeza — Y si recuerdo su nombre, Hari-ssi.
Sigue los movimientos del menor y bebe de su trago.
—Eso sería tal vez, si estuvieses en horario de trabajo pero... No veo tu uniforme, y no creo que seas el tipo de empleado que rompe las reglas bebiendo en horario laboral  así que... No veo porque no puedes llamarme por mi nombre, estamos en igualdad de condiciones ahora mismo.
— Tiene un punto. — concuerda jugando con sus dedos en el borde del vaso de su trago. — Pero sería extraño... usted y yo no estamos en "igualdad de condiciones". — dice con una mueca chistosa y se encoge de hombros. — ¿Juega Sr. Kim?
—Si para mí —dice simple—. Probablemente estabas aburrido y decidiste salir a distraerte un poco, bueno, también yo. No soy más que tú, ni eres menos que yo, ni que nadie —le dedica una sonrisa asintiendo ante su pregunta—. A veces, no soy muy bueno y no me gusta derrochar dinero en azar como a muchos locos de por aquí, pero de vez en cuando lo hago. ¿Tú?
Eunyoo rueda sus ojos y suspira, prefiere no discutir con él.
— Si usted lo dice... — repone sin convicción alguna. — Aunque tiene razón en que estaba aburrido y por eso he terminado aquí. No obstante, no me gusta jugar y tampoco cuento con el dinero extra como para hacerlo. No entiendo por qué la gente lo hace, no sé. Para mí no tiene sentido despilfarrar así el dinero cuando hay tantas otras personas sudándose el trasero por conseguir un par de centavos. — le resta importancia con un gesto de mano y sonríe. — ¿A usted qué juego le gusta más? ¿Tiene algún pasatiempo?  La otra noche dijo que era jugador de fútbol pero no pasa todo su tiempo en una cancha con un balón, ¿qué otras cosas le gustan? — pregunta con curiosidad y bebe de su trago
—Si no juego futbol también me gusta verlo, y aun no he madurado lo suficiente como para dejar los videojuegos de ellos —bebe un trago sintiéndose a gusto realmente por estar teniendo una charla con el muchacho que había llamado tanto su atención—. Siento que estás sumándome unos veinte años cada vez que me tratas de usted... Veré como lidiar con ello —dice con ligera diversión—. Me gusta nadar, me gusta correr... Ah, soy bastante atlético de por sí, sino, estoy sentado frente a un televisor, cosa que no tengo mucho tiempo de hacer. Ahora... Es tu turno.
— Realmente no suelo tener mucho tiempo libre. — responde. — Casi siempre estoy trabajando, ya sea de cajero, mesero, ayudante de cocina, recursos humanos, técnico, mecánica... creo que he trabajado en todo lo que se puede trabajar. — se ríe de sí mismo, forma una mueca con sus labios. — Cualquier trabajo es bueno, pero... me gusta bailar y la música... cantar. No tengo mucho tiempo para dedicarme a ello, suelo llegar a casa muy tarde del trabajo y salir muy temprano además de que tengo una hermanita menor de unos siete años, que me consume en esos momentos libres... y también está mi madre. — sonríe con melancolía al recordar a su pequeña niña y suspira. — Que el día solo tenga 24 horas no me rinda. — medio bromea medio habla en serio.
Sus ojos se iluminan cuando menciona a la niña. Hari tenía gran debilidad por los niños.
— Sí, veo que tienes una rutina ocupada por el trabajo. Lástima no puedas encontrar algo de lo que realmente te gusta, ganar dinero de lo que haces con dedicación es el doble de satisfactorio, y también cantas... Wow —exclama—. Sí que eres todo un talento, también me gustaría escucharte hacerlo algún día — hace una breve pausa— ¿Cuántos años tienes? Has mencionado demasiados trabajos para unos veinte-pocos supongo. De repente me siento demasiado curioso, solo... Mándame a callar si hablo demasiado —ríe mirando a los bonitos ojos oscuros del muchacho— ¿Vives con tu hermanita y tu madre? Siempre quise una hermanita a quien proteger, ahora preferiría una hija pero... Ya tendré tiempo para esas cosas —apoya su codo en la barra y su mano sobre él.
El pelinegro sonríe con cierto sentimiento de ternura y niega.
— No tengo problema aunque no hay mucho qué curiosear. — dice con una media sonrisa. — De hecho tengo veintitrés aunque se siente como si tuviese treinta y tantos. — suspira y le dedica una mirada cansada — Tuve que hacerme responsable de mi madre y mi hermanita desde muy temprano pues mi padre nos dejó cuando tenía quince... Mamá enfermó poco después y ya sabes... Alguien tenía que hacerse cargo de todo. — hace una mueca y clava su mirada en su trago. — Tuve que dejar la escuela y mis sueños de lado, buscar un trabajo que terminó siendo varios y empezar a sacar cuentas para poder cubrir todos los gastos de la casa. Por eso he tenido tantos empleos y yo no tengo hijos, pero esa niña es como si fuese mi hija, yo la crié o lo estoy haciendo y básicamente me desvivo solo para poder darle lo necesario, que pueda estudiar, que tenga un techo y que coma bien... es mi niña y quizás es la razón por la que soporto tantas humillaciones y malos tratos.
—Wow, tuviste que crecer a la fuerza, aunque no estuvieses preparado... Debió haber sido duro para ti, eres muy fuerte EunYoo-ssi, es admirable lo que has hecho por ellas. Ojalá puedas acabar los estudios en algún momento —se queda callado guardándose algunos de sus pensamientos para sí mismo, no tenía la suficiente confianza con el muchacho como para decirle que él incluso estaría dispuesto a ayudarle. Hacía nada que lo conocía, pero estaba seguro de que EunYoo era una buena persona, y cada cosa que descubría de él lo confirmaba—.  Tu madre ha de estar orgullosa de ti, ellas deben amarte.
— No sé si es admirable o no, yo solo hice lo que tenía que hacer. — le resta importancia y le da una media sonrisa. —Yo solo quiero que ellas estén bien y no les falte nada... O sea, no es mucho lo que puedo ofrecerles pero al menos tienen lo que necesitan, lo indispensable. — se encoge en su lugar y sacude su cabeza para alejar un par de pensamientos depresivos. — Pero ya... Sabes de mí, ¿qué hay de usted sr. Kim?
—No hay mucho que contar... Vivo solo en Seoul hace ya unos años... Mis padres residen en Incheón, de donde somos, él también fue futbolista pero está retirado ya, ahora se dedica a entrenar niños, me gusta ir a visitarlos de vez en vez cuando no estoy concentrando, también soy modelo —dice haciendo comillas con sus dedos—, no es lo que me gusta y me parece hasta ridículo decirlo pero me  ha servido para publicidad en mi carrera —se encoge ligeramente de hombros—. Conociste a mi mejor amigo la otra noche, Ryo Kai hyung es como mi hermano mayor, aunque ambos tenemos rutinas ocupadas y casi nunca podemos vernos. Soy bastante solitario cuando no me encuentro obligado a  concentrar con el equipo. ¿Así o más aburrido me imaginabas? —Bebe lo último que queda en su vaso.
— La otra noche... — musita bajando la voz y con un ligero rubor en sus mejillas, recarga el vaso de su mayor y hace una mueca. — No esperaba verlo por ahí esa noche Sr. Kim y su amigo... Realmente no mentía cuando decía que "tenía contactos" — medio bromea divertido y hace comillas con sus dedos — ¿Le gustó la presentación? — pregunta enarcando una ceja con cierto toque de burla. — Y sí, su vida es bastante aburrida. Me esperaba algo... más. — lo molesta y ríe. — Usted hace lo que le gusta y se ha ganado la vida con ello, yo quisiera poder hacer eso. — añade con un suspiro soñador. — Para mí es admirable eso. Triunfar en el deporte no ha de ser fácil, habrá que saber aprovechar las oportunidades... Quizás algún día lo vaya a ver jugar me da curiosidad, aunque no entienda mucho del fútbol.
