Friendzone.

Capítulo 009

It’s such a sick obsession, And now you’ve got the best of me. I’ve got the worst intentions. So call me over set me free.

Brooke Morrison.

— La botánica, como muchas otras ciencias, alcanzó la primera expresión definida de sus principios y problemas en la Grecia clásica y, posteriormente, continuó su desarrollo durante la época del Imperio romano. — Dice el profesor Tolkin arrastrando las palabras, dirige la mirada sobre nosotros como si buscara algo de lo que obviamente carecemos (al menos, la gran mayoría),— Así que cuando nos referimos al estud...

— ¡Psss! — Oigo a Britt llamarme la atención desde su sitio, tres pupitres más allá de mí. Luce divertida muy a pesar del tostón que nos está dando el profesor a esta hora de la tarde. ¿A quién se le ocurre torturar a los adolescentes de éste modo? Si no fuera porque creo que todos debemos saber algo más que de qué color son los pantalones que nos ponemos, probablemente llamaría al Presidente de los Estados Unidos de América para decirle que estas clases son un abuso al menor.

Ella aguanta la risa, lo que hace que me pregunte qué es tan divertido. Aparta la mirada de mí un segundo y garabatea algo en su libreta. La levanta en mi dirección y ríe disimuladamente mientras se muerde el labio.

Las palabras "Tolkin tiene la bragueta abierta" resaltan en color azul marino y reprimo una enorme carcajada cuando me doy cuenta de lo inevitable: en efecto, el pajarito quiere salir.

Hago una mueca de disgusto y me tapo la boca con la palma de la mano antes de que suelte una risotada digna de colgar en YouTube o Vine.

Antes de que pueda responderle a Britt, un ruidito sordo en la ventana me hace voltear. James está parado frente al cristal, como si quisiera ser el centro de todas las miradas del aula. A su lado, Jai actúa distraído mirando más allá de mí, hacia Fran. Ella no le ve, pero estoy segura de que si lo hiciera se sonrojaría y se taparía el rostro con el cabello.

James levanta un cartel y lo sostiene a la altura de mis ojos. "PARTIDO DE FÚTBOL, OSOS VS TIGRES ESTE VIERNES A LAS 20:00 PM." Sonrío. Él le da la vuelta al cartel. "¿VENDRÁS A VERME?". Asiento frenética y miro al frente, comprobando que el profesor Tolkin sigue igual a como lo había dejado: ahí parado, con la mirada perdida en alguna esquina del salón y aún con la bragueta abierta. A veces pienso que él es un experimento fallido, una prueba que salió tremendamente mal y que está tristemente condenado a vivir diciendo lo mismo una y otra vez con la patética esperanza de que alguien aprenda algo de él. Pobre profesor Tolkin, debería tener esposa e hijos a esta edad. Como la señorita Longwood. Riiiiiiiiiiiiiiiing. Algo suena en el interior de mi cabeza, aunque mucho me temo que es el timbre escolar.

Britt se levanta apresuradamente hacia mí mientras se carcajea y yo me detengo un segundo para ver por la ventana. Desgraciadamente, James ya no está ahí.

☆☆☆

El pasillo está repleto de adolescentes que parecen haber perdido el rumbo, como si no encontraran el modo de volver a sus casas. También huelen como si no supieran lo que es el jabón, o la ducha, aunque probablemente eso debería guardármelo para mí. No todos pueden oler como James. Él huele como una mezcla perfecta entre café y chocolate, aunque suele decirme que eso es sólo el desodorante de Axe y un poco de la colonia de su hermano. Yo pienso que eso no tiene nada que ver.

Siento unos brazos rodear mis hombros con dificultad y carcajeo suavemente mientras le doy un codazo a Ian. Él ríe dulcemente y me suelta.

