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Corre el año 2016, en la ya conocida y renombrada ciudad de New York. La economía de Estados Unidos y el mundo entero está por el suelo; gente sin empleo y delincuentes abundan en cada esquina, en cada calle. Pero en este lugar, lo único que importa son los automóviles, los cuales han sido más que modificados para que cada uno sea mucho más rápido y así que cada conductor tenga más posibilidades de ganar. ¿Sabes acaso a lo que me refiero siquiera?


¡Exacto! Las carreras. Pero no, no cualquier carrera. La vida de la mayoría de los neoyorkinos actuales es en torno a las carreras ilegales, las cuales se realizan en largas avenidas; en aquellas noches donde las luces son las ornamentas y las gradas son las aceras; el objetivo solo es uno: Ganar. El premio es lo que todos desean: dinero. Miles y miles de dólares se pueden ganar, tanto corriendo como apostando.

Pero, no seas tont@, no todo es tan fácil como parece. Aunque no lo creas, en los suburbios también existen aquellos que no quieren que las carreras ilegales continúen; ellos son los policías en cubierto. Pero también debes recordar que no todos los corredores andan “solos” como aparentan… más de uno tiene a su pandilla y a aquellos típicos matones que los cuidan, así que ten cuidado con quien te metes… no vaya a ser que intentas ligarte a la chica de uno de los “jefes” o al “hermanito” de la más perra de las perras… tú me entiendes… debes andar con cuidado por estos lados.

Ahora que sabes a lo que te atienes y a lo que puedes aspirar, ¿Lograrás llegar a la meta?

Como su nombre lo indica, son aquellos que corren los autos en las carreras de vehículos. Tanto hombres como mujeres compiten por igual; el único requisito es saber conducir un coche y tener uno, o que alguien te preste el propio.

Además, deben tener el dinero como para inscribirse en algunas carreras, en cuanto otras pueden ser tanto patrocinados como bien pueden llegar a un acuerdo con los organizadores de las carreras, quienes mayoritariamente son líderes de pandillas o bien de la clase alta.


Las pandillas dominan gran parte de la ciudad de Nueva York. A base de violencia se han apoderado de nuevos territorios, marcándolos siempre con los graffitis representativos de cada pandilla.

No se sabe a ciencia cierta cuantas pandillas existen en la ciudad.

Tienen una jerarquía muy marcada, con puestos claros dentro de ellas y miembros asignados especialmente para cada una de ellas.

Son como hermanos. Si te metes con uno, te metes con todos.


El narcotráfico es una industria ilegal mundial que consiste en el cultivo, elaboración, distribución y venta de drogas ilegales. Mientras que ciertas drogas son de venta y posesión legal (ciertos fármacos que la contienen, tabaco, alcohol, etc), en la mayoría de las jurisdicciones la ley prohíbe la venta e incluso el ofrecimiento o posesión de algunos tipos de drogas.

El narcotráfico opera de manera similar a otros mercados subterráneos actuales, pudiendo llegar a vender cargamentos completos en una noche de carreras.

Sus mayores compradores, irónicamente ante los altos precios, son las clases bajas de la ciudad, incluyendo claramente a algunos corredores y pandilleros.


La policía es una fuerza de seguridad encargada de mantener el orden público y la seguridad de los ciudadanos. Está sometida a las órdenes de las autoridades políticas.

La policía de Nueva York se caracteriza por su rigidez e inteligencia, por lo que esto último ayuda a la gran corrupción existente en las calles de la ciudad, por parte de magnates empresariales y pandilleros.


Gente común, gente corriente. Caminan por las calles de la ciudad, sin importar hacia donde se dirigen. Son pocos quienes saben a donde van en realidad. Muchos son inmigrantes ilegales, pero pasan desapercibido, siempre y cuando no se metan con la ley.

Unos saben más que otros, otros sufren más que la mayoría. Todo depende de hasta donde estés dispuesto a llegar para conseguir lo que deseas.