—Me gustaría decir que nunca miento pero... Creo que te has enterado de algunas cosas que dejarían evidencia que si lo hago, no cuando hablaba de mis contactos. A decir verdad... No tenía idea que te presentarías esa noche, y —suelta una pequeña risa bajando la mirada, rogaba que sus mejillas no volvieran a enrojecerse al hablar del tema—... Realmente no tenía idea que estaba haciendo allí, fue algo extraño, creía que bailarías danza clásica o algo así —dice avergonzado—. Ryo Kai hyung solo quería burlarse de mí, y le salió muy bien —hace una breve pausa—. No me malinterpretes, creo que eres muy bueno en lo que haces, solo... No había ido nunca a un sitio donde bailasen así, no es mi estilo —no sabe si se siente más tonto por recordar y volver a sentirse avergonzado, por decirle que realmente lo había hecho bien, o por querer aclarar las cosas y empeorarlas—. Aburrido y torpe, no te culpo si no vuelves a dirigirme la palabra en tu vida. Pero si lo haces y sigue pendiente el ir a verme a un partido, estoy dispuesto a enseñarte lo básico, no es complejo realmente.
— ¿De qué me he enterado? — pregunta con gracia haciéndose el desentendido. Suelta una risita y niega. — No bailo danza clásica, de ser así no creo que recibiese propuestas tan indecentes todo el tiempo. — reflexiona en voz alta y le resta importancia con un gesto desgarbado — El sr. Woo parece una persona simpática, fue amable. Jamás me lo hubiese imaginado de esa forma. — comenta un tanto distraído y suelta un suspiro — Gracias por el cumplido, quizás para usted sea raro los lugares así, yo ya estoy acostumbrado he trabajado en ellos por años. Más bien los de aquí del crucero son lugares decentes... es solo baile. — una media sonrisa amarga se pinta en sus labios — La semana que viene habrá una presentación especial, no voy a bailar. Haré un dueto con una amiga. Si gusta puede venir sr. Kim — invita y apoya sus codos sobre la mesada, — Me gustaría realmente verlo, quizás hasta lleve a mi hermanita conmigo.
— Eres tan joven, tal vez no has pasado por los mejores lugares, pero eres bueno en lo que haces y se nota que lo disfrutas, tienes todo un futuro por delante, Ryo Kai hyung no es mi único contacto —dice con fingidos aires de grandeza soltando una risa luego—. Realmente me encantaría, si esa niña se parece a ti ha de ser adorable y bonita —dice realmente sin pensarlo—. Por cierto... No mencionaste su nombre, ¿Cómo se llama?
— Sunbi, yo nombre es Rae Sunbi. — sonríe ampliamente recordando a su hermanita y asiente — Es una niña hermosa, es dulce y muy inteligente. Alegra mi vida, ella es como esa luz que ilumina mi mundo y no me permite renunciar a todo por más que quiera hacerlo. — se encoge de hombros y no puede evitar el brillo en sus ojos al hablar de la niña. — Creo que me pone un poco sentimental estar tan lejos de ella justo ahora, disculpa. — ríe bajito y baja su mirada a la mesa
— Bonito nombre —comenta con una sonrisa—. No debes disculparte, es lógico que la extrañes si pasan tanto tiempo juntos y se quieren tanto, seguro ella también lo hace. Será un placer realmente conocerla, será como conocer un poco más de ti, me agrada la idea —baja la mirada pensando en que tal vez estaba siendo demasiado entusiasta, no quería espantar al chico o algo así, realmente, Ha Ri no era de las personas que solía sociabilizar fuera de su círculo,en ese momento, ni siquiera recordaba la última vez que se había sentido a gusto con alguien a quien conocía. La mayoría de sus charlas eran por obligación o por trabajo, si no era con Ryo Kai (con quien no tenían la suerte de verse tan seguido), Ha Ri no podía ser el mismo, y sentía que con Eun Yoo lo estaba siendo, no quería arruinarlo, su compañía era demasiado grata como para perderla.
Bebe de su vaso y se levanta.
— ¿Te gustaría salir a dar una vuelta? La noche estaba preciosa cuando venía hacia aquí.
— Me gustaría pero... — se calla, — No, ya va... hoy no estoy trabajando — ríe de sí mismo y su pequeño momento de confusión— Sí, claro... No he tenido mucho tiempo de recorrer el crucero. — comenta animadamente y salta la barra con gracia y delicadeza pues le da flojera caminar hasta la salida. — Es una persona agradable sr. Kim, me causa gracia que tenga interés en mí.
— Por favor, solo llámame por mi nombre, al menos esta noche —pide con una sonrisa—. Las formalidades pueden ser cuando vuelva a verte con alguno de tus tantos uniformes —le mira y hace un gesto para dirigirse a la salida —. Siendo sincero no he recorrido mucho más que los restaurantes y el bar la otra noche, recién hoy vine a curiosear aquí, y no entiendo porque te extraña o causa gracia que me interese en ti, eres alguien sumamente agradable, seguro lo confirme al charlar un rato de igual a igual.
— Bueno, en ese caso supongo que podemos explorar juntos. — sonríe medio infantil y mente sus manos en los bolsillos de su pantalón. — Es usted muy amable sr... Hari-ssi. — se autocorrige tomando su palabra para hablar un poco más informal. — Tal vez me esté sobrestimando y termine aburriéndole para el final de la noche. — se encoge de hombros y torna su mirada hacia los ventanales del crucero. — ¿Qué le gustaría hacer?
— Veremos si no es al revés, quien se aburre primero de quien —bromea sintiéndose a gusto con el menor—. Creo que simplemente caminar y observar la noche aquí ha de ser un gran espectáculo. Hay de todo para hacer por lo que me he enterado, no esperaba menos de un crucero como este —comenta atravesando una de las puertas hacia afuera y sintiendo la brisa fresca sobre su rostro al hacerlo.
El pelinegro cierra sus ojos y deja que la brisa marina se filtre por su organismo tomando una respiración profunda; por un instante su mente se condensa y un montón de problemas le acechan, cuando vuelve a abrir sus ojos los fija en el cielo oscuro, sin estrellas y suelta un suspiro cargado de emociones que no comprende.
— Cuando se tienen demasiadas opciones es difícil decidir. — comenta y vuelve su mirada al joven a su lado. — ¿No lo cree Hari-ssi? — aparta su mirada y se acerca a la borda para apreciar la amplitud del mar; divaga un tanto distante y se quedan en silencio durante unos minutos. — Sr. Kim, ya que al parecer su vida es tan aburrida ¿le gustaría venir conmigo a un sitio? — lo mira con una media sonrisa, recordando la invitación que Hyungsik le había hecho hacía dos noches — Tal vez le guste un poco cambiar de ambiente...
Le observa y puede que esté pensando demasiado pero la sonrisa de Eunyoo parece tan bonita aquella noche... Asiente y aclara su garganta tratando de borrar aquel absurdo pensamiento de su mente.
—Claro... Siempre es bueno conocer cosas nuevas y no tengo demasiadas oportunidades para hacerlo ¿Por qué no? —le sonríe de vuelta— Solo olvida el señor Kim.
El menor ríe y asiente.
— Lo siento, supongo que es la costumbre. — se excusa y le hace una seña para que le siga de regreso a los pasillos internos del crucero. — Creo que le gustará este lugar... No es nada lujoso, así que no espere mucho... De hecho, usted va muy formal — medio bromea detallando la indumentaria del mayor. Era lo más"casual" que le había visto usar hasta ese momento pero, aun así, era un tanto elegante en oposición a los jeans gastados y el suéter de cuello alto que él usaba. — Es como un "huequito" de los empleados, se va a divertir...
— ¿Formal? —Suelta una pequeña risa— Bah, es que mi armario tiene dos extremos, o ropa demasiado deportiva, o ropa como esta que según tu es formal... no hay un término medio, pero si no crees que es demasiado, será bueno acompañarte, tal vez sea lo que me haga falta, un ambiente un poco más relajado, aunque no sea un empleado, espero no incomodar por ello.
— Yo solo uso jeans, camisetas o suéteres. — se ríe. — No creo que encuentre nada apto para un lugar elegante entre mi ropa. La única especie de traje en mi armario es, probablemente, mi uniforme de croupier. — se burla y lo guía a través de los pasillos, luego de haber bajado por el ascensor has el penúltimo piso. — Es decente, te ves bien... — se encoge de hombros y se detiene frente a una de las tantas puertas del pasillo. Saca una tarjeta del bolsillo de su pantalón y la pasa por el lector de la puerta, la abre y deja ver una habitación amplia y llena de gente.
Era como una especie de "sala común" para los empleados, algo así como un área en el que podían descansar entre trabajos si no quería estar en las demás áreas del crucero. Había unos parlantes y una música amena y tranquila, la decoración era sencilla. Había mesas, había un pequeño espacio para la gente que quisiera bailar, había un par de mesas de billar, una barra donde beber y comer algo. También había un karaoke y sillones donde simplemente echarse a descansar.
— Bienvenido Hari-ssi — sonríe y se adentra al lugar saludando a unos que otros compañeros.
— Sinceramente, me agrada más aquí que en el casino —medio bromea medio a la enserio—. Conoces mucha gente por aquí, ¿Ya has trabajado antes para la cadena de cruceros de la familia Woo? —Pregunta curioseando un poco a su alrededor siendo discreto, debía admitir que si se sentía ligeramente fuera de ambiente pero no le desagradaba para nada el sitio y mucho menos las personas que allí se encontraban, pasando un buen rato. Una sonrisa se formó en sus labios—. Dime que juegas billar, hace demasiado tiempo que no lo hago, creo que desde... Ni siquiera puedo recordarlo.
— Hace como un año sí. Me contrataron para un par de viajes luego el contrato expiró... y no supe más hasta este crucero. — responde y mira hacia las mesas de billar — Yo también tengo tiempo que no juego y sí sé jugar pero jamás he sido muy bueno. — ríe y hace un gesto para restarle importancia.
— Bueno además de los cruceros la familia Woo organiza grandes eventos, así que si quieres seguir trabajando con ellos ya sabes que tengo mis contactos —bromea haciéndole un guiño y suelta una risa luego.
Eunyoo quiso responder pero no tuvo la oportunidad pues un grito poco masculino pero obviamente de una voz masculina llama la atención y lo siguiente que sabe es que tiene unos brazos alrededor de su cuello asfixiándole y un par de labios se estrellan contra su mejilla.
— ¡Hyung sí viniste! — Eunyoo mira a su mejor amigo con un ápice de molestia y se lo sacude de encima  con un gruñido. — ¡Al fin saliste de tu encierro auto inducido! La noche sin duda ha mejorado ahora porque estás aquí— exclama el moreno con una gran sonrisa y de la misma forma que el pelinegro se lo saca de encima, el moreno vuelve a colgarse de su brazo. Eunyoo lo mira y ríe, alborotándole el cabello con la mano que deja libre como venganza.
— Eish... Eres un exagerado. — refuta sin borrar su sonrisa y trata de sacar su brazo del agarre del moreno, como siempre. Quiere quejarse pero otra voz, una más aguda y obviamente femenina se hace presente.
— ¡Oppa! — Hyorae llega a arrancar con poca delicadeza a Hyungsik del brazo del pelinegro solo para colgarse ella de este de la misma forma infantil que su otro amigo. — ¡Qué bien que viniste! Sik-oppa ya empezaba a ponerse depresivo. — se burla la pelirroja usando un tono de voz más apropiado y menos escandaloso. Hyungsik se queja notoriamente alto, aparta a la pelirroja de su amigo y empiezan a discutir como un par de niños de cinco y siete años.
Eunyoo los mira, divertido, y mira a su acompañante.
— Discúlpalos, son como niños. — dice con una media sonrisa apenada y eso provoca que los otros dos chicos paren en su discusión y mire al extraño en el grupo.
— ¡Omo! — Hyorae no puede evitar su sorpresa al darse cuenta de que Eunyoo ha invitado a alguien más a su pequeño y reducido grupo, quizás no de manera oficial o intencionada pero ahí está. Mira a Hyungsik y nota que el moreno ha perdido ese gesto alegre y bromista de siempre para remplazarlo por uno más serio. Típico de cuando conocían a alguien nuevo en general.
— Yoo, ¿quién es tu invitado? — pregunta el moreno dedicándole una mirada descaradamente evaluadora al castaño junto a su amigo, formando una mueca en el proceso y recibe un codazo por parte de Hyorae.
— Yah, no sean groseros. — los reprende el pelinegro como si fuese un padre y ellos sus hijos malcriados, que quizás sí era algo similar. — Los presento: Hyorae, Hyungsik él es el Sr. Kim... hmm... futbolista. — indica no muy seguro de qué más añadir. — Hari-ssi, ellos son mis amigos, esta hermosa niña es mi mejor amiga Hyorae, y ese tonto de ahí es Hyungsik, Boo Hyungsik. — sonríe y el moreno se queja.
— Claro, a ella la presentas como "hermosa chica" ¿y yo qué? — no puede evitar dramatizar. — "Ese tonto"... "Hyungsik"
— Eres un tonto. — afirma Hyorae con una risita atragantada y recibe una mala mirada por parte del moreno.
— No hay respeto aquí. ¡Soy mayor que tú mocosa insolente! — le da un suave lepe en la frente a la pelirroja haciéndose el indignado y Eunyoo ríe completamente divertido.
— ¡Yah! — vuelve a llamar la atención de ambos antes de que comiencen a discutir de nueva cuenta y los mira "severo" — Saluden, yo no los eduqué así. — reprocha, ambos chicos lo miran y asienten, hacen una reverencia hacia Hari.
— Un gusto conocerle, Sr. Kim — cantan los dos al unísono y luego miran al pelinegro. — Lo sentimos, Eunyoo-Oppa — repiten de la misma manera monótona y automática y Yoo bufa, rodando sus ojos.
Hari no puede evitar reír ante la escena que acaba de presenciar, todo le parece loco y divertido.
—Es un placer conocerles —hace una breve pausa—. Si me permite decirle —habla hacia la pelirroja—,  Eunyoo-ssi no exagera al decir que es una hermosa chica —le dedica una sonrisa y una pequeña reverencia—. Pero no creo que tenga razón respecto a Hyungsik-ssi, que grosero —observa al pelinegro—. Ahora sé que no es tan  respetuoso con todos —bromea.
Hyorae se sonroja como cada que recibe algún cumplido pues jamás sabe cómo reaccionar ante ellos y sonríe. Eunyoo se encoge de hombros haciéndose el desentendido y Hyungsik vitorea feliz de tener a alguien de su lado.