— Buenos días para ti también, Bo. — Sonríe sarcástico y luego frunce el ceño ante su tono.
— Querrás decir buenas tardes, son las cuatro. — Le recuerdo y le rodeo el cuello con mi brazo libre.
— No te vi esta mañana. — Se encoje de hombros y mira hacia atrás involuntariamente, casi como un acto reflejo. Frunce el ceño. — Así que es un "buenos días", también.
— De acuerdo. — Le respondo y veo un atavismo de media sonrisa colgando de la comisura de su boca. — ¿Qué ocurre, cara de bebé? — Le pregunto, dándome cuenta de que se encuentra más lejano de lo habitual. Ian suspira.
— No he visto a Scar en todo el día. ¿Tú la has visto? — Niego con la cabeza. — ¿Crees que...?
— ¡Ian Iram Gilinsky! — Grita alguien detrás de nosotros. Volteamos al mismo tiempo y yo sonrío divertida. Scarlett se aproxima a nosotros con las mejillas sonrojadas. — Maldita sea contigo. — Balbucea y parece que Ian apenas responde. — Te he estado llamando desde hace diez minutos a pleno pulmón y ni siquiera volteaste a mirarme.
— Yo... — Intenta decir e interrumpo.
— Les dejo solos, parejita. Debo buscar a mi Jaime. — Canturreo y me dirijo de un salto hacia otro pasillo.
La camiseta de Nirvana hace cosquillas en mi estómago. Dios santo, cuánto la amo. Recuerdo la vez en la que Caden y yo la hicimos. Vimos un par de tutoriales en YouTube y creímos que sería tarea fácil. Grandísimo error. Creo que mi hermano aún debe tener tinte amarillo detrás de su oreja y yo probablemente aún huela a pintura fresca. Pero no importa, porque es mi camiseta favorita.

☆☆☆

— Y para el día del árbol, podríamos atarnos al abeto del campus. — Murmura Ernest. Su voz suena apagada, áspera y seca; cómo un susurro. Probablemente vaya más colgado de lo debido, pero no le tomo demasiada importancia. Asiento, como algunos más que nos siguen y de pronto siento a alguien que me coge por la cintura y me detiene.
— Hey, Brooke. — Saluda James, acompañado de un fuerte abrazo. Inspiro fuertemente de su aroma y sonrío. A su lado está Jai, quién, como casi siempre, me mira curioso.
— Brooke de brócoli. — Asiente a modo de saludo.
— Asaltador de vaginas. — Respondo y él sólo sonríe divertido. — ¿Qué os trae por aquí, jovenzuelos? — Pregunto y James ríe suavemente.
— Bueno, quería preguntarte si querrías venir a mi casa hoy. — Me pregunta, y rasca su nuca, risueño. — Ya sabes, para ver pelis y, y dormir. — Frunce el ceño ante sus palabras y suspira.
— Oh dios mío. ¿Cómo una pijamada? — Casi grito y su entrecejo se frunce más aún. — ¡Tengo que decírselo a Caden! — No espero a que responda y le abrazo colgándome de su cuello para luego salir corriendo.


James Fitzgerald.

Si me preguntaran qué objeto inanimado me gustaría ser, probablemente elegiría el collar de Brooke. El que nunca se quita, el que huele a ella; para ir alrededor de su cuello y poder acariciar su nuca.

Jai golpea mi cabeza fuertemente y salgo del trance. Es como si estuviera escuchando mis pensamientos, porque siempre me golpea cuando digo algo bonito sobre ella. Y luego dice algo como:

— Deja de ser tan gay.
— No he dicho nada. — Me encojo de hombros y él rueda los ojos.
— ¿Una pijamada, James? ¿Enserio? Bueno, en realidad, creo que es lo más varonil que he escuchado salir de ti en todo el día.
— Soy varonil. — Afirmo y él carcajea.
— Está bien, Barbie, pero no se lo digas a Ken.

☆☆☆

Caden simplemente ríe y asiente. Su personaje avanza unos metros y se detiene tras una puerta de acero. Ambos oímos disparos y mi personaje se mueve por delante del de él.

— Ve, yo te cubro. — Digo y antes de que pueda darme cuenta, el personaje de Caden muere acribillado. Él ríe histérico.
— ¿¡Viste cómo cayó?! — Carcajea fuertemente y yo rio con él, tiene una voz chistosa. — ¡Fue como…! — Se levanta y cuando está a punto de imitarlo, la voz de Brooke interrumpe.
— Listo, ya podemos irnos. — Dice, apareciendo con una mochila gris colgando de su hombro.
— Y cómo me entere de que le haces algo... — Empieza a decir Caden como si me estuviera echando una larga bronca. — Oh, Brooke, le estaba diciendo que…
— Memo, te he oído reír hace un segundo, no hace falta que actúes. — Dice indiferente para luego darle un beso en la mejilla. Yo también quiero uno. Necesito uno.

☆☆☆

— Hola, Hiyori.— Dice acariciándole el estómago. — Hola, bonito. — Murmura, y al instante me doy cuenta de mi sonrisa de idiota. Se levanta del suelo carcajeando y sacude sus pantalones. Hiyori gira sobre su vientre y se coloca entre mis piernas mientras olisquea mis zapatos. Da un resoplido y se dirije al jardín.
— ¡Hola a ti también, Hiyori! — Le grito y oigo un ladrido de su parte.
— Creo que no le han gustado tus pies. — Ríe y yo le quito la mochila del brazo para colgarla sobre mis hombros y dirigirnos a la habitación.
— En realidad, son las zapatillas de deporte de JJ. Y personalmente a mi tampoco me gustan demasiado. — Sonrío.

En un cómodo silencio, entramos juntos en mi habitación. Personalmente no estoy muy orgulloso de la decoración de ésta; parece la cueva de Batman (pero no en el mejor de los sentidos, sino en el peor de ellos). Las paredes son oscuras, con una enorme cama en el centro (donde las sábanas son igual de negras que las estanterías de la pared contraria).
Brooke suspira y cierra los ojos. Parece que estuviera esperando ser besada. Dios mío, James. Contrólate. No hagas nada estúpido.
— Es como si estuviera en casa. — Dice y se echa boca arriba sobre la cama desecha. Ni siquiera recuerdo porqué no la hice ésta mañana, aunque creo que estaba demasiado ocupado echando ambientador en cada rincón del cuarto.
— Estás en casa, Brooke. — Le digo, y me tumbo a su lado mirando al techo. Está lleno de póster de fútbol, de bandas de rock, y demás estúpideces como fotos y recuerdos que cubren absolutamente todo.
— Me encanta como dejaste eso. — Murmura, su vista fija en el cielo de la habitación.
— La idea fue tuya.
— Lo sé, pero yo me refería a sólo un trozito del techo. Tú lo cubriste todo y queda precioso.
Volteo la cabeza para mirarla, ella sigue viendo hacia arriba como si no se diera cuenta. Nunca se da cuenta.

☆☆☆

— ¡Muy bien, muy bien! ¡Otro plato, por favor! — Dice mamá mientras va colocando los tacos en nuestra mesa. Si Brooke no la conociera, probablemente estaría diciéndole algo como "Discúlpala, ella no es así normalmente, sólo intenta ser cool contigo porqué está pasado su crisis de los cuarenta un poco tarde." Pero dado que incluso parecen amigas del alma, estoy dispuesto a dejar pasar sus grititos de emoción y sus largas charlas sobre mascotas y platos de comida. Además, no tienen remota idea de lo increíble que es escuchar a Brooke hablar sobre recetas culinarias. Ella es terrible cocinando.
JJ entra por la puerta sonriente, detrás de él está Josh.
— Mamá, ¿cuándo llegará papá? Ayer me dijo que pondría el televisor en mi cuarto pero no lo hizo. — Se queja Josh, luego mira a Brooke. — Hey, Bo. — Le sonríe y Brooke abre sus brazos para darle un abrazo.
Un consejo para el futuro, Brooke: Nunca abrazes a un chico de catorce. Ellos están repletos de hormonas revoltosas. Puede que Josh esté sudando ahora mismo.
Yo lo estaría.
— JJ. — Saluda Brooke dulcemente. Mi hermano le sonríe.
— Bo.

La cena empieza divertida cuando por fin me separo de la isla con los brazos cruzados. Papá ya a llegado y está hablando con Josh sobre la televisión, mamá está conversando con JJ sobre Martha (la novia de éste) y Brooke y yo comemos en silencio nuestra comida. Oigo a mi padre decir mi nombre y levanto la cabeza distraído. Brooke ríe, papá sigue hablando con Josh así que la miro y sigue riéndose.
— ¿Qué? — Pregunto divertido. — ¿Tengo algo en la cara?
Ella asiente y frunzo el ceño. Cuando estoy a punto de coger una servilleta su dedo toca la comisura de mi boca y me aparta un trozo de comida. Algo en mi le grita: ¡Basta, Brooke! Pero ella simplemente no puede oírlo.
Lleva el dedo a sus labios y lo chupa. Por Thor, Spiderman, Batman, X-men y todos los súper héroes habidos y por haber. Brooke, estás acabando conmigo.

Spoiler: