Champagne Supernova

A veces lo imagino. La luz ténue de una ciudad dormida, unas manos entrelazadas bajo capas de ropa, el aliento de dos respiraciones agitadas entremezcladas en el gélido aire de invierno... Sí, a veces lo imagino. Qué fácil es evocar tu recuerdo cuando no estás. Más fácil aún desgarrarse el alma haciéndolo.

Quería escribir algo inteligente y profundo acerca de cómo me siento últimamente, pero no me sale nada. Solamente las típicas frases de adolescente enamorada que se pueden encontrar en cualquiera página tumblr, y que solían darme arcadas cuando las leía. Solían. ¿Porqué de repente la idea de pasear cogidos de la mano, ver una película apoyada encima de otra persona, o el simple hecho de abrazarse me resulta agradable? ¿Qué me ha pasado? ¿Qué me está pasando?

Obsesionarse con alguien que ha decidido no estar es regalar minutos, horas y días enteros de nuestra vida a quien ni los ha pedido ni quiere tenerlos; es condenar esos mismos minutos, horas y días a la dimensión del tiempo perdido, de lo inservible, es desaprovechar la infinidad de posibilidades que ese tiempo nos ofrece y canjearla por la peor de las opciones: la frustración, el sufrimiento.
Después del invierno, Guadalupe Nettel

Ni siquiera debería estar escribiendo esto. No debería, en cambio, aquí estoy. Necesito hacer una pausa; una larga pausa antes de continuar. Ahora mismo tendría que estar estudiando para los finales, pero siento que tengo tantas cosas en la cabeza que me impiden hacer otra cosa que no sea atormentarme segundo tras segundo.
Pausa. Creo que voy a estallar. Pausa. Estoy a punto de romperme.
Estoy enamorada de un capullo. Eso para empezar. Enamorada y destrozada, pues él ni si fija en mí, ni lo hará en su vida. Pienso tanto en él que me mataría saber lo poco que él piensa en mí —si es que lo hace alguna vez—, me afectan tanto sus sentimientos, sus acciones, sus palabras, que cada cosa que hace puede ser una alegría o una catástrofe en mi interior. Todo lo que él hace, a mí me afecta. Todo lo que él dice, a mí me afecta. Todo lo que a él le afecta, a mí me afecta. Me he estado preguntando demasiado tiempo cuál era su tipo de chica para intentar imitarlo, ser algo que no soy para conseguirlo, pero ya... ya paso. Estoy cansada. Cansada de que no se valoren mis esfuerzos. Lo intento, lo intento de verdad. Y no solo estoy hablando de él, sino de todo en general. Me esfuerzo en tener amigas, en mantener mis notas, en no recaer en una enfermedad horrible y en seguir con mi vida con normalidad, pero en estos momentos estoy tan harta de todo que me entran ganas de mandarlo todo al garete. No quiero rendirme, pero a veces creo que sería lo mejor. Y no es culpa de lo que me pasa, no es culpa de mi vida, la culpa es mía. Y aún no sé qué problema tengo, pero estoy convencida de que tengo alguno, porque sino valoraría todo lo que tengo en lugar de estar quejándome y lamentándome todo el rato. Será que simplemente soy una loca depresiva, pero después tengo momento de alegría que me empujan a ser feliz y optimista, y vivir la vida. Aunque después hay otros momentos, como este, en los que cada jodido segundo es un disgusto.
He intentado tenerlo todo tan bajo control que he acabado ahogándome. Hay situaciones en las que uno simplemente no puede manejar, pero yo he seguido insistiendo hasta llegar a un nivel de estrés del que he dicho basta. He tenido suficiente. Estoy cansada de demostrar siempre algo a las personas que me rodean. A personas que ni siquiera les importo. ¿De qué sirve estar contínuamente demostrando quién eres y quién no a personas que no mueven un dedo para llegar a conocerte? Quiero abrirme a las personas que de verdad se muestran interesadas en mí, en lo que soy. Confiaré en esas personas, pero ya no más en otras que sólo me buscan cuando no tienen a nadie más.
Yo sé que valgo. Sé que valgo la pena, y es duro ver como nadie parece darse cuenta de cómo eres excepto tu, porque hay tantas cosas que me gustaría enseñar de mí, que duele saber que ellos no vendrán hacia ti si tu no les vas detrás. Pero yo... ya me da igual. Ha llegado un momento en mi vida en que simplemente lo he dejado todo en el aire. Lo único que quiero es ser feliz.