— Ya me cayó bien, yo lo apruebo. — exclama el moreno y alza su puño con entusiasmo. — Pero por favor, puede dejar los honoríficos de lado conmigo. Es raro. — hace una mueca de desagrado y mira al pelinegro. — Eres un grosero, hyung. — reafirma lo que ha dicho el castaño.
— ¡No soy grosero! — se defiende el pelinegro. — Para ser grosero se requiere de otro ser humano al que faltarle el respeto, tú ni siquiera puedes ser considerado como humano. — lo molesta y Hyorae suelta una carcajada.
— ¡Disculpa! ¡Cuánta insolencia! Abusas de nuestra diferencia de edad hyung. — chilla Hyungsik completamente indignado. — Eres un desconsiderado, ¿cómo crees que me siento cuando me dices esas cosas hyung? ¡A mí! ¡Yo que te quiero tanto! — el moreno hace un berrinche y Hyorae niega divertida. Eunyoo rueda sus ojos.
— Ya basta, parecen pareja. — se burla la pelirroja y mira a su nuevo acompañante. — ¿Qué dirá el sr. Kim de ustedes? — señala. — No le haga caso y más bien cuéntenos cómo es que conoció a Yoo-oppa. — indaga con la curiosidad carcomiéndole — No se lo tome a mal pero usted no forma parte del personal, lo conoceríamos y tampoco parece ser alguien de clase turista... — explica la chica quedamente.
— Sí, y Yoo hyung es medio arisco con todo el mundo en un principio... y después de años de amistad. — añade Hyungsik con una mueca fingiendo desagrado. — Es arisco siempre... ¿o es solo conmigo?
— Es solo contigo, eres un pesado. — apunta Hyorae para molestarlo y Hyungsik la mira con algo similar al desprecio.
— No soy arisco... — se queja Eunyoo. — Yo solo... tengo mi carácter. — mira a Hari y se encoge de hombros. — Él cuando toma confianza es muy meloso y a mí no se me dan las demostraciones de afecto. Siempre se queja por eso. — comenta y mira a su amigo.
— Es peor que una mujer. — se burla Hyorae y el moreno bufa.
— No sí, todos contra Hyungsik. — resopla. — No le haga caso hyung-nim... ¿puedo decirle así? Bueno, ya lo hice. Espero no se moleste. — le resta importancia y sonríe.
Aunque tiene muchas ganas de reír ante la excéntrica situación que está viviendo se contiene aunque la sonrisa lo deja en evidencia.
—Acabo de llegar y apenas conocerles estoy divirtiéndome mucho —dice y vuelve a dirigirse a la chica—. Por favor esta noche preferiría ser Hari, el señor Kim es algo con lo que lidiar a diario, es agotador —pide amablemente y se dirige al moreno—. Puedes llamarme así, es más cómodo sin dudas —hace una breve pausa para responder la pregunta de la menor—. Nos conocimos casualmente la primera noche, aunque yo no utilizaría el término arisco y comprendí que Eunyoo-ssi no había tenido su mejor noche en el trabajo... No fue la mejor primera impresión ¿No? De hecho creo que esa noche me odiaba o estaba muy cercano a ello —dice observando a Eunyoo con cierta complicidad.
— ¿Fue la noche esa en la que el sujeto ese...? — el moreno ni siquiera había terminado de cuestionar cuando Eunyoo ya estaba asintiendo. — Eish... Sí, probablemente quería lanzarlo por la borda. — bromea Hyungsik regresando su mirada sobre el mayor.
— Eunyoo-oppa molesto no es agradable con nadie, no se lo tome personal. — sonríe Hyorae mirando a su amigo. — Por eso Hyungsik es el que lidia con él cuando tiene sus arranques de mal humor... que son como una vez al mes... Como una mujer. — se burla la muchacha y el pelinegro bufa.
— ¡Eso no es cierto! — replica.
— Sí lo es. — interrumpe el moreno. — Tienes tus "días". — ríe.
— Ya cállense los dos. — espetó con una media sonrisa. — Yo solo... No lo odiaba, solo estaba frustrado. Ya me disculpé por eso. — se defiende sin sonar realmente a la defensiva y hace un gesto con su mano para restarle importancia. — El sr... Hari-ssi, fue agradable incluso cuando lo traté groseramente y nada... Hemos coincidido un par de veces y es bastante agradable, ya lo ven.
— Bueno, eso parece. — sonríe la pelirroja y mira al mayor. — Hari-oppa, ¿gusta de acompañarnos a beber y jugar un rato? — pregunta.
— Habíamos invitado a Yoo hyung más temprano pero se rehusó a venir en primera instancia. Es medio ermitaño cuando quiere... — comenta Hyungsik con una media sonrisa.
— Eso es todo el tiempo, ¡no se hace una idea de cómo cuesta para que ese chico salga como cualquier joven normal! — esta vez la que se queja es Hyorae con exageración y gracia.
— ¡No es cierto! — pero los dos ignoraron al pelinegro mirando al invitado.
—Ah, no creo que me gane a mí, debo hacer toda la vida social que pueda antes de volver a Corea, aunque lo mío no sea porque no quiera sino porque no puedo— aclara—, así que unos tragos y juegos son justo lo que necesito —es su manera de dar el sí a la invitación realmente animado. Había temido no sentirse cómodo o incluso incomodar a alguien más pero para su grata sorpresa, resultaba ir todo muy bien, los amigos de Eunyoo eran sumamente agradables, aunque casi sin quererlo, se sentía aún más atraído hacia el pelinegro y todo lo que le rodeaba. Se veía tan simple y a la vez complejo, a cada momento le daban ganas de conocerle un poco más.
— Bueno pues, ¡enhorabuena! Será un placer para nosotros ayudarle a hacer vida social hyungnim. — el moreno es el primero en girarse y encabezar la caminata hacia una de las mesas que había en el lugar.
— Iré a pedir un botella de soju. — anuncia Hyorae desviándose para la barra y Eunyoo la mira.
— ¡Pide unos bocadillos también! — exclama y ve a su amiga asentir, deja que Hyungsik se adelante y se pone a la par del mayor. Lo mira y sonríe. — Hari-ssi espero que pase un buen rato con nosotros, eso sí no le de mucha confianza a Sik o no podrá sacárselo de encima después. — ríe — Como vio no le cuesta ser confianzudo. — se burla alzando un poco la voz en lo que llega a la mesa. El moreno alza su mirada y le dispara láseres imaginarios con ella.
— ¿Le estás hablando de mí? — Yoo le sonríe a su amigo y toma asiento a un lado dejando al mayor en uno de los asientos enfrentados a ellos. — Eres un mal amigo. — hace un puchero y luego mira al otro. — Lo que sea que le haya dicho no le haga caso hyungnim. Él podrá decir pestes de mí pero es de la boca para afuera. Yo soy un gran chico, soy genial. — dice con obviedad y escucha la risa de Hyorae.
— Ese ego. — Rae se sienta en la mesa en el asiento a un lado de Hari y deja la botella de soju y los cuatro vasitos sobre la madera entre ellos. — Hari-oppa ¿qué edad tiene? — pregunta la muchacha viendo al aludido. — Siento que ya lo he visto antes en algún lado... antes del crucero, me refiero.
— Es jugador de la selección nacional. — responde Hyungsik tomando la botella de soju y batiéndola. — Es bueno. — comenta y sus dos amigos lo miran como si de pronto le hubiese salido un tercer ojo en la frente y el moreno los mira. — ¿Qué?
— ¿Desde cuándo sabes de fútbol? — replica con una mueca Hyorae, Hyungsik bufa.
— ¡Me gusta el fútbol! — se queja y resopla. — Es solo que ustedes son un asco en ello y nunca me prestan atención cuando les comento sobre algo de eso y si estamos los tres juntos y hay partido ustedes solo le cambian al canal y ya... — argumenta, Eunyoo lo mira enarcando una ceja sin creerle la gran cosa y el moreno suspira. — Además de que ha salido en varias revistas y... ¡ustedes nunca saben nada del mundo! Viven en su propia burbuja.  — se cruza de brazos fingiendo enojo.
—Tengo veinticinco —responde a la peliroja sentada a su lado —. Y sí juego en la selección, gracias por lo de que soy bueno —agradece el cumplido del moreno —. Eso me ha llevado a hacer algunas campañas publicitarias, salir en televisión y en algunas revistas, es solo daño colateral, no es lo que realmente me interesa —observa al moreno enfrentado a él—. ¿Te gusta solo ver futbol o has jugado alguna vez?
— Ambas. — responde Hyunsik encogiéndose de hombros y se vuelve a ganar una mirada de sorpresa e incredulidad de parte de sus dos amigos.
— ¿Desde cuándo? — se burla Eunyoo. — Tu pasas la mayoría del tiempo conmigo o metido en mi casa, ¿cuándo juegas? — apoya sus codos sobre la mesa y empuja la botella de soju a Hyorae.
— El porciento de tiempo que no estoy adherido a ti como parásito. — indica y Rae ríe tomando la botella con las dos manos y sirviendo los tragos del mayor hasta el de ella que era la menor ahí.
— Al menos admites que eres un parásito de Yoo. — se burla la pelirroja y deja la botella de lado, toma uno de los vasitos y lo empuja con ambas manos para ofrecérselo a su mayor.
— Igual si digo que no, ustedes dirán que sí. — el moreno rueda sus ojos y vuelve su atención al mayor — Sí juego hyung, cuando tengo tiempo y amigos con los cuales hacerlo lo hago. Es divertido. — se encoge de hombros y sonríe. — ¡Hagamos un brindis!
— ¿Por qué brindaremos? — pregunta la pelirroja tomando su copa. Hyungsik se encoge de hombros y mira al pelinegro indicándole con la mirada que es su momento de participar.
— Eh... Qué sé yo. — termina por encogerse de hombros con una risita. — Hyungsik, tú dijiste lo de brindar, tú di algo. — repone con gracia y el moreno bufa.
— Dejemos que hyungnim haga los honores, entonces. — se lava las manos el moreno y los tres fijan su mirada en el aludido.
—Wow, wow, mucha atención sobre mí —bromea mientras piensa a que puede dedicar un brindis hasta que aclara su garganta antes de volver a hablar—. Brindo por las buenas coincidencias, por los encuentros inesperados, por el amor, por los amigos, y porque este viaje sea inolvidable para todos nosotros —alza su vaso y sonríe al darse cuenta que era la primera vez que brindaba con uno.
— ¡Salud! — chocaron sus copas y girándose solo un poco para no mirarse los unos a los otros bebieron su trago.
— No creo que alguno de nosotros lo haya podido decir mejor. — Hyorae sonríe y mira a sus amigos.
— Estoy de acuerdo, ahora. ¡Juguemos! — exclama el moreno con entusiasmo.
— Sik tienes demasiada energía. — se queja Eunyoo como un abuelo gruñón.
— Y tú muy poca, oppa. — se burla Hyorae y el moreno la apoya. — Eres como un anciano prematuro.
— Siempre cansado y margado, ¡estamos en nuestros mejores años, hay que divertirse! — alienta el menor y el pelinegro rueda sus ojos.
— Le doy la razón, y eso que sé que me voy a arrepentir después. — ríe su amiga y echa un vistazo a su alrededor. — ¿Billar, dardos o un juego de bebida? — cuestiona mirando a sus acompañantes.
— Dejemos que el invitado escoja. — señala Yoo mirando al deportista. — Hari-ssi ¿qué prefiere hacer?
—Siento mucha responsabilidad sobre mis hombros, siendo sincero las opciones son buenas... Podríamos comenzar por el billar, seguir por los dardos y acabar con un juego de bebidas —propone.
— ¡Me gusta su entusiasmo! — Hyungsik lo secunda y Hyorae ríe, mira al pelinegro y le dice:
— ¿Qué opinas oppa? Si puedes con ello. — se burla y Yoo rueda sus ojos.
— Ja, ja. ¡Qué graciosa me saliste hoy! — espeta y se encoge de hombros. — Mañana cubro turno con ustedes, si me quedo dormido me tendrán que cubrir. — inevitablemente les sigue el juego y sonríe.
— Bueno... ¡vamos a jugar! — Hyungsik es el primero en levantarse de la mesa y empuja a su hyung para que lo imite y salga primero. — Hay que sortear los equipos, ¿piedra papel o tijera?
— Me parece bien. — se encoge de hombros Hyorae y Eunyoo asiente.

***

Sung Dong Woo

Apoyado contra el barandal de la proa, Dongwoo apreciaba el oscuro cielo de la noche, sintiéndose completamente en paz y tranquilo. Extrañaba esa sensación de calma de antes de iniciar sus guardias en el hospital pues aunque él amaba su trabajo con todo su corazón, a veces, sólo era demasiado cansado y solitario.
— ¿Dongwoo-ssi? — una suave y dulce voz lo saca de su ensoñación y realmente no necesita girarse para saber quién ha sido la chica que le ha hablado.
— Youngji-ssi. — la saluda con una pequeña sonrisa de labios cerrados. La castaña luce preciosa esa noche, al igual que la noche que la conoció y probablemente cualquier otra ocasión en la que se tope con ella.
La castaña estaba parada a un par de pasos de distancia de él, vestida con unos jeans blancos y un suéter oversize de un rosa pastel. Su cabello caía en suaves ondulaciones sobre sus hombros, demasiado sencilla, siendo su sonrisa su mayor accesorio.
— Qué gusto verla está noche, luce usted muy linda. — prosigue provocando un fuerte rubor en las mejillas de la chica.
— Gracias. — ella apenas susurra — Usted también luce muy bien. — Dongwoo se acerca un poco más a ella agradeciéndole con un gesto de cabeza por su cumplido. — ¿Puedo molestarlo un rato? – pregunta y parece tan avergonzada por su atrevimiento. Le causa mucha ternura.
— Su compañía no es una molestia, Youngji-ssi. — responde casi de inmediato. — Es agradable su presencia, no sabe cuánto alegra mi noche que quiera pasar un  rato conmigo. — afirma el mayor y con gesto educado le ofrece su brazo. — ¿Le gustaría caminar conmigo? — ofrece mirándola, ella apenas si hace contacto visual pero asiente sin borrar la sonrisa de sus labios, aceptando su brazo.
— Yo encantada. — susurra comenzado a caminar los dos a través de la cubierta externa. — Es una noche bonita, un poco fría, pero el cielo está despejado. — habla mirando hacia arriba en tono suave y dulce. Su voz es como música para los oídos del moreno.
— Hay muchas estrellas. — le sigue el chico, — No se ven tantas en Seúl, supongo que por lo mismo de las edificaciones y la contaminación ambiental. Es triste ¿sabe? Todos deberíamos poder tener la oportunidad de observar el cielo en su magnificencia.
— Concuerdo con eso. — suspira — Es lo mismo con la inmensidad del mar… Casi parece infinito, tan profundo… Como su límite se vuelve borroso en el horizonte y se une con el cielo en un gran todo.
Dongwoo sonríe, no podía estar más de acuerdo con ellella.
— Esta clase de vista te hace reflexionar sobre lo mucho que subestimamos a la naturaleza. — comenta — ¿Sabes? Los humanos nos creemos dueños de todo, creemos que podemos controlar lo que nos rodea pero no es así… Cuando estás en un barco, apreciando la amplitud del mar con el cielo abriéndose paso en lo alto, sin nada más que esas dos grandes extensiones… Es como que… ¿realmente lo controlamos todo? Yo no lo creo.
— El ser humano es arrogante por naturaleza, Dongwoo-ssi, sí. — asiente suavemente y se detienen unos instantes frente a los grandes ventanales del pasillo por el que van caminando para mirar la gran masa oscura que se cierne detrás de ellos. — Solo basta con decir que nos creemos los únicos en el universo para saber qué tan grande es la arrogancia de nuestra especie.
— Demasiado pretenciosos, sí. — él sonríe, aparta su mirada de la noche y la fija en ella, detalla cada parte de su rostro y trata de guardar lo más que puede en su memoria.
Se siente afortunado de tener tan preciosa compañía esa noche, de haberse cruzado a esa chica pese a que apenas se estaban conociendo pero es que cada charla que tenía con ella, cada gesto que hacía solo le daban más razones para sentirse un poco atontado en su presencia.
— ¿Qué? — pregunta Youngji al darse cuenta de que la ha estado mirando más tiempo del normal, mirándolo de vuelta. Él niega ligeramente avergonzado.
— Nada, es que eres muy bonita. — admite con una media sonrisa entre avergonzada y coqueta. Youngji abre sus ojos como platos, sus labios se entreabren ligeramente y un suspiro se escapa de ellos.
— Gracias. — apenas responde con una risita apartando su mirada del chico.
— ¿Cenaste? — pregunta luego de una pequeña pausa. — ¿Puedo invitarte algo de comer o es su defecto algo de postre?
— Ya comí, sí. — se encoge de hombros aún con las mejillas rojas la castaña. — Pero supongo que quizás podríamos ir por alguna bebida caliente o un dulce.
— ¿Te gustan muchos los dulces? — curiosea el rubio retomando su camino, esta vez en dirección hacia los restaurantes y cafés del crucero.
— Un poco, sí. — responde ella con una pequeña sonrisa. — Me gustan mucho las tortas y las galletas, más si están acompañadas de un buen café o un chocolate caliente… incluso un té. ¿Y a usted?
— Soy más de la comida salada. — se encoge de hombros para restarle importancia — Aunque me encanta el café, creo que soy un poco adicto a él pero ¿quién puede culparme? Bebo demasiado mientras estoy de guardia para poder mantenerme despierto. — ríe un poco — También me gustan los dulces, pero los como muy poco… Los postres son para mí más para ocasiones especiales.
— Oh, ya veo. — entran a un café con un ambiente muy tranquilo, casi misterioso. — Puedo entender lo de las guardias, yo todavía no empiezo mis pasantías pero me desvelo estudiando así que sí, el café es de gran ayuda. — ríe ella.
— En efecto. — concuerda, mira las manos de la chica sobre la mesa en la que se han sentado y se toma el atrevimiento de tomar una de ellas. Youngji lo mira sonrojada otra vez pero no quita su mano, al contrario acuna la suya con su otra mano también, ambos se sonríen.
— Este lugar es lindo. — susurra ella y él asiente.
— Sí, eres muy linda. — piensa en voz alta provocando una risita nerviosa en ella y que baje su mirada. — Eres tan dulce.
— Basta Dongwoo-ssi. — pide ella sintiéndose morir y su corazón acelerarse sobremanera. El chico sonríe.
— ¿Te avergüenzo? — cuestiona, ella asiente — ¿Por qué? Estoy diciendo la verdad, me pareces muy linda. Tanto físicamente como lo poco que me has dejado conocer de ti hasta ahora. Me gustaría poder conocerte más, creo que podríamos llevarnos muy bien. ¿No lo crees?
— Sí…

***

Rae EunYoo

El tiempo se había pasado volando, entre risas y juegos, tragos y comentarios graciosos, Eunyoo tenía demasiado tiempo que no se sentía de aquella forma. Tan tranquilo y relajado, mira a sus amigos y se despide una última vez de ellos mientras camina al lado del mayor con una linda sonrisa pintada en su cara y un sentimiento de extraño bienestar aflorando en su pecho.
— Espero que se haya divertido, Hari-ssi. — dice
Asiente entusiasta.
—No recuerdo la última vez que me divertí tanto, tus amigos son geniales, realmente quedé encantado con ellos —admite con una sonrisa—. Me sentí muy a gusto, de verdad, muchas gracias por haberme invitado, fue un lindo gesto de tu parte, pese a que no nos conocemos mucho... Me presentaste ante personas de suma importancia para ti, no voy a olvidarlo Eunyoo-ssi.
Eunyoo asiente y pasa una mano por su cabello desordenándolo un poco.
— Es extraño, pero me alegra que se haya divertido. — tararea y lo mira unos instantes. — Los chicos son agradables casi siempre con todo el mundo pero es muy raro cuando alguno de nosotros trae a alguien ante el grupo... Y es más raro cuando soy yo quién lo hace. — admite con una pequeña risita. — Se podría decir que somos un poco celosos entre nosotros. — medio bromea y se encoge de hombros. — Me alegra que se la haya pasado bien, no tiene que agradecer nada. Usted es una persona agradable, hyungnim. Además digamos que es como una forma de agradecerle por no haber hecho que me despidieran después de haberlo tratado tan groseramente y haber sido un indiscreto.  — ríe bajito
Suelta una risita y hace un gesto restándole interés con su mano.
—Eso es asunto olvidado, realmente jamás haría que despidieran a alguien, no podría vivir con ello —hace una breve pausa—. Entonces... ¿Tus amigos tienen razón con eso de que no eres tan sociable? Me hace sentir hasta un poco halagado, de alguna manera hemos simpatizado o no estaríamos aquí ahora mismo.
— La tienen, aunque no siempre fue así. — hace un gesto con la mano y aparta su mirada del mayor. — Entablar amistades y relaciones con otros requiere de tiempo y esfuerzo... Yo tengo responsabilidades y asuntos importantes que atender que consumen mucho de eso, entonces casi siempre estoy cansado u ocupo mi escaso tiempo libre en no dejar perder las amistades que ya mantengo. — explica. — Y las personas no suelen entender eso, son como: "siempre hay cosas más importantes", "siempre estás trabajando", "nunca tienes tiempo", "siempre dices no puedes", etc... Supongo que en algún punto me cansé de escuchar esas cosas y me cerré. Me limité a estar con Hyorae y Hyungsik, con mi hermana y mi madre y aún así, muchas veces el tiempo no me alcanza para dedicarles atención a todos. — forma una mueca en sus labios y suspira.
—Cuando alguien está destinado a llegar a tu vida para quedarse, se quedará, no debes esforzarte en forjar una amistad, son de esas cosas que pasan sin que uno lo planee, cuando quieres darte cuenta esa persona está siempre para ti sin siquiera buscarla, preguntándote cómo estás, que necesitas... Ya sabes, tienes amigos —sonríe abrochando su saco—. El tiempo es tan valioso... A veces pasa demasiado rápido, por eso, hay que intentar hacer todo lo que uno quiere,  aunque no siempre se pueda —abre la boca para seguir hablando pero de repente calla y mira a la nada.
— Supongo. — medio sonríe, alza una de sus manos y la apoya sobre el hombro del mayor. — El tiempo es muy valioso, tienes razón hyung... Es tan valioso que deberías intentar pasarlo con las personas que tú quieres, — dice suavemente y se detiene a su lado, quizás demasiado cerca y ladea su cabeza mirándolo detalladamente. — Pero no siempre se puede, ¿no? Siempre encontramos tantos "peros" que nos hacemos infelices nosotros mismo. — termina y le sonríe dulce, aunque triste.
Asiente quedamente y traga saliva observando los ojos del menor.
— Pensarlo y decirlo siempre será más fácil que hacerlo —inhala profundo—. Tú debes trabajar duro para cuidar de tu madre y tú hermana, yo debo cuidar una imagen por los años de carrera que me quedan... Siempre hay que hacer sacrificios por lo que uno quiere. Seguro a la larga habrá valido la pena, aunque a veces sea agotador.
— Sí, tienes razón. — se muerde la lengua, pero no lo resiste y termina por añadir. — Pero hyungnim... Yo lo hago por mi familia, tú te sacrificas por algo que no es necesario. — hace una pausa e inspira profundo. — No me malinterpretes, puedo entender lo importante que la imagen puede ser para alguien que vive su vida ante el ojo público, pero tienes una buena imágen no porque estás comprometido y eres heterosexual. La tienes porque de seguro le has mostrado al mundo que eres una buena persona, un jugador talentoso, alguien que vale la pena tener en la mira... — su tono es suave y está muy lejos de ser un reproche o un regaño. Se aleja de él y se planta justo en frente para mirarlo a los ojos. — Imagina que de pronto conoces a una persona, la que quieras.. Y esa persona mueve tu mundo con solo una mirada o una sonrisa, que te gusta y quieres acercarte a ella. Que esa persona la ves con un potencial como para ser la persona con la que realmente, realmente quieres pasar el resto de tus días y quizás formar una familia... y digamos que él te corresponde pero no hace nada ni te toma en serio o te hace mucho caso porque para todo el mundo eres de otra forma y eventualmente terminas perdiéndola o perdiendo la oportunidad de ser feliz a lado de alguien... ¿Valdría la pena?
Muerde su labio asintiendo con una sonrisa.
—Nunca nadie terminará de entender mis motivos, tal vez no soy tan fuerte o valiente como quiero hacerlo creer. Y probablemente si llegara a conocer a esa persona no podría dejarla pasar, pero en este momento, no siento tener más opción que seguir así. La carrera de un jugador de futbol es corta, unos... Diez años más por delante tal vez, podré arrepentirme de esto, o no... Pero Taewon-nim tiene más poder del que yo quisiera sobre mí, y no es fácil decirle que no a algo, lo que escuchaste el otro día... Jamás le había contradicho en algo, y no he vuelto a hablar con él desde entonces, no tengo idea de que podrá pasar... No tengo el suficiente valor ni motivos ahora mismo para enfrentarme a él.
El pelinegro escucha atentamente y termina asintiendo queriendo comprender todo lo que su hyung le decía. No pudo evitar sentirse un poco conmovido y apenado por el mayor. Vivir fingiendo ser algo que era y no tener el valor para enfrentarlo... Vivir con miedo básicamente era agotador y él lo sabía.
Siente su corazón oprimirse en el pecho y unas fuertes ganas de abrazarle lo inundan, lo hace. Acorta la distancia entre ellos y cierra sus brazos por encima de los hombros del mayor.
No es su intención incomodarlo y quizás está siendo demasiado cercano con alguien a quien apenas conocía pero sentía cierta compasión por él y al mismo tiempo sentía que era algo que tenía que hacer y que quizás el mayor, en verdad estaba necesitando más un abrazo que un sermón por algo que sabía estaba haciendo mal.
Queda estático sin saber que hacer al sentir los brazos del menor sobre sus hombros y sus ojos se cierran al sentir la cercanía y el suave aroma que Eunyoo irradiaba. Apoya ligeramente el mentón sobre el hombro de él soltando el aire de a poco sintiéndose extrañamente bien con aquella cercanía, dejándose abrazar sin decir nada. Sintió lágrimas acumulándose en sus ojos por lo cual los apretó con fuerza. Hari no tenía idea de que se sentía ser abrazado por alguien que no fuese su mejor amigo, él no estaba acostumbrado a recibir ese tipo de gesto por nadie, y no se daba cuenta sino hasta entonces de lo solo que se encontraba.
El abrazo quizás duró más tiempo del que debía para dos desconocidos, pero realmente eso no importaba. Eunyoo lo aprieta con más fuerza y se separa lentamente del mayor con una linda sonrisa. Deja sus manos sobre los amplios hombros del castaño y los aprieta.
— Yo creo que eres fuerte hyungnim. — dice — Eres una persona admirable, no deberías dudar tanto de ti. — añade y palmea con afecto sus hombros para luego dejar caer sus manos y terminar el contacto con el mayor.
—Es extraño que un casi desconocido tenga más fe en mí que yo mismo —medio bromea, medio habla enserio—. Aún más extraño que yo piense exactamente lo mismo de ti —asiente con una media sonrisa—. Ojalá podamos seguir conociéndonos Eunyoo-ssi, aunque este viaje termine, eres una persona con la cual me gustaría seguir manteniendo contacto en mi vida, aunque sea a la distancia. Siempre y cuando tengas el mismo interés.
— Gracias por la confianza que ha depositado en mí en solo un par de días. —  ríe bajo y asiente. — Me agrada la idea de seguir en contacto hyungnim. Lo dije, es una persona agradable. — reafirma el menor y retrocede un paso para retomar su camino.
—También me agradas mucho, y como he dicho anteriormente, no siempre tengo oportunidad de conocer gente, al menos no fuera de mi entorno, y a veces suele ser un tanto competitivo y superficial, entonces... Llegar a  toparme con alguien como tú, prácticamente sin quererlo, ha sido una grata sorpresa que me llevo de estas vacaciones —dice caminando a la par mientras se acercan al pasillo de la habitación de Hari.
El pelinegro le regala una amplia y sincera sonrisa y asiente con la cabeza. Se detiene unos cuantos pasos después justo en frente de la habitación del mayor y se siente un poco torpe porque no sabe cómo despedirse.
— Bueno... gracias hyungnim. — dice con una mueca en sus labios, algo graciosa, — Fue una noche divertida, estoy seguro de que le agradaste bastante a los chicos y espero que las cosas mejores y podamos seguir viéndonos cómodamente en el futuro.
—Mándale mis saludos de nueva cuenta cuando les veas —le dedica una sonrisa y saca su tarjeta del bolsillo de la chaqueta —. Gracias a ti, por todo, ha sido una noche para el recuerdo, me he sentido muy a gusto en tu compañía. Que descanses Eunyoo-ssi —pasa la tarjeta por el cerrojo de la puerta haciendo que esta se abra —. Buenas noches.
— Buenas noches, sr. Kim. — sonríe el menor con cierta gracia burlesca y espera hasta que la puerta se cierra en su cara para dar la media vuelta y regresar sobre sus pasos por el pasillo, rumbo a su habitación.

***

Byun Young Ji

El sol estaba en lo más alto, el clima era cálido y el barco había vuelto a encallar en un muelle. Estaban en Tapei, en China... ¡Era completamente alucinante para ella! Jamás en su vida se imaginó que llegaría a viajar tan lejos de casa. La emoción la volvía hiperactiva, quería bajarse de primera por eso tiraba del brazo de su mejor amigo, abriéndose espacio entre las personas.
— ¡Oppa, apúrate! — chilla con alegría apenas dirigiéndole un a mirada a su amigo.
Jesun rueda los ojos siguiendo el apresurado paso de la menor, totalmente divertido por su actitud infantil. Le encantaba verla tan emocionada por haber salido de su burbuja, sabía que no se arrepentiría de haberla llevado con él, a cada momento se lo hacía saber con su entusiasmo.
—Cálmate, tenemos toda una tarde para pasear por aquí, no deberías apresurarte tanto, la gente que empujo me mira feo a mi no a ti.
— ¿Eso importa? Siempre te miran feo, ya deberías estar acostumbrado. — ella se burla esperando ansiosa a que desciendan la pista para poder bajarse. — ¡Es que es hermoso! — chilla y señala hacía el muelle — ¡Se ve precioso! Jamás creí que visitaría China — ríe bajito — Está demasiado poblado, solo mira esa gran cantidad de edificios y construcciones.
—Ja ja muy graciosa —ironiza aunque ni siquiera está molesto por ello— ¿Quien lo diría? Soy el que cumple todos tus sueños ¿Ah? Y así me tratas —finge estar apenado.
Youngji se carcajea chocando su hombro contra él, dandole un suave empujón.
— Te trato como te lo mereces, Oppa. — afirma ella con inocencia luego lo atrapa en un abrazo y le sonríe ampliamente — Gracias por esto, no sé cuantas veces lo he dicho ya pero es genial... Aunque aún no sé de donde salieron los boletos, gracias. En verdad, es un sueño estar aquí Jesun-ssi y que sea contigo... creo que es lo mejor de todo.
—Deja de agradecer, no debes ser niña buena conmigo —bromea dejando un beso en la oscura cabellera de su amiga —. No pienses en nada más que hacer de estas vacaciones un viaje inolvidable, y pídeme lo que quieras, lo que te guste, solo quiero complacerte, ¿Sabes? Me hace demasiado feliz que estes aquí conmigo, haberte convencido, es lo mejor que pude haber hecho, aunque... Tampoco fuiste tan difícil.
— Digamos que se me está pegando un poco de tu imprudencia. — ríe y siente su corazón acelerarse una vez empiezan a caminar por el puerto de la ciudad. — ¡Esto es tan lindo! — exclama tan alegre. — Mira que bonito y pintoresco es todo. — señala numerosos lugares, pequeños puestitos a lo largo de todo el puerto. Las pequeñas tiendas, las artesanías, todo. — ¿En verdad puedo pedirte lo que quiera? ¿De dónde vas a sacar el dinero para pagar, eh?
— ¿Eso que importa? ¿Que hemos hablado antes? Tú solo disfruta, no debes preocuparte por nada más, estoy para complacer todos tus caprichos —una vez descienden la pasarela la abraza de lado pasando su mano por sobre sus hombros para caminar a su lado.
Ella rueda sus ojos y suspira.
— Es que me preocupo por ti. — dice ella mirando todo a su alrededor con demasiada curiosidad y emoción — No quiero que te quedes en banca rota tampoco, además... Es sospechoso. — lo molesta un poco.
—No hay ningún tipo de posibilidad de que quede en banca rota, si llego a un limite te lo haré saber, mientras tanto, disfruta de lo que tu amigo puede darte —alborota el cabello de la menor con cariño—. Lo único que debes saber es que lo gané en buena fe, no soy un delincuente, solo soy bueno en el juego.
— Ajá, ajá... Digamos que confío en tu palabra. — se burla y se detienen en un puesto de comida ambulante — Tengo hambre, aquí esta mi primer pedido. — dice señalando al carrito con la comida extranjera. — Comamos algo.
— ¿Cómo que digamos? Me ofendes —frunce su seño mientras se acercan al carrito—. Anda mocosa, pide lo que quieras, yo paso por ahora, no tengo mucho apetito aun, me reservaré para más tarde.
Ella rueda sus ojos y asiente. Le pide a la señora del carrito algo de lo que ahí sirven, ignorando su nombre o lo que sea.
— No me digas mocosa, te recuerdo que de nosotros dos él que es más propenso a actuar como un mocoso eres tú, oppa. — sonríe petulante y le da la primera probada a lo que ha pedido.
—Has de ser la única que me ve así, dejame decirte que no sabes apreciarme coml las demás chicas, así que cierra esa boquita bonita que tienes si solo dirás tonterías —dice en tono burlón poniendo el dedo sobre los labios de su amiga solo para molestarla un poco.
Youngji intenta morderlo pero Jesun tiene buenos reflejos así que aleja su mano de la boca de la chica antes de que ella pueda cerrar sus dientes alrededor de su dedo.
— No sabes lo agradecida que estoy de no verte como te ven las demás chicas. — dice ella arrugando su nariz en señal de desagrado — No sé ni que te ven... Tan flacucho y vestido como andrajoso... ¿Dónde tienen los ojos? — se burla con tono inocente y una sonrisa dulce.
—Que molesta eres, ni sabes apreciar lo que tienes frente a ti, porque claro, te gustan los medicos, ¿No? Estás a otro nivel, ¿Ah? —alza ambas cejas fastidiándola.
Las mejillas de la chica no tarda en adquirir color pero lejos de avergonzarse y cohibirse, como era su costumbre prefiere seguirle el juego a su amigo.
— ¡Por supuesto! — afirma — Eso de los chicos malos ya pasó de moda. Los médicos son más geniales. — tararea inocentemente con una risita atragantada — Doctor, por favor cúreme... — dramatiza — Y cosas así por el estilo.
—Que desvergonzada resultaste, más te vale te comportes como niña decente o quien necesitara un doctor será él, nunca dejarás de ser mi mocosa, ¿Está claro? Que te saque a vivir la vida no quiere decir que vaya a dejar de cuidarte —suspira observándola con ternura antes de atraerla bruscamente contra él y abrazarla contra su pecho—. Como has crecido —dramatiza apretujéandola un poco.
Ella suelta una estruendosa carcajada, de esas de la que es muy típica de ella y corresponde su abrazo soltando un quejido.
— ¡Eres un bruto! — chilla pero le aprieta más fuerte entre sus brazos — ¡Yo siempre me porto bien! Soy una chica buena, aquí el poco decente eres tú Jesun-ssi, no quieras invertir nuestros roles. — se defiende con una brillante sonrisa — Te quiero. — dice después de unos segundos de reírse. — En verdad, lo hago. Estoy muy agradecida de que nos hayamos conocido y hecho amigos. Eres indispensable para mí hoy en día.
—Niña cursi —la aleja de él dejando un beso en su frente—. Soltaré una lagrima si sigues diciendo esas cosas, desde el primer día supe que debía estar a tu lado, protegerte, mimarte, siempre fuiste diferente de una manera especial, realmente, ni siquiera estaba seguro de que me dejaras acercarme a ti pero miranos, eres como mi hermanita, y no puedo estar sin ti.
Youngji sonríe ampliamente, feliz y enternecida. No era muy común que Jesun mostrara su lado cursi pero le encantaba cuando salía a flote.
— ¿Y yo soy la cursi? — ríe — ¡Oppa eres el mejor! — anima ella con gracia — Todo mundo decía que me harías daño... Decían muchas cosas malas de ti pero cuando estabas conmigo eras una buena persona, no un buen estudiante... Enseñarte fue un suplicio, pero eras buena persona. — termina bromeando
—No se puede ser guapo y buen estudiante —bromea—. No tenía tiempo para estudiar y salir con chicas... No creas que la vida de galán es fácil —termina por reír—. Ya sabes que nunca me importó lo que los demás pensaran, aun así, siempre me comporté bien contigo, de alguna manera necesitaba tu aprobación si quería acercarme a ti, siempre me gustó que no te dejaras guiar por las cosas que se decían, creo que eso fue lo que me terminó por encantar —aprieta las mejillas de la menor—. Tan bonita.
— Siempre. — concuerda ella — Gracias... Supongo que por mi parte me llaman la atención los problemas, por eso soy tu amiga. — ríe retomando su camino al lado de su amigo.

bomb.
bomb.